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DERECHO PENAL ESPECIAL II

Penal

Integrantes:

María Camila Tapiero Mariñez

Valeria Echavarría Chaverra

Mariana Quiceno Gil

Alejandro Álzate Días

Santiago Mejía Vanegas

DOCENTE:
Robert Anzola
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Contenido
Título IX (PRIMERA PARTE)..................................................................................................2

Delitos Contra La Fe Pública......................................................................................................2

1.1 Capítulo Primero...............................................................................................................2

1.2 De la falsificación de la moneda.......................................................................................2

1.3 Capitulo Segundo............................................................................................................11

1.4 De la falsificación de sellos, efectos oficiales y marcas.................................................11

1.5 Capitulo tercero...............................................................................................................19

1.6 De la Falsedad en documentos........................................................................................19

TITULO XII..............................................................................................................................33

SEGURIDAD PÚBLICA.........................................................................................................33

EL BIEN JURÍDICO “SEGURIDAD PÚBLICA”..................................................................33

Título XIII.................................................................................................................................73

Delitos contra la salud pública..................................................................................................73

Capítulo I..................................................................................................................................73

TÍTULO XIII............................................................................................................................89

“De los delitos contra la salud pública”....................................................................................89


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TÍTULO IX (PRIMERA PARTE)

DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

El bien jurídico tutelado es la fe pública, esta es la confianza colectiva en que lo que emana de

las instituciones del Estado, ya sean actos, instrumentos, símbolos o documentación, cuentan con

la calidad de verdaderos.

1.1 CAPÍTULO PRIMERO

1.2 DE LA FALSIFICACIÓN DE LA MONEDA.

La moneda es el signo representativo del precio de los bienes y servicios. En el sistema de

relaciones económicas y jurídicas, la moneda que puede ser metálica o de papel, tiene las

siguientes propiedades o funciones:

Servir como medio de cambio, de medio de solución de actos y contratos y por tanto de medio

de pago.

En Colombia la moneda es también un servicio público a cargo del Estado, que se presta a

través del Banco de la República, dotado de emitir la moneda conforme a las regulaciones de la

Junta Monetaria.

Corresponde al congreso de la república fijar el peso, la ley, tipo y denominación de la

moneda.

Para efectos penales, se equipará a moneda los títulos de deuda pública, los bonos, pagarés,

cédulas, cupones, acciones y demás valores emitidos por el Estado o por instituciones o
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entidades que en este tengan parte. Todos estos objetos son documentos de crédito y su emisión

debe ser autorizada por la ley. Tienen como finalidad principal financiar o capitalizar las

referidas entidades o instituciones, cubrir un déficit presupuestal y garantizar el pago de deudas

contraídas en el interior o en el exterior para realizar obras de interés público, sin embargo,

presentan diferencias técnicas.

Según un análisis realizado por la policía nacional de Colombia se entiende que la

falsificación de la monedad es un hecho ilícito que se realiza en beneficio propio o en perjuicio

de terceros; pues deberá entenderse como un delito que afecta tanto a la sociedad colombiana

como a la comunidad internacional.

Es de anotar que con este hecho ilícito se afectan varios bienes jurídicamente tutelados, tales

como el atentado contra la sociedad, donde se está violando la confianza depositada sobre el bien

circulante; todo esto se subsume en el bien jurídico de la fe pública.

“ART. 273. Falsificación de moneda nacional o extranjera”.

Esta conducta es tipificada en forma similar a la del código de 1980; sin embargo, la

punibilidad que aquí se presenta es más rigurosa, pues se señala que “El que falsifique moneda

nacional o extranjera incurrirá en prisión de seis (6) a diez (10) años”, mientras que en el

decreto 100 de 1980 decía “El que falsifique moneda nacional o extranjera, incurrirá en prisión

de uno (1) a seis (6) años”.

Este es un tipo penal con sujeto activo indeterminado, de resultado objetivo, de conducta

instantánea y de lesión; tiene como sujeto pasivo en principio al Estado debido a que es el único

que tiene la exclusividad de la emisión de la moneda, y en segunda instancia se encuentra la

sociedad debido a que sobre ella recae el temor y la desconfianza de esta actividad ilícita.
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El objeto material es la moneda nacional o extranjera, entendiéndose por esto en el caso

colombiano, la moneda metálica acuñada y el billete de banco fabricados única y exclusivamente

por el Banco de la República.

Cuando se está hablando de la conducta que se quiere sancionar de la falsificación entendida

como una imitación, adulteración o simulación; cambiando así las especificaciones con las que

salen del banco de la república al ser emitidas.

Ahora bien, la conducta punible se consuma toda vez que con la moneda que ha sido

falsificada se tiene como fin apoderarse de la facultad de emisión que tiene el Estado sin

requerirse su reproducción o expedición; es por ello que esta conducta punible acepta la

tentativa, debido a que si en el proceso de fabricación de la monedad el sujeto agente es

sorprendido o interrumpido por causas ajenas a su voluntad, se estaría presentando la acción ya

mencionada con anterioridad.

Radicado 21079, julio 22 de 2003, Magistrado ponente: Edgar Lombana Trujillo.

Radicado 21086, julio 1 de 2003, Magistrado ponente: Marina Pulido de Barón.

Radicado 51074, abril 11 de 2018, Magistrado ponente: Fernando Alberto Castro Caballero.

“ART. 274. Tráfico de moneda falsificada”.

Este es un delito común puesto que puede realizarlo cualquier sujeto y no necesita de ninguna

cualificación, pues en el código está estipulado así: “El que introduzca al país o saque de él,

adquiera, reciba o haga circular moneda nacional o extranjera falsa, incurrirá en prisión de

3(tres) a 8 (ocho) años.”


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Para que esta conducta punible se pueda presentar según Montenegro, se hace necesario que

el sujeto activo tenga conocimiento de que la moneda es falsa y aun así tenga el interés de

realizar los actos contrarios a la ley; atentando en contra de la fe pública.

Para saber si el delito fue cometido, se hace necesario conocer el significado de sus verbos

rectores que son:

Introducir: es la penetración efectiva en el territorio nacional del objeto material de la

infracción, sea en forma directa o por medio de envío o remisión, siendo indiferente el medio

utilizado.

Sacar: acción de llevar el objeto material fuera del territorio nacional.

Adquirir: hacer propia la moneda falsa a título oneroso implica afecciones positivas del agente

en la consecución del objeto material.

Recibir: tomar lo que se entrega o se envía; indica menor actividad por parte del agente para

la adquisición de la moneda falsa; el acto de recepción puede ser oneroso o gratuito.

Hacer circular: introducir el objeto material dentro del tráfico económico.

En caso tal de que la conducta punible sea cometida por una persona que desconozca en su

totalidad la falsedad de la moneda, deberá ser exonerada de toda culpabilidad pues esta radica en

el conocimiento que tiene el sujeto activo al momento de realizar la acción.

Ahora bien, la tentativa dentro de este tipo penal se puede presentar ya sea cuando el

monedero sea descubierto en la zona de requisas de los aeropuertos, cuando un ciudadano ya

tenga en su poder moneda falsa y sea detenido en recepción del objeto material.
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La punibilidad de esta conducta tubo un cambio significativo, pues en el código de 1980 era

de 1 a 5 años de prisión, mientras que en el código actual aumentó de 3 a 8 años de prisión.

Radicado 16223, marzo 20 de 2003, Magistrado ponente: Marina Pulido De Barón.

Radicado 27054, abril 25 de 2007, Magistrado ponente: Yesid Ramírez Bastidas.

Radicado 37887, abril 18 de 2012, Magistrado ponente: Julio Enrique Socha Salamanca.

“ART. 275. Tráfico, elaboración y tenencia de elementos destinados a la falsificación de

moneda.”

