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Clínica y Salud, 2001, vol. 12 n°. 1 - Págs.

5-31

ARTÍCULOS
Síndrome de adaptación paradójica a la
violencia doméstica: una propuesta teórica
Paradoxical adaptation to domestic violence: a
theor etical framework pr oposal

ANDRÉS MONTERO GÓMEZ*


RESUMEN

Se presenta una hipótesis para conceptualizar una nueva categoría psicopato -


lógica, el Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica (SAPVD).
No se trata de una teoría sobre las causas o el mantenimiento de la violencia
doméstica, sino una aproximación tentativa a cómo se relacionan determinadas
variables y momentos psicológicos para producir un escenario fenomenológico
concreto e identificable, el SAPVD. Este síndrome será descrito como un conjun -
to de procesos psicológicos que culmina en el desarrollo paradójico de un víncu -
lo interpersonal de protección entre la mujer víctima y el hombre agresor a través
de la inducción de un modelo mental que estará dirigido a la recuperación de la
homeostasis fisiológica y el equilibrio conductual, así como a la protección de la
integridad psicológica, en la víctima. Los elementos definitorios del síndrome
será caracterizados por un patrón de cambios cognitivos, su funcionalidad adap -
tativa resultado de un proceso psicológico reactivo en la víctima.

ABSTRACT

A hypothesis for conceptualising a new psychopathological category, the


Paradoxical Adaptation to Domestic Vilence Syndrome (PADVS), is presented.

* Organización: Universidad Autónoma de Madrid


Dirigir la correspondencia a : Andrés Montero Gómez, Departamento de Psicología Biológica y la
Salud, Universidad Autonoma de Madrid, 28049 Madrid (España). Tlf: 606363675. E-mail:
amontero@cop.es
Agradecimientos: Al Prof. Dr. José Antonio Carrobles, quien dirige la investigación para la verifiicación
empírica del modelo teórico

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Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

It is not a theory on the causes and maintenance of domestic violence, but a


tentative approach to how certain variables and psychological steps are put in
relation to each other to produce a phenomenological scenery, specific and
identifiable, the PADV syndrome. The PADV will be described as an interper -
sonal bond of protection built between a victim woman and a man aggressor,
within a traumatic and stimuli restricted environment, through the induction of
a mental model that will be aimed at the victim’s physiological and behavioru -
ral balance recovering and psychological integrity protection. The feature of
the syndrome would be determined by a pattern of cognitive changes and its
adaptive functionality as a fresult of a psychological reactive process in the
vectim.

PALABRAS CLAVE

Vínculo traumático, modelo mental inducido, violencia doméstica, Síndro -


me de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica.

PALABRAS CLAVE

Traumatic bond, induced mental model, domestic violence, Paradoxical


Adaptation to Domestic Violence Syndrome.

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Andrés Montero Gómez

INTRODUCCIÓN lencia se prolongue durante años


hasta que la mujer es capaz de
Un factor que añade un elemen- reaccionar o uno de los miembros
to de dificultad al estudio de la vio- de la pareja muere. Alguna macro-
lencia contra la mujer en el seno de encuesta de orientación sociológi-
relaciones de pareja -en su mayo- ca estima en cinco años la perma-
ría heterosexuales- es que única- nencia de la mujer en el contexto
mente una mínima parte de los doméstico donde está expuesta a
casos de malos tratos es denun- la violencia (Instituto de la Mujer,
ciada. Al igual que ocurre en las 2000), mientras estudios en entor-
diversas aproximaciones efectua- nos clínicos elevan esta cifra a los
das al problema del abuso sexual diez años (Echeburúa, Corr a l ,
en la infancia, el maltrato de la Sarasua, Zubizarreta y Sauca,
mujer por parejas o compañero s 1990; Echeburúa, Corral, Sarasua y
sentimentales ofrece reconocidas Zubizarreta, 1996).
restricciones al conocimiento de la A pesar de que algunos estudios
situación por parte de actore s establecen un vínculo representati-
externos al anillo primario de rela- vo entre maltrato doméstico y lesio-
ciones de la víctima. Incluso, en un nes sufridas por las mujeres (Son-
alto porcentaje de los casos, los kin, Martin y Walker, 1985; Stark y
detalles del maltrato no salen del Flitcraft, 1988), sólo una minoría de
ámbito diádico exclusivo de la estas lesiones es la que finalmente
p a reja donde se produc en. Un se registra en centros policiales,
aspecto que pudiera parecer para- judiciales o de atención a la mujer
dójico es q ue este sile ncio no como efecto de la violencia domés-
siempre correlaciona con mujeres tica. En la literatura se llega a esti-
económica o socialmente depen- mar que el rango de incidentes de
dientes de sus parejas sentimenta- a g resión doméstica denunciados
les, sino que a veces mujeres que se encuentra entre el 10% y el
podrían ser autosuficientes en el 30%, aunque son datos cuya vali-
terreno laboral o personal continú- dez es complicado precisar.
an en el domicilio o contexto de
convivencia de la pareja donde Otra característica a considerar
están siendo maltratadas, alimen- en este fenómeno es la importante
tando así una extraña dinámica de p ro p o rción de situaciones en
traumáticas consecuencias. Así, donde las denuncias presentadas
comenzando las primeras agresio- ante las autoridades judiciales o
nes du rante el noviazgo o los policiales son retiradas por las pro-
meses iniciales del matrimonio, lo pias mujeres objeto de maltrato,
usual es que el escenario de vio- antes de que se inicie el correspon-

