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Mujeres de Origen Africano en La Capital
Mujeres de Origen Africano en La Capital
en la capital novohispana,
siglos xvn y xvm
IN S TITU T O N A C IO N A L DE A N TR O P O LO G ÍA E H ISTO R IA
U N IV E R S ID A D N A C IO N A L A U TÓ N O M A DE M ÉXICO
Program a U n iv e rsitario de Estudios de Género
MUJERES DE ORIGEN
AFRICANO EN LA CAPITAL
NOVOHISPANA, SIGLOS
XVII Y XVIII
COrjECCIÓNAFRICANÍA
MUJERES DE ORIGEN
AFRICANO
EN LA CAPITAL
NOVOHISPANA,
SIGLOS XVII Y XVIII
María Elisa Velázquez Gutiérrez
LC: GN479.7 V4
Agradecimientos..........................................................................11
Introducción ......................... 13
Las africanas y sus descendientes en la capital
novohispana....................................................................... 17
Un repaso historiográíico.................................................. 34
Conceptos, método y fuentes............................................49
7
Un género pictórico singular: los cuadros de castas
o de mestizaje ..................................................................423
Las parejas, la familia y el entorno doméstico ......... 431
Los oficios................................................................... 436
El atavío ......................................................................442
El chocolate y otros abusos ........................................451
El genio o la tem planza............................................. 458
Consideraciones ..............................................................463
Conclusiones ......................................................................467
Bibliografía..........................................................................497
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I n tro d u c c ió n
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Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
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Introducción
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Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
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introducción
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Introducción
1 A 1» fecha se han realizado por lo menos tres estudios centrales sobre e) per
fil demográfico, social y étnico de la población de la capital virreinal. F.l pri
mero de Eduardo Báez, “Planos y censos de la cd. de México en 1703”. en
Boletín del Archivo General de la Nación, vol. vil, 1-2, México, 1966; el segundo
de Irene \ ázquez, Los habitantes de la ciudad de México vistos a través del
censo del año 1753”, tesis de maestría, México, El Colegio de México, 1975;
Otro de Alejandra Moreno, sobre los resultados de los padrones de 1753, 1790
y 1811, “Algunas características de la población urbana; ciudad de México si
glos XVUl-XIX”, en Investigación demográfica en México, México, Conacyt, 1977.
También Lourdes Májquez aporta datos sobre la situación social y demográ
fica de la población de la ciudad: “Los parroquianos del Sagrario Metropoli
tano: panorama sociodemográfico", en Lourdes Márquez y José Gómez,
(eds.) Perfiles demográficos de poblaciones antiguas de México, México, in a h , 1998
op. 95-125.
4 L>s datos sobre el número y porcentajes de los diversos grupos de la población
nov ohispana son variados y contradictorios, según lo demuestra en su tesis
Irene Vázquez, op. cit.
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Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
20
Jntioducción
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
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Introduction
*». ..................................... ....
^ litig a c io n e s han demostrado que llevaron a cabo diver-
|fcl tltreas imprescindibles no sólo para la reproducción
y familiar en este periodo, sino también para su de-
Ü rrollo económico.
$?. Durante la época virreinal muchas mujeres, sobre todo
lis que pertenecían a la nobleza, a los grupos con mayores
privilegios económicos o bien a las comunidades indíge-
ttftl más aisladas, estuvieron sujetas a normas familiares y
Comunitarias estrictas que marcaban su destino, ya fuera
•1 matrimonio —muchas veces convenido—o el convento,
y c las reglas y deberes que cada uno de estos espacios
txigía. Aun así, otras mujeres, pertenecientes a las capas
Intermedias o a las más desprotegidas de la sociedad no-
Vohispana, vivieron situaciones sociales más permisibles,
tunque enfrentadas a otros obstáculos de carácter econó
mico. Es bien sabido que un elevado porcentaje de muje
res, en muchos casos solteras,6 trabajaron en los distintos
oficios tolerados para su género, como costureras, hilan
deras, tejedoras, sombrereras, zapateras, curanderas, par
teras, sirvientas o comerciantes en pequeños negocios y
en las calles como vendedoras ambulantes para sostener
a su familia, sin contar necesariamente con el apoyo de un
padre o un marido. Otras lo hicieron desde los espacios
»ocíales a los que pertenecían, ya fuera como administra-
6 La soltería de las mujeres fue común a lo largo del periodo colonial, sobre todo
en las ciudades. Segím Pilar Gonzalbo, en la capital de la Nueva España más
o menos la mitad de las adultas eran solteras. Véase Las mujeres en la Nueva
España. Educación y vida cotidiana, México, El Colegio de México, 1987, pp. 1.51 ■
152. Este estado prevaleció hasta el siglo XiX como lo demuestra Silvia Arrom
en su libro Las mujeres de la ciudad de México, 1790-1857, México, Siglo XXI.
1988, quien subraya la cantidad de mujeres solas en la capital y calcula que
para 1811 un tercio de la población femenina era soltera, aunque hubiera teni
do algún tipo de pareja, pp. 137-145.
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Malia Elisa Velázqucz Gutiérrez
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Introducción
7 Como lo señala Julia Timón, de acuerdo con el derecho civil, la esposa debía
obediencia al cónyuge y tenía que renunciar a la soberanía en la mayor parte
de sus acciones legales, propiedades y ganancias, e incluso subordinarse en
sus actividades domésticas. Sin embargo, la Iglesia -aunque compartía estos
principios- era con frecuencia aliada de las mujeres, pues concedía derechos
y obligaciones iguales a maridos y esposas, como la consideración de que el
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María Elisa Velazquez Gutiérrez
débito debía ser aceptado por ambas partes, la ayuda recíproca, las responsa
bilidades compartidas hacia ios hijos y la idea de que el adulterio del marido
era causal de separación, al igual que el femenino. Véase Mujeres en México.
Recordando una historia, México, Conaculta (Serie Regiones), 1998, p. 70.
8 Es interesante subrayar que, por ejemplo, la condición femenina de soltería,
por lo menos durante los siglos XVI y XVII, no tuvo las connotaciones de re
chazo que después adquiriría desde mediados del siglo XVill y a lo largo del
XIX, cuando nuevos cambios sociales afectaron la imagen y la condición fe
menina. Los enlaces consensúales representaron hasta el 30 o 40 por ciento
sobre todo en las principales ciudades. Varios estudios de la época colonia)
han probado la importancia de los nacimientos que ocurrían fuera del matri
monio, entre ellos véase: Dennis Valdés, The dectine o f the sociedad de castas in
Mexko city, Universidad de Michigan, 1978; EHzabeth Anne Kuznesof, “Ra
za, clase y matrimonio en la Nueva España: estado actual del debate”, en Pi
lar Gonzalbo, Familias nooohispanas, siglos XVJ-XIX, México, El Colegio de Mé
xico, 1991.
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Introducción
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María Klisa Velázquez Gutiérrez
13 Del total de ios trabajadores a destajo 43 por ciento eran mujeres. Véase Ma
ría Amparo Ros, “La Real Fábrica del Tabaco: (.un embrión de capitalis
mo?”, en Historias, núm. 10, julio-septiembre de IOS.1), pp. 51-03.
14 Entre los pocos pensadores ilustrados que reflexionaron sobre el papel de
las mujeres se encuentra el padre Benito Jerónimo Feijoo, quien en su Teatro
crítico universal, escrito entre 1726 y 1740, dedicó un apartado a defender las
virtudes de la mujer. Voltaire, Didcrot y Rousseau, por ejemplo, continuaron
con la superioridad del hombre frente a la mujer. Véase Benito Jerónimo
Feijoo, Defensa de la mujer, Victoria Sau (introd.), Barcelona, lcaria/Antrazyt,
1997.
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Introducción
15 Para mayor información sobre las mujeres en el siglo XIX, véase Silvia Arrom,
op. cit., y Mar ía de la Luz Parcero, Condiciones de la mujer durante el siglo XiX,
México, INAH, 1Í)S>2.
16 En capítulos posteriores exploraré las diferencias entre bozales y ladinas, por
lo pronto es importante destacar que las bozales eran aquellas mujeres traídas
desde África y las ladinas eran africanas o mulatas que habían vivido en la
Península Ibérica o en las Antillas, que conocían la lengua castellana, las cos
tumbres occidentales y estaban cristianizadas.
17 Gonzalo Aguirre Beltrán, La población negra en México, México, FCE, 15)72,
p. 22.
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María Elisa Velazquez Gutiérrez
,li En el total de población del censo del Virreinato de la Nueva España de los
Arzobispados de 1570, se registran: 14 711 españoles y 18 587 africanos. Véa
se Colin A. Palmer, Slavts o f the Wkile God: Bladcs in México, 1570-1650; Cam
bridge, Harvad University Press, 1976.
I!t Paul E. Lovejoy, “The Volume of the Adantic Slave Trade”, en Journal ofAfri
can History, núm. 23,1982, pp. 473-501. Colín Palmer también está de acuer
do en esta cifra, según lo expresó en la ponencia presentada en el simposio
internacional: “Balance y perspectivas de los estudios sobre población de
origen africano en México”, organizado por la Dirección de Etnología y An
tropología Social del INAU en noviembre de 1997.
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Introducción
Un repaso historiográfico
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Introducción
Existe una amplia bibliografía sobre ambas mujeres desde la época colonial
hasta nuestros días.
MJosefina Muriel, Conventos de monjas en la Nueva España, México, Ed. Santiago,
1U46.
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Maria Elisa Velázqucz Gutiérrez
Josefina Mnricl, Las indias caciques de Corpus Christi, México, Instituto de Histo-
ria-UKAM {Primera Serie Histórica, f>), 1963; Los recogimientos de mujeres: respues
ta a una problemática social novohispana, México, Instituto de Investigaciones
Históricas- UNAM, 1974; Cultura femenina naoohispana, México, Instituto de In
vestigaciones Hislóricas-UNAM (Serie Novohispana, 30), 1982; Pilar Gonzalbo,
La educación de la mujer en la Nueva España, México, SBP/E1 Caballito, 1985;
Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, México, El Colegio
de México, 1987; Noemí Quezada, Amor y magia amorosa entre los aztecas. Su
pervivencia en el México colonial México, UNAM ¡Serie Antropológica, 17), 1996.
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Introducción
H Entre otros muchos trabajos, véase Asunción Lavrin (comp ), Las mujeres la
tinoamericanas: perspectivas históricas, México, FCE, 1985; Carmen Ramos ct aL
Presencia y transparencia: la mujer en la historia de México, México, El Colegio
de México, 1987; Asunción Lavrin y Edith Couturier, “Las mujeres tienen la
palabra“, en Historia Mexicana, vol. XXI, núm. 2, octubre-diciembre, México,
El Colegio de México, 1981.
H Familia y sexualidad en la Nueva España, México, SEP/FCE (Colección SEP/
80, 41), 1982; Solange Alberro, “El discurso inquisitorial sobre los delitos de
bigamia, poligamia y solicitación”, en Seminario de Historia de las Mentalidades,
DEH-INAH, Seis ensayos sobre el discurso colonial relativo a la comunidad doméstica,
México, INAH, 1980 (Cuaderno de trabajo, 35); Marcela Tostado, El álbum
de ¡a mujer, vol. 11, Época colonial, México, in au (Colección Divulgación),
1991; Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de las mujeres, España, Taurus,
1992; Pilar Gomal bu. La familia y el nuevo orden colonial México, El Colegio
de México, 1908.
« Bajo esta perspectiva existe una amplia bibliografía, entre ella vale la pena
»eñalar las investigaciones publicadas por: Silvia Arrom, Las mujeres del siglo
XIX en ¡a ciudad de México, México, Siglo XX[, 1989; Asunción Lavrin, Sexua
lidad y matrimonio en la América hispánica, siglos XVI-XVII, México, Conaculta/
Grijalbo (Colección Los Noventa), 1991; Ana María Atondo, El amor venal y
la condición femenina en el México colonial, México, inah , 1992; Patricia Seed,
Amar, honrar y obedecer en el México colonial México, Conaculta/Alianza, 1991;
Pilar Gonzalbo (coord.), Lamillas novohispanas, siglos XVI-XIX op. cit.
Sobre la ciudad de México destaca el de JuanJavier Pescador, De bautizados
a fieles difuntos, México, F.l Colegio de México, 1992.
,111 Destaca, entre otros, el iibro de SteveJ. Stern, La historia secreta del género. Mu-
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
jeres, hombres y poder en México en las postrimerías del periodo colonial México,
fce, 1999.