Este tipo penal prescribe: “El que adquiera, elabore, suministre, tenga en su poder,

introduzca al país o saque de él, elementos destinados a la falsificación de moneda nacional o

extranjera, incurrirá en prisión de tres (3) a seis (6) años”.

Este comportamiento delictual no aparece en el proyecto de código penal que la Fiscalía

General de la Nación presentó ante el congreso de la república; pero en la ponencia que se

realiza para el segundo debate al “proyecto de ley 238 de 1999” queda estipulado en el artículo

266ª, de la misma forma en la que se consagra en el artículo 274 del código penal que se

encontraba en vigencia en ese entonces. Cuando esta conducta es tipificada, se pretende

sancionar diversas conductas relacionadas con los elementos destinados para la falsificación de

moneda nacional o extranjera.

Sin embargo, esta conducta no es sancionada únicamente en Colomba, debido a que el índice

de tráfico, elaboración y tenencia de elementos que sean destinados para la falsificación de la

moneda es masivo, las otras legislaciones que contienen esta conducta punible son la de Perú,

Panamá, y Guatemala.
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La conducta aquí mencionada es de peligro abstracto, pues basta que el ciudadano adquiera,

elabore, suministre, tenga en su poder, introduzca al país o saque de él elementos destinados a la

falsificación de moneda nacional o extranjera, sin ser necesario que la moneda adulterada se

produzca. Por eso el legislador estima que es un riesgo muy elevado para la economía del país la

fabricación y circulación de signos no emitidos por el Estado o alterados que anticipa la

punibilidad para quienes poseen elementos aptos para su elaboración, al igual que a quienes los

produzcan o los suministren.

Radicado 33458, agosto 25 de 2010, Magistrado ponente: María Del Rosario González De

Lemos.

Radicado 21014, junio 24 de 2003, Magistrado ponente: Álvaro Orlando Pérez Pinzón.

“ART. 276. Emisiones ilegales”.

La conducta punible consiste en que un empleado oficial (servidor público) o la persona que

se encuentre facultada para la emisión de moneda nacional o valor a ella equiparado, ordena,

realiza o permite emisión en cantidad mayor de la autorizada o deja circular el excedente,

teniendo conocimiento de que el hecho es típicamente antijurídico y aun así quiere libremente

realizar dicha conducta.

El sujeto activo de la conducta es calificado puesto que se hace referencia al servidor público

o cualquier otra persona capacitada para la emisión de la moneda o de valores equiparados a esta

mencionados en el artículo 278 del mismo código. Ahora bien, el sujeto pasivo es el Estado.

La conducta objetiva o externa, consiste en ordenar, realizar, permitir o llevar a cabo una

emisión de moneda o de valor a ella equiparado en cantidad superior a la señalada en la


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autorización para emitir; además de que haga o deje circular esa mayor cantidad ilegalmente

emitida.

En caso tal de que el sujeto agente realice dos acciones, es decir: que ordene la emisión ilegal

excesiva y que al mismo tiempo ponga en circulación esa mayor cantidad, solo se entenderá

como cometido un delito que es el de las emisiones ilegales, puesto que allí se subsumen ambos

verbos rectores.

El interés jurídico tutelado por la ley es la seguridad que se tiene de que la función de emitir

moneda nacional o valor equiparado a ella se ejerce fielmente, primando allí los valores y la

moralidad del servidor público o persona facultada para esto; por ello se da a entender que la

ejecución de la conducta objetiva traiciona la confianza puesta en estos sujetos agentes.

No obstante, para que la conducta típicamente antijuridica pueda ser punible deberá ser

culpable, ya que es culpable cuando el agente obra dolosamente, puesto que el dolo es la forma

de la culpabilidad de este delito, por ende, si se comete en otra modalidad se convierte en una

conducta atípica.

Radicado 26531, octubre 24 de 2007, Magistrado ponente: Jorge Luis Quintero Milanés.

“ART. 277. Circulación ilegal de moneda”.

La palabra circular proviene del latín circulus que significa circulo, motivo por el cual cuando

se habla de la circulación ilegal de monedas, se está haciendo referencia al andamio que se tiene

de estas por todo el territorio nacional o extranjero. De igual forma se tiene en cuenta el uso que

se le da a cada una cuando se encuentra en circulación.


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En este tipo penal no se requiere un sujeto activo calificado; sin embargo, en caso tal de que

sea un servidor público el que realice la conducta tendrá una pena mayor a la que tendría un

particular.

La conducta punible aquí expresada es un tipo penal de resultado, en donde se hace necesario

que la moneda se ponga en circulación para que se puedan hacer valer la punibilidad. Sin

embargo, también acepta una tentativa imperfecta, ya que si se llegara a presentar que el

empleado emisor o el particular se apodera del dinero sin emitir o que ha sido retirado de

circulación, y antes de que logre entrarlo al torrente monetario es sorprendido por la autoridad,

estaremos frente a una tentativa del ilícito aquí analizado.

Con la incriminación de esta conducta punible se supera una polémica doctrinal y judicial que

consiste en la inquietud sobre el tipo penal aplicable cuando la moneda que se pune en

circulación reúne todas las características de la auténtica, pero jurídicamente no existe, ya sea

porque su emisión no ha sido autorizada o porque ya fue retirada de circulación por decisión de

la autoridad competente, que en este caso sería el banco de la república.

La circulación ilegal de moneda se encuentra tipificada por el gran riesgo que tiene el Estado

en cuanto a su economía, pues se presentaría una inflación no calculada que pueda llevar al país

a que por un lado los ciudadanos pierdan la credibilidad en la producción responsable de moneda

y las multinacionales dejarían de invertir en el territorio por miedo a sufrir grandes pérdidas

económicas por culpa de la falsificación de la moneda que este en circulación.

Radicado 51135, abril 25 de 2018, Magistrado ponente: Luis Antonio Hernández Barbosa.

Radicado 23754, abril 9 de 2008; Magistrado ponente: Sigifredo Espinosa Pérez.


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Radicado 47266, marzo 16 de 2016; Magistrado ponente: Eyder Patiño Cabrera.

“ART. 278. Valores equiparados a moneda”.

Este es un tipo penal subsidiario, en donde el legislador extiende la protección pregonable de

la moneda a los títulos emitidos por el Estado o por entidades en que este tenga parte o cuente

con su respaldo.

En conclusión, el propósito que tiene el legislador al crear este tipo penal es proteger los

títulos de deuda pública que son representativos de dinero y que como lo anota el doctor

Montenegro “son documentos expedidos por el gobierno, nominativos o a la orden, en los cuales

consta obligación de pagar contra una entidad pública y a favor del tenedor del referido título.

Generalmente se emiten y usan para financiar los gastos públicos. Asimismo se tiene como

valores equiparados a moneda los pagarés (“promesa incondicional hecha por escrito, por la cual

una persona bajo su firma para con otra a pagar la prestación, o a un término fijo o determinable,

una suma cierta de dinero a la orden del portador”- Trujillo Calle), los bonos (“títulos valores

que incorporan una parte proporcional de un crédito colectivo constituido a cargo de una

sociedad o entidad sujetos a la inspección o vigilancia del gobierno”- código de comercio,

artículo 752)

Radicado 34112, mayo 31 de 2011, Magistrado ponente: Julio Enrique Socha Salamanca

Radicado 20918, agosto 6 de 2003, Magistrado ponente: Carlos Augusto Gálvez Argote.
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1.3 CAPITULO SEGUNDO

1.4 DE LA FALSIFICACIÓN DE SELLOS, EFECTOS OFICIALES Y MARCAS.

La palabra sello se deriva de signun y es un instrumento generalmente metálico, con una

marca que sirve para señalar una cosa con el fin de autenticarla. Los sellos oficiales con,

entonces, ciertos instrumentos que emplea la autoridad para dar autenticidad a los documentos y

actuaciones que de ella emanan, colocando en unos y otras la impronta del Estado e imponiendo

la confianza en ellos. Esta impronta está constituida generalmente por una leyenda que identifica

la autoridad correspondiente. El orden jurídico impone la creencia en la autenticidad y veracidad

de esos instrumentos y de su uso; por eso es que el documento o la actuación oficial que lleva el

sello oficial inspira confianza y seguridad.