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Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

diente procedimiento legal sancio- abusador, los estudios en la litera-


nador o preventivo. El sobre s e i- tura se re f i e ren comúnmente a
miento de una causa penal por t r a s t o r nos de la persona lidad
maltrato, como consecuencia del ( H a m b e rger y Hastings, 1986),
perdón al agresor o la retirada de la siendo el trastorno antisocial de la
denuncia por parte de la víctima, ha personalidad y la depresión los
sido evaluado cuantitativamente más detectados (Dinwiddie, 1992),
por algún estudio en un 63’5%, complicados o no con abuso de
representando el total de sobresei- sustancias. Si se toma en conside-
mientos un 30% del global de cau- ración a la mujer víctima, las cate-
sas judiciales por maltrato (Themis, gorías diagnósticas más frecuentes
1999). son depresión (Campbell, Sullivan
y Davison, 1 995; Echeburúa,
Corral, Amor, Sarasúa y Zubizarre-
PLANTEAMIENTO GENERAL Y ta, 1997) y diversos cuadros de
MARCO CONCEPTUAL ansiedad (Sato y Heiby, 1991),
entre los que destaca el trastorno
La violencia contra mujeres en el de estrés postraumático (Hous-
marco de relaciones afectivas da kamp y Foy, 1991).
lugar a la manifestación de una No obstante, si bien la diagnosis
gran variedad de procesos psico- psicopatológica realizada post-hoc
lógicos, la mayoría de ellos de puede dar cuenta, parc i a l m e n t e ,
evolución patológica debido a la del impacto de la violencia sobre el
naturaleza traumática del contex- equilibrio psicofisiológico de la víc-
to. Algunos de estos pro c e s o s tima, su utilidad será en cambio
constituyen categorías diagnósti- marginal en el momento de ofrecer
cas reconocidas en la psicopatolo- una explicación acerca del porqué,
gía siendo clínicamente observ a- en más del 70% de los casos (Insti-
dos y tratados aunque en muchas tuto de la Mujer, 2000), la mujer
ocasiones sin conocer completa- maltratada permanece en una rela-
mente las complejas estru c t u r a s ción de abuso durante años
del problema real. sufriendo las consecuencias aversi-
A pesar de la prevalencia del vas y traumáticas de la violencia
silencio en las víctimas en la vasta ejercida contra ella por su pareja.
mayoría de casos de violencia En este punto, se podrían mencio-
doméstica, los terapeutas han nar tentativamente tres grupos de
identificado una serie de desórde- factores que, ya sea de modo uni-
nes clínicos asociados a esta clase tario o en combinación, e influidos
de maltrato. Por parte del hombre o no por la presencia de distorsio-

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nes cognitivas producto de una gradualmente más fuerte con sus


serie de mitos culturales y religio- a g re s o res, llegando a asumir las
sos, coadyuvan a mantener a la excusas esgrimidas por el agresor
mujer en silencio sobre el maltrato tras cada episodio de violencia y
que está sufriendo: 1) diversos pro- aceptando sus arre p e n t i m i e n t o s ,
cesos paralizantes generados y retirando denuncias policiales
mantenidos por el miedo; 2) la per- cuando han tenido un momento de
cepc ión por la víctima de una lucidez y las han presentado, o
ausencia de vías de escape o sali- deteniendo procesos judiciales en
da de la situación de tortura; 3) y la marcha al declarar a favor de sus
carencia de recursos alternativos, agresores antes de que sean con-
sobre todo en el caso de mujeres denados.
con hijos que no vislumbran, por Algunas investigaciones han tra-
causas variadas, un apoyo externo tado de arrojar luz sobre la ocurren-
viable. Sin embargo, en no pocas cia de estos vínculos paradójicos
ocasiones se observa que mujeres entre víctima y agresor, fundamen-
a quienes se supone una indepen- talmente apelando a las claves
dencia personal o económica y una afectivas o emocionales que apare-
posibilidad de acceso a recursos cen en el contexto del entorno trau-
continúan en relaciones íntimas mático y, en algún caso, utilizando
donde sufren violencia. Estas muje- descripciones similares a las pro-
res, que desarrollan actividades puestas para el denominado «sín-
sociales o profesionales que sugie- drome de Estocolmo», un conjunto
ren a su entorno inmediato que no de mecanismos psicológicos que
están paralizadas por el miedo, o determinan la formación de un vín-
que incluso llegan a emprender con culo afectivo de dependencia entre
éxito iniciativas en varios ámbitos las víctimas de un secuestro y sus
de sus vidas, parecen sin embargo captores y, sobre todo, a la asun-
incapaces de denunciar a sus agre- ción por parte de los rehenes de las
sores, con quienes siguen convi- ideas, creencias, motivos o razones
viendo, y mucho menos de aban- que esgrimen sus secuestradores
donar la relación. para llevar a cabo la acción de pri-
En muchos casos este tipo de vación de libertad (Strentz, 1980;
mujeres, de perfil social considera- M o n t e ro, 1999). No obstante, los
do más independiente, y aquellas escasos modelos teóricos se han
otras de dependencia más ligada a concentrado en los elementos más
un núcleo familiar del tipo que sea, salientes del trauma que convertirí-
comparten la reacción paradójica an a la víctima en un receptor pasi-
de desarrollar un vínculo afectivo vo de la violencia, dejando de pro-

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Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

fundizar en la cadena de procesos maltratada el desarrollo de un lazo


psicológicos implicados y, por traumático que la une con el agre-
tanto, obteniendo al final un dibujo sor a través de conductas de doci-
sesgado del fenómeno. Tal vez la lidad. Según Dutton y Painter, el
u rgencia por encontrar m edios abuso crea y mantiene en la pareja
paliativos ante el sufrimiento de las una dinámic a de de pen dencia
mujeres maltratadas haya influido debido a su efecto a simétrico
en la circunstancia de prestar aten- sobre el equilibrio de poder, siendo
ción a las señales más evidentes, el vínculo traumático producido por
sin preguntarse a qué respondían la alternancia de refuerzos y casti-
determinados síntomas. Pero, en el gos. Sin embargo, esta teoría des-
fondo, el éxito en interpretar la cansa aparenteme nte sobre la
complejidad de la reacción de una base del condicionamiento instru-
víctima en un escenario de agresión mental que, desde mi perspectiva,
continuada requiere una compren- es válido para dar cuenta de algu-
sión rigurosa del aparato psicológi- nos aspectos del repertorio de vic-
co involucrado en la formación del timización (principalm ente de
tipo de vínculos paradójicos men- aquellos referidos a la indefensión
cionados, con el propósito final de aprendida y al efecto sobre la vícti-
desactivarlos y abrir más oportuni- ma de los períodos de arrepenti-
dades a la acción de procedimien- miento del agresor), pero falla en
tos legales o asistenciales. cubrir la compleja cadena funcional
Aunque existen teorías que tra- de procesos psicológicos asociada
tan de explicar aspectos parciales a este tipo de vínculos paradójicos.
del proceso del maltrato cuya men- Según se expondrá aquí, la incerti-
ción sobrepasa el foco de análisis d u m b re inherente a la violencia
de este estudio (para una revisión, repetida e intermitente es un ele-
Villavicencio y Sebastián, 1999a), mento clave en el camino hacia el
dos han sido los modelos postula- desarrollo del vínculo, pero no su
dos para ensayar una hipótesis causa única. Además, la teoría no
sobre la naturaleza y emergencia toma en consideración que alguna
de los vínculos paradójicos en rela- esfera de desequilibrio de poder es
ciones íntimas de componente vio- en cierta medida una característica
lento (figura 1). En uno de ellos, común a muchas relaciones huma-
Dutton y Painter (1981) han descri- nas (Dobash, Dobash, Wilson, y
to un escenario en el que dos fac- Daly, 1992): en las parejas traumá-
tores, el desequilibrio de poder y la ticas no parece ser una conse-
i n t e rmitencia en el tratamiento cuencia sino un antecedente al
bueno-malo, generan en la mujer abuso.

