Está en la página 1de 6

HORA SANTA JUEVES SANTO

Esquema 1

CANTO
Exposición del Santísimo

• Presidente: Tomen y coman, éste es mi Cuerpo.


Padrenuestro, Avemaría, Gloria, ♫ Canto de adoración.
Adoremos en cada instante y momento…
• Presidente: Tomen y beban, esta es mi Sangre.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria, ♫ Canto de adoración.
En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado…
• Presidente: Que será derramada por muchos, hagan esto en memoria Mía.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria, ♫ Canto de adoración.
• Cristo Hijo del Eterno Padre…
Monición de Entrada
Queridos hermanos: De nuevo estamos reunidos en comunidad de fe y de oración. Hemos venido
aquí, porque deseamos estar con Nuestro Señor y agradecerle todos los misterios que El instituyó en
el primer Jueves Santo de la Historia: la Eucaristía, el sacerdocio y el amor fraterno.
Podemos estar seguros que al Señor le agrada profundamente nuestra actitud y premiará el sacrificio
que supone pasar por encima de nuestro cansancio y, quizás, de nuestro sueño, para acompañarle
en esta hora sublime. De la mano de nuestra Madre, la Virgen Santísima, y bien unidos al Papa, a
nuestros Obispos y a todos los cristianos del mundo entero, dispongámonos a participar con frutos en
esta noche santa.

ORACIÓN. (Todos)
Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a tí. Quizá no se nos ocurran muchas
cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera,
queremos amarte, queremos aprender a amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y
agradecer, alabar, suplicar. Y callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.
Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre.
Acógenos como amigos, y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor.
Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida
que sólo tú puedes dar.

1
LECTURAS:
LECTOR 1: EL MANDAMIENTO DEL AMOR (AMAR COMO JESÚS NOS AMA)
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor
que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya
no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque
os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí,
sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin
de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a
otros». Juan 15, 10-16.

LECTOR 2: CON UN AMOR QUE SIRVE


«Estando de nuevo a la mesa les dijo: ¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis el
maestro y el señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el señor y el maestro, os he lavado
los pies, también vosotros os los debéis lavar unos a otros. Yo os he dado ejemplo, para que
hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo». Juan 13, 13-17

LECTOR 3: HACED ESTO EN MEMORIA MÍA


Luego tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado
por vosotros; haced esto en memoria mía». Y de la misma manera el cáliz, después de la cena,
diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros».
Lucas 22, 14-20.
Oración en silencio

CANTO

Un mandamiento nuevo…
GUIA: TODOS:
- En tu noche triste. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sientes miedo. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sientes tristeza. - No queremos dejarte solo.
- Cuando buscas compañía. - No queremos dejarte solo.
- Cuando Dios «no te escucha». - No queremos dejarte solo.
- Cuando entras en agonía. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sudas sangre. - No queremos dejarte solo.
- Cuando estás redimiendo el mundo. - No queremos dejarte solo.

TODOS: Queremos ser para ti esta noche ángeles de consuelo.


Queremos orar una hora contigo.
Queremos sentirnos redimidos por ti.
Queremos agradecerte tanto amor.
2
Señor, quédate junto a nosotros que la tarde está cayendo, pues sin ti a nuestro lado nada hay justo,
nada hay bueno.
Caminamos solos por nuestro camino, cuando vemos a la vera un peregrino, nuestros ojos, ciegos de
tanto penar, se nos llenan de vida, se nos llenan de paz.
Buen amigo, quédate a nuestro lado, pues el día, ya sin luces se ha quedado; con nosotros quédate
para cenar y comparte mi mesa y comparte mi pan.
Meditación.

1.- LA VID Y LOS SARMIENTOS (Lectura Jn 15, 5-17)


GUIA:
Permanecer. Es el verbo que más se repite. Si el sarmiento no permanece en la vid, se seca; pero
si permanece, da mucho fruto. Es la primera exigencia. Pero nos cuesta permanecer. Nos cansamos
enseguida. Nos olvidamos fácilmente. Estamos un ratito con el Señor, y enseguida a nuestras cosas.
La permanencia, la perseverancia, la fidelidad no son virtudes de nuestro tiempo.

Intimidad. Es lo que exige la comunión. Conocer a Cristo es llenarse de Cristo, vivir en Cristo, vivir de
y por Cristo. «El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él...El que me coma
vivirá por mí». Una entera compenetración.