“ART. 279. Falsificación o uso fraudulento de sello oficial”.

Esta conducta punible consiste en que una persona (particular) falsifica sello oficial o usa

fraudulentamente el legítimo, conociendo que es un hecho típicamente antijurídico realiza con

toda su voluntad la conducta.

El sujeto pasivo es el Estado, ya que es el titular del bien jurídico protegido y del interés

jurídico tutelado por la ley.

El articulo mismo indica que tiene una modalidad dolosa, puesto que no especifica lo

contrario; del mismo modo se está ante una conducta que tiene un sujeto activo indeterminado

puesto que se hace referencia a “el que…” sin embargo, la persona que realice esta falsificación

deberá ser alguien que cuente con unos conocimientos y/o habilidades que le permitan

desarrollar esta actividad.


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Teniendo en cuenta la antijuridicidad de la conducta se puede decir que el Estado tiene el

interés en el mantenimiento de la confianza general en su sello oficial y en que el sello legítimo

solo se utilice legítimamente; de otro lado estos intereses se podrán ver vulnerados o expuestos al

peligro por la ejecución de la conducta objetiva y en ello consiste su antijuridicidad.

La conducta objetiva es falsificar sello oficial; usar fraudulentamente el sello oficial legítimo.

Falsificar denota la acción de contraer, fingir, adulterar, corromper y alterar la cosa material

como escrituras, marcas o sellos. La forma más frecuente que se tiene de la falsificación de sellos

es la contrafacción que consiste en elaborar el sello imitando el modelo oficial legítimo y el

fingimiento que consiste en elaborar un sello como oficial sin necesidad de imitar ninguno en

especial.

Radicado 22265, abril 26 de 2006, Magistrado ponente: Javier Zapata Ortiz.

Radicado 26868, mayo 3 de 2007, Magistrado ponente: Marina Pulido De Barón.

Radicado 12433, octubre 10 de 2000, Magistrado ponente: Carlos Augusto Gálvez Argote.

Radicado 17383, diciembre 19 de 2000, Magistrado ponente: Fernando E. Arboleda Ripoll.

“ART. 280. Falsificación de efecto oficial timbrado”.

Consiste en que una persona falsifica estampillas oficiales, sabiendo que se trata de un hecho

ilícito y decide realizarlo por su propia voluntad.

El sujeto activo aquí es indeterminado, pues no está exigiendo calidad alguna para quien vaya

a cometer la conducta punible.


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Esta conducta cosiste en falsificar estampillas oficiales. Lleva a cabo esta conducta el

individuo que contrahace, finge, altera, corrompe o adultera esas especies venales; se dice que

con el avance de la tecnología las estampillas desaparecerán. Pero ciertamente en la medida en

que se utilicen máquinas para sellar sustituyendo la estampilla, la falsificación de esta será cosa

del pasado, así como ha sucedido con la falsificación del papel sellado. En caso tal de que el que

falsifica la estampilla la usa o la pone en circulación, agota la conducta falsificadora y comete el

delito que aquí se está analizando y no un concurso de hechos punibles.

La seguridad y la fluidez del tráfico jurídico que debe utilizar estampillas oficiales es el

interés jurídico tutelado por la ley. De esta suerte se protege la confianza que los asociados

tienen que depositar en estas especies venales, la antijuridicidad material consiste entonces en

lesionar o poner en peligro ese interés del Estado y de los asociados.

Esta conducta deberá ser realizada en una modalidad dolosa, ya que si no es así se convierte

en una conducta atípica.

Sentencia T-12245, octubre 15 de 2002; Magistrado ponente: Edgar Lombana Trujillo.

“ART. 281. Circulación y uso de efecto oficial o sello falsificado”.

Esta conducta consiste en que una persona sin haber concurrido a la falsificación usa o hace

circular sello oficial o estampilla oficial, teniendo conocimiento de que es un hecho ilícito decide

realizarlo.

El sujeto activo en primer lugar hace referencia a cualquier persona puesto que dice que “El

que sin haber concurrido en falsificación…” mientas que en segunda instancia se entiende como
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aquella persona que no intervino en la falsificación de sello oficial o estampilla oficial ni como

autor material, ni como autor determinante, ni como autor mediato, ni como cómplice; este

individuo deberá ser totalmente ajeno a la falsificación de los objetos que usa o pone a circular.

En cuanto a la conducta externa consiste en usar sello oficial o estampilla oficial falsificados

sin haber intervenido en su falsificación; hacer circular alguno de aquellos objetos falsificados

sin haber intervenido en su falsificación. Aquí el sujeto agente usa el sello cuando lo emplea para

los fines propios del sello oficial legítimo.

La seguridad y la fluidez del tráfico jurídico que debe utilizar sellos oficiales o estampillas

oficiales y el derecho de los asociados a no ser engañados con los objetos falsificados, es el

interés jurídico tutelado por la ley. La confianza general en el comercio y uso de esos sellos y

estampillas resulta traicionada por la ejecución de la conducta objetiva o externa; en la lesión o

exposición a peligro de esos bienes o intereses consiste la antijuridicidad material.

Radicado 15793, octubre 8 de 2001, Magistrado ponente: Edgar Lombana Trujillo.

Radicado 34445, agosto 20 de 2010, Magistrado ponente: Jorge Luis Quintero Milanés.

Radicado 31263, octubre 28 de 2009, Magistrado ponente: Yesid Ramírez Bastidas.

“Art. 282. Emisión ilegal de efectos oficiales”.

La conducta punible delictiva consiste en que un servidor público o una persona facultada

para emitir estampillas ordena, realiza o permite emisión en cantidad mayor a la autorizada o

hace o deja circular el excedente, conociendo que es un hecho antijurídico y aun así tiene la

voluntad, el deseo de realizarlo.


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La conducta objetiva externa consiste en ordenar la emisión de estampillas en cantidad mayor

a la señalada en la autorización recibida para emitir; realizar o llevar a cabo una emisión de

estampillas en cantidad mayor a la señalada en la autorización recibida para emitir; permitir o

autorizar a otro llevar a cabo la emisión en las condiciones antes indicadas; poner en circulación

o hacer circular esa mayor cantidad emitida con violación de la autorización recibida; dejar o

tolerar la circulación de esa mayor cantidad ilegalmente emitida.

En cuanto a la antijuridicidad de la conducta, el interés tutelado por la ley es la seguridad de

que la función de emitir estampillas oficiales se ejerce fielmente y que solo se emite la cantidad

debidamente autorizada. La ejecución de la conducta objetiva lesiona o pone en peligro ese

interés y en eso consiste su antijuridicidad material.

Acta Nº 75, mayo 26 de 1998; Magistrado ponente: Carlos Augusto Gálvez Argote.

“Art. 283. Supresión de signo de anulación de efecto oficial”.

La conducta delictiva punible consiste en que una persona natural, suprime leyenda, sello o

signo de anulación de estampilla oficial, conociendo que el hecho es típicamente antijurídico y

quiere libremente la realización de la conducta; este hecho estuvo previsto como delito en el

artículo 42 de la ley 78 de 1935.

El sujeto pasivo es el Estado.

El sujeto activo es indeterminado, pues no exige ninguna condición explícita ni

implícitamente, por lo que será cualquier persona.


