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24 DE MARZO - DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA

El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es un día feriado inamovible de


Argentina que se conmemora cada 24 de marzo. La fecha remite al golpe de Estado del 24
de marzo de 1976 y busca generar memoria y conciencia colectiva para que los golpes de
Estado y las violaciones de derechos humanos no se repitan "nunca más" y sus autores
sean enjuiciados y castigados.

El Proceso de Reorganización Nacional fue una dictadura cívico-militar que impuso un


régimen de terrorismo de Estado que causó que decenas de miles de personas fueran
asesinadas, desaparecidas, violadas, torturadas, secuestradas siendo bebés, o debieran
nacer en cautiverio, padecer la sustracción de su identidad y sufrir el exilio. Las
organizaciones de derechos humanos, los sindicatos, el movimiento estudiantil, los
movimientos sociales y muchos partidos políticos hacen referencia a los 30.000
desaparecidos,​que fueron víctimas de la última dictadura y cuya presencia en la sociedad
actual se invoca en cada conmemoración al grito «30.000 detenidos-desaparecidos
¡Presentes! ¡Ahora y siempre!».

La conmemoración comenzó a realizarse de manera no oficial, por iniciativa popular,


inmediatamente después de que se recuperara la democracia el 10 de diciembre de 1983, a
raíz de la realización de marchas y actos organizados por las organizaciones de derechos
humanos y los partidos políticos. En 1998, el presidente Carlos Menem dictó un decreto
disponiendo que cada año, los establecimientos educativos dedicaran ese día al análisis
crítico del golpe y a "recordar a las víctimas tanto de la violencia irracional desatada por los
grupos armados como de la represión ilegal".​En 2002, durante la presidencia del peronista
Eduardo Duhalde, una ley estableció la conmemoración oficial bajo la denominación de "Día
Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia". En 2006, durante la presidencia del
peronista Néstor Kirchner, otra ley estableció la condición de feriado de la fecha. En 2017 el
presidente Mauricio Macri de la coalición Cambiemos, dictó un decreto de necesidad y
urgencia, estableciendo la movilidad del feriado, pero debió ser dejado sin efecto pocos días
después debido al rechazo del peronismo y las organizaciones de derechos humanos.​

1. Historia
Contexto y significado
El 10 de diciembre de 1983, un gobierno democrático encabezado por el presidente radical
Raúl Alfonsín, ponía fin a la sangrienta dictadura que se había iniciado siete años atrás, el
24 de marzo de 1976. Desde que la Argentina estableciera el voto secreto y obligatorio en
1912, ningún gobierno democrático había podido finalizar su ciclo entregando el poder a un
gobierno de otro signo elegido democráticamente. Durante casi todo el siglo XX, tres ciclos
de gobiernos radicales y dos de gobiernos peronistas fueron sistemáticamente derrocados
por golpes de Estado que impusieron dictaduras cívico-militares. En los 53 años que
transcurrieron entre el primer golpe y la elección de Alfonsín en 1983, sólo durante doce
años hubo gobiernos constitucionales elegidos en elecciones libres, mientras que los 41
años restantes hubo dictaduras y gobiernos fraudulentos o producto de elecciones con
proscripciones, impuestos por las fuerzas militares. La violencia ejercida contra la población
por cada una de las dictaduras fue creciendo, hasta el punto de que la dictadura que
finalizaba en 1983, había recurrido al uso sistemático del terrorismo de Estado, causando
decenas de miles de crímenes de lesa humanidad aberrantes, incluyendo masivas
ejecuciones ilegales, desapariciones forzadas, violaciones, torturas y secuestros de niños
para privarlos de su identidad biológica y familiar.

Al asumir el gobierno democrático encabezado por Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983,


era muy alta la probabilidad de que pudiera ser derrocado por nuevo golpe de Estado. De
hecho tanto Alfonsín, como su sucesor el peronista Carlos Menem debieron enfrentar cuatro
intentos de golpe de Estado. Recién en diciembre de 1990, cesaron los levantamientos
militares para derrocar un gobierno democrático.

En esos años, había una clara conciencia en la dirigencia política argentina y las
organizaciones de derechos humanos de que, lo que se denominaba "consolidación de la
democracia", estaba íntimamente vinculada con la problemática de los derechos humanos y
las violaciones masivas que sufrieron en la última dictadura. Por esa razón una de las
primeras medidas tomadas por el gobierno democrático fue crear una Comisión que
investigara los crímenes de lesa humanidad cometidos entre el 24 de marzo de 1976 y el 10
de diciembre de 1983, con el fin de elaborar un informe que sirviera de base a una
acusación para enjuiciar a las Juntas Militares que lideraron el autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional, con excepción de la última, que transmitió el poder al gobierno
democrático.

2. Primeras convocatorias el 24 de marzo

En ese contexto, las fuerzas políticas y las organizaciones de derechos humanos


comenzaron a generar movilizaciones cada 24 de marzo, con el fin de recurrir a la memoria
colectiva para repudiar los golpes de Estado y las violaciones de derechos humanos, y
defender la democracia.

En 1984 tuvo lugar en Rosario la primera iniciativa de conmemorar con una marcha el golpe
del 24 de marzo, para repudiarlo, siendo organizado activistas peronistas y radicales. La
manifestación fue relativamente pequeña, con una asistencia de unas 700 personas que
marcharon desde la Plaza Pringles hasta el Concejo Deliberante, por la peatonal. Allí
hablaron el intendente radical Horacio Usandizaga y el concejal peronista Pedro Bluma.​La
marcha bipartidaria rosarina, se repitió en los años siguientes, bajo el lema "Memoria y
alerta contra los golpes de Estado".

3. Marchas de las Madres los 24 de marzo


En 1985 fueron las Madres de Plaza de Mayo, encabezadas por Hebe de Bonafini, las que
empezaron a marchar cada 24 de marzo, recurriendo al significado negativo de la fecha
para movilizar la memoria y la conciencia colectiva, aunque en esa primera oportunidad la
marcha se realizó el 21 de marzo.9​Pocos días después se iba a iniciar el crucial Juicio a las
Juntas y existían enormes presiones para que los culpables de crímenes de lesa humanidad
resultaran impunes.

Las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo tenían reservas sobre la
CONADEP, bajo dependencia directa del presidente Raúl Alfonsín, que había investigado
las violaciones de derechos humanos sobre la que se realizó la acusación de la fiscalía,
pero que se había integrado sin la presencia en la misma de ninguna de las dos
organizaciones, a la vez que se había negado a investigar la existencia del plan sistemático
de secuestro de niños y supresión de su identidad.10​11​12​13​14​Por otra parte, las Madres y
las Abuelas estaban disconformes con la calificación genérica de muchas de las personas
como "terroristas" siguiendo la teoría de los dos demonios, así como de la omisión que la
CONADEP hizo de la actuación política de las personas desaparecidas y torturadas, y
sostenían que el mejor homenaje que se les podía hacer era dar a conocer sus ideales en
pos de un mundo más justo y reivindicar la lucha que dieron contra la dictadura.15​Las
marchas de las Madres de Plaza de Mayo tendrían ese objetivo central, reivindicar la lucha
y los ideales de los desaparecidos, y presionar para que hubiera "juicio y castigo a los
culpables" del terrorismo de Estado.

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