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ORIENTACIÓN

EDUCATIVA

TEMA 66 Murcia 2017


El papel de la familia en la educación. Colaboración de
profesores y padres en las distintas etapas educativas,
principalmente en Educación Infantil. Modos de trabajo con
los padres.
ÍNDICE
1. FUENTES CONSULTADAS
1.1. Legislación
1.2. Bibliografía
1.3. Web

2. INTRODUCCIÓN
3. EL PAPEL DE LA FAMILIA
3.1. Educación familiar como marco de desarrollo personal y social

4. COLABORACIÓN PROFESORES Y PADRES EN LAS DISTINTAS


ETAPAS EDUCATIVAS, PRINCIPALMENTE EN EDUCACIÓN
INFANTIL
4.1. Principales dificultades en la colaboración familia-centros
4.2. Posibilidad de coordinación y colaboración entre familia y escuela
4.3. La colaboración en las distintas etapas educativas

5. MODOS DE TRABAJO CON LOS PADRES


5.1. Participación reglada
5.1.1. Consejo Escolar
5.1.2. Asociación de Madres y Padres de Alumnos. AMPAS
5.2. Participación no reglada
5.2.1. Participación/implicación sistemática
5.2.2. Participación/implicación esporádica

6. INTERVENCIÓN DEL ORIENTADOR EN UN CEIP, EN UN IES Y EN


UN CEE

7. CONCLUSIÓN
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1. FUENTES CONSULTADAS

1.1. Legislación

Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma


Educativa.

Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación.

L.O. 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo.

L.O. 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE).

Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa.

Ley 1/2013, de 15 de febrero, de Autoridad Docente de la Región de Murcia.

RD 1630/ 2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas


del segundo ciclo de EI.

RD 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la


Educación Primaria.

RD 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la


Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato.

Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las
competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria,
la educación secundaria obligatoria y el bachillerato.

Decreto número 254/2008, de 1 de agosto, establece currículo Segundo Ciclo Educación


Infantil.

Decreto 198/2014, de 5 de septiembre, por el que se establece el currículo de la


Educación Primaria en la CARM.

Decreto 220/2015, de 2 de septiembre, por el que se establece el currículo de la


Educación Secundaria Obligatoria en la CARM.

Decreto 221/2015, de 2 de septiembre, por el que se establece el currículo del


Bachillerato en la CARM.

Orden 22 de septiembre de 2008, por la que se regulan, para la CARM, la implantación,


desarrollo y evaluación en el segundo ciclo de Educación Infantil.

Orden de 20 de noviembre de 2014, de la Consejería de Educación, Cultura y


Universidades por la que se regula la organización y la evaluación en la Educación
Primaria en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
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Orden 5 de mayo de 2016, por la que se regulan los procesos de evaluación en la ESO y
el Bachillerato en la CARM.

D.359/2009, de 30 de octubre, por el que se establece y regula la respuesta educativa a


la diversidad del alumnado en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Orden de 4 de junio de 2010, de la Consejería de Educación, Formación y Empleo, por la


que se regula el Plan de Atención a la Diversidad de los Centros Públicos y Centros
Privados Concertados de la Región de Murcia.

Orden 24 de noviembre de 2006, por la que se dictan instrucciones sobre el


funcionamiento de los EOEP.

Resolución 3 de septiembre de 2003, por la que se dictan instrucciones para el


funcionamiento de los DO en CARM.

Resolución 15 de junio de 2015, por la que se establece el alumnado destinatario de los


planes de trabajo individualizados y orientaciones para su elaboración.

1.2. Bibliografía

BASTIANI, J. (1993). Parents as partners. Genuine progress or empty rhetoric. En P. Munn


(Ed.), Parents and schools: Customers, managers or partners, (pp. 101–116).
Londres: Routledge.

BRONFENBRENNER, U. (1987). La ecología del desarrollo humano. Barcelona: Paidós.

CONSEJO ESCOLAR DE ESTADO (2014). La participación de las familias e la educación


escolar. MECD.

HEWARD, W. (1997). Niños excepcionales: una introducción a la Educación Especial.


Madrid: Prentice Hall.

MASLOW, A. (1954). Motivation and personality. Nueva York: Harper & Row.

SOLÉ, I. (1996). Las relaciones entre familia y escuela. Cultura y educación, 4, 11-17.

MITTLER, P. (1991). La participación de la familia y la comunidad en el desarrollo del


currículo. Perspectivas de Rehabilitación Internacional. Madrid: Servicio de
publicaciones INSS.

MORENO, M.C. Y CUBERO, R. (1990). Relaciones sociales: familia, escuela, compañeros.


Años Preescolares. En A. Marchesi, C. Coll y J. Palacios (eds.). Desarrollo psicológico
y educación I. Madrid: Alianza.

RODRÍGUEZ, E. (1997). Consideraciones generales sobre los problemas de


comportamiento en el ámbito educativo. Hacia un modelo de intervención global
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en el centro. Psicología Educativa. Revista de los Psicólogos de la Educación, 3(2). 1-


16.

1.3. Web

www.educarm.es

www.fapamurcia.org

www.mecd.gob.es

www.observatoriodelainfancia.msssi.gob.es

www.relacionentrelafamiliaylaescuela.blogspot.com

2. INTRODUCCIÓN

Hablando de la participación de los padres en la educación escolar de los niños,


debemos señalar que nuestro ordenamiento legal vigente no solo instituye el principio de
participación de las familias en la vida de los centros de manera general, sino que lo refrenda
especialmente en diferentes disposiciones legales y de manera especial en el caso de la
educación de los ACNEE.

La LOMCE, ya en su preámbulo habla de la importancia de restablecer el equilibrio y las


relaciones entre los alumnos y alumnas, familias y escuelas. De forma explícita señala que “las
familias son las primeras responsables de la educación de sus hijos y por ello el sistema
educativo tiene que contar con la familia y confiar en sus decisiones”.

De igual manera, la LOE recoge esta idea en su Título Preliminar, Capítulo I dedicado a
los Principios y Fines de la Educación. En el artículo 1.h recoge como uno de los principios de la
educación, el esfuerzo compartido por el alumno, familias, profesores, centros,
Administraciones, instituciones y el conjunto de la sociedad.