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La conducta objetiva consiste en suprimir leyenda, sello o signo de anulación de estampillas.

Esta conducta implica la reconstrucción de la estampilla al borrar o hacer desaparecer de

cualquier otro modo la leyenda, sello o signo de anulación que denota que esa especie ya ha sido

usada y no puede volverse a usar.

La antijuridicidad de la conducta se entiende como que la estampilla que ha sido anulada ha

dejado de tener vigencia, es decir que ha dejado de existir; el Estado tiene un gran interés en

evitar que tales especies se reconstruyan contrariando las disposiciones penales y perjudicando la

recaudación del impuesto o tasa que mediante su uso y circulación se recauda. Este es el interés

jurídico tutelado por la ley que se ve lesionado o expuesto a peligro por la ejecución de la

conducta objetiva.

La modalidad de esta conducta punible es dolosa, puesto que en el código penal no se expresa

lo contrario.

Radicado 30080, julio 29 de 2008; Magistrado ponente: Javier Zapata Ortiz.

“Art. 284. Uso y circulación de efecto oficial anulado”.

Este artículo radica en que una persona natural, usa o pone en circulación estampilla

reconstruida en la forma indicada en el número anterior, conociendo que el hecho es típicamente

antijurídico y aun así quiere su realización.

El sujeto activo de este tipo penal es indeterminado pues aparece denotado por los términos

“El que…”, es decir, que la conducta puede ser realizada por cualquier persona y no necesita

calificación alguna.
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La conducta punible externa consiste en usar la estampilla reconstruida, en este caso la

emplea en uno de los fines en que se utilizan las estampillas oficiales legítimas que no han sido

anuladas; poner en circulación estampilla reconstruida. En este caso se introduce en el mercado

de estampillas oficiales legítimas que no han sido anuladas. La forma más frecuente de hacerlas

circular es mediante venta, esto es, comerciando con ellas.

El sujeto pasivo es el Estado como en todos los artículos expuestos hasta el momento.

la antijuridicidad formal y material se presenta en cuanto a que la estampilla reconstruida es

una estampilla falsa.

Radicado 36424, marzo 7 de 2012; Magistrado ponente: José Leónidas Bustos Martínez.

Radicado 37297, marzo 7 de 2012; Magistrado ponente: Augusto J. Ibáñez Guzmán.

Radicado 23518, enero 24 de 2007; Magistrado ponente: Marina Pulido de Barón.

“Art. 285. Falsedad marcaria”.

Consiste en que una persona natural falsifica una marca, signo, contraseña, firma o rúbrica

usados oficialmente para contrastar, identificar o certificar peso, medida, calidad, cantidad, valor

o contenido, o los aplique a objeto distinto de aquel a que estaba destinado, conociendo que el

hecho es típicamente antijurídico y queriendo libremente la realización de la conducta.

El sujeto activo de esta conducta es indeterminado.

Tiene por conducta objetiva falsificar la marca usada oficialmente para contrastar, identificar,

o certificar peso, medida, calidad, cantidad, valor o contenido de un objeto sujeto a tales

contrastes identificación o certificado; falsificar contraseñas usadas para contrastar, identificar, o


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certificar peso, medida, calidad, cantidad, valor o contenido de un objeto sujeto a tales contrastes

identificación o certificado; falsificar signo usado oficialmente para contrastar, identificar, o

certificar peso, medida, calidad, cantidad, valor o contenido de un objeto sujeto a tales contrastes

identificación o certificado; falsificar firma o rúbrica usadas oficialmente para contrastar,

identificar, o certificar peso, medida, calidad, cantidad, valor o contenido de un objeto sujeto a

tales contrastes identificación o certificado; aplicar marca, contraseña signo, firma, o rúbrica a

objeto distinto de aquel a que estaba destinado.

La marca, contraseña, signo, firma y rúbrica, se refieren tanto al instrumento usado

oficialmente para marcar, contraseñar, signar, firmar y rubricar. Por eso, quien falsifica el

instrumento comete la conducta falsificadora, también la comete quien falsifica la impronta o

huella dejada por el aparato al ser usado.

El sujeto pasivo es el Estado mismo.

Para que se pueda tener esta conducta como reprochable, el sujeto agente deberá realizarla

dolosamente, pues así es como se estipula en el código penal colombiano.

Para la antijuridicidad de la conducta, el Estado tiene interés en el mantenimiento de la

confianza general en sus fieles contrastes y en que solo se aplicaran los objetos correspondientes,

estos intereses son lesionados y expuestos a peligro por la ejecución de la conducta objetiva y en

ello consiste su antijuridicidad material.

Radicado 28851, marzo 26 de 2008; Magistrado ponente: Jorge Luis Quintero Milanés.

Radicado 96640, febrero 22 de 2018; Magistrado ponente: Fernando Alberto Castro

Caballero.
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Radicado 36146, abril 12 de 2011; Magistrado ponente: Julio Enrique Socha Salamanca.

1.5 CAPITULO TERCERO

1.6 DE LA FALSEDAD EN DOCUMENTOS.

El bien jurídico que aquí se protege es la funcionalidad del documento en el tráfico, en el

documento y su finalidad probatoria, es determinante para la conformación del objeto de tutela

jurídica. Además, no es un delito de engaño sino un delito contra los medios de prueba.

Al hablar de la funcionalidad del documente se requiere una clasificación que es:

Función de perpetuación: hace referencia a la manifestación de la voluntad o de conocimiento

de alguien.

Función probatoria: permite acreditar dicha declaración, no necesariamente su veracidad, pero

sí el que se haya realizado.

Función de garantía: permite identificar al autor o autores de la declaración en él reflejada.

No obstante, se entiende por falsedad documental la conducta de quienes fabrican objetos

documentales no permitidos, sin atender la valoración legal de la situación social protegida

respecto del conjunto de los documentos en el tráfico, del mismo modo se encuentra dentro de

una configuración social del tráfico, estado general que se considera de seguridad relativa para la

sociedad en sus necesidades del tráfico.

“Art. 286. Falsedad ideológica en documento público.”

La corte suprema de justicia, precisó que este es un delito de peligro presunto, en el que el

legislador presume esa posibilidad de daño, y no de peligro concreto, en el cual es necesario


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denotar la efectiva ocurrencia de riesgo para el bien jurídico. De este modo, se evidencia que la

antijuridicidad de un documento falso está en su aptitud de alterar una relación jurídica, en

cuanto puede reconocer o negar determinado derecho al servir de prueba.

Es considerada como la forma de falsedad más grave, tiene un sujeto activo calificado, pues

se enuncia de la siguiente manera: “El servidor público que, en ejercicio de sus funciones, al

extender documento público que pueda servir de prueba, consigne una falsedad o calle total o

parcialmente la verdad...”

Al hablar de servidor público, se ha de entender como la persona que presta servicios al

Estado en sus diversos niveles, en las funciones públicas que la constitución política adscribe al

Estado mismo como propias de su configuración como persona jurídico política.

Esta conducta consiste en consignar una falsedad en un documento público al momento de

extenderlo; callar totalmente la verdad en un documento al momento de extenderlo; callar

parcialmente la verdad en un documento al momento de extenderlo.

Cuando se habla de extender el documento, se hace referencia a cuando el sujeto agente se

encuentra redactando o elaborando el documento.

Radicado 36337, marzo 5 de 2014; Magistrado ponente: Eugenio Fernández Carlier.

Radicado 24833, marzo 13 de 2006; Magistrado ponente: Jorge Luis Quintero Milanés.

Radicado 32763, marzo 2 de 2010; Magistrado ponente: Augusto J. Ibáñez Guzmán.


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“Art. 287. Falsedad material en documento público.”

