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R U T H L E S S P E O P L E #3 S A VA G E S

J. J. M C C A V O Y

NOTA
Los autores (as) y editoriales también están en Wattpad.

NOTA
Las editoriales y ciertas autoras tienen demandados a usuarios que
suben sus libros, ya que Wattpad es una página para subir tus propias
historias. Al subir libros de un autor, se toma como plagio.

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NOTA

Algunas autoras ya han descubierto los foros que traducen sus libros
ya que algunos lectores los suben al Wattpad, y piden en sus páginas de
Facebook y grupos de fans las direcciones de los blogs de descarga, grupos
y foros.

¡No subas nuestras traducciones a Wattpad! Es un gran problema que


están enfrentando y contra el que luchan todos los foros de traducción. Más
libros saldrán si no se invierte tiempo en este problema. Igualmente por
favor, no subas capturas de los PDF a las redes sociales y etiquetes a las
autoras, no vayas a sus páginas a pedir la traducción de un libro cuando
ninguna editorial lo ha hecho, no vayas a sus grupos y comentes que leíste
sus libros, ni subas capturas de las portadas de la traducción, recuerda que
estas tienen el logo del foro o del grupo que hizo la traducción.
No continúes con ello, de lo contrario:
2
¡Te quedaras sin Wattpad, sin foros de traducción y sin sitios de
descarga!

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SINOPSIS
Traicionado
Melody no se encuentra en ninguna parte, Liam está en la cárcel y la familia
Callahan se está derrumbando, tal como lo planeó Avian Doers, el director
del FBI y el titiritero detrás de su caída.
Pero sólo porque estén débiles no significa que estén destruidos. Para
defenderse, Liam y Melody tendrán que arriesgarlo todo. Los guantes de
seda se están desapareciendo, y nadie saldrá vivo. Nada se comparará con
el reino del terror que está a punto de envolver a todo el país. Primero
fueron Despiadados, ahora son puros Salvajes.
El fin está aquí, y nadie está a salvo...
Ruthless People #3
Villanos por elección
4

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DEDICATORIA
A todos mis lectores despiadados:
Espero que este libro te haga
Reír,
Estremecerte,
Animar,
Y
5
Llorar.
Porque esto es un adiós.

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PRÓLOGO

"Nací perdido y no me gusta que me encuentren".

—John Steinbeck

ORLANDO

Hace 14 años

Su puño choca en su rostro, enviándola al suelo tan rápido que su cabello


se sacude alrededor de su rostro antes de golpear con la colchoneta. Se
queda allí por un momento, congelada en el piso del cuadrilátero, casi
muerta, antes de intentar levantarse. Sus brazos se tambalean, y su pecho 6
sube y baja mientras intenta desesperadamente recuperar el aire en sus
pulmones. Se las arregla para ponerse de rodillas antes de desmoronarse
sobre la colchoneta.

Lamentable.

—Levántate, Melody, —le dije, mientras me recostaba contra la pared del


viejo gimnasio de boxeo en las afueras de la ciudad. Estaba tan destartalado
como la propia ciudad. Nadie más que nuestra gente venía aquí, sudoroso,
sangre caliente de sangre pura, éramos italianos; un solo pueblo. Y ella se
estaba deshonrando a sí misma frente a la gente que más necesitaba
respetarla.

Ella no se mueve, simplemente se queda allí como una cosa muerta. Ni


humano ni animal.

—¡Dije que te levantes, Melody!

Con un pequeño y frustrado grito, se coloca de pie y se arroja sobre las


cuerdas del ring para levantarse, mientras Gino la sostiene.

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—¿Señorita? ¿Señorita Giovanni? ¿Está bien? —le pregunta Gino,


mirándome con los ojos muy abiertos cuando no responde.

—Déjala ir. Juro por Dios Todopoderoso Melody que si te caes de nuevo...

—Estoy bien. —Empuja los mechones sueltos de su cabello oscuro detrás


de la oreja y se endereza mientras levantaba los puños envueltos. Sacude la
cabeza varias veces e intenta mantener la compostura.

—¿Ves? Ella está bien. Ahora empieza de nuevo, —le digo.

—Señor, han pasado dos horas.

—¡No me importa si han pasado dos días! —Espeto, y es entonces cuando


lo veo. Todos los ojos en el gimnasio miran a mi hija con lástima, y a mí con
desdén como si fuera una especie de monstruo.

—¡TODOS FUERA! —Grito de repente, haciendo que todos salten y corran


hacia la puerta.
7
Gino mira entre Melody y yo antes de salir del ring.

—Tú y yo hablaremos más tarde, —le digo, y él asiente antes de salir.

El gimnasio esta oscuro. La única fuente de luz proviene del centro del ring
donde ella espera sin decir una palabra. Al entrar, agarro las colchonetas,
rodeándola mientras las coloco.

—Eres una decepción, Melody, —susurro—. Y no solo eso, sino que me estás
avergonzando a mí y a ti misma maldita sea. ¿Cuántos años tienes ahora,
doce o cuatro? ¿Todavía necesitas a alguien que te salve? ¿A ti nena? ¿Es
eso lo que quieres?

—No, señor. —Ella levanta la cabeza—. Estoy bien, puedo seguir.

—¿Bien? Hace un minuto parecías un ciervo recién nacido. ¿Es porque


estamos solos ahora que no quieres hacer un espectáculo?

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Ella me fulmina con la mirada. —He estado haciendo esto durante dos
horas, papá. Cualquier persona normal...

—¡No eres normal! Eres Melody Nicci Giovanni, hija de Iron Hands 1, ¡mi hija!
¡Normal nunca será un adjetivo para describirte! Excepcional. Notoria.
Imparable. Eso es a lo que debes aspirar. ¿Tienes dolor? ¿Te duele el cuerpo?
¿Adivina qué? Esa es tu vida. ¿Crees que esos idiotas de afuera te ayudaron
porque les importas? ¿Por qué eres tan preciosa? Ellos intervinieron para
debilitarte, para arrastrarte a tus limitaciones, tus debilidades. Una mano
amiga es egoísta. Si no puedes salvarte a ti misma, no tienes derecho a ser
salvada. —Me encuentro con el brillo de sus ojos marrones oscuros—. ¿Lo
entiendes?

Ella no responde, solo sigue mirándome.

—Te hice una pregunta.

—Sí, señor. Te escuché, —ella apenas responde.

—Bien. —Alzo las almohadillas—. Ahora, puños arriba.


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—Ti odio2, —dice en voz baja mientras los golpea.

—Lo siento, ¿odias qué?

—Nada.

Eso pensé.

Algún día me agradecería por esto.

1
Manos de Hierro en Ingles original.
2
Te odio en italiano original.

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SEDRIC

Hace 14 años

—Liam, me voy a almorzar en una hora con Neal y Declan, ¿te gustaría
venir? —pregunta Evelyn, más bien le suplica que vaya.

Liam se sienta, rodeado de libros en la esquina de mi estudio. Sus largas


piernas están estiradas por el suelo y su espalda descansa contra la
estantería. Hace una pausa por un momento y la mira, mi esposa resiste su
gélida mirada.

—Gracias madre, pero ya almorcé, —responde como si no tuviera emociones


para perdonarla.

—Bueno, entonces los dejaré a los dos para que hagan lo que sea que hacen
en este calabozo. —Me sonríe y trato de devolverle la sonrisa, pero por
alguna razón no puedo.
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—Te llamaré más tarde, —le digo cuando besa mi mejilla antes de irse.

Es solo cuando la puerta se cierra que camino hacia la esquina y lo golpeo


en la cabeza.

—¡Ay! ¿Qué...?

—¿Por qué debes parecerte tanto a mí? —Suspiro, mientras me siento a su


lado—. Se supone que debes quitarme los buenos rasgos y dejar los malos.
Guardar rencor contra la familia...

—No guardo rencor.

Lo miro, mi hijo. Es casi gracioso lo bien que puede leer a otras personas,
pero no se entiende a sí mismo.

—Todavía estás enojado con ella...

—No, no estoy…

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—Todavía estoy enojado con ella también, a veces, —lo interrumpo y se
congela, desviando la mirada mientras aprieta el In Search of America3 de
John Steinbeck—. Trato de no pensar en ello. Los años que ella pasó
alejándonos a todos. Cómo tenías que...

—Estoy bien, —espeta.

—¿Tan bien que no puedes dejarme terminar una oración?

Toma un respiro profundo.

—Sé el hombre grande, Liam. Déjalo ir. Ella no estuvo ahí para ti cuando
eras un niño, lo sé, pero déjalo ir y quiérela más por el hecho de que quiere
desesperadamente estar ahí para ti ahora. Nunca serás demasiado tarde
para una madre.

—¿Pensé que dijiste que era como tú? Siempre das consejos que no tomas.
—murmura el sabelotodo, y lucho contra el impulso de golpearlo una vez
más.
10
—Cenamos en familia, tu madre y yo comemos postre todas las noches.

—¡Puaj, papá! No digas eso, parece que estás hablando de sexo. —Su rostro
se arruga antes de enterrarlo en el libro.

Agarrando su cabeza en una llave, lo jalo hacia mí. —Eso no es lo que quise
decir, idiota.

Me aparta los brazos cuando lo suelto y se echa a reír.

—Pero nosotros también hacemos eso.

—¡En serio! Eww... deja de compartirlo, por favor, —ruega, y me río de nuevo
cuando se encoge.

—Todo lo que tenemos, y todo lo que hago, es para la familia Liam. Los
clanes irlandeses, nuestra sangre personal, no importa cuánto nos lastimen

3
Travels with Charley: In Search of America, es español, es un libro del autor John Steinbeck en el cual relata
su viaje de 1960 por todo Estados Unidos, con su poodle Charley en una autocaravana. Steinbeck lamenta su
juventud pérdida y sus raíces, al tiempo que dispensa tanto críticas como elogios para Estados Unidos.

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o nos decepcionen, la familia es el único refugio seguro que tenemos en esta
vida. Todo comenzó porque nadie nos cuidó... nos llamaron perros callejeros
irlandeses. Nos dejaron pudrirnos en las calles... nos unimos, sobrevivimos
y ahora nos mantenemos unidos para no morir solos. Ese es el trabajo de la
Ceann na Conairte4. La única forma de hacerlo es...

—Déjalo ir, —susurra, y yo asiento.

—Ve a almorzar, porque si no superas la práctica de tiro esta noche, no


comerás hasta la cena de mañana.

Eso hace que se ponga de pie. Cuando abre la puerta, Neal se para justo
afuera, levantándose sobre su hermano menor, a quien no le importa que
sea más bajo o no se da cuenta. Liam, con más orgullo de lo que debería
tener un chico de quince años, mira a su hermano.

—Mamá realmente te quiere en el almuerzo, —dice Neal.

—Ya me iba, hermano mayor, —responde Liam. El filo en su voz es evidente


cuando sale de la habitación.
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Neal. Liam. Me pregunto qué será de ustedes dos.

4
Jefe del Tratado en Irlandés original

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CAPÍTULO 1

"Aunque esto sea una locura, hay un método en ello".

—William Shakespeare

LIAM

DÍA 1

123, 124, 125, 126. Cuento mientras tiro hacia arriba. Las barras que
atraviesan el techo proporcionan una amplia estructura para mi
entrenamiento. Ignorando el dolor ardiente en mis brazos, continúo con mi
rutina. Si no tengo en cuenta las voces roncas, profundas y que aúllan a mí
alrededor, puedo encontrar silencio en mi nueva celda de piedra y acero de
seis por ocho. Durante ciento veintisiete días me paso de una celda a otra,
en diferentes cárceles de todo el estado por mi "seguridad". Pero nada de eso
importa, estoy lejos de ella, de mi hijo, de mi familia. A la deriva y trabajando
cada músculo hasta el borde del agotamiento, es la única forma de mantener 12
la poca cordura que me queda.

Sin emoción. Sin miedo. Ese es el mantra que mantengo mientras espero.

— ¿Te gusta tu nuevo palacio, Callahan? —pregunta uno de los oficiales


mientras golpea su mano contra la entrada de mi celda. Sin los grilletes y el
acero, su bravuconería sería inexistente. Lo sé, y él también lo sabe.

—Parece que nunca has estado en un palacio, —respondo estoicamente


mientras me levanto una vez más; ciento cincuenta flexiones, doscientos
abdominales, doscientas cincuenta flexiones... esos son mis días aquí.

—Bueno, eso es lo que obtienes cuando asesinas a tu esposa. La directora


quiere darte la bienvenida personalmente a tu nuevo hogar, —dice, y yo
quiero golpear su rostro.

Con un suspiro, me estiro antes de tomar mi camiseta de la colchoneta que


llaman cama. Colocando mis manos a través de la ranura abierta de la
puerta, el pequeño idiota presiona las esposas alrededor de mis muñecas
más fuerte de lo necesario. Pero si está buscando una reacción, está

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buscando en el maldito lugar equivocado. Retrocedo, espero a que abra la
puerta antes de salir. Se necesitan tres de ellos, todos gruesos y calvos, para
escoltarme.

—Camina, —dice el mayor de ellos, mientras asiente hacia el corredor con


el pecho hinchado como un pingüino. Esto no es nada nuevo, este es el
tercer centro penitenciario, y por alguna razón todos sienten la necesidad
de demostrar su valía y mostrarme quién es el rey de este agujero de mierda.
Mientras camino, los insultos son los mismos que en otras instalaciones,
un aluvión de ruido y amenazas aparecen siempre en mi camino.

—Wooo, mira al bonito chico blanco.

— ¿Dónde está tu dinero ahora, Callahan?

—Callahan, eres mi perra ahora.

— ¡No eres nadie, muchacho!

Camino hacia las escaleras de acero, simplemente los ignoro. Todos buscan
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una reacción, solo para ser notados. Por un momento, en su miserable
excusa de vida, quieren ser vistos y escuchados. No voy a rebajarme a su
incompetencia... tengo gente para eso.

—Será mejor que tengas cuidado, Callahan, —dice el guardia, cuyo nombre
no me molestaría en aprender, mientras abre la puerta de acero para mí.

Está sentada entre un viejo escritorio organizado y una pared cubierta de


premios, certificados y medallas. Tiene el cabello corto, rojo, hasta los
hombros; lleva gafas con montura oscura y una chaqueta de traje. No puede
tener más de cuarenta años, y la placa dorada en su escritorio dice: Dra.
Rachel Alden.

—Tome asiento, Señor Callahan. —Señala la silla de madera frente a su


escritorio mientras se da la vuelta y toma mi archivo.

Cuando me siento, los dos guardias detrás de mí se aseguran de que su


presencia sea notada. Ella me mira como un halcón. Tiene las manos
cruzadas y su cuerpo se inclina hacia adelante como si estuviera a punto de
saltar.

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—Su cita en la corte es en veinte días.

—Estoy al tanto, —respondo.

Ella frunce el ceño. —Y su defensa no ha cambiado.

—No.

—Encontraron su bota con la sangre de su esposa, y una llamada de su


casa.

— ¿Estoy en un juicio ahora? Porque si lo estoy, creo que me debe un


abogado. —Me recuesto en la silla y relajo mis hombros.

Ella respira hondo antes de recostarse también. —Bien. ¿Le gustaría


explicar por qué está en mis instalaciones? O mejor aún, ¿por qué ha estado
en tres cárceles del condado en los últimos cuatro meses?

—Preferiría no hacerlo.
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— ¡Suficiente sabelotodo, o vas a ir al hoyo! —Ladra el hombre detrás de mí,
mientras se aferra a mi hombro.

Miro su mano peluda antes de girar hacia ella. —Aparentemente no soy muy
bueno para hacer amigos... si quiere más que eso, tal vez debería llamarlos.
O mejor aún, lea mi archivo, después de todo, está justo en el centro de su
escritorio.

—Voy a dejar esto muy claro, si en los próximos veinte días, actúas de
alguna manera, o dices algo para poner en peligro la vida de mi equipo,
personalmente me aseguraré de que te envíen a la prisión de máxima
seguridad en el estado después de que te encuentren culpable... y créeme,
serás declarado culpable con la cantidad de evidencia en tu contra que sigue
cayendo del cielo. ¿Me entiendes?

Casi me dan ganas de reír. ¿Se supone que debe ser intimidante?

—Sí, señora, —sonrío haciendo que su ceja se levante—. ¿Eso sería todo?

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Ella asiente, y una vez más los dos guardias ponen sus manos sobre mis
hombros, indicándome que me levante.

Mientras lo hago, me volteo por última vez para dirigirme a ella. —Querré
una disculpa escrita a mano después de que esto termine, Directora.

—Esa actitud arrogante tuya puede haber sido encantadora afuera. Pero
aquí, te meterá en problemas, Sr. Callahan. Disfruta tu almuerzo, —espeta
cuando la puerta se abre.

Apenas puedo llamar almuerzo a la mierda que nos obligan a comer, pero
no digo nada mientras nos dirigimos al hoyo del almuerzo. Este lugar no es
mucho, solo acero, ladrillo y trajes naranja. No hay nada que mirar, y nada
digno de mencionar. He sido lo más emocionante al entrar al edificio desde
Al Capone. Los oficiales se ríen cuando me quitan las cadenas una vez que
llegamos a las puertas dobles rojas.

—Espero que esté a la altura de tus estándares, Callahan. Porque no hay


nada mejor para ti, —dice mientras me muerdo la lengua para no hablar.
15
Sin otra palabra, me dirijo a la mesa vacía en la esquina de la habitación.
Sin embargo, antes de que pueda llegar a la mitad del pasillo, dos hombres
con tatuajes en los brazos y el cuello, se paran frente a mí.

—No puedes cruzar por aquí, —ladra el skinhead5, cubierto de tatuajes con
un fuerte acento de Chicago. Todos los hombres en su mesa se cruzan de
brazos, haciendo todo lo posible para intimidarme.

El otro hombre da un paso adelante. —O al menos tú no puedes sin pagar


un peaje.

— ¿En serio? ¿Y por qué?

Flexionando sus músculos, sonríen. —Escucha, pequeño imbécil, esta es


nuestra casa, será mejor que te mudes, o tendremos que lastimarte. El
escuadrón antidisturbios solo tarda tres minutos en aparecer muchacho, y
podemos hacer mucho daño en ese tiempo.

5
Skinhead (en español “cabeza rapada”) es una subcultura originada en el Reino Unido en el año 1969

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Más miembros de la banda se ponen de pie y es entonces cuando noto que
la gelatina está en la mesa.

— ¿Vas a comerte eso?

Se ríen disimuladamente.

—Muchacho, ¿estás jodido de la cabeza? ¿Quieres morir? Sal de nuestra


zona antes de que te demos una paliza.

—Estoy seguro de que sabes o has escuchado mi nombre, —susurro, sin


retroceder—, pero no me conoces, y estoy seguro de que no quieres hacerlo.

Se miraran el uno al otro antes de reírse como hienas. —Mira, tú…

Antes de que pudiera pronunciar otra palabra, una spork afilada estaba en
su cuello.

Ellos entraron tan fuerte y rápido que apenas pude ver sus caras. El grupo
de la mesa fue sacado de sus asientos en la lucha que ha estallado en el
16
medio de la cafetería. Después de todo, nos llaman los irlandeses luchadores
por una razón. Se extendió como la peste en una habitación cerrada.
Infectando todo y a todos. Mientras miraba la habitación, vi que incluso
aquellos que no tenían nada que ver con esto fueron arrastrados y luchaban
por sus vidas mientras cada hombre con media gota de sangre irlandesa les
golpeaba.

—Urh... —El skinhead a mis pies tose, mientras sus manos cubren la
profunda herida punzante en su cuello.

—Serán tres largos minutos. Deberías haberme dejado ir. —Frunzo el ceño
cuando me siento a la mesa y tomo la taza de gelatina roja.

Cuento los segundos hasta que el escuadrón antidisturbios finalmente llega


al pasillo, noto que en el nivel más alto esta la Directora Alden, con los
brazos cruzados y fulminándome con la mirada. Levanto la taza hacia ella y
brindo con una sonrisa antes de comer.

— ¡Todos al piso! —Grita un imbécil, mientras comienza a separar a la gente.

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Termino la gelatina y tomo mi lugar en el suelo, sin romper el contacto visual
con ella. Ella aprenderá como el resto de ellos. No es la dueña de este lugar...
yo sí. Todo lo que necesito son tres días en cualquier cárcel. Los primeros
dos días la quemo, y el tercer día la reconstruyo como mejor me parezca.

Si iba a pasar los próximos veinte días en este infierno, me aseguraría de


que todos supieran quién soy y qué significa eso si alguna vez se cruzaban
en mi camino. Seguía siendo un maldito Callahan, encerrado o no.

DIA 2 17
—No estabas exagerando cuando dijiste que tenías problemas para hacer
amigos. Ese motín fue por tu culpa, —dice la directora desde el otro lado de
mi puerta.

Deteniéndome a mitad de la celda, la fulmino con la mirada. — ¿Alguien dijo


que fui yo?

—Esta es mi cárcel, Callahan.

—Aquellos que necesitan reclamar algo como propio realmente no lo poseen.


Si fuera suyo, entonces no haría falta decirlo, Directora.

Sus ojos como halcón se estrechan sobre mí. —Tu madre está aquí para
verte. Lamentablemente, tu truco de ayer nos tiene encerrados. Incluso trajo
fotos, tienes un lindo niño, pero eso no está permitido para los delincuentes.
La pornografía infantil es contrabando.

Me pongo de pie y corro hacia la puerta. — ¿Qué mierda estás tratando de


decir?

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—Ahí está esa ira. Sabemos que eres un asesino, pero ¿qué otro tipo de
monstruo eres? Veo hombres como usted todo el tiempo, y la cantidad de
oscuridad en tus ojos es la misma. Como dije, este lugar me pertenece.

Calma Liam. Mantén la calma. Sin emoción. Sin miedo.

Me inclino hacia delante contra la puerta. —Nunca antes conoció a un


hombre como yo, Directora, y con gusto se lo demostraré.

—Disfrute su día Sr. Callahan, lo dejaremos salir mañana, —dice entre


dientes, mientras se aleja de mí.

El guardia empuja mi bandeja de comida a través de la ranura tan fuerte


como puede cuando retrocedo, dejándola caer al suelo... ni siquiera hay
gelatina.

Apretando el puño, miro por la ventana mientras trato de no pensar en ella.


¡La quiero fuera de mi cabeza!
18
—Maldita seas, Mel.

DÍA 3

Mirando por encima del patio, los veo pasar junto a mí. Nadie me mira a los
ojos, simplemente patean las piedras en el suelo al pasar. Todos se
mantienen alejados, y un pequeño grupo de irlandeses, los que no fueron
enviados a aislamiento están no muy lejos de mí, apoyados contra la pared.
Voy a salir de aquí, y cuando lo haga, lo último que necesito es que la policía
intente hacer conexiones. Ellos saben eso. O al menos pienso que lo hacen
hasta que uno de ellos se acerca.

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—Señor Callahan.

— ¿Sí, O'Connor? —Le pregunto al hombre más grande con cabello naranja
y bigote.

—Sacamos a cuatro. Pero perdimos uno ayer.

—Envíale el nombre a mi hermano. Su familia será atendida como siempre.

—Lo sabemos, señor. Gracias. Pero hay algo más que debe saber.

Suspirando, asiento mientras miro al hombre. —Entonces dime qué es.

—Hay unos pocos italianos aquí. No muchos, pero los suficientes como para
causar problemas.

No hablo por un momento. Mi mandíbula se aprieta. —Creen que la maté.

—Sí, señor, y quieren represalias.


19
Por supuesto que quieren.

A mi familia le había llevado años trabajar en el sistema penitenciario. Es


mucho más complicado de lo que parece. Tienes que tener un líder que sea
lo suficientemente leal como para mantener a todos los irlandeses en línea
detrás de las rejas, lo suficientemente inteligente para saber cómo mantener
un perfil bajo y lo suficientemente fuerte como para infundir miedo en los
corazones de todos los demás hijos de puta. Además de eso, tienen que
comprometerse a cadena perpetua sin esperanzas de salir. Si no lo fueran,
con mucho gusto nos venderían en un acuerdo de culpabilidad... O'Connor
era ese hombre. Había matado a dos policías después de que se llevaron a
su esposa e hijo. Habría estado en la prisión del condado ahora, si no
hubiera sido por el hacinamiento.

— ¿Quién es el líder adentro? —Finalmente pregunto.

—The Spoon6.

6
The Spoon: La Cuchara

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Vuelvo a mirarlo, él solo sonríe.

— ¿The Spoon?

Él encoge los hombros. —El hombre dobla cucharas, ¿qué más puedo decir?

Riendo, sacudo mi cabeza antes de pasar mi mano por mi cabello. Luego


inclino la cabeza hacia atrás para tomar el sol.

—Bien. Consígueme una reunión con The Spoon. Juro los italianos y sus
sobrenombres.

—Te metiste en la cama con ellos, no sé cómo va a funcionar todo esto, —


murmura.

Frunciendo el ceño, me enderezo. —No estás en lugar de saberlo. Solo


consígueme la reunión. ¿Hay algo más?

—Hay mucha gente aquí buscando producto…


20
—Adiós, O'Connor —lo interrumpo.

Asiente, y se dirige hacia la esquina con el resto de los irlandeses.

Necesito concentrarme en cualquier cosa menos en ella. Pero, ¿cómo podría


hacerlo si cada vez que siento latir mi corazón, pienso en ella y en Ethan?

Un llamado llega por el intercomunicador. —Callahan, tienes visita.


Callahan, tienes visita.

Alejándome de la cerca, siento sus ojos sobre mí mientras me dirijo hacia el


edificio.

Los que quedaron en el grupo de skinheads me miran, pero no se atreven a


acercarse. Los mexicanos se separan cuando entro, mientras que los negros
fingen que no existo. Mientras no se interpongan en mi camino, estará bien.

Los guardias de la puerta me escoltan, encadenado al interior. Mi madre sin


falta viene a visitarme cada dos días, sin importar en qué cárcel este, y sin
importar cuán lejos este. Ella siempre viene con el cabello rizado, su vestido

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planchado e incluso a través del cristal puedo oler el delicado aroma de su
perfume de rosas, y sin importar lo que suceda, siempre tiene la sonrisa
más grande para mí. Odiaba tener que verla así.

—Buenos días mamá, —le susurro al teléfono.

—Buenos días bebé. ¿Cómo estás? —Ella frunce el ceño y me mira.

—Estoy bien…

—La directora me dijo que hubo un motín ayer.

—Mamá, estoy bien.

— ¡Deja de decir eso! —Espeta—. No estás bien. Estar aquí no está bien.
Odio que estés aquí adentro, con estos perros. Tú no mataste a Melody.

— ¿No crees que lo sé, madre? —Digo bruscamente, levantándome de mi


asiento ligeramente. Los guardias dan un paso adelante y me siento de
nuevo. Pasando mis manos por mi cabello, mis manos terminan en mi
21
barbilla y mi boca.

—Lo siento, —susurra, pero no debería lamentarlo.

—No, mamá, yo lo siento. ¿Cómo está Ethan? —El nudo en mi pecho se


aprieta aún más al pensar en él.

La sonrisa regresa a su rostro. —Él es tan... es increíble. Ayer, casi le


arrancó el pelo de la cabeza a tu padre, y en el momento en que Sedric
comenzó a gritar, comenzó a arrullarlo. Es como si estuviera tratando de
sobornarlo con su ternura.

Me río ante la idea.

—Liam, han pasado cuatro meses, necesitas verlo…

—No madre. No permitiré que mi hijo venga a verme a la cárcel. Esta no es


su vida. Yo me rehúso a que él vea el interior de este lugar. —Es un
Callahan. Nunca lo sometería a esto innecesariamente.

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Ella suspira. —Bien. Le muestro fotos y videos tuyos todos los días. Él te
conoce y no dejaré que olvide.

—Asegúrate de que él también la vea. —Necesita conocerla.

—Entonces ella necesita llevar su trasero a casa y sacarte de aquí, —sisea


entre dientes.

—Madre.

—Está bien. Lo sé. Pero cuando regrese, ella y yo tendremos unas palabras.

—Por supuesto…

—Terminen ya. ¡Se acabaron las horas de visita! —Grita el guardia.

Levantando la mano, coloca su mano sobre el cristal. —Te veré durante tu


próxima sesión de visitas.

—Mamá, no tienes que venir...


22
—Te veré durante tu próxima sesión de visita, Liam, —dice de nuevo.

—Está bien. —Mi mano coincide con la de ella en el cristal antes de que
tenga que colgar. Coloco el teléfono en su lugar, doy un paso atrás.

Una vez más, las esposas se abren cuando me alejan del aroma de rosas
frescas. Esperaba un momento solo en mi celda, pero en cambio, me llevan
de regreso a la cafetería. Todo el lugar está estéril, blanqueado de arriba a
abajo como si la revuelta nunca hubiera sucedido. Las esposas se quitan
tan rápido como se abren, y O'Connor señala con la cabeza al hombre que
está sentado solo, en la mesa del medio. Es grande, por supuesto y de piel
verde oliva, con una cabeza llena de canas.

Caminando por el mismo camino que había tomado en los días anteriores,
ninguno de los Skinheads se atreven a mirarme o incluso moverse. Son
conscientes de mi presencia, pero no reaccionan.

¿Quién dice que no puedes enseñarle a un perro viejo nuevos trucos?

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Me siento frente al hombre que huele como a carne de almuerzo.

— ¿The Spoon? —Pregunto, y para responder a mi pregunta, él solo dobla


la cuchara de plástico por el centro. ¿Quiere una medalla?

— ¿Me llamaste, Callahan? —Pregunta con disgusto, mientras recoge la


comida con los dedos.

—Trabajas para mi esposa.

—Trabajaba, —corrige, sus ojos oscuros me miran—. Pasado.

—No, presente. Mi esposa todavía está viva.

Se ríe por lo bajo. — ¿Qué, solo quieres que tome tu palabra?

—Sí. Porque soy un hombre de palabra y debes pensar en las consecuencias


al olvidar eso. Después de todo lo que mi esposa y yo hemos hecho,
¿realmente crees que sería lo suficientemente estúpido como para ser
atrapado por asesinato? ¿Realmente crees que la policía de Chicago, el FBI
23
o la CIA, la policía de Chicago finalmente fue capaz de ponerme un dedo
encima? No pareces un idiota para mí, sin embargo, aquí estoy, como diría
mi esposa “desperdiciando palabras”. —Quito el pudín de su bandeja, lo
abro y como un bocado con la misma cuchara que él había doblado.

Aprieta la mandíbula, me mira y me evalúa por un momento. Las ruedas de


su pequeño cerebro parecen estar trabajando horas extras, tratando de
comprender todo lo que he dicho. Finalmente, simplemente se congela.

— ¿Estás aquí porque quieres? —Susurra, muy confundido.

—Es más como que lo necesito, pero estás en el camino correcto, —corrijo
antes de tomar otro bocado.

—Estás planeando algo grande.

Quería poner los ojos en blanco ante lo emocionado y estúpido que sonaba.
—Lo estoy. Lo estamos. Así que pon a tus malditos hombres en línea, porque
trabajas para mi esposa y por esa definición, trabajas para mí. Si tengo que
recordarte eso, maldecirás el día en que naciste, Nicoli. Sí, sé tu nombre y

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deberías dejar de llamarte "The Spoon". Son hechas de plástico, mi hijo de
cuatro meses también podría doblarlas, —digo mientras me levanto del
banco y dejo la taza vacía para él.

Diecisiete días más. Diecisiete jodidos días más.

24

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CAPÍTULO 2

"De hecho, soy rey, porque sé cómo gobernarme a mí mismo".

—Pietro Aretino

LIAM

DIA 11

Mi mirada los recorre, sus cuerpos están encorvados, tratando de bloquear


mi visión de sus manos. Odio estar en situaciones como esta.

Lanzando otro paquete de salsa de tomate al centro, los tres internos me


miran.

—Estás blofeando, —dice Chris, un hombre negro pequeño, con una cicatriz
en la cara y el ceño fruncido.
25
—No blofeo, ni siquiera por cinco millones, —respondo antes de volver a
mirar las cartas en mi mano.

—Joder, hermano, estoy fuera, —dice Justin, el amante de Chris mientras


lanza las cartas al centro. No eran abiertos sobre su historia de amor, pero
yo me di cuenta.

—Estuve fuera hace un rato, —murmura el mayor, Matty, antes de retirarse


de esta mano.

Uno por uno, todos se retiran hasta que solo quedamos el bocón y yo.

Me mira a los ojos, buscando signos de debilidad, frunciendo sus labios


antes de que finalmente se retire también. Una sonrisa similar a la del
Grinch7 se extiende por mi cara mientras les muestro mi mano.

— ¡Bastardo! ¡Jodidamente nos jugaste! —espeta Chris, levantándose de su


asiento.

7 The Grinch: Película Basada en el clásico del Dr. Seuss, sobre un villano que programa arruinar la Navidad para los residentes de
Whoville.
Blofear: alardear, fanfarronear.

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—Creo que el término correcto es blofear, —digo, mientras tomo todos los
paquetes de salsa de tomate.

Matty me fulmina con la mirada y se cruza de brazos. — ¿Qué pasó con “no
blofeo, ni siquiera por cinco millones”?

—Regla ocho: el dinero es dinero. Si no puedes hacerlo, tómalo, —le


respondo, ya barajando las cartas—. Ahora, será mejor que tenga mi dinero
mañana.

Chris escupe a un lado. Luego camina hacia el otro lado de la cafetería y


habla con algunas de sus personas, con suerte acerca de conseguir mi
dinero. Chris es parte de una banda callejera que probablemente vende mis
drogas a un precio más alto, a las personas de su vecindario. Es uno de los
inconvenientes de usar intermediarios. Una vez que nos compran el
producto, ya no es nuestra preocupación, podían venderlo al precio que
quisieran. No me importa eso. Lo que me molesta es cuando intentan
mezclar nuestro producto con su propia mierda, como si fueran unos
malditos científicos. Los idiotas no se dan cuenta de que si una persona
26
tenía una sobredosis, perderíamos clientes y ganancias. Todo lo que saca
dinero de mis bolsillos necesita ser tratado.

—Tu dinero será transferido, Callahan, —se burla Chris cuando regresa.
Vuelve a sentarse, pero no toca las cartas.

Al levantar la vista, noto que O'Connor espera en la última mesa a la


izquierda; frente a él esta The Spoon.

—Es bueno saber que los hombres en la cárcel cumplen su palabra.

— ¿Qué, crees que eres mejor que nosotros? —Matty sisea entre sus dientes
ennegrecidos.

—No quieres saber lo que pienso, —digo antes de levantarme—. He


presionado a mi suerte lo suficiente por hoy, gracias por el juego.

— ¿Cómo diablos voy a recuperar mi dinero? —Grita Chris.

—No lo harás, —respondo.

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Cuando estoy a punto de irme, él me agarra del brazo. Mirando sus dedos,
mi mandíbula se aprieta.

—Chris, —murmura Justin en voz baja.

Toda la cafetería se congela. Nadie se atreve a respirar. O'Connor, junto con


The Spoon se levantan, todos listos para otro día violento.

—Si quieres mantener tu brazo, debes soltarme, —le digo.

Sus ojos se abren cuando hace lo que le pido. —Señor Callahan, yo lo…

—Callahan, tienes una visita. Callahan, tienes una visita, —la voz familiar
se escucha por el intercomunicador.

Dejando al tonto, me dirijo a las puertas. Noto que O'Connor asiente con la
cabeza a dos hombres que simplemente se acercan a la mesa para tomar mi
lugar. Podría evitarlo, solo dejarlo así, sin embargo este es un tanque de
tiburones. Si no podías nadar, te ahogabas. Si te metes con el alfa, te comen.
27
Cuando salgo, Thing One y Thing Two 8 están esperando, con esposas en la
mano. Me encadenan como si fuera el maldito Hannibal Lecter9. Estaba
acostumbrado a caminar a la habitación de las visitas. Cada vez que iba,
sentía que me estaban llevando a la muerte. Por el bien de mi madre, trato
de pensar en un buen momento, un punto brillante en el infierno para
hacerla sentir mejor. Yo podría manejar el confinamiento, pero era la mirada
en sus ojos cada vez que venía a verme lo que me estaba desgastando. Casi
no quería verla.

Cuando llego al cristal que nos separa, no es ella quien está sentada al otro
lado, y siento un alivio.

—Te ves como una mierda.

—También me alegro de verte, papá, —le digo por teléfono. Sus ojos vagan
sobre mí, su cara inexpresiva, antes de sacudir la cabeza.

8
Thing One y Thing Two: son dos hermanos gemelos, personajes que pertenecen al libro infantl El Gato en el
Sombrero del autor Dr Seuss.
9
El Dr. Hannibal Lecter es un célebre personaje de ficción inventado por el novelista Thomas Harris.

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—Lo sabía desde el momento en que naciste, solo sabía que me llevarías a
una tumba temprana. Siempre fuiste tú el único que tuvo que cruzar la
línea...

—Papá, estoy en la cárcel, ¿realmente necesito un sermón? —Sonrío,


haciendo que la comisura de su boca se levante.

Sus ojos se posan en las esposas alrededor de mis muñecas—. Aunque


pareces una mierda, tú todavía te ves bien según los estándares de la cárcel.

—Lo tomaré como un cumplido. ¿Es esa tu forma de preguntar si estoy bien?

Él no responde, pero sé que sí. Está tan preocupado como mamá, pero al
menos trata de no demostrarlo.

—Tienes un plan, correcto. —No era una pregunta.

Asiento. —Lo tengo.


28
Él espera. —Liam…

—Regla nueve: un secreto es solo un secreto si una persona lo sabe. Confía


en mí papá, estoy bien.

—Tal vez tú, pero el resto de la familia no lo está.

—Yo lo arreglaré.

—Y confiaría en ti si confiaras en ti mismo. Parece que solo estás pensando


en qué hacer sin ningún plan. Estamos perdiendo negocios. Nos vemos
débiles Estás encerrado, Liam...

— ¡¿Dejarías de decirme dónde diablos estoy?! —Espeto, mientras tiro de


las esposas—. Jodidamente sé dónde diablos estoy, maldita sea. Sé que
estamos perdiendo negocios. Estoy trabajando en ello. ¿A quién le importa
un culo si nos vemos débiles? No lo somos. Y si alguien piensa eso ahora,
dentro de unos días volverán a besarme los pies.

— ¿Y si ella no regresa, Liam? —Pregunta.

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Levantándome, me preparo para colgar, no quiero ir allí.

—Liam, por favor, vuelve a sentarte, —dice.

Pero ya estaba hecho. Me aparto de él y miro hacia los guardias.

—Ethan tiene una infección de oído.

Era como si alguien me hubiera dejado caer en un charco de hielo.


Mirándolo, trato de pensar qué decir.

—Ethan tiene una infección de oído, por eso tu madre no está aquí. Estuvo
con él toda la noche con la esperanza de llevarlo a la cama, —agrega.

— ¿Has llamado a su médico? ¿Él está bien? ¿Qué medicamentos está


tomando? ¿Esto acaba de suceder? Mi madre estuvo aquí ayer y no dijo...

—Está bien Liam, respira. Los bebés tienen infecciones del oído. Es doloroso
verlo, pero estará bien. Entre todos los miembros de la familia, el pobre niño
29
ahora probablemente está llorando porque no puede tener un momento de
paz.

Respira, había dicho, como si fuera tan fácil.

Descanso mi cabeza en mis manos, trato de calmar mi maldito corazón. Pero


está más allá de mi control. Yo quería verlo. Hay una urgente y dolorosa
necesidad de ver su rostro. No hay una mierda que vomitar, duele. Me duele
saber que no estaba allí para él. Me duele saber que él podría no conocerme.
Y lo peor de todo, duele saber que le había fallado. Al no proteger a su madre,
le había fallado.

—Liam…

—Estoy bien, —toso mientras me siento un poco más erguido—. Mientras él


esté bien, yo estoy bien. Y él está bien, ¿verdad?

Él sonríe con tristeza y asiente. —Hijo, si no estuviera bien, no estaría


perdiendo el tiempo contigo. Es feliz, está sano y tiene tus ojos. Exactamente
el mismo verde.

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Me mantengo en silencio por un momento antes de asentir.

—Callahan, se acabó el tiempo, —dice el oficial detrás de mí.

Mi padre me mira, con la mirada que solía darme cuando era un niño. Como
si estuviera tratando de leer un libro complejo en un idioma desconocido.

—Ella regresará, —susurro—. Llámame loco, tonto o simplemente delirante.


Pero la conozco. A pesar de mi mejor juicio, todavía la amo y tengo que creer
que volverá.

Thing One y Thing Two aparecen a mi lado y me llevan al familiar tramo de


celdas. No quiero hablar con nadie más, no quiero hacer nada. Cada vez que
veía a mi familia, sentía que otro chip se había caído de mi alma. Los
Callahans no estaban destinados a ser encerrados, suceden cosas malas
cuando tratan de mantener a un monstruo en una jaula.

—Celda abierta D2344.


30
Mi puerta se abrió, y cuando lo hizo, allí en la litera de arriba había un
adolescente de no muy buena apariencia, con piel marrón y ojos negros. Es
alto y delgado, no mayor de 18 años, y sobre todo, estaba asustado... podía
oler el miedo salir de él en oleadas.

—Conoce a tu nuevo compañero de celda, Callahan. Avery Barrow, —se ríen


por lo bajo.

Al entrar, la puerta se cierra. Metiendo mis manos por el agujero designado,


me quitan las cadenas cuando se la devuelvo a ellos.

Que idiotas.

—Oye, no voy a interponerme en tu camino. Sólo estaba…

—Deja de hablar, —le digo mientras me apoyo en los barrotes—. Sal de esa
cama y será lo último que hagas.

Él no habla y yo no cierro los ojos. La Directora había hecho esto y lo pagaría.

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DIA 14

¿Me estás tomando el pelo?

Cada preso yace boca abajo en el suelo mientras los paramédicos pululan
por el imbécil que está teniendo una convulsión en medio de la cafetería.
Aún no he almorzado y este hijo de puta me estaba cortando el tiempo.

Lo más probable es que tuviera una sobredosis por la heroína que había
ordenado. No iba a lograrlo, así que ¿por qué molestarse con la puta
dramatización?
31
— ¿Está muerto? —Susurra Avery con los ojos muy abiertos. Para un tipo
que supuestamente había puesto una escopeta en la cabeza de su
padrastro, estaba más verde que todas las colinas de Irlanda.

—Sí, —digo cuando finalmente se llevan el cuerpo.

— ¿Qué están mirando? —Grita el guardia gordo—. Siéntense y coman.

Ninguno de ellos se mueve, y algunos me miran.

Avanzando, mis pasos resuenan por todo el pasillo. Es solo cuando tomo
asiento que todos vuelven a la normalidad. De nuevo, sonrío. Matty y Avery
vienen también, se sientan a mí alrededor. Una parte de mí desea al menos
poder sentarme con mi gente. Pero por ahora, estoy atrapado.

—Es como si fueras un rey aquí, —se inclina Avery, mientras como mis
guisantes básicamente congelados.

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—Eso es porque lo es, chico, —se ríe Marty—. Tu compañero de celda es el
Liam Mad Hatter10 Callahan.

— ¿The Mad Hatter? —Pregunta mientras me mira—. ¿Qué hiciste? ¿Eres


como Jeffrey Dahmer11 o Ted Bundy12?

Lucho contra el impulso de poner los ojos en blanco.

— ¿Cómo diablos no sabes quién es este hombre? ¿No tienes un televisor


chico? —Marty le lanza un rollo a la cabeza, pero lo agarro antes de que lo
golpee y lo muerdo.

—Gracias, —murmura y luego mira a Marty—. Mi padrastro creía que la


televisión era una fuente de pecado.

— ¿Nunca has leído un periódico? ¿Salido? ¿Qué mierda hizo él?


¿Mantenerte en una jaula? —Bromeó Marty.

—Algo así, no necesitas una cadena para ser encerrado, —responde él


picoteando su comida—. Pero ya no importa. Le volé la cabeza limpiamente.
32
Sacudo mi cabeza. Estaba tratando de ocultar su miedo, pero en lugar de
eso sale como un idiota.

—Si no quieres una aguja en tu brazo, no digas cosas así, —le dice Matty,
hurgando entre el puré de papas.

—Si alguna vez tengo un juicio. El tipo que me asignaron dice que podría
estar esperando aquí por un tiempo. Llegaste a un juicio rápido, ¿quién es
tu abogado? —Me pregunta.

Siento que está tratando de tomar notas o algo así. Sin decir una palabra,
me levanto de la mesa y me alejo.

10
The Mad Hatter: Sombrerero loco, personaje de Alicia en el País de las Maravillas.
11
Jeffrey Dahmer: apodado El Caníbal de Milwaukee o El Carnicero de Milwaukee, fue un asesino en serie
estadounidense responsable de la muerte de 17 adultos y menores varones entre 1978 y 1991.
12
Ted Bundy: fue un secuestrador, violador y asesino en serie de mujeres estadounidenses. Después de más
de una década negándolo, confesó treinta homicidios que cometió en siete estados entre 1974 y 1978.

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Una vez que me voy, también lo hacen algunos. No dicen nada, simplemente
me siguen escaleras arriba. Nuestras celdas están justo sobre la cafetería,
es uno de los pocos lugares donde podemos movernos sin las esposas.

—Detente, —dice Thing One, mientras se para frente a mí. El resto de los
hombres se quedan en la escalera unos pasos detrás de mí.

— ¿Qué estás haciendo? —Veo como tiran todo fuera de mi celda.

—Búsqueda en las celdas. Desde que has estado aquí, ha habido una
afluencia de drogas. A la directora no le gusta eso.

La directora puede besar mi puto culo.

— ¿Y dónde crees que las drogas están escondidas? ¿En mi celda?

Él no responde, mantiene los brazos cruzados mientras el otro guardia rasga


todo. Y con cada rasgadura y lanzamiento, la necesidad de golpear sus
cráneos crece hasta el punto en que mis manos tiemblan. Siete días más.
Siete más…
33
— ¿Estás enojado, Callahan? Parece que lo estás pasando mal, —comenta
Thing One.

A la mierda todo. Yo era un maldito Callahan.

Dándome la vuelta, me apoyo en la barandilla y miro a todos los hombres


que están ansiosos por una orden. O'Connor me mira.

—Callahan, te estoy hablando.

—Por el bien de tu familia, espero que tengas una buena póliza de seguro
de vida, —asiento, sin romper el contacto visual con O’Connor.

Los hombres en las escaleras alcanzan a los guardias, los agarran del cuello
y los derriban al suelo. Debajo de nosotros, estalla el caos, que atrae a todos
los guardias y miembros del personal de la zona. Las sirenas suenan como
una orquesta sinfónica; Es música para mis oídos.

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—Es temporada abierta, amigos míos, dejen salir a su monstruo interior, —
digo suavemente.

Al pasar por encima del guardia caído, agarro la sábana y rasgó parte de
ella antes de llevarla a mi nariz y boca. Comienzo mi cuenta regresiva desde
cinco y, como era de esperar, cuando llego a uno, las latas de gas explotan
y se extienden como niebla.

— ¡Todos abajo! ¡Todos al suelo, ahora!

Me pregunto qué dirá la directora ahora.

34
DIA 17

151, 152, 153.

— ¿Cómo lo estás haciendo? —Grita ella, mientras golpea su mano contra


la puerta.

154.

Ignorándola, hago otra flexión hacia arriba.

— ¡Callahan, te estoy hablando! —Espeta la querida y vieja directora.

—Lo siento, Directora, el aislamiento ha alterado mi audición, —le digo


mientras me levanto para estirarme—. ¿Cómo estás hoy?

—Has estado aquí por tres días. Sin visitantes. Sin contactos. Sin nada, y
sin embargo, seis de las familias de mis hombres han sido atacadas. Seis.
Dos cada día. ¿Cómo lo haces? ¡Sé que eres tú! —Grita, mientras golpea su
mano contra mi puerta una vez más.

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—Déjame aclarar esto. —Uso mi camisa para limpiarme la cara—. Cuando


estoy en la cárcel, es mi culpa. Cuando no estoy en la cárcel, ¿todavía es de
alguna manera mi culpa? Tal vez no soy yo. Tal vez sea el Departamento de
Policía de Chicago. Tal vez eres tú, por enojarme. Pero de nuevo, todo esto
es hipotético...

Ella traga despacio. — ¿Entonces esta es la bestia que eres?

—Solo soy un hombre en una jaula.

— ¿Y esperas que crea que eres un hombre inocente?

No le respondo, realmente no me importa si ella me cree o no.

—Estás loco.

—Oh, créame, Dra. Alden, ni siquiera me he puesto a trabajar todavía, —


camino hacia la puerta y casi me río entre dientes cuando ella da un paso
atrás—. Te dije que leyeras el archivo, después de todo, esta es tu cárcel.
35
—Tres días más y luego estarás fuera de mi vista. —Su nariz se ensancha.

Sonrío. —Entonces, según tu hipótesis, ¿seis familias más? Para cuando me


vaya de aquí, ningún guardia querrá trabajar en este hoyo. Si ese no es el
caso ahora. Ah, ¿y cómo estuvo la búsqueda de drogas?

— ¡Bastardo enfermo, te haré pagar por esto! —Sisea.

La conversación ya me está aburriendo, y por mi tono de voz estoy seguro


de que ella podría notarlo.

—Tiemblo de miedo. Esta celda es lo peor que puedes hacerme, incluso si


me dejas morir de hambre. Imagina lo que podría suceder si me lo propongo.

Ella abre la boca para hablar, pero no sale nada.

Estoy tan cerca de la ventana que me toca la punta de la nariz. — ¿Quieres


que esto termine? Acepta que no soy tu prisionero. Tú eres la mía. Cuanto
antes te des cuenta de eso, a menos funerales tendrás que asistir.

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Baja la cabeza, da otro paso atrás antes de alejarse. —Llévalo con su


hermano en la habitación de visitas. Llévalo allí, luego a su celda, —dice
antes de alejarse tan rápido como sus pequeñas piernas pueden llevarla.

—N-n-necesitamos sus manos-s Señor C-C-Callahan, —tartamudea el


guardia. Parece tan pálido como una sábana y listo para mearse.

Girándome, les permito esposarme.

— ¿Eso está demasiado apretado? —Pregunta.

Sacudo mi cabeza. —No. Está bien.

—Celda 16012, —llama el guardia cuando se abre la puerta.

Rompe algunos y todos siguen.

Cuando entro, nadie hace contacto visual. Me despejan el camino como si


fuera Moisés. Después del segundo disturbio, habían pensado que todos sus
36
problemas terminarían si me arrojaban a una celda oscura y nunca miraban
hacia atrás. Lamentablemente, había planeado eso. Solo se podía hacer
mucho daño desde la cárcel antes de que todos estuviéramos encerrados.
Sin embargo, por fuera... por fuera, todo vale. Todo lo que O’Connor tenía
que hacer era enviar un nombre cada pocos días.

Caminando hacia el cristal, Declan sacude la cabeza y una sonrisa se dibuja


en su rostro.

— ¿Cómo está Ethan? —Es lo único que me había obsesionado.

—Él está bien. La infección desapareció y ahora ha vuelto a dejar bombas


tóxicas en su pañal, —dice, y me siento un poco más ligero—. Ah, y por
cierto, jodidamente te odio hombre.

—También es bueno ver tu cara pálida, —murmuro al teléfono.

—Solo tú puedes mejorar y obtener ganancias mientras estás en la cárcel.


Revisé nuestros fondos, y por un segundo quedé desconcertado. Así que de
nuevo, te odio, hombre. —Él se sienta en el borde de su asiento sonriendo.

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Su cabello está un poco más corto y oscuro, pero aún se parece al mismo
viejo Declan.

— ¿Qué más se supone que debo hacer con mi tiempo?

Él se encoge de hombros. —Bueno, me alegro de que no vuelvas a casa


enfermo y deprimido. Parece que el mundo se está volviendo loco sin que lo
ejecutes.

— ¿Cómo va el negocio familiar? —Con mi suerte, él y Neal probablemente


han quemado todo.

—Esta-ble.

— ¿Qué mierda significa eso?

—Significa que estamos caminando sobre hielo delgado. Por ahora, todo está
bien. Vamos día a día. Todos son una bomba de tiempo.

— ¿Y tú?
37
—Eso me incluye. —Frunzo el ceño y me pregunto si se está conteniendo.

—Yo…

—Señor Callahan, tiene unos minutos más, —dice el guardia detrás de mí.

Girándome hacia él, levanto una ceja haciendo que él mire a otro lado
mientras sus manos tiemblan ligeramente.

—Jesucristo, es como la secundaria de nuevo, —se ríe Declan, mientras


mira al guardia con los ojos muy abiertos antes de volver su atención hacia
mí.

Aunque tenía razón. —Es exactamente como la secundaria. Elimina los


eslabones débiles, rompe al líder, y lo siguiente que sabes es que tu mesa es
la popular.

—Nunca olvidaré esa presentación de diapositivas que diste durante la clase


que expuso los pequeños y sucios secretos de todos.

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—Me sorprende que pudieras verlo a través de tu cabello emo, —me río de
él y de mi yo de doce años. Pienso que era tan rudo, pero fue la mejor
venganza que se me ocurrió antes de lastimar a alguien.

—Ahh, Dios. —Se lleva las manos a la cara—. Me había olvidado de mis dos
años como cíclope13. Tiempos oscuros.

—Mamá odiaba tanto tu cabello que siempre intentaba quitártelo de la cara.

—Sí, estaba medio esperando que ella se colara en mi habitación y me


cortara el cabello.

Estaba seguro de que el pensamiento se había cruzado por su mente.

— ¿Cómo está reaccionando el público a esto, o mejor aún, a mí? —Suspiro,


pellizcándome el puente de la nariz, necesito un sueño real y lo necesito
pronto.

—La encuesta de CNN dice que el setenta y tres por ciento del público piensa
38
que eres culpable. Por otro lado, Nancy Grace te tiene al ochenta y ocho por
ciento, y está llamando a todas tus chicas anteriores para que testifiquen
cuán idiota controlador eres. Yo digo que se jodan a todos. Sin jodido
respeto. Lo juro. Después de todo lo que hemos hecho por esta maldita
ciudad.

O al menos todas las cosas buenas que habíamos hecho.

— ¿Que esperabas? Esto es Chicago. No puedes confiar en nadie con nada


en ningún momento. Esta ciudad y su gente te comerán vivo. Si no lo
hicieran, en realidad no sería lo mismo. —Incluso con toda la mierda,
todavía era mi hogar.

—También está sucediendo algo, Liam. Evidencia. La evidencia que no


debería existir sigue llegando a las pequeñas manos ansiosas de la policía.
Al principio, sin un cuerpo, diría que fue un intento triste, pero alguien los
está ayudando.

13
Cíclope: (Scott Summers) es un superhéroe ficticio que aparece en los cómics estadounidenses publicados
por Marvel Comics y es miembro fundador de los X-Men.

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Parece frustrado pero no puedo decirle. Todavía no, tengo que estar
desconectado de los teléfonos del gobierno antes de señalar con el dedo al
director del FBI.

—El caso aún es débil, —es todo lo que puedo decir.

—Sí, bueno, no ayuda que Natasha haya sido encontrada muerta en una
zanja. —La sonrisa en su rostro me hace querer atravesar el cristal y
golpearle la nariz.

—Incluso desde más allá de la tumba, todavía me hace enojar. Ella es como
una pesadilla interminable. Coraline siempre me dijo que me mantuviera
alejado de ella.

Algo brilla en sus ojos con solo mencionar su nombre.

— ¿Cómo está Coraline? —Pregunto lentamente.

Él sonríe. —Ella está bien. Pasó por esta fase de pelucas horribles por un
39
tiempo. Pero el cáncer se fue. Ahora es la jefa de la campaña liberen a Liam.

— ¿La campaña de liberen a Liam? —Casi tengo miedo de lo que eso


significa.

—Sí, viene con lindas fotos de Liam bebé, junto con fotos tuyas y de Mel en
Twitter, Facebook e Instagram. Con historias de lo buena persona que eres.
Ochenta y ocho por ciento no son todos. Mi esposa es una organizadora,
¿qué puedo decir?

Por el amor de mierda.

—Dile que dije gracias, supongo.

—Liam, sobre Mel.

—Declan, no lo hagas. Ella estará allí. —No podía dejar que dudara también.

—Han pasado cinco meses. No hay otras llamadas, no hay registros.

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—Declan…

—Tal vez ella quiere volver a casa pero no puede. O fue tomada de nuevo.
Necesitas prepararte para todas las posibilidades. Tu juicio es en tres días.
No puedes contar con que ella esté allí, especialmente cuando sé que hay
algo que no me estás diciendo. Dame algo, Liam, lo que sea. ¿Contra qué
estamos luchando?

Busca en mis ojos, sin embargo cuelgo el teléfono, me pongo de pie y vuelvo
con los guardias.

¿Contra qué estábamos luchando? ¿Qué quería realmente Ivan DeRosa? ¿Y


cómo demonios iba a matarlo?

Todas eran preguntas que necesitaban respuestas antes de poder


contestarle.

40

DIA 20

No puedo dormir. No lo haría. No en un día como este. Me siento, con los


zapatos sin atar, el cabello tan desordenado como siempre, y espero. Tres
minutos hasta las 2 a.m.

—Señor Callahan.

—Ve a dormir, Avery, —le digo, mirando a la pared.

— ¿Puedo decir algo?

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—Ya lo has hecho. —De hecho, el chico nunca se calla la boca. Debería
haberle dicho a la Directora que sacara su trasero de mi celda. No estoy
seguro de por qué no lo hice.

Él guarda silencio y yo simplemente ruedo los ojos antes de pellizcar el


puente de mi nariz.

— ¿Qué es? —pregunto.

Lo escucho tragar mientras se lame los labios.

—Tienes cinco segundos, Avery.

—Yo solo... no creo que hayas matado a tu esposa. No me pareces un asesino


o un mal hombre. Sé cómo luce un hombre malo. No eres agradable, pero
no eres un mal hombre. Así que buena suerte, supongo.

Me río. Solo me río. En realidad se siente bien. No había escuchado algo tan
ridículo en toda mi vida.
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Deteniéndome por un momento sé lo que podía hacer.

—Mi gente te cuidará aquí hasta que te saque. En el momento en que me


vaya, aparecerán las líneas de carrera y sentirás la necesidad de unirte a los
otros bandos. No lo hagas. Esta es tu única carta para salir del infierno. Una
vez que salgas, vas a trabajar hasta que te conviertas en alguien genial...

Se ríe. —No puedo jugar baloncesto o fútbol…

— ¿La única forma en que puedes tener éxito es a través del deporte? Deja
de hablar antes de que me cabrees y cambie de opinión. Nosotros. Te.
Sacaremos. De. Aquí. Te esforzarás mucho para convertirte en alguien que
valga la maldita pena porque esa es la única forma en que me vas a pagar
por esto. Dentro de diez o veinte años pagarás tus cuotas. Porque créeme,
vendré a recogerlas. ¿Tenemos un trato, Avery Barrow? —Le pregunto
seriamente.

Lo escucho sentarse. — ¿Hablas en serio? ¿Cómo demonios me vas a ayudar


si tienes tu propia mierda que arreglar?

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— ¿Tenemos un trato? —Pongo los ojos en blanco sin saber por qué estaba
ayudando a este mocoso.

—Sí. Sí. Voy a intentar, haré mi mejor esfuerzo.

Tendría que hacer lo mejor de lo mejor.

—Callahan. —El oficial llama a la puerta.

Finalmente.

Dándole la espalda, coloca las esposas por la puerta.

—Celda abierta D2344, —llama el guardia.

—Espera, ¿qué hay de tus libros? —Pregunta Avery.

Mi madre me los había traído para que me mantuviera cuerdo.


Lamentablemente, los había terminado todos en la primera semana.
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—Tómalos. Comienza a arreglarte, —le digo mientras salgo al pasillo.

A mi alrededor, la gente comienza a golpear sus puertas, gritando mi nombre


con orgullo. Con cada paso que doy, se hace cada vez más fuerte.

Saben que no volveré... nunca. Todo lo que tengo que hacer es superar este
juicio.

CAPÍTULO 3

"Nuestras pruebas, nuestras penas y nuestros dolores nos desarrollan".

—Orison Swett Marden

LIAM

— ¿Entiende, señor Callahan? —pregunta mi abogado, Dillon DiMarco.

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Aparto la mirada de mi hijo por un momento. Esta chupando su propio puño
sin importarle nada en el mundo mientras está sentado en el regazo de
Coraline. Sin embargo, Olivia sostiene una de sus manos. Trato de no dar a
conocer mi evidente desaprobación ante esto. La familia sabe lo que siento
por ella, pero ahora no era el momento de insistir en mis preferencias. Lo
tengo en la mira y eso es todo lo que importa. Es como un imán para mis
ojos, no puedo ocultarlo por más de unos segundos. Parece un limpio mini
señor con traje; su cabeza calva incluso tiene un brillo.

— ¿Señor Callahan? —DiMarco vuelve a preguntar, y el ejército de abogados


hace una pausa para mirarme—. Sé que esto puede ser bastante
desalentador. Pero haré todo lo que esté en mi poder para sacarlo de aquí.

Todo en su poder. Si tan solo supiera lo inútil que es su poder para mí.

—No sonreír ni reír porque el jurado pensará que no me estoy tomando la


situación en serio. No ser demasiado serio o frío, porque pensarán que soy
desalmado. Encontrar un equilibrio y ponerlo en mi rostro. Sí, lo entiendo.
—No sabía cómo eso era humanamente posible, pero lo entiendo.
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Volviendo a Ethan, Coraline toma uno de sus brazos regordetes y hace que
me salude. Sus ojos verdes me miran directamente y sonríe tanto que no
puedo evitar devolverle la sonrisa. No estoy seguro si él sabe quién soy o si
es solo un bebé feliz, de cualquier manera, verlo vale la pena vivir de nuevo.
Coraline también sonríe, luego se gira para mirarme y sacudo la cabeza ante
la camiseta negra que lleva puesta con mi cara en ella. Declan debe haber
amado a eso. Parece más sana que la última vez que la vi, pero todavía tiene
un pañuelo en la cabeza.

Declan pone los ojos en blanco antes de desabrocharse la chaqueta para


mostrarme que también lleva una. Oh Dios. Afortunadamente, mi padre y
Neal tienen suficiente sentido común como para usar trajes.

Pero cuando los miro mejor, noto los botones sujetos a las solapas de sus
chaquetas. Parece que la única persona que no usa parafernalia de "Liberen
a Liam" es Olivia. De hecho, ni siquiera parece que quisiera estar aquí. Su
cabello rubio está recogido haciendo que su rostro se vea más frio de lo
normal. Ella sacude su cabeza hacia mí antes de volver su atención a mi
hijo. Quiero romperle el feo cuello, pero de nuevo, no era el momento ni el
lugar.

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Mi madre me señala el cuello para indicarme que me arregle la corbata. Ella


y Coraline me habían dejado un traje nuevo, junto con una corbata verde
oscuro que supuestamente resalta mis ojos. Era extraño cómo, incluso con
toda la ropa que llevo puesta, todavía me siento desnudo sin mi anillo
puesto. Lo habían tomado cuando fui arrestado, y no podría recuperar mis
objetos personales hasta después de que termine esta farsa de juicio. Arreglo
la corbata como ella me indicó, sonríe y me da un pulgar hacia arriba. A
veces éramos tan Brady Bunch14 que me enfermaba.

Toda la familia está aquí... todos menos uno. Mirando hacia la puerta, noto
por primera vez todas las cámaras dirigidas a mí. Tiene que haber al menos
doce estaciones de noticias líderes aquí, cubriendo “Liam Callahan; El
asesino multimillonario”.

—Hora del espectáculo, —dice DiMarco, mientras se abrocha la chaqueta


del traje.

Lo miro con una ceja levantada.


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¿Esto es un espectáculo para ti?

—Por favor, de pie, la Honorable Juez Kelly Weston preside, —grita el


alguacil, y todos nos ponemos de pie.

Mierda.

Es una mujer bajita con rasgos simples, cabello oscuro y fibroso. Las
personas que son bajas siempre compensan eso en exceso de otras maneras.
Lo más probable es que ella fuera dura.

—Buenos días, por favor siéntense, —dice, sonando casi aburrida—. Bien,
estamos en el registro, caso número 67F82C5 Estado de Illinois en contra
de Liam Callahan. Todas las partes están aquí presentes, ¿hay algo más que
debamos abordar antes de llamar al jurado?

14
The Brady Bunch: (La tribu Brady en Hispanoamérica y La tribu de los Brady en España) es una serie de
televisión sitcom estadounidense. El programa se emitió originariamente desde el 26 de septiembre de 1969
hasta el 8 de marzo de 1974 en la cadena estadounidense ABC y posteriormente fue exportada al resto del
mundo.

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DiMarco, que todavía está de pie, sacude la cabeza. —No en este momento,
Su Señoría.

—Estamos listos para comenzar también, —dice el fiscal.

Parece una bola de grasa, con el pelo peinado hacia atrás y los zapatos de
cocodrilo. Sabía que Coraline y mi madre le están haciendo caras, y desee
poder mirarlas para verlo.

—Está bien, tráiganlos, —dice la juez Weston.

No estaba seguro de quién pensaba que estas personas eran un jurado de


mis iguales. Parece que alguien los había recogido en el último momento en
un bar... o en un Wal-Mart a las tres de la mañana.

—Buenos días, damas y caballeros, espero que no tengan problemas para


estar aquí. Solo necesito hacerles una pregunta. ¿Alguno de ustedes leyó,
oyó o escuchó algo sobre este caso?

—No. —Todos sacuden la cabeza y todos mienten... tal vez son de los míos
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después de todo.

—Está bien, entonces. —Ella asiente con la cabeza al fiscal, y DiMarco, junto
con sus abogados, se sientan.

—Una vez más, buenos días damas y caballeros. —Presiona un botón en su


portátil y una foto de Mel en su vestido de novia, sonriendo alegremente y
luciendo feliz, aparece en la pantalla del proyector. Me dan ganas de reír
porque en ese momento de nuestra relación ella quería matarme. Pero la
foto la capturó maravillosamente más allá de la mentira.

—Quiero que le den un buen vistazo al Sr. Callahan, ese hombre sentado
allí, uno de los hijos de la infame familia multimillonaria Callahan, y
recuerden que él no es uno de ustedes. Verán, el Sr. Callahan no ha
trabajado un día en su vida. Nunca tuvo que preocuparse por las facturas,
la comida o incluso la seguridad. Todo siempre ha sido entregado... no,
arrojado a él. Especialmente mujeres.

»hace dos años y medio de su vida sin su esposa, Melody Giovanni. Fiesta
tras fiesta, chicas tras chicas, una libertad todopoderosa. Liam Callahan

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hizo lo que quería, a quien quería. Ninguna mujer duró más de un mes en
su brazo antes de que la tirara. Entonces puf, está casado con la bella Sra.
Melody Giovanni, y uno pensaría que sería suficiente. Uno pensaría que él
sería feliz. Pero un hombre como él nunca puede ser atado sin
repercusiones. Las novias anteriores de él están muertas o sus vidas han
sido tan alteradas que no pueden funcionar como solían hacerlo; las rompe
y luego las tira.

Por el amor de Cristo, alguien necesitaba poner uno entre sus ojos.

— ¿Suena esto como un hombre listo para casarse? ¿Un hombre listo para
formar una familia? No. Liam Callahan hizo lo que hacen todos los hombres
Callahan, se casan siendo jóvenes, una tradición.
La evidencia de hoy mostrará que el Sr. Callahan quería regresar a su vida
anterior. Quería las fiestas, las chicas, la diversión, y haría cualquier cosa
para conseguirlo. No podía vivir la vida inmoral que quería con Melody,
devotamente religiosa y amada. Cuando quedó embarazada de su primer
hijo, Liam entró en pánico e intentó deshacerse de él porque se sintió
atrapado. Melody fue hospitalizada con una puñalada en el estómago y
afirmó que se cayó por las escaleras con un cuchillo.
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JÓDETE. ¿Cómo te atreves? Grito en mis pensamientos.

El dolor de perder a nuestro primer hijo todavía dolía. Habíamos perdido a


nuestro hijo...

Por el rabillo del ojo noto que Olivia se levanta, toma a Ethan de los brazos
de Coraline y se dirige hacia la salida.

—Lamentablemente para el señor Callahan, Melody no murió. El bebé ya no


estaba, pero ella no murió. Sin embargo, esa no fue la última vez que Melody
fue hospitalizada. De hecho, ella había recibido una herida de bala en el
hombro. Había estado en un accidente automovilístico. No hubo explicación.
¿Cómo se compara un accidente automovilístico con una herida de bala?
Casualmente, Melody estaba embarazada otra vez. Esta vez, el señor
Callahan sabía qué hacer. La forma de recuperar su libertad era deshacerse
de ella. Solo momentos después de dar a luz, Melody desapareció. Las
únicas personas que pudieron haber estado allí fueron sus médicos y el
propio señor Callahan.

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Vas a pagar. Iba a asegurarme de que pasara toda su vida lamentando esta
larga declaración de apertura.

—Damas y caballeros, su sangre fue encontrada en su ropa y sus botas. Los


testigos testificarán su ira, los registros del hospital mostrarán el
sufrimiento de Melody. No dejen que ese hombre de traje elegante los
engañe. Liam Callahan asesinó a su esposa. No tenemos cuerpo;
desearíamos haberlo hecho para que su hijo al menos pudiera tener eso.
Pero el dinero puede comprarte muchas cosas retorcidas en este mundo.
Liam Callahan quería borrar a Melody de la faz de la tierra, y pensó que
podría salirse con la suya. No lo dejen alejarse de esto. Melody Nicci
Giovanni-Callahan necesita justicia. El bebé Ethan Callahan necesita
justicia. —Se vuelve y camina hacia su asiento junto a sus orgullosos
compañeros.

¿Está usando a mi maldito hijo?

Siento que la sangre en mis venas hervirá en cualquier momento. Lo que lo


empeora es el hecho de que el jurado realmente parece creer en su mierda.
Todos miran hacia la pantalla, observando su foto con tristeza. Lo deja allí
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durante unos segundos antes de finalmente apagarlo.

DiMarco se pone de pie, caminando hacia adelante, con la cabeza calva


brillando mientras se limpia las comisuras de la boca y sacude la cabeza.

—Esa declaración de apertura que acaban de escuchar es la esencia misma


de este caso; sin hechos, todas las suposiciones hechas contra mi cliente,
Liam Callahan, por dos cosas: es rico y tiene un pasado. Es por eso que el
estado de Illinois quiere encerrarlo de por vida, por algo que no hizo. El señor
Callahan nunca ha rehuido su pasado. De hecho, él y su esposa bromearon
abiertamente con la prensa. La diferencia con Mel era el hecho de que él la
ama.

»El Señor Callahan me dijo que no la llamara Melody porque odia eso. La
fiscalía no la conoce. Si lo hicieran, sabrían que Mel era una orgullosa
propietaria de un arma y que a menudo salía a cazar. Le gustaba la ópera,
aunque no podía cantar para salvar su vida, pero lo hizo de todos modos
solo porque Liam Callahan le dijo que amaba su voz. Cada persona cercana
a Mel respalda a mi cliente; ellos creen que él es inocente. Toda la evidencia

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que la fiscalía intentará presentar no es más que circunstancial en el mejor
de los casos.

»No hay una pistola. No hay escena del crimen. Este es solo otro caso en que
el Departamento de Policía de Chicago no protegió a sus ciudadanos y buscó
un chivo expiatorio. Les pido a todos ustedes; ¿De verdad confían en la
policía de esta ciudad? ¿Después de todo lo que no han podido hacer? —
Volviendo a la pantalla, hace clic y nuevamente aparece una foto de Mel.

—Esta foto es perturbadora, no puedo imaginar lo que mi cliente debe sentir


al saber que su esposa todavía está ahí afuera, pero no puede buscarla. No
puede ayudar a encontrarla porque el Departamento de Policía de Chicago
abandonó su búsqueda y lo señaló con el dedo. Esto no es justicia. Esta es
una cacería de brujas, y no dejaré que se queme a un hombre inocente en
la hoguera para que la fiscalía y el departamento de estado se den una
palmada en la espalda. Díganles que hagan su trabajo. Díganles que
encuentren a Mel, porque Liam Callahan no mató a su esposa. Liam
Callahan es un hombre inocente. Él y su familia necesitan justicia.

Vuelve con confianza a nuestra área antes de sentarse a mi lado.


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Mirando fijamente su foto, el nudo en mi garganta no desaparecería. Me doy
la vuelta y miro la puerta. La gente entra y algunos se van. Pero ninguno es
ella.

¿Dónde diablos estás, Mel?

—Por favor, indique su nombre para el registro, —dice el fiscal a la mujer de


cabello rubio en el estrado.

—Dra. Amy Lewis, —se inclina hacia el micrófono.

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—Dra. Lewis, era la doctora de Melody Callahan, ¿verdad?

—Sí. Estuve allí durante su primer embarazo.

— ¿Puede llevarnos a través del incidente que ocurrió la primera vez que
conoció al Sr. Callahan hace dos años?

Ella me mira y luego mira al jurado. —Esa noche, su esposa entró con una
puñalada en el estómago. Ella estaba en cirugía, y el Sr. Callahan estaba
enojado. Me tomó del cuello y me estrelló contra la pared.

Que me jodan.

DiMarco se sienta un poco más erguido en su silla y hojea sus papeles.

— ¿El señor Callahan le dijo algo?

— ¡Objeción! —DiMarco se levanta—. ¿Relevancia?


49
—Su señoría, la Dra. Lewis está aquí para dar testimonio del carácter del
Sr. Callahan, creo que eso es relevante.

—Estoy de acuerdo, —dice la juez mirando a DiMarco. —Anulado.

—Lo siento, Dra. Lewis, como decía, ¿qué le dijo el Sr. Callahan?

Asintiendo, sus manos alcanzan su garganta. —Dijo algo como "Te


arrancaré la cabeza de los hombros perra sin clase, de baja vida, perra
idiota.” Que era dueño del hospital y de esta ciudad.

Oh esa perra.

El jurado se vuelve hacia mí con sorpresa y disgusto coloreando sus ojos.

El fiscal mira al jurado. — ¿Entonces te amenazó?

—Sí.

— ¿Crees que quiso decir lo que dijo?

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—Sí.

—Gracias, Dra. Lewis. Su testigo, —dice el fiscal a DiMarco.

Levantándose de la silla, se arregla la chaqueta. —Eso debe haber sido


aterrador. ¿Llamó a la policía, Dra. Lewis?

Inclinándome hacia atrás, todo lo que puedo hacer es mirarla a los ojos.
Parece atrapada mientras hace todo lo posible para apartar la mirada de mí.

—No, no lo hice.

—Pero acaba de decirle a estas personas que la amenazó, que realmente


creía lo que dijo, ¿por qué no llamó a la policía?

—Yo... no sé.

—¿No lo sabes? ¿Por qué no lo sabes? Parece simple; un hombre amenaza


tu vida, llamas a la policía.
50
—¡Objeción! ¡Acoso al testigo! —El fiscal casi salta de su asiento.

—A lugar. Sr. DiMarco, por favor permita que la testigo responda sus
preguntas, —dice la juez, y lucho contra el impulso de poner los ojos en
blanco. Si esto es “acoso al testigo”, la Dra. Lewis debería encontrar la
religión y rápido, porque después de que esto terminé, no tenía dudas de
que nos reuniríamos de nuevo.

—Por supuesto, su señoría, —dice DiMarco—. Dra. Lewis, mientras la


Señora Callahan estaba perdiendo a su bebé, luchando por su vida, ¿estaba
o no estaba tratando de coquetear con el señor Callahan?

Su boca se abre y sus ojos casi se le caen de la cabeza.

—Yo... yo... no... Yo...

—¿Entonces no colocó su mano sobre el brazo del Sr. Callahan y se ofreció


a hacer "cualquier cosa"?

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Ella traga saliva mientras sacude la cabeza. —Puede que haya entendido
mal, estaba tratando de consolarlo...

—En lugar de ayudar a su esposa, —la interrumpe.

—Había más que suficientes personas trabajando en ella.

—¿Le asignaron al caso de la señora Callahan entonces?

Ella suspira ruidosamente. —No, estaba en el ala cuando él entró...

—¿Entonces te acercaste a él?

—Sí.

—¿Parecía angustiado?

—Sí, ¡por eso fui con él! —Espeta ella rápidamente—. Parecía que iba a
derrumbarse en cualquier momento.
51
—¿Porque amaba a su esposa y estaba preocupado?

Se detuvo por un segundo y asiente. —Sí. Supongo que sí.

—Dra. Lewis, ¿amenazó el señor Callahan a alguien más en el hospital?

Su cabeza cae mientras mira sus manos. —No.

—Estas son las radiografías de la señora Callahan tomadas después de que


perdió a su bebé, ¿correcto? —DiMarco hace clic, y en la pantalla aparecen
las radiografías del pecho, la mano y las piernas de Mel.

La Dra. Lewis parece un poco confundida, mientras ella se inclina para ver
antes de asentir. —Sí, esos son de ella.

—¿Y cómo lo sabe?

—Las roturas antiguas en su radio izquierdo, tibia derecha y por las


cicatrices curadas en su falange proximal.

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—¿Falange proximal?

—Esos son los huesos en sus manos.

—Sí, por supuesto. ¿Y qué hay de su caja torácica? —Pregunta mientras


hace clic en otra imagen.

—Más de lo mismo, las cicatrices curadas a lo largo de la quinta, sexta y


séptima costilla.

—¿Hace cuánto tiempo fue esto?

Ella se encoge de hombros. —No soy una antropóloga forense, pero diría que
hace entre doce y catorce años algunos de ellos.

—En ese momento el Sr. Callahan no podría haber…

—¡Objeción! ¡Más allá del alcance! —Grita el fiscal—. No hay forma de que
el Dra. Lewis pueda dar testimonio de eso.
52
¿Me estás tomando el pelo? ¿Puede decir que la asusté pero no puede
testificar con su maldito título médico?

—Su señoría…

—A lugar. Por favor, manténgalo en los hechos, Sr. DiMarco, —dice la juez,
y yo estoy dividido entre gritar y golpear su pequeña cabeza.

Tal vez ambos.

—¿Por qué alguien tendría ese tipo de cicatrices, Dra. Lewis? ¿Podría ser
porque ella fuera una luchadora?

—Objeción…

—No hay más preguntas, Su Señoría, —dice DiMarco mientras camina hacia
mí. La buena doctora se baja rápidamente del estrado, haciendo todo lo
posible para no mirarme.

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—Señoría, a la defensa le gustaría llamar al estrado a Fedel Morris, —dice
DiMarco leyendo su papel.

Ni siquiera sabía que uno de nuestros hombres estaba en la habitación, pero


allí estaba, vestido con su mejor ropa de domingo. Es extraño cómo todos
parecían tener el mismo aspecto. Había estado fuera durante cinco meses,
y las dos únicas personas que se veían diferentes eran Ethan y yo.

DiMarco da un paso adelante de nuevo. —Indique su nombre para el


registro.

—Fedel Gino Morris.

—Gracias, señor Morris. Me pondré manos a la obra, ¿cuánto tiempo llevas


trabajando para la familia Giovanni?

—Un poco más de una década. —Parece aburrido.

—¿Entonces sabría por qué estaba tan herida?


53
—Sí, puedo dar testimonio de ser la razón de al menos una de sus manos
rotas, —se ríe.

—¿Le quebraste la mano?

—Más bien se la quebró contra mi mandíbula una vez.

Probablemente lo haya hecho más de una vez.

—¿Era violenta? ¿Por qué te golpeó?, —Le pregunta antes de mirar al jurado.

—Entrenamos juntos. Pasó años aprendiendo a defenderse. Su padre no


quería que fuera una víctima por ningún motivo.

—Y si el Sr. Callahan le hubiera puesto una mano encima...

—Ella estaría sentada en su lugar ahora mismo.

—Tienes mucha confianza en ella.

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—¡Objeción! ¿Hay alguna pregunta allí en alguna parte?

Este maldito fiscal estaba trabajando en mi último nervio.

—Disculpe, señoría, déjeme reformular, —responde DiMarco—. ¿Por qué


tienes tanta confianza en Mel?

—Ella es una luchadora, siempre lo ha sido, siempre lo será. Ella no es una


esposa débil y maltratada de Stepford que le permite a su esposo
aprovecharse de ella. Y si en una realidad retorcida, el señor Callahan la
estaba lastimando, puedo decir sin lugar a dudas que no estaría sentado
aquí hoy.

Bueno, eso es reconfortante, y aquí pensé que había estado progresando con
su gente.

Oigo que se abre la puerta, y el chasquido de los talones en el suelo, y la


esperanza en mí crece mientras lucho conmigo mismo para no dar la vuelta.
No era ella. Nunca fue ella. No tenía sentido volver atrás.
54
—No más preguntas. Gracias, señor Morris.

Cuando se sienta, el fiscal se levanta. — No tenemos preguntas para este


testigo, su señoría. Pero nos gustaría llamar al oficial Anthony Scooter al
estrado.

Es como un quién es quién de todos los que odian a Liam.

No tenía dudas de que esto sería entretenido.

Se sienta alto y orgulloso como si esperara que la ciudad le diera una puta
medalla. Quería cortarle la cabeza y pegarla en el asta de la bandera.

—Oficial Scooter, usted fue uno de los oficiales que arrestaron en la escena,
¿correcto?

—Sí, lo fui. También fui el hombre clave en el caso.

Sigue hablando, gilipollas, te estás enterrando a seis pies de profundidad y


ni siquiera lo sabes.

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—¿Por qué sospechaste del señor Callahan?

—El Señor Callahan hizo todo lo posible para evitar hablar con nosotros.
Luego encontré una conexión entre sus novias anteriores y cada vez estaba
más claro que el Sr. Callahan estaba ocultando algo. Había sangre de la
señora Callahan en sus botas, junto con tres pistolas, solo en su habitación.

¿Qué, solo habían encontrado tres? Declan debe haber bloqueado todo lo
demás.

—Seguramente le preguntaste sobre tus hallazgos, ¿qué dijo?

—No dijo nada. Su abogado principal entró y no le dijo una palabra a nadie.
Parecía aturdido.

—¿Aturdido?

—Sí, como si estuviera drogado o borracho…


55
—¡Objeción! Especulación. —DiMarco se levanta.

—No hay más preguntas, —responde el fiscal, ahorrándonos todo el tiempo.

—Oficial Scooter, ¿es cierto que esta no es la primera acusación que ha


dirigido hacia mi cliente y su familia? —Pregunta DiMarco.

—No entiendo la pregunta, —responde.

¿Realmente este era el hombre en el que todos confiaban para decir toda la
verdad?

—¿Tiene una venganza en contra de los Callahans, Oficial Scooter? —


DiMarco espeta haciendo que los miembros del jurado se muevan en sus
asientos.

—No. Solo creo que los ricos no deberían salirse con la suya. No son
intocables, no importa lo mucho que quieran serlo, —gruñe, mirándome a
los ojos.

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—Entonces, es con los ricos con quienes tiene un problema.

—No tengo ningún problema con nadie. Cometes un delito, tienes que pagar
el precio. Sencillo.

—Y has esperado para que el señor Callahan pague. Elegiste rutas cerca de
sus hogares para patrullar, siempre eres una de las primeras personas en
la escena cuando se trata de su familia, ¿no?

El asiente. —Sí, seguro.

—En términos policiales, todavía eres un novato, ¿verdad?