El Decreto 16/2016, de 9 de marzo, señala en su artículo 13 referido a “Derechos y


deberes de los padres”, que a estos les corresponde:

a) Adoptar las medidas necesarias, o solicitar la ayuda correspondiente en caso de


dificultad, para que sus hijos o representados cursen las enseñanzas obligatorias y asistan
regularmente a clase.
b) Proporcionar, en la medida de sus disponibilidades, los recursos y las condiciones
necesarias para el progreso escolar.
c) Estimularles para que lleven a cabo las actividades de estudio que se les
encomienden.
d) Participar de manera activa en las actividades que se establezcan en virtud de los
compromisos educativos que los centros establezcan con las familias, para mejorar el
rendimiento de sus hijos.
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e) Conocer, participar y apoyar la evolución de su proceso educativo, en colaboración


con los profesores y los centros.
f) Respetar y hacer respetar las normas establecidas por el centro, la autoridad y las
indicaciones u orientaciones educativas del profesorado.
g) Fomentar el respeto por todos los componentes de la comunidad educativa.

Además, como señalan los diferentes Decretos de currículo, en el Proyecto Educativo de


Centro (PEC), se reflejarán, entre otros aspectos, las medidas para promover los compromisos
entre las familias y el centro para mejorar el rendimiento académico de los alumnos.

Desde un punto de vista muy práctico las experiencias de padres y madres pueden
enriquecer los planteamientos educativos. Por lo tanto, familia y escuela son dos contextos
complementarios imprescindibles en los procesos de socialización, aprendizaje y educación de
nuestros hijos.

El papel que desempeñan los padres en la educación de sus hijos es un papel activo. No
se trata de intromisión sino de colaboración.

La idea fundamental que surge de la colaboración entre familia y escuela es que los
educadores puedan aprender de los padres tanto como los padres de ellos.

La educación es un proceso global en el que la familia y la escuela no son, sino agentes


complementarios. Heward (1997), hace una descripción de las desventajas que implican la
ausencia de tal cooperación. A los maestros les priva de una mayor comprensión de las
necesidades del niño, de sus características, de los recursos psicosociales y de aprendizaje de
sus alumnos, etc. Para los padres y madres, implica la pérdida de una mayor comprensión de
las necesidades de sus hijos, de un conocimiento adecuado de su vida en la escuela, acceder a
nuevas habilidades para ayudar a sus hijos, etc.

El problema, no obstante, es delimitar cuál ha de ser la participación de la familia en la


educación de sus hijos y cuál es la intervención de la escuela en su educación familiar, así como
tratar de establecer algunas líneas maestras sobre las que construir esa cooperación.

3. EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA EDUCACIÓN

Dentro de la sociedad, las familias son los agentes más apropiados para transmitir las
competencias humanas de generación en generación. La familia es el primer factor de
socialización que posee el niño y también la primera responsable de su educación. El papel de
los padres en la participación es fundamental, tanto por su peso específico como por su
protagonismo en la educación no formal de los alumnos, por lo que deberá tener un
tratamiento. En la actualidad, el papel de la familia transciende de las funciones socializadoras
para convertirse en el primer núcleo educativo. Ciertamente es introductora y formadora de
reglas de convivencia que fomenten hábitos, normas y valores, pero amplía esas posibilidades
al contemplar al niño en todas sus dimensiones: biológica, psicológica, cognitiva, afectiva, social
y moral. En definitiva, para llevarle hacia su autorrealización. (Maslow, 1954).
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Tal como se describe en el documento realizado por el Ministerio de Educación, Cultura


y Deporte, llamado “La participación de las familias en la educación escolar”, la implicación
parental repercute directamente en el rendimiento escolar de los alumnos. Por ello, es
necesario tener en cuenta dicha variable para responder a esa tarea colectiva que tiene la
sociedad española: atender las nuevas exigencias del contexto y mejorar la calidad de la
educación.

Pero, ¿cuáles son las características de la acción educativa de la familia, que la hacen
única e insustituible?

1. La familia configura la personalidad del niño. Al llegar el niño a la escuela, ya trae un


bagaje de personalidad.
2. La familia proporciona códigos lingüísticos.
3. Relación de la familia con el rendimiento académico.
4. La conducta de la familia influye en la conducta escolar.
¿Qué factores influyen en esas características?

Las prácticas educativas que los padres desarrollan con sus hijos, están determinadas
por una serie de factores que podemos dividir en tres grupos siguiendo a Moreno y Cubero
(1990).

- Factores relacionados con el niño: sexo, edad, orden de nacimiento y características


de su personalidad.
- Factores relativos a los padres: sexo, experiencia previa con hijos, expectativas de
logro depositadas en sus hijos, etc.
- Factores relacionados con la situación en los que se lleva a cabo la interacción.

Todos estos factores influyen negativa o positivamente en los estilos de


comportamiento de los padres, y en consecuencia, en el desarrollo social y de la personalidad
del niño.

Estos estilos de comportamiento de los padres difieren en cuatro dimensiones:

1. Grado de control. Para ejercer control utilizan distintas estrategias:

a. Afirmación de poder.
b. Retirada de afecto.
c. Inducción: obligan al niño a reflexionar acerca del “por qué” de su acción.

2. Comunicación padres-hijos. Podemos encontrar padres altamente comunicativos,


que utilizan el razonamiento para obtener la conformidad del niño, y padres con bajos niveles
de comunicación, que nos les consultan en la toma de decisiones que les afectan.
3. Exigencias de madurez.
4. Afecto en la relación.
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Combinando estas cuatro dimensiones, podemos decir que el comportamiento


educativo predominante de la mayor parte de los padres, se asemeja a uno de estos estilos
principales (estos estilos no existen en estado puro):

- Padres autoritarios: los hijos se caracterizan por manifestar pocas expresiones de


afecto en las interacciones con los iguales y no suelen llevar la iniciativa en estas interacciones.
- Padres permisivos: son padres bajos en control y exigencias de madurez, pero altos
en comunicación y afecto. Los hijos suelen tener problemas para controlar los impulsos,
dificultades a la hora de asumir responsabilidades. Son inmaduros y con bajos niveles de
autoestima.
- Padres democráticos: se caracterizan por presentar niveles altos de comunicación y
afecto, así como control y exigencias de madurez. Los hijos son capaces de afrontar situaciones
nuevas con confianza e iniciativa. Son persistentes en las tareas que inician.