Esta conducta se encuentra regulada tanto para los particulares como para los servidores

públicos, teniendo en cuenta que n caso tal de que sea cometida por un servidor público tendrá

mayor punibilidad debido a que estos tienen una responsabilidad mayor de dar ejemplo a la

sociedad dentro del principio de moralidad, que consiste en que un servidor público deberá

permanecer las 24 horas del día como un ciudadano prudente, que se preocupa por el buen estado

y sostenibilidad del territorio en el que se encuentre.

Esta unión del servidor público y el particular se presentó con la entrada en vigencia del

código penal actual, pues en el código de 1980 se tenía repartido en dos artículos, el 218 y el

220; en cuanto a su contenido los textos son semejantes y no tienen variación alguna.

La falsedad material por servidor público, en documento público se describe típicamente con

la expresión deducida del texto: “El servidor público que falsifique documento público que

pueda servir de prueba, en el ejercicio de sus funciones…”

Es evidente que también aquí el sujeto activo del tipo es un servidor público, es decir una

persona empleada del servicio del Estado que desempeña funciones de contenido material,

adscritas por la constitución política al Estado. Por lo mismo no tiene tal calidad para efectos de

la creación de documentos de este carácter aquellas personas formalmente consideradas, por la

ley, como servidores públicos, pues no cumplen realmente funciones públicas según el

ordenamiento constitucional.

Cuando se habla de la falsificación en documento público, se está haciendo referencia a la

adulteración de un material probatorio necesario para la ejecución de una actividad de carácter

público.
22

La seguridad, en la autenticidad y veracidad de la prueba documental, la seguridad y la fluidez

del tráfico jurídico y la confianza de todos y cada uno de los asociados en esa prueba

documental, son los intereses jurídicos tutelados por la ley. Al lesionar dichos intereses es

cuando se configura la antijuridicidad material.

Radicado 36880, septiembre 21 de 2011; Magistrado ponente: Augusto J. Ibáñez Guzmán.

Radicado 31263, febrero 3 de 2010; Magistrado ponente: Yesid Ramírez Batidas.

Radicado 25366, mayo 2 de 2006; Magistrado ponente: Marina Pulido De Barón

Radicado 35113, noviembre 1 de 2006; Magistrado ponente: Fernando Alberto Castro

Caballero.

“ART 288- Obtención de documento público falso.

El que para obtener documento público que pueda servir de prueba, induzca en error a un

servidor público, en ejercicio de sus funciones, haciéndole consignar una manifestación falsa o

callar total o parcialmente la verdad, incurrirá en prisión de tres (3) a seis (6) años.”

En este tipo penal el legislador trato de proteger a los funcionarios públicos “notarios” que

son víctimas de error provocado por un particular, con la intención de acreditar la credibilidad de

un documento en su contenido.

En el libro de lecciones de derecho penal: parte especial de la universidad externado, plantean

un punto de vista muy interesante. Desde un principio se analizó castigar la conducta punible del

funcionario público, la cual desde su postura carece de conocimiento, voluntad e intención de

cometer una conducta contraria a la norma, por lo tanto debe excluirse de responsabilidad porque

este se encuentra en un estado de error, por lo tanto ¿dónde quedaría la tipicidad de la conducta?,
23

si el sujeto hace la actuación ilícita, pero desde su punto de vista esta es lícita y estas

cumpliendo con el ejercicio de sus funciones, el funcionario no puede ser penalmente

responsable.

Este delito está conformado por un verbo rector básico el cual es inducir a error. esto quiere

decir que la persona debe tener la intención dirigirá a causar una idea falsa a un servidor público,

Por lo tanto, esta persona debe determinarlo antes de realizar la conducta, Ese sujeto activo es

indeterminado el cuales es un particular que tiene una intención específica, la cual debe ser

conciente y nunca casual, Para así lograr engañar a el servidor público que está cumpliendo con

el ejercicio de sus funciones. El sujeto activo mediante hechos ficticios o engaños induce en error

a un servidor público, para que este, en ejercicio de sus funciones, le expida un documento

público con potencialidad de acreditar la existencia de un hecho o de una relación jurídica que no

corresponden a la verdad. En ese sentido, la fe pública es el bien jurídico tutelado el cual se ve

gravemente afectado por la conducta, por esto se violenta confianza colectiva que hace posible la

convivencia en la vida común.

La sala suprema de justicia manifiesta que para la realización de esta conducta “se requiere

que el sujeto activo conozca la condición de que la persona de la que obtiene un documento

falso sea servidor público y que este actúe en ejercicio de sus funciones”. CSJ Sala Penal,

Sentencia SP-180962017 (42019), 01/11/17

“ART 289- Falsedad en documento privado.

El que falsifique documento privado que pueda servir de prueba, incurrirá, si lo usa, en

prisión de uno (1) a seis (6) años.”


24

El mismo art específico “El que falsifique documento privado que pueda servir de prueba,

incurrirá, si lo usa…” Entonces el mero hecho de la simple falsificación no es suficiente para

que se configure el delito como tal, este requiere de algo más esencial que el de la mera

fabricación. El requisito principal para que se configure el delito es básicamente, que el

documento falsificado sea utilizado como prueba para obtener un derecho o un beneficio. Esto

quiere decir que si se falsifica un documento privado pero el documento no es utilizado luego

como prueba, esa falsificación es considerada por la doctrina y la jurisprudencia como “inocua”,

es decir no hace daño físico o moral o simplemente que no va a hacer ningún tipo de daño. por

tanto, no hay delito en cuanto no produce efecto alguno, Seria una mera simulación.

Un ejemplo de esta situación podría darse con el trabajador que falsifica una certificación,

pero luego no hace uso de ella, no se configura el delito.

La corte manifestó que en cuanto a la conducta punible de falsedad en documento privado

sostiene que, para su configuración, además de la alteración de la verdad es necesario que se

presente el uso del instrumento, actividades que, asegura, deben ser desplegadas por una misma

persona. Casación Nº 39257 Magistrado Ponente: EUGENIO FERNANDEZ CARLIER

La ley exige unos requisitos para que la falsificación de un documento privado se pueda

tipificar como delito las cuales son:

Que el documento privado falsificado pueda servir de prueba

Que el documento falsificado sea utilizado como prueba.

El documento determine la extinción o modificación de una relación jurídica sustancial con

perjuicio de un tercero.
25

Tiene un verbo rector compuesto los cuales son falsificar y usar. El documento, objeto

material de la infracción, debe tener utilidad probatoria, acreditar hechos o relaciones con

relevancia jurídica. Este delito se consuma con el uso; por tanto, será difícil que se estructure la

modalidad tentada. La Participación en este delito es posible en todas las formas de

participación, sin importar que algunos de los partícipes realicen la falsedad y otros utilicen.

“ART 290-Circunstacias de agravación punitiva.

 La pena se aumentará hasta en la mitad para el copartícipe en la realización de cualquiera de

las conductas descritas en los Arts. anteriores que usare el documento, salvo en el evento del Art.

289 de este código.

Si la conducta recae sobre documentos relacionados con medios motorizados, la pena se

incrementará en las tres cuartas partes.”

En este artículo se consagra expresamente una agravación punitiva para el partícipe, esto es,

para quien habiendo concurrido a la falsificación usa el documento público ideológica o

materialmente falso. Esta norma aclara en definitiva que estas acciones de falsedad documental

no incluyen el uso como elemento estructural y él apenas genera agravación en casos de

intervención plural es decir que concurran varias personas en el hecho.