Dar fruto. Es la razón de ser de los sarmientos. Hemos de presentar frutos sabrosos de amor, de
justicia, de paz. Y sentimos la necesidad de la poda, aunque sea dolorosa, para llevar más frutos.

Lector:
-El mandamiento del amor. Vamos a dejarnos interpelar por esta palabra. El amor es realmente
nuestra savia, la que nos permite dar fruto. ¿Amamos como Jesús?
*Hizo del amor un servicio. Y se puso a lavarles los pies, para que entendieran mejor.

*Hizo del amor un sacrificio. Y partió el pan para significarlo: se deja partir, se deja comer. Y ofreció
la copa rebosante de su sangre derramada.

* Hizo del amor un abrazo y comunión. El perdón regalado, la amistad ofrecida, la fraternidad
universalizada, la común-unión conseguida o meta a conseguir.
(Lo meditamos en silencio)
Canto:
Guía:
Como el Padre me amó, yo os he amado. Permaneced en mi amor. Permaneced en mi amor.
Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría, el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad, frutos daréis en abundancia, mi amor se
manifestará.
No veréis amor tan grande, como aquél que yo os mostré. Yo doy la vida por vosotros, amad como
yo os amé. Si hacéis lo que yo os mando y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo, de amar
como Él me amó.
Peticiones.
3
Guía:
Como yo os he amado. Queremos sentir esta noche la fuerza de su amor, y su amistad y su ternura.
Queremos pedir a Jesús que nos enseñe a amar como él y que nos capacite para amar como él.
A cada invocación responderemos:
«Haz mi corazón como el tuyo»
* Para que pueda amar a mis hermanos.
* Para que pueda amar a los pobres.
* Para que pueda amar a los que nadie quiere.
* Para que pueda amar a los que no me quieren.
* Para que pueda amar a mis enemigos.
* Para que pueda amar a los pecadores.
* Para que pueda amar a todos los hombres.
* Y para que pueda amar como tú los amas.

Canto:
2.- LA NOCHE DE LA AGONÍA. (Lectura Lc 22, 39-51)

Lector 2:
* El Dios de Jesucristo no es impasible. No sería Dios si no pudiera «padecer», a su manera, porque
la Pasión tiene mucho que ver con el amor. Y Dios es amor.
Lector 3:
* Jesús padeció en esta noche angustiosa de muerte: tristeza, miedo, repugnancia, soledad, dudas,
crisis total. Llega a una verdadera agonía, dramática, que se materializa en el sudor sanguíneo. Es el
misterio de la noche, de la debilidad, de la tentación. No podemos llegar a comprender.
Lector 4:
* Jesús sufre de nuevo la tentación. El diablo no se dio por vencido en el desierto y vuelve a la carga.
Ahora no le tienta por el halago y la gloria, sino por el miedo, el asco, el sinsentido.
Lector 1:
* Jesús apela a la oración. «Padre, si es posible...» Padre... Padre... Padre... Pero el Padre parece
que no escucha. Tres largos espacios repitiendo la misma palabra, la misma oración. Es el único
asidero de Jesús, porque los discípulos fallaban.
Lector 2:
*Jesús está redimiendo la pasión del alma. Todo ese mar inmenso de la tristeza, la depresión, el
miedo, el vacío, la duda, la tentación. Es el momento más duro de la Pasión de Cristo. Fue como un
infierno. En verdad que descendió a los infiernos.
Lector 3:
*Es la respuesta de Dios al sufrimiento. No lo elimina, sino que lo asume, y así lo redime. Vence al
sufrimiento, sufriéndolo Él. Así lo convierte en fuente de gracia.

4
Lector 4:
* Al fin llegó el ángel del consuelo. Fue un poco de luz en la noche. También Dios necesita ser
ayudado y confortado. Gracias, Señor, por aceptar nuestra ayuda. Todos podemos ser ángeles del
consuelo. Y todos necesitamos algún ángel del consuelo.
Lector 1:
* Y el demonio fue vencido también en esta partida: 2-0. Volvería a la carga de nuevo en la cruz: 3-0.
Sólo que el demonio no se da nunca por vencido. Sigue jugando sus partidas con los seguidores de
Jesús.
Canto:
Cristo nos da la libertad… (opcional)

3.- ORACIÓN POR LOS QUE SUFREN.