—Tengo casi dos años en mi labor.

—Y en esos dos años, su departamento ha sido sospechoso de soborno y la


tasa de criminalidad ha aumentado, ¿correcto?

—Sí. —Se cruza de brazos, no queriendo retroceder.


56
—¿Harás cualquier cosa para limpiar las calles y crees que todo proviene de
los Callahans?

—Tienen esta ciudad bajo su control, y por eso, la gente mira para otro lado.

—¿Tú, un policía, mirarías para otro lado? ¿Tu gente en la fuerza miraría
para otro lado?

Sin respuesta.

DiMarco se vuelve hacia el jurado. — Se supone que estos hombres nos


protegen. ¿Pero él dice que miran hacia otro lado? ¿De qué? ¿Cómo se las
arregló para acusar y enjuiciar al Sr. Callahan oficial Scooter, cuando tantos
otros más inteligentes que usted no han encontrado evidencia de que mi
cliente haya hecho algo malo?

—Muchos hombres lo han intentado. Hemos perdido demasiados hombres


buenos, muchos de ellos están cansados y solo quieren recibir su paga y
regresar a sus familias en paz.

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Si fuera inteligente, habría hecho lo mismo.

—Damas y caballeros, lo oyeron, —dice al jurado—. El departamento de


policía está cansado de hacer su trabajo. Lo que significa que estaban
demasiado cansados para encontrar a la señora Callahan.

—¡Objeción!

Pero no se detuvo. —Están hartos, enfermos y cansados de perder


demasiados hombres, así que señalaron la salida más fácil…

—¡Objeción!

—Quieren volver a las donas y el café. ¿A quién le importa si un hombre


inocente se pudre en la cárcel? ¡Están cansados!

—¡Su Señoría!

—Señor. ¡DiMarco! —La juez golpea el mazo—. Señoras y señores del jurado,
eliminen las declaraciones anteriores del registro. Sr. DiMarco, está
57
caminando sobre hielo muy delgado.

—Mis disculpas su señoría, estoy un poco cansado, —dice, y si pudiera, me


habría reído.

La corte se calma.

—Bueno, ¿les gustaría una hora y media de receso para almorzar ahora?,
—Le pregunta la juez al jurado y todos asienten, lo que significaba que iba
a volver a las tumbas debajo de la corte.

—Quiero ir al estrado, —le susurro a DiMarco mientras el alguacil y otro


guardia se acercan detrás de mí, con las esposas listas.

Me mira como si realmente estuviera enojado.

—Señor Callahan...

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—Solo los culpables y los débiles se sientan. No soy ninguna de esas cosas.
Le estaba diciendo que subiré al estrado, no le pedía su permiso. Trabaja
para mí, no al revés.

—Es tu juicio, —murmura, sacudiendo su cabeza hacia mí.

Asintiendo, miro hacia la puerta, y una vez más la gente viene y va, pero la
única persona que necesitaba todavía no se encontraba por ningún lado.
Quiero volver a ver a Ethan, pero después de que Olivia se fue, nunca volvió.

Dándose la vuelta, me sacan de la sala del tribunal. Las celdas de detención


debajo del palacio de justicia parecen una tumba; oscuras, húmedas y
probablemente infestadas de moho. Hay un baño, un banco perforado en el
muro de piedra en la esquina, y no mucho más. Afortunadamente, no había
nadie más allí.

—Alguien le traerá su almuerzo, —dice el alguacil mientras me encierra.

Me siento en el banco, ya que no hay nada más que hacer.


58
Ella no vendrá. No quiero creerlo. Duele creerlo. Una parte de mí quería que
la lastimaran, que la capturaran como había dicho Declan, al menos
entonces tendría una buena razón. Pero esto... cinco meses y ni una
palabra, ¿cómo podría abandonarnos? Si ella no se preocupaba por mí,
entonces al menos pensé que volvería por Ethan.

Pero, de nuevo, ella nunca quiso hijos.

Tal vez esta era su salida. Tenía dinero y propiedades escondidas en todo el
mundo, y podía esconderse por el resto de su vida sin preocuparse.

—Piensa un poco más y podrías reventarte una vena, —sonríe Coraline,


mientras está afuera de mi celda con una bolsa de papas fritas y lo que
huele a hamburguesa.

—¿Cómo llegaste aquí? —Pregunto, buscando al guardia.

—Cáncer. Si no apestara tanto, sería genial. Puedes hacer que la gente haga
casi cualquier cosa. Ahora come. —Ella mete la bolsa y la bebida a través
de los barrotes.

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—Gracias, Coraline. —No tengo hambre, pero dudaba que me dejara ir.

Ella mira detrás de ella. —Realmente tengo que irme antes de que regrese.
Pero sea lo que sea que estés pensando, detente.

—Coraline…

—Dudar es una señal de que estás en la línea de meta. Has estado luchando
durante meses y estás al final. Deja de pensar en eso, avanzaremos por esto
y saldremos por el otro extremo. Siempre lo hacemos. —Ella sonríe una vez
más antes de hacer todo lo posible para escabullirse. Ella, como el resto de
mi familia, está loca, pero tienes que amarlos.

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CAPÍTULO 4

"No luches en una batalla si no ganas nada con la victoria".

—Erwin Rommel

LIAM

—Liam Alec Callahan, —digo al micrófono.

—Señor Callahan, voy a ir directo al grano, —me dice DiMarco—. ¿Mató a


su esposa?

—No. No maté a mi esposa. —No sé cuántas veces había dicho esa maldita
frase, pero estaba harto de hacerlo.

DiMarco se vuelve al jurado y luego a mí. —Eso no es muy convincente, Sr.


Callahan. Así que, ¿puede explicarnos qué significa su esposa para usted y
por qué no la mataría? 60
—Ella... ella me vuelve loco. —Me detengo por un momento, tratando de no
sonreír ante mi siguiente pensamiento. Fuerzo una sonrisa débil en su
lugar—. Ella es la única mujer a la que le quiero gritar y hacer el amor al
mismo tiempo. Ella puede hacerme sonreír con una sola mirada. Ella canta
en la ducha y es horrible. Y cuando sale, finge que ni siquiera sucedió. Ella
me patea mientras duerme porque no entiende dónde termina su lado de la
cama y dónde comienza el mío. Ella es mandona, brillante y hermosa. La
razón por la que no pude matarla es porque estoy perdidamente enamorado
de ella. No podía imaginar no tener esos momentos con ella. En realidad,
eso es mentira, puedo. Estar encerrado lejos de ella y de mi hijo es más
horrible de lo que nunca podría haber imaginado.

—No hay más preguntas, Su Señoría, —dice DiMarco, mientras asiente


hacia mí y se acerca el gilipollas en los zapatos de cocodrilo.

Había pasado todo este tiempo haciendo todo lo posible para mantener una
cara seria, pero verlo juzgarme me hace querer pisotearle la cara. Apuesto a
que esos pretenciosos zapatos suyos también podrían causar una buena
cantidad de daño.

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—Señor Callahan, ¿ama a su esposa aunque fue un matrimonio arreglado?

¿Cómo diablos sabía eso?

— ¿Disculpe? —Mi mandíbula se aprieta con fuerza ante su pregunta.


Escucho algunos murmullos del gallinero, y el hijo de puta sonríe.

—Su matrimonio con Melody fue arreglado, ¿correcto? Una forma de reunir
a la familia millones, —presiona.

—Miles de millones, y no. Mel y yo nos conocimos por nuestros padres, pero
ella me odiaba al principio. No se habría casado conmigo si no quisiera.

— ¿De verdad? ¿Y por qué es eso?

El cabrón Está tratando de atraparme.

—Al principio, ella estaba equivocada acerca de quién era yo.


61
— ¿Y cuál fue su opinión sobre usted, Sr. Callahan? —El hijo de puta sonríe
y nuevamente tengo la urgencia de hacerlo identificable solo a través de
registros dentales.

—Ella pensaba que era un chico fiestero malcriado que pasaba demasiado
tiempo con el sexo. —Estoy seguro de que obtuvieron mi insinuación, pero
decirlo me recordó un momento que se sintió hace décadas, en lugar de los
pocos años que en realidad lo había sido. Uno de esos errores me perseguía
ahora e incluso ayudaba en este caso falso.

Maldita Natasha.

— ¿Ella cambió de opinión? ¿Cómo la convenció para que lo hiciera? —De


nuevo intento ignorar su insinuación. Pero estoy seguro de que unos pocos
molares se rompieron por lo fuerte que aprieto la mandíbula ante las agallas
que parece tener este idiota.

—No necesitaba ser persuadida. La perseguí, le mostré quién era yo detrás


de las mentiras y los rumores. No se habría casado conmigo si no hubiera
visto algo en mí que pudiera proporcionarle lo que necesitaba.

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—Y al mismo tiempo obtendría lo que necesitaba. —De nuevo, esa jodida


entonación.

— ¿Lo siento? —Le pregunto como si no tuviera idea de lo que está tratando
de decir.

—Su dinero, Señor Callahan. Ganó el control sobre todo después de su


boda, ¿no? —Cuando hace esa pregunta, lo miro a los ojos. Estoy seguro de
que ve su futuro. Hay dos maneras en que esto puede acabar. Podía hacer
todo lo posible para que me encerraran de por vida, y para hacerlo,
necesitaba sacar todas estas tácticas encubiertas, y luego ganaría la fama y
la gloria de ser el que puso al infame Liam Callahan tras las rejas. Pero luego
moriría. No había dudas sobre eso. Es realmente así de simple. Pero esta
alternativa no parece ser la mejor. Si se relaja, hace un trabajo mediocre y
no voy a prisión por el resto de mi vida, puede que viva. Es su elección. Sería
crucificado por la prensa, probablemente perdería su trabajo o sería
degradado. Pero él viviría, tal vez.

— ¡Objeción! —DiMarco grita de pie, terminando efectivamente nuestro


62
concurso de miradas y deteniendo la sonrisa sádica que estoy seguro ha
comenzado a adornar mi rostro.

—Permítame reformular: ¿Se casó con Melody Giovanni para enriquecer a


su familia? Después de todo, con el interés controlador de Giovanni en las
acciones de las grandes corporaciones, su patrimonio neto se ha disparado.

Supongo que eligió su camino.

Suspirando, miro hacia el jurado. Sus caras están expectantes y ansiosas,


mientras se preparan para aferrarse a cada una de mis palabras. La prensa
me mira atentamente, esperando que responda, pero no estoy seguro de qué
decir. Miro hacia mi familia, todos se sientan en la penúltima fila. Olivia ha
regresado y está sentada junto a Coraline, quien una vez más tiene a Ethan
en sus brazos. Olivia no parece contenta, pero a Coraline parece no
importarle mientras le entrega el teléfono a Ethan. Levantándolo, lo abraza
contra su pecho mientras él intenta pasarle el teléfono a alguien sentado
justo detrás de ellos, en la última fila. Está balbuceando y es el único ruido
que se podía escuchar en la sala del tribunal.

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Coraline asiente hacia mí, con los ojos muy abiertos, instándome a hablar,
pero sigo observando. Para entonces, la mujer con la que Ethan estaba
"hablando" es visible para mí. Tiene el pelo rubio corto y una sonrisa que
irradiaba mientras miraba a Ethan.

Conozco esa sonrisa.

Ella me mira y sonrío de nuevo. Es más triste, pero ella sonríe y trago. Se
quita las gafas de sol y se las entrega a la mujer que está a su lado, Anna
de la Interpol. Luego se quita la peluca y las horquillas que la habían estado
sosteniendo en su lugar cuando se encuentra con mi mirada de frente.

Profundos ojos marrones.

Cabello negro ondulado.

Sonrisa malvada.

Mel.
63
Me mira a los ojos y no estoy seguro de sí estoy soñando o muerto, pero
tengo miedo de que desaparezca si parpadeaba. Podía escuchar zumbidos
en mis oídos cuando mis palmas comienzan a sudar.

— ¡Señor Callahan! —El fiscal me grita bruscamente—. ¿Estás suplicando


la quinta enmienda ahora?

Le echo un vistazo antes de devolverle la mirada a ella, todavía está allí.

Gracias a Dios.

Ella abre los labios y articula: —acaba con él.

Anna se levanta lentamente y se acerca a DiMarco. Sus pasos suenan fuerte


en la tranquila sala del tribunal. Ella comienza a susurrarle a uno de sus
asistentes que casi golpea a DiMarco en la espalda para que escuchara.
Nadie más les presta atención, estaban demasiado ocupados mirándome.
Incluso mi propia familia está confundida, Declan se pellizca el puente de la
nariz y me sacude la cabeza. Neal sigue diciendo algo, pero ni siquiera me

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molesto en tratar de entender lo que dice. Mi madre, mi pobre madre, está
al borde de las lágrimas.

—Señor Callahan, repetiré la pregunta...

—Guarda tus malditas preguntas, —espeto haciendo que sus ojos se


abran—. Eres una serpiente. Despreciable. Y no porque intentes hacer que
la gente crea que vales más que el aire caliente que arrojas, sino porque eres
un idiota del más alto nivel.

— ¡Señor Callahan! —La juez me grita, pero le levanto un dedo.

—Señora, debería dejarme terminar, estoy llegando a la parte buena, —le


digo mientras miro al hombre frente a mí—. Tomaste un caso del
Departamento de Policía de Chicago como un fanático. No necesitabas
evidencia o causa probable. Todo lo que querías era que el mundo supiera
tu nombre al conectarlo con el mío. Bueno, que mal, porque todavía no lo
sé y no me importa. Quieres hacerte un nombre, no lo hagas montando en
mis faldones, porque cuando me libre de ti te dañarás irreparablemente. Y
antes de preguntar, no, eso no es una amenaza, es una promesa.
64
— ¡Señor Callahan! Un estallido más como ese y lo mantendré como
desacato al tribunal, —grita la juez.

—Ahí está la ira Callahan que todos estamos esperando, —se ríe a pesar de
que puedo ver el pulso en su cuello acelerarse.

Se lame los labios, da un paso atrás y se gira al jurado. Parece como si


alguien acabara de abofetearlo.

—Creo que he conseguido mi punto de vista, su señoría.

—Genial, —DiMarco sonríe poniéndose de pie—. Entonces, Su Señoría, la


defensa está pidiendo una liberación inmediata del Sr. Callahan y que sean
retirados todos los cargos.

— ¿Hay algo en el agua de tu gente? ¡Porque todos ustedes deben estar locos!
¿Por qué motivo? —Pregunta el idiota.

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—Con el argumento de que todavía estoy viva, —dice Mel mientras se levanta
de su asiento.

Está vestida con un traje completamente blanco y zapatos rojos. Parece un


ángel vengador. Anna y dos hombres siguen su acción y se paran a su lado
con sus insignias colgando de sus cuellos. Las cabezas de todos giran
cuando escuchan la conmoción.

— ¡Oh Dios!

— ¡Señora Callahan!

— ¡Señora Callahan!

— ¡Mel! —Coraline jadea, mientras se levanta. Ethan, que está en sus


brazos, ahora tiene su teléfono en la boca. Mel se inclina hacia delante para
besarle la cabeza durante unos minutos antes de que ella se aleje.

—Orden. ¡Orden en mi sala! ¡Quiero tanto a la defensa como al estado en mi


oficina ahora! —Grita la juez y farfulla, alejando mi atención de ella.
65
—Señor Callahan, como parece que la premisa de este caso está obviamente
comprometida y ya no necesita ser presidida, se abandonará, en espera de
una investigación. Usted y su familia no pueden abandonar el estado hasta
que nos reunamos para otra audiencia. ¿Me entiende? Alguaciles, escolten
al jurado y a cualquiera que no sea familia fuera de la sala del tribunal.

Dirijo mi atención al fondo de la sala. Todos intentan hablar con ella. Todos
gritan su nombre o gritan preguntas. Pero ella los ignora. Ella solo se aferra
a Ethan y envuelve sus brazos alrededor de nuestro hijo que parece
completamente a gusto. Es como si ella fuera solo otra persona
sosteniéndolo. Nadie significativo.

Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba caminando hasta que pude
olerla. Olía igual, pero diferente al mismo tiempo. Su aroma tiene un efecto
diferente en mí de lo que solía hacerlo. Huele a alivio, pero al mismo tiempo,
la posibilidad de ahogarse en las lluvias torrenciales que ha traído con ella.

Por favor, no dejes que esto sea un sueño.

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Abro la boca para hablar, pero alguien más se me adelanta.

— ¿Dónde diablos has estado? —Grita mi madre, mientras se limpia las


lágrimas por el rabillo del ojo.

Levanta la vista y una vez más el verde se encuentra con el marrón. Pero no
puedo acercarme más. Simplemente no puedo. Siento como si me estuvieran
desgarrando; una parte de mí quería abofetearla, y la otra parte solo quería
abrazarla, abrazarla a ella y a mi hijo para siempre.

MELODY 66
Todos me miran con algún tipo de confusión y enojo en sus ojos, incluso
Liam. Parece estar permanentemente fijo en su lugar entre Neal y su padre.
Hay tantas cosas que quería decirle, contarle, pero no podía, ahora no de
todos modos.

Ethan se queja cuando el teléfono cae de sus dedos regordetes en el asiento,


y cuando me agacho para cogerlo, Olivia inmediatamente coge a Ethan.

—Mel, ten cuidado, él acaba de comer. Debería ir a tomar una siesta de


todos modos. —Olivia lo alcanza, pero le doy una mirada que claramente
indica que necesita malditamente retroceder, ahora.

Me acerco para darle a Coraline su teléfono. Al mismo tiempo, Ethan intenta


agarrarlo de mis manos, pero Olivia me lo arrebata.

—Necesita ser limpiado por los gérmenes. En serio, Mel, dámelo para que
pueda descansar. Esto es una locura, no puedes volver y hacerte cargo...

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—Lo hago y lo haré. Lo tengo, Olivia. Hoy de todos los días no es uno para
ponerme a prueba, —le digo mientras tiro de Ethan a mi pecho. Meto la
mano en mi bolsillo para coger mi teléfono y dárselo. En el momento en que
lo tiene, aplaude.

—Oh mira, tienes un teléfono. ¿Te importaría explicar por qué carajo no lo
has usado? —Evelyn me grita de nuevo.

Parece que necesita tomar una siesta también.

—Lo acabo de conseguir hoy, —le digo, tratando de acostumbrarme a la


sensación de él en mis brazos nuevamente. Se siente mucho más pesado,
pero todavía huele igual.

— ¡Mel, esto no es un juego! ¿Dónde has estado? Neal y yo gastamos


millones buscándote. Enviamos hombres por todo el maldito mundo, —
Declan da un paso adelante.

—Sin mencionar las malditas noches, la preocupación y el hecho de que


nuestro hermano pasó cinco meses en la cárcel porque te levantaste y
67
desapareciste de la faz de la tierra. Y ahora, de la nada, estás de vuelta, —
dice Neal mientras aprieta el respaldo del banco con tanta fuerza que pensé
que se rompería.

—Sí, ahora estoy de vuelta, —repito.

La puerta se abre y DiMarco, creo que se llama, sale con Anna junto con los
dos agentes adicionales de Interpol que trabajan para mí. El fiscal mantiene
la cabeza baja mientras camina directamente a su mesa llena de papeles.

DiMarco se acerca a Liam y le estrecha la mano. —Señor Callahan, cuando


salga esta historia, creo que voy a estar sin trabajo y dudo que todos vuelvan
a necesitar un abogado.

—Nunca digas nunca, DiMarco, —asiente Liam, su voz apenas un susurro.

DiMarco me mira y me da la mano para estrechársela también. Moviendo a


Ethan hacia mi cadera, tal como lo había imaginado durante meses, tomo
su mano.

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—Y gracias por todo lo que ha hecho, Sra. Callahan, estoy seguro de que no
pudo haber sido fácil. Voy a estar atento a la conferencia de prensa del
presidente, —me dice.

Sonriendo, asiento. —Gracias a usted también. Lamento que no le hayan


dicho...

—No, lo entiendo completamente. La seguridad nacional triunfa sobre un


abogado de Chicago, estoy contento de estar en el lado correcto de la
historia. Nuevamente, ¡buena suerte a todos! —Dice mientras saluda una
vez más antes de salir de la sala del tribunal.

Los ojos de Liam se vuelven hacia mí como si estuviera tratando de


reconstruir la red de mentiras que había pasado inventando los últimos
meses. Luego viene el fiscal, abre, y luego cierra y abre la boca antes de
suspirar.

Volviéndose hacia Liam, su cabeza cae baja en derrota.

—El daño ya ha comenzado. Estoy seguro de que por la mañana estaré


68
completamente quebrado, —trata de reírse.

—Un consejo; múdese. El daño persistirá, pero al menos existe la esperanza


de que algún día pueda volver a mostrar su rostro, —le digo seriamente.

Cierra los ojos, suspira y asiente. —Lo siento mucho, no lo sabía. También
haré una disculpa formal.

Cuando se va, Anna se ríe mientras me mira a los ojos. —No más favores.
He terminado.

—No, no has terminando, —le digo. Ella es familia, sin importar cuántas
veces fue removida o agregada.

—Odio malditamente a esta familia, —murmura mientras le da a Liam un


pequeño abrazo, que no regresa—. Ah, claro, tienes que llenarlos. Buena
suerte con eso, tengo que prepararme para una conferencia de prensa.

Cuando todos se van, se vuelven hacia mí expectantes.

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— ¿Qué tan grande es este encubrimiento? —Sedric finalmente habla.
Parece tan reacio como Liam.

—Cuando tu abuelo es el jefe del FBI, tan grande como sea humanamente
posible. —Y a juzgar por sus reacciones, supongo que no se los había
contado porque todos sus ojos, con excepción de los de Olivia, que sigue
mirando a Ethan, casi se les salen de sus cabezas.

— ¿Liam? —Sedric se vuelve hacia él.

Él asiente y finalmente se acerca a mí, pero no me toca como esperaba. En


cambio, se acerca a Ethan, pero no quiero liberarlo. Me duele dejarlo ir de
nuevo, pero me doy por vencida. Ethan se ríe, mientras golpea un poco la
cara de su padre.

—Neal, haz que Monte y Fedel traigan el auto de vuelta. Liam y yo


necesitamos hablar, —ordeno, retomando mi posición como si no hubiera
desaparecido por casi medio año. Cuanto antes volvieran a la forma en que
manejábamos este barco, mejor sería para ellos. Porque no importa qué,
éramos los jefes de esta familia y nunca renunciaría a ese puesto.
69
Olivia debe haber presionado demasiado el talón porque se rompe. Sin decir
una palabra, se va y pisotea con Neal siguiéndola. Evelyn jala a Liam en un
pequeño abrazo, que él le devuelve.

—Estoy tan contenta de que esto finalmente haya terminado, —susurra.

Pero no es así. De hecho, solo estamos comenzando, y al observar cómo


estaban las cosas dentro de esta familia, sé que no estarán todos intactos
en la línea de meta.

Evelyn se vuelve hacia mí, pero no dice una palabra; besa la cabeza de Ethan
antes de irse.

—Cariño, deberíamos regresar también, voy a necesitar mucho licor para


manejar esta mierda, —murmura Declan mientras toma la mano de
Coraline. Pero ella se separa por un momento y se acerca a mí.

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—Toda la familia tiene que usar uno, sin excepciones, —sonríe, mientras se
quita el botón de la campaña "Liberen a Liam" y lo pone en la chaqueta de
mi traje—. Bienvenida a casa, Mel.

Asiento sin querer hablar. No estoy segura si puedo poner en palabras lo


que estoy sintiendo.

En cuestión de momentos, estamos solos. Liam, Ethan y yo; nuestra jodida,


hermosa y pequeña familia. Liam se sienta y coloca a Ethan en su regazo.

—Liam…

—Cuatro minutos, Melody. Cuatro minutos, el tiempo que les llevará traer
el auto, solo quiero cuatro minutos con la persona más importante de mi
vida, y no lidiar con lo qué demonios estás a punto de arrastrarme. —Me
escupe causando que Ethan frunza el ceño y golpee su mejilla nuevamente
hasta que le sonríe.

¿En qué lo estaba arrastrando?


70
Siento un sudor frío envolver mi cuerpo ante sus palabras. No es lo que dijo,
he oído cosas peores dirigidas a mí. Pero, es como lo dijo. El desdén era la
emoción predominante que podía escuchar. Aunque no esperaba ser
recibida de nuevo con los brazos abiertos, solo escuchar su voz y estar a su
lado me hizo desear que eso fuera lo que me saludara en lugar de esto.
Sentándome, no digo nada más. Intenta distraerse con Ethan, pero mi
pequeño ni siquiera puede mantener sus ojos verdes abiertos por más de un
minuto. Su cabeza comienza a asentir de un lado a otro, y lo alcanzo, pero
Liam sacude la cabeza y sostiene a Ethan contra su pecho con fuerza.

— ¿Por qué empezar a fingir que te importa ahora? —Murmura.

Supongo que nuestros cuatro minutos se terminaron.

— ¿Es este el juego que vamos a jugar? —Susurro, tratando de no mirarlo.

—Nadie está jugando ningún juego excepto tú. ¿Te encontraste dónde quiera
que mierda fuiste? ¿Fue asombroso? Por favor, dime, ¿valió la pena
mantenerme en la cárcel y lejos de mi hijo? ¡¿Valió la pena abandonarlo?! —
Espeta y Ethan se agita por un momento antes de reajustarse—. Pensé en

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todo lo que te diría cuando regresaras. Y todo lo que puedo pensar en decir
es que ya terminé. He terminado de preocuparme o cuidar por ti. Eres tan
insensible y tan manipuladora como tu puta madre.

Cerrando los ojos, me muerdo el interior de la mejilla mientras trato de


calmarme. Quiere lastimarme. Está enojado e intentando lastimarme. Está
funcionando.

—De cualquier manera, he terminado. Si supiera que casarme contigo... —


se detiene.

— ¿Te habrías qué? —Le pregunto seriamente—. ¿Casado con Natasha?


Estoy que hiervo de celos.

— ¿De Verdad? ¿Cuándo te devolvió el mago el corazón? ¿Cuándo


desarrollaste emociones o te preocupaste por alguien más que tú misma? Ni
siquiera tu propio maldito hijo...

— ¡Suficiente! —Siseo levantándome de la silla.


71
Estaba tratando de luchar contra el escozor en mis ojos. Tengo que alejarme.
Me niego a ser débil. La debilidad te mata, había sido el final de Aviela. La
había convertido en una loca y patética maníaca, y me niego a ser
comparada con ella. Especialmente por la única persona que amo más que
nada en este mundo, con la excepción de la pequeña persona a la que se
aferra.

Había tantas cosas que necesitaba decirle. No sabía si a él le importaría. No


eran excusas, eran razones. Tenía que hacerle ver que lo que hice fue por él
y Ethan. Tenía que entender que solo ellos importan, y me niego a ponerlos
en peligro sin una forma de erradicarlo yo misma. No era física ni
mentalmente capaz de hacer esas cosas después de haberme liberado de
Aviela, y dudo que hubiera podido hacerlo. No con los obstáculos que había
encontrado a cada paso.

Intento no pensar en eso... en lo que había sucedido. No quiero pelear con


él. Quiero hablar, explicarle todo. Cómo cada vez que trataba de acercarme
a él, las cosas solo empeoraban. Pero, sobre todo, lo necesito de mi lado, no
contra mí. Podría enfrentar a todos en el mundo, pero necesitaba una razón
para hacerlo. Él y Ethan eran esa razón. Pero si se rendía...

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—Señora.

Me doy la vuelta y allí esta Monte.

—Bienvenida.

—Gracias Monte, espero que todos hayan disfrutado de sus vacaciones. De


ahora en adelante, todos trabajarán horas extras.

—No lo haría de otra manera, —dice.

—Bueno. ¿Está instalado un asiento para el auto? —Miro a Ethan


nuevamente. Tiene el pulgar en la boca. Solía hacerlo también... hasta que
mi padre me cortó el pulgar y me puso una venda para que pudiera dejar el
hábito.

—Sí, señora, su suegra lo puso.

Liam se levanta sin decir una palabra. Está concentrado en su hijo en


72
brazos. No estaba segura de lo que quería de mí. No podía arrepentirme de
mi elección. Había tanto que tenía que decirle, y no quería hacerlo gritando.
En el fondo de mi mente, él siempre había estado allí. Todos los días,
pensaba en él y en Ethan. Pero Avian no solo me había hecho sufrir. Si yo
fuera del tipo indulgente, podría pasarlo por alto. Pero había hecho sufrir a
Liam... había dejado a nuestro hijo sin sus padres, y por eso, me vengaría,
incluso si eso me mataba.

CAPÍTULO 5

"Tenemos el mejor gobierno que el dinero puede comprar".

—Mark Twain

LIAM

—Buenas noches, soy Stan Mercy.

—Y yo soy Toni Blake.

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—Estas son las noticias de la tarde KW4. Esta noche, tendremos cobertura
en vivo sobre la historia que ha cautivado a la nación. El nombre Callahan ha
sido muy cotilleado en las noticias nacionales durante años, pero no más que
en los últimos meses. En un sorprendente giro de los acontecimientos, el
nombre Callahan ahora es sinónimo de seguridad nacional. Durante los
últimos meses, agentes federales han llevado a cabo una investigación que
ha resultado en la muerte de Joseph Williams y otros dos terroristas locales
responsables de los bombardeos a través de la frontera mexicana y Europa.

»Hace cinco meses, los agentes del gobierno descubrieron información, a


través de la ayuda de un testigo, que condujo a este descubrimiento. El mundo
la conoce como la señora Melody Callahan. Después de un atentado contra
su vida, fue puesta bajo protección de testigos. Las únicas personas que
sabían de su paradero eran su esposo y aquellos con la más alta autorización.
Esta operación requirió un gran sacrificio por parte de una gran cantidad de
personas. En el último informe, el recuento total de víctimas llegó a seis. Todos
estos fueron agentes del gobierno que desafortunadamente perdieron la vida
al proteger a su país. Roger Kane, Kimberly Green, Beatrice Sinclair, Adam...
73
—Santa mierda, —susurra Neal mientras mira a los seis agentes en la
pantalla—. ¿Realmente los mató por encubrimiento?

Todos, con la excepción de Mel, Evelyn y Coraline que estaban en la


habitación de Ethan, estábamos viendo la cobertura de noticias. Vimos
como el Presidente, había gastado una fortuna creando, cubriendo a Mel...
cubriéndonos a todos nosotros.

—No me extrañaría nada de ella, —Declan da la vuelta y me entrega una


copa de brandy en las rocas. Respirando el aroma, casi gimo cuando tomo
un gran trago.

— ¿Cómo podría vivir sin esto? —Le pregunto—. Debería haberlo


introducido de contrabando en lugar de crack15. Podría haber ganado
mucho más dinero.

15. El crack es unailegal utilizada comúnmente creada a partir de la combinación y el cual se hace en forma
de roca como le hace referente en el libro original.

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—No deberías haber necesitado nada para pasar de contrabando, —espeta
Olivia, cruzando las piernas en la silla mientras mira al presidente en la
pantalla.

—Gracias por tu preocupación. Cinco meses sin una visita, no hubiera


pensado que te importo—. Bebiendo todo el brandy, cruzo la habitación
hasta el bar de caoba en la esquina.

—Este encubrimiento... es profundo. ¿Por qué eligió el terrorismo? —


Pregunta Neal, mirando la televisión mientras el presidente continúa.

—Porque solo hay dos guerras en este país por las que la gente se preocupa,
—murmuro—, la guerra contra las drogas y la guerra contra el terror;
preferiría que se concentren en lo último, por razones obvias.

Qué esposa tan inteligente tenía, lo había planeado todo perfectamente.

—Vamos a tener que hacer conferencias de prensa, y muchas, esto no va a


desaparecer. Estaremos en las noticias durante semanas, sino años, —gime
Declan, y yo estaba con él. Lo último que quiero hacer es sentarme frente a
74
los mismos tiburones que pedían mi sangre hace solo unas horas.

— ¿Melody habló sobre esto contigo? —Pregunta mi padre.

— ¿Hablar conmigo sobre algo? ¿Qué me veo como, su marido? —Me rio
amargamente mientras bebo. —Me río amargamente mientras bebo.

— ¿Liam? —Me pregunta de nuevo.

— ¿Por qué demonios me dejaste casarme? —Suspiro, mientras me pellizco


el puente de la nariz—. Ella no dijo nada al respecto, y no le di la
oportunidad.

— ¿Qué vas a hacer? —Pregunta Neal.

—En este momento voy a tratar de quitarme el hedor de la cárcel. Luego voy
a beber... en realidad voy a hacer las dos cosas al mismo tiempo... y solo
después de eso podría hablar con ella. —O estrangularla... Al salir de la
habitación, algunas empleadas hacen una reverencia cuando paso junto a

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ellas, lo que me recuerda que necesitaba hacer otra comprobación de
antecedentes y establecer algún tipo de ventaja sobre todos ellos.

—Liam, —dice Olivia detrás de mí.

Me detengo en medio de la escalera de mármol.

—Liam, lo siento no fui a visitarte, —susurra—. Pasé la mayor parte de mi


tiempo con Ethan.

—Me di cuenta, pareces apegada, —le respondo, mientras me vuelvo para


mirarla. Por eso no quería que ella estuviera cerca de él.

Aprieta las manos y se muerde el labio inferior. —Lo estoy, y no es mi culpa.


He estado aquí durante cinco meses y lo he visto hacerse cada vez más
increíble. Me preocupo por él, y me preocupa que lo que sea en que se estén
metiendo lo afecte. Lamento decirlo, pero ninguno de ustedes ha sido un
gran padre. De hecho, ninguno de ustedes ha sido un padre. Pero, ¿qué
esperas cuando los dos están tan envueltos en esta familia? No quiero que
lo lastimen.
75
—Él no es tu hijo, Olivia.

Parece que la acabo de abofetear. —Yo... yo lo sé.

— ¿De verdad?

La miro por un momento, pero aparentemente no puede encontrar las


palabras para decir algo más, así que me doy la vuelta y me alejo.

—Buenas noches, Olivia, espero por tu bien que nunca vuelvas a mencionar
esto, nunca.

— ¡Amenázame todo lo que quieras, Liam, pero eso no significa que esté
equivocada!

Rodando mis ojos, trato de ignorar el dolor de cabeza que parece haber
estado creciendo todo el día. Literalmente acababa de salir de la cárcel por
el amor de Cristo. Debería haber un período de espera antes de lidiar con
toda esta mierda.

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Pero sé que no obtendría uno.

Sabía que tendríamos que enfrentarnos con Ivan… Avian… como se llame.
Pero no podíamos volver a saltar a todo como si nada hubiera pasado.

El primer paso es arreglar a mi familia.

Nos tomaría un tiempo alcanzar nuestra venganza.

Pero valdría la pena.

76
MELODY

—Mel, estoy segura de que esto puede esperar, —me dice Coraline mientras
muevo los muebles en la habitación de Ethan. Pero no podría esperar. No
es seguro.

—Prefiero no hacerlo, —le digo.

Ethan estaba profundamente dormido debajo de su manta de cachemira,


verde azulada y personalizada. Habían conservado el tema que había elegido
para él: la selva tropical, aunque habían hecho lo que siempre hacían y es
excederse, pero aun así era hermoso. Sin embargo, su cuna necesita estar
más lejos de la puerta y la ventana. Sorprendentemente, mientras la muevo,
él no se despierta.

Evelyn se sienta en la mecedora, mirándome mientras la ignoro. Quería


gritar, pero no podía hacerlo aquí. Entonces, en cambio, me lanza pequeñas
indirectas.

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—Se despertará a las tres de la mañana. No importa cuánto lo dejemos
dormir en la siesta, dormirá hasta las tres de la mañana y luego se
despertará de nuevo, —se ríe Coraline, mientras recoge un par de pequeños
calcetines del suelo y los lleva a la cajonera.

—Sí, si planeas estar en su vida más de un día esta vez, deberías


acostumbrarte.

Ese había sido el cuarto comentario malicioso de Evelyn desde que entramos
en la habitación.

Volviéndome hacia ella, me toma toda la fuerza que tengo para no


estrangularla.

—Está bien, esa es nuestra señal para irnos, —Coraline envuelve su brazo
alrededor de su suegra y la levanta de la silla como si fuera una anciana.

— ¿Y se supone que debemos dejarla aquí? Ella no tiene idea de cómo


criarlo... o lo que le gusta...
77
—Cuando se despierte, necesito reproducir los sonidos ambientales del
océano. —Señalo el mp3 en la esquina—. Cuando lo cambias, solo le pones
un poco de talco porque lo hace estornudar. Le gusta el puré de manzana
en lugar de la leche cuando se despierta, y si está en silencio durante el
tiempo suficiente, volverá a dormirse antes de terminar la taza.

Su boca se abre, al igual que la de Coraline. Sus ojos se estrechan por un


momento. —Mel, ¿cómo hiciste…?

—Solo porque no he estado aquí no significa que no haya visto lo que


necesito, —susurro, mientras me quito la chaqueta del traje y la coloco sobre
el cambiador.

—Pero Declan dijo que no has registrado ninguna de las cámaras, —


responde Coraline.

—Que él sepa. La próxima vez, dile que reduzca su huella virtual.

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Su rostro se pone en blanco y claramente no entiende el término, pero sé
que Declan lo hará. Evelyn no dice nada y simplemente se va. Pero tengo la
sensación de que volverá.

Coraline besa a Ethan antes de caminar hacia la puerta. —Buenas noches


a los dos.

Solo asiento. Cuando la puerta se cierra, saco mis dos armas del bolso al
lado del cambiador. Pongo una detrás de la cajonera y camino hacia Ethan.
Por primera vez en meses, los dos estábamos solos y siento que puedo
respirar nuevamente. Estaba vivo, feliz y hermoso.

—Lo siento mucho, cariño, —le susurro mientras le beso la cabeza—. Lo


siento mucho. No me iré nunca más, lo prometo.

No queriendo despertarlo, me limpio los ojos antes de sentarme al lado de


la ventana. Miro hacia afuera, pero todo lo que puedo ver son árboles.

Vamos a necesitar luces de sensores allí atrás, e indicadores de calor


corporal en toda la casa. Ya había habido un ataque contra nuestra casa y
78
nunca podría volver a ocurrir. Una parte de mí estaba preocupada de haber
desencadenado algo aún peor al regresar, pero no tenía otra opción.

Me quito los tacones y los coloco a un lado antes de acurrucarme junto a la


ventana. La seguridad está en mi arma mientras la sostengo contra mi
costado. A través de los huecos de la cuna de madera, puedo ver su pecho
subir y bajar... prueba de que está vivo y bien. Siento que solo he cerrado
los ojos para parpadear, sin embargo, en el momento en que escucho el
ruido de la tabla del piso, me pongo de pie con el dedo en el gatillo.

Los ojos verdes de Liam están muy abiertos mientras mira el cañón de mi
arma antes de relajarse. Mirándome, da un paso adelante.

—No puede ser jodidamente en serio, Melody.

Me toma un momento adaptarme. Alejándome de él, con mi mano


temblando ligeramente, me recuesto cerca de la ventana.

Respira, Mel.

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Colocando el arma a mi lado, respiro hondo y vuelvo a mirar a Ethan.

Él está bien. Estás bien. Todo está bien.

Se siente como años antes de que me relaje de nuevo. Descansando contra


la pared, Liam me mira con ira, preocupación y confusión escritas en sus
ojos.

— ¿Qué fue eso? —Me pregunta, y por primera vez, lo miro bien. Debe
haberse duchado porque su cabello todavía está húmedo. No lleva nada más
que pantalones de pijama de seda negra. Juro que debe haber trabajado
cada segundo en la cárcel. Cada uno de sus músculos, desde el paquete de
seis de abdominales hasta los músculos de sus brazos está definido y sin
defectos. Parece un gladiador, y yo era el león que estaba tratando de matar.

Deja de mirarme.

—No soy psicólogo, pero diría que eso sería un efecto secundario de los
últimos cinco meses, —respondo mientras tiro de mi rodilla hacia mi pecho.
79
Miró a Ethan. — ¿Debería sacarlo de la habitación?

—No lo sé. ¿Te gustaría mantener tus brazos? —Porque si él tratara de alejar
a mi hijo de mí, podría perder todas sus extremidades.

—Si tengo que perderlos para mantenerlo a salvo, lo haría, —dice mientras
le cepilla el cabello a Ethan.

— ¿A salvo de mí?

—Sí, tú. Dañas a la gente. La única persona que te importa eres tú misma.

Estoy empezando a enojarme.

—Sabes, estaba en esta habitación cuando llamaste —susurra—. Era tan


pequeño que juro que solo ocupó el espacio entre mi muñeca y mi palma.
Estaba tan tranquilo... tan dormido. Quería que él tuviera el mundo, pero
sobre todo, quería que tuviera a su madre. Pensé que era mi culpa, que
Aviela te había contactado por mi culpa. Luego tenías que malditamente
llamar y decirme que necesitabas tiempo. La parte racional de mí sabía que

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algo debía haber sucedido. Pero, Melody, por mi vida, no puedo entender
qué demonios fue por lo que no pudiste venir. ¿Soy tan incompetente que
no puedes confiar en mí? ¿No podrías decirme la verdad?

—Estaba colgada de suficiente coca para matar a un desfile de elefantes, —


respondo, interrumpiéndolo antes de que pueda insultarnos a él y a mí. Me
niego a ser su saco de boxeo emocional.

Todo su cuerpo se vuelve hacia mí. — ¿Qu... qué?

Con un suspiro, cierro los ojos. Solo voy a contar esta historia una vez,
necesita saberlo, nadie más.

—Fui drogada con cocaína tres veces al día y no era algo de baja calidad,
era lo mejor de lo mejor... nuestra, cortesía de Aviela y Nelson, la azafata en
mi avión. Sabes, lo que más recuerdo fue el sentimiento. Sentía que mi
corazón intentaba constantemente hacer un agujero en mi pecho. Escapar,
matar a Aviela, todo fue borroso. Pero yo también recuerdo la llamada
telefónica, había caminado cinco millas en las colinas cubiertas de nieve de
Friuli16 para hacer esa llamada. Cada palabra era el momento más claro en
80
mi mente. Al escuchar a Ethan respirar por el teléfono, juré que no
permitiría que mi hijo me viera así. No pude volver a casa porque físicamente
No. Podía. Volver a. Casa. De alguna manera terminé en una cabaña
abandonada. Y en el momento en que pensé que estaba a salvo, me desmayé
durante dos días seguidos. Pero esa fue la parte fácil. —Suspiro,
manteniendo los ojos cerrados. No quería verlo.

—No entraré en los detalles de mi desintoxicación, estoy segura de que te lo


puedes imaginar. Me llevó cuatro semanas, dos días y nueve horas volver a
ser yo. Sin contacto. Sin noticias. Solo baños fríos, entrenamiento, papas y
agua.

»Ni siquiera sabía que estabas en la cárcel. De hecho, fue solo cuando Avian
envió a su primer agente, Roger Kane, detrás de mí que me di cuenta de lo
que estaba pasando. Me tomo por sorpresa mientras estaba en la bañera.
En un momento estaba pensando en cómo llegar a casa, y al siguiente, sus
manos me sostenían debajo del agua. No había forma de que peleara contra

16
Friuli: es una región histórica y geográfica de Italia

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él y ganara. Cuando pensó que estaba muerta, tomé aire y le devolví el favor
con un cordón alrededor del cuello. Cuando despertó, lo hice hablar.

»Avian te quería en la cárcel y me necesitaba muerta. Tenemos a nuestros


hombres, él tiene a sus agentes. Todos piensan que están sirviendo a su
país. Pertenecen a la Lista Blanca... un grupo de agentes del FBI y la CIA
ocultos a plena vista. Están dispuestos a hacer cualquier cosa y todo lo que
sea necesario. Nuestros impuestos en el trabajo. Después de que Roger,
Kim, Beatrice, Adam, Dillon y luego Tom lo siguieron. Me cazaron por toda
Europa. Pero Beatrice, vino preparada. De alguna manera obtuvo uno de los
chupetes de Ethan. —Siento que me arde la cabeza al pensarlo todo.
Recordando cómo le había golpeado la cara durante nuestro encuentro en
Bélgica. Había esperado hasta que ella tomara consciencia antes de forzar
la gasolina por su garganta. Luego le prendí fuego. Mi hijo estaba fuera de
los límites.

—No podía volver hasta que supiera que era seguro. Tenía explicaciones
razonables sobre dónde estaba. Lo comprobé solo cuando pude, sabiendo
muy bien que Avian estaba esperando saber dónde estaba.
81
»Mi vida pasó de El padrino17 a Jason Bourne18; del cazador al cazado.
Desearía haber estado en la cárcel. Entonces, si estás buscando una
disculpa, sácala de tu trasero hijo de puta. No te dejaré a ti, ni a tu jodida
familia tratar de derribarme cuando apenas estoy aguantando.

Está sentado en el lado opuesto de la habitación y no ha dicho una palabra.


Finalmente habla. —Entonces tenía razón. Pensabas que era incompetente.
Realmente creías que no podías confiar en mí. Gracias por tu respuesta, —
responde suavemente, como si todo lo que dije ni siquiera lo afectara.

¿Me estaba tomando el pelo ahora?

— ¿Me has escuchado? No solo huí...

17
El padrino: (título original en inglés: The Godfather1) es una película estadounidense de 1972. Está basada
en la novela homónima (que a su vez está basada en la familia real de los Mortillaro de Sicilia, Italia), de Mario
Puzo, quien adaptó el guion junto a Coppola y Robert Towne.
18 Jason Bourne: es una película estadounidense.

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—Te escuché, Melody. Siempre te escucho, —dice, todavía tranquilo y se
está volviendo loco—. Cuando la cosa se pone fea, lo haces todo por tu
cuenta.

— ¡Porque estaba sola! —Siseo.

—Porque elegiste estarlo, Melody. Entiendo lo que dices. Te quedaste sola y,


en lugar de trabajar conmigo, tu esposo, decidiste que ibas a hacerlo por tu
cuenta. Una vez más has demostrado que no necesitas a nadie. Eres la más
fuerte. Eres una sobreviviente.

—Y estoy muy orgullosa de eso.

Él sonríe con tristeza, pero a medias. —Nunca pensé lo contrario. Has


intentado demostrar lo fuerte que eres desde el primer día que te conocí.
Pero lo que me hiciste no fue fuerte. Confiar en mí, en nosotros, eso habría
sido fuerte. En cambio, dejaste un océano entre nosotros, todo porque no
querías que te viera débil. En cambio, dejas que Avian se meta en tu cabeza
y enfrentaste sola a su gente, sufriste sola. Eso es lo que él quería, y se lo
diste. No confiabas en mí lo suficiente como para creer que te respaldaría.
82
Entonces, Melody, ¿qué quieres que te diga? ¿Gracias? Te amo y me alegro
de que estés viva, pero aparte de eso, está tomando cada onza de moderación
que tengo el no rasgar dentro de ti.

—Hice lo que pensé que era mejor.

—Hiciste lo que creías que era mejor y no fue así. Éramos un equipo y tú te
volviste egoísta.

Incluso con lo tranquilo que está, siento que me está destripando. —El
contrato dice…

— ¿El contrato? ¿Volvemos al contrato?

—En el, ¿no decía que hacíamos planes juntos? Creo que incluso agregaste
esa parte. Primero tu madre, ahora tu abuelo. Orlando hizo que la letra
pequeña fuera más pequeña, —responde, mientras se pellizca el puente de
la nariz.

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—Sé agradecido. Como si tu familia hubiera podido venir conmigo como
enemigo. Todos morirían lentamente y lo sabían...

—Pero estamos sangrando de nuevo, y en ese momento parece que


estábamos mejor, —suspiró—. Ya terminé con esto, Melody. En este
momento solo quiero paz.

Respiro hondo, pero no digo nada. Mi pecho se siente demasiado pesado


para hablar más sobre esto.

LIAM 83
Ella había pateado mi mundo fuera de su eje. No sabía por dónde empezar
ni cómo comenzar a procesar todo lo que me acababa de decir. Es como un
golpe tras otro con ella. Su llamada telefónica se repite una y otra vez en mi
cabeza. Y ni una vez me di cuenta de la cantidad de problemas en los que
estaba metida. ¿Por qué no había dicho nada? Ella siempre tenía este muro,
y yo estaba cansado de intentar romperlo.

Trato de no mirarla pero es difícil. Está cómoda en la esquina, su arma


escondida detrás de su espalda, tan fuerte como siempre.

Es egoísta de mi parte. Lo sé. Pero quiero... necesito que ella me necesite


tanto como la necesito. Estoy jodidamente confundido.

¿Habría vuelto si no fuera por Ethan?

Parecía que después de dos años, estábamos de vuelta al punto de partida.


¿Es así como son todos los matrimonios? ¿Una montaña rusa interminable
de emociones haciendo todo lo posible para golpearte la mierda?

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CAPÍTULO 6

"Si no puedes deshacerte del esqueleto familiar, es mejor que lo hagas bailar".

—George Bernard Shaw

CORALINE

Camino lentamente, desde la puerta hasta la ventana de nuestra habitación,


esperando ver qué ha descubierto mi esposo.

— ¿Bien? ¿Ves la huella de la que está hablando? —Le pregunto a Declan


mientras trabaja.

Sacude la cabeza. —Cariño, lo habría sabido si alguien fuera... santa


mierda.

Corriendo a su lado, casi lo empujo fuera del camino para mirar la pantalla.
Es un mapa de Europa, y está cubierto de pequeños puntos rojos. 84
— ¿Qué estoy mirando? —No hay un orden concebible, solo puntos.

—Es difícil pensar cuando estás tan cerca de mí, —susurra antes de besar
mi mejilla y tirarme a su regazo. Intentando obtener una posición más
cómoda en su regazo, siento que se endurece debajo de mí.

—Declan, concéntrate, —murmuro, mientras me muerdo el labio.

—Lo estoy, —murmura mientras besa mi hombro.

Un escalofrío recorre mi columna mientras él sigue besando a lo largo de mi


cuerpo. Tengo que cerrar los ojos para poder pronunciar mi siguiente
oración, aunque me duele decirlo—. Declan, la computadora... la huella...
esto es importante. —Al menos suena como una oración completa en mi
mente.

—Bien, —suspira, besando mi cuello una vez más antes de detenerse—. Pero
esto no ha terminado.

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Girándome hacia él, beso sus labios rápidamente—. Ni en sueños. ¿Y ahora
qué es esto?

—Todos los lugares desde los que Mel se registró.

—Mierda. —Había al menos cien puntos en toda Europa. Francia, Polonia,


Rumania... la lista continuaba. ¿Cómo se movió tanto?

—Por lo que puedo decir, ella ha estado vigilando a Ethan y pudo acceder al
video, pero no al audio. Gracias a Dios por eso, creo que podría haberle
dicho a Ethan algunos de los secretos de sus padres, —se ríe y solo puedo
imaginar cuáles son.

Entre él y Neal, Ethan va a ser un infierno y un rompecorazones. Chicas del


futuro, han sido advertidas.

Espera.

—Ella dijo que sabía que a Ethan le gustaba escuchar los sonidos del
océano. ¿Cómo podría haberlo sabido si no podía escuchar?
85
Declan pone la transmisión de video en vivo de la habitación de Ethan, Liam
y Mel pueden verse durmiendo en los rincones opuestos de la habitación.
Declan hace zoom en la base para iPod.

—Está etiquetado como Océano, —se ríe de mí


.
Bueno duh. Ahora me sentía estúpida.

— ¿Dijiste que estaba reorganizando la habitación?, —Pregunta mientras


barre toda la habitación con la cámara—. Puso la cuna de Ethan en la mejor
posición de defensa para ella. Con ella sentada cerca de la ventana así,
puede ver a través de la parte de atrás y tener un tiro claro en la puerta
antes de que alguien pueda entrar más allá.

Aún no es seguro. De eso estaba hablando.

—Creo que hay otro topo en la casa. —Hubo al menos una docena de
personas que entraron en la habitación de Ethan para sacar la basura,
limpiar, barrer los insectos...

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—Genial, estoy seguro de que a Liam y Mel les encantará escuchar eso, —
murmura mientras apoya su cabeza en mi hombro.

—No les voy a decir en este momento, todavía no, al menos hasta que
descubra quién es.

— ¿Tú?

—Si yo. Y no lo digas en ese tono. Soy una patea culos, ¿recuerdas?

Él sonríe y lo fulmino con la mirada, lo que solo lo hace sonreír aún más.
Ugh! Lo odiaba a veces.

—Bueno. ¿Soy sospechoso?

—Sigue mirándome así y lo serás. Y tenía razón sobre Mel. Sabía que no
podía dejar caer la faz del planeta sin preocuparse. —La forma en que
miraba a Ethan después de dar a luz, esa era la mirada de una madre
enamorada. Ella simplemente no podía olvidarlo.
86
—No nos anticipemos. Esto demuestra que ella se preocupa por Ethan. Pero
no la absuelve de todos sus pecados. Si tan solo se preocupara tanto por
Liam, —murmura Declan, mientras continúa haciendo clic en el flujo de
datos.

Al levantarme, me muerdo el labio inferior cuando comienzo a caminar de


nuevo.

—Cariño, ¿qué pasa? —Pregunta, girando para mirarme.

Quería decírselo, pero no estaba segura de si debía hacerlo. Mel estaría


enojada.

—Coraline. —La sonrisa en su rostro cae mientras me mira


cuidadosamente—. ¿Te sientes enf…

— ¡No! —Digo rápidamente—. Solo sé algo, pero no sé si debería decírtelo.


Quiero hacerlo porque... sabes que terminaré parloteando más tarde, pero
Mel podría...

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—Solo dímelo antes de que te desmayes. —Él sonríe, cruzando los brazos.
Esa mirada engreída en su rostro es tan molesta.

—No me voy a desmayar.

—Ahora estás tratando de cambiar de tema.

—Ahora estás siendo un zoquete.

— ¿Un zoquete? ¿Cuántos años tenemos, 5? —Se ríe y me encanta verlo tan
despreocupado, aunque fuera a mi costa.

—Estoy tratando de no maldecir. Ethan va a crecer pensando que la gente


normal usa "joder" en cada oración.

—Bien, soy un zoquete. Así que solo dime, sabes que puedo guardar un
secreto, después de todo, todavía no me he jactado de lo que haces con tu...

—Oh, Dios mío, cállate, te lo diré.


87
Y el gilipollas me guiña un ojo.

—Entonces, después de salir de la habitación de Ethan, iba a verte pero


olvidé mi reloj. Regresé y encontré a Olivia parada afuera de la puerta,
cuando me vio, preguntó por Ethan y le dije que estaba bien y luego se fue.

—Está bien, todos sabemos que Olivia no puede dejar a Ethan fuera de su
vista por más de una hora, —frunce el ceño, inclinándose hacia atrás.

—Si lo sé. Eso no fue impactante para mí, pero fue lo que Mel le dijo a Liam.

— ¿Entonces estabas escuchando a escondidas?

No me gusta esa palabra. —Estaba afuera de la puerta cuando comenzaron


a discutir en voz baja. ¿Cómo es mi culpa si escuché lo que le pasó? Sabes
que tengo buena audición.

— ¿A ella, a Mel? —Pregunta.

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Asiento.

— ¿Y qué le pasó a ella?

No era mi lugar contarlo.

—Coraline. —Se inclina hacia delante y siento que sus ojos perforan mi
alma. Odiaba cuando me miraba así, siempre me derretía.

—Esto se queda entre tú y yo, Declan Callahan. Lo digo en serio, si le hablas


de esto a alguien, personalmente te lastimaré, y sabes que puedo...

—Coraline, ahora tienes que decirme, —dice, levantándose lentamente.

88

DECLAN

—Por el amor de Dios, —es todo lo que puedo decir antes de sentarme en la
cama—. Todo este tiempo pensé que ella solo... ¡Ni siquiera lo sé!

—Todavía no puedo creerlo, —susurra arrastrándose sobre la cama


conmigo. Se quita la bufanda y apoya la cabeza en mi pecho.

—Sí, bueno, eso explica mucho... en realidad, lo explica todo. Voy a


investigar un poco más sobre estos agentes que Avian envió tras ella. Quizás
Liam tenga algo de información.

—No puedes decirle que te lo dije. —Se incorpora rápidamente.

—No lo haré. Pero necesitamos obtener más información. Además, todos sus
nombres estaban en la transmisión de noticias. Incluso el presidente emitió
una declaración sobre ellos. Ya están tomando precauciones, los guardias

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dijeron que ya tenemos cámaras alineadas en las puertas. —Una vez más,
Liam y Mel estaban por delante de la curva, podrían hacer que el presidente
inventara algo a su favor y lo pasara como una “filtración”.

—Excelente. Ahora pueden concentrarse en arreglar su relación, —


murmura, mientras se acomoda contra la cabecera.

Esto no estaba bien.

—Coraline... —digo lentamente. Ella está tramando algo, puedo verlo en sus
hermosos y profundos ojos marrones.

—Mira, Liam está enojado con ella por no venir a él...

—Cómo debería ser, —la interrumpo rápidamente.

— ¿Qué? ¿Estás de su lado? ¿No acabas de decir que todo tiene sentido?

Oh, mierda. Aquí vamos.


89
—Sí, lo hice. Tiene sentido, pero habría tenido más sentido trabajar juntos
como familia. Ella se volvió egoísta.

Sus ojos se abren y sé que está en eso. ¿Por qué incluso abrí mi puta boca?

—Ella no se volvió egoísta, fue secuestrada por su psicótica madre, quien,


necesito recordarte, ni siquiera sabía que estaba viva.

—Y entiendo eso. Pero si logró espiar a Ethan, entonces al menos podría


haberme enviado un S.O.S. Liam pasó cinco meses en la cárcel.

—Oh, boo hoo, —frunce el ceño, cruzando los brazos debajo de su amplio
pecho y no puedo evitar que mis ojos miren sus senos—. ¿No fuiste tú quien
me dijo que básicamente estaba manejando la prisión?

¿La prisión?

—Sí, pero eso no cambia el hecho de que fue encerrado, despojado, abusado
verbalmente y, lo peor de todo, alejado de su hijo. —Mel al menos vio a
Ethan. A Liam se le negaron las fotos.

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—Él podría haber visto a Ethan si hubiera preguntado, pero no...

—No quería que su hijo tuviera que visitarlo en la cárcel, y si las cosas se
invirtieran, yo tampoco lo haría. Ese no es lugar para un niño, y mucho
menos un Callahan.

—Algunos podrían argumentar que esta casa no es lugar para un niño, —


murmura, agarrando su libro de la mesita de noche.

Apretando los dientes, me levanto de la cama y me quito la corbata. —Voy a


fingir que no dijiste eso. No digo que Mel tenga toda la razón, porque ella no
la tiene, pero tampoco Liam. Todo sucedió muy rápido, e hicieron lo que
ambos hacen mejor, confiaron en sí mismos. Es como el modo
predeterminado para ellos.

Tirando mi camisa a un lado, me estiro solo para encontrarla mirándome


una vez más, le guiño un ojo, causando que se salga de sí misma.

—Está bien, solo dilo: soy sexy y lo sabes.


90
Rodando los ojos, asiente. —Bien. Soy sexy y lo sabes. Llamo a este look
"largo día elegante".

—Eso no es lo que quise decir, —hago un puchero y ella se ríe.

— ¿Alguna vez no has estado del lado de Liam?

—Lo he estado. Fue oscuro y aterrador y no voy a volver allí, —trato de


decirlo en serio y ella solo se ríe más de mí.

—Nunca entenderé esta lealtad eterna que tienes hacia él. No me


malinterpretes, Liam es genial cuando no es un imbécil, pero aun así... —
Se recuesta un poco más en sus almohadas.

Pienso en la mejor manera de explicarlo. —Él es "el indicado". No de una


manera religiosa, o de semidiós, a pesar de que no dejaría de pensar en él
de esa manera. Desde que éramos niños, él siempre tuvo un plan, e incluso
si las cosas no funcionaban como había planeado, se las arregló para salir
adelante. Al igual que todo este asunto de la cárcel, todos los que hablaron

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mal de él, no solo le deben una disculpa, sino que también han empañado
su reputación. Él siempre termina en la cima. Tienes que respetar a un
hombre así.

—Sí, —suspira y veo su pecho subir y bajar. Se vería milagrosa si no fuera


por esa maldita camisa.

—Por mucho que respete a Liam, preferiría que su rostro ya no estuviera en


tu pecho, —le indico su camisa.

La campaña Liberen a Liam podría finalmente ser puesta en reposo ahora.


Mira hacia abajo y se encoge de hombros antes de quitársela y arrojármela,
revelando el sujetador amarillo que tiene debajo. Casi gimo al verla. Los
colores brillantes siempre se ven increíbles contra su piel.

— ¿Ya es más tarde? —Quiero arrancar todo de su cuerpo ahora mismo.

Ella sonríe y me indica con su dedo que vaya. Arrastrándome sobre la cama,
beso su estómago mientras sus piernas me envuelven.
91
—Todavía no, —susurra una vez que alcanzo sus labios.

—Por el amor de Dios, Coraline. —Quiero escucharla gritar y sentir que se


retuerce debajo de mí cuando me estrelle contra ella. Quiero a mi maldita
esposa, y la quiero ahora. ¿Por qué tiene que torturarme?

Besándome la nariz, pasa su mano por mi espalda. —Vas a hablar con


Liam…

—Coraline...

Ella silencia mis protestas con un beso. —Y yo voy a hablar con Mel. Tienes
razón, ambos son cabezas duras y necesitan desahogarse, pero no el uno
con el otro. Ayúdalo a ver desde su perseverancia, y yo la ayudaré a ver
desde la suya. Él te escucha.

— ¿No puede hacerlo Sedric? —Murmuro, mientras agarro su pecho.

— ¿Quieres que seduzca a tu tío para que hable con Liam? —La sonrisa en
su rostro es tan grande que podría haberle sonreído a cambio.

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—No me estás seduciendo, —le susurro a solo centímetros de su rostro.

— ¿Oh en serio?

—Te estoy seduciendo. —Mis labios se acercan a los de ella, y justo cuando
está lista para besarme, beso el costado de su cuello mientras deslizo mi
mano entre sus muslos. Ella gime—. Ves, voy a tenerte esta noche, cariño,
pero mi pregunta es: ¿quieres un orgasmo o quieres perder el hilo?

Deslizo otro dedo dentro de ella mientras se mece contra mi mano.

—Joder, Declan, —sisea y gime.

Ahí estaba mi creadora del infierno. —Oh, ¿cómo era lo de no maldecir más?

Tirando de su sujetador, tomo su pezón en mi boca, lo muerdo y lo chupo


fuerte y rápido antes de soltarlo.

—Pero si es una follada lo que quieres, es una follada lo que obtendrás. —


92
Había planeado hacer mucho más que eso. Ya estaba tan mojada, y su coño
se muere por más. Sin embargo, me detengo antes de que se corra y aparto
mi mano, haciéndola gemir.

— ¿Todavía te sientes seducida, cariño? Porque seguro que te ves como si lo


estuvieras.

Respirando hondo, se lame los labios. — ¿Qué quieres, Declan?

—Un montón de cosas. Quiero hacerte gritar. Quiero follarte tan fuerte que
esta cama se rompa, y luego quiero hacerte el amor tan profundo, tan
apasionadamente, que mi aroma este impreso en ti durante días.

—Eso no es lo que quise decir, —jadea, mientras sus ojos brillan... su


venganza sería tan pecaminosa como hermosa.

Pero ahora, quiero que nuestra conversación anterior termine por completo.

AMERICAN
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—Hablaré con Liam, pero tienes que prometerme que aunque estés del lado
de ella, harás que lo vea desde la perspectiva de Liam. Melody no necesita
una animadora, necesita un chequeo de la realidad. ¿Entendido?

Ella frunce el ceño y asiente. —Bien. ¿Pero tú necesitas una animadora?


Sería una pena dejar que un disfraz tan bueno se desperdicie.

Dios la bendiga.

93

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CAPÍTULO 7

"Te dirás todo lo que tengas que hacer para fingir que sigues siendo el que tiene el
control".

—Jodi Picoult

MELODY

Esta mañana, fiel a su rutina, Ethan se despierta a las tres, gritando como
si su cabeza estuviera en llamas... y fue el sonido más grandioso del mundo.
Liam y yo saltamos del piso y corrimos hacia él, pero él no nos quiere, quiere
su música. Liam está confundido cuando se lo digo, pero de todos modos
presiona play. En unos segundos, Ethan comienza a calmarse y le doy su
puré de manzana hasta que vuelve a dormirse.

Liam y yo no hablamos más que eso. Una vez que Ethan se duerme, parece
que quiere irse a la cama, pero lo piensa mejor y se recuesta contra la pared
opuesta. Parece cansado, pero como es un imbécil egoísta, no cierra los ojos 94
hasta que piensa que estoy dormida. Y como soy estúpida, le permito
pensarlo. Lo odiaba y odiaba que me hiciera sentir tan vulnerable.

Necesitaba un momento para aclarar mi cabeza y ducharme. Evelyn había


mantenido nuestra habitación intacta como una cápsula del tiempo. Mis
zapatos, maquillaje, ropa, todo estaba en el mismo lugar, incluida una nota
que me dejó Adriana. Sabía que si nuestra habitación no había sido tocada,
tampoco la suya y yo había estado en lo correcto. Pensé que me sentiría
mejor después de estar en su habitación, pero todo lo que quería hacer era
volver con Ethan. Sus gafas todavía estaban en la mesita de noche, su cama
aún no estaba hecha y el bate que Antonio le había dado después de que
habían ido a ver a los Cachorros de Chicago, descansaba junto al tocador.
Antonio vino a mí en privado y me pidió el fin de semana libre. Adriana
estaba enojada, odiando el hecho de que me había hablado a sus espaldas.
Sin embargo, le dije que fuera. No sabía cómo resultó, realmente no me
importaba preguntar. Ella se veía bastante feliz. Ahora Antonio estaba
muerto, y ella también. Pero al menos había muerto con honor y lealtad. Al
menos no me había traicionado.

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Caminando hacia el tocador, agarro el bate, y lo primero que golpeo es el
espejo. Balanceándolo con la mayor fuerza posible, lo veo destrozarse antes
de pasar a la lámpara. La golpeo tan fuerte que vuela de la mesa antes de
que se astille en un millón de pedazos. Se enciende una vez antes de
apagarse.

Desato mi ira hacia Adriana con sus pertenencias. Después de todo, no me


importa lo que son, solo las quiero en pedazos; las sillas, la mesa de cristal.
Lo golpeo todo. Todo en esta habitación era Adriana, todo era una mentira...
la Adriana que había conocido era una mentira.

— ¿Señora? —Escucho que alguien grita.

Miro hacia atrás para ver a Fedel parado en la puerta. Deteniéndome a mitad
del movimiento, tiro el bate al suelo antes de girar completamente hacia la
puerta. Fedel, Monte y Liam se quedan allí, mirándome y a la destrucción
que había causado.

Tal vez pensaron que lo había perdido... Tal vez lo había hecho.
95
—Quiero hablar con todos los que están cerca de la familia en el sótano, —
le hablo directamente a Liam. Esto no está para un debate.

No me dice nada, pero se dirige a Fedel y Monte. —La escucharon, —les dice,
y en cuestión de segundos, se habían ido. Llamando a una empleada, señala
a la habitación—. Que todo esté despejado aquí. No quiero volver a ver nada
de eso.

—Sí, señor. —Ella asiente antes de girarse.

—Mi padre está con Ethan.

—Entró cuando me fui y me dijo que me lavara, —le digo.

— ¿Y lo escuchaste?

—Había planeado ducharme de todos modos.

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Asintiendo, se da la vuelta y una parte de mí quería extender la mano y
golpearlo en la cara... o besarlo. Siento como si estuviera continuamente
tirando de partes de mí.

—Te veré allí abajo.

—Bien.

Nos vamos por caminos separados y estoy bien con eso. Estoy bien. Tenía
que estar bien.

El camino de regreso a la habitación de Ethan fue demasiado largo, quería


correr hacia él. El hecho de que hubiera estado lejos de mí por tanto tiempo
me había dejado nerviosa. Era como si lo necesitara cerca de mí todo el
tiempo.

—Olivia, tal vez... —Sedric detiene lo que estaba a punto de decir una vez
que entro.

Se vuelve hacia mí con Ethan en sus brazos. Estaba agarrándole el cabello,


96
riéndose en sus brazos, balbuceando completamente ajeno a lo que estaba
sucediendo a su alrededor.

—Le gusta que le froten la espalda por las mañanas, —me dice antes de
volver su atención hacia él.

—Iré a ver a Liam. Pero espero que tú y yo podamos hablar después, Mel, —
me dice Sedric, pero no le estaba prestando atención. Todo lo que puedo
hacer es asentir en respuesta a lo que había dicho. Cuando Olivia besa la
frente de Ethan, trato de no arrebatárselo. En cambio, lo alcanzo y ella
retrocede.

—Mel, está bien. No puedes calmarlo, —me espeta.

—Olivia, dame a mi hijo o juro por Dios que te quemaré viva. —Aferrándome
a Ethan, lo levanto de ella. Él llora, tratando de alcanzarla de nuevo.

— ¡Eres jodidamente tan egoísta! No puedes simplemente tomarlo. ¡Él no te


conoce!

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—Esa es la cosa, él es mío, Olivia, ¡él es mi hijo! ¡Mi sangre! No es tuyo. Así
que no te lo diré otra vez, Olivia. Sal. Sal de mi vista antes de que golpee tu
cara.

Ethan todavía trataba de alcanzarla. Sin embargo, lo llevé a la ventana fuera


de su alcance. Sabía que si volvía a buscarlo, tendría que volver a pintar el
cuarto del bebé, una vez que terminara con ella.

Ella suspira profundamente cuando meso a Ethan en mis brazos. Se calma


pero aún no parecía satisfecho.

—Mira, Mel, no estoy tratando de reemplazarte. Sé que no puedo. Solo


intento apelar a tu lado amable...

—Es que... mi amabilidad no mejora. Entonces, ¿por qué sigues delante de


mí?

La puerta se abre y Coraline entra agarrando un par de orejeras pequeñas.


— ¿Estoy interrumpiendo algo?
97
—No, —se burla Olivia antes de salir de la habitación.

¿Cómo podría siquiera soñar con cuidar a un niño si todavía se comportaba


como uno?

— ¿Qué fue eso? —Pregunta Coraline, con los ojos muy abiertos.

— ¿Qué pasa, Coraline? —Ignoro su pregunta optando por besar el costado


de la cabeza de Ethan.

—Quería hablar contigo.

Por supuesto quería hacerlo.

Todos querían hablar o gritarme, pero había terminado de escuchar.

—Mel, sabes que puedes confiar en mí ¿verdad? Nunca haría nada para
lastimarte...

—Coraline, por favor solo escúpelo.

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Ella suspira, se acerca a Ethan y coloca las orejeras sobre sus orejas antes
de mirarme directamente a los ojos.

—Eres una perra.

— ¿Disculpa? —Me paro más erguida, mi cuerpo se tensa mientras la miro.

Se cruza de brazos y mantiene la cabeza alta. —Liam es un imbécil y tú eres


una perra. Pero ambos siguen siendo humanos y debajo de la armadura que
ambos usan todos los malditos días, se aman.

—Coraline…

—No. No. Todavía estoy hablando y vas a escuchar. Si luego quieres patear
el trasero de una reciente sobreviviente de cáncer, es tu elección. —Me
levanta el dedo y lucho contra el impulso de romperlo. ¿Quién mierda se
cree?

—Mel, solo dile que lo sientes, —agrega y me doy la vuelta, presiono mi nariz
98
contra Ethan e inhalo—. Sé que lo amas y él te ama a ti. Ambos han pasado
por un infierno juntos y separados, pero al menos cuando están juntos,
pueden encontrar consuelo el uno en el otro. Cuando amas a alguien, solo
tienes que dejar que a veces gane. No significa que eres débil. No significa
que seas menos de la mujer de la que se enamoró. Él caminaría sobre el
fuego por ti... mientras estabas fuera, le dijo a Evelyn que le mostrara a
Ethan fotos tuyas. No dejaría que ninguno de nosotros dudara de ti. Si
realmente lo amas, dale esto y sigue adelante Mel, o lo perderás
permanentemente. Estoy segura de que ustedes tendrán muchas peleas en
el futuro.

Entregándole a Ethan, me enderezo la chaqueta. —Tráelo al sótano. Tengo


trabajo que hacer y no lo quiero demasiado lejos de mí.

Besando su cabeza una vez más, le quito las orejeras y las tiro a la esquina
de la habitación cuando me voy. Solo cuando salgo respiro hondo.
Colocando mi mano sobre mi pecho, intento calmarme, pero mi corazón
sigue latiendo contra mi caja torácica.

¿Qué me pasa?

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LIAM

¿Qué le pasaba?

¿Qué mierda me pasaba?

—Liam, ¿has escuchado una palabra de lo que acabo de decir? —Declan me


pregunta, mientras se apoya contra la puerta de madera.

—No, —suspiro mientras me pongo la camisa. Cinco meses de ver sus caras
de forma limitada de repente ya no parecía tan malo.
99
—Hablando como tu primo, eres un idiota.

Dime algo que no sepa.

—Declan…

—Sé lo que le pasó a ella, —me interrumpe y me congelo, solo por un


momento antes de volverme hacia él.

— ¿Qué?
Moviéndose de la pared, se para frente a mí con un propósito. —Mel. Sé lo
que le pasó. Coraline los escuchó a ambos discutiendo. No, ella no quiso
espiarlos, y sí, ella me lo contó todo. Nadie más lo sabe, y todavía eres un
idiota.

—Coraline necesita ocuparse de sus malditos propios asuntos. Su lealtad


debería ser para Melody y para mí, no para ti. Marido o no.

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—Cuando los padres pelean, los niños encuentran personas con quienes
hablar. Entonces, si fijas tu ira en Coraline, tendremos problemas, pero es
tu prerrogativa. Puedes agregarlo a tu lista de cagadas.

¿Mi lista de cagadas?

—Declan, vete. No estoy de humor.

No parecía preocupado. —No lo haré hasta que lo admitas.

— ¿Admitir qué? ¿Qué demonios quieren tú y tu maldita esposa


entrometida? Por el amor de Jesús, dilo y vete—. Mi cerebro se sentía como
si estuviera hirviendo. No quería hacer esto ahora. Esto no fue lo que pensé
que sería... yo solo... a la mierda todo.

—Admite que quieres que sufra, —susurra.

—Tienes toda la razón, quiero que sufra. ¿Estás feliz ahora, querido primo?
Lo dije. Lo admito. Quiero que sienta dolor porque quiero que piense antes
de que vuelva a hacer algo así. —Lo que me convierte en un esposo horrible,
100
pero es cierto.

No parece sorprendido ni molesto. Él solo asiente. —El único problema es


que ella ya ha sufrido. Ella ha sufrido más que suficiente. Y no eres tú quien
debería estar ayudando en su tormento. Ella nunca podrá igualar tu dolor
Liam, porque es imposible igualar. La necesitas; ella te necesita, y el resto
de nosotros los necesitamos a los dos juntos. Ponte en sus zapatos por un
momento: ha pasado toda su vida con un padre moribundo, que solo le
enseñó a depender de sí misma. No puedes cambiar eso en solo dos años. Y
si la amas tanto como creo que lo haces, entonces debes saber eso. Siempre
has sido bueno trabajando pacientemente para lograr lo que quieres. No
estoy seguro de por qué es tan difícil para ti ser así con ella.

Tiro del seguro del arma y lo miro a los ojos. Suspira antes de girarse para
irse. Mi padre que estaba parado afuera de la puerta nos mira y sacude la
cabeza antes de retirarse. Escucho la puerta cerrarse y tengo la sensación
de que Declan nunca volverá a mencionar esto. Esta no era la primera vez
que intentaba aconsejarme, y no era la primera vez que le sostenía un arma.

Lo cual era extraño ya que era el arma de Mel.

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Coloco el arma sobre el tocador y comienzo a reflexionar. Parezco una


mierda y me siento diez veces peor.

No lo pienses más. No pienses en ella.

Había dicho que había terminado y lo hacía. En este momento, necesitaba


concentrarme en poner a nuestros... mis... los hombres de nuevo en línea.

Al salir de mi habitación, espero que a nadie más le importe compartir su


sabiduría conmigo. Creo que Mel dará algún tipo de discurso, lo que
significaba que tendría que agregar algo. Al bajar al sótano, no escucho
nada. Está completamente en silencio, el aire quieto y nadie se mueve.

Al salir, vi a Coraline sentada en la esquina con Ethan, que estaba en su


regazo. El resto de los hombres, incluidos mi padre, Olivia, Neal y Declan,
todos estaban alrededor de mi ring. Mel estaba adentro, caminando en
círculos en el cuadrilátero, lentamente envolviendo sus puños. Su cabello
oscuro estaba recogido en una coleta apretada y su cara estaba vacía de
cualquier cosa menos de una furia que se cocinaba a juego lento. Cuando
101
sus ojos marrones cayeron sobre mí, parecía atascada en su lugar, como si
hubiera presionado pausa. Momentos después, recuperó su calma y
compostura.

—Como todos pueden ver, no estoy muerta. Para aquellos de ustedes que
dudaron de mí, los encontraré y eliminaré sus tristes traseros. Se suponía
que todos ustedes eran sólidos como una roca, hechos de hierro, y en
cambio todos se ven más débiles que un ternero recién nacido. Fedel, entra,
—le ordena. Y al igual que el Mar Rojo, los hombres se separan y permiten
que Fedel entre al ring. —Pégame.

Se posiciona y en un segundo su puño sale volando hacia su cara, rápido.


Doy un paso adelante sin siquiera pensarlo antes de dar un paso atrás. Él
es rápido, pero ella es más rápida. Ella bloquea su puño y lo golpea en el
cuello y el pecho antes de caer y patearlo. Ella presiona su pie en su cuello
y lo sostiene.

—Sal de mi ring, —se burla, mientras levanta el pie.

Tosiendo, Fedel se da la vuelta y levanta su triste trasero del suelo.

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— ¡Siguiente! —Llama. Uno de mis hombres, Kain Fionn, se peina hacia


atrás su cabello oscuro y levanta los puños, rebotando sobre las puntas de
sus pies. Él tiene al menos cien libras, si no más, pero eso no parece
perturbarla un poco.

En el segundo en que su brazo viene hacia ella, lo esquiva. Él sigue


golpeando y ella sigue moviéndose. Está dejando que el idiota se esfuerce
demasiado, y como un tonto, la está dejando. Me está enojando y haciendo
que los irlandeses se vean mal. Su puño se desacelera mientras respira, y
en ese segundo, su brazo se curva hacia atrás y su puño choca con su nariz.
Todos escuchamos el repugnante estallido cuando su cabeza gira hacia
atrás. Su sangre gotea tanto de su nariz como de su puño cuando él cae.

Idiota.

—Eres un idiota, sal de mi ring, —suspira. —Siguiente.

Monte sube y el trasero de Monte vuelve a caer. Ninguno de ellos pudo


siquiera tocarla. Era diez veces mejor de lo que recordaba que era.
102
Pero, de nuevo, había pasado cinco meses entrenando. Solo Dios sabe lo que
estos cabrones habían estado haciendo en esos cinco meses...
probablemente arruinando mi... nuestro... el dinero de la familia. Hubiera
sido divertido si no estuviera tan enojado y excitado por ella al mismo
tiempo. La forma en que respiraba, cómo se le movía el cabello de un lado a
otro, la cantidad de daño que ella hizo. Era hermosa, incluso cubierta de
sangre y sudor. Me recordó cuando la vi por primera vez.

Maldita sea, cálmate. Cálmate.

No podía enfrentarla con una erección.

Cuando Declan entra en el ring, sonrío. Sonrío tanto que debo parecerme al
gato de Cheshire. Declan se encuentra con mi mirada y lo fulmino con ella.

Esto es lo que consigue tu puto culo.

Pero, ella no lucha contra él. En cambio, ella comienza a desenvolver sus
puños.

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— ¿Cuánta de nuestra gente me ha traicionado, Declan?

Esto no es una jodida incriminación. Patéale el culo.

— ¿Dos? —Pregunta mirándola atentamente—. Patrick y Adriana.

Ella sonríe. —Incorrecto.

Con eso salta y lo patea en la puta mandíbula. El niño en mí quería apretar


el puño. En mi periférica, veo a Coraline ponerse de pie y mirar la espalda
de Mel.

—Tres. Patrick, Nelson y Adriana, —dice mientras continua quitándose las


vendas—. Después de que Patrick fue quemado, supuse que ninguno de
ustedes querría seguir sus pasos. Pero me equivoqué. La lealtad es el precio
que nos pagan. Cada momento de cada segundo, el objetivo de sus vidas es
complacernos. Sin embargo, sé que uno de ustedes, hijos de puta, todavía
es lo suficientemente estúpido como para tratar de engañarnos. Patrick,
Nelson, Adriana, están todos muertos. Los encontraré. Los romperé. Y
103
cuando lo haga, tendrán que arrastrarse al infierno para encontrar alivio.
Nadie tiene el beneficio de la duda. No confío en ninguno de ustedes. Me
entristece que tenga que ser así, pero es lo que todos eligieron. Si creo que
nos están traicionando, lentamente los torturaré y mataré. Sangre... —Mira
a Declan, Neal, Olivia, Sedric y Coraline—. O no. Tengo que proteger lo mío,
y si creen que eso me debilita, están muy equivocados.

Al mirar hacia afuera, espera a que yo agregue algo como si tuviera algo más
que agregar a su despliegue de poder.

—Las cosas van a cambiar, —les digo a todos mientras camino hacia el
ring—. De ahora en adelante, los llamaremos personalmente al azar, incluso
si es para atar mi maldito zapato. Si fallan, morirán. Si me decepcionan,
morirán. Si tenemos que recordarles algo dos veces, morirán. Espero que
hayan pasado bien sus vacaciones. Tienen calles para dirigir, ¿correcto? Si
yo fuera ustedes, y me alegro de no serlo, comenzaría a verificarlas dos
veces. Siento que estoy perdiendo dinero. ¿Qué hay de ti, querida?

Mel levanta una ceja y frunce el ceño. —Mis bolsillos se sienten más ligeros.

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—Entonces, ¿por qué siguen aquí? —Les digo—. ¡Hagan su trabajo y
háganlo bien!

Se van rápidamente, tratando de aferrarse a cualquier astilla de orgullo que


les queda.

—Liam, ¿podemos hablar? —Me pregunta Neal.

— ¿Se trata de nuestras vidas privadas? —Pregunto cuando entro al ring


con Mel. Sabía que tenía que hacerse cargo de gran parte del negocio familiar
mientras yo estaba fuera, y me iba a asegurar de que supiera que eso solo
había sido temporal. El poder era mucho más adictivo que cualquier droga.
Él lo había probado y mis instintos me dicen que confíe menos en él.

—Puede esperar. —Frunce el ceño y da un paso atrás.

—Mel, he programado entrevistas... —comienza a decir Coraline, pero mi


esposa la interrumpe.

— ¿Por qué?
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—Necesitamos mejorar la imagen, debe hacerse, —interrumpo. Mel y yo nos
miramos a los ojos—. Vamos a necesitar un momento.

Ella se veía tan hermosa.

— ¿Por qué dejarme a solas, para que puedas seguir llamándome idiota por
no correr hacia ti?, —Pregunta Mel una vez que se van.

— ¿Por qué desperdiciar el aliento, Melody? no te importa una mierda de


todos modos, —le espeto.