En ese sentido el art 290 circunstancias de agravación punitiva nos hace remitir al art 30 para

tener una definición mucho más clara de quienes aplican como participe, ahí está la definición

expresa. Son partícipes el determinador y el cómplice, Los cuales el primero determina a otra

persona para realizar la conducta antijuridica y el segundo contribuye a la realización de la

conducta antijuridica o presta ayuda posterior. claramente se excluyen de agravación por el uso

el autor y coautor, casos en los cuales también queda abierta en plenitud toda la gama de posibles
26

hipótesis concursales. Entonces es necesario saber la definición de uno para dar con la

configuración de esa agravante en concreto.

“ART 291-Uso de documento falso

El que sin haber concurrido a la falsificación hiciere uso de documento público falso que

pueda servir de prueba, incurrirá en prisión de cuatro (4) a doce (12) años.

Si la conducta recae sobre documentos relacionados con medios motorizados, el mínimo de la

pena se incrementará en la mitad.”

 Tras el análisis del artículo se puede concluir que el delito de uso de documento público se

configura cuando alguien, "sin haber concurrido a la falsificación hiciere uso de documento

público falso que pueda servir de prueba". Es claro, en definitiva, entonces, que el uso del

documento público falso es delito autónomo, debido a que se presenta la situación de que quien

lo usa no ha concurrido a la falsificación, pues cuando quien lo usa fuere el mismo que lo

falsificó, el hecho de la utilización opera como un agravante. Respecto de la falsedad en

documento privado para atribuirlo como conducta punible no se perfecciona con la simple

alteración o desfiguración de la verdad, en la medida en que constituye un presupuesto que el

agente lo use, es decir, que salga de su esfera individual y se introduzca al tráfico jurídico, toda

vez que contiene relevancia jurídica al crear, modificar o extinguir obligaciones, derechos.

Entonces es ambos es importante el uso, solo que en primero se configura una conducta la mera

existencia de documento y en el segundo solo se configura con el uso.

Este articulo para configurarse se podría decir que requiere de un elemento esencial del tipo

penal:
27

1. La existencia de un documento falso, que, al momento de realizar la imputación de este tipo

penal, debe estar acreditada la existencia del documento falso que fue usado.

Sentencia T-512/99 Estableció que “tanto la falsificación en todo o en parte de un

documento público, constituye delito, trátese de una alteración material o ideológica del

documento. Es igualmente conducta punible el uso que se haga de un documento falso; sin

embargo, cuando quien falsifica el documento público es el mismo que lo usa, la

Legislación Penal Colombiana, integra en un solo tipo penal estos comportamientos, con

indudable beneficio penológico para el incriminado". Es claro, entonces, que el uso del

documento falso es delito totalmente autónomo.

“ART 292-Destruccion, supresión u ocultamiento de documento público.

El que destruya, suprima u oculte total o parcialmente documento público que pueda servir de

prueba, incurrirá en prisión de treinta y dos (32) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses. 

Si la conducta fuere realizada por un servidor público en ejercicio de sus funciones, se impondrá

prisión de cuarenta y ocho (48) a ciento ochenta (180) meses e inhabilitación para el ejercicio de

derechos y funciones públicas por el mismo término.

Si se tratare de documento constitutivo de pieza procesal de carácter judicial, la pena se

aumentará de una tercera parte a la mitad.” 

En este artículo el verbo rector es compuesto o alternativo debido a que son 3 los cuales son:

Destruir, suprimir y ocultar.


28

Esta conducta tiene un sujeto activo indeterminado inicialmente, Pero en su segundo inciso

deja la posibilidad de que la conducta sea realizada por un servidor público en ejerció de sus

funciones entonces también dejaría que la conducta sea realizada por un sujeto activo calificado.

El cual en la comisión de los hechos y los deberes funcionales que en ocasión de su cargo se le

exigen, ve plenamente establecido la posibilidad de concretar la actuación dolosa. Debido a esto

la conducta es reprochable de manera más grave por eso la pena se incrementa.

Jurisprudencialmente, la Corte ha venido tratando el tema, sosteniendo que: “…para su

estructuración se requiere que el agente, destruya, suprima u oculte el documento que pueda

servir de prueba sin que se exija la demostración de la finalidad específica perseguida con la

ejecución de la conducta.”

Radicado N° 43611. Magistrado ponente Gustavo Enrique Malo Fernández.

La descripción típica, la referida conducta punible se estructura cuando el sujeto activo destruye,

suprime u oculta, de manera total o parcial, un documento público dotado de aptitud probatoria;

comportamiento que debe reunir previamente el conocimiento y voluntad de afectar su idoneidad

demostrativa o de acreditación. Para así lograr el cometido de defraudar la fe pública que se tiene

con la existencia del documento.

“ART 293- Destrucción, supresión y ocultamiento de documento privado.

El que destruya, suprima u oculte, total o parcialmente un documento privado que pueda

servir de prueba, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a ciento ocho (108) meses.”

Verbo rector compuesto alternativo los cuales son: destruir, suprimir, ocultar. El Objeto

material real de la conducta es el documento privado verdadero, delito de resultado, que lesiona

el bien jurídico de la seguridad pública, tipo de conducta instantánea.


29

Según la real academia se podría entender por destrucción

“Reducir a pedazos o a cenizas algo material, u ocasionarle un grave daño”, por suprimir

“Hacer cesar, hacer desaparecer u omitir” y por ocultar

“Esconder, tapar, disfrazar, encubrir a la vista.”

Sentencia C-637/09 El ocultamiento se ve sobre un documento privado el cual en cuanto la

exigencia de veracidad de este tipo de documentos no existe acuerdo en relación con el hecho de

que los particulares deban decir siempre la verdad en sus documentos. No obstante, la Corte

Suprema de Justicia considera que la exigencia de veracidad es posible en documentos privados

cuando: (i) el deber de veracidad proviene de la ley, como ocurre en los casos en que la ley

suele entregar a los particulares el deber de certificar hechos con fines probatorios, a efectos de

generar confianza en la sociedad. Tal es el caso de médicos, revisores fiscales y

administradores de sociedades, que deben dar fe de hechos de que tienen conocimiento; (ii) el

documento tiene capacidad probatoria; (iii) el documento es utilizado con fines jurídicos; y (iv)

el documento determine la extinción o modificación de una relación jurídica sustancial con

perjuicio de un tercero. Es por esto por lo que el legislador precisamente tuvo en cuenta este

tipo de conductas debido a que de un documento privado a pesar de estar o no alterado puede

sobre el recaer otro tipo de conducta, la cual se sustentaría en la destrucción, supresión u

ocultamiento de este para guardar parcialmente una verdad que no podrá ser comprobada por la

falta del documento. Es por esto por lo que el legislador penalizo este tipo de conductas la cuales

pueden cambiar un hecho en concreto.


30

“ART 294-Documento

Para los efectos de la ley penal es documento toda expresión de persona conocida o conocible

recogida por escrito o por cualquier medio mecánico o técnicamente impreso, soporte material

que exprese o incorpore datos o hechos, que tengan capacidad probatoria.” 

se reduce a entender como documento todo escrito que traduzca un pensamiento o expresión

de voluntad o del conocimiento, pero también todo soporte físico que incorpore datos, hechos,

narraciones con relevancia jurídica; es decir, que tenga el objeto de probar algo; tal es así que

una cinta magnetofónica, de video, sonido y fotográfica es considerada documento, las mismas

que reciben protección jurídica a través del derecho penal en el delito de falsedades.

El documento constituye el objeto material del delito de falsedades documentales, tipificado

en los artículos 286 a 296 de la ley 599 de 2000 del Código Penal. Contra ella se dirige la

conducta típica del autor en adulterar y en falsear su contenido y forma entre otras maneras de

desarrollar este injusto.

Según los siguientes autores un documento es: Según Couture, es el instrumento; objeto

normalmente escrito, en cuyo texto se consigna o representa alguna cosa apta para esclarecer un

hecho o se deja constancia de una manifestación de voluntad que produce efectos jurídicos.