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FIGURA 1
Esquematización de los modelos teóricos de Dutton y Painter, 1981 y
Graham et al, 1995

O t ro modelo que plantea una evaluativos, perfil topográfico y


i n t e r p retación para el comport a- metodología correlacional, fue dise-
miento paradójico de las mujeres ñada para detectar la aparición de
maltratadas es el tratamiento facto- síntomas del síndrome de Estocol-
rial de Graham sobre reacciones- mo en mujeres jóvenes sometidas a
t i p o - s í n d rome de Estocolmo en abuso por parte de sus compañeros
mujeres jóvenes que mantienen rela- sentimentales, y está basada en la
ciones de noviazgo (Graham, Raw- idea de que el síndrome es el pro-
lings y Rimini, 1988; Graham et al, ducto de un tipo de estado disocia-
1995). Su modelo factorial toma la tivo que lleva a la víctima a negar la
forma de una escala de evaluación parte violenta del comportamiento
de 49 ítems alrededor de un núcleo del agresor mientras desarrolla un
caracterizado por distorsiones cog- vínculo con el lado que percibe más
nitivas y estrategias de coping, y positivo, ignorando así sus propias
dos dimensiones secundarias deno- necesidades y volviéndose hipervigi-
minadas ‘daño psicológico’ y una lante ante las de su agresor (Graham
más ambigua ‘amor-dependencia’. y Rawlings, 1991). Sin embarg o ,
La teoría de Graham, de propósitos mientras esta explicación puede ser

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válida para describir alguno de los versitarios (Sipsma, Carro b l e s ,


procesos globales implicados en el Montorio y Everaerd, 2000). En este
síndrome, no proporciona una hipó- último se encontró que un 17.5%
tesis teórica sobre la naturaleza del de los varones de la muestra acep-
p roceso traumático más allá de taba algún tipo de coacción en con-
algunos de sus elementos constitu- ductas sexuales en base a determi-
yentes. Igualmente, el modelo de nadas justificaciones, mientras que
Graham está afectado por un sesgo ese porcentaje era de un 6.3% en el
metodológico inicial derivado del caso de las mujeres.
hecho de que tanto la extracción Alternativamente, en orden a facili-
empírica del cuestionario que utiliza tar una explicación teórica para el
para la contrastación teórica, como comportamiento paradójico observa-
los resultados que arroja, proceden do en determinadas mujeres maltra-
de investigaciones que utilizan tadas, se propone que un determina-
muestras de mujeres de una deter- do tipo de víctimas de violencia en el
minada franja de edad y nivel edu- ámbito de la pareja, cuyas caracte-
cativo (universitarias), circunstancias rísticas habrá que determinar en la
que comprometen las propiedades consiguiente investigación, sufren la
del instrumento de medida y dificul- manifestación de un síndrome glo-
tan la generalización de los resulta- bal, el Síndrome de Adaptación
dos. Paradójica a la Violencia Doméstica
Por otra parte, hasta donde llega (SAPVD), generado como una reac-
el conocimiento del autor, en Espa- ción psicofisiológica y conformado
ña no se han realizado investigacio- en una serie de modificaciones cog-
nes que abordaran la presencia de nitivas ante un entorno traumático
reacciones paradójicas en víctimas dentro de un contexto referencial,
de violencia doméstica. Los traba- cual es el medio doméstico.
jos que han explorado actitudes o El síndrome APVD, como nuevo
estructuras cognitivas de interpreta- concepto, proviene de la aplicación
ción de la realidad violenta en ámbi- al ámbito de la violencia contra la
tos de agresiones de género se han mujer en el entorno doméstico del
concentrado en describir la existen- modelo teórico desarrollado por
cia de distorsiones cognitivas en Montero (1999, 2000a, 2000b) para
agresores intrafamiliares (Fernán- el síndrome de Estocolmo clásico. El
dez-Montalvo y Echeburúa, 1997), o síndrome APVD será descrito aquí
en dar cuenta de justificaciones como un conjunto de procesos psi-
acerca de la violencia en conductas cológicos que, a través de las dimen-
de agresión sexual en re l a c i o n e s siones de respuesta cognitiva, con-
heterosexuales entre jóvenes uni- ductual y fisiológico-emocional, cul-

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mina en el desarrollo paradójico de FASES SINDROMICAS


un vínculo interpersonal de protec-
ción entre la mujer víctima y el hom- 1 . Fase DESENCADENANTE
b re agre s o r, en el marco de un (figura 2). Originada en la presenta-
ambiente traumático y de restricción ción del escenario traumático, esto
estimular, a través de la inducción de es, cuando la mujer recibe la primera
un modelo mental, de génesis psico- expresión de violencia física de parte
fisiológica, naturaleza cognitiva y de su pareja sentimental. A pesar de
anclaje contextual, que estará dirigi- que se hubieran producido discusio-
do a la recuperación de la homeosta- nes previas o incluso algún nivel de
sis fisiológica y el equilibrio conduc- maltrato psicológico en la pareja,
tual, así como a la protección de la consideramos la primera agresión
integridad psicológica, en la víctima. física como el elemento disparador
Desde esta perspectiva, el síndrome clave de todo el proceso. Esta vio-
APVD es un mecanismo activo de lencia inaugural tiene el efecto trau-
adaptación habilitado para amorti- mático de una ruptura del espacio
guar y/o evitar la incidencia masiva de seguridad y confianza construido
de estresores amenazantes sobre la sobre la base de la relación afectiva.
víctima, que se aproximaría a este Después de la agresión, los límites
cuadro psicológico a través de cua- de seguridad y peligro se entremez-
tro fases situadas en un continuo. clan y sus señales se difuminan.

