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La remediación in situ, potencialmente más económica que los métodos ex situ, puede
realizarse usando nanopartículas. Nanopartículas reactivas o absortivas pueden ser
inyectadas directamente en el subsuelo, siendo efectivas para inmovilizar metales
pesados y radionúclidos.
Diversos tipos de nanopartículas pueden ser aplicados para la remediación in situ, tales
como: nanopartículas de hierro (nZVI), poliuretano anfifílico no iónico, y metales nobles
soportados en alúmina.
Los compuestos orgánicos clorados (tricloroetileno) pueden ser degradados
efectivamente a compuestos inofensivos por medio de inyecciones directas en el
subsuelo de partículas nanométricas de hierro.
También, partículas bimetálicas nanométricas, tales como hierro/plata, hierro/paladio,
paladio/oro son excelentes reductores y catalizadores para degradar contaminantes
persistentes tales como PCBs, pesticidas organoclorados, y disolventes orgánicos
halogenados.
Los semiconductores de banda prohibida ancha Ti𝑂2 y ZnO pueden ayudar a la
eliminación de contaminantes orgánicos del suelo y aguas subterráneas. Los beneficios
potenciales de fotocatalizadores de tamaño cuántico (<10 nm) son reconocidos para la
degradación de contaminantes, como una estrategia ex situ.