Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ann Jacobs - Saga Members Only 02 - Hearts and Handcuff
Ann Jacobs - Saga Members Only 02 - Hearts and Handcuff
Ann Jacobs
El ClubDe La Rosa
Ann Jacobs – RX Corazones y Esposas
Advertencia:
Argumento:
"Átame y tómame."
Cuando Josh Gerard entró en su dormitorio y su esposa, Nancy,
pronunció esas palabras, no dio crédito a sus oídos. No sólo a sus oídos,
tampoco a sus ojos. Su esposa se había atado a sí misma y esperaba por él.
Cerca del final del interludio de felicidad, una bocina les hace saber que
sus niños llegan a casa de la liga de béisbol. Al día siguiente, Nancy entrega a
Josh una invitación del local "Sólo miembros", un club dirigido por el Doctor X.
Nancy desea más que nada ir. Para dejar de lado todas sus
preocupaciones, cargas y tensiones. Ahora tiene la posibilidad en la
oportunidad de Sólo los Miembros. Ella sólo puede esperar que Josh tomara su
indirecta uniéndose al club. Después de haber oído hablar de él por su amigo
que es miembro, suena como el lugar perfecto para dejarse ir.
Después de ver las realidades de Sólo los Miembros, Josh se siente
incómodo con la idea de un estilo de vida BDSM, pero decide que hará
cualquier cosa para mantener a su mujer feliz. Tras realizar una serie de
compras, incluyendo un par de esposas rojo cereza, Josh va a su casa para
decirle a Nancy que se ha convertido en un miembro. ¿Podrá Josh participar en
este estilo de vida?
¿Podrá Nancy conseguir lo que quiere?
Prólogo
-No lo haré.
Él encontró su coño con su lengua, profundizando en el interior. Él
amaba su sabor, su olor… infiernos…amaba todos sus pedazos. No había
estado tan duro en años.
-Fóllame ahora, Maestro. Por favor.
Tendría que obligarla, con mucho gusto. Levantó la cabeza y se puso de
rodillas entre sus piernas atadas e instalo su polla a la entrada del coño
cremoso.
-¿Cómo lo quieres, lento y fácil o difícil y rápido?
-Haz que me corra. Por favor.
Él casi se retiró, para luego empujarse lentamente hacia atrás en su calor
acogedor. Apretado. Tan apretado.
-Exprímeme.
Ella lo hizo.
-Más duro.
Dios, le encantaba follarla. Sus músculos internos lo apretaron como un
puño. Esto no iba a durar mucho tiempo. Consiguió contenerse.
Esperandola.
Inclinó la cabeza, tomó un pezón fruncido en la boca, y lo chupó. Su
respiración se hizo rápida y superficial. Ella levantó sus caderas un poco
cuando se estrelló contra ella, más duro cada vez. Ella estaba cerca.
Llegando.
Él en equilibrio sobre sus manos, profundizó la penetración,
estrellandose contra su coño tan profundamente que encontró el cuello del
útero.Su coño empezó a convulsionar alrededor de su polla, y ella comenzó a
hacer esos pequeños ruidos que le decían que se iba a correr.
-Eso es todo, cariño. Correté para mí.
-Ya estoy.
Un claxon tocando la bocina lo sorprendió justo cuando se corrió y
comenzó a brotar la crema caliente entrando en su coño en grandes espasmos.
La realidad se había entrometido.
Los niños llegaban a casa temprano, y dada la repentina rigidez de
Nancy debajo de él, sabía que ella se había dado cuenta que su juego de
dormitorio había terminado.
Había sido bueno mientras duró. Habría sido mejor si la práctica de los
chicos hubiera durado media hora más. Maldición, habría sido mejor aún si
Capítulo Dos
Sumisión.
Acceder al menor deseo de un amante.
Dejarse ir. Cuanto más pensaba en ello Nancy Williams-Gerard, más
quería hacer precisamente eso. Dejar ir las presiones de su carrera, las tensiones
que se habían acumulado en ella estos años desde que ella y Josh había sido
estudiantes universitarios, con tanto amor y lujuria que habían pensado que
nada volvería a cambiar.