FIGURA 2
Mapa conceptual hipotetizado para la fase desencadentante del SAPVD

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Aparte las bien conocidas reac- ha roto, que una parte en su interior
ciones neuroendocrinas de estrés se ha perdido. Además, el impacto
comunes a todo entorno de intensa global de la realidad traumática
amenaza (Selye, 1956; Sokolov, percibido a través de una evalua-
1963; Neufel, 1984; Sandín, 1995), ción sesgada por la desorientación
desde una perspectiva cognitiva se derivada de la circunstancia de que
puede afirmar que el aspecto más el agresor es la pareja afectiva de la
significativo de esta fase será un víctima, desencadenará una miría-
e s t rechamiento de los canales da de emociones, principalmente
atencionales (MacLeod, Mathews y negativas. Una vez la agresión ha
Tata, 1986), sesgados y comprome- finalizado y la mujer es dejada a
tidos hacia la percepción de la solas, el resultado más probable es
amenaza (Williams, Watts, MacLe- que la víctima entre en un angustio-
od y Mathews, 1988; MacLeod y so estado de ansiedad de curso
R u t h e rf o rd, 1992), que tendrá p ro g resivo, que pro b a b l e m e n t e
repercusiones en una consecuente correlacionará con accesos ocasio-
limitación de los imputs estimulares nales de ira que revertirán hacia el
que alcanzan el nivel de conscien- estrés como elemento añadido
cia. Debido a la focalización aten- ( L a z a rus, 1968; Diamond, 1982).
cional, los procesos perceptivos y, Tanto la incapacidad de la víctima
a través de ellos, las vías estandari- de actuar eficazmente para modifi-
zadas de juicio y razonamiento se car su entorno, como la acumula-
verán puntualmente desestabiliza- ción de afecto negativo y, sobre
das por la evaluación de la amena- todo, la consolidación del senti-
za y la inevitable adjudicación de miento de pérdida, favorecerán el
recursos a su afrontamiento. avance hacia un posterior cuadro
Emocionalmente, aunque en otra depresivo.
clase de ataques violentos contra 2 . Fase de REORIENT A C I Ó N
mujeres (p.ej. violaciones) el con- (figura 3). Cuando la mujer dispon-
tacto inicial y repentino entre vícti- ga del momento de reevaluar tras la
ma y agresor origina una reacción primera agresión física, la ruptura
primaria de miedo, genuina en el del espacio de seguridad habrá
sentido instintivo jamesiano p roducido un patrón general de
(James, 1983) y previa a cualquier desorientación, responsable de la
valoración cognitiva del hecho, el instauración de un estado de incer-
miedo en este contexto y después tidumbre donde previamente había
la ansiedad estarán altamente p rotección. Si consideramos el
modulados por un sentido de pér- hogar como un ambiente referen-
dida. La mujer siente que algo se cial en lo concerniente a la identi-

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dad individual, es viable suponer de re f e rentes). De este modo, la


que la incertidumbre, junto al miedo primera consecuencia derivada de
y al sentido de pérdida, coadyuvan la ruptura del espacio de seguridad
a borrar los límites de la inserción es la exposición a un riesgo que se
de la víctima en su núcleo primario sitúa en el interior mismo de un
de relación, el lugar donde ella se entorno de referencia básica para el
siente a salvo. Es de esperar que sujeto. El poder disruptor de un
tal reversión tenga una repercusión peligro incierto, junto al manteni-
en los esquemas del self y en la miento de la violencia en casa, con-
autoestima de la víctima. Además, tribuirán de un modo notable al
o t ro elemento significativo en la deterioro psicofísico de la víctima.
estructura de referentes de la mujer, La presencia continuada de estre-
su marido o compañero sentimen- sores ambientales en un contexto
tal, ha modificado abruptamente su referencial substanciará la recurren-
definición, convirtiéndose en una cia de un estado de ansiedad que
amenaza impredecible (re v e r s i ó n seguramente irá creciendo en cro-

FIGURA 3
Mapa conceptual hipotetizado para la fase de reorientación del SAPVD.

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nicidad y que podría degenerar, conduce al sujeto a una forma de


como se verá, en la formación de círculo vicioso que es retroalimen-
un cuadro depresivo. Todo este tado a través del patrón general de
proceso de desorientación y ruptu- desorientación de la víctima. Inclu-
ra se verán potenciados en mujeres so podríamos contemplar una suer-
sin ocupación profesional o aficio- te de restricción estimular en el
nes fuera del hogar, debido al peso sentido de que la mujer está vivien-
específico del entorno doméstico do permanente en el seno de una
en la definición de sus estructuras configuración amenazante, similar
espacio-temporales básicas y en en cuanto a un principio de percep-
su autoconcepto. ción de no-hay-salida al aislamien-
Unidas a las insidiosas cualida- to sensorial producido en situacio-
des de la ansiedad y originadas en nes de secuestro (Montero, 1999).
la fase previa como reacción adap- Así, la mujer sufre de una restric-
tativa a la percepción de la amena- ción estimular en clave de aisla-
za, las anormalidades atencionales miento que, añadida a los sesgos
serán mantenidas como vía de atencionales, cercena claramente
optimización de recursos. Algunos su capacidad de comunicación
a u t o res (Williams et al, 1988; hacia otras personas.
Eysenck, MacLeod y Mathews, Si suponemos que las agresio-
1987; Eysenck, 1991) han encon- nes tienen un curso intermitente y
trado evidencia que apoya la afir- repetido (Dutton y Painter, 1981;
mación de que los individuos afec- Echeburúa et al. 1990), el manteni-
tados por estados de ansiedad miento de intensos niveles en la
desarrollan una clase de sesgos en respuesta de estrés, la incapacidad
el procesamiento preatencional de que percibe la víctima para manejar
la información ambiental que favo- un entorno hostil con la evidente
recen, de modo automático, la cap- inferioridad de sus recursos, la
tación de estímulos amenazantes. desorientación debida a la rever-
En nuestro caso de referencia, los sión de referentes y, finalmente, la
canales para el normal pro c e s a- adicción de factores de influencia
miento de imputs estimulares exter- perturbadora como la incertidum-
nos (a los que añadimos los intero- bre y la sensación de negatividad,
ceptivos) se estrechan hasta que- todos ellos se agruparán para con-
dar progresivamente limitados a la solidar el inicial proceso agudo y
p e rcepción de la amenaza. Este reactivo de estrés hacia uno cróni-
tipo de bucle atencional, cre a d o co y sostenido de ansiedad, perju-
por la situación ansiógena, suminis- dicial de ese modo para el organis-
tra un sustento para la ansiedad y mo. Este estadio en la evolución de