31 Es importante señalar que países que actualmente cuentan con un considera
ble porcentaje de mujeres de origen africano como Brasil, Cuba, Colombia,
Perú y sobre todo Estados Unidos, han desarrollado trabajos de investigación
centrados en estas temáticas, que aunque abordan problemáticas y tempora
lidades distintas, pueden aportar metodologías y formas de interpretación para
los estudios en México. Entre otras, véase las obras de Verena Stolcke, Racis
mo y sexualidad en la Cuba colonial, Madrid, Alianza, 1992; Verene Shepherd
el a l, Engendering History, Caríbbean Wbmen in Hislorical Perspeclive, Londres,
James Currey Publishers, 1995 ; Nancy Motta, Enfique de género en el litoral pa
cifico colombiano, Santiago de Cali, Universidad del Valle, 1995; Celsa Albert
Batista, Mujer y esclavitud en Santo Domingo, República Dominicana, C E D E t.
1990.
32 Emma Pérez Rocha y Gabriel Moedano, Aportaciones a la investigación de ar
chivos del México colonial y a la bibliohemerografia afromexicanista, México, inah ,
1992.
33 María Elisa Velázquez y Ethel Correa (comps.), Poblaciones y culturas de origen
africano en México, México, INAH (col. Africanía), 2005.
:u Juan Manuel de la Sema, “La esclavitud africana en la Nueva España. Un ba-
Introducción
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
Americas, vol. 26, núm. 2, South Ik'thsda, octubre de ¡969, pp. 134-151, y Ed
gai F. Love, “Negro Resistance to Spanish Rule in Colonial México”, en 77¡¿
Journal of Negro Ilútory, vol. 52, núm. 2, abril de 1967, pp. 89-103; Philip Cur
tin, The Atlantic Slave 'Hade a Censas, Madison, University ofWisconsin Press,
1969. Años más tarde también sobresale la obra ya clásica de Colín A. Pal
mer, Slam oflhe. White Cod: Blucki in México, 1570-1650,1larvard, University
Press, 1976, que aún no se ha traducido al español
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Introducción
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María Elisa Velázquez Gutierre;
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Introducción
t Carlos Paredes y Blanca Lara, “La población negra en los valles centrales de
fu ibla: orígenes y desarrollo hasta lfi8l”, en Luz María Martínez Montiel
(coord.), Presencia africana en México, Conaculta, 1994.
f f t María Luisa Herrera Casases, Presencia y esclavitud del negro en la Huasteca, Mé-
Mico, Porrúa, 1989.
W Carlos Manuel Valdés e Ildefonso Dávila, “Esclavos negros en Saltillo, siglos
XVII-X1X”, manuscrito, 1989.
H G«nny Negroe Sierra, “Pocos negros en Mérida, ¿suficientes fuentes?”, ponen-
( j Ir presentada en el “V Encuentro Nacional de Afromexicanistas”, Mordía,
Universidad Michoacana de San Nicolás, octubre de 199.5.
*• Juan Andradc Torres, “Historia de la población negra en Tabasco”, en Presen
t é africana en México, op. cit.
tá Rodolfo Fernández, “Esclavos de ascendencia negra en Guadalajara en los
ligios XVII y XVIII”, en Estudios de Historia Novohispana, vol. 11, México, b'NAM,
1691, pp. 71-81; Celina Becerra, “Familia y matrimonio esclavo en los Altos
dajalisco. La parroquia de Jal os to tillan en la segunda mitad del siglo XVXII”,
ponencia en ei “V Encuentro Nacional de Afromexicanistas , op. cit.
ti Mlríft Guevara, “Participación de los africanos en el desarrollo del Guanajua-
(o colonial”, en Presencia africana en México, op. cit., pp. 133-183; “El desarrollo
d i Guanajuato virreinal y su conformación étnica: el caso de los afromesti-
lOi", tesis de maestría, México, u n a m , 2000. De la misma autora: “Relacio
nes interétnicas en Guanajuato. Siglo XV1I1”, en María Guadalupe Chávez
(coord.), El rostro colectivo de la nación mexicana, Michoacán, Universidad Mi-
cho&can de San Nicolás de Hidalgo, 1997; Guanajuato diverso: sabores y sinsa
bores de su ser mestizo (siglos XVI a XVII), Guanajuato, La Rana, 2001.
M Juan Carlos Reyes, “Tributarios negTOS y afromestizos, primeras notas sobre
un padrón colímense de 1809”, en Luz María Martínez y.Juan Reyes {eds.J,
III Encuentro de Afromexicanistas, Colima, Gobierno del Estado de Colima/
Conaculta, 1993.
** Lilia Serrano, “Población de color en la ciudad de México, siglos XVÍ-XVI1 ,
en Martínez y Reyes (eds.), III Encuentro Nacional de Afromexicanistas, op. cit.
y Elizabeth Hernández y Marta Eugenia Silva, “1.a esclavitud negra en la
ciudad de México durante el periodo 1555 a Ki55 a través de los documen
tos notariales”, tesis de licenciatura, México, UNAM, 1998.
El libro Presencia africana en México, coordinado por Luz María Martínez Mon-
tlel, ya citado, reúne un número importante de trabajos monográficos dedi-
43
María Elisa Velázquez Gutiérrez
cades al tema, muchos de los cuales han sido señalados en este apartado.
También el libro coordinado por María Guadalupe Chávez, El rostro cotuda10
de la nación mexicana, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, lí)!)7, reúne artículos sobre el tema.
Norma Castillo Palma, ‘‘El estudio de la familia y del mestizaje a través de las-
fuentes eclesiásticas: el caso del archivo parroquia] de San Pedro Cholula",
en Bnan K Cannaughton y Andrés Lira (eds.), Las fuentes, eclesiásticas para la
historia social de México, México, L'AM-Ixtapalapa/Instituto Mora, 1997.
■
’I' María Elisa Velázquez^uati Correa: mulato libre, maestro de pintor, México, Co-
naculta, 1998.
” Aiaccli Reynoso, “Esclavos y condenados: trabajo y etnicídad en el obraje de
Posadas”, en María Guadalupe Chávez (coord.), El rostro colectivo de la nación
mexicana, op. cit. También sobre trabajo véase Moisés Guzmán Pérez, “Los
l Jurón. U na familia de arquitectos mulatos de Valladolid. Siglos XVII XVIII” ,
en Chávez (coord.), El rostro colectivo de la nación mexicana, op. cit.
;>B María Elena Cortés, “El matrimonio y la familia negra en la legislación civil
y eclesiástica coloniales. Siglos XVI-X1X”, en Sergio Ortega, El placer de pecar
y el afán de normar, México, Joquín Morliz/INAH, 1987.
’’ Gleim Michael Swiadnn Martínez, “lo s villancicos de negro en el siglo XVU",
tesis de doctorado, México, UNAM, junio de 2000.
1.0 Instituto Veracnizano de Cultura, 1994. Del mismo autor: “El fenómeno de
la rítmica combinada en grupos de tambores y ensambles de cuerdas ras
gueadas en la tradición del son”, en María Guadalupe Chávez (coord.;, El
rostro colectivo de la nación mexicana, op. cit.
1.1 Adriana Naveda, “Los estudios afromexicanos: los cimientos y las fuentes lo
cales”, en La palabra y el hombre, Xalapa, Universidad Veracruzana, núm. 97,
p. 12(1.
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Introducción
i® Desde los años ochenta, Patricia Seed se preocupó por este problema en su
artículo “Social Dimeusions of Race: México City, 17.53", en HAHR, vol. (i2,
núm. 4, noviembre, 1982. Entre otros estudios vale la pena subrayar el de
Douglas R. Cope, iChe l.imils o f Racial üominalion. Plebeian Society in Colonial
México City 1660-1720; Wisconsin, L'niversity ofWmsconsin Press, 1994 y la
de Peler Stern, “Gente de Color Quebrado. Africans and Afromestizos in
Colonial México”, en CLAllR, vol. 3, núm. 2, 1994, pp. 18.5-207. También
véanse los trabajos de Thomas Calvo, “Familias y sociedad: Zamora (siglos
XVIII-XIX)” y Robcrt McCaa, “Calidad, clase y matrimonio en el México co
lonial: el caso do Parral, 1788-1790”, en Pilar Gnnzalbo ¡comp.l, l¡atona de la
familia, México, Instituto Mora/UAM, 1993, y el reciente estudio de HonVin-
son 111, Ítcaning arrra fox fiis majesly. ¡Tic. fice colored Mtlitia in Colonial México,
California, Stanford Uilivcrsily Press, 2001.
^ Destaca el texto de Arturo Motta y Elhel Correa, “El censo de 1890 del Es
tado de Oaxaca”, en María Guadalupe Chave/, (coord.), El rostro colectivo de
la nación mexicana, op. ciL
Existen estudios antropológicos contemporáneos sobre la población de origen
africano en Veracruz como los de Sagrario Cruz, “Identidad en mía comu
nidad afromestiza del centro de Veracruz: el pueblo de Mata Clara”, tesis,
Cholula, Universidad de las Américas, 1989, y “La cultura afromestiza del
centro de Veracruz: la población de la Matamba, municipio de Jamapa, Vera
cruz”, reporte mecanoescrilo de la Dirección General de Culturas Populares,
Xalapa, 1991. También existen muchas investigaciones, en su mayoría sin pu-
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Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
blicar sobre la Costa Chica, entre ellas los trabajos de Ethel Correa y Arturo
Motta. Véase también los trabajos de Maria Cristina Díaz Pérez, “I-as relacio
nes de parentesco en tres comunidades aíromestizas de la Costa Chica de Gue
rrero”, tesis de licenciatura, México, ENAH, 11)9.1; Queridalo, matrilocaltdad y
atañía entre los afiomestizas de la Costa Chica, México. Conaculta, 2003 y Araa-
ranta Arcadia, “El papel de los estereotipos en las relaciones interétnicas: mix
téeos, mestizos en Pin o lepa Nacional, Oaxaca”, tesis de licenciatura, México,
ENA1I, 2000. También varios investigadores estadounidenses se han interesa
do recientemente por el estudio de este grupo de la región de Guerrero.
1,3 Nicolás Ngou-Mvé, El África bantú en la colonización de México (1595-1640), Ma
drid, Agencia F-spañola de Cooperación Intemacional/Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (Monografías, 7), 1994.
M’ Recientemente Frank T. Proctor 111 se ha preocupado por explorar caracterís
ticas culturales y de comunidad en los grupos de población de origen africano
en la ciudad de México y Guanajuato. “Black and White Magic: Curandismo,
Race and Culture in Eighteenth-century México”, ponencia presentada en
“The International Seminar on the History of the Atlantic World”, Harvard
University, 1998 y “African Slavcry in México, 1640-1750: Labor, Family,
Community and Culture”, proyecto de investigación presentado en el semi
nario "Estudios sobre poblaciones y culuiras de herencia africana en México”,
Dirección de Etnología y Antropología Social-INAH, noviembre de 2000.
1,7 En las reuniones académicas de! seminario Estudios sobre poblaciones y cul-
Luras de herencia africana en México se presentan proyectos de investigación
de historiadores y antropólogos, con el fin de reflexionar y discutir los tra
bajos más recientes del tema.
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U i ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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(i!* Varios trabajos abordan la vida de las mujeres negras y mulatas en obras con
temas generales, tom o la de Solange Albeno, “Negros y mulatos en los docu
mentos inquisitoriales: rechazo o integración”, en Elsa Frost et ai, El trabajo
y ¡os trabajadores en la historia de México, o¡>. rit.; Inquisición y sociedad en México,
1577-1700, México, FCK, 1088; Patricia Seed, Amar, honrar y obedecer en el Mé
xico colonial. Conflictos en tomo a la elección matrimonial, 1574-1821, op. rit. Estu
dios más recientes son ios de Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial, op. rit.
w Alejandra Cárdenas, Hechicería, saber y transgresión. Afiomestim en Acapulco: 1621,
Chilpancingo, Imprenta Candy, id /7, Patricia Pérez, “Amor y poder, dos
anhelos en la hechicería de esclavos", en Estudios michoacanos VI, Zamora, El
Colegio de Michoacán, 1985, pp. 211-222; Ana Leticia Mcjxa (ed.j, Relación de
la causa deJuana Muría, muíala. Esclava, mulata y hechicera. Historia inquisitorial
de una mujer novohispana del siglo XVIII, México, El Colegio de México, 1996.
71 Elizabeth Anne Kuznesof, “Ethnic and Gender Influences on ‘Spanish’ Cíen
le Society in Colonial Spanish America", en Colonial Latín American Review,
vol. 4, núm. 1, 1995, pp. 153-172; María Elisa Velázqucz, “Mujeres de rostros
azabachados en la Nueva España”, en IVciclo de conferencias: la América abun
dante de Sor Juana, México, Museo Nacional del Virreinato/lNAII, 1995, pp.
