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Se ha configurado desde dos aristas. La primera es “desde afuera” como una situación en
donde el psicólogo debe tomar un test a alguien y en esos términos se formula la
derivación. Y, el segundo, es “desde adentro”, el psicólogo ha sentido tradicionalmente su
tarea como el cumplimento de un pedido que tiene las características de una demanda que
hay que satisfacer siguiendo los pasos y utilizando los instrumentos indicados por otro.
El objetivo de su contacto con el paciente era entonces la investigación de lo que éste hace
frente a los estímulos presentados. Así, el psicólogo ha sido como alguien que
aprendió lo mejor que pudo a administrar un test, y el paciente, es alguien cuya
presencia es imprescindible, pero que sólo interesa como objeto parcial, es decir,
como “el que debe hacer el Rorschach o la Pareja”. Todo lo que se desvíe de este
propósito o interfiera su logro, ha sido considerado una perturbación que molesta y
complica el trabajo.
Hay que explicar la dinámica del caso. Una vez que se logra un panorama completo, en
donde se incluyan los aspectos patológicos y los adaptativos, hay que formular
recomendaciones terapéuticas (terapia breve y prolongada, individual, de pareja, de grupo
familiar o grupal; con qué frecuencia; si es recomendable un terapeuta hombre o mujer; si
la terapia puede ser analítica o de orientación analítica u otro tipo de terapia; si necesita
tratamiento farmacológico, etc.).
Hay 5 pasos:
1. Primer contacto y entrevista inicial con el paciente (puede ser personalmente, por
teléfono o por intermedio de otra persona).
2. Administración de test y técnicas proyectivas (es la administración de la batería
seleccionada y ordenada de acuerdo con el caso. Se incluye el tiempo que se
dedicará al estudio del material recogido).
3. Cierre del proceso: devolución oral al paciente (y/o a sus padres) (o devolución).
4. Informe escrito al remitente.
Encuadre:
A. Aclaración de los roles respectivos (naturaleza y límite de la función que cada parte
integrante del contrato desempeña).
B. Lugares donde se realizarán las entrevistas.
C. Horario y duración del proceso (en términos aproximados, tratando de no plantear
una duración ni muy corta ni muy prolongada).
D. Honorarios (si se trata de una consulta privada o de una institución pagada).
Capítulo 2: La entrevista inicial
Una entrevista semidirigida es cuando el paciente tiene la libertad para exponer sus
problemas comenzando por donde prefiere e incluyendo lo que desee.
El comenzar con una técnica directiva es para conocerse, aclarar el encuadre, para
finalmente ocupar una técnica de entrevista libre, así el paciente podrá expresar
libremente el motivo de consulta, en el último momento de esta primera entrevista hay
que adoptar una técnica directiva para poder “rellenar” nuestras “lagunas”.
Los criterios generales que utilizamos para interpretar la entrevista inicial son coincidentes
con los que aplicamos para los test. Allí incluimos:
2. Atender a lo que verbaliza: qué, cómo y cuándo verbaliza y con qué ritmo. Cotejar
esto con la imagen que transmite a través de su manera de hablar cuando solicita la
consulta. Apreciar las características de su lenguaje: claridad o confusión con que
se expresa, la preferencia por términos equívocos, imprecisos o ambiguos, el tono
de voz, etc.
Hay que considerar que aspectos de su vida son los que comienza a relatar, cuáles
provocan bloqueos, ansiedad, etc., es decir, todo lo que indica un desvío respecto del clima
reinante con anterioridad. Lo que exprese como motivo manifiesto de consulta puede
mantenerse, anularse o ampliarse o restringirse durante el resto de la primera entrevista o
del proceso y constituye otro dato importante.
7. En la entrevista inicial con los padres, es importante detectar cuál es vínculo que
une a la pareja, el vínculo entre ellos como pareja y el hijo, el de cada uno de ellos
con el hijo. El de éste con cada uno de ellos y como pareja, el de la pareja con el
psicólogo.
