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Sandra Aguilar Hernádez

Psicología

La asociación libre se hace regla fundamental por el


decir del analista.
La asociación libre puede definirse como una forma de expresión diferente a la
actividad mental, refleja atención, (Freud, 1912). En la lectura“La dirección de la
cura y los principios de su poder”, Lacan (1966) y nos advertirá que el
psicoanalista es la razón para mantener la libre asociación, esto es posible
porque no guía al paciente, guiará a los pacientes a curar la misma asociación.
“consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica” (Lacan,
1966, 560).

Esto implicará que la disposición del analista a analizar bajo el sustento de las
reglas básicas dependerá de su condición de analista de libre asociación.
De manera similar, Freud nos advirtió que los analistas deben poder usar su
subconsciente como herramientas analíticas, y los analistas que han pasado por
su propio trabajo analítico proporcionarán reglas básicas; en otras palabras, toda
libertad se vuelve contradictoria.

El sujeto está confinado y sufre las consecuencias de la verificación y la


experiencia, y cuando lo hace, no sabrá de qué está hablando. El dolor de
empezar a hablar es un encuentro traumático con el lenguaje, no porque tenga
que hablar, sino por el hecho de que hable. Así se dice que, “el sujeto es antes
poema que poeta” (Miller, 1998, 26).

Freud definió la atención como una regla que el analista debe seguir en términos
de ubicación de escucha. Este lugar limita la asimetría del vínculo entre analista
y analista.

Es decir, la asociaciónn libre va más allá del principio del placer; Lacan señalo que
someterse a un psicoanálisis viola el principio del placer, es decir, el principio de
"no hacer nada" o el principio de “hacer lo menos posible", que es lo contrario al
hacer un esfuerzo. De esta forma se sostiene que hay una relación entre la
asociación libre y ese “más allá” que incomoda al sujeto.

Lacan (1975) nos dice que la experiencia del análisis es la unicidad que envuelve
a cada persona a través de la particularidad de los síntomas, y esto se logra a
través de "sudor de gota". Con tanto sudor, alguien puede ponerle un nombre o
mejor aún: una obra de arte.

Por otro lado, el psicoanalista explica, por lo tanto, cuando un sujeto expresa su
dolor al analista, lo hace asumiendo que el psicoanalista sabe que su
enfermedad puede resolverse. Sin embargo, para su sorpresa, se encontró con
alguien que no conocía, por lo que escuchó y guardó silencio para que los
hechos se reflejaran en las palabras del paciente.

El psicoanalista interpreta el lenguaje del paciente mientras recuerda “la


interpretación analítica no se juzga por el nivel de verdad de un enunciado. La
significancia no se produce donde hay un sentido oculto, sino que se produce
donde el sujeto no sabía” (Porge, 1978, 214).

Desde la perspectiva de Freud y el Lacanismo, los enunciados de la poesía y los


psicoanalistas encontrarán múltiples indicadores que nos indicarán que artistas y
analistas "estudiarán" el mismo material, es decir, material inconsciente, pero
con métodos diferentes.

Lacan (1976) propuso que el arte es una especie de saber hacer que trasciende
el simbolismo, una especie de saber hacer que apunta a la verdad, una especie
de saber hacer que no es representativo, y es precisamente la creación de la
creación en las condiciones de montaje o montaje circundante artístico. La
experiencia del análisis acaba de señalar este punto, es decir, eliminar
continuamente cortes de yeso, cosas que no se pueden curar o imposibles.

Busca algún tipo de excitación del sujeto que está consultando a través de
encuentros accidentales que resuenan en su cuerpo.

Proponer que la poesía es una forma de entender cómo lidiar con el vacío es
diferente a rechazar el vacío o el entumecimiento en los síntomas neuróticos de
la era capitalista. La poesía suele ser un medio de hablar metafóricamente de
cosas imposibles, es una restricción "absurda" en respuesta a ciertas
incertidumbres.

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