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Número 115 - J u n i o d e 2 0 2 0 - D i s tr i b u c i ó n g r a t u i ta w w w. u n i v e r s o c e n tr o .

c o m
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EDITORIAL
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Cercos epidemioilógicos
policía en un fin de semana. En el Man- Antioquia. En 2010, la Alcaldía de Me-
El tamaño de la jaula
dela como en Kennedy el virus viaja a dellín tenía 300 casas de madera y zinc
pie y en bicitaxi. identificadas y de 210 familias censadas,
Es extraño ver a policías y militares el 50 % se habían declarado como vícti-
luchando contra un virus. Levantando mas de desplazamiento forzado ante el
vallas y puestos de control, mostrando Ministerio del Interior.
su actitud amenazante con el fusil para Los fundadores construyeron el ba-
detener a un virus que mide su tamaño rrio comprando solares para levantar

M
en nanómetros. Los científicos repiten sus ranchos de madera y ganándole te-
con tono pedagógico: “Caben millones rreno a la franja de inundación del río ientras cambiaba el
del virus solo en la punta de un alfiler”. con volquetadas de escombros que paga- agua en la jaula de la
Mientras tanto, en los puestos de control ban comunitariamente. Los líderes de la mirla, mi padre dejó
se entrega la cédula, se insiste en vuel- Veeduría Ciudadana consideran al Sinaí abierta la puerta y el
tas inaplazables, se alega hambre, se in- un barrio en toda regla, pues han con- pájaro escapó. Su vue-
tenta sacar un carro que hace de chivero solidado un territorio histórico propio y lo era torpe y nervioso, de modo que no
en las plazas, se comparte la gaseosa
entre dos soldados, se invoca la farma-
pagan impuesto predial y servicios pú-
blicos. Llevan décadas insistiendo en su
por F E R N A N D O M O R A M E L É N D E Z • Ilustración de Laura Ospina pudo remontarse en el cielo. Antes bien,
saltaba a cortas distancias por los teja-
cia o la carnicería como destinos urgen- regularización y la atención de sus nece- dos vecinos. Tal vez por eso él confia-
tes. Los cercos se ven cada vez más como sidades básicas, como pavimentación de ba en rescatarla. “Tiene las alas recién
un ejercicio aleccionador, un castigo a la las calles, mejoramiento de viviendas y cortadas”, me dijo, sin perderla de vis-
desobediencia y una advertencia para la mejoras al acueducto y al alcantarillado. ta. Ahora ella estaba en lo alto del ca-
población rejas afuera. Además de enfrentarse a las inunda- ballete y miraba con desconcierto hacia
En Medellín la lección se dio en la Co- ciones del río en temporada de lluvias, todos lados.
muna 2, en el barrio el Sinaí. El domingo sus habitantes han sufrido oleadas de Mi padre cogió una toalla, bajó las
31 de mayo, sin previo aviso, llegaron los violencia. Desde mediados de los años escaleras, salió a las calles del vecin-
carabineros, el Esmad, los soldados y so- noventa, su territorio ha sido testigo de dario. Se notaba que él sabía orientar-
brevoló el helicóptero de la policía mien- enfrentamientos entre combos y ha esta- se en el espacio, de modo que intuía en
tras se extendía el cerco inesperado. La do bajo la influencia de diferentes grupos el techo de cuál casa podría andar aho-
comunidad está condenada a padecer delicuenciales, en particular de la banda ra. Fue hasta una de ellas, le pidió per-
encerrada sus propios miedos, a vivir de de Los Triana, que expande su radio de miso a la dueña para subirse a la terraza
rejas para adentro, a agradecer el cuida- acción desde las comunas 1 (Popular), 2 de su casa. Allí le arrojaría el capote
do extremo de policías y soldados arma- (Santa Cruz) y 4 (Aranjuez) de Medellín de baño para capturar a su ave cano-
dos al lado de sus puertas. “El Sinaí es un hacia los barrios vecinos de Bello (La Ga- ra. Desde la acera de enfrente, con una
pueblito, allá todo pasa en la calle, las briela, La Camila, Zamora y Santa Rita). cerveza en la mano, yo lo veía, desan-
fiestas, los juegos, las conversaciones, el Ante la grave ola invernal de 2010, la gelado, mirando las cuerdas de la luz.
comercio, las paila de empanadas…”. Es situación de riesgo se agravó para la co- La mirla se posó en una línea de alto
imposible que sea de otra forma en un munidad del Sinaí y la Alcaldía ordenó la voltaje sin inmutarse, como si quisie-
asentamiento de callejones con casas de desocupación y demolición de 198 casas, ra burlarse de él con semejante desafío.
cincuenta metros cuadrados donde pue- ubicadas en la llanura de inundación del Entonces sucedió algo inaudito. Mi pa-
den vivir ocho o diez personas. Bajo la río Medellín, a la altura de la calle 98A. dre le lanzó una piedra que había reco-
mirada escrutadora de los que se que- La acción oficial desató disturbios con la

E
gido quién sabe en qué momento, como
daron por fuera del cerco la gente del Si- comunidad y enfrentamientos con agen- un rapazuelo después de salir de la es-
n todas las ciudades del las siete de la noche, y solo se puede en- naí cruza la frontera de su barrio con la tes antimotines. Desde entonces, se con- cuela. De pronto inclinó la cabeza y me
mundo el virus ha ido encon- trar para prestar “servicios esenciales de temperatura recién tomada y las ganas formó la Veeduría Ciudadana, que sigue miró. Estaba al borde del muro de una
trando su hábitat más apro- abastecimiento y salud”, y salir si es “es- de sacudirse la dirección para que no los reclamando soluciones a las necesida- fachada y me daba temor verlo pararse
piado: barrios con menores trictamente necesario”. En barrios como señalen de “covidosos”. Con 42 casos ac- des básicas desatendidas de una pobla- en ese borde, pero no le dije nada por-
ingresos y mayor número de Patio Bonito, El Amparo, Bella Vista y tivos de covid-19 y en una población cer- ción que ha sido víctima de la violencia, que tal vez sería aún más riesgoso. Me
personas por hogar, comunidades obli- María Paz el zumbido diario de vende- cana a los tres mil habitantes, el barrio excluida del desarrollo urbano, y hoy llamó la atención que su rostro no lu-
gadas a buscar los pesos día a día, tra- dores ambulantes y bicitaxis no se ha de- quedó marcado como el principal foco de vive encerrada a la fuerza, aislada mili- ciera desconsolado del todo por la pér-
bajadores de oficios indispensables y tenido. Sus habitantes giran en torno al contagio de la ciudad. tar y geográficamente del vecindario que dida del animal. Lo que observaba en
mal pagos, puntos marcados en el mapa rebusque que deja la central de Corabas- El Sinaí es un asentamiento informal garantiza su subsistencia. El recelo a la él era una rabia incontenible por la in-
por urgencias viejas y temores nuevos. tos todos los días. La noticia de una fies- que inició su poblamiento en la primera autoridad se ve en las miradas y en la ac- gratitud de su mascota. ¡Cómo era po-
En Nueva York, por ejemplo, los gran- ta con treinta personas en una gallera mitad de la década de los ochenta en la titud en los puestos de control. Es difí- sible que despreciara su ración diaria
des brotes se han presentado en el sur indignó a la capital hace unos días. Y el zona nororiental, en el sector conocido cil comprar legitimidad con una bolsa de de agua y comida, su pedazo de pláta-
del Bronx y el sureste de Queens, en ba- señalamiento de desobediencia cayó so- como Las Camelias, entre la margen de- garbanzos y una de lentejas. no maduro y su espacio ventilado en el
rrios con población latina y afro de ba- bre toda la localidad. recha del río Medellín y la carrera 52 o Aislar aún más este territorio no re- exterior de nuestra casa, con una vis-
jos ingresos. “Estamos en la misma En Cartagena también hay medi- Carabobo (antigua vía a Machado), a la quiere de grandes proezas. Con el límite ta al cielo de trecientos sesenta grados!
tormenta pero no vamos en el mismo das especiales sobre los barrios El Po- altura de donde hoy está la estación Tri- natural del río Medellín por el occiden- La falta de lealtad del animal lo enervó
bote”, dijo hace poco Inez Barron, con- zón, Nelson Mandela, Olaya Herrera, centenario del metro. Hace parte del te- te, la quebrada La Rosa y una estación a tal punto que, una vez se dio cuenta de
cejal del distrito de Brooklyn. La tasa La María y La Esperanza. Todos barrios rritorio del barrio Santa Cruz, que da del metro por el sur y la quebrada Hue- lo lejos que había ido, y de la imposibi-
de mortalidad por coronavirus entre de estratos 1 y 2, con largas historias nombre a la Comuna 2 (conformada por co por el norte, basta con alinear un sen- lidad de rescatarla para traerla de nue-
negros y latinos duplica la de los blan- de desplazamiento y pobreza. “Qué tie- 11 barrios y considerada la más densa- dero de vallas y poner un policía cada vo a su cautiverio de lujo, pensó en voz
cos en la ciudad. ne que estar la gente pendejeando en la mente poblada de la ciudad, con 110 mil dos metros a lo largo de la carrera 52. alta: Qué bueno tener un rifle para tum-
El ejemplo de Nueva York sirve como calle después de las cuatro de la tarde”, habitantes aproximadamente, 4.5 % de De esta forma, la comunidad queda sin barla… Miró al piso, tomó otra piedra,
reflector sobre lo que pasa en algunas les dijo en tono severo el alcalde William la población total de la cuidad). acceso al servicio de salud, a la institu- apuntó y se la lanzo ahora hacia una
de nuestras ciudades. En Bogotá, Ken- Dau a los habitantes de esos barrios hace Los habitantes de este lugar son en ción educativa, a la carnicería, al parque rama de un guásimo donde la fugitiva
nedy tiene medidas especiales de confi- unos días. El castigo llegó después con su mayoría desplazados y viven en con- de Aranjuez, que es el lugar más cercano se limpiaba el pico, ahíto, con el ala. Ella
namiento desde principios de junio. Hay la orden de cierre siguiendo directri- diciones de extrema pobreza. “Aquí hay donde pueden conseguir internet gra- tenía el gesto obtuso, desorientado e in-
trece puestos de control para ingreso a ces presidenciales. El calor debajo del gente del oriente, del occidente y del tuito. No es anecdótico que una de las defenso, como el de los poetas que salen
la localidad donde viven más de un mi- zinc impide que la orden se cumpla con nordeste del departamento”, dice Her- versiones del origen del nombre del ba- de sus torres de marfil y en el primer se-
llón de personas. El tránsito solo es per- todo el juicio. Los medios reseñan al me- nán López Aristizábal, líder de la Vee- rrio apunte a un triste juego de palabras: máforo se ven con cara de extraviados,
mitido entre las cinco de la mañana y nos seiscientas fiestas “visitadas” por la duría Ciudadana y oriundo de Granada, “Sin nada ahí”. o a veces no saludan a un conocido que
pasa, a un palmo de distancia, solo por-
que andan en sus cosas.
Sin el menor atisbo de pesar, solo
DIRECCIÓN GENERAL Y FOTOGRAFÍA – Maria Isabel Naranjo DISTRIBUCIÓN con la molestia del burlado, papá regre-
– Juan Fernando Ospina – Andrea Aldana – Angélica, Gustavo y Didier só a casa, con el acompasado sonsone-
EDICIÓN te de sus chancletas. Pensé en el tamaño
– Juan Fernando Ramírez
de las jaulas, en lo relativa que es toda
– Pascual Gaviria – Simón Murillo Es una publicación mensual forma de libertad. Quizás en el planeta
ASISTENCIA EDITORIAL ASISTENCIA EJECUTIVA de la Corporación Universo Centro entero como jaula.
– Santiago Rodas – Sandra Barrientos Número 115 - Junio 2020
COMITÉ EDITORIAL DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Versión digital
– Fernando Mora Meléndez – Gretel Álvarez universocentro@universocentro.com
– David Eufrasio Guzmán CORRECCIÓN DE TEXTOS DISTRIBUCIÓN GRATUITA
– Andrés Delgado – Gloria Estrada WWW.UNIVERSOCENTRO.COM
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Fake story :
la imaginación idiotizada por J U A N Á LV A R E Z • Ilustración de Sebastián Cadavid

H
emos imaginado tantas ve- Y una de esas importantes debió ser la Subí ambas fotos a Twitter, junto a la por- Los años de guerra entre ambas familias, sus
ces la destrucción de la Tierra concepción maya precolombina de la fuerza tada del libro, y escribí “NO ME JO DA”, se- mezquindades mutuas, disminuidas como la
que ahora no conseguimos que vendría a destruirnos, destruida antes guido del emoji de asombro. Fueron 48 horas maderita encendida de un fósforo.
imaginar una nueva relación por ese otro pueblo sapiens castellano parti- de reacciones epistemológicas absurdas. In- A los ojos de colombiacheck.com esta es-
con la naturaleza. cularmente obsesionado con el monopolio de cluso el portal colombiacheck.com consideró cena de luto pandémico sería fake, porque los
Cometas gigantes que golpean el plane- los símbolos. necesario pronunciarse. cuerpos muertos por la enfermedad no se en-
ta, alienígenas que nos descargan sus rayos Luego sí vendría la franquicia fabricada: En síntesis, los cientos de mensajes que tregan a los familiares, van directo a la inci-
inconcebibles, catástrofes nucleares narra- cientos de libros gringos escritos entre los me cayeron encima decían más o menos lo neración.
das desde refugios remotos y antiatómicos. sesenta y los ochenta sobre supuestas profe- siguiente: Koontz did not predict the corona- Ese desacierto de la imaginación, esa im-
En 1988, Edgar Whisenant, exingenie- cías mayas. Un uso del “aura indígena” que virus; en el libro el virus no se llamó “Wu- precisión en las opacidades que puede traer
ro de la Nasa, vendió cuatro millones de parece querer decir: si estos fueron aniqui- han-400” sino “Gorki-400”; lo que yo había el futuro, eso allí inoportuno y equivocado,
copias de su libro 88 Reasons Why the Rap- lados, alguna autoridad proyectarán sobre publicado era una página falsa que había des- es la poesía: una metáfora no viene al mun-
ture Will Be in 1988. Cuatro millones. Exin- la aniquilación. lizado la editorial para promover el libro; fijo do para acertar; una metáfora viene al mun-
geniero de la Nasa. Franquicia abierta: millones más de me estaban pagando; yo era un propagador do para iluminar, e inmediatamente después
Teníamos listos los cohetes de Elon ejemplares vendidos. de fake news; por idiota, merecía la deshonra. rozar y fallar.
Musk para traer minerales de Marte y com- *** Nadie nunca habló de las líneas sobre ***
prensiones del universo extraídas de los te- Me detengo y pienso: nuestro relato apo- la neumonía severa y el ataque a los bron- La gente que vende vino vive en un uni-
lescopios que ya estábamos parqueando en calíptico contemporáneo ya no es ni bíbli- quios humanos. verso nítido: si están vendiéndose menos
órbitas lejanas que apuntarían fijamente co ni indigenista, es simple y llanamente La gente espera de la ciencia ficción el acier- botellas de vino es porque la gente está to-
hacia sistemas exoplanetarios remotos. “divertido”. Divierte porque siempre trae to del futuro. Leemos literatura demandando mando menos vino.
Ahora con la pandemia resulta que a consigo una solución de última hora y mala- de ella no el ensanchamiento de las grietas y las No ocurre igual con el relato.
duras penas producimos suficientes venti- barismo individual. opacidades de la existencia, sino la reducción y Están vendiéndose menos libros en todo
ladores para cuidados intensivos. Y tapabo- Quien realmente ha imaginado (y nos el señalamiento preciso de lo que será. Por eso el planeta, y sin embargo, como nunca an-
cas más recios que simples bufandas. ha impuesto) esta destrucción “entreteni- siempre estarán de moda los libros de frasecitas tes en ningún otro momento de la historia
Mi abuelo a eso le decía “quedar en su da”, seguida de la salvación “maravillante”, coloreadas para la ocasión: ¿tienes ansiedad?, de la humanidad, en estos meses de confi-
plata”. Entramos de lleno en el siglo XXI y ejecutada por el individuo astuto, ardoroso toma estas dos líneas detenidas. namiento hemos consumido libros o pelí-
quedamos en nuestra plata, que resultó ser y heterosexual, ha sido la pop culture grin- La escasez de la imaginación es nuestra culas o discos o video idiotas y sublimes en
más bien poca. ga idiota. piedra de sacrificios. El espíritu del blockbus- magnitudes incalculables.
*** Armageddon. Independence Day. The Day ter son nuestros pies plantados en el suelo. Ocurre que los libros no vienen en los libros.
Quizá sea cierto que todas las culturas, After Tomorrow. I am Legend. Pacific Rim… Por eso queremos ir a Marte: somos más va- Los libros, depositarios de relatos, se ma-
así como ofrecen relatos de creación, han La lista es descomunal. Tanto así que está nidad que plata. terializan de distintas maneras y existen más
imaginado el color y la forma de las fuerzas registrada en Wikipedia: “List of apocalyp- *** allá de las tapas y los sellos: ocurrieron en los
que vendrán a destruirnos. tic films”. En estos meses de confinamiento, a raíz quipus, aquellos tejidos andinos precolombi-
Las profecías mayas, por ejemplo, que Desde luego, como en todo océano de mu- de que en septiembre de 2019 publiqué una nos que parece que fueron sistemas de con-
deberían estar en algún Chilam Balam, y gre, en él brillan aún unos pocos corales ex- novela de ciencia ficción NO protagonizada tabilidad pero también sistemas de escritura;
que no están allí porque ocurre que esos cepcionales: Mad Max, Blade Runner, 12 por un virus, he soportado una misma broma ocurrieron en las paredes de las cavernas y
textos no son precolombinos, sino colonia- Monkeys, The Road. más de cien veces: “Para qué escribiste sobre en las entrañas del bailarín paleolítico que le
les, es decir, fueron escritos bajo el yugo es- Tengo la intuición (que no quiero intentar una catástrofe tectónica, pendejo, hubieras daba vueltas y vueltas a la hoguera.
pañol, ordenados a “sacerdotes” mayas por demostrar aquí ni en ningún otro plano del hecho lo mismo pero con un virus jajajaja”. Pasmados, encerrados, angustiados, en-
sacerdotes católicos que después de un par universo) de que la poca plata que nos está Mis amigos, principalmente, son quie- frentados al aburrimiento que nos derrite,
de siglos de genocidio debieron detenerse mostrando esta crisis sanitaria es en parte nes están convencidos de que me equivoqué. millones de sujetos en el mundo nos hemos
y pensar: mierda, ya hemos quemado un una escasez de la imaginación: mucho anhe- “¡Perdiste tu oportunidad, idiota!”, terminan descubierto con más tiempo entre las manos
millón y medio de anahtes (nombre yuca- lo de blockbuster, poco rango de oído para las y se carcajean. y nos hemos convertido en amateurs de toda
teco para los libros de papel amate dobla- mil formas del canto de los pájaros. Por supuesto que me equivoqué: imagi- posible expresión artística confinada: lives
dos en forma de biombo, donde, al parecer, *** nar es hacer con desacierto. de collage —la gente en casa trozando sus re-
ocurría la escritura maya, pictográfica y de A principios de marzo, cuando la propa- En La transmigración de los cuerpos, una vistas—; tik toks de coreografías —la gente
alto colorido), solo quedan estos tres códi- gación del virus apenas comenzaba en nues- novela de Yuri Herrera publicada en 2013 y en casa orillando sus muebles para abrir pis-
ces, mejor les pedimos que vuelvan a escri- tro continente, llegó a mi pantalla la foto de nacida al calor de la gripa H1N1 ocurrida en tas de baile—; diarios de pandemia —la gen-
bir todas sus “creencias”, no vaya y sea que dos páginas de un libro titulado The Eyes of México en 2009, un sujeto nombrado como te en casa pegada a sus ventanas apuntando
tengan alguna importante. Darkness, publicado en 1981 por el escritor el Alfaqueque, dedicado a ejecutar y a pala- sus piensos—.
estadounidense Dean Koontz. brear mediaciones difíciles, recibe el encar- Crecí escuchando (y tal vez muera escu-
De inmediato recordé la obsesión ochen- go, en medio de una pandemia, de preparar chando) el sonsonete de una misma pregunta
tera anglo por historias de virus, infecciones, el terreno para el intercambio de dos secues- podrida: ¿cuál es la utilidad de la literatura?
bacterias y armas biológicas. Era un hecho li- trados que acaban muriéndose antes de tiem- Quizá la desgracia de la pandemia también
terario, quién sabe si cierto o no, que yo ha- po. Cuando llega el momento, el Alfaqueque nos ha caído para contestar esa pregunta de
bía raspado un par de años atrás, cuando pone a los familiares frente a frente y el in- una vez y para siempre.
investigaba para una novela de clima ficción tercambio de cadáveres ocurre: Mira, Roberto, te contesto (puedo escu-
que entonces estaba intentando. “Me dicen que se enfermó, que ustedes no char a la pandemia decirle a Roberto), y será
En la foto de las páginas, el virus tenía me la mataron, y yo les creo, pero ¿qué ne- solo esta vez, porque la próxima vez que
nombre: “Wuhan-400”. Hasta los primeros cesidad había de encima chingarnos así? ¿Y desesperes con tu pregunta podrida, voy
días de este año 2020, yo desde luego nun- todo por qué? Peleándonos por polvo. a quitarte todo el dinero que traigas en los
ca en mi vida había oído hablar de la ciudad Era mi polvo, dijo el Delfín. Y al decirlo bolsillos, que ya sabemos será poco: el re-
china de Wuhan. Pero había más, y fue lo im- sonó como si tuviera una fuerza que ya no te- lato está aquí para evitar que se te seque el
portante para mí: una de las páginas habla- nía, y lo dijo sin ahogarse, con ese pulmón cerebro, para ofrecerles una nueva oportu-
ba de una neumonía severa y de un ataque que le faltaba desde hacía años”. nidad de imaginar su relación con la natu-
a los bronquios humanos que se expandiría Todos en la escena están acabados. Son raleza, y para que vivan con dignidad todo
por todo el globo terráqueo. polvo. Los vivos y los dos cuerpos muertos. este sufrimiento.
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treinta, el mercado del hielo aún tenía casi cien años de    