83-1)8; María Guevara, “Testamentos de mujeres en Guanajuato. Primera mi
tad del siglo XVIII*, ponencia presentada en el “Simposio Nueva España, Igle
sia v Sociedad”, en Zamora, El Colegio de Michoacán, septiembre de 1997;
Susan Kellog, “Texis of identity; writing and painting ethno-raeial and gender
idcnülities in Colonial New Spain, 1650 1760”, manuscrito, 1077 y “Las mu
jeres 'africanas' en el centro de México, 1648-1707: sus testamentos y sus vi
das”, manuscrito, 1090.
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n Entre otras obras, es importante destacar el libro de Roger Bastide, Las Amó
rteos negras. Las civilizaciones africanas en el Nuevo Mundo, Madrid, Alianza, 1969.
Sydney Mintz, Afio-Caribbean Transformations, Baltimore, Johns Hopkins Uni
versity Press, 1974, pp. 1-43.
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75 Este término ha sido utilizado desde las décadas de los sesenta y setenta del
recién terminado siglo.
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7,1 Magnus Mórner, La meada de razas en la historia de América Latina, Buenos Ai
res, Paidós, 196!), pp. 19-20.
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GO
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M a n d in g a s , b r a n s y b a n t ü e s : e s c l a v it u d
FEMENINA DOMÉSTICA Y CULTURAS DE ORIGEN
Koloba Camara
Jefe de la Aldea de Bakumana
Siglo XX1
1 Entrevista, tomada del artículo de Madina Ly, “La mujer en la sociedad man-
dlng precolonia]", en Achola O. Pala y Madina Ly, La mujer africana en la
sociedad precolonial, Barcelona, Serbal/Unesco, 1982, p. 207.
* En 1533 Francisco de Montejo obtuvo licencia para introducir 100 esclavos,
■ tanto hombres como mujeres, a Yucatán; Rodrigo de Albornoz, contador de
la Nueva España, importó la misma cantidad -u n tercio de ellos mujeres-
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Mandingas, brans y banlúes
3 Ibid., p . 30 .
c Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial, op. cit., p. '¿03.
7 Gonzalo Aguirre Bcltrán, La población negra en México, op. cit., p. 30.
Las experiencias de esclavitud de ciertas sociedades africanas, así como de las
culturas prehispánicas, aunque en menor medida, también influyeron en la
m anera en que esta forma de explotación se desarrolló en los territorios his
pánicos de América.
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Mandingas, brans y bantúes
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Mandingas, brans y bantúes
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Mandingas, brans y bantúej
Lista 1
** Gonzalo Aguirre Beltrán señala que existieron varios problemas para deno
minar a los distintos grupos culturales de África durante el periodo colonial.
En esta lista se ha privilegiado el nombre como hoy se reconocen y entre
paréntesis se registran los distintos nombres con que fueron llamados en los
documentos de la época virreinal. Fuentes: Gonzalo Aguirre Beltrán. La po
blación negra en México, México, FCE, 1072.
n IbitL, p. 110.
71
Maria Elisa Vdázquez Gutiérrez
72
Mandingas, brans y bannies
73
María Elisa Velazquez Gutiérrez
74
Mandingas, brans y bantúes
21 Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial, op. cií., pp. 204 y 205.
22 Las crónicas del periodo hacían hincapié en las costumbres y prácticas primi
tivas, salvajes y contrarias a la civilización y a la moral que los occidentales
concebían como idóneas.
23 Alassane Ndaw, La Pensée Africaine. RechercAes sur ks fondements de lapensée ni-
po-ajrkaine, Léopold Sedar Senghor (prefacio), Dakar, Les Nouvelles Edidons
Africaines, 1983, p. 52.
24 Joseph Ki-Zerbo, Historia del África negra. De los orígenes al siglo XIX, Madrid,
Alianza, 1972, pp. 118 y 119.
25 ¡bid., p. 199.
75
María Elisa Velázquez Gutiérrez
Param as información sobre los mandingos, véase Djibril Tamsir N iane, His
toire des Mandingues de TOutst, París, Éditions Karthala, 1989; Mamadou Mané,
“Contribution a l’histoire du Kaabu, des origines au XIXe stecle’', Dakar,
Bulltein de Pifan, 1979; “Les traditions orales du Gabu”, en Elhiopiques, Revue
Socialiste du Culture Négro-Africaine, Dakar, Grande Imprimerie Africaine,
1980.
27 Clémentine M. Kai'k-Nzuji, Symboles graphiques en Afrique mire, Paris, Éditions
Karthala, 1992, p. 22.
76
Mandingas, brans y bantúes
77
María Elisa Velazquez Gutiérrez
78
Mandingas, brans y bantúes
79
María Elisa Velazquez Gutiérrez.
:,:i Informante llamada Fofana, ver: Madina Ly, “La mujer en la sociedad man-
dingprccolonial”, en La mujer africana en la sociedadprecolimial, op. cit., p. 166.
u Nicolás Ngou-Mvé, El África banlú tn la colonización de México, ap. cit., p. 21.
80
Mandingas, brans y baníúes
a"’ Idem.
81
María Elisa Velazquez Gutiérrez
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Mandingas, brans y bantúes
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
84
Mandingas, hram y bantües
4-1 Catherine Coquery-Vidrovitch, African women. A modern history, op. cit., pp. 4Ü
y 41. Para más información sobre reinas africanas y en particular sobre Nzin-
ga véase Simone Schwarz-Bart y André Schwarz-Bait, In Praise ofBlack Women.
Ancient African Queens, vol. 1, Houston, University of Wisconsin Press, 2001.
4,1 Edna G. Bay, ‘‘Servitude and Wordly Success in the Palace of Dahomey”, cn
Woman and Slavery in Africa, Claire C. Robertson y Martin A. Klein feds.],
Wisconsin, University of Wisconsin Press, 1ÍJH3, pp. 341-307.
85
María. Elisa Velazquez Gutiérrez
47 Madina Ly, “La mujer en la sociedad manding precolonial”, en Im. mujer afri
cana en la sociedad precolonial op. cit ., p. 203.
lS Yuro Fall hace mención de que el bibliógrafo John Davis Smith calculó que
de Ui/5 a 1930 se escribieron alrededor de 21 1(¡1 000 trabajos sobre la escla
vitud. Ponencia “Esclavitud en África y fuera de África”, presentada en el
simposio internacional “Balances, retos y perspectivas de los estudios sobre
población africana en México hacia fines del milenio”, op. cit.
86
Mandingas, hrans y banítíes
4!> William Phillips |r. subraya que las actividades en las artes o en la medicina
eran consideradas degradantes c indignas, ¡.a esclavitud desde la época romana
hasta los inicios del comercio transatlántico, op. til., p. 43.
87
María Elisa Velazquez Gutiérrez
88
Mandingas, brans y batanes
M lbid., p p . 41-4.S.
55 Hugh Thomas, I m traía de esclavos, op. cit., pp. 28 29.
89
María Elisa Velazquez Gutiérrez.
William Phillips Jr., La esclavitud desde la época romana hasta los inicios del co
mercio transatlántico, op. cit., p. SI.
’7 Para mayor infamación sobre la esclavitud en España durante este periodo,
véase Juíio Mangas Maujarrés, Esclavos y libertasen la España romana, España,
Universidad de Salamanca, 1Í171.
iH Hugh Tilomas, La trata de esclavos, op. cit., p. 33.
w Véase Jacques Heers, Esclavos y sirvientes en las sociedades mediterráneas duran
te la Edad Media, España, Aloris el Magnanim, l!)dü.
90
M a n d in g a s , b rans y b anlúes
91
María Blisa Velazquez Gutiérrez
92
M a n d in g a s , b ra n s y banlút-s
<l7 Entre los autores árabes el “hilad as Sudan” era literalmente el país de los ne
gros al sur del Sahara. De hecho la tradición árabe y luego europea ha reser
vado el nombre de Sudán a la gran 7.ona de la Sabana y de los margenes del
Atlántico al Mar Rojo, conocido del islam. Véase Dictiormain des civitisalians
afiieaines, París, Fernand I lazan Editor, 196X, p. 393.
93
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
f>1' William Phillips Jr., La esclavitud desde la época romana hasta las inicios del comer
cio transatlántico, op. di., p. 178.
Claire C. Robertson y Martin A. Klein, “Women’s Importance in Africa Slave
Systems”, en Women and Slavery in Africa, op. cit., pp. 3 y 4.
,l8 Ibid., p. 11.
<;uWilliam PhillipsJr., La esclavitud desde la época romana hasta los inicios del comer-
do transatlántico, op. ciL, p. 179.
94
Mandingas, brans y baníúes
95
María Elisa Velázquez Gutiérrez
" Claire C. Robertson y Martin Kicin señalan que ser esclava de mía familia
rica, era mejor elección que ser libre, pero vulnerable en un estatus más ba
jo. “Women's Importance in African Slave Systems", en Wonuin and Slavery
in África, op. cit., p. 1!J.
/,A Yoro Fall, ponencia "Esclavitud en Africa y fuera de África: dinámicas so
ciales y dimensión histórica”, en “Balance y perspectivas de los estudios so
bre poblaciones de origen africano en México hacia fines del milenio", op.
cit.
77 Joseph Ki-Zerbo, Historia del África negra, op. cit., p. 304.
™ William Phillips Jr., La esclavitud desde la época romana hasta los inicios del comer
cio traiísatlintico, op. cit., p. 18!).
Mandingas, brans y bantúes
97
María Elisa Velazquez Gutiérrez
98
Mandingas, brans y bantúes
B:J Carlos Bosh, La esclavitud prehispánica entre ¿os aztecas, México, t',1 Colegio de
México, 1ÜU.
94 Manuel Orozco y Berra, Historia antigua y de la Conquista de México, op. cit.,
p. 233.
I!'’ Carlos Bosh, La escavitud prehispánica entre los aztecas, op. cit., p. 24.
99
María Elisa Velazquez Gutiérrez
K<i Brígida von Mentz, Jrabajo, sujeción y libertad en el centro de la Nueva España,
México, ClESAS/Porrúa, lí)!)!), p. SI.
100
Mandingas, brans y bantúes
101
Mai ía Elisa Velazquez Gutierrez
102
Mandingas, brans y baníúes
103
María Elisa Velazquez Gutiérrez
104
Mandingas, brans y bantúes
'S~ Ildefonso Gutiérrez, “I.a Iglesia y los negros”, en Historia de la Iglesia en His
panoamérica y Filipinas, siglos Xl’-XlX, Pedro Borges el. al. (dir.}, t. I, Madrid, Bi
blioteca de Autores Cristianos Teológico de San Ildefonso de Toledo, 1092,
p. 331.
'•» Hugh Tilomas, La trata de esclavos, op. cit., pp. 113 y 1lü.
*í4 Para mayor información sobre el tema véase Vicenta Cortés, La esclavitud en
Valencia durante el reinado de los Reyes Católicos, 1479-1516, Valencia, Ayunta
miento, 11)64.
105
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
C onsideraciones
106
Mandingas, bransy bantúes
107
Minia Elisa Volàzquez Gutiérrez
108
E s c l a v a s , l ib e r t a s y u b r e s : e s c l a v it u d
DOM ÉSTICA EN LA CIUDAD DE M É X IC O ,
RESISTENCIA CULTURAL Y FORMAS
DE A D Q U IRIR LA UBERTAD
•
1 Archivo General de Notarías, José Veedor, not. 685, vol. 4595, fs. 521 -522
año 1638.
t i l i a Serrano, "Algunos aspectos de la sociedad mexicana d e l siglo XVI” , e n
Nuestra Palabra, Periódico el Nacional, año III, mim. 10, México, 30 de octubre
de 1992, pp. 6 y 7.
F.lizabelh Hernández y María Eugenia Silva, "La esclavitud negra en la ciu
dad de México durante el periodo 1555 a 1655 a través de los documentos
notariales", tesis de licenciatura, L'NAM, 1998, p. 43.
109
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
110
Esclavas, liberta-i y libres
111
Malia Elisa \%lázquc¿ Gutiérrez
Goirzalo Agii irre Bellrán, La población negra en México, op. «/., p. 20f>.
112
Esclavas, libertas y libres
111 Frederick P. Bowser, El esclavo africano en el Perú colonial, op. cit., p. 50.
11 Hugh Thomas, La trata de esclavos, op. cit., p. 137.
12 Enriqueta Vila Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos. Los asientos por
tugueses, op. cit., p. 2.
1:1 Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia, México, FCE, 1987, p. 240.