Sin embargo, la familia no tiene un poder absoluto sobre el niño. Es decir, los padres no
podrán trasmitir a sus hijos las características cognitivas, sociales y de personalidad que deseen,
ya que el niño entra en contacto con otros agentes socializadores (escuela, amigos, etc.), que
también influyen en su desarrollo.

3.1. Educación familiar como marco de desarrollo personal y social

En estas últimas décadas, hemos pasado de una concepción de la familia


predominantemente biológica, a otra más psicológica y social. Vamos a ver cuáles son las
funciones de la familia dentro de un marco de desarrollo personal y social:

1. Construcción del concepto de sí mismo. El niño cuando nace, no tiene un concepto


de sí mismo. Es gracias al progresivo desarrollo cerebral y al contacto cotidiano con la madre, el
padre, los hermanos, y los estímulos del ambiente que lo rodean, como va adquiriendo un
concepto de sí mismo.
2. Respuesta a las necesidades afectivas, cognitivas y sociales. Satisfacción de las
necesidades primarias o básicas y necesidades secundarias o psicológicas y sociales.
3. La educación emocional. Conocer y descubrir las propias emociones es importante
para aprender a controlarlas. El objetivo principal que tienen que plantearse los padres, es
ayudar a los niños a ser capaces de expresar sus sentimientos y emociones, reconocerlos y
canalizar los más negativos para la configuración de su yo, porque en la medida que se consiga,
estará favoreciendo el desarrollo del concepto de sí mismo, autoimagen, autoestima y, en
definitiva, la confianza en sí mismo.
4. La familia ante los valores. La familia, como institución fundamental de la
socialización primaria, es un contexto importante para el desarrollo de los valores, de donde se
deriva una de sus funciones básicas, la socialización. Cada familia tiene su propio sistema de
valores, por tanto, la familia es el primer contexto socioeducativo para la enseñanza de los
valores.
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4. COLABORACIÓN DE PADRES Y MADRES EN LAS DISTINTAS ETAPAS


EDUCATIVAS, PRINCIPALMENTE EN EDUCACIÓN INFANTIL

La colaboración de los padres tiene una importancia capital, y por ese motivo ha sido
recogida esta participación formalmente en la legislación educativa: en la LODE y
posteriormente en los Reales Decretos 82/1996, 83/1996, en la Ley Orgánica de 9/1995, de 20
de noviembre de la participación, evaluación y el gobierno de los centros docentes, (LOPEGCE).
Igualmente, en la LOE se resalta la importancia de la colaboración entre familia y centros
educativos, como también lo hace la LOMCE en su preámbulo: “La transformación de la
educación no depende solo del sistema educativo. Es toda la sociedad la que tiene que asumir
un papel activo. La educación es una tarea que afecta a empresas, asociaciones, sindicatos,
organizaciones no gubernamentales, así como a cualquier otra forma de manifestación de la
sociedad civil y, de manera muy particular, a las familias. El éxito de la transformación social en
la que estamos inmersos depende de la educación. Ahora bien, sin la implicación de la
sociedad civil, no habrá transformación educativa”.

En el Título preliminar de la LOMCE, entre los fines y principios de la educación, se


resalta el esfuerzo compartido entre familias y centros para conseguir la calidad en educación.

Entre las funciones del profesorado (Título III, Capítulo I), artículo 91.c, se indica “la
tutoría de los alumnos, la orientación y la dirección de su aprendizaje, y el apoyo en su proceso
educativo, en colaboración con las familias”, y en el artículo 91. h, “Información periódica a las
familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos, así como su orientación para la
cooperación en el mismo”.

En su Título V, Capítulo I, de participación en el funcionamiento de los centros, en su


artículo 118.4 se señala “A fin de hacer efectiva la corresponsabilidad entre el profesorado y las
familias en la educación de sus hijos, las Administraciones Educativas adoptarán medidas que
promuevan e incentiven la colaboración efectiva entre familia y escuela”.

De igual manera, en su disposición adicional primera, se modifica la Ley 8/1985,


reguladora del derecho a la educación, señalando los derechos y obligaciones que tienen en
relación a la educación de sus hijos, resaltando la de “conocer, colaborar y apoyar la evolución
del proceso educativo de sus hijos en colaboración con los profesores y centros”.

4.1. Principales dificultades en la colaboración familia-centros

Como ha destacado el CERI (Center for Educational Research and Innovation, 1997), hay
una obligación señalada por la Asociación Europea de Padres (AEP) que carece de su
correspondiente derecho. Es, precisamente, la que concierne al enfoque de la participación de
las familias en la educación escolar como cooperación: «Los padres tienen el deber de ayudarse
mutuamente para mejorar sus competencias, en tanto que primeros educadores de sus hijos y
como socios de la relación familia-escuela».

La relación entre familia y escuela será cooperativa y complementaria siempre y cuando


exista un reconocimiento mutuo de las competencias educativas de cada una de ellas,
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estableciendo límites de actuación y valorando y respetando el trabajo del otro. Una


comunicación entre ambas, a partir del diálogo y la implicación en la educación, vista como un
proceso continuo que no depende solo de la escuela o de la familia, sino de ambas. (Consejo
Escolar de Estado, 2014).

Los datos obtenidos en las investigaciones llevadas a cabo en toda España, demuestran
que la inmensa mayoría de los contactos madres-profesores son de tipo informal, los cuales van
disminuyendo con la edad. Si analizamos las principales dificultades que nos encontramos en la
colaboración familia-centro, podríamos mencionar las que surgen según la perspectiva del
profesorado:

- Falta de interés de la familia.


- Conjugar horarios profesores-padres.
- Las familias que más orientación necesitan son las que menos acuden.
- Solo suelen participar en los centros las madres.
- Existe un cierto miedo por parte de los padres acerca de lo que desde el centro se
les pueda trasmitir.