—No hables por mí, Liam Callahan, especialmente cuando no sabes de qué
estás hablando.

— ¿No? Tú estás…

Antes de que pudiera pronunciar las palabras, su puño viene volando hacia
mi cara tan rápido que ni siquiera tengo tiempo para pensar. Acabo por
reaccionar. Pateo a su lado y ella vuela de regreso. Fue una respuesta

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automática, no algo que se hice deliberadamente. Pensé que disfrutaría verla
lastimada, pero mirarla mientras se derrumbaba en el piso del ring
simplemente hace que mi corazón se sacuda. No podía mirarla más.

—No estoy de humor para jugar más tus juegos.

No quería hacer esto.

— ¡Qué bueno que no se trata de ti!, —Sisea, y una vez que se levanta de
nuevo, su puño vuela.

Me agarro a ella y se dirige hacia mí en la mandíbula, haciéndome apretar


fuertemente y tirar de su brazo. Me da un codazo en la cara y la agarro por
el cuello y la inmovilizo en el suelo. Sus dedos presionan mis ojos, y sus
piernas se deslizan alrededor de mi cintura mientras intenta cegarme.

—Te lastimaré —me burlo con los dientes apretados, mientras aprieto su
cuello aún más fuerte.

—Dime algo que no sepa —se burla con un jadeo.


105
¿Qué demonios significa eso?

Al soltarla, veo las marcas de mí mano en su cuello e intento retroceder


lentamente, pero ella me sostiene en su lugar.

Mis ojos se dirigen a sus senos mientras se levantan con cada respiración
que pasa. Con una mano, agarra mi cabello y me lleva a sus labios.

Se siente como en casa y no puedo resistir morderle el labio inferior. Usando


mi lengua, ruego por la entrada y no puedo evitar que el gemido escape
cuando siento su lengua chocar con la mía. Ahueco su pecho y gimo aún
más fuerte cuando ella se aprieta contra mí.

Dios, la extrañaba… ¡no!

Fuerzo sus piernas para liberarme, me alejo lo que más puedo de ella.

—No puedo.

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Me doy la vuelta e intento irme.

—Quiero el divorcio —grita detrás de mí.

¿Qué?

Ni siquiera puedo pensar lo suficiente como para formar palabras. ¿Cómo


se atrevía? Volviéndome hacia ella, la miro a los ojos, no se mueve. En
cambio, yace en el piso donde la había dejado, mirándome.

— ¿Quieres el divorcio?

106
MELODY

Lo conozco, su sangre está hirviendo. Este bloque frío de hielo al que se


enfrentaba... como si no fuera mío. Era así para los extraños y yo era su
esposa. Así que quito sus opciones de la mesa. Él no iba a ser capaz de ver
esto. Tendría que afirmar su dominio de otra manera. Era quien era.

Vamos Liam.

—Tú lo quieres y yo también. Es mejor de esta manera, así no


continuaremos haciéndonos daño —respondo, mientras me levantaba del
piso.

Su nariz se ensancha mientras camina hacia adelante y agarra mi brazo.


Me atrae hacia él tomando mis labios con los suyos, están duros y calientes.
Siento sus manos agarrar mi cuerpo antes de encontrar los tirantes de mi
sujetador, sus dos manos tiran, arrancándomelo.

—Liam… —gimo en su boca mientras tira de su cinturón.

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—No hables, —murmura mientras besa mi cuello. Caemos juntos hacia el
suelo del ring. Sus manos una vez más encuentran bruscamente un lugar
en mi cuerpo, tira de mis leggings con tanta fuerza que se rasgan. Su
respiración coincide con la mía; Corta y rápida. Mis propias manos se
encuentran en su cabello, tirando de él y acariciándolo. Podía sentirlo
tirando de sus pantalones y antes de que pudiera registrarlo en mi entrada,
choca contra mí, una y otra vez con un ritmo implacable y primitivo.

—Ah... —gimo de dolor y placer. Extrañaba sentirlo dentro de mí. Me


envuelvo alrededor de él mientras me embiste. Mordiéndome el labio, lucho
contra el impulso de gritar... joder, mientras mis piernas tiemblan
incontrolablemente. Comprendo que necesitaba esto, los dos lo hacíamos.
Era todo lo que no podíamos expresar con palabras, era cómo resolvíamos
nuestros problemas, e incluso ese remanente del reciente pasado me
causaba dolor en el corazón, pero no de la forma en que estaba
acostumbrada. Estaba desesperada por esto, lo necesitaba, necesitaba que
él recordara y anhelara lo que era, de la misma manera que yo.

—El divorcio... —hace una pausa, empujándose con una deliciosa dureza
que disfruto. Me empuja sobre la espalda y sostiene mis dos manos en una
107
de las suyas mientras agarra mi muslo con la otra—. Nunca estará... —Una
vez más se detiene después de un empuje—. Sobre la mesa. —Parece como
si esto fuera un recordatorio, y me pregunto brevemente quién realmente
necesitaba la advertencia.

No se detiene después de esas pequeñas pausas. Mordiendo mi oreja y


besando mis labios, su boca está en todas partes. Trato de mantener los
ojos abiertos, sin embargo, ni siquiera puedo respirar y pensar al mismo
tiempo, mucho menos controlar mi cuerpo.

— ¡Liam! —El sudor de su nariz gotea sobre mí mientras me aprieta más


fuerte. Mis dedos de los pies se curvan en mis zapatos mientras montaba
un orgasmo casi doloroso hasta el final. Su aroma a canela y miel llena todos
mis sentidos. Era todo lo que podía ver, oler, saborear y escuchar. Me rodea
desde todos los ángulos, lo extrañe, extrañé todo de él... de nosotros.

—Ugh, —gruñe cuando se corre.

Traga lentamente por encima de mí, respirándo como lo estaba haciendo


con él.

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—Estás atrapada conmigo. Hasta el día que los dos muramos. El contrato
lo dice. Jodidamente lo digo. Así que si vuelves a mencionarlo... que Dios
me ayude, Melody, porque te mostraré la definición misma de un hombre
loco.

Alejándose de mí, se arregla y no mira hacia atrás cuando sale. Debe


haberse sentido orgulloso de sí mismo... incluso masculino. Me había follado
como un hombre de las cavernas. Pero yo había ganado aquí. Sabía lo que
pasaba por su mente desde que había aparecido, lo había visto en sus ojos:
el conflicto, la indecisión. Tenía que recordarle quiénes éramos, de dónde
veníamos y cómo manejábamos nuestros conflictos. El divorcio nunca
estuvo sobre la mesa para nosotros, no estar juntos nunca fue una opción,
y necesitaba recordar eso. No estoy segura de cómo había perdido de vista
quiénes éramos, o de que así era como manejábamos las cosas: simplemente
lo eliminamos de nuestro sistema. Pero le hice recordar porque de alguna
manera lo había olvidado.

Había ganado, no él.


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CAPÍTULO 8

"No tengo nada que ofrecer excepto sangre, trabajo, lágrimas y sudor".

—Winston Churchill

OLIVIA

Ring. Ring. Ring.

ARHG! ¡Contesta el maldito teléfono! Camino con furia en el baño, limpiando


las lágrimas de un lado de mi cara.

—Olivia, —la vieja voz, más suave que el aceite de serpiente, finalmente
responde.

—Quiero salir. Me dijiste que no volvería y aquí está. Solo hice esto porque
prometiste...
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—Olivia, voy a colgar ahora y no me vas a volver a llamar... ¿entiendes?
Algunos de nosotros tenemos trabajo que hacer. Mantente firme y espera.
Tu vida está en juego, así que te sugiero que no falles y que no te descubran.
—Cuelga y quiero romper el teléfono y gritar.

No puedo respirar. No puedo respirar. Le había contado todo sobre la


familia, a cambio de Neal y Ethan. Neal iba a hacerse cargo, iba a tener a
Ethan, y se suponía que todo iba a estar bien. Todo iba a ser como debería
haber sido.

Al caer contra la pared, me deslizo al suelo. No estaba segura de qué hacer.


Mel iba a averiguarlo y me iba a matar.

—Oh, Dios, —jadeo.

— ¿Olivia? Cariño, ¿estás bien ahí dentro? —Neal llama desde el otro lado
de la puerta.

Me llevo las manos a la boca tratando de detener el pánico creciente


mientras todo mi cuerpo tiembla.

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— ¿Olivia? —La manija se sacude.

—Estoy bien, Neal, —finalmente logro decir.

—Está bien.

Hay silencio por un momento y pienso que se ha ido. De pie, me lavo la cara
y abro la puerta solo para encontrarlo allí parado, con los brazos cruzados,
esperándome.

—Odio cuando me mientes.

—No sé de qué estás hablando, —le digo pasando a su lado mientras camino
hacia mi tocador.

Él suspira ruidosamente. —Olivia, mira, lo siento. Lamento haber sido tan


duro contigo. Estaba preocupado por Liam, y ahora que ha vuelto, recuerdo
cuán idiota es. Pero ya no tengo que preocuparme. Él se hará cargo...
110
— ¿Quieres que se haga cargo? —Susurro, mientras me froto la crema
hidratante sobre la cara.

— ¿Vamos a tener esta pelea de nuevo?

— ¿Y qué pelea es esa?

—En la que me dices que dé un paso adelante. Sé un hombre…

—Dijiste que no querías “caminar por el lado oscuro”, que lo odiabas. Lo


último que quiero ser es una serpiente en tu jardín. Entonces…

—Olivia. —Me agarra del hombro—. No eres una serpiente en el jardín. Eres
una serpiente en un pozo lleno de serpientes. Y mientras duró, fue agradable
no preocuparse por Liam respirando en mi cuello.

— ¿Qué estás diciendo? —Susurro.

Besa mi cabeza cuando se encuentra con mi mirada en el espejo. —No tengo


idea. Simplemente no quiero que pienses que te estoy decepcionando.

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—Nunca podrías. —Fui yo quien lo decepcionó... me iba a odiar. Pero no


podía dejar que la sangrienta Mel ganara. Ella lo tenía todo, todo. Ella no
podía tenerlo todo. Estaba atrapada, no había vuelta atrás, y moriría por las
manos de Avian o las de Mel. Al menos con Avian había una posibilidad de
que no sufriera.

No quería controlar el narcotráfico ni deshacerse de él.

Había dicho que los drogadictos no eran el problema, eran los traficantes. A
los drogadictos no les importaba dónde obtener su siguiente pase. Como jefe
del FBI, no quería que estallaran las guerras de drogas en todo el país por
el control. Si Mel y Liam fueran derribados, quedaría un vacío de poder que
sería perfecto para Neal y para mí. Sabía que Neal lo quería, simplemente
no sabía cómo conseguirlo.

Sintiéndome confiada, me inclino hacia él. —Te amo, Neal.

—Bueno, soy guapo. —Besa un lado de mi cabeza antes de contestar su


teléfono.
111
Todos pensaban que estaba obsesionada con Ethan y una parte de mí lo
estaba; él y yo nos habíamos unido. Me miraba con esos brillantes ojos
verdes y simplemente tiraba de mi alma.

Mel solo estaba celosa. Ella tenía la culpa de esta situación, no yo.

Ella era sólo una matona vestida de Prada. Yo era su primera hija. Yo era
Olivia Colemen-Callahan. Mientras se preocupan por mí con Ethan, iba
hacer todo lo que esté en mi poder para derribarlos.

Eran serpientes y yo también lo era. Iba a hacer lo que fuera necesario para
obtener todo a lo que tenía derecho.

Todo iba a funcionar. Era justo. Habían tenido su oportunidad, ahora era mi
turno.

— ¡Olivia! —Neal agarra mi mano y abre mi puño. Veo la sangre que me he


sacado. No había sentido nada.

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La primera sangre dibujada de la guerra.

—Olivia, realmente estás empezando a preocuparme.

—Mis uñas están afiladas, cariño. En serio, no te preocupes por eso. —Paso
mi mano ilesa por su mejilla—. Estoy bien. Voy a limpiar esto y luego
podemos salir.

— ¿Debería esconder las cuchillas de afeitar? —Bromea, medio


probándome.

—Imbécil, —murmuro, golpeando su brazo.

—Ahí está mi chica buena, —me dice burlonamente como solía hacer mi
padre.

Yo era la chica buena. Ahora estaba dañada, sin embargo, eso todavía tenía
que ser mejor que ser Mel.

¿Cierto?
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CAPÍTULO 09

"Y sobre todo estos se ponen el amor, que une todo junto en perfecta armonía."
Colosenses 3:14
LIAM

Me había engañado.

No quería el divorcio, sabía que no lo quería.

Quería estar enojado con ella. No lo he estado en los últimos cinco meses y,
sin embargo, por mucho que lo he intentado, no he podido reunir la energía
necesaria para seguir luchando. Lo había sacado de mi sistema... y eso era
lo que quería. Habían pasado dos días y no podía estar cerca de ella sin
querer enterrarme en su interior. No hablábamos entre nosotros; todo lo que
hacíamos era revisar cada una de las últimas ventas en los cinco meses que
habíamos estado fuera. Ninguno de nosotros estaba sorprendido de que
estuviéramos sangrando dinero, pero eso no significaba que íbamos a
aceptarlo. Había tanto trabajo por hacer, y además, Avian era el yunque que 113
colgaba sobre nuestras cabezas esperando para aplastarnos.

Entrando en nuestra habitación, me detuve. Que supiera, sólo había venido


aquí para bañarse y cambiarse antes de salir. Pasaba las noches durmiendo
en un rincón de la habitación de Ethan. Hubo más de un par de veces que
quise tomarla en brazos y llevarla a la cama. Pero en cambio, me conformé
con sentarme al frente. Ahora estaba sentada en el centro de nuestra cama
con Ethan en el espacio entre sus piernas. Se veía tan relajada en sus shorts
y camiseta de seda mientras leía lo que parecían ser archivos relacionados
con el trabajo.

Al oírme entrar, levantó la vista y me miró fijamente. Me quité la chaqueta,


la corbata y los zapatos, me acerqué a mi lado de la cama y me incliné para
besar a Ethan en la cabeza. Me golpeó en la cara con sus manitas como si
dijera “Déjame en paz para que pueda concentrarme”. Estaba tratando de
poner la clavija cuadrada en la ranura circular. Moviendo su mano, traté de
ayudarlo a colocarlo en la ranura cuadrada. Lo miró fijamente durante un
momento y luego me miró a mí. Frunciendo el ceño, tomó el cuadrado y una
vez más trató de encajarlo en el círculo.

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—Es un cabeza dura. Me pregunto de dónde viene. —Mel murmuró en voz
baja.

Sonreí, mientras la miraba. —¿Los dos? Lo que significa que estamos


jodidos cuando crezca.
—Nunca dejaré que crezca, —contestó con una pequeña sonrisa en los
labios.

Creo que mi padre solía decir eso de mí.

Nos quedamos en silencio por un momento, y luché contra el impulso de


tirar de ambos hacia mí y simplemente dormir. Había sido un día largo.
¿Debería decir algo? No quería pelear. Al menos no delante de Ethan.
—Coraline me dio una larga lista de entrevistas para mañana, —me dijo
mientras me entregaba un pedazo de papel.

—Querido Dios. — ¿Con quién no estábamos hablando?— ¿Han enviado una


lista de preguntas? Asintió. — Lo hicieron, pero es mentira...
Se detuvo y miró a Ethan, quien la miró. —Lo hicieron, pero es sólo una
fachada. No se van a ceñir a ello.
114
Sonriendo, le respondí el comentario mientras me miraba fijamente. Nada
de maldiciones. Lo tengo.

— ¿Cuál es nuestra historia entonces? —Le pregunté mientras pasaba mi


mano por el suave cabello de Ethan. No estaba seguro de que hubiéramos
podido tener esta conversación si él no estuviera aquí. Nos mantuvo
calmados y muy entretenidos.

—Sabías todo el tiempo dónde estaba y te quedaste en la cárcel para


proteger a nuestra familia. No podemos hablar de la investigación con gran
detalle por razones de seguridad nacional, pero seguiré hablando de lo
terrible que me sentí y lo asustada que estaba... algo así. También he
llamado al Presidente Colemen para asegurarme de que nuestra historia
está respaldada.

Esperaba la ira. Sorprendentemente, no llegó. —De acuerdo.

— ¿De acuerdo? —Preguntó, mientras me sentía cansado.

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—Es tu historia, Mel. Lo planeaste, y confío en que funcionará. —Porque
nueve de cada diez veces, lo hacía.

—También tenemos asuntos que discutir, —dije mientras me echaba hacia


atrás, y busqué el archivo en mi mesita de noche.

—Adelante.

—Antes de hacerlo, necesito que seas cien por ciento honesta conmigo,
Melody, —le dije sentándome. Su mandíbula se apretó y me miró como si
supiera lo que le iba a preguntar—. La demanda de cocaína está
aumentando de nuevo, y hasta ahora... —Dudé, no estaba seguro de cómo
abordar este tema. Odiaba lo tentativo que eran las cosas entre nosotros
últimamente.—Sólo dilo, Liam.

—¿Lo que te ha pasado...? ¿Afectará esto, a nuestro trabajo? Si es así,


puedo hacerme cargo.

—Me alegro de que preguntes, para poder decir esto de una vez por todas,
—frunció el ceño—, no soy una adicta. No estoy impedida. Pasé por una
115
abrupta retirada. Me dolió, y no tengo ningún interés en volver a pasar por
eso.

—La mayoría de la gente no tiene esa opción, —susurré.

—Bueno, no soy como la mayoría de la gente, —me dijo. —Si les importara
alguien o algo, quiero decir que si realmente les importarán tanto como a
mí, dejarían de hacerlo. No es culpa tuya, mía, o de nadie más que no lo
hagan. No siento ninguna simpatía por ellos. Proveemos, y lo que sea que
suceda después de que salga de nuestras instalaciones no está en nuestras
manos. ¿He respondido a tu pregunta?

Ethan eructó ruidosamente y nunca estuve más agradecido por ello porque
era como agua helada que se derramaba sobre mí... calmando mi deseo de
saltarle encima. Había algo en ella que me excitaba.

—Bien, —le contesté, tratando de mantener la calma mientras le entregaba


el archivo que acababa de revisar—. Roy, creo que ese es su nombre, ha
estado cortando el producto para hacer una pequeña ganancia. Nada
importante, pero me molesta.

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—Declan y yo hablaremos con él. Aparentemente no fuimos lo


suficientemente claros la última vez que lo vimos.

—No, lo haremos.

Sus ojos me fijaron. — ¿Por qué me pides que sea honesta si no me crees?

—Te creo. Acabo de pasar cinco meses lejos de ti, no quiero ninguna
distancia innecesaria...

—Hasta que estés seguro de que no volveré a desaparecer.


¿Por qué siempre tiene que interrumpirme? —Tu desaparición fue mi culpa,
que te mantengas alejada es culpa tuya. No quiero distancia hasta que me
sienta cómodo de que no volvamos a cometer el mismo error.

— ¿Te culpas a ti mismo de mi desaparición? —Me preguntó lentamente.


Realmente no quería hablar de esto. —433K, nuestra compañía en Colorado,
va a traer al menos cuatrocientos millones este año. Teníamos líneas que
duraban tres horas. Digo que presionemos para que más estados legalicen
116
la marihuana. Pero por ahora, quiero establecer por lo menos cuatro tiendas
de 433K en cada zona horaria que vendan marihuana medicinal, de modo
que cuando esté legalizada, ya tengamos un punto de apoyo en el área. —Si
jugáramos bien nuestras cartas, podríamos controlar tanto los mercados
legales como los ilegales. También ayudaría con la publicidad.

—No podemos, —dijo. ¿Qué mierda...? — ¿Por qué demonios no?


Sus manos se apretaron contra los oídos de Ethan mientras bostezaba
ampliamente y su cabeza se inclinaba hacia adelante y hacia atrás mientras
comenzaba a estar a la deriva. Eran sólo las 9:00 p.m., pero adiviné que ya
había pasado su hora de acostarse.

—El público nos va a prestar mucha atención durante las próximas


semanas. Además, en el momento en que empecemos a movernos en ese
territorio, muchos otros seguirán. Así que digo que sí a tu plan, pero hazlo
completamente bajo el radar. —Levantó a Ethan, él la abrazó y puso su
cabeza sobre su hombro cuando sus ojos comenzaron a cerrarse.

Al mover el rompecabezas con el que había estado jugando, esperaba que lo


llevara de vuelta a la guardería, pero en vez de eso lo puso boca abajo en el

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centro de nuestra cama. Apoyando su mano en su espalda mientras yacía a
su lado, me di cuenta de que no llevaba puesto su anillo de bodas. ¿Cuánto
tiempo hacía que no lo llevaba puesto? Tenía que ser desde que regresó, no
podía recordar haberla visto usándolo. —¿Qué le pasó a tu anillo? —Susurré
desde el borde de la cama, mirándolos a los dos.
No me miró a mí, sino a Ethan mientras respondía. —Mi madre lo tomó. No
estoy segura de lo que pasó después de eso.

¿Madre?

¿Desde cuándo empezó a llamar a esa perra psicótica madre? Alcanzando


mi bolsillo, saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto rápido a
Coraline. Sabía qué anillo quería que tuviera.

—Puede que no lo tengan, —contestó Coraline.— Ofrece doble... triple, no me


importa. El dinero habla, Coraline.

Colocando el teléfono en la mesita de noche, me arrastré a la cama, al otro


lado de Ethan. Suspiró como lo hice yo, y su puño se movió, mientras
intentaba encontrar una forma de llegar a su boca.
117
Dios, se sentía bien descansar en nuestra cama otra vez.
— ¿Por qué crees que mi desaparición fue culpa tuya? —Preguntó mientras
sus ojos se cruzaban con los míos sobre la cabeza de Ethan.

—Melody...

—Para, —susurró. Y como tenía un enfermo control sobrenatural sobre mí,


me detuve. No podía enfrentarla, así que elegí mirar a Ethan.

—Odio cuando me llamas, Melody, —dijo en voz baja—. Duele. Duele cuando
te alejas de mí. Todo lo que dijiste antes, me dolió. Te odio por decirlo, y me
odio por preocuparme. Odio más que nada que... que sea tan difícil para mí
decir cuánto te amo.

Maldita sea, mujer.

Mirando hacia arriba, me quedé paralizado. No sabía qué decir.

— ¿Por qué dices todo esto? —Esto no era propio de ella en absoluto.

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Se encogió de hombros. —No lo sé. Me siento cómoda. Finalmente los tengo
a los dos; esto es todo lo que realmente necesito. Además, puede que me
haya tomado tres o cuatro copas de vino tinto.

—Siempre nos has tenido, Mel. No comprendo por qué no lo sabes. —Es
como si no entendiera que ya no estaba sola.

—Tuve un perro una vez, —dijo, mientras se ponía de espaldas—. Su


nombre era Rufus, lo que era ridículo, ya que era todo blanco y Rufus
significa rojo en latín...

¿Estaba divagando? ¿La Melody Giovanni-Callahan alguna vez divagó?

—Mi padre nunca me dejaba salir. No tenía amigos, y Rufus era todo lo que
tenía. Le contaba todo y siempre estaba ahí. Una mañana en Navidad, quise
ir a patinar sobre hielo y salí corriendo. Rufus corrió delante de mí y se
precipitó sobre el hielo. —Se detuvo, y sus labios se apretaron antes de que
se abrieran de nuevo. —Se cayó y fue sólo porque estaba delante de mí que
no llegué al hielo. Orlando no iba a arriesgar la vida de nadie por un perro.
Rufus finalmente logró salir por su cuenta después de lo que parecieron
118
horas. Estaba temblando, y no importaba cuántas mantas le pusiera, o
cuánto tratara de calentarlo, no mejoraba. Orlando no iba a dejar pasar este
momento para darme otra lección. Nos llevó a los dos afuera y me dio un
arma.

—Hay dos tipos de dolor, Melody, —dijo—. La primera nos hace crecer, y la
segunda no da esperanza y nos lleva a la muerte. ¿En cuál de los dos está?
¿Por qué alargar su dolor?, me preguntó y no pude hablar. Me dijo que
disparara y lo hice. Fallé. Golpeé a Rufus en la pierna y gritó débilmente.
Sólo quería que terminara, así que seguí disparando hasta que se quedó
callado. Lloré todo el tiempo, le dije que era mi mejor amigo y que lo sentía.
Si había algo que Orlando odiaba, era que llorara. Límpiate la cara y no seas
una vergüenza. No necesitas amigos. Los amigos te hunden, Melody. La única
persona en la que debes confiar es en ti misma. Todos los demás morirán y
te dejarán. Deja de desperdiciar lágrimas porque cualquiera a quien le importe
no puede verlas. Tenía nueve años.

¿Qué podía decir a eso? Ahora mismo desearía haber empujado esa aguja
más despacio cuando lo puse a dormir... el bastardo merecía una muerte
dolorosa.

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—Parte de la razón por la que no regresé fue porque tenía miedo.


—Finalmente inclinó la cabeza hacia un lado y vi sus ojos. Ambos estaban
vidriosos—. Tenía miedo de ser Rufus.

— ¿Pensaste que te iba a sacrificar? —Susurré.

¿Cómo diablos podía pensar eso? Tacha eso, sabía cómo.

—Eso es lo que se supone que tenemos hacer, Liam. Si alguien es un peligro


para la familia, lo sacrificamos. No importa lo difícil que sea. Es lo que nos
enseñaron a hacer. Te vi en el fondo de mi mente empujándome a mejorar,
siempre preocupado, dudando; no estaba segura si realmente podría
lograrlo. Así que sí, tenías razón. Lo he comprobado. Hice lo que era más
fácil para mí y lo siento.

No dijo nada más.

—Confiaste en mí, —dije apretando el puente de mi nariz—. Confiaste


completamente en mí cuando estabas dando a luz. Nunca me había sentido
119
tan... ¿orgulloso? ¿Feliz? No lo sé. Pero la forma en que me miraste con tanta
fe y alegría. Eres buena protegiéndote a ti misma, y la única vez que se
suponía que debía protegerte, fallé. Sí, te mantuviste alejada, pero si hubiera
hecho mi trabajo, nunca te habrías ido para empezar. Estabas indefensa y
fallé.

—No me vas a escuchar, pero no te culpo. Nunca lo pensé de esa manera.—


Con un suspiro, se acercó, tomó mi mano y besó la parte de atrás.

Tienes razón, no lo hago.

Ahí estaba, todo estaba al descubierto.

—También te amo, Mel, —susurré mientras cerraba los ojos—. Siempre y


para siempre hasta el día de mi muerte.

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MELODY

Todos dormimos hasta altas horas de la mañana, lo cual fue extraño


considerando lo temprano que nos fuimos a la cama. Pero estábamos tan
relajados y Ethan funcionaba perfectamente como una alarma. Sin
embargo, había perdido su puré de manzana de las tres de la mañana y no
estaba contento con eso.

No estaba segura de por qué había compartido tanto con Liam anoche. Se
me había salido de la cabeza... era sólo que su presencia me recordaba cómo
éramos antes de que comenzara esta pesadilla, y la maldita voz de Coraline
seguía resonando en mi mente como un maldito ruiseñor. Cualquiera que
fuera la razón, supongo que funcionó, porque Liam no pudo quitarme las
manos de encima después de que despertamos. Mientras alimentaba a 120
Ethan en nuestro pequeño sofá, sus ojos me miraban con hambre. Me hizo
temblar, sabía exactamente lo que me estaba haciendo. Me sentí tan... me
sentí como una adolescente.

Deja de mirarme así, maldita sea.

—Nuestra entrevista no es hasta dentro de una hora, va a necesitar un baño.


Deberías tomar uno con él, —me dijo, mientras dejaba la botella y frotaba
la espalda de Ethan. Para no estar cerca durante cinco meses, sabía lo que
estaba haciendo.

Asintiendo, me quité la blusa y jadeó antes de tragar ruidosamente. Me


estaba follando con los ojos, con nuestro hijo en sus brazos. Pero, de nuevo,
¿no es eso lo que quería? Al menos ser padres no nos hizo menos sexuales.
—Por favor, vete Mel, no puedo mirarte así... estoy lidiando con cinco meses
de frustración acumulada. —Casi gimió.

—Pervertido, —me reí.

—Tú me haces así. —Guiñó el ojo.

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Girando los ojos, fui al baño y, por décima vez desde que me desperté, mis
dedos de los pies se curvaron. Me sentía tan típica, como una esposa normal
cumpliendo con sus deberes conyugales. Me desnudé por completo después
de haber llenado la bañera con agua tibia y de haber añadido una pequeña
cantidad de jabón para bebés. Me deslicé y me relajé unos minutos antes de
llamar a Liam.

—Estoy lista cuando quieras, —grité.

Le tomó sólo un momento traer a Ethan, que ahora estaba desnudo y


meneándose en sus brazos. Miré a Liam, que obviamente trataba de no
mirarme fijamente.

— ¿Estás segura de que no necesitamos un flotador o algo así? —Dejó de


hablar, aparentemente abandonó la pelea consigo mismo y me miró
abiertamente.

—Ven aquí, tú, —dije, mientras alcanzaba a Ethan. Colocándolo sobre mi


pecho, le eché agua suavemente en la espalda.
121
Liam se dejó caer sobre las baldosas mirándonos a los dos. Puso una mano
en la bañera, y en mi rodilla. Coloqué a Ethan en mi regazo y sonreí cuando
Liam se movió, trasladándose por si acaso... era lindo. ¿Cuándo empecé a
usar la palabra lindo? ¿Quién diablos era yo?

—No quiero que se involucre en ninguna de las entrevistas, —le dije.


Asintió. —Yo tampoco. Lo último que quiero es que lo exhiban.

Ethan golpeó con sus manos sobre el agua.

—Supongo que estamos de acuerdo entonces. —Me reí, mientras enjuagaba


suavemente su cabeza, intentando mantener el agua fuera de sus ojos.

—Dios, es hermoso, —susurró Liam, mirándome—. Como su madre.—Sólo


tenemos una hora, Liam, —le advertí—. Pero gracias.

Haciendo pucheros, se inclinó para besarme la cabeza antes de ponerse de


pie.

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Nos llevó más de una hora terminar el baño y prepararnos. Pero a Liam y a
mí no nos importaba. Estábamos en una burbuja, una burbuja muy feliz.
Ethan había sido bañado, alimentado y vestido, y ahora estaba descansando
en medio de nuestra cama.

Sentí que Liam venía detrás de mí. Me acomodo el cabello a un lado y besó
la base de mi cuello antes de subirme la cremallera de mi vestido blanco y
negro.

—Lo quiero bautizar, —murmuré mientras me apoyaba en él. —Con una


condición.

¿Qué?

Me giré y lo vi sonreírme antes de que se arrodillara y sacara una pequeña


caja del bolsillo de su abrigo.

—Liam...

—No. No va a impedir que haga esto, Sra. Callahan. No vas a salir en la


122
televisión nacional sin un anillo. Así que déjame terminar.

Puse los ojos en blanco. —Bien.

—Melody Nicci Giovanni-Callahan, ¿quieres casarte conmigo otra vez? Sin


contrato. No por dinero o poder, sólo por mí. Sólo por amor. —Abrió la caja
para revelar un gran anillo de diamantes sin cortar en medio de una banda
de platino con bucles infinitos. Era mucho mejor que el primer anillo gigante
que me dio.

—Cualquier día de estos, Sra. Callahan. —Frunció el ceño.


Sonriendo, me encogí de hombros. —Este es un gran compromiso, Liam, no
estoy...

—Debí haberte puesto la jodida cosa. —Suspiró, poniéndose de pie. Tomó


mi mano en la suya y colocó el anillo en mi dedo—. Una maldita testaruda.

—Su primera palabra será “joder” gracias a ti. —Fruncí el ceño, al darme
cuenta de que también lo acababa de decir. Todo esto de no maldecir era
muy difícil.

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—De tal palo, tal astilla. ¿Verdad, chico? —Liam sonrió acercándose a Ethan
y acomodándolo en sus brazos—. No lo hagas delante de la abuela, ¿de
acuerdo? O en la iglesia, o en público, o para nosotros. De hecho,
repasaremos las reglas cuando puedas hablar.

Me reí de su lista. —Acepté tu anillo, ¿qué opinas del bautismo?

—El anillo no era la condición. Ibas a aceptarlo te gustara o no. —Dijo en


serio, mientras se lamía los labios—. En realidad esperaba que te resistieras.

—Tomo nota. Entonces, ¿cuál es tu condición?


Sonrió ampliamente, mientras le susurraba a Ethan. No me gustaba a dónde
iba esto.

—Liam...

—Noches de citas.

—De acuerdo, pelearé contigo por eso. Sin citas nocturnas.


123
—No hay bautismo, —replicó.

No puede estar hablando en serio. Quería quitarme el tacón y romperle la


cara.

— ¿Pones el alma de nuestro hijo como rescate por una cita?

—Citas... la “s” significa más de una.

—Liam Alec Callahan, yo...

—Recuerda esa mirada hijo, te la dará algún día. —Me ignoró, mientras
mecía a Ethan en sus brazos.

—Liam, sin citas. No tengo citas.

Hizo pucheros, lo que a su vez hizo que Ethan hiciera pucheros, y juro que
mis cejas se movían tanto que era como si estuvieran tratando de escapar
de mi cara.

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—Por favor, mami, piensa en mi alma. Son sólo unas pocas citas con papá,—
dijo Liam con voz adorablemente infantil —. ¿Por favor?

— ¡Bien! Pero no me va a gustar. Voy a ser una perra todo el tiempo, y tú


eres...

— ¡Tu alma se ha salvado, pequeño! —Liam sonrió, levantando a Ethan en


el aire, lo que hizo que se riera a carcajadas, mientras aplaudía con las
manos y movía los pies.

—Vamos, Sr. Callahan. Cuanto más rápido vayamos a ver a estas...


sanguijuelas, más rápido podremos hacer nuestro trabajo, —murmuré.
— ¿No se va hacer muy tarde después para celebrar?

Sacudiendo la cabeza, me di la vuelta y abrí la puerta para encontrar a


Evelyn de pie con el puño en el aire, lista para golpear. Me miró fijamente.
—Los dos llegan tarde...

—Madre, bajaremos en un segundo.


124
Frunció el ceño antes de darse la vuelta. —Está muy enfadada conmigo.

—No te quedes ahí, —murmuró, mientras salía al pasillo.


No iba a... no me importaba una mierda. Liam y yo estábamos en el camino
correcto, y si trataba de joder con eso, la pondría en un maldito asilo de
ancianos más rápido de lo que podía parpadear.

Con nuestra burbuja de felicidad obviamente estallada, era hora de ir a


enfrentarnos a los idiotas de la ciudad. Nuestra familia, Ethan, Liam y yo
estaríamos bien. Ahora tenemos que arreglar nuestra imagen y nuestro
negocio.

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CAPÍTULO 10

"Alguna telenovela, ya sabes, gente real fingiendo ser gente falsa con problemas
inventados. Siendo observado por gente real para olvidar sus problemas reales."
—Chuck Palahniuk

MELODY

Observé cómo el personal técnico ajustaba sus cámaras una vez más,
ansiosos por comenzar esta "entrevista". A mi izquierda, podía sentir los ojos
de Liam mirando fijamente al hombre cuyo nombre y título ya había
olvidado, mientras apretaba el micrófono inalámbrico en mi pecho.
Prácticamente podía ver la cuenta atrás en la mente de Liam. Si este tipo no
lo hacía bien pronto, estaba garantizado que perdería la cabeza.

—Está bien, lo tengo, —le dije, mientras tomaba el asunto en mis propias
manos y me lo colocaba en el vestido.

—Bien, genial. —Sonrió, completamente ajeno al hecho de que sólo 125


interrumpí sus manos inquietas porque me gustaba este traje, y porque
Liam sin duda habría montado una escena si el tipo hubiera permanecido
tan cerca de mí.

—Ya puedes respirar, —le susurré a Liam, cubriendo el micrófono mientras


hablaba.

Arreglándose la corbata, fingiendo no darse cuenta. —No tengo ni idea de a


qué te refieres.

Sí, de acuerdo.

La reportera de la CNN, Mary Sue, cuando me dirigí a ella, se veía más


nerviosa que cualquier otra persona en nuestro patio trasero. Queríamos
que la entrevista se hiciera en casa, pero mantuvimos a los sirvientes
alrededor para asegurarnos de que no se vagara por allí. Estaba revisando
todo, desde la iluminación hasta sus notas una última vez.

— ¿Están listos los dos?

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¿Lo estamos?

—Haz lo que quieras, —sonrió Liam, guiñándole un ojo. La estaba poniendo


tan densa que la chica parecía incapaz de hablar.
—Tómalo como una invitación para interrogarlo sobre sus sucios secretos...
incluyendo su adicción a la gelatina. —Sonreí, intentando que se relajara.
Si no estaba calmada, entonces todo esto se iría a la mierda, y me niego a
ser sometida a otra ronda de un millón y cinco malditas preguntas.
Necesitábamos que el público nos amara, si no que nos adorara.

—No soy adicto a la gelatina. —Se volvió hacia mí, confuso en cuanto a por
qué lo mencione, aunque la sonrisa de su cara era real. Se volvió hacia
María, que nos sonrió—. No soy adicto a la gelatina.

—Es horrible. El pobre Ethan tiene que esconder algo bajo su almohada.

—Ethan no puede ocultar nada. Además, sólo come compota de manzana.

—Eso es porque no queda gelatina.


126
—Y estamos en 3, 2... —El productor apuntó a Mary mientras la cámara se
acercaba.

—Hablaremos de esto más tarde, —me susurró Liam.


Girando los ojos, me concentré en María, que había logrado mantener la
calma y la estabilidad mientras hablaba y miraba a la cámara.

—Buenas noches, damas y caballeros. Hoy me sentaré con el Sr. y la Sra.


Callahan por primera vez desde su desaparición y su arresto. —La cámara
se enfocó en nosotros y ella también lo hizo mientras Liam tomaba mi mano
en la suya—. Sr. y Sra. Callahan, tengo que empezar con “Wow”.

—Lo sabemos, —dije con una sonrisa antes de mirar a Liam—. Créeme, lo
sabemos.

—Sra. Callahan, por lo que hemos visto hasta ahora, ¿todo esto empezó con
un simple mensaje de texto?

—Sí. —La mentira más simple funcionaba mejor—. No puedo hablar


demasiado sobre ello debido a la investigación en curso, lo cual es muy

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extraño que siga. Pero lo que puedo decir es que recibí un mensaje de texto
de una presunta organización terrorista que parecía corresponder a un
colega. Nuestros números estaban a un solo dígito de diferencia.

—No estoy segura de si eso es lo más afortunado o lo más desafortunado


que he oído en mi vida, —contestó.

Obviamente no salía mucho.

—El jurado aún no ha decidido sobre eso, —agregó Liam... lo cual fue más
que irónico.

— ¿Y usted, Sr. Callahan, sabía de esto?


Asintió. —Sí, lo sabía. Al principio pensé que era una broma y pensé que
quizás debíamos ignorar el mensaje críptico pero aterrador, pero como
somos figuras públicas, llamamos a un amigo en D.C. antes de que
pudiéramos entender la gravedad de la situación, el mundo bajo nuestros
pies comenzó a cambiar.

—Entonces, ¿sabía que su esposa estaba viva y todavía ofreció cien millones
127
de dólares por su regreso después de que se supiera que había sido
secuestrada?, —Preguntó.

Empezaba a disgustarme. Hizo bien su trabajo, pero de esos era de los que
estábamos cansados.

—En realidad, no lo sabía todo en ese momento, —explicó Liam—. Mi esposa


acababa de dar a luz y seguía asombrado. Antes de que me diera cuenta, mi
madre me decía que Mel no estaba en su habitación y que nadie podía
encontrarla. El pánico... el miedo que me paralizó en ese momento es difícil
de explicar. El hospital se cerró, y ni siquiera había pensado en mirar mi
teléfono. Sólo actué... la necesitaba de vuelta, nuestro hijo la necesitaba.
Fue sólo después que un agente vino y me informó de los sucesos
encubiertos. En ese momento, no pude retirar mi declaración.

Parecía tan inmersa mientras se volvía hacia mí. —Sra. Callahan, ¿tenía
miedo? ¿Por qué la movieron tan rápido?

—Con toda honestidad, estaba bajo el efecto de la epidural, ni siquiera podía


moverme. Pero creo que la CIA interceptó un ataque contra mi vida. Fue sólo

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después de que me colocaron en la casa de seguridad que el miedo realmente
comenzó a instalarse, —susurré, mientras me limpiaba el rabillo del ojo.

En un abrir y cerrar de ojos, María tenía un pañuelo de papel listo para


entregarme.

¿En serio?

Al tomarlo, sentí que Liam agarraba mi otra mano y la besaba.

—Creo que lo peor, —dije en voz baja— era ver a mi marido destrozado por
los medios de comunicación noche tras noche. Escuchando a gente que no
lo conocía, lo acusaban de todas estas cosas horribles, lo pintaron como un
monstruo. Liam no es capaz de las cosas de las que lo acusaron.

Me apretó la mano y sabía que estaba luchando por mantener su risa.

—Debo admitir, Sra. Callahan, que formé parte de esa mayoría, y sé que
nadie se siente tan mal como nosotros. Le pido disculpas, Sr. Callahan, pero
entiende por qué pensamos que era culpable.
128
—No, —dijo.

Oh, aquí vamos…

—No quiero que la gente piense que estamos bien. Que este fue un momento
horrible en nuestras vidas y que ahora todo es perfecto de nuevo. Nuestras
vidas fueron arrancadas drásticamente. Los medios de comunicación,
ustedes, tienen la responsabilidad, el deber, de encontrar la verdad, no de
entretener. Estaba y estoy enojado contigo, con los medios de comunicación
y con el pueblo estadounidense. Me declararon culpable, no porque hubiera
pruebas, sino por lo que soy. Acepto tus disculpas, pero no las entiendo.
Dame más tiempo.

Así que ahora estábamos jugando al buen jefe de la mafia, al mal jefe de la
mafia. Quería ser la mala.

Estaba sorprendida y miró a su productor antes de mirar sus fichas y


finalmente a Liam.

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—Bien, Sr. Callahan, ¿Qué hay de la ley y los sistemas judiciales? Estaban
tan seguros...

—La policía de Chicago ha tenido un objetivo fijo en esta familia durante


años, —siseé.

Quería ser la mala.

— ¿Está diciendo que el Departamento de Policía de Chicago estaba


dispuesto a poner a un hombre inocente en prisión sólo porque no les gusta
su familia? Eso parece inescrutable.

— ¿Más increíble que recibir un mensaje de texto de una organización


terrorista sospechosa? —preguntó Liam con calma.

—De acuerdo, entendido. Pero, ¿por qué crees que fue así?
Era mi turno ahora. —Muchas razones; el crimen está en su punto más alto
en todo el estado, mientras que la confianza pública está en su punto más
bajo de todos los tiempos, y querían probarse a sí mismos. Qué mejor
manera de hacerlo que apuntar a esta familia. Pero por encima de eso, es
129
perfectamente aceptable ser rico en este país, pero no demasiado rico. El
oficial que testificó, el Oficial Scooter, vino a mí con preguntas puntuales
sobre la riqueza de esta familia. Luego, después de perder a un
guardaespaldas, acusó a mi marido de tenderle una trampa.
Afortunadamente, la verdad salió a la luz antes que sus esposas. Este fue el
mismo oficial que dirigió los cargos contra Liam.

—La policía de Chicago tiene un problema sistemático de competencia, —


agregó Liam—. Nos dijeron que el Comisionado de Policía fue llamado por
alguien en la oficina estatal para retirar los cargos en mi contra, pero se
negó a hacerlo porque pensó que les estaba pagando. Mientras estaba en la
cárcel repitiendo una y otra vez que no maté a mi esposa; sabiendo la verdad
pero sin poder decir nada. Ahora me pregunto cuántas personas más han
sido encarceladas por crímenes que no cometieron. Ví de primera mano lo
roto que está el sistema.

— ¿Va a presentar una demanda civil contra el estado?

Luché contra la necesidad de poner los ojos en blanco. —Estamos cansados.


La única razón por la que estamos haciendo entrevistas es porque queremos

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que todo esto termine sin especulaciones adicionales. Ahora mismo, sólo
queremos centrarnos en nuestra familia.

—Además, no queremos paralizar al estado. Sólo queremos justicia, —


añadió Liam.

Y tendremos justicia.

—Muchas gracias por aceptar esta entrevista, Sr. y Sra. Callahan. Y por su
trabajo en ayudar a este país a frustrar uno de los mayores planes
terroristas desde el 11-S. El mundo necesita más gente como ustedes dos.

Sonreímos y asentimos...algunas personas eran tan idiotas que merecían


que les mintieran.

— ¡Y nos vamos! —Dijo el productor—. Todos estuvieron brillantes,


simplemente brillantes, todo lo que necesitamos son unas cuantas tomas.
Este segmento debería salir al aire esta noche.

—Por favor, envíe una copia terminada a nuestros abogados también.


130
Liam agregó un “por favor”, pero no había ni dudas ni peros al respecto.
Independientemente de lo que muchos creyeran, había un límite a la
libertad de prensa.

LIAM

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Al entregarle a Ethan a mi madre, le rocé los mechones de su cabello. Parecía
como si hubieran pasado años tratando con la prensa. Sólo quería un
brandy fuerte y más tiempo con él y Mel.

—Los dos parecen estar mejor, —murmuró mi madre frunciendo el ceño


mientras mecía a Ethan en su cadera. El pequeño cretino no me soltaba el
dedo.

—Y aún pareces enfadada, —le contesté, mirando a Mel mientras le hablaba,


más bien como le ordenaba a Monte.

—Estuvo fuera durante cinco meses sin una sola palabra. Ethan...

—Y te fuiste durante doce años, madre, —le recordé—. Doce largos años.
Estabas al final del pasillo, a sólo setenta y seis pasos de mí, sí, los conté en
ese entonces, pero apenas nos veíamos. Cinco meses no es ni siquiera un
grano de arena comparado con la playa que has hecho. Ethan no lo
recordará. Te quiero mucho mamá, pero esta no es la lucha que quieres
tener porque, créeme, vas a perder y vas a perder mucho. Y no quiero herirte
nunca de esa manera, así que por favor déjalo ir.
131
Sus ojos se abrieron de par en par como si le hubiera dado una bofetada en
la cara. Su boca se abrió y asintió con una triste sonrisa en los labios.

—Lo siento, —susurró, mientras me tocaba la mejilla—, sé cuánto sufriste


y no pude ayudarte. Pero tienes razón. Tienes toda la razón.

Besando su frente, retrocedí cuando oí que los tacones hacían clic detrás de
mí. Mel no dijo nada, sólo se movió hacia Ethan para poder abrazarlo.

—Mami tiene que ir a darle una lección a unas cuantas personas, pero
volveré, —dijo. Era espeluznante lo buena que era con él, incluso cuando
hablaba de matar a alguien en potencia—. Evelyn, Olivia se está volviendo
más que apegada, confío en que puedas ser lo suficientemente civilizada
para hacer lo que te pido y mantener a Ethan fuera de su alcance...

—Por supuesto. No te preocupes, el pequeño tiene todo un día de pintura


con la abuela por delante. —Sonrió antes de darle a Mel un pequeño abrazo.
Mel se quedó helada, mirándome confundida y molesta.

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¿Era extraño que me pareciera reconfortante que todavía no le gustara que la
tocaran, con la excepción de Ethan y yo?

—Gracias Evelyn, ahora, por favor, suéltame.

— ¿Ya salió la máquina de la muerte? —Le pregunté, refiriéndome a nuestro


“auto de drogas”. No era nada especial, sólo un viejo Chevy negro en su
última etapa de vida. Sin embargo, no había ninguna posibilidad de que
nadie utilizara el sistema de posicionamiento global para rastrear nuestras
ubicaciones cuando lo usábamos, ni tampoco podían señalar incluso el
hecho de que habíamos salido de la casa. Todas las señales telefónicas se
bloquean en el momento en que llegamos a nuestro destino.

—Sí, tenemos que irnos, —dijo, pero tampoco parecía estar lista para irse.
Asintiendo a mi madre vi cómo se alejaba.

— ¿Qué le dijiste? —preguntó Mel tan pronto como la perdió de vista.

— ¿Sobre qué? —murmuré, mirando mi teléfono.


—Hace una hora me miró como si fuera el anti-Cristo, y ahora me está
132
dando abrazos.

— ¿Sofocos? ¿Hormonas? Todas las mujeres cambian de opinión con


demasiada frecuencia como para que pueda seguirles la pista, —murmuré,
fingiendo que no sentía su mirada hacia mí.

—Voy a contarle acerca de ese comentario sobre el sofocamiento, —contestó,


mientras caminaba hacia la puerta trasera. Las pequeñas figuras de la
prensa todavía estaban fuera, lo que significaba que teníamos que pasar por
detrás.

— ¿Desde cuándo eres un soplón?

—Más o menos al mismo tiempo que me convertí en madre. Un día Ethan


dirá algo sobre mí y querré saberlo, —dijo, mientras abría la gran puerta de
caoba que conducía a los escalones de mármol y a la cocina.

El personal de la cocina fingió que no estábamos allí mientras se movían


para preparar el almuerzo para el resto de la familia. — ¿Así que ahora te
unes a la hermandad de las madres entrometidas?

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—Conduzco. —Puso los ojos en blanco y, curiosamente, Kain Fionn nos
abrió la puerta en vez de Fedel. Su cara aún estaba negra y azul por su
“lección”.

—No. —Alargué la mano para agarrar las llaves y sin pensarlo dos veces,
Kain me las dio.

—Kain, —mofó Mel —. Eres nuevo en nuestro equipo privado y es muy


posible que vuelvas a la calle si alguna vez actúas sin esperar a que
lleguemos a un acuerdo. ¿Nos has entendido?

Pobre bastardo.

—Sí, señora.

—Síguenos, —le dije antes de subir y poner el auto en marcha. Ni Mel ni yo


hablamos mientras conducíamos. Pero por el rabillo del ojo la miraba como
me miraba a mí. El viejo Chevy tembló y se sintió como si fuéramos una
pareja de ancianos en el camino de regreso a la granja.
133
— ¿Qué? —preguntó.

—Nada.

Encendiendo la radio, jugueteé con el dial hasta que encontré la estación de


ópera, satisfecho de haber encontrado lo que estaba buscando, escuché a
una mujer llorar de luto. Lamentablemente, mi italiano todavía no era tan
bueno como esperaba que fuera. Mel escuchó por un momento antes de
sacudir la cabeza y apagarla.

— ¿Disculpa?

— ¿Estabas disfrutando del Duque de Milán?


Ni siquiera sabía que tenía un título. —Sí, es un clásico, —fingí.

—Sí, lo es, pero no es ópera, es una obra de teatro que se canta


horriblemente. Además, prefiero no escuchar a otra familia disfuncional.

—No somos una familia disfuncional. —Todas las familias tenían problemas.

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—La esposa de tu hermano quiere criar a nuestro hijo. La única razón por
la que no la he matado es porque su padre es el Presidente y no necesitamos
más mala prensa. Viendo que acabas de salir de la cárcel, y yo acabo de
salir de...
—Ya veo lo que quieres decir, —murmuré al llegar a un hotel que sin duda
estaba en la cúspide de la opulencia en la década de 1920, antes de que
fuera abandonado—. Pero en nuestra defensa, ha sido un año malo.

— ¿Y el año pasado? —me preguntó agarrando sus armas antes de salir.

—Han sido dos años malos, pero ahora lo estamos compensando, ¿no? —
Le contesté, mientras mantenía la puerta abierta.

El hotel parecía algo salido de los sueños de Stephen King. Casi todas las
ventanas estaban tapiadas, dejando sólo una cantidad limitada de luz
natural. Había luces opacas iluminando el espacio, y la base del hotel
parecía brillar con un suave tono amarillo y naranja. Los hombres que
estaban en la puerta asintieron, y bajaron sus armas mientras subíamos lo
que solía ser una gran escalera doble de mármol. Ahora faltaban casi todos
sus azulejos, y había ratas en la zona.
134
Apartando la cortina de plástico, diez personas, cinco mujeres y cinco
hombres, se pararon desnudas mientras cortaban el polvo blanco. La coca
estaba de un lado y la metanfetamina del otro. Todos llevaban máscaras
quirúrgicas para cubrir sus rostros... después de todo, no podíamos permitir
que se drogaran en el trabajo.

—Bueno, no es una sorpresa... —Tristemente, antes de que pudiera


terminar su frase, Mel le disparó justo en la rótula, haciendo que todos los
idiotas gritaran y saltaran hacia atrás.

— ¿Sorpresa? Sí, lo sé, —sonrió Mel.

Suspirando, me giré hacia nuestro personal.

Supongo que uno de nosotros tenía que ser el maduro.

—Si quieren vivir, les sugiero que vuelvan al trabajo. Esta parte no les
concierne, y por favor recuerden, los escogimos a todos porque los
conocemos. Sabemos dónde trabajan, dónde viven, cuántas malditas veces

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orinan, —grité, mientras esperaba a que se pusieran bajo control—. Muchas
gracias a todos por su cooperación mientras nos ocupamos de una
transición con el personal.

Y en el momento justo Mel le disparó en la muñeca.

Maldita sea, tenía buena puntería.

—Roy. Roy. Roy. Estúpido hombrecito. Realmente pensé que me entendiste


la primera vez que nos vimos. —Suspiró, caminando más cerca de él
mientras miraba el producto y sacaba el tubo de ensayo preparado de mi
chaqueta.

— ¡No hice nada!

— ¿Mintiéndole a una mujer con un arma? Pensé que habías dicho que era
inteligente, esposa, —le dije, sin molestarse en dar la vuelta a lo que estaba
haciendo en la mesa frente a mí.

— ¿Ves lo que hiciste? Ahora mi marido piensa que no puedo juzgar el


135
carácter de una persona...

— ¡Está bien! ¡De acuerdo! ¡De acuerdo! Por favor, no dispare. Mi hija se
enfermó. No tuve elección, ninguno de los dos estaba cerca...

— ¿Así que dices que es culpa nuestra que nos hayas robado?
Seguro que era un idiota.

—Sólo fueron un par de cientos. Juro que te pagaré el doble...no el triple.


Lo que quieras...

Mirando el tubo, esperé a que el líquido se pusiera azul. Así es como


probamos si es puro o no... Se volvió amarillo en su lugar. Es la forma más
débil. Alguien había añadido mierda a nuestro maldito producto, maldita
sea. El imbécil.

Me di la vuelta, levanté el tubo de ensayo y le dije que lo matara con mis


ojos. Me quedé mirando mientras guardaba su arma sacudiendo su cabeza
hacia mí.

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¿Qué quieres decir con “no”?

—Bien. Necesitamos discutir ciertas cosas, y para cuando volvamos, será


mejor que tengas una explicación. Una muy buena, —dijo.
Caminando más allá del piso empapado de sangre, pasamos por las cortinas
de plástico. No se detuvo para explicarlo, sino que siguió caminando hasta
que llegamos a otra puerta.

—Mi padre solía decir “una disculpa no es una disculpa hasta que te dan
un regalo”, —dijo mientras la abría.
Allí estaba sentado nuestro oficial de policía favorito con dos mujeres; todos
estaban atados a sus sillas, cubiertos con su propia orina y tosiendo contra
la cinta adhesiva que cubría sus bocas.

—Oh, eres demasiado generosa, —le susurré, mientras me resistí a la


tentación de darle las gracias.
Mientras me daba mis nudillos de bronce, nuestro oficial favorito sólo podía
mirarnos impotente.

Era mi turno de ser un poco inmaduro.


136

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CAPÍTULO 11

"Si alguien te pone las manos encima, asegúrate de que no vuelva a poner las
manos encima a nadie más".
—Malcolm X

LIAM

Colocando un asiento delante de mi viejo amigo Scoot, me incliné hacia atrás


antes de volverme hacia mi querida esposa, que estaba de pie contra la
pared de ladrillo a mi derecha. Me di cuenta de que había a su lado un bidón
rojo de lo que esperaba fuera gasolina. Sonrió y fue como si pudiera ver en
mi mente.

—Sé quién es este hijo de puta, —dije, mientras apoyaba mi pie en su mano,
que estaba pegada a su muslo. Uno de los regalos más grandes que se le dio
al hombre fue la cinta adhesiva—. Pero no conozco a estas encantadoras
mujeres.
137
—Te presento a Lacey, la esposa de Scooter. —Mi propia esposa señaló a la
mujer de la izquierda con el cabello rubio y polvoriento—. Y a la derecha
esta Shelby, la prostituta de Scooter. No entiendo por qué tenía tanto tiempo
libre.

— ¿A cuál crees que ama más? —Le pregunté mientras inclinaba la cabeza
a la derecha para mirar a la morena. Ambas me parecieron muy sencillas.

—No puedo entenderlo, —suspiró Mel dramáticamente, mientras se


apartaba de la pared y caminaba detrás de la rubia. Las lágrimas de la mujer
pasaron por su boca encintada y cayeron por la barbilla—. Su esposa tiene
una casa y él siempre vuelve a ella. Era su novia del instituto. ¿Verdad,
Scooter?

Mel echó su cabeza hacia atrás antes de soltarlo, y no luchó ni habló. En


vez de eso, se sentó allí con la cabeza tan baja que se inclinó hacia adelante.
Si no hubiera sido por la cinta, se habría caído al suelo.

Estaba roto por dentro.

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Si no me hubiera enojado, esto habría sido suficiente. Pero no lo fue. Lo
quería roto por dentro y destruido por fuera.

—Sin embargo, ha alojado a la prostituta en el apartamento de su infancia,


y también tiene un lugar en su testamento.
La cabeza de la esposa de Scoot se dirigió hacia él cuando sus ojos se
abrieron de par en par.

—Así que, es difícil para mí decir quién es la número uno, pensé que te
dejaría averiguarlo, —susurró Mel mientras se acercaba a mí.
Con un suspiro, las miro a los dos. — ¿Qué hizo el rey Salomón cuando
quiso saber quién era la verdadera madre del bebé?

—Quieres cortarlas por la mitad. —Jadeó con un falso horror—. Tan


desastrosa.

—Tienes razón, pero el suspenso me está matando. —Dejé caer los nudillos
de bronce mientras sacaba un cuchillo de mi bota. Cortando la cinta de su
boca, le puse el cuchillo en la garganta y le dije—, Vas a decirme a quién
amas más, o les voy a cortar los dedos.
138
No hablaba, ni siquiera parecía que estuviera respirando.

Suspirando una vez más, me acerqué a su amante y le pasé el cuchillo por


encima del pulgar. Su respiración se hizo rápida y sus lágrimas cayeron más
rápido.

— ¿Sabes lo que separa al hombre de la bestia? —Le pregunté mientras


cerraba los ojos—. Nuestros pulgares.

Bajé la hoja y empecé a cortarle el pulgar. Lloró tan fuerte que su cuerpo
comenzó a temblar. Scooter observaba todo el tiempo, mientras las lágrimas
caían de su cara.

— ¿A quién amas más? —Le pregunté de nuevo, mientras limpiaba la sangre


de sus vaqueros y caminaba hacia su esposa.

—Yo...Yo...

—Demasiado lento.

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Sosteniendo la empuñadura del cuchillo, se la clavé en el dedo anular. Gritó


tan fuerte como su reacia competidora, pero la verdad del asunto es que ese
tipo de lamentos ya no me desconcertaban.

Agarrándole el dedo desmembrado, lo sostuve frente a su cara e incliné el


anillo hacia abajo, vio como el anillo que le había dado caía al suelo y se
acurrucaba en el charco de su sangre.

Qué poético.
—Quedan dieciocho dedos entre las dos. No tengo más que tiempo, y esta
es una navaja muy afilada, Scooter. Sólo escoge una. Te prometo que no la
mataré.

Tragó y volvió la cabeza hacia su esposa, luego hacia mí, y luego de nuevo
hacia su esposa. Parecía que había perdido la capacidad de hablar.
Con un suspiro, me moví a otro de los dedos de Lacey. —Lo siento mucho,
Lacey.

Moviéndome hacia su pulgar, me detuve y miré a Scooter, que sólo me


139
miraba fijamente. Esta vez no aparté la mirada de sus ojos mientras
presionaba una vez más el cuchillo contra su otro pulgar. Gritó una y otra
vez.

Ni siquiera pregunté antes de acudir a Shelby.

—De-Detente. Por favor, detente, —dijo finalmente, mientras miraba a su


amante—. La amo. La amo.

— ¿Tu amante? —Le pregunté con calma.

— ¡Sí! —gritó.

Antes de que pudiera parpadear, una bala golpeó a su amante entre los ojos.
Volviéndome hacia Mel, vi como bajaba el arma.

—Bueno, eso fue un giro en la trama, —le dije.

—Odio a los rompe hogares. —Se encogió de hombros mientras miraba a la


esposa de Scoot que estaba en estado de shock—. De nada, —agregó.

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— ¡AH! —Scooter gritó mientras luchaba contra la silla—. ¡No eres un buen
mentiroso! ¡Maldito seas hasta el infierno! ¡Malditos bastardos enfermos!

—Vaya, la amaba de verdad, —le dije, deseando haberla torturado más.

—Es asqueroso, —murmuró Mel—. No tengo que decirte lo que pasará si


alguna vez piensas...

—Lo sé, —me reí, mientras dejaba caer el cuchillo al suelo.


Saqué mi propia arma y le disparé a su esposa en el corazón, terminando la
angustia que él había causado. Eso lo despertó y comenzó a luchar contra
sus ataduras, tratando en vano de alcanzarla mientras se desangraba a su
lado. Su sangre brotó a borbotones, enviando un chorro caliente a su cara.
Afortunadamente para mí, me mantuve a una distancia lo suficientemente
segura como para evitar cualquier salpicadura, y simplemente observé cómo
moría.

—Sabes, siempre vi este final, —le dije tranquilamente mientras lloraba.


Levantando mis nudillos de bronce, tiré mi puño hacia atrás antes de
140
golpeárselo en la cara.

—De hecho, te lo advertí, —suspiré cuando oí el asqueroso chasquido de su


nariz.

—Viniste tras mi familia. —El bronce de mis nudillos se conectó con sus
dientes y tosió mientras indudablemente se alojaban en su garganta.

Le sostuve la cara empapada de sangre, mirando a ver si había algún hueso


que aún no hubiera roto... lo había.

—Me enviaste a la cárcel, —volví a suspirar, mientras me limpiaba la sangre


de las manos con su camisa. Retrocediendo una vez más, golpeé y sentí
como su mandíbula se rompía por la fuerza de mi golpe—. Pero está bien,
porque ya lo superé... ahora. —Mirándolo como si fuera una pintura fina,
Mel caminó hacia adelante antes de echar gasolina sobre los cuerpos.
Tosió unos cuantos dientes mientras se ahogaba para respirar.

— ¿Alguna última palabra, oficial? —Le pregunté.

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Todo lo que podía hacer era luchar para respirar.

—Supongo que no. Es curioso, ya que tenía tanto que decir en el estrado. —
No importaba, estaba acabado. Fue el primero de muchos que tendrían que
pagar el precio.

Salí de la habitación porque odiaba el olor a gasolina. Ni Mel ni yo dijimos


nada mientras volvíamos a visitar a Roy y a los idiotas que seguían cortando
productos inútiles. Monte, Fedel, y ahora Kain, estaban en las salidas con
sus armas claramente visibles.

—Parece que nuestro negocio está hecho aquí, —dije mientras caminaba de
regreso hacia la salida que conducía a la gran escalera.

—Lo juro por mi vida, Callahan, se lo devolveré todo, —dijo Roy, mientras
usaba el brazo de una mujer desnuda para pararse.

Estaba claro que había consentido con demasiado de nuestro producto en


el tiempo que nos fuimos.
—Oh, no, —sonrió Mel, mientras señalaba entre nosotros dos—. Hemos
141
terminado aquí. Tú... bueno, acabas de terminar.

—Mátalos y quema este lugar hasta los cimientos. —Ordené. Y antes de que
pudieran parpadear o incluso correr, Monte, Fedel y Kain vaciaron sus
cargadores en ellos, asegurándose de golpear dos veces los cabezales.

MELODY

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Nos sentamos en un hermoso restaurante, a una milla del viejo hotel y
observamos cómo ardía. El departamento de bomberos había sido llamado,
pero aparentemente pensaron que era mejor permitir que el edificio se
quemara de manera segura. Nadie más estaba en el restaurante, pero
nosotros sí, sin embargo, se suponía que no iba a estar abierto hasta dentro
de una hora.

— ¿Crees que somos pirómanos? —Me reí, mientras miraba el humo que se
elevaba y que manchaba el cielo en diferentes tonos de gris.

—En absoluto. El fuego que prendemos tiene sentido, —contestó mientras


cortaba las salchichas que tenía delante.

—Cierto, —dije, mientras buscaba mi teléfono. Quería ver cómo estaba


Ethan.

—Nada de teléfonos. —Liam miró el dispositivo en mis manos.

—Eres gracioso. —Me reí al acceder y vi que Ethan estaba sentado con
Sedric y Evelyn, esta última estaba leyendo algo entre ellos... luché contra
142
el impulso de sonreír, y al levantar la vista, noté que Liam estaba mirando
por encima de mi hombro para verlos.

—Sí, nada de teléfonos, —me burlé—. Veo lo que estás haciendo, Callahan.

— ¿Y qué es lo que estoy haciendo?, —preguntó desde detrás de su taza de


café.
Hice un gesto con mi mano sobre la extensión de tostadas, gofres, salchichas
y huevos frente a nosotros, y su ceja se levantó mientras mi sonrisa se
extendía por la cara.

—Oh vamos, este eres tú tratando de conseguirme una cita.

—No. Esto es un almuerzo. Tenía hambre. —Para probar su punto, agarró


una rebanada de tostadas francesas y dio un mordisco.

—Callahan...

—Cuando te lleve a una cita, Melody, habrá baile, el mejor vino del país, y
comida que está ridículamente sobrevaluada, —respondió.

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—No entiendo tu obsesión por el romance. Es como si fueras un hijo del


amor de la Guerra y la Paz, —murmuré antes de morder mi manzana.

— ¿Qué tienes en contra del romance?

—Nada. Está bien cuando no está dirigido a mí. Comprendo el amor, pero
esta necesidad de comprar flores y chocolates...

—Sabes que amor y romance son sinónimos, ¿verdad?

—No, no son...

—Y eres consciente de que lo que hiciste por mí hoy fue romántico, ¿verdad?
Trago lentamente, sin saber cómo responder, y sabía que me había vencido.
Inclinado hacia atrás, se cruzó de brazos en forma pensativa.

— ¿Por qué lo hiciste?

—No sé, pensé que lo necesitabas o al menos querías... —Murmuré mientras


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tomaba el té. No me gustaba a dónde iba esto.

— ¿Y te hizo feliz hacerlo?

Oh Dios, ¿debe alargar esto? —Sí, está bien. Me alegré de que fueras feliz.
¿Puedes decir lo que quieras ahora?

—Tú, como mi esposa, te anticipaste a mis necesidades sin tener que pedir
ni que te pidan. Yo, como tu marido, deseo hacer lo mismo.

—Pero no necesito vino de restaurante, tengo el mío propio. No me gusta


bailar, y si quieres un bistec caro, se lo haré saber al cocinero.
Puso los ojos en blanco. — ¿Cómo sabes lo que te gusta si nunca lo has
hecho antes?

Su suficiencia me estaba matando lentamente.

—Porque me conozco a mí misma.

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—También te conozco, y ya estás de acuerdo, así que vamos a tener una cita
y la vas a disfrutar sin ser una perra.

— ¿Ahora tratas de cambiar mi personalidad, Callahan? Tan controlador.


Creo que esto es una señal temprana de una relación abusiva.

—Puedes traer tu sarcasmo e ingenio, lo encuentro entretenido.

Oh, cómo me molestó.

— ¿Podemos hablar de negocios ahora?

—Por supuesto. No es como si esto fuera una cita o algo así, —guiñó el ojo.

—No lo es. ¿Cómo te gustaría tratar a todos los que declararon en tu contra?
Y lo dije como una pregunta completamente platónica y no romántica.
Vi como sus ojos brillaban. —Quiero ocuparme de ellos. Pero tristemente no
puedo tratar con ellos de la misma manera que tratamos a Scooter, —dijo
con seriedad.
144
Tenía razón. Si todas las personas que testificaron en su contra
desaparecieran de repente o aparecieran muertas, la sospecha seguramente
seguiría... sin embargo, esto habría enviado un mensaje claro.

—Oh, qué lástima. —Suspiré—. Porque aquí viene la Directora Lewis. —


Señalé a la mujer de cabello rubio corto. En su brazo había un hombre
atractivo... que tenía el mismo color de cabello y de ojos que Liam. La
mantuvo distraída besándola y agarrándole el trasero. Le cubrió los ojos con
una carcajada mientras la llevaba a una cabina trasera.

— ¿Sabías que estaría aquí? ¿Elegiste el restaurante? —Liam me sonrió.

— ¿Quién, yo? Realmente Liam, no puedo controlarlo todo.


Parecía como si no me creyera. Sin embargo, cuando el hombre misterioso
se movió para unirse a ella, también lo hice.

—Enseguida vuelvo.

—Mel...
Levanté la mano y la puse sobre mi corazón. —Seré buena, lo prometo.

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—Bien. Pero seguro como el infierno que no consigues a la Directora


también, —murmuró, mientras se levantaba y me seguía.

— ¿Qué crees que valora más que su vida? —Le pregunté a Liam mientras
caminábamos por el laberinto de mesas y sillas blancas que conducían al
baño de atrás.

—Su carrera, —sonrió, mientras escuchaba los sonidos que parecían


resonar en el espacio vacío.

—Exactamente.

Silenciosamente entramos al baño y vimos como ella chupaba su pequeña


y desnuda polla de rata topo mientras sus pechos colgaban de su apretado
vestido azul. La vista me hizo querer blanquear los ojos; era como una mala
película porno amateur.

—Hola, Directora, —se rio Liam.


Sus ojos se abrieron de par en par mientras se apartaba. — ¡Oh, Dios mío!,
145
—gritó, y cuando sus ojos comenzaron a llorar, nos miró como si fuéramos
fantasmas del pasado de la mafia.

—Oh Dios mío, ¿ya? —Me mofé con asco mientras me sentaba en el sofá
blanco y amarillo del baño.

— ¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! —gritó mientras hacía todo lo


posible para volver a meterse los pechos en el sostén—. ¡Daniel! ¡Me dijiste
que estaba cerrado!

—Voy a adivinar y decir que mintió, —dijo Liam, incapaz de mantener la


sonrisa fuera de su cara mientras se recostaba contra la pared.

—Daniel, —le dije y asintió mientras salía y la dejó con miedo.

— ¿Daniel? ¡Daniel!

—Tienes la peor suerte con los hombres, ¿no? —Le dije.

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—Espera, —susurró la Directora Lewis lentamente—. ¿Ha estado trabajando
para ti todo este tiempo? No. No puede ser. Hemos estado saliendo durante...

—Dos meses y medio, lo sé. Mientras Liam estaba en la cárcel, y justo


después de que diera su primer testimonio a la policía. Sólo para que lo
sepas, le pagaron generosamente por el tiempo que pasaron juntos. No tenía
ni un centavo a su nombre... pero no lo sabías. Pensabas que era un médico
rico que tenía unos cuantos restaurantes. ¿No habría sido increíble?
Lástima, —me reí. Era patético lo fácil que era predecir las acciones de
algunas personas.

Estaba temblando mucho y se notaba que estaba entrando en shock cuando


la realidad la golpeo.

—Vaya, debes haber creído de verdad que te estabas enamorando, —jadeó


Liam burlonamente—. Esto debe ser vergonzoso.

— ¿Qué es lo que quieres? —Escupió, sin darse cuenta de lo amables que


éramos en realidad.
146
— ¿Conoces todos esos rumores que difundes sobre mí? ¿Sobre mi familia?
Cómo eliminamos a cualquiera que se nos cruce. ¿Cómo controlamos esta
ciudad hasta el punto de que podrías encontrarte con el departamento de
policía ahora mismo y aun así no estar a salvo? ¿Y si te dijera que son
ciertas, Directora? ¿Y si te dijera que la mitad de las personas a las que
tratas te las enviamos nosotros? —Liam le contestó acechándola.

—Estás mintiendo, — tartamudeó—. Ustedes son los Callahan, alimentan a


los niños del centro de la ciudad y...

—Y corto dedos y golpeo cabezas... lo que me hace preguntarme qué te va a


pasar, —terminó Liam por ella.

—Por favor...

—Oh no, ya no es necesario mendigar. —Caminó más cerca y miró su


asustada cara de ratón que ahora estaba llena de lágrimas—. Ahora vas a ir
a los medios de comunicación y les vas a decir que te obligaron a testificar
en mi contra. ¿Está claro?

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—Yo…

La agarró por el cuello y la obligó a pararse de puntillas. —No seas estúpida


aquí. Quería abrirte el cráneo. Pero ha sido una mañana muy ocupada para
nosotros. Así que toma este regalo y ya sabes que si alguna vez hablas de
nosotros aparte de lo que te decimos que hagas, tu dulce novio ya lo sabe
todo sobre ti, y créeme, Daniel no será tan amable contigo esta vez.
No le dijo nada más antes de girarnos hacia la puerta. Sin embargo, antes
de irnos la miré e incliné la cabeza hacia un lado mientras miraba su
tembloroso cuerpo.

—Que tenga un buen día, Directora Lewis. Daniel se quedará un tiempo por
si acaso tienes alguna duda.
Caminamos hacia los autos y me di cuenta de que tanto Monte como Fedel
estaban bebiendo café y comiendo panecillos mientras Kain estaba allí de
pie, mirándolos con ira. Sonreí; a Monte y a Fedel no les gustaba la gente
nueva.

Liam me abrió la puerta del lado del pasajero de la camioneta y entré sin
discutir. Sin embargo, me mudé hasta que estuve en el asiento del
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conductor.

—Estoy conduciendo, —dije.

—Sólo porque eras tan buena, —se burló antes de deslizarse a mi lado y me
dio las llaves.

—Todo lo que queda es el Dr. Alden y el fiscal. Estoy segura de que podemos
pensar en algo. No serán demasiados problemas. Y todavía tenemos que
ocuparnos de Avian, —susurré mientras salía a la carretera.

Quería a Avian muerto. No quería que sufriera, y no quería un plan


elaborado. Sólo quería separar su cabeza de su cuello. El fin.

—El lío que nuestro “escándalo” ha creado, debe mantenerlo ocupado. Pero
dudo que eso dure más de una semana más, —dijo Liam, mientras apretaba
la mandíbula y se inclinaba hacia atrás en el asiento del auto—. Uno
pensaría que simplemente se detendría.

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— ¿Lo haríamos? —No lo haría—. Antes esto era sólo un negocio, pero ahora
nos hemos defendido. Lo hemos avergonzado y nos hemos llevado a su hija,
todo mientras se veía tan limpio como siempre. Es italiano. Questo è
l'orgoglio19.

— ¿Orgullo? Bueno, eso es reconfortante, —dijo mientras la comprensión le


llego—. No quiero que me tome por sorpresa ese hijo de puta nunca más.
Hemos estado dos pasos por detrás hasta ahora.

—Sí, y estoy segura de que tenemos al menos una rata más en la casa. —
No tenía ni idea de quién era, pero les arrancaría la piel de la carne con las
uñas llenas de sal en cuanto lo supiera.
Suspiró mientras se apretaba el puente de su nariz. —Por supuesto que sí.
Haré que Declan revise los registros telefónicos...
—Lo hice mientras estaba fuera. No pude encontrar nada sospechoso, pero
sé que aún hay un topo. Creo que es alguien tan cercano a nosotros como
lo era Adriana. Si mi madre pudo llegar a ella, sólo podría imaginarme a
quién podría llegar Avian. —Pensar en Adriana sólo me enojaba.
Se puso tenso cuando me miró. —A la cuenta de tres, decimos quién
creemos que es.
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—Uno.... —Comenzó.

—Dos... —contesté, y a las tres, ambos hablamos.

—Neal.

—Olivia.

Ambos nos detuvimos.

— ¿Por qué Olivia? —me preguntó, y todo lo que pude hacer fue mirarlo con
la ceja levantada. Sin embargo, agitó la cabeza—. Es celosa y malcriada,
pero dudo que tenga la habilidad de hacer algo tan elaborado.
Eso era cierto, pero... —Tal vez si fuera sólo Olivia. Pero Avian podría estar
protegiéndola.

19
Este es el orgullo en Italiano Original.

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—Pero Olivia está firmemente en contra de nuestro estilo de vida. Somos
“malvados”, ¿recuerdas? incluso sádicos, según ella, —se burló cuando nos
detuvimos en el semáforo.

— ¿Sabes lo que creo que es sádico? La gente sabe quiénes somos y qué
hacemos. Pero aun así nos mienten, engañan y nos roban, pensando que no
habrá repercusiones. De alguna manera somos los depravados en su jodida
lógica. No te metas con la mafia y podrás vivir. ¿En cuántas películas más
de la mafia tiene que estar Robert De Niro para que la gente lo entienda?
Me miró antes de estallar en un ataque de risa.

—Mira, no estoy segura al cien por ciento de Olivia, pero mis instintos me
dicen que no confíe en ella. ¿Por qué crees que es Neal? —Le pregunté.

—Es mi hermano mayor, —contestó Liam como si esa fuera razón suficiente.
Pero, de nuevo, eso era suficiente. No estaba segura de si algo podría haber
limpiado la mala sangre entre ellos, pero al final del día, Neal seguía siendo
su hermano.

— ¿Crees que están juntos en esto? —Aunque me preguntaba cómo es


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posible que alguno de ellos pueda ocultar algo así.
Liam pensó por un momento y luego suspiró mientras su teléfono se
encendía. Al alcanzarlo, leyó rápidamente el texto y sonrió con suficiencia.

— ¿Qué pasa?

—El jefe de gabinete de la Casa Blanca se pregunta si tenemos tiempo de ir


a visitarlos a finales de la próxima semana para una ceremonia de entrega
de premios y una cena dedicada a nuestro servicio. Es perfecto. Vámonos
mañana.

¿Qué?

— ¿Mañana? ¿Por qué demonios haríamos eso? —Acababa de regresar.

—Estamos en guerra, Mel. Hemos tomado las cosas con calma para reparar
todo lo posible, —sonrió antes de sentarse—. Pero es hora de que dejemos
de pelear en nuestro propio patio trasero y vayamos al de Avian. Ha estado
separando su vida criminal de su vida profesional, así que ahora vamos a
chocar con ambos y ver cómo se quema.

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—No soy un pirómano, pero tú podrías serlo, —dije, mientras volvía hacia
la ciudad—. Bien. Pero quiero que venga toda la familia también. Aunque
sólo sea para vigilarlos.

—Coraline y Declan tendrán que quedarse. Hay un vacío en los traficantes


sin Roy. Alguien más tratará de tentar a la suerte y dar un paso adelante,
preferiría mantenerlos a todos con una correa muy corta, —me recordó.
—Correas cortas conducen fácilmente al maestro, —me detuve, pensando
por un momento—. ¿Alguna vez pensaste que tal vez Declan y Coraline
podrían ser el topo?

En el momento en que lo dije, su cara se cayó y agitó la cabeza. —Declan


no. Nunca Declan.

Lo dijo con tanta convicción que no lo presioné más sobre el asunto. Sin
embargo, tenía que pensar en ello.

No estaba seguro de Declan, pero conocía a Coraline... Pero también creía


que conocía a Adriana.
150
—Esposa. Declan no, —me dijo Liam de nuevo como si pudiera leer mi
mente.

—De acuerdo. —Por el bien de todos, esperaba que no fuera nadie de la


familia.

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CAPÍTULO 12

"Todo en el mundo tiene que ver con el sexo, excepto el sexo. El sexo es cuestión
de poder".
—Oscar Wilde

MELODY

Para cuando volvimos, ya era casi la hora de la cena familiar. Liam se había
duchado mientras visitaba a Ethan, así que ahora estaba atrasada
corriendo. Lo último que necesitaba era que Evelyn me odiara aún más por
arruinar su tiempo en familia. Acababa de ponerme el pendiente cuando me
di la vuelta y encontré a Liam apoyado en el marco de la puerta de nuestro
dormitorio. Estaba allí, con los brazos cruzados sobre su pecho, con sus
ojos verdes enfocados en mí mientras viajaban a lo largo de mi cuerpo, desde
mis tacones hasta mi espalda, luego hasta mis ojos.

— ¿Qué pasa, Liam? —Dije mientras ponía mis manos en mis caderas. Algo
se sintió mal—. ¿No te gusta el vestido? 151
—No, así que quítatelo, —exigió mientras cerraba la puerta y la aseguraba
con llave.

—Liam, más tarde. La cena...

—La cena ha sido cancelada. Ethan ha comido y ahora está descansando


en la habitación de Cora y Declan, donde se quedará el resto de la noche.
¿Por qué no te has quitado el vestido todavía? —preguntó mientras se
quitaba la chaqueta del traje.

¿Qué diablos fue eso?

—No fue una petición, Melody. —Se volvió hacia mí y no podía negar que
estaba un poco excitada. Lentamente, me acerqué por detrás y bajé la
cremallera, y cuando se deslizó de mi cuerpo al suelo, me miró brevemente
antes de volver a prestar atención para quitarse los gemelos.

—Tu sostén y tus bragas, quiero que se vayan. —Su voz sonaba más grave...
no, más fría. No me había dado espacio para discutir, pero no quería. Así

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que hice lo que me dijo y me desabroché el sostén, permitiendo, junto con
mis bragas, que se unieran a mi vestido en el suelo.
Me quedé allí completamente desnuda, con la excepción de mis tacones, y
una vez más me dió una mirada.

—Collar y pendientes.
Al quitarme ambos, los dejé caer en la pila creciente en el piso del dormitorio.

— ¿Qué hay de mis tacones...?

—Mantenlos puestos, —me cortó mientras se sentaba. Se había quitado los


zapatos, el cinturón y el abrigo, pero aparte de eso, todavía estaba
completamente vestido.

—Liam, esto no es justo, tú...

—Me importa un bledo ser justo, esposa. Mantén las manos a los lados, —
respondió inclinándose hacia atrás en la silla mientras sus ojos seguían
cada una de las líneas de mi cuerpo.
152
Esa fue la segunda vez que me interrumpía.

—Te estás pasando, Liam...

— ¿Realmente pensaste que estaría satisfecho con un rápido en el ring de


boxeo? —Finalmente se levantó, se aflojó la corbata y caminó hacia mí.
Levantó la mano y me acarició el costado de la cara, luego me quitó el lápiz
labial con el pulgar—. Tengo hambre, Mel. Estuve hambriento durante cinco
meses. Necesito más de un polvo rápido.
Sus manos deambulaban por mi cuello y sentí que me costaba respirar. Su
presencia, su dominio, todo en él hacía que todo mi cuerpo se sintiera como
fuego líquido.

—No te inclinarás ante mí fuera de esta habitación, pero te juro que esta
noche te veré temblar debajo de mí, —susurró mientras ponía sus manos
sobre mis hombros y caminaba detrás de mí. Pronto sentí que sus manos
viajaban por mi espina dorsal mientras daba vueltas a mí alrededor y me
miraba fijamente a los ojos.

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—De esa manera no nos separaremos de nuevo, porque cuando termine, lo
necesitarás todos los días por el resto de tu vida. Me aseguraré de que sólo
seas adicta a mí tanto en el placer como en el dolor. ¿Alguna pregunta?
Tragué y asentí, ni siquiera estaba segura de sí todavía sabía hablar.