14 El asiento era un contrato a largo plazo entre ¡a Corona española y un parti
cular o compañía y el asentista era en esencia un mediador entre el gobierno
y el traficante de esclavos, un agente responsable de hallar compradores para
las licencias. Véase Frederick P. Bowser, El esclavo africano en el Peni colonial
Op. cit., pp. 54 y 55.
113
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114
Esclavas, liberlas y libres
17 IbicL, p. 141.
18 Enriqueta Vila Vilar, Hispanoamérica y el cornado de esclavos, op. cit., p. 226.
19 Thomas Hugh, La trata de eskavos, op. dt., p. 162.
115
María Elisa Velázquez Gutiérrez
2l) Fredenck P. Bowser, El esclavo africano en el Perú colonial, op. cil.\ Enriqueta Vi
la Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos, op. cit.
21 Joseph Ki-Zerbo, Historia del Áfica negra. De los orígenes al siglo XIX, op. cit.,
pp. 311 y 312.
11b
Esclavas, libertas y libres
117
Mana Elisa Velâzquez Gutiérrez
23 Éstos estaban abastecidos en gran medida por Gran Bretaña, quien entre los
años de 1740 y 1750 dominaba la trata atlántica. Ibid., p. 2C3.
24 Datos analizados a partir de los trabajos de Eduardo Bácz Marias, “Planos y
censos de la ciudad de México en 1753", en Boletín del Archive General de la Na
ción, 2 vols., México, !!)(>{> y de Irene Vázquez, “Los habitantes de la Ciudad
de México vistos a través del censo del año 1753”, tesis de maestría, México,
El Colegio de México, 1075.
25 Thomas Hugh, la traía de acianos, op. cil., p. 28f>.
118
Esclavas, libertas y libres
26 Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia, op. «2, pp. 247-250.
27 Véase Sidney Mintz, Afro-Canibeana. An /ntroduction,Jones Hopkins Univer-
sity Press, 1074.
119
María Elisa Velázquez Gutiérrez
120
Esclavas, liba tas y libres
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
122
Esclavas, libarías y libres
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María Elisa Velazquez Gutiérrez
' 1 Robert I.a Don Brady, “The domestic slave trade in sisteenth century Méxi
co”, en The Americas, citado en Enriqueta Vila Vilar, Hispanoamérica y el comer
cio de esclavos, op. cit., p. 223.
4i>' Ibid,, p. 107.
41 Enríquela Vila Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos, op. cit., p. 225.
124
Relavas, libertas y libres
125
María Elisa Velázqnez Gutiérrez.
126
Esclavas, libertas y libres
127
María Elisa Velázquez Gutiérrez
128
Esclavas, tiberios y libres
r,h Archivo General de Notarías, Notaría 206, Andrés Delgado Camargo, 1781,
f. 841.
57 AGN, Bienes Nacionales, vol. 3 9 , e x p . 16, f. 4 2 .
■
síi Elizabeth Hernández y María Eugenia Silva, La esclavitud negra en la ciudad de
México durante el periodo de 1555 a 1655 a través de los documentos notariales, op.
ríí, p. 12, Archivo General de Notarías, NoL # 685, 1636, pp. 624-630.
É,!) AGN, I n q u is ic ió n , v o l. 42 1 , exp. 4, f. 178.
129
Mania Elisa Velázquez Gutiérrez
1,0 Archivo General de Notarías, Gabriel López Ahedo, not. 33fi, vol. 2225, ff.
167-171.
M AGN, Bienes Nacionales, vol. 131, exp. 5, s/f.
wl lbuL, Bienes Nacionales, vol. 222, exp. 13, s/f.
130
Esclavas, libertas y libres
6:1 María del Carmen Reyna, El convenio de sanJerónimo. Vida conventual y finan
zas, México, INAH (Colección Divulgación), 1990, pp. 47 y 48.
64 AGN, Inquisición, vol. 421, exp. 4, f. 177.
131
María Elisa Velázquez Gutiérrez
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Esclavas, libertas y libres
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María Elisa Velazquez Gutiérrez
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Esclavas, libertas y Ubres
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Maria Elisa Veláxquez Gutiérrez
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Esclavas, libertas y libres
2 9 .6 %
1 7 .3 %
1 2 .7 %
1 0 .2 %
m i i■ sm
r y / \ 9 .1 % 7 8 % 8 ,0 %
137
María Elisa Velázquez Gutiérrez
138
Esclavas, libertas y libres
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María Elisa Velázqucz Gutiérrez
14Ü
Esclavas, libellas y libres
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Esclavas, libertas y libres
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María Elisa Velá/quez Gutiérrez
144
Facíanos, libertas y libres
9,i Esta misma tesis fue comprobada por Frederick P. Bowscr para el caso de
Lima en Perú, El esclavo africano en el Perú colonial, op. cit., p. 364.
146
Esclavas, libertas y libres
5,4 Ibid., p. 335. Según Frederick Bowser, las Siete Partidas eran más una decla
ración de principios legales y morales que una compilación de legislación es
pecífica y por lo tanto los principios jurídicos, entre ellos los relativos a la
esclavitud, guiaron a los legisladores españoles en su obra.
9'r’Juan Manuel de la Sema realiza un interesante análisis sobre las leyes de la
Siete Partidas y su herencia americana en su tesis de doctorado: “De esclavos
a ciudadanos. Negros y mulatos en Querétaro a finales del siglo XVIII", Tu-
lane University, lililí), pp. 70-76.
147
María Elisa Velázquez Gutiérrez
148
Esclavas, libertas y libres
149
María Elisa Velázquez Gutiérrez
ins #«/•> Archivo General de Notarías. Notario Diego Felipe Fajardo, pp. 354-
356.
1(13¡bid., p. 90, p. 366.
m IbitL, p. 93, Archivo General de Notarías, Notario Juan Oviedo, pp. 950-951.
ll“ AGX, Bienes Nacionales, vol. 45, exp. 30, f. 108.
150
Esclavas, libertas y libres
151
María l'.lisa Velázquez Gutiérrez
152
Esclavas, libertas y libres
153
María Elisa Velázquez Gutiérrez
1,11'a práctica de presentarse ante los tribunales para demandar tuvo sus ante
cedentes en los derechos que los romanos otorgaban a sus esclavos y cuyas
normas retomó las Siete Partidas.
U<1AON, Bienes Nacionales, vol. 1158, exp. Ifi, s/f.
Esclavas, libertas y libres
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Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
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Esclavas, libertas y libres
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María Elisa Velâzquez Gutiérrez
C onsideraciones
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Esclavas, libertas y libres
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161
María Elisa Velazquez Gutiérrez
Pilar Gonzalbo, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, op.
cit,, p. 174; Eduardo Báez Maclas, “Planos y censos de la ciudad de México
en 17.53”, en Boletín del Archivo General de la Nación, op. cit
3 William Phillips Jr., La esclavitud desde la época romana hasta los inicios del co-
rruráo transatlántico, op. cit., p. 11
162
Amas de ledu, cocineras y vendedoras
4 Irene Vázquez, “Los habitantes de la dudad de México a través del censo del
año de 1753", tesis de maestría, México, El Colegio de México, 1975.
163
Maria Elisa Vclázqura Gutiérrez
164
Amus de leche, cocineras y vendedoras
La experiencia hispánica
Ibid., pp, 238 y 239. Es interesante señalar que el autor hace referencia a que
hacia finales del siglo XV predominaban las mujeres en el conjunto de escla
vos de la ciudad de Sevilla.
IbitL, p. 242.
166
Amas de leche, cocineras y vendedoras
1 Ibid., p .2 4 3 .
167
María Elisa Velázquez Gutiérrez
168
Amas de leche, cocineras y vendedoras
M Gonzalo Aguirre Beltrán, Obra antropológica xvi. El negro esclavo en la Nueva Es
paña. La formación colonial, la medicina popular y otros ensayos, México, Universi
dad Veracruzana/INl/Gobiemo del estado de Veracruz/FCE, 1992, p. 59.
12 Esclavos, principalmente hombres, que arribaron durante este y otros perio
dos posteriores a la Nueva España, sirvieron para empresas de la Corona,
fundamentalmente en tareas de minería y ganadería. Han sido clasificados
por Gonzalo Aguirre Beltrán como “esclavos reales”. Obra antropológica XVI.
El negro esclavo en la Nueva España. La formación colonial, la medicina popular y
otros ensayos, op. cit., pp. 53 y 54.
169
María Elisa Velazquez Gutiérrez
170
Amas de lede, cocineras y vendedoras
171
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
172
Amas de leche, cocineras y vendedoras
Esclavas y libres
174
Amas de leche, cocineras y vendedoras
175
Maria Elisa Velázquoz Gutiérrez
Propietarios y patrones
176
Amas de leche, cocineras y vendedoras
177
María Elisa Velázquez Gutiérrez
*' Asunción I-aviin, “Investigación sobre las mujeres de la época colonial”, op.
c i t p. 60.
María del Carmen Reyna, El convento de SanJerónimo. Vida conventual y finan-
ZOí, op. cit., p. 4ó.
178
Amas de leche, cocinerus y vendedoras
179
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
32 fbid, 95.
33 Nuria Salazar, “Niñas, viudas, mozas v esclavas en la clausura monjil", op. dL,
p. 181.
34 Majía del Carmen Reyna, E l convento d e S a n J e r ó n im o . Vida c o n v e n tu a l y f i n a n
zas, op. cil., p. 45.
180
Amas ie leche, cocineras y vendederas
181
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
',tl No era lo mismo ser artesano que ser funcionario de la corte virreinal, o fami
liar con ciertos privilegios de nobleza y, por lo tanto, la servidumbre también
tenía mayor posición.
182
Ama:; de leche, cocineras y vendedoras
184
Amas de leche, cocineras y vendedoras
18.5
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
186
Amas de leche, cocineras y vendedoras
4:í En las fuentes consultadas para la ciudad de México no encontré datos que de
muestren que propietarias amamantaron a hijas de sus esclavas, aunque otras
fuentes del Archivo Notarial de Xalpa, Veracruz, lo atestiguan, entre ellas el
testamento de doña Mariana de la Gasea, en el que la mujer ahorra y liberta
a una esclava, hija de otra de Guinea, la cual “nació en su casa y crió a sus
pechos”. Femando Winfield Capitaine (comp.), Esclavos e n e l A rc h iv o N o ta r ia l
de X a la p a , V eracruz 1 6 6 8 -1 6 9 9 , Xalapa, Universidad Veracruzana/Museo de
Antropología, 1984, p. 37.
44 Solangc Albeiro subraya la importancia de las nodrizas o chichiguas indígenas
en la transmisión cultural de la Nueva España. Destaca que los pequeños crio
llos, entregados a menudo total o parcialmente durante los primeros años de
su vida a los cuidados de mujeres que no eran españolas, recibían influencias
y condicionamientos que iban luego a constituir el fundamento de su per
sonalidad. D e l g a c h u p ín a l criollo o de cóm o los españoles d e M é x ic o deja ro n de ser
lo, México, Colegio de México, 1997, p. 209.
4-r' Una noticia aparecida en la G aceta de M éxico en 1785 asocia de alguna mane
ra a las mujeres de origen africano y la importancia de sus pechos: “Albina
Al varado, mulata, vecina del río Tecolutla, tiene cuatro pechos: dos regulares
y dos más pequeños. Papantla, martes 19 de abril de 1785”, en Virginia Gue-
dca. L a s G acelas d e M éxico y la m edicina, op. cit., p. 131.
187
María Elisa Velazquez Gutiérrez
4,> Caso citado por Gonzalo Aguirrc Bcltrán, mencionado en el capítulo anterior.
*T Manuel Villalpando, M i gobierno será detestado. L a s m e m o ria s gue n u n c a escribió
d o n F é lix M a r ía C alleja, México, Planeta. 2000, pp. Í)S) y 100.
4S AON, Inquisición, exp. 431, f. 466.
188
Amas de leche, cocineras y vendedoras
J!) Vicenta Cortés Alonso, “Procedencia de los esclavos negros en Valencia (1482-
l.llti)”, en R e v is ta E sp a ñ o la de A n tro p o lo g ía A m e r ic a n a , vol. 7, núm. 1, Madrid,
Universidad de Madrid, 1972, p. 49.
50 Rolando Pérez Fernández, E n m ú sica afrom estiga m exica n a , México, Universi
dad Veracruzana, 1990.
189
María Elisa Velázquez Gutiérrez
Acitrón de un fandango,
sango sango sabaré,
sabarc de barandela
con su triqui-triqui-trán.
190
A m a s d e leche, cocineras y vendedoras
ni tené doló!