El tiempo había cambiado las cosas cambiadas - el tiempo, los niños, y las
responsabilidades. Eso dolía. El amor romántico seguía allí en algún lugar,
enterrado bajo las presiones de vivir, trabajar y criar a sus dos hijos. Los chicos
estaban lo suficientemente grandes ahora por lo que ella y Josh tenían que tener
cuidado de no ser demasiado demostrativos ya que en cualquier lugar sus ojitos
podrían estar espiando.
***
Josh no lo entendía. No es que le importara, exactamente. Desde que
Nancy había desarrollado esta fascinación por los deportes pervertidos antes de
dormir, su vida sexual se había convertido en… bueno, mucho más interesante.
Odiaba admitirlo, pero en diez años definitivamente habían caído en una rutina
que aunque él no la llamaría aburrida, había estado sin duda a punto de
convertirse en eso, bien, en predecible.
Él levantó la vista y bajando la calle arbolada donde la mayoría de las
centenarias casas habían sido reformadas y reconvertidas en despachos
profesionales y empresas de primer nivel. Luego comprobó la dirección en la
tarjeta que Nancy le había dado una vez más.
Era una casa grande de arenisca bien situada detrás de la calle. Unas
cortinas oscuras estában detrás de las ventanas con vidrieras vintage del siglo
XIX, si no se equivocaba. El lugar le recordó a la finca de una viuda, bien
mantenida y orgullosa de su patrimonio, relativamente respetable en el barrio
caro, no muy lejos del centro de Dallas.
Envalentonado por el aspecto del lugar, Josh sacó su coraje, se dirigió
hasta el paseo de adoquines, y levantó un llamador de bronce reluciente sobre
una puerta de madera sin marcar.
-¿Puedo ver su invitación, señor?
Josh se la entregó, sintiéndose ridículo al ser mirado por una mujer de
pelo oscuro vestida de negro. Ella no se parecía a nadie que pudiera someterse a
un hombre. Alguna vez. No pudo dejar de notar el látigo con mango de plata
metido en el cinturón apretado alrededor de su cintura, o el esmalte de color
rojo sangre de sus uñas, similares a garras.
-¿Esta en orden? - le preguntó cuando ella escudriñó lo que no podía
dejar de pensar como su boleto hacia el libertinaje.
-Por supuesto. Entre. Cualquier amigo del Doctor X, siempre es
bienvenido.
Josh entró en la mazmorra llamada Sólo Miembros. Del aspecto del
lugar asumió que le costaría por lo menos un par de honorarios legales jugosos
para unirse. El lugar era lujoso. Un paraíso sensual que le recordaba a
escenarios de películas que representaban los salones del viejo oeste y los
palacios de placer. Sorprendido, miró a su alrededor intentando mostrar una
expresión de aburrida aceptación, hasta que su anfitriona le hizo pasar por un
espejo de cristal unidireccional desde el que tenía una excelente vista de una
cámara de tortura grande y bien equipada.
Oh, Dios mío. ¿Los miembros tenían relaciones sexuales allí, justo delante de
Dios y de todo el mundo?
-¿Teneis algunas - ah - habitaciones privadas? - Maldición si podía
imaginarse a sí mismo actuando para una audiencia.
-Sí, las tenemos. Su identidad permanecerá segura dondequiera que
usted vaya en esta casa.Una vez que abandone los vestuarios estará
enmascarado - explicó su anfitriona - es una condición para entrar a las salas
comunes y a las cámaras de tortura, aunque nadie jamás contará lo que pasa
aquí fuera de estas paredes.
-Si - ¿Estaba tan evidentemente incómodo? – Es una idea que una amiga
de ella puso en su cabeza. Algo acerca de necesitar un descanso de la toma de
decisiones que tiene que hacer todo el tiempo en su trabajo. Así que ahora se
supone que debo convertirme en un Dom y hacerla mi esclava de dormitorio.
A pesar de que trató de sonar desinteresado, Josh no pudo controlar las
reacciones de su cuerpo. Este lugar lo excitaba. La sangre fluyó a su polla
cuando miró a través del cristal unidireccional de nuevo y vio a una sub
dándole la cabeza a un Dom mientras que otro la follaba.