Los mismos profesores plantean que las soluciones pueden estar en hablar más con los
padres sobre los aspectos positivos de sus hijos, potenciar actividades informales, llamarles
para prestar servicios en el centro y fomentar procesos dirigidos, entre otros a:

- Crear una comunicación fluida y bien estructurada mediante diversos métodos:


escritos, reuniones, entrevistas...
- Crear canales de arbitraje sencillos, rápidos y conocidos, para resolver problemas
con los alumnos y padres.
- Actuar desde la trasparencia y corresponsabilidad en la definición de los objetivos
de centro.

4.2 Posibilidad de coordinación y colaboración entre familia y escuela

La experiencia demuestra que la colaboración y el diálogo es posible cuando familia y


escuela toman conciencia de los problemas y puntos de vista de unos y otros. ¿Cómo podemos
lograrlo? Con una formación inicial y continua del profesorado dirigida a un mayor
conocimiento sociológico de los ámbitos familiares y una dotación de medios y recursos
eficaces para la comunicación y negociación.

Pero, ¿cuáles son los objetivos de esta colaboración?

Solé (1996), señala que el objetivo general de compartir la colaboración educativa,


escuela-familia se concreta en ámbitos específicos:

a) Conocer al niño

Cuando el niño llega a la escuela, llega con un cúmulo de conocimientos, conductas,


actitudes, etc., fruto de aprendizajes previos, adquiridos en el ámbito familiar y que el maestro
necesita conocer. Por otra parte, ayuda también a los padres a conocer a sus hijos, el hecho de
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que la escuela representa un conjunto de conductas diferentes, al entrar en contacto con otros
contextos y otras personas. En definitiva, se trata de conseguir un conocimiento progresivo y
mutuo del niño, y sirven para que padres y maestros se vean como colaboradores, personas
que comparten unos interese y tareas mutuas.

b) Establecer criterios educativos comunes

El conocimiento compartido permite establecer criterios comunes, ya que a veces son


necesarios establecer acuerdos que favorezcan la transición del niño de un contexto a otro., la
coherencia de lo que se pide o lo que se prohíbe. Para ello habrá que:

- Ponerse de acuerdo en la interpretación que se da a una determinada conducta.


- Tener en cuenta que las condiciones de la casa y de la escuela son diferentes, lo que
puede influir en que algunas conductas estén determinadas por el contexto.
- Las pautas de colaboración se deben basar en un clima de respeto y valoración
mutuos.

c) Ofrecer modelos de intervención y de relación con el alumnado


d) Ayudar a conocer la función educativa de la escuela

Los objetivos o razones por los que familia y escuela deben colaborar, son según Mittler
(1991):

a) Prestarse ayuda mutua en el día a día con sus alumnos/hijos.


b) Trasmitirse mutuamente la información necesaria para actuar correctamente.
c) Compartir la socialización.
d) Trabajar en común sobre aspectos tales como autocuidado, independencia,
comunicación...
e) Planificar y desarrollar programas específicos de enseñanza y aprendizaje.
f) Compartir la experiencia y conocimientos que los profesores tienen por haber
trabajado con otros niños semejantes.
g) Respetarse mutuamente y encontrar vías de colaboración y ayuda que permitan
cumplir los derechos y obligaciones asignados a ambas partes.

Vamos a analizar a continuación, en qué aspectos globales podría concretarse la


colaboración familia- profesores, colaboración posible y necesaria para todos los implicados en
la educación de ese hijo- alumno, que en definitiva es el fin último. Según Rodríguez (1997),
tres podrían ser las razones para que padres y escuela trabajasen juntos y colaborasen:

a) Dar /Recibir Información.


b) Dar /Recibir Formación.
c) Colaborar mutuamente en programas y actividades relacionadas con el proceso
educativo de su hijo / alumno.

Veamos cada una de estas razones:


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1º Dar y recibir Información

Es el principal elemento de intercambio entre familia y escuela. Es obvia la importancia


de que los docentes tengan información sobre el contexto familiar y socio-cultural del niño, y
por lo general, las familias suelen ser bastante generosas al respecto. El problema suele
aparecer en el sentido contrario, es decir, del centro hacia la familia.

Muchas veces, la información que la escuela proporciona a la familia es presentada de


forma inadecuada: usando un lenguaje técnico, excesiva y desproporcionada información de
una vez, insuficiente o que no resuelve las dudas reales de los padres.

Para que esto no ocurra, se deberían seguir unas normas básicas para informar a los
padres:

- Todos los mecanismos, materiales y procedimientos utilizados se recogerán en las


programaciones docentes.
- El proceso será bidireccional. El intercambio de información a propósito del niño, no
tiene que ser solo de los padres hacia el maestro. Es preciso que este aporte a los padres
aquellas informaciones que puedan ser relevantes.
- La información versará sobre aspectos que permitan mejorar la intervención
educativa del niño y el bienestar de la familia.
- Se utilizará un lenguaje claro, sencillo. La información deberá ser exacta, utilizando,
siempre que sea posible, mensajes positivos.
- Utilizar información constructiva.

Los intercambios de información de los maestros hacia los padres no siempre adoptan la
forma de intercambios individuales a propósito de un niño o una niña concretos. Hay
informaciones que conciernen a todo un centro, otras que valen para todo un ciclo educativo y,
finalmente, otras que afectan a un grupo de niños. Para todas ellas es preciso que existan
procedimientos e instrumentos para canalizar las distintas necesidades surgidas a raíz de los
intercambios de información.

Para el intercambio de información en torno a un niño en concreto, utilizamos como


estrategias y procedimientos más frecuentes:

- Contacto informal.
- Cuestionarios.
- Informes individuales.
- Entrevista.
- Notas informativas

Para el intercambio de información de carácter grupal utilizamos:

- Reuniones grupales.
- Reuniones por grupos.
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2º Dar Formación

Muchos padres están interesados en ampliar sus conocimientos sobre temas que están
relacionados con sus hijos. Esto es positivo, en tanto que favorece su relación con la escuela al
producirse un acercamiento, y proporciona a la familia nuevas habilidades como educadores de
sus hijos.