Según la afirmación de Borjas que los “instrumentos, documentos, títulos escritos y escrituras,

son vocablos sinónimos en el lenguaje forense, y se entiende por tales todo escrito en que se hace

constar un hecho o una actuación cualquiera”.

la doctrina imperante es la que precisamente distingue el documento del instrumento; siendo

que el primero, es el género, mientras que el segundo es la especie. Documento es el término

general, comprensivo de cuanto consta por escrito o gráficamente, como un contrato, un libro,
31

una carta, un plano, una fotografía, entre otros. siendo pues diferente la forma en que aparece

extendido. En cambio, recibe el nombre específico de instrumento el escrito que contiene una

manifestación o acto que debe surtir efectos jurídicos. En sentido estricto, entonces, el

instrumento es un documento escrito. De allí que todo instrumento es documento, pero no todo

documento es instrumento.

“ART 295-Falsedad para obtener prueba de hecho verdadero

El que realice una de las conductas descritas en este capítulo, con el fin de obtener para sí o

para otro medio de prueba de hecho verdadero, incurrirá en multa. “

En esta conducta se agrede el tráfico documental, para así conseguir un medio de prueba de

un hecho considerado verdadero. El libro lecciones de derecho penal parte especial universidad

externado de Colombia, nos establece que “la conducta es típica de falsedad documental, no

obstantes que el documento falso se refiere a la verdad. es decir, el bien jurídico se somete a

riesgo aun en el evento en el que el contenido sea verdadero, de donde lo que cuenta para estos

efectos es una verdad que se contrae al documento mismo”.

El elemento subjetivo especial exige que el autor realice la conducta rectora con un propósito

o intención determinada o trascendente, que en el caso sería el de obtener, para sí o para otro,

medio de prueba de hecho verdadero, y por ello su positividad radica en que tal ánimo especial

en lugar de tratar de ahondar el injusto, por su proyección dañina a otros bienes jurídicos,

pretende salvar un derecho propio o de un tercero que está en riesgo por falta de la prueba

regular.

Reitero que el articulo tiene un elemento subjetivo especial positivo, el cual consiste en que la

conducta delictiva a realizar pueda ser cometida en cualquier especia de falsedad documental
32

descrita en la norma de este capítulo primero del título IX, pero con el “exclusivo fin de obtener,

para sí o para otro, medio de prueba de hecho verdadero”

“ART 296-Falsedad en la persona.

El que con el fin de obtener un provecho para sí o para otro, o causar daño, sustituya o

suplante a una persona o se atribuya nombre, edad, estado civil, o calidad que pueda tener

efectos jurídicos, incurrirá en multa, siempre que la conducta no constituya otro delito.”

Según el libro lecciones de derecho penal parte especial universidad externado de

colombiano. El bien jurídico afectado ya no se trataría de la fe pública, sino más bien de la

seguridad social del tráfico jurídico documental. Debido a que no estaríamos frente a una falses

documental sino más completamente una de orden personal, que ni siquiera llegaría a ser tan

grave, a consecuencia de que en nuestra realidad es reprochable la falta de la verdad, pero más

bien de forma social y esta afecta la credibilidad del sujeto, por lo que no lesiona directamente un

bien jurídico.

Los elementos subjetivos del tipo son claros “obtener un provecho para sí o para otro” o “la

finalidad de causar daño”. Un buen ejemplo de esto es el plateado en el libro lecciones de

derecho penal parte especial universidad externado de Colombia pagina 458 Si se tratare de

obtener un beneficio patrimonial “provecho” es preciso que este debe ser indebido, en cual se

tipificaría como estafa. Si es para conseguir sentencia o acto administrativo contra la ley, ante

funcionario público, seria fraude procesal.

La intención del legislador al tipificar esta conducta en la legislación colombiana y

considerarla delictiva directamente fue para castigar a quien mienta sobre sus cualidades

personales, o para quien suplante a otro, como infracciones de veracidad.


33

TITULO XII

SEGURIDAD PÚBLICA.

EL BIEN JURÍDICO “SEGURIDAD PÚBLICA”

No resulta fácil aproximarse a una definición de este bien jurídico tutelado, dado que dentro

de este capítulo se incluyen conductas diversas que pueden tener finalidades bien diferentes,

como es el caso del incendio, que puede o no tener intenciones destructivas de impacto social, o

del terrorismo o el concierto con fines terroristas o para cometer delito de narcotráfico,

conductas en esencia diferentes en las huellas que deja en la comunidad.

En legislaciones europeas, como la española o la alemana, existe la tendencia a diferenciar en

capítulos independientes los “delitos de peligro común” y aquellos en contra del “orden público”.

Entre nosotros dicha diferenciación también ha existido y en el Código de 1980 se estableció que

dentro de los delitos contra la seguridad pública existieran dos capítulos independientes , el

primero referente al terrorismo, instigación y concierto, correspondiendo en términos generales

con lo que en los referidos códigos se conocen como “orden público”, mientras que en el

segundo capítulo se establecen los delitos de peligro común, que coinciden con la definición de

las legislaciones ya citadas.

El primer capítulo versa sobre terrorismo, concierto y amenazas. En este acápite, la seguridad

pública hace referencia a la presencia de un orden mínimo en la sociedad, que permite el

desarrollo de la paz como sensación o ambiente constante o estable, no simplemente como


34

aspiración. Se trata de un estado ideal de la comunidad en que ella se mantiene en un orden

aceptable respecto de los bienes jurídicos de mayor entidad, como sería la vida, la integridad, el

libre desarrollo de la personalidad, así como se mantiene la posibilidad de que la autoridad se

ejerza pacíficamente con respecto de los ciudadanos. Es, acaso, un clima, un ambiente de común

tranquilidad.

En los delitos de peligro común, segundo grupo de delitos, la perspectiva del bien jurídico

está dada en una protección más concreta de lo individual que en el evento anterior, como sería

la vida, el patrimonio, la salud, que se pueden ver amenazada por situaciones que elevan de

forma abstracta las posibilidades de acceso, disfrute e intangibilidad de tales bienes; luego puede

verse este capítulo específico como una forma de afectación a la seguridad pública, en un

ámbito más restringido y delimitado que aquel que corresponde a los actos de terrorismo, o

concierto, dado que el peligro común se genera para bienes jurídicos más específicos o incluso

privados e individualizables, como ya se mencionó, aunque todas las conductas quedan

enmarcadas bajo el término seguridad pública.

SOBRE LAS INFRACCIONES EN PARTICULAR.

CAPÍTULO PRIMERO:

DEL CONCIERTO, EL TERRORISMO, LAS AMENAZAS Y LA INSTIGACIÓN.

“Artículo 340: Concierto para delinquir”.

CONCIERTO PARA DELINQUIR SIMPLE:

Se trata de un delito de mera conducta en donde se sanciona el simple acuerdo, la decisión

común de varias personas que se proponen cometer indeterminados delitos con la idea de crear
35

un estado delictivo entre los asociados, de forma tal que su comportamiento constituye una

amenaza para la seguridad colectiva.

De lo anterior surge la necesidad teórica y práctica de diferenciar esta conducta punible de la

coautoría, y en concreto de la coautoría impropia.

Para tal efecto, es importante resaltar en el concierto apartes fundamentales que lo diferencian

de la coautoría.

EL OBJETIVO ABSTRACTO.

El concierto es la asociación acuerdo o convenio entre varias personas para realizar “delitos”.

Esto implica que se da la reunión de voluntades, por lo menos dos, para desarrollar conductas

delictivas en abstracto. Se sanciona ese simple hecho; puede no haberse realizado acto ejecutivo

de algina de las posibles conductas punibles; basta que esas personas lleguen al común designio.