-No quiero compartir a mí - mi sub así - dijo, en protesta por su propia
excitación más que por la sugerencia implícita de un ménage.
-Eso es estrictamente cosa suya como su maestro. Algunos de nuestros
miembros están en esa escena. Algunos no. Muchos de nuestros clientes
prosperan en tríos. Una gran cantidad de las relaciones comprometidas no lo
hacen, sin embargo.
Eso tenía sentido.
-¿Aseguran el anonimato de determinados miembros? - Los socios de su
bufete de abogados no apreciarían oír que estaba jugando en el mundo BDSM,
no más que los superiores de Nancy en el hospital aprobarían que su remilgada
y correcta anestesista obtuviera sus placeres como una sub.
-Muy privado y anónimo. Usted escoge su nombre en el club, y una vez
que entra por la puerta en el calabozo con su máscara, esa es su única identidad.
Es lo mismo para su esclava. Supongo que dada su renuencia a compartir a su
sumisa que es su esposa. ¿Estoy en lo cierto?
-Sí - Y Josh haría cualquier cosa que hiciera falta para hacerla feliz -Creo
que estoy listo para unirme al club.
***
Reuniendo coraje unos minutos después, el "Maestro Jay" se puso una
semimáscara de cuero y se aventuró por primera vez en el mundo del club de
BDSM. Durante los primeros minutos se sintió incómodo en la cámara,
completamente vestido mientras que la mayoría de los participantes estaban
desnudos o vestidos con varias piezas provocativas de cuero. La excitación
pronto peleó con su malestar, sin embargo.
vello por enmedio, Josh había notado que eso tenía que mejorar las sensaciones
del sexo.
Antes de irse, Josh pasó otra hora mirando y gastando otro fajo de dinero
en efectivo comprando parafernalia de ese estilo de vida que estaba bastante
seguro que él y Nancy iban a disfrutar.
Imaginándose a Nancy desnuda excepto por el corsé rojo que había
comprado lo tenía prácticamente salivando con la anticipación.
A la salida cogió cita para el día siguiente con la esteticista del club.
Pensando en él y Nancy depilados desde el cuello hasta los pies le puso duro
como una roca nuevamente mientras empacaba la mayoría de sus nuevos
juguetes en su casillero del club. Con niños o sin niños, sin embargo, él debía
tener esas esposas rojas en casa.
Capítulo Tres
-Cierra la puerta, luego dame tus manos.
Por fin habían metido a los niños en la cama y se retiraron a su
dormitorio. Nancy se quedó mirando el metal frío entre sus manos ahuecadas.
Un par de esposas de color escarlata y una llave elaborada la miraban
-¿Qué son? - Pregunta tonta. Ella supo que no tenía sentido en el
momento en que lo preguntó, pero...
- Es tu regalo del día de San Valentín, con un día de adelanto. Yo quiero
que Madge se quede con los niños mañana por la noche. Vamos a salir a jugar
en Sólo Miembros.
Él lo había hecho. Él realmente había ido y se había unido a la mazmorra
de Maggie. Su coño se mojo ante la idea, Nancy dejó la llave en la mesita de
noche y le devolvió las esposas.
- ¿Deseas utilizar estas ahora?
- Oh, sí - con un movimiento ágil, Josh le esposó las manos detrás de su
espalda. - Ahora estoy a punto de hacer que te sientas bien. Muy bien.
Nancy esperó que él tirara de ella sobre la cama, pero en lugar de eso se
arrodilló a sus pies y le abrió las piernas. Su clítoris se hinchó y se endureció
contra sus dedos cuando él separó sus labios mayores y sopló en su hendidura
húmeda. Oh Dios. Eso se sentía tan bien. Ella amaba tenerlo sobre ella, pero
había pasado mucho, mucho tiempo...
Lo sintió jugar con las esposas, sintió cuando se las quitó, oyó el sonido
metálico cuando golpearon la mesita de noche. Él rodó a su lado, llevándola
consigo, abrazándola. Los sonidos de ellos respirando, la calidez compartida de
sus cuerpos desnudos... el golpe y latido de su corazón contra su espalda le
recordó que era Josh. El hombre al que había amado durante más de diez años,
sin embargo, un nuevo amante, excitante, también.