¡Rorro, rorro, rorro,
Rorro, rorro, ro!
¡Qué cuaja, qué cuaja, qué cuaja,
qué cuaja te doy!...
>¿ Glenn Swiadon, “Los villancicos de negro en c! siglo X V T I" , tesis doctoral, Mé
xico, UNAM, junio 2000, pp. 13fi y 137.
191
María F.lisa Velázquez Gutiérrez
192
Amas de teche, cocumas y vendedoras
“ Juan F. Gemelli Carreri, Viaje a la Nueva España. México a fines del siglo XVII,
L I, México, Libro-Mex, 1995, p. 45.
-,fi Francisco de Ajofrín, Diario del viaje que hizo a la América en el siglo xvm, op.
á £, p. 82.
193
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
194
A m a s d e leche, cocineras y vendedoras
r,<' Hipólito Villarroel, Enfermedades políticas que padece la capital de esta Nueva
España, Beatriz Ruiz Caytán (est. introd.i, México, Conaculta, p. 188.
195
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
b ru to , n i aú n a l h o m b r e m ism o ? ¿Y e l h o m b r e
d o ta d o d e razón h a d e a tro p ella r la s le y e s d e la
n a tu ra leza , y a b a n d o n a r a sus h ijos e n lo s b ra zo s
a lq u ila d o s d e c u a lq u ie r in d ia , n e g ra o b la n c a , sa
na o en ferm a, d e b u en as o d ep ravad as costum bres,
puesto que en teniendo leche de nada más de informan
los padres, con escándalo de la perra, de la gata, de la
burra y de todas las madres irracionales?...''0
196
Amas de leche, cocineras y vendedoras
Cocineras
197
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
1!)8
A m a s de teche, cocineras y vendedoras
6:1 Francisco de Ajofrin, Diario de! viaje que hizo a la América, op. cit., p. 79.
w i’ilar Gonzalbo, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, op.
cit., p. 207.
199
María Elisa Velazquez Gutiérrez
Raquel Torres Cerdán y Dora Elena Careaga, R ece ta r io a fio m e s tig o d e V eracruz
México, Conaculta/Instituto Veracruzano de Cultura, 1999.
66 Según Janet Long, la preparación de comida por sirvientas indias, mestizas y
negras, tuvo importantes consecuencias para la dieta novohispana. L a co cin a
m ex ica n a a tra v é s d e lo s siglo s. La N u eva E sp a ñ a , México, Clio, 1997, p. 45.
200
Amas de leche, cocineras y vendedoras
201
María ¡Clisa Velázquez Gutiérrez
202
A m a s de ¡eche, cocineras y vendedoras
203
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204
Amas de leche, cocineras y vendedoras
n Ibid., p. 98.
205
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206
A m a s d e leche, cocineras y vendedoras
207
María Elisa Velázquez Gutiérrez
208
A m a s d e leche, confieras y vendedoras
n La vida y obra de Juan Correa han sido ampliamente investigadas por histo
dadores de arte de la v n a m coordinados por Elisa Vargas Lugo y publicada
en una obra de varios tomos con el título d e J u a n Correa, su v id a y s u obra, Mé
xico, UXAM, 1994. También pueden consultarse pormenores de su biografía
y su contexto histórico, así como de la problemática racial, en E l a rle en tie m
p o s d e l u á n C orrea , María del Consuelo Maquívar icoord.), México, Museo
Nacional del Virreinato/l.NAH, 1994, y en María Elisa Velázquezjaan Correa,
m u la to libre, m aestro de p in to r , op. t i l
209
Maria Elisa Velázqucz Gutiérrez
210
Amas de teche, cocinera.': y vendedoras
212
Amas de leche, cocineras y vendedoras
214
Amas de leche, cocineras y vendedoras
»» Silvio Zavala, Ordenanzas del trabajo, siglos XV! y XVI!, México, Eledc, 1!>47,
p. 223.
215
Maria Elisa Velàzquez GuLiérrcz
¡bid., p. 227.
2U>
Amas de leche, cocinera.* y vendedoras
Mujeres públicas
Gonzalo Aguirre Beltrán, Obra antropológica XVI. El negro esclavo en hueva Es
paña, np. cit., p. 63.
!17 Idem.
M Ana Muría Atondo, El amor venal y la condición femenina en el México colonial,
México, INAH, 1S)Í)2.
217
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
w IbicL, p. 1 0 1 .
m P>id, p. 12(¡.
218
Amas de leche, cocineras y vendedoras
219
Maria Klìsa Velázque/ Gutiérrez
'"‘ Gonzalo Aguirre Beltrán, Obra antropológica XVI. El ítem esclavo en Nueva Esta
ña, «p. <iL p. (i.S. ' r
^ J b id , p. 5)7
1(14Ibitl. p. (¡4
220
Amas de leche, cocineras y vendedoras
'“ José María Marroquí, La ciudad de México, (facs, 1890), t. 1, México, Jesús
Medina, 1989, p p .3 4 8 y 347.
m ldm.
lWAGN, B ie n e s Nacionales, vol. 810, e x p . 127, s /f.
m lbi<L, v o!. 4 4 2 , e x p . 3.1), s/f.
221
María Elisa Vclázqucz Gutiérrez
222
Amas, de leche, maneras y vendedoras
Los obrajes
112F.n algunas ordenanzas se prohibía que en los obrajes trabajaran negros mez
clados con indios, “por el daño que a los indios resulta de la compañía de los
negros”. Véase Juan Solórzano y Pereyra, Política indiana (1647), capítulo vi,
lib. II, ed. facs. tomada de la de 1776, México, 5FP, 11)79.
"i Araceli Reynoso, “Esclavos y condenados: trabajo y etnicidad en el obraje
de Posadas”, en María Guadalupe Chávez (coord.), El rostro colectivo de la na
ción mexicana, op. di., pp. 22 y 23.
223
Maria Elisa Yelázqucv. Gutiérrez
114Gonzalo Aguirre Reltrán, Obra antropológica X í'l. El negro esclavo en Nueva Es
paña, op. cit., p. 7t¡.
lH Véase la investigación de Juan Manuel de la Sema, “De esclavos a ciudada
nos. Negros y mulatos en Querctaro a finales del siglo XV1U”, tesis doctoral.
Tulan e Universily, 1UÍ)().
224
Amas de leche, cocineras y vendedoras
225
Maria Elisa Velàzquez Gutierre/
C onsideraciones
22G
Amas de leche, cocineras y vendedoras
228
D oncellas, soltera s y ca sad a s: en la c es,
FAMILIA Y MATERNIDAD
229
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
1 Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial, op. di, pp. 2!)3 y 297
Ihi/l, p. 168. '
230
Doncellas, solieras y casadas
2 ‘¿¿
Maria Elisa Vclázquez Gutiérrez
234
,
D oncellas solteras y casadas
235
Maria Elisa Vclázqucz Gutiérrez
Catherinc Coquery Vidrovitch, African Wmen. A Muden Húlory, op. di.. p. 1H.
236
Doncellas, solteras y rasadas
El porte y la vestimenta
13 Juan F., Gemelli Carreri, Viaje a la Nueva España, op. til., t. I, p. 87.
14 Ikid, p. 181.
María Elisa Velázquez Gutiérrez
11 Thomas Gage, Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales, op. cit., pp. 1H0
y 181.
239
Marta Elisa Velázquez Gutiérrez
11 ancisco de Ajoírin, Diario del viaje que hizo a k America en el skln XVIII, oh
cit., p. 81. '
l' Recopilación de Leyes de Indias, op. cit., libro VII, título v. Ley XXVII).
240
D oncellas, solteras y casadas
111 Solange Alberto, Inquisición y sociedad en México 1571 1700, op. cit., ¡>¡j. 48ii y
487.
w A. Rodríguez ¡coord.¡, Catálogo de mujeres del ramo Inquisición del Aráivo Gene
ral de la Nación, op. cit.
iü Ibid.
241
María Elisa Vclázqucz Gutiérrez
Fuente: A. Rodrigue/. Delgado, Catálogo de. mujeres del ramo Inquisición del Archivo
General de la Nación, op. cit.
hsto no impidió que, pese a los exhaustivos esfuerzos de los prim eros misio-
neros y mas tarde de la iglesia secular, los indígenas siguieran ejerciendo
practicas religiosas de sus antiguas creencias, sobre todo en zonas rurales
242
D oncellas, solieras y casadas
243
Maria Elisa Velázquez Gulièrrez
244
Doncella!:, solieras y casadas
bien que las realizaran junto con ellos o bien que sirvieran
de intermediarias, en el caso de las esclavas, para cumplii
los deseos de sus propietarias. Así lo atestigua un docu
mento de 1572, que se refiere a la denuncia en contra de
una mulata llamada María de Córdoba, vecina de la ciu
dad de México, por usar hechicerías y supersticiones, que
se juntó con un indio hechicero para realizar invenciones
diabólicas “así con palabras como con aceites y otras cosas
poniendo velas encendidas en forma de altar o sal y oficio
sobre una mesa o arca”.'28 Este tipo de vínculos existió a
lo largo de todo el periodo colonial, como lo demuestra
una denuncia de 1706, hecha por una negra ciiolla, natural
y vecina de la ciudad de México, en contra de una mulata
por usar remedios para que los hombres se casaran jcon
las mujeres que así lo deseaban. La negra aseguró que la
mulata iba a ver a las indias de los carros en el barrio de
Santa Catalina y a otras de la plaza grande de la ciudad,
para obtener raíces, polvos y otros elementos necesarios
en sus prácticas.29
A lo largo del periodo colonial, otras negras y mulatas,
tanto esclavas como libres de la ciudad de México, fucion
acusadas de delitos diversos relacionados con piácticas
de magia y hechicería para lograr distintos fines, como por
ejemplo: ayudar a reos de la Inquisición a soportar tor
mentos,20 hacer ruidos o mover objetos para asustar a la
gente, especialmente a los amos,21 o hablar por el pecho
y adivinar hurtos.22 Entre estos últimos vale la pena men-
24b
Doncellas, salieras y casadas
248
Doncellas, solieras y casadas
i(’ lo>' íuc em itida por primer a vez en 152?, después se ratificó en 153« v
1541. Recopilación de Leyes de Indias, op. cit.
250
Doncellas, solteras y casadas
252
Doncellas, solteras y casadas
4:1 III Concilio Provincial Mexicano, celebrado en México en 1585, con notas del
padre Basilio Arrillaga, publicado por Mariano Calvan Rivera, Barcelona, se
gunda edición en latín y castellano, imprenta de Manuel Miró, 1K70, libro IV,
título i, punto S). Citado por Rilar Gonzalbo, La familia y el nuevo orden colonial,
op. cit., p. Jó 2.
253
María. Klisa Velázquez Gutiérrez
2.54
Doncellas, solteras y casadas
255
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
256
Doncellas, solteras y casadas
258
Doncellas, solteras y casadas
259
María Elisa Velázquez Gutiérrez
260
Doncellas, solteras y casadas
261
María Elisa Velázquez Gutiérrez
2f>2
Doncellas, solieras y casadas
2t>i
Doncellas, solieras y casadas
265
María Misa Velâzquez Gutiérrez
Según ¡os análisis arrojados por Pilar Gonzalbo, basados en los registros pa
rroquiales de mediados del siglo XVll en la ciudad de México, los varones
mulatos eligieron por compañeras a mulatas en 41 por cíenlo de los enlaces,
mientras que las mulatas en S.S.S por ciento y las negras lo hicieron en un tí«
por ciento con negros, el restante con mulatos y sólo una con mestizo. Ade
más, mientras los mulatos sólo eligieron a negras en 4 por ciento, las mulatas
contrajeron matrimonios con negros en 1 ÍI.Í) por ciento y el resto de ellas lo
hizo con lobos, moriscos y chinos. Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial, op.
át., P- 21d. Las otras investigaciones sobre archivos parroquiales, ya citadas,
también demuestran esta tendencia.
Doncellas, solteras y casadas
j.í Según las cifras de los registros parroquiales del mismo periodo, por ejemplo,
en el caso de los negros, -■ >3 por ciento contrajo matrimonio con negras, l l
por ciento con mulatas y !) por ciento con indias y mestizas. Ibid., p. 217.
267
Viaria Elisa Velázquez Gutiérrez
’7 Ibid., p. 82.
í* Ibxd., pp. 128181.
’!l Ibid., pp. 131-13(1.
■
269
María Elisa Velázqucz Gutiérrez
270
Doncellas, solteras y casadas
M Robles m enciona por ejemplo que en el siglo XVII los mulatos tenían fundada
una junta a m odo de religión cerca del convento de Regina y que decían misa
y predicaban. Cita en Francisco de la Maza, L a c i u d a d d e M é x i c o e n e l s i g l o X V I I ,
M éxico, ECE/SEP -Lecturas Mexicanas Í>J5), 198.5.