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la situación traumática es complejo, gos atencionales se han estableci-


pues la formación crónica de la do, los canales cognitivos centra-
reacción de ansiedad coincide en la dos en evaluar la amenaza sugeri-
víctima con la búsqueda de estrate- rán a la mujer que debe de haber
gias de coping en orden a adaptar- una razón para las agresiones, que
se al nuevo contexto. la violencia pudiera ser un castigo
Una vez sobrepasada la fase ini- para alguna clase de comport a-
cial de miedo reactivo modulado miento impropio en que ha incurri-
por la sensación de pérdida, las do. La mujer se sentirá culpable
interacciones víctima-agresor que porque sus vías de razonamiento,
ocurran en ausencia de violencia, comprometidas por la hipervigilan-
serán posicionadas por la mujer en cia y los sesgos atencionales, la
el marco de la dinámica de reorien- conducen hacia la conclusión más
tación en la que está comprometi- autorreferencial: el castigo está ahí
da. Aunque posibles acercamientos para corregir algo que ella ha hecho
entre los actores implicados duran- mal. De esta forma, la víctima se
te la que he denominado ‘fase autoinculpa, pronunciándose esta
desencadenante’ puedan estar tendencia en mujeres que conser-
marcados por conductas de recha- ven estructuras de creencias basa-
zo y aislamiento en el lado de la das en pautas de comportamiento
víctima (i.e. negativas a hablar, tradicionales, ya sean fundamenta-
retracción motora, etc.), la apertura das en ejes religiosos, culturales o
conductual de la mujer en esta fase sociales, que primen adhesiones
de exploración favorecerá una dis- incondicionales de fidelidad a la
tensión en la relación, quizás coin- pareja o ideas irracionales sobre el
cidiendo con algunos signos de a m o r, entre otras. Pero, además,
a rrepentimiento en el compañero otra fuente de culpa y vergüenza,
a g resor (Wa l k e r, 1984). Aquí, sin bastante más inconsciente y laten-
e m b a rgo, la mujer comenzará a te, la constituye el hecho de que el
añadir indicadores de vulnerabili- a g resor es alguien que la pro p i a
dad a los ya emergentes sentimien- mujer eligió un día para compartir
tos de culpabilidad. su vida: esta es una culpa determi-
nada por una frustración de expec-
En efecto, durante los compases tativas y metas.
iniciales del proceso de violencia la
tendencia en la mujer será autocul- La ruptura del espacio de seguri-
parse por los golpes recibidos. Una dad, más pronunciada si se produ-
vez la ira ha desaparecido o se ha ce en el seno de una unión matri-
i n t royectado (Wa l k e r, 1984), y el monial, quiebra en la mujer las
patrón de desorientación y los ses- expectativas en un proyecto de

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futuro junto a su pareja. Este con- sobre la base del principio de con-
cepto era un elemento pro b a b l e- g ruencia actitudinal, todo ello en
mente ya incorporado a los esque- orden a evitar la disonancia (Festin-
mas de identidad de la mujer y g e r, 1957) entre su conducta de
ahora, en un contexto de violencia, elección y compromiso con la pare-
se torna en factor disonante que ja, de una parte, y la situación trau-
colisiona con el mantenimiento del mática en la que está viviendo, de
estatus marital o afectivo. En esta otra. Intentando compaginar estos
fase de reorientación, la mujer elementos con un mermado paque-
busca introducir un equilibrio entre te de recursos, la mujer entrará en
su sistema de creencias, la frag- la fase de coping.
mentada estructura de referentes, 3. Fase de AFRONT AMIENTO
la autoestima dañada por la auto- (figura 4). En este punto, la víctima
culpabilización y la realidad violenta dedica su limitada capacidad de
en el hogar. La víctima entonces influencia a lograr una inserc i ó n
producirá un reajuste de expectati- más funcional en un entorno refor-
vas y un realineamiento cognitivo

FIGURA 4
Mapa conceptual hipotetizado para la fase de afrontamiento del SAPVD.

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mulado. En este punto, las posibili- la víctima para hacer frente a las
dades de coping estarán modula- demandas contextuales. Este
das por las variables personales y mecanismo bifásico de evaluación
contextuales asociadas a la víctima cognitiva descrito por Lazarus y
en cada caso particular, entre las Folkman (1984) implica someter a
cuales mencionamos los estilos de continuo contraste la estimación de
a f rontamiento (Witkin y Goode- las demandas situacionales frente a
nough, 1981; Lazarus y Folkman, la percepción de los propios recur-
1984), el apoyo social real (Saran- sos, de tal manera que ello produz-
son y Saranson, 1985) y percibido ca una progresiva retroalimentación
(Hoff, 1990), y el propio estado psi- en donde la información originada
cofisiológico general de la mujer, en el medio ambiente marque el
sin olvidar el peso específico juga- ritmo de las medidas puestas en
do por los factores de vulnerabili- marcha para lograr el ajuste indivi-
dad de la víctima ante el maltrato dual. En un escenario de ru p t u r a
(Mittchel y Hodson, 1986; Walker, del espacio de seguridad, expuesta
1984; Dutton, 1992), en cuya cate- la víctima a restricción estimular y
goría destaca la exposición general afectada por sesgos atencionales,
de la víctima a violencia durante la es viable considerar que la habili-
infancia/adolescencia (Villavicencio dad de la mujer para llevar a cabo
y Sebastián, 1999b). una evaluación secundaria con
A lo largo de esta fase de afron- garantías está básicamente distor-
tamiento en una relación violenta sionada.
que ha perdido los límites definito- Si la mujer carece de vías salu-
rios y referenciales afectivos que la dables para la expresión emocio-
iniciaron, los procesos de valora- nal, la configuración depresiva del
ción cognitiva del medio ambiente estrés crónico avanza (por tanto,
se convierten en el elemento pros- involucrando una dinámica circular
pectivo preponderante. Si durante negativista en la perc e p c i ó n
la exposición inicial a una coalición ambiental –Beck, 1976) y, sobre
de estresores la evaluación primaria todo, la inacción determinante en la
de las demandas contextuales es la víctima está creciendo, los ya
que tiene prioridad en la formación emergentes sentimientos de culpa
de respuesta de resistencia ade- y vergüenza serán promocionados;
cuada, en cuanto concier ne al y el drástico descenso en la auto-
coping la cuestión predominante es estima debido a las conductas de
un ciclo de evaluación secundaria, docilidad se verá pronunciado.
esta vez concentrado en la valora- La culpa es atribuida en la litera-
ción permanente de los recursos de tura a la influencia de difere n t e s