Guía: Presentamos al Cristo de Getsemaní a cuantos están marcados por el dolor y la pena, por la
oscuridad y el abandono, por el sufrimiento del cuerpo y del alma.

Señor escúchanos, Señor óyenos.


* Por los enfermos crónicos, terminales, agonizantes. Que no les falte el ángel del consuelo.
* Por los que viven sin luz, sin sentido, sin ganas. Que no les falte el ángel de la esperanza.
* Por los que apenas pueden sobrevivir a causa de la pobreza. Que no les falte el ángel de la
solidaridad.
* Por cuantos se encuentran socialmente excluidos. Que no les falte el ángel de la caridad.
* Por cuantos están oprimidos y esclavizados (mujeres maltratadas, niños sin hogar, prostituidos,
presos políticos, inmigrantes sin papeles...). Que no les falte el ángel de la liberación.
* Por todos los que de una manera y otra viven en un infierno. Que no les falte el ángel de la redención.
- Rezamos muy unidos la oración de la fraternidad: Padre nuestro…
- Rezamos también a María, madre de los desamparados: La Salve…
Canto:

ACCIÓN DE GRACIAS (Todos)


- Gracias Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva.
- Gracias Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta.
- Gracias Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y venerarte.
- Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes.
- Gracias Señor, por esta hora de comunión contigo.
- Gracias Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan.
- Gracias Señor, por tu cruz que tanto enseña.
- Gracias Señor, por tu sangre que a tantos salva.
- Gracias Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras.
- Gracias Señor, por la Madre que al pie del madero nos dejas.
5
- Gracias Señor, por olvidar nuestras traiciones e incoherencias.
- Gracias Señor, por perdonar el sueño que nos aleja del estar en vela.
- Gracias Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena.
- Gracias Señor, porque aún siendo Dios, te arrodillas y a servir nos enseñas.
- Gracias Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega.
- Gracias Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura.
- Gracias Señor.

GUIA: Lo más importante no es...


* Que yo te busque, sino que tú me buscas en todos los caminos.
*Que yo te llame por tu nombre, sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos.
* Que yo te grite cuando no tengo ni palabra, sino que tú gimes en mí con tu grito.
* Que yo tenga proyectos para ti, sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro.
* Que yo te comprenda, sino que tú me comprendes en mi último secreto.
* Que yo hable de ti con sabiduría, sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera.
* Que yo te guarde en mi caja de seguridad, sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano.
* Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas, sino que tú me amas con todo tu corazón y
todas tus fuerzas.
* Que yo trate de animarme, de planificar, sino que tu fuego arda dentro de mis huesos.
* Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte.

ORACIÓN FINAL (Guía)


Solo les pido que se amen; no hacen falta otras leyes ni otros ritos; que se amen unos a otros, que
multipliquen los encuentros, las ternuras, los abrazos y los besos; solo quiero que pongan en común
lo que tienen, lo que son; que dialoguen, que se entiendan. Solo quiero que se ayuden unos a otros.

Quiero amigos míos, que os sirváis, que os lavéis los pies unos a otros, que os acompañéis y os
ayudéis a caminar; que os curéis mutuamente las heridas; que os perdonéis y que no dejéis a nadie
solo. Daos el tiempo que haga falta. Regalaos mutuamente algún detalle, cosas, gestos, como signo
de amistad y de presencia, como yo hice con vosotros; que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
regalaos en todo a vosotros mismos, como un pequeño sacramento. El amor es siempre gracia y
presencia. Ya solo vale el amor. Pero como una condición, una pequeña circunstancia que debéis
tener en cuenta: que vuestro amor sea como el mío, que os sirváis y que os améis, como yo lo hice
con vosotros. Y nada más.
Monición final:
Hermanos, con esta Hora Santa damos por concluida la celebración de los misterios de este día.
Desde ahora acompañaremos a Jesucristo en su Pasión dolorosa y gloriosa. Que la meditación del
amor infinito de Dios por nosotros abra nuestra alma a un verdadero dolor de nuestros pecados y a
un verdadero cambio de vida. No nos olvidemos de revivir con María el misterio de la Pasión de
Jesucristo. Vayamos en paz. Todos: Demos gracias a Dios.

También podría gustarte