—Quítame la corbata, Mel.


Levanté la mano y se la saqué del cuello.

—Ahora átala alrededor de tus ojos.


Al hacerlo, mi mundo se oscureció y sentí su pulgar una vez más mientras
me rozaba los labios.

—Estos labios tuyos, si supieras lo pecaminoso que me hacen. Lo que quiero


hacer con ellos... y contigo.

Me levantó. Dos pasos. Eso fue todo lo que se necesitó antes de que me
dejara caer de espaldas en el centro de nuestra cama. Podía sentirlo por
encima de mí. Las puntas de sus dedos se extendieron por todo el largo de
mis brazos hasta que sus manos estuvieron en las mías.
153
—Mmm... —Me quejé contra su boca cuando me besó tan fuerte, tan
apasionadamente, mientras su lengua exploraba mi boca. No pude evitar
apretar las piernas.

—Liam, —susurré mientras rompía su abrazo. Fue repentino, y antes de que


pudiera reaccionar, levantó mis manos sobre mi cabeza y las presionó
contra la cabecera. Besando el interior de mis muñecas, rápidamente las
ató y las sujetó al marco de la cama. Repitiendo el proceso con mi otro brazo,
pronto quedé restringida, aunque deseaba tocarlo...besarlo de nuevo.

— ¿Qué tan fuertes son estos nudos? —Sonreí mientras tiraba de ellos para
ver si aguantaban.
En vez de hablar, me pellizcó los pezones, y mi ya sensible cuerpo se sacudió
en respuesta.

— ¿No lo sabías, esposa? Fui un Boy Scout.

Si hubiera podido verlo, estaba seguro de que me estaba sonriendo.

Haz lo que puedas, me suplicó mi mente.

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Pero me dejó allí, y todo lo que pude sentir fueron sus ligeros toques. Se
burlaba de mí y me torturaba al mismo tiempo. Sabía cuánto lo deseaba.
Me mordí el labio, y con cada uno de sus toques suaves, estaba más y más
emocionada hasta el punto de que, Melody Giovanni-Callahan, estaba lista
para que terminara con esto y me tomara.

—Estás tan mojada, nena.

Esperaba sus manos, pero fue su lengua la que encontró su camino entre
mis piernas, y cuando lo sentí, me dolió.

— ¡Joder, Liam! —Jadeé cuando su lengua entró en mí, intenté alcanzarlo,


olvidando por un momento que mis muñecas estaban atadas. Quería
aferrarme a él, sentirlo contra la punta de mis dedos, y sin embargo, me vi
obligada a soportar su tortura.

—Todavía no. —Se detuvo y grité.


¿Cómo podría estar tan débil ya?
154
Me besó la cara interna del muslo mientras respiraba profundamente y
trataba de no pensar en lo cerca que estaba.

—Estás temblando, pero nena, he dicho que tiembles.

— ¡Liam! —Jadeé de placer y dolor cuando algo caliente cayó sobre mi pezón.
El dolor era rápido, pero su sensualidad perduraba. Poco a poco las gotas
cayeron sobre mi piel, cada una volviéndome más y más loca.

—Liam. —Volví a gemir cuando terminó con mi pecho y se dirigió hacia


abajo. Podía sentir temblar mi cuerpo, y cuando esa gota cayó justo entre
mis piernas, no pude contenerme más.

— ¡Ahh...Liam! —Me estremecí al llegar.

—Mucho mejor, —contestó.

—Vete a la mierda. —Que te jodan por torturarme tan fácilmente.

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—Oh, amor, planeo hacerlo, —murmuró, y aun así temblé mientras corría
contra mi piel lo que sentía como la fría hoja de un cuchillo, y lentamente
desprendía la cera. Otra vez me mordí el labio. Estaba acostumbrada a los
cuchillos de una manera y no era ésta. Al final se detuvo, pero ese alivio
desapareció rápidamente al colocar un cubo de hielo contra mi piel.

¿De dónde diablos sacó eso?

No insistí en ello. En vez de eso, me concentré en las gotas heladas de agua


que goteaban por mis senos. Podía sentir sus manos a cada lado de mí. Lo
que significa que el cubo de hielo estaba entre sus labios mientras lo pasaba
por mi cuerpo, trabajó desde mi cuello hasta que estuvo flotando sobre mis
labios. El agua goteaba sobre mi lengua, y gemía mientras me besaba y
dejaba que el hielo se derritiera entre nuestros labios. Sentí que me estaba
derritiendo tan rápido como eso. Conocía mi cuerpo demasiado bien. Sabía
dónde era sensible y cómo seguir excitándome.

A pesar de que no había sido capaz de romper sus ataduras, liberó una de
mis manos. Pero ni siquiera tuve tiempo de acostumbrarme a la libertad
antes de que me volteara sobre mi estómago.
155
—Para mi último truco, —susurró, mientras sus manos recorrían mi espina
dorsal y me ahuecaban el trasero—. Voy a ver cuán fuerte puedes gritar mi
nombre.

—Sólo grito cuando te lo ganas, amor.

¡ZAS!

—Ah... —Mi boca se abrió y traté de no gemir más fuerte, mientras me


agarraba a las corbatas alrededor de mis manos. Sentí la picadura de su
bofetada en el trasero, y el efecto dominó que tuvo a través de mi cuerpo.
Me frotó suavemente con la mano en el trasero, y justo cuando me relajaba...

¡ZAS!

¡Mierda!

—¿Te duele, nena? —Besó lo que sabía que tenía que ser la huella de su
mano.

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—En absoluto. Son como toques de plumas, —le mentí a él y a mí misma.


Se sentía exótico y sexual, y quería más.

—Incluso ahora debes ponerme a prueba, —se rio—. No más juegos


entonces, ¿verdad?

—Liam...

¡ZAS!

No puedo...

¡ZAS!

Tomar mucho...

¡ZAS!

Más de...
156
¡ZAS!

Esto...

¡ZAS!

Así que...

¡ZAS!

Joder...

¡ZAS!

Follame...

¡ZAS!

— ¡Liam! —Finalmente grité.

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— ¿Sí?

—Follame... por favor.

Nunca en todo nuestro tiempo juntos había sentido que me había reclamado
más de lo que lo hizo en ese momento.

LIAM

Mi mano estaba tan roja como su trasero...y estaba preciosa.


157
Su cuerpo estaba cubierto de sudor, y su boca se abrió mientras intentaba
controlar su respiración. Su cabello se aferraba a su cuerpo, pero lo mejor
de la vista que tenía delante de mí era la forma en que su cuerpo temblaba
de la emoción del pasado y del presente. Estaba allí, su cuerpo rogaba por
mí, y no podía soportarlo más, mi polla sólo se movía por el mero
pensamiento de estar en su interior.

—Liam... por favor. —Suplicó... no rogaba. Mi Mel me rogaba por más.

Dios, si supiera lo sexy que está ahora mismo.

La necesitaba.

Mientras frotaba mi polla dura contra su caliente y brillante trasero, gimió


y se apretó contra mí.

—Fóllame, amor... por favor.


Ya que eres tan educada.

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— ¡Sí!, —gritó, y echó la cabeza hacia atrás mientras le sujetaba la cintura
y la golpeaba.

— ¡Uha! —Gruñí. Estaba tan apretada. Le agarré los pechos y me aferré a


ellos mientras empujaba hacia adelante.

—J...es...u...s cr...is...to, ¡Liam!

La cama se estrelló contra la pared, moviéndose con nosotros. Cada vez que
hablaba, iba más rápido y más duro hasta el punto de que ni siquiera podía
ver bien. Me aferré a su cuerpo mientras se aferraba a las restricciones de
sus manos con la mayor fuerza posible.

—Liam, no puedo... ¡LIAM!

No me detuve. No podía hacerlo. No hasta que...

—Mel... —Gemí mientras me corría en su interior.


Se desplomó de cara sobre la cama y me desplomé encima de ella.
158
Los dos yacíamos allí, exhaustos y respirando el aroma del otro. Me tomó
un tiempo antes de que pudiera recordar cómo desatar sus ataduras y
liberar sus manos. Me costó toda mi energía hacer esa simple tarea.
Ahora libre, se dio la vuelta para mirarme mientras se quitaba la corbata
alrededor de los ojos. Sentada, me besó sin decir una palabra.

Esta mujer estaba tratando de matarme. Pensé mientras su lengua se


deslizaba en mi boca. Gimiendo dentro de ella, se separó y rodó encima de
mí.

—Me folló bien, Sr. Callahan, —sonrió con suficiencia—. ¿Cómo voy a
explicar el no poder sentarme?

—Diles lo mismo que me dijiste a mí, que tu marido te folló. Y en el momento


en que recupere el aliento, planea hacerlo unas cuantas veces más, —le dije
mientras le pasaba la mano por el cabello.

Sus cejas se alzaron. — ¿Unas cuantas veces más?

—Te dije que te quería adicta, ¿no? —Le dije.

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— ¿Y si ya lo estoy?

—Seré el que decida eso. Ahora mismo, pide comida. Vas a necesitar tu
energía para la segunda ronda.

La besé y sonrió mientras se acercaba a la mesita de noche y, de forma


inocente, arqueó su espalda y flexionó su cuerpo contra mí.

Le mordí ligeramente el pezón.

— ¡Sr. Callahan!

—Me lo pones en la cara, así que tengo que mostrarle amor.

Sí. Esto fue sólo el principio. Nos encargaríamos de todas las demás cosas
mañana.

159

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CAPÍTULO 13

"He golpeado una ciudad - una ciudad real – y la llaman Chicago. . . Está habitada
por salvajes"
—Rudyard Kipling

LIAM

Mientras vertía el brandy en su vaso, me miró cuidadosamente, y estaba


seguro de que estaba confundido en cuanto a por qué estábamos sentados
en una mesa privada que daba al restaurante.

— ¿Eso es todo, Sr. Callahan? —me preguntó el camarero.

—Sí, es perfecto. Gracias, —le dije antes de que se diera la vuelta y se


marchara.

Declan agarró el vaso y miró fijamente el licor. —Recuerdo vagamente haber


sido testigo de una comida similar a ésta con un viejo socio de negocios 160
antes de que perdiera la vida.

—Sí, yo también. Lo apodamos su última cena, —respondí, mientras cortaba


la carne casi roja que tenía ante mí; siempre he preferido mi carne un poco
ensangrentada—. Nunca lo vio venir. En un momento nos reíamos con
coñac y al siguiente estaba jadeando. Fue bastante trágico.
Frunció el ceño y bajó el vaso antes de mirarme. — ¿Crees que te he
traicionado, Liam?

— ¿Lo has hecho? —Pregunté antes de masticar.

—Me siento insultado por la pregunta. Estamos tan cerca que pienso en ti
como un hermano, no como mi primo. —Tomó el vaso una vez más y se
bebió su contenido—. Pero, de nuevo, te conozco, y si realmente crees eso,
me habrías atado a una silla. No estaríamos resolviendo con un filet mignon
en el Plaza.

—Si me conoces tan bien como crees, ¿por qué estás sudando? —Sonreí,
mientras las gotas de sudor rodaban por su mejilla.

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Jadeó mientras se agarraba el cuello, y se sintió su propio pulso. Ya debía
saberlo...

—Liam, ¿has perdido la cabeza? —Siseó mientras respiraba hondo y se


desabrochaba la corbata—. Nunca...

—Lo sé. No es veneno. Vas a estar bien, Declan.

— ¿Qué carajo me diste entonces? —Se rompió, mientras se apretaba los


pulgares contra la sien.

—Clonidina.

— ¿No es eso...?

— ¿Las píldoras de la menopausia de madre? Sí, lo es, —me reí, tomando


otro bocado mientras me miraba con ira—. Verás, sé que no me
traicionarías. Mi esposa, por otro lado, no estaba segura al cien por ciento.
No puedo tener dudas sobre ti, Declan. Ni siquiera un poquito. Así que
tómalo como un cumplido.
161
—Me pondré a eso cuando pueda sentir mi lengua de nuevo, imbécil. —Se
lamió los labios antes de alcanzar mi vaso—. ¿Todavía me están probando?
o puedo tomar esto.

—Probablemente deberías pedir una botella nueva, —le dije, de forma


indiferente mientras comía otro bocado.

Suspiró, y soltó el vaso, y le indicó al camarero que buscara otra botella.


Mientras lo hacía, sonreí y tomé un trago de mi vaso. Otra vez sus ojos se
entrecerraron mientras se recostaba en su asiento.

— ¿Tendré una explicación? ¿O vas a seguir jodiéndome?

—Sólo estoy disfrutando, —respondí.

—Sí, puedo verlo.

Al limpiarme las comisuras de los labios, abordé el tema que me había


estado molestando. —Tenemos un topo.

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—Puedes tacharme de la lista.

—Lo sé. Pero creo que es Neal, —le contesté y se quedó paralizado.

El camarero se acercó con una botella nueva y alcanzó un vaso, pero Declan
tomó la botella, le hizo un gesto con la mano y comenzó a beber directamente
de ella.

—Con clase, hermano, —dije, mientras despedía al camarero que lo miraba


con incredulidad.
—Vete a la mierda, mis oídos siguen zumbando. Pero pensé que habías
dicho Neal.

—Lo hice.

—Liam. —Agitó la cabeza como si estuviera loco—. Sé que tú y Neal han


tenido sus problemas, pero esto es una locura. Neal ama a esta familia y
aunque no lo creas, también te ama. Es nuestro hermano de sangre y de
armas. ¡Es un maldito Callahan!
162
— ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que quiero que mi hermano mayor sea la
persona que me traiciona? Pero hay algo...

— ¿Qué dijo Mel? Porque obviamente piensa que soy yo y no Neal.


— Parecía un poco amargado por eso.

—Ella cree que es Olivia.

—Por supuesto. —Suspiró, mientras volvía a beber de la botella—. Sé que


ambos han estado en el infierno y han regresado, pero ¿quién es el
siguiente? ¿Mamá? ¿Papá? ¿Coraline?"

—Mientras hablamos, Mel está teniendo una reunión con tu esposa, —le
dije y una vez más se congeló, antes de tomar otro trago.

—Si tú o Mel lastiman a mi esposa de alguna manera, mi misión en la vida


será destruirlos a ambos.

— ¿Me estás amenazando, hermano?

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Se inclinó hacia delante. —Te amo, Liam, pero amo más a Coraline. Así que
sí, es un maldito regalo. Aunque estoy confundido en cuanto a cómo
pensarías que se las arregló para combatir el cáncer y apuñalarte por la
espalda al mismo tiempo.

—Relájate, lo sé y Mel también, sólo estamos cubriendo todas las bases, —


respondí. Teníamos que estar seguros.

—Bien, digamos que es Neal u Olivia. ¿Qué vas a hacer? —me preguntó, y
bebí con él.

— ¿Qué harías tú?


Suspiró. —Que se joda el hombre. ¿Es por eso que quieres ir a D.C.?

—Hay muchas razones. Pero, ¿tú y Coraline estarán bien aquí?


—Sí. Me preocupa más lo que va a pasar en la capital. No saben cómo
esquivar a Avian. Tampoco sabes dónde vive. Además, tiene al FBI en su
nómina.
163
—Gracias, Declan. Sabemos que tenemos que ser más inteligentes, pero él
también lo sabe. Ha intentado destruirnos, pero fracasó, y ahora necesita
un nuevo plan.

— ¿Cuál es el tuyo?
Sonreí. —Caos político. Está jodiendo con mi trabajo, ahora vamos a joder
con el suyo. El FBI pronto recibirá mucha mala prensa. Va a tener que
concentrarse en eso por ahora.

— ¿Por eso aceptas la llave de la ciudad mañana?


Sí, y Mel estaba enojada.

—Se suponía que nos íbamos a D.C. ayer. Cada día que desperdiciamos
aquí, se pone más nerviosa.

—Esto podría verse mal para el Presidente.

— ¿Parece que me importa una mierda? Mientras el Presidente no esté


involucrado, le quedan tres años.

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—Esperemos que esto termine rápido, —murmuró justo cuando llegó mi
abogado favorito.

—DiMarco. Mucho tiempo sin vernos, —me reí, brindando por él.

—No tanto tiempo. Me alegro de que disfrutes de tu libertad.


Asintió a Declan, quien se veía jodido más allá de poder hablar, mientras se
aferraba firmemente a su botella. ¿Quién iba a pensar que unas cuantas
pastillitas serían el catalizador de esto?

— ¿Cómo va el caso? —Le pregunté en referencia a mi antiguo compañero


de celda, Avery Barrow.

—Está en libertad bajo fianza. Le he recordado los términos de aceptar tu


ayuda. Además, la Directora quería que te pasara esto. —Me entregó una
carta y sonreí mientras leía su nota en la parte superior.

“Tú disculpa escrita a mano.”

—Gracias, DiMarco, —contesté mientras lo ponía en mi abrigo.


164
—Buenas noches, Sr. Callahan, Sr. Callahan, —nos dijo a los dos antes de
irse.

— ¿Debería ver manchas en mi visión? —Declan me preguntó.


Con una carcajada, llamé con la mano para pedir la cuenta.

MELODY

Sus puños vinieron directo a mi cara. Sin embargo, los bloqueé y le di un


cabezazo mientras le daba una patada en el pecho.

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—Ah, joder, —Coraline jadeó desde su lugar en el suelo, mientras sostenía
su pecho.

—Y yo que pensaba que eras mejor que esto, —le dije mientras la miraba.
Frustrada, corrió hacia adelante tan rápido como pudieron sus piernas. Sus
puños me atacaron como balas. Se estaba cansando, pero también me
estaba agotando en el proceso, ya que me vi obligada a bloquear sus puños.
En el momento en que vi una apertura, la tomé. Tiré de su muñeca antes
de poder voltearla sobre su espalda.

— ¡Está bien, está bien! Ganaste...ugh! —gritó, mientras me apartaba el


brazo y rodaba sobre su costado.

—Por supuesto que gano. Sólo quería más de la pelea, —le dije mientras
desenvolvía mis manos.

—Yo...

—Coraline, si dices algo referente al cáncer, te patearé el trasero...otra vez.


—Dije, mientras me apoyaba en las cuerdas del ring.
165
— ¡De acuerdo, perra, iba a decir que no he practicado en meses!, —dijo, sin
molestarse en levantarse del suelo del ring. Fue un poco gracioso.
Parecía un ángel de nieve, o tal vez una estrella de mar muerta, tirada en el
suelo, perezosamente extendida.

— ¿Perra? Sabes...
—Sí, eres la jefa, bla, bla, bla. Pero también soy tu amiga y tu hermana.

— ¿Lo siento amiga mía?

Golpeó el piso a su lado, haciéndome señas de que me acostara a su lado,


pero no me moví.

—Oh vamos, no me llamaste para pelear, querías hablar. Somos familia, así
que hablemos.

¿No somos observadores?

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—No quería hablar, quería ver si todo el entrenamiento que recibiste se te
subió a la cabeza.

— ¿Disculpa? —Se sentó.

—Hay un topo en nuestra casa, y ahora sé que no puedes ser tú.

— ¿Y cómo lo sabes? —respondió al levantarse de su posición sentada y


limpió el sudor que rodaba por un lado de su cara de piel oscura.
Con una sonrisa, enderece mi postura. —En primer lugar, el hecho de que
estés molesta porque no creo que seas un topo es prueba suficiente.
Segundo, te rendiste y aceptaste que soy mejor. La persona que está
conspirando para acabar con nosotros cree que es tan capaz como yo. Por
lo tanto, no eres tú. Buena charla.

—Mel, necesitas a alguien.

— ¿Qué? —Le pregunté, mientras me volvía para mirarla—. Tengo a Liam.

—Quiero decir que necesitas un amigo. Adriana...


166
—No. —No quería volver a oír su nombre—. No era una amiga. Era una
empleada porque no hago amigos, Coraline. Tengo un marido. Tengo un
hijo. Son las únicas personas que necesito. Me gustas, pero somos familia,
no amigos.

—Lo que tú digas, Jefa. Pero voy a entrar en tu corazón, —sonrió con
satisfacción al salir del ring. Al salir, se cruzó con Fedel, que venía con los
papeles que le pedí.

—Señora, —dijo, mientras me entregaba la carpeta—. Esta es toda la


información que encontramos de un Avian Doers o De Rosa.

—Esta es una carpeta muy delgada, —murmuré, mientras la revisaba


rápidamente.

—Debe haber enterrado la mayor parte de su pasado después de obtener la


ciudadanía. Como Fiscal General Adjunto, era el segundo funcionario de
mayor rango en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Fue
Fiscal General de los Estados Unidos en Washington, D.C. antes de

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convertirse en Fiscal General Adjunto, y ayudó a procesar a la familia
criminal de Mancini, lo que lo puso en el mapa. Ha estado vendiendo a
pequeños jefes de organizaciones y familias durante décadas.

—Así que es una rata con un título elegante. —Una rata muy lista, pero una
rata de todos modos.

—Asegúrate de que Jinx tenga el avión abastecido. Después de que Liam


consiga la llave mañana, nos vamos. Quiero que te quedes con Coraline y
Declan. Kain y Monte vienen con nosotros.

Sus ojos brillaron y su mandíbula se apretó.

— ¿Hay algún problema?

—No, señora.

—Estás mintiendo.

— ¿Por qué está Kain aquí? ¿Para qué sirve? No tiene más habilidades que
167
golpear con el puño una pared, —confesó.

—Será útil. —No estaba segura al cien por ciento de cómo, pero de alguna
manera sabía que lo haría. Saliendo del ring, caminé hacia el ascensor.
Al abrirse, una de las últimas personas con las que quería hablar salió.

—Evelyn.

—Mel.

— ¿Necesitas algo en el sótano? —Le pregunté, mientras pasaba por su lado


para entrar en el ascensor.

—Quería disculparme. —Regresó a la caja de metal conmigo.

Esto fue inesperado. — ¿Qué te dijo Liam?

Cruzó los brazos cuando las puertas se cerraron. — ¿Por qué crees que Liam
me habló?

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Esta familia estaba agotando mis nervios.

— ¿Por qué tienen que preguntar por qué, o cómo, sé algo? Es una pérdida
de tiempo. No me estás engañando. Así que me dejas saber la verdad o te
vas... ahora. —Salí cuando se abrieron las puertas, me siguió.

—Tienes razón, Liam me ha hablado, pero eso no viene al caso. Maldita sea
Mel, a veces quiero darte una paliza. Si alguien le rompiera a propósito el
corazón a Ethan y lo dejara en la cárcel durante meses, ¿cómo te sentirías
como su madre? No importa quién era antes, sigue siendo mi hijo y estaba
sufriendo.

Si fuera Ethan, lo habría hecho... entendí su punto.

—Liam y yo nos dirigimos a D.C. mañana. Tú y Sedric deberían estar listos


para acompañarnos. Quiero que estés con Ethan cuando no podamos
estarlo. Ya hemos comprado una casa. —Quería dar la vuelta y marcharme.
Sin embargo, no lo hice—. Y Evelyn, entiendo. Y mientras no volvamos a
tener este problema, estoy segura de que estaremos bien. Eres la única
abuela de mi hijo, te necesita.
168
Está gente me estaba ablandando.

LIAM

Cuando volví a nuestra habitación, la oí cantar horriblemente y no pude


evitar sonreír. Realmente no tenía idea de que lo estaba haciendo o de lo
mal que estaba. Siempre empezaba con un zumbido, y lo siguiente que
ocurre es que llora como una banshee sufriendo. Desnudándome, entré al
baño y vi como el agua bajaba por su cuerpo.

— ¿Vas a quedarte ahí todo el día, Jinx, o vas a entrar?, —me preguntó y
pude oír la risa en su voz.

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Cuando me acerqué, la agarré de la cintura y la puse contra mí. Le mordí la


oreja y le acaricié el coño con una mano mientras le agarraba el pecho con
la otra.

—Si vuelves a bromear así, haré que te arrepientas. —Le apreté el pezón con
fuerza.

—Eso es lo que obtienes, pervertido. —Podía sentir cómo luchaba por


contener el gemido que se le acumulaba en el pecho. Me presionaba y lo
sabía, pero no podía controlarme cuando estaba en mis brazos,
especialmente cuando estaba desnuda y mojada.

Dándole la vuelta, la presioné contra la pared de azulejos.

—Si querías que te follara duro esposa, todo lo que tenías que hacer era
pedirlo. No tenías que hacerme enojar. —Aunque sabía lo mucho que le
gustaba hacer eso.

—Lo siento, Liam. Por favor, ¿podrías follarme... duro?, —preguntó


169
dulcemente mientras el agua se derramaba sobre nosotros.
Agarrándola de los muslos, la levanté antes de tomar sus labios con los
míos, empujé en su interior hasta que me cubrió la empuñadura. Mi lengua
rozó contra la suya, y sentí cómo se mecía contra mí, mientras sus pezones
endurecidos presionaban mi pecho.

—Oh... —gimió en mi boca mientras sus manos serpenteaban alrededor de


mi cuello y se agarraban a mi cabello.

— ¿Qué tan duro estamos hablando, esposa? —Le pregunté, mientras la


golpeaba cada vez más profundamente.

Su boca se abrió y su cuerpo tembló de placer. Mientras cerraba los ojos,


continuaba empujándome en su interior. Al acercarme más, me mordió la
oreja.

—Más fuerte, —susurró, mientras se movía para lamer el agua que caía de
mi mandíbula. Me clavé en ella y, como siempre, se sujetó en mi cabello.
Una sonrisa se extendió por sus labios mientras le besaba el pecho y le
pellizcaba el pezón con fuerza.

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—Más fuerte.

Querido Dios.

—Estás tan apretada, nena. —Me mordí el labio. Estaba necesitando todas
mis fuerzas para no correrme en ese momento. La forma en que se aferraba
a mí, los sonidos que se le escapaban de la boca... todo me estaba volviendo
loco.

— ¡Más fuerte! —volvió a jadear.

Le encantaba duro, era algo que me encantaba de ella. Alcanzando su


cabello, tiré de su cabeza hacia atrás y expuse su cuello mientras lo mordía
y besaba a lo largo del mismo. Sus piernas serpenteaban alrededor de mi
cintura, permitiéndole maximizar cada empuje hasta que ambos
alcanzamos nuestra liberación.

Se rio mientras el agua seguía cayendo en cascada a nuestro alrededor.


170
— ¿Qué? —Le pregunté.

—Nada.

—No. ¿Qué? — ¿Por qué me miraba así?

—Nada. —Se detuvo antes de empezar a reír de nuevo, sabiendo muy bien
que no lo dejaría pasar hasta que respondiera—. Soy feliz. ¿De acuerdo?,
maldita sea. Y seré más feliz una vez que hayamos terminado con Avian, —
murmuró y le besé la mejilla y la baje.

Después de que nos lavamos, entramos al dormitorio donde le entregué la


carta de la Directora.

— ¿Qué es esto?, —preguntó mientras lo desplegaba.

—Léelo, —dije mientras me secaba el cabello.

—Estimado Sr. Callahan, según su petición, he escrito esta carta a mano.


Deseo expresar mi gran tristeza por su encarcelamiento

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injusto...básicamente mentira, mentira, mentira. ¿Por qué estoy leyendo
esto?

—Porque mañana después de que tengamos la llave de la ciudad, la


arruinaré y a ese jodido sistema correccional que tiene en marcha.
No parecía divertida. — ¿En serio? ¿Vas a decirle a la ciudad que era mala?
Parece un poco bajo en la escala de la venganza.

—Enciende las noticias, —le dije, mientras caminaba hacia mi cómoda y


sacaba un bóxer. Revisé las transmisiones en vivo en el escritorio y observé
cómo Ethan dormía en su cuna, mientras se chupaba el pulgar en silencio.
Escuché el encendido de la televisión y me giré justo a tiempo para ver a
una mujer hablando exactamente lo que quería que Mel viera. De todos los
guardias que había visto en los últimos cinco meses, la Dra. Rachel Alden
era, con mucho, la que más me había enfurecido. Su constante necesidad
de intentar domarme como si fuera su mono mascota había sido
exasperante, por no decir otra cosa.

—Fuentes confirman que la policía de Chicago sabía de la inocencia de Liam


Callahan. Aunque los detalles aún están pendientes, se especula que se trata
171
de una medida políticamente comprometida contra la familia Callahan, que
ha denunciado su decepción con el departamento de policía. Entre los
sospechosos internos que están siendo nombrados se encuentran el Oficial
Scooter, que actualmente está huyendo, el Capitán Joseph Kent, el
Superintendente Kash, y la Dra. Rachel Alden, que es la guardiana de la
prisión donde Liam Callahan estaba detenido. La Dra. Alden ha sido acusada
de abuso de poder por personas que no son del equipo Callahan. Los
funcionarios de prisiones que han trabajado y siguen trabajando en la
institución han admitido incluso que ella estaba particularmente interesada
en el Sr. Callahan y a menudo se burlaban de él en su celda. ¿Puedes creerlo,
Chris?

—No. ¡Esto es ridículo! Es absolutamente ridículo lo que esta ciudad ha hecho


a los Callahan. Es horrendo. Estas personas abusan del poder que les dan
los ciudadanos de Chicago para intimidar a gente buena y decente. Si fuera
los Callahan, demandaría a los ciegos del estado...

—Va a ir a prisión, —comentó Mel.

— ¿Sabes lo que les pasa a los ex policías y oficiales en prisión?

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—Pero, ¿eso es todo? —Hizo un gesto desde su lugar en la cama.

Mi esposa estaba haciendo pucheros. Con una sonrisa, me acerqué y la


arrastré a mis brazos. —No podemos matar a todo el mundo, amor. Tenemos
un pez más grande que freír.

—Sí, lo sé. Pero aún los odio a todos. —Se inclinó hacia mí mientras le
besaba el cuello—. ¿Puedes ir a buscar a Ethan?

Una pequeña parte de mí quería gemir, desde que regresamos y pudimos


arreglar todo entre nosotros, Ethan había estado durmiendo en nuestra
cama por la noche. Y por mucho que amara a mi hijo, realmente esperaba
pasar un poco más de tiempo a solas con su madre.

— ¿Liam?

—Sí, lo traeré, —respondí.


Saliendo al pasillo, vi a Neal hablar con mi padre fuera de la habitación de
Ethan.
172
— ¿Está todo bien? —pregunté, acercándome a los dos.

—Neal cree que lo estás excluyendo de la familia, —respondió mi padre antes


de entrar en la habitación.
Neal puso los ojos en blanco antes de volverse hacia mí.

— ¿Es eso cierto? —Aún no lo había hecho, pero me estaba preparando.

—Reuniones privadas con Declan, no tengo ni idea de lo que está pasando,


y me estoy enterando por qué quieres que empaquemos para ir a D.C.
empiezo a sentir como si no confiaras en mí con la información, hermano.

—No lo sé. Pero no fue sólo a ti, fue con todos. Padre no tenía ni idea...

—A mi padre no le importa saberlo. Está saliendo de esta vida y trabajando


en su maldito swing de golf, —dijo.
Podía decirle la verdad... pero eso lo habría hecho enojar, y ahora mismo
necesitábamos menos grietas en los cimientos de esta familia.

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Poniendo mi mano en su hombro, hice que me mirara a los ojos. —Neal,
tenemos problemas, no se puede negar eso. Declan tenía algunos
inconvenientes y hablamos en privado. Ahora mismo, estoy reparando a mi
familia íntima. Son lo primero. Si parece que te estoy dejando fuera, debes
saber que no es así. Sólo estoy lidiando con la locura de Mel. Suena
paranoica y no me gusta. La gente tiende a hacer cosas estúpidas cuando
está paranoica.

Me miró y suspiró, antes de asentir. —Lo siento.

—No hay nada que lamentar. Nos necesitamos todos juntos mientras nos
enfrentamos a Avian.

Volvió a asentir. —Por supuesto.

Viéndolo partir, me pregunté una vez más si realmente podía traicionarme.


Simplemente no tenía las pelotas. O tal vez era mejor actor de lo que
pensaba.

—Papá, puedes irte a la cama, —le dije mientras se inclinaba y miraba a


173
Ethan.

—Solía disfrutar viéndolos dormir, todos eran menos problemáticos cuando


eran niños.
Mientras levanté suavemente a Ethan, sonreí al ver lo cálido que era; un
pequeño manojo de vida.

—Ten cuidado, Liam.

—Sé cómo sostenerlo.

—No por Ethan. Pero con Neal. Antes de que tú y Mel hagan o digan algo
imprudente, recuerden que sigue siendo tu hermano y por lo tanto mi hijo.
Lo amo tanto como te amo a ti. Mi sueño es que todos dependan unos de
otros, no que se destruyan unos a otros, —respondió.

—Sólo el tiempo puede decirlo.

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MELODY

A la mañana siguiente me encontré vestida como una muñeca Barbie


política mientras me paraba en los escalones del Capitolio, aferrándome a
nuestro hijo mientras Liam recibía la llave de la maldita ciudad en nombre
de nuestra familia. Chicago no tenía puertas, ¿por qué carajo tenía una
llave? Pero si hubiera sido yo, habría hecho mi parte y habría sonreído. Era
una muestra de gratitud sin sentido, pero siempre desempeñaba mi papel
sin importar lo mucho que me irritaba. Hasta Ethan parecía molesto con su
traje. Ni siquiera sabía que hacían trajes para bebés.

—Las palabras no pueden expresar cuánto significa esto para mí, —dijo
Liam a la multitud—. He amado esta ciudad toda mi vida y eso nunca 174
cambiará. No importa lo que haya sucedido en el pasado, Chicago es mi
hogar... nuestro hogar.

Se dio la vuelta y nos buscó a Ethan y a mí. Quería poner los ojos en blanco,
pero sonreí mientras avanzaba. No me gustaba que me usaran como apoyo.

—Mel y yo hemos pensado mucho sobre esto y realmente queremos


esforzarnos más para hacer de esta ciudad una gran ciudad. Mientras
estaba en prisión, me vi obligado a ver, oír y experimentar cosas que nadie,
ni siquiera un convicto debería. Juntos, trabajemos para hacer que nuestra
comunidad y nuestro sistema político sean mejores. Tratemos a los
humanos como tales. Respetemos la vida y celebrémosla. Les agradezco este
honor y espero que a cambio pueda honrarlos a todos. —Sonrió y posamos
para las fotos mientras los flashes llovían sobre nosotros.

— ¿Olvidaste decirme que te presentas a las elecciones? —Murmuré con


una sonrisa.

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—Sólo estoy trabajando con los golpes y me gusta conseguir la llave,—
susurró mientras Ethan la alcanzaba. Sabía que sólo terminaría en su boca.
Era como si tuviera que lamer todo lo nuevo que encontraba.

—Ahora que esto ha terminado, salgamos de aquí.

— ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Parar al Gobernador para que podamos
escapar? —preguntó, mientras colocaba su mano en mi espalda y podía
sentir que comenzaba a descender.

— ¿Me estás tocando delante de toda la ciudad?

Me miró y me guiñó un ojo. —Es mi ciudad. Tengo una llave para probarlo.

No podría ni siquiera empezar a concentrarme en su ego ahora mismo.


Sujetando a Ethan contra mi pecho, salí del escenario cuando el último de
los aplausos resonó en el aire.

Finalmente.
175

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CAPITULO 14

"Los presidentes son seleccionados, no elegidos."


—Franklin D. Roosevelt

MELODY

Estábamos en Washington.

No sólo Washington, sino en la maldita Casa Blanca.

"Si pudieras verme ahora, Orlando." Miré por las ventanas. Me quedé
mirando el jardín verde, recién cortado y perfectamente colocado; una foto
perfecta, esperando para ser tomada. Liam se inclinó en la silla y puso los
pies sobre el escritorio. Ninguno de los dos habló. Este era el comienzo; una
vez que tomáramos este camino, no podíamos volver atrás.

Esperamos, aunque sabíamos que no sería por mucho tiempo. 176


En cuestión de segundos, la puerta del Despacho Oval se abrió y el
Presidente, vestido con un traje oscuro, corbata azul y un alfiler con la
bandera estadounidense en su chaqueta, entró. Sus ayudantes lo rodearon,
hablando rápidamente sobre un candidato a la Corte Suprema antes de que
se congelaran al vernos sentados en el escritorio presidencial.

—Sr. Presidente, —dijo Liam, con el pie todavía sobre el escritorio,


completamente relajado.

—Jane, Chris, por favor dennos un momento y díganle a Judy que retenga
todas mis llamadas, —dijo Colemen mientras forzaba una sonrisa.
Asintieron antes de huir como los ratoncitos que eran.

— ¿Han perdido la cabeza? —Casi grita una vez que la puerta se cerró.

— ¿Eso te haría sentir mejor? —Le pregunté. Me moví de la ventana y me


senté en el borde del escritorio.

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Me miró el trasero y luego a los pies de Liam. —Ese es el escritorio Resolute...
un regalo de la Reina Victoria al Presidente Rutherford B. Hayes en 1880.
Todos los presidentes desde Jimmy Carter hasta ahora se han sentado en
ese escritorio. ¿Podrían ustedes dos, por favor, sacar su trasero y sus pies
de ahí?

Miré a Liam, que bajó los pies y tomó el cuchillo del bolsillo de su chaqueta.
Sin dudarlo, lo pasó por la superficie donde habían estado sus pies. Fue lo
único que rompió el silencio, y Liam nunca rompió el contacto visual con el
líder del mundo libre. Cuando terminó, guardó el cuchillo.

—Lo siento, —dijo, mientras cruzaba los brazos por encima de la mesa.

— ¡Yo soy el Presidente!

—Oh, no, no, no, —le interrumpí señalando con un dedo—. Eres una
marioneta; nuestra marioneta, comprada y pagada en su totalidad. Hecho
en Chicago con un solo propósito; trabajar para nosotros. Ese era el trato.
Firmaste con sangre y te nombramos presidente. Ahora tienes que pagar.
Se cruzó de brazos. —Te ayudé a encubrirte. Tengo a toda la nación
177
creyendo que son héroes nacionales.

— ¿Crees que gastamos ochenta y nueve millones de dólares en un favor?


—Liam se rio—. Te construimos, y si crees que no instalamos un botón de
autodestrucción, estás muy equivocado. Ahora que has probado el poder,
¿estás dispuesto a renunciar a él? Puedes pasar los próximos cuatro, y si
estamos contentos, ocho años como el hombre más poderoso del mundo.

Colemen frunció el ceño y apretó la mandíbula. ¿Éste era el hombre con el


dedo en el botón? Que Dios nos ayude a todos.

— ¿Qué quieres, Callahan? —preguntó entre dientes apretados—. Se una


buena marioneta, —sonreí y Liam se rio una vez más.

—Queremos una lista de los mayores casos pendientes del FBI. Los que
hacen carrera y se convierten en películas, —dijo Liam antes de levantarse.

— ¿Para qué?

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—Marioneta mala, —suspiré—. No hagas preguntas a las que realmente no
quieres la respuesta.

—Me está pidiendo que rompa el protocolo y exponga información de alto


secreto. ¿Pero no me dirás por qué? Estas son las personas...

—Detente, —dijo Liam, mientras caminaba hacia él y sostenía su rostro—.


Sabemos lo que pedimos. También sabemos que va a ser atacado. Pero te
mantendrán firme y presionarán a Avian Doers, tu director del FBI, para
que arregle los problemas.

— ¿Decirle que arregle los problemas que tú mismo vas a causar?


—Ves, ahora lo sabes y estás enfadado. Debiste haber escuchado, marioneta
—respondí, mientras me movía frente al escritorio.

—Tendré los archivos mañana, —dijo.

Le sonreí a Liam y observé cómo se alejaba de Colemen y regresaba a la silla


presidencial, donde una vez más colocó los pies sobre el escritorio.
178
—Tenemos tiempo. Estoy seguro que si lo pides amablemente, alguien te lo
dará en menos de una hora. Deberías poner una computadora en este
escritorio, estoy seguro de que a la Reina Victoria no le importaría, —agregó
Liam, y esta vez me reí.

Vi cómo Colemen caminaba a mi lado y levantaba el auricular del teléfono.


—Judy, comunícame con el corresponsal del FBI en la Casa Blanca.

—Los mejores ochenta y nueve millones que hemos gastado. —Le sonreí a
Liam.

AMERICAN
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LIAM

No estábamos perdiendo el tiempo, simplemente porque no teníamos más


tiempo que perder. Estaba seguro de que Avian sabía que estábamos aquí,
y estaba más que listo para la venganza. Esto era lo que necesitábamos. Así
que me senté en la cabina y vi a la prostituta con el vestido azul y las medias
de red, flirteando con el agente encubierto que en ese momento estaba
ingiriendo copiosas cantidades de drogas. Debería haberme insultado por el
hecho de que no se fijara en mi hermosa esposa, que fingía ser camarera.
Normalmente teníamos gente para hacer este tipo de trabajo, pero esto era
personal. Necesitaba hacerlo correctamente, y las únicas personas que
podían asegurarse de que eso sucediera éramos nosotros.

Mel no se veía mal con su peluca roja y camisa apretada, de hecho, la


hubiera llevado atrás y me hubiera salido con la mía en este momento si
hubiera podido, y me pregunté brevemente cómo le afectaban mi peluca
rubia y mis gafas. Me miró y me guiñó un ojo como si pudiera leer mi mente.
El bar lleno de gente olía a cigarrillos viejos, a maní rancio y a alcohol. Vi a
Mel mezclar bebidas con habilidades que ni siquiera sabía que tenía, y el
idiota que se suponía que era un agente federal se las bebió mientras
179
hablaba con la prostituta.

Cuando Mel terminó, tomó una bandeja de bebidas y se alejó de la “pareja”.

—Parece que necesitas un trago, —dijo una mujer, mientras entraba en mi


línea de visión y bloqueaba mi mirada sobre Mel. Sus pechos casi se le caían
de la camisa, y la falda que llevaba era tan ajustada que parecía como si
necesitara orinar cuando caminaba.

—Estoy bien. —Levanté mi vaso para mostrarle.

—Sí que lo estás, cariño. —Se lamió los labios.

Sin embargo, sus coqueteos sólo duraron un momento antes de que Mel
estuviera de pie a su lado.

—No está en el mercado y soy la última mujer a la que quieres molestar, —


dijo, mucho más amable de lo que esperaba. Pero sabía que sólo intentaba
evitar montar una escena. Afortunadamente, la mujer no se molestó en
pelear y se fue rápida e inteligentemente.

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—Te dejo por unos minutos y ya estás recogiendo animales callejeros, —dijo
Mel, mientras se sentaba frente a mí.

—La próxima vez, no me dejes y no tendremos problemas. —La guiñé un


ojo.

Me puso los ojos en blanco antes de mirar al agente Wilson y a su nueva


amiga. — ¿Cuánto tiempo tomará esto?, —preguntó, sabiendo que cuanto
antes salgamos de aquí, mejor.

—Pronto. Está a punto de saltar sobre ella.

— ¿Y cómo sabes eso? ¿Porque se está inclinando?

—Porque conozco el sentimiento.

Se detuvo y me miró. —No con esa peluca.

— ¿Qué? ¡Creo que me veo apuesto como rubio!


180
—Pareces el hombre del que las madres advierten a sus hijos. Me quedaré
con la mía, pero será mejor que te quites la tuya si planeas acercarte a mí
más tarde.

Sentí un apretón en mis pantalones y deseé que eso significara más tarde
ahora. —Tomo nota, esposa.

Sostuvo mi mirada por un momento antes de que volviera a cambiarla hacia


el agente que acababa de salir con la mujer. Esperamos unos segundos
antes de levantarnos y salimos al callejón trasero donde Monte había estado
esperando. Le entregó a Mel una bolsa grande antes de caminar por el
callejón tranquilo hasta un auto en espera. Los dos nos ponemos los
guantes.

Mientras el aire frío rozaba nuestras caras, vi como la feliz pareja saltaba de
un lado a otro de la calle hasta el motel... después de todo, ¿de qué servía
un bar de mala muerte si no había un motel de mala muerte cerca para una
follada rápida de borrachos?

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Salí a fumar y encontré a Mel mirándome. — ¿Qué?

—Has estado fumando mucho últimamente.

¿En serio? —Hace frío.

—Estoy en una camiseta y una falda, ¿pero tienes frío?, —dijo lentamente.

— ¿Desde cuándo te molesta que fume?

—Desde que tenemos un hijo. No quiero que se enferme. El humo de


segunda mano mata. Pero oye, tienes frío. —Se encogió de hombros, y sus
labios se juntaron mientras miraba hacia el motel.
Suspirando, lo tiré a la esquina. — ¿Estás contenta ahora?

—Los pulmones de Ethan lo están, —replicó, demostrando una vez más lo


fácil que mis emociones pueden cambiar con ella.

Moviendo los ojos, empecé a caminar hacia el motel. —Ya deberían haber
terminado.
181
—Lidera el camino, —dijo.

Estaba tentado de mirar a ambos lados antes de cruzar la calle por si acaso.
Cada vez que mi esposa me dice que “lidera el camino”, tengo que
asegurarme de que no voy a recibir una patada en la cara para su diversión.
Abrí las puertas oxidadas para ella y vi cómo me levantaba una ceja pero no
dijo nada antes de entrar.

—Habitación trece, —dijo el gerente.

Alcanzando mi chaqueta, saqué un sobre grueso y se lo arrojé.

—Tómalo y vete de este lugar mañana. Este motel va a estar cerrado por un
tiempo, —le dijo, y asintió con avidez.

Obviamente el negocio del motel no iba bien, las luces parpadeantes y el


techo manchado de agua eran prueba suficiente. Ambos caminamos por el
pasillo hasta que llegamos a la puerta de madera con el número tres que
estaba colgado boca abajo en un solo clavo.

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—Que empiecen los juegos, —le dije mientras abría la puerta, que crujió
cuando entramos.

La habitación brillaba con una luz barata, opaca y dorada, y al otro lado de
la habitación, la ropa de la pareja yacía esparcida por el suelo.

— ¿Cuánto tiempo?
La mujer, que aún estaba despierta, yacía en la húmeda cama junto al
hombre desnudo y tatuado con un horrible bronceado de granjero. Estaba
tan fuera de sí que, por mucho ruido que hiciéramos, ni siquiera se movía.

—Cinco, cuatro, tres... —Mel contó hacia atrás—,...dos, uno.

Así de fácil, la prostituta se quedó dormida. Sin decir una palabra, Mel abrió
la bolsa, sacó la placa y las credenciales del agente Wilson y las colocó en el
suelo junto a su ropa. Entonces tomó su arma y la tiró contra la pared antes
de que procediéramos a destrozar la habitación. Satisfechos con nuestra
destrucción, pusimos el dinero, la cocaína y la heroína por toda la
habitación.
182
Me entregó el cuchillo con una sonrisa, mientras caminaba hacia la cama y
lo puse en la mano izquierda del agente. Mientras suspendía su mano sobre
el pecho de la mujer, y clavé el cuchillo, apuñalándola varias veces hasta
que el cuerpo del agente Wilson quedó cubierto de su sangre. Las drogas en
su sistema eran irrastreables, y por suerte para la prostituta, nunca sintió
nada. Tomé su mano y arrastré sus uñas contra su brazo. Eso, más la
evidencia de sus actividades sexuales, proporcionó más que suficiente
prueba física.

Soltando su mano, cayó casi sin vida con el cuchillo aún apretado dentro de
ella. Volviendo a Mel, vi como miraba los archivos editados una vez más
antes de dejarlos esparcidos en el suelo.

Avian había declarado la guerra, y como cualquier guerra, habría bajas.


Mel salió al vestíbulo sabiendo que no había cámaras en esta sección, o en
cualquier otro lugar del motel para el caso. Luego marcó desde el teléfono
desechable.

Escuché mientras la operadora del 911 respondía.

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— ¿Hola? ¡En el Nomad Inn en el 1325 de la Avenida New York, había


muchos ruidos y gritos! No sé lo que está pasando, —dijo con un grueso
acento español que era casi perfecto.

La operadora preguntó por más, pero Mel colgó sin decir nada más.

MELODY

Cuando ambos entramos, recién vestidos y sin peluca. La única persona que
necesitaba ver estaba vestida con un pequeño y adorable mono,
esperándome. 183
—Ambos lo están malcriando. No puede dormir sin ti. —Sedric sonrió
mientras entrábamos en la sala de estar de nuestra casa de Washington,
D.C. Caminando hacia él, tomé a Ethan en mis brazos. Con su chupete en
la boca apoyo la cabeza contra mi pecho.

— ¿Mi padre me comento que fueron a verlo hoy? —dijo Olivia mientras se
colocaba al lado de Neal.

—Sí, lo hicimos. ¿Te dijo por qué? —preguntó Liam, mientras se quitaba la
chaqueta y la colocaba en el sofá.
Olivia agitó la cabeza cuando Evelyn entró en la sala de estar con una
bandeja de bebidas.

— ¿Por qué no dijiste que ibas a verlo? Me hubiera gustado ver a mi padre
y no quedarme aquí esperando tus órdenes, —dijo Olivia.
—Olivia, —susurró Neal, mientras le tiraba del brazo.

—No. Nos arrastraron por todo el país, nos mantuvieron en la oscuridad,


observando a su hijo mientras ambos...

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—Olivia, ya basta, —dijo Neal. Pero no escuchó. En vez de eso, sacó su brazo
del agarre de Neal y volvió a lo que sólo podía adivinar era su habitación.
Neal parecía herido y cansado. Estaba al límite... pero ¿por qué? ¿Liam tenía
razón? ¿Era el topo o se estaba volviendo loco?

— ¿Qué le pasa? —preguntó Sedric.

Neal no le contestó, sino que miró a Liam. — ¿Necesitas algo?

—Sí, tú y yo iremos a correr por la mañana, —respondió Liam.

No estaba segura de lo que estaba pensando.

Neal asintió, nos deseó buenas noches a todos y luego se volvió para seguir
a su esposa.

—Bueno, ¿podemos saber lo que han estado haciendo todo el día? Acabamos
de llegar y desaparecieron, —dijo Evelyn mientras sorbía su margarita.
Alejando a Ethan del alcohol, caminé alrededor del sofá blanco con verde
184
azulado, encendí la pantalla plana. Sentada con Ethan, lo acuné en mis
brazos mientras llegaban las noticias de última hora.

—Buenas noches, soy Andrea Salvia. A esta hora, la policía del distrito ha
ascendido en el Nomad Inn aquí en 1325 New York Ave, a pocos kilómetros
de la capital. WPLA viene a usted primero con estas noticias de última hora.
Nuestras fuentes nos dicen que el agente Timothy Wilson del FBI ha sido
detenido por el asesinato de una mujer desconocida que fue apuñalada varias
veces. También se encontró en la habitación; más de quinientos mil dólares
en cocaína y heroína. Nuestras fuentes también nos dicen que el agente
Timothy Wilson ha estado encubierto durante los últimos seis años, tratando
de cortar el suministro de drogas desde México. Sin embargo, parece que,
como tantos otros agentes encubiertos, se perdió en esa vida. Esta es una
historia en desarrollo y continuaremos manteniéndolos actualizados a
medida que obtengamos más información.

—Retiro lo dicho, no quiero saber qué has estado haciendo. Buenas noches,
—dijo Evelyn con media sonrisa antes de levantarse y girar.

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—Enseguida subo. —Sedric le besó la mejilla antes de sentarse en el sillón
de enfrente.

Ethan cerró los ojos mientras yacía en mis brazos. Se veía tan tranquilo.

—Estás hurgando en un nido de avispas, —dijo Sedric.

— ¿Qué más podemos hacer cuando nos ponen un palo en las manos y nos
patean el nido de un avispón en la cara? —Liam le preguntó, mientras se
sentaba a mi lado.

—Sólo asegúrate de que...

—Sedric, sólo necesitamos que cuides a nuestro hijo mientras estamos fuera
y aparezcas para las fotos. Eso es todo. No estamos hablando de lo que
vamos a hacer. Mantente atento a las noticias si estás interesado. —dijo, sin
importarle si era grosero o no.

—Estoy muy viejo para esta mierda, —suspiró—. Cuando ambos estén listos
para compartir sus planes, sepan que estaré aquí.
185
Liam asintió, mientras observaba a Ethan durmiendo en mis brazos. Sedric
se levantó y subió las escaleras dejándonos solos.

—Sabía que retirarse nunca iba a funcionar para él, —suspiró Liam,
mientras se sentaba en la silla y se relajaba.

—Si el Papa puede hacerlo, también puede hacerlo tu padre. Sólo tenemos
que darle un hueso para que lo mastique, —le contesté.

— ¿Nuestro hijo no es un trabajo lo suficientemente grande?


Con los ojos fijos en él, moví a Ethan en mis brazos mientras me levantaba
y me dirigía a nuestra nueva habitación. Mañana teníamos otro agente que
derribar. Teníamos la intención de seguir destruyéndolos hasta que el FBI
se desmoronara de adentro hacia afuera.

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CAPÍTULO 15

"La locura es relativa. Depende de quién tiene a quién encerrado en qué jaula".
Ray Bradbury

NEAL

Saliendo del armario, la observé mientras miraba el sol naciente. Se abrazó


con fuerza como si tratara de mantenerse unida. Ni siquiera se había
molestado en vestirse o arreglarse el cabello. Se quedó ahí parada, mirando.
Era como si estuviéramos de luto y ni siquiera supiera por qué.

—Olivia, —la llamé.


Se dio la vuelta y me miró sin emoción en la cara.

— ¿Adónde vas? —preguntó.

—Liam quiere ir a correr.


Agitó la cabeza antes de volverse hacia la ventana. —Él llama y tú corres 186
como su perro.

—Olivia...

—A veces me enfermas, inclinándote por tu hermanito, esperando que


finalmente te lleve al rebaño. ¿Cuándo lo entenderás? Te odia. Nunca te
amará. Sólo te soporta a ti, a nosotros, porque somos “familia”. A veces
desearía que fueras un hombre. ¿Por qué es tan difícil para ti siquiera
intentarlo?

Mi primer instinto fue poner mis manos alrededor de su cuello y retorcerlo.


En vez de eso, respiré profundamente. — ¿Por qué es tan difícil para ti
entender que no eres importante? —Le pregunté tranquilamente mientras
me ponía mi reloj.

— ¿Disculpa? —Se volvió hacia mí.

—Tú. No. Eres. Importante, —dije lentamente—. ¿Quieres que sea un


hombre? Desde el momento en que Mel entró en esta familia, has estado
celosa. No, esto va más allá de los celos. Esto es una locura. No importa lo

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que hagas, nunca estarás en ese nivel. ¿Cuándo lo entenderás? ¿Por qué es
tan difícil de entender para ti?

— ¡Que te jodan a ti y a Mel! —Se enfureció antes de ir al baño.


Sin decir una palabra, salí de la habitación y encontré a Liam esperando.
Me miró, pero no dijo nada y no estaba seguro de si nos había oído o no. Si
fue así, no lo hizo obvio. Poniendo el cronómetro en su reloj, comenzamos
nuestra carrera silenciosa con Monte siguiéndolo de cerca.

No tenía idea de a dónde íbamos, pero por alguna razón no estaba


preocupado. Si iba a matarme, habría pensado en algo mucho más jodido e
intrincado que salir a correr. Diez minutos más tarde finalmente entendí; él
quería correr.

— ¡Ni siquiera sé adónde vamos! —Grité mientras aceleraba.

—No es mi maldito problema, —gritó en respuesta, corriendo más rápido.


Justo cuando estaba a punto de pasarlo, el hijo de puta dobló la maldita
esquina y corrió hacia el puente. A menos que planeara saltar, sabía que
podía pasarle y lo hice, pero se me acercó fácilmente y se adaptó a mi
187
velocidad.

Desde algún lugar detrás de nosotros, Monte nos pasó a los dos, lo que nos
hizo detenernos por un momento, aunque seguimos trotando en el lugar
para evitar que nuestras piernas se tensaran.

— ¿No es tu guardaespaldas? —Le pregunté.

—Malditos italianos. Todos ellos quieren hacerme enojar, —contestó antes


de avanzar a toda velocidad y alcanzar a Monte. Al pasar, miró hacia atrás
y observo a Monte, haciendo que el hombre de cabello oscuro sonriera.

Finalmente llegamos al Cementerio Nacional de Arlington y Monte


retrocedió. Corrimos hasta que Liam se detuvo en la base de dos tumbas
blancas.

Eli y O'Neal Callahan, decían las lápidas y sentí un escalofrío correr por mi
columna vertebral.

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—Hermanos, —dijo Liam—. Eran aviadores militares de los Estados Unidos
que comandaron las “Espadas Voladoras” durante la Segunda Guerra
Mundial.

—Guau. — ¿Dónde había encontrado esto? ¿Cómo había encontrado esto?

—O'Neal mató a Eli, disparó a su propio hermano sin darse cuenta. Más
tarde fue capturado y torturado por el enemigo, y murió en una misión de
rescate en su país.

— ¿Crees que voy a dispararte desde el cielo? —Le pregunté, mientras


miraba las tumbas y se rio.

—No. Esta vez estoy en posición de cortarte las alas, hermano. —Se volvió
hacia mí y su cara estaba goteando tanto sudor como la mía—. Llevé a
Declan a cenar y lo envenené en la mesa. Sabía sin duda alguna que nunca
me traicionaría, pero aun así quería hacer entender mi punto de vista. No
tengo la misma confianza contigo.

Sacudiendo la cabeza, traté de pensar qué decir.


188
—Liam...

—No. —Me interrumpió—. Eres mi hermano, a pesar de todo lo que hemos


pasado, por mucho que te haya amenazado o luchado contigo, mi sangre es
tu sangre. Y no importa lo que pase, me permitiría decir que matarte me
traería insatisfacción.

—No sé qué puedo hacer para tranquilizarte...

—Creemos que Olivia es el topo, —dijo, y podría haberme cortado las


rodillas.

—Liam... —No podía creer lo que estaba escuchando—. Crees que Olivia está
dando información a... eso es... eso es una locura.

—Eres tú, o ella, o los dos. Dime, hermano, ¿eres el topo? —Preguntó y sentí
que Monte se me acercaba.

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Lo miré a los ojos. Mi hermano pequeño, sin embargo, no hay nada pequeño
en él. Era como un gigante, y por primera vez vi lo que hizo mi padre. ¿Cómo
puede una persona tener tanto orgullo y confianza?

— ¿Eres el topo, hermano? ¿Eres la razón por la que pasé cinco meses lejos
de mi hijo? ¿Por qué nos separaron de mi esposa? ¿Por qué pasó meses
corriendo? Dímelo ahora mismo y todo será limpio. Una bala y te enterraré
personalmente.

Mi boca se abrió y antes de darme cuenta, respondí con más confianza de


la que sabía que tenía. Asintió. —Entonces es tu esposa.

—Es mi esposa, —repetí. Más despacio, para mí, mientras me pasaba la


mano por el cabello—. Tienes que darme más pruebas que eso, Liam.

—Piénsalo, Neal. Piensa en todo... ¿puedes decir con un cien por ciento de
certeza que tu esposa no es un topo?
Quería negar con confianza sus acusaciones. Quería decirle que estaba
demente, que todo esto era una locura y que él y Mel estaban paranoicos.
Pero no pude, y vi mi vida con Olivia delante de mis ojos. Desde el momento
189
en que me sonrió por primera vez hasta nuestro momento en el dormitorio.
Era como una película muda.

—La amo, —le susurré.

Puso su mano en mi hombro. —Lo sé. Por eso quería decírtelo. No vamos a
hacer nada al respecto ahora mismo. Una vez que lo confirmemos por tu
bien, la usaremos, y luego lo haremos... Necesito que no te quiebres por
esto, hermano. Te necesitamos. Te necesito. Entiendo tu dolor, y no lo digo
a la ligera. Cinco meses en la oscuridad, sin saber si mi esposa estaba a
salvo o no, lejos de mi familia, de mi hijo recién nacido... créeme, lo entiendo.
Pero somos sangre antes que nada. Esta familia, nuestro nombre, es por lo
que luchamos. Olivia fue en contra de eso. No solo traicionó a Mel y a mí.
Traicionó a Madre, Padre, Declan, Coraline y a ti. Traicionó nuestro estilo
de vida. No quiero dispararte desde el cielo, no por nada. No por ella.

Con eso, él y Monte continuaron su carrera de regreso, dejándome atrás. Me


quedé allí un momento, mirando las tumbas. Me quedé quieto durante una
hora antes de volver a casa. Conocía el camino, y a cada paso recordaba lo

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feliz que había estado Olivia cuando Liam y Mel se habían ido. Brillaba con
un resplandor que no había visto en años.

Quería ser importante. El último clavo que me atravesó llegó cuando


finalmente regresé a nuestra habitación. Entré y la encontré sentada en la
cama, vestida de negro, con el cabello rizado. Y llevaba en los pies unos
zapatos blancos. Los zapatos blancos de Mel...

—Lo siento mucho, Neal, —susurró mientras se acercaba a mí—. Estaba de


mal humor y tenía muchas cosas en la cabeza.
Cuando me alcanzó, me eché atrás.

—Estoy todo sudado. Hablaremos después de que me limpie. —Le besé la


mejilla antes de retirarme al baño.

¿Cuándo ha cambiado tanto el mundo? ¿Había estado durmiendo todo este


tiempo?

190

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CAPÍTULO 16

"Los hombres mayores declaran la guerra.


Pero es la juventud la que debe luchar y morir".
Herbert Hoover

MELODY

Sentada en la cama, le cepillé el cabello a Ethan mientras yacía entre mis


piernas. Estaba creciendo tanto. Cada día parecía crecer, y también esa
sonrisa suya. Cada vez que lo miraba, todo lo que podía ver era a Liam. Se
parecían tanto, que era como si no hubiera obtenido ninguna característica
física de mí.

—Si vas a parecerte a él, vas a actuar como yo, —le susurré, mientras le
daba golpecitos suaves en su pequeña nariz. Se rio y trató de agarrar mi
dedo como si fuera algo que nunca antes había visto.

—Voy a enseñarte a disparar, y si alguna vez te dice que es mejor tirador 191
que yo, dímelo, y te mostraré todas las heridas de bala que recibió de mí. —
Le toqué la nariz de nuevo y esta vez se rio a carcajadas.

—Cuando seas lo suficientemente mayor para entender, te dirá todas esas


reglas que dice que fueron transmitidas por su familia, pero juro que las
inventa a medida que avanza.

Frunció el ceño y me hubiera gustado pensar que era porque temía tener
que escuchar esas reglas, pero estaba bastante segura de que sólo quería
que le empujara la nariz de nuevo.

La puerta de nuestro dormitorio se abrió y Liam se apoyó en el marco


sonriendo como un loco. Lo miré con ira y levanté a Ethan antes de sentarlo
en mi regazo.

— ¿Cuánto tiempo estuviste escuchando a escondidas?

—Lo suficiente como para escucharte tratando de poner a nuestro hijo en


mi contra, —mostró una sonrisa de satisfacción mientras caminaba hacia
nosotros.

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—No lo estaba poniendo en tu contra, sólo me aseguraba de que su amor se


derramara en cincuenta y uno - cuarenta y nueve.

—No funcionará. Soy el padre genial, —contestó. Y mientras se inclinaba


para besar la frente de Ethan, comenzó a llorar.

—Puedo sentir que se acercan los buenos tiempos, —me reí, mientras lo
hacía retroceder. Liam parecía tan confundido que era casi triste, pero
debería haberlo sabido mejor, Ethan amaba a Liam, aunque sólo fuera para
tirar de su cabello—. Apestas amor, inténtalo de nuevo después de ducharte.
Huele su camisa. —Ah, no me extraña que esté llorando.

—Sí, esa es la razón, —respondí sarcásticamente. Y mientras se quitaba la


camisa, me encontré luchando contra la necesidad de mirar su pecho... pero
perdí y me sorprendió embobada como una adolescente.

— ¿Ves algo que te guste? —Preguntó Liam, mientras se miraba a sí mismo


antes de mirarme a los ojos.
192
—Soy libre de mirar lo que tengo.

—Recuerda eso cuando comparta ese sentimiento. —Se bajó los pantalones
y los boxers.

Mordiéndome la lengua, me acerqué a la puerta con Ethan. —Tenemos que


estar listos en una hora. ¿Cómo estuvo la carrera?

Tomó otra toalla del armario. —Salió tan bien como podría haber salido.

—Neal regresó hace una hora.

—Sí. Elegí seguir corriendo con Monte.

Asentí, pero no lo presioné por más. Neal sabía que tenía que tomar una
decisión. Esperemos que las lápidas lo atormentaran, eran falsas, nadie lo
sabía excepto Liam y yo, pero el punto seguía siendo el mismo. No importa
lo que Liam sintiera por Neal, sabía que no quería matarlo.

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Entré en la habitación que habíamos estado usando como guardería aquí
en D.C., y vi a Sedric y Evelyn de pie junto a la ventana hablando en voz
baja entre sí. Parecían adolescentes merodeando a escondidas.

— ¿Interrumpo? —Les pregunté.

—Sí, pero ya que trajiste a Ethan, te perdonaremos. —Evelyn sonrió


mientras venía hacia nosotros con los brazos abiertos.

Besando la cabeza de Ethan, lo puse en sus brazos.

— ¿Quieres un baño? —preguntó, mientras lo hacía rebotar de un lado a


otro mientras caminaban hacia el baño.

—Ya lo he cambiado, —le dije.

—Pero quieres un baño. ¿Verdad, Ethan? —Sonrió y puse los ojos en blanco
y vi cómo desaparecían.

—Ha estado esperando a un nieto desde siempre. Dejemos que se divierta,


193
—dijo Sedric y sonrió, mientras se apoyaba en la ventana.

—Bueno, siempre y cuando se esté divirtiendo, —le contesté, avanzando


hacia él—. ¿Disfrutas del papel de niñera?

—Lo estaba disfrutando mucho más antes de que lo etiquetaras. He tomado


algunos pasatiempos nuevos, ¿por qué la Gran Melody desea saberlo?

—Las manos ociosas son la herramienta de juego del diablo.

Se levantó un poco, como si estuviera esperando el hueso que le estaba


tirando. Miré por la ventana y observe el monumento a Washington que
estaba en la distancia.

— ¿Piensas mantenerme en suspenso por mucho tiempo?

Dándole mi atención, suspiré. —Necesito que crees identidades diferentes


para nosotros.

— ¿No las tienes ya? —Frunció el ceño.

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—Sí, pero necesito que cubran todos los ángulos. Registros de nacimiento,
pasaportes, impuestos, educación, anuarios, necesito que nos construyas
ocho nuevas vidas.

—Quieres decir nueve, incluyendo a Ethan.

—No, ocho, incluyendo a Ethan. Tal vez hasta siete, pero por ahora ocho.
Me miró a los ojos y no me estremecí.

—Olivia y Neal...

—Tiene una opción.

— ¿Realmente crees que se necesitarán nuevas identificaciones?

—No lo sé. Pero prefiero estar a salvo que ignorar los hechos. Avian es
diferente. Si algo sucede, quiero tener mis bases cubiertas.

—Bien. Me pondré a trabajar en ello, pero llevará tiempo.


194
—Por eso te lo digo ahora. Y Sedric, no permitas que nadie se entere de que
estás haciendo esto, ni siquiera Evelyn. Ni siquiera Liam sabe lo que te estoy
pidiendo. No quiero que piense que dudo de nosotros.

Asintió cuando la puerta se abrió y Liam entró vestido con jeans y una
camisa con botones con un bolso sobre su hombro.

—Los dos parecen sospechosos, —dijo tímidamente.

—Lo hacen, ¿no es así? —Dijo Evelyn, mientras entraba con un Ethan de
aspecto soñoliento en sus brazos. Liam le besó la cabeza y esta vez no lloró,
sino que bostezó.

—Tenemos que ir a una reunión, —dije, y Liam asintió.

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LIAM

— ¿Nombre? —Preguntó un guardaespaldas de cabello rubio mientras


bloqueaba con sus manos nuestro camino a la mansión.

Por ser tan temprano en el día, uno pensaría que ya no habría tanta gente
aquí, pero ese no parece ser el caso. Nada hace que la gente asista más, que
un millonario dando una fiesta en la piscina.

Empujando los anteojos por mi nariz falsa, miré a Mel mientras apretaba su
mano en señal de molestia, el cabello corto de su peluca soplaba ligeramente 195
hacia un lado. Llevaba un vestido rojo corto de playa que ya había llamado
la atención de algunos hombres que se encontraban en la propiedad. La
música estaba tan alta que parecía hacer vibrar las puertas cerradas desde
el exterior.

—Somos los recaudadores de impuestos, —dije, y el hombre grande miró al


segundo guardia confundido.

—Ya hemos pagado el impuesto. Lo sé porque personalmente lo pagué, —se


mofó mientras nos miraba a los dos.

—No eres más que un portero.

—Vete a la mierda. Tienes diez segundos para salir de aquí antes de que
ponga una bala a cada uno.

—Creo que deberías dejarnos hablar con alguien un poco más arriba en la
cadena alimenticia, —respondió Mel y se mordió el labio en respuesta.

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—Déjalos pasar, Bell, —dijo el segundo guardia mientras movía sutilmente
su chaqueta para que nos diéramos cuenta de la pistola que tenía en la
cintura.

— ¿Bell? ¿Cómo Tinker Bell? No es tan lindo, —me burlé, pasando por
delante de sus hombros mientras subíamos las escaleras.

—Mejor reza para que seas quien dices que eres, o personalmente te mataré
lentamente, —dijo bruscamente mientras se dirigía al camino.

Ninguno de los invitados nos hizo caso cuando entramos. Estaban


demasiado ocupados bebiendo y manoseándose unos a otros como para
preocuparse. Los únicos que se concentraron en nosotros fueron los
guardias; sobresalieron como el servicio secreto en un aula de jardín de
infantes. El hombre con el que queríamos hablar se sentó bajo un dosel de
playa con tres mujeres, todas preocupadas por besarse y tocar su cuerpo.

Odiaba encontrarme con traficantes.

Era un mal necesario del que me encontré deshaciéndome la mayoría de las


196
veces. No nos prestó atención y en su lugar eligió babear a todas las mujeres
a su alrededor. Mel tomó la botella de champán fría y se la echó encima a
las chicas.

— ¡Perra! —gritaron, mientras dos de los guardias se acercaban.

—Muévete otra pulgada y estarás boca abajo en esa piscina, —le dije y se
congeló cuando apareció un punto rojo en el centro de su pecho.

—No queremos hacer una escena, Gus. Esta es una fiesta increíble. Pero
podemos y lo haremos si es necesario, —dijo Mel mientras se sentaba en la
silla de jardín y cruzaba las piernas.

Apretó su mandíbula, haciendo que la cicatriz fuera bastante prominente.

—Váyanse, ahora.

Las mujeres nos miraron con desprecio mientras se alejaban


tambaleándose.

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—Ya le pagamos a los jefes nuestra parte. —Escupió hacia un lado—. Y
ustedes dos no son los recaudadores normales.

—Sobre eso, no somos recaudadores, —dije mirando a Gus mientras se


sentaba.

Sus guardias se acercaron por detrás de nosotros mientras Bell empezaba


a sonreír como un idiota. Por eso odiaba perder el tiempo con los lacayos,
siempre eran un montón de imbéciles de gatillo fácil. — ¿Qué vas a hacer?
¿Dispararnos? Haz una escena y que aparezca la policía, porque ambos
sabemos que te han estado buscando durante meses.

—Tienes que ser un tipo especial de estúpido para arruinar mi maldita fiesta
así. —Su mandíbula se apretó mientras se servía una copa de champán.

—Lo bloqueamos ahora o el FBI lo hace después. —Mel sonrió y conocía


bien esa sonrisa. Tendremos que buscar otro traficante en el distrito.

— ¿Qué carajo se supone que significa eso?


197
Mel se inclinó hacia adelante. —Usaré palabras sencillas ya que eres incapaz
de comprender; tienes una rata, y no cualquier rata, sino un federal.
Se quedó quieto, mirándonos fijamente durante un momento antes de dejar
su vaso sobre la mesa a su lado.

— ¿Quién es?

— ¿Quieres el honor Tinker Bell? ¿O debería hacerlo yo? —Le dije mientras
lo miraba.

Se quedó inmóvil un momento antes de estallar. — ¡Están jodidamente


locos, señor! Ni siquiera sabemos quiénes son estos hijos de puta...

—Querido Dios, deja de gritar, —Mel puso sus dedos en sus oídos—. Esto
puede ser probado fácilmente, sólo revisa tu correo electrónico, Gus.

Sacó su teléfono y revisó sus correos electrónicos, leyendo los archivos que
el FBI había tratado de ocultar, incluso los de la familia de Tinker Bell. La
familia que nadie conocía, dos niñas y una esposa embarazada.

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Tres.

Dos.

Uno.

— ¡Bastardo! —Gus gritó mientras se abalanzaba sobre él.

Antes de que pudiera alcanzarlo, Tinker Bell trató de escapar. Fue un


intento patético. Pensé que se habría hundido con más honor que eso.
Agarrándolo de sus brazos, los guardias lo llevaron de vuelta a Gus. Luchó,
pero no importó.

—Vas a desear estar muerto para cuando acabe contigo.

—En realidad, —dijo Mel mientras se levantaba de su silla—, nos gustaría


tener el placer de deshacernos de él.

— ¿Por qué? ¿Qué demonios quieres?


198
—Digamos que nuestros jefes quieren hacer de él un ejemplo. Pero no te
preocupes, tendrás pruebas de que se ha ido, —dije.

Mel aplaudió mientras se giraba para mirar a sus hombres. — ¿A quién de


ustedes, caballeros, le gustaría escoltar nuestro premio hasta el auto?

— ¿Qué te hace pensar que voy a entregarlo tan rápido? —Gus estaba
pensando demasiado.

—Porque si no lo haces, cada uno de tus consumidores pensará que has


estado trabajando con el FBI y también lo harán tus jefes. Dime, ¿Tinker
Bell significa tanto para ti? —Le pregunté.

Tragó y agitó la cabeza. —Sólo tráeme la prueba.

—Dijimos que ibas a conseguirlo y lo harás. Un consejo, empieza a buscar


una nueva ciudad. Estoy seguro de que el agente Tyson ya les ha dicho más
que suficiente para encerrarte de por vida. —Me paré frente al hombre que
tenía la cabeza alta como si no hubiera tratado de correr como la pequeña
perra que era.

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—Íbamos a matarte rápidamente, pero luego nos amenazaste.

—Adiós, Gus.

Mel y yo nos alejamos mientras sus hombres sacaban al agente. Lo bueno


de las fiestas de Gus era el hecho de que las drogas eran tan desenfrenadas
que casi todo el mundo estaba drogado con algo. A ninguno le importó que
arrastráramos a un hombre renuente por la casa. Estaban en su propio
auge personal.

La gente era egoísta y egocéntrica. Eran despiadados y ni siquiera lo sabían.

199
MELODY

—Liam, está muerto, ya puedes parar, —dije mientras me apoyaba en las


barandas del Puente Theodore Roosevelt. El puente había sido cerrado, por
lo que no había ninguna posibilidad de que alguien lo cruzara. Todo lo que
necesitábamos eran agentes de policía en ambos extremos para que los
automovilistas supieran que el puente estaba cerrado. La policía de D.C. era
más difícil de sobornar que los de Chicago, pero no por mucho.

Liam había golpeado la cara de Tinker Bell de tal manera que sus dos ojos
estaban hinchados y cerrados. Sabíamos que no sabía mucho, pero no
esperábamos que fuera tan despistado. Había estado encubierto durante
ocho meses, probablemente esperando que Gus se refiriera a la familia
Callahan. Pero nuestro nombre nunca era mencionado abiertamente. Nos
referíamos a nosotros mismos como los jefes, y a todos los que se
comunicaban directamente con los comerciantes se les llamaba
simplemente recaudadores de impuestos.

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—Acabas con la alegría, —murmuró Liam, mientras sacaba la placa del
hombre junto con una nota que decía “Rata”. Puse ambos objetos sobre la
cabeza del agente Tyson.

Tomando la cuerda, Liam la envolvió alrededor del cuello de Tyson antes de


atar el otro extremo a las barandas. Luego lo levantamos y lo arrojamos,
observamos cómo su peso corporal tensaba la cuerda. Rebotó y se sacudió
como una marioneta antes de quedarse quieto. Su cuerpo se balanceó y giró
al soplar el viento.

—Alguien va a salir en las noticias de la noche, —susurró Liam.

—Todo en un día de trabajo, el segundo agente que la jodió en los últimos


días. Avian tendrá su confirmación. —Sonreí. No había forma de que pudiera
detenernos sin saber a quién íbamos a perseguir a continuación. Colemen
nos había dado una lista de nombres que abarcaba todo el país. La siguiente
persona iba a ser atendida por Coraline y Declan en Chicago.

Caminando hacia el auto, Liam me abrió la puerta y ambos nos sentamos.


Cruzamos el puente y la policía se fue sin decir una palabra más. Esperé
200
hasta que estuvimos a unos kilómetros del puente antes de dirigirme a él.

— ¿Confías en ellos?

—Ni en lo más mínimo. —Sonrió y frenó mientras el policía que teníamos


delante avanzaba a toda velocidad.

Suspiré. —Yo tampoco.

Sacando el teléfono desechable, llamé, y cuando la gente empezó a tocar la


bocina, el auto de la policía se incendió en llamas.

—Ninguno tiene prisa ahora, —murmuró Liam mientras miraba por el


espejo retrovisor. Algunos de los que salieron a la calle hablaban
rápidamente por sus teléfonos celulares.

—Bueno, yo sí, vamos a casa.

—Tenemos reservaciones para cenar, —contestó mientras se quitaba la


nariz falsa y adelantaba el auto.

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Me volteé tan rápido que mi cuello crujió. —Estás bromeando, —le miré
fijamente.

—Estuviste de acuerdo.

—Ahora no es el momento.

— ¿Hay algún momento mejor?

Cruzando los brazos, me incliné hacia atrás y me negué a hablarle. Me


pareció un poco infantil, pero no me importó. Liam, para mi molestia, puso
su mano sobre mi muslo, obligándome a mirarlo.

—Me gusta tener citas contigo, Mel. Me hacen sentir como si nos
hubiéramos conocido normalmente y yo te hubiera enamorado.

— ¿ 20Me ha barrido de mis pies?¿Hay alguna razón por la que no pueda


caminar? —Le pregunté sonriendo.

Puso los ojos en blanco. —Nunca he conocido a una mujer tan opuesta al
201
romance en toda mi vida. —Agitó la cabeza y miró por el parabrisas.

—Tienes que admitir que estoy mejorando. Algún día tal vez hasta te pida
flores. —En el momento en que lo dije, me reí, haciéndole fruncir el ceño.
Esta vez puse mi mano en su muslo—. Liam, mi definición de romance no
es chocolate, flores y citas... pero si te mueres por llevarme a algún
restaurante, bien. Vuélvete loco.

Se rio. —Oh, lo he hecho, cariño, lo he hecho. Es posible que quieras quitarte


esa peluca.

Lo miré cuidadosamente antes de quitarme la peluca y sacarme los alfileres


del cabello.

— ¿Qué estás planeando, Callahan?

20
me han barrido los pies, en inglés es *Swept me off my feet* es una frasea Americana. Si alguien te atrae
inmediatamente, te enamoras rápidamente porque lo encuentras muy atractivo o emocionante.

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No dijo nada, cuando llegamos a una boutique de diseño y un hombre mayor
se acercó a la puerta, y la mantuvo abierta para mí.

—Bienvenida al Louvre, Sra. Callahan, —me dijo el hombre, mientras me


ayudaba a salir del auto.

Me quedé callada mientras Liam salía del auto y venía a buscarme. Uno de
los aparcadores hizo un movimiento para estacionar el auto, sin embargo,
Monte a quien no había visto hasta ese momento, dio la vuelta y se sentó en
el puesto del conductor.

Liam me llevó a una tienda llena de vestidos de lujo, pisos de mármol blanco
y muebles antiguos. Tres mujeres, vestidas de negro, esperaban. Una de
ellas tenía un cinturón de maquillaje y un rizador.

— ¿Un cambio de imagen? Si me lo hubieras dicho, me habría vestido...

—Señoras, no le presten atención. Está en sus manos.

Liam me ignoró antes de excusarse y entró en otra habitación, que


202
presumiblemente era la sección de hombres de la boutique.

—Por aquí, Sra. Callahan. ¿Quieres un poco de champán? —Preguntó la


sonriente mujer vestida de negro, mientras colocaba su mano huesuda en
mi brazo.

Sentí que mi ceja se tensaba ante su toque. —Prefiero el vino tinto.

—El Sr. Callahan dijo que lo haría, —añadió otra mujer, mientras me daba
una copa. Me fijé en la sección en la que Liam había desaparecido cuando
las mujeres me llevaron al vestidor y me ofrecieron un asiento.

No hagas una escena. No las mates.

—Vamos a sacar algunos vestidos, sólo háganos saber si algo le llama la


atención; nada está fuera de los límites, —dijeron las manos huesudas con
una sonrisa tan amplia que su cara parecía como si estuviera a punto de
romperse.

Me pregunto cuánto ganará por la comisión.

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— ¿Cómo puedo elegir un vestido si no tengo ni idea de adónde lo llevaré


puesto? —Les pregunté mientras tomaba mi bebida. En el momento en que
lo hice, me detuve; era mi vino favorito.

¿Cómo diablos planeó todo esto?

Teníamos diez mil millones de cosas que hacer, y me hizo venir de comprar.

—No se preocupe, Sra. Callahan, su esposo nos dijo todo y las opciones que
tenemos funcionarán perfectamente para la noche.

— ¿Te lo ha contado todo? Bien. ¿Adónde vamos?


Se rio, sin darse cuenta de lo serio que era. —No podemos decirlo y más vale
que dejes de preguntar porque no obtendrás nada de nosotras.

Eso es lo que piensas.

De repente, se me ocurrieron al menos seis maneras diferentes de hacerla


hablar, cuatro de las cuales incluían algún tipo de desmembramiento.
203
Mi teléfono sonó y lo tomé para encontrar un mensaje de texto de Liam.

Sé amable. ¿O has perdido tu toque? La mujer con la que me casé podía


engañar a los ángeles haciéndoles creer que era una de ellos.

Se estaba burlando de mí, sabiendo muy bien que le demostraría que nada
había cambiado. Había sido capaz de tocarme como un violín. ¿Desde
cuándo me conoce tan bien?

Con un suspiro me senté y les di una sonrisa brillante. —Bien. Tú ganas.


Deslúmbrame.

— ¡Genial! —Aplaudieron—. El primer vestido que tengo para ti es una pieza


de Dolce & Gabbana negra y dorada.

Lo miro y frunzo el ceño; —Es bonito, pero no tengo la figura para ello.

— ¡Oh, Sra. Callahan, es preciosa! —Eran efusivas mientras ponía los ojos
en blanco.

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No había nada que le gustara más a una mujer que hacer que otra mujer se
sintiera mejor después de menospreciarse a sí misma.

LIAM

Salí y me puse mi funda cuando Mel apareció con un vestido negro ajustado.
Su cabello estaba suelto y rizado, su maquillaje era natural y sus ojos
brillaban. Era increíblemente hermosa.

—Te arreglaste bien, —me dijo mientras caminaba hacia adelante.


La jalé hacia mí, y la besé lo más fuerte posible. En respuesta, me rodeó el
cuello con sus brazos y gimió. 204
—Tenemos que irnos o nos vas a hacer llegar tarde, —susurré, mientras me
separaba de su agarre.

—Es difícil para mí llevar un registro del tiempo si no sé adónde vamos.