Magia congelada
apogeo por delante. En todo ese tiempo el producto sa-
lía del mismo lugar: el noreste de los Estados Unidos y el
sur de Canadá. Si bien los escandinavos trataron de hacer
LOS PEQUEÑOS Y
SUS MONSTRUOS VS
competencia, el mercado interno de Europa tardó en co-
brar entusiasmo y en los palacios ingleses solo se consu-
mía hielo americano, marcando la tendencia.
Por grande que fuera la demanda, la oferta estaba a
su medida. El hielo era entonces un producto netamen-
te natural y se daba cada año durante el invierno, cuan-
do se congelaba la capa superior de los numerosos lagos
de Nueva Inglaterra. Sin embargo, era tal la solicitud del
producto, que un invierno relativamente cálido podía
provocar una “hambruna de hielo”, con la consiguiente
crisis económica y escasez en las calles.
Pero normalmente había para todos. La cosecha del
hielo solía comenzar “un día después de Navidad…”,
como lo cuenta Henry David Thoreau, quien en los años
cuarenta vivía en su famosa cabaña junto a Walden, una
de estas lagunas que se escarchaban en invierno y que
eran explotadas por los negociantes de hielo. En lo más
frío de la estación, cuadrillas de trabajadores llegaban a
las lagunas y medían el espesor del hielo que las cubría
para ver si este podía aprovecharse. Poco menos de dos
cuartas eran suficientes para sostener a los trabajadores
y sus animales de tiro.
Después de comprobar el espesor, los obreros limpia-
ban la superficie con rastrillos y luego marcaban una cua-
drícula. Esto se hacía con uno o dos caballos que jalaban Novedades de
una especie de arado con una cuchilla y dejaba un sur- Héroes de barro
co visible. Entonces, entraban en acción los cortadores y Como un espejo de lo que acontece desde hace
Jaime Restrepo Cuartas
Héroes de barro, de Jaime Restrepo Cuartas, narra
décadas en muchos lugares de nuestra geogra�ía,

Héroes de barro • Jaime Restrepo Cuartas


se sucede la vida en Mira�lores, un pueblo

aserraban los bloques manualmente. ribereño obligado a asistir al surgimiento de una


violencia, infame como todas, y como casi todas,
alimentada por la ambición. Las historias de sus
la vida en Miraflores, un pueblo ribereño obligado
“En el invierno de 1846 a 1847”, cuenta Thoreau en
pobladores se van uniendo, a la manera de un

a asistir al surgimiento de una violencia, infame


mosaico, para dar forma a la tragedia de
hombres, mujeres y niños en lucha permanente Jaime Restrepo Cuartas
por sobrevivir, héroes de barro que terminan por
Médico cirujano. Ha sido rector de la

Walden, “todos los días venían cien irlandeses con capa- como todas, y como casi todas, alimentada por
deshacerse entre las balas, la incertidumbre o el
Universidad de Antioquia, director de
abandono, que es el disparo más certero. Colciencias y actualmente es rector de
la Universidad de Santander. Ha publi-

la ambición, como un espejo de lo que acontece


Janeth Posada cado las siguientes novelas: El cero

taces yanquis desde Cambridge para llevarse el hielo de


absoluto (1996), In Extremis (2000,
2019), Todas las estrellas posibles
(2002), El ocaso de la memoria (2004),

desde hace décadas en muchos lugares de nuestra


El hilo del viento (2007), La guerra en

la laguna”. El primer día “descendieron precipitadamente


todas partes (2008) y El sol que nunca
vimos (2019). Ha publicado también

geografía.
varios ensayos, entre ellos La energía
como motor del Universo (2015) y El
hilo de Ariadna en Teilhard de Chardin

hasta nuestra laguna con carretas llenas de utensilios de


(2016). Fue �inalista en el concurso
Garcilasos en la editorial Crítica dosmil
en España (1992) con la novela Héroes
de barro. In Extremis fue seleccionada

labranza de aspecto desgastado, trineos, arados, sembra- A la venta en la tienda online de Casa Tragaluz:
en la colección Autores Antioqueños
del año 2000.

doras, cuchillas para la hierba, palas, sierras, rastrillos, y https://www.tragaluzeditores.com/libros/


todos estaban armados con un pico de doble punta. (…)
No sabía si venían a sembrar centeno de invierno o algu-
na otra especie de cereal importada recientemente de Is-
landia. (…) Dijeron que un hacendado, que permanecía
en el anonimato, deseaba doblar su capital, que, según
entendí, ascendía ya a medio millón de dólares, pero, a
fin de cubrir cada dólar con otro nuevo, hizo descubrir la
por I G N A C I O P I E D R A H Í TA • Ilustración de Tobías Arboleda piel de la laguna de Walden quitándole su abrigo en pleno
y crudo invierno”.
Una vez cortados los bloques de hielo, que quedaban
flotando, eran sacados del agua con garfios de hierro y
se montaban en carretas, o con malacates a vapor que los
subían en cintas transportadoras en el caso de las gran-

U
des explotaciones. En amplias bodegas de madera, las ice
na novela calurosa como dejaba ver, y, por cinco más, tocar. José moverla dentro del país. Y, sí, José Arca- en su barco una especie tan insípida, houses, se escuadraban los bloques para que dieran di-
Cien años de Soledad em- Arcadio entregó el dinero, apoyó su dio tenía razón, alguien se había hecho de modo que Tudor tuvo que comprar la mensión y luego se les apilaba en pirámides de hasta diez
pieza con una sensación mano en el témpano y, “como expresan- rico vendiendo agua congelada. embarcación para su primer envío. Este metros de altura. De ahí se iban despachando en ferroca-
de frío: Aureliano Buen- do un testimonio sobre un texto sagra- El negocio del hielo en aquel enton- lance inicial, que fue a Martinica, re- rril para los puertos y el comercio internacional, o hacia
día recuerda cuando su do, exclamó: este es el gran invento de ces no es como lo imaginamos hoy en sultó en fracaso. La gente allí no cono- los centros de distribución del mercado local.
padre lo llevó a él y a su hermano a co- nuestro tiempo”. día, pues cuesta creer que las fábricas cía los medios para conservar el hielo y Puesto que hasta el florecimiento del comercio del
nocer el hielo. El padre, de hecho, tam- Aunque su inocencia llama a la com- de hielo y las neveras caseras no hubie- se derritió en el mismo puerto. Aparte, hielo nadie se ocupaba de esta costra de agua congelada,
poco lo conocía. Era una novedad para pasión, aquel juicio sobre el hielo no ran existido siempre. Antes las verduras nadie sabía para qué servía. Esto llevó tuvo que escribirse una legislación. Normalmente quien
los tres aunque no la vieran con los mis- constituye el colmo de la locura de José se consumían recién cogidas y la carne a Tudor a realizar una gira por el sur de tenía tierra sobre la orilla de lago gozaba de prelación,
mos ojos, pues a una curiosidad adulta Arcadio. Al contrario, de todas las nove- se salaba o se cocinaba para que no se los Estados Unidos, de bar en bar, dando pero el dinero que generaba esta industria era tal que ha-
le cuesta permanecer en el disfrute de dades que habían traído los gitanos año dañara, especialmente en el verano o muestras gratis a sus dueños, con el fin bía frecuentes querellas, equiparables a las que surgían
la fascinación. De modo que, para José tras año, esta era la de más reciente in- en los países tropicales. Solo en algunas de que ellos mismos experimentaran el por minas de oro. El caso del lago Fresh, donde tenían las
Arcadio, esos singulares objetos de feria vención. Es más, estaba en pleno auge pocas poblaciones cercanas a montañas cambio que significaba tomar una bebi- bodegas la empresa de Tudor y otros empresarios, debió
que traían los gitanos encarnaban tam- mundial. Porque el hielo tendría ape- nevadas se usaba el hielo natural para da helada. Les apostaba que alguien que ser resuelto por un profesor de Harvard, con mapas topo-
bién la posibilidad de volverlo rico. nas medio siglo de uso como produc- conservar un poco más estos produc- probara agua con hielo no volvería nun- gráficos dibujados al centímetro. Se dice que incluso la
De ahí que no se contentara simple- to comercial y ahora estaba en su mejor tos en días calurosos de mercado. En ge- ca a tomarla directamente de la llave. gente se disputaba el derecho sobre los témpanos que ba-
mente con ver o tocar, sino que los que- momento. Si consideramos que el coro- neral el hielo se usaba poco y solo para Al fin, Tudor tuvo éxito. Tras su es- jaban por los ríos.
ría para él. Primero compró un imán, nel Aureliano participó en la Guerra de conservar alimentos, y, nunca, en nin- trategia de mercadeo, el mundo entero Mientras tanto, Thoreau observaba con los ojos del
luego un catalejo y una lupa, y después los Mil Días, y si ponemos que comba- gún bar del mundo, se servía el trago se aficionó al hielo. Todos los bares de poeta, intentando entender cómo encajaba todo aquello:
unos instrumentos de navegación y un tió digamos en su segunda juventud, los frío, hasta que eso cambió radicalmente su propio país comenzaron a usarlo, y “A veces uno de esos grandes bloques resbala del trineo
laboratorio de alquimia. Grandes des- anteriores hechos en Macondo debie- en el siglo diecinueve, cuando a alguien las carretas repartidoras de hielo pasa- de un nevero, cae a una calle de la ciudad y yace allí du-
cubrimientos en su momento, la rique- ron de haber sucedido alrededor de la se le ocurrió poner cubos de hielo den- ban por los barrios para suplir los pedi- rante una semana, como una gran esmeralda, recibiendo
za que estos artefactos habían dejado a década de 1870. Colombia había salido tro de las bebidas. dos de los hogares. Servir la sobremesa la atracción de los transeúntes. (…) Así es como, al pa-
sus inventores era ya materia de leyen- de una guerra civil hacía una década y Esa persona fue el señor Frederic Tu- fría pasó a ser un motivo de distinción recer, los achicharrados habitantes de Charleston y Nue-
da. José Arcadio tenía visión, solo que se preparaba para otra, pero de alguna dor, un bostoniano de familia acaudala- en una casa de familia, y un whisky sin va Orleans, de Madrás, Bombay y Calcuta, beben de mi
iba atrasada unos cuantos siglos. Cuan-
do descubrió, con el sextante y los ma-
manera eran años de paz, donde coexis-
tían la fantasía y el comercio exterior.
da que después de un viaje al Caribe se
dio cuenta del gran potencial del hielo
hielo en el bar ya era casi un pecado. Es-
tas maneras se propagaron por el Ca-
pozo. (…) El agua pura de Walden se mezcla con el agua
sagrada del Ganges”. También a José Arcadio ese “enor-
Cada vez que adquieres
pas, que la tierra era redonda, su esposa De ahí que fuera perfectamente posible para sofocar una sed tropical. Tudor, que ribe y por todo el planeta. Unos de los me bloque transparente, con infinitas agujas internas en un servicio de RAYA
Úrsula llegó al límite de la tolerancia y
expulsó a los gitanos del pueblo.
la entrada al país del objeto de moda en
el mundo en ese momento: el hielo, con
en esa época estaba dedicado a la sola ac-
tividad de disfrutar de su fortuna, y que
grandes clientes de Tudor fueron los in-
gleses, quienes encontraron de repente
las cuales se despedazaba en estrellas de colores la clari-
dad del crepúsculo” lo hizo sentir parte del mundo.
AY U D A S
De modo que cuando volvieron, va- su denominación de origen. era consciente de que sus gastos rápida- cómo llevar más elegantemente su la- El hielo natural dejó de consumirse a principios del
a una comunidad
rios años después, trayendo el hielo, Lo más probable es que el bloque mente la mermarían, estaba a la espera bor colonial, pues estar bien vestido en siglo veinte, cuando se inventaron e hicieron asequibles y a sus animales
ya el esposo estaba amansado y era un
hombre soñador pero inofensivo. Más
congelado que llevaron los gitanos a
Macondo hubiera venido del noreste de
de un gran negocio. Y lo encontró: el hie-
lo, que faltaba en medio planeta, sobra-
Ceilán o en Borneo resultaba intolera-
ble sin un trago frío en la mano. Flotas
los congeladores eléctricos. Este nuevo hielo se ofrecía,
paradójicamente, más puro y mejor para el estómago. En en Colombia
inclinado a dar una opinión que a em- los Estados Unidos, donde estaba enton- ba en invierno en las tierras frías vecinas de barcos mercantes cargaban hielo en cien años los lagos de la región productora se habían con-
prender acciones, no resultaba ya una ces el centro del comercio mundial del de su finca. Solo había que transportarlo los puertos de Boston y Nueva York, y taminado con las aguas negras de los pueblos aledaños. Esterilización • Microchip • Vacunación
Limpieza dental • Exámenes de sangre
amenaza para el patrimonio familiar. hielo. En realidad, no había otro lugar a donde fuera necesario, aunque, previa- surcaban el mundo para abastecer la de- Como en adelante sería la norma, lo artificial resultaba
Prueba de sida y leucemia
El témpano se exhibía en un cofre de pi- posible de donde hubiera podido llegar, mente, hubiera que convencer a la gente manda global. más práctico y seguro. Hasta hace poco nos reíamos con Servicios especializados
rata, custodiado por un gigante de tor- salvo que lo hubieran bajado de los picos de que no podía vivir sin él. Tras dos décadas de altibajos y ban- benevolencia de la ingenuidad de Thoreau o de José Ar-
so peludo, cabeza rapada y nariguera. nevados de la Sierra Nevada de Santa Ninguna de las dos cosas resultó fá- carrotas, Tudor llegó a ser conocido en cadio. Ahora, sin embargo, hemos descubierto que si el
Cuando el cliente pagaba diez reales, Marta. Pero aun en ese tiempo era más cil. Para empezar, ningún capitán que- el mundo de los negocios como el “rey hombre ha perdido la capacidad de sorpresa, la naturale-
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este levantaba la tapa del arcón y se lo fácil traer mercancía del exterior que ría menoscabar su prestigio llevando del hielo”. Y tras su muerte en los años za se encargará de devolvérsela.
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Fotografías de Juliana Restrepo Santamaría

Dos innombrables
El pasado 18 de abril en el barrio Colinas de Enciso, en la Comuna 8 de Medellín, realizamos una encuesta para
registrar a las personas que podrían ser beneficiarias de los apoyos alimenticios de la Alcaldía. Un hombre mayor
nos abrió la puerta de su casa, entramos, y mientras tomábamos sus datos su mujer nos trajo un tinto. El hombre nos
contó que él y su familia fueron desplazados de un corregimiento de Puerto Berrío. Y dijo que tenía un papel con los
nombres de las personas que lo desplazaron, que él no recordaba muy bien quienes fueron. Buscó en su billetera de
plástico el papel gastado y nos lo enseñó como una prueba irrefutable. Leímos los nombres apuntados a mano.
El hombre, como si nada, guardó el papel y entregó su cédula para continuar con la encuesta.
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y no quedó quién sacara los muertos. Las hermanas de en cada casa donde hubiera un enfermo fuera izada angustia. Los comerciantes ofrecían cobertores, gé-
J. A. Osorio Lizarazo comenzó muy joven sus correrías fue publicado en El Tiempo en 1939 y está inspirado en la Caridad —por dónde andará aquella hermanita una bandera, y la urbe presentaba un aspecto inédi- neros para sabanas, almohadas. Otras personas
de obrero de la máquina de escribir. Sus aventuras en una experiencia personal de Osorio Lizarazo. Una pelea Dionisia, que bromeaba con el practicante Amaya, era to con sus trágicos trapos al aire sobre los edificios. entregaban víveres o medicinas. Pero todo era insu-
pequeñita, viva y ágil como una ardilla y sonreía a to- Los médicos, envueltos en abrigos, con pañuelos ata- ficiente, porque no siempre había quién llevara esos
las minas y las haciendas cafeteras del Viejo Caldas de cantina en un pueblo de Caldas lo llevó de regreso das horas— se recogieron en sus habitaciones parti- dos sobre la nariz enrojecida, corrían por las calles preciosos recursos al lugar de su destino. En los ba-
fueron afilando su talante, sus ideas, sus personajes. a Bogotá para recibir atención médica y la “buena culares, lejos de los salones donde los enfermos procurando llevar consigo algún alivio. Los servicios rrios pobres, que comenzaban a formarse sin higie-
gritaban, pedían algún alivio y escandalizaban du- públicos estaban suspendidos. No había quien condu- ne, sin control, y sin preocupación distinta al negocio
Desde 1917 elaboró un archivo con notas sobre sus fortuna” hizo que se encontrara con los estragos de la rante las noches. Algunas de ellas se salvaron, lo mis- jera los tranvías, y los aurigas, que sufrían resigna- de los terratenientes que habían resuelto urbanizar,
trabajos de campo y calle. Entre 1930 y 1940 vendrían gripe española. Veinte años después esa experiencia mo que varios enfermeros. No todo el mundo había de damente la derrota que les imponía el desarrollo del la cosa se presentaba con mayor gravedad. Las gentes
perecer. Había organismos fuertes, vigorosos, que re- automóvil, caían desde sus pescantes sobre las ancas humildes morían por centenares. Familias enteras,
buena parte de sus novelas y su llegada a los escritorios aparecieron estas páginas de miedo sobre lo que sistían con victoria el impulso destructor del mal y so- de los caballos pacientes y morían entre las ruedas de nombres oscuros, desaparecieron en su totali-
de las oficinas públicas. Este relato de peste en Bogotá algunos llamaban “amistosamente ‘gripita’”. brevivían, pálidos y temblorosos, porque habían de sus coches. Nadie se atrevía a salir a la calle, por dad. Y esto solo se supo después de la gripa, cuando
estado en contacto con la muerte. Cuando los emplea- el temor de regresar con el contagio para los suyos, se trataron de hacer recuentos, y se encontraron ca-
dos del hospital empezaron a desaparecer, la cosa pre- o de no retornar jamás, pero el contagio llegaba, im- sitas abandonadas, abiertas, olvidadas. El hambre se
sentó graves dificultades, porque nadie sacaba los placable, a todas las puertas. Los víveres no podían reunía a la enfermedad para hacer más implacable
cadáveres, ni siquiera para desocupar las camas. Ha- conseguirse, porque las tiendas estaban clausuradas. la crueldad de los acontecimientos. Las juntas de au-

Las escenas de horror y de miseria


bían extendido en los corredores, en los pasillos, en Los campesinos venían a vender sus productos y lle- xilio desarrollaban muy difícilmente su eficacia, por
los rincones, en los espacios que separaban las camas vaban desde la ciudad hasta el agro el bacilo estúpi- la suspensión del transporte, por los problemas de la
dentro de los largos salones, sacos llenos de tamo y de do de la gripa. Algunos tampoco pudieron volver y integración de las mismas juntas. No se hicieron es-
paja, y en ellos tiraban a quien trajeran de la calle, sin se perdieron para siempre dentro del desorden tre- tadísticas, pero se dice que no hubo familia donde

que Bogotá presenció durante la


preguntar el nombre, sin hacer averiguaciones. La po- mendo de la ciudad. La policía, aquellos agentes que no faltara un ser querido cuando la normalidad tra-
licía entraba con un agonizante, buscaba dónde podía habían sobrevivido ya o los que aún no habían pade- tó de restablecerse. ¡Y cuán lentamente fue volvien-
arrojarlo, y se iba. Al principio, vinieron unos mozos cido la epidemia, andaban con camillas recogiendo do! ¡Cómo se despejaba, con cautela, la ciudad de su
de cordel, reclutados en el mercado, que se echaban a enfermos para llevar al hospital, sin detenerse a ave- luto, lanzaba sobre los pavimentos sus transeúntes y
la espalda los muertos para llevarlos al cuarto bajo. riguar nombres ni categorías. En el Parque de la Inde- regresaba a su inquietud habitual! Yo, Pascual Goya,

epidemia de gripa de 1918


Por las madrugadas, hombres desconocidos y harapo- pendencia había tres edificios, de pésimo gusto, que fui de los sobrevivientes que escaparon del hospi-
sos sacaban por una puertecilla de la calle 12 su trági- fueron afortunadamente demolidos, y que certifica- tal. Acaso el único sobreviviente, porque cuando la
ca mercancía, la echaban, amontonada, en carritos ban el énfasis que pusieron los buenos bogotanos en sonrisa iluminada por la hermana Dionisia fulgió de
tirados por un caballo y la transportaban al cemente- la celebración del centenario de la Independencia. En nuevo sobre el salón, todos los lechos mercenarios es-
rio, donde hacían hoyos para que se pudrieran en bue- ellos instalaron hospitales de emergencia. Pero tam- taban ocupados por gentes nuevas, de caras sufrien-
na paz treinta o cuarenta cadáveres anónimos. bién allí los cadáveres se acumulaban, sin que nadie tes, que venían a ostentar sus llagas. Solamente en la
Tapaban de cualquier manera aquellos huecos y esca- pudiera conducirlos a las fosas comunes. Gente dis- cama número 76 reposaba yo, Pascual Goya, con mi
por J O S É A N T O N I O O S O R I O L I Z A R A Z O • Ilustración de Elizabeth Builes paban a buscar alguna droga o a que los llevaran por tinguida se mezclaba con rufianes en la identidad del rostro de siempre, un poco pálido, pero conocido. Y
la tarde al mismo hospital, para hacer luego el mismo padecimiento, como después se reunirían también la hermana me saludó con ansiedad, como si volvié-
viaje y tener idéntico fin. Pronto no hubo tampoco debajo de la tierra. Se constituyeron juntas de auxi- ramos a vernos, por fin, después de un viaje intermi-
mozos de cordel. La gente parecía acabarse en la ciu- lios, que recogían cuanto pudiera ser útil en tamaña nable y peligroso.