El concertarse para una finalidad genérica específica influirá respecto de los “conciertos

especiales”, que agravan la conducta, pero que en momento alguno modifican la existencia de no

generan un contrato o un acto de aprobación expreso de estar incursos en este delito, sino que sus

actividades, elementos procedimientos, contactos, etc. Hacen inferir con claridad el acuerdo para

cometer delitos.

LA INDETERMINACIÓN.

Quienes se conciertan no organizan un plan criminal buscando la realización de alguno o

varios delitos específicos previamente diseñados, como tampoco los que pueden presentarse

ocasionalmente, en una acción aislada, como cuando alguien pretende hurtar y dispara para herir

a un vigilante, en la llamada “conexidad ocasional”. La indeterminación hace referencia a que el


36

objetivo común no está limitado por un plan específico, sino que puede haber tantos planes como

sean necesarios para concretar el permanente fin del concierto. En la coautoría, si bien pueden

darse conductas que inicialmente estarían por fuera de un plan concreto, ellas siguen de cerca el

plan inicial determinado que, una vez agotado en el tiempo, modo y lugar, víctimas, etc., se agota

en su relevancia penal.1

En el ámbito de la coautoría la realización de los delitos por fuera del plan es predecible por

los que concurren en la realización, pero también, una vez ejecutados éstos, se agota la conducta

punible. Es precisamente lo que no ocurre en la decisión de cometer tantos delitos como sean

necesarios para mantener la resolución común, pues desde un principio el acuerdo va más allá de

un plan criminal, para entrar en un verdadero estado delictivo en el que cualquier procedimiento

contrario a la ley resulta admisible y las diversas conductas pueden ser ejecutadas cuantas veces

y en cuantas circunstancias puedan ser útiles.

EL PROPÓSITO DE PERMANENCIA O CONSTANCIA.

Esta característica puede entenderse como un aparte dentro de la indeterminación 2, con base

en que, para efectos de la configuración del tipo subjetivo, al tratarse de un delito de “mera

conducta”, si lo que se busca es cometer conductas punibles indeterminadas ello implica que tal

finalidad no está limitada en el tiempo.

Puede ocurrir que los concertados sean sorprendidos por las autoridades antes de que

comiencen a operar efectivamente la organización, lo que no excluye la atribución del concierto,

puesto que, tal como se manifestó en la primera de las características, de las situaciones objetivas

1
Corte Suprema de Justicia, sala de Casación Penal. Sentencia de enero de 2001, M.P: JORGE ANIBAL
GOMEZ GALLEGO.
2
Al respecto, cfr. Ídem.
37

surja como claridad que su deseo es mantenerse en la ejecución de tantas conductas como sean

necesarias para prolongarse cronológicamente en el objetivo delictual.

Supóngase el caso de unos traficantes de armas, a los que solo les son incautadas algunas

municiones para arma de uso personal, que en el mejor de los casos se subsumirán en el artículo

365 del C.P. Sin embargo, los mencionados son encontrados en una bodega de su propiedad, en

donde existe documentación falsificada de organismos de defensa de toda Latinoamérica , copias

de comunicaciones, dirigidas a los mismos, en los que se hacen solicitudes de armas cortas y

largas con referencias específicas y sus respectivas municiones , así como comunicaciones con

países proveedores de armas ilícitas, folletos descriptivos de armamento de toda clase con sus

respectivos precios en el mercado internacional y nacional, pedidos de organizaciones terroristas

enviados desde varios lugares del país y fuera de él, etc.

Como parece lógico, lo fundamental en el comportamiento de estas personas, no es tener

unas municiones propias de arma de uso personal, sino el hecho de que por sus documentos,

elementos y demás huellas se deduce que se trata de traficantes internacionales de armas, que

para mantenerse en su objetivo realizan el comercio ilícito de forma continua; no se trata de

hacer uno que otro envío, sino de mantenerse en la realización de la conducta en forma repetida

e indefinida, como también de aquellos otros comportamientos punibles para lograr el éxito de

la actividad, como sería, para el ejemplo propuesto, la falsificación de documentos, el soborno a

funcionarios, la recepción de dinero procedente del narcotráfico y otras actividades ilícitas , la

colaboración con grupos terroristas, de narcotráfico, el lavado de activos producto del comercio

ilícito, etc.
38

EL INCISO TERCERO.

Tiene como fundamento sancionar con mayor severidad a quienes se constituyen como

ideadores o estrategas de una organización delictiva que a quien realiza las conductas materiales

propias de la actividad concreta; ello en consideración a que los jefes de los grupos delictivos son

quienes realmente originan el concierto, y a ello adhieren los demás miembros , quienes son

ejecutores de las ideas y estrategias criminales; finalmente , están quienes prestan un servicio

ocasional o accidental sin hacer en realidad parte de la organización.

Un ejemplo de esta situación es el común uso de los correos humanos para transportar drogas

fuera del país3, común y despectivamente llamados “mulas”, que son utilizados por poderosas

organizaciones. El individuo que transporta la droga es simplemente un autor del delito de tráfico

de estupefacientes, articulo 376, que a su vez viene organizado, financiado e ideado por los

concertados como narcotraficantes. Sobre estos últimos, y no sobre quienes apenas hace el

trasporte, o quienes hacen simplemente contactos y procedimientos que no implican liderazgo o

financiación, se predica al aumento punitivo en mención.

Respecto de este punto es importante, en lo que se refiere a ciertos estados de concierto, tener

en cuenta el reclutamiento forzado4, dado que una persona puede pertenecer a una organización

concertada, como sería un grupo ilegalmente armado, pero con fundamento en que, por ejemplo,

fue constreñido, mediante amenazas de muerte en contra de él mismo y su familia, a unirse a la

organización.

3
Esta modalidad se utiliza principalmente para cierto tipo de drogas que, dado su alto costo, pueden ser
transportadas en pequeñas cantidades que ingiere un individuo; comúnmente tales personas llevan heroína o cocaína
en su cuerpo.
4
Estas conductas pueden coincidir o no con los delitos establecidos en los artículos 150, constreñimiento a
apoyo bélico, o el 162, reclutamiento ilícito; ello con base en que allí se refiere a situaciones derivadas del conflicto
interno, mientras que en el caso de los conciertos puede abarcar organizaciones no necesariamente relacionadas con
dichos supuestos, como grupos de defensa privada en zonas urbanas , bandas armadas de narcotraficantes, etc.
39

Estos eventos representan especial complejidad, dado que el individuo entra a hacer parte de

alguno de estos grupos inicialmente por la fuerza, pero posteriormente realiza otras conductas

punibles de forma voluntaria. En esta clase de eventos las causales de los eximentes de

responsabilidad establecidas en el artículo 32 numeral 8 “insuperable coacción ajena” o “miedo

insuperable” , puede llegar a configurarse, siempre y cuando se demuestre que todas las

conductas ilícitas del individuo fueron motivadas por algunos de esos supuestos, lo que no debe

ser pasado por alto en el estudio de una conducta de este tipo, dada la pluralidad de factores de

reclutamiento para grupos armados ilegales existentes en el país.

Si bien, la honorable Corte Constitucional ha manifestado su concepto respecto a la

criminalidad organizada, en lo que conciernen unas características de gran relevancia a la hora de

imputar delitos que atenten contra la seguridad pública y de manera más específica se refiere a

los delitos de concierto para delinquir y el entrenamiento para actividades ilícitas:

“La criminalidad organizada funciona como una empresa y requiere como ella de elementos

básicos como la existencia de normas internas, sistemas de comunicaciones especiales, división

del trabajo, estructura jerárquica, rutinas y procedimientos estandarizados, competencias

técnicas especializadas