En primer lugar, el manifiesto es el síntoma que preocupa al que solicita la consulta hasta
el punto de operar en él como señal de alarma.
Es necesario pensar en test que recojan el mayor número de conductas posibles (variables,
gráfica y lúdicas) de manera que se pueda comparar un mismo tipo de conducta disparada
por distintos estímulos o instrumentos y diferentes tipos de conductas entre sí.
La secuencia de la administración debe ser según: la naturaleza del test y la del caso en
cuestión.
El test que moviliza una conducta acorde con el síntoma nunca debe administrarse
primero (un test verbal a un tartamudo, o uno de inteligencia con una persona que
consulta por dificultades intelectuales o un desiderativo a un depresivo, esquizofrénico,
moribundo o anciano para quienes la vivencia de muerte es algo presente). El utilizarlos
en primer término supone colocar al paciente en la situación más ansiógena o deficitaria
sin el previo establecimiento de una relación adecuada.
Es recomendable reservar los test más ansiógenos para las últimas entrevistas de modo tal
que el paciente no utilice toda su energía en controlar la persecución así incrementada.
Los test gráficos son los más adecuados para comenzar un examen psicológico, a menos
que el paciente presente serios trastornos orgánicos, graves alteraciones del esquema
corporal, dificultades en el uso de las manos, etc. Se deben comenzar por el tema más
ambiguo hasta llegar a los más específicos. Por ejemplo: dibujo libre, figura humana (Max
Chover), de pareja (Bernstein), casa-árbol-persona (Hammer y Buck), familia (Parot,
García Arzeno-Verthelyi).
La batería estándar:
Se deben incluir dentro de los test proyectivos aquellos que promuevan diferentes
conductas. Es decir, se deben incluir test gráficos, verbales y lúdicos.
1° Entrevista
test gráficos dibujo libre, pareja humana, test de la familia y H.T.P. (house – tree
– person). Si se presumen problemas de madurez o lesión orgánica, a continuación,
puede ubicarse el Bender.
2° Entrevista
Rorschach y desiderativo, finalizando con el pedido de un recuerdo o un sueño
para no despedir al paciente con todo lo que ha movilizado este último test.
3° Entrevista
Test de relaciones objetales de H. Phillipson.
Si se trata de un niño la batería completa contaría de:
a- 1° entrevista: hora de juego diagnóstica.
b- 2° entrevista: test gráficos (los mismos que para el caso de los adolescentes o
adultos).
c- 3° entrevista: rorschach y desiderativo, finalizando de la misma manera y por la
misma razón explicada en el caso de adultos o adolescentes.
4° entrevista
Test de apercepción temática para niños (C.A.T.) o Phillipson en niños mayores con
una tendencia hacia la intelectualización y rechazo hacia estímulos infantiles.
Capítulo 8: Los test gráficos
Defensas de los test gráficos:
Es necesario diferenciar una defensa tal como es vivida internamente por el sujeto. De la
idea de una defensa (dominante, por ejemplo) producto de un proceso de abstracción del
observador acerca de los modos más habituales con que la persona maneja su ansiedad,
sus temores o sus deseos en los vínculos con los objetos.
Las defensas son vivencias inconscientes acerca de aspectos del yo y/o del objeto
enfatizados, peyorativizados, controlados, divididos, no vistos, etc., cuyo objetivo es
disminuir la ansiedad existe en los vínculos objetas y preservar el equilibrio. Estas
fantasías se traducen en modos específicos de conducirse frente a los objetivos internos y
externos creyendo así satisfacer las necesidades y evitar los peligros fantaseados.
M. Klein dice que la fantasía inconsciente es la expresión mental de los instintos; por
consiguiente, existe desde el comienzo de la vida. Y los instintos son buscadores de
objetos. El que crear fantasías es una función del yo. Estas fantasías no son sólo una fuga
de la realidad: es una concomitante inevitable de las experiencias reales en constante
interacción con ellas.