—La paciencia es una virtud.

Se inclinó hacia mí y besó mis labios. — ¿Quién dijo que era virtuosa?
Con un gemido, una vez más me obligué a retirarme antes de tomar su mano
y salir de la tienda. Allí, tanto Kain como Monte estaban de pie, vestidos de
traje ante el nuevo auto negro.

Mel se volvió hacia mí, con la boca ligeramente abierta antes de dirigirse a
ellos.

—No les digas nada, —dije rápidamente antes de que cedieran bajo sus
órdenes.

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Se quedó callada y entró en el auto. Sabía que se estaba frustrando y me
divertía. Odiaba este tipo de atención, simplemente porque no tenía el
control. Dios no permita que nadie la sorprenda. Pero afortunadamente, fue
un corto viaje hasta el lugar al que íbamos.

Durante los últimos días, nos habíamos ensuciado las manos, era justo que
hoy de todos los días disfrutásemos del breve tiempo que pasamos juntos.

Saqué la caja y esperé mientras ella presionaba su cara contra la ventana y


miraba el edificio de adelante.

— ¿El Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas? Liam, ¿qué...? —
se volvió hacia mí, y luego se detuvo mientras miraba la caja que tenía en la
mano. Con un suspiro, me miró a los ojos—. Cuando dije que te volvieras
loco, no era mi intención que me volvieras loca, Liam, —susurró.

—No puedes retirarlo, ahora ábrela.

No lo hizo, así que la abrí para ella.


205
Miró fijamente el brazalete de diamantes por un momento antes de volver
su furiosa mirada hacia mí.

—Me engañaste, ¿verdad?

Tosí mientras los hombres del frente se reían. Mirando a ambos, captaron
mi furiosa mirada en el espejo retrovisor e inmediatamente se silenciaron.
Volviendo a ella, me sonreí. — ¿De verdad, es lo mejor que se te ocurre?
Frunció el ceño. —Gracias por el brazalete, el vestido, los zapatos, el vino, y
supongo que esto es una ¿ópera?

—Sí. Bianca e Falliero de Felice Romani. Pero antes de eso, la sinfonía tocará
una pieza escrita exclusivamente para ti. —Sonreí cuando sus ojos se
abrieron un poco.

— ¿Tenías una sinfonía compuesta para mí? ¿Cómo en una orquesta


sinfónica?, —preguntó lentamente—. Puede que no esté acostumbrada a
esto de las citas, ¿pero la mayoría de los chicos no escriben una canción?

Me pregunto de dónde sacó esa idea.

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— ¿Te habrías casado conmigo si fuera como la mayoría de los hombres?

La mirada en su cara ahora mismo...

—Liam, para una simple cita, estás yendo más allá. ¿Cómo sabías que
Bianca y Falliero era mi favorita?

—Jinx. —Fruncí el ceño ante esa idea—. Y no es una simple cita.

—Lo sabía. ¿Qué pasa? ¿Hay alguien ahí de quien debamos deshacernos?
No recuerdo ninguna...

Tomando su mano en la mía, la jalé hacia mí, y apreté mis labios contra los
suyos con fuerza y rapidez. Pude saborearla, y en este momento no le
quedaría lápiz labial antes de que empezáramos nuestra cita.

—Esto no es un golpe, es una cita, nuestra cita. Después de todo, es nuestro


aniversario, —susurré a pocos centímetros de sus labios.

Su boca se abrió y parecía como si estuviera repasando cada momento que


206
habíamos compartido juntos. Miró el vestido y luego el brazalete que aún
yacía en la caja de terciopelo que tenía en la mano.

—Ahora me siento como una perra.

—Lo eres, pero es parte de tu encanto. —Sonreí cuando le quité la caja de


las manos y le coloqué las pesadas joyas alrededor de la muñeca.

Me pasó su mano por el cabello. —Lo olvidé, he estado tan preocupada por
Avian.

—Lo sé, —susurré—. Lo atraparemos. Lo juro. Pero no podemos dejarlo


tomar el control de toda nuestra vida. Todo trabajo y nada de juego no es
saludable para nosotros los irlandeses, y es considerado un pecado para los
italianos.

Kain nos abrió la puerta y se quedó esperando mientras salíamos. Pasando


a mi lado, Mel se volvió y me dedico una sonrisa malvada. —Cuanto más
rápido pasemos por esto, más rápido podré darte mi regalo, —dijo antes de
desaparecer entre la multitud que estaba frente al lugar.

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Jugar con ella era mi pasatiempo favorito.

207

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CAPÍTULO 17

"¡Pensé que estábamos celebrando ser más ricos e inteligentes que todos los
demás!"
—Scott Lynch

LIAM

Antes de que la ópera comenzara, llevé a mi hermosa esposa a escuchar su


sinfonía, simplemente titulada Una Sinfonía para Melody. Nos sentamos
solos en nuestro palco privado, ya que el teatro de la ópera estaba cerrado
a todos los demás. La pieza comenzó fuerte, luego se fundió en una melodía
suave, casi rota, y regresó con un cierre aún más fuerte... igual que las
etapas de nuestra vida juntos.

No había dicho nada en toda la pieza, pero me tomó de la mano cuando


salimos a la galería. Iba a haber una celebración previa para todos los que
tuvieran su entrada para la ópera, y pronto pareció que era un quién es
quién entre los más poderosos de Washington. Todo el nivel superior del 208
edificio era sólo un gran salón de baile, y parecía que Mel y yo éramos la
atracción principal.

Si hubiese sabido que este sería el caso, me habría asegurado de que


nuestra entrada fuera discreta. Ni siquiera quería estar aquí; sólo quería
estar a solas con ella. En vez de eso, tuvimos que pasar el tiempo fingiendo
toda la noche para esta gente.

—Sr. Callahan, ya era hora de que llegara a Washington, —declaró el


Senador Andrew Kelly, de Texas. Trabajaba con petróleo y alguna otra
mierda de la que no paraba de hablar.

—Nunca supe que me querían aquí.

—Sr. Callahan, todos sabemos que si no fuera por sus generosas donaciones
al Presidente Colemen, no estaría en la gran oficina, —respondió el Senador
Jeffrey Bóxer, de Carolina del Norte, y luché contra el impulso de poner los
ojos en blanco.

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— ¿Donaciones generosas? No tengo ni idea de lo que quieres decir. Después
de todo, ¿no es ese el propósito de los Súper PACs21? —Les guiñé un ojo y
todos se rieron mientras comían de la palma de mi mano, a pesar de que les
daba de comer mierda.

—Bueno, deberías saber que si alguna vez necesitas algo, podemos


arreglarlo. Sabemos que sus negocios de marihuana están haciendo
progresos significativos, pero todavía hay que cruzar algunos trámites
burocráticos para que sus empresas despeguen, —declaró el Senador Kelly
mientras su pecho gordo se hinchaba.

Levanté una ceja. —No estoy seguro si sus electores están a favor de mis
nuevos negocios.

Boxer resopló, mientras giraba los ojos y miraba alrededor del gran salón de
baile. —Tú y yo sabemos que los creadores de reyes están todos aquí.
Podemos pretender que la democracia realmente significa lo que el pueblo
quiere que signifique, pero se trata de supervivencia, de triunfo. Y ningún
hombre encarna eso tanto como tú.
209
Los políticos eran una raza diferente de despiadados, más sucios.

—Tiene usted toda la razón senador, pero antes de que firme mi alma, debo
hablar con mi bella esposa, —le contesté y todos se rieron una vez más antes
de dirigirme a las mujeres que estaban socializando con mi esposa.

Era petrificante lo bien que podía encajar con las esposas Stepford22 de estos
hombres; bebiendo champán y probablemente hablando de nada más que
de cuánto dinero de su marido podían gastar.

—Permítame decirle que tiene una esposa impecable, Sr. Callahan, —agregó
el senador Kelly, que se comportaba como la escoria que era.

No, no puedes.

—Soy realmente afortunado.

21
PACs (Political Action Committee).
22
Se usa para describir a una esposa servil, complaciente, sumisa y sin carácter que felizmente cumple todas
las órdenes y caprichos de su esposo de manera diligente.

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—El Presidente los condecorará con honores este viernes, ¿no es así?
—preguntó el Senador Boxer.

—Aparentemente ser arrestado te da una medalla, —bromeé, y una vez más


todos se rieron. No es de extrañar que estas personas tuvieran grandes egos,
todos se reían unos con otros sin importar lo que se decía.

—Oh, no sea tan humilde, Sr. Callahan, —dijo una voz suave y más vieja,
mientras el hombre al que odiaba más que el mismo diablo se presentaba.

Desde su cabello salpimentado, hasta su cara arrugada y su postura


orgullosa, todo ello envuelto en un traje de diseñador blanco y negro....
odiaba todo de él.

—Avian, ¿has bajado del Monte Olimpo? ¿Cómo es la vida entre nosotros,
meros mortales? —Preguntó el Senador Kelly y mientras le hacía una
pequeña reverencia. Había olvidado que para el resto del mundo, se le
conocía simplemente como Avian Doers y no como Iván DeRosa. La red de
mentiras que rodeaba a este hombre estaba profundamente arraigada.
210
—Divertido como siempre, Andrew. —Sonrió y me miró, mientras extendía
su mano para que la estrechara—. Sr. Callahan, es un placer conocerlo
finalmente.

Le estreché la mano con fuerza. —Por supuesto, Sr. Doers. Quién iba a
imaginar que serías un fan de la ópera.

—Es mi gran pasión, —dijo con un brillo en sus ojos.

—Caballeros, espero no interrumpir. —Mel caminó detrás de la serpiente.


Incluso con la sonrisa en su cara pude ver el fuego ardiendo en sus ojos
mientras lo miraba.

Se dio la vuelta y la dejó entrar en el círculo. — ¿Caballeros? Sra. Callahan,


debe estar equivocada; no tenemos un hueso gentil dentro de nuestros
cuerpos.

—Ay, Avian, estamos aquí. No hay necesidad de asustar a la dama, —dijo el


Senador Boxer mientras se reía, sin entender en absoluto la batalla que se
estaba librando aquí.

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Mel sonrió. —No me asusto fácilmente, Senador. ¿Le importa si me robo a
mi marido?

—En realidad, Sra. Callahan, me muero por bailar. ¿Puedo? —preguntó


Avian.

Los ojos de Mel se dispararon a los míos antes de ofrecer su mano. No me


gustaba esto, pero me mataría si le negaba este momento. Como si el
demonio pudiera leer mi mente, se volvió hacia mí.

—No le importa, ¿verdad, Sr. Callahan? Soy consciente de que este es su


aniversario.

Bastardo.

—Por supuesto que no, tengo toda una vida a su lado. Estoy seguro de que
puedo disponer de tres minutos. Pero cuidaría tus pies si fuera tú, esos
tacones son asesinos. —Fingí bromear, y me las arreglé para reunir algunas
risas más de la galería de cacahuetes a mí alrededor.
211
—No soy tan mala como me hace parecer, —respondió, mientras sostenía
su mano. No estoy seguro si me hizo sentir mejor o peor saber que él era en
realidad su abuelo.

—Es bueno que tenga pies de plomo, —dijo Avian mientras la llevaba a la
pista de baile y yo, instintivamente, escudriñaba la habitación. Por supuesto
que había agentes del servicio secreto por todas partes. Quería arrancarle el
cuello del cuerpo, pero no podía hacer nada más que mirar desde la barrera.
Si se equivocaba, lo mataría. No me importaba volver a la cárcel si eso
significaba que estaría a dos metros bajo tierra. Pero estaba seguro de que
Mel me patearía el trasero.

—Parece que tiene competencia, —el Senador Kelly trató de bromear,


dándome un codazo en el brazo.

—Ni siquiera un poquito, —les dije—. Siempre gano, caballeros. Aunque


parezca que estoy perdiendo, estoy ganando.

— ¿Y cómo funciona eso? —Se rieron.

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Si tienes que preguntar, entonces no tienes la habilidad de comprender.

MELODY

Me estremecí al tocarlo, y no en el buen sentido.

— ¿Qué prefieres Aviar, Iván o abuelo? —Me mofé, mientras intentaba


mantener el mayor espacio posible sin que pareciera extraño.
Frunció el ceño con absoluto asco. —Cualquier cosa menos abuelo. Apenas
tengo edad suficiente.
212
—Puedes teñirte el cabello todo lo que quieras, pero no puedes ocultar las
arrugas, —dije con una sonrisa tan falsa que fue lamentable.
Se rio. —Eres más graciosa de lo que pensé que serías. Estoy seguro de que
es un rasgo que obtuviste de ese imprudente padre tuyo.

Quería clavarle el talón en la espinilla, pero sabía que era lo que quería;
irritarme.

—Estoy segura de que su hija era más graciosa de lo que cree. Pero de nuevo,
distorsionaste su mente hasta que estuvo tan inestable, que recurrió a
secuestrarme para mi propia protección.

—Siempre estuvo un poco floja de la cabeza. Estoy seguro de que tu padre


la encerró durante años para que se ocupara de ti, no ayudó en nada a la
situación, —dijo sin ninguna consideración.

—Mi padre ya está muerto, Avian, puedes dejar de intentar matarlo, —dije,
deseando más que nada poder acabarlo ahora.

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Me hizo girar y cuando me trajo de vuelta, agitó la cabeza. —Mientras vivas,
la única hija amada de tu padre, entonces aún vive.
—Soy tanto de su sangre como de la tuya. Eres demasiado arrogante y frío
para entenderlo. Tengo la mente para matarte donde estás.

—Ambos sabemos por qué no lo harás; porque tú o yo tendremos que


alejarnos. Y cuando te mate, no habrá nada que me vincule, de modo que
pueda volver a la época en la que no eras un grano en el trasero, —dijo.
Estaba en lo cierto, pero no sabía nada de mí.

—Digamos que ganas, que nos ganas a Liam y a mí, cosa que no harás, ¿qué
será de ti entonces? No tendrás familia, nada. Sólo morirás.

Se rio y esa sonrisa suya me volvió loca. — ¿Quién necesita familia cuando
tienes el mundo? Eres tan débil, tan imprudente. Aviela me habló de ti como
si fueras una fuerza a tener en cuenta, pero ahora sé que era tan tonta como
loca. La familia no significa nada. Mira a tu alrededor, todos ellos, todos y
cada uno de ellos me tienen en la más alta estima. Cuando muera, que no
será en tus pequeñas manos. El mundo llorará mi muerte. La gente vendrá
de todas partes a hablar de mí como ninguna familia podría hacerlo. A
213
diferencia de ti y de tu marido, gobierno sin ensuciarme las manos.
Esta vez me reí. — ¿Sin ensuciarte las manos? ¿En serio? Esta gente no te
conoce. ¿Dices que soy imprudente? En el momento en que matamos a Aro,
podrías haberte ido.

—Hay un equilibrio, niña, —soltó mientras sus apagados y marrones ojos


se agudizaban—. Nunca sacaremos las drogas de las calles, pero no habrá
una sola familia que lo controle todo. Icarus voló demasiado cerca del sol y
pereció, no cometas el mismo error. Toma tu preciosa familia y desaparece.
Incluso dejaré que te quedes con toda tu riqueza.

—Soy una mentirosa, Avian, lo que significa que puedo ver a otro mentiroso
a una milla de distancia. Puedes tomar tu trato mediocre y metértelo por el
trasero, porque aunque estuviera ciega, muda, sorda y jadeando en mi lecho
de muerte, te diría que te fueras a la mierda.

— ¿Puedo interrumpir? —preguntó Liam viniendo por detrás de mí. Solté a


Avian como si me hubiera sorprendido.

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—Por favor, —le dije a Liam, sin quitarle los ojos de encima a Avian—. Por
cierto, Icarus se quemó porque volaba durante el día. Quería que el mundo
lo viera. Volamos en la oscuridad, donde la gente tiene miedo de mirar.
Liam me tomó de la mano y nos fuimos, dejándolo allí de pie.

— ¿Quieres irte? —susurró mientras nos alejaba de las puertas, agité la


cabeza.

—Ni siquiera un poco, planeaste esta noche y vamos a disfrutarla, incluso


con ese bastardo aquí. No estamos corriendo, ni ahora, ni nunca, —
murmuré.

Asintió y respiró hondo. —Demasiado para un feliz aniversario.


Apretándole la mano, no dije nada más. No estaba segura de qué decir,
había pasado por tantas cosas sólo para hacer que esta noche fuera
especial, y había sido agradable. De hecho, hasta que vimos a Avian, la
estaba pasando bien. No con las mujeres con las que había estado hablando,
por supuesto, sino jugando al gato y al ratón con Liam. De vez en cuando,
me miraba y podía sentirlo. Tuve que luchar contra la necesidad de mirarlo.
214
Encontrando nuestro palco privado, nos sentamos en un rincón de la
habitación al otro lado de la ópera, y de Avian, permitiéndonos ver dentro
de su palco.

—Ambos parecían tener una conversación acalorada, —me susurró Liam


mientras se apagaban las luces.

—No fue nada útil, sólo intentaba joderme la cabeza.

— ¿Funcionó?

Me mordí la lengua y me apoyé en la silla. —Le lanzo golpes a mi padre, y a


pesar de nuestros problemas, amaba a Orlando. Me convirtió en lo que
necesitaba ser y ni una sola vez me retuvo. Avian es tan responsable de su
muerte como lo fue Aviela.

—Así que funcionó.

—No. Simplemente me enojó.

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—Tú y yo, ambos. No creo que sea una coincidencia que supiera que íbamos
a ir a la ópera esta noche.
— ¿Olivia? —Le pregunté, mientras me volvía hacia él, pero simplemente se
encogió de hombros.

—No estoy seguro, no se lo dije a nadie, pero aun así se siente bien, —
contestó mientras se apoyaba en su silla.

— ¿Encontraron el cuerpo de Tinker Bell? —Casi me había olvidado de


nuestro último agente. Avian puede que finalmente haya captado el
mensaje.

Asintió. —Lo encontraron. Mi padre me envió un correo electrónico. Estoy


seguro de que Avian lo sabe.

—Parecía completamente tranquilo. —Y eso me enojó aún más. Estaba


sentado allí, disfrutando de mí ópera favorita como si no le importara nada
en el mundo.

—Supongo que tenemos que subir la calefacción, —murmuró Liam mientras


215
sacaba el teléfono. Discretamente tomó una foto antes de empezar a
escribir—. Tenemos que ocuparnos de otro agente por la mañana y que
alguien se pregunte por qué el Director del FBI está viendo una ópera con
los mejores de Washington cuando sus agentes están cayendo como moscas.

—Si algo aprendí de nuestra charla es que se preocupa por su nombre, su


legado. —Es para lo que vive. Quiere que las multitudes hablen en su honor.
Iba a asegurarme de que no hubiera suficiente de él para ser enterrado.
Los dos nos quedamos quietos y Liam me miró sin mover la cabeza cuando
oímos el leve chasquido de la puerta.

Alguien estaba entrando.

—No estoy seguro de por qué disfrutas tanto de esta ópera, —dijo Liam en
un susurro más alto que antes, para que parezca que no los hemos
escuchado.

—Por supuesto que no, no reconocerías el buen gusto aunque te golpeara


en la cara, —respondí, mientras sentía y escuchaba el cambio en la presión
del piso debajo de nosotros.

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Antes de que cualquiera de nosotros pudiera hablar, dos personas vestidas
de negro colocaron trapos sobre nuestras bocas.
Éter.

Contuve la respiración y me relajé.

—Sujetos seguros, —dijo el hombre antes de soltar mi cara. Sentí que me


arrastraban fuera de la habitación. No podía oír a Liam y no me atrevía a
mirar hasta que sentí un cambio en la iluminación.

Cuatro.

Tres.

Dos.

Uno.

Mis ojos se abrieron en cuanto oí el clic de la puerta. Rasguñé el brazo a mi


agresor mientras me apartaba. Liam hizo lo mismo y una vez libre, tomó al
216
hombre entre sus brazos y le rompió el cuello con facilidad. El hombre que
me precedió lanzó un puñetazo mucho más lento de lo que hubiera esperado
de un agente entrenado. Le di un puñetazo en la mandíbula no una vez, sino
dos veces seguidas. Luego una patada en la rodilla y lo vi caer mientras me
quitaba los guantes y se los envolvía alrededor del cuello, tirando lo más
fuerte posible hasta que su cuerpo se quedó sin fuerzas.

— ¿Dónde demonios están Monte y Kain? —Liam espeto, mientras se


limpiaba la sangre del labio.

Les dimos una palmadita a los hombres y no encontramos nada más que
un arma.

—Eran sus hombres. Demasiado para salir limpio, —murmuré.


Los dos nos quedamos paralizados cuando oímos las sirenas de la policía
afuera.

— ¡El hijo de puta bastardo! —Liam gritó.

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—Liam, tenemos que deshacernos de ellos ahora, —dije—. Avian sabía que
no nos iban a derribar tan fácilmente, nos tendió una trampa. Necesitamos
deshacernos de ellos y rápido.
Para probar mi punto, la policía empezó a entrar desde abajo como un
enjambre de abejas. Vi como su nariz se ensanchaba y agarró a un agente
por las piernas mientras hacía lo mismo.

— ¿Conoces la distribución del teatro de la ópera?

—Sí Mel, sé dónde están todas las puertas ocultas de un teatro de ópera en
Washington, —ladró sarcásticamente.

No dije nada, no tenía sentido. Estaba enojado, y yo también, pero uno de


nosotros necesitaba ser sensato. Sentí que mi pulso se aceleraba al pasar al
hombre sobre la alfombra roja y dorada.

— ¡Despejen el edificio, mantengan la calma! —gritó un oficial.


No podíamos verlos, pero sabíamos que estaban cerca.

— ¡Busquen por todas partes a los pistoleros! —gritó otro detrás de nosotros.
217
— ¡Mierda! — ¿Pistoleros? ¿Qué pistoleros?

—Mel, —Liam asintió a la puerta.

—Es un armario, —le dije.

—No tenemos elección, —dijo mientras abría la puerta y arrastraba al


hombre. Lo seguí y Liam cerró la puerta mientras empujaba sus cuerpos a
la esquina. Tomando algunos de los abrigos, los tiré sobre los cuerpos.

— ¿Estás armada? —Preguntó rápidamente Liam.

Levantándome las faldas de mi vestido, le mostré las armas atadas a la parte


superior de mis muslos. — ¿Cuándo no lo estoy?

Agitó la cabeza y se rio mientras presionaba las orejas contra la puerta. Al


acercarme, también escuché.

—Tu abuelo es un hijo de puta, —susurró.

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—Sí, lo sé, gracias.

—Sólo digo lo que ambos estamos pensando...

Puse mis manos sobre el cuándo oí a la policía detrás de la puerta.

—Ya vienen, —dijo Liam mientras buscaba su arma, pero lo detuve, no


íbamos a hacer esto. No íbamos a echar a perder todo nuestro arduo trabajo
en un instante.
Empujando la parte delantera de mi vestido, le di una mejor vista de mi
escote antes de levantar mi vestido.

— ¿Qué demonios estás haciendo?

—Bésame.

— ¿Qué...? —Lo jalé hacia mí, y salté hasta que mis piernas se envolvieron
alrededor de su cintura. Se aferró a mí, y mientras pasaba sus manos por
mi cabello justo cuando se abría la puerta.
218
— ¡Fuera, ahora! —Gritó un oficial mientras me desenvolvía y trataba de
arreglarme el vestido antes de salir.

— ¿Qué está pasando? —Jadeé, fingiendo estar asustada.

— ¿Sr. y Sra. Callahan? —Preguntó uno de los policías—. ¿Llevan mucho


tiempo en este armario?

—Sí, oficial, ¿está todo bien? ¿Qué está pasando? —Liam respondió,
mientras se arreglaba la pajarita. Habló con una autoridad con la que
estaban familiarizados.

El oficial se paró más derecho. —Sr. Callahan, tenemos informes de disparos


en el terreno, serán escoltados por un oficial hacia fuera.

— ¡Gracias! —Dije rápido, mientras nos guiaban desde el pasillo. Miré hacia
atrás, observando como la puerta del armario se cerraba y la policía pasaba
corriendo.

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Me estremecí con el frío cuando salimos a las calles llenas de policías y
camiones de bomberos.
—Liam, —susurré, llamando su atención sobre Avian mientras entraba en
su auto privado. Me complació la ligera molestia en su rostro antes de que
volviera a la fresca y recogida fachada que solía retratar.

Monte y Kain estaban ambos de pie junto al auto, y pude sentir a Liam
endurecerse con ira. ¿Dónde mierda estaban?

—Jefe, dos hombres se acercaron a la habitación con armas. Nosotros no


disparamos, pero ellos sí, — dijo Monte rápidamente.

—Ni siquiera trataron de golpearnos, sólo estaban disparando, —añadió


Kain con la misma rapidez.

— ¡Eso es porque querían alejarlos! —Liam enloqueció, y lo arrastré hacia


atrás—. ¿Por qué no contactaron con nosotros?

—Intentamos llamar, pero los teléfonos estaban bloqueados.


Liam se volvió hacia mí. —Hijo de puta.
219
—Que el equipo de limpieza se ocupe de los cuerpos en el armario de arriba.
Están debajo de algunos abrigos. Quiero que se haga rápido, —ordené antes
de entrar en al auto.

LIAM

Me acosté en la cama con Ethan en el pecho. Tenía mi mano en su espalda


y observé cómo inhalaba y exhalaba lentamente mientras su pulgar se
deslizaba en su boca. Era lo único que me mantenía calmado ahora mismo.
Mel se acercó y se sentó en su lado de la cama mientras hojeaba la lista de
agentes que Colemen nos había dado.

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—Esta, agente Autumn Smith, vive en Chicago, tiene atributos físicos
similares a los de Coraline.
— ¿Crees que Declan y Coraline pueden hacerlo? No quiero errores. —La
verdad es que no confiaba en ninguno de los dos para hacerlo sin problemas.

—No tienen elección, —contestó ya llamando.

Declan contestó en el primer timbre.

—Y pensaba que te habías olvidado de nosotros.

—Tenemos un trabajo para ti, —dijo Mel suavemente al levantarse de la


cama para no despertar a Ethan.

—Esto suena serio.

—Tenemos una agente del que necesitamos que tú y Coraline se deshagan.


Haré que te envíen la información. —Mel respondió, ya enviándolo a través
de nuestro correo electrónico.
220
—Quieres que Coraline y yo...

—Matar al agente, y no queremos ningún error.

—Mel, sea lo que sea, puedo hacerlo con Fedel. No quiero poner este tipo de
presión en Coraline.

—Estamos siendo atacados, Declan, todo el mundo tiene que dar un paso
adelante, incluyendo a tu esposa, —le recordó Mel.

— ¿Cómo...?

Mel colgó antes de que pudiera volver a hablar.

—Eso fue grosero.

—Vivirá.

—Si no la caga. —Y mejor que no lo haga.

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221

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CAPÍTULO 18

"Sexo y violencia: el dúo más grande desde los Tres Chiflados".


—Jarod Kintz

CORALINE

—Hola, ¿Neal? —Contesté mi teléfono al final de las escaleras.

—Coraline... —dijo con un suspiro.

—Neal, ¿qué pasa?

—Todo Cora, —resopló justo antes de reírse.

Caminando hacia la sala de estar más cercana, me alejé lo más posible de


la puerta y me encontré de pie cerca de la pintura Piet Mondrian de Evelyn
sobre la chimenea.
222
—Neal, ¿estás borracho?

—Soy irlandés cariño, no me emborracho.

Girando los ojos, suspiré. — ¿Qué pasó, Neal?

—Sabes, cuando Declan nos dijo que se iba a casar contigo, me encontré
encarando la mierda. No podía creerlo. Eras tan diferente de todas las otras
chicas con las que había salido antes. Les di a los dos un año.

—Bueno, a mí tampoco me gustó tu trasero y estoy tentada a colgar ahora.

— ¡No! Por favor, no lo hagas, —suspiró, y le oí tomar otro trago de lo que


fuera en lo que se estaba ahogando—. Eres la única persona en esta familia
que... que me trata normalmente. Declan es el chico de Liam. El favorito de
papá es Liam. Mamá me quiere, pero nunca elegiría a uno. ¡Sólo necesito
que alguien esté en mi maldita esquina por un maldito segundo! Sólo una
persona.
—Neal, somos familia. Siempre estoy de tu lado. Y Declan, se preocupa por
ti, y lo sabes.

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—Declan mató a nuestro tío por Liam. Regla quince, Coraline, si la familia
alguna vez traiciona a la familia, no muestres misericordia, no perdones y
ponlos en la tierra. Soy el siguiente; lo supe desde el día en que nací. Uno
de ellos va a matarme.

—Neal, mi marido está sentado en el comedor esperando que me una para


cenar. Pero me llamaste y parece que necesitas mi ayuda. Así que en vez de
ir a comer, estoy escondida en un rincón de uno de los salones de dibujo de
tu madre. Ahora, dime qué es lo que está mal.

—Olivia es el topo, —dijo.

Esperé a que la sorpresa me golpeara. Quería sentirme sorprendida, pero


sólo me sentí estúpida por no darme cuenta antes.

—Me hizo quedar como un tonto y la dejé. Pasé por alto cosas que dijo e hizo
porque la amaba. Todavía la amo. Estoy jodido. Está jodida. Los dos...

— ¿Lo saben Mel y Liam?


223
—Liam me lo dijo y no le creí. No quería creerle. Pero tenía que saber la
verdad.

—Neal, ¿qué hiciste?

—Le pasé información a Olivia. Le dije que Liam iba a llevar a Mel a la ópera.
Llamaron a mi número de teléfono en vez del suyo para confirmar su
reservación. Les di su número y Olivia estaba allí... así que pensé en
compartir la información y ver qué pasaba.

—Y Avian intentó matarlos. Eso es lo que pasó, —terminé por él.


Suspiró. —Nos van a matar a los dos. Liam sigue humeando. Ni siquiera
estaba pensando cuando lo hice, sólo necesitaba asegurarme. Pero tengo
que decirle...

—Neal, no se lo dirás.

—Coralina.

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—Cállate, Neal. No tuvimos esta conversación y no les dirás que cometiste
un error. Ninguno de nosotros puede permitirse cometer un error, ni tú, ni
yo, ni siquiera Declan. Estamos en guerra. ¿Has elegido tu bando?
Se quedó callado y contuve la respiración en pánico.

—Neal, somos familia hasta la médula. Este es tu momento. Te levantarás


de esto, pero tienes que ser inteligente.

—Familia hasta la médula, —repitió.

Asintiendo, liberé el aire en mis pulmones. —Olivia nos jodió a todos. Ahora
es el momento de que le pagues diez veces más. Vas a ser un maldito
Callahan. Vas a ser despiadado. ¿Me entiendes?

—Si la lastimo, Liam y Mel lo sabrán.

—Hay más de una forma de herir a una mujer, Neal. Continúa como si nada
estuviera mal. Haz que se enamore de ti de nuevo y empieza a sacar
información de ella. Cuando tengas la información, llévaselas. Déjalo sobre
la mesa y haz lo que te pidan. Si Olivia te quisiera, no habría hecho esto.
224
Puso tu vida y la de todos los miembros de esta familia en juego por su
propia codicia. Eso no es amor. Volverás de esto como un miembro más
fuerte de esta familia.

Se quedó callado otra vez y oí que la botella en la otra línea tocaba la mesa,
como si la hubiera dejado caer.

—Gracias, Coraline.

— ¿Por qué? Esta conversación nunca ocurrió.

Se rio.

—Oh, ¿y Neal? Te estaré observando. Confío en ti, pero por si acaso, te estaré
observando, —dije antes de colgar.

Borrando su llamada, me enderecé antes de salir de la habitación. Entré en


el comedor y encontré a Declan encorvado sobre la cabecera de la mesa,
completamente perdido en sus pensamientos. Ni siquiera se dio cuenta
cuando el mayordomo puso comida en la mesa que había sido preparada

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sólo para nosotros dos. Era extraño estar en la casa con tanta gente
desaparecida.

—Gracias, Raymond, —le dije mientras se iba.

—Por supuesto, señora, —dijo antes de volver a la cocina. Declan todavía no


se movía.

—Tus ojos solían salirse de tu cabeza cuando entraba en la habitación, —


bromeaba, sentada a su lado.

Parpadeó rápidamente y levantó la cabeza para mirarme. Forzando una


pequeña sonrisa, tomó mi mano y besó la parte posterior de la misma. —Lo
siento, cariño, tengo muchas cosas en la cabeza. Pero estás impresionante
como siempre.

Apartando mi mano, tomé los guisantes y puse algunos en su plato, junto


con el salmón y el arroz. No lo había visto comer desde anoche.

—Gracias, —dijo, mientras daba un mordisco.


225
—Por supuesto. ¿Estás pensando en lo que Mel y Liam nos pidieron que
hiciéramos?

Se quedó inmóvil un momento antes de mirarme.

— ¿Qué? Me llamaron unos momentos después de hablar contigo.

— ¿Por qué no me dijiste que lo sabías? —preguntó.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

—Coraline... —suspiró.

Odiaba cuando decía mi nombre así.

—No crees que pueda hacerlo. —Estábamos de vuelta en la casilla de salida


otra vez.
Se incorporó. —Coraline, esto no es un juego. Estamos hablando de irrumpir
en la embajada canadiense, secuestrar a un federal...

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—Lo sé, Declan, leí el archivo, —espeté al cortar el pescado rosado frente a
mí.

—Entonces sabes que esto es demasiado arriesgado. No estamos tratando


con matones. Voy a pensar en un plan con Fedel...

—Si lo intentas, Declan Callahan, me divorciaré tan rápido que ni siquiera


serás capaz de terminar tus malditos guisantes, —le dije, mientras tomaba
un bocado.

Su boca se abrió antes de que se convirtiera en una sonrisa. —Estás


fanfarroneando.

—Adivina quién fue invitado y jugó bien con todos los mejores bufetes del
estado. —Le pregunté, bebiendo de mi copa despacio mientras me miraba—
Mientras te ensuciabas las manos bajando vidas, he estado estrechando las
manos y sonriendo con mucha gente elegante. No soy tan dulce e inocente
como tratas de hacerme parecer. Tengo un plan para entrar, pero necesito
que tu genio tecnológico lo haga. Así que vamos a hacerlo te guste o no.
226
Me miró fijamente y no dijo nada.

—Deberías comer, amor, este salmón está increíble.

—Ya no tengo hambre de comida, —dijo lentamente, mientras tiraba de su


corbata y se levantaba de su silla.

— ¿En serio? ¿Debería pedir un poco de vino? —Me sonreí, mientras trataba
de mantener los ojos fijos en mi comida.

Sus dedos acariciaron mi hombro y subieron por mi cuello, hasta que lo


agarró ligeramente y deslizó su pulgar por el lado de mi mandíbula.

—Sin vino, —me susurró al oído.

— ¿Entonces qué?

—Te quiero a ti, —dijo.


Sonreí, mientras empujaba mi silla hacia atrás y me ponía de pie para
enfrentarlo. —Todo lo que tenías que hacer era pedirlo. —Al alejarme un

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poco, me quité los zapatos y empecé a bajar la cremallera de mi vestido.
Miraba cada movimiento que hacía, y justo cuando había expuesto el encaje
de mi sostén, me detuve—. Por otro lado, deberías trabajar para conseguirlo.
—Sonreí antes de salir corriendo de la habitación, subí las escaleras, doblé
la esquina y seguí corriendo.

Me di la vuelta para ver qué tan atrás estaba, pero no estaba allí. Me detuve
justo cuando se abrieron las puertas del ascensor y salió delante de mí con
una sonrisa tan amplia que fue casi inhumano. Me tiró a sus brazos y me
arrojó sobre su hombro como un cavernícola.

— ¡Tramposo! ¡Bájame!

—Trabaje de manera más inteligente, no más duro nena. —Se rio cuando
pateé e intenté librarme.

¡Acababa de entender eso!

Cuando llegamos a nuestra habitación, me dejó caer en el centro de la cama.


—Ahora que te he ganado, ¿por qué no te ayudo a quitarte ese bonito
227
vestido? —dijo, mientras se arrastraba encima de mí.

No peleé. No quería hacerlo.

DECLAN

Toda la noche había intentado pensar en una forma de sacarla de esto. Pero
no se me ocurrió nada. La vi atarse las botas mientras me ponía el reloj en
la muñeca. No quería hacer esto con ella. No estaba preparada para esto.
Esto no era un juego. Ninguno de nosotros era espía. Si la atraparan, estaría
acabada. Nuestras vidas estarían bajo vigilancia, nuestras vidas encubiertas
desaparecerían. No me pareció que valiera la pena. Tenía casi todo resuelto

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con Fedel; todo lo que necesitábamos era alguien que se pareciera al agente,
y tristemente, esa persona era Coraline.

Podrían haber sido gemelas, con la excepción de su cabello. Lo que es peor


fue el hecho de que no tuve oportunidad de prepararla. Sentí como si
estuviéramos jugando a la patata caliente con una granada activa. No
importaba quién la cogiera, alguien iba a ser volado por los aires.

—Puedo sentir tu mirada penetrando en mi espalda, —dijo, mientras


colocaba su teléfono en el bolsillo trasero de sus vaqueros.

— ¿Estás segura...?

—Si me lo preguntas una vez más, Declan, lo juro por Dios.


Molesto, tomé su teléfono celular de su bolsillo trasero y lo tiré a la cama.

—Hey…

—Si vas a ignorar mi consejo como tu marido, me vas a escuchar como tu


jefe. ¿Quieres hacer esto? Bien. Pero el error del novato 101 es llevar un
228
teléfono celular, —le dije enojado. Moviéndome a mi tocador, saqué un
auricular y se lo coloque en la oreja. Revisé su ropa una vez más.

—Vas a la embajada, Coraline. Vas a necesitar una falda, unas medias y


unos tacones, junto con una chaqueta.

—Espera, ¿nos vamos ahora?

—Sí, ahora. —Fruncí el ceño—. Si lo hiciéramos a mi manera, podríamos ir


mañana o quizás al día siguiente. Está casada y tiene dos hijos, ambos
educados en casa. Agarrarla en casa es virtualmente imposible. Podríamos
haberla tomado en su paseo diario, pero Mel y Liam, siendo los hijos de puta
egoístas que son, quieren demostrar que pueden tomar lo que quieren detrás
de las líneas enemigas. Así que sí, vas a ir hoy. Porque hoy es el único día
en que la agente sale de su oficina. Pasa la noche allí, sobre todo porque
tiene una aventura con su jefe. Los guardias no la han visto entrar hoy, así
que puedes entrar usando las credenciales falsas.

Tomó mi cara en sus manos. —Respira. Fedel va a estar conmigo, y tú vas


a estar en mi oído. Estaré bien, y si crees eso, estaré bien.

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Apoyando mi cabeza en la de ella, asentí.

—Bien. Ahora, ¿qué color de traje debo usar?

—Un color apagado, y algo que nunca has usado antes y que no te importa
quemar después.

—Genial, tengo el traje justo, —dijo con un toque de sarcasmo.

Estaba tentado a sonreír, pero ahora no era el momento.

Mientras caminaba hacia su armario me acerqué a mi mesa y puse el


segundo micrófono en mi oído.

—Coraline, ¿puedes oírme?

— ¿Dios? ¿Eres tú? —Su voz cobró vida en el micrófono.

—Muy graciosa.
229
Llamaron a la puerta y ya sabía que era Fedel. —Adelante, —le dije.
Cuando entró con su traje recién planchado, le tiré el tercer micrófono. Lo
tomó con facilidad.

— ¿Está todo en su sitio?

—Sí, tenemos dos horas antes de que necesitemos estar en la carretera.


¿Encontraste a una mujer en la que podamos confiar para que entre? —
preguntó Fedel, mientras se colocaba el micrófono en el oído.

—A su servicio. —Coraline salió luciendo bastante simple, con un traje de


pantalón gris.

— ¿Hablas en serio? —Preguntó Fedel, mirándome a mí.

Exactamente lo que pensaba.


—La próxima persona que diga una mierda estará caminando por ahí sin
dientes. —Nos gritó a los dos, mientras se cruzaba de brazos.

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—Sí, jefe. —Fedel se rio mientras agitaba la cabeza.

—Bien. Ahora, ¿esto es suficiente para que me haga pasar por ella? —Hizo
un gesto a su traje.

—Una última cosa. —Fedel sacó un par de gafas gruesas de montura negra.
Cuando se los puso, comprobé si la cámara funcionaba.

—Pongamos esta mierda en marcha, —murmuré mientras me levantaba de


mi silla.

Que Dios nos ayude a todos.

230

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CAPÍTULO 19

"El no sentir no reemplaza a la realidad. Tus problemas de hoy siguen siendo tus
problemas de mañana". —Larry Michael Dredla

LIAM

Cuando entré en nuestro dormitorio, me tropecé con el zapato de Mel.


Sorprendido, cogí el tacón rojo y lo tiré a la esquina.

—Tu zapato casi me mata— llamo a la puerta cerrada del baño mientras
zarcillos de vapor serpenteaban en la base.

Al encender el televisor, me quito la corbata y los zapatos.

<<Buenas noches, soy Andrea Salvia, y esta noche les traemos más
información sobre la investigación en curso sobre el reciente debacle del FBI.
En sólo un mes, cinco agentes federales han sido asesinados o acusados de 231
delitos graves. Mientras tanto, el jefe del FBI, Avian Doers, fue visto cerca del
borde con el uno por ciento de D.C. en la Ópera. >>

—Parece que el público finalmente se ha dado cuenta, —grite, mientras me


levantaba para quitarme la camisa.

Escuché el silencio y me detuve cuando ella no respondió gritando. Ella


siempre me gritaba, y nueve de cada diez veces era con una invitación para
que me uniera a ella.

— ¿Mel? —Me dirigí a la puerta.

Todavía no contestaba.

—Mel. —Abrí la puerta y me congelé en el momento en que entré. Estaba en


la ducha, completamente vestida, mientras el agua se derramaba sobre ella.
Corriendo hacia ella, apagué la ducha, agradeciendo a Dios que no estaba
hirviendo, pero ella permaneció allí de pie, sin moverse.

— ¡Mel! —Le grito directamente en la cara, mientras la sacudía.

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Parpadeó unas cuantas veces y se limpió el agua de la cara antes de mirarme


confundida.

— ¿Qué estás haciendo? —Me pregunta.

— ¿Qué estoy haciendo? —Intenté no gritar—. ¿Qué demonios estás


haciendo? Estás completamente vestida y de pie en la ducha.

Se miró a sí misma sin expresión, y luego se quitó el vestido negro y la ropa


interior antes de pasar a mí alrededor. Agarrando una de las toallas blancas
para su cuerpo y una más pequeña para su cabello, dejó el baño sin decir
palabra.

—Estoy bien Liam, —dijo mientras la seguía.

—Mentira. ¿Qué te ha pasado? —No dijo nada mientras seguía secándose el


pelo.

—Melody.
232
— ¿Quieres dejar de decir mi nombre como si fuera una niña?

—Lo haré en el momento en que dejes de actuar como tal.

— ¡Dije que estaba bien! —Me gritó.

— ¡Y una mierda! —Grité mientras la alcanzaba, pero ella se alejó—. Alguien


que está bien no se queda en la ducha, desorientada y completamente
vestida.

—Sigue gritando, Liam, toda la maldita ciudad aún no te ha oído— dijo ella,
mientras se dirigía hacia su armario y cerró la puerta detrás de ella.

Con un suspiro, me dirigí a la puerta y descansé junto a ella. Moví la manija,


tratando de abrirla, pero ella debe de estar apoyada en la puerta.

—Esposa, abre la puerta y déjame entrar. Este no es el tipo de pelea que me


gusta tener contigo. —Susurré

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—Liam, estoy bien.

—Cada vez que dices que estás bien, me enojo más porque sé que me estás
mintiendo. Pensé que habíamos terminado con eso. Creí que éramos una
pareja; que tú... —Abrió la puerta y me miró con ira.

—No intentes hacerme sentir culpable de nada.

—Estoy tratando de ser honesto contigo

—Liam. —Ella suspiró profundamente mientras se alejaba de mí y agarraba


un par de bragas limpias. —Tuve un momento.

— ¿Un momento? —Pregunté lentamente, esperando a que continuara.

— ¡Sí, Liam, un momento! Han pasado muchas cosas y no podía respirar. A


veces siento que estoy... —Se detiene antes de volverse hacia mí. Vestida
sólo con su ropa interior, pone sus manos sobre sus caderas pero no me
mira. En vez de eso, mira a la lámpara, mientras se mordía el labio inferior.
233
— ¿A veces te sientes como qué? —Susurré, dando un paso adelante.

—Como si todavía estuviera corriendo por Europa, luchando por mi vida. A


veces me despierto y tengo que sentarme y mantener la calma. Hay otras
veces que recuerdo cosas y mi piel arde, mis venas se sienten como si se
estuvieran incendiando, y tengo que refrescarme. —Confesó.

Me quedé sin palabras. ¿Cómo diablos no me di cuenta? ¿Todavía ella estaba


sufriendo? Jesucristo.

—Mel.

—No me mires así, lo estoy manejando. Sólo necesito tiempo, ¿de acuerdo?
No me habías visto antes y cada vez son menos frecuentes. Es sólo cuando
estoy estresada… —La abracé con mis brazos alrededor de ella, apretándola
contra mí.

—No necesito un abrazo.

—Mel, cállate y quédate aquí conmigo.

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—Liam.

—Todavía estás hablando.

Con un suspiro, ella se quedó en mi abrazo, tensa y molesta, pero pronto su


cuerpo se relajó y puso su cabeza contra mi pecho. Unos momentos
después, ella me rodeo con sus brazos.

—Deberías habérmelo dicho, Mel.

—No hay nada que pudieras haber hecho. —Me susurra.

—Puedo estar allí. ¿Por qué es tan difícil para ti dejar que alguien esté ahí
para ti? —Siempre volvíamos sobre el mismo tema.

—Lo estoy intentando, Liam. No tienes idea de lo difícil que es para mí.
Siempre he sido yo, me va a llevar tiempo, pero no puedes tratarme diferente
ni compadecerme. —Ella se alejó de mí—. Todavía puedo hacer mi trabajo,
y eso incluye ver a nuestro hijo antes de irnos.
234
La solté mientras agarraba un par de pantalones y una de mis camisetas
oscuras.

— ¿Qué estamos planeando?

—Esta noche, vamos acechar a Avian. —Se puso las botas antes de sacar
no una, sino dos pistolas, y me las arrojó.

— ¿Acecharlo o matarlo? —Estaba bien con cualquiera de las dos opciones.

—Por ahora, acecharlo. Mañana iremos a la Casa Blanca y estoy segura de


que intentará matarnos de nuevo. Cámbiate de zapatos, puede que
necesitemos correr. —Exigió.

— ¿No tenemos hombres para esto?

— ¿No preferirías asegurarte de que se haga bien? ¿O está por encima de


todo esto ahora, Sr. Callahan? —Pongo los ojos en blanco, reviso la cámara

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de la pistola—. ¿Recuerdas cuando todo lo que solíamos hacer era manejar
drogas? Extraño eso.

—Podemos volver a eso en el momento en que matemos a mi querido abuelo.


Pero hasta entonces, haremos lo que sea necesario, incluso si eso significa
saltar a través de los edificios.

— ¿Por qué demonios estaríamos saltando a través de edificios? —Ella


sonrió— Sólo piensa en ello como mi versión de una cita.

— ¿Estás disfrutando esto? — ¿Qué demonios...?

—Solía hacer esto por mi padre. ¿Cómo pensaste que robé ese diamante rojo
cuando tenía dieciocho años?

Mi cerebro trabaja horas extras para seguir su lógica.

—Entonces, si nuestras citas fueran más "Misión Imposible" y menos “Luz


de Velas” ¿no te quejarías tanto? —Su ceja se arqueó.
235
—Voy a ver a Ethan ahora, prepárate.

—Sí, señora, ¿quieres que me dé la vuelta también?— Estaba empezando a


disfrutar apretar sus botones.

—Perché non basta giocare morti, ass.23— Me espeta.

— ¿Por qué no me hago el muerto? Ora che non è cosa piacevole dolce.24

Me miró con total sorpresa mientras sonreía. —Cinco meses en la cárcel,


tuve tiempo más que suficiente para aprender tu idioma.

—En primer lugar, —dice demasiado seductora—, nunca digas "porro". En


segundo lugar, dijiste: "Eso no es algo bonito y dulce", pero buen intento.

Ella guiña un ojo antes de dar la vuelta e irse.

23
Porque jugar al muerto no es suficiente, imbécil. Traducido del Italiano Original.
24
Ahora que no es una cosa dulce agradable. Traducido del Italiano Original.

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Maldita sea, la amaba.

Eran momentos como estos los que compensaban todo lo demás.

MELODY

Respiré hondo cuando salí de nuestro dormitorio. Estaba dividida entre


sonreír ante el esfuerzo que había hecho y abofetearme por permitirle que
se preocupara. Nunca quise que me viera así. No sé qué pasó, en un
momento todo estaba bien, estaba revisando mis planes para esta noche, y 236
al momento siguiente, estaba de pie en la ducha. No le había mentido, en
las últimas semanas, momentos como ese casi se habían desvanecido. Sólo
necesitaba estar con él y Ethan. Cuando lo estaba, el resto del mundo
parecía desaparecer... Me había sentido tan diferente de mí misma, y la
verdad es que me gustaba.

Me dirijo por el pasillo hacia la puerta trasera, Evelyn había llevado a Ethan
a sentarse bajo las estrellas. Todo el patio trasero estaba rodeado de setos
altos para bloquear cualquier línea de visión.

Pensaron que estábamos locos por bloquear la vista de la ciudad cuando


habíamos plantado los cercos. Pero mi instinto me decía que estuviéramos
atentos a los francotiradores. Toda la ropa de Ethan, incluyendo sus gorros,
fueron hechos a medida con Kevlar25. Si pudiera, habría puesto a Ethan en
una habitación segura hasta que todo esto terminara.

Cuando esto terminará, necesitaba pasar más tiempo con él.

25
Kevlar: Es una fibra sintética resistente al calor y fuerte, relacionada con otras aramidas Como Nomex y
Technora. Desarrollado por Stephanie Kwolek en DuPont en 1965, este material de alta resistencia se utilizó
como reemplazo del acero en los neumáticos de carreras.

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Al llegar a la parte de atrás de la casa, me detuve en las puertas de cristal


donde estaba Olivia. Sus brazos estaban cruzados y su rostro no mostraba
expresión alguna mientras miraba a Ethan en los brazos de Evelyn. Llevaba
un vestido rojo con una abertura en el suelo que llegaba hasta el muslo y
tacones blancos. Desde mi punto de vista, ni siquiera parecía que estuviera
respirando. Era inquietante, de una manera extraña.

— ¿Puedo ayudarte en algo? —Le pregunto, mientras caminaba hacia su


lado.

No dijo nada durante un momento antes de secarse una sola lágrima.

Qué triste.

—Fui buena con él, —susurró ella, sin mirarme—. Mientras no estabas, me
aseguré de que no le faltara nada. Me senté a su lado, le leía hasta que se
dormía, lloré con él cuando tuvo la infección de oído. Yo estaba allí y luego
volviste y haces lo que siempre haces. Me tratas como a una mierda. ¿Por
qué? —Finalmente, se volvió hacia mí. — ¿Por qué me odias tanto?
237
—Porque eres una mentirosa, Olivia. —Di un paso hacia ella—. Quieres
cosas que no son tuyas. Eres una niña mimada. Al principio pensé que el
problema era tu moralidad. No paras de hablar de lo horribles que somos
Liam y yo. Qué horrible es esta familia. Casi me hiciste creer que no querías
esta vida. Si ese fuera el caso, creo que casi podría haber llegado a
respetarte. Pero tristemente, no lo es.

Una vez más, me acerqué a ella y se estremeció, pero no retrocedió.

–En cambio, Olivia, cada vez que me decías lo horrible que era, intentabas
convencerte de que no querías ser yo. Por alguna razón, puedes manejar
que los hombres tengan el control, pero tienes que superar a todas las
mujeres en tu vida. Es por eso que trataste de mantener a Coraline debajo
de ti, y por eso te acercaste a Evelyn. Supongo que es la violación, te
rompieron y elegiste no superarlo. En cambio, te casaste con una familia
grande y poderosa y te escondiste detrás de Neal.

<<Pensabas que eso era fuerza. Pero entré en tu vida y destrocé tu patético
mundo. Traté de hacerte más fuerte, te ayudé a conseguir tu venganza, pero

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te resientes conmigo, no porque te desagrade, sino porque te di ese poder.
Tengo al niño, tengo a la familia y tengo el poder. Mi odio hacia ti es una
consecuencia directa de tu ansia por lo que es mío, incluso esos zapatos, —
dije y señalé los zapatos blancos que llevaba en los pies—. Comenzaste una
guerra. Así que no llores porque estás perdiendo.

—Estás loca. —Agitó la cabeza mientras sus labios rosados temblaban.

—Olivia. Dulce, Olivia, —le digo mientras ponía mi mano en su mejilla—.


Aún no has visto nada.

Al alejarme de ella, entré en el porche. Ethan se rió y me buscó en cuanto


me vio. Lo saqué de los brazos de Evelyn y lo hice girar.

— ¡Ethan! —Me reí. Y los dos nos reímos mientras me lo acercaba al pecho.
Le besé la cara mientras él golpeteaba mí cara.

—Recuerdo vagamente a una mujer que una vez me dijo que no sabía cómo
ser madre, —se rió Evelyn mientras me estudiaba.
238
Miro a Ethan, quien felizmente chupaba su chupete mientras miraba mi
cara. —No tengo ni idea de lo que está hablando, —le digo.

—Por supuesto que no, —dice Evelyn, mientras sus ojos se suavizaban al
vernos—. Me recuerdas a mí misma cuando tuve a Neal por primera vez.

— ¿Eso es algo bueno?— Conociendo a Neal, eso podría haber sido tomado
en ambos sentidos.

—Sí, lo es. ¿Vas a salir?

Asentí con la cabeza, sin querer soltar a Ethan.

—Esto terminará pronto y volveré para arroparte, —le susurré al oído. Liam
salió mientras yo hablaba, vestido semi-casualmente con mejores zapatos.

Se acercó a nosotros y Ethan se revolcó en mis brazos, tratando de agarrar


a su papá.

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—Bueno, puedo ver quién es tu favorito, —digo mientras fruncía el ceño y
se lo entregaba a Liam. Ni un segundo después, Ethan le tiraba del pelo a
Liam.

—Yo también me alegro de verte. —Liam hizo un gesto de dolor cuando se


acercó para separar las manitas de Ethan de su cabello.

— ¿Van a salir los dos con Neal y Olivia? —Preguntó Sedric cuando salió a
unirse a nosotros.

—No sabía que se iban, —digo, mientras miraba a Liam, que asintió con la
cabeza, y Ethan le dio un bofetón en los labios.

—Aparentemente tienen una cita nocturna, —me informó Liam.

— ¿Una cita nocturna?

—No puede haber sangre y más sangre todo el tiempo. En el momento en


que todo esto termine, Sedric y yo regresaremos a Irlanda por un tiempo, —
dijo Evelyn con una sonrisa mientras Sedric le besaba la mejilla.
239
—Mucho tiempo. —Añadió él.

—Antes de que demos las vueltas de la victoria, ganemos la guerra, —


respondió Liam, mientras ponía a Ethan en sus brazos. Volvió a alcanzarnos
y le di un beso de despedida a sus manitas.

—Cuídate, —dijo Evelyn.

Asintiendo, ambos los dejamos y caminamos hacia el garaje donde Liam


tenía un viejo Ford Mustang 1963 esperándonos. Parecía tan fuera de lugar
estacionado detrás de la mansión.

—Esto es nuevo, —digo, mientras pasaba mis manos sobre la pintura azul
oscuro.

—Lo es, —contestó, tomando el asiento del conductor. Arrancó en cuanto


entré sin darme la oportunidad de abrocharme el cinturón.

— ¿Qué pasa? —Le pregunté, recostándome.

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Sacó su teléfono. —Conéctalo.

Tomándolo, lo escuché.

—Hola, ¿Neal?

—Coraline...

—Neal, ¿qué pasa?

—Todo, Coraline.

No estaba segura de si quería reír o tirar el teléfono por la maldita ventana


después de haber terminado de escuchar toda la conversación. Mirando a
Liam, su mandíbula estaba tensa y agarró el volante con tanta fuerza que
sus nudillos se blanquearon.

—Is é mo dheartháir amadán.26 —Espetó furioso.


240
—Ha elegido ser leal, —le digo en un resoplo.

— ¿De qué sirve la lealtad si es débil, desconsiderado y un maldito dolor en


el culo? He estado tratando de entender por qué pensó que era una buena
idea usar nuestro aniversario para probar a Olivia. Su estupidez una vez
más casi nos cuesta la vida. Y Coraline, ¿quién le dio el derecho de
ocultarnos esto? ¿Desde cuándo tienen el puto derecho a pensar por sí
mismos? Esperan nuestras instrucciones y luego actuaron de acuerdo con
nosotros, no con ellos mismos. ¡Es como si fueran niños!

Se detuvo ante la luz y apretó el puente de su nariz antes de respirar hondo.

— ¿Estás enojado porque actuaron por su cuenta, o porque arruinaron


nuestro aniversario? —Le pregunto.

Me miró y frunció el ceño. — ¿Sabes cuánto tiempo me llevó planearlo todo?

—Así que es el aniversario.

26
Mi hermano es un tonto. Traducido del Irlandés Original.

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— ¿Por qué no estás enojada por esto?

—Porque si dejaras de ladrarme por un momento, verías que esto funciona


a nuestro favor. Neal, por muy estúpido que sea, aun así eligió a esta familia
antes que a Olivia. Ahora sabemos a ciencia cierta que Olivia está en nuestra
contra, aunque antes era difícil negarlo. Si permitimos que Neal nos dé más,
ahora tenemos la habilidad de joder con Avian.

— ¿Realmente crees que puede lograr eso? —Murmura—. Olivia ha estado


agarrándole las pelotas durante años.

—Sólo el tiempo lo dirá, pero ahora mismo tenemos nuestra prueba. En


cuanto a Coraline, ella me a sorprendido.

Se ríe, mientras agita la cabeza hacia mí. — ¿Alguien se las ha arreglado


para sorprender a la sangrienta Mel?

Pongo los ojos en blanco, mientras pongo los pies en el salpicadero. —Sí,
podría tener un plan para ella más tarde.
241
— ¿Quieres compartir?

—No. ¿Sabes adónde vamos? —Le pregunto mientras miro por la ventana.
Era como si estuviera conduciendo sólo por el placer de conducir.

Me miró fijamente y esperé un momento antes de sacar mi teléfono y abrir


el GPS.

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LIAM

Han pasado tres horas y sólo he podido calmarme un poco. Ahora


estábamos a la vista del ático de Avian. Pero no podía dejar de pensar en
Neal. Quería agarrarlo por el cuello y golpearlo en la cara. Tenía dieciocho
años cuando mi padre me dijo que yo, y no Neal, iba a tomar su lugar.
Cuando le pregunté por qué, me dijo que un día lo entendería. Siempre
pensé que era porque era su favorito, pero ahora lo entiendo. Neal era
literalmente incompetente. Ya me veía pasando el resto de mi vida limpiando
todas sus completas estupideces. Una parte de mí casi deseaba que me
hubiera traicionado para que yo pudiera matarlo y terminar con esto...
aunque sólo una pequeña parte de mí lo hacía.

Pero eligió a la familia. Él es leal.

Eso compensaba muchas cosas. Casi todo.

—Estoy contando seis agentes, —susurró Mel, mientras miraba a través de


la mira de su rifle de francotirador.
242
Mirando a través de los binoculares, el ático de Avian estaba a la vista desde
el rascacielos en el que habíamos entrado. Podríamos ver su casa al estilo
italiano. Todo el ático estaba rodeado de grandes ventanas abiertas. Era
como si nos desafiara a intentarlo.

—El cristal tiene un grosor de un cuarto de pulgada, y no tengo ninguna


duda de que es a prueba de balas, —añadió, mientras permanecía
encorvada. Por lo que yo tenía entendido, no íbamos a matar a nadie esta
noche, pero ella insistió en desperdiciar nuestro tiempo haciendo esto.

Cuando no hablé, ella me miró, mirándome cuidadosamente. —Crees que


esto es una pérdida de tiempo, —dijo ella.

—Si no vamos a matarlo, no tiene sentido verlo resolver crucigramas toda la


noche—. Eso era todo lo que había hecho el hombre; se sentó en su túnica
de seda y terminó de hacer crucigramas en periódicos viejos. Cada pocas
horas caminaba hacia la ventana para fumar un cigarro, y luego pasaba al
siguiente maldito crucigrama. Si estaba tratando de volverme loco, estaba
funcionando.

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Ella soltó el rifle, y parecía como si estuviera tratando de pensar en una
buena manera de quejarse de mí.

—Liam—, dijo suavemente, y quise reírme, pero en vez de eso le sonreí,


mientras me sentaba contra la pared junto a la ventana.

—No te hagas "la dulce esposa" conmigo ahora. Vamos, puedo soportarlo,
— le digo.

Ella arqueó una ceja. —Estoy tratando de ser más amable contigo, pero a
veces eres un dolor en mi puto culo, Callahan. ¿Por qué demonios es tan
difícil para ti sentarte, callarte y...?

—Ahí está mi Mel. Pensé que te habías ahogado en un tanque de arco iris y
polvo de hadas.

La mirada en su rostro, así como el hecho de que su mano se movía hacia


su arma, me hizo sonreír. Como si ya no tuviera yo suficientes cicatrices de
bala por parte de ella.
243
— ¿Disfrutas haciéndome enojar?

—Al principio, tus cambios de humor me volvían loco, ahora los encuentro
un poco caliente.

Eso fue todo; sacó su arma y me apuntó a la cabeza.

Sonreí. —Guarda eso antes de que te hagas daño, amor.

Sus manos se apretaron con los puños y esperé, pero ella se detuvo, llevó
su arma hacia atrás y sacudió su cabeza hacia mí.

—Hijo de puta. Tratas de entretenerte conmigo porque estás aburrido. Si


nos peleamos, terminarás follandome en el puto suelo.

—Definitivamente no estoy tan desesperado, —mentí y ella lo sabía.

Ella suspiró en voz alta. —Nos ha estado observando durante años, Liam.
Él sabe cuándo dormimos, cuando comemos, nos ha visto pelear y sólo Dios
sabe qué más. El hombre básicamente ha estado viviendo con nosotros y

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nosotros habíamos estado ciegos a ello. Sí, sé que no es tu fuerte, y si
quieres, puedo hacer esta parte sola. Pero cuando dije que había terminado
con este hijo de puta, lo dije en serio. Voy a ser la mejor en su juego. Se
metió en mi cabeza, pero voy a entrar en su alma. Quiero saber qué hace y
cuándo lo hace, aunque eso signifique que estoy aquí todas las noches. Voy
a ser su maldita sombra. No tiene derecho a dormir profundamente por la
noche. Él jodió con nuestra familia y yo voy a joder con su legado, con su
vida.

Ella volvió a mirar de nuevo al telescopio y lo observó de nuevo.


Levantándome, miré por la ventana, mirando al hombre que una vez más
estaba fumando un cigarro. El humo salía de su boca en anillos. Miraba,
profundamente perdido en sus pensamientos, y quizás así fue como se le
ocurrieron todas sus jodidas ideas de cómo matarnos. Un agente se paró
frente a Avian en el balcón, observando los alrededores desde todos los
ángulos mientras lucía un chaleco antibalas.

Me pregunto si saben qué tipo de hombre están protegiendo.

Al menos nuestros hombres, sabían quiénes éramos y qué hacíamos. Avian


244
era un tipo diferente de monstruo.

—Mata al agente, —le pedí.

—Él sabrá...

—Quiero que lo sepa. Quiero que sienta que nos acercamos a él. Mata al
agente.

Ella apretó el gatillo y golpeó al agente entre los ojos; el hombre cayó contra
el vidrio antes de deslizarse contra él. Avían, aún a salvo dentro, soltó una
bocanada más de humo. Él disparó una bala a la ventana antes de mirar a
su alrededor, escaneando los edificios. No parecía preocupado por la muerte
de su agente; sin embargo, los demás agentes a su alrededor se revolvieron.

Mel guardo su rifle en segundos. —Esa es nuestra señal para que nos
vayamos. Le doy una hora antes de que empiecen a revisar todos estos
edificios

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—El disparo se escuchó por todo el alrededor, —digo, mientras miró la casa
de Avian—. Quiero saber adónde irá después.

—Mira quién se ha unido a la fiesta, —dijo Mel mientras se paraba en la


puerta y esperaba que yo la siguiera. No podía esperar a darle la mano a
Avian mañana cuando volviéramos a la Casa Blanca.

245

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CAPÍTULO 20

"Un mentiroso sabe que es un mentiroso, pero el que dice meras porciones
de verdad para engañar es un artesano de la destrucción."
-Criss Jami.

CORALINE

Mientras caminaba hacia la recepción, mantuve la cabeza en alto e intenté


negar el hecho de que mi corazón latía de forma errática. Tanto que podía
sentirlo latiendo dentro de mis tímpanos. Pero no podía derrumbarme
ahora. Iba a tener que aguantar el pánico que amenazaba con salir a la
superficie. Al sacar la placa falsificada, la sostuve sobre el escáner y di un
pequeño suspiro de alivio cuando no me atacó un oficial de seguridad de
300 libras.
246
—Pulgar, —exigió el guardia, sin siquiera molestarse en mirarme, lo cual fue
una pena, ya que me había esforzado mucho en prepararme para esto.

—Está bien, Coraline, —me dijo Declan al oído.

Presioné mi pulgar sobre la almohadilla verde, sintiéndome mejor por la


seguridad de Declan.

—Gracias.

—Que tenga un buen día, —murmuró el guardia mientras yo pasaba por el


resto de las medidas de seguridad que habían establecido.

—Van a hacer un registro corporal. No hagas contacto visual, sólo camina


como si fuera una rutina normal, —me dijo Declan.

No respondí, en cambio, traté de seguir sus instrucciones mientras colocaba


mi bolsa en la cinta transportadora. Me recordó los controles de seguridad
de un aeropuerto: una máquina de rayos X, un detector de metales y una
fila de rostros estoicos esperando su turno. Una vez al otro lado del detector

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de metales, tomé mi bolso y caminé hacia el banco del ascensor. Entré sin
decir una palabra y sostuve mi bolso con fuerza mientras los otros
ocupantes se apartaban y dejaban entrar al conserje. Deslicé mi bolso por
el hombro y lo abrí sin llamar la atención. Desde mi periférico, observé como
el conserje deslizó un arma y silenciosamente tomó su salida en el siguiente
piso.

—Fedel se reunirá contigo en el último piso, —llamó la voz de Declan a través


del auricular imperceptible.

De nuevo, no respondí. En su lugar, examiné el teclado numérico que tenía


delante de mí; había dieciséis pisos accesibles por el ascensor y yo sólo
estaba en el cuarto.

En el décimo, volvió a hablar.

—Coraline, baja del ascensor en el siguiente piso. Estoy mirando el video de


seguridad y hay guardias por todas partes. Vamos a tener que abortar esto.

Miré a mi alrededor y vi que sólo quedaba un hombre, un hombre que me


247
miraba de forma extraña. Atrapó mi mirada y la sostuvo.

— ¿Qué piso?

—No respondas, —me dijo Declan.

— ¿Qué piso? —Preguntó con un poco más de fuerza, mientras se ponía


detrás de él.

Mierda.

—Coraline, sal cuando las puertas se abran.

—Esto es propiedad federal. Está fuera de los límites de los civiles. No se


permite pasar del noveno piso, —declaró el hombre.

— ¡Coraline!— Declan gritó.

Me saqué el auricular y me enfrenté a él. —Lo siento, ¿me hablabas a mí?

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— ¿Quién es usted?

—Disculpe, —espete—. No es asunto suyo saber quién soy, agente Morgan.


Ni tampoco le respondo a usted, ¿está claro? —Se congeló mientras me
miraba con una expresión similar a la del shock.

—YO-YO-

—Este es tu piso, —le dije mientras las puertas se abrían.

Parecía confundido al salir.

—Agente Morgan, —le dije—, si desea avanzar en esta carrera, haría bien en
recordar su puesto y los de mayor rango.

Mostré la placa falsificada cuando las puertas se cerraron. Cuando lo


hicieron, respiré profundamente antes de apoyarme contra la pared.

— ¿Cómo diablos supiste qué decir? —Declan me preguntó cuándo volví a


colocar el auricular.
248
—Vi su teléfono cuando estaba revisando su correo electrónico, tenía
información que me dio una idea de su rango y estado. Y como Mel siempre
dice, “si exiges respeto, lo tendrás”. —Estaba segura de que Mel no se habría
congelado ni por un segundo.

Declan no dijo nada, y cuando las puertas se abrieron, salí al piso 16.

—Fedel ya debería estar allí, —dijo justo cuando Fedel salió de otro
ascensor, vestido con un traje. Aparentemente había decidido renunciar al
disfraz de conserje para esta etapa del plan.

— ¿Estás lista? —Me preguntó.

— ¿Tú lo estás? —Respondí antes de sacar el arma de mi bolso.

Asintiendo con la cabeza, ambos atravesamos las puertas doble de cristal.


Todo el nivel estaba lleno de unidades de ordenadores y otros dispositivos
electrónicos que llenaban el área. La única oficina en la parte de atrás
sobresalía y marcaba nuestro destino.

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—No la maten, —declaró Declan.

Fedel se puso de pie a mi lado mientras deslizaba la placa por el ojo de la


cerradura electrónica. La habitación olía a sexo y a perfume rancio. Mientras
avanzábamos, la agente, la misma agente que yo estaba usurpando, palmeo
al hombre con el que se estaba acostando.

NEAL

—Estoy muy contenta de que hayamos hecho esto, —dijo Olivia, mientras 249
ponía su mano sobre la mía.

Forzando una sonrisa, asentí con la cabeza. —Necesitábamos una buena


noche.

— ¿Dónde encontraste este restaurante? —Miró por la ventana donde se


podía observar la capital.

—Liam y Mel acaban de comprarlo. Creo que están planeando hacer de esto
su nuevo cuartel general o alguna mierda. Se reunirán aquí después de su
noche en la Casa Blanca, —mentí, mientras bebía mi brandy.

Ella frunció el ceño por un momento rápido, y luego sonrió. —Debí haberlo
sabido por la decoración; es muy Mel.

—Ustedes dos nunca se van a llevar bien, ¿verdad?— Luché duro para no
poner los ojos en blanco. Ella resopló antes de beber su vino tinto.

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— ¿Cómo puede alguien llevarse bien con Bitchy Mel27? Es la persona más
engreída y grosera que he conocido. Sólo se preocupa por sí misma. Me
siento mal por Liam.

—Liam es un imbécil, se la merece. Un día... —Me detuve.

Ella sonrió. — ¿Un día qué?

—Nada. Él sólo me cabrea. El karma es una perra, y todos reciben lo que se


merecen algún día.

—Mejor él que tú.

—Se podría decir, —me reí—. Pero honestamente creo que Avian podría
ganarnos... a nosotros. Ha estado jodiendo a gente como nosotros por Dios
sabe cuánto tiempo. Ve todos sus planes desde una milla de distancia.

—Su vanidad y orgullo va a ser su fin, Neal, —susurró mientras me apretaba


la mano—. Podemos salvarnos a nosotros mismos, deberíamos irnos.
Después de que todo esto termine, podemos volver y retomar donde lo
250
dejamos.

—Olivia, no seas ridícula, Avian viene por todos nosotros. No abandonamos


a la familia.

— ¿Así que nos mandan a todos a la muerte y se supone que debemos


aceptarlo? —dijo ella.

— ¿Qué quieres que haga, Olivia? —Fruncí el ceño.

Ella me miró fijamente cuando se levantó. —A veces ni siquiera sé por qué


me molesto. Ya vuelvo.

Llame al camarero para que me diera la cuenta mientras sacaba mi teléfono.


Olivia no sabía que yo ya sabía de los dos teléfonos, ni que yo había puesto
micrófonos en sus teléfonos mientras dormía. Poniéndome el teléfono en la
oreja, escuché su conversación en curso.

27
Perra Mel, Traducido del Inglés Original.

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—Quiero escuchar el trato de nuevo.

—No estoy de humor para juegos, Olivia, —respondió un hombre mayor.

—Esto no es un maldito juego, Avian, es mi vida. Querías información y la


tengo, pero necesito saber que no voy a poner los clavos en mi maldito ataúd.

—Soy un hombre de palabra. Juré que tú, tu marido y el pequeño saldrían


ilesos. No me gusta tener que repetirme. Así que habla si todavía quieres
seguir viva, porque ahora mismo soy tu único amigo.

—Mel y Liam son dueños de un nuevo restaurante llamado el Jardín Azul,


planean reunirse aquí después de su noche en la Casa Blanca. Creo que es
algo grande.

— ¿Tú crees?

—No quiero empujar a Neal, todos están un poco nerviosos. Mel y Liam
todavía piensan que hay un topo.
251
— ¿Saben que eres tú?

—No. Sólo soy la molesta y celosa cabeza hueca. No me dan suficiente


crédito.

—Por tu propio bien, deberías estar agradecida.

Esperé a que colgaran antes de hacerlo también. Al bajar mi bebida, disfruté


de la quemadura mientras bajaba. ¿Iba a salvarnos a Ethan y a mí? ¿Qué
se suponía que dijéramos, gracias? ¿Gracias por eliminar a toda nuestra
familia, nuestro legado? Si me conociera, sabría que estoy muerto sin mi
familia. ¿Mi padre? ¿Mi madre? A ella le importaba un carajo.

— ¿Cariño? —Olivia puso su mano en mi hombro y me estremecí. — ¿Estás


bien?

—No, lo siento. El Rey Liam nos necesita en casa.

—No puedo esperar a que esta mierda termine. —Se bebió el resto del vino.

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—Yo también, —murmuré mientras la tomaba del brazo.

Eres una perra, Olivia, una maldita perra.

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CAPÍTULO 21

"Para que haya traición, primero tendría que haber habido confianza".
-Suzanne Collins

LIAM

—Mira cómo va mami, —le susurré a Ethan, haciéndole rebotar en mi rodilla


mientras Mel nadaba por la piscina. Apenas podía seguirle el ritmo, era
como una maldita sirena.

—Gagba, —balbuceó Ethan, mientras la alcanzaba.

—Nada de nadar hasta que al menos aprendas a caminar, —me reí, no es


que me prestara mucha atención. Estaba tan hipnotizado por ella como yo.

Ella decía que nadaba para aclarar su mente. Sólo deseaba saber en qué
estaba tratando de concentrarse. En pocas horas, estaríamos en la Casa
Blanca para la ceremonia de entrega de premios de esta tarde donde Avian
253
sin duda estaría presente.

Una pequeña parte de mí pensaba que lo mejor era matarlo y terminar con
esto. A quién le importaba si él tenía la gloria o un maldito desfile en su
honor mientras estuviera muerto. De alguna manera sabía que eso no iba a
suceder. Avian había pasado décadas planeando y tramando, y no me habría
sorprendido si hubiera algún tipo de plan de contingencia en caso de que
muriera. Necesitábamos no sólo acabar con él, sino también asegurarnos de
que nuestras vidas, nuestros negocios, estuvieran a salvo.

— ¿Un centavo por tus pensamientos?

Parpadeé unas cuantas veces para encontrar a Mel fuera del agua,
secándose la cara con una toalla blanca. Mi mirada siguió las cuentas de
agua residual mientras rodaban por su pecho antes de que mirara hacia
arriba para encontrar sus ojos marrones.

— ¿Sólo un centavo? Puedes hacerlo mejor que eso, nena, —le guiñé un ojo.
Ella me puso los ojos en blanco, pero pude ver la sonrisa que se extendía
lentamente por su cara.

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—El cloro está empezando a llegar a ti, —dijo mientras se inclinaba


ligeramente y se exprimía el agua de su pelo mientras arrullaba a Ethan.

Mis ojos siguieron las líneas de su cuerpo y tragué. —Créeme, no es el cloro.

Se envolvió en la toalla, causando que yo hiciera pucheros. — ¿Puedes


llevarlo adentro? Si no te molesta a ti, puede ser que el cloro lo irrite. No
quiero que se drogue o algo así.

— ¿Con alto contenido de cloro? —Me reí cuando me levanté de la silla y me


tiré a Ethan al pecho—. En serio, amor, ¿has conocido a alguien que se haya
drogado con cloro?

Me golpeó el brazo.

—Oye, bebé a bordo. —Y para probar mi punto, Ethan inmediatamente se


puso quisquilloso.

—No tengo ni idea con lo que los bebés pueden y no pueden drogarse.
254
Normalmente no están en mi compañía, y no quiero correr el riesgo, así que
vete.

Miré a Ethan, mientras lo hacía rebotar. —Mami es mandona, te


acostumbrarás.

Ella puso los ojos en blanco y se dirigió a la ducha exterior para enjuagarse.

Me sorprendió un poco que Neal se apoyara en el sofá con un vaso de


bourbon y unos archivos en la mano.

—Es un poco temprano, ¿no crees? —Le pregunté.

—Lo dice el hombre que solía decir: Una botella al día, mantiene al doctor a
raya, —respondió mientras tomaba otro sorbo de su trago. Caminando hacia
el corralito de Ethan, lo puse dentro antes de entregarle un juguete para que
se rascara sus dientes, su favorito.

— ¿Qué pasa, Neal?

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—Olivia está de compras con mamá, así que creo que ahora sería el mejor
momento para darte la información que he reunido. —Me hizo señas con la
mano en los archivo.

Caminando hacia él, tomé los archivos y el bourbon, y lo bebí todo de un


solo golpe antes de devolverle el vaso vacío.

— ¿Supongo que eso es por Olivia? —Mel preguntó mientras entraba.

Ahora estaba vestida con un par de pantalones cortos y una camiseta


sencilla. Era raro verla vestida tan casualmente. Ella, como yo, rara vez se
ponía algo sencillo.

Asentí con la cabeza y revisé los archivos antes de mostrarle el documento


con lo que ambos sospechábamos que era parte de su pequeño "trato" con
Avain. No podía creer que hubiera llegado tan lejos.

—Ella morirá, —dijo Mel estoicamente mientras sus manos se agarraban


fuertemente a la carpeta. Su tono solo parecía congelar la habitación.
255
—Lo sé, —respondió.

Ella dio un paso adelante. —Ella quiere a mi hijo, Neal. Nadie puede salvarla
de mí.

Él asintió con la cabeza. —Ya lo sé.

—Será mejor que no te desmorones con nosotros, Neal Callahan, o te haré


caer. No quiero hacerlo; puedo ver el final de esto. Todo lo que tienes que
hacer es mantenerte fuerte.

Una vez más me sorprendió al inclinarse hacia ella.

—No soy un niño, jefa. Nunca más me volveré a poner en esta situación.
Volverá en media hora, ya está, —dijo antes de marcharse.

Lo vi marchándose, pero antes de que pudiera salir de la habitación lo llamé.


—Neal.

Hizo una pausa antes de volverse hacia mí.

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—Toma el Aston Martin de Declan.

Cuando se fue, Mel me echó un vistazo.

—No me mires así, —le dije—. Tienes que darle un hueso a un perro de vez
en cuando, o pierde la cordura. —Declan se enfadaría ya que él mismo
trabajó por ello, pero lo superaría.

—Bien. Es tu hermano. ¿Qué más dice el archivo?

—Al parecer, somos dueños de un restaurante en el centro como tapadera


para la distribución de cocaína. —Quería reírme de la idea y pude ver que
ella también quería.

— ¿Un restaurante como tapadera? Claro, tal vez si estuviéramos en El


Padrino. Avian va a ver a través de eso. Regla once: no cagues donde comes,
tanto en sentido figurado como literal.

—Gracias por la imagen mental, —me burlé—. Sin embargo, parece que mi
256
hermano ha puesto la escritura a nuestro nombre...

— ¿Hizo qué?

—No es real. —Maldita mujer, nunca me deja terminar—. Son falsos, pero
prueba suficiente para Avian. Creo que deberíamos pensar en esto. Lo
veremos en unas horas, y estoy seguro de que ya tiene a su gente vigilando.
¿Por qué no joderlo un poco? —Lo pensó antes de asentir con la cabeza—.
Mientras tanto, creo que debería tener una pequeña charla con Olivia.

—Mel...

—No voy a matarla todavía.

¿Por qué no le creía?

—Melody, por ahora la quiero viva, ya que es nuestra llave hacia Avian.

—Lo sé. Estoy tranquila.

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Ella era cualquier cosa menos tranquila. Luego se dirigió a la cocina y,
curiosamente, empezó a lavar los platos.

—Mel, ¿qué estás haciendo?

—Lavando los platos.

Nunca en todo el tiempo que hemos estado juntos la había visto lavar un
maldito plato.

—Mel…

—Necesito mantener mis malditas manos ocupadas, Liam. Ahora, ¿podrías


dejar de mirarme como si cagara unicornios y duendes? ¡Maldita sea!

¿Se suponía que estaba tranquila?

257

MELODY

Estaba mal estar tan emocionada. Era enfermizo. Pero no podía evitar ser
quien era. Vi el pomo de la puerta girar y escuché sus risas. Hay un
momento justo antes de que le causes a alguien un gran daño corporal
cuando la adrenalina corre por tus venas, tu mano se mueve, y tu mente
parece concentrarse en una sola cosa: el dolor.

Mi padre solía decirme que había diferentes tipos de dolor, y una vez que los
dominas todos, nada duele. Sin embargo, nunca le creí; el dolor físico nunca
pareció desvanecer. Sino pregunten a cualquiera de las personas a las que
he hecho daño.

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Entró, aparentemente emocionada, sosteniendo tres Michael Kors, un Marc
Fedels, y una bolsa de compras de Christian Louboutin. Sus labios rojos
eran anchos y grandes mientras se reía de su rubia cabeza.

Evelyn le pisaba los talones. —Mel, tengo el vestido más maravilloso para
que te lo pongas esta tarde. —Evelyn sonrió mientras se dirigía directamente
a Ethan—. Y también tengo algo para usted, señor.

—Déjame adivinar, una pajarita, —le dijo Liam, pero les presté poca
atención a los dos cuando Olivia fue a la cocina a buscar una botella de
agua con gas. Llamó a Neal pero no obtuvo respuesta.

— ¿Dónde está Neal?

En el momento en que ella preguntó por él, me quebré. Soltando toda la


rabia que había guardado dentro, tomé uno de los platos que acababa de
lavar y lo estrelle contra el lado de su cabeza. Se rompió con el impacto.
Cuando ella gritó y tropezó hacia adelante, tomé un puñado de su cabello,
la llevé al fregadero y sumergí su cabeza en el agua sucia de los platos.
258
— ¡Mel! Oh Dios mío, Mel, ¿qué demonios estás haciendo? —Evelyn me gritó.

—Ve mamá, y llévate a Ethan contigo, —le dijo Liam. No sabía si ella había
escuchado o no, porque estaba demasiado ocupada sosteniendo los brazos
agitados de Olivia a su espalda.

Levantó la cabeza, jadeó y resopló buscando aire mientras yo le agarraba el


pelo con fuerza.

—No tienes idea de cuánto tiempo he esperado para patear tu maldito culo
flaco. Estúpida, perra, ¿realmente pensaste que podrías ser más lista que
nosotros? ¿Superarme? —Antes de que pudiera responder, sumergí su
cabeza en el agua jabonosa una vez más. Ella gritó, e intentó luchar
conmigo, pero pude sentir que su fuerza se agotaba lentamente.

