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El control de polvo en las plantas concentradoras puede efectuarse por uno o más de los
siguientes métodos:
Segregación
Encerramiento
Atomizadores de agua
Ventilación exhaustiva local.
Como regla general para un control satisfactorio, es necesario una combinación de dos o más
de estos métodos.
Segregación
Este método de control es uno de los más conocidos y empleados en Higiene Industrial, no
solamente para el polvo sino también para otros contaminantes del ambiente industrial.
Consiste, en líneas generales, en aislar o segregar en compartimientos especiales aquellas
operaciones que por su naturaleza sean fuentes de contaminación de polvo, con el fin de
prevenir su dispersión en el ambiente de toda la planta y afectar a trabajadores encargados de
otras actividades. De acuerdo con lo expuesto, las operaciones que deben ser segregadas en
una planta concentradora son las de molienda primaría y secundaria, lo cual está de acuerdo
con lo dicho en el capítulo anterior; sin embargo, la segregación en su sentido estricto es muy
difícil de aplicar en las plantas concentradoras, debido a que supone la ausencia de personal
en el compartimiento segregado. Salvo el caso de grandes instalaciones, donde la sección
quebrantadora primaria está perfectamente aislada; en nuestro medio como regla general, la
segregación no es un método efectivo por sí solo, sino que requiere el concurso de uno o más
de los otros señalados; no obstante, es de gran importancia y facilita la aplicación de los otros
métodos, aparte de que, al instalarse las máquinas quebrantadoras en locales independientes,
no se afecta a todos los trabajadores sino solamente al encargado de su operación o control, a
quien, en última instancia, se le puede dotar de implementos de protección personal.
Encerramiento
Atomizadores de Agua
La aplicación de los atomizadores en las operaciones de molienda, fue el resultado del éxito
alcanzado en los trabajos de subsuelo, sobre todo como un sustituto de los sistemas de
ventilación exhaustiva local cuyo alto costo de instalación, operación y mantenimiento
constituyen su única desventaja en relación con los atomizadores.
En cuanto a la eficiencia de este método de control, Jack Baliff del Departamento de Trabajo
del Estado de Nueva York de los EE.UU., reporta los siguientes datos empleando atomizadores
Hidráulicos:
Como se observa en este cuadro, la eficiencia de los atomizadores es bastante alta, fluctuando
entre un mínimo de 93.2 y un máximo de 99.1 Resultados similares, aunque un tanto más bajo,
son reportados por Kenneth W. Nelson , empleando atomizado res Neumáticos, los mismos
que se indican a continuación:
Comparando los valores consignados en este cuadro con los que figuran en el nnterior, salta n
la vista que la eficiencia registrada para los atomizadores neumáticos es menor, lo cual puede
conducir a la conclusión de que estos últimos no son los indicados para el control de polvo en
plantas de molienda; esto puede ser verdad, si se recuerda que los neumáticos tienen como
una de sus principales características provocar el movimiento del aire y por tanto remover las
partículas no afectadas por las finas gotillas de agua; si bien esta característica es de gran
importancia en el control de polvo en las operaciones de subsuelo, donde el aire comprimido
del atomizador no sólo remueve las partículas no afectadas por el atomizador sino también los
gases producto de los disparos; en las plantas concentradoras no tiene la misma importancia,
debido a la naturale7¡l. de las operaciones que no generan gases, y que lo que se persigue es
suprimir el polvo tan pronto como se produce; es decir, no se requiere la acción del aire
comprimido que provoca cierta dispersión desfavorable de las partículas de polvo.
Estas consideraciones teóricas han sido pues, hasta cierto punto, confirmadas por los datos
mostrados en los dos cuadros; sin embargo, prescindiendo del tipo de atomizador, intervienen
un sinnúmero de factores, generales y específicos, que afectan el rendimiento de estos
dispositivos.
En cuanto a los factores específicos, éstos están relacionados con el tipo de operación a
controlar, la maquinaria que. interviene, los métodos de trabajo y, en general con todo lo que
puede afectar directa o indirectamente la acción de los atomizadores.
Tratándose de las quebrantadoras, sobre todo de las primarias, ya sean del tipo Blake o
giratoria, es un tanto difícil el encerramiento, debido a que el material alimentado requiere la
atención permanente de un operario para prevenir atoros o la excesiva afluencia de mineral;
por esta razón el encerramiento, sobre todo de la zona de alimentación de estas máquinas, es
siempre parcial, tomando la forma de un canal de suficiente altura con una abertura en su
parte superior próxima a la quebrantadora para el control de la alimentación mediante
"espetones" (varillas metálicas); el resto del canal, o caja, debe tener tapas movibles en su
parte superior que permite el control del flujo del mineral. El canal, que puede ser de madera
o planchas de metal, deberá cubrir la distancia comprendida entre el chute de la tolva de
gruesos (o la descarga del alimentador) y la abertura de alimentación de la máquina, pasando
por la zona de la parrilla de clasificación que antecede a la quebrantadora. El atomizador debe
instalarse a la altura de la abertura de control de alimentación, sin interferir con la labor de los
espetones y dirigiendo la corriente hacia la máquina.
Los puntos de transferencia de mineral, o sea aquellos en que se cambia la dirección o el nivel
del flujo de materiales, se encierran generalmente con telas impermeabilizadas, instalándose
el atomizador solamente en la zona de descarga o mejor dicho en la abertura de salida del
material.
Es muy difícil establecer reglas generales para el empleo de atomizadores, ya que cada planta
concentradora constituye un problema diferente y el éxito del control de polvo con estos
dispositivos depende en gran parte de la habilidad y experiencia de la persona responsable,
para efectuar los encerramientos más conveniente.
Recomendaciones Generales