Implica:
2. Ante una persona que maneja sus vínculos con conductas que referimos a
mecanismos de aislamiento intensos (desafectivizado, carente de emociones,
cerrado en sí mismo, etc.). nos preguntamos por qué necesita hacerlo. Su fantasía
será: “siento lo que le sucede al objeto como sucediéndome a mí y enloquezco”,
“puede irrumpir tanta agresión en mí que si no me encierro en mí mismo puedo
explotar y hacer explotar”.
3. Nos interesa saber cuáles son los peligros fantaseados que el yo intenta evitar, y
qué cree que le sucedería si abandona su modalidad defensiva. Hay que saber
cómo fantasea el sufrimiento: como locura, muerte del yo y/o del objeto, daño del
objeto, abandono, dependencia total del objeto, etc.
El fracaso en la etapa depresiva (el exceso de envidia expresado como desprecio maníaco)
favorecerá nuevas regresiones o impedirá el avance hace mecanismos más adaptativos. El
diagnóstico de este aspecto da lugar a la determinación del tipo de organización neurótico
o psicótico de la personalidad.
-Los índices de patología o adaptación del mecanismo de I.P están dados por:
-A mayor intensidad y sadismos mayor grado de patología del I.P. Hay que diferir entre:
2.Modalidad de la I.P.
3.Finalidad de la I.P
-Las I.P patológicas, por el monto de sadismo y por sus contenidos, corresponden a
fijaciones o regresiones a etapas tempranas cuyo desarrollo tuvo ya características
patológicas.
-En las I.P que M. Klein describe como típicas de la posición esquizo-paranoide las partes
proyectadas no sufren mayores alteraciones y siguen ciertas líneas demarcatorias. Pero
cuando el exceso de sadismo, de envicia, la falla de la función contiene del objeto externo,
alteran la evolución, la tensión se vuelve abrumadora para el bebé y la I.P adquiere
características masivas y muy violentas, siendo su consecuencia la desintegración del
objeto (splitting) y del yo.
-Bion describe una forma de I.P propia de cuadros patológicos, en los que la envidia, la
hostilidad y la angustia son particularmente intensas: los aspectos proyectados son
disociados y fragmentados proyectándose en el objeto y desintegrándolo en mínimas
partes. La realidad externa percibida en forma tan persecutoria genera un violento odio
contra ella y también contra la realidad interna. El yo se fragmenta para verse libre de la
percepción y a la vez el aparato perceptor es ataco y destruido.
-Hay que saber discriminar cuales son los aspectos más sanos y adaptativos del paciente,
sus padres y grupo familiar y cuáles son los menos adaptativos y más enfermos. Una vez
establecido eso debemos realizar una segunda discriminación: qué es lo que no podemos
decir al paciente y/o a sus padres de todo lo menos adaptativo y más enfermo, es decir,
hasta dónde se puede llegar y qué es lo que no podemos decir al paciente y/o a los padres.
-Pueden ser más de una entrevista devolutiva. Se pueden hacer cuando los padres
necesitan más de una oportunidad para elaborar lo que es imprescindible decirles. Tanto
los padres como el paciente pueden plantear la necesidad de otras entrevistas devolutivas.
-Hay que estar preparado para la aparición de emociones polares dado que en toda
entrevista surgen sentimientos reparatorios al mismo tiempo que envidia y celos hacia el
psicólogo, movilizados por la culpa de hacer consciente todo aquello que no han podido
reparar y que aún sienten destruido.
Hay que estar atento a las gesticulaciones, movimientos, etc., como lenguaje preverbal
usado en la comunicación con el paciente.
El mensaje no verbal del niño debe ser detectado, comprendido y utilizado, ubicándolo en
la entrevista de devolución junto con el mensaje verbal.
2. La devolución a adolescentes con toda seguridad que encontremos en ellos
aspectos infantiles y otros más adultos aunque sea en grado mínimo.
3. La devolución a adultos debe prevalecer la comunicación verbal sobre la
preverbal.