CLÍNICA Y SALUD 19
Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

factores (Castilla del Pino, 1991), claramente en su coincidencia con


aunque su génesis bien puede ser la autoevaluación de recursos en la
limitada a un par de áreas: la per- víctima y sus intentos por construir
cepción, por parte del sujeto, de estrategias de control sobre el
que no está cumpliendo con refe- entorno. Según el argumento clási-
rentes normativos externos, deter- co de Kelly (1955), la determinación
minados por religión-moral, educa- de la conducta está basada en la
ción, cultura (Kohlberg, 1981); o la capacidad de la persona para anti-
presunción de que está excediendo cipar apropiadamente la ocurrencia
criterios referenciales internos del de eventos a su alrededor, consoli-
autoconcepto (Rogers, 1951). En dándose el ajuste personal por
este ámbito y ligando los senti- medio de la previsión de acciones
mientos de culpa a la mencionada llevadas a cabo desde la observa-
circularidad del proceso depresivo, ción de las regularidades en la rea-
es posible suponer una culpa estre- lidad. En el entorno traumático y
chamente asociada a autoevalua- amenazante que se analiza, los
ciones corrompidas por el proceso contornos para la anticipación son
de desorientación y la hostilidad del borrosos y las intenciones del agre-
entorno, afectando directamente a sor difícilmente predecibles.
la búsqueda por parte de la mujer La producción de modelos de
de elementos de ayuda en el exte- realidad, escenarios para la acción,
rior, una búsqueda que finalmente por parte de la mujer se transforma
la conducirá al itinerario más carac- en un proceso extre m a d a m e n t e
terístico del SAPVD, su fase de c o n s t reñido por la reversión de
adaptación. referentes y subordinado a la cons-
A esta clara incapacidad de la tante probabilidad de una agresión.
mujer para lograr recursos efectivos La incapacidad para la anticipación
por ella misma -siempre teniendo se une a la inacción para erosionar
en cuenta una víctima que ha llega- el autoconcepto, sujeto a una pre-
do a este punto sin conseguir un sión multidimensional alimentada
a f rontamiento adaptativo-, pode- por las dinámicas cognitivas circu-
mos añadir la elevada carga de lares y los sesgos mencionados, y
incertidumbre inherente a agresio- por un patrón de notable deterioro
nes intermitentemente administra- psicofísico. De este modo, la per-
das. A modo de agente desestabili- cepción de estar en posesión de
zador, la incertidumbre tendrá una conductas ineficaces para afrontar
influencia sustantiva en esta etapa, el contexto aversivo y la importante
puesto que es en esta fase cuando carga de incertidumbre que condu-
la incertidumbre se manifiesta más ce a sentimientos de incontrolabili-

20 CLÍNICA Y SALUD
Andrés Montero Gómez

dad, se traducirán en la víctima en medida por la liberación de opioi-


el desarrollo de lo que se conoce des endógenos, probada en estrés
como conducta de victimización, ( Van der Kolk, Gre e n b e rg y Orr,
especialmente asociada con los 1989) y estrés sin coping, puede
principios de la teoría de la indefen- contribuir -además del aumento en
sión aprendida de Seligman, que el umbral dolor- al embotamiento
comprende el establecimiento en la emocional y a la reducción de la
mujer de conductas de entre g a sensibilidad, todo lo cual fortalece-
pasiva bajo la inevitabilidad de las rá las conductas de pasividad e
consecuencias derivadas de la indefensión en la víctima.
situación aversiva (Seligman, 1975; 4. Fase de ADAPTACIÓN (figu-
Abramson, Seligman y Te a s d a l e , ra 5). Este estadio es una exten-
1978; Peterson y Seligman, 1983). sión de la f ase de coping en
También, la ausencia de contro l donde, bajo el prisma de la resis-
s o b re los elementos traumáticos tencia pasiva, la víctima comienza
estaría impulsada por lo que Hoier a someterse a las condiciones
denomina «aprendizaje traumático» externas, a adaptarse de manera
(Hoier et al, 1992), que provendría paradójica a la violencia de su
de la exposición de la mujer a una agresor. De este modo, bajo la pro-
superposición de programas con- bable premisa del deterioro psicofi-
currentes de aprendizaje, definidos siológico, sumergida la mujer en tal
por el refuerzo positivo de las res- ambiente de duda sobre su propio
puestas de la víctima deseadas por bienestar, con un sistema de refe-
el agresor y el castigo para cual- rencias fracturado, consciente de
quier conducta de resistencia. una situación de inferioridad que la
En este estado de cosas, el pro- hace dependiente de su agresor y
ceso de cronificación del estrés sin elementos fiables de juicio para
ligado a fases previas, las cognicio- abrigar esperanzas reales de cam-
nes depresógenas y el distrés sin bio, la víctima se comprometerá en
coping, se unirán para estabilizar una búsqueda de nuevos factores
un incipiente estado depresivo en que puedan suministrar estabilidad
la víctima, que evolucionará hacia y equilibrio. Ello la llevará a mover-
un patrón distímico que sería válido se hacia el lugar donde se concen-
situar como el último eslabón en tra el mayor porcentaje de poder
continuo dimensional estrés-ansie- en ese momento, el agre s o r, con
dad-depresión-distimia (Kendall y quien comenzará a desarrollar un
Watson, 1989; King, Ollendick, y vínculo paradójico de dinámica
Gullone, 1991; Craig y Dobson, similar al síndrome de Estocolmo
1995). La generación de analgesia (Montero, 1999, 2000a).

