Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Esquema 1
CANTO
Exposición del Santísimo
ORACIÓN. (Todos)
Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a tí. Quizá no se nos ocurran muchas
cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera,
queremos amarte, queremos aprender a amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Y
agradecer, alabar, suplicar. Y callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.
Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre.
Acógenos como amigos, y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor.
Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida
que sólo tú puedes dar.
1
LECTURAS:
LECTOR 1: EL MANDAMIENTO DEL AMOR (AMAR COMO JESÚS NOS AMA)
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor
que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya
no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque
os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí,
sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin
de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a
otros». Juan 15, 10-16.
CANTO
Un mandamiento nuevo…
GUIA: TODOS:
- En tu noche triste. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sientes miedo. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sientes tristeza. - No queremos dejarte solo.
- Cuando buscas compañía. - No queremos dejarte solo.
- Cuando Dios «no te escucha». - No queremos dejarte solo.
- Cuando entras en agonía. - No queremos dejarte solo.
- Cuando sudas sangre. - No queremos dejarte solo.
- Cuando estás redimiendo el mundo. - No queremos dejarte solo.
Intimidad. Es lo que exige la comunión. Conocer a Cristo es llenarse de Cristo, vivir en Cristo, vivir de
y por Cristo. «El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él...El que me coma
vivirá por mí». Una entera compenetración.
Dar fruto. Es la razón de ser de los sarmientos. Hemos de presentar frutos sabrosos de amor, de
justicia, de paz. Y sentimos la necesidad de la poda, aunque sea dolorosa, para llevar más frutos.
Lector:
-El mandamiento del amor. Vamos a dejarnos interpelar por esta palabra. El amor es realmente
nuestra savia, la que nos permite dar fruto. ¿Amamos como Jesús?
*Hizo del amor un servicio. Y se puso a lavarles los pies, para que entendieran mejor.
*Hizo del amor un sacrificio. Y partió el pan para significarlo: se deja partir, se deja comer. Y ofreció
la copa rebosante de su sangre derramada.
* Hizo del amor un abrazo y comunión. El perdón regalado, la amistad ofrecida, la fraternidad
universalizada, la común-unión conseguida o meta a conseguir.
(Lo meditamos en silencio)
Canto:
Guía:
Como el Padre me amó, yo os he amado. Permaneced en mi amor. Permaneced en mi amor.
Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría, el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad, frutos daréis en abundancia, mi amor se
manifestará.
No veréis amor tan grande, como aquél que yo os mostré. Yo doy la vida por vosotros, amad como
yo os amé. Si hacéis lo que yo os mando y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo, de amar
como Él me amó.
Peticiones.
3
Guía:
Como yo os he amado. Queremos sentir esta noche la fuerza de su amor, y su amistad y su ternura.
Queremos pedir a Jesús que nos enseñe a amar como él y que nos capacite para amar como él.
A cada invocación responderemos:
«Haz mi corazón como el tuyo»
* Para que pueda amar a mis hermanos.
* Para que pueda amar a los pobres.
* Para que pueda amar a los que nadie quiere.
* Para que pueda amar a los que no me quieren.
* Para que pueda amar a mis enemigos.
* Para que pueda amar a los pecadores.
* Para que pueda amar a todos los hombres.
* Y para que pueda amar como tú los amas.
Canto:
2.- LA NOCHE DE LA AGONÍA. (Lectura Lc 22, 39-51)
Lector 2:
* El Dios de Jesucristo no es impasible. No sería Dios si no pudiera «padecer», a su manera, porque
la Pasión tiene mucho que ver con el amor. Y Dios es amor.
Lector 3:
* Jesús padeció en esta noche angustiosa de muerte: tristeza, miedo, repugnancia, soledad, dudas,
crisis total. Llega a una verdadera agonía, dramática, que se materializa en el sudor sanguíneo. Es el
misterio de la noche, de la debilidad, de la tentación. No podemos llegar a comprender.
Lector 4:
* Jesús sufre de nuevo la tentación. El diablo no se dio por vencido en el desierto y vuelve a la carga.
Ahora no le tienta por el halago y la gloria, sino por el miedo, el asco, el sinsentido.
Lector 1:
* Jesús apela a la oración. «Padre, si es posible...» Padre... Padre... Padre... Pero el Padre parece
que no escucha. Tres largos espacios repitiendo la misma palabra, la misma oración. Es el único
asidero de Jesús, porque los discípulos fallaban.
Lector 2:
*Jesús está redimiendo la pasión del alma. Todo ese mar inmenso de la tristeza, la depresión, el
miedo, el vacío, la duda, la tentación. Es el momento más duro de la Pasión de Cristo. Fue como un
infierno. En verdad que descendió a los infiernos.
Lector 3:
*Es la respuesta de Dios al sufrimiento. No lo elimina, sino que lo asume, y así lo redime. Vence al
sufrimiento, sufriéndolo Él. Así lo convierte en fuente de gracia.
4
Lector 4:
* Al fin llegó el ángel del consuelo. Fue un poco de luz en la noche. También Dios necesita ser
ayudado y confortado. Gracias, Señor, por aceptar nuestra ayuda. Todos podemos ser ángeles del
consuelo. Y todos necesitamos algún ángel del consuelo.
Lector 1:
* Y el demonio fue vencido también en esta partida: 2-0. Volvería a la carga de nuevo en la cruz: 3-0.
Sólo que el demonio no se da nunca por vencido. Sigue jugando sus partidas con los seguidores de
Jesús.
Canto:
Cristo nos da la libertad… (opcional)
Quiero amigos míos, que os sirváis, que os lavéis los pies unos a otros, que os acompañéis y os
ayudéis a caminar; que os curéis mutuamente las heridas; que os perdonéis y que no dejéis a nadie
solo. Daos el tiempo que haga falta. Regalaos mutuamente algún detalle, cosas, gestos, como signo
de amistad y de presencia, como yo hice con vosotros; que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
regalaos en todo a vosotros mismos, como un pequeño sacramento. El amor es siempre gracia y
presencia. Ya solo vale el amor. Pero como una condición, una pequeña circunstancia que debéis
tener en cuenta: que vuestro amor sea como el mío, que os sirváis y que os améis, como yo lo hice
con vosotros. Y nada más.
Monición final:
Hermanos, con esta Hora Santa damos por concluida la celebración de los misterios de este día.
Desde ahora acompañaremos a Jesucristo en su Pasión dolorosa y gloriosa. Que la meditación del
amor infinito de Dios por nosotros abra nuestra alma a un verdadero dolor de nuestros pecados y a
un verdadero cambio de vida. No nos olvidemos de revivir con María el misterio de la Pasión de
Jesucristo. Vayamos en paz. Todos: Demos gracias a Dios.