—Todo en mí me dice que te mate, que tome un cuchillo y te despelleje viva,


Olivia, ¡y quiero hacerlo! Tengo tantas ganas de hacerlo, —le dije mientras
la traía hacia arriba de nuevo—. Nos traicionaste, pero honestamente,
nunca confié en ti ni siquiera para sostener mis zapatos.

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—Por favor...

— ¡Estás suplicando a la persona equivocada, perra! —Me burlé mientras


metía su cabeza en el fregadero. Ella gritó, y mientras lo hacía, la saqué y le
permití toser el agua.

—Estoy tratando de no disfrutar de esto, pero no puedo evitarlo.

— ¡NO! ¡Por favor! , — suplicó mientras su cabeza volvía a encontrarse con


el agua. Pude ver que estaba empezando a perder el conocimiento. Su lucha
se redujo lentamente a la nada, y las burbujas de aire en el agua casi
cesaron.

Tirando de ella, la tiré al suelo y le pateé una vez en el estómago mientras


me giraba y agarraba el cuchillo más grande del soporte. La monté y
presioné la afilada cuchilla en su cuello.

—Hola, Olivia, —susurré presionando el cuchillo en su piel blanca aún más


fuerte. Sus ojos se volvieron hacia atrás y le di una fuerte bofetada en la
cara para mantenerla despierta. Su sangre goteaba por el lado de su cabeza
259
desde donde le había estrellado el plato.

—Melody, sea lo que sea que tú... —Tiré de su pelo con un apretón firme,
su cabeza se levantó.

—Ayudaste a Avian, e hiciste que mi marido fuera enviado a la cárcel con la


esperanza de robar nuestras vidas y nuestro hijo. Ese fue tu trato, ¿verdad?
Estúpida, incompetente, ingenua, pequeña perra.

—Mel...

—Ese era el trato, ¿no? —Tomando el cuchillo, la apuñalé en el muslo.


—¡MELODY! —gritó mientras sus manos corrían hacia su muslo cuando
saqué el cuchillo.

—Di la verdad por una vez, Olivia. Ya la sé, pero necesito oírla de ti, —dije,
mientras le clavaba el cuchillo sangriento en el cuello una vez más—. ¡DILO!

Las lágrimas cayeron de su cara cuando empezó a sollozar.

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—No tengo tiempo para esta mierda, —murmuré mientras retiraba el
cuchillo.

—Yo... lo hice, —su voz se quebró—. Hice el trato. Me contactó después de


que mi padre ganara las elecciones. Me prometió que Neal y yo nos haríamos
cargo. Quería que te fueras, pero aún necesitaba que el tráfico de drogas
siguiera y que...

— ¿Y qué? —Siseé.

—Ethan. Me prometió que conseguiría a Ethan.

—Tú...

—Melody, —Liam me impidió que estrellara su cara.

—Levántate, —le dijo cuándo la solté.

Ella no se movió.
260
—Tienes cinco segundos a partir de ahora.

—Cinco...

—cuatro...

—tres...

—dos...

Antes de llegar a uno, ella se puso de pie, y en cuanto lo hizo, le di un


puñetazo en la mandíbula. Ella tropezó hacia atrás, pero yo no me detuve.
No pude detenerme. La golpeé repetidamente, y su cuerpo cayó al suelo,
habría ido más lejos, pero sentí los brazos de Liam mientras me rodeaban y
me tiraban hacia atrás.

—Llevensela por ahora y asegúrense de que no haga ninguna tontería, —


les dijo a Monte y a Kain. Ni siquiera me había dado cuenta de cuándo
habían entrado.

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Ella estaba inconsciente, con la sangre goteando de su cara mientras yo
respiraba profundamente.

— ¿Qué pasó con la calma? —Liam me pregunto a mi espalda.

Volviéndome hacia él, lo miré atentamente. — ¡Estaba tranquila! Está viva,


¿verdad? Durante cinco meses, no pude cargarlo. Durante cinco meses,
corrí por ahí mirándolo desde cafés con computadoras y celulares mientras
ella lo sostenía. ¡Mientras ella le leía y lo arrullaba! ¡Mientras ella era su
madre, no yo! Puedo manejar todo, pero no a Ethan. No jodas con mi hijo.

—Yo me encargaré de ella, —dijo mientras ponía su mano a los lados de mi


cara y me obligaba a mirarlo y a respirar.

Asentí con la cabeza. —Haz que Monte le arregle la maldita cara, y dale un
maldito Xanax. Lo necesitará para pasar el resto del día. Después de todo,
no queremos que Avian pierda a su marioneta. Voy a sentarme con Ethan.

Maldita sea, la odiaba.


261

LIAM

Alargando la mano, abrí las sales aromáticas bajo su nariz, haciendo que se
despertara. Se sentó rápidamente, y por un momento vi alivio en sus ojos
hasta que notó los lazos de la corbata alrededor de sus muñecas. Tiró de
ellas como si se fueran a romper.

—Vas a dejar marcas si sigues así, —le dije, mientras me arremangaba las
mangas y me sentaba delante de ella.

—Quiero hablar con Neal.

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—Tus deseos ya no me importan.

— ¡No puedes hacer esto! —Me gritó. — ¡Soy la hija del Presidente! ¡Soy la
esposa de tu hermano! No puedes hacerme esto.

—Y sin embargo, aquí estoy. Curiosamente, es por esas dos cosas que no
estás muerta. Todavía.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas. —Quiero hablar con Neal.

—Neal sabe dónde estás, y si quisiera hablar contigo, estaría aquí, —


respondí mientras Monte entraba con una bolsa, un trapo y un tazón de
agua.

— ¿Neal sabe que estoy aquí? —susurró.

—Neal es la razón por la que estás aquí, él fue quien nos consiguió la prueba
de que no eres más que una perra mentirosa y manipuladora. Aunque
Melody y yo sabemos ese hecho desde hace tiempo.
262
Empezó a temblar y quise poner los ojos en blanco ante el dramatismo de
todo esto.

—Yo-yo... No. Yo... Pero yo... no lo entiendo. No. Nada de esto tiene sentido,
no es así como se suponía que iba a suceder. No, no lo entiendo, todo estaba
bien.

—Sólo porque te hayas engañado a ti misma para creer eso, no lo convierte


en realidad. Bienvenida a la realidad, Olivia, y te va a doler mucho.

—Liam...

—No. No. No. Sr. Callahan para usted, Sra Colemen. Sólo mi familia me
llama Liam, y eso ya no se aplica hacia usted.

—Sigo siendo la esposa de tu hermano.

—¿Es así? ¿Dónde está tu anillo? —Su cabeza cayó en el lugar vacío de su
dedo. Todo su cuerpo se encorvó mientras soltaba un seco sollozo.

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Sostuve el anillo para que lo viera. —Esta es una reliquia familiar, y una vez
más, no eres de la familia. En su lugar, se te dará otro anillo para que lo
uses en público. Como dijiste, eres la hija del Presidente, y también eres
nuestra conexión con Avian, no podemos matarte directamente. Aunque
estoy seguro de que Mel sólo quiere arrancarte la cabeza.

No parecía estar escuchando ninguna de las palabras que salían de mi boca,


así que le di la botella de agua a mis pies, junto con dos píldoras. Ella las
miró y luego me miró a mí.

—Acabo de decir que no voy a matarte. Sé inteligente, Olivia, vas a necesitar


tu fuerza para la ceremonia de premios de esta tarde. He oído que va a haber
pastel de fresa, tu favorito. —Le sonreí, mientras esperaba que se las
tomara.

—No voy a ser acto de presencia como...

—De nuevo, Olivia, no depende de ti. Tal vez no lo entiendas, así que te lo
explicaré sólo por esta vez. Fuiste en contra de esta familia. Siempre supe
que de alguna manera vendrías a por nosotros, pero yo por alguna razón,
263
pensé que era tu moralidad la que te motivaría. Pero no, estabas buscando
la corona y fallaste. Fallaste, Olivia, y de la peor manera posible. Puede que
hayas podido salirte con la tuya mientras Mel y yo no estábamos, pero
deberías haberlo sabido. Fuiste descuidada, confiada y simplemente
ignorante. No eres lo suficientemente buena. Has fracasado. Y el fracaso
tiene consecuencias. Significa que no tienes derechos, ni sueños, ni
esperanzas. No eres nadie. No eres más que un peón en mi tablero de
ajedrez. Así que cuando digo que vas a arreglarte; ponerte ese bonito vestido,
ven a la Casa Blanca, y sonríe con tu padre, el Presidente, significa que no
tienes elección en el asunto. Ahora toma las malditas pastillas.

Saqué un cuchillo, y corté los lazos de la corbata alrededor de sus muñecas,


permitiéndole tomar las píldoras y beberlas.

—Avian va a notar que algo anda mal.

Me reí. — ¿Crees que él es tu amigo? Por el bien de tu vida, es mejor que te


asegures de que no lo sea. Eres un cabo suelto. El hombre llevó a su propia
hija al borde de la locura. Uno de nosotros va a matarte, la única diferencia
es que puedo prometerte que no serás arrojada a algún río o enterrada en

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una tumba poco profunda sólo para ser comida por las ratas. Aún puedes
ser enterrada en el terreno del cementerio Callahan. Así que empieza a
pensar en lo que quieres que diga tu lápida.

Ella estalló en risa. Se rió como si finalmente se hubiera vuelto loca, así que
esperé con calma, lo que sólo pareció aumentar su diversión.

—Mira al gran y malo Liam. Has recorrido un largo camino desde que te
empujaron a las rejas. Neal solía contarme la mierda que la gente le hacía a
su “hermanito lisiado” y siempre me pareció gracioso. Has trabajado muy
duro para ser un malote sólo porque te intimidaron y te hicieron la vida
difícil. Oh boo hoo, pobre Liam, pobre bebé, ¿perdiste a tu hermana gemela
y tu mamá tampoco te quiso? Oh Dios mío, ¿cómo lo manejaste? —Ella se
rió un poco más—. ¿Sabes qué es aún más gracioso? El hecho de que
pasaste de ser la pequeña puta de todos a ser sólo de Mel. Eres lamentable,
hijo de puta.

Respiré profundamente y me incliné hacia adelante mientras la miraba.


Tengo que admitir que era algo que había aprendido de Mel, y tendía a
asustar a la gente.
264
— ¿Qué esperas que haga? ¿Que golpeé mi pecho y te diga lo varonil que
soy? Tal vez si fuera un hombre más débil, menos confiado, me pondría
nervioso, pero desafortunadamente para ti, no lo soy.

—Yo…

—Aquí tienes tu segunda lección del día, y presta atención porque la tercera
podría matarte. Puedes tirarme tantos golpes como quieras, Olivia Colemen,
pero no soy Mel, no entraré en un ataque de rabia y te mataré. Es bonito
que lo hayas intentado, y sé que prefieres morir ahora y acabar de una vez.
Pero por tus pecados, hay una penitencia. Eso también significa que no te
quitarás la vida. Uno, porque te amas demasiado, y dos, porque tendremos
los ojos puestos en ti todo el tiempo. No hay pantalones en la relación de
Mel y yo, ambos preferimos estar desnudos. Ahora arréglate. Monte estará
aquí para asegurarse de que todo va bien, si necesitas algo, pídeselo. Puede
que no te lo dé, pero no hace daño pedirlo, ¿verdad?

Levantándome, me bajé las mangas mientras me dirigía a la puerta del


dormitorio del sótano.

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— ¿Puedes por favor enviar a buscar a Neal?

Abriendo la puerta, me vuelvo hacia ella. — ¿Qué le dijo mi esposa sobre esa
palabra, Sra. Colemen? Por favor, es lo que le dice a la gente que le importa.
Y si no se ha dado cuenta, a mí no me importa.

— ¿Era tan obvio? — susurró.

No le contesté. Monte entró y yo salí dejando que la puerta se cerrara


mientras subía las escaleras.

Cuando lo hice, encontré a mi padre leyendo el expediente. Me miró con una


mirada fría.

—Lo estoy manejando, —le dije, mientras prendía fuego a la maldita cosa y
la dejaba caer en el fregadero cercano.

— ¿Has hablado con Neal?


265
—Neal fue el que me trajo el archivo.

— ¿Él lo hizo? —Parecía sorprendido.

Frente a él, asentí con la cabeza. —Lo hizo. Esta noche lo vas a sacar. Lo ha
aceptado, pero no lo ha afrontado, y no quiero que pierda la cabeza una vez
que ella se haya ido. Después de todo, él todavía la ama.

— ¿Cuánto tiempo planeas mantenerla con vida?

Me encogí de hombros cuando saqué su anillo de mi bolsillo y lo puse en el


mostrador delante de él. —Hasta que ya no sea útil. Mel y yo hemos tenido
nuestras sospechas por un tiempo, y todo sucedió rápidamente. Estoy
seguro de que Olivia estaba igual de sorprendida. En un momento está de
compra, y al siguiente es una prisionera.

—La realidad es una perra, —dijo con una sonrisa.

De ahí lo aprendí.

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Me preguntaba si Ethan y yo tendríamos alguna vez una conversación como
esta.

—Prepara tu esmoquin, papá. Tu hijo va a recibir un premio.

Se rió cuando le di una palmadita en el hombro antes de ir a mi habitación


a prepararme.

Al entrar, me congelé, Mel estaba sentada a los pies de la cama frotando


loción en sus piernas. Todo lo que llevaba puesto era otra maldita toalla.
Cerrando la puerta, la observé.

— ¿Cómo fue...? —No la deje terminar lo que iba a decir. En su lugar, la


levanté y la besé con fuerza mientras desenvolvía la toalla y dejaba que
cayera al suelo. Le ahuequé el culo, mientras me apretaba contra ella, y
pronto nuestras lenguas se batían entre sí.

—A cuatro patas, —exigí una vez que nos separamos.

Sus ojos se volvieron vidriosos y una sonrisa cruzó su rostro mientras


266
obedecía. Le miré fijamente su culo por un momento, con las manos
temblorosas. Pude ver sus músculos tensarse; ella sabía lo que se
avecinaba.

BOFETADA.

Su culo se movió, mientras dejaba una huella roja de mi mano. Se


estremeció cuando le di cuatro bofetadas más en su culo regordete.

— ¡Ahh! —gimió fuerte, mientras su cuerpo empezaba a temblar. Pude ver


lo mucho que me deseaba, y quería que supiera que el sentimiento era
mutuo. Estaba tan duro que sentí como si fuera a reventar a través de mis
pantalones. No podía soportarlo más, me los quité rápidamente, sin
importarme que hubiera roto la cremallera.

Le besé el culo mientras subía por su columna vertebral. Luego, me apreté


detrás de ella, y tomé sus pechos en mis manos mientras nos ponía de
rodillas en la cama.

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—Liam… —Ella gimió una vez más mientras yo tiraba de su pezón con una
mano, mientras dejaba que la otra bajara por su estómago.

— ¿Cuándo fue la última vez que hicimos esto? — Le susurré al oído


mientras lo mordía suavemente.

Sus manos se abrieron paso hasta mi cabello. —Hace dos días.

— ¿Dos días? Eres holgazana, esposa. —Le tiré del pelo hacia atrás,
mientras le ahuecaba el coño al mismo tiempo.

Sus labios se separaron mientras se movía con mi mano. —He estado


ocupada, esposo.

Sonreí y se mordió el labio cuando uno de mis dedos entró en ella.

—Nunca debes estar demasiado ocupada para esto.

—Joder. —Se quejó, y mientras aceleraba el empuje, ella se meció contra mi


mano mientras yo tiraba de su cabello para mantenerla estable. Estaba a
267
mi merced, y sus ojos se volvieron hacia atrás cuando se corrió en mis dedos.
Sacándolos, los acerqué a sus labios.

—Pruébate a ti misma.

Lo hizo y yo gemí mientras su suave y rosada lengua me lamía los dedos.


Cuando se los metió en la boca y empezó a chupar suavemente y a girar su
lengua a lo largo de ellos, gemí una vez más al soltarla.

—Estás jugando conmigo, esposa, —susurré.

Sonrió y me tomo en sus manos, mientras empezaba a masturbarme. —


Ahora estoy jugando contigo.

Agarrando su muñeca la detuve. Me costó toda la fuerza dentro de mí, pero


la detuve. —No —me quejé de nuevo mientras tomaba sus labios con los
míos. Maldita sea, sabía tan dulce. Recostada, se apoyó en su espalda
mientras yo arrastraba los besos de sus labios a su cuello.

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Me envolvió las piernas alrededor de la cintura. Podía sentir sus uñas
corriendo por mi espalda, y mientras me metía su pezón en la boca, la
miraba. Su espalda estaba arqueada y sus ojos cerrados. Me froté contra su
entrada.

—Liam, maldita sea, Liam, te necesito.

—Entonces me tendrás, —le susurré al oído antes de golpearme en su


interior. —¡Joder!

Agarrando sus dos brazos, los puse sobre su cabeza con una mano,
mientras levantaba su muslo con la otra.

—Liam.

Viéndola suplicar con cada empujón me dio la voluntad de aguantar en vez


de golpearme repetidamente contra ella.

—Abre los ojos.


268
Ella lo hizo y yo los miré fijamente, viendo como el placer la consumía. No
podía soportar mucho más de esto.

Justo en el momento oportuno, se liberó de mi mano y me llevó contra sus


labios.

—Mel, —gemí dentro de su boca.

Usando eso a su favor, nos dio la vuelta a los dos, ella a horcajadas en mi
cintura, y presionó sus manos contra mi pecho. Luego se levantó antes de
volver a bajar en mí polla.

—Joder, nena, —me quedé sin aliento.

Sonrió, pero no se detuvo cuando mis manos fueron a su cintura y la


sostuvieron en su lugar. Me montó fuerte y rápido, y no había manera de
que yo pudiera durar mucho más. Mis manos subieron por su cuerpo hasta
que le tomé los pechos. Sentándome los traje contra mi boca, los besé y los
mordí a ambos.

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Cuando se detuvo, nos volteé una vez más, y tomé sus muslos en mis manos
antes de follarla más fuerte.

—Liam. Joder. ¡Ahh! —Su voz temblaba.

Le besé el cuello mientras ella se corría ; y momentos después la seguí en


mi propia y dulce liberación.

—Joder, te amo. Respiré hondo y me retiré mientras caía a su lado.

Se pasó las manos por el pelo y respiró hondo antes de sentarse.


Inclinándose, me besó profundamente y nos miramos fijamente. Sonreí en
el beso antes de que se separara. —Yo también te amo.

Nunca me cansaría de oír eso.

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CAPÍTULO 22

“Para convertirse en el amo, el político se hace pasar por el sirviente”.

—Charles de Gaulle

MELODY

—Damas y caballeros, hoy estoy ante ustedes conmovido, asombrado y


orgulloso, —dice el presidente desde el podio, mientras levanta la mano y
hace un gesto hacia Liam y hacia mí—. Y es por este hombre y esta mujer.
A lo largo de los años, tanto nacionales como extranjeros me han
preguntado: “¿Qué significa ser estadounidense? ¿Por qué luchas tú? ¿Hasta
dónde estás dispuesto a llegar?” La respuesta a esas preguntas está en esta
misma sala.

—Lo está poniendo difícil, —me susurra Liam.


270
Mantengo una cara seria ante las cámaras y me inclino hacia él mientras
Ethan agarra mis perlas. —Lo sé, yo lo escribí.

Lo escucho reír, pero no le prestó atención.

El presidente Colemen se endereza mientras lee las siguientes líneas. —


Cuando Melody Callahan vio una amenaza, no solo para nuestro país, sino
también para nuestra forma de vida, no solo lo denunció. Ella superó todas
las expectativas y solo hizo una pregunta: “¿qué puedo hacer?”

<< Sin tener en cuenta su propio bienestar y solo unas horas después de
dar a luz a su hijo, Ethan, le dio al gobierno de los Estados Unidos la
oportunidad no solo de recopilar información, sino de atacar rápidamente.
Como padre, no puedo imaginar el dolor que debe haber sentido al no saber
cuándo se reuniría con su familia. Le pregunté no una vez, sino dos veces,
si entendía las consecuencias de sus acciones, y me dijo que nunca quiso
encender la televisión y ver que otro edificio se incendiaba, o que lloraban
los padres, o lloraba nuestra gran nación, otra vez. Si ella puede sacrificar
lo que creía que era poco, por un bien mayor, para ayudar a combatir la
guerra contra el terror, puede manejar su angustia.

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Liam se vuelve hacia mí con una sonrisa y aplaude junto con todos los
asistentes. Tomo la pequeña mano de Ethan y saludo junto con su mano,
sonriendo a la multitud.

—La injusticia no se detuvo allí; su esposo pasó a través de la crítica, la


burla, el odio y la crueldad, porque él también creía en el poder de esta
nación. De buena gana y de todo corazón nos dio su libertad y dignidad,
pasando cinco meses en una de las cárceles más notorias de Illinois, tiempo
durante el cual fue obligado a soportar numerosos disturbios. Pero Liam
Callahan no dudó. Nunca pidió nada. Estaba preparado para ir a la
distancia y, a pesar de todo, mantuvo su moralidad; Nunca mintió una vez.
Les dijo a todos que era inocente, y lo era. Declaró su amor inquebrantable
por su esposa, lo que todos podemos ver qué es verdad.

Ante eso, Liam besa mi mejilla mientras todos aplauden.

—Estados Unidos, cuando digo que estoy conmovido, lo digo en serio. Nunca
en mis sueños más locos hubiera esperado que dos ciudadanos comunes se
pusieran de pie y dijeran “sí, protegeré y serviré a mi país a toda costa”. Y
es por esta misma razón por la que debo otorgar la Medalla Presidencial de
271
la Libertad, otorgada a aquellos que han contribuido admirablemente a la
seguridad y los intereses nacionales de los Estados Unidos y del mundo, al
Señor y la Señora Callahan.

La sala estalla cuando Liam me toma de la mano, y agarro a Ethan con


fuerza, caminamos hacia un lado del escenario y le permitimos al presidente
Colemen colocar la primera medalla alrededor de mi cuello antes de pasar a
hacer lo mismo con Liam.

—Y para que el pequeño no se sienta excluido, también tenemos un pin


presidencial para él, —dice el presidente a la prensa, riéndose junto con
ellos mientras coloca un pin en el cuello de Ethan. Da un paso atrás antes
de posar para tomarse fotos con nosotros. Él no es el único que se une a
nosotros. La madre de Olivia está al otro lado de Liam.

A través de los flashes de la cámara, me encuentro con la mirada de Olivia,


retándola a subir al escenario. Ella no lo hace. En cambio, se queda en su
mesa, junto a Sedric, que no la dejaría fuera de su vista. Aparto la vista de
ella y miro por la habitación hasta que mis ojos se encuentran con el hijo de
puta en la parte de atrás. Permanece inmóvil como una estatua, y parece

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ser la única persona en la habitación que no aplaude ni sonríe. En cambio,
nos mira a los dos con repugnancia no disimulada.

Yo, por otro lado, sonrío. Sonrío tanto que no me hubiera sorprendido que
él pudiera contar todos mis malditos dientes. Nada enoja más a tu enemigo
que verte sonreír.

Finalmente, Liam se dirige al podio para agradecer a nuestro presidente sus


amables palabras.

—Nota personal, contrata al redactor de discursos presidencial, —dice,


haciendo reír a todos. Respirando hondo, suspira antes de comenzar su
discurso. —Me gustaría poder decir que todo lo que dijo el presidente
Colemen era cierto. Hizo que pareciera que habíamos pensado mucho sobre
esto, pero con toda honestidad, todo sucedió tan rápido que apenas hubo
tiempo para pensar. Simplemente reaccionamos a un problema que se nos
presentó. Hubo muchas ocasiones en las que estábamos asustados,
cansados y hartos. Y aunque parece que fue hace toda una vida, no es algo
por lo que quiera volver a pasar. Fue un infierno. Estar separado de mi
esposa, mi hijo recién nacido, toda mi vida; Fue un infierno.
272
<<Lo que pone en perspectiva a millones de estadounidenses; bomberos,
policías, agentes gubernamentales, todos los que se despiertan cada día
sabiendo que podrían tener que pasar por un infierno, pero aun así se
levantan y hacen su trabajo. Caminando cinco meses en sus zapatos, puedo
decir que esas son las personas por las que me siento conmovido,
asombrado y orgulloso de compartir una nación. Debería haber medallas de
libertad para todos ellos que muestren la gratitud que sentimos.

Cuando nos abrazamos de nuevo, susurro —Santo Liam, el héroe del


pueblo.

A estas alturas, Ethan se pone quisquilloso, lo que afortunadamente para


nosotros nos da una excusa para escapar de la prensa. Liam le susurra algo
al oído de Colemen, él asiente y da la señal a sus asesores de que hemos
terminado aquí. Rodeados por el servicio secreto, caminamos detrás del
presidente a través de los pasillos, que están llenos de retratos de todos los
presidentes anteriores, hasta que llegamos a la Oficina Oval. Debería
sorprenderme el encontrar a Olivia parada allí, pero no lo estoy.

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—Cariño, te ves horrible, ¿qué te pasa? —Pregunta su madre, mientras se
acerca para darle un abrazo a su hija.

Olivia no lo devuelve, solo se queda allí, congelada mientras me mira. Sé que


ella debe haber pensado en correr. Pero con el rastreador alrededor del
tobillo, ¿a dónde podría ir realmente?

—Todavía tienes que hacer una conferencia de prensa, —susurra.

—Pueden esperar un momento. Después de todo, no es que tengan algo


mejor que hacer, —responde Colemen a la consternación de su hija.

—Ella esperaba un momento privado para hablar con ustedes, —les digo,
mientras me siento en el sofá y coloco a Ethan en mi rodilla.

— ¿Cariño? —Susurra su madre, mientras se cepilla los mechones de su


cabello rubio.

—Estoy bien. Debería regresar.


273
—No entiendo, —dice el presidente Colemen mientras mira entre nosotros.

Antes de que tenga la oportunidad de decir una palabra más, la puerta se


abre y entra Neal, muy bien vestido con traje negro y corbata roja.

Mira directamente a Olivia por un momento, y cuando ella da un paso tímido


hacia adelante, él la corta con una mirada de disgusto y enojo en los ojos,
lo que la hace retroceder.

—Justo a tiempo, hermano mayor, tu esposa aquí tiene mucha prensa que
hacer hoy, ¿no es así? Estoy seguro de que ambos pueden salir como una
pareja amorosa para la cámara, —dice Liam mientras lo saluda para que
entre.

—Si puedo. ¿Hay algo más que necesites? —Pregunta, y miro a Liam, quien
sonríe.

Lo habíamos roto, lo que significaba que teníamos que arreglarlo... pero esa
parte vendría más tarde.

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—Esposa, —Neal llama a Olivia con una dureza desconocida que la hace
estremecerse.

Ella lo toma del brazo y se vuelve para irse.

Todavía tenemos que tener cuidado con los dos. Neal había demostrado su
lealtad por ahora, pero tan fácilmente como se había vuelto contra su
esposa, podría volverse contra nosotros, si Olivia jugaba con sus emociones.
Él pudo haber estado tratando de ocultar su afecto por ella, pero todavía
estaba allí.

— ¿A quién le estás enviando mensajes de texto? —Me pregunta Liam, y por


un momento, la vieja yo quería decirle que se ocupara de sus propios
asuntos.

—Sedric. Creo que sería mejor que él también se mantuviera en su cola. —


Si conozco a Sedric tan bien como creo, él está furioso por la situación. No
se toma amablemente la traición.

La estúpida Primera Dama se para frente a mí con las manos apoyadas en


274
las caderas como si se supone que eso me intimidara. —Lo que sea que le
estés haciendo a mi hija, te pido que pares. Es una buena persona y sé que
lo bueno no es algo con lo que ustedes estén familiarizados, pero...

— ¿Debería hacer esto, o te gustarían los honores? —Le pregunto a Liam


mientras sostengo a Ethan contra mi pecho.

—Sírvete tú misma, —responde Liam, mientras toma a Ethan de mis brazos


y me permite enfrentar a la aspirante a Jackie-O.

Juntando mis manos, muevo mis hombros y sonrío. —Tu hija no es una
buena persona. Tú no eres una buena persona. Ninguno de nosotros en esta
sala somos buenas personas. Por eso podemos estar aquí hoy. Todos hemos
hecho tratos, todos hemos firmado nuestros nombres con sangre, y todos
hemos mirado para otro lado en algún momento. Creo en las buenas
personas. Sé que están ahí afuera, alimentando a los pobres, vistiendo
huérfanos y toda esa mierda. Pero no se cruzan en nuestro mundo; no están
en nuestra historia, porque una vez más, son buenas personas. Si Olivia
fuera buena, se habría marchado cuando pudo. Si fueras buena, nunca le
hubieras permitido casarse con esta familia. Nunca hubieras vuelto con tu

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esposo, y no serías la Primera Dama. Tú. No. Eres. Una. Buena. Persona.
Así que seamos claros sobre quiénes somos. La gente buena son los
votantes, la clase media, los pobres, ¿es eso lo que quieres ser?

Ella no responde; solo sacude la cabeza.

—Eso pensaba. —Me acerco un paso más a ella — ¿Por qué no vuelves a
elegir porcelana y leerles a los niños de kindergarten o cualquier cosa remota
que haga la Primera Dama?

Llega a la puerta cuando entra Evelyn.

—Es como si pudieras leer mi mente, —le dice Liam, mientras mece a un
Ethan adormilado.

—Señor Presidente, —estrecha la mano de Colemen con una sonrisa.

Al encontrar mis ojos, toma a Ethan en sus brazos y le beso la frente


mientras el pequeño se frota los ojos somnolientos. Colemen levanta una
ceja hacia mí como si estuviera sorprendido de que pudiera ser madre.
275
—Vamos, cariño. —Ella asiente hacia él cuando se van.

Excelente. Ahora podemos hablar de negocios.

— ¿Dónde podemos escuchar a Avian hablar? —Le pregunto.

Asintiendo hacia la puerta, lo seguimos y entramos en una oficina separada.


Allí, Ivan habla como Avian Doers, jefe del F.B.I. Los que ya estaban
sentados alrededor de la mesa se paran cuando el presidente entra, y puedo
ver claramente cuanto lo disfruta Colemen. El dinero no es la raíz de todo
mal, solo es un vehículo que te lleva al poder.

—Damas y caballeros, ¿podemos tener la habitación? —Les pregunta. Y sin


duda, todos se van.

Me concentro en las palabras que salen de la boca de Avian, parcialmente


sorprendida de cómo una serpiente como él podría encajar tan bien con el
resto de nosotros. —Buenas tardes, damas y caballeros de la prensa. No voy
a responder ninguna pregunta hoy. Muchos de ustedes son conscientes de

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los trágicos y desafortunados eventos que han ocurrido con algunos ex
agentes selectos de la Oficina Federal de Investigación, y me gustaría
informarles que actualmente hay una investigación interna en curso. No se
puede decir más sobre cada agente en este momento, ya que muchas de las
operaciones que se manejan se clasificaron...

— ¿Cómo es que un agente federal asesina a una prostituta en una


habitación de hotel con cientos de miles de dólares e información clasificada
sobre drogas? —Grita un hombre, interrumpiéndolo.

— ¿Tiene el presidente Colemen algún comentario al respecto?

— ¿Qué pasa con el agente que fue encontrado colgando del puente?

— ¿Puede confirmar que una agente fue secuestrada en la Embajada?

Avian se pone rígido, mientras su rostro permanece duro y plano. Incluso


me habría atrevido a decir que está empezando a sentirse estresado.

— ¿No te encanta la prensa? —Me susurra Liam.


276
—Cuando los estamos controlando, sí. Sí, lo hace —respondo.

—Como dije. —Avian habla una vez más—. No puedo responder más
preguntas en este momento. Sin embargo, diré que planeo hacer todo lo que
esté en mi poder para asegurarme de que se complete una investigación
exhaustiva. Cuando tengamos información sólida para compartir, lo
haremos.

—Cuando dijeron que iba a recibir un golpe, nunca dijeron que iba a ser así,
—se queja el presidente mientras ve la conferencia de prensa que no es otra
cosa que un dolor persistente en mi trasero, Avian.

— ¿Qué más significa recibir un golpe? —Liam le pregunta mientras se


apoya contra su escritorio.

— ¡El FBI es la policía de los Estados Unidos! Soy el jefe de los Estados
Unidos. Al atacarlo así, me están minando. No seré reelegido si la gente no
puede confiar...

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— ¿Por qué tenemos que seguir repitiéndoles cosas a estas personas? —Se
vuelve hacia mí mientras yo miro el correo electrónico que Declan me envió
por teléfono.

—Por alguna razón, siguen subestimando nuestra inteligencia a pesar de


que continuamente demostramos que no somos idiotas, —le digo a cambio.

—Entiendo que ambos tienen su gran plan maestro, pero necesitan darme
algo con lo que trabajar. Tengo un equipo de personas que intentan
controlar los daños, mientras estoy sentado en mis manos. No puedo
simplemente tomar esto. Los agentes del FBI están fallando en todas partes,
—espeta Colemen.

—Diles que estás siendo informado sobre la situación y que tu oración está
con todas las personas y sus familias que han perdido la vida al servicio de
su país. Luego recuérdales que lo que hace grande a Estados Unidos son los
controles y equilibrios. El FBI no es tu ejército personal, y diles que estás
hablando con el director para ver qué se puede hacer, —le dirige Liam.

—Sin ser demasiado obvio al respecto, encuentra una manera de dejar en


277
claro que el hombre que dirige las cosas es el director, —agrega también.
Estábamos incendiando el mundo personal de Avian.

Al alcanzar el intercomunicador, llama a su Jefe de Gabinete y a su ex


estratega político, Mina. Cuando entra, nos mira y suspira.

— ¿Entonces supongo que no estamos haciendo una declaración? —


Pregunta.

—No, tú lo estás. Señor presidente, por favor infórmela, —digo, ya


dirigiéndome hacia la puerta.

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LIAM

—Estás en alta voz, Declan, —le digo mientras Monte nos lleva a la ciudad.
No soy fanático de Washington; no tiene nada de Chicago, y me encuentro
extrañando el smog, el viento, los edificios que tocan el cielo y todo lo demás
que hace grande a Chicago.

—Nos hiciste secuestrar a una agente federal, pero no matarla. Con el


debido respeto, ¿qué demonios, Liam?

Poniendo los ojos en blanco, descanso en el asiento de cuero.

— ¿Dónde está la confianza, hermano?

—Encadenada a la pared en el sótano de una antigua fábrica de acero, —


responde.

— ¿Ha dicho algo? —Le pregunta Mel.


278
—No, pero no sabía que ella supiera algo importante.

—No hay daño en preguntar.

Le doy una mirada.

—Bueno, hay un daño, pero no para nosotros y eso es todo lo que importa.
Ella es del FBI, no de la CIA, lo que desafortunadamente para ella significa
que no está entrenada para soportar el mismo tipo de tortura, —aclara.

Pero sí quería inteligencia. —Quiero que nos dé un diseño del edificio federal,
todos los entresijos y todas las entradas secretas que se le ocurran. De
hecho, espera, Declan... —Le digo mientras presiono en espera —Monte.
Kain.

Asintiendo, se colocan los tapones para los oídos.

— ¿Qué estás pensando? —Mel me mira cuidadosamente mientras un plan


se forma claramente en mi mente.

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—Cuando llegaste a casa, dijiste que solo hay dos guerras que preocupan a
los estadounidenses: la guerra contra las drogas…

—Y la guerra contra el terror. ¿Cuál es tu punto?

—Si dejas de interrumpirme, puedo decírtelo. —La fulmino con la mirada y


ella se cruza de brazos—. ¿Y si les diéramos terror? No será nada
significativo, solo haremos que nuestra agente diga que ha sido secuestrada
por lo que parece ser un terrorista local. Los medios se volverán locos, Avian
no tendrá más remedio que pasar cada momento tratando con la prensa o
tratando de salvarla.

Su mente está girando cuando extiende la mano para poner a Declan fuera
de espera. —Declan, ¿ha visto tu cara?

—No, pero debe haber visto las de Coraline y Fedel cuando se la llevaron.

—Espera, —responde Mel, poniéndolo en espera de nuevo —Vamos a tener


que matarla, y si la matamos, no se detendrán hasta que encuentren quién
es el responsable. El terrorismo, incluso el simulacro de terrorismo, puede...
279
—Se puede hacer, Mel. Se puede. Dijimos que la acción estaba por
comenzar, y esta es la forma de hacerlo. Nadie verá esto venir. Hay
terroristas locales en todo el país, entre tú y el hackeo de Declan, estoy
seguro de que podríamos encontrar un chivo expiatorio. En realidad,
estamos prestando un servicio al país, y Colemen se verá tan bien que
querrá participar en esto. —Ahora lo podía ver y lo que lo hace genial es el
hecho de que cruza la línea, no es algo que Avian pensaría que haríamos.

—Bueno, si hay alguien que puede lograr algo como esto, soy yo, —dice.

Su ego a veces.

—Lo estamos haciendo, —respondo, sabiendo que ella ya está trabajando


en la logística en su mente.

Una vez más, ella se acerca y pone a Declan fuera de espera.

—Declan, haz que Coraline la golpee un poco, pero nada pesado. Tú y yo


vamos a pescar esta noche. Espera. —Y con eso, ella cuelga el teléfono antes

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de mirarme—. Antes de que lo hagamos, quiero que nuestro chivo expiatorio
ya esté en su lugar.

—Bien, —asiento.

—Estamos aquí, señor, —dice Monte en voz alta debido a los tapones para
los oídos. Es fácil decir que ya no estamos en las partes prestigiosas de D.C.
y que estamos en algún lugar al suroeste del capitolio.

Lo que se suponía que era una pequeña sesión de fotos en un centro juvenil
recientemente construido, es en realidad el mismo lugar donde podríamos
ver a nuestros clientes.

Southwest es uno de nuestros mayores consumidores. Por supuesto, no


sabían que somos nosotros directamente, pero no estaba de más comprobar
el intercambio aquí.

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CAPÍTULO 23

“Un día de éstos vas a recordar esta época de tu vida como un dulce momento de
tristeza. Entenderás que, estando de duelo y teniendo roto el corazón, pero tu vida
estaba cambiando...”

Elizabeth Gilbert

NEAL

Me salpico con agua la cara y respiro hondo antes de atreverme a mirarme


en el espejo del baño. Sin darme la vuelta, veo como ella entra. Sus ojos
azules se centran en mí mientras se presiona contra la puerta.

—¿Puedo ayudarte? —Le pregunto, mientras tomo unas toallas de papel del
dispensador. Escaneo el baño para asegurarme de que somos los únicos
ocupantes.

—Neal, por favor no te comportes de esta manera.


281
—¿De qué manera? —Le grito—. ¿De qué “manera” me estoy comportando
Olivia? Dime, viendo cómo jodidamente sabes tanto.

Baja la cabeza y camino con determinación hacia ella, la agarró del brazo
mientras la atraigo hacia mí y la fuerzo a mirarme a los ojos.

—Me has deshonrado, —le grito a solo centímetros de su cara—. Me hiciste


un tonto. De todas las personas en este mundo, deberías haberme conocido.
Deberías haber sabido lo que quería y eso era no destruir a mi familia. La
familia lo es todo. Viene antes que nada, y ni siquiera pensaste cómo me
sentiría si Avian matara a mis hermanos, mi padre, mi madre.

— ¡Lo hice por nosotros! ¡Tú y yo sabemos que tu familia nunca te aceptará!
—Grita.

— ¡Lo hiciste por ti misma! jodido Jesucristo, no te importa una mierda más
que tú misma. Ahora te paras frente a mí, tratando de parecer inocente como
si no fueras en contra del código. Como si no hubieras escupido en todo lo
que mi familia ha pasado décadas construyendo. ¿Sabes lo que hacen los
irlandeses a las personas que hacen lo que tú has hecho? Estoy

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comportándome de esta manera, evitándote, sonriendo a las cámaras,
porque es lo único que me impide romper tu maldito cuello y arrojarte en
ácido. —Dejándola ir, paso junto a ella y abro la puerta—. Si alguna vez te
has preocupado por mí, Olivia, haz tu parte porque hemos terminado. Ahora
vámonos.

Traga saliva mientras se limpia las lágrimas y arregla su vestido. Girándose


hacia mí, toma mi brazo extendido. Con una sonrisa, caminamos hacia la
mesa del almuerzo donde mi padre está sentado esperando. Olivia va y besa
su mejilla antes de que ella se siente, y le doy la mano para saludarlo. Me
mira con la misma mirada cansada que había crecido viendo, y quería
decirle que lo entiendo.

—Entonces, Olivia, ¿ya has elegido un sitio en el lugar de entierro familiar?


—Le pregunta casualmente mientras se sirve un poco de té.

Su boca se abre.

—Es bastante agradable, tenemos fotos grabadas en el mármol negro, —


agrega, mientras toma un sorbo.
282
Parece como si todos en la familia la hubieran torturado de alguna manera.
Pero había hecho su cama y ahora yacía en ella sola. No había escapatoria
para ella. Aunque estaba a la intemperie así, Melody se había asegurado de
que sus órdenes fueran claras, si Olivia intentaba correr, teníamos que
apuntar a sus piernas.

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DECLAN

La observo mientras golpea tan fuerte como puede en su cuello. Él la agarra


del brazo y tira de ella, hasta que su cuerpo se estrella contra la lona del
ring de boxeo de Liam. Arrastrándose sobre su costado, se levanta antes de
limpiarse la sangre de la nariz y recupera su postura.

Fedel la mira por un momento antes de levantar los brazos y retroceder un


par de pasos. Giran entre sí, sus ojos nunca vacilan. Finalmente, ella salta
hacia adelante, y él la agarra por la cintura, tratando de detenerla. Sin
embargo, ella se gira y envuelve sus piernas alrededor de su cuello antes de
darle la vuelta. Luchan en el suelo hasta que no puedo soportar verlo tocarla
por más tiempo.

—Suficiente. Aléjate de mi esposa, —digo tan tranquilamente como puedo


mientras camino hacia el ring. Ambos me miran, confundidos por un
momento, pero lo que me molesta es la mirada divertida que adorna la cara
de Fedel.

Sin otra palabra se levanta, mientras Coraline permanece en el suelo,


283
respirando profundamente.

—Gracias, Fedel. —Le dice.

Observo mientras él asiente, y sigo cada uno de sus movimientos mientras


sale del ring.

—Prepárate, vamos a visitar a nuestro huésped, —digo.

—Ahora mismo, —responde mientras se aleja.

Volviendo a mi esposa, veo que todavía no se ha movido.

—Estás celoso sin ninguna razón, Declan.

—No estoy celoso, simplemente no me gusta ver a mi esposa ser golpeada


por ningún hombre.

Ella gira su cabeza hacia mí y me da una pequeña sonrisa. —Tuve una


oportunidad de pelear.

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—Se estaba conteniendo, créeme.

Parece tan desalentada que quiero patearme. —No es que no lo estuvieras


haciendo bien, porque lo estabas haciendo. Pero Fedel ha estado haciendo
esto durante décadas. Hubo momentos en que nos sorprendiste a los dos,
esa cosa de la pierna que hiciste fue...

Sexy.

—Sabes que Fedel es gay, ¿verdad? —Pregunta.

Estoy completamente anonadado. Mi boca se abre mientras trato de


procesar las palabras que acaba de decir. — ¿Él te dijo eso?

—No, pero no necesita hacerlo. En serio, ¿nunca lo has notado?

—¿Notar qué? — ¡No había notado nada!

—Declan, él nunca ha tenido novia desde que lo conocemos…


284
—¿Quién tiene tiempo para una novia? Está ocupado, apenas tengo tiempo
para tener una esposa con toda la mierda que Mel y Liam me tienen
haciendo.

Ella se ríe mientras se levanta del piso antes de acercarse a mí. —Nunca ni
una sola vez ha hablado de una mujer tampoco. Todos los otros hombres
intentan dormir con las criadas o sus ojos vagan cuando estamos en
público. Pero Fedel... si una mujer se le acerca, él siempre dice lo mismo.
“Lo siento, no estoy interesado”

—Está dedicado a su trabajo; la familia no paga por coquetear en el trabajo.

—Hablando de eventos familiares, necesitamos organizar una reunión. No


los hemos visto en unos meses, le preguntaré a Mel y Evelyn. —Chasquea
los dedos al recordarlo.

—No puedo creer que sea gay, —le susurro, todavía atascado en la primera
parte de su declaración.

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Ella pone los ojos en blanco. —No todos los hombres homosexuales corren
con arco iris y chispas saliendo disparados de sus traseros.

—Lo sé, pero vamos, al menos habría intentado coquetearme. No puede ser
gay.

Ella se congela mientras me mira. Luego, sin previo aviso, estalla en una
carcajada. Se ríe tan fuerte que le lloran los ojos.

—No es tan divertido.

—No, no lo es. Tu cabeza es tan grande que me estoy volviendo loca por la
falta de oxígeno.

—No me hagas acorralarte.

—No me hagas ensuciarte la cara, muchacho bonito. ¿Cuál es la palabra


italiana para narcisista?

Su sonrisa todavía me hace sonreír, incluso cuando me pone los nervios de


285
punta. Me recuerda a cuando nos conocimos... ella también me llamó
narcisista.

—Dúchate para que podamos ir; te enojaste conmigo la última vez que fui a
visitarla sin ti.

Se mueve para salir del ring, pero la detengo y la beso con fuerza. Tirando
de ella hacia mí, envuelvo mis brazos alrededor de su cintura mientras ella
se inclina y profundiza nuestro beso. Cuando la suelto, tropieza hacia
adelante.

—En serio, qué hombre o mujer en su sano juicio no querría un pedazo de


esto, —le susurro.

Sacudiendo su cabeza hacia mí, se aleja y me deja allí de pie.

—¡No eres tan sexy! —Grita.

Yo sonrío. — ¡Eres una mala mentirosa, cariño!

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CORALINE

Quería meterme en un baño de hielo y nunca salir. Todos mis músculos


están en llamas y, sin embargo, Fedel se ve perfectamente bien. Está
sentado en su silla, vestido con una chaqueta de cuero negra con cremallera
ajustada, jeans oscuros de Ralph Lauren y botas militares negras.

—¿Necesita algo, jefa? —Pregunta sin abrir los ojos.

—No. Y tú y yo sabemos que no piensas en mí como tu jefa. No tienes que


llamarme así, Fedel.

Sus ojos se abren y alza su ceja. —No somos amigos, Señora Callahan. 286
Trabajo para su cuñado y su cuñada, y por extensión, para usted. La llamo
“jefa” porque la hicieron así mientras están lejos. Note que llamarle como tal
es irrespetuoso con ellos. No llamarla jefa significa que no estoy de acuerdo
con su decisión, lo que significa que estoy cuestionando su elección.
Pensamientos como ese son peligrosos, especialmente en tiempos como
estos. Y solo un tonto los cuestionaría o les faltaría el respeto. He durado
todo este tiempo por no ser un tonto.

Fiel hasta hueso.

—Si trabajas para mí, ¿por qué estás aquí descansando tus ojos mientras
Declan está allí?

—Está equivocada, señora, simplemente estaba escuchando nuestro


entorno. Por ejemplo, tomemos a la rata que está justo al lado de la ventana
que está sobre nosotros tratando de comer un pedazo de pan duro...

Al levantar la vista hacia las ventanas sucias, amarillas y tintadas de la


fábrica, veo a la rata a la que se refiere, comiendo lo que parece ser algún
tipo de pastel o pan.

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—Además, hay una bandera afuera ondeando al viento, —dice, mirando


hacia las grandes puertas de acero rojo que se encuentran a unos seis
metros de nosotros. Pero están selladas, ¿cómo puede haber escuchado eso?

—También hay un Chevy azul conduciendo hacia aquí, pero solo está de
paso.

Ahora estoy incrédula. Giro para mirarlo. —¿Cómo demonios puedes saber
eso?

Se señala la oreja. —Tenemos hombres parados y me están informando.


Cruzando los brazos, hago un puchero. —A nadie le gusta un sabelotodo.

—Sí, señora. ¿Ahora puedo volver a descansar los ojos? —Él sonríe y yo
asiento con la cabeza.

Descansando contra la silla, cierra los ojos una vez más mientras camino e
inspecciono las viejas máquinas oxidadas de la fábrica abandonada. Todo
está tan frío, húmedo y oscuro. Me hace preguntarme si Mel y Liam eligieron
287
lugares como este para parecer rudos. Declan está en el sótano tratando con
nuestra “invitada”. Quiero unirme a él, pero todavía está usando las ruedas
de entrenamiento cuando se trata de mí. Al menos me permite llevar un
arma ahora, y aunque no soy la mejor disparando, soy lo suficientemente
buena. Tengo dos cuchillos en mis botas que puedo manejar de manera más
eficiente, y me compró los mismos guantes que Mel usa, aparentemente
estaban hechos de una tela que no deja ningún residuo de ADN o huella
digital.

—Fedel, ¿cuántos hombres tenemos? —Le pregunto mientras salto a la vieja


cinta transportadora.

—¿Dentro del estado o del país?

Nunca supe que había una diferencia.

—¿El estado?

—Doscientos cuarenta y siete.

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—Jesús, ¿en serio? ¿Les pagamos a todas esas personas?

—Si quiere más información, tendrá que preguntarle al jefe. —Se mueve en
su asiento.

Frunzo el ceño, me pongo de pie y camino lentamente por la cinta con los
brazos a un lado como si tuviera problemas para equilibrarme.

—Fedel, ¿cuál es la palabra italiana para narcisista?

—Narcisista.

Bueno, eso fue más fácil de lo que pensaba.

—¿Cuántas personas has…?

—He perdido la cuenta, — e interrumpe antes de que pueda terminar lo que


iba a decir.

—Te iba a preguntar con cuántas personas has salido.


288
—¿Me está ordenando que hable sobre mi vida personal?

No quería ordenarlo. —No pero…

—Entonces prefiero no responder a su pregunta, señora, — responde, y por


suerte para los dos, Declan regresa del sótano.

—Hemos terminado aquí, ¿siguen haciendo guardia?

Fedel asiente, ya parado. —Tal como lo pediste, tres en la noche, tres en la


mañana. También hay un nuevo envío de nieve entrando.

¿Por qué nadie me lo dijo? ¡Bastardos!

—Bueno. Justo a tiempo. Les haré saber a Mel y Liam, lo estaban esperando.
—Declan se acerca a mí y extiende su brazo para ayudarme a bajar. Al
aceptarlo, salto lo más elegante posible.

—¿Llegaron los permisos para la nueva granja de marihuana? —Pregunta.

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Fedel sacude la cabeza. —Aparentemente, Chicago no es tan liberal como


nos hubiera gustado creer.

—Bueno, parece que los jefes tendrán que comunicarse con más personas
en Washington antes de que vuelvan a casa. Realmente quieren una granja
en casa, ¿verdad? —Pregunto, recordándoles a ambos que ya no es un club
solo para niños.

—¿Qué está pasando con nuestra invitada? —Agrego.

Ambos se miran el uno al otro... Conozco esa mirada. Es la misma que usa
Liam cuando le presentó a Mel a la familia. Era la mirada que tenía en los
ojos antes de ser arrestado. Era una mirada que decía “la cosa se pondrá
fea”.

Suspiro. — ¿Tengo que empezar a hacer botones de “Liberen a Declan


Callahan”?

289

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CAPÍTULO 25

"Solo vives dos veces: una cuando naces y otra cuando ves la muerte en la cara".

—Ian Fleming

LIAM

Este era mi plan y quería que fuera perfecto. Puedo sentir la frescura del
trago de brandy mientras estoy sentado sosteniéndolo en mi mano. Miro por
la ventana de nuestro estudio, y desde nuestra posición, podía ver el
capitolio, la ciudad en la colina, todo lo bueno de Estados Unidos estaba
lleno de serpientes y ratas.

—Está hablando, —dice Mel, mientras se apoya en la silla detrás del


escritorio.

Dándose la vuelta, aumenta el volumen. La imagen de Avian llena la


pantalla, mientras se para frente al podio con la cabeza en alto y orgulloso. 290
No por mucho tiempo, bastardo.

—Damas y caballeros, gracias por venir. Como dije en la última conferencia


de prensa, Aún se está llevando a cabo una investigación interna. Pero
quiero que la nación esté segura que el FBI está sacando a cualquiera de
nuestro equipo que no cumpla con los estándares de nuestra oficina. En las
últimas semanas hemos tenido numerosos arrestos, incluidos los de grupos
de drogas notorios y jefes de poca monta.

Nuestras malditas drogas.

<< La agente Rebecca Pierce no está desaparecida como se rumoreaba


anteriormente, pero actualmente tiene una licencia debido a una lesión que
sufrió, y desafortunadamente, no estará disponible para preguntas por un
par de semanas...

—Ahora, —dice Mel con una sonrisa.

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—Noticias de última hora, —informa un presentador de noticias, mientras la
pantalla se aleja de Avian—. Durante la hora hemos recibimos videos de un
grupo llamado Rsamas; soldados de la república contra más salvajismo
estadounidense, con la agente desaparecida del FBI, Rebecca Pierce.
Advertimos a nuestros espectadores, el video contiene material no apto para
niños.

La transmisión cambia a nuestro pequeño video casero, y permito que una


sonrisa se extienda por mi cara. Rebecca Pierce se sienta de rodillas frente
a la bandera roja de Rsamas; su cabello oscuro esta enmarañado, y está
vestida con nada más que trapos viejos. Mientras la cámara enfoca su
rostro, podemos ver que está manchada de tierra y lágrimas. De repente un
par de manos levantan un periódico reciente hasta el lente. Dos hombres,
cuyos pies son lo único visible. Evidencian su presencia, son vistos
sosteniendo el AR—15 en su cabeza.

—Mi nombre... es Rebecca Pierce, nací en Quántico, Virginia... y he pasado...


los últimos diez años trabajando... con la unidad de delitos cibernéticos de
la Oficina Federal de Investigaciones. Hace unas semanas... fui secuestrada
por terroristas...
291
En el momento en que dice la palabra, uno de los hombres la golpea con la
culata de su rifle. Ella suelta un pequeño grito cuando cae hacia adelante,
y el otro hombre se agacha con un brazo enguantado y tira de ella de
rodillas.

—Fui secuestrada... por el grupo revolucionario Rsamas... Ellos están


cansados... de la naturaleza hipócrita de nuestro... gobierno en este país.
Están cansados de las mentiras... y los encubrimientos. Han intentado...
ponerse en contacto con el Dir... ector... Avian Doers y otros agentes, pero
sus legí…timas solicitudes han sido... ignoradas, burladas y dejadas de
lado... Ahora saben que no pueden luchar contra el mal con el bien, sino
solo con más maldad...y no se detendrán hasta que no solo el director... del
FBI se retire... sino el presidente también, —tartamudea.

Miro a Mel ante eso, pero solo sonríe en respuesta. No sabía que queríamos
que el presidente saliera, especialmente después de haber gastado millones
para llevarlo al poder.

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Una grabación de voz alterada habla. —Es hora de que la gente dé un paso
adelante. Es tiempo de que la gente contraataque. Es hora de que la gente
se convierta en soldados de la república contra más salvajismo
estadounidense. Si no, haremos lo que nuestros antepasados han hecho y
declararemos la guerra. Si escuchan un retumbar cerca o ven una nube de
humo en el horizonte, tómenlo como prueba de nuestra intención.
Solicitamos que ustedes, señor presidente y señor director, renuncien o la
sangre de muchas víctimas inocentes estará en sus manos. —Y con eso, el
video es cortado, y la transmisión de Avian se muestra una vez más cuando
el reportero comenta.

Se para en el podio con una expresión pétrea en su rostro mientras sus


agentes lo informan de las últimas novedades. Cuando retroceden, él se
vuelve y mira a la cámara. Con tal intensidad que incluso me habría
estremecido si fuera un hombre más débil. Entonces se va sin responder
ninguna de las preguntas que los reporteros le lanzan.

—Creo que está enojado, —sonríe Mel, mientras suena su teléfono.


Sacándolo, hace una pausa mientras se vuelve y me muestra la
identificación de la persona que llama.
292
—Señor Director, me gustaría pensar que hay situaciones más graves que
usted está manejando en este momento que llamar para conversar con su
querida y vieja nieta. —Mel se burla cuando lo coloca en el altavoz.

— ¿Sabes lo que acabas de hacer? —Espeta.

Mi sonrisa se ensancha. Habíamos tocado un nervio. — ¿Por qué no nos


informa, Avian?

—He protegido a su imprudente, truculenta, ingrata y sucia familia durante


décadas. Yo sé dónde están enterrados todos los cuerpos. Conozco todos los
malditos códigos de sus cuentas de banco, cualquiera y todo lo que tienen
es porque lo he permitido. Soy la mano de Dios y me han mordido. Si creen,
incluso por un momento, que estaba preocupado por ustedes o la
insuficiencia que es su familia, entonces se equivocan. Pero ahora tienen mi
atención completa... y confíen en mí, es algo que nunca quisieron tener.

— ¿Nos estás amenazando? —Siseo, mientras tomo el teléfono en mi mano—


. Tú y yo sabemos que no puedes exponernos sin exponerte a ti mismo. La

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auto conservación está en nuestra sangre. Ven por nosotros y te arrastraré
al infierno conmigo, abuelo. Expondremos secretos que destruirán toda la fe
en el gobierno que tanto te interesa. Vamos a derribar todo tu mundo.
Nuestro reino de terror palidecerá en comparación con lo que sucederá aquí.
Así que, no estoy comprando lo que estás vendiendo. Estás amenazando a
la maldita persona equivocada.

—Este día te perseguirá por el resto de tu patética vida, Callahan. Cuando


golpee, planeo destruirlos a todos ustedes... antes de lo que piensen. Puedo
garantizarte eso, —se burla antes de colgar.

—Diría que está jodidamente enojado, —murmura Mel, mientras se apoya


contra el escritorio.

Le entrego el teléfono, cuando una vez más comienza a sonar.

Con un suspiro, ella responde. —Señor Presidente.

— ¡¿Tú hiciste esto?!


293
— ¿Hacer qué, exactamente? —le pregunta antes de sentarse en la silla.

— ¿Estos terroristas? ¿Rsamas? Has cruzado la maldita línea, Callahan.


Todos han perdido la cabeza. ¡Tengo congresistas, gobernadores, el FBI, la
CIA y la Interpol recurriendo a mí por un plan! Tengo que dar una respuesta
en los próximos cinco minutos. No tienes idea de lo que has hecho. Estás
lidiando con cosas que son más grandes que tú. Quiero que esto termine,
ahora.

—Títere…

— ¡No te atrevas! Soy el presidente de los malditos Estados Unidos, y no


permitiré que juegues con las personas de esta manera. Yo…

Mel cuelga, agita el teléfono en el aire por un momento e incluso revisa sus
uñas antes de marcar nuevamente.

— ¿Me colgaste?, —Grita Colemen tan fuerte que estoy seguro de que ha
hecho algo vital.

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—Sí, lo hice, estabas diciendo tonterías otra vez. Así que, para ahorrarte
nuestra ira, pensamos que comenzaríamos esta conversación nuevamente.
¿Estás listo para actuar como un adulto? O debería ¿volver a llamar más
tarde? —Mel pregunta con calma.

Silencio.

—Lo tomaré como un sí, —afirma—. No responderás una jodida pregunta


de la prensa. No despedirás a Avian Doers, lo enviarás a Ucrania, Turquía,
Grecia, donde sea que te convenga tenerlo. En su lugar, establecerás un
equipo especial para encontrar Rsamas. No te preocupes, la lista del equipo
soñado esta con Mina. Recuerde, presidente Colemen, Estados Unidos no
negocia con terroristas.

<< Y finalmente, estarás de pie ante la junta, con esa brillante bandera
estadounidense prendida en tu traje, y lucirás fuerte. Dirigirás a tu gente, y
todo Estados Unidos te amara por eso. Si de alguna manera intentas
socavarnos, ni siquiera debería necesitar amenazarte porque sabes cuál
será el resultado final. Te prometimos ocho años, nunca dijimos que serían
fáciles, pero prometimos que habrían ocho. Haz lo que decimos. Tus cinco
294
minutos se acaban y te estamos observando. >>

Cuelga y enciende la televisión, esperando que él hable. Le sonrío devuelta.


Ella tiene una manera con las palabras que estaba más allá de mí. Ella
podría desarmar y cortar personas con solo sus palabras. Era un talento
suyo. No necesitaba armas, solo le gustan.

—Puedo sentirte mirando un agujero en mi cabeza—, dice, sin mirarme.

—Supéralo. —Sonrío.

La escuché reírse cuando el presidente aparece en la pantalla. Parece


calmado y tranquilo, e incluso desde la distancia puedo ver el pin de la
bandera americana en la chaqueta de su traje, tal como Mel le indicó. Pero
no puedo prestar atención a sus palabras porque mi teléfono suena y
mientras miro hacia abajo, veo un mensaje de Avian, es una foto.

Me quedo sin aliento cuando la imagen se registra en mi mente.

— ¿Qué pasa? —Me pregunta Mel.

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La adrenalina corre por mis venas, y ya estoy afuera de la puerta mientras


marco frenéticamente.

Por el amor de Dios, contesta.

SEDRIC

—Nunca he sido fanática de este deporte, —dice Evelyn con una sonrisa
mientras Ethan descansa en sus brazos.
295
Acabábamos de salir de la Arena y estamos afuera con Monte y Kain. Mel y
Liam comenzaron a ponerse paranoicos, o al menos, parecían haber
olvidado quien era yo. Pero eso suele pasarles a las personas que envejecen
y se retiran. La gente comienza a tratarlos como si de alguna manera
hubieran olvidado cosas que han estado haciendo durante décadas.

— ¿Sedric? ¿Sedric? —Evelyn chasquea los dedos frente a mi cara.

— ¿Qué? Lo siento. —Sacudiendo mi cabeza, me doy vuelta para encontrarla


sonriéndome.

—Como en los viejos tiempos, —responde ella—. Lo juro, siempre te


preocupas. Yo pienso que fue después de un juego cuando descubriste que
estabas tomando el control de la familia. No pude conseguir hablar para que
salvaras tu vida.

—He mejorado. —Me río mientras beso su sien y luego le indico a Kain que
vaya a buscar el auto—. Sabes que siempre he vivido dentro de mi cabeza.

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—Sí, sí, pero con todo este tiempo libre que tienes, ¡pensarías que aún le
puedes comprar a una dama un pretzel! —Ella asiente con la cabeza hacia
el puesto de comida en la esquina, y frunzo el ceño al pensar en ello—. Oye,
princesa, no golpees los carritos de comida, recuerda que no hace mucho
vivíamos de fideos instantáneos.

Recuerdo bien esa época. Mi padre me había puesto a cargo el año antes de
que mi hermano muriera. Decir que fue difícil es quedarse corto. Evelyn se
había encargado de la mayoría de nuestras facturas ese año.

—Evelyn, he llegado a esperar un cierto estilo de vida, —digo con toda la


falsa dignidad que logro demostrar.

Ella se echa a reír y Ethan se agita en sus brazos—. Bueno, no lo he hecho,


princesa. Así que date prisa antes de que llegue el auto. —Ella hace un
puchero. Y por unos momentos siento como si fuéramos adolescentes otra
vez.

La beso y camino hacia las gradas, donde encuentro a una niña y a su padre
trabajando juntos.
296
— ¿Qué te gustaría? —Pregunta la niña con una gran sonrisa en su rostro.

—Un pretzel, por favor.

— ¿Estás seguro de que no quieres dos? Son realmente sabrosos. —Está


jugando con su factor de ternura. Miro a su padre, a quien tenía que darle
el beneficio de la duda. Él seguro sabía lo que ella estaba haciendo.

—Dos, entonces, —digo, mientras busco en mi bolsillo mi billetera, pero en


cambio suena mi teléfono.

En ese mismo momento, veo un destello reflejado en un edificio cercano


fuera de mi periférico. Los pelos en la parte posterior de mi cuello y brazos
se erizan mientras mi mente inmediatamente identifica la razón. Miro a
Evelyn, que está parada en la esquina con Monte, ajeno a cualquier cosa
fuera de lo común.

Cuando besa la cabeza de Ethan y le arregla el sombrero, el tiempo se


ralentiza mientras todo lo que hay en mis manos se cae y corro hacia mi

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familia. Me arde la garganta. Debí haber estado gritando, pero no puedo
escuchar nada. Mi mente estaba centrada en ellos, y solo en ellos. Lo que
sentí como toda una vida antes de que mis manos cayeran sobre ella, y la
empujo al suelo tan duro como puedo...

BANG.

LIAM

Estaba en llamas. Mi piel, mi nariz, mis ojos, todo. Se sentía como si mi


corazón estuviera latiendo lava cuando Mel y yo llegamos al hospital. Todo
el lugar era caótico mientras buscábamos a través de la multitud,
empujando y luchando para encontrar a nuestro hijo. 297
— ¡Jefe! —Kain nos llama desde la esquina.

— ¡Gracias a Dios! —Mel jadea, mientras corre hacia Ethan, que se


encuentra en los brazos de mi madre.

Ella se aferra a él con fuerza y se niega a soltarlo a pesar de que está


llorando.

—Mamá. —Ella no responde—. Mamá, es Liam. —Silencio—. ¿Puedo


abrazar a Ethan?

Todavía no responde, pero lentamente suelta a Ethan y Mel lo toma en sus


brazos. Lo miro cuidadosamente y solo encuentro algunos rasguños en su
brazo. Forzándome junto a ella, tomo sus manos y las froto suavemente,
como solía hacerlo cuando era más joven. Parece aturdida y está cubierta
de sangre...

—Mamá, ¿de quién es esa sangre? —Susurro, mirando su vestido antes de


mirar de nuevo a Ethan.

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Él está vivo. Él está bien. Entonces, ¿de quién era esa sangre?

—Mamá, ¿dónde está papá? —Susurro lentamente.

Se mece de un lado a otro una y otra vez. Su cara se contorsiona, y mientras


sus labios se separan, un gemido estalla. Un agudo y doloroso gemido que
me hace llorar.

—Madre, ¿dónde está papá? —Me aferro a sus brazos, haciendo mi mejor
esfuerzo para controlar el dolor revolviendo mi pecho, y la necesidad de
sacudirla.

Ella niega con la cabeza mientras sigue llorando y sollozando, hasta que se
cae de la silla en mis brazos. La abrazo, mientras hago todo lo posible para
alejar la realidad a los hechos que se están formando en mi mente. Empiezo
a temblar. El bulto que tengo formado en mi garganta parece expandirse
para abarcar mis pulmones, forzando todo mi aliento afuera de mi cuerpo.

Esto no puede... no puedo...


298
—Lo intenté, —jadea—. No lo vi. Él lo vio. No lo vi. Él estaba solo gritando y
gritando para que corriera, y no entendía, todo lo que sentí fue el suelo
cuando nos empujó ¡No lo vi! Y no se levantaba... se negaba a levantarse. Yo
no sé, no sé... había tanta sangre por todo el suelo. Yo... yo...

No.

Apartándola de mí, la miro a los ojos mientras niego con la cabeza otra vez.
—No. ¿Dónde está el doctor? ¿Quién es el doctor aquí? —Me levanto para
mirar alrededor, solo para encontrar a Mel susurrando a Kain.

— ¿Qué mierda estás haciendo? ¡Ve y busca al maldito doctor!

Kain tiene la cabeza gacha, pero no se mueve.

— ¿Estás sordo? Consígueme. Un. Doctor. Ahora. Imbécil.

—Liam. —Mel respira hondo y me mira a los ojos—. No tiene un doctor. Él


fue declarado muerto en la escena.

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Ella me había lastimado mucho en el pasado, pero nada comparado con este
momento. Ella solo está tratando de lastimarme nuevamente, lo sé. Esto es
solo un juego; ella me lastimaría, la perseguiría y... y al final del día, nos
reiríamos de esto, todo estaría bien. Lo sabía. Eso tenía que ser.

Este fue solo un juego estúpido.

Mirando hacia abajo, veo a mi madre derrumbada en el suelo, y la


abrumadora realización nuevamente está forzando su camino hacia
adelante.

—No, —espeto, mientras me agacho a recoger a mi madre antes de colocarla


de nuevo en la silla, pero solo llora más fuerte—. Voy a buscar al doctor, ¿de
acuerdo? Mamá. Mamá, detente, ¿de acuerdo? Estoy seguro de que va a
estar bien.

—Liam. —Mel se acerca a mí, pero alejo sus manos.

— ¡NO! —Grito en su cara—. No conoces a mi padre. Él no muere. Él no


299
muere en la calle como un puto perro. Él es un Callahan. Él no está
jodidamente muerto, así que cállate y mira a mi madre. Lo encontraré yo
mismo.

No está muerto.

Da un paso atrás y asiente antes de que tropiece con la multitud.

No está muerto.

No podía imaginar un mundo donde mi padre no estuviera en él. No puedo


entenderlo.

No está muerto.

AMERICAN
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MELODY

Él se había ido. Así. En un momento estaba aquí y al siguiente no. No fue


como Orlando, que sabía que se estaba muriendo. Estaba preparada y,
aunque dolía, fue diferente. Pero esto, no lo entiendo. Me duele el pecho y
me arden los pulmones. No había pasado muchas veces en mi vida en las
que me había sentido así. Podía sentir mis ojos nublarse con lágrimas, pero
no podía dejar que mis emociones me dominaran, no con Ethan aquí.

Neal acaba de llegar y nos trasladan a una sala de espera privada, pero esto
es por Monte. Había recibido tres balas protegiendo a Evelyn y Ethan y ahora
estaba en cirugía. Le entrego Ethan a Neal, quien me mira. Tiene los ojos
rojos e hinchados, y las lágrimas no dejan de caer, no tiene control sobre 300
ellas.

Envuelve sus brazos alrededor de Ethan, asegurándose de que está lo


suficientemente seguro cuando se sienta derecho. Evelyn está acurrucada a
su lado dormida. Le había dado algunos sedantes para ayudarla a
descansar.

—Voy a encontrar a Liam. Volveré, —susurro.

Kain asiente, haciendo guardia.

Caminando por el pasillo, espero hasta que estoy fuera del alcance de la
vista y del oído. Entonces, me meto en una habitación vacía, deteniéndome
solo un momento para asegurarme de que estoy completamente sola antes
de sacar todo; Grito. Grito y golpeo la pared una y otra vez hasta que mis
nudillos están entumecidos, ensangrentados y expuestos. Avian nos había
enviado una imagen de Ethan y Evelyn con un mensaje que decía: "Adiós".

Y ahora... ahora Sedric se había ido.

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Así como así. No solo lo había matado, sino que encontraron otras diez
balas, tres estaban en Monte, una en Sedric, los otros eran espectadores y
un conductor que terminó conduciendo hacia un edificio. Y ahora el cuerpo
de Sedric estaba aquí en la morgue y no podía...

Joder, esto duele.

Respirando hondo, sigo las flechas azules y bajo en el ascensor. Huele a


muerte real mientras camino por el tranquilo pasillo. Y allí lo encuentro,
rígido de pie sobre la mesa. Moviéndome dentro de la habitación, suspiro
aliviada por el hecho de que él no había abierto la bolsa. Su mano, que
parece más pálida de lo que recordaba, está flotando sobre la parte superior
de la bolsa. Tiene miedo, pero sabía que no lo creería hasta que mirara el
cuerpo de Sedric con sus propios ojos.

Al subir, bajo la cremallera lentamente y Liam retira su mano. No quería


que viera esto, no si no quería, así que permito que mi cuerpo bloquee su
vista.

—Estoy listo.
301
No, no lo estás.

Ninguno de nosotros lo estaba, no importa lo que digamos. Al retroceder, le


permito ver la única herida de bala en el centro de la cabeza de su padre. El
cuerpo de Liam se encorva hacia adelante mientras sus piernas se debilitan,
pero me aferro a él y lo atrapo cuando los sollozos surgen de su cuerpo; no
solo de su boca, todo su cuerpo está sacudiéndose por los sollozos dolorosos
que causan que mi garganta se apriete y mis ojos piquen. Llora abiertamente
en mis brazos antes de finalmente moverse para enfrentar a su padre. Besa
su mejilla y lo abraza con fuerza.

—Lo siento. Lo siento mucho papá. Lo siento mucho. —Llora.

No me importa lo que dice; Nos vamos a casa.

Iba a llevar a su padre de regreso a Chicago, donde pertenecía. Tendríamos


nuestra venganza, pero él necesita esto, y sinceramente, yo también. Todos
lo necesitamos.

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Alguien todavía tenía que decirle a Declan y Coraline... y sé que ese alguien
soy yo.

Aferrándome a mi esposo, una necesidad ardiente viaja a través de mí. Algo


parecido a la adrenalina, pero más oscura, mucho más vengativa bombea
por mis venas, y hago una promesa silenciosa: ¡Nunca más!

302

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CAPÍTULO 26

“Los corazones pueden romperse. Sí, los corazones pueden romperse. A veces
pienso que sería mejor si muriéramos cuando lo hacen, pero no lo hacemos”.

—Stephen King

CORALINE

Limpiarme la cara una y otra vez no ayuda. Nada parece calmar el dolor o
detener las lágrimas. Me siento en el borde de nuestra cama esperando a mi
esposo. Iba a estar aquí en cualquier momento, y necesitaba ser fuerte para
él, pero las malditas lágrimas no paran de caer. Cuando la puerta se mueve,
me siento rápidamente con las manos a los costados.

— ¿Viste las noticias? Mel y Liam están locos. Soy famoso cariño... bueno,
mi arma y mi voz alterada los son. ¿Quién diría que sería tan fácil...? —Hace
una pausa mientras se quita sus zapatos y me mira—. ¿Qué pasa?

No digo nada, en lugar de elegir moverme hacia él, antes agarro los costados
303
de su cara y lo beso profundamente. Me atrae hacia él y envuelve sus brazos
alrededor de mi cuerpo antes de retroceder y sonreír.

—¿Qué hice para merecer eso? ¡Déjame saber para que pueda volver a
hacerlo!

No quería hacer esto. No podría hacerle esto a él. Había perdido al hombre
que lo tomó y lo trató como a su propio hijo toda su vida: había perdido a
su verdadero padre. Las lágrimas regresan mientras me muerdo la lengua.
Mel había dicho por teléfono que lo escupiera, que iba a doler sin importar
cómo contara la noticia, pero no quería verlo sufrir.

—Coraline, háblame por favor, —susurra, mientras coloca su mano en mi


cara—. ¿Hice algo? Sé que he sido sobreprotector, pero no puedo evitarlo,
solo me preocupo por ti…

Pongo mi dedo en sus labios y respiro hondo. —Mel y Liam volverán mañana
por la mañana.

— ¿Qué? ¿Por qué?

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—Cariño, lo siento mucho. Sedric se ha ido, —permito que las palabras sólo
salgan.

Sus ojos se abren cuando se aleja de mí.

Todo lo que me dijeron se derrama de mi boca. —Avian trató de matar a


Evelyn y Ethan, pero Sedric los apartó del camino y... y recibió una bala...
nunca consiguió ayuda. Mel...

— ¡Para! —Declan me grita.

Trato de alcanzarlo, pero él me aparta mientras sacude la cabeza—. ¿Qué


estás diciendo? ¿Qué? No... no entiendo. Hablé con él y Evelyn hace unas
horas. ¿Por qué dices esto?

—Declan.

—No, esto es una locura. Estás equivocada. —Me espeta cuando me acerco
a él una vez más, esta vez lo jalo a mis brazos. Se pone rígido—. Te
304
equivocas.

Su cuerpo comienza a temblar mientras se aferra a mí. —Te equivocas. No


puedo perder a dos padres, Cora.

Pero es así y deseo estar equivocada. Realmente lo deseo, porque todo lo que
podía ver eran días oscuros ante nosotros.

¿Cómo pasó esto?

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NEAL

Necesito verla. Habían pasado solo un par de horas sin él y todavía sentía
como si me hubiera acabado de enterar. Quemaba pensar en la realidad. Mi
garganta se sentía como si se estuviera cerrando, como si mi corazón se
arrastrara a través de ella, solo queriendo ser expulsado. Me dolían los ojos
y quería rasgarlos solo para aliviar la picadura constante. Mel se había
llevado a mamá y a Ethan a casa, dejándome con Liam y Kain. Ninguno de
nosotros habla. Simplemente nos sentamos en la sala de espera privada en
silencio antes de no poder soportarlo más. Tenía que verla.

Nos negamos a irnos sin nuestro padre. Nos negamos a dejar que se quedara
allí sin nosotros en una caja fría como si él no fuera nadie. No estaba bien.
Había planeado quedarme en el hospital toda la noche cuando Olivia llama
por novena vez. Ni siquiera estoy seguro de por qué se molestaron en dejarle
un teléfono, pero estaba seguro de que tenía que ver con Avian, el maldito
bastardo. Le iba a sacar los pulmones por su trasero.

Cuanto más pensaba en él, más pensaba en ella. Tenía que verla, tenía que
saber si ella sabía sobre esto... si esto había sido parte de su plan todo el
305
tiempo.

Liam ni siquiera parece darse cuenta cuando me despido, solo se sienta allí
con Kain, quien está a su lado como una maldita roca. Ni siquiera parece
que está respirando. No quería dejarlo, pero necesitaba saberlo.

—Evelyn, ¡para, por favor! —La escucho gritar mientras camino hacia el
sótano. Allí, en la cama, está Olivia tratando de luchar contra mi madre que
está encima de ella. La golpea continuamente, y sus puños están cubiertos
de sangre mientras se estrellan contra la cara de Olivia.

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— ¡Perra! Te recibí en mi casa, en mi familia, ¿y esto es lo que haces? ¡Todo
esto es tu culpa! ¡Te voy a matar! ¡Te voy a jodidamente matar! ¡Cómo te
atreves! ¡Tú maldita asquerosa! ¡Muere! ¡Solo MUERE! —Ella retira su brazo
y la golpea por última vez, hasta que finalmente, la alejo de Olivia. Todavía
enfurecida, ella lucha fuera en mi agarre y me golpea duro en la cara. Con
lágrimas en los ojos, me fulmina con la mirada.

— ¡Es tu culpa! —Me grita, antes de señalar a Olivia, que ahora tiene un
labio partido, la nariz rota y la frente cortada—. Trajiste a esta basura, a
esta serpiente, a esta maldita puta, a nuestras vidas, nuestra familia. Ella
nos quería a todos muertos y ahora está consiguiendo su deseo. Por una vez
en tu maldita vida, Neal Callahan, ¡deja de ser una decepción! Siempre
estuve de tu lado, siempre quise lo mejor para ti, y ¿así es cómo me pagas?
¿Destruyéndome? Ni siquiera puedo mirarte. ¡¿Cómo pudiste hacerme esto
a mí?! —escupe a mis pies.

—Evelyn, vamos, —susurra Mel, pero se niega a moverse. Con un suspiro,


Mel saca una aguja y se la mete en el cuello. Voy a ayudarle, pero Mel sacude
la cabeza antes de envolver el brazo de mi madre sobre su hombro y se dirige
hacia la puerta.
306
—No entiendo. ¿Qué le pasa? ¿Qué está pasando? No he visto a nadie en
días. No es que quiera ver a nadie en esta estúpida y jodida familia. Nadie
tiene a nadie dándome algo de comer...

Algo dentro de mí se rompe. Mis manos están alrededor de su cuello antes


de que mi mente incluso tome una decisión consciente de moverse. Agarro
su cuello tan fuerte como puedo.

— ¿Mi padre está muerto y estás molesta porque alguien no te dio un


bocadillo? —le pregunto, sintiéndome sorprendentemente tranquilo
mientras lucha contra mí. Sus uñas me rasguñan los brazos mientras las
lágrimas inundan sus ojos inyectados de sangre. En lugar del temor
absoluto que imaginé sintiendo cuando llegara este día, una calma
antinatural se apodera de todo mí ser. No siento nada más que la necesidad
de librar a la tierra de este desagradable virus que infligí ciegamente a mi
familia.

—Neal... esto... no es... cómo... tú... —se ahoga.

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—No me conoces, —digo, sorprendiéndome una vez más con lo poco
afectado que me siento. Apretando tan fuerte como puedo sobre su cuello,
siento algo romperse, no dentro de mí mientras yo estaba acostumbrado a
tratarla, pero literalmente siento y escucho el brusco y repugnante
chasquido cuando su tráquea finalmente colapsa bajo la presión de mi
agarre y deja de pelear. Su cuerpo queda flácido y miro sus ojos fríos y
vacíos. Apenas había una diferencia ahora de lo que hubo la semana
pasada.

Eso fue todo.

Ella se ha ido.

Así como así, nada lujoso, no por las manos de Liam o las de Mel, sino por
las mías. Y no me arrepiento. No siento ningún remordimiento cuando miro
su cadáver ya enfriándose.

—Me encargaré de esto, Neal, ahora ve con tu madre, —dice Mel detrás de
mí—. Ella se despertará en cualquier momento, y lo que necesita ahora
mismo es a uno de sus hijos.
307
Le doy una mirada más a Olivia antes de levantarme.

Mel me agarra del brazo antes de que pueda salir de la habitación. —


Tendremos nuestra venganza, lo juro, Neal.

No estaba seguro de cómo responder ya que mi corazón intenta escapar por


mi garganta una vez más. Dirigiéndome a la habitación de mis padres, subo
las escaleras y es como si alguien estuviera tratando físicamente de hacerme
retroceder. Tal vez era el alma demente de Olivia. O tal vez estaba
condenado.

Al entrar en la habitación, miro a mi madre mientras se aferra a lo que


supongo era la almohada de mi padre Parecía que estaba tratando de
absorber cualquier esencia que le quedara de él. Tomando asiento a un lado
de la cama, ni siquiera intento detener el flujo de lágrimas.

¿Qué pasa ahora?

AMERICAN
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CAPÍTULO 27

“No diré: no llores; porque no todas las lágrimas son malas”.

—J.R.R. Tolkien

LIAM

PASADO

Me da un puñetazo tan fuerte que me doy la vuelta una vez antes de tocar
el suelo. Aturdido, me acuesto allí por un momento antes de que pueda
levantarme y quitarme el casco de boxeo.

— ¡Hiciste trampa!

—No, solo apestas, —dice mi padre con una sonrisa, mientras me lanza una
botella de agua.
308
Me quito los guantes lo más rápido que puedo, desesperado por algo para
calmar mi sed. —Mi maestra dijo que no usara la palabra “apesta” porque
sabe que soy más educado que eso.

—Ella dijo que eres más educado, no yo, niño. —Rueda los ojos antes de
verter su agua embotellada sobre su cabeza. Levantándome, sigo su ejemplo
y vierto el líquido helado en mi cuerpo. Me estremezco cuando el agua gotea
de mi cara hacia la lona del ring de boxeo.

—Bueno, eres más educado que yo, —respondo, mientras me sacudo el agua
del cabello—. Al menos deberías serlo, ¿cierto? Eres viejo.

Me frunce el ceño antes de lanzarme un guante a la cabeza. Agachándome,


sonrió.

—Regla veinte: tu padre nunca es viejo y sería prudente no afirmar que lo


es. Además, recuerda la regla veintitrés; solo porque uno sea viejo no lo hace
sabio.

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— ¡No puedes inventar reglas sobre la marcha!, —Le grito—. Dijiste que
fueron dadas a ti por tu padre y su padre antes que él. Dijiste que era una
tradición.