CLÍNICA Y SALUD 21
Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

FIGURA 5
Mapa conceptual hipotetizado para la fase de adaptación del SAPVD.

En efecto, durante la fase de No obstante el período de victi-


adaptación la víctima busca su mización, lo que transforma verda-
inserción con el máximo grado de deramente al SAPVD en un cuadro
ajuste en un entorno cuyas propie- diferencial con respecto a otro tipo
dades de cambio sobrepasan los de desórdenes explicados en parte
recursos que tiene la persona. La sobre la base de la teoría de Selig-
mujer asume que el mantenimiento man (por ejemplo, el PTSD), es que
de un contexto hostil y adverso es durante el desarrollo de la fase de
independiente de los medios que adaptación la víctima logra sobre-
ella pueda poner en práctica para pasar la indefensión aprendida en
modificarlo, entrando de esta orden a situarse en posiciones que
manera en un estado cercano a la marcarán el ritmo de su reintroduc-
indefensión aprendida descrita por ción en un marco redefinido por los
Seligman (Seligman, 1975), que en nuevos referentes impuestos por el
nuestro caso sería del tipo personal contexto. La mujer abandona la
autoinculpatorio (Abramson et al, indefensión apre n d i d a - p e r s o n a l
1978). principalmente a través de un pro-

22 CLÍNICA Y SALUD
Andrés Montero Gómez

ceso de «identificación traumática» quienes el agresor haya declarado


con el agresor y por medio del como sus enemigos o re s p o n s a-
cambio de atribuciones personales bles de la situación-, conteniendo
internas (sobre las que se funda- así la percepción de relaciones de
menta el modelo re f o rmulado de no-contingencia e incontrolabilidad
Seligman) a externas y universales, (ahora existen responsables causa-
ambas en el sentido causal de Wei- les y están fuera). Los estudios de
ner (1972). O’Leary apoyarían esta tesis cuan-
El proceso de identificación se do encuentra que el 75% de las
construye sobre la base proporcio- mujeres maltratadas no perciben su
nada por la emergencia de una relación como problemática y atri-
especie de formación delirante o buyen las causas de las agresiones
pseudodelirio, hacia el cual la vícti- recibidas a elementos externos al
ma dirige sus mínimos recursos en m a l t r a t a d o r, sin reconocer sus
orden a proteger el autoconcepto intenciones de ser violento o de
por medio de un desplazamiento hacer daño (O’Leary et al, 1989).
de la culpa hacia el mundo externo Por lo tanto, el proceso de identi-
a su hábitat -precisamente hacia ficación víctima-agresor arranca de

FIGURA 6
Previsión de tres dimensiones atribucionales de la víctima en las fases de
afrontamiento y adaptación del SAPVD.
AUTOEFICACIA LOCUS DE LOCUS
PERCIBIDA CONTROL DE CAUSALIDAD

afrontamiento baja externo (agresor) Interno


adaptación baja externo (otros) Externo

• la autoeficacia (Bandura, 1977) percibida responde a las expectativas que


tiene el sujeto de emitir una respuesta con éxito en una situación determi-
nada
• el LOC, en el sentido de Weiner (1972), responde a la pregunta de ¿bajo
control de qué o de quién está la situación?
• el locus de causalidad responde a la pregunta de ¿dónde está situada la
causa de la situación? o, lo que es igual, ¿qué o quién causa la situación?
(equivaldría a la percepción de responsabilidad)

CLÍNICA Y SALUD 23
Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

un estado de ruptura del espacio esquema explicativo con Fiske y


de seguridad y confianza y de la Taylor (1991) o similar a un esque-
superación de la indefensión apren- ma de razonamiento pragmático en
dida, para llegar a construir un el sentido de Holland et al (Holland,
modelo mental inducido a partir de Holyoak, Nisbett y Thagard, 1986),
la naturaleza traumática del contex- es un algoritmo cognitivo que opera
to y sus repercusiones, un modelo sobre la base adaptativa de sobre-
que encarna un marco referencial vivir a las posibles consecuencias
propio, que podríamos denominar negativas del entorno traumático,
« m a rco re f e rencial de transición» cuyas expectativas adversas son de
–transición derivada del carácter ese modo congeladas y evitadas;
i n s t rumental del modelo-, y una también tiene un propósito de ajus-
identidad de compromiso, ambos te al ambiente amenazante por
elementos adoptados por la víctima medio del nuevo marco referencial.
en el transcurso de su adaptación La identidad de compromiso trabaja
al trauma. a modo de eje del proceso de iden-
La identidad de compromiso es tificación, condicionado por un prin-
una identidad disociativa ad hoc cipio de congruencia cognitiva y
formada por esquemas que incor- sostenido en esa mencionada clase
poran las premisas cognitivas del de formación delirante cuyas fun-
a g re s o r. A través de esta nueva ciones son evitar la disonancia (Fes-
h e rramienta cognitiva, la víctima tinger, 1957) y llenar de sentido los
ensaya la comp osición de una vínculos de la víctima con el agre-
especie de alianza con su pare j a sor. Las líneas de la identidad de
abusiva para intentar afrontar, para- compromiso actúan sesgadas por
dójicamente, la espiral de agresio- la selectividad atencional, que en
nes. El modelo mental inducido estas circunstancias filtra la infor-
recoge las ideas, razonamientos y mación negativa en orden a incor-
a rgumentos del maltratador para porar al marco de identificación úni-
modelar un tipo de escenario ope- camente los elementos de la con-
racional. Este conjunto de ideas ducta del agresor que parezcan ser
constituirá el pretendido escenario positivos, generalmente ideas, argu-
mental donde conseguir diversos mentos o instantes de arre p e n t i-
niveles subjetivos de seguridad y miento y reconciliación.
confianza. El concepto de formación deli-
El modelo mental inducido, que rante no alude aquí estrictamente a
conceptualmente podemos situar la catalogación de un delirio según
cercano a un esquema contextual la perspectiva clásica de Jaspers
de procedimiento, quizás como un (1975), puesto que mi pro p u e s t a
carece de los elementos de falso