El objetivo es ampliar la formación para que incida de forma teórico-práctica en las


necesidades educativas detectadas, en los programas de intervención y evaluación, y en los
programas de cambio de actitud y opinión.

Los temas deberán ser de interés para la familia. Esta intervención formativa estará
recogida en las programaciones docentes, será realizada por el personal docente del centro o
por personal de apoyo al mismo.

Para llevar a la práctica estos dos puntos, información y formación, desde los centros se
organizan dos tipos de actuaciones referidas a padres: Charlas - Coloquio y/o Escuela de padres.

- Charlas – Coloquio: Carácter “Informativo”. Se organizan de forma puntual. Se trata


un tema concreto a lo largo de 2 horas, aproximadamente, y se extraen unas conclusiones que
posteriormente se entregan a los padres a modo de orientaciones.
- Escuela de Padres: Carácter “Formativo”. Tienen una continuidad en el tiempo. Con
el apoyo de los docentes del centro, los padres desarrollan una actividad continua de formación
sobre temas relacionados con el desarrollo y educación de sus hijos.

3º Actuación educativa conjunta

En muchas ocasiones, docentes y otros profesionales, necesitan la colaboración activa


de los padres en el desarrollo de la práctica educativa. Las formas básicas de participación son
tres:

A. El profesor trabaja en el aula ciertos objetivos y contenidos, que serán


posteriormente afianzados y generalizados en el contexto familiar.
B. El profesor programa, junto con los padres, una intervención conjunta. Para ello es
fundamental planificar y valorar la actividad conjuntamente.
C. El profesor establece ciertos contenidos curriculares para que sean trabajados por
los padres en el ámbito familiar. Esto siempre bajo las orientaciones y supervisión del profesor.
No se trata de delegar responsabilidades de la escuela en los padres, sino rentabilizar al máximo
el valor educativo del ámbito familiar.

Como ya hemos señalado, las vías de colaboración familia – escuela, deberán estar
recogidas en el PEC, diseñadas siempre desde un punto de vista realista, y siendo muy
conscientes de que su puesta en marcha implica un alto grado de compromiso por ambas
partes.
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4.3. La colaboración en las diferentes etapas educativas

4.3.1. La colaboración en la Educación Infantil

Si la colaboración familia escuela es un aspecto fundamental y de gran importancia a


largo de todo el proceso educativos de un niño, esta cobra mayor relevancia en la etapa de
infantil. La educación en el 2º ciclo de infantil se concibe como un proceso compartido con las
familias que se ha de favorecer desde el centro docente a través de la tutoría y de los diferentes
cauces de colaboración y participación que tienen las familias en la vida de los centros. De este
modo, aparece recogido en el Decreto 254/2008, de 1 de Agosto, por el que se establece el
currículo del segundo ciclo de la educación infantil en la comunidad autónoma de la región de
Murcia, el cual establece en su artículo 9, Autonomía de los centros, en concreto en el punto 4
que “ Con objeto de respetar la responsabilidad fundamental de los padres o tutores en esta
etapa, los centros cooperarán estrechamente con ellos y establecerán mecanismos para
favorecer su participación en el proceso educativo de sus hijos, apoyando la autoridad del
profesorado”.

En este primer momento, los tutores necesitan conocer el ambiente familiar, y la


familia necesita depositar su confianza en el centro escolar, saber que su hijo va a ser
reconocido, educado y valorado. Ambos contextos tienen su protagonismo y peculiares
formas de actuar, pero comparten el objetivo común de colaborar activamente en el desarrollo
integral de los pequeños. La colaboración organizada y continua entre ambas, se inicia con el
periodo de acogida y adaptación y se continúa a lo largo del proceso para facilitar el
intercambio de información y para organizar procedimientos compartidos y aunar y ser
coherentes en la acción educativa a llevar a cabo con los niños. Según Bronfenbrenner (1987),
el desarrollo infantil se puede ver favorecido al interactuar en contextos distintos. Sin embargo,
la existencia de una discontinuidad muy marcada entre estos contextos, puede tener efectos
negativos. Este podría ser el caso de aquellos niños que en el colegio se enfrentan a
experiencias totalmente alejadas y desconectadas de sus vivencias familiares, o que
experimentan una incoherencia muy marcada en cuanto al tipo de trato que reciben y las
conductas que se alientan en uno y otro contexto.

4.3.2.La colaboración en la Educación Primaria

La colaboración en esta etapa sigue siendo importante, pero los imperativos de la etapa
anterior han desaparecido en parte, debido sobre todo, a la mayor autonomía de los niños. Esta
falta de urgencia en las actuaciones de padres-profesores suele llevar a un relajamiento de las
relaciones entre familia y profesores, cuestión que suele resultar enormemente negativa para
el desarrollo escolar del alumno que, sin duda alguna, percibe dicho cambio.

En el Decreto 198/2014, de 5 de septiembre, por el que se establece el Currículo de


Educación Primaria en nuestra Región, se establece que el tutor mantendrá una relación
permanente con los padres, madres o tutores legales, para facilitar el ejercicio de los derechos
reconocidos en el artículo 4.1.d) y g) de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del
Derecho a la Educación, facilitando orientaciones y pautas de actuación que contribuyan a la
maduración personal del alumno, así como a la mejora del éxito académico de este. Así mismo,
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en relación con el progreso académico de los alumnos, los padres, madres o tutores legales
conocerán las medidas de apoyo y refuerzo adoptadas para mejorar el rendimiento académico
de sus hijos, así como las decisiones sobre evaluación y promoción. Los padres, madres o
tutores legales recibirán orientaciones para participar y apoyar el proceso educativo de sus
hijos.

De la misma forma lo expresa el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se


establece el currículo básico de la Educación Primaria. En su artículo 16 señala que los padres,
madres o tutores legales deberán participar y apoyar la evolución del proceso educativo de sus
hijos.

La colaboración de las familias con la escuela en esta etapa se debería centrar en las
siguientes tareas:

1. Refuerzo educativo en aquellas áreas en las que el alumno presenta dificultades de


cualquier tipo.
2. Programa de integración socio-escolar.