Y
dad. En el hospital no sabíamos nada. Estuvimos ente-
o, Pascual Goya, me encon- disparaba el cólera, con la implacable fe- resoluciones drásticas y emprender una había llenado de llagas. Deliraba a to- rados a medias de lo que acontecía por fuera una vez
traba en una cama de hos- rocidad con que en la Edad Media se co- lucha heroica contra el bacilo, sirviéndo- das horas, daba órdenes, pedía barro, que llegaron dos mujerucas del pueblo y distribuye-
pital cuando se presentó la rría del Ganges hacia occidente, cuando se de limones como de proyectiles pode- insultaba a los oficiales, y hacía adema- ron limones. No se había encontrado preventivo ni va-
epidemia. Tenía a mis costa- la vieja civilización asiática quería obs- rosos e irremplazables. La palabra gripa, nes, como si manejara sus instrumentos cuna igual al aroma penetrante del ácido cítrico, pero
dos dos rufianes de tipo clá- truir la que se formaba más acá del Cáu- que fue adoptada por los científicos y de trabajo. Gritaba: ¡Maistro Abdón! una fruta de estas valía hasta cincuenta centavos.
sico, y por toda la extensión de la sala caso. La primera víctima fue una señora por el público para darle algún nombre ¡Barro! Trataba de incorporarse, pero ¡Oh, aquel regalo de dos verduleras del mercado, fue
se extendían los cuerpos, lacerados por que iba a subir al tren, en viaje para Gi- a la peste, no decía nada ni tenía signifi- volvía a caer, rendido por el dolor y por una dádiva opulenta! Los sobrevivientes mantuvimos
la miseria, de mendigos, vagabundos y rardot. Dio un alarido y cayó muerta en- cación de peligro, siendo así que se tra- la inutilidad del esfuerzo. Los enferme- por varias horas, pegado a la nariz, un limón y aspirá-
obreros de ínfima categoría. En el am- tre las ruedas del vagón. El itinerario del taba de un auténtico cólera. Pero gripa ros lo sacudían con crueldad, eran in- bamos con deleite el olor providencial. Y ese fue el
biente flotaba a todas horas un pene- tren se modificó aquel día de septiem- sonó agradablemente a los oídos bogota- sensibles para sus gritos, lo tiraban al único contacto que tuvimos con la calle, por entonces.
trante olor de ácido fénico, con el cual bre, 1918, y el cadáver fue llevado a la nos, se acomodaba a la despreocupación suelo cuando iban a cambiarle las sába- Ni médicos ni enfermeras habían vuelto a asomarse
los practicantes y enfermeros querían sala de autopsias, junto al cementerio, con que quería recibirse la tremenda nas, y el obrero hablaba en su delirio de por las salas. Los médicos andaban recorriendo las
amortiguar el que despedían las carro- entre el horror de cuantos presenciaron epidemia, y no faltaba quién dijera amis- ladrillos mal colocados y de paredes vías, lo supimos después, llamados simultáneamente
ñas humanas que se descomponían en- la trágica escena, porque las muertes re- tosamente “gripita” cuando empezaba a desplomadas. Se quedó muerto esbo- de todas partes. Los enfermeros habían muerto o se
tre las camas. Por las ventanas, abiertas pentinas, en aquellos días, se empeña- sufrir los primeros síntomas, que le ha- zando un gesto de laboriosidad, con la estaban curando. Las hermanas de la Caridad se de-
sobre el patio colonial, de ladrillos per- ban en ser castigos de lo Alto por algún brían de producir la muerte algunos mano extendida, como si untara pañete batían en ambigua lucha contra la muerte. El cuarto
petuamente humedecidos, se encontra- pecado oculto. Poco después pereció un pasos más adelante, si estos primeros sobre un muro que sólo fuera visible a bajo estaba atestado de cadáveres. Los últimos que se
ba también un olor de enfermedad y de señor en el tranvía, y otro cayó de redon- síntomas se presentaban en la calle. En sus ojos. Y después siguió la epidemia. habían recogido, y que materialmente no cabían,
muerte, y las macetas de flores que tra- do “como herido por un rayo”, según la realidad es lo único serio que vio en sus Visitó todas las camas. Recorrió los sa- veíanse tirados en el suelo, frente a la puerta, en el án-
taban de prender entre aquella hume- gráfica expresión de entonces. Y así, las días iniciales nuestra generación, aparte lones vetustos y hediondos a ácido féni- gulo de dos viejos y anchos corredores. Aquella maña-
dad esparcían aromas agonizantes como defunciones fuéronse mostrando, rápi- de los temblores que en el año inmedia- co. Se trasladó a los lechos donde na, yo, Pascual Goya, presencié un espectáculo
de corona mortuoria. Yo, Pascual Goya, damente, con angustiadora frecuencia. tamente anterior conmovieron a Bogotá agonizaban las mujeres. No, no era muy insólito. Me puse renqueando a pasear, por los escuá-
era adolescente y habíame solidariza- Primero era un leve dolor de cabeza, un y amenazaron con destruirla. limpio entonces el hospital, en la vieja lidos jardines, despacio, envuelto en mi sucio camisón
do en el padecimiento con esa gentu- malestar general, un poco de fiebre: los casona de San Juan de Dios, y la gripa gris, reponiéndome del asalto infructuoso que le hizo
za. Tenía, como los rufianes, una llaga síntomas clásicos de aquello que los bue- tuvo un ancho campo para prosperar. a mi cuerpo desmedrado la epidemia. Trataba de es-
purulenta, que me abrió las puertas de nos bogotanos llamaban un catarro, y El hospital Tantos insectos como se prendían en los capar un poco al ambiente de los salones, al cuadro
la gran casona misericordiosa en cuya que se disolvía en fluxiones nasales, lo La epidemia llegó muy pronto al hospi- cuerpos enflaquecidos, tanta mosca macabro de cien cadáveres extendidos al lado de otros
escalera de piedra, anchurosa y cómo- que concedía a la enfermedad un final tal, donde yacía yo, Pascual Goya, en la como manchaba el ambiente, cuánta su- tantos agonizantes. Pero los jardines estaban también
da, hecha como para que no se desbara- un poco grotesco. Luego la persona, si cama número 76. En un rincón, al ex- ciedad en estos largos camisones grises invadidos por sacos de paja, y en ellos perecían otras
tase con el excesivo ejercicio el vientre no era robusta y bien constituida, perdía tremo de la sala colonial y sucia, se de- que se untaban de llaga y se ponían olo- personas. Había un hombre congestionado por el al-
obeso de los frailes que habían de habi- el conocimiento y entraba en un perío- batía un hombre que ululaba como un rosos a cadaverina, eran vehículos per- cohol en el que buscó valor para afrontar a la muerte,
tar en sus aposentos, después salas de do de agonía atónita, prolongada du- niño desamparado. Se le estaba licuan- fectos para llevar la gripa por todos los y otro que gritaba como un condenado porque le ha-
cirugía, se destacaba, con olores opa- rante tres o cuatro horas. Y enseguida se do el cerebro por algún mal desconoci- recovecos del hospital. Los enfermos bían dado una cuchillada en el costado. Le pedí que
cos por el tiempo, la efigie inexpresiva quedaba muerta. Algunos, los más fuer- do y le fluía por todas las aberturas morían por decenas. Por las mañanas, me mostrara la herida, pero no tenía nada. Insultaba
del fundador español. Bajo un numeri- tes, se salvaban, pero otros prolongaban craneales. Estaba ciego y sordo, y los re- durante algunos días, los enfermeros, a los médicos y a los enfermeros, que no se apresura-
to que habría reemplazado mi nombre, el sufrimiento por tres o cuatro días, al siduos de su vida se habían acumulado unos pobres y brutos campesinos que ban a poner fin a sus padecimientos. De pronto, mien-
Pascual Goya, como en los presidios, se cabo de los cuales fallecían. La litera- en la garganta para cristalizar en esa in- pasaron directamente de las peonadas a tras yo quería hacer de enfermero, la puerta que
descomponía mi carne adolorida, sin tura, que como es tradición nuestra, se terminable lamentación sin vocalizar, los hospitales, sacudían a los que se que- cerraba el cuarto de los cadáveres crujió siniestra-
que los yoduros, las aguas oxigenadas y exaltó frente a la trágica invasión de la que parecía un aullido. Por la mañana daban quietos cuando entraba el sol. mente. Luego se abrió con violencia hacia afuera y un
los jarabes innocuos que costeaba la be- peste, no fue bastante para contener el amaneció caído sobre el pavimento de Casi todos eran cadáveres. Entonces derrumbe de cosas descompuestas cayó sobre el co-
neficencia, trajeran alivio alguno para avance del mal. Diéronse explicacio- ladrillos que fueron cuadrados, se rom- arrastraban las camas, produciendo rredor, sepultando a los que esperaban, allí, ojos vi-
la agresividad implacable del mal, que nes científicas, que no fueron eficaces. pieron con el tiempo, continuaron sir- contra los ladrillos un rechinamiento driosos, lengua colgante, su hora de ser transportados
corroía, corroía sin cesar, hasta perfo- Publicáronse fórmulas precaucionales, viendo por generaciones y albergaron que crispaba los nervios, las deposita- al cementerio. Fue una rebelión de fantasía, una insu-
rar el hueso y hacer precisa, al cabo de expresáronse conjeturas, sentáronse entre sus hendiduras los viles insectos ban en los corredores, y las abandona- bordinación de espectros, como si aquellos miembros
años de sufrimiento en el lecho mer- hipótesis, escribióse mucho y muy lar- que martirizaban a la pobrería hospita- ban allí hasta cuando llegara la hora de hinchados pidieran su incorporación a la tierra, como
cenario, la amputación. Entonces fue go, pero la enfermedad seguía asolando lera. Amaneció caído, de cabeza. Se ha- trasladarlos, desnudos, al cuarto de los una huelga espantosa, de cadáveres en marcha. Esta-
cuando se presentó la epidemia. Los su- los hogares con inaudita crueldad, que bía golpeado el cráneo martirizado, y muertos. Este aposento estaba situado ban reunidos los sexos, las edades, las categorías, des-
pervivientes de aquella época recuer- no acertaban a explicarse aquellas ex- acababa de encontrar el alivio definiti- en el piso bajo, se cerraba con candados nudos todos, y al caer quedaron en las más grotescas
dan los días angustiosos que vivieron. celentes personas de altísimo cuello de vo para su padecimiento. No lo escucha- y en los tiempos normales conservaba posiciones. Un acre olor se esparció por el ambiente y
Era hacia septiembre de 1918 y el baci- pajarita, sombrero hongo de ala plana ríamos más, en la noche interminable y siempre algún cadáver, que esperaba a asfixió todas las posibilidades de oxígeno cuando se
lo misterioso que no pudo ser localiza- y chaqueta de cuatro botones y diminu- oscura. Por el rincón donde estaba ese los deudos para que le dieran sepultura. movilizó, por la ley de la gravedad y por el crecimien-
do bajo las lentes de los microscopios ta solapa. No, la literatura no era sufi- hombre, la epidemia penetró en el hos- Si al cabo de un plazo prudencial la fa- to del contenido, aquella masa monstruosa.
ni pudo ser seguido en su historia clí- ciente para combatir el mal y entonces pital de caridad, y llegaba hipócrita, ha- milia no se había presentado, entonces
nica había atravesado el Atlántico, a se hicieron rogativas, responsos e implo- ciendo una obra misericordiosa, una entregaban los restos del desconocido a
bordo de cualquier embarcación y colo- raciones a los poderes celestiales, se tra- cándida eutanasia. Por la tarde murió los estudiantes, que hendían los múscu- En la ciudad
cado en la sangre de algún marino anó- jo al Señor de Monserrate y se ofrecieron otro. Era un albañil caído de un anda- los, aserraban las tibias, perforaban el Esto pasaba en el hospital de San Juan de Dios, don-
nimo. Era la guerra que llegaba hasta promesas a la Virgen de Chiquinquirá. mio y que se había roto la columna ver- vientre y se divertían buscando los se- de me hallaba recluido yo, Pascual Goya, con una
nosotros, que cruzaba el mar trayen- Los remedios efectivos iban en progre- tebral. Estaba tendido de espaldas hacía cretos de la vida, que no podrían descri- larga herida sobre una pierna. Pero la ciudad ente-
do hasta los Andes su ímpetu destructi- sión lamentable hacia el materialismo, más de una semana, y el cuerpo inmovi- bir jamás. Pero muy pronto los ra habíase convertido en un vasto hospital. Una gran
vo, y que como no podía enviar obuses y el gobierno tuvo que intervenir, dictar lizado, corroído por las suciedades se enfermeros empezaron a morir también desolación flotaba sobre ella. Se había dispuesto que
12 # 115 # 115 13
A principios de los cincuenta, durante el pico de la Guerra Fría, Bertrand Russell hizo un llamado a la rápidamente se acumularán sobre los mejores ellos sean menos humanos e ilustrados que us- porque cualquier victoria que dependa
cien libros. Los profesores sabrán cómo disertar ted. Puede que ellos construyan diques cada vez de la autoridad es irreal e ilusoria.
importancia de la libertad de pensamiento y expresión en la sociedad. En medio del creciente fanatismo acerca de ellos, pero no sobre libros por fuera de más altos en contra de la marea de nuevas ideas, 5. No tenga respeto por la autoridad de
actual, del grito por la unanimidad para “salvar vidas”, sus reflexiones son más que bienvenidas. los cien sagrados. Por lo tanto, utilizarán toda pero por más ferviente que sea la construcción, otros, porque siempre habrá autoridades
su autoridad intelectual para prevenir el reco- sus diques eventualmente serán inadecuados contrarias que hallar.
nocimiento de mérito novedoso. Y pasará, como y entre más alto hayan construido, más terri- 6. Nunca use el poder para suprimir opi-

La mejor respuesta al
pasó en la Inglaterra del siglo XIX, en donde casi ble será la inundación cuando las aguas sobre- niones que le parezcan perniciosas,
todo el mérito intelectual se encontraba por fue- pasen las barreras. No es por estos métodos que porque si lo hace las opiniones lo supri-
ra de las universidades. la violencia subversiva debe prevenirse. Los pe- mirán a usted.
Aquellos que se oponen a la libertad, ya sea en ligros que asustan a los autoritarios son reales, 7. No tema ser excéntrico en su opinión,
la esfera política o intelectual, son hombres domi- pero ningún método de combatirlos es tan efec- porque toda opinión que es aceptada

fanatismo. El liberalismo
nados por la aprehensión a las consecuencias que tivo como la libertad. ahora fue excéntrica en algún momento.
pueden resultar del desenfreno de la pasión hu- Tal vez la esencia de la mirada liberal pue- 8. Encuentre más placer en la disidencia in-
mana. No negaré que esos peligros existen. Pero da ser resumida en un nuevo decálogo, no con teligente que en el acuerdo pasivo, por-
pediré a los timoratos que recuerden que la segu- la intención de reemplazar al antiguo, sino solo que si usted valora la inteligencia como
ridad es imposible de alcanzar y es un objetivo in- de complementarlo. Los diez mandamientos que debería, la primera implica un acuerdo
noble. Los riesgos deben correrse y aquellos que como profesor me gustaría promulgar, pueden más profundo que la segunda.
se niegan a correr riesgos incurren en la certeza ser enunciados de la siguiente forma: 9. Sea escrupulosamente veraz, incluso
por B E R T R A N D R U S S E L L • Ilustración de Puño de un desastre mucho mayor tarde o temprano.
Está muy bien parar las pasiones humanas,
1. No se sienta absolutamente seguro de nada.
2. No crea que vale la pena producir creen-
cuando la verdad es inconveniente, por-
que es más inconveniente cuando trata
Traducción de Ezequiel de Uricoechea pero no se puede frenar las pasiones de aquellos cia ocultando evidencia, porque la evi- de ocultarla.
quienes se encargan de hacer el frenado. En la dencia seguramente saldrá a la luz. 10. No tenga envidia de quienes viven en un

E
imaginación, por supuesto, usted se ve a sí mis- 3. No trate de desalentar el pensamiento, paraíso de los tontos, porque solo un ton-
mo en esta posición y se reconoce como una per- porque seguramente tendrá éxito. to pensaría que eso es felicidad.
ntre más observo a otros países, más ser guiado por la evidencia, sino aquel que nun- No trataré de defender que pensar nunca ha sona de virtud ejemplar. Esto, querido lector, no 4. Cuando encuentre oposición, así venga
me convenzo de que los ingleses son ca se resiste a la inspiración longitudinal [cursi- traído efectos negativos, pero donde ha teni- lo disputaré. Pero usted no es inmortal. Otros lo de su esposo o hijos, esfuércese por supe- *Publicado el 16 de diciembre de 1951
un pueblo muy extraño. Sus virtudes va del t.]. do esos efectos ha sido porque sus lecciones han sucederán en la oficina de censura y puede que rarla con argumentos y no con autoridad, en The New York Times.
son producto de sus vicios y sus vicios, América, que se imagina a sí misma como la sido aprendidas a medias. El profesor que ins-
de sus virtudes. Son tolerantes (más tierra de la empresa libre, no permite empresa libre ta a las doctrinas subversivas contra la autori-
que otros países grandes, según pienso) porque en el negocio de las ideas. En América, casi tanto dad existente no debe, si es liberal, advocar por
consideran que las ideas no importan. En otros como en Rusia, usted debe pensar lo que su vecino el establecimiento de una autoridad aún más ti-
países las ideas son consideradas como impor- piensa; o mejor, lo que su vecino piensa que debe ránica que la anterior. Debe advocar por el esta-
tantes, por lo tanto, peligrosas; en Inglaterra son pensar. La empresa libre está confinada a la esfera blecimiento de ciertos límites para el ejercicio de
consideradas despreciables y, por lo tanto, no material. Esto es a lo que los americanos se refieren la autoridad y espera que estos límites sean ob-
dignas de persecución. cuando dicen que se oponen al materialismo. servados, no solo cuando la autoridad promue-
Este no fue siempre el caso. En el siglo XVII, Aquellos para quienes el uso libre de su inte- va un credo con el que él no está de acuerdo, sino
Inglaterra tenía una avalancha de ideologías que ligencia ha hecho difícil la sumisión intelectual también cuando promueve uno con el que está
desembocaron en guerras civiles, ejecuciones y se encuentran, dondequiera que el gobierno sea completamente de acuerdo. Yo soy, por mi parte,
torturas; pero en 1688 el país decidió que era su- perseguidor, tendientes a la oposición a la auto- un creyente en la democracia, pero no me gusta
ficiente seriedad y que cualquiera que creyera ridad. Pero la actitud liberal no dice que usted ningún régimen que haga obligatoria la creencia
cualquier cosa fervientemente no era un caballe- debe oponerse a la autoridad. Dice solo que us- en la democracia.
ro. Esta decisión se hizo mucho más fácil por el ted debe ser libre de oponerse a la autoridad, lo Existen varios argumentos en favor de la li-
hecho de que la mayoría de los fanáticos [cursi- que es algo completamente diferente. La esen- bertad de discusión. Está, en primer lugar, el
va del traductor] se habían ido a América [cuan- cia de la perspectiva liberal en el ámbito inte- argumento que tiende a promover creencias ver-
do Russell dice América y americanos se refiere lectual es la creencia en que la discusión sin daderas y que estas, como regla, son más úti-
a los Estados Unidos de América y a sus nacio- sesgos es útil y que las personas deben ser libres les socialmente que la falsas. En segundo lugar,
nales]. Desde entonces, los ingleses que tienen de cuestionar cualquier cosa si pueden sostener está el argumento que sugiere que cuando la li-
creencias han sido percibidos como payasos o sus cuestionamientos en argumentos sólidos. bertad de discusión se contiene es contenida por
bufones. No hay guerras civiles y a nadie se corta La perspectiva opuesta, sostenida por aquellos quienes ostentan el poder y, con casi total certe-
la cabeza. Esto es conveniente, pero algunas ve- que no pueden ser llamados liberales, es la de za, con sus intereses como objetivo. El resultado
ces uno piensa que un poco de persecución sería que la verdad ya se sabe y preguntar es necesa- es, casi inevitablemente, para promover injusti-
una forma más sincera de elogio. riamente subversivo. cia y opresión. Por último, está el argumento de
Actualmente presenciamos un decaimiento El propósito de la actividad mental, de acuer- que la injusticia y la opresión soportadas por una
general del liberalismo, incluso en países en los do con estas personas, no es descubrir la verdad casta dominante llevan tarde o temprano a una
que se ha presentado un incremento en la demo- sino fortalecer la creencia en aquellas verdades revolución violenta y una revolución violenta es
cracia. El liberalismo no es tanto un credo, sino que ya se saben. En una palabra, su propósito en propicia para iniciar ya sea anarquía o tiranía
más bien una actitud [disposición, n. del t.]. De esta perspectiva es edificación, no sabiduría. peores que la que destronaron.
hecho, se opone a los credos. Comenzó a finales La objeción liberal a esta perspectiva es que Ha habido épocas y naciones en las que una
del siglo XVII como una reacción a las guerras a través de la historia las opiniones expresadas ortodoxia urbana ha triunfado, sin aparente per-
religiosas fútiles que, a pesar de que mataron a han sido, tal y como lo admite todo el mundo aho- secución, en establecer una casi totalmente in-
un inmenso número de personas, no cambiaron ra, falsas y perjudiciales y es poco probable que cuestionada autoridad intelectual. El ejemplo
el balance de poder. Supongo que si América y el mundo haya cambiado completamente en este más importante de esta situación sería China tra-
Rusia se pelearan por 130 años sin que ninguno respecto. No es necesario para la perspectiva li- dicional. Toda la sabiduría estaba contenida en
ganara ventaja sobre el otro, habría pocos que, beral sostener que la discusión siempre conducirá los libros de Confucio. Se requería una cantidad
para ese momento, pensaran que la lucha sirvie- a la prevalencia de una opinión mejor. Lo nece- considerable de educación para entender estos li-
ra a algún propósito. Esto fue lo que pasó en la sario es sostener que la ausencia de discusión bros. Los hombres que tenían esta educación con-
segunda mitad del siglo XVII. usualmente conducirá a la prevalencia de la peor trolaban el gobierno y el resultado fue un sistema
El apóstol del liberalismo fue Locke, a quien opinión. Para esto, pienso yo, hay abundante evi- que era civilizado, en un sentido ilustrado, y bas-
le disgustan por igual los Roundheads [parla- dencia en el pasado. Actualmente, la persecución tante estable por cerca de dos mil años.
mentaristas, n. de t.] y Cavaliers [realistas, n. de de la opinión es practicada en todo el mundo ex- Sin embargo, no había nada en los libros de
t.] y que pensaba que lo importante era apren- cepto en Europa occidental. La consecuencia es Confucio acerca de buques de guerra, artille-
der a vivir en paz con el vecino, incluso si había que el mundo está dividido en dos mitades que no ría o explosivos y, por lo tanto, tan pronto como
asuntos en los que no se estuviera de acuerdo pueden entenderse entre ellas y encuentran solo China entró en contacto con Occidente, toda la
con él. Locke basaba esa actitud de vive y deja vi- la posibilidad de relaciones hostiles. síntesis confuciana fue vista como inadecuada.
vir [cursiva del t.] en la falibilidad de todas las Existe, por supuesto, el caso de la edifica- Un destino similar le sucederá a cualquier cul-
opiniones humanas. Pensaba que no había nada ción como opuesta a la verdad. La edificación, tura estática, por excelente que sea en sí mis-
indudable. Argumentaba que todo está abierto al es decir, la imposición por medio de argumen- ma. Hace unos cincuenta años [1900 n. del t.]
cuestionamiento. Sostenía que solo existe la opi- tos engañosos de que las opiniones sostenidas (el asunto es bien diferente ahora) había una
nión probable y que la persona que piensa que no por la policía tienden a preservar estable a la so- minuciosa síntesis china que era inculcada
siente dudas es estúpida. Esta perspectiva, nos ciedad. Milita contra la anarquía y busca la se- por aquellos que hacían “Grandes Obras” en
dicen ahora, es un gran inconveniente en la ba- guridad a los ingresos de los más ricos. Cuando Oxford. Uno aprendía las filosofías de Platón y
talla y, por lo tanto, debe ser denigrada. Pero los triunfa, previene la revolución y asegura que re- Aristóteles y Kant y Hegel. Las otras filosofías
ingleses, mientras mantuvieron esa actitud ad- yes y presidentes sean bienvenidos, cuando deci- eran ignoradas por ser “crudas”.
quirieron su imperio, derrotaron a los franceses den mostrarse ante sus súbditos, por multitudes El resultado tenía un considerable méri-
y españoles, y fueron derrotados solo por los es- vitoreantes. Sostiene que cuando, por otro lado, to estético, pero resultaba no estar adaptado al
tadounidenses, quienes tenían la misma actitud se permite que la razón pura se entrometa en la mundo moderno. Hay aquellos en América que
en un nivel aún más marcado. especulación política, el resultado puede desa- esperan difundir una atmósfera culta en las uni-
Esos días felices han pasado. Hoy en día, tar tal desbordamiento de pasión anárquica que versidades americanas mediante la selección de
aquel que tenga cualquier duda es despreciado; todo gobierno ordenado se hace imposible. Es cien grandes libros y el confinamiento de la edu-
en muchos países es apresado y en América es este miedo el que inspira a conservadores y au- cación a estas obras. Esto, de nuevo, es un ideal
percibido como no apto para prestar servicio pú- toritarios. Nadie puede negar que los filósofos estático. Los mejores libros del pasado, en cual-
blico. De lo que usted debe estar seguro depen- de Francia del siglo XVIII prepararon el camino quier caso en lo que respecta a la ciencia, con-
de, por supuesto, de su longitud. Al este del Elba para la guillotina. Nadie puede negar que los fi- tienen menos conocimiento útil que libros de
es la certeza absoluta de que el capitalismo tam- lósofos de Rusia del siglo XIX socavaron la reve- texto muy inferiores del tiempo presente. Aque-
balea; al oeste del Elba es la certeza absoluta de rencia tradicional al zar. Nadie puede negar que, llos que solo han leído los mejores cien libros
que el capitalismo es la salvación de la humani- bajo la influencia occidental, los filósofos chinos serán muy ignorantes de muchas cosas que de-
dad. El buen ciudadano no es aquel que procura debilitaron la autoridad de Confucio. berían saber. Además, intereses particulares
14 # 115 # 115 15

Me llamaste por mi nombre completo y yo te pedí que

La balada de
me dejaras tranquila. Me rompí como se rompe todo lo
que es frágil, y me esparcí como un hilo de baba densa.
Sentí pudor de que me vieras entrando ahí, en ese lugar
con filo que es mi mente, y tú solo te me quedaste vien-
do en silencio. Me abrazaste en silencio. Me arropaste en

Sherezada
silencio y dormimos entrepiernados a pesar de que nues-
tras extremidades se entumecieron. El día antes de salir,
me hablaste sobre tus hermanos y sobre tu viaje a China.
Yo inventé palabras en francés y te hablé sobre el invierno

y el hombre
y sobre esa vez que se me acabó el apetito. Vimos una pelí-
cula en la que Superman era un tirano y nos acomodamos
y desacomodamos muchas veces en un sofá angosto. Fuis-
te tú el que dijiste que no creías que era buena idea que me
quedara sola y yo te pedí disculpas por haberme regado

araña
como aceite sobre un vestido caro. Me dijiste que enten-
días. Luego intentamos ver una serie en la que Sigmund
Freud se parecía más a un cazador de vampiros que a un
psicoanalista, y nos reímos imaginando cómo se vería el
mundo afuera.