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
I.iis escrituras analizadas por Pilar GonzaJbo a lo largo del siglo XVII en el A r
chivo de Notarías de la ciudad de México, atestiguan que de 113 esclavas 20
se transfirieron junto con sus hijos, hasta de cinco o siete años y algunos do
nueve o diez. Pilar Gonzalbo, F a m ilia y orden colonial, op. c i t p. 2IK,
' AUN, Inquisición, vol. 3(ifi c.a., exp. ), s/f. r
l“ I b i d , vol. U7, exp. 1, 21 ff.
María hiena Cortésjacom é, "hl grupo familiar de los negros y mulatos: discur
so y com portam ientos según los archivos inquisitoriales. Siglos XVI XVIII”
tesis de licenciatura, México, 1;nam , l‘)H4 .
272
Doncella.';, sedieras y amida!,
273
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
274
Doncellas, solteras y casadas
71 Ib id ., p. 57.
AGN. Inquisición, vot 443, exp. 4, fT. 4 4 4 455.
-i E duardo Baca Macías, “Planos y censos de la ciudad de M éxico a través de!
censo del año de 1753”, en B o le tín d e l A rch ivo G e n e r a l d e la N a c ió n , o p . n i . ,
p. KJ5.
27")
Maria Elisa Velázquez Gutierrez
K m ¿ , p. loo«.
7h Ih ic l, p. 1000.
“ ¡ b u l. p. 10««.
* Pos ram os fueron: Bienes Nacionales, Inquisición, Tierras, Jesuítas, Matri
m onios y Civil, Pos datos del censo se tom aron del trabajo de Eduardo Ráez
Macías, "fían o s y censos de la ciudad de M éxico en 17.'í',i’’, en B o le tín d el A r
chivo G e n e r a l de lo N ación, op. cit.
Doncfiliuti sollt?os y casodos
277
Maria Elisa Vdàzquez G u tiene/.
*fio
278
Doncellas, solieras )• casadas
279
Maria Elisa Velázqucz Gutiirniz
Maternidad
C ath crin e Coquery-Vidrovilch, Afncan Womert. A Mfídern Hrslory, op. cü„ p. 34.
281
María Elisa Velâzquez Gutierrez
N" Estudios sobre la esclavitud femenina africana revelan que las esclavas, por
lo general tenían pocos hijos. Véase Claude Meillassoux, “female Slavery“,
en Women and Slavery in Africa, Claire C. Robertson y Martin A. Klein ieds.j,
University of Wisconsin Press, 1ÍW3, p. SI.
Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial ot>. cil., n. 212.
Bid., p. 213.
282
Doncellas, solteras y casadas
286
D oncellas, solteras y casadas
f. 22.
101J b i l , f. 77
m i ¡b id ., f. 10.
" 'i ib id ., í. lOfi.
María Elisa Vclázquez Gutiérrez
1,14ibiá, í. 07.
11)4fbitL f. ¡W.
f 137.
288
D oncellas, solteras y casadas
290
D oncellas, solteras y casadas
29)
María Elisa Vclázquez Gutiérrsrz.
292
D oncellas, salteras y casadas
294
Doncellas, sollecas y casadas
295
Maria Elisa Velázqucv. Gutiérrez
297
Maria Elisa Velazquez Gutierrez
298
Doncellas, solieras y casadas
299
María Elisa Velázquez. Gutiérrez
300
Doncellas, solieras y casadas
127Idem.
301
María Elisa Velázquez Gutiérrez
302
Doncellas, solieras y casadus
303
María Misa Veiázquez Gutiérrez
l,i'?I b id ) p.
304
Doncellas, solieras y casadas
p. 270.
m Ib ú L , p . 271.
305
María Elisa Velazquez Gutierrez
306
Doncellas, solieras y casadas
C onsideraciones
307
María Elisa Velázquez Gutiérrez
308
Doncellas, solteras y casadas
309
N e g r a s , pa r d a s y m u l a t a s : d is t in c io n e s
RACIALES, ORDEN JU R ÍD IC O Y MOVILIDAD SOCIAL
E n la América nacen
gentes diversas
en color, en costumbres
genios y lenguas...
312
Negras, parda* y muíalas
314
Negras, pardas y mulatas
316
N egras, p a r d a s y m u la ta s
l,) María del Refugio González, “El derecho en la Nueva España en tiempos de
Juan Correa”, en Elisa Vargas Lugo y Gustavo Curiel, Jiutn Coma, su vicia y
su obra. Cuerpo de documentos, op. cit., p. 226.
317
Maria Elìsa Velazquez Gutiérrez
11 Jonathan I, Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial (1610-
1670), op. cil, p. 2 0 .
318
Negras, pardas y mulatas
a 1búL, p. 2 5 .
13 Ibid., p. 32.
310
María Elisa Velázqucz Gutiérrez
320
Negras, pardas y mulatas
lí> Al parecer, en 1537 hubo una primera “ola de terror” a los negros, que des
cribe David M. Davidson en su arrícele “Negro slave control and resistance
in colonial México, l.StfMfiñO”, en Richard Pnce (ed.), M a n o n S olicites, Balti
m ore, John» Hopinks University Press, 1979, pp. 90 91, y cuya descripción
también señala Jonathan 1. Israel, R a za s, clases sociales y v id a p o lític a en el M é
x ic o c o lo n ia l (1 6 1 0 -1 6 7 0 ), up. c i l
Mari» Elisa Velázquez Gutiérrez
324
Negras, pardas y mulatas
21 Gonzalo Aguirre Beltrán, l.a población negra de México, op. til., pp. 213-221.
¡ts ICn «alas grupos se encontraban los indígenas, negros, muíalos y mestizos, pi
ro también españoles marginados.
Jonathan I. Israel, Razas, clases ¡ocíale.t y tilda política en el México colonial, op. cit.,
p. fifi. , .
2 5 De dicha conspiración hace mención Torquernada en su obra Monarquía in
diana, México, UNAM, !!)/;>, vol. i, lib. 5, p. üfi4. Véase Nicolás Ngou-Mvc,
'“Los orígenes de las rebeliones negras eu el México colonial’, en Dimensión
Antropológica, año fi, vol. lfi, mayo-agosto, México, I N A I I , 1ÍW!), p. 37.
325
María Elisa Velázquez Gutiérrez
-<l ¡bul, p. 40
Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial, op.
cit., p. 77.
2* Ibid., p. 7!)
326
Negras, pardas y mulatas
327
Maria L'Jisa Velazquez Gutiérrez
íj4 Thomas Gage, N u e v o reconocim iento d e las in d ia s occidentales, op. ciL , p. 181.
En su diario, Robles no bate mención de los negros y mulatos, y por el con
trario, hace énfasis en la participación de los indios. D ia r io de sucesos notables
( 1 6 6 5 - 1 7 0 3 ) , Antonio Castro Leal (ed. y pról.}, t. ir, México, Porrúa l‘)4fi
pp. ÜÓO-üúS.
330
N egras, p a r d a s y m u la ta s
331
Maria Elisa Velázquez Gutierre;/.
336
Negras, pardas y mulatas
51 Ihid., Ley X X V IU , p . 2 0 0
Muría Elisa Velázquez Gutiérrez
338
Negras, pardas y muíalas
339
Muría Llisíi Vélázquez Gutiérrez
;¡40
Negras, pardas y mulatas
:u Ibid ., p. 5ti5.
J4-2
Nefp&s, pardas y mulatas
343
María ¡'.lisa Vclázqucz Gutierre:
,Hl M aní Cecile Benassy Berling, Humanismo y religión en sor Juana Ines de la Cruz
México, UNAM, JÍ>Kc5.
1,1 Marlhn Lilia Tenorio cuestiona que los villancicos de Sor juana reflejen una
ideología o una visión social Ella duda en atribuir a Sor Juana un ideario de
igualdad y fraternidad. Para esta autora la presencia de los negros en los vi
llancicos y su valoración social responde a una larga tradición poética y
a estereotipos literarios que no necesariamente reflejan una ideología o una
visión social. Los villancicos de Sor Juana, México, El Colegio de México,
1!W9. No dudo que la presencia de los negros en los villancicos de Sor Juana
peí (enticen a una tradición literaria, pero ello no impide hacer notar las opi
niones criticas de la monja hacia varias situaciones sociales no sólo con reía
ción a la población de origen africano, sino de otros aspectos de h sociedad
de su tiempo.
M i
Negras, pardas y mulatas
1,2 Como Benassy lo aclara, Sor Juana no introduce, al Hacer aparecer a los ne
gros en sus villancicos, un tema nuevo c incluso no es seguro que ella ha
ble de los negros más que otros autores españoles. Ibid., p. 228.
Para lm estudio más amplio sobre los villancicos hispánicos v la presencia de
población de origen africano véase Glenn Michacl Swiadon Martínez, Los vi
llancicos de negro en el siglo XVIl’\ tesis de doctorado, México, UNAM, 2(100.
ii4Jorge Silva Castillo, "La imagen del negro en los villancicos de Sor Juana’ ,
en Jornadas de homenaje a Gonzalo Aguirre Beltrán, Veracroz, Instituto Yeracruza-
no de Cultura, 1!)88, pp. ¡15-118, y Glenn Swiadon, "Los villancicos de negro
en el siglo XVll”. Op. «i-, p. 1¡>¡>.
María Elisa Velázquez Gutiérrez
346
Negras, pardas y muíalas
347
María Elisa Velázquez Gutiérrez
348
Ntyyas, pardas y mulatas
349
Maria Elisa Vclázquez Gutiérrez
Según Leonor esto lo probaba el hecho de que debía pagarle a la monja pro
fesa un real de jornal diario hasta el fin de sus días, o en su caso alquilar su
trabajo.
350
N egras, p a r d a s y m u la ta s
351
María Hisa Velázquez Gutiérrez
¿56
N egras, p a r d a s y m u ía la s
357
Maria Elisa Ve1arque/ Gutiérrez
AON. Gabriel López Ahedo, not.. H3f¡, vol. 222,S, IT. H(¡-87.
í! Elisa Vargas Lugo y Gustavo Curie],.Juan Correa, su vida y su ohra. Cuerpo
de documentas, op dt.
359
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
360
N egras, p a r d a s y m u la ta s
1 tutor era aquel sujeto que se ocupaba de educar a una menor y administrar
sus bienes mientras alcanzaba cierta edad; por su parte, el curador era el en
cargado de administrar los bienes de aquellos que no podían hacerlo por si
mismos. Véase María del Refugio González, “El derecho en la Nueva España
en tiempos de Juan Correa”, op. cit., p. 237.
361
María Elisa Velazquez Gutiérrez
364
Negras, pardas y mulatas
lií El hijo de Tomasa se llamó Ju an Correa, como su tío, a! parecer también fue
pintor, pero murió muy joven.
María Elisa Velázque?# Gutierrez
M’ l'.lisa Vargas Lugo y Gustavo Curie! Juan Correa, su vida y su obra. Cuerpo de do
cumentos, o/), di., p. K)H.
366
Negras, pardas y mulatas
367
Maria Elisa Velâzquez Gutiérrez
368
Negras, pardas y muíalas
370
Negras, pardas y muíalas
'J0 Para m ás inform ación sobre las ideas ilustradas, véase D orothy Tank
de E strada (antol.). La Ilustración y la educación en la Nueva España, M é
xico, El Caballito/SEP, 11)85.
371
María Elisa Velázquez Gutiérrez
372
Negras, pardas y mulatas
M Francisco de Ajofrín, Diario del viaje que hizo a la América en el siglo XVIII,
op. cil., p. 59 y 60.
374
Negras, pardas y mulatas
6,4J u a n
Pedro V iqueira destaca la rápida m ultiplicación d e reglam enta
ciones, autos aco rd ad o s, reales cédulas, d ecreto s y edictos de la Iti-
quición desde la quinta d écad a del siglo X V l l l . T am bién reitera que
el ideal del despotism o ilustrado era el de u n a sociedad en la cual no
Hubiese m ezclas sociales en los lugares y en las diversiones públicas.
¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la dudad de
México durante el Siglo de las Luces, M éxico, PCE, 1987, pp. 17 y 288.