4.3.3. La colaboración en la Educación Secundaria

En la etapa de secundaria, la colaboración con la familia sigue siendo necesaria. Así se


ha de reflejar en los diferentes documentos de centro, desde el Proyecto educativo hasta las
programaciones docentes. Es importante que la familia siga percibiendo la institución educativa
como una ayuda, como un complemento de la formación de los adolescentes y no como algo
que les sustituye.

De esta forma lo expresa el Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que


se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato,
señalando que los padres, madres o tutores legales deberán participar y apoyar la evolución del
proceso educativo de sus hijos o tutelados, así como conocer las decisiones relativas a la
evaluación y promoción, y colaborar en las medidas de apoyo o refuerzo que adopten los
centros para facilitar su progreso educativo. Así mismo, el Decreto 220/2015, de 2 de
septiembre, indica que el tutor mantendrá una relación permanente con los padres, madres o
tutores legales de los alumnos, para facilitar el ejercicio de los derechos reconocidos en el
artículo 4.1.d), e) y g) de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la
Educación, facilitando orientaciones y pautas de actuación que contribuyan a la maduración
personal del alumno, así como a la mejora del éxito académico de este. En relación con el
progreso académico de los alumnos, los padres, madres o tutores legales de estos conocerán las
medidas de apoyo y refuerzo adoptadas para mejorar el rendimiento académico de sus hijos, así
como las decisiones sobre evaluación y promoción. Los padres, madres o tutores legales
recibirán orientaciones para participar y apoyar el proceso educativo de sus hijos. Los centros
educativos facilitarán a los alumnos y, en su caso, a sus padres, madres o tutores legales, el
acceso a los instrumentos de evaluación.
16 Orientación Educativa
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5. MODOS DE TRABAJO CON PADRES

Vamos a comentar las dos vías de participación de la familia en la educación de sus


hijos, dentro del marco de la escuela.

5.1. Participación reglada

La Ley general de Educación de 1970, reconocía la necesidad de crear asociaciones de


padres que se vinculasen a la actividad educativa. Posteriormente la LODE (1985) desarrolla la
participación de los padres en la escuela:

- Regula la libertad de asociación de los padres en la escuela.


- Recoge los fines de las Asociaciones de Padres
- Asume el principio constitucional del derecho de participación de los padres en el
control y gestión de los centros educativos.
- Representación de los padres en el Consejo Escolar del Estado.
- Posibilidad de crear Consejos Escolares Territoriales.
- Participación de los padres en el Consejo Escolar del centro.

La LOGSE (1990) reforzó el principio de participación y colaboración de los padres para


la mejora de la consecución de los objetivos educativos. Posteriormente la LOCE, elaboró una
reformulación de los derechos y deberes de los padres.

Actualmente, la LOMCE establece la participación de los padres a través del Consejo


Escolar y Asociaciones de Madres y Padres (AMPA).

5.1.1. Consejo Escolar

Los padres y alumnos están presentes en el Consejo Escolar a través de sus


representantes, cuyo número no podrá ser inferior a un tercio del total de los componentes del
Consejo (artículo 126.1. h).

Participan, al igual que el resto de los miembros del Consejo Escolar, en el cumplimiento
de las funciones de este Órgano de Gobierno Colegiado, que entre otras son (LOMCE,
modificación del artículo 127 de la LOE):

a) Evaluar los proyectos y las normas del centro.


b) Evaluar la programación general anual del centro, sin perjuicio de las
competencias del Claustro del profesorado, en relación con la planificación y organización
docente.
c) Conocer las candidaturas a la dirección y los proyectos de dirección presentados
por los candidatos.
d) Participar en la selección del director del centro, en los términos que la presente
Ley Orgánica establece. Ser informado del nombramiento y cese de los demás miembros del
equipo directivo. En su caso, previo acuerdo de sus miembros, adoptado por mayoría de dos
tercios, proponer la revocación del nombramiento del director.
Orientación Educativa 17
TEMA 66

e) Informar sobre la admisión de alumnos y alumnas, con sujeción a lo establecido


en esta Ley Orgánica y disposiciones que la desarrollen.
f) Conocer la resolución de conflictos disciplinarios y velar por que se atengan a la
normativa vigente. Cuando las medidas disciplinarias adoptadas por el director correspondan a
conductas del alumnado que perjudiquen gravemente la convivencia del centro, el Consejo
Escolar, a instancia de padres, madres o tutores legales, podrá revisar la decisión adoptada y
proponer, en su caso, las medidas oportunas.
g) Proponer medidas e iniciativas que favorezcan la convivencia en el centro, la
igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad de trato y la no discriminación, la resolución
pacífica de conflictos, y la prevención de la violencia de género.
h) Promover la conservación y renovación de las instalaciones y del equipo escolar, e
informar sobre la obtención de recursos complementarios.
i) Informar de las directrices para la colaboración, con fines educativos y
culturales, con las Administraciones locales, con otros centros, entidades y organismos.
j) Analizar y valorar el funcionamiento general del centro, la evolución del
rendimiento escolar y los resultados de las evaluaciones internas y externas en las que participe
el centro.
k) Elaborar propuestas e informes, a iniciativa propia o a petición de la
Administración competente, sobre el funcionamiento del centro y la mejora de la calidad de la
gestión, así como sobre aquellos otros aspectos relacionados con la calidad de la misma.
l) Cualesquiera otras que le sean atribuidas por la Administración educativa.

5.1.2.Asociación de Madres y Padres (AMPA)

Los padres organizados tienen mayor posibilidad de participar activamente en la


escuela. Por eso pensamos que es preferible que se integren en una asociación, para poder
mejorar colectivamente aquellas cosas que no funcionan de manera adecuada.

El AMPA es la forma más eficaz que tienen los padres de organizarse dentro del centro
escolar. Desde la AMPA pueden establecer una plataforma abierta de participación y
reivindicación en todo lo referente al quehacer educativo, y conseguir conjuntamente con los
maestros, que los alumnos aprendan los valores propios de una sociedad democrática.

En definitiva, las AMPA son entidades reivindicativas, participativas, dinamizadoras de la


escuela.