—Liam, tienes trece años, no te sujetes a todo lo que digo, es molesto. Se


supone que debes olvidar esas cosas, —responde mientras me ayuda a salir
del ring.

— ¿Por qué lo olvidaría? Te molestas cuando tienes que repetir las cosas —
Frunzo el ceño.

Suspira mientras me revuelve el cabello. —Eres demasiado serio, Liam. La


vida es corta; rebélate un poco. Estás sano, así que disfruta de la vida. Lee
un cómic, come en exceso, está bien de vez en cuando, —me dice mientras
aprieta el botón del elevador.

—El abuelo dice...

—El abuelo es un imbécil y nadie puede hacerlo feliz. Sé quién eres.


¿Escuché que hay algún baile en la escuela? ¿A quién llevarás?
309
—A nadie. —Frunzo el ceño, mientras me apoyo contra la pared del
ascensor.

— ¿A nadie?

—Sí, porque no voy a ir. Todavía odio la escuela. Solo voy por ti.

— ¿Por qué?, gracias, —se ríe por lo bajo—. Y vas a bailar.

— ¿Por qué? —Gruño y me golpea la frente—. Los odio.

—Porque te hace sentir incómodo y necesitas acostumbrarte a hacer cosas


que te hacen sentir incómodo.

Murmuro un juramento por lo bajo y él me mira, retándome a desafiarlo.

—Bien, iré. Pero voy a ser miserable.

—Me lo puedes agradecer luego.

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PRESENTE

—Liam, necesitas comer algo, —me susurra Mel después de abordar el


avión. Realmente no podía recordar los eventos que me llevaron a estar aquí.
Miro a alrededor de la cabina, tratando de reconstruir cuánto tiempo había
estado fuera, cuando noto algún tipo de sopa y rebanadas de pan delante
de mí.

—No tengo hambre.

—Bien. Entonces, ¿puedes alimentar a Ethan mientras reviso a tu madre? 310


sostiene la botella y a Ethan en sus brazos.

No quería lidiar con esto ahora.

—Mel, no, no puedo...

Ella lo coloca en mis brazos y me da la botella a pesar de mis protestas.


Ethan me mira, esperando, y todo lo que puedo hacer es mirar sus ojos
verdes... que reflejan los míos y me congelo.

—Dada, —me llama y respiro hondo antes de acomodarlo para su comida.

Chupa felizmente y lo miro. Se ve tranquilo, feliz. Relajándome en mi silla,


lo sostengo cerca de mi corazón. Tomando el pan con mi mano libre, como
con él. Un momento después, Mel regresa de la habitación privada del avión
y se sienta en silencio delante de mí.

— ¿Cómo está ella? —Le pregunto mientras tomo otro bocado de pan.
Realmente no habíamos hablado, y porque era un cobarde, temía tener que
enfrentarla.

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—Dormida.

Asintiendo, miro por la ventana el mar de nubes. Parte de mí quería creer


que estaba tomando este vuelo con nosotros, relajándose en una de las
alas... pero para hacer eso, significaba que tenía que aceptar el hecho de
que se había ido y eso era algo que me negaba a hacer.

PASADO

Me siento en la parte trasera del auto con mi papá mientras conducimos por 311
las calles oscuras de Chicago. Lo miro y parece calmado mientras termina
su crucigrama. Cada borde de su traje es impecable y delicado. Su reloj
brilla a la luz mediocre, y su cabello oscuro esta peinado hacia atrás.

—Relájate, —me dice.

Con el ceño fruncido, me recuesto en mi asiento. —Estoy relajado.

—Pareces nervioso.

—No estoy nervioso. Tú eres el que está masacrando el crucigrama, —le


respondo.

Me mira con una ceja levantada. —Bueno, disculpe, Sr. Sabelotodo, ¿por
qué no lo arreglas entonces? —Me lo entrega.

Tomando la pluma y el periódico, sacudo la cabeza ante algunas de sus


respuestas. —Una palabra de catorce letras para asesino silencioso es
monóxido de carbono. Ciento ocho pisos pertenecen a la palabra de once

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letras: la respuesta es Torre Willis28. La respuesta a cuatro vertical es la
Fuente de Buckingham29, no los Palacios, por eso no puedes llenar el
espacio...

—Presumido, —se queja, mientras me arrebata el papel justo cuando


llegamos a un pare—. Andando, estamos aquí.

Saltando, me peino el cabello hacia atrás, en un esfuerzo por mantenerlo


fuera de mis ojos. Se pone el sombrero y le entrega el maletín al conductor.
Su rostro se pone serio otra vez cuando me fulmina con la mirada.

—Te prometí para tu decimocuarto cumpleaños que te mostraría lo que


hacía. No vas a mirar hacia otro lado. Te quedarás allí y me harás sentir
orgulloso, o no perderé más tiempo contigo, ¿estamos claros?

—Sí, —digo. Luego, cuando sus ojos se estrechan hacia mí—, Quiero decir,
sí señor.

Asintiendo, camina hacia un bar con luces verdes neón sobre la entrada. El
lugar queda en silencio y todos se apartan de su camino mientras él avanza.
312
Algunos incluso se levantan de sus asientos y se alejan del bar y se meten
en la esquina. Nos dirigimos a la parte de atrás, mientras que otros asienten
por respeto. Siempre supe que mi padre era respetado y había llegado a
comprender que las cosas que hacía no siempre fueron buenas. Pero esa era
la naturaleza del negocio familiar. Si me probaba a mí mismo, él dijo que
haría grandes cosas y quería eso. Quería que la gente me respetara, que me
temiera, que se parara cuando entrara en una habitación.

Entramos en el sótano, y allí veo a un hombre, empapado de sudor y sangre,


atado a una silla en el centro de la habitación. Los hombres a su alrededor
dan un paso atrás cuando ven a mi padre. Se quita el sombrero y se lo
entrega a uno de los hombres antes de hacer lo mismo con su chaqueta.
Pasa mucho tiempo arremangándose las mangas y sé que está disfrutando
esto.

28
La Torre Willis o Willis Tower (nombrada antiguamente como Sears Tower) es un rascacielos de 442 metros
en Chicago, Illinois.
29
La Fuente de Buckingham (Buckingham Fountain en inglés) es uno de los monumentos más importantes
de la ciudad estadounidense de Chicago.

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— ¿Entonces eres policía, O’Neil?, —Finalmente pregunta—. Por lo general,
te golpeamos antes de poner una bala en tu cerebro. Realmente odio perder
mi tiempo en la inmundicia. Pero hoy es el cumpleaños de mi hijo y antes
de ir a cazar mañana, me gustaría darle algo de práctica.

Uno de sus hombres le entrega un arco y unas flechas, que mi padre prueba
con la punta de sus dedos antes de caminar hacia el otro lado del sótano.
O'Neil es llevado al otro extremo, donde una botella de cerveza está
equilibrada sobre su cabeza.

—Liam, párate frente a él.

¿Qué?

Mi boca se abre pero no discuto, simplemente obedezco y doy un paso


delante de él.

—Voltéate y enfréntalo, —me ordena y hago lo que me dice. En el momento


en que me quedo quieto, una flecha pasa por mi oreja y entra en el hombro
del hombre. La escucho cortar el aire antes de que lo impacte. Me quedo lo
313
más quieto posible mientras papá dispara otra, y otra, y otra, cada vez
golpea un punto diferente en el cuerpo del hombre. La botella de cerveza
ahora se hace añicos en el suelo.

—La última es tuya, hijo, —me dice, y me vuelvo para encontrarlo


entregándome el arco.

Lo agarro lentamente mientras vuelvo a mirarlo.

—Me he quedado sin flechas, así que tendrás que sacarlas de él, como lo
haces cuando vamos a cazar ciervos.

No quería acercarme al hombre sangriento, pero me niego a defraudar a mi


papá. Moviéndome hacia O'Neil, agarro la flecha en su brazo y la saco
completamente. El hombre llora y grita, pero lo que más me molesta es el
hecho de que él se está moviendo.

—Muévete si quieres, pero solo va a doler más, —le digo antes de comenzar
a sacar las demás. Luego voy a pararme en el lugar de mi padre al final de
la habitación.

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—Codo abajo, —me dice mientras me posiciono—. Retrocede suavemente y


solo déjala volar.

Y lo hago. La primera lo golpea en el muslo, la siguiente en el brazo y la otra


en su estómago.

—Detente, —dice papá, mientras toma el arco y la flecha de mis manos—.


Me estoy cansando de esto, pero al menos le diste.

Con eso, toma las últimas tres flechas y las dispara a los ojos de O'Neil, y la
última en su corazón antes de volver a mirarme.

—Todavía necesitas práctica, —afirma, antes de darse vuelta para hablar


con sus hombres.

Veo como sacan al hombre de la silla y lo tumban en el suelo. La sangre que


fluye de él lentamente se desliza por el suelo mientras se abre camino hacia
mí.
314
—Liam.

— ¿Si padre?

Se lava las manos y se desabrocha las mangas antes de volver a ponerse la


chaqueta y el sombrero—. Nos vamos a casa.

— ¿Qué pasa con el policía ahora?

Con los labios fruncidos, me mira. —¿Qué quieres decir con qué le pasa?

— ¿Qué haces con su cuerpo? No puedes arrojarlo al lago... ¿o sí?

—Eso depende. —Él y sus hombres se ríen mientras coloca su mano sobre
mi hombro y me lleva de vuelta al bar.

Espero hasta que los dos estemos sentados antes de volverme hacia él. —
¿Depende de qué?

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—Sobre lo que el equipo de limpieza decida hacer con su cuerpo. Una cosa
que siempre necesitarás es un buen equipo de limpieza. Los gastos
monetarios no deberían ser un problema, inspecciónalos personalmente.
Asegúrate de que nadie cercano a ti se involucre con el producto que
proporcionas. ¿Lo entiendes?

Asiento mientras me recuesto. Entonces recuerdo algo importante—.


¿Realmente vamos a acampar mañana?

—Sí. Tal vez podamos hacer que tu madre no te ahogue en repelente de


insectos otra vez. —ríe disimuladamente.

—Yo no apostaría por eso.

315

PRESENTE

— ¿Liam? ¿Liam? —Mel susurra.

Abro los ojos para encontrarla justo encima de mí, sonriendo. Me encanta
despertarme con su voz. Extiendo la mano y le rozo el costado de la cara. —
Hola, tú.

Ella me da una sonrisa triste y me toca la mejilla. —Hemos aterrizado.


Tenemos que irnos.

Me detengo cuando todo vuelve. Tuve un momento de indulto, un momento


en el que pensé que era solo una pesadilla, pero es real... y duele aún más.

—Lo sé, —Mel susurra como si pudiera leer mi mente—. Lo sé, pero tenemos
que salir del avión, Liam.

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Asintiendo, me levanto y agarro mi chaqueta y mi maleta. Me doy cuenta de


que Jinx está sosteniendo a Ethan, y por alguna razón, me molesta. Sacando
a mi hijo de sus brazos, me doy vuelta y salgo del avión sin decir una palabra
más.

Salgo para ver a Declan y Coraline abrazando a mi madre, quien por primera
vez en toda mi vida, lleva pantalones de chándal y una sudadera con
capucha. Ella parece rota. Y solo con verla hace que me duela el corazón y
me hierve la sangre.

Coraline ayuda a mamá a subir a su auto antes de que ella suba, dejándonos
a Declan, Neal y a mí a solas. Ethan me toca la cara como para recordarme
su presencia, antes de que Mel venga y lo agarre. Una parte de mí no quería
dejarlo ir, pero sabía que sería mejor para mis hermanos y yo tener esta
conversación a solas.

Declan y yo respiramos profundamente cuando Fedel, Kain y Jinx se llevan


a nuestro padre desde la bodega de carga del avión. Mi padre ahora era de
carga. No estaba seguro de cómo Mel lo había sacado, o a quien ella había
316
sobornado o amenazado, pero su cuerpo había sido sacado de la morgue,
limpiado, vestido y colocado en nuestro jet sin problema.

Declan sacude la cabeza, con la mandíbula tensa. —Esto es una mierda.

—Declan… —comienza Neal.

—No lo hagas. Esto es culpa de tu jodida esposa. ¿Cómo diablos sabes que
ella no fue la que le avisó? Te hemos estado diciendo durante años que ella
era jodidamente basura y tú estabas demasiado cegado por su maldito
coño...

— ¡Jódete! ¡No sabes una mierda! No eres bueno…

—Suficiente. —Estallo—. Solo hay un hombre responsable de esto y


tendremos nuestra retribución. Hasta entonces, no molestes los últimos
momentos de papá antes de enterrarlo actuando como un niño de cinco
años porque no lo soportaré. Los mataré a los dos antes de permitirles joder
esto, —digo antes de caminar hacia el auto donde estaba sentada mi madre.
Me habría ido con Mel, pero necesitaba un momento a solas con mi madre.

AMERICAN
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Cuando entro, ella está acurrucada y dormida de nuevo. Coraline sale y
tomo su lugar.

MELODY

Dirijo mi atención a Fedel y lo pongo al tanto mientras mantiene la puerta


abierta para mí. Mientras me siento, pongo a Ethan en su asiento antes de
colocar una manta sobre él. Fedel se sienta delante mientras Jinx toma el
asiento del pasajero. 317
—Estoy recibiendo actualizaciones sobre el estado de Monte. Está vivo, pero
tuvieron que amputarle la pierna izquierda, —le digo a Fedel y él asiente—.
Te necesito aquí y concentrado, Fedel.

—Por supuesto, señora. ¿Qué necesita? —Pregunta.

— ¿Se ha notificado a la familia?

—Sí, la noticia se ha extendido y las familias ya están dejando regalos y


flores afuera de las puertas, —responde mientras busca en las fotos de su
teléfono.

— ¿Qué pasa con la prensa?

—Todos están centrados en los nuevos terroristas, Rsamas. En realidad


están diciendo que el grupo está detrás del tiroteo de francotiradores, —
responde Jinx y miro a la parte posterior de su cabeza.

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— ¿Cuántas personas saben acerca de Rsamas? —La única forma en que
esto funcionaría sería si menos personas sabían lo que realmente estaba
sucediendo.

—La familia, la agente, Kain, Monte, Jinx y yo, —responde Fedel, mientras
se detiene en la luz roja.

Olivia estaba muerta y yo me había encargado de su cuerpo con la ayuda de


un tanque de ácido. La agente estaría muerta pronto. La familia estaba
detrás de nosotros, lo cual solo deja a cuatro de ellos.

—Mantengámoslo de esa manera. Asegúrense de cubrirlo si alguien


comienza a especular. ¿Soy clara?

—Sí, señora, —responden ambos.

—Pedí detalles sobre el funeral, ¿dónde están?

Jinx me entrega la tablet, lo que me permite examinar lo más rápido posible.


318
—No rosas rojas. A Evelyn le gustan las blancas. Si a ella le gustan, significa
que a Sedric le gustaban también. El velorio no se llevará a cabo en la
mansión. Lo haremos cerca del Río Illinois, creo que se llama LaRue Pine.
Podemos hacerlo en los acantilados, lo que les recordará a ellos los de
Irlanda. Es lo mejor que podemos hacer.

«Consigan mesas, sillas y un bar preparado para al menos doscientas


personas. Quiero protección ardua en los árboles y abajo. ¿Dónde
encontraste a este proveedor?»

—Yo y algunos de los hombres, incluidos los irlandeses, hemos ido a su


casa. Ella es buena, señora, confíe en mí, —responde Fedel.

—Bien, se hará, pero que me envíen una muestra esta noche. Si sabe a
mierda, estará sobre tu cabeza.

—Sí, señora.

Inhalo profundamente antes de reclinarme. Veo como Ethan balbucea, y se


ríe mientras trata de golpear la ventana.

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— ¿Jefa?

— ¿Jinx?

— ¿Deberíamos preocuparnos por Olivia? —Pregunta, y recuerdo el hecho


de que nadie más sabía lo que había sucedido.

—Ella ya no es un problema.

LIAM
319
PASADO

—Papá, no quiero casarme con ella, —le digo cuando entro en su oficina.

—Eso es lamentable, porque algún día lo harás, —dice, sin molestarse en


mirarme desde su escritorio.

Murmurando por lo bajo, me acerco a su sofá y me tiro sobre él.

—Abajo los pies, tu madre no me va a gritar nuevamente por arruinar sus


muebles.

Gruño. —Papá, de eso estoy hablando, estás tan dominado.

— ¿Dominado? ¿Estabas escuchando anoche afuera de nuestra puerta otra


vez?

— ¡Uf, papá! —Me callo mientras él se sienta allí riéndose de mí—. Esa
imagen mental va a estar metida en mi cabeza para siempre. ¡Me estás
asustando aquí!

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—Tú sacaste el tema. ¿Cuándo volverás a la escuela? —Dice riéndose de mí


mientras engrapa unos documentos.

— ¿Estás tratando de deshacerte de mí? —Me estiro para mirarlo.

—Sí, así puedo volver a ser dominado.

—Para. ¡El chiste está muerto! ¿Podemos centrarnos en mí por un


momento?

—Tienes dieciocho años. ¡Pensé que eso significaba que podía dejar de
concentrarme en ti!

Lo miro mientras me siento y espero.

—Silencio, finalmente. Pensé que nunca descansaría con todos ustedes en


la casa. —sonríe burlonamente.

—No me voy a casar con ella. No necesito una niñera una vez que estires la
320
pata...

— ¿Quién dijo algo acerca de estirar la maldita pata? —Me espeta.

Odia cuando lo molesto por envejecer. Una vez, señalé algunos de sus
cabellos grises, y en respuesta a mi astuta observación, arrojó un jarrón a
mi cabeza.

Se congela antes de prestarme su atención. — ¿Estás planeando que me


maten, hijo?

Poniendo los ojos en blanco, me levanto. —Sí, claro viejo, eso es lo que estoy
planeando. Viendo como comes como... bueno, yo. No me sorprendería si te
derrumbaras mañana. ¿No estaba mamá gritando sobre tu corazón el otro
día?

—Estoy bien, hice un trato, —responde.

— ¿Con quién, con Dios o el Diablo? —Sonrío, mientras me arrastro hacia


su brandy.

AMERICAN
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—No te atrevas. Tu madre casi me mata cuando se enteró de que te dejo


beber.

—Ella está de compras con la nueva novia de Neal, Olivia Colemen, —le digo.

Me detengo mientras lo piensa por un momento antes de asentir. Le sirvo


un trago también.

— ¿Qué piensas de ella? —Me pregunta.

—Ella es… bonita. De una manera fabricada.

Él rueda los ojos. —Ve más profundo que eso, Liam, ¿qué piensas realmente
de ella?

Solo habíamos tenido algunas cenas con ella, pero no estaba seguro.

—Ella habla mucho y le gustan las cámaras. Creo que tiene el potencial de
ser de las que se apegan demasiado. No es estúpida, pero tampoco es muy
321
brillante. Con todo, no puedo confiar en ella hasta que la conozca mejor.
¿Por qué? ¿No te gusta?

—Ella es... no es el tipo de mujer que quería para Neal. —Hace una pausa
para pensar—. Él necesita una mujer que pueda mantenerlo en la tierra y
sacar lo mejor de él.

—Espera, entonces has pensado todo acerca el tipo de mujer que Neal
necesita, y a mí ¿solo me tirarás a los italianos?

—Suenas celoso, Liam, —dice con una risita—. No tengo ningún favorito.

—Mentiroso, —murmuro—. Si le gusta Olivia, lo que sea. Parece que lo hace


feliz pero, de nuevo, ¿no podría un cachorro hacer eso?

—Hey. —Me frunce el ceño.

— ¿Qué?

—Es tu hermano mayor, respétalo.

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—Es más fácil decirlo que hacerlo.

—Bien. Si no quieres casarte con Melody Giovanni, entonces puedes casarte


con la señorita Colemen.

— ¡Eso es como preguntar si me gustaría ser atropellado por un tren ahora


o más tarde! No quiero casarme hasta después de que me haga cargo. No
debería ser una cláusula para mí convertirme en Ceann Na Conairte. —
Tiene todas estas malditas reglas. Me obliga a aprender todo bajo el maldito
sol, y aun así todavía me trata como a un niño.

— ¿Giovanni o Colemen? —Pregunta como si estuviera aburrido.

—Yo…

—No te lo volveré a preguntar. ¿Giovanni o Colemen?

—Bien, Giovanni. Esperaré el tren. Tal vez se me ocurra una forma de salir
de este contrato. No sé cómo puedes confiar en ellos con la cantidad de
322
mierda que los italianos nos han hecho pasar. Ahora se supone que debo
yacer al lado de una.

—Al menos tendrás buena comida, —responde.

—Tenemos chefs para eso… ¿qué estás mirando? —Me muevo y veo un
mapa en su escritorio. Eran nuevas rutas comerciales para nuestros
suministros.

—Oh, mira eso, puedes mantener a la chica hablando por un momento, —


dice mi padre.

Imbécil.

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PRESENTE

Me quedo en el balcón mirando a la luna con una botella de brandy en la


mano. Bebiendo directamente de la botella, me estremezco cuando los
cálidos brazos de Mel se envuelven a mí alrededor. Sin decir una palabra,
me pongo de pie y disfruto del calor de su presencia. Había estado sintiendo
frío y nada podía calentarme como ella podía. Beber no ayuda, las lágrimas
ardían, pero ella y Ethan lo hacían.

—Sé que tengo que ser más fuerte, tengo que ser un líder, —le susurro—,
pero yo... yo...

—Lo entiendo, Liam. Todo está listo para mañana, solo tienes que aparecer. 323
No.

Sacudiendo mi cabeza una vez más, me doy la vuelta para mirarla.

—Necesito que me des el discurso.

— ¿El discurso? —pregunta, confundida.

Mirando hacia abajo, trago saliva e intento formar las palabras. —Mañana,
no necesito solo ser la cabeza de esta familia, sino también el líder de todo
el clan irlandés. Además, tu gente estará allí. No puedo llorar; No puedo ser
nada excepto fuerte porque todos los ojos estarán sobre mí, pero en este
momento, ni siquiera puedo respirar. Así que necesito que hagas lo que
siempre has hecho y dime la verdad. Rompes a la gente y dejas todo sobre
la mesa. Yo necesito eso. Necesito saber cómo funcionó después de que
Orlando murió. Lloraste por una noche y al siguiente lo estabas usando
como cebo. Y te conozco, lo amabas, no eres tan fría como quieres que la
gente crea. Estabas sufriendo. Necesito que me hables, porque
aparentemente no puedo hablar por mí mismo.

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—Mi padre y yo tuvimos una relación que fue muy diferente a…

—Mel... esposa... por favor.

Limpia la esquina de mis ojos y respira hondo antes de alejarse de mí.

—Tienes esta noche, —dice estoicamente—. Eso es todo, una noche. Puedes
llorar, puedes gritar, puedes maldecir a Dios. Pero cuando saga el sol,
necesitas poner tu mierda junta, Liam, porque ese es el precio de ser el jefe.
No podemos llorar con ellos. No podemos acostarnos en la cama todo el día,
no debemos preocuparnos por los si, y los peros.

«Sedric está muerto. Él no regresará, y ni tú ni yo tenemos el poder de


cambiar eso. Te despertarás, y por un momento olvidarás que él se ha ido,
y solo cuando estés a punto de sonreír, te golpeará. Sonará una canción o
comerás su comida favorita, beberás su brandy favorito, irás a su lugar
favorito, y el dolor te atravesará, pero tendrás que lidiar con eso. Tenemos
que hacerlo; vamos a mantener a esta familia unida porque sin nosotros,
todo se desmorona. Todo por lo que trabajó y por lo que dio su vida no tendrá
324
sentido, y si eso sucede, Sedric habría muerto por nada. Esa bala fue su
último regalo para ti, y no tienes derecho a desperdiciarlo. Nos doblamos,
pero no nos rompemos, y cuando retrocedemos, alguien siempre sufre.
Mañana nos aseguraremos que el mensaje sea claro: nunca podremos
rompernos.»

Cuando termina, la atraigo hacia mí y permito que la botella se caiga y se


rompa. Besándola, la levanto por los muslos, con la intención de mostrarle
cuánto la amaba. Ya había llorado en la morgue y maldecido a todas las
deidades conocidas. En este momento, solo quería hacerla gritar mi nombre
y perderme en ella.

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PASADO

Tomo su mano, tratando de llevarla rápidamente a mi habitación mientras


se ríe. Los dos estamos un poco borrachos, pero ¿a quién le importa?
Además, es mi última noche real de libertad. Justo cuando llegamos a mi
habitación, lo veo doblar la esquina hacia el pasillo. Nos mira a los dos desde
el libro que tiene en la mano.

—Atrapados, —se ríe Natasha.

—Entra, —le guiño un ojo, y sonríe antes de hacer lo que le he dicho.

Volviéndome hacia mi padre, veo como continúa su camino hasta que se


detiene a mi lado.

— ¿Cuánto te preocupas por ella? —Su voz monótona me alcanza mientras


hojea su libro.

—Papá…
325
Él me fulmina con la mirada y me interrumpe.

—Mira, es mi última noche antes de conocer a Melody. Me gustaría


divertirme si no te importa. No es nada serio. Lo juro, en el momento en que
firmemos el contrato, mi lealtad será hacia ella y esta familia.

—La familia ya debería tener tu lealtad total, —responde.

—Sabes a lo que me refiero. —O al menos esperaba que lo hiciera. Sabía lo


que probablemente estaba pasando por su cabeza.

—Será mejor que no quede embarazada o la mataré yo mismo. Estoy


haciendo esto por tu futuro... algún día me lo agradecerás, hijo, —es todo lo
que dice antes de continuar por el pasillo.

¿Agradecérselo? Sí claro.

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MELODY

Envuelta en sus brazos, lo escucho respirar mientras juega con mi cabello


y acaricia mi mano. El sol comienza a asomarse lentamente en nuestra
habitación, pero nos quedamos quietos, luchando contra la evidencia de un
nuevo día. Lamentablemente, no había forma de detener nuestra alarma.
Tomando una respiración profunda, él se sienta y se pasa las manos por el
cabello antes de estirarse. Luego se vuelve hacia mí.

— ¿Olivia?, —Pregunta.

—Muerta. Neal la mató. Me ocupé del resto. Que lástima, porque había
planeado enterrarla viva. 326
—No, —musita—. Era mejor que Neal lo hiciera. Ella no merecía más de
nuestro tiempo. Ella no era nada y murió como nada. Nunca se volverá a
hablar de su nombre. ¿Qué hay del funeral de mi padre?

—Son a las once de la mañana y el velorio será cerca del río Illinois en LaRue
Pino. Ya todo está arreglado.

—Quiero usar un…

— ¿Fedora?

Me mira de manera extraña, pero asiente. —Sí.

Sentándome, me levanto de la cama y me acerco a su armario. —Hice que


Fedel saliera a buscar algunos, junto con algunas opciones de trajes.

Había cinco conjuntos diferentes que había preparado para él, y todos
tenían un fedora a juego.

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Lo siento venir detrás de mí, envuelve sus brazos a mí alrededor y me atrae
hacia su pecho.

—Elige el que más te guste, también traje algunos para Neal y Declan. Tengo
vestidos para Evelyn también. El desayuno es a las...

— ¿Hiciste todo esto? —Susurra, mientras besa mi hombro.

Sonrío cuando me vuelvo hacia él. —Coraline ayudó.

—Eres perfecta. —Intenta sonreír. Y es solo cuando lo hace que me doy


cuenta de cómo echo mucho de menos verlo feliz.

—Me voy a vestir. —Sonrío, pero él se aferra a mi cintura.

—Gracias, esposa, —dice mientras besa mi frente.

—No necesitas agradecerme. Esto es lo que hacen las familias, ¿cierto?

Su sonrisa se convierte en una suave risa. —Sí, esto es lo que hacen las
327
familias.

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CAPÍTULO 28

“Vivir en corazones que dejamos atrás no es morir”.

—Thomas Campbell

MELODY

No se trataba de mí ni de Orlando. Sin embargo, una pequeña parte de mí


se siente culpable por no haber hecho algo así por él. Nunca había visto a
tantos irlandeses en un solo lugar, fuera de Irlanda. Incluso alguna de mi
gente estaba aquí. Solo habían pasado dos días, pero algunos habían volado
justo a tiempo, mientras que otros condujeron durante horas solo para
llegar a Chicago para asistir al memorial con vista al río. Era hermoso sin
nada más que verde a nuestro alrededor, y un río azul oscuro debajo.

Sentada en la mesa más cercana al borde del acantilado, miro la gran foto
de Sedric que está al lado del atril. Es un día de verano perfecto para esto.
El sol se esconde detrás de las nubes, pero aún hace calor, e incluso el viento 328
se había calmado, como si también quisiera ser respetuoso.

—Sedric me crió, y desde que me trajo a su casa lo vi no como mi tío, sino


como mi padre, a quien amaba... amaba mucho. Salud, —Declan termina
de tomar su trago antes de volver con Coraline.

Ella lo abraza y lo besa antes de subir. Es la primera vez que no la veo


molestarse en usar tacones. —Hola, —dice por el micrófono—. Muchos de
ustedes me conocen como Coraline Callahan, esposa de Declan. Sedric y yo
no éramos muy unidos. Pero él fue amable conmigo. Me hizo reír... hizo reír
a todos sin siquiera intentarlo. Tenía una doble naturaleza; en un momento
tenía la capacidad de congelar toda una habitación, y al siguiente, olvidabas
quién era. Tenía tanta vida en él, tanta que casi olvidamos que podría morir.
La gente como él debería vivir para siempre. Debería vivir para ver más
nietos, más peleas, más amor. Me gustaría pensar que lo hará, que está aquí
mirándonos ahora mismo hablando de él, con un tazón de palomitas maíz
en su regazo porque todavía teme que Evelyn descubrirá que consiguió
palomitas de maíz con extra mantequilla y sal.

Escucho un suave llanto proveniente del final de nuestra mesa y miro para
encontrar a Evelyn en los brazos de Neal, riendo y llorando al mismo tiempo.

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—Sedric Callahan era único en su clase, y el mundo es un lugar más oscuro


sin él. Nunca lo olvidaremos. Salud. Ella se seca los ojos y bebe el líquido
antes de regresar a la mesa.

Neal se levanta caminando hacia donde Coraline acababa de pararse, con


una botella en las manos. Siento que Liam se tensa a mi lado como si no
estuviera seguro de qué pensar de su hermano hablando. Coloco mi mano
sobre su muslo, y el coloca sus manos sobre la mía.

—Todavía estoy sin palabras, —comienza Neal—. Para algunos de ustedes,


eso podría no ser sorprendente. Nunca supe qué decir, dónde estar o qué
hacer. Simplemente seguí el ejemplo de mi padre, y esperé y recé para que
lo que estuviera haciendo lo hiciera sentir orgulloso. No se puede negar el
hecho de que mi padre y yo tuvimos problemas, los reto a que encuentren a
cualquier padre e hijo que no los tengan, pero sabía que se preocupaba por
mí. Muchos hombres en su posición no tienen tiempo para cuidar de sus
hijos, pero él sí. Siempre se aseguraba de echarme un ojo cuando podía.

<<Pensó que no lo sabía. Cada mañana temprano, antes de que saliera el


329
sol, me echaba un ojo. Desde que tenía ocho años hasta que cumplí
dieciocho... sí, dieciocho y cuando ya no era un pequeño de dieciocho años,
él entraba a mi habitación y me hablaba de su día, sobre las estupideces de
mierda que había hecho. Esperaba esos breves momentos cuando el abría
la puerta, y me rompió el corazón cuando se detuvieron.

Baja la cabeza y asiente como si le estuvieran diciendo qué decir, pero yo


sabía que solo estaba tratando de obligarse a mantenerse fuerte.

—Cuando tenía catorce años, él estaba gravemente herido y había perdido


a un amigo. Cuando se estaba sintiendo mejor, y después de regresar del
funeral de su amigo, volvió a entrar en mi habitación, se inclinó hacia el
borde de la puerta y dijo: “No planeo morir en el corto plazo, hijo, pero si por
alguna razón lo hago, será mejor que festejes como los vikingos y me envíes
como un jodido rey. Ah, y puedes decirle a tu madre que la engañé para que
saliera conmigo, y que sí maté a su pez... pero asegúrate de que esté
realmente muerto antes de que le digas eso”.

Con una sonrisa en mi rostro, ruedo los ojos. A mi lado, Liam se ríe por lo
bajo. Por supuesto Sedric habría dicho algo así.

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—Lo sabía, —murmura Evelyn sacudiendo la cabeza mientras caen aún más
lágrimas. Me preguntaba si alguna vez se detendrían.

—Por él. Salud. —Neal levanta la botella y toma un largo trago que habría
enorgullecido a cualquier vikingo o irlandés. Todos beben en respuesta,
incluso Liam.

Liam se levanta y se acerca a su hermano y se abrazan por un momento


antes de enfrentarse al micrófono. Nos mira a todos antes de comenzar su
discurso.

—Deartháireacha, deirfiúracha, máithreacha, teaghlaigh30. —Habla en


irlandés, y luego, para mi sorpresa, cambia al italiano y dice— Famiglia
allargata31, gracias a todos por venir. Siempre he sabido que mi padre
significaba mucho para tanta gente, sin embargo, verlo ahora es humillante.
Muchos de ustedes han dejado todo por estar aquí por respeto, amor, y
seamos honestos, un poco de miedo.

Hay algunas risitas que se extienden por la multitud.


330
—Pero los grandes hombres deberían ser temidos, y mi padre era un gran
hombre. Incluso sus defectos eran estupendos. Se ha ido y me encuentro
mirando unos zapatos tan grandes que solo podrían pertenecerle a un
gigante. Estamos aquí porque de alguna manera él descubrió cómo unirnos
a todos. Irlandeses, italianos, no importaba. No hay nada que pueda decir
sobre mi padre que no sepan ya. Tengo historias que se remontan a casi tres
décadas atrás, desde el primer momento en que él me dejó caer cuando era
un niño, cuando estaba torciendo mi brazo alrededor de mi espalda para
casarme con una italiana... el más enérgico de todos en eso.

Quería darle con una pala a la cabeza, pero eso solo habría demostrado su
punto. Evelyn se inclina hacia mí, toma mi mano y la aprieta.

—Me dijo que todo lo que hacía como líder de la familia no era solo para mí
o para mi familia inmediata, era para asegurarnos de que todos sigamos
siendo fuertes. Él quería que yo fuera alguien que no solo se preocupaba por

30
Hermanos, hermanas, madre, familia.
31
Extensa familia.

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nuestra herencia sino que también le recordaba a la gente que no importa
dónde se encuentren, si necesitan ayuda pueden acudir a nosotros. Le debo
toda mi fuerza a él, y lo usaré todo para asegurarme de que el hombre
responsable de su muerte arda.

Sus vítores se sienten como un trueno cuando comienzan a cantar,


sosteniendo sus bebidas para Sedric. No es triste, sino hermoso, cogidos del
brazo, tan fuerte como pueden, cantan al cielo para él.

LIAM

Todos nos sentamos en silencio en el estudio de nuestra casa, bebiendo 331


tragos de dos botellas de brandy de noventa años que Neal había sacado del
sótano.

— ¿Cómo nombró a su primer auto? —Pregunta Declan.

—Hennessy, —murmuro mientras alcanzo mi trago, pero Declan me


bloquea.

—Incorrecto. Fue Fiona. ¿De dónde demonios sacaste Hennessy?

Miro a Neal, esperando que me respalde.

—Dijiste su primer auto, que fue la camioneta Hennessy del abuelo que le
regaló cuando él tenía dieciséis años, no el primer auto que consiguió
después de casarse. —Neal se ríe por lo bajo tomando dos tragos.

—Pásame mi premio, —sonrío mientras tomo el trago.

— ¿Alguna vez te dio el discurso de sé un hombre? ¿O fue solo un especial


para Neal? — pregunta Neal.

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Declan gime, recostándose en un asiento. —Ese discurso, ni siquiera me


metió en la mitad de tantos problemas como a ustedes dos...

— ¡Mierda! —Le grito—. Nunca te atraparon, bastardo astuto. Comparado


con algunas de las cosas que hiciste, Neal y yo éramos santos. Casi te mata
cuando hiciste que Coraline se sentara con nosotros en la iglesia solo
después de una semana.

Neal resopla. —Al menos se casó con ella. ¿Alguna vez escondieron a dos
chicas en su habitación solo para ser atrapados a mitad de camino por
papá?

—No, —Declan y yo decimos al mismo tiempo, pero él solo asiente.

— ¿Qué hizo? —Pregunta Declan.

— ¿Cuántos años tenías? —Eso es lo que quiero saber.

—Tenía diecisiete años, y fue la noche después de que mamá tuvo el baile
332
de Navidad. Había dos chicas calientes sobre mí por todas partes.
Lógicamente, estaba súper emocionado, y todo iba bien hasta que papá
entró. Su rostro se cayó; me dio esa mirada sin emociones y luego se fue.
Yo, siendo el idiota que era, terminé e hice que se fueran. En el momento en
que entró, olvidé lo que estaba tratando de decir, pero para resumir, le dije
que tenía necesidades. Me dijo que era tonto, que estaba derramando mi
semilla en mujeres que solo querían el dinero de nuestra familia. Que ser
hombre no se trata de satisfacer mis necesidades, sino de asegurarme de
que se satisfagan las necesidades de todos los que me rodean, y de que si
no lo entendiera ahora, sería un tonto que terminaría pagando la
manutención infantil por el resto de mi vida. Terminó diciendo “báñate,
apestas a desesperación”.

—Sí, ese fue el discurso que recibí, —dice Declan con una sonrisa.

—No, nunca tuve ese problema, —miento mientras me recuesto en la silla.

—Si seguro. Sabes que te conocíamos antes de Melody, ¿cierto? Te acostaste


con cualquier cosa que tuviera piernas. Me sorprende que papá no haya
cortado...

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— ¡Urgh! Cállate —me encojo, pero luego asiento—. No quiero pensar en las
mujeres antes de Melody, principalmente porque creo que ella tiene oídos
por toda esta habitación y me pateará el trasero más tarde. Era como si
papá supiera cómo iba a ser entre nosotros. Estoy agradecido de que
siguiera presionando incluso cuando discutía con él sobre eso.

— ¿Discutiste con él acerca de casarte con Melody? —Neal me pregunta


sorprendido—. Siempre pensé que eras el pequeño soldado bueno e hiciste
lo que él te pidió.

—No, en realidad estaba enojado porque te casaras con una mujer que te
importaba, mientras que yo estaba atrapado con una chica italiana que ni
siquiera conocía. Entonces Declan aquí tuvo que enamorarse de Coraline en
unos diez minutos, haciéndome sentir peor. Peleamos por eso a menudo, y
yo finalmente lo acepté, lo que me llevó a acostarme con cualquiera. Creo
que solo lo toleró porque ya no lo estaba molestando más.

—No fueron diez minutos, —murmura Declan bebiendo. Neal y yo lo


miramos. Él estaba perdido desde el principio con ella. No tenía idea de por
333
qué incluso estaba tratando de fingir de otra manera.

Neal sacude la cabeza y frunce el ceño mientras toma otro trago. —Me dijo
que no me casara con Olivia. Dijo que ella no era la mujer que necesitaba.
Y me enojé tanto que le dije que no se metiera, que estaba feliz.

«Tuvimos esta gran pelea, y le exigí que me dijera si realmente le importaba


una mierda o si quería que estuviera solo y amargado toda mi vida... sacudió
la cabeza y se dio la vuelta. Aquí estoy años después, deseando haber
cerrado la boca y escucharlo. Ahora su muerte cuelga de mi cuello.»

— ¿Tu cuello? — ¿Se estaba culpando a sí mismo por esto?

—Mataste a Olivia, —susurra Declan mientras nos sirve otro trago.

—Cierto, pero también fui yo quien la trajo a esta familia. Lo peor fue el
hecho de estar cegado por ella. Nunca pensé que eso lo arruinaría. Si no me
hubiera casado con ella, no habría ayudado a ese maldito bastardo, y papá
aún podría haber estado aquí.

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—Desearía poder ponerlo sobre tus hombros, hermano, —susurro mientras
respiro profundamente y sacudo la cabeza—. Y tan cierto como es tu
declaración sobre Olivia, no fue tu culpa. Es mía. Me responsabilizo por ello.
Cuelga alrededor de mi cuello, y solo mí cuello. Avian me llamó una hora
antes de que mataran a mi padre. Fui quien estableció un objetivo en su
trasero, y fue mi culpa que él estallara.

Me detengo mientras tomo un trago final antes de ponerme de pie. —Si él


piensa que esto ha terminado, o que estoy deprimido y fuera de esta pelea,
está jodidamente equivocado. Regresaré con venganza, y no me detendré
hasta que muera de la peor manera.

Hay silencio antes de que tome el vaso que no había sido vaciado y lo vierto
sobre el piso, derramando la bebida en su honor.

Colocando mis manos sobre ambos hombros, me inclino. —Descansen,


hermanos, porque mañana comenzamos de nuevo.

Antes de regresar a mi habitación, me detengo en la habitación de mi madre.


Esperaba que estuviera en la cama, pero en cambio, está sentada en el suelo
334
rodeada de fotos, ropa de bebé, sombreros y juguetes. Están en todas partes
mientras ella los mira lentamente.

Al escucharme, levanta la vista, sonríe y se acerca a mí. De puntillas sobre


todas las cosas, me dirijo hasta el borde su cama y tomo asiento en el piso
a su lado. Lo primero que me da es una foto mía como un pequeño bebé.

—Tenía tanto miedo de aplastarte. —Se ríe—. Pero después de que lo


miraste, nunca quiso dejarte ir.

Tragando, miro otra foto de Neal y mía. Estaba en los brazos de papá, me
cargaba con esta mirada de asombro que se extendía por toda su cara.

—No sabes esto, pero soy una especie de acaparadora... una acaparadora
ordenada, pero una acaparadora no obstante. —Levanta el atuendo que
llevaba en la foto antes de mirar alrededor de su habitación—. Guardé
muchas de estas cosas porque tu padre me dijo que lo hiciera. Cada año
nuevo decía que había engañado a la muerte y un día sabía que lo
alcanzaría.

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—Me dijo que no creía en la muerte. Que tenía un plan. —Lógicamente sabía
que eso no podía ser cierto, pero no me doy cuenta de cuánto me había
consolado la mera idea de su argumento hasta ahora.

Ella resopla y pone los ojos en blanco. —Patrañas. Pensaba a menudo y le


preocupaba que no tendrías la edad suficiente si él muriera. Había tenido
muchos sustos, pero dijo que solo tenía que hacer el tiempo suficiente para
que te hicieras cargo. No porque muriera, sino porque estabas listo para dar
un paso adelante. Él fue arrojado a esto, pero quería que tú lo eligieras.

—No parecía una elección. —Nunca había conocido nada más que esta vida.
Me había esculpido y entrenado para esta vida.

—Si realmente no hubieras querido hacer esto, él se habría hecho cargo


nuevamente. Él se habría enfocado en Neal o Declan. Todo lo que tenías que
hacer era hacérselo saber, pero él sabía que eras diferente. Él tenía mucha
fe en ti. A veces entraba diciendo que había sentido que te sostenía sobre
un acantilado gigante y observaba cómo los hombres se inclinaban a tus
pies.
335
Eso ciertamente explica por qué vimos al Rey León tanto como lo hicimos
cuando yo era un niño. Saca una pequeña caja de música debajo de su
cama. Al abrirla, veo lo que contiene, una pequeña pila de cartas. Ella
selecciona una sola y me la entrega.

—Todos los años, tu padre les escribió a todos una nueva carta por si acaso.
Le pedí que guardara las viejas pero las había quemado. Sus sentimientos
y pensamientos cambiaban cada año, y él quería que tuvieras la última y
mejor versión. Escribió esto hace unas semanas cuando Mel le pidió que
creara nuevas vidas para todos nosotros— dice, mientras yo tomaba la carta
de sus manos.

— ¿Te escribió una?

—Si. Pero todavía no estoy lista para leerla. —Ella sonríe con tristeza antes
de agarrar otro grupo de fotos.

— ¿Leerías está conmigo?

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Ella sacude la cabeza y besa mi mejilla. —Ve a leerlo con tu esposa e hijo,
Liam.

—Mamá, ¿puedes prometerme que no...?

— ¿Suicidarme? —Ella levanta una ceja y frunce el ceño—. No podría,


incluso si quisiera. Tu padre me hizo prometer que nunca lo haría, sin
importar lo mal que me sintiera... qué idiota.

Las lágrimas se acumulan en sus ojos nuevamente. —Probablemente dirá


eso nuevamente en su carta y con mi suerte, voy a llegar hasta los ciento
dos años.

Besando su sien, la jalo en un abrazo. —Ethan va a necesitar a su abuela.


No le quedan otros abuelos... sin presión.

Ella se ríe y me devuelve el apretón antes de dejarme ir. —Está bien, ve. No
quiero romperme de nuevo ahora mismo.

Se seca las lágrimas y vuelve a mirar sus fotos.


336
—Te amo mucho, mamá, —le digo cuando me pongo de pie.

—Lo sé. Yo también te amo, —responde mientras me acerco a la puerta.

Al salir, cierro la puerta y me encuentro con dos empleadas.

—Que alguien la escuche cada hora hasta que se apaguen las luces o ya no
se escuche nada, luego compruébenla, —les indico.

Confío en mi madre, pero no en este estado, y tampoco la enterraré. Podría


enojarse conmigo si quería, pero preferiría prevenir que lamentar.

Dirigiéndome a mi habitación, entro a tiempo para ver a Mel alimentar a


Ethan con su puré de manzana mientras escucha las noticias. Se había
cambiado a una de mis camisas, luce absolutamente hermosa.

—Hola. —Me sonríe mientras Ethan se estira para tomar un bocado de puré
de manzana. Acercándome a ellos, me siento a su lado.

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— ¿Puedes leer esto mientras termino de darle de comer?

Ella asiente mientras intercambiamos el puré de manzana por la carta.

— ¿Qué es? —Pregunta mientras la abre.

—Una carta de mi padre, —le digo, sonriéndole a Ethan.

No dice nada más mientras saca la hoja de papel doblada del sobre.

—Liam, si me has matado, te perseguiré por el resto de tu vida.

Me río. Por supuesto que comenzaría así. —Imbécil.

—Y no me llames imbécil, eso es irrespetuoso.

Me congelo cuando miro por encima de su hombro, y efectivamente allí está.


Incluso muerto, conocía mi próximo movimiento... No estoy seguro de sí
debo estar enojado o asombrado.
337
—Las cartas de todos los demás siempre me han resultado fáciles, excepto
las tuyas y las de tu madre. Quizás es porque puedo ponerme en los zapatos
de ambos. Entiendo la presión que sientes ahora sobre tus hombros, lo
pesado que crees que es cada paso, y entiendo cómo se siente el no tener
un padre al que recurrir. He hecho de mi vida el estar allí para ti, para darte
las herramientas que necesitas para hacerlo sin mí.

<<De hecho, una de esas herramientas era Melody... y sí, la llamo una
herramienta, un arma, tu pierna para pararte cuando necesites ayuda.
Sabía quién era, sabía que ella era quien dirigía a su familia, sabía que
Orlando se estaba muriendo. Fue una de las razones por las que presioné
tanto para que ustedes dos se casaran. A pesar de lo agradable que hubiera
sido tener paz con los italianos, me preocupaba más que ambos estuvieran
a la par. Ese es realmente el secreto para hacerlo; tener a alguien a tu lado
para luchar por ti, morir por ti, matar por ti... así que no lamento haberles
mentido a los dos. Los he visto a ambos asombrarse y maravillarse. Nunca
había visto un par tan igualado, tan amado y tan loco. Esta es la mejor carta
que he escrito porque ahora sé, sin lugar a dudas, que ya no necesitas de
mí.>>

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Eso no es cierto.

<<Me consuela saber que dejo este mundo sin arrepentimientos. He visto a
mi hijo crecer de niño a hombre y tener un hijo propio. Sé que duele, o al
menos te duele un poco, mocoso, porque a mí también me duele. Estoy
orgulloso de ti. Te amo mucho y quiero que veles por tu madre. Quiero que
te detengas y respires, ten un momento para ti todos los días, Dios sabe que
lo necesitarás. Quiero que recuerdes reír, recuerda que está bien ser feliz
sin mí.>>

<<Recuerda a tu esposa e hijo, y las vidas que quieres que tengan. Pero todo
eso sucede después de que te encargues de Avian. Elimina a ese hijo de puta
de la faz de la tierra y luego asegúrate de que nada como esto vuelva a
ocurrir. Lamento que esta carta no sea más larga. Pero tus cartas nunca
fueron largas. No quiero que te detengas nunca por mí. Adiós hijo. Mantente
firme, sabes que no hay nada que no puedas hacer. Espero que esto te ayude
si alguna vez necesitas de mis consejos en el futuro. Te amo siempre, tu
padre.>>

Miro para ver qué más había y me río. Tenía para mí, por primera vez, por
338
escrito sus reglas.

Dobla la carta y miro a Ethan mientras él se lame los labios. Le cepillo el


cabello hacia atrás, y él me agarra de las manos. El dolor todavía está allí,
pero la ira lo eclipsa.

—Mañana comenzamos de nuevo, —le digo.

—Mañana, —está de acuerdo.

CAPÍTULO 29

"Los héroes no existen. Y si lo hicieran, no sería uno de ellos".

—Brodi Ashton

PRESIDENTE COLEMEN

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Quería odiarlos, pero ¿cómo podría hacerlo cuando vendí mi alma? Cada vez
que entro en mi oficina, la oficina de todas las oficinas, veo sus caras,
escucho sus voces.

Títere. Me habían llamado y era verdad. Durante meses, casi había olvidado
cómo había llegado aquí. Era bastante simple con uno de ellos encerrado en
la cárcel y la otra solo Dios sabía dónde estaba. Ahora que habían regresado,
el propósito de mi vida parecía requerirme para honrarlos y sonreír por ellos.
Lo peor era el hecho de que la gente realmente creía en ellos. Eran como los
Kennedy, los Vanderbilts o los Rockefeller.

La Constitución establece que "Estados Unidos no otorgará ningún título de


nobleza", y sin embargo, los Callahans eran una familia como ninguna otra.
Eran una dinastía, y aunque los historiadores te dirán que eso no dura,
están equivocados. Las dinastías tenían una forma de desvanecerse en la
oscuridad, haciéndote creer que no estaban allí hasta que regresan con
venganza.

Siempre he creído que los Callahans son como cucarachas. Su dinero está
manchado de sangre y drogas... pero de todos modos era dinero. Y cuando
339
mi Olivia conoció a Neal, sabía que habría que pagar un precio. Pero también
sabía que ella y nuestra familia se cuidarían. Odiaba a los Callahans, pero
odiaba el hecho de que los necesitaba más. Ser "El hombre más poderoso
del mundo" viene con un precio, y cuando esto terminara, sería capaz de
relajarme de nuevo.

—Señor Presidente, —dice Mina mientras se pavonea como siempre, con su


teléfono en la mano.

—No más conferencias de prensa. —Gruño mientras me recuesto en mi silla.

—En realidad, el Director del FBI está aquí. Él desea hablar con usted, —
contesta.

Sabía que los Callahans tenían algún tipo de venganza contra el hombre,
pero no tenía idea del por qué. El pobre idiota probablemente no tenía idea
de por qué todo el mundo estaba fuera de control y ahora estaba preocupado
por su trabajo.

— ¿Pensé que le había dicho que fuera a Turquía? —Pregunto.

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Ella asiente. —Lo enviaré.

Suspirando, me pongo de pie detrás de mi escritorio y enderezo mi corbata


cuando entra con las manos en los bolsillos. Su cabeza estaba en alto, y
parecía tener un aire de importancia.

—Señor Doers, pensé que para esta hora usted ya estaba en un avión. —
Extendiendo la mano hacia él, pero no lo toma. En cambio, mira alrededor
de la Oficina Oval como si estuviera eligiendo algo que llevar con él.

Pasa la mano sobre el florero azul y luego busca polvo. — ¿Le está gustando
su oficina, señor presidente? —pregunta mientras se traslada a los sofás y
toma asiento. Desabrochándose el botón de su chaqueta, cruza las piernas
y me mira.

—Me gusta.

Él asiente antes de volver a levantarse. —Bueno, fue agradable hablar


contigo.
340
—Espera, ¿has venido hasta aquí para preguntarme si me gusta la Oficina
Oval? —De todas las cosas que deberíamos estar discutiendo ahora mismo,
esta debe ser las más baja en la lista.

Se detiene. —No. Simplemente quería ver al mono vestido con un traje que
pensaba que podría darme órdenes.

— ¿Disculpa? —Había cruzado la línea—. Es hora de que te pongas en


línea…

— ¿O qué? ¿Llamarás a tus hombres ricos por mí? —se ríe—. Esta casa,
demonios este maldito país, puede tener la impresión de que manejas las
cosas, pero ambos sabemos que ni siquiera eres capaz de pensar por ti
mismo. No me vas a despedir, y no porque no quieres ceder ante los
terroristas sino porque te han ordenado que no lo hagas. Eres un mono con
un traje que no merece esta oficina y la confianza de las personas que te
sirven. He dedicado mi vida a asegurar que la suciedad permanezca en la
calle y fuera de esta casa, fuera de este gobierno, pero aquí estás, nadando
en ella y apestando el lugar. Voy a destruir a tu gente, y luego te

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desvanecerás como el peor presidente en la historia. Solo vine aquí hoy para
obtener la imagen mental del antes.
.
Suficiente. Había tenido suficiente de estas malditas personas que me
hablaban como si fuera un maldito niño.

—Soy el maldito presidente de este país y tú trabajas para mí, Director


Doers. Cualquier guerra que hayas comenzado con los Callahans debe
acabarse. Besa el maldito anillo y sigue. La gente está muriendo...

—Me importa un bledo la gente, —dice sin emoción—. Me importa el orden,


el equilibrio, sobre la maldita república. Melody y Liam Callahan no son
dioses. Son hombres, hombres que no deberían poder tener el mundo
girando a sus pies. De alguna manera estos jóvenes, imprudentes y
arrogantes han pasado de vender crack en las calles a tener al presidente
de los Estados Unidos en su bolsillo. ¿Crees que comencé una guerra? Una
guerra está por venir pase lo que pase. Los Callahans no se detendrán; ellos
no entienden su lugar en el mundo, y cuanto más fuertes se vuelven, más
se olvidan de que ellos también pueden sangrar. Una lección que acabo de
empezar a impartirles.
341
Un clic en mi mente hace que mi cara caiga en estado de shock.

—Mataste a Sedric Callahan.

De nuevo, parecía imperturbable. Era como si el hombre no tuviera ninguna


emoción dentro de él. Estoy mirando la concha de un hombre... de una
figura oscura... de la muerte.

—Estoy restaurando el orden, y no me detendré hasta que se hayan ido...


hasta ese pequeño hijo de ellos. —Moviéndose de nuevo hacia el jarrón, lo
levanta y permite que se rompa contra el suelo.

—Por cierto, es posible que desees preguntarles qué pasó con tu hija, —dice
mientras se limpia las manos y se gira para irse. Abre la puerta y allí está
parada Mina. Lo mira e inmediatamente retrocede fuera de su camino.

—Ponme en contacto con Olivia, ahora, —le espeto.

Ella asiente ya marcando.

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Timbra.

Y timbra.

Y jodidamente timbra.

Es todo lo que puedo escuchar en el fondo de mi mente mientras intentaba


recordar la última vez que le había hablado.

342

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CAPÍTULO 30

“Soy un luchador. Creo en el negocio del ojo por ojo. No volteo la mejilla. No tengo
respeto por un hombre que no devolverá el golpe.
Si matas a mi perro, será mejor que escondas a tu gato”.

—Muhammad Ali

MELODY

NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA: Con gran tristeza les informamos que la agente
secuestrada del FBI, Rebecca Pierce, ha sido asesinada. Su cabeza
desmembrada fue descubierta a los pies de la estatua del Lincoln Memorial
por dos transeúntes que alertaron inmediatamente a las autoridades. El resto
de su cuerpo aún no se ha encontrado. El FBI ahora está intentando revisar
las imágenes de vigilancia para detectar posibles pistas, sin embargo, parece
que todas las cámaras dentro y alrededor del área habían sido desactivadas
en el momento del evento. ¿Cómo podría suceder esto? Ahora el análisis con
nuestro...
343
Me quedo mirando la televisión sin escuchar realmente las palabras y la
falsa simpatía que sale de los labios del periodista. Alejándome, veo como
Liam entra en mi armario y voltea el estante de mi ropa para llegar a mi
escondite secreto de armas. Se pone dos en la espalda y mete un cuchillo
en el zapato. No estaba al cien por ciento en abordar su plan. Sin embargo,
voy a tener que darle esto.

Habíamos regresado a D.C. esta mañana, con Neal y Declan. Fedel y Kain
habían tenido que quedarse en Chicago con Coraline, Evelyn y Ethan.

Evelyn había pasado la mayor parte de sus días en la cama u organizando


cosas. Había sido la más difícil de convencer para mudarse a la casa de
seguridad. Los tenía a todos bajo tierra, y ninguno de ellos saldría hasta que
esto terminara. Liam hizo que Fedel replicara la habitación de Evelyn en la
casa de seguridad.

Nuestra casa en Washington se había convertido en un centro de comando.


Todos los muebles habían sido apartados para dejar espacio para
computadoras y armas. Declan, Neal y Liam estaban ansiosos de sangre.

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Básica e irónicamente, soy la única que los detuvo de incendiar la costa
este.

Colocando su manopla en el bolsillo, Liam se pone el sombrero mientras da


un paso adelante.

Me atrae hacia él, me besa con fuerza con su mano en mi cintura y la otra
en mi mejilla. Envuelvo mis brazos a su alrededor y le devuelvo el beso antes
de alejarme. Ahora, él hacía esto cada vez que nos separamos por unas
horas; me besaba como si fuera la última vez nos veíamos. Lo odiaba y lo
amaba, todo al mismo tiempo.

—Diviértete en el almuerzo, —le digo mientras se mueve a mí alrededor y


sale por la puerta.

—Planeo hacerlo, —responde.

Sacudiendo mi cabeza, agarro un par de perlas y zapatos negros. Saliendo


a la sala donde Declan ha instalado cuatro computadoras, miro por encima
de las pantallas. Todas contienen líneas y líneas de codificación. Ha estado
344
allí las últimas cinco horas, y aunque está bien vestido, las bolsas debajo de
sus ojos demuestran cómo estaba lidiando con las cosas.

Comprendo cómo se sienten, pero estaba empezando a cansarme de


cuidarlos. Dirigiéndome a la cocina agarro una manzana, un sándwich
preparado y una botella de agua antes de acercarme y entregárselo a Declan.
Cuando me mira, mi teléfono suena, notificándome que mi auto está aquí.

—No tengo hambre.

—Me importa una mierda. No estoy enterrando a otro de ustedes, ni quiero


que arruinen mi plan. Vámonos.

Poniendo los ojos en blanco, agarra el emparedado y me sigue por la puerta


principal. —Tengo la lista y las fotos. ¿Cuándo quieres lanzar esto?

—Esperemos a que Liam y Neal regresen, —respondo.

Miro al conductor mientras Declan se sienta adelante con él. No me gusta


cambiar de gente a pesar de que estaban en la casa.

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Nota personal: visitar a Monte.

Las calles pasan en una mancha de colores, y cuando me recuesto, pienso


en cómo había pasado los últimos días pirateando y redirigiendo la dirección
IP en tres diferentes continentes, solo para poder revisar los archivos del FBI
y encontrar a cada policía encubierto e informante en todo el país. Todas
sus fotos, antiguas y nuevas, se habían compilado en un video de tres partes
que Rsamas lanzaría esta noche. Y mañana por la mañana, habría sangre
fluyendo por las calles.

—Enviaré el mensaje en tantos idiomas como sea posible, —dice Declan


mientras escribe en su computadora, y me uno a él sacando mi tablet y
leyendo a través de las salas de chat.

—Aparentemente han ganado unos pocos miles de seguidores. ¿Quién lo


hubiera adivinado? —siempre se puede contar con el odio de las personas
para impulsar malas noticias. Además de eso, el Rsamas real ya había
tomado crédito por nuestras acciones dentro de estas salas de chat.
Necesitábamos vigilarlos; si podía encontrarlos en menos de una hora, el
345
FBI también podría. Declan y yo pasamos la mitad de la noche
asegurándonos de que no sean rastreados... todavía. Hay un momento y
lugar para que estos idiotas sean atrapados, y ahora no era ese momento.

—Estamos aquí, señora, —dice el conductor mientras se acerca a la puerta.


Estacionando el auto, viene y me abre la puerta cuando Declan me entrega
mis gafas de sol. Hay solo unos pocos fotógrafos afuera con luces
intermitentes, les sonrío y los saludo con la mano mientras Declan y yo
pasamos por seguridad. Fuera de la puerta, los guardias revisan las maletas
y escanean nuestra ropa. Por lo general, podíamos caminar como familia.

Nos registran a los dos, y cuando les muestro mi identificación, el guardia


sacude la cabeza.

—Lo siento, señora, pero no ha sido autorizada, —declara el guardia gordo


mientras me devuelve el bolso.

— ¿Disculpa? —Digo lentamente mientras lo miro.

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—Nadie ingresa a la Casa Blanca sin ser autorizado. —Señala la lista de
verificación.

— ¿Puedo preguntar quién olvidó colocar a la familia del presidente en la


lista? —Le pregunto nuevamente luchando por mantener mi sonrisa en su
lugar.

Frunce el ceño y se encoge de hombros. —Señora, no hago las reglas. El FBI


me dio las reglas. Estoy seguro de que fue un error.

Mi mandíbula se aprieta mientras lo miro, haciendo mi mejor esfuerzo para


no golpear su cabeza con mi teléfono.

—Han sido autorizados, —dice Mina mientras se acerca a nosotros.

—Tengo que recibir una llamada…

Mina marca y él contesta el teléfono dentro de su pequeña cabina blanca.

—Los Callahan han sido autorizados, —dice por teléfono y el hombre


346
asiente.

Avanzando, sacudo mi cabeza. Entrar en la Casa Blanca es como caminar


en una sala de redacción. Los miembros del cuerpo de prensa de la Casa
Blanca se mueven por todo el lugar. Estaban leyendo, grabando e
intentando obtener cualquier información que pudieran sacar de cualquier
persona que hablara con ellos. Sin embargo, ningún funcionario parece
prestarles atención.

—Como puedes ver, nuestra casa está en llamas, —Mina frunce el ceño
mientras continúa caminando.

—Es sólo temporal, —le recuerda Declan con frialdad.

Ella lo mira con las cejas levantadas, pero no dice una palabra. Luego se
gira para enfrentarme. —Para que lo sepas, Avian vino antes.

—Déjame adivinar, ¿no iba a caer sin pelear? —Pregunta mientras nos
dirigimos a la Oficina Oval.

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— ¿Sabías que no lo haría?

—Estaba contando con eso.

Le sonreí a la secretaria del Presidente, quién asintió con la cabeza desde el


teléfono, para que pasáramos. Parecía estresada mientras recibía las
llamadas.

—Tenemos una conferencia de prensa en dos horas; por favor no lo


destroces demasiado hoy, —dice Mina con un suspiro mientras abre la
puerta.

La miro por primera vez; ella es la única que no parece estresada o


preocupada. Es como si ella estuviera haciendo los movimientos. De hecho,
ella se ve bonita.

—Tú y yo vamos a conversar, —le digo, y contengo una sonrisa cuando veo
un destello de miedo a través de sus ojos.

—Señor Presidente, Primera Dama, —Declan declara mientras entramos.


347
Ambos se paran cerca del escritorio.

— ¿Dónde está Olivia? —Grita la primera dama mientras corre hacia mí y


se aferra a mi brazo con sus largas uñas pintadas—. ¿Qué le hiciste a
nuestra hija? ¡Sé que le hiciste algo! Dios mío, sabía que algo andaba mal.

Mi primer instinto es romperle la maldita mano, pero por ahora los necesito
de nuestro maldito lado.

Sacudo mi cabeza y le susurro con voz temblorosa: —Ella... está muerta.

—Oh... oh... oh Dios mío, —jadea cuando su cuerpo se debilita.

La agarro mientras se echa a llorar. Miro a Declan, que parece más aburrido
que arrepentido, hasta que finalmente se rinde y la toma de mis brazos.
Entonces me vuelvo para mirar a Colemen.

Es una estatua con lágrimas en los ojos; deben haberse quemado mientras
me mira con odio puro.

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—Hiciste esto, la mataste.

Frunzo el ceño. Desearía haberla matado. —No. No, te prometo que no lo


hice.

— ¡Estás mintiendo! —Me grita.

Caminando hacia él, tomo sus manos y lo miro a los ojos. —Te lo juro, no la
maté. Y en todo el tiempo que nos hemos conocido, ¿te he mentido alguna
vez? Siempre te he dicho la verdad, incluso cuando no querías escucharla.
Olivia era familia, y aunque ella nos traicionó, nunca mataríamos a la
familia.

— ¿Qué quieres decir con que los traicionó? —Dice la aspirante a Jackie
Kennedy desde atrás mientras se sienta en el sofá.

Declan simplemente se para a su lado. Demasiado para consolarla.

Suspirando, también la enfrento. —Ella estaba trabajando con Avian, él odia


348
a esta familia, y cuando nos enteramos, la usamos para poder obtener
información sobre él. Pero cuando se enteró, la mató... las cosas que le hizo.
Nos envió un mensaje sobre su destino al mismo tiempo que nos envió uno
sobre Sedric. Acabamos de enterarnos, por eso vinimos aquí. Vino a
visitarte, ¿verdad? ¿Te lo dijo?

Lágrimas falsas se acumulan en mis ojos mientras lo miro.

El asiente. —Me preguntó si había hablado con ella.

—Estaba jugando contigo. Quiere romperte. Está enfermo, quiere ser el tipo
más fuerte de la habitación, y tu hija, mi cuñada, se interpuso en su camino.

— ¡Nos metiste en esto! ¡Nos arrastraste a esta guerra, es tu culpa! —Su


esposa grita, y lucho contra la urgencia de matarla ahora.

—Avian pagará por esto, lo juro por Dios que pagará por tratar de destruir
tu familia, nuestra familia. Solo necesitamos tu ayuda. —Miro a los ojos de
Colemen—. Ella era tu única hija, y ni siquiera nos dio lo suficiente para
enterrarla.

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—Vete, —me espeta. Las lágrimas caen de sus ojos cuando va a abrazar a
su esposa.

—Lo siento mucho. Ya me he encargado de todos los detalles, y cuando estés


listo para hablar, por favor llámame... Sé que necesitas tiempo. Todos
necesitamos tiempo. Pero el tiempo no está de nuestro lado. —Les susurro,
cuando me volteo hacia la puerta en donde está Declan.

Cerrando la puerta detrás de nosotros, sacude la cabeza con fingido


disgusto. — ¿Cómo simulas tus emociones sin enfermarte?

—Al recordar que hay un plan más grande. Los necesitamos, y ellos
necesitan un enemigo. Avian hizo lo que pensé que iba a hacer. Un hombre
como él nunca se iría, y seguramente lo dejaría claro. —Me limpio las
lágrimas restantes de mis ojos con facilidad.

— ¿Cómo sabías que Avian sabía lo de Olivia? —Pregunta mientras


caminamos por el pasillo una vez más.
349
—Olivia no ha hablado con él en días, y no estaba en ninguna de las fotos
de los paparazzi en el funeral. Él sumaría dos más dos, y conociéndolo, no
podía esperar usar eso para lastimar a Colemen por tratar de expulsarlo. —
Pensó que nadie sería capaz de rastrearlo, pero sorpresa, perra, yo era una
cazadora de personas. Pensó como yo, o yo pensé como él, tal vez solo estaba
en nuestra sangre. De cualquier manera, iba a hacer todo lo que estuviera
en mi poder para mantener la ventaja.

LIAM

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Tenía que haber al menos cincuenta personas dentro del restaurante, las
cuales están hablando, riendo y haciendo sus negocios como si nada
pudiera interrumpir su día especial. Sin embargo, estaba sordo a todo.
Puedo ver sus bocas llenas de comida, en algunos casos riéndose a
carcajadas. Sabía que estaban allí, pero no me importan. Cada paso a través
del piso de mármol beige me lleva cada vez más cerca de él. Podía sentir mi
pulso acelerarse y mis manos temblaban por la necesidad de estrangularlo.
Quería arrancarle los intestinos del culo y empujarlos de vuelta a su
garganta.

Sus guardias se hacen a un lado, permitiéndome seguir. Desabrochándome


el abrigo, guardo mis guantes mientras me siento en la última cabina, justo
enfrente de la escoria que había matado a mi padre.

No dejes que tus emociones se hagan cargo, Liam. La voz de Mel suena fuerte
en mi cabeza.

—Señor Callahan. —Lucha contra la sorpresa mientras baja un bocado de


su cordero con un vaso de jugo de naranja—. ¿En qué puedo ayudarte?
350
Sonrío y me relajo. — ¿Alguna vez has visto a la princesa prometida?32

—Mi tiempo es valioso. Intento no desperdiciarlo en películas, hijo. —Sonríe


mientras corta su maldito cordero.

— ¡Qué vergüenza! Es un clásico, lo sabría, soy un entusiasta del cine. Mi


personaje favorito tiene que ser Íñigo Montoya, cuyo padre fue asesinado. Él
jura que cuando encuentre al asesino de su padre, lo primero que diría es:
“Mi nombre es Iñigo Montoya. Mataste a mi padre. Prepárate para morir.”

— ¿De Verdad? Y supongo que al final de este cuento de hadas, ¿tu héroe
asesina al que mató a su padre?

—Pero por supuesto. ¿De qué sirve un hijo que no venga a su padre?

32
The Princess Bride es una película estadounidense de 1987, dirigida por Rob Reiner y protagonizada por
Cary Elwes, Robin Wright, Chris Sarandon, Mandy Patinkin, Wallace Shawn, Christopher Guest y André el
Gigante. Está basada en el libro homónimo de 1973, escrito por William Goldman.

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Se ríe por lo bajo. —El hijo nunca debería haber hecho que maten a su padre
en primer lugar. O mejor aún, el viejo tonto no debería haberse retirado. He
oído que puede ser la muerte de algunas personas.

Mi mano tiembla.

—Callahan, estoy tratando de disfrutar mi almuerzo aquí. Entonces, ¿por


qué no llegas a tu punto? O mejor aún, ponte de rodillas. Ambos sabemos
que no tienes cartas para jugar aquí. Esta trama terrorista tuya es linda.
Pero acabas de empezar a raspar la superficie sobre lo que realmente
significa pelear conmigo. Podría haber sido fácilmente ese perro callejero de
tu hijo, o tu madre, o esa puta nieta mía. Ella me recuerda demasiado a su
padre para mi gusto. —Está buscando mi ira, y con un comentario más
como ese la encontraría.

Tranquilo, Liam. No dejes que te descarrile de tu plan. Escucho a Mel decir en


mi mente.

Sonriendo cortésmente ante la estupidez y la ignorancia, me contengo de no


dejarlo debajo de mi piel. Es ahora que realmente entiendo cuánto esfuerzo
351
toma esperar hasta el momento adecuado.

Por suerte, este era ese momento.

—Mi nombre es Liam Callahan, mataste a mi padre... y, bueno, creo que la


muerte es demasiado buena para ti. ¡¿No es así, hermano?! —Grito la última
parte y al chasquear los dedos, Neal, junto con siete de nuestros hombres
aparecen. Están vestidos de negro, con los rostros cubiertos y con armas en
la mano.

Antes de que alguien en el restaurante tuviera un momento para pensar,


abren fuego. Disparan a cada hombre y mujer con precisión, incluidos los
tres agentes asignados para cubrir a Avian. Los ojos de Avian se abren
mientras mira el caos que se desarrolla a su alrededor; la sangre que salpica
las paredes, las personas que gritan por sus vidas mientras corren hacia las
puertas que no se abrirán para ellos.

Me acerco y tomo su jugo de naranja y brindo. — ¿Qué estás diciendo sobre


raspar la superficie? Puede que aún no pueda matarte, pero te haré sufrir
mil muertes antes de destriparte como el cerdo que eres.

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Levantándome, saco el teléfono desechable y marco al 911.

—Ayuda por favor... Rsamas... —Lo levanto para que puedan escuchar los
disparos.

— ¡Señor! ¡Señor! ¿Dónde está?

—El Blue... Gard…

Corto la llamada y pateo el teléfono a uno de los cuerpos cercanos. Se


arrastra a través del charco de sangre que cubre el piso y se detiene a
centímetros del cadáver.

—Esto es descuidado, eres dueño de este restaurante. ¿De verdad crees que
malditamente te saldrás con la tuya?

—En realidad, no soy dueño de este restaurante. Pensamos que vendrías


aquí creyendo que no querríamos llamar la atención sobre nuestro negocio.
Espera... —Me detengo dramáticamente—. Ahora que lo mencionas, tienes
352
razón, parecería extraño que el Director saliera sin un rasguño. —Saco el
arma de detrás de mi espalda y apunto hacia abajo mientras le disparo en
la rótula. Se deja caer al suelo y se muerde la lengua para contener el grito.

En cuclillas, lo miro a los ojos. —Recuerda mi maldita cara. Recuerda


mientras te sientas con sus cuerpos podridos, que tú hiciste esto. Has
desatado esto y no hay marcha atrás. Un hombre no puede vivir con dos
nombres. Sufrirás la muerte por mil cortes. Considera estos los dos
primeros.

Apuntando el arma a la misma rótula le disparo una vez más.

— ¡VETE A LA MIERDA! —Grita mientras jadea por aire—. Voy a hacer llover
un infierno sobre tu ¡maldita cabeza, Callahan! Si crees que esto significa
que me has superado, entonces estás ¡jodidamente equivocado!

—Ahorra energía, Director, pronto tendrás que dar un discurso. Rsamas


acaba de asumir la responsabilidad de esto. Vas a estar en las noticias de
las cuatro en punto... después de que te arreglen, por supuesto. —digo
mientras paso por encima de él.

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—Hasta la próxima, —murmura Neal detrás de su máscara. Salimos de allí,


sabiendo que no había un alma además de Avian que fuera a salir con vida,
y sé que no hablaría. Al menos no por ahora. Mel estaba segura de que tenía
algo, un último jódete que nos daría si no lo matamos bien. Estaba dispuesto
a correr el riesgo. Ella y Declan podían volver a hackear lo que fuera, ¿no?
Aparentemente ella no era de la misma idea. Sin embargo, tenía razón...
nuestro futuro dependía de si él tenía o no otra bomba que dejaría caer sobre
nuestras cabezas.

MELODY 353
Entra en mi auto, se quita las gafas de sol y se las coloca en la cabeza.
Cruzando las piernas, se mueve para mirarme.

— ¿Qué puedo hacer por la todopoderosa Melody Callahan ahora? —Trata


de bromear, pero sé que está incómoda.

— ¿Crees que eres mejor que yo? —Le pregunto mientras miro mi teléfono.

—No…

— ¿Alguna vez desearías reemplazarme?

—No entiendo.

—Responde la pregunta, Mina —respondo sin emoción.

— ¿Reemplazarte? No. ¿Por qué querría hacer eso?

—Tienes una niña de dos años, ¿verdad? —Le pregunto.

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Ella se congela antes de tragar. —Si te he ofendido...

—Estás desperdiciando palabras.

—Si tengo una hija. Se llama Sayuri.

— ¿Su padre?

Ella se mueve. —Nunca quiso estar en ninguna de nuestras vidas.

—Bien, porque quiero que te acerques a Neal Callahan, —le digo mientras
su boca cae abierta.

— ¿Perdóname? ¿Acercarme a?

—Fóllatelo, —le digo claramente—. Declan tiene a su esposa. Liam me tiene


a mí, y Neal necesita a alguien. Está corriendo con pura ira y adrenalina,
pero una vez que se le acabe, no quiero que salga de la familia para
consolarse.
354
—Lo siento, ¿estás tratando de ponerme en manos de Neal Callahan?

— ¿Cómo tu chulo? Creo que podemos llamarlo así, pero eso me haría dudar
de tu inteligencia porque todo lo que tienes que hacer es pensar en las
posibilidades de estar en esta familia... no serías más la ayuda. Lo has hecho
bien por ti misma, pero al final del día, todavía serás la ayuda. Ya nos has
visto en nuestro lugar más oscuro, sin embargo, todavía estás aquí. Sabes
lo que hacemos, y lo mejor de todo, me temes. Lo que significa que lo que le
pasó a la última esposa de Neal no se repetirá.

Es como mirar un pez, la forma en que su boca se abre y cierra.

—Pensé que Avian la mató.

—Mentimos. Neal la mató por traicionarnos. Pero eres dura, ¿no? Tienes un
cinturón negro en taekwondo y jiu jitsu.

Ella no habla mientras las ruedas giran lentamente en su cabeza...


demasiado lento para mi gusto.

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—En este momento, esta familia está en caos. Mi trabajo es asegurarme de


que todo esté equilibrado y que nuestros esqueletos familiares se queden en
nuestro armario. Eres inteligente, hermosa y una luchadora. Neal vendrá a
adorarte. Es el tipo de hombre que justifica su existencia por quienes lo
rodean, y por lo tanto hace todo lo posible por complacer. Con una niña y
siendo la mano derecha del presidente, ambas sabemos que los hombres te
huyen. Los intimidas. No tienes más familia que tu hija, y te aferras siempre
tanto a ella como a tu trabajo. Te estoy ofreciendo un asiento en la mesa
redonda, Mina, la mesa Callahan, y las dos sabemos lo poderoso que es ese
asiento.

—El público todavía no sabe lo de Olivia, —susurra mientras se peina el


cabello hacia atrás, puedo verla venir a mi lado, solo necesita un empujón
final.

—Esta noche, publicaré una lista de agentes encubiertos del FBI. El nombre
de Olivia será uno de ellos. Ella habrá muerto al servicio de su país. No
tomará ningún poco de imaginación entender cómo tú y Neal tuvieron una
amistad que floreció en algo más. En dos o tres años, podrán hacer pública
355
su relación. —Odiaba el hecho de que iba a tener que elevar a Olivia a ser
una maldita mártir, pero nuevamente, estaba más enfocada en el panorama
general. De esta manera, el presidente se vería bien y permanecería de
nuestro lado. Solo tendría la satisfacción de saber cómo ella realmente llegó
a su fin.

— ¿Qué podría haber estado haciendo Olivia como agente encubierto del FBI
dentro de una de las familias de élite de Estados Unidos?

Esa es una buena pregunta.

—Delincuentes de cuello blanco, —respondo—. Estafas artísticas de


millones de dólares y todo eso. Encaja perfectamente. Está configurado; todo
lo que necesito es que estés de acuerdo.

—No soy el tipo de Neal.

— ¿Eres mujer?

— ¡Por supuesto!

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—Entonces eres su tipo, —respondo, esperando.

Ella asiente. —Bien. Por favor, solo prométeme que mi hija estará a salvo
sin importar qué.

—Ahora es la prima mayor de Ethan. Te prometo que nunca le harán daño.


Ahora sal de mi auto.

Cuando ella sale, Declan y el conductor entran en sus lugares al frente.

— ¿Qué fue eso? —Declan se mueve para mirarme.

No respondo, sigo revisando los informes de noticias en mi teléfono, hasta


que finalmente veo las noticias de última hora que estaba esperando.

La masacre del Blue Garden.

—Liam y Neal han terminado con su almuerzo. —Le digo.


356

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CAPÍTULO 31

“En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”.

—George Orwell

MELODY

—Ve a la cama, amor.

La voz de Liam me sorprende. Me levanto de golpe y lo apunto con mi arma


antes de que pueda acercarse más.

Mira abajo y luego a mí. — ¿Es en serio?

—Lo siento, —murmuro. Y cuando me pellizco el puente de la nariz, bajo el


arma al lado del mouse de mi computadora. Me estiro y todos mis huesos
crujen como si hubiera envejecido durante la noche.
357
Tirando de una silla al lado de mi escritorio, se sienta a mi lado. —Son las
3:00 a.m. amor, necesitas descansar, puedes terminar esto más tarde.

—Quiero terminarlo ahora, —le digo mientras me muevo de nuevo en mi


asiento.

Al mirar a Liam, noto que me estaba mirando intensamente. Intento no


concentrarme en el hecho de que no lleva nada más que el pantalón del
pijama.

— ¿Qué?

Sacude la cabeza y sigue mirando. —He estado pensando mucho


últimamente.

— ¿Sobre nuestro plan? Porque es…

—No. Sobre ti —declara mientras se inclina hacia adelante. Su rostro es


serio y luce como si estuviera tratando de leerme.

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—Está bien... —No estaba segura de a dónde iba esto. Usualmente me daba
más para seguir, pero parece estar pensando en ello también.

—Y como mi padre quería que me casara contigo, —agrega—. Sigo pensando


en lo mucho que discutí con él sobre eso. Lo mucho que no quería estar
contigo. Sin embargo, adelanta unos cuantos años y aquí estoy, incapaz de
imaginar un mundo en el que no estés. Sabiendo que eras el mejor regalo
que me dio.

No estaba segura de qué decirle, no era buena con las palabras. En cambio,
tomo sus manos y beso sus nudillos.

—Traeré un poco de café ya que no vendrás a la cama. —Sonríe mientras se


levanta de su silla.

No quiero que piense que no me importa. Me paro, lo sigo y envuelvo mis


brazos alrededor de su espalda cuando entra en la oscura cocina. Mientras
beso su columna vertebral, él echa la cabeza hacia atrás.

—Te amo, —susurro.


358
Saliendo de mis manos, se da la vuelta y me levanta.

—Sé que lo haces, —murmura mientras besa mis labios suavemente.

Hubiera sido increíble si mi maldito estómago no hubiera gruñido fuerte.

Él sonríe en nuestro beso.

—Bueno, eso no es sexy, —murmuro.

—No, es lindo. Vamos, —responde mientras me baja de puntillas y me guía


más allá en la cocina.

Saca una sartén y agarra unos huevos de la nevera.

— ¿Qué estás haciendo? —Lo miro mientras me apoyo en el fregadero.

—Al ver que eres la peor cocinera del planeta, pensé en hacer huevos y queso
a la parrilla, —dice con naturalidad, mientras toma el pan de la despensa.

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—Puedo cocinar un huevo y queso a la parrilla, Liam. —Cruzo los brazos y


miro a su espalda, y me mira divertido.

— ¿De Verdad?

No me gusta la sorpresa en sus ojos. Pisoteando del fregadero a la estufa,


tomo los huevos y trato de romperlos sobre el sartén. Lamentablemente, el
primero se rompe en mi mano.

— ¡No te atrevas! —Espeto cuando él retiene una risita y me entrega una


toalla de papel. Lo limpio de mis manos.

—Inténtalo de nuevo, —responde y me entrega otro huevo.

No lo tomo. —Deberías hacerlo...

—Oh no, no, esposa. Te metiste en esto y no te voy a dejar salir. —Se
interpone en mi camino.
359
—Podría llevarte así. —Lo evalúo.

—Y entonces todavía no tendrías tu huevo y queso a la parrilla. —Sonríe


mientras sostiene el estúpido huevo—. Vamos, te ayudaré.

Rodando mis ojos, me doy vuelta cuando él aparece detrás de mí. Coloca el
huevo en el recipiente transparente con el resto de ellos y me entrega un
cuchillo. Sin pensar, lo primero que hago es darle la vuelta en la mano para
medir el peso antes de ajustar mi agarre.