6.
Una de mis amigas se enteró de que estaba embarazada
semanas antes de que decretaran la cuarentena. Aunque
jamás le interesaron los ritos de paso que supuestamente
coronan a las madres primerizas, a veces se lamenta de no
poder lucir su ropa de embarazada en público. Otras ve-
ces siente alivio porque, debido al encierro, ningún extra-
ño va a tocarle la panza. Un día me compartió la ecografía
del bebé que nacerá en septiembre, y que deseamos fervo-
rosamente que sea más Libra que Virgo. Me contó que en
la sala de espera del centro médico había muy poca gente,
pues habían destinado ese lugar únicamente a consultas
ginecológicas. Le pregunté cómo estaba todo afuera. Des-
pués de un rato, ella respondió: “El mundo se ve normal,
pero más vacío”.

7.
A veces interrumpo tu trabajo para contarte que escribí
algo inspirado en ti. Me pides que te lo muestre y, después
de leerlo, te mueres de la risa porque no entiendes cómo
mis historias de huéspedes y malentendidos pueden te-
ner algo que ver contigo. Te digo que, en el fondo, esas his-
torias se parecen tanto como una anémona se parece a la
por G L O R I A S U S A N A E S Q U I V E L casa de mis padres, o como un pozo se parece a un espejo.
Insisto en que una planta se parece a un animal moribun-
Ilustraciones de Fragmentaria do y en que una manzana se parece a tus nalgas. Cuando
nos encontramos, tú y yo parecemos un incendio. Cuando
nos despedimos, sin quitarnos los tapabocas, parecemos lo
más gris. Cuando te mando mis fotos desnuda dices que
parezco haciendo arte y cuando me mandas las tuyas veo
en los ojos un gesto de deseo que te hace parecer un lince.
Cuando salgo a cazar cuentos, busco que me concedas

M
1. un día más en medio de toda esta ausencia. Porque cuando
e contaste la historia de un hombre la maternidad, la perversión, los cuerpos y un chan- conversaciones por Tinder y no se siente atraída por estamos juntos, cuando conversamos, cuando nos vemos
que debía pasar este tiempo junto a cho estéril. Mi amigo confiesa que ya lo sabe, que co- nadie a través de las pantallas. La otra vez me confe- en pantalla, cuando nos mandamos trinos, cuando inter-
tres niños ajenos. Mientras la conta- menzó a ver la primera parte de la película antes de la só que había comenzado a hablar con un hombre sola- cambiamos memes, cuando hablamos por teléfono, cuan-
bas, en tono de fábula, acercabas y cita, pues no pudo contenerse y que mientras la mira- mente porque se llamaba Lenin, pero se desencantó do nos acostamos parecemos una maraña. Parecemos la
alejabas tu rostro de la cámara has- ba, mientras escuchaba esos diálogos sobre la amar- rápidamente. Le pregunto si sería capaz de romper la barriga de un pulpo. Parecemos el palpitar tranquilo de un
ta que esta quedó apuntando al techo. Escuché cómo gura y el tedio, solo podía pensar en las pocas excusas cuarentena para irse a dormir con un extraño y me cerdo. Parecemos la aleta más brillante de un pez.
nombrabas las quejas de ese hombre, que tenía que que le quedaban para cancelar el encuentro. dice que no le interesa conseguir un romance ahora, Te digo que soy Sherezada y tú respondes:
esconderse para poder hablar contigo. Era una histo- O al menos para cambiar de película. sino que quiere un novio para el posmundo. Mi amiga Soy el hombre araña que busca lamerte los dientes.
ria triste, desesperada, pero nosotros reíamos como decidió pasar el encierro sola, cuidando de dos gatas.
locos con cada desgracia que caía sobre esa casa. A A veces les pregunta si les parece correcto que ella
medida que aumentaban las carcajadas, imaginaba la 3. gaste un porcentaje de la plata de una beca que está
angustia de ese hombre. Era el prisionero de una fa- Escuché la historia de una pareja a la que le regala- esperando en juguetes sexuales. Otras veces les pre-
milia malcriada y ahora estaba a la merced de tres ti- ron un perro antes de que comenzara la cuarentena. gunta si creen que su cuerpo, que estos meses ha des-
ranos que le pedían manjares de afuera. Imaginamos No escuché los detalles de las peleas ni la razón por ordenado y confundido su ciclo menstrual, se estará
juntos la cadena de eventos que llevaron al hombre a la que terminaron, pero la historia iba a que al cabo aburriendo de ser mujer.
pasar el encierro con esos tres reyezuelos, y enumera- de diez días de encierro, la mujer sacó al hombre y se Una madrugada despertó a las gatas después de
mos todos los bienes revestidos en oro que se encon- quedó con el cachorro. una pesadilla. Pasó el insomnio contándoles que ha-
traban dentro de su palacio. En medio de la historia, A veces siento celos locos de mi gato. bía soñado con una tortuga inmensa que cargaba el
yo también volqué mi cámara hacia el techo. Quise Lo imagino durmiendo contigo, ocupando mi lado corazón del diablo.
que viéramos lo mismo. de la cama, y pienso que ahora es él quien te escucha
Fuiste Sherezada y yo el sultán que buscaba la- cantar tonadas inventadas sobre el desayuno, o quien
merte los dientes. está cerca cuando estás practicando piano.
A veces siento celos locos de ti.
5.
Antes de que declararan el confinamiento, tú y yo pa-
COMO ARRENDATARI@,
Te imagino rascando su panza expuesta y cargán- samos cinco días juntos. Vimos entera una serie so- -SI SIGO PERCIBIENDO RECURSOS-
2. dolo hacia el cielo, como ofreciéndolo en sacrificio a bre vampiros franceses y vimos una película de terror HONRO MIS OBLIGACIONES Y
Un amigo me pregunta si alguna vez tú y yo “hemos
ido a cine”. No entiendo muy bien a qué se refiere,
un dios retorcido que lo pide a cambio de la cura.
Sueño mucho con mi gato y sueño mucho contigo.
sobre un monstruo anfibio. Me contaste historias so-
bre tu trabajo e intentaste explicarme cómo se lee una PAGO MI ARRENDAMIENTO
pero antes de que pueda interrumpirlo, él me expli-
ca que ahora “ir a cine” significa escoger una pelícu-
Casi siempre en la mitad de esos sueños tengo que in-
terrumpir lo que estamos haciendo para irme a lavar
partitura. Yo te hablé sobre mis plantas, te leí el ho-
róscopo y te narré mis momentos favoritos de la Revo- SOY SOLIDARI@
la, ponerle play al tiempo y verla juntos durante una
videollamada. Mi amigo está un poco ansioso porque
las manos. lución rusa.
Al tercer día de estar encerrados, me cubrió el
TOD@S PARA TOD@S
el hombre que le gusta lo invitó a “ir a cine” y él no desamparo.
solo aceptó, sino que le propuso que vieran una pe- 4. Vimos las noticias en silencio. Cocinamos en silen-
MAVU 02

lícula chilena sobre una bailarina. Corrijo a mi ami- Tengo una amiga que se lamenta por estar sol- cio. Nos acostamos en silencio y luego estallamos y
go. La película no es sobre una bailarina. Es sobre tera. No consigue pasar del primer saludo en las nos peleamos a los gritos.
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La letra con sangre entra 14.ª Feria Popular


por E L K I N O B R E G Ó N S . • Ilustración del autor Días del Libro
y la Cultura

Durante tres días, cada hora, fue común es- cada una de las 28 actividades programa-
cuchar la señal en voz alta que se percibía das, un amplio equipo humano y técnico
desde cualquier lugar de la Casa de la Li- trabajaba arduamente para hacer muchas
teratura San Germán: “Vamos en cinco, de ellas posibles desde la Casa de la Lite-
cuatro, tres, dos, uno…”. Ese conteo regre- ratura. Ningún detalle se escapaba; desde
sivo indicaba que había que hacer silencio, probar los equipos previo a cualquier trans-
evitar gritar, correr o distraer a quienes es- misión hasta el aplauso y la felicitación que
taban en alguno de los sets en plena gra- viene y va luego de escuchar el “corte” por
bación; también evitar la desconcentración parte del director.
del intérprete de lengua de señas en turno Uno de los grandes retos que supone
que hacía posible, desde una cabina con- la virtualidad es la inclusión y esta edición
tigua adaptada con un fondo blanco y una de Días del Libro fue la mejor oportunidad
cámara, alguna de las actividades para para demostrarlo. Enmarcado en la campa-
personas con discapacidad auditiva. ña #SalvaUnaLibrería, que reconoce la im-
Del 15 al 17 de mayo, más que un lugar portancia del sector librero y editorial de
acondicionado para muchos libros, el estu- Medellín, el Carlos E. virtual también tuvo
dio, el silencio o la concentración, la Casa un espacio para ellos. Allí se hicieron pre-
de la Literatura se convirtió en algo así como sentes 116 expositores que reportaron un to-
un canal de televisión con muchos equipos, tal de 1.584 libros vendidos en línea durante
luces y cámaras. los tres días, representados en casi 63 millo-
La 14.ª Feria Popular Días del Libro esta nes de pesos y con un promedio de venta de
vez se trasladó a las pantallas de cada uno casi 53 ejemplares por hora.

A
de los hogares, abandonó el barrio Carlos Esta ha sido la primera experiencia cul-
E. Restrepo donde tradicionalmente se ha tural de ciudad que se ha trasladado a la
comienzos de este siglo, la Edi- marqués-narrador se duele: “Quien había en- habita. En una de sus historias, Mandrake, realizado y lo representó con un mapa in- virtualidad y deja un resultado más que po-
tora Companhia das Letras, en venenado a Molière había sido La Forest, su tras experimentar una honda crisis existen- teractivo que les permitió a los ciudadanos sitivo. El compromiso será mucho mayor
asocio con su colega Norma, de criada. No logré disimular mi disgusto. El cial, toma la decisión de irse a vivir al cam- encontrarse alrededor de las letras y las pensando en eventos como la Parada Ju-
Colombia, invitó a varios autores que la asesina fuera una cocinera destruía po, para ponerse a salvo de los miasmas que
diásporas haciendo uso de las herramien- venil del Libro, entre el 11 y 12 de julio, y la
latinoamericanos a escribir, cada la pasión, la grandeza, incluso el horror que lo envenenan. Su decisión dura tres días, al
tas digitales. Fiesta del Libro y la Cultura en el mes de
uno, un novela de misterio (para una colec- aquel crimen debía contener. Un hombre cabo de los cuales vuelve otra vez al torbelli-
Un total de 191.926 internautas tuvieron septiembre. La virtualidad, las herramientas
ción llamada Literatura o muerte), cuyo per- como Molière merecía tener como asesino al no carioca, su único y verdadero mundo.
contacto con este evento no solo a través digitales y la recursividad que convierte bi-
sonaje protagónico debía ser un escritor real. propio rey”.
El cubano Padura urdió una historia con He- Aunque nació en Juiz de Fora (Minas Ge- del mapa, sino también por medio de redes bliotecas en estudios de televisión serán los
mingway, Germán Espinosa un asunto más rais), Rubem Fonseca vivió desde muy niño P. D. 2 sociales como Facebook, Instagram, Twitter medios para seguir llevando #CulturaEn-
o menos esotérico (me dicen) a cuenta de en Rio de Janeiro, y es, en vida y obra, ca- R. F. puso su sello en varias generaciones de y YouTube. Mientras los espectadores es- Casa y para que en Medellín todos los días
Rubén Darío, Julio Paredes, no sin astucia, rioca hasta la médula. Su título de abogado escritores, y no solo del Brasil. La última no- taban solo a unos cuantos clics de unirse a sean #DíasDelLibro.
eligió a Georges Simenon. Dos relatos estu- lo llevó a ejercer varios años como tal en co- vela de la santandereana Silvia Galvis, valga
vieron a cargo de Moreno Durán y Alberto misarías de la ciudad. Dicha circunstancia el ejemplo, rinde un claro homenaje, además
Manguel (Camus y Stevenson, en su orden), constituye como escritor su educación senti- explícito, al Agosto de Fonseca. Silvia, hay
y cerró la lista el recién fallecido Rubem Fon- mental, de ella parten en buena medida sus que decirlo, no pierde por ello su voz propia:
seca; salió este por única vez de sus predios, temas y el tono de sus historias. la voz de una gran escritora.
e instaló su pluma en el París del siglo XVII, Su primer libro, El caso Morel, tuvo el es-
para contarnos (son palabras del narrador) paldarazo de ser recogido por las autoridades.
“el misterio de la muerte de Molière”. De allí en adelante, todo fueron éxitos. Un re- P. D. 3
En El enfermo Molière, Fonseca despliega lato de esos años, El cobrador, y El gran arte, Vista, es un decir, a vuelo de dron, la na-
un telón de gente innoble y mezquina, digno su segunda novela, dejaron claro entre los rrativa de Rubem Fonseca, atiborrada de
de sus páginas más celebradas (El gran arte, lectores que la violencia, con su amplio aba- personajes (vagos, chulos, busconas, fun-
por ejemplo, o Agosto, tantas más). Casi sien- nico de ferocidades, había llegado para que- cionarios, magnates, políticos, modelos,
te el lector la fruición con que el novelista se darse (a veces su exceso se vuelve gratuito, faranduleros, chicos de playa, ladrones, es-
regodea en ese tinglado de bajezas. El úni- cae en el simple gusto de epatar, y ese atajo de tafadores, policías, soplones), recuerda de
co justo dentro de esa olla podrida es el dra- horrores desvaloriza muchas de sus páginas; algún modo una interminable y abigarrada
maturgo, espectador insobornable, quien, por fortuna, el autor recobra a tiempo el sen- escola de samba, una vasta picaresca carioca
gracias al más alto humor, eterniza con sus tido, y las sangres vuelven a su curso). que no omite lugares, costumbres ni clases
muñecos la miseria humana. En la jungla que En fin, Fonseca estaba ahí, con su arrume sociales (para quien esto escribe, el mejor
traza Fonseca (cómicos, falsos amigos, corte- de corrupciones, crímenes y venganzas, y ho- tesoro del autor está en sus cuentos, y debe
sanos, nobles, médicos y leguleyos, policías y micidas y faunas de diversos pelajes. Ahí es- refrenar la tentación de mencionar sus favo-
clérigos, e incluso un arzobispo), apenas sale taba, además, exhibiendo, como sin querer, ritos). Por otra parte, en uno de sus relatos
a flote el narrador del libro, personaje ficti- un admirable talento de escritor, no siempre alguien dice: “El mejor ficcionista no pasa de
cio, un marqués cuyo nombre nunca se dice, celebrado como se merece. Aunque a veces ser un buen ventrílocuo”.
y quien va develando, pues de un asesinato sí: “Una prosa transparente, dotada de im- En fin. Dicho en brasilero, da para pensar.
hablamos, los muchos sospechosos y motivos presionantes recursos de lenguaje”, dice el
que la historia exige. crítico Fabio Lucas. Y Thomas Pynchon: “Su
Con su habitual humor negro, y fiel a la escritura hace milagros (…) Cada libro suyo
estética del género, el autor nos revela al fi- es un viaje que vale la pena”.
nal un culpable inesperado: Renée La Fo-
rest, cocinera de Molière, la misma a quien,
según se afirma, solía leer el dramaturgo P. D.
sus comedias inéditas, dando a sus veredic- Aunque su célebre personaje Mandrake (abo-
tos el valor de una sentencia inapelable. Con gado, bon vivant, casanova, catador de mis-
este desenlace, se diría, R. F. da una vuelta terios, discreto ajedrecista) no es para nada
de tuerca a su fábula, se ríe del lector, y tam- el alter ego de Fonseca, comparte con este
bién de sí mismo: ya casi al final del libro, el el amor incondicional por el entorno que Caído del zarzo
18 # 115 # 115 19
todo el país; largas colas que pueden
durar hasta dos días para cargar y un
mercado negro de venta de combustible
son los nuevos obstáculos que encuen-
tran todas las personas que deben mo-
verse medianamente por la ciudad.
Pareciera, entonces, que somos fie-
les herederos de una tradición kafkiana
más vigente que nunca.

La casa
“Existe un alfabeto del silencio / pero
no nos enseñaron a deletrearlo”, dice
un poema de Roberto Juarroz. El silen-
cio que queda entre dos palabras… En
casa siempre evocamos su presencia
como un preciado tesoro que se nos re-
siste, y nunca hemos aprendido cómo
hacer uso de ese alfabeto para enten-
der con sus propias palabras lo que nos
quiere decir. A veces percibimos algu-
na que otra pero nos toma distraídos,
sin saber muy bien qué hacer con esa
ofrenda. Porque la vida en silencio no
es igual a la vida en calma, en el silen-
cio se mantienen agitadas las tormen-
tas que llevamos dentro.
Entre las noticias diarias en las que
esperamos que el número de infectados
por el virus disminuya, las tareas del ho-
gar, los constantes subidones y bajones
de energía por las fallas eléctricas en
el país, la ansiedad que genera mante-
ner el ánimo arriba y el hacernos la vis-
ta gorda, trascurren los días de silencio.
Pareciera haber tiempo para todo:
he hablado con amigos a los que debía
una llamada desde hace mucho tiem-
po, he logrado adelantar lecturas que
tenía pendientes y muchas otras dejar-
las abandonadas convencido de que no
volveré a ellas. He cocinado, he traba-
jado, he discutido y me he reconciliado.
Todo en un día, todo de forma simul-
tánea. ¿A dónde se ha ido el ruido que
ayuda a concentrarse?
Parece haber tiempo para todo me-

Los días de silencio


nos para dormir.
Concebir el sueño frente a la incerti-
dumbre y la noche, erosiona los cimien-
tos y la entereza hasta del más fuerte.
La noche sucede entre canales de tele-
visión con programación mediocre, li-
por A L B E R T O S Á E N Z • Fotografías del autor bros mal leídos que al día siguiente hay
que volver a empezar, el hambre, el do-
lor en el cuerpo, las conversaciones bre-
ves, la espera. Es la quietud la que nos
engulle, tiempo detenido que sobrepa-