Sus funciones están reguladas por el Real Decreto 1533/1986, de 11 de julio. Este Real
Decreto establece que las AMPA podrán:

- Presentar informes al Consejo Escolar por iniciativa propia o por demanda de este.
- Elevar al Consejo Escolar propuestas para la elaboración del PEC y PGA.
- Recibir información del Consejo Escolar, conociendo el orden del día de la
convocatoria del Consejo, para poder hacer las propuestas oportunas.
- Informar al Consejo Escolar de aspectos de la marcha del centro que consideren
oportunos.
- Recibir un ejemplar del PEC y Propuesta Curricular (ahora programaciones
docentes).
18 Orientación Educativa
TEMA 66

- Proponer modificaciones en el Reglamento de Régimen Interno (ahora normas de


convivencia y conducta, según el Decreto 16/2016, de 9 de marzo).
- Informar a los padres de su actividad.
- Fomentar la colaboración del AMPA con el profesorado.
- Recibir información sobre los resultados académicos de los alumnos y su valoración,
libros de texto y material didáctico adoptado por el centro.
- Proponer actividades extraescolares que, de ser aprobadas, pasarían a formar parte
de la PGA.
- Utilizar las instalaciones en los términos que acuerde el Consejo Escolar.

5.2. Participación no reglada

La participación no reglada responde a un tipo de organización de centro y/o de aula


que hace partícipes a los padres de la actividad educativa de sus hijos de forma directa. Precisa
de un alto grado de coordinación entre ambas partes, y una predisposición de las familias a ser
asesorados y cumplir una serie de directrices para que la experiencia sea realmente positiva, ya
que se trata de introducir a la familia en la dinámica del centro y de las aulas.

5.2.1. Participación/Implicación Sistemática

En este caso, la participación de los padres es parte fundamental de la metodología del


centro, estando perfectamente organizada, planificada y regulada. Consiste en la presencia de
algún padre o madre en el aula durante unas horas al día.

Lo fundamental de este tipo de implicación, junto con la ayuda que se proporciona al


centro, es el acercamiento que se produce entre la familia y el centro y el hecho de que la
familia conozca el tipo de experiencias que su hijo tiene en el centro.

La presencia no es algo que se deje al azar. Todo responderá a una meticulosa


organización que rentabilice la presencia de los padres y no los convierta en un elemento
distractor para los alumnos.

Algunas de las formas de concretar esta participación pueden ser:

- Tareas de apoyo al tutor:

El padre/madre está en el aula en ciertos momentos y colabora con el tutor en el


desarrollo de algunas actividades, como por ejemplo ponerse los abrigos, reparto de material,
hora del bocadillo, etc. Es fundamental que, en una fase previa a la participación de los padres,
el tutor analice con ellos las estrategias que deben desarrollar con los niños, qué actitud han de
mantener para que su intervención sea productiva y no distorsione la marcha del aula.

- Implicación en talleres:

Uno o varios padres trabajan con pequeños grupos de alumnos introduciendo


habilidades específicas, por ejemplo lectura, cuidado del medio ambiente, habilidades sociales
a través de dramatización, etc. El profesorado adecuará, a las características de cada grupo, los
Orientación Educativa 19
TEMA 66

objetivos, contenidos, estrategias y evaluación de los talleres. Deberá ser trabajado con los
padres con detenimiento, para evitar que se desarrollen actividades que se alejen de lo
programado.

En ambos casos, se deberá partir de un compromiso en firme por ambas partes, para
asegurar una constancia en la participación en las actividades que lo requieran.

5.2.2. Participación / Implicación Esporádica

Participación de los padres en momentos determinados a lo largo del curso. Es el


sistema más extendido, y en algunos casos el único que es viable. La organización es más
sencilla y tiene la ventaja de que puede implicar a un mayor número de padres.

Existen distintos momentos o acontecimientos en los que se puede dar esta


colaboración, pero siempre hay que tener en cuenta que los padres tienen que contar con unas
pautas de actuación y estrategias a utilizar. Por este motivo, es necesario que profesores y
padres consensúen determinados puntos y cuenten con la información necesaria.

Estas colaboraciones pueden programarse dentro de actividades como:

- Periodo de adaptación en Educación Infantil. Es una de las fases más importantes


en la incorporación de los niños a la escuela por primera vez, por las repercusiones que tiene en
el bienestar del niño y su vivencia de la escuela. Es necesaria sobre todo con aquellos niños que
no están acostumbrados a separarse de su entorno familiar. Los padres deberán recibir una
serie de indicaciones para evitar que interfieran negativamente en el proceso.
- Actividades complementarias voluntarias. Salidas, excursiones, viajes, etc. El
número de padres dependerá de la cantidad de alumnos que participen y del tipo de actividad
que se desarrolle (en espacios abiertos o cerrados, grado de peligrosidad, etc.).
- Participación en las sesiones de apoyo con especialista. Los padres/madres de
alumnos con necesidades educativas, pueden participar en algunas sesiones de apoyo con PT,
Al o el especialista que corresponda, como una forma de conocer qué tipo de trabajo se está
desarrollando con su hijo, cómo se desenvuelve el niño en la escuela y, sobretodo, para que los
padres puedan aprender herramientas para relacionarse con su hijo, comprender determinadas
conductas y desarrollar estrategias para tratar de generalizar los aprendizajes en el contexto
familiar.
- En este caso, así como en el de los ACNEAE en general, deberá plasmarse en el PTI
del alumno (Resolución 15 de junio de 2015), en el apartado correspondiente denominado
“Colaboración con la familia”.
- Otras formas de participación. Elaboración/adaptación de materiales, gestión de
ayudas a propuestas concretas a través de subvenciones al AMPA, charlas a los niños de un aula
sobre temas concretos, etc.
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TEMA 66