Un maestro en dominación.
***
Nancy contaba las horas que faltaban para ir con Josh a Sólo Miembros.
La llave colgaba de una cadena de oro entre sus pechos, un recordatorio
constante de que en tan sólo una hora ella caminaría a través de esas puertas,
identificandose a sí misma únicamente como esclava del Maestro Jay, y se
embarcaría en un viaje sensual a un nivel de placer por el que ella había
fantaseado pero nunca alcanzado.
Josh miró su reloj. Casi era la hora. Su polla tembló cuando pensó en la
noche por delante. No habrían niños, sin interrupciones. Sin tapujos a la hora de
dar y recibir placer sexual.
Aproximadamente a esta hora Nancy estaría obteniendo lo que la
anfitriona de Sólo miembros había descrito como "los trabajos". Depilación con
cera de cuerpo completo, un masaje para eliminar las tensiones que hubiera
acumulado durante su día de trabajo ... Consiguió al momento una erección
cuando imaginó cómo se vería, ataviada como su sumisa Valentine en ese corsé
rojo, con los tacones de aguja y no mucho más.
La suave tela de sus bóxers rozó contra su entrepierna desnuda.
Asombroso cómo el trabajo de la cera que había tenido durante su hora del
almuerzo magnificaba cada sensación en su polla y sus testículos. Se sentía
diferente, no tener un pelo en su cuerpo, excepto el que tenía en su cabeza. El
peluquero del club había intentado, sin éxito, hablar con él de que, además
insistiendo, una cabeza limpiamente afeitada era la última moda para un Dom.
Se había resistido, sin embargo, optando en su lugar por un corte altamente
elegante que le daba, imaginaba, una especie de aspecto militar y aún así no
sería destacable cuando tuviera que argumentar un caso en la corte.
***
Nancy nunca se había sentido tan sexy. Tan consciente de su propia
feminidad. El corsé de terciopelo escarlata ceñido en la cintura, mostrando los
pechos desnudos que se ofrecían para el placer de su amo. Los tacones de aguja
rojos y medias de red negras sostenidas con ligas unidas al corsé enmarcaban su
pálido coño, recién depilado. Su clítoris asomaba, hinchado por la anticipación
erótica, vulnerable a los embates de los dientes de su amo y de su lengua.
-El Maestro Jay te desea enmascarada - dijo la encargada del vestuario
que le había atado el corsé, levantando una capucha de satén escarlata - Dobla
la cabeza y te la coloco.
El tejido frío moldeó su cara, ocultandola, excepto por dos ranuras para
la nariz y un agujero que dejaba la boca libre. La luz entraba vagamente a través
del material, no bastaba para que ella pudiera ver, pero lo suficiente como para
arrojar un resplandor rosado y evitar que perdiera el equilibrio.
-Ya está. Es un ajuste perfecto. Su maestro también ordenó que la
amordazara. Abra la boca.
Un escalofrío de miedo se disparó a través de ella cuando entregó sus
poderes de expresión. ¿Jay habría ido demasiado lejos? Recordó lo que le había
contado esta mañana, cuando habían abandonado el trabajo.
-Tu palabra de seguridad es "oreja".
Capítulo Cuatro
Su mujer.
Esta criatura deliciosa era su esposa.
Él la agarró de la cintura, que comprimida por los cordones podía
abarcar con las dos manos, la levantó, probó primero un pezón pintado y luego
el otro. Cuando la bajó, lo hizo lentamente, saboreando cada roce de su piel
increíblemente suave contra la suya. Si hubiera sabido que se sentiría tan
condenadamente bien se habría deshecho del vello de su cuerpo hace años. Y
del de ella.
-Vamos a llevarte a este columpio.
Disfrutó el silencio... el pequeño gemido de placer cuando él ahuecó su
montículo y ajustó el pequeño botón duro que era su clítoris.
Nunca había estado tan duro. Su polla parecía que estallaría.