24 CLÍNICA Y SALUD
Andrés Montero Gómez

juicio o evidencia sobre una reali- Finalmente, se puede utilizar la


dad imposible que requeriría la teoría de la identidad de Schlenker
aproximación diagnóstica a un tras- (1982) para respaldar la hipótesis
t o rno delirante. Al contrario, con expuesta de que la mujer protege
f o rmación delirante se pre t e n d e su autoconcepto modificando su
referir cierta arrogación cognitiva inicial actitud de rechazo hacia el
que la víctima realiza acerca de las contexto por una nueva de acepta-
ideas motivantes del agresor, de su ción, asumiendo el modelo mental
universo argumental, al modo que de su pareja y proyectando la culpa
o c u rriría en un caso de «folie à al exterior. Schlenker afirma que
deux» (Gralnick, 1942). Desde esta una persona cambiará sus actitu-
perspectiva y para evitar connota- des cuando se crea responsable de
ciones confusas, quizás sería más acciones aversivas, todo ello al
a p ropiado incluso proponer una objeto de introducir un ajuste entre
formación ideativa o ideacional, en comportamiento y actitudes. En el
vez de delirante, sobre la cual se modelo que se presenta, la mujer
apoyarían la identidad de compro- comienza autoculpándose por la
miso y el modelo mental construi- situación traumática, pero adaptati-
dos por la víctima. vamente modifica su actitud de
El fenómeno de la reestructura- rechazo desarrollando un vínculo
ción cognitiva producido en la vícti- cognitivo con su agresor pasando
ma es de tal magnitud que genera por un modelo mental de anclaje
un nuevo modelo mental de induc- contextual.
ción situacional -con el agre s o r
como estímulo de referencia nucle-
ar- que se convierte en un factor VERIFICACION DE LA HIPOTESIS
g o b e rnante en la conducta de la
mujer, debido especialmente a que El proceso de vinculación trau-
su repertorio conductual está des- mática expuesto para el Síndrome
provisto de sentido: la víctima se de Adaptación Paradójica a la Vio-
e n f renta a una distorsión en su lencia Doméstica podría tener raí-
estatus de relación con ella misma ces biológicas ligadas a una base
y con el mundo, y sus percepcio- filogenética, que conectarían ade-
nes son filtradas a través de los más con las tesis defendidas por la
esquemas de una identidad de teoría de Bowlby para el apego en
c o m p romiso, que son esquemas niños (Bow lby, 1969). No sería
auto-referenciales establecidos con arriesgado especular con la posibi-
el agresor y la situación traumática lidad de que exista una programa-
como referentes. ción biológica, en el repertorio con-
ductual no-aprendido de la especie

CLÍNICA Y SALUD 25
Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica: una propuesta teórica

humana, que prepara al individuo cia del SAPVD en mujeres maltrata-


para reaccionar en algún modo afi- das. Tal instrumento, que está sien-
liativo en contextos de dependen- do desarrollado en la Universidad
cia para la supervivencia. Tal como Autónoma de Madrid por José
se ha planteado con el desarrollo Antonio Carrobles y el autor (Mon-
de un m od elo mental inducido tero y Carrobles, 2000) traduce en
como eje nuclear para la emergen- ítems de extracción teórica los pro-
cia del síndrome, así uno de los cesos nucleares del síndrome, tra-
elementos del apego de Bowlby es tando de representar los conceptos
la construcción de lo que él deno- menos operacionalizables desde
mina «modelos de trabajo». Estos una perspectiva funcional. El cues-
son re p resentaciones cognitivas tionario está siendo refinado en
estructuradas sobre la experiencia muestras piloto de diversas pobla-
del niño con la figura de apego, y ciones -población normal, mujeres
contienen re c u e rdos, conceptos, maltratadas denunciantes en cen-
expectativas y una visión acerc a tros de asistencia, mujeres maltra-
del mundo físico y social que sirve tadas en primer contacto con la red
para poner en contexto la relación de asistencia policial, social o sani-
con la figura de referencia. La prin- taria- para evaluar sus propiedades
cipal diferencia entre la teoría de psicométricas y de detección, y ser
Bowlby y la hipótesis para el posteriormente sometido a un aná-
SAPVD, además del hecho de que lisis fa ctorial para confirmar y
en Bowlby el apego es un concepto explorar la estructura del SAVD y
dotado de demasiada potencia para evaluar su consistencia. Se
explicativa, es que el interés del espera así mismo que la investiga-
niño por la figura de apego es origi- ción empírica contribuya a ajustar
nal e innato, mientras en el ámbito el modelo teórico hasta hacerlo
de la violencia contra la mujer el más parsimonioso.
vínculo paradójico es secundario e Evidentemente, no todas las
instrumental. mujeres que permanecen en entor-
De otra parte, a pesar de algunos nos de violencia doméstica lo
de los conceptos que se han utili- hacen por estar afectadas por un
zado para elaborar la hipótesis son proceso que pudiéramos describir
difíciles de operacionalizar, una vía como similar al Síndrome de Adap-
óptima para contrastar si responde tación Paradójica a la Vi o l e n c i a
o no a una realidad psicológica y Doméstica. A igual que sugiere n
para validar empíricamente el Fuselier (1999) y Montero (1999)
modelo teórico es diseñar un cues- para la variante clásica del síndro-
tionario para la detectar la presen- me de Estocolmo, al considerar

26 CLÍNICA Y SALUD
Andrés Montero Gómez

que el desarrollo del síndrome de cia distintos del SAPVD (afectiva,


Estocolmo en una situación de económica), miedo combinado con
cautiverio no se llega a producir en expectativas de desamparo, desór-
la mayoría de los escenarios de denes de la personalidad o a otra
secuestro, cabe señalar aquí que la clase de circunstancias de índole
incidencia de este cuadro clínico personal o familiar, algunos de los
puede no ser tan común como la cuales pueden ejercer como facto-
presencia de otros condicionantes res predisponentes y/o facilitadores
en la casuística que rodea a la per- para un eventual desarrollo del
manencia de la mujer en un medio SAPVD. Futuras investigaciones
donde está siendo sometida a mal- tendrán que dilucidar hasta qué
trato constante. Algunos de estos punto están presentes en contex-
condicionantes podrán estar referi- tos re ales los elementos aquí
dos a diversos tipos de dependen- modelizados.

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