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Sebastian Marroquín Peña

Universidad del Rosario

¿Por qué existe el dolor de miembro fantasma?

Las sensaciones dolorosas que presenta una persona al tener algún dolor
fantasma en alguna de sus extremidades suelen ocurrir por amputaciones o
perdida parcial de estos. Generalmente se suele hablar de una combinación entre
disminución de temperatura y flujo sanguíneo para explicar este hecho; la
persona asocia su recuerdo de tener su extremidad “presente” ya sea porque las
terminaciones nerviosas de la extremidad aún están presentes (entregar la
información al cerebro haciéndole creer que no se ha perdido), o por la reducción
de contracciones en el musculo influyendo en la intensidad del dolor1.

La distinción entre el dolor del miembro fantasma y la sensación de miembro


fantasma es esencial. Son diferentes conceptos, referidos a sensaciones
experimentadas por el paciente de manera distinta:

 Sensación fantasma: la creación del cerebro de un sentido del miembro


fantasma basado en la previa experiencia de este como una percepción en
lo que se refiere a sus características físicas, es decir, esas características
espaciales del cuerpo humano.

 Dolor fantasma: El dolor del miembro fantasma consiste en la percepción


de sensaciones de carácter doloroso presentes tras la amputación del
miembro.

Cuando una persona es amputada, el área removida presenta una reducción de


temperatura en comparación a la demás. Según estudios, se ha demostrado que
existe una relación inversa entre el dolor sentido y el grado de temperatura en que
este se encuentra. La sensación típica de “hormigueo” que siente una persona
regular al presentarse un dolor en dicha parte, cambia en las personas amputadas.
Básicamente las sensaciones fantasmas presentadas en el miembro tratadas con
procedimientos quirúrgicos cuyo propósito es evitar una combinación entre
nervios y tractos del cerebro han sido inútiles para eliminar estas sensaciones.

Para hablar de una hipótesis a este tema tenemos que introducir un nuevo
concepto: sistema somatosensorial. Este sistema se presenta en la totalidad del
cuerpo, a diferencia de otras funciones biológicas del cuerpo ante un órgano
específico. La función de este es “informar de las diferentes cualidades de los
contactos que se dan en nuestro cuerpo y el entorno”. Una respuesta a este
problema sería una relación entre una estructura afectada por el sistema
somatosensorial y una experiencia del dolor de la persona en su pasado. Se han
postulado diversas teorías a lo largo de los años, dada la compleja naturaleza de
este fenómeno, en las que se intenta explicar este origen tanto en el sistema
somatosensorial o bien en el sistema nervioso periférico. También se aborda la
situación en la que sea un origen en ambos sistemas.

El sistema nervioso periférico es la formación de un terminal bulloso con


ramificaciones, más conocido como neuroma 2. Es un terminal nervioso que crece
de manera desorganizada y se encuentra localizado a la altura del nervio
seccionado en el muñón. Este neuroma produce unas descargas nerviosas
anormales de forma espontánea, en respuesta a estímulos externos como el frío o
el calor, interpretadas en la médula espinal y en el cerebro conectándose con las
sensaciones de la altura de la extremidad o del miembro amputado.

Sin embargo, las teorías señalan el origen de estas sensaciones en el sistema


nervioso central. Dichas teorías se basan en la existencia de una representación
corporal asentada en la corteza cerebral que modifica la experiencia de nuestra
propia corporalidad, llamado homúnculo.

Las técnicas electrofisiológicas e imágenes funcionales cerebrales comprueban


cómo la amputación nerviosa producía cambios en la organización funcional de
la corteza motora primaria. Ante la ausencia de estímulos de entrada tras la
amputación, el cerebro genera por su cuenta y de manera autónoma sensaciones
que son consideradas apropiadas, correspondiéndose con las sensaciones de
miembro fantasma que los pacientes de sufren de este dolor cuentan.

Una de las teorías que mejor puede explicar este fenómeno se basa en la idea de
la reorganización cortical y neuroplasticidad (por ejemplo cuando el cerebro de
un adulto se reorganiza afectando a la percepción visual adaptándose y así
cambiando como resultado de dicha experiencia), la cual plantea que las áreas
que representan la zona amputada son invadidas por áreas adyacentes tanto en la
parte somatosensorial como en la corteza motora, encargada pues, del control y
ejecución de los movimientos voluntarios.

De acuerdo con un trabajo de investigación del hospital Sant Pau realizado a


monos, se observó que, después de la amputación del dedo medio de un mono,
mediante una estimulación sensitiva de los otros dedos y un cable pequeño que
monitoriza la actividad de las células nerviosas en el área analizada (estos son
microelectrodos cerebrales) se detectaba una activación del área correspondiente
al dedo amputado3.