375
María Elisa Velazquez Gutiérrez
376
Negras, pardas y mulatas
C onsideraciones
378
Negras, pardas y mulatas
381
María Elisa Velazquez Gutierre;
882
A lanío, genio y costumbres
383
Maria Elisa Vdázquez Gutiérrez
Entre otros, vale la pena subrayar los trabajos de John Murra, "El tráfico del
Mullu en las costas del Pacífico”, S im p o sio de Correlaciones A n tropológicas A n d in o
M eso a m erica n a s , Ecuador, 1971; Patrick Geary, “Sacred Commodities: the Cir
culation of Medieval Relics”, en The. S o c ia l L ife o f T h in g s, Cambridge, 19Kb;
jam: Schneider, “Trousseau as Treasure: Some Contradictions of Late Nine
teenth Century”, en T h e S o c ia l L if e o f lh in g s , op. cit.- Victoria Bricker, Ico n o
g r a fía de u n co n flic to étn ico . E l cristo in d íg e n a , el rey n a tiv o , México, rcE, 1979.
Catharine Good, H a c ien d o la lu c h a : a rte y com ercio n a h u tis d e G uerrero , México,
tCE, I9KK. Investigadores como Sally y Richard Price han desarrollado una
de las corrientes antropológicas más innovadoras para el estudio de las maní
festaciones estéticas. Además de considerar el contexto histórico y temporal
de estas expresiones, han rescatado la dimensión creativa o Uídicá del “arte”
para ciertos grupos, reconociendo las posibilidades de un desarrollo estético y
creativo, propio y singular, como parte de procesos culturales distintos. Véa
se Sally y Richard Price, A fr o -A m e r ic a n A r ts o f th e S u r in a m e R a m Forest, Ber
keley, Los Angeles/London, University of California Press, 1980.
384
A ta v ío , g en io y costum bres
R epresentaciones religiosas:
devociones y exvotos
■' He elegido la división entre obras religiosas y prolanas con el objeto de hacer
un análisis de acuerdo a la función de las obras y a las temáticas que tratan.
386
A ta v io , g enio y costum bres
387
María Klisa Velázqut;?, Gutiérrez
388
A ta v io , g enio y costum bres
389
María Elisa Velazquez Gutierrez
1SJuan Fernando Roig, Iconografia de los santos, Barcelona, Omega, 11)50, pp. 5!)
y 60.
IS Alicia Bacarle Martíner, Las cofradías de españoles en la ciudad de México (1526-
1869), México, UAM, 1989, pp. 42 y 43.
391
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
Al santo yo exclamo
Por ser distinguido
Indio, así me llamo
Negro es mi apellido...2(1
2¿ Estas imágenes talladas, así como el retablo del siglo XVI ll cinc al parecer al
bergó a las esculturas, fueron descubiertas por Arturo Molla de la Dirección
de Etnología y Antropología Social del INAH, quien lleva a cabo un pro
yecto de investigación sobre los esclavos de origen africano en el ingenio
lesuita de Ayotla, Oaxaca, en el siglo XVIII. Vcase Arturo Motta y María Eli
sa Velázquez, “El retablo de Ayotla, Icotitlán de Flores Magón, Oaxaca.
¿Obra del mulato esclavo carpintero V'ictorino Antonio Sánchez.?", Rolr.tin
Oficial del Instituto Nacional de Antropología e. Historia, nueva época, México,
Conaculta/INAU, octubre-diciembre de ‘2000, pp. 20-34.
39H
María Elisa Velazquez Gutiérre;
l ' Esla 'dea sigue vigente hoy en día, según lo atestigua la oración para san Beni
to con aprobación eclesiástica que se vende en la tienda de la Catedral Metro
politana y que dice: “...San Benito gloriosísimo, morador bendito de la ciudad
santa dejerusalén y noble republicano de aquella corte. ¿Qué bien te vengas
te de la naturaleza por el poco favor que te hizo en el color de tu rostro; te
negaste enteramente a sus inclinaciones y apetitos, y dejando burlados sus co
natos, supiste hermosear tu alma con bellezas mejores de la gracia...", Oración
dedicada a san Benito de Palermo, Derechos Reservados, car. 1-71 (México
marzo, 2 0 0 1 ).
2 4 San Martín de Forres es un santo importante en ciertas regiones de América
y en especial en Perú, de donde fue originario. Nació en 1,570 y fue hijo ile
gítimo de Juan de Forres y de la negra Ana Velázquez. Cuando quiso tomar
el hábito de los predicadores de santo Domingo, sufrió obstáculos por su co
lor y su nacimiento ilegítimo; sin embargo, gracias a las recomendaciones de
su padre, hombre poderoso y con influencias, fue aceptado. Destacó por sus
394
Atavio, genio y costumbres
Y mi san Benito
Mu protegerán...2-’
mil agí os como curandero y por su trato humilde y delicado con ios animales.
Véase José M. Montes, El libro de las sanios, Madrid, Alianza, 19%, p. 26h.
'2S Chuchumbe, Caramba niño, op. cü.
'ib Esta obra fue presentada en una exposición de la Pinacoteca Virreinal del
¡NBA en 1!)% y aparece en el catálogo Testimonios artísticos de la evangelización,
México, Grupo Guisa, 11)95.
395
María Elisa Velázquez Gutiérrez
l' Esta santa se distingue, al parecer, de otra también con el nombre de sanLa Ci
rila, pero blanca, cuyas representaciones se hicieron en la Nueva España.
Fue hija del emperador Decio y de sania Trifonía, emperatriz. Enciclopedia
Esposa-Calpe, Madrid. Espasa-Calpe, 11)1)3, p.427. Es posible que ambas sean
la misma, pero representadas con distintos rasgos y origen cultural.
Héctor H. Shenone, Iconografía del arte colonial. Eos santos, vol. I, Argentina,
Fundación Tarea, 191)2.
2 ’ Elisa Vargas Lugn, “Angelitos y querubines’’, en Juan Correa, su oida y su obra.
Repertorio pictórico, tomo IV, la. parle, México, UNAM, 1994, pp. 37 42.
Atavío, genio y costumbres
30 Elisa Vargas Lugo, “Juan Correa”, en Memoria del Colotjuio El arle en tiempos
deJuan Correa, México, Museo Nacional del Virreinato/INAH, 191)4, p. ISO.
31 Ibid., p. 40.
32 Ibid., p. 41.
33 Consuelo Maquívar también ha hecho notar que este angelito parece no tener
alas, lo que a su vez podría ser significativo. Entrevista. K de junio de 2001.
397
María Elisa Velâzquez Gutiérrez
398
Atavío, genio y costumbres
3:> Uno de los santos jesuítas más vinculados con los africanos, en paises como
Colombia, fue san Pedro Claver, conocido también como Apóstol de los ne
gros. Influido por el padre Alonso de Sandoval, otro jesuita dedicado a la
protección y evangelización de los esclavos africanos, san Pedro Claver, des
tacó por su labor misionera y por la defensa de los esclavos. Véase, entre
otros, Juan Ferrando Roig, Iconografía de los santos, op. o/., p. 220.
ih Catálogo de Pintura Navohispana Museo Nacional del Virreinato, Tepotzolldn, María
del Consuelo Maquívar (coord.), Italia, Amcrico Arte/Asociación de Ami
gos del Museo Nacional del Virreinato, INAH/Instituto Mexiquense de Cul
tura, lflílfi, p. 71.
399
María Elisa Velázquez Gutiérrez
Según Jaii Nedcrveen, la figura de loa negros como sirvientes tenia una larga
historia en Europa y en la tradición de los árabes. While mi lilack, Im am af
Africa and Rlacks in Western Popular Culture, op. cit., p. 124.
** Gustavo Curiel y Amonto Rubial, “Los espejos de lo propio: ritos públicos
y usos privados en la pintura virreinal”, en Catálogo de ¡a exposición Pintura y
vida cotidiana en México, 1650-1950, México, Fomento Cultural Banamex/Co-
naculta, l'fill), p. HS.
8 9 Idem.
400
Atavio, genio y costumbres
40 Ibiá, p. 8 6 .
401
Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
402
Atavio, genio y costumbres
11 ¡b ici., p. 14S.
María Elisa Vdázquez Gutiérrez
404
Atavio, genio y costumbres
405
María Elisa Velazquez Gutiérrez
Glenn Nlichacl Swiadon, Los villancicos de negro en el.siglo XVII, op. cil., p. >)0.
40f>
Atavio, genio y costumbres
407
María hi isa Velázquez Gutiérrez
408
Atavío, genio y costmnbres
4íi
47 Gustavo Curie! y Antonio Rubial, “Los espejos de lo propio: ritos públicos
y usos privados un la pintura virreinal", op. cit., p. 10 2 .
409
María Elisa Velazquez Gutiérrez
Irene Vázquez, Los habitantes de la ciudad de México, tintos a través del censo del
año 1753, op. cit., pp. 182 y 183.
410
Atavio, genio y costumbres
411
María Elisa Velazquez Gutiérrez
49 Thomas Gage, Nuevo reconocimiento de las indias Occidentales (1648), op. cit.,
p. 188. 5
412
Atavío, genio y costumbres
413
María Elisa Velázquez Gutiérrez
,l> Gustavo Cunel y Antonio Rubial, “Los espejos de lo propio: ritos públicos y
usos privados en la pintura virreinal", op. cit., p. !)2,
414
Atavío, genio y costumbres
415
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416
Atavio, genio y costumbres
M IbúL, p. 76.
417
María Elisa Velázquez Gutiérrez
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A ta x ia , genio y costum bres
420
A ta v ío , g en io y costum bres
33 Leonor Cortina, “La dama de los azulejos”, en Revista Arles de México, op. til.,
34 Las imágenes formadas por tableros con azulejos son de grandes formatos,
hoy en día pueden observarse en la misma casa, ocupada por las oficinas de
la empresa de toallas “La josefma”.
421
María Elisa Velazquez Gutiérrez
En algunas expresiones plásticas del siglo XIX, como los grabados de Linatti
recogieron algunos elcmenlos de los cuadros de castas y fueron representadas
parejas de negros haciendo clara alusión a los estereotipos sobre sus malas
costumbres y sus inclinaciones violentas.
422
A m io, g enio y costum bres
•íf¡ María Concepción García Sáiz, ‘'til desarrollo artístico de la pintura de castas ,
en liona K aU ew (curator), New World Orders. Casia Painting and Colonial Latín
America, New York, Americas Society Art Gallery, ID!)«, p. 111).
423
María Elisa Velasque/. Gutiérrez
424
A lanío, f¡enio y costumbres
5» A pesar de que desde mediados del siglo XVII las ordenanzas de pintores fo
mentaron que los artistas firmaran sus obras, file hasta las últimas décadas del
siglo XV111, con la aparición de las academias y de las nuevas ideas sobre
el “arte”, que el pintor tomó el carácter de arcador individual.
■
5ÍI Según Nina M. Scott, es evidente que las pinturas de castas tuvieron una rela
ción con las pinturas holandesas de género del siglo XVII y con las represen
taciones de la vida de las clases populares tan de moda en Europa en el siglo
XVIII. “Domesticidad y comida en las pinturas de castas”, en Históricas. Bole
tín del Instituía de Investigaciones Históricas, México, UNAM, núm. 51), septiembre-
diciembre de 2000, p. 11.
425
María Elisa Volázquez Cuüérrez
J<) G iros pintores de la familia Arellano, activos en las úlbmas décadas del siglo
XVI) y las primeras del XVIII, elaboraron otras obras. Uno de ellos, apoda
do “el mudo”, tirmó obras como el Tránsito <Ula Virgen, perteneciente al Museo
Municipal de Antequera en España. Es de la factura de Manuel Arellano la
obra La Coronación de la Virgen de la colección del Museo de la basílica de
Guadalupe en la ciudad de México y de la firmaj. Arellano lienzos como el
'Traslado de kimagen y estreno del santuario de Guadalupe. Véase María Concep
ción Gai cía Sáiz, “ El desarrollo artístico de la pintura de castas”, en New World
Orden. Casta Painting and Colonial Latín America, ap. cil., p. 11!).
Elena Isabel Estrada de Gerlero, “La representación de los indios gentiles en
las pinturas de castas novohispanas”, en New World Orden. Casta Painting and
Colonial Latin America, op. cit., p. 124.