Me agarra la muñeca. —Esposa, no lo estás usando como arma en este


momento. Simplemente lo usaremos para conseguir un poco de
mantequilla.

Pone la mantequilla delante de mí.

— ¿Por qué necesito un cuchillo para eso? —Le pregunto mientras levanto
toda la barra con mis dedos y lo dejo caer en la sartén.

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— ¡Mel! —gime y suelta una risita al mismo tiempo que apoya su cabeza
contra la mía.

— ¿Qué? Usas la mantequilla para engrasar la sartén para que las cosas no
se peguen, ¿verdad? Así que pongo ¡la mantequilla en la sartén!

— ¡Sí, un pequeño trozo, no toda la maldita cosa! —Murmura mientras


observamos que la mantequilla se derrite en la sartén caliente.

—Bueno, ahora tenemos más. —Odio cocinar.

—Ahora, moriremos de diabetes —dice, y puedo sentir cómo sacude la


cabeza detrás de mí.

Metiendo la mano en el gabinete, agarra un tazón y derrama un poco de la


mantequilla derretida antes de bajar el fuego.

—Me gusta asar el pan y el queso primero antes de hacer el huevo. —Me
dice mientras espera que agarre el pan. Agarro dos rebanadas, las coloco en
el sartén mientras él coloca el queso encima.
360
— ¿Cuánto tiempo esperamos?

—Hasta que comienza a dorarse y el queso se derrite sobre él. Si se quema


estamos jodidos... no nos queda más pan, —responde.

Me inclino y observo detenidamente, haciendo que se ría una vez más. Solo
lo ignoro.

—Ahora toma el huevo y rómpelo sobre el pan, —susurra detrás de mí. Está
tan cerca que puedo sentir su aliento caliente en mi cuello.

Tomando el huevo, su mano cubre cuidadosamente la mía mientras me


ayuda a golpear el huevo a un lado del sartén, y con una mano, lo vertimos
sobre el queso.

—Perfecto.

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Me estremezco y no respondo. ¿Quién sabía que cocinar podría ser tan
sexual? Sus manos van a mis caderas mientras me muestra cómo voltear el
pan y deja que los huevos se cocinen de un lado.

—Bien.

Maldito sea.

Por alguna razón, ninguno de los dos habla más. Me ayuda a terminar los
sándwiches y agarramos dos vasos de leche antes de pasar a la isla de la
cocina. Se sienta en el taburete mientras yo me siento en la isla.

—Mi padre una vez intentó enseñarme a cocinar, —le confieso mientras
como una parte mi sándwich.

— ¿Pero no lo dejaste? —Sisea cuando el huevo le quema la lengua.

—Le dije que dejara de tratarme como a una niña. Pensé que quería que
aprendiera a cocinar, así no me concentraría en las armas. Entonces,
mientras trataba de enseñarme, seguí haciendo malabarismos con
361
cuchillos. Dios, lo volvía loco a veces. Mirando hacia atrás, probablemente
no fue tan sabia elección. —Me río.

—Creo que lo fue. Me gustas que dependas de mí sin importar la razón. Mi


madre en realidad me enseñó a cocinar. Ella me dijo que las mujeres
amaban a un hombre que pudiera cocinar. Supongo que tenía razón.

—Supongo que es agradable. Aunque preferiría que mi hombre tuviera un


conjunto de habilidades. —guiñó un ojo mientras bebo mi leche.

— ¿Tu hombre? Alguien se ha vuelto posesiva, —responde mientras da otro


mordisco.

—Tienes la maldita razón.

—Declan me dice que tuviste una conversación privada con Mina. —Él
cambia de tema.

— ¡Qué manera de cortar el rollo! —Frunzo el ceño.

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—Soy tu hombre, y tengo un conjunto de habilidades para recuperar el rollo
en cualquier momento cuando quieras. —Esta vez, me guiña un ojo
mientras toma su bebida.

—Bueno, perdón, Casanova. —Sonrío.

—Tienes la maldita razón.

—Para responder a tu pregunta, le pedí a Mina que se involucrara


sentimentalmente con Neal, —le digo, mordiendo mi sándwich una vez más.

Se congela a mitad de la mordida y me mira. — ¿Qué?

—Ahora, antes de que te enojes conmigo por no decirte lo que iba a hacer,
recuerda cómo estabas ayer por la mañana. Tenías una cosa en mente; Y yo
quiero tener a Avian tanto como tú. Pero también quiero asegurarme de que
seguiremos caminando en terreno estable cuando todo esto termine.

—Mel…
362
—Neal necesita a alguien, Liam. Solo piensa en ello. A veces tienes sexo
conmigo para ayudarte a calmar y relajar. No me importa. Disfruto el hecho
de que tomarme hace que te sientas mejor. Pero Neal no tiene a nadie en
este momento, y preferiría que la próxima mujer que él traiga a esta familia
no sea tan estúpida como para enfadarme.

—Mel…

—Y podrías pensar que él no está listo. Quiero decir, a él le importaba Olivia,


pero la forma más rápida de superar a alguien es meterse con otra persona.
Ella…

Está de pie antes de que pueda parpadear. Sus labios chocan con los míos
mientras aprieta fuertemente mi cabello.

— ¿Podrías dejar de jodidamente interrumpirme, así te digo que estoy de


acuerdo con tu plan? —dice a solo centímetros de mis labios. Conocía esa
mirada en sus ojos. Estaban cubiertos y llenos de lujuria.

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—No vamos a terminar de comer, ¿verdad? —Le pregunto mientras dejo caer
mi sándwich sobre el plato sin romper el contacto visual.

—Tener a alguien a quien amar me hace sentir mejor, Melody. No es solo tu


cuerpo. Cuando estoy dentro de ti, cuando estás gimiendo mi nombre, soy
feliz porque estoy tan cerca de ti cómo es posible.

RRIIIIPPPP

Me arranca la pobre camisa y, sin sujetador, mis pezones se endurecen. Su


boca esta en mi cuello; sus manos ahuecan mi trasero mientras me levanta
y nos aleja de la cocina y nos lleva a la sala. Sabía que iba a ser duro, tal
como me gustaba pero, en ese momento, deseé mentalmente haber tenido
tiempo de estirar primero.

363

LIAM

En el momento en que la acuesto en el sofá, sus piernas me envuelven como


una serpiente y nos arroja al suelo. Tomando mis manos, ella las coloca
sobre mi cabeza.

—Si te mueves, tendré que lastimarte, esposo, —me susurra, y sonrío


mientras muevo mis manos sobre sus senos. Ella las mira por un momento
antes de abofetearme en la cara.

—Joder, —siseo, cuando siento que la quemadura se extiende por mi mejilla,


pero ella no se detiene allí. Inclinándose hacia atrás, me agarra, haciéndome
saltar en sus manos.

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—Manos arriba, —espeta. Y esta vez escucho. Sacudiendo los pantalones de
mi pijama hacia abajo, tira del cordón hasta que se suelta y luego lo usa
para atarme las manos.

—Mel…

—No hables, —me dice una vez más.

Me besa con fuerza antes de moverse hacia mi cuello. Luego se frota sobre
mí con besos febriles que se convierten en mordiscos. Siseo de placer y dolor.
Lentamente trabaja hacia abajo, con ligeros besos en mi pecho. Sabía a
dónde iba con esto, estaba empeñada en volverme loco con su lengua. Me
adelanto cuando me toma de nuevo en sus manos y besa mi ombligo.

—Me pregunto cuánto tiempo puedes aguantar.

—Mel, no...

Pero no hay forma de detenerla mientras lame desde la base de mi eje hasta
la punta una y otra vez. Mordiéndome el labio, respiro profundamente por
364
la nariz.

—Joder, —siseo cuando finalmente me lleva a su boca cálida. Me adelanto


y la miro mientras me tiene adentro. Está disfrutando de la forma en que
me estremezco con cada toque, y de la forma en que mis dientes se aprietan.

Ella chupa más fuerte cuando sus dientes rozan ligeramente mi eje, pero
me niego a darle la satisfacción. Deteniéndose, se quita los pantalones
cortos y la ropa interior antes de aterrizar contra mí.

—Maldita sea, Mel, quítame estas cosas, —le digo mientras levanto las
muñecas para tocarla, pero las aleja con una sonrisa.

—Ahh... —gimo mientras lentamente se abre paso hacia mí.

Girando la atadura de mis muñecas, las llevo hasta mis dientes y tiro con
todas mis fuerzas hasta que finalmente se rompen. Una vez liberado, la
agarro por la cintura y la abrazo con fuerza mientras la volteo sobre su
espalda.

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—Te tomo bastante tiempo…

Sus piernas se envuelven alrededor de mi cintura cuando la beso con fuerza,


pero me aferro a sus muslos.

Saliendo de ella lentamente, su espalda se arquea hacia arriba del piso.

ZAS.

—Joder, —gime.

Tomando uno de sus pezones en mi boca, muerdo mientras uso mi otra


mano para agarrar el otro.

ZAS.

—Liam, por favor, solo fóllame, —ruega.

De nuevo, me alejo lentamente y ella muerde.


365
—Maldición…

ZAS.

Ella me mira con frustración y todo lo que puedo hacer es sonreír.


Obligándose a mecerse contra mí, cedo a sus necesidades. Agarrando sus
muslos, la follo duro y rápido.

—Si. Oh joder, yo... yo... —Sus senos se sacuden tanto que se ve obligada a
sostenerlos.

—Así es cariño, córrete, —le susurro—. Córrete por mí.

— ¡Liam! —Responde.

Pero si piensa que he terminado, se está engañando a sí misma.

—Ponte de rodillas. —Le ordeno.

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Sin lugar a dudas, hace lo que le digo, permitiéndome una vista perfecta de
su trasero. Frotándome contra ella. Gime.

ZAS.

— ¡Joder! —Grito, mientras su trasero se sacude y mi mano se marca en su


trasero.

ZAS.

Esta goteando por mí y lamo todo mientras tiembla.

ZAS.

Una de sus rodillas se debilita.

ZAS.

— ¡Ah! —Ella se corre por mí, y una vez más disfruto de su sabor.
366
—No deberías tentarme así, esposa. Me gusta verte temblar y gemir
demasiado, —susurro.

ZAS.

Su trasero está tan rojo que mi polla palpita al verlo. La necesito ahora.
Agarrándola, me estrello contra ella.

— ¡Jesús, joder...!

—No Jesús, solo yo. —Sonrío mientras agarro un puñado de su cabello y la


follo.

—Tan cerca, —siseo cuando el sudor de mi frente gotea sobre su espalda—


. ¡Mel!

Me corro tan fuerte que mi cuerpo tiembla. Sin ninguna fuerza restante,
caigo a su lado.

—Joder. —Inhalo profundamente mientras trato de recuperar el aliento.

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—Joder, —responde mientras se acurruca a mi lado.

Envolviendo mis brazos alrededor de ella, la acerco aún más, y ambos


descansamos en la oscuridad sin decir una palabra más. El único sonido
que se podía escuchar es el sonido de nuestras agitadas respiraciones
hasta...

BIP.

BIP.

— ¿Qué es eso? —Le pregunto mientras se sienta rápidamente.

BIP.

Al tercero, ella salta y regresa corriendo a la oficina. Con un gemido, la sigo


a las pantallas de las computadoras. Todo parece igual, había archivos sobre
archivos de información inútil.
367
—Mierda, —susurra, haciendo clic.

— ¿Qué pasa? —Pregunto, incapaz de mirarla a la cara porque estoy más


que cautivado con el resto de ella.

—Lo sabía, —murmura con la mano sobre sus labios.

Eso me llama la atención, y cuando me acerco, veo fotos, impuestos,


archivos, empresas... y todo es sobre nosotros.

— ¿Qué es esto?

—Configuré un sniffer33 en las computadoras de Avian. He estado revisando


datos tratando de encontrar todo y de todo lo que tiene sobre nosotros. Esto
es, una línea de tiempo de todo lo que hemos hecho, y evidencia de que está
echando tierra sobre Valero junto con nosotros. Todo está aquí.

33
Un sniffer (también conocido como analizador de redes, analizador de paquetes o analizador de protocolo)
es un programa de ordenador usado para controlar y analizar el tráfico red transmitido de una localización de
red a otra.

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— ¿Puedes borrarlo? ¿Hay copias en otro lugar? —Si tuviéramos esto ahora,
podríamos matar al hijo de puta.

Ella no habla, y de repente aparece un temporizador para las próximas


veinticuatro horas.

—Mel, ¿qué está pasando? ¿Por qué encontramos esto ahora? —Tengo que
chasquear los dedos frente a su cara para captar su atención.

—Esta es la única copia.

—Bien, entonces elimínalo.

Ella sacude la cabeza. —No tengo la capacidad de hackearlo, necesito


eliminarlo directamente de una de sus computadoras. Solo necesito saber
cuál es. Me llevará días borrar esto.

—Está bien, entonces esperamos...

Nuevamente sacude la cabeza y señala el reloj. —Él planea liberar toda esta
368
información en las próximas veinticuatro horas.

— ¡Eso es suicidio!

Mientras nos miramos sin saber qué decir, suena el timbre de nuestra
puerta, y cuando Mel pasa a la fuente de seguridad, lo veo parado afuera
con un cigarro en una mano, y un bastón en la otra. Llevaba su mejor traje.

—Avian, —digo por el intercomunicador.

—Bien, estás despierto, —dice mirando a la cámara—. Abre la puerta para


que podamos morir todos juntos.

Es entonces cuando me golpea. Aquí fingíamos ser terroristas, sabiendo


muy bien que nunca nos volaríamos para llegar a Avian. Sin embargo, se
había ido y hecho exactamente lo contrario de eso. Sabía que no podía
vencernos, así que nos estaba llevando a todos con él. Nos iba a exponer a
todos.

Él era el terrorista suicida.

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CAPÍTULO 32
“Si no lo cazas y lo matas, te cazará y te matará”.

—Flannery O’Connor

LIAM

—Entonces déjame aclarar esto, ¿él simplemente entró aquí y dijo que
quería morir? —Pregunta Neal mientras Mel y yo miramos a un Avian atado
desde detrás de un espejo unidireccional.

La habitación en la que está es más pequeña que las habitaciones que


tenemos en casa. Sin embargo, nuestra casa de Washington no había sido
diseñada con las mismas funciones. Es una habitación gris lisa sin salidas
para iluminación natural. Solo había una puerta y el panel de vidrio que nos
permite mirar dentro. Esta cárcel improvisada era la única seguridad en la
que habíamos invertido en esta casa. Pero haría el trabajo.
370
No estaba luchando. Se sentaba tan cómodo como alguien atado y casi
desnudo, podría sentarse en una silla. Todo lo que lleva puesto es su ropa
interior y un vendaje apretado alrededor de su rótula. La sangre ya estaba
empezando a salir. Obviamente no se había molestado en ir con un médico...
sin embargo, no parecía adolorido. Lo cual era extraño ver, tanto Declan
como Neal le habían golpeado la mierda antes de arrastrar su culo aquí.
Tenía el labio roto, los ojos magullados y algunos cortes en los brazos, cuello
y cara.

— ¿Alguien más piensa que esto es una locura? —Continua Neal—. Este no
puede ser el último movimiento de este tipo. No destruiría todo lo que se ha
pasado construyendo toda su vida.

—Estoy de acuerdo. Esto está jodido, incluso para él. Pero estoy pasando
por todo esto y todo es real. Son nuestras verdaderas cuentas bancarias,
incluso las cuentas en el extranjero, nuestros socios comerciales, fábricas y
lugares de interés; quería que viéramos que lo sabía todo. Y nos quedan
veintidós horas antes de que esto se filtre en todos los medios de
comunicación principales del mundo, —Declan espeta escribiendo en la
pantalla de la computadora—. Incluso tiene los nombres y correos

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electrónicos de todos los periodistas a los que quiere que estos archivos
lleguen, listos para enviar.

Demostrando que incluso quería controlar su propia caída.

Miro a Mel y la encuentro mirando intensamente a Avian. No puedo evitar


preguntarme si ella está pensando lo que yo estoy pensando. ¿Qué tan
rápido podríamos superar esto? ¿Podríamos incluso huir de esto?
Tendríamos que huir no solo de nuestras vidas sino que también tendríamos
que cambiar nuestras caras. Estaríamos en la parte superior de la lista para
el FBI, la CIA y cualquier otra maldita abreviatura en el libro. Seríamos las
personas más buscadas del mundo. ¿Cómo podríamos huir con Ethan? Su
rostro estaría en todos los medios como el nuestro. Congelarían todos
nuestros activos y derribarían nuestras operaciones, tanto legales como
ilegales. Cuanto más pensaba en huir, menos y menos probable parecía ser
una opción. Lo que nos deja con dos opciones: quedarnos y ganar, o
quedarnos y morir, porque no iban a poder llevarnos vivos.

—Deberías hablar con él, —le digo. Porque si lo hiciera yo, podría saltarme
la parte de hablar e inmediatamente comenzaría a golpearle la cara.
371
Se gira hacia Neal. —Trae a Monte aquí lo más rápido que puedas, él está
en el centro de rehabilitación.

Él asiente y sale rápidamente de la habitación.

—Ya vuelvo, —nos dice Mel a los dos mientras sale.

¿Qué demonios? ¡No tenemos tiempo para esto!

— ¡¿Soy el único consciente del reloj del fin del mundo que se está agotando
en este momento?! —Declan pregunta mientras golpea sus manos sobre la
mesa—. No vamos a poder hackear esto. ¿Debería buscar a Fedel y que la
familia nos encuentre? Tenemos que irnos ahora y obtener una ventaja en
todo esto.

—No estamos huyendo, —le digo cuando Mel regresa con una botella de
whisky, un kit de primeros auxilios y una bolsa de lona pequeña.

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No nos dice nada a ninguno de nosotros antes de entrar en la habitación y
cerrar la puerta con su pie.

—Liam…

—Declan, jodidamente no te lo volveré a decir. No estamos huyendo. Cállate.


Siéntate y espera. Él quiere despistarnos de nuevo, y lo estás dejando jugar
con tu cabeza. Ahora ¡concéntrate! —le grito, cuando con toda honestidad,
me estaba hablando a mí mismo.

Centrándome en ella, veo como le deshace el vendaje y expone la carne de


su rodilla, el hueso, la sangre y la piel. Ella toma el whisky y lo vierte sobre
la herida, su pierna tiembla, pero él no grita ni siquiera se estremece. Al
darse cuenta de eso, ella me lanza una rápida mirada antes de tomar el
vendaje nuevo y lo envuelve alrededor de su rodilla. Si él no responde a esto,
entonces torturarlo para sacarle información no sería posible. De hecho, él
desearía que perdiéramos aún más tiempo con él mientras el reloj sigue
corriendo.

Cuando termina, toma una botella de ibuprofeno de su kit le inclina la


372
cabeza hacia atrás y pellizca debajo de su mandíbula para forzarlo abrir la
boca. Dejando caer las pastillas, las baja con el whisky.

—Al menos es humano, —murmuro para mí mismo mientras tose y farfulla.

Todos teníamos la capacidad de controlar el dolor, pero algunas cosas eran


solo de naturaleza humana, como toser un líquido que había sido forzado
por nuestras gargantas.

Lentamente, ella empaca todo.

—Estás perdiendo el tiempo, —habla por primera vez desde que llegó aquí.

—Tengo todo el tiempo del mundo, —responde.

—Estás mintiendo, —se ríe por lo bajo—. Puedo ver el miedo en tus ojos.
Estas pensando acerca de qué tan lejos podrías llegar si huyes.

—Me sorprendiste, Avian, tengo que darte eso. Nunca pensé que te rendirías
tan fácilmente.

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Él se ríe. Se ríe como un loco, y me pregunto si de ahí Aviela obtuvo su


locura.

—No me he rendido, Melody. He ganado. —Él sonríe—, tu marido me hizo


ver eso con su pequeña masacre ayer. Mi nombre ya está empañado, está
en el ojo del público. Y por alguna razón no me molestó tanto como pensaba.
Gracias a todos por esa maravillosa revelación, se siente como si una carga
se hubiera quitado de mis hombros. Tú me quitaste lo único que pensé que
me importaba. Lo único que queda ahora que puede satisfacerme es saber
que los destruí.

<<Tu mundo ha terminado. Lo hice, y nunca más ninguna persona


alcanzará el mismo estatus como esta familia. Pasarán el resto de sus vidas
huyendo como perros hasta que alguien los mate. Pensaste que eras
despiadada. Pensaste que eras intocable. Estabas equivocada. Sólo hay uno.
Y ese soy yo. Entonces dime, ¿cómo se siente saber que has estado bajo mi
pie todo este tiempo? >>

—No te desangres cuando esto termine. Estoy segura de que a Liam le


373
gustaría pagarte adecuadamente por su padre. —Responde mientras sale.

— ¡Tic - Tac! —Grita antes de que su risa maníaca estalla una vez más. Mel
no responde mientras cierra la puerta detrás de ella.

—Si alguna vez pierdo la razón, tienes permiso para matarme. —Me dice
mientras deja caer la bolsa sobre la mesa.

—Anotado, —le respondo mientras nos entrega dos relojes uno a Declan y
otro a mí, antes de colocar uno alrededor de su propia muñeca.

—Vamos a entrar en la oficina de Avian y voy a hackear su computadora, —


dice.

— ¿Cómo sabes que es la computadora correcta de la que proviene este


programa? —Pregunta Declan.

Ella sacude la cabeza. —No lo sé. Tú y Monte piratearán a todos estos


reporteros. Como cuando tratabas de ocultarme a mi madre. Incluso cuando

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el tiempo se acabe, quiero asegurarme de que no puedan acceder a esta
información.

— ¿Por qué no le agregas un virus? De esa manera, si abren alguno de los


archivos, destruiría su disco duro, —sugiero y ambos se congelan.

— ¡Y es por eso que eres el jodido jefe! —Declan aplaude.

Mel se mueve a su lado y mira por encima de su pantalla.

—No tenemos tiempo para construir uno desde cero, ¿tienes uno en tu
sistema? —pregunta.

—De hecho, sí... —Él sonríe. Sin embargo, cuando hice clic en una de las
carpetas, todo el sistema se apaga.

— ¡¿Qué carajo acaba de pasar?! —Le grito, puedo sentir mi corazón en la


garganta, mientras Mel lo aparta y reinicia todo solo para que el reloj vuelva
a funcionar. Se sale de control, hasta que finalmente se detiene.
374
— ¡Maldita sea! —Grita Mel mientras toma el botiquín de primeros auxilios
y lo arrojaba hacia el espejo.

Ni siquiera puedo hablar. Lo que una vez fue veintidós horas, ahora se
redujo a once. Once malditas horas.

— ¿Intentaste adjuntar algo a mi programa? Tsk-tsk. ¿No te dije que eso


reduciría tu tiempo a la mitad? Esa fue una pequeña sorpresa que tu madre
agregó para mí cuando configuró el programa. Al menos ella era buena para
algo. —Avian se echa a reír.

No puedo evitar agarrar mi manopla. Irrumpo en la habitación, pateando la


puerta. Agarrando su cuello, la estrello contra su cara.

— ¡Estúpido hijo de puta!

Lo golpeo y su pómulo se quiebra bajo la fuerza de mi golpe.

—Si crees que voy a caer así, ¡estás equivocado!

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Golpeo su nariz, disfrutando cómo se siente cuando se rompe en dos partes.

—Liam, —Mel llama detrás de mí.

Aferrándome a su garganta mientras mi otro puño cuelga en el aire, digo: —


Mejor reza, anciano.

Él sonríe y la sangre en su boca se derrama como una cascada junto con


algunos sus dientes. —No le temo a la muerte. No le temo a la exposición.
No tienes control aquí. Tic - Tac.

—Liam, —llama Mel de nuevo.

Dejándolo ir, pateo su pecho con tanta fuerza que él y la silla caen hacia
atrás.

Al salir de nuevo, me saco la manopla.

— ¿Qué diablos pasó? —Grita Neal cuando entra en la habitación y sus ojos
se centran en el reloj.
375
Se da la vuelta hacia Monte, que esta vestido con unos pantalones cortos y
una camiseta. Su pierna izquierda se ha ido y tiene un yeso en su pierna
derecha. Gracias a Dios todavía tenía sus manos.

— ¿Te ha contado? —Le pregunto.

—Pensé que nos quedaban más o menos veinte horas, —Dice.

—Si intentas corromper o cambiar el programa, reduce el tiempo a la mitad.


Entonces, si no podemos eliminarlo desde este extremo, entonces
comencemos a hackear las computadoras de los periodistas. Configura el
virus desde su final y elimina todo el correo entrante, junto con cualquier
otro lugar donde planeaba enviarlo, —le dice Mel cuando pasamos corriendo
junto a él y subimos las escaleras.

Ninguno de los dos habla. Vamos directamente a buscar sus armas en el


armario.

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—Liam, llama a Coraline, —dice Mel, y me congelo cuando estoy colocando
el cargador.

—No, —le digo. Sabía lo que eso significaba, y no iba a aceptarlo.

—Bien, entonces lo haré yo, —dice mientras saca su teléfono.

—Mel, vamos a superar esto…

— ¿Lo sabes con seguridad? —Me espeta cuando se levanta—. Porque yo


no. ¡No es así como se suponía que iba a pasar esto! ¡Planeamos algo para
cada movida de mierda que este imbécil pudo haber hecho! ¡Todo menos
esto! Tenemos once horas, Liam...

— ¿No crees que lo sé? Vi el maldito reloj, Melody. Estuve allí, pero tiene que
haber una forma de salir de esto. ¡No aceptaré que él sea más listo que
nosotros! Lucharemos o moriremos. ¡Pensé que ese era el código por el que
vivíamos!

— ¡Lo era, hasta que tuvimos un hijo! —Me grita mientras su rostro se pone
376
rojo y todo su cuerpo se sacude—. Sé lo difícil que fue crecer con un solo
padre. Tú los tenías a ambos, pero Ethan no tendrá nada ni a nadie. Tendrá
que pasar el resto de su vida escondido y avergonzado. Discúlpame un
momento mientras trato con mis malditas emociones humanas por las que
estabas tan empeñado en hacerme sentir. ¡Discúlpame mientras trato de
pensar si salir y luchar vale la pena a renunciar a la oportunidad de huir
contigo y con nuestro hijo! ¡Dame un maldito momento, Liam!

Ella me empuja fuera del camino ya marcando.

—Coraline… Coraline cállate y escúchame maldita sea. —Se seca una


lágrima del ojo—. Quiero que tú, Evelyn y Ethan empaquen y estén listos
para la próxima hora. Jinx estará ahí pronto… no, solo guarda lo suficiente
para un vuelo largo, pero no lo suficiente para pesarles. Están huyendo. No
tengo tiempo suficiente para explicar, solo hazlo y asegúrate de que nadie te
detenga. ¿Puedo escucharlo por un momento?

Mi cabeza se detiene cuando escucho su voz quebrarse cuando él debe estar


al teléfono. Agachándome, bajo la glock mientras habla.

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J. J. M C C A V O Y
—Realmente vamos a tener que enseñarte cómo decir “Mamá”, —murmura
al teléfono.

Debe haber dicho “Dada” otra vez, y no puedo evitar sentirme orgulloso de
él por eso. Cada vez que lo escuchaba, me sorprendía y estaba extasiado de
nuevo. ¿Qué pasa si nunca escucho eso de nuevo?

Huir. Todavía tenemos tiempo para huir. Seríamos fantasmas para cuando
esto llegue a las noticias.

—Dada.

Mel coloca el teléfono en mi oído. La miro, pero ella no me mira.

—Cuídate, Ethan. Estaremos contigo pronto, lo prometo, —le digo.

—Daddddaaaaa. —Él se ríe sin entenderme.

Despidiéndose, cuelga antes de acercarse a mí y comienza a cargar las


pistolas en la mano mientras se coloca dos cargadores de repuesto en la
377
espalda.

— ¿Quieres huir? —Le pregunto seriamente—. Porque si lo haces, lo haré.


Caminaré ahora mismo y pasaré el resto de mi vida contigo y nuestro hijo
en una cueva, si eso es lo que quieres.

Ella pone su cabeza sobre la mía y estamos en silencio por un momento


porque eso era todo lo que nos quedaba.

—No puede ganar así. No iremos a prisión, —susurra.

Entonces estaba decidido. Íbamos a pelear. Y si no parábamos esto, íbamos


a morir; ya sea por la policía cuando vinieran, o por nuestras propias manos.

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CAPÍTULO 33

“Esta es tu vida y está terminando un momento a la vez”.

—Chuck Palahniuk

MELODY

Respiro profundamente cuando salgo de nuestro auto y me dirijo hacia el


edificio federal. Parece que todo y todos estaban trabajando en contra de
nosotros. ¿Es realmente así como nuestras vidas iban a terminar? ¿Era este
el karma? ¿Estábamos siendo torturados por todos nuestros pecados antes
de morir?

Con cada paso a través de la grava blanca hacia el edificio, mi corazón golpea
contra mis costillas cuando el cálido viento del verano me da en la cara como
la hoja sin filo de un cuchillo de mantequilla. Podía sentir las gotas de sudor
que me bajan por la cara, el cuello y los senos; y la historia de nuestra vida
en mi mente: la primera vez que conocí a Liam, la primera vez que le disparé, 378
la primera vez que follamos, seguido de la primera vez que realmente
hicimos el amor, nuestro primer asesinato juntos, nuestro primer aborto
involuntario y nuestro primer hijo.

El sol se siente como una luz de interrogatorio gigante en mi piel y gimo


suavemente para mí con asco. Nunca había odiado el sol tanto como lo hacía
en este maldito momento. Me sentía tan expuesta, no hacías este tipo de
mierda en el día: todos estaban despiertos, alertas, moviéndose alrededor.

—Nos quedan nueve horas, Mel, —suena la voz de Liam a través del
auricular que me había puesto. Sé que tenemos nueve malditas horas;
Había visto pasar el tiempo mientras estábamos atrapados en la hora pico.
Era un tipo diferente de infierno sentirme impotente en un auto a medida
que pasa el tiempo. Una puta hora, si no lo supiera mejor, habría pensado
que Avian también había planeado eso.

—Su cartera e identificación, señora, —dice el guardia de seguridad en la


entrada.

Le doy las dos cosas y, al pasar por el detector de metales, otra mujer da
unas palmaditas por los costados de mi vestido.

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—Indique la naturaleza de su visita.

—Tengo una reunión con el Director Doers, —miento.

Él asiente mientras me entrega mi bolso y mi identificación. —Perdón por


toda la seguridad extra, Sra. Callahan. Con las amenazas en curso, tenemos
que ser minuciosos. Solo diríjase a la recepción y la dejarán pasar.

—Por supuesto, lo entiendo completamente. —Sonrío, mientras meto el


bolso debajo de mi brazo y camino hacia el mostrador negro que estaba
frente al banco del ascensor. Cuando volvimos por primera vez a
Washington, habíamos planeado entrar al edificio J. Edgar Hoover. Sabía
que necesitaba echar un vistazo a la computadora de Avian, teniendo en
cuenta que no podía hackearla desde afuera. Sin embargo, nuestro plan se
basaba solo en que el personal nocturno estuviera aquí, no todos los
agentes.

Estaba caminado a través de las líneas enemigas y en su territorio.


379
—Bienvenida al Edificio J. Edgar Hoover, Sra. Callahan. No estaba segura
si lo lograría. Su marido ya está arriba.

—Vine directamente del spa. Me había olvidado por completo de esta


reunión, —me río.

—Está bien. La Sra. Mina Sung ya los ha autorizado a ambos en nombre del
presidente. Sin embargo, como le dije a su esposo, el Director Doers aún no
ha llegado, —dice la mujer detrás del mostrador.

No quería tener que usar al presidente o Mina para esto, era desorganizado;
sin embargo, no había forma de que pudiéramos entrar sin llamar la
atención innecesaria.

—Está bien. —Me apoyo contra el mostrador—. Nos dijo que podíamos
esperar en su oficina. ¿Está mi esposo allí ahora?

Ella frunce el ceño. —Lo siento, señora, eso va en contra del protocolo.

¿A quién le importa una mierda?

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—Sarah, —leo su etiqueta con su nombre—. ¿Tiene que llamarte o algo así?

Ella se endereza. —Lo siento, señora. Incluso si él me llamara y me


concediera el permiso, no se me permitiría hacerlo simplemente porque va
en contra del protocolo y yo podría perder mi trabajo. Lo mejor que puedo
hacer es darle un pase para subir y esperar con su marido.

—Gracias. —Tomo el pase y camino lentamente hacia los ascensores.


Cuando su mirada se mueve hacia otra persona, me muevo y me dirijo hacia
el pasillo con aspecto estéril que conduce hacia el baño.

Revisando debajo de todos los puestos para asegurarme de que estoy sola,
me quito las perlas y deslizo rápidamente cada joya en el conducto de
ventilación.

Querido Dios, deja que esto funcione. Tiene que funcionar. Era nuestra única
oportunidad.

Camino de regreso al elevador tan tranquilamente como puedo y veo, para


380
mi alivio que su atención ya estaba centrada en una nueva persona. Las
puertas del ascensor se abren y yo subo.

—Detengan el asen… —grita alguien cuando las puertas comienzan a


cerrarse, pero no me molesto.

— ¿Está hecho? —Pregunta Liam en mi oído.

—Si. Estoy aquí, —susurro.

Cuando se abren las puertas, lo veo sentado en el vestíbulo, mientras los


agentes continúan trabajando detrás de una puerta de vidrio separada.
Atrás, filas de cubículos grises ocupan el espacio.

— ¿Cuánto tiempo crees que tendremos? —Susurro, mientras me siento a


su lado.

— ¿Para qué despejen todo el edificio? Unas pocas horas si tenemos suerte.
Hazlo ahora.

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Saco mi teléfono, marco el 411.

—Señor y Señora Callahan, ¿podemos traerles algo? —un hombre con


archivos metidos debajo de su brazo se detiene y pregunta.

—No, estamos bien, gracias. Todos se ven lo suficientemente ocupados tal


como están, —responde Liam.

No le presto atención a su charla. En cambio, miro mi reloj.

—Está comenzando, —susurra Liam y sigo su mirada hacia los conductos


de ventilación. El humo blanco comienza a extenderse como la peste. Es
lento al principio. Entonces comienza a verterse a través de cada conducto.
No es mortal, pero ellos no lo saben.

—Que suene la puta alarma ya, —siseo por lo bajo.

No tengo que esperar mucho antes de que se dispare.

— ¡CÓDIGO NEGRO! ¡Todos muévanse a las escaleras! —Grita un hombre


381
mientras el humo ahora se apresura.

La visibilidad es casi inexistente, y Liam y yo nos vemos obligados a seguir


nuestro camino por los muros. Él y yo no hablamos, optando por centrarnos
en las sombras de la habitación mientras nos movemos a través de las
oficinas. La oficina de Avian está cerrada con un teclado; sin embargo, ya
sabíamos la mayoría de los códigos. Al ingresar el código, Liam me abre la
puerta.

Liam se acerca al escritorio y se sube sobre el para cerrar las rejillas de


ventilación del interior de la oficina. Luego levanta la ventana abierta.

Sentada en su escritorio, noto todos los premios y fotos de él con personas


de prominencia; presidentes, líderes mundiales, la reina de la maldita
Inglaterra, incluso el maldito papa. Estaba dispuesto a tirar todo esto... eso
es lo mucho que nos odia, lo mucho que quiere destruirnos... la locura
realmente debe correr en mi familia.

Maldito hijo de puta.

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—Declan está conectado. —Liam aparece detrás de mí cuando comienzo la
monumental tarea de intentar hackear la computadora.

— ¿Cómo va todo, Declan? —Pregunto al iniciar sesión en el servidor


principal de Avian.

—Lento. Hay demasiados nombres y no hay suficiente maldito tiempo para


que pasemos todos y detenerlos individualmente. Por favor, por el amor de
Dios, dime que tienes la computadora correcta.

Mi corazón comienza a acelerarse cuando encuentro el programa.


¿Realmente podría ser tan fácil?

—Creo que sí…

En el momento en que lo abro, el temporizador una vez más se sale de


control. Lo que una vez fueron poco menos de nueve horas, se reinicia a
poco más de cuatro horas. Es como si me abofetearan y me arrancaran el
corazón del pecho.
382
— ¡Maldita sea! —Sisea Liam a mi lado.

—Ustedes necesitan salir de allí ahora, esa no es la computadora correcta,


y todo Washington está a punto de descender en ese edificio, —dice Declan.

No quería tocarlo. No podía ¿Pero a dónde podríamos huir si no terminamos


esto? Sabíamos esto al venir aquí y, sin embargo, nos habíamos arrinconado
en esta esquina.

—Inténtalo de nuevo, —me dice Liam.

Mis manos están en el teclado y las líneas de código pasan por la pantalla.
Es un laberinto de trampas, puedo ver algunas, otras están escondidas,
esperando a que la cague así el maldito reloj se dividiría una vez más.

—Mel, inténtalo de nuevo, —dice.

Con un clic casi silencioso, el temporizador gira. Dos horas, dos minutos.
Es como si conociera todos mis movimientos antes que yo. Como si Avian
se burlara de mí a través de la pantalla.

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—No vamos a ganar esto, Liam, —las palabras salen de mi boca y nunca en
toda mi vida me había sentido como un fracaso.

Hay un silencio entre nosotros mientras las sirenas suenan afuera.

—Lo sé, —dice finalmente Liam—, pero no nos rendimos, luchamos contra
esto hasta que no podamos. Declan, ¿todavía puedes oírnos?

—Sí, Neal también está escuchando aquí.

— ¿Ethan tomó el vuelo? —Mantengo mi voz apretada.

Deja de ser una cobarde, Melody.

—Todos están en el aire mientras hablamos, —responde Neal. Y con eso, el


miedo se va. Acepto la situación y me niego a romperme.

—Bien, deberían tener una o dos horas después de que esto se haga público.
Empaquen y váyanse, —les digo.
383
— ¿Qué pasa con Avian? —Neal pregunta.

¡Que se joda!

—Déjalo allí, esto es lo que él quería. Cuando la policía venga a buscar, lo


encontrarán también a él.

Hay un breve silencio antes de que Declan hable.

— ¿Qué pasa con ustedes?

Liam saca su arma y vacía el cargador hasta que solo queda una bala.
—No te preocupes por nosotros, hermano.

—Liam, todavía tenemos dos horas. ¡Todavía podemos hacer esto! —Grita
Neal mientras registra lo que planeamos hacer.

Liam me mira y asiente.

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Llega un momento en que tienes que aceptar tu derrota y entender que no
eres intocable. Que habría alguien aún más despiadado que tú. Que de
algún modo, de alguna manera, de una manera miserable, el mundo tenía
que reiniciarse. Teníamos una buena... una gran carrera. Seríamos
recordados para siempre. Chicago, diablos, todo el maldito país, nunca nos
olvidarían.

—Mel, ¿qué mierda estás haciendo? —Grita Declan mientras hace clic en la
siguiente trampa.

—Estoy poniendo fin a la tortura, —le digo mientras hago clic en la bomba.
Dos horas se convierten en veintitrés segundos.

— ¿Ambos han perdido la cabeza? —Grita Neal.

—Adiós, mis hermanos, —les dice Liam antes de cortar la línea.

Sacando mi auricular, saco mi arma, y como Liam había hecho saco todo
menos una bala cuando me pongo de pie para enfrentarlo. Nos miramos a
los ojos, sus ojos verdes parecen atravesarme.
384
Doce.

—No soy un fanática del fedora, —digo mientras sostengo el arma contra su
cabeza.

Once.

—El marrón no es tu color, —confiesa, su arma a pocos centímetros de mi


cara.

Diez.

—Cuando te conocí, odiaba el hecho de que iba a tener que matarte porque
pensé que eras atractivo.

Nueve.

Él sonríe; Me encanta esa sonrisa. —Realmente quería follarte.

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Ocho.

—Ya lo sabía.

Siete.

—Sé que lo sabías, solo tenía que decirlo en voz alta. Por cierto, fuiste el
mejor polvo que he tenido.

Seis.

—Maldito bastardo, —digo aunque no puedo evitar reírme.

Cinco.

Mi corazón se acelera cuando aprieto el arma.

— ¿Alguna vez quisiste más hijos? —Pregunta, tragando lentamente.

Cuatro.
385
—Realmente no lo había pensado. Primero quería ser una mejor madre para
Ethan. Él finalmente estaba comenzando a aceptarme, —susurro.

Tres.

Estúpidas malditas lágrimas.

Toma todo mi esfuerzo para luchar contra la avalancha de lágrimas mientras


mi determinación se desmorona. Él extiende la mano y las limpia con el
pulgar.

Dos.

—No soy la jodida emocional en esta relación. —Le sonrío.

Uno.

—Te amo, Melody Nicci Giovanni-Callahan.

AMERICAN
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Y apretamos el gatillo.

386

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CAPÍTULO 34

“La muerte termina una vida, no una relación”.

—Mitch Albom

LIAM

Cuánto le toma a un frío hijo de puta mirar a los ojos al amor de su vida y
luego poner una bala en su cráneo. Sabía desde el momento en que
hablamos sobre esto que no iba a poder hacerlo. Sin embargo, me sorprende
que ella también parezca incapaz de hacerlo. Me mira fijamente, su arma
aún levantada y caliente por la bala que había disparado contra la pared
detrás de mí, mientras mi bala permanece alojada en el marco detrás de
ella.

Colocando mi frente sobre la de ella, nos quedamos allí por un momento


mientras respiramos el olor del otro. ¿Somos débiles por no matarnos, o eso
nos hace fuertes? Yo no podría decir más. Me sentía muerto por dentro, pero 387
todavía la tenía y eso era todo lo que importaba.

—No me diste la oportunidad de decir “Yo también te amo, Liam Callahan”


—susurra.

Quiero sonreír, pero no puedo. Este es el final. Alejándose de mí, se vuelve


a la computadora. Los números en el temporizador se ponen todos en cero.

—Deberíamos irnos, —le digo justo cuando todos los datos comienzan a
codificarse, y todos los archivos en la unidad son enviados a varios
periodistas.

— ¿Qué demonios? —Mel murmura antes de sentarse.

—Mel, necesitamos...

—Los archivos se están eliminando, —susurra.

Mi corazón da un vuelco. — ¿Qué?

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Ella trata de escribir, pero el sistema la bloquea de inmediato y las páginas,
fotos, cuentas, todo lo que tenía sobre nosotros, se borra. Es como mirar el
final de un juego de solitario en donde todas las cartas se extienden antes
de que desaparezcan completamente.

— ¿Hiciste esto? —Le pregunto.

—No. No había nada que pudiera hacer. El programa estaba más allá de
mí...

Se detiene cuando aparece una pantalla de video y, de repente, está Aviela


con una gran sonrisa en su rostro y una copa de vino blanco en la mano.

— ¿Tienes problemas allí, padre? —Suelta una risita—. Desearía poder ver
tu cara ahora mismo. Oh Dios, debes estar listo para explotar de rabia.
Probablemente quieras sacar la mierda de mí. Apuñalarme unas cuantas
veces más, encerrarme en un agujero hasta que me comporte como
corresponde. Es una pena; es muy probable que ya me hayas matado.
Físicamente al menos. Pero no me importa, he estado muerta por mucho
tiempo y he tomado tu mierda por más tiempo. Puede que no sea lo
388
suficientemente fuerte como para destruirte, pero maldita sea, no te
facilitaré la destrucción de mi hija.

<<Así es, si se tratara de ella o de ti, siempre la elegiré. ¿Pensaste que


podrías cambiar eso de alguna manera? Te deje creer que no me importaba,
le disparé, casi mate a los miembros de su familia, solo para poder tener
este momento. Esta victoria. Todo lo que me has hecho coleccionar sobre
ella está aquí. El trabajo de mi vida, el único álbum de recortes que tengo
de ella, y lo estoy borrando. No hay copias para hacer, los he sellado con un
código para eliminarlos cuando el tiempo se acabara. Haz tu propio trabajo
sucio, estás enfermo, estúpido hijo de puta de mierda. ¡Jaque mate, papi!

Mi boca se abre cuando ella levanta su vaso hacia él, hacia nosotros.

—Te veré en el infierno, —dice mientras bebe todo el vaso—. Ah, y una cosa
más, si estás en tu oficina, realmente deberías irte, tengo algunos explosivos
listos para estallar en ese maldito lugar. Si lo logras, dile a mi bebé que dije
hola... y que lamento haber tenido que lastimarla.

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Con eso, ella se va, y no estoy seguro de cómo reaccionar. Melody se recuesta
en estado de shock, mientras sus ojos recorren la pantalla de la
computadora mientras los archivos siguen borrándose y todo está limpio.
Ella hace clic en el video nuevamente, pero una explosión repentina y
violenta estalla, haciendo que se rompan las ventanas y las paredes a
nuestro alrededor se agrieten.

— ¡Mel, tenemos que irnos! —Grito cuando el suelo se sacude violentamente


debajo de nosotros. Los cimientos del edificio sin duda están cediendo.

—Dame un segundo, —dice, mientras toma su teléfono y lo engancha al


procesador.

¿Qué demonios podría estar haciendo ahora?

Al apresurarme a mirar hacia afuera, veo a las autoridades de abajo que ya


están despejando el bloque.

Otra fuerte explosión hace eco en todo el edificio, causando que lo que no
ha caído aún, se derrumbe en el suelo.
389
—Mel… Vamos, —digo mientras se quita los tacones y se acerca a la puerta.

En el momento en que la abre un humo espeso, pesado y gris nos envuelve.


Cableado eléctrico cuelga del techo cuando partes de las paredes se
derrumban.

Corre por el pasillo cuando el piso debajo de ella cede repentinamente.

— ¡Mel! —Salto hacia adelante y la agarro del brazo— ¡No te dejé vivir para
que vayas y te hagas matar!

— ¡No pedí ser salvada, imbécil! Déjame ir. Podemos salir de esta manera.

Poniendo los ojos en blanco, hago lo que me pide y la suelto sin avisarle.
Ella cae con fuerza contra el escritorio debajo de ella.

— ¡Maldita sea, Liam!

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—Lo siento. Estaba demasiado ocupado siendo un imbécil, —suelto una
risita cuando rueda fuera del escritorio y yo salto abajo.

Me pongo de pie solo para ser golpeado en la mandíbula.

— ¡Perra! —Espeto mientras limpio la sangre de la esquina de mi boca.

—Deja de quejarte, tenemos que llegar a las escaleras.

Agarrando su brazo, la atraigo hacia mí y la beso. Mis dedos se abren camino


en su cabello mientras se aferra a mi cuello.

—Esto no ha terminado, —le digo, mientras tomo su mano y corro. Pongo


mi brazo sobre mi boca, tratando de mantener la mayor parte del humo de
ceniza fuera de mis pulmones.

Llegamos a la escalera y bajamos un tramo cuando el techo se derrumba


detrás nosotros.

— ¿Hay alguien ahí? ¡Ayúdenme, por favor! —Grita un hombre desde un


390
nivel inferior. Su pierna está rota, en un ángulo extraño y sangrando.

Mel me mira molesta.

Solo podríamos dejarlo.

— ¡Que alguien me ayude! —Ruega el hombre.

—Podemos usarlo para escapar, —susurro. Después de todo, todavía


estamos rodeados de casi todas las agencias de aplicación de la ley. Se
preguntarían por qué no habíamos dejado el edificio durante la evacuación
inicial.

Mel se acerca a él y presiona su pulgar contra su cuello hasta que se


desmaya.

—No tiene que vernos para ayudarnos, —dice.

Buen punto.

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Colocando su brazo alrededor de nuestros hombros, bajamos las escaleras.
Sus piernas arrastrando con cada paso que damos, pero hay un precio por
ser salvados, ¿verdad?

— ¡Tres más! —Grita un bombero, mientras corre hacia nosotros. Ambos


mantenemos la cabeza baja y miramos la grava cuando vienen por nosotros.

—Señor, señora...

—Estamos bien, pero le duele mucho, —dice Mel mientras nos envuelven en
mantas.

— ¿Hay alguien más allí? —Grita un policía por encima de las fuertes
sirenas y la creciente multitud que se había reunido para ver el edificio arder
detrás de nosotros.

—No pudimos ver nada. Nos perdimos y quedamos atrapados, y lo


encontramos cuando estábamos tratando de salir, —grito.

Asienten justo cuando otra explosión estalla adentro, rompiendo todas las
391
ventanas del nivel superior.

— ¡Muévanse! ¡Muévanse! ¡Despejen el camino! —Grita el oficial, mientras


nos conduce a la ambulancia.

—Estamos bien, solo quiero ir a casa, —les dice Mel.

—Señora, necesitamos que la revise…

—Me voy a casa. ¡Esta maldita ciudad está tratando de matarme! ¡Masacres,
bombardeos! ¡Siento como si estuviera en una puta guerra! —espeta
mientras otra bomba explota. La parte trasera del edificio comienza a
derrumbarse, enviando una espesa columna de humo hacia nosotros.

No lo era ideal, pero nos da la cobertura que necesitamos para escapar.

— ¡Liam! —Mel grita con una sonrisa en su rostro mientras nos alejamos de
la escena.

— ¿Qué?

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— ¿Acabamos de ganar?

—Casi.

Después de todo, todavía teníamos que lidiar con Avian.

MELODY

La suciedad y el polvo cubren cada centímetro de mí. Tengo el pelo pesado 392
y noto que incluso los extremos están quemados. Liam se ve igual de mal, y
por la mirada engreída en nuestras caras, sería difícil imaginar que
acabamos de escapar. Entramos al sótano, sin esperar encontrar a nadie
más que a Avian.

Sin embargo, Monte, que estaba sentado frente a la computadora, nos


apunta con su arma cuando entramos.

— ¿En serio? —Dice Liam, alzando una ceja.

— ¡Jefa! ¿Qué pasó? Todo se ha ido. ¿Cómo lo hicieron? —Pregunta mientras


gira su silla para mirarnos.

— ¿Qué demonios? —Gruñe Liam al notar que Neal y Declan golpean la


mierda de Avian—. ¡Pensé que les había dicho que se fueran!

—Neal dijo que no le quedaba nada, Declan llamó a Coraline y luego ambos
entraron allí antes de que pudiera hablar con ellos, —responde Monte.

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— ¿De Verdad? ¿Antes de que pudieras hablar con ellos? —Incluso con una
pierna podría haber dicho alguna cosa.

—Muy bien, tal vez quería que el bastardo que tomó mi pierna obtuviera lo
que estaba por llegarle. —Él contiene una sonrisa.

Sacudiendo mi cabeza hacia él, me acerco y agarro el manillar, luego lo giro


a la ventana.

—Así que aquí hay un asiento de primera fila, —le digo. Le doy unas
palmaditas en el hombro justo cuando Liam entra en la habitación.

— ¡Suficiente! Lo quiero vivo para poder matarlo lentamente, —dice Liam a


sus hermanos.

Se congelan, sus rostros cubiertos de salpicaduras de sangre, sin duda


sorprendidos de verlo.

—Liam, ¿qué demonios estás haciendo…?


393
—Salgan, —les dice cuando entro.

Dejando caer las manoplas, despejan la habitación, pero no antes de escupir


a Avian.

Avian deja caer la cabeza y la sangre gotea de la punta de su nariz. Toma


algunas respiraciones profundas y superficiales antes de escupir sangre.
Con la poca fuerza que le queda, se empuja hacia atrás en la silla. Uno de
sus ojos está hinchado y herido. Tenía que dárselo, era un viejo duro.

—Por las reacciones de tus hermanos, ¿supongo que está hecho? —Le
pregunta a Liam con su ojo bueno mirándonos—. Todos ustedes tienen más
agallas de lo que pensaba. Estaba seguro de que se iban a matar. Está en
su naturaleza.

— ¿Valió la pena, Avian? —Le pregunto—. Estaba en tu oficina, vi todo tu


arduo trabajo y lo tiraste todo. No lo entiendo.

—No puedes ganar si no estás dispuesto a perderlo todo. No le temo a nada.


No pierdo nada, yo no me aflijo por nadie y a cambio, puedo pasar mi vida

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torturándolos como lo hicieron conmigo. El miedo que surgió de ustedes
hizo que valiera la pena. Además, si realmente quisiera, podría haber hecho
un trato con el Departamento de Justicia, y pasar el resto de mi vida bajo
arresto domiciliario...

— ¿Pensaste que podrías salir de esto? —Le pregunta Liam—. ¿Por qué no
ir directamente al Departamento de Justicia y hacer el trato? ¿Por qué nos
permitiste hacerte esto?

—No le tengo miedo al dolor. Le doy la bienvenida. Nos hace fuertes. Huesos,
contusiones, cortes, todo sana. Mi mente es algo que nunca podrán tocar.

—El Departamento de Justicia no te tocaría con un poste de tres metros, —


le digo.

Se ríe mientras escupe más sangre. —No llegué a donde estoy sin recolectar
suciedad. Antes de Olivia, les pagué a tus empleadas, revisé tu basura y
hackeé los satélites solo para triangular su jet. Tengo suciedad de todos
ellos. Me dejarían en una isla desierta antes que dejarme revelar sus
secretos. Soy el último cazador, sé cómo protegerme la espalda.
394
—Quieres decir que mi madre lo fue, —corrijo.

Sacude la cabeza. —Tu madre no podría moverse sin mí, y mucho menos
pensar. Ella hizo lo que dijeron. No era una cazadora, era un cebo, un peón.

—Era más inteligente de lo que todos creímos. —Saco mi teléfono y


reproduzco el video.

— ¿Tienes problemas allí, padre?

Veo como sus ojos se abren y su boca se abre en estado de shock.

—No, —susurra, antes de comenzar a gritar—. ¡No! ¡Estúpida imbécil! ¡NO!

—Bueno, señor cazador, parece que el zorro lo engañó, —dice Liam mientras
Avian lucha contra su asiento. Camina a su alrededor, se para a su espalda
y pone una mano sobre su hombro, se inclina hacia su oreja y susurra—
Pero está bien, no le temes al dolor, ¿cierto?

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—Voy a hacer mi pregunta otra vez. —Sonrío mientras guardo el teléfono—
¿Valió la pena?

Liam comienza a quitarse la camisa.

—Esposa, puede que no llegue a cenar —me dice suavemente, y sé lo que


quiere. Venganza. Sangre por sus propias manos por su padre, y lo deje
tenerla. Tomando su camisa, asiento.

—Tómate todo el tiempo que necesites, —le digo antes de pasar a Avian—.
Adiós abuelo. Nunca fue un placer.

—Esto será muy bárbaro, —le susurra Liam mientras camino hacia la
puerta.

395

LIAM

Silbo cuando lo llevo al crematorio. Grita contra la cinta adhesiva, pero es


música para mis oídos. Golpeando el botón, las puertas de acero se abren
mientras el calor del horno precalentado escapa. El fuego ruge, excitándome
aún más. Él era incapaz de mover nada más que su cuello después de mi
pequeño episodio en la silla.

— ¿Alguna vez has leído Mil maneras horribles de morir? —Le pregunto
sabiendo que no puede responder—. Es una gran lectura: crucifixión, pozo
de serpientes, empalamiento. Iba simplemente a elegir un número aleatorio,
pero mi esposa dijo que teníamos que tratar con Rsamas ahora. Ya he
pasado demasiado de nuestra vida contigo.

No lucha contra las correas ya que está débil por la pérdida de sangre.
Palmeo su pecho y sé que arde.

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—Mantente vivo por unos momentos más. Al final, necesito verte arder.
Morirás por fuego, mientras nosotros renacimos a través de las llamas que
Aviela desató en tu oficina. Todo es bastante poético, ¿no te parece? No todos
podemos ser el fénix, algunos de nosotros tenemos que ser las cenizas.

Al presionar el botón, veo con alegría cómo las llamas lo llevan antes de que
se cierren las puertas.

—Solo piensa en eso cuando regreses al infierno, —le digo mientras sus
instintos se activan y comienza a luchar.

Sus fuertes gritos amortiguados podrían haber despertado a los muertos.

—Jaque mate, —digo, girándome cuando la puerta se cierra de golpe.

396

MELODY

Cuando Liam sube al avión, miro por encima de los asientos y lo saludo con
la mano.

—Finalmente, —murmura Declan desde el asiento de primera clase detrás


de nosotros.

—El bastardo codicioso ni siquiera podía permitirnos mirar, —se ríe Neal.

Me vuelvo hacia ellos e inmediatamente se ponen los auriculares y se relajan


en sus asientos.

—Lo siento, llego tarde, —dice mientras coloca su maleta en el


compartimento superior.

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— ¿Te divertiste? —Le pregunto, sabiendo muy bien que lo había hecho.

Sonríe y guiña un ojo en respuesta. — ¿Jinx sabe dónde encontrarnos? —


Pregunta unos segundos después y asiento.

Le había enviado a Coraline un mensaje diciéndoles que se detuvieran en


Inglaterra. No habían estado en el aire por mucho tiempo de todos modos.
Todos necesitábamos un descanso del caos; incluso si fuera solo por uno o
dos días.

Un movimiento repentino me llama la atención, y miro hacia el frente para


ver a Mina, con una niña en brazos, hablando con la azafata. Ella pasa
nuestra fila y se pone de pie donde Neal y Declan están sentados. Veo como
mira sus boletos, no hay duda que son los que le había enviado, antes de
mirar a Declan.

—Creo que estás en mi asiento, —su voz suave pero segura, hace que Liam
me mire con sorpresa.
397
—Oh, lo siento, —dice Declan mientras se levanta y mira a su alrededor
confundido. Luego él se arrastra a su asiento asignado. La niña en los brazos
de Mina extiende la mano y golpea a Neal, en un intento de llamar su
atención.

—Perdón por eso, —le dice Mina.

—No, no hay problema. —Él sonríe.

Me giro en mi asiento y miro hacia adelante con una pequeña sonrisa en mi


rostro.

—Damas y caballeros, enciendan sus pantallas para ver un mensaje del


Presidente de los Estados Unidos —habla el piloto por el intercomunicador.

—Justo a tiempo, —susurra Liam antes de encenderlo.

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EPÍLOGO
“Ropa cubierta de rojo,
Párpados doloridos y azules,
Nunca olvides a los despiadados
Porque ellos nunca te olvidarán”.

- J.J. McAvoy

MELODY

Me siento pacientemente con las piernas cruzadas y las manos dobladas.


Estoy haciendo todo lo posible por mantener la calma mientras la profesora
frente a mí continúa hablando sobre lo que posiblemente está mal con mi
hijo.

—Es mi creencia personal de que su hijo tiene un trastorno de ansiedad


social. Raramente juega o habla con los otros niños. De hecho, en todo su
tiempo aquí, nunca lo he visto interesado en otra cosa que no sean sus 398
garabatos. Entiendo que ambos son increíblemente...

—Lo siento, ¿mi hijo está reprobando tu clase? —Le pregunto con una
sonrisa.

—No pero…

— ¿Ha sido irrespetuoso de alguna manera?

—De nuevo, no…

— ¿Eres una psiquiatra con licencia?

Sus fosas nasales se dilatan cuando respira hondo.

Sonrío. —Tomaré eso como un no. Eres una profesora, una profesora muy
bien pagada, podría agregar. Después de todo, esta es la mejor escuela
privada del estado. Ahora, si te tomaste el tiempo de mirar estos garabatos,
verías que tiene un gran talento y una mente muy imaginativa. Supongo que
la razón por la que no responde en tu clase es porque está aburrido... esos

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paquetes que le das, los termina en menos de unos minutos mientras está
en casa. Entonces, en lugar de culpar a mi hijo o tratar de etiquetarlo con
un trastorno, que ya hemos establecido no figura en la descripción de tu
trabajo, ¿por qué no pruebas algunos otros métodos?

Su boca se abre como si no hubiera esperado que yo dijera algo, como si se


supone que deba llevar a mi hijo a revisar su cabeza.

—Creo que hemos terminado aquí, Sra. Henderson, gracias por atendernos
—Liam se levanta y arregla su traje y su corbata antes de ofrecerme su
mano.

—Por supuesto, Señor Callahan y Gobernadora, solo quiero que sepa que
soy una ávida defensora de...

—Adiós, Sra. Henderson, —la interrumpo y tomo la mano de Liam mientras


nos saca.

Fedel y Monte están parados en las puertas.


399
— ¿Por qué te ves tan triste, dulzura? —Le pregunto a mi hijo mientras
balancea las piernas de un lado a otro en el banco del pasillo.

— ¿Estoy en problemas? —Pregunta en voz baja.

—No, tu mamá aquí le gritó a tu maestra, —se ríe Liam.

Su cabeza desordenada de color marrón oscuro se alza bruscamente y su


boca se abre. — ¡Mami! —Me regaña.

—No grité. Acabo de corregir su error, es todo, —le digo y él se cruza de


brazos y me mira como si no me creyera.

—No quiero que me trasladen a otro salón de clases, me empezaba a gustar


este, —se queja, mientras pone la cabeza entre las manos.

Cayendo de rodillas frente a él, aparto sus manos. Pero aun así se niega a
mirarme.

—Wyatt, mírame, por favor.

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Suspira y me mira con sus familiares y grandes ojos marrones, aunque los
suyos tienen manchas verdes.

—Si te gusta la clase, ¿por qué no hablas? ¿O hablas con los otros
estudiantes? Sé que no eres tan tímido como actúas. Tú y Ethan pueden
hablar hasta por los codos. —Digo con una sonrisa mientras le hago
cosquillas en el estómago.

Intenta no sonreír, mientras se aleja de mí. —No lo sé. ¿Podemos irnos a


casa ahora? —Mira a Liam que está detrás de mí.

—Bien, —le digo, mientras le tiendo la mano, pero él corre entre Liam y yo,
y agarra nuestras dos manos.

—Papi, ¿podemos conseguir hamburguesas de Sal? —Suplica.

—La abuela está haciendo un picnic esta tarde, no quieres estar demasiado
lleno, ¿verdad? —Pregunta Liam.
400
Wyatt lo mira. —Papi, ahora tengo siete años, mi estómago está más grande.
Puedo comer como el tío Neal.

¡Dios, espero que no! Pienso mientras salimos.

Nuestro auto, junto con otros dos, uno en la parte de adelante y el otro en
la parte trasera, se detienen. Kain sale y nos abre la puerta, y Wyatt entra,
se quita la mochila y la tira a un lado.

—Llévanos a Sal, por favor, —exige antes de abrocharse el cinturón.

—Wyatt, dije que no, —le dice Liam severamente cuando entramos al auto
para sentarnos a su lado.

— ¿No podemos negociar? Prometo conseguir una para Ethan y Dona esta
vez. —Sonríe y yo me río por completo.

— ¿Quieres negociar o comprometerte? —Pregunto, mientras le paso la


mano por el cabello.

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Él se encoge de hombros. —Cualquiera que me consiga una hamburguesa.

—Regla siete —le recuerda Liam.

Wyatt hace un puchero mientras cruza los brazos. —Nunca discutas con el
jefe.

—Así es, entonces ¿por qué seguimos hablando de esto? —Le pregunto.

—Bien, déjame morir de hambre. Dona nunca más volverá a hablarte —


suspira mientras mete la mano en el bolsillo de su chaqueta azul marino
para sacar su reproductor mp4. Encendiendo su música, nos excluye y
lucho con todas mis fuerzas para no reírme.

Liam gime cuando se pellizca el puente de la nariz. —Puedo escuchar a mi


padre riéndose de mí. Pero honestamente, no recuerdo haber sido tan
frustrante, —susurra Liam.

Apretó su muslo. —Estoy segura de que no. Relájate, él solo está siguiendo
a Ethan, —le digo.
401
—Tenías que quedarte embarazada nuevamente tan pronto después de
Ethan. Como si manejarlo no fuera más que suficiente.

— ¿Perdóname? ¿De quién fue la idea de pasar una segunda luna de miel...?

—Nunca tuvimos una primera, entonces, ¿cómo podría haber una segunda?
Además, amabas Londres, Gobernadora.

Quiero patearlo. En cambio, copio a Wyatt y le doy la espalda. Todavía no


puedo creer que hayan pasado ocho años desde que nos habíamos librado
de Avian. Ocho años desde que había quedado embarazada nuevamente,
esta vez con gemelos; Wyatt Sedric Callahan y Donatella Aviela Callahan.
Los amo a los dos, pero a veces me siento igual al tratar con Donatella que
Liam con Wyatt. Debe ser por el hecho de que se parecen mucho a nosotros.
Donatella tiene a Liam envuelto alrededor de sus dedos con tanta fuerza que
ni siquiera es gracioso.

Habían pasado ocho largos años de caos controlado, y debido a que Liam y
yo nunca quisimos que los eventos que ocurrieron se repitieran, era

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necesario hacer cambios. Ahora estábamos más alejados del tráfico de
drogas. El comercio todavía estaba supervisado por nosotros, pero ya no nos
ensuciamos las manos. Weed había despegado a lo grande, y teníamos la
mayor retención en el mercado. Sin embargo, todavía había una demanda
de lo habitual: cocaína, metanfetamina y heroína, pero ya no se fabricaban
en Illinois. Después de todo, el plan de Liam para la primera mujer
Gobernadora de Illinois era limpiar las calles y realmente hacerlo.

Tomamos una página del libro de jugadas romanas: básicamente


permitimos que los vendedores siguieran moviendo un producto a cambio
de menos violencia. No se trataba del dinero, se trataba del poder; el control.
Avian nos enseñó eso.

Los traficantes de drogas eran extrañamente civilizados cuando tenías un


arma en la cabeza. Las pandillas y los carteles menores eran una historia
diferente. Solían salirse de control y generalmente nos veíamos obligados a
enviar un equipo de limpieza. Se necesitó una buena docena de muertes
grupales para que el resto recibiera el mensaje sangriento. No tenían idea
de quiénes éramos y eso solo sirvió a nuestro propósito al asustarlos. Con
Chicago brillando como estaba, fui elegida no solo una vez, sino también
402
para un segundo mandato. Llevaba casi cinco años en el cargo.

Al principio, pensé que Liam debería haber sido el candidato, pero había
señalado el hecho de que necesitaba mantener el aspecto comercial de
nuestras vidas... aunque sabía que disfrutaba en secreto tener su título de
Sombrerero Loco. Le había dado a este estado casi cinco años, y ahora todos
esperaban nerviosos para ver cuál sería mi próximo movimiento.

—Melody. —Liam me saca de mis pensamientos, mientras me muestra una


alerta en su teléfono. —Aparentemente, alguien del FBI nos ha estado
vigilando.

No era inusual. El FBI revisa a cada gobernador... principalmente porque


generalmente son corruptos. La única diferencia entre ellos y nosotros es el
hecho de que no podemos ser atrapados. Una vez que se reconstruyó el
Edificio J. Edgar Hoover, Liam y yo donamos cien millones de dólares para
los nuevos laboratorios de tecnología. Desconocidos para ellos, Declan,
Monte y yo habíamos establecido un programa de alerta. Si alguien alguna
vez mira nuestros nombres o nuestras vidas, lo sabríamos al instante y
decidiríamos cómo manejarlo.

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— ¿Qué están mirando? —Pregunto mientras revisa.

—Declaraciones de impuestos. —Sacude la cabeza antes de volver a guardar


el teléfono en el bolsillo.

—Por supuesto, —me río mientras Wyatt se relaja en mis brazos.

—Sin embargo, este picnic me va a volver loco. —Él gime cuando nos
detenemos en el parque —Prométeme que serás amable.

—Siempre soy amable.

—Sabes, después de todos estos años, todavía no te creo. —Me guiña un


ojo.

Ignorándolo, saco uno de los auriculares de Wyatt. —Estamos aquí y creo


que veo hamburguesas.

Se sienta y presiona su rostro contra la ventana. —No puedo ver nada, todas
403
las cámaras están en el camino.

Maldita prensa. No podríamos salir de la maldita mansión sin que nos


siguieran.

—Saldremos pronto, y por favor sé amable con tus primos, —le digo.

—Siempre soy amable, mami, —dice con naturalidad.

—De tal madre tal hijo. —Murmura Liam detrás de mí, haciéndome darle
un codazo.

LIAM

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— ¡Papi! —Grita Donatella en el momento en el que salgo del auto. Corre tan
rápido como puede antes de saltar a mis brazos.

—Ahora, ¿quién eres? —Le pregunto, mientras la sostengo frente a mí. Es


casi una copia al carbón de su madre; cabello castaño oscuro, una sonrisa
deslumbrante... pero ella tiene mis ojos... mis ojos verdes.

—Papi, sabes quién soy. —Me hace un puchero.

— ¿Pareces familiar? ¿Alguna vez has robado una de mis corbatas?

—He tomado prestadas unas pocas.

—Ahora, te recuerdo. —La acerco a mi pecho —Te comes todos mis cereales
favoritos, tomas prestadas mis corbatas y les haces bromas a tus hermanos.

— ¡Papi! —Ella se ríe y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello mientras


caminamos hacia el parque cubierto de hierba. Ella oculta su rostro en la
curva de mi cuello, molesta por todas las cámaras tanto como yo.
404
—Señor Callahan, ¿su esposa tiene planes futuros para postularse para
presidente?

—Señor Callahan, ¿cuáles son sus planes para el resto de su segundo


mandato?

—Damas y caballeros, —me vuelvo hacia ellos, mientras acerco a Donatella


a mi cadera —Cuando mi esposa tome una decisión, todos lo sabrán. Ahora,
si nos disculpa, tenemos un picnic familiar...

— ¡Y hamburguesas! —Grita Wyatt desde más adelante. Envuelve sus


brazos alrededor de su madre como si eso lo salvara de mí. Mel trata con
fuerza de contener su risa, puedo verla mientras le acaricia la cabeza.

Wyatt es su bebé.

—Tenemos un picnic y hamburguesas que atender, —les digo.

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Donatella se sacude de mis brazos y me encuentro con ganas de hacer un
puchero mientras corre hacia Wyatt y lo agarra del brazo antes de que
ambos salgan hacia Neal, que está de pie alrededor del fuego.

—La comida triunfa sobre el padre. —Mel me lo restriega antes de tomar mi


brazo.

—Uno pensaría que nunca los alimentamos, —murmuro, mientras escaneo


el área en busca de cualquier signo de Ethan.

No estaba con los hijos de Mina y Neal. Neal había adoptado a la hija de
Mina el año anterior al que dio a luz a su hijo, Sedric. Mina es buena para
él y, lo que es más importante, buena para nosotros, ya que ahora es la
gerente de campaña de Melody. A Neal, sabía que lo que más lo atraía de
ella era su franca honestidad... era un libro abierto. Ella le había dicho en
su primera cita que era Mel quien los quería juntos. Duró enojado con ella
durante cinco segundos antes de decidir que a caballo regalado no se le mira
la quijada.

— ¿Dónde está Ethan? —Frunzo el ceño para mí mismo aún sin verlo.
405
No está con Coraline y Declan, quienes están ocupados bailando música
mientras sus dos hijos bailan a su alrededor. Después de la recuperación
de Coraline, ella no había podido embarazarse. En cambio, adoptaron a una
niña, Helen, y luego, a través de una sustituta, pudieron tener un niño,
Darcy. Helen y Donatella habían formado una alianza contra todos los niños
de la familia. Cada pelea por el agua, la nieve y la tierra eran cosas suya.

—Ahí está. —Mel señala a Ethan, que se ha puesto su sombrero favorito


mientras está sentado en la rama de un árbol con un libro—. Parece que
está tratando de ser maduro otra vez.

Como era el niño mayor, trataba de actuar como si estuviera por encima de
sus hermanos y primos. Quería ser tratado como un adulto.

— ¿Vas tú, o debería ir yo? —Pregunta Mel.

—Voy yo.

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Ella asiente mientras se acerca a mi madre que está sentada detrás de su
caballete tratando de pintar. Era lo único que la hacía feliz, fuera de la
familia, por supuesto. Y se había vuelto realmente buena en eso. Incluso
había hecho un retrato familiar y logró poner a mi padre, justo donde
debería estar.

—Ethan, — lo llamo hacia árbol.

—Hola, papá, —dice, sin levantar la vista de su libro, que no es realmente


un libro, sino un diccionario de italiano.

— ¿Estás tratando de aprender italiano? —Esto es nuevo.

Se encoge de hombros y me mira. —Quería saber lo que mamá te estaba


gritando.

—Ella no estaba gritando.

—Lo estaba. Estaba realmente enojada, y mamá solo habla italiano cuando
haces algo malo, —afirma.
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Estos niños me iban a matar.

—Bueno, ¿qué has conseguido hasta ahora, sabelotodo?

Él sonríe mientras levanta su papel. — ¿Estás jodidamente…?

—Está bien, es suficiente, —lo interrumpo.

—Sí, eso es todo lo que tengo de todos modos. Ella habla demasiado rápido.

—Bueno, ¿puedes unirte a la familia ahora?

Mira alrededor del parque y luego sacude la cabeza. —Todos son bebés y me
dijiste que tenía que empezar a ser un hombre.

—Quise decir que tenías que dejar de delatarnos a tus tíos y a mí cuando
tenemos noches de póquer sin tu madre. —Tenía que dejar de tomarse todo
tan literalmente.

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—Papá, no quiero que mami me grite en italiano. Regla dieciséis: nunca
disgustes a tu madre.

Ahora está usando nuestras reglas contra nosotros.

—Sí, pero regla cincuenta y uno dice que siempre le digas a tu madre la
verdad a menos que vaya en contra del bienestar de tu padre.

Su boca se abre y salta del árbol. Lo atrapo, pero él se apresura fuera de


mis brazos, asegurándose de que nadie lo vea.

— ¡Esa no es una regla! —Dice mientras se coloca el sombrero sobre la


cabeza.

—También lo es. —Ahora.

—No lo es.

—Ethan, no puedes discutir con el creador de las reglas.


407
—Quiero estas reglas por escrito, como la Biblia o algo así. —Resopla
mientras yo me río... las obtendría de la misma manera que yo.

—Ethan, es tiempo de familia, ve a divertirte y actúa como un niño, eso es


una orden.

Hace un puchero pero suspira. —Bien, pero solo porque me dijiste que tenía
que hacerlo.

—Por supuesto. —Él asiente y comienza a alejarse. De repente recuerdo que


tenía la intención de preguntarle — ¿Ethan?

— ¿Sí? —Se detiene y me mira.

— ¿Por qué tu hermano no habla en clase?

Él sonríe. —Es un secreto.

—Ethan.

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Él suspira. —Le gusta una chica y la hizo llorar antes, así que ahora tiene
miedo de decir algo cuando ella está cerca. No le digas que te lo dije, ¿de
acuerdo? ¡Y no se lo digas a mamá!

—Está bien. —No puedo evitar sonreír.

Entonces Wyatt estaba enamorado. Sabía por qué no quería que su madre
lo supiera.

—Señor Callahan, —Avery Barrow, mi antiguo compañero de celda de lo que


parecía ser hace una vida, se me acerca, escoltado por Monte. Se había
convertido en un reportero y corresponsal político muy venerado a lo largo
de los años.

—Avery, gracias por hacerlo.

—Por supuesto, Señor Callahan, ¿supongo que es hora de que pague mi


deuda? —Sonríe y asiento antes de alejarme de la familia.

—Voy a necesitar que te encargues de algo por mí, —le digo mientras Monte
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le entrega una foto.

Su boca se abre.

— ¿Hay algún problema? —Le pregunto.

Sacude la cabeza, pero abre la boca de todos modos, una pequeña sonrisa
permanece en sus labios. —Siempre pensé que los malos perdieron al final.
Este mundo tuvo que equilibrarse.

Mi ceja se alza hacia él mientras me río. — ¿Sabes por qué inventaron a los
superhéroes? ¿Por qué miles de millones se aferran a personajes de ficción
en películas y libros?

Sacude la cabeza.

—Porque saben que aquí en la vida real, los villanos manejan el mundo.
¿Por qué si no los buenos mueren jóvenes?

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—Espero vivir una vida larga, —responde, recordando cuánto había
cambiado.

—Haz que se vea bien, Avery, —le respondo cuando lo dejo, y me dirijo a mi
esposa.

Se sienta en una manta blanca mientras Donatella corre de un lado a otro


cada pocos segundos, y deja un diente de león en la mano de su madre con
cada viaje.

— ¿Qué está pasando? —Pregunto, mientras me quito los zapatos y me


siento.

—Ella quiere hacer una corona de dientes de león, pero el viento sigue
soplando, —responde Mel cuando Donatella regresa con un solo diente de
león y lo coloca en sus manos.

—Cariño, sabes que puedes tirar más de uno a la vez, ¿verdad? —Le
pregunto.
409
—Lo sé, —dice antes de volver a buscar otro.

Miro a Mel, que se encoge de hombros. Las cosas se hacen a la manera de


Donatella o no se hacen.

—Así que Avery…

—Él se encargará de eso, —le digo.

— ¿No vas a extrañar Chicago? —Susurra mientras mira los rascacielos que
se encuentran en la distancia del parque. Ya se está adelantando a sí
misma... pero de nuevo, siempre obtenemos lo que queremos.

—Es solo por ocho años.

Me inclino para besarla cuando un diente de león es empujado a mi cara.


Miro a Donatella, que sonríe cuando lo acepto. Luego, sin otra palabra se va
corriendo de nuevo.

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Lo coloco detrás del cabello de Mel antes de decir —Melody Callahan, futura
Presidenta de los Estados Unidos de América, te amo.

—Liam Callahan, futuro primer esposo, te amo más. —Ella me besa.

Esta es mi vida. Nuestra vida. Y no la hubiera cambiado por el maldito


mundo.

*** 410

EL FIN

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LAS REGLAS DE LA FAMILIA


DE CALLAHAN

1. Matas por la familia. Mueres por la familia porque no puedes confiar


en nadie más.
2. Sin prisioneros y no tengas remordimiento por ello.
3. El hecho de que vendas drogas para ganarte la vida no es una excusa
para no vestirte bien.
4. No hay un maldito divorcio.
5. Una familia. Un techo.
6. Algunas veces para ganar tienes que perder.
7. Nunca discutas con el jefe.
8. El dinero es dinero. Si no puedes hacerlo, tómalo.
9. Un secreto es solo un secreto si una persona lo sabe.
10. Debes casarte antes de los treinta. Elige sabiamente.
11. No cagues donde comes, tanto en sentido figurado como literal.
12. Nunca vendas productos de mierda. Es una desgracia para mí y la 411
familia.
13. Haz que te recuerden a toda costa.
14. Ser personas despiadadas con los extraños que saben quiénes somos
realmente. Sé generoso con los que no. Y sé el corazón, el alma y la
mente de la familia.
15. Si la familia alguna vez traiciona a la familia, no muestres piedad ni
perdón, y ponlos en la tierra.
16. Nunca disgustes a tu madre.
17. Presta atención a las advertencias de tu madre.
18. Tu madre es la única que te hablará honestamente. Acéptalo sin falta.
19. Nunca hagas esperar a tu madre.
20. Tu padre nunca es viejo y no sería prudente afirmar que lo es.
21. Tu padre algún día morirá. Hónralo y sigue adelante.
22. Supera a tu padre.
23. Solo porque uno sea viejo no te hace sabio.
24. El hecho de que uno sea joven no te hace tonto.
25. Escucha todas las voces en las calles.
26. Nunca olvides de dónde venimos y cuánto nos sacrificamos para llegar
aquí.

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27. Nunca olvides a nuestra gente. El clan debe ser cuidado tanto aquí
como a bordo.
28. Recuerda que es el clan el que nos da nuestro poder.
29. Recuerda darles y recibiremos a cambio.
30. Nunca olvides nuestra lengua materna. Pásalo a tus hijos para que
puedan transmitirlo a los suyos.
31. Nunca olvides nuestra historia, tanto personal como pública.
32. Disfruta de lo que tienes para que nunca desees perderlo.
33. Nunca te entregues hasta el punto de la estupidez o la ceguera.
34. Necesitas personas para gobernar.
35. Respeta la ayuda; ellos saben más de lo que aparentan.
36. Asegúrate de que la ayuda tenga tanto o más en juego que tú.
37. Sé lo que temen los hombres y las mujeres.
38. Siempre estar por delante de la policía.
39. Tener al menos un hombre adentro.
40. Luego ten con él a otro hombre en el que confíes más, del que no sepa
nada.
41. Los enlaces débiles nunca son aceptables. Somos una máquina. Si
alguien falla, asegúrate de que nunca vuelva a fallar.
42. Controla los medios a cualquier costo.
412
43. Ten un plan de salida no solo para ti, sino también para la familia.
44. Nunca apagues tu teléfono.
45. Recuerda: el conocimiento es poder. Pero el poder también es fuerza,
dinero, velocidad y habilidad.
46. La familia es familia incluso cuando deseas que no lo fueran.
47. Los puntos hechos en sangre siempre serán recordados.
48. Ama a tu esposa por encima de todo lo demás... después de todo, ella
es quien puede mantenerte caliente por la noche o asegurarse de que
nunca te despiertes.
49. Nunca engañes. Las aventuras destruyen a la familia. Ninguna cara o
cuerpo lo valen.
50. Somos Callahans, si alguien alguna vez nos falta al respeto, no solo los
acabas, acabas todo lo que les importa tanto en el pasado como en el
presente. Haz de ellos el ejemplo de lo que sucede cuando te metes con
la familia equivocada.

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—Buenas noches. Esta noche, me complace informar al pueblo
estadounidense y al mundo que los Estados Unidos ha llevado a cabo una
operación que ha resultado en el desmantelamiento y la aniquilación del
grupo terrorista conocido como Rsamas.

<<Como todos saben, han sido responsables del asesinato de docenas de


inocentes hombres y mujeres en el último mes. Hoy, bajo mi dirección, agentes
especiales atacaron una operación en el pequeño pueblo de Roster, Alabama.
Y después de un tiroteo, los hombres responsables de la masacre del Blue
Garden, el bombardeo del edificio J. Edgar Hoover y el asesinato de agentes
federales en todo el país, incluida mi hija, así como muchos de sus hijos e
hijas; fueron llevados ante la justicia.

<<Hoy, todos los que buscan provocar terror recuerdan la grandeza y


tolerancia cero de este país y la determinación del pueblo estadounidense.
Nosotros no nos doblegaremos ante el terror. Lo enfrentaremos y diremos que
hoy no. Nunca. Como tal, un monumento será construido para conmemorar a
los caídos. Debemos, y lo haremos, permanecer vigilantes. Gracias. Que Dios
los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.>>
413
Los pasajeros estallan en vítores cuando Liam besa el dorso de mi mano.

—Ganamos. Se acabó, —me susurra.

—Esto nunca volverá a suceder, —le susurro.

—Lo sé.

Asiento, pero no puedo hablar. Sí, ganamos esta guerra y me iba asegurar
malditamente de que sería la última en el que peleamos. Las cosas iban a
tener que cambiar. Pero en este momento, ahora todo lo que me importaba
era tener a mi hijo en mis brazos y mi esposo a mi lado.

AMERICAN
R U T H L E S S P E O P L E #3 S A VA G E S
J. J. M C C A V O Y

Acerca del autor


J.J. McAvoy nació en Montreal, Canadá, y
actualmente estudia humanidades en la Universidad
de Carleton. De niña, escribió poesía, donde
algunas de sus obras fueron publicadas en
boletines locales. La pasión de J.J. por la
literatura siempre ha sido el papel de personajes
trágicos y antihéroes. En su serie "Ruthless
People", intenta traspasar los límites no sólo con
sus personajes, sino también con los lectores.
Actualmente está trabajando en un nuevo romance
contemporáneo para adultos titulado Black Rainbow, 414
que saldrá a la luz en mayo de 2015.

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