S
sa y desespera.
i hubiese que elegir un verso la ciudad y sus injurias respectivas, el de turno, solos o con sus mascotas, tam- sanitaria) por un dólar. “A todos se les ¿Es posible encontrar en ese espacio
en la poesía venezolana que confinamiento también ha traído otra bién faltaban a la cita. Era el preludio echó alcohol”, le escuché justificar al el silencio absoluto?
lograse describir el momen- “maldita circunstancia” que comien- de los días que vendrían, la tensa calma improvisado vendedor ante la pregunta He comenzado a escuchar en su lu-
to que estamos viviendo ac- za a rodearnos lentamente, aturdien- que, como si de un espejismo se tratara, de una posible compradora. gar el trino de los pájaros que hacen
tualmente en Caracas, sería do los sentidos, quebrando el estado de duró poco al verme en la necesidad de En la fila para entrar a uno de los lu- vida en los árboles alrededor de la casa.
uno del poeta Igor Barreto que reza: “La ánimo e invadiendo cada rincón de la salir para hacer la compra. gares para comprar jamón, queso y hue- Comienzan a las tres a. m. los más pe-
maldita circunstancia / del presente por casa como si de otra pandemia se trata- Crucé la ciudad hasta llegar a La vos se me acercó alguien a saludarme, queños y agudos en sus notas. A eso de
todas partes”. Un verso que expone la fi- ra: el silencio. Candelaria, una zona del centro de la me llamó por mi nombre con seguridad las cuatro y media a. m. llegan las gua-
gura del presente como una cruel cons- Caracas, como cualquier otra capital ciudad, neurálgica y caótica donde se y al ver sus rasgos y su gorra caracterís- characas con su canto ronco y desgar-
tante en nuestras vidas, que no deja de del mundo, mantiene un ritmo de vida encuentran comercios, oficinas y edi- tica, reconocí en quien me abordaba a J., bado y anuncian que el día volvió, que
sitiarnos ni en los peores momentos. trepidante, marcado por el ruido; mo- ficios gubernamentales. Un lugar en poeta y narrador. Nos reconocimos sin hay que seguir, así no se haya dormido.
Si bien este es un homenaje al poe- tores de carros, cornetas de autobuses, el que el ruido es parte del paisaje. Ahí necesidad de rostros. Ambos con tapa- Llevo 59 días de confinamiento y
ta cubano Virgilio Piñera y a su poema personas gritando una oferta o saludán- constaté que había gente que seguía en bocas, nos miramos con incredulidad, esta mañana, luego de un desvelo más,
La isla en peso (La maldita circunstan- dose en medio de la calle al encontrar- la calle, un poco desorientados, con ta- como si buscáramos en el otro algu- he comenzado a escuchar unos cuantos
cia / del agua por todas partes), ambos se a ese amigo que tenían tiempo sin ver, pabocas a medio poner y una incerti- na explicación lógica para tal indumen- carros que pasan con velocidad mode-
versos mantienen la fuerza y la esencia los pasos apurados de ese trabajador que dumbre en la mirada que no lograban taria. “Una locura todo esto, ¿no?”, me rada frente a mi casa. Sus conductores
de lo que busco señalar con su cita: la va tarde porque el metro tiene retra- traducir en acciones o palabras. Iban dijo. Guardé silencio y asentí con la ca- iban protegidos con la indumentaria re-
sensación de agobio y desasosiego, que so, la puerta que se cierra de golpe o el (como yo) de comercio en comercio beza. Conversamos un rato sobre dónde glamentaria y parecían convencidos de
tanto Barreto como Piñera proponen, vaso que se rompe al caer. Una suerte de buscando los productos más económi- encontrar mejores precios y me despedí que el riesgo que corrían era mínimo, a
y que se ha arraigado en mí (y proba- banda sonora que se repite en loop dia- cos, tratando tercamente de vivir con poniéndole el codo con gracia e ironía. pesar de que las medidas de excepción
blemente en todo el planeta) gracias a riamente. Ruido tras ruido tras ruido. naturalidad, aunque dudaran cómo de- Ambos nos reímos y yo seguí mi camino. impuestas por el gobierno se han ex-
la propagación del covid-19. Es curioso Puede que llegue a pensarse que mien- bía hacerse eso en esos momentos. Era Pero esta es una ciudad donde, si tendido sesenta días más. Da la impre-
poder hablar de “todo el planeta” con tras más estridente es la jornada en Ca- la misma ciudad y las mismas calles, hay un problema, puede haber dos, y sión de que la gente empieza a levantar,
tanta seguridad. racas, más productiva llega a ser. sin embargo, quienes caminaban aho- hasta tres, que se sumen a la fiesta. Y poco a poco, los decibeles que les de-
Esta pandemia ha llevado muerte, ra no hablaban con la misma fuerza con esta vez no iba a ser la excepción. vuelven la confianza y su rutina a pesar
pánico, claustro y, en algunos casos, lo- la que podrían haberlo hecho habitual- A diferencia de otros países, el deli- de lo obvio. Pienso al verlos que ni si-
cura, a cada una de las ciudades donde Caracas, la confinada mente; podría decirse que susurraban very es un fenómeno que, salvo conta- quiera la pandemia más letal del plane-
se ha instalado. Miles de ellas han vis- El silencio es un instante que se reve- como quien no quiere ser descubierto, dos casos de franquicias de comida, no ta podrá con la arrogancia del hombre.
to no solo cómo sus habitantes fallecen la en el momento menos esperado, una o por temor a despertar al virus y que estaba instalado en el imaginario cara- Es el presagio de lo inminente. Ruido
sin la consciencia real de qué fue lo que epifanía en la que nos damos cuenta de este los encontrase donde no debían. queño. Para tener algo, había que salir tras ruido tras ruido.
los golpeó, sino que quienes la sobrevi- que algo nos falta. Lo noté en la primera Los buhoneros (vendedores ambu- a buscarlo. Con el confinamiento, este Y vuelven a mi mente los versos de
ven ven cómo sus rutinas de vida dan semana de mi confinamiento (comenzó lantes) llevaban cierto protagonismo modelo se convirtió en una fuente de Barreto, unos que remontan el final de
un golpe de timón que ni el mejor de los para mí el 13 de marzo) al asomarme al en las ventas de toda la zona. Por su- trabajo para muchas personas que ha- un poema maravilloso que parece ha-
navegantes hubiese visto venir. balcón de la casa y constatar la ausencia puesto, el tapaboca era el producto que bían perdido sus empleos. blar de nosotros: “Y en lugar del orden
Para los que estamos acostumbra- total de carros que normalmente van a marcaba tendencia y era vendido en Fue llegar el delivery y con él los / y apremio por surgir / hemos encon-
dos, para bien o para mal, a la vida en toda velocidad por la calle; los peatones plena calle (sin ningún tipo de medida problemas de escasez de gasolina en trado el caos”.
Arte Central

Almacén El Yoyo, sector de El Hueco


Tela con tapabocas
Medellín
Mayo de 2020

Fotografía: Juan Fernando Ospina


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por F R A N K B Á E Z • Ilustración de Nino

débil se impone al fuerte. Lo que hizo en vez de karate quería que la apuntaran en cla- mía. Sucede que por esos días hacía mucho calor, que se habían puesto del lado de los locales y que
que una gran audiencia que necesita- ses de manejo. Antes de que mi tío se alistara en el y yo con tal de que no me diera sed en la clase me vitoreaban a la morena. De pronto las muchachas
ba saber que era posible superar el bu- ejército, le había estado enseñando a escondidas. había tomado varios vasos de agua. Por lo que ese se alinearon en el centro, todas las cabezas se cen-
llying conectara con la película. Pero en Pero la decisión estaba tomada, y el lunes mamá se jueves estaba abombado. Así que cuando el sensei traron en ellas y se hizo un silencio tal que era po-
la vida real esto no sucedía. apareció con dos kimonos. dijo que me tocaba pelear con Carlitos, quise con- sible escuchar sus golpes y sus gruñidos. Fue una
En mi caso, el acoso empezó cuan- La academia estaba ubicada en el segundo piso testarle que no podía, pero nunca nadie le había di- pelea intensa. Al final, cuando el sensei de la mo-
do yo tenía ocho y mi tío se alistó en del club Miramar y consistía en un amplio salón cho algo semejante, así que, resignado, me cuadré rena pidió un break, todos estábamos comiéndonos
el ejército. Mi tío era un gigante, me- que tenía las paredes cuarteadas, las ventanas des- y esperé a que Carlitos me derribara con la pata- las uñas. En una esquina mi hermana recibía ins-
día seis pies cinco pulgadas y jugaba de vencijadas y el techo descascarado. Desde la ca- da de la grulla, esa que Daniel Larusso hace al fi- trucciones de nuestro sensei. Cuando dieron la se-
centro en el equipo de básquet. Com- lle se oían los gritos de los estudiantes. Hacían fila nal de Karate Kid y que el sensei había prohibido ñal, no lo pensó dos veces y le propinó una patada
partíamos una habitación tan pequeña para patear una placa de radiografía que el sensei en clase. Sin embargo, no se animó por esa y me circular a la morena que la dejó noqueada. Con esa
que él debía dormir en una de esas ca- les tendía. Las buenas patadas le sacaban los me- propinó una patada baja donde menos lo espera- ganó. Recuerdo el júbilo: tiramos al aire lo que te-
mas sánduche que todas las mañanas jores sonidos. Al asomarme me ocurrió lo mismo ba: en la boca del estómago. De milagro no vomi- níamos en las manos y corrimos a abrazarla. Luego
guardaba en el clóset. Casi no cabía en que a Daniel Larusso cuando entra en la academia té. Quedé privado por veinte minutos, rodeado de el sensei le entregó el trofeo, se la subió a los hom-
la cama y las piernas le colgaban fue- de los Cobra Kai con la intención de apuntarse y se los estudiantes e inmune a sus burlas y a los gri- bros y así nos la llevamos hasta los camerinos.
ra, por lo que, si me venían ganas de ir topa con que los estudiantes son aquellos que lo tos del sensei y de mi hermana que insistían en que Tras la victoria de mi hermana, Carlitos em-
al baño de noche, tenía que cruzar con acosaban. De pie en la fila, aguardando su turno me levantara. Cuando el sensei se percató de que el pezó a faltar a clases hasta que no volvió más.
cuidado para no chocar con él y desper- para patear la radiografía, estaba Carlitos y, tras él, asunto iba en serio, suspendió la clase y le pidió a Recuerdo la última vez que asistió. Estábamos ha-
tarlo. Dada su imponente presencia, los demás abusadores. Ya no había marcha atrás. mi hermana que fuera en busca de mi madre, pero ciendo lagartijas, cuando de repente, como impul-
ninguno de los abusadores se atrevía a Calculé que tenía dos posibilidades. La pri- por miedo al escarnio y a que me apodaran el Ma- sado por una fuerza misteriosa, se levantó y sin
ponerme un dedo encima. Ante esos ni- mera era que los abusadores se cansaran de aco- mita, desde el suelo les grité: “No”, y reuní todas hacerle caso al sensei se largó. Por esos días repi-
ños que les bajaban los pantalones en sarme, pero a medida que pasaban los días los mis fuerzas para ponerme de pie. Por sugerencia tieron por Teleantillas Karate Kid y yo comprobé
las esquinas, que eran lanzados a los insultos y los empujones incrementaban. La se- del sensei di unos saltitos, hasta que el dolor y la lo mucho que Carlitos se parecía a Daniel Larusso.
tanques de basura o a los que les caían a gunda era que el sensei intercediera por mí. Una molestia fueron cediendo. Imitaba su sonrisa, sus gestos, su corte de pelo, su
pelotazos, yo era un privilegiado. vez comentó que el taekwondo era un arte espi- Ahora mi hermana lo enfrentaría. Ahí estaban ropa, su forma de patear la pelota, y hasta se ponía
Sin embargo, a las pocas semanas de ritual y que el practicante nunca debía abusar de en el centro. Primero hicieron una reverencia al un pañuelo alrededor de la cabeza cuando pasea-
la partida de mi tío, sufrí mi primer aco- los más débiles. Aquello me infundió esperanzas sensei y luego entre ellos. Entonces, se cuadraron y ba en su bici. Me sorprendió que al principio de la
so. Retornaba de comprarle una Marlbo- y hasta pensé que se había dado cuenta de lo que empezaron a combatir. La cosa es que mi hermana película Daniel y su madre emprendieran un viaje
ro a papá, cuando me topé con Carlitos, sucedía, pero nunca volvió a traer el tema a cola- no le dio tiempo a Carlitos ni de respirar: le propinó en carro de New Jersey a Los Angeles. Carlitos ha-
que paseaba a su dóberman. No es que ción. No era muy común que se despachara con un una patada frontal que lo llevó al piso. Cuando este ría lo mismo con su madre, pero en vez de un carro
fuera la primera vez, ya que siempre discurso de motivación o dijera cosas zen a la ma- se levantó para seguir, el sensei le dijo que se senta- se irían en un avión y en vez de salir de New Jersey
que me los topaba el perro me ladraba nera de Míster Miyagi. Se conocía bien. Sabía que ra y llamó a otro para que combatiera en su lugar. aterrizarían allá provenientes de Santo Domingo.
y Carlitos payaseaba con que soltaba la no era un buen orador y que su fuerte estaba en Carlitos se quilló tanto que le dio un puñetazo a la Mientras en la película los niños del barrio salen
cadena, pero esa tarde no hizo el ama- su destreza física. Solía explicarnos las cosas con pared, actitud que molestó al sensei, que lo enfren- a despedir a Daniel, de Carlitos nadie se despidió.
gue, sencillamente la soltó y el dóber- ejemplos concretos. Una vez colocó una pila de la- tó y le ordenó hacer veinte lagartijas en el acto y que Nos sacaron de taekwondo cuando el sen-
man se abalanzó hacia mí y me mordió drillos en medio del salón y se agachó con los ojos luego fuera a darle cien vueltas a la cancha. Esto sei anunció que aumentaría la tarifa mensual.
la pierna derecha. Creo que me la hubie- cerrados por unos minutos hasta que llegase el puso como el diablo a Carlitos, que bajó las escale- A mi hermana, que había llegado hasta el cintu-
ra arrancado si no me hubiese escabulli- momento adecuado para asestar el golpe. Cuando ras voceando malas palabras. Los siguientes días se rón verde y que siguió triunfando en el circuito
do. Mis padres notaron inmediatamente logró el grado más alto de concentración y de ex- la pasó merodeando por mi casa con la intención de de taekwondo, le dio lo mismo. A mí ni se diga. El
mis lagrimones, la sangre goteando y la pectativa de parte nuestra, profirió un grito, luego desquitarse de la derrota que le había infligido mi aumento de la tarifa se debía a que, a falta de una
herida, soltaron lo que tenían agarrado lanzó un golpe e hizo puré los ladrillos. Era como hermana, pero como ya había visto eso venir, me buena secuela de Karate Kid, los muchachos ha-
y arrancamos para emergencias. Mien- una escena de Karate Kid. la pasaba trancado, viendo la programación entera bían perdido el interés por el karate y retornaron
tras era atendido, ellos fueron a la casa Las clases de taekwondo las daban los martes y de muñequitos de Telesistema. En cuanto a mi her- a sus vidas sedentarias que consistían en sentarse
de Carlitos para averiguar si el perro es- los jueves de seis de la tarde a ocho de la noche. Ya mana, seguía venciendo a todos en la academia y el por horas a punchar los controles de sus nintendos
taba vacunado contra la rabia. En caso que el sensei llegaba con quince minutos de antela- sensei juró que la llevaría a un campeonato a fin de y sus ataris. A principios de los noventa la acade-
de que no lo estuviera, tendrían que pu- ción, solía regañar y castigar a los impuntuales con mes. Al principio, nos decíamos que la estaba allan- mia de Miramar cerró sus puertas. Nunca volví a
yarme con una inyección gigantesca en lagartijas y abdominales. Cuando estaba de mal tando, ya que mi hermana llevaba en la academia ver al sensei. Pero papá sí. Lo vio en La Cafetera
el ombligo. La mamá de Carlitos no es- humor los obligaba a darle cien vueltas a la cancha dos meses y apenas era cinturón blanco. Pero un día de El Conde donde fue una mañana a desayunar.
taba segura de las vacunas y el doctor de básquet. En las clases se la pasaba gritando los el sensei llegó con un afiche del torneo de taekwon- Tras tomar asiento en una de las mesas del fondo
me inyectó por si las moscas, aunque no números en coreano. Arrancábamos con ejercicios do que celebrarían en el club Los Prados donde la se dio cuenta de que el hombre que atendía a unos
en el ombligo como me habían adverti- de calentamiento y de ahí pasábamos a los golpes, academia Miramar estaba incluida. clientes en la barra era el sensei. En vez de su ki-
do, sino en un hombro. los bloqueos y las patadas. Tras esto, nos dividía- El torneo se realizó un sábado en el gimnasio mono y su cinturón negro tercer dan, tenía puesto
Tanto para mis padres como para la mos en grupos y ensayábamos las catas, que, según de tabloncillo del club Los Prados que adecuaron un delantal. Con esas manos que habían destroza-
madre de Carlitos se trató de un acci- lo que decía uno de los libros de papá —que este para la ocasión. La mayoría de los estudiantes, so- do tablas y ladrillos les ponía tomate, queso y le-
dente. De hecho, los padres nunca solían había consultado cuando le pregunté por la etimo- bre todo Carlitos y sus secuaces, no paraban de re- chugas a los derretidos. Decidió ir a saludarlo tan
darse cuenta del bullying. Los abusado- logía de la palabra cata—, eran secuencias de ata- lacionar este campeonato con el que aparece al pronto terminara de leer un artículo del periódico.
res de mi barrio rara vez golpeaban en la ques y de bloqueos que los estudiantes llevaban a final de Karate Kid. En realidad, era como si los or- Al parecer en ese momento había cambio de turno,
cara, ya que eso podía dejar marcas y los cabo como si se tratase de ballet. Al final nos sen- ganizadores hubieran estudiado esas escenas de la porque cuando volvió la mirada hacia la barra el
adultos se podían enterar de lo sucedido tábamos formando un círculo y el sensei nos acon- película de John G. Avildsen y tratasen de imitar sensei ya no estaba.
y denunciarlos. Por lo general teníamos sejaba sobre las catas o les indicaba a dos alumnos el decorado. A la mayoría nos vencieron en la pri-
morados, cicatrices y quemaduras en las que se pusieran de pie para pelear. Podía ser una mera ronda. A mí, por ejemplo, me descalificaron *Este texto hace parte de la colección de crónicas

C
partes menos visibles del cuerpo. Hasta hembra contra un varón o alguien de mayor edad por un golpe bajo que propiné a un pecoso de Naco. Lo que trajo el mar, publicada por Laguna libros.
reo que fui el único de mi la película mostraba era que quienes alta y termina peleando con el exno- una noche en que llegué sangrando por contra uno más joven. En la academia no había dis- Pero mi hermana y Carlitos avanzaban a la semifi-
generación que odió Karate asistían a una eran de hecho los abusa- vio de ella, un chico de nombre Johnny, la nariz. Me habían golpeado en la cara tinción entre género, edad o experiencia. Cada vez nal. Cuando Carlitos perdió por un punto, cayó de
Kid. Al contrario de mis ami- dores. Cada vez que entraba un nuevo a aprendiz de karate, quien junto a sus sin querer. Eso mismo les conté a mis pa- que me tocaba el turno era con alguien más avan- rodillas y soltó un bramido. El sensei fue a levan-
gos, que tenían la película la clase yo me preguntaba si venía por- compinches se dedica en lo adelante a dres mientras me curaban. zado que me llevaba por lo menos una cabeza. Sin tarlo, pero él se puso de pie solo y del pique pateó
grabada en vhs y la ponían que sufría bullying o si era un abusador, acosar al forastero. Tras varias agresio- —Eso fue queriendo —insistió mamá. embargo, el tamaño, el sexo o el color del cinturón una silla plegable de hierro. Mi hermana, en cam-
a cada rato, yo apenas la disfrutaba. Tal o incluso si era víctima y verdugo, cate- nes, Daniel es auxiliado por el conser- Tan pronto detuvieron la hemorra- no garantizaban siempre el triunfo. Había alguien bio, había llegado a la final en la categoría femeni-
vez se debía a que el protagonista se pa- goría a la que pertenecía la mayoría. En je de su condominio, el viejito japonés, gia, papá trajo de su biblioteca algunos que tenía poco tiempo y nadie lograba vencer. Por na. No comprendo cómo mi hermana combatía con
recía a Carlitos, el vecino que me ha- mi caso, me apuntaron porque era víc- Míster Miyagi, que le enseñará los mis- de sus libros de artes marciales. Hasta más que se esforzaran y se sirvieran de técnicas so- cinturones azules, cuando ni siquiera tenía un cin-
cía bullying. Papá nos había apuntado a tima. Bueno, también porque a papá le terios del karate sirviéndose de las ta- me enseñó algunas técnicas de patadas fisticadas eran derrotados. Esa persona enérgica turón. ¿La habría apuntado en esa categoría nues-
mi hermana y a mí en karate durante el encantaba el taekwondo y quería que reas domésticas. Así vemos escenas en y bloqueos para servirme de ellas cuan- que se mantenía invicta era mi hermana. tro sensei y luego alegado que había extraviado el
boom de las artes marciales que provocó mi hermana y yo aprendiéramos. Pero que el protagonista encera carros anti- do me enfrentara a los agresores, pero Carlitos fue la primera persona con quien mi cinturón? Quién sabe. En Karate Kid, Míster Miya-
la película en Santo Domingo. No exa- sobre todo porque era víctima. guos y pinta cercas, labores que en un solo contribuyeron a que me atacaran hermana peleó. No es que yo temiera que le pasara gi se roba un cinturón negro para que Daniel lo use
gero. La academia de Miramar la abrie- Dirigida por John G. Avildsen y pro- principio no parecen guardar relación con más saña. Una noche regresé co- algo a mi hermana. Para empezar, ella era mucho en la competición, por lo que si en la película que
ron una semana después de que pasaron tagonizada por Ralp Macchio y Pat Mo- con el karate, pero a medida que avanza jeando, y se decidió que me apuntarían más alta que yo y del mismo tamaño que Carlitos. todo el mundo admiraba eso era posible, de segu-
Karate Kid en Teleantillas. Todo el mun- rita, Karate Kid fue uno de los éxitos la película notamos su eficacia. Gracias en clases de karate. No solo me inscri- Y no solo eso: era tremenda deportista y cuando se ro que en la realidad nadie lo reprocharía. Además,
do hablaba de la película. Los que su- comerciales de los ochenta. El filme re- a los entrenamientos de Míster Miyagi, bieron a mí, sino también a mi herma- quillaba tenía un carácter con el que pocos podían dadas las patadas y la destreza que mostraba mi
frían bullying se identificaban con lata la manera en que el adolescente Da- Daniel logra vencer a Johnny en un tor- na. Que ella me acompañara a las clases lidiar. Pero Carlitos era Carlitos, y yo le tenía te- hermana, ninguno de los jueces dudaría de que tu-
Daniel Larusso, el protagonista, pero lo niel Larusso se muda de New Jersey e neo de karate, es coronado campeón y de karate les daría ideas a los abusado- rror. En una de las clases le pidió al sensei que me viese un cinturón menor que el azul.
absurdo era que en él también se reco- intenta adaptarse con su madre soltera se queda con la porrista rubia. La mo- res para nuevos insultos. Cuando uno pusiera a pelear con él. De ahí en adelante, al sen- Su última rival fue una morena con trencitas del Lo que trajo el mar
nocían los que lo hacían. De igual modo, a la costa oeste de los Estados Unidos. raleja de esta película confirmaba uno sufre de bullying suele analizar todas sei se le metió eso en la cabeza y siempre que me club Los Prados a la que todos los locales apoyaban. Frank Báez
resultaba raro que quisieran aprender Su primera noche en la ciudad, Daniel de los eslóganes más recurrentes de Ho- estas cosas. Ahora bien, quien estaba tocaba pelear era con Carlitos. La última vez que A pesar de que un grupito entusiasmábamos a mi Laguna Libros
karate en una academia, cuando lo que coquetea con una porrista rubia de clase llywood: con trabajo y dedicación, el realmente molesta era mi hermana, que peleamos me noqueó. Bueno, en realidad fue culpa hermana, había algunos envidiosos como Carlitos 2020
24 # 115 # 115 25