Comprobando dos veces para asegurarse de que las correas la sostendrían, él la
aseguró boca abajo en el maldito columpio. Dios, se veía caliente, su culo
redondeado ardía por debajo del corsé apretado, su coño depilado enmarcado
por las ligas y esas medias hasta los muslos morenos. Apenas podía esperar
para comersela... follarla... comerle ese culo bonito con su polla dolorida.
-Dios mío, estás malditamente hermosa.
Él abrió sus piernas y se colocó entre ellas, asegurando sus tobillos y
muslos en el columpio, tal como mostraban las fotos que el amo del calabozo le
había proporcionado. Frotar su polla a lo largo de su coño hinchado fue puro
placer, contenerse de hundirse en su coño cremoso fue pura agonía.
Ella gimió detrás de la mordaza, como si quisiera más. Lo deseaba.
Nancy lo quería. Desesperadamente. Pero él no le dio su polla. En su
lugar, dio un paso atrás y trabajó algo que parecía casi como una polla en su
coño. Sus lentas vibraciones persistentes parecían mejorar los sonidos de la
música... la cadencia de su respiración, deliberadamente entrecortada.
Dios, Nancy quería correrse.
El aire frío en los labios de su coño debería haberla calmado, pero en vez
de eso le daba más calor. Ella percibió que su asistente había salido, y que Josh
la estaba mirando. Estaría viendo en que puta sumisa se había convertido, no
sólo a Nancy, la esposa y madre de sus hijos o incluso la mujer profesional
competente que era en la vida real. Su coño se apretó, sus jugos inundaron su
Epílogo
Su Maestro.
Una vez que la había desenmascarado y que lo había visto, enmascarado
y usando chaparreras de cuero tradicionales y chaleco negro, Nancy no tuvo
dudas.
Este dominante Dom tenía leve parecido a su amado Josh, sin embargo,
ella lo amaba también.
Lo quería más.
Ella seguiría al Maestro Jay a cualquier lugar, incluso a la cámara
principal de tortura opulenta y decadente donde él había insinuado que podría
algún día compartirla con un compañero Dom.
De vuelta a casa a su mundo vainilla, Josh mantenía esa aura de mando
que había asumido en el club. Tal vez era su corte de pelo sin sentido, o el
timbre de su voz que conservaba un elemento de control. Incluso vestido con
un traje de tela a rayas grises y una camisa blanca - o haciendo el trabajo en el
jardín, con cortes molestos y nada más - transmitía la confianza absoluta que él
mostraba en sus fiestas de pijamas semanales en Sólo Miembros.
Ellos iban al club otra vez esta noche.
Nancy cerró los ojos y se imaginó a sí misma sobre sus rodillas de la
manera que había estado en su habitación la noche anterior después de que los
niños estuvieran dormidos, su rostro subiendo y bajando sobre su polla.
Amaba profundamente masturbarlo, acunando sus bolas satinadas en
sus manos, tragando la salada esencia, que salía de él cuando se corría. Le
encantaba sentir sus dedos a través de su cabello, ejerciendo su voluntad sobre
ella, con vigor pero exquisitamente suave.
En los meses transcurridos desde el Día de San Valentín habían hecho
varios nuevos amigos que compartían el estilo de vida que habían abrazado
plenamente.
Esta noche sería la noche.
Ella se pondría su capucha, el corsé, y sus tacones de aguja y dejaría que
su amo la guiara a la mazmorra principal de espejos y la asegurara en la
complicada cruz de San Andrés.
Y el Maestro Jay permitiría a otro maestro follar su culo mientras él
enterraba su polla en su coño.
Para su placer... la realización de una de sus fantasías más vívidas.
Su coño se apretó con anticipación.
Nancy se despojó de su ropa de trabajo y se metió en la ducha, haciendo
una pausa para frotar su mano sobre su coño recién depilado.
Atrapó el pequeño pendiente en su clítoris, que su amo había insistido
que usara como prueba de su esclavitud, con su dedo, y ella le dio un tirón.
Fin...
PROXIMAMENTE
Members Only 03: RX for submission
Argumento:
sentirse atraído por una chica gótica con un piercing atravesándole la ceja y
mujeres de sus colegas en las fiestas navideñas del hospital del que es jefe de
Sin embargo, cuanto más la ve, más arde por ella. A él le gusta la
lengua.
cambios?