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1. Historia
Contexto y significado
El 10 de diciembre de 1983, un gobierno democrático encabezado por el presidente radical
Raúl Alfonsín, ponía fin a la sangrienta dictadura que se había iniciado siete años atrás, el
24 de marzo de 1976. Desde que la Argentina estableciera el voto secreto y obligatorio en
1912, ningún gobierno democrático había podido finalizar su ciclo entregando el poder a un
gobierno de otro signo elegido democráticamente. Durante casi todo el siglo XX, tres ciclos
de gobiernos radicales y dos de gobiernos peronistas fueron sistemáticamente derrocados
por golpes de Estado que impusieron dictaduras cívico-militares. En los 53 años que
transcurrieron entre el primer golpe y la elección de Alfonsín en 1983, sólo durante doce
años hubo gobiernos constitucionales elegidos en elecciones libres, mientras que los 41
años restantes hubo dictaduras y gobiernos fraudulentos o producto de elecciones con
proscripciones, impuestos por las fuerzas militares. La violencia ejercida contra la población
por cada una de las dictaduras fue creciendo, hasta el punto de que la dictadura que
finalizaba en 1983, había recurrido al uso sistemático del terrorismo de Estado, causando
decenas de miles de crímenes de lesa humanidad aberrantes, incluyendo masivas
ejecuciones ilegales, desapariciones forzadas, violaciones, torturas y secuestros de niños
para privarlos de su identidad biológica y familiar.
En esos años, había una clara conciencia en la dirigencia política argentina y las
organizaciones de derechos humanos de que, lo que se denominaba "consolidación de la
democracia", estaba íntimamente vinculada con la problemática de los derechos humanos y
las violaciones masivas que sufrieron en la última dictadura. Por esa razón una de las
primeras medidas tomadas por el gobierno democrático fue crear una Comisión que
investigara los crímenes de lesa humanidad cometidos entre el 24 de marzo de 1976 y el 10
de diciembre de 1983, con el fin de elaborar un informe que sirviera de base a una
acusación para enjuiciar a las Juntas Militares que lideraron el autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional, con excepción de la última, que transmitió el poder al gobierno
democrático.
En 1984 tuvo lugar en Rosario la primera iniciativa de conmemorar con una marcha el golpe
del 24 de marzo, para repudiarlo, siendo organizado activistas peronistas y radicales. La
manifestación fue relativamente pequeña, con una asistencia de unas 700 personas que
marcharon desde la Plaza Pringles hasta el Concejo Deliberante, por la peatonal. Allí
hablaron el intendente radical Horacio Usandizaga y el concejal peronista Pedro Bluma.La
marcha bipartidaria rosarina, se repitió en los años siguientes, bajo el lema "Memoria y
alerta contra los golpes de Estado".
Las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo tenían reservas sobre la
CONADEP, bajo dependencia directa del presidente Raúl Alfonsín, que había investigado
las violaciones de derechos humanos sobre la que se realizó la acusación de la fiscalía,
pero que se había integrado sin la presencia en la misma de ninguna de las dos
organizaciones, a la vez que se había negado a investigar la existencia del plan sistemático
de secuestro de niños y supresión de su identidad.1011121314Por otra parte, las Madres y
las Abuelas estaban disconformes con la calificación genérica de muchas de las personas
como "terroristas" siguiendo la teoría de los dos demonios, así como de la omisión que la
CONADEP hizo de la actuación política de las personas desaparecidas y torturadas, y
sostenían que el mejor homenaje que se les podía hacer era dar a conocer sus ideales en
pos de un mundo más justo y reivindicar la lucha que dieron contra la dictadura.15Las
marchas de las Madres de Plaza de Mayo tendrían ese objetivo central, reivindicar la lucha
y los ideales de los desaparecidos, y presionar para que hubiera "juicio y castigo a los
culpables" del terrorismo de Estado.