Marejada feliz
por qué te gusta? Ella contestó con una ex- Miraron perplejos aquellos dibujos de visto en las películas o en algunas pesadi-
plicación amplia y él respondió con mayor parejas retozando entre biombos decorados llas. Avanzó buscando un puesto para sen-
fluidez. Siguieron chateando por el inter- con paisajes otoñales, en fatigosas posicio- tarse entre el denso vaho de los cuerpos y
no. Hablaron de canciones, de los amigos en nes discordantes con sus gestos plácidos, y los olores mezclados de la humanidad, y
común, de la fiesta y terminaron critican- cuya condición de hombres o mujeres solo pensó que lo que la gente de antes de la pan-
do las ridiculeces y presunciones de los asis- era discernible por la minuciosidad explí- demia llamaba vida real era en esencia una
tentes, como dos viejos cómplices sentados cita con que estaban dibujados los órganos sensación opresiva.
en un rincón. Cuando Lucas se dio cuenta sexuales en excitación. Ella pidió que se de- Cuando la puerta se abrió y vio aparecer
eran las cinco de la mañana y la mayoría de tuvieran en la escena de una mujer arrella- a Lucía con un overol ancho de cargaderas
invitados, borrachos o cansados, se habían nada sobre un gran almohadón, las piernas y un atomizador en la mano, le pareció me-
por L U I S M I G U E L R I V A S • Ilustraciones de Camila López retirado de la pantalla. Sintió caer el peso
de la jornada sobre su nuca en el momento
abiertas y semiextendidas, sosteniendo con
los dedos del pie derecho un espejo en el
nos pálida y más bajita. Ella lo saludó con
un brillo en los ojos pero sin dejar de guar-
en que la chica, como si lo hubiera percibi- que se reflejaba la espalda del hombre que dar la distancia. Le pidió que se quitara la
do, propuso irse a descansar. la penetraba. Lucas dijo algo sobre la rela- ropa y la dejara en una canasta junto a la
Al día siguiente la buscó en FacePlus y ción de ese tipo de arte con el hentai, pero entrada. Desnudo, lo asperjó rápidamen-
hablaron por cámara. Se llamaba Lucía, solo escuchó como respuesta un leve jadeo. te con el atomizador, le pasó una bata y le
era gamer y tenía su propio canal en Virtu- Entonces se sacó los lentes tridimensionales pidió que fuera a lavarse las manos. Cami-
be; Lucas, entusiasmado, le dijo que aunque y vio en la pantalla del computador la ima- no al baño Lucas vio el techo tantas veces
no era virtuber hablaba sobre cómics y man- gen de Lucía desmadejada con sus gafas RV visto y comprobó que era más alto y tenía
ga en Instatok y que trabajaba como rigger puestas, las mejillas enrojecidas y las ma- telarañas en los ángulos con algunas pa-
en una empresa de animaciones 3D; ella nos moviéndose rítmicamente dentro del redes; descubrió un insospechado patieci-
se emocionó con las coincidencias y le con- calzón. Le pidió que se quitara los lentes y lo to con materas y observó una humedad en
tó que era programadora de sistemas para mirara. Se desnudaron con lentitud y se to- el muro de la sala. Tuvo la sensación de es-
una empresa con sede de Estados Unidos; caron largamente el uno para el otro. tar dentro de una versión modificada del
¿Todavía existen programadores de siste- Con los días sus juegos sexuales se hi- apartamento verdadero. Al salir del baño
mas?, bromeó Lucas, sonriente, pero la son- cieron más intensos y vívidos y las caricias se encontraron de frente y permanecieron
risa se le deshizo de inmediato cuando el pasaron a ser solo el preludio del disfrute di- quietos; vacilantes, se tomaron las manos y
gesto plácido de ella se transformó en una recto del pene vibrátil y la vagina contráctil se tantearon los antebrazos y los hombros.
expresión de honda molestia, y la voz dulce con control bidireccional. Fue el tiempo de la Luego, abruptamente, se abrazaron. Lu-
se puso áspera para ripostarle que de dónde felicidad completa, la sensación de no estar cas sintió que ese acto tantas veces realiza-
sacaba semejante tontería y cómo se le ocu- solos en el mundo, el cobijo de las relaciones do en la imaginación era un poco excesivo
rría, aunque fuera en broma, darle la razón establecidas, el amor. Y precisamente en ese en su versión palpable. Incluía una especie
al montón de estúpidos que creían que para momento el mundo cambió por completo. de excedente innecesario que deterioraba la
programar bastaba con mirar tutoriales. La condición sublime de la idea original. En la
desproporción de la respuesta lo tomó des- expresión de ella vio una desazón a medias,
prevenido y solo atinó a pedir unas discul- II como una molestia que no se aceptara aún
pas titubeantes. Después fue difícil hablar y Lucas trabajaba concentrado en un compli- como tal por falta de información. Se solta-
se despidieron con una excusa cualquiera. cado diseño de movimientos cuando el ru- ron tan abruptamente como se habían abra-
Dos días más tarde la buscó y le expli- gido de un monstruo de mil cabezas hizo zado y fueron a sentarse.
có que solo había querido hacer un chiste vibrar los vidrios y removió el piso del apar- El comienzo de la conversación fue di-
sin mucha consciencia de lo que significa- tamento. Se paró asustado, fue a la venta- ficultoso, las palabras torpes e imprecisas,
ba y que estaba de acuerdo con ella porque na y se encontró con balcones y ventanas como si se estuvieran volviendo a conocer.
él de alguna manera también era progra- atiborrados de gente exaltada, gritando, Lucas habló de lo que había visto en el tra-
mador. Ella escuchó seria y luego soltó un abrazándose. Algo así solo había ocurri- yecto y ella de los ruidos de la calle que en-
suspiro. Dijo que, harta de oír comentarios do cuando el equipo regional League of Le- traban por las ventanas, luego hicieron
superficiales sobre su oficio, se había exce- gends ganó el campeonato nacional. Pero comentarios generales sobre noticias de ac-

D
I dido, y que el asunto le había parecido aún no era temporada de League of Legends. En tualidad; pero a medida que la atención de
e no haber sido por la jor- más molesto porque se estaba empezando segundos su móvil se llenó de mensajes de ambos se concentró en temas ajenos a la
nada agotadora que tuvo a ilusionar. Lo dijo de paso y siguió hablan- amigos, conocidos e incluso de gente con presencia inmediata del otro, se sintieron
ese día, solía decir Lucas, do de otro tema con su habitual dulzura. La la que no hablaba hacía mucho: la pande- más cómodos. Recobrada la cercanía por el
nada hubiera ocurrido en- conversación volvió a fluir pero la mente de mia había sido por fin controlada. A partir camino del distanciamiento la charla fue
tre ellos. La mañana se le Lucas se quedó patinando en tres palabras: del día siguiente, después de veinte años, la tornándose íntima y los llevó al primer beso
había ido en pesadas reuniones con el empezando a ilusionar. gente podía salir a la calle. físico. Era el primer beso de ese tipo que Lu-
jefe y los compañeros de trabajo; la tar- Esa semana daba una charla sobre man- Acordaron temerosos su primera cita cas daba en la vida. Se esforzó por ignorar la
de, en una clase malograda por proble- ga shonen en Instatok cuando vio subir por en medio de las nuevas circunstancias. Ella molestia de otra boca invadiendo la suya y el
mas de señal, discusiones a través del la pantalla la foto de perfil de ella con un planteó que se encontraran en un café del embarazo de las lenguas desorientadas, y se
chat con un empleado bancario, y ten- mensaje de saludo. No participó ni hizo co- centro de la ciudad que había sido tradicio- dio ánimos con la idea de que algo de verda-
tativas de concluir un diseño que le exi- mentario alguno pero terminado el even- nal en los tiempos previos a la pandemia y dero debía haber en ese acto para que la hu-
gían con premura; en la noche remató to le envió un mensaje interno elogiando la cuyo dueño había reabierto con bombos y manidad anterior a la pandemia lo hubiera
con la presentación en Instatok del libro conferencia. Se conectaron y conversaron platillos. Él contestó que sí, pero al momen- erigido como símbolo del amor apasionado,
de cómics publicado por un colega. Así hasta tarde. Esa noche, al despedirse, se di- to se arrepintió. Luego de un silencio Lucía hasta el punto de heredárselo a las genera-
que a las diez, cuando entró a la fiesta jeron su primer beso. Lucas empezó por des- cambió de opinión y propuso que mejor se ciones posteriores como un mandato. Ella
programada por Mauricio Blandón, su cribir la forma y la textura de los labios de juntaran en la casa de ella. Lucas descansó. participó en el beso con movimientos preci-
mente sobrepasaba el umbral del agota- ella y pormenorizó las sensaciones que esa La idea de encontrarse expuestos completa- sos y periódicos de labios y lengua, tal vez si-
miento y había entrado en un estado de imagen generaba en su mente; Lucía con- mente uno al otro y los dos al mundo lo ha- guiendo al pie de la letra instrucciones de un
nerviosa agitación. tinuó narrando con detalle el proceso de bía llenado de pánico. tutorial, con una atención metódica que pa-
Dio una ojeada general a los pre- acercamiento de las bocas y la sensación El viaje a la casa de ella fue su primera recía protegerla de la experiencia.
sentes, diseminados por la pantalla, húmeda y mullida del contacto, y él rema- salida, si descontamos una que otra vuelta El instinto o la curiosidad o la esperan-
alegres, esgrimiendo los vasos llenos, tó describiendo el juego de las lenguas enre- por los alrededores del barrio, de las que re- za los llevó a prolongar los besos y estos de-
alrededor del anfitrión. Contestaron a dadas en una sola. Permanecieron largo rato gresaba apurado e inquieto. Así que el tra- rivaron en caricias intensas y profusas que
su saludo con distracción, ocupados en con los ojos cerrados, sintiéndose, y al final yecto de más diez cuadras hasta la parada estimularon acciones cada vez más comple-
armar la lista de canciones que correría se miraron a los ojos con una sonrisa liviana. del bus, pasando por calles que recordaba jas hasta llegar a maniobras tan dispendio-
durante la noche. La mayoría eran co- Siguieron hablando todos los días, des- vagamente de la infancia y cruzando una sas como la de quitarse la ropa; luego fue el
nocidos: Arturo Rocha y Nora, su novia, pués de sus trabajos. Luego vinieron los via- gran avenida como las de los videojuegos contacto extremo de los cuerpos, que Lucas
de cuerpo entero en un recuadro de la jes virtuales a lugares exóticos, en los que pero con vehículos reales que pasaban rau- experimentó como una versión biológica
derecha; Chepe Ruiz, en el sofá de siem- Lucas era un experto; y recorridos urba- dos amenazando la única vida con la que del acto tantas veces vivido en la pantalla,
pre con el bar al fondo y platos con pi- nos, programados por Lucía, en los que se había sido dotado, fue el ingreso abrupto al pero cargado de saliva, olores, roces de la
cadas de queso y carnes frías sobre una adentraban por todas las calles y recove- portal de un universo apabullante. materia, vahos y estertores; estímulos tan
mesita; Natalia Vives, el pelo azul albo- música. Él no había pensado en eso y color naranja encendido con la figura de vigilia que le quedaba. En ningún mo- cos de la ciudad reproducidos en la plata- El espectáculo de tanta gente despla- excesivamente verdaderos que rayaban en
rotado y un gabán de gánster de pelícu- se le vino a la cabeza una vieja canción una bailarina india. mento dejó de mirar a la chica, imper- forma Allcity; algunos fines de semana se zándose por las calles lo aterrorizó en un lo artificial.
la, atenta a cualquier comentario para del archivo de su abuelo que estaba es- La lista empezó a rodar, todos acer- térrita en medio del jolgorio, como si su ofrecían cenas especiales con velas encen- primer momento. Pero se tranquilizó al no- Luego permanecieron un rato en la
ripostar una ironía; a la parejita que cuchando esa tarde: Marejada feliz, dijo caron sus vasos a la pantalla, sonó el manera de emparrandarse consistiera didas y botella de vino en la mesa de cada tar que todos parecían tener la misma sen- cama, bebieron una cerveza a sorbos silen-
reía en el borde inferior derecho la co- con tono sobrador; ¿Qué es eso?, saltó efecto de chinchín desde el computador solo en ver. Esa quietud plácida en me- uno. Pero no fue sino hasta una visita al mu- sación de él. Avanzaban lentos, los cuerpos ciosos y cuando empezaba a oscurecer ella
nocía de una fiesta organizada semanas Natalia, burlona; Salsa antigua, respon- de Mauricio y la fiesta avanzó con el de- dio de la algarabía aumentó la excita- seo de Arte Moderno de Nueva York cuando constreñidos, incómodos con una ampli- se puso de pie y lo despidió. Había algo in-
antes por Chepe Ruiz en la plataforma dió Lucas. En medio de las carcajadas y rrotero de siempre: comentarios sobre ción de Lucas, hasta el punto de llevarlo tuvieron su primer encuentro sexual. Lucas tud de espacio en la que aún no creían ca- completo en su sonrisa. Sin embargo ningu-
Younguer; de los demás había visto his- los silbidos oyó una voz dulce y vio que películas y videojuegos, chistes, holome- a hacer algo que su timidez nunca le hu- la había invitado a ver la colección de gra- ber. En la parada del bus la gente tomaba no de los dos dijo nada.
torias en Instatok o trinos retuiteados los labios de la foto se movían en corres- mes, bailes, monólogos de achispados, biera permitido: tocó la ventana de la bados japoneses, reseñada esa semana por distancia y muy rara vez una persona se di- El segundo encuentro se acordó en el
por Mauricio; incluso seguía a un par de pondencia con ella: Excelente, me en- karaoke, discusiones, reconciliaciones muchacha y le mandó un mensaje: ¿Qué un blog especializado; recorrieron la sala rigía a otra. Cuando el vehículo se detuvo y apartamento de él. Lucía llegó con una bo-
ellos, aunque sin mucho entusiasmo. canta la salsa antigua. Al pronunciar la y nuevas discusiones, abrazos virtuales. otra música vieja te gusta? Al instante deteniéndose de vez en cuando en algún se agarró de la manija para subir, sintió el tella de vino y un vestido de tela vaporosa
Pero a la chica de la esquina supe- frase todo el rostro adquirió vida y Lu- Estaba sorprendido por su anima- recibió una frase seca: No me gusta otra cuadro que él comentaba con tono erudito frío del metal; pensó que muchas manos an- y a él le pareció que había crecido un poco;
rior derecha no la había visto en ningún cas contempló la vivacidad de los ojos ción a pesar del día extenuante, pero música vieja. Pensó un rato largo para y ella miraba sin mucho entusiasmo. Lucas tes que la suya habían agarrado ese tubo e no tanto como para alcanzar la estatura de
lado. De entrada le llamó la atención azules, las ondulaciones del pelo rojo y sabía que en cualquier momento el can- seguir con algo inteligente pero terminó notó el desgano y decidió cambiar el plan. imaginó al virus entrando en su piel y dise- los encuentros en pantalla pero sí bastante
su completa quietud. Se detuvo a mi- la vibración de la piel blanca ilumina- sancio se acumularía y le caería encima. escribiendo lo primero que se le había Se metió por el primer pasillo que le mostró minándose por el cuerpo. Caminó por el co- para hacerla un poco más alta que en el en-
rar con atención si se trataba de una da por una lámpara de noche. Detrás, Así que se integró al ambiente tratando pasado por la cabeza antes de poner- el cursor y sin saberlo llegaron a la galería rredor central entre un montón de personas cuentro anterior. Había decidido que las co-
foto cuando le pidieron que propusiera ocupando casi toda la pared, un afiche de aprovechar al máximo el tiempo de se a pensar: Qué bien… ¿y esa canción de grabados shunga. tan cercanas unas de otras como solo había sas se hicieran de un modo distinto y esta
26 # 115

vez evitó lo rituales de la asepsia recordando de los viajes, las cenas y las visitas a museos. Y había intentado todo hasta el último momento.
en voz alta que la enfermedad había sido to- poco a poco fueron olvidando los pequeños de- Como había supuesto, ya ella no lo necesitaba.
talmente controlada. Ella aceptó sin mucho talles que los habían unido: el link con un vi-
convencimiento y se dejó llevar hasta la sala, deo que alegraba la tarde, un toque de pantalla
previamente acondicionada alrededor del en el momento menos pensado, un holomeme III
computador, donde él propuso que charlaran sorpresivo que los unía en la risa, un GIF tonto Dos años más tarde conoció a Isabel en una
mientras jugaban una partida de Final Fantasy que solo ellos comprendían. discusión sobre arte digital en Reddit e hicie-
XXV. La estrategia relajó el ambiente y creó Así que la tarde en que Lucía dijo sin tapu- ron conexión inmediata. Ella era extrovertida
una atmósfera liviana en la que hablaron, be- jos que no valía la pena seguirse mintiendo, y directa y él ahora era más decidido. Desde el
bieron, jugaron y hasta se besaron físicamen- él recibió la noticia con cierta liviandad a pe- primer momento se identificaron en sus gustos
te sin la sensación de estarse tocando. Pero de sar del despecho y adoptó una engolada ac- musicales, tecnológicos y sexuales. Sin muchos
cualquier manera las repercusiones de la pre- titud ecuánime para decir que lo mejor era preámbulos se hicieron novios. Lucas volvió a
sencia material eran inevitables. Cuando Lucas cortar de una vez y que tarde o temprano cada vivir lo que ya consideraba irrecuperable: el
se paraba a la cocina o iba a otra habitación por uno encontraría a alguien que le pudiera ofre- tiempo de la felicidad completa, la sensación
algo que había olvidado no dejaba de sentir pe- cer la relación distante que toda persona sue- de no estar solo en el mundo, el amor, el cobijo
gado al suyo el cuerpo de la chica que perma- ña; y remató con el refrán popular que había de las relaciones establecidas.
necía inmóvil en el sofá. escuchado toda la vida: “Amores de cerca, Una tarde haciendo limpieza de archivos
Fueron a la cama con una mezcla de temor y amores de gente terca”. Pero cuando ella men- se encontró una olvidada carpeta con fotos to-
esperanza. Pero las incomodidades no solo per- cionó al chico de Instatok que había conocido madas en la época de Lucía. La recordó con ví-
sistieron sino que adquirieron un carácter más una semana atrás, la ecuanimidad se compri- vida intensidad, como si la tuviera frente a la
profundo. Esta vez Lucas sintió con claridad mió en una masa apretada de celos que Lucas pantalla. Se acordó de aquella fiesta de Mauri-
cómo el deseo abstracto e inabarcable era obli- tuvo que reprimir. No se lo había contado antes cio Blandón, buscó la canción, la puso a sonar y
gado a reducirse, pasado por un ínfimo embudo, porque en principio solo se trataba de inocen- sintió palpitar el viejo sentimiento; una vibra-
para poder caber en la dimensión de los cuerpos tes intercambios de emojigramas, holomemes ción que nunca había vuelto a sentir, ni siquie-
concretos. Una voluptuosidad con bordes que en y una que otra conversación; pero el asunto se ra con Isabel, a pesar de todo lo que la quería.
vez de engrandecerlo lo hizo sentir más estrecho. había convertido en algo serio y estaba entu- Se preguntó si en aquella época no le habría
Más tarde, cuando habló de eso, Lucía lo es- siasmada. Lucas escuchó sin dejar de apretar el faltado madurez para manejar las cosas de un
cuchó asintiendo con los ojos abiertos y, des- control de mando del Xbox hasta que sonó el mejor modo; si no hubiera sido preciso aguan-
hecho el nudo que la había estado atorando, se traquear de la pasta. Soltaron un chao seco y tar un poco más la presencia del otro has-
soltó a describir con pormenores sus propias cerraron sus ventanas con un golpe de clic. ta acostumbrarse a las nuevas circunstancias,
sensaciones, similares a las de Lucas pero redi- Después de la despedida se sintió fuerte y como lo habían hecho algunas parejas cono-
mensionadas por el terror profundo de sentirse descansado, pero al día siguiente amaneció cidas que sobrevivieron al período del contac-
en contacto permanente con materia infectada. con un agujero frío en medio del pecho por el to físico. O como lo habían hecho durante toda
Decidieron verse menos en persona y en- que se le desaguaban las ganas de vivir. El hue- su vida las personas de antes de las pandemias.
contrarse preferiblemente en la red. Pero los co se hizo más ancho y helado con el paso de Pero recordó haber leído que incluso en esos
encuentros virtuales nunca volvieron a ser los los días. Para sobrellevarlo se entregó al traba- tiempos pretéritos muy pocas parejas lograban
mismos. Por mucho que se alegrara cuando lo jo y cuando el trabajo no surtió efecto, retomó, sobrevivir a la presencia material. Eran casos
veía aparecer en pantalla, Lucía no podía de- por consejo de un amigo, su olvidado avatar de excepcionales, producto de autoengaños en-
jar de revivir la sensación oprimente de ese Second Life y se dio a excesos y aventuras in- raizados o predisposiciones al sacrificio; o, en
cuerpo embistiendo el suyo; y cuando Lucas verosímiles que aunque lo dejaron vacío y ex- casos más excepcionales aún, pasiones desme-
apenas empezaba a alegrarse con la sonrisa hausto le ayudaron a dejar de pensar en ella. suradas provenientes de reencarnaciones an-
resplandeciente de Lucía al otro lado, la ima- Meses más tarde, cuando resurgió la pan- teriores. Dejó correr la canción hasta el final
gen se contaminaba con la acritud de los olores demia, renovada y dotada de defensas con- y la escuchó con una sonrisa: “Marejada feliz,
y la sensación viscosa del sudor. Llegaron a un tra las defensas, y la población fue obligada vuelve y pasa por mí, aun yo digo que sí, que
punto sin solución en el que, sin dejar de que- a regresar sus casas, pensó de nuevo en Lu- todavía pienso en ti”. El sonido de la comunica-
rerse, se repelían en persona y no encajaban cía. La buscó en la red sin mucha esperanza, ción entrante lo sacó de la música. Le contestó
en la imaginación. Desapareció la costumbre tal vez para demostrarse a sí mismo que lo a Isabel con un gesto enamorado.
28 # 115 # 115 29

Nacido en cuarentena
haber perdido a sus bebés. Su paciencia
estaba al límite, así como el aguante de
Anyis dentro de la clínica.
Anyis recuerda que le dijo a la doc-
tora: “Pues yo la verdad no creo que
aguante a bañarme, y ella me dijo bue-
no, súbase a la camilla. Cuando me subí
ahí mismo me dieron muchas ganas de
pujar, y la doctora me decía que espera-
ra para que subiera a la cama donde iba
a tener el bebé”. La doctora le decía que
aguantara, pero Anyis no pudo más:
“Reventé fuente y el bebé fue pa fuera.
Me tocó tenerlo ahí en la camilla donde
me atendieron, no dio tiempo a subir a
la cama”.
El procedimiento fue irregular, pero
Nicolás Hincapié Landaeta nació bien.
Anyis le había pedido a Dios en los días
anteriores que el parto fuera rápido y fá-
cil, y así fue. Menos de media hora des-
pués de que Anyis hubiera entrado en
camilla, una enfermera salió para pe-
dir la ropa del bebé y anunciar que todo
había salido sin problemas. Liberman
Arango —fotógrafo y reportero princi-
pal de este artículo— salió y le dio la no-
ticia a Carlos: era padre de un bebé sano.
“Eso me ayudó, porque estaba descon-
certado. El clima que estamos viviendo
es muy raro, los tiempos están muy pe-
sados”, dijo el nuevo padre.
Anyis salió en silla de ruedas con el
bebé en sus brazos. Antes de que Car-
los pudiera entrar a verlo se vio el im-
pacto del coronavirus. Antibacterial
antes de entrar a la clínica y otra vez
antes de ver a su hijo. Lo recibió con be-
sos y caricias, derretido, manifestando
el amor que podía a través del tapabo-
cas, a él y a su esposa. Luego de unos
minutos, Anyis fue a la habitación don-
de dormiría esa noche con su bebé, y
Carlos y Lorena volvieron a Florencia.
Los hermanos de Nicolás, emocionados
y ansiosos por conocer a su hermano,
pudieron verlo con fascinación en una
foto que había tomado Lorena.