6. INTERVENCIÓN DEL ORIENTADOR EN UN CEIP, EN UN IES Y EN UN CEE

Entre las funciones que como Orientadores tenemos asignadas en los centros (Decreto
359/2009, de 30 de octubre, por el que se establece y regula la respuesta educativa a la
diversidad del alumnado en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia; Orden 24 de
Noviembre de 2006, por la que se dictan instrucciones sobre el funcionamiento de los EOEP; y
Resolución de 3 de septiembre de 2003, por la que se dictan instrucciones para el
funcionamiento de los Departamentos de Orientación), está la de fomentar la colaboración y el
establecimiento de cauces fluidos entre el centro educativo y la familia, para contribuir al
desarrollo integral de los alumnos, potenciando al tiempo el acercamiento y el conocimiento
mutuo, además de proporcionar información, formación y apoyo a estas. De forma más
específica, podemos señalar el Decreto 359/2009, de 30 de octubre, por el que se establece y
regula la respuesta educativa a la diversidad del alumnado en nuestra Región, en concreto en el
artículo 29. “Principios y ámbitos de actuación de la orientación Educativa”, que establece
como uno de los principios básicos que han de inspirar la orientación educativa del alumnado,
la “La intervención social, que tiene en cuenta el contexto socioeducativo en el que se
desenvuelve la vida escolar y familiar de los alumnos y la propia actuación psicopedagógica”.
Por otra parte, en el mismo artículo se establece que “La orientación educativa y
psicopedagógica en las etapas de educación infantil y educación primaria estará dirigida
especialmente hacia el apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje y la acción tutorial, siendo
el maestro tutor, con la colaboración de los profesionales de la orientación, quien coordine el
proceso educativo individual y colectivo del alumnado y la acción educativa de todos los
maestros que intervienen en la actividad pedagógica del grupo. Asimismo, será el maestro tutor
quien mantenga una relación permanente y activa con las familias”.

Por otra parte, se destaca como una de nuestras funciones en artículo 30.2 del Decreto
citado, la de “Contribuir a la adecuada relación entre los distintos integrantes de la comunidad
educativa, así como entre esta y el entorno social, asumiendo un papel de mediación en el
establecimiento de nexos de colaboración y planificación conjunta”.

Queda por tanto clara la importancia de la intervención del Orientador como nexo de
unión entre el centro y la familia y como agente que ha de asesorar para que la colaboración
entre la institución educativa y familiar trabajen juntos, colaboren y planifiquen actuaciones
con un mismo fin: el éxito educativo del alumnado.

Para el desarrollo de esta colaboración, proponemos algunas propuestas de


intervención relacionadas directamente con los contenidos desarrollados anteriormente y con
las funciones que los Orientadores desarrollamos en los centros, ya señaladas.

Nos centraríamos, por lo tanto, en las siguientes actuaciones:

- Colaboración con el centro en la planificación del Periodo de Adaptación de los


alumnos de 3 años, de manera que la familia adquiera un papel fundamental en el desarrollo
del mismo y asesoramiento a familias en este Periodo Adaptación.
- Colaboración con el centro en la planificación de acogida a familias de alumnado
extranjero, para fomentar su integración social y participación en la vida del centro.
Orientación Educativa 21
TEMA 66

- Intervención con padres en las jornadas de orientación de 6º de EP.


- Intervención con padres antes y después de la detección de Necesidades Educativas
Especiales en sus hijos.
- Información y orientaciones a padres.
- Constitución de una Escuela de Padres.

7. CONCLUSIÓN

Familia y Escuela son un marco referencial imprescindible para la incorporación de un


nuevo ser humano a la sociedad; pero, este marco se encuentra a merced de los avatares
impuestos por transformaciones diversas que han de asumir ambas instituciones si quieren
responder a su tarea educativa y socializadora.

Los cambios de la sociedad actual son rápidos y profundos. Los sujetos no están
preparados para adaptarse a ellos en los diversos niveles: biológico, psicológico y social. La
complejidad, cada vez mayor, que la caracteriza, demanda una nueva visión educadora de la
familia y la escuela, lo que exige su compromiso para trabajar unidas en un proyecto común.

Como conclusión del tema, me gustaría resaltar un par de ideas fundamentales


comentadas a lo largo del desarrollo de este. En primer lugar, es importante destacar el amparo
legal y reconocimiento profesional de la importancia de la participación de la familia en la
educación de su hijo, y en segundo, lugar la importancia de la actitud de la escuela frente a los
padres, para que estos se sientan invitados a participar.

Puesto que familia y escuela son los principales agentes de socialización y son los
entornos más estables donde permanece el niño en su primera infancia, es necesario una
colaboración y cooperación que garantice una coherencia y modelos adecuados para
desarrollar no solo conocimientos, sino también normas, valores y actitudes, consensuados y
aceptados por toda la comunidad escolar.

Esta colaboración centro-familia es posible ya que existen formas prácticas de llevarlas a


cabo. Lo fundamental es que esta colaboración exista realmente y no quede reducida a un
hecho anecdótico o casual, sino que surja como consecuencia de una reflexión, planificación y
compromiso.

No es suficiente que los padres deleguen en los centros la educación de sus hijos, ya que
si no existe una colaboración y apoyo por parte de la familia, difícilmente los centros podrán
llevar a cabo una tarea educativa con los alumnos. Tampoco es bastante con una colaboración
puntual y esporádica, es necesario que los padres se impliquen en todos los procesos
educativos de sus hijos, y que supervisen su educación, pero también es necesario que valoren
el esfuerzo y constancia realizado por sus hijos, y por sus profesores, respetando la labor y
profesionalidad de cada uno.

Tal como recoge el documento “La participación de las familias en la educación escolar”,
elaborado por el Consejo Escolar de Estado y publicado por el Ministerio de Educación, Cultura
22 Orientación Educativa
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y Deporte (2014), el futuro de la participación de las familias pasa, con toda probabilidad, por
avanzar en los modelos de cooperación entre familia y centro educativo con el apoyo, la ayuda
y el estímulo de los poderes públicos. Cabe concluir este capítulo trayendo a colación la
reflexión que al respecto efectúa Bastiani (1993) y que la expresa en los siguientes términos:
«No se puede dejar evolucionar sin ayuda y a su propio ritmo la asociación entre familia y
escuela. Tampoco se debería autorizar a los profesores y a los padres a desarrollarla ellos
mismos sin ser apoyados. Hay en ello una tarea esencial que requiere no solamente de
imaginación, sino también de organización, comprensión y ayuda».

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