Entonces, ¿cuál es el área que percibe el dolor en el cuerpo? Implementando la


teoría de dos doctores reconocidos en el campo de investigación de los
mecanismos del dolor, Dr. Melzack y Dr. Wall, cuya hipótesis se basa en la
existencia de una red neuronal específica que integra la información sensitiva de
la periferia de nuestro cuerpo generando la sensación del dolor. En su complejo
entendimiento del cerebro debe entonces existir esta red que se encarga de
integrar múltiples estímulos y generar un patrón de respuesta específica de dolor
según corresponda. Es por eso por lo que se crea una respuesta específica que
depende de la sinapsis (contacto entre terminaciones de células nerviosas)
introducida en los genes de cada persona; ejemplo de esto son los niños que al
nacer lloran sin que nadie les enseñe, pero experimentan sufrimiento por el
cambio brusco de entorno. Esta respuesta se va modificando según las
experiencias que el individuo tenga a lo largo de la vida como lo son las
situaciones de estrés físico o emocional en que se interactúa con el sistema
neuroendocrino produciendo factores de inflamación.

Melzack y Wall también explicarían la patología del dolor de miembro fantasma,


manifestando que ante la pérdida de la modulación de los impulsos del miembro
amputado la respuesta de la neuromatriz se expresa en ráfagas de alta frecuencia,
características de la interrupción de los impulsos nerviosos desde los órganos
sensoriales hacia el sistema nervioso central 4. Este dolor sería similar a lo que
conocemos como "calambre" dado por la actividad neural que intenta activar los
músculos perdidos, ya que ambas respuestas se están originando en el cerebro y
no en el sitio de lesión como tal.

En todo caso, la experiencia de miembro fantasma para los pacientes que la


presentan es extremadamente realista, sobre todo en fases iniciales. Las
sensaciones que se perciben en el miembro que no existe son diversas,
sensaciones como quemazón, hormigueo, calor, frío, calambres, etc. suelen ser
las más frecuentes.

Existen factores locales que incrementan las posibilidades de desarrollar un


síndrome de miembro fantasma5:

 infección de la herida de muñón


 reducción local del flujo sanguíneo
 tensión en el muñón
 edema
 sangrado y formación de hematoma
 dolor existente previo a la amputación
 situaciones estresantes
 daño previo en la médula espinal o nervios periféricos que abastecían al
miembro amputado.

También se ha observado en las personas con dolor de miembro fantasma


alteraciones de la temperatura en el miembro comparado con pacientes no
amputados.

Existen estudios que han demostrado que la estimulación táctil repetida del
muñón provoca un aumento de la intensidad del dolor del miembro fantasma.
Algunos expertos en el tema piensan que tanto las alteraciones a nivel del sistema
nervioso central como del periférico son necesarias para el desarrollo de este
síndrome, debido a que muchos eventos no se podrían explicar sin considerar
ambas hipótesis.

A manera de conclusión, se distingue una falta de explicación patológica en este


dolor y la dificultad de mejoría de los pacientes que lo presentan, no obstante, los
múltiples tratamientos, han dificultado la creación de una solución terapéutica
efectiva. Es por esto por lo que la primera medida a tomar seria prevenir su
aparición, aunque tampoco se sabe si esta prevención ayude a aumentar la
efectividad.

El tratamiento de dolor de miembro fantasma sigue presentando un reto médico,


ya que, a pesar de las alternativas terapéuticas existentes y las diferentes técnicas
analgésicas y anestésicas desarrolladas, sigue siendo un problema de difícil
tratamiento. Los medicamentos utilizados con el fin de eliminar o reducir el dolor
de miembro fantasma son variados, e incluyen opioides (morfina), anti
convulsionantes, antidepresivos (amitriptilina), etc.

Bibliografía

1. Electroterapia excitomotriz. Tomado de


http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion/electroterapia_exitomo
triz.pdf
2. Cuartero Diago, García Arnaiz. Síndrome del miembro fantasma. Abril
2012. Hospital Universitario “Marqués de Valdecilla”.
3. Vinciguerra, Darila. Eficacia de la prevención del dolor de miembro
fantasma en las amputaciones de extremidad inferior. Universidad
Autónoma de Barcelona.
4. Sociedad de Anestesiologia de Chile. De la compuerta a la neuromatriz y
neuromodulación. Abril 2019.
5. Pellicer F. Cuando la conciencia corporal se enferma. Tomado de
http://repositorio.inprf.gob.mx/handle/123456789/4463

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