por S A N T I A G O C E M B R A N O • Fotografías de Liberman Arango


II
Qué momento más extraño para na-
cer, ¿no? La vida a la que llega Nicolás
se siente frágil y fragmentada. Los nú-

A
I meros de muertos aumentan, así como
nyis Landaeta sintió que de- con eso mandaba plata a San Fernando encontrada por funcionarios de la Al- Cuando estaban entrando a la clínica el miedo frente a una amenaza invisi-
bía ir a la clínica. Luego de de Apure, donde estaba su familia. Tuvo caldía deambulando por la calle luego se encontraron con Eliana. Ella también ble que somos todos y no es nadie a la
meses de espera e incerti- problemas ahí y volvió a su casa. Vio a su de varios días sin comer. Las enferme- se había estado quedando en el Aloja- vez. El futuro siempre es incierto, pero
dumbre, su cuerpo le decía familia demacrada y salieron para Co- ras que atendían sus casos comentaron miento de Florencia y también estaba en esta época lo es aún más, como mane-
que pronto nacería su bebé. lombia el 15 de enero de 2020. En el ca- que la mayoría de embarazadas que lle- embarazada. Con Anyis se habían acom- jar en medio de la niebla, con solo un par
Despertó el domingo 19 de abril y salió mino los robaron, perdieron su dinero gaban a la clínica eran venezolanas; pañado en sus procesos. Eliana había de metros visibles delante del carro. Eso
bien temprano para la Clínica La Pilo- y documentos. Pasaron por Cali, donde insistieron en que la planificación fa- llegado a la clínica el día anterior, lista no lo sabe Nicolás, claro. No sabe que la
to de Medellín en compañía de su espo- Carlos tenía familia, pero tampoco en- miliar era importante, luego de que las para el parto. Su rostro, lleno de la tris- pandemia y la cuarentena definieron su
so Carlos Hincapié, un colombiano que contraron muchas alternativas ahí. tres admitieran que no lo hacían, pero teza más profunda posible, contaba la vida desde que inició.
está de regreso luego de una estadía en Llegaron a Medellín y encontraron entendieron que la situación económi- historia antes de que su voz lo confirma- Para Carlos es un momento contra-
Venezuela. Había cerca de veinte muje- como forma de subsistencia vender dul- ca podía dificultarlo. Hacia el final de la ra: había perdido al bebé. Con esa mala dictorio, una realidad que asusta y al
res embarazadas que esperaban. La mu- ces en la calle, y así poder pagar diez mil tarde Anyis supo que no tendría su bebé noticia, que dolió como una pérdida pro- mismo tiempo les entregó un alivio tem-
jer encargada de la limpieza pasaba y pesos cada día por la habitación en la ese día, y que la ecografía mostraba que pia luego de lo unidas que habían llega- poral. Si no hubieran llegado al Aloja-
recordaba que debían guardar distancia que dormían los cinco. En esos días de estaba sano. Determinaron que la fecha do a ser, Anyis entró a la clínica. miento de Florencia, dice, quizás no
entre sí al sentarse, y que era importan- supervivencia en las calles de Medellín, de nacimiento probable iba a ser el 30 Esta vez había menos mujeres espe- habrían visto nacer a Nicolás; quizás ha-
te que todos los presentes usaran tapa- la familia Hincapié fue viendo la pan- de abril. Con esa fecha en mente volvie- rando, seis o siete. Pasaron las horas en brían contraído el coronavirus en la ca-
bocas. No había pantalla de turnos que za de Anyis crecer. Esperaban una niña, ron a Florencia, sin ningún bebé en bra- la sala de espera mientras Anyis, adolo- lle. Por eso no para de dar gracias a Dios
indicara cuánto demoraría la espera. para que fuera la princesa de la familia, zos, para sorpresa de todos los que la rida, se retorcía en su asiento. Al frente (y al alcalde Daniel Quintero). “Acá he
Las mujeres —unas con una gran panza, pero no sabían en qué condiciones iba a esperaban en el Alojamiento. suyo, una mujer como de setenta años la tenido alivio, en la calle estaba preocu-
otras con barrigas más pequeñas, unas llegar el parto. Cuando empezó la cua- En la noche del jueves 23 de abril, miraba con dolor. Pidió agua y se tomó pado. Gracias a Dios, por este lugar pude
más viejas y otras saliendo de la adoles- rentena por el coronavirus, los echaron Anyis empezó a sentir algo de dolor, una media botella de un trago. Cuando no tener a mi hijo dignamente. Si no, no sé
cencia— empezaron a hablar. Alzaban de la habitación en la que dormían. En presión leve que le hizo pensar en un có- pudo aguantar más, Lorena —Anyis la qué hubiera sido de nuestras vidas cuan-
la voz para salvar la distancia: ¿Primer el parque de San Antonio, en el Centro lico. Cuando despertó, el viernes 24 de llama la profesora Lorena— pidió ayu- do nació Nicolás”, señala Carlos.
parto? No, ya tuve dos hijos. También de Medellín, encontraron una cuadri- abril, el dolor intermitente había au- da y, al fin, la revisaron. El bebé ya es- Días después del nacimiento de Ni-
intercambiaban comentarios sobre eco- lla de la Alcaldía, que los llevó al Cen- mentado su intensidad y frecuencia. Al taba a punto de nacer. Antes del parto, colás, en el Alojamiento Temporal sus
grafías y cuidados del parto. Una mujer, tro de Alojamiento Temporal del Coliseo mediodía la revisó el doctor del Aloja- había unas regulaciones extra que tenía hermanos Dilan, Narem y Edison es-
mientras esperaba, se desmayó. Nadie de Florencia, un espacio que les permi- miento de Florencia y vio que ya tenía que cumplir, medidas adicionales por el tán contentos y celosos a la vez. “Quie-
se alarmó mucho. tiría tener un techo y comida para pasar cuatro dilataciones: tenía que ir a la clí- coronavirus. Mientras pensaba que no ren estar encima de él todo el tiempo,
Cuando Anyis y Carlos supieron que la cuarentena. Ahí, Anyis había recibi- nica. Luego de almorzar, llegó el carro y aguantaba más le pidieron que se quita- cuidarlo; pero cuando uno no les pres-
tendrían un nuevo hijo todavía vivían do los cuidados necesarios mientras la se fueron Anyis, Carlos y Lorena Patiño, ra los zapatos y se pusiera otros, que se ta atención por estar con él se enojan”,
en Venezuela. Meses después vinieron a fecha del parto se acercaba. Y ese do- la directora del alojamiento. En direc- desinfectara con alcohol y que se bañara. dice la madre. En su felicidad, le agra-
Colombia con sus tres hijos —Dilan Sti- mingo 19 de abril, mientras esperaba, ción a la clínica el carro pasó por lugares Afuera, Carlos esperaba alguna noti- decen a Dios que todo haya salido bien.
ven, de 7; Narem Manuel, de 4 y Edison pensaba que había llegado la hora. donde la familia Hincapié vendía dul- cia de su esposa y su nuevo hijo al pie de Anyis considera que tal vez tuvieron
Samuel, de 2— y el cuarto que carga- Había cuatro consultorios en el pri- ces en los días antes de la cuarentena. una tienda frente a la clínica. Ahí tam- suerte con el momento en que nació Ni-
ba Anyis en su vientre. El hambre y la mer filtro, en los que se examinaba el Carlos lo narra así: “Era como ahí ven- bién salían los médicos a tomar café. Les colás. “Está la pandemia, pero no estuvo
desesperanza, y ver cómo sus hijos em- estado del embarazo y qué acciones ha- díamos o ahí nos sentábamos o ahí una contó su situación y recibió consejos. ni tan mal este momento. Si no fuera por
pezaban a enfermarse, fueron los mo- bía que tomar. Por la tarde, a Anyis le persona nos colaboró con almuerzo para “Que cuidara mucho a mi bebé, porque esta contingencia, no sabríamos en qué
tivos de su decisión. Primero, Carlos hicieron una ecografía y unos exáme- los niños. Es bonito recordar cómo nos estaba naciendo en un tiempo demasia- situación habría nacido el niño. Gracias
había intentado trabajar en la frontera nes de sangre. A su lado estaban dos cambió la vida con esta bendición, por- do difícil”. Quería saber si sí había na- a la cuarentena dimos con este albergue
con Colombia, ayudando a pasar male- mujeres embarazadas, también vene- que nadie nos colaboraba en los días an- cido, porque mientras esperaba vio a y acá me entendieron y me dieron todo
tas, televisores y comida por el puente; zolanas, una de las cuales había sido tes de la cuarentena”. madres que salieron llorando luego de para el bebé”.
30 # 115 # 115 31
Siendo Nicolás el cuarto hijo de la familia Hinca-
pié Landaeta, Carlos, de 35 años, asegura que con su
esposa no quieren más hijos. Ambos tienen planeado
operarse para asegurar ese cometido. Él, además de
los cuatro hijos que tiene con Anyis, de 23 años, ya te-
nía cuatro más cuando la conoció: ocho en total. “No

Poemas
los he traído a sufrir al mundo, han sido bendiciones
que Dios me ha dado y yo he aceptado”, explica.
Dice que está feliz, pero está llorando. Con su voz
quebrada, recuerda la incertidumbre que enfrentó con
su familia, sin saber dónde dormir. “La calle es difícil.
Esta fue una bendición, pero hay gente que ha muer-
to por falta de estas bendiciones”. Por eso, aunque en- por G L O R I A E S T R A D A
tiende que por la pandemia es importante mantener la
distancia personal, recalca que “sentimentalmente de-
bemos estar mucho más unidos, para poder compren-
der cómo esto está derribando vidas. Cada día hay que
pedirle a Dios que el amor sea más grande de él a noso-
tros y de nosotros a él y los demás”.
La familia Hincapié está bien, pero saben que la
cuarentena terminará. ¿Qué pasará entonces? “Cuan- Distancia Brindo
do termine la cuarentena… ahí sí ni idea. Salimos sin A un metro y más allá Yo sé que el alcohol es un lugar común
rumbo, a buscar y empezar de cero”, responde Anyis. ni una luz difusa en el fondo Das un sorbo dos tres cuatro
Para Carlos no hay otra opción que salir a la calle y es- Las manos propias al frente Media botella, la botella entera
perar la bendición de Dios, seguir con su día a día. Tie- apenas para confirmar que alguna cosa tiene contorno El mundo cobra otro sentido
ne muchos planes para sus hijos, por ellos es que se Hoy no es hoy
rebusca cada día. Con la llegada de Nicolás, le gustaría Confinamiento Es quién sabe cuándo
conseguir un empleo y “aprovechar una tierrita que también la niebla
me regalaron por Villatina. Con quinientos mil pesos ¿Virus? ¿Cuál virus?
podría conseguir madera y algo de zinc en una chata- Antes de covid pandemia del siglo sars
rrería para empezar a hacer una casa”. Se sabía de una plaga
Hemos escuchado que, tras la cuarentena, el mun- Tas tas tas cortando cabezas y árboles
do será distinto. Habrá que encontrar formas distintas No es lugar para performances Humanos y animales regados por ahí
de habitar y de relacionarnos entre nosotros. Desde el Ninguna puesta en escena Carcomidos por ahí
nacimiento de Nicolás, Carlos ha estado pensando so- El arte es fuego en las laderas Comején en las columnas de madera
bre el tipo de mundo en el que quiere que crezcan sus las llamas: los pies que trepan
hijos. Por ahora, lo que espera es que, al menos, su fa- las manos formando barricadas ¡Salud! Es una ironía en esta vida
milia pueda tener un techo, “No importa si es con un el humo levantado al viento de los trapos rojos Esta de cuerpos encerrados
subsidio de vivienda que tenga que pagar después. el grito que se derrite en pavimento Mentes… ¿cómo? ¿alineadas?
Necesito con urgencia eso para controlar el futuro de A la calle el hambre ¿Virus, cuál virus? Virus esta plaga
mis hijos”. Se encomienda a Dios y, entre lágrimas, le la huelga de las bocas
pide que controle la situación y la pandemia desapa- Que se está comiendo lo sembrado
con tapabocas destapadas
rezca; solo puede hacerlo Dios, dice, pues los humanos Estos gobiernos empresariales cuidando qué
hemos sido desobedientes de las leyes y órdenes divi- Eso está muy raro
nas. “Quiero que Nicolás y sus tres hermanos puedan
crecer en un mundo en el que puedan ser saludables Que el vino no se agote
y llevar una vida digna. Que crezcan y sean grandes Y pueda seguir brindando
personas, de agrado para todo el mundo. Le pido a Por la esperanza del encuentro
Dios que, en medio de esta pandemia, pueda ver cre- La certidumbre del cariño
cer a Nicolás también”. La ilusión del entendimiento
Por el momento, les queda esperar y disfrutar del Habrá lugar y tiempo para develar la burla
tiempo en familia, de noches en que no tienen que Lo que se pudo haber hecho y no fue
pensar en cómo van a lograr comer luego de que des- La calle que nos quitaron
pierten. Han sido días dolorosos para muchas fami- Y a la que tenemos que volver
lias en Colombia, pero para la familia Hincapié ha sido
una época de felicidad, acentuada por la llegada de Ni- ¡Salud!
colás. Antes de llegar al Alojamiento, recuerda Carlos El lugar común en el que estamos
entre lágrimas, hablaba con su esposa y le preguntaba El que queremos habitar
por qué les estaba pasando eso a ellos. Ella mantuvo Porque somos comunes
su energía alta y la fe en Dios firme. Como agradeci- Vos y yo
miento con la atención que les han dado, le pidieron a III Con epidemia o no
Lorena, la directora del Alojamiento, que fuera la ma- Durante los primeros días de vida de Nicolás, cambió el administrador por los llantos de los niños, que están
Sin que nos falte un trago
drina de Nicolás. Ella aceptó. “Nos da alegría porque la administración del Alojamiento Temporal de Floren- asustados. Carlos volvió a Florencia para pedir ayuda
ya es parte especial de nuestra familia”. cia. Lorena Patiño ya no era la directora. Días después, y averiguar por el proceso de los documentos de la fa-
Cuando nació Nicolás, Carlos se despidió del per- a Carlos y Anyis les avisaron que iban a ser traslada- milia. Lucía, la nueva directora, le dijo que ya lo habían
sonal médico del hospital y dijo, “Bueno, ya gracias a dos. Los tomó por sorpresa: esperaban que se exten- ayudado y que tenía que irse. La Policía del Alojamiento
Dios me llevo a mi hijo para la casa”. De inmediato se diera su estadía por toda la cuarentena. Les dijeron que lo amenazó con táseres. Ahora Carlos y su familia bus-
corrigió, avergonzado: no era su casa, era un Aloja- iban a pasar a un lugar amplio en el que estarían bien, can reunir plata para pasarse a otro lugar; de lo con-
miento Temporal de la Alcaldía. Y Lorena fue la que lo pero llegaron a una nueva habitación en un inquilina- trario, es probable que lo del inquilinato termine en
corrigió de nuevo: “Es su casa, allá estamos todos jun- to en el Centro de Medellín, un espacio más pequeño e violencia: no puede taparle la boca a sus hijos para que
tos, allá pertenecemos en este momento”. incómodo que el que tenían. Han tenido conflictos con no lloren, como le ha sugerido el administrador.

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Pelotina y plutoni
una hoja como de maíz. Las tres cosas dijo hijueputa, así todo pasito, pero yo ratón atrapado en una trampa de que- corazón de la familia con mi mamá allá
eran de cerámica blanca, así todas sim- no le conté a mi papá, él estaba firman- so y otros ratones dándole por el culo metida. Pero nada. Le entregué el rega-
ples, y nosotros las teníamos que pin- do un papel. Mi mamá se quedó como y una frase que decía que cuando uno lo y se puso muy contenta y lloró y todo
tar y ponerlas bonitas porque era muy contenta y no lloró cuando nos fuimos. está mal todos se aprovechan. Mi papá pero luego pensé que a ella le gustaba
importante que el regalo tuviera nues- Papá, ¿cuándo va a salir de allá? Espe- también le contó a la tía que mi mamá más el azúcar que la sal, hubiera sido
tro color y nuestro sello. Al final escogí remos que rápido. Mi mamá me había había dicho que le estaban haciendo mejor regalarle una azucarera, pero es
las mazorcas porque era el regalo más contado que a la abuela le habían teni- brujería porque amanecía con pedazos que esa no estaba en las opciones, yo le
grande y con más piezas y también me do que inyectar morfina cuando estaba de pelo entiesado, pero que una enfer- dije, Mamá, una mazorca es para sal y
gustaba mucho el color verde y cómo embarazada de ella y que seguro eso la mera le había explicado que a ella se le la otra para pimienta, pero ahí le pue-
por D A V I D E U F R A S I O G U Z M Á N • Ilustración de Titania contrastaba con el amarillo. hacía desequilibrarse, pero yo veía a mi metía el pelo al café con leche y como le de echar mejor azuquitar. Más lloró. Yo
Yo rogaba, Ojalá nos pongan a pin- mamá como una genia creativa, me ha- echaba tanta azúcar eso ayudaba a que le dije, Juguemos a Pelotina y Plutoni,
tar el regalo en clase de matemáticas, cía magia cada rato y hacía aparecer nu- se le tostara, no entiendo cómo no se pero allá le habían obligado a cortarse

L
pero no, al otro día me sacaron al ta- citas y leches condensadas y teníamos daba cuenta. las uñas entonces no tenía gracia. Ella
a profesora interrumpió la clase Yo lo único que quería era que me viera nor- blero y no fui capaz de recitar la tabla juegos que solo ella y yo sabíamos jugar, Las mazorcas y la hoja de maíz me le preguntó a mi papá, ¿Cómo va el niño
de matemáticas y a mí me dio mu- mal, como los demás, como cualquier otro del siete y me puse a llorar. La profesora por ejemplo, Pelotina y Plutoni, dos ara- estaban quedando bien, pero al escon- en el colegio?, y él me miró como desa-
cha alegría porque me estaba yen- compañero, la verdad es que me había cansa- me dijo que tranquilo, que después me ñas madre e hija que hacíamos con las dido robé un poquito de negro y le mez- fiante, Él va bien, va bien, dijo y yo me
do mal con las tablas de multiplicar. do de ese cuaderno pulido de caritas felices, la aprendía. Yo sabía que no me podían manos y se atacaban después de unos clé a mis colores para oscurecer algunas quedé callado. Ese día almorzamos por
En cambio para los dictados era el sobre todo porque yo no estaba feliz. regañar mucho, como mi mamá estaba rodeos cariñosos. Quién sabe si yo tam- partes, es que eso verde y amarillo pa- ahí cerquita de esa clínica, que quedaba
mejor del salón, mi mamá me había enseña- Con mi mamá en la casa hubiera sido en una clínica de reposo sentían lásti- bién tenía morfina en mi cuerpo pero rejo me estaba quedando demasia- en una esquina llena de sombras de ár-
do a leer desde antes de entrar a primero y es- muy distinto, tal vez habría estudiado las ma, entonces yo sabía que podía perder atacaba con las uñas y Plutoni le ganaba do infantil, yo quería como hacer unas boles grandes y como alcancé a ver las
cribía todo perfecto y sacaba cinco siempre, tablas conmigo y me las hubiera aprendido materias y hasta el año y no me rega- a Pelotina aunque fuera más chiquito. sombritas que mi papá me había ense- torres del Atanasio Girardot supe que
cosa que me fue aburriendo y por eso empe- de memoria y así hubiera podido equivocar- ñaban, les daba pesar, cómo me iban a La señora del servicio me cuidaba ñado, por eso al final, de todas las ma- estábamos por el estadio. A mí me gus-
cé a equivocarme de gusto para que mi cua- me de gusto para sentirme superior. Pero en regañar si mi mamá estaba en una clí- muy bien, mi papá trabajaba, metido zorcas, las mías eran las más bien taba ir al estadio, pero de noche.
derno también tuviera tachones en rojo como matemáticas no necesitaba de mis patrañas nica de enfermedades de la mente, que en la universidad con los sobacos suda- hechas, se notaba mucho, parecían pin- Ese año me disfracé de chino, mi
los de los demás. Quería saber cómo era que para ser malo, por eso esa vez cuando sus- es como un manicomio más relajado. dos dando clase, porque le daban ner- tadas por el profesor de dibujo pero la papá me untó un poquito de sacol en
lo corrigieran a uno en el dictado, entonces pendieron la clase para que escogiéramos Por eso a mí me cuidaba la muchacha vios. Yo pensaba que los filósofos eran profesora no me regañó. Yo práctica- las sienes con la piel estirada para ras-
si había que escribir “Pedro toca flauta y bai- el regalo de la madre me puse muy conten- del servicio, que tampoco se sabía las gente muy nerviosa por hablar de co- mente podía hacer lo que me diera la garme los ojos y funcionó muy bacano,
la”, yo ponía “Pebro toco fluta y biala”. Luego, to. ¿Qué será que escojo?, pensaba y pen- tablas, porque mi papá trabajaba todo sas del antiguo mundo del saber y de gana menos dar pata o decir groserías, pero en el colegio me dio dolor de cabe-
cuando la profe estaba calificando, yo ponía saba y no sabía, había tres opciones, un el día en la universidad. señores barbados y sabios. Esos filóso- de resto, por el tema de mi mamá, tenía za y le tuve que decir a la profesora, ella
cuidado a ver qué cara hacía, quería que se portarretratos, un cofre para meter joyas o El día que se la iban a llevar para la fos sabían mucho y hablaban muy bo- mucha libertad y si me la quitaban re- se asustó mucho cuando me vio la piel
alarmara por mis retrocesos, pero creo que se un juego de salero y pimentero en forma de clínica de reposo me abrazó como con nito pero como que no aplicaban eso a curría a mis pataletas y lloraba a moco arrugadita por el sacol y dijo que era
daba cuenta de que me equivocaba de aposta. mazorcas medianitas que se ponían sobre una alegría toda calmada y me dijo que su vida de todos los días, pa qué saber suelto para que les diera bastante pe- por eso, que a mi papá cómo se le ocu-
me amaba y que pilas en el colegio, pilas tanto y vivir maluco o que le den rabias sar. Entonces yo no hacía tareas, qué pe- rría, pero yo lo defendí, a mí también
con matemáticas, que ella ya me había a uno o no saber resolver con tranqui- reza, además no me podía concentrar, me gustaba el sacol y olía fuerte pero
enseñado a leer y a escribir. Pero a mí lidad los problemas. Yo pintaba el re- uno sin la mamá, ¿cómo se concentra? agradable, para oler de lejitos, mi papá
no me importaba el colegio, sentía que galo de la madre, tin, avanzaba con el Esa era mi arma y a veces pensaba con y yo hacíamos mucho bricolaje y el sacol
me iban a arrancar el corazón y me puse verde, con el amarillo de los granos, que cierto pesar que cuando ella volviera no era un producto muy común en la casa,
a llorar y le dije que no se fuera, enton- estaban muy bien tallados. De cada re- iba a tener cómo manipular a la gente. pero la profe me lavó en el lavamanos
ces mi papá me cargó y me llevó para mi galo había una muestra ya pintada para Fancizca rega la marrarita, El ena- y el disfraz se dañó porque ya no tenía
pieza a hablar seriamente, que tenía que que no fuéramos a meter otros colores ne tenía un gato al que llamava Mehcas los ojos rasgados, le tocó estregarme
ser fuerte y darle fuerza a la mamá, yo que no se podían. Yo ya había pintado y uan lora a la que regañeba parque se mucho y quedé rojo. Qué ridiculez tan
le dije, Si no me llevan a la clínica de re- mucho en la casa con mi papá y pintaba comí el panequezo del desyuno, Giller- grande, me hubiera aguantado el dolor
poso, pierdo el año. Él me miró como muy bonito, tenía mi estilo característi- mo toda la gitara y canta con su hami- de cabeza como me había aguantado to-
impaciente. Al final fuimos en un taxi a co, pero para decir las tablas trastabilla- gos. 8 x 7, 56, 8 x 8, 69. Estamos muy dos estos meses sin mi mamá.
llevarla, ella iba contenta porque ya ha- ba como las mulas del tío Jairo cuando preocupados con el niño, a este paso va Al final del año, cuando faltaban
bía aceptado estar un tiempo en esa clí- estaba vivo, que las metía por unos ca- a perder el año, le dijo un día la profe a pocos días para entregar las califica-
nica. Mientras llegábamos yo pensaba minos de piedras y ellas se resbalaban y mi papá, lo hicieron ir porque había cas- ciones, la soltaron, fue una alegría muy
que iba a hacer todo lo posible por que- a mí me gustaba el sonido de los cascos cado a un compañero, le pegué un puñe- grande pero yo me sentía muy mal por-
darme con ella allá, dormiríamos en contra las piedras. Era muy bueno ir a tazo en la cara mientras comía papitas que había perdido el año, la profe me
la misma cama, estaba dispuesto a ha- Fredonia a montar en bestias mansas y y lloró todo duro y mostró las papitas dijo, Es mejor que repitas primero por-
cer un escándalo bien duro como el que a pasar los fines de semana pero cuando masticadas y yo le cerré la boca aunque que después vas a tener problemas, y
hizo mi prima Marcela en el entierro de mi mamá estaba equilibrada. se la hubiera podido abrir del todo como estás muy niño, no hay afán. Yo llora-
su papá, el tío Jairo, que lo mataron y Yo me dormía tarde, me quedaba ju- me contó mi papá que un guerrero mató ba con mi mamá y mi papá al lado, los
ella se quería meter en la tumba y la tu- gando alguna cosa, tenía muchos jugue- a un león, así abriéndolo de las mandí- tres ahí con la profe y yo agarrado de la
vieron que agarrar a la fuerza para cal- tes gracias a dios. Una vez me trasnoché bulas hasta partirle en dos la cara. A ese mano de mi mamá. La profe me dijo que
marla. Voy a hacer eso, voy a empezar y escuché que mi papá le estaba contan- niño su papá y su mamá lo llevaban y lo me fuera a jugar y al ratico me llamó y
a llorar desde ya, me decía a mí mismo do a la tía Magda que a mi mamá una recogían todos los días en un carro todo me dijo, Tomás Emilio, te vamos a pasar
ahí en el taxi bien agarrado de la mano señora le había jalado el pelo y la ha- bacancito. Marica tan chillón. a segundo, pero te tienes que esforzar
de mi mamá. Mi papá iba adelante y bía arrastrado, yo no sabía si era la mis- El día de la madre yo iba muy ner- mucho en matemáticas y recuperarte
como no me miraba a los ojos yo podía ma señora que me había insultado, pero vioso, llevaba con mucho cuidado las en español, y tienes que mejorar la con-
tener cualquier pensamiento. me dio mucha tristeza y rabia, segu- mazorcas y ese busero andaba muy rá- centración. ¿O sea que gané el año? Di-
Esa tarde no hice nada el escándalo, ro le caímos mal como familia y nos co- pido y el bus brincaba. Mi papá le te- gamos que pasaste a segundo. Ese día
lloré pero poquito, es que no me dieron gió bronca o de pronto era su forma de nía un vestido y una tula con las cosas nos fuimos todos contentos para la casa
ganas de quedarme allá, esa clínica era ser y por eso estaba allá reposando sus del aseo. También llevábamos una bol- y le prometí a mi mamá que el otro año
toda aburridora, con enfermeras y todo, rabias, pero a veces no se aguantaba y sada de mecato para que ella la escon- me iba a ir bien en el colegio y ella pro-
dizque de día y con las luces prendidas, reaccionaba así, o quizá vio a mi mamá diera en la pieza y no se la dejara pillar. metió que nunca más iba a volver a una
tenía unos corredores recién brillados muy frágil y yo había visto que cuando Cuando llegamos me acordé de esa vie- clínica de reposo. Yo hubiera querido
como para deslizarse en medias, baca- la gente cruel veía a alguien con debi- jita, no la quería ver, qué tal que me celebrar con el juego de las arañas pero
no, pero qué gente tan mala clase, una lidades se la montaba más, como una tumbara al suelo el regalo, eso ahí mis- teníamos que esperar hasta que le cre-
viejita se me quedó mirando feo y me calcomanía que vi en un bus que era un mo se hubiera quebrado como estaba el cieran las uñas.
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La primera persona que murió en pantalla en la