426
Atavio, genio y costumbres
la Se sabe que en 1746 Andrés Arce y Miranda dirigió una carta a JuanJosé de
Rguiara y Eguren, en la que mencionaba que el virrey Fernando de Alencas-
tre (1711-1716) había concebido la idea de presentar al rey de España las dife
rentes mezclas raciales de la colonia a través de una serie de pinturas dejuan
Rodríguez Juárez, y que el obispo de Puebla, Juan Francisco de Loayza, había
encargado al pintor Luis Berrueco una serie similar. Asimismo, se sabe que el
arzobispo Francisco Antonio Lorenzana llevó a Toledo en 1772 una serie de
castas del artista joséjoaquín Magón. Otras pinturas fueron enviadas al Real
Gabinete de Fíisloria Natural en Madrid, fundado en 1771 por Carlos III. Ci
tado en liona Kalzew, “La pintura de castas. Identidad y estratificación social
en la Nueva España”, en el catálogo de 1.a exposición New World Orden. Casta
Painling and Colonial Latin America, op. cit., p. 110. También Antonio de Ulioa
en su correspondencia con el virrey Antonio María de Bucareli t!7/l-177!l),
menciona en 1778 que ha llevado láminas con las distintas castas de gentes
del reino; véase Francisco de Solano, Antonio de Ulioa y la Nueva España, Mé
xico, L’NAM, 1087, p. 370. ^
Roberto Moreno de los Arcos, “La ilustración mexicana”, en María Concep
ción García, Las castas mexicanas. Un género pictórico americano, op. cit., p. 19.
427
María Elisa Vfclázquez Gutiérrez
428
Alamo, genio y costumbres
6-; Francisco de Ajofrín, Diario del viaje que hizo a la América en el siglo xvm el pa
dre fray Francisco de Ajofiín, ofe cit., pp. 59 y 60.
^ Jo aq u ín Antonio de Bafarás escribió un manuscrito titulado “Origen, costum
bres y estado presente de mexicanos y filipinos en 1763", perteneciente a la
Hispanic Society of America en Nueva York, con textos e ilustraciones. Este
documento inédito fue dado a conocer por liona Katzew en su artículo “La
pintura de castas. Identidad y estratificación social en la Nueva España", en el
catálogo New World Orders. Casta Painting and Colonial Latín America, op. cit.,
p. 109.
67 Pedro Alonso O ’Crouley, Idea compendiosa ddReyno de la Nueva Espuria (1774),
Teresa Castelló lturbidey Manía Martínez del Rio (eds.), México, IJNAM, 1976.
429
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A lanío, g en io y costum bres
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María Klisa Velázqucz Gutiérrez
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A ta v io , g en io y costum bres
■m
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A ta vio , g en io y costum bres
Los oficios
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María Elisa Velazquez Gutiérrez
m
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
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Atavío, genio y costumbres
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El atavío
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Atavío, Renio y costumbres
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Malia Elisa Velázquez Gutiérrez
444
A lanío, genio y costumbres
445
María Elisa Velâzquez Gutiérrez
7’ Existen referencias sobre este tipo de sayas entre las mujeres bereberes del
norte de Africa.
446
A ta v io , g enio y costum bres
447
María Elisa Velazquez Gutierrez
Es importante hacer hincapié en que la obra Traslado de. la imagen y estreno del
santuario de Guadalupe\ también firmada por un miembro de la familia Are-
llano, se representen a los africanos de la mojiganga de manera similar con
dignidad y porte.
W Según Gustavo Curie! y Antonio Rubial, los chiqueadores, pequeños círculos
de terciopelo negro o de carey, fueron una costumbre de origen europeo y no
novohispana, como se ha difundido. El adorno servía entre otros usos pa
ra ocultai' imperfecciones y marcas del rostro, pero también era símbolo de
jerarquía social. “Los espejos de lo propio: ritos públicos y usos privados en
la pintura virreinal”, en Catalogo de la exposición Pintura y vida cotidiana en Mé
xico, J650-1950, op. cil., p, 122.
448
A ta v io , genio y costum bres
Ju a n F. Gemelli Carreri, Viaje a la Nueva España, México afines del siglo XVII
1 . 1, M éxico, Libro-M ex, 11)95, p. 25.
*■ Gustavo Curiel y Antonio Rubial, “Los espejos de lo propio: ritos públicos y
usos privados en !a pintura virreinal”, en Catálogo de la exposición Pintura y vida
cotidiana en México 1650-1950, op, cit., p. 123.
450
A ta v io , g enio y costum bres
451
María Elisa Velâzquez Gutiérrez
452
A la lia , g en io y costum bres
453
María Elisa Velázquez Gutiérrez
k' Berna] Díaz del Castillo, Historia de la conquista de Nueva España, México Po
rrúa, 1992, p. 167.
Thomas Gage, Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales México FCr
(Sep /80), 1982, p. 329. ’ '
u Ibid, p. 330.
454
A ta v ío , g en io y costum bres
M Desde mediados del siglo XVIIi y a lo largo del XIX aparece en Europa un
interés más enfático en representar en imágenes a la mujer africana en rela
ción con atributos sexuales. Véase Ja n Nederveen, Whitc on Black, Images o}
Africa and Blacks in Western Popular Culture, op. cit., p. 181.
*° Antonio de León Pinelo, Questión Moral si el chocolate quebranta el ayuno eclesiás
tico (1636), México, Centro de Estudios de Historia de México, Condumex,
87Juan de Solórzano y Pereyra, Política indiana (1647), (ed. facs. de la de 1776),
México, Secretaría de Programación y Presupuesto, )í)79, cap. V, lib. II, p. 106.
88 Francisco de la Maza, Arquitectura de los coros de monjas en México, México,
UNAM, 1083, p. 42. Fray Agustín de la Madre de Dios hace la siguiente ob-
455
María Elisa VeJázqucz Gutiérrez
servado« sobre las monjas carmelitas en el siglo XVII: “...Al principio pro
pusieron de no beber chocolate y ha sido tal la observancia que se ha teñí
do en esto que ni aún por medicina ni recela de los médicos (que para acha
ques particulares lo ordenaban) se ha admitido, porque las mismas enfermas
querían antes morir que no se introdujeran en la Orden los desórdenes y da
ños...”. Tesoro escondido en el Monte Carmelo mexicano (vers. paleo.), Eduardo
Báez Macías (introd. y not.l, México, L'NAM, 198í>, p. «77
*J Sophie D. Coe y Michael D. Coe, I.a verdadera historia del chocolate, México
FCK, 1ÍW9, pp. 261-302.
6 0 Elias Trabulse, Historia de la ciencia en México, México, KCE, t. III, 1!)!)2, p. lól.
:)l Francisco de Ajofrín, Diario del viaje que hizo a la América en el siglo XVIII, op.
cit. pp. 78 y 79.
4.5b
A ta v io , g enio y costum bres
Gustavo Curiel y Antonio Rubial, Finlura y vida cotidiana e.n México 7650-1950,
op. c i í p. 1 ltf.
457
María Elisa Velázquez Gutiérrez
El genio o la templanza
458
A ta v ío , g enio y costum bres
9S Juan de Viera, Breve y compendiosa narración de la ciudad de México (1777), op. cit.,
pp. 64 y 65.
459
Malia Elisa Velázqucz Gutiérrez
460
A ta v ío , g e m a y costum bres
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María Elisa Velazquez Gutierrez
462
Atavio, gemo y costumbres
C onsideraciones
463
Maria Elisa Vdázquez Gutiérrez
464
A l a n o , n en ia y costum bres
465
C o n c l u s io n e s
m
467
María Elisa Velázquez Gutiérrez
468
Conclusiones
469
María Elisa Velá2 quez Gutiérrez
470
Conclusiones
471
María Elisa Velazquez Gutiérrez
472
C onclusiones
* Algunos de ellos son Frank Tannebaum, El negro en las Americas; esclavoy civda-
dano, Buenos Aires, Paidos, 1U6H; S. M. Elkins, Slavery: A Problem in American
institutional and Intellectual Life, Chicago, 1!)5U; y Herbert Klein, Slavery in the
Americas: A comparative Study of Virginia and Cuba, London, 1967.
473
María Elisa Velázquez Gutiérrez
b Por ejemplo. Solange Alberto había señalado en varios textos que el desarrai
go de los esclavos, la heterogeneidad de sus orígenes étnicos y su misma con
dición les impidieron mantener una cultura propia y los llevaron, por otra
parte, a asimilar lo mejor y más rápidamente posible las que encontraron a su
alcance. Sin embargo, en sus últimos trabajos, también reconoce que “los ne
gros y mulatos lograron conservar algunos pedazos o hasta partes enteras de
la cultura africana en la memoria más secreta y por tanto más segura, la que
escapaba mejor a los controles y coacciones: su cuerpo.” Como el cuerpo, en
esta tesis he querido comprobar que otras prácticas culturales de origen afri
cano también fueron recreadas en la Nueva España. Véase Del gachupín d
criollo o de cómo los españoles de México dejaron de serlo, México, la. reimp., El Co
legio de México, 1077, pp. 170-172.
7 Sidney W. Mintz y Richard Price, The Birth of African-American Culture. An An
thropological Perspective, op. cit.
474
Conclusiones
475
Maria. Elisa Velazquez Gutierrez
476
C onclusiones
477
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
478
Conclusiones
479
María Elisa Vclázqucz Gutierre?.
11 Jan Nederveen Pieíerae, White un lUuik. Images o f Aftica and Blacks in Western
PopulüY Culture, New Haven and London, Yale Universily Press, 1992, p. 57.
480
Conclusiones
481
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
14 Es interesante hacer notar que como lo señala Nina M. Scott, las pinturas de
castas nacieron justamente cuando tanto peninsulares como criollos blancos
temían perder control sobre la muy diversa sociedad mexicana, y se aferra
ban a esta falsa representación de su poder porque los fundamentos del im
perio colonia] y exhibían serias fisuras. Véase “Domesücidad y comida en las
pinturas de castas”, en Históricas, boletín del Instituto de Investigaciones His
tóricas, núm. Sil, septiembre-diciembre, México, UNAM, 2000, p. 11.
482
C onclusiones
483
R e l a c ió n d e o b r a s s e l e c c io n a d a s 1
485
María Elisa Velázquez Gutiérrez
120 x 60 cm
Fotografía: Ery Cantara
486
Relación de obras
487
María Elisa Velazquez Gutiérrez
184 x 488 cm
Fotografía: Museo de América
488
Relación de obras
118 X 82 cm
Fotografía: Héctor Velázquez
489
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez
490
Relación de obras
491
Maria Elisa Velázquez Gutiérrez.
Siglo XVIÍI
C olección particular, M éxico
77 x 98 cm
Fotografía: C olección particular
492
Relama de obras
Siglo XVIII
Colección particular, M éxico
38 x 50 cm
Fotografía: Dolores Dalhaus
493
María Elisa Velazquez Gutierrez
75 x 54 cm
Fotografía: M useo de América
494
Relañón de obras
497
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María Elisa Velázquez Gutiérrez
A
Mana ünsa Vfelázquez Gutiérrez
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Maria Elisa Velazquez Gutiérrez
wmm
>sy
...v&Sx-wiv*:
• 1
c iu d a d d e M ixteo . M u je r d e
origen africano en el balcón. Detalle.
Figura 57. De español y negra, produce mulato. José de Páez, siglo XVIII.
María Elisa Velazquez Gutiérrez
mam
Figura 61. Español, negra y mulata. José Joaquín Magón, siglo XVIlí.
Figuras
Figura 64. Español, mulata y morisca. José Joaquín Magón, siglo XVIII.
Figuras
tí
Figura 84. Cúadro de castas con cartela. José Joaquín Magón, siglo XVIII.
Detalle.
F ig u ra s
Figura 89. Coyote mestizo, mulata y ahí te estás. Anónimo, siglo XIX.
Mujeres de origen africano en la capital novohispana,
siglos XVII y XVIH
- c o n u n tiro de 1 0 0 0 e je m p la re s-
se term inó de im p rim ir en agosto d e 2006
en los talleres gráficos del Instituto N acional
d e A ntropología e H istoria. •
P roducción: P ro g ram a U niversitario
de estudios de G énero de la UNAM.
Maria Elisa V elazquez
Mujeres de origen africano en la capital
novohispana, siglos xvn y xvm
Miles de mujeres de distintas culturas de Africa occidental y
central habitaron la ciudad de México durante el periodo virrei
nal. Su presencia en la formación de la sociedad mexicana ha sido
poco reconocida por la historiografía, a pesar de la importancia
de su participación en la vida económica, social y cultural de
aquel periodo. Como esclavas, y más tarde libres, realizaron ta
reas en casas particulares, conventos y talleres gremiales como
cocineras, nodrizas o comerciantes y form aron parte de la vida
cotidiana com o madres de familia, abuelas o esposas. A través
de fuentes documentales de archivo, crónicas y datos dem ográ
ficos, así como de imágenes pictóricas de la época, este libro
describe la vida de varias africanas y afrodescendientes en los
siglos xvn y xvm, destacando las complejas y diversas situa
ciones que vivieron y revelando su injerencia en la historia de
la ciudad de México.
COLECCI ÓN AF Rí CANÍ A
«ACONACULTA • INAH