historia del cine hecho en medio de este arrume de
montañas fue “La desgraciada”. “La desgraciada”: el debut de la
muerte en el cine paisa
Así, con ese nombre, aparece el personaje en los
créditos iniciales y en los intertítulos de Bajo el cielo
antioqueño: la primera película rodada en Medellín,
en 1925, el mismo año que se estrenaron, por citar
dos clásicos cualquiera, El acorazado Potemkin y La
quimera del oro.
La mujer, plagada de infortunios, aparece cuando
los protagonistas entran a la Estación del Ferrocarril
de Antioquia con la firme intención de tomar un tren
que los lleve lejos, a darle rienda suelta a ese amor
prohibido por un poderoso patriarca sobreprotector.
En la primera de estas fotos vemos a “La
desgraciada” de rodillas, a los pies de Lina y Álvaro
(¡uhm!), quienes hacen una brusca pausa en su huida
hacia el fin del mundo para ayudar a una mujer
Seguimos vitales en las desconsolada...
letras, las historias “Para Lina tuvo aquella voz una extraña
y la calidez de una atracción. Sonaba a sus oídos como venida de lo Alto”,
librería de libros leídos reza el sugerente intertítulo, típico del cine mudo.
con la venta de los
La mujer les cuenta entonces su tragedia en
BONOS LITERARIOS
dos letreros: “Amé ciegamente a un hombre... Dejé
por él la felicidad de mi hogar… hoy el infame se ha
convertido en mi verdugo…”. Y les muestra “una
enorme cuchillada sobre la morbidez del brazo,
horrible herida que Álvaro se apresuró a vendar con
su perfumado pañuelo”.
El pobre Álvaro lamentará en adelante ese gesto,
y en general haberse detenido ante “La desgraciada”,
quien, además de oracular, resultará ser una especie
de médium a través de la cual la mamá de Lina
alcanza a reprenderla desde el más allá.
“Pobre mujer”, exclamó Lina, “me ha salvado de
cometer igual locura. Para que cure sus heridas, para
que viva lejos del miserable que la maltrata, tome
usted. Y desprendiéndose de sus más ricas joyas, las
puso en manos de la mendiga”.
Si observan la misma imagen, verán, atrás de
la columna, a dos representantes del hampa local
que merodeaban por allí: “el Aeroplano” (versión
cinematográfica del “avión” paisa) y “el Puntillas”.
“La buena Lina estaba bien lejos de sospechar el
plato que les servía a aquellos dos desalmados”, nos
advierte el intertítulo 95.
Lo demás es historia. El par de aviones
puntiagudos siguen a “La desgraciada” hasta que al
doblar una esquina la emboscan, la acuchillan y le
arrebatan las joyas que la redimirían de su miseria.
En la última imagen de la secuencia, “el inspector
de policía, acompañado de dos facultativos y un
detective” inician “el levantamiento del cadáver”.
“El único indicio era aquel perfumado pañuelo
con que Álvaro vendó piadosamente el brazo de la
desgraciada...”.
Hasta ahí lo anecdótico.
El psicoanálisis y el socioanálisis de este primer
trauma letal en la historia del cine antioqueño se los
dejamos a los más aventurados.

*Estas imágenes hacen parte de la foto fija de


la película Bajo el cielo antioqueño (Arturo Acevedo
Vallarino, 1925) a cargo del fotógrafo Daniel A. Mesa: un
conjunto de 75 fotografías, resguardadas en la Torre de
la Memoria de la Biblioteca Pública Piloto y disponibles
para consulta en su repositorio digital.
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A
estas alturas se me está em- El diario de Eduardo Escobar, uno de los cinco que crecen en Pensar la Quarentena,
bolatando el tiempo y tengo
la impresión de que el reloj da cuenta de los recorridos domésticos de un encierro que se lleva con resignación.
eléctrico de la cocina anda El teclado, el control remoto y la biblioteca son compañeros de quietud.
más despacio si es que no ca-
mina de para atrás. Qué días estos que
nos tocan, que parecen domingos todos.

Tercer lunes de mayo, 18, creo


Unos domingos más tontos que los do-
mingos comunes y corrientes a los que
nos hemos acostumbrado, cuando se lle-
van los niños a los matinales, a comer
helados en los parques entre las palo-
mas. Y a veces se visitan las suegras. La
suegra es siempre un buen recurso para
gastar un domingo. Era. Porque ahora ni
con la suegra se puede.
Al principio de la cuarentena me se-
guí bañando como siempre por la ma-
ñana, como si mantuviera mi derecho a
salir. Y hasta me ponía la ropa de siem-
pre que debo mezclarme con Bretaña en
los cocteles de las galerías y en los clu-
bes de la clase media adonde a veces

Foto: EPM
me invitan, o me invitaban los amigos,
como si me dispusiera a cumplir una
cita. Pero poco a poco me doy cuenta de

Con la Planta San Fernando empezó a revivir el río


que no tengo a dónde ir, porque no me
dejan. Porque dicen que estoy demasia-
do viejo para exponerme al mundo ex-
terior. Qué vaina tan jodida es ponerse A finales del siglo pasado, al río Medellín iba a parar todo necesario para que haya vida. El proceso que se hace serían nada sin los cerca de 4.600 kilómetros de tuberías
viejo. Es cosa que apenas se nota, que se el contenido de los alcantarillados y muchas basuras allí puede parecer complejo, pero paso a paso se subterráneas que recogen las aguas residuales. La mayoría
va pegando pero que de todos modos es generadas por los habitantes del Valle de Aburrá. Pero entiende mejor. del sistema funciona por gravedad, toda vez que las
reconocible, sensible, pecaminosa. la inauguración hace 20 años de la primera Planta de Inicialmente, las aguas residuales de Envigado, montañas a lado y lado del río y la inclinación del valle de
En estas grises rutinas, ahora me he Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) marcó un hito Sabaneta, La Estrella, Itagüí y una pequeña parte de sur a norte ayudan a que el proceso no requiera bombeo.
ido dejando, ya no me afeito sino cuan- para la vida en el río y las quebradas. Medellín entran a una trampa de grava, donde se extrae “Esta es una infraestructura muy importante que nos
do la barba empieza a picarme, y mu- En 1981 EPM contrató un estudio para determinar parte del material con una cuchara similar a las que permite transportar esas aguas residuales a las plantas
chas veces dejo pasar el día en piyama, cómo sería el sistema de recolección y tratamiento de las son usadas para dragar. El agua pasa luego a la zona de tratamiento. En San Fernando tratamos alrededor
descalzo, con perfecto desinterés por el aguas residuales en Medellín y los municipios cercanos. de cribado, donde se extraen algunas basuras y otros de 1,6 metros cúbicos por segundo, lo cual representa
cepillo de cabeza. Del computador de El estudio también definió dónde deberían construirse sólidos flotantes que después son compactados. Luego más o menos el 20% del caudal de todo el Valle de
escribir pendejadas y leer pendejadas las plantas. Cinco años después, en 1986, empezaron las arenas son extraídas y pasadas por una tubería con Aburrá”, indica dice León Arturo Yepes, gerente de Aguas
algunos programas en quebradas y en el año 2000 fue agua hasta la zona de lavado para remover el material Residuales de EPM.
al televisor de ver pendejadas, como un
inaugurada la Planta de San Fernando, en Itagüí. orgánico y compactarlo antes de su disposición final. El La limpieza cada vez mayor de las quebradas y del
péndulo me sobrevivo. Pero soy injus-
En ese momento era casi imposible encontrar vida agua llega entonces a un sistema donde se extrae el río Medellín hace que las personas hayan vuelto a darles
to. También he escrito algunas cosas que por E D U A R D O E S C O B A R • Ilustración de Cachorro acuática en el río, pues el oxígeno disuelto por cada litro lodo y ya con unos niveles de limpieza más altos de los la cara. En sus orillas han crecido proyectos públicos y
me gustan, y he visto algunas cosas bue- de agua era cercano a cero miligramos. Cuando entró exigidos por las normas ambientales, está lista para ser privados de vivienda y recreación. “Y sabemos que hay
nas, bien hechas, informativas, sensibi- en funcionamiento la PTAR San Fernando el río Medellín entregada al río. una cantidad de proyectos que se siguen enmarcando
lizadoras. Escalofriantes documentales Pandemia, Pandemia, y que apareciera solo me cambiaron el bíblico Fiat Lux, trajera un vaso de recurso hídrico, frío, empezó a mostrar, en la zona de influencia de la planta, Pero San Fernando, Aguas Claras (ubicada en Bello e en ese desarrollo que se puede hacer alrededor del río
sobre los refugiados de todas partes, de una niña corriendo hacia mí para abra- por el cándido Big Bang. Es que fueron por favor. Y me mostró el culo ofendida. unas cantidades superiores a cuatro miligramos, lo inaugurada en junio de 2019) y otras PTAR proyectadas no gracias al saneamiento”, asegura Yepes.
masas que huyen hacia los países donde zarme saltando en un solo zapato. una vez niños que leyeron cómics. Y de- Pero mejor me marcho ya, querido dia-
ponen las garzas con unos pocos coro- Y yo me pregunto. Quién sabe algo jaron a Dios de lado para hacer metá- rio, no sea que se me desate el Quevedo
tos en los brazos, seguidos por la prole. de veras sobre lo que nos está pasando: foras con gatos cuánticos y saquear la que todos los escritores llevamos den-
Y vi algunas películas buenas. Claro que cuando todo el que ha querido decir algo germanía del Super Ratón. Cuántos ca- tro. Mañana salgo. Mañana salgo. Sim-
sí. Y conciertos de agradecer. Ofrecieron sobre la naturaleza de la crisis ya lo dijo, ben en la punta de una aguja. plemente me rebajo diez años si me lo Nuestra comida es un acto de amor y sanación.
uno de Carlos Vives y sus amigos, pero estamos en las mismas miasmas de la in- Y por qué estoy hablando de estas preguntan y me voy a buscar algún lu-
por fortuna lo anunciaron con anticipa- certidumbre, en perplejidad, boquia- cosas, si precisamente dejé el televisor gar donde le vendan a uno una cerveza Es un momento de conexión con el otro, por medio
ción, para evitármelo. El mundo, a pesar biertos como en un sueño insulso donde encendido en la historia de la familia y le presenten una muchacha con los la- del cual tenemos la posibilidad de recordar
de todo, parece estar bien organizado. Y algo nos acecha sin embargo. Y todo Durrel… Para decirte, querido diario, bios pintados.
en las ciudades se señalizan los huecos, cabe, incluso la paranoia de la conspi- qué es lo que más me aterra de la paráli- Para mí uno de los placeres de la que la vida, con toda su magia
los malos pasos, y nos previenen sobre ración masónico-sionista para coronar sis decretada, más que la ausencia de los vida es visitar librerías. Manosear li-
los pisos mojados en los centros comer- cualquier detritus de la antigua casa de abrazos, y el regreso de los zorros a los bros, abrirlos, leer el índice y las sola-
y creatividad es INFINITA
ciales. Pero ya los centros comerciales David. O la intriga jesuítica y opusdeís- antejardines, más que la imposibilidad pas y la contratapa, ponderar el papel,
son como un sueño. Me dicen que están
cerrados. Los centros comerciales cerra-
ta o ariana. Todo puede ser cuando na-
die sabe nada. Y hace tiempos dejaron
de encontrarse con los amigos y de pa-
tear, simplemente, las calles, sin rumbo,
la costura del lomo, la amplitud de las
márgenes, los tipos de letra. Nunca has-
Compre pa’ llevar: DOMICILIOS
dos tienen un encanto triste. Como los de mandarnos ángeles del cielo para que por el gusto de patearlas. Pero tú sabes, ta ahora me había puesto a pensar en el six-packs de cerveza, aguardiente, ron, café, EN MEDELLÍN
templos en desuso. nos expliquen las cosas y nos aconse- querido diario, tú, que me conoces me- parecido que guardan las nalgas con el zumos, sanduches, jugos y otras cosas más.
Tel.: 2302522
En el camino al televisor desde el jen lo que debemos hacer con ellas, por jor que yo, lo que más me fastidia del os- libro abierto. Pero deben ser los delirios
computador, o viceversa, uno le pega ejemplo, si la mascarilla es provechosa o tracismo: no poder darme un paseo por del aislamiento después de días de no
una ojeada inevitable al teléfono celular solo nos aproxima al colapso por anoxia. la librería Lerner de la avenida Jiménez. ver una mujer de carne y hueso ni siquie-
que se pone como nervioso en el bolsillo, De dónde surgió el monstruo minús- Me gustaba hacer ese tránsito por la ciu- ra vestida, ni siquiera en sueños.
y vibra y chilla. Yo no sé qué sería de no- culo lleno de patitas, qué forma tiene. dad virreinal de cuando en cuando. Ese Que pronto volverán a abrir las li-
sotros, pobres terrícolas constreñidos a Dicen que es hermoso. La belleza tam- tránsito desde el parqueadero de la ca- brerías, dicen los planificadores de las
lo privado, en este trance de ahora, sin bién mata. Rimbaud la sentó en sus ro- rrera quinta que no es más que un patio estrategias del combate contra la impal-
estos artilugios de la tecnología, sin la dillas y la injurió, y dijo que era amarga. polvoriento, hasta la librería, sorteando pable presencia virulenta. Error de cál-
posibilidad de comunicarnos a través de Qué es un virus. Las explicaciones cagadas de perro por los andenes, tro- culo. En la pandemia, las librerías son
las pantallas, de vernos aunque sea con- de los científicos para nosotros los de pezando con mendigos dormidos deba- lugares tan peligrosos como las cen-

Cuarto
vertidos en haces de fotones. Estas cosas a pie suenan a galimatías. Y cómo fun- jo de una cobija a cuadros, aspirando trales de abastos. Ninguna entre todas
que nos miran y donde miramos forman ciona: el bichito captura un glóbulo rojo las rinconeras amoniacales donde des- las cosas comprables, exceptuando los
parte de una misteriosa evolución de las e incuba en este un código y ahí está la aguan los llamados habitantes de la ca- aguacates, debe ser más acariciada, pon-
relaciones que mantenemos con el mun- catástrofe perfecta y empieza una mul- lle, y aromas de empanadas vinagres derada, escrutada, y sacudida para cali-
do, son nuestra memoria colectiva con- tiplicación desaforada, inasible que se resucitando en las pailas y nubes de ga- brar el tamaño de la pepa.

Guanábano
tenida en un montaje de microcircuitos. escabulle en mutaciones inesperadas. solina de lo que llaman el parque auto- ¿Quiénes me robaron el placer de
Quizás prometen una conciencia orga- Y todo el mundo a su casa, a lavarse las motor. Parque automotor es mucha joda las librerías, la lujuria de los libros nue-
nizada y la formación de un cerebro co- manos, como cuando estábamos chiqui- para llamar los autos y los camiones y vos abiertos como nalgas? ¿Los mur-
losal unificado. Por ahora, mientras se tos. Mientras aprendemos a acortarle la los buses y los enjambres de las motoci- ciélagos chinos con sus sonrientes
realiza esa metamorfosis de lo indivi- vida con algún compuesto de proteínas cletas zumbadoras. Es como llamar a la dientecillos? ¿La parasitóloga enamo-
dual a lo colectivo, mediatizada por re- armado en un laboratorio alemán que lo leche el líquido perlático secretado por rada de Wuhan que dejó una puerta
des de chips que emiten bytes y cuyos desbaratará desde adentro. ¿Y si no? Y si la cornúpeta consorte del toro. He nota- abierta por pensar en su novio de ojos
algoritmos reconocen en el pequeño re- fuera el virus indestructible, el inexpli- do que ahora han dejado de usar la pala- rasgados, cuyos padres murieron en un
lámpago de un parpadeo un rostro en un cable, el anticristo montado en una cáp- bra agua, esa bella palabra que parece campo maoísta de reeducación? Que
millón, contentémonos con cruzar chis-
mes con los primos e hipótesis sobre el
sula de una micra o un micrón.
Los antiguos terrícolas todo lo me-
un bucle, una burbuja uniendo armo-
niosamente la primera letra del alfabeto
fue el nombre que le dieron los chinos
a los campos concentracionarios de su Domicilios
ABIERTO DE en el centro
origen de la peste con los pocos amigos dían en términos angélicos, y se pre- con la quinta de las vocales, por medio horrible siglo XX. ¿Quién pudiera decír-
que nos quedan, y con el derecho de ave- guntaban por el sexo de los ángeles, y de una ge. Pero para qué les sigo con- noslo, querido diario?
4 A 8 P.M.
2163742
riguarles la vida a las hermanas porque cuántos ángeles caben en la cabeza de tando. Ahora esa vaina se llama recurso Pero ya son las once de la noche, si
estamos aislados cada uno en lo suyo. A un alfiler. Nosotros no somos menos bi- hídrico. Una vez hice la prueba de pedir- no más. Tal vez ahora ha vuelto a ama-
propósito, si todavía pudiera tener una zantinos que nuestros protoabuelos con le a la camarera de una cafetería bogo- necer ayer. Tal vez amanecerá y veremos
hija la llamaría con el hermoso nombre nuestros trabalenguas técnicos. Voy a tana de la carrera séptima, rumbo a la un pasado mañana que no nos habíamos
de Pandemia. Me gustaría mucho gritar repetirlo, los astrofísicos de ahora tan librería Lerner, precisamente, que me imaginado. Después hablamos.
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Convocatoria abierta hasta el viernes 26 de junio de 2020


Mayores informes: premioscultura@udea.edu.co / 2195177
www.udea.edu.co/premiosnacionalesdecultura
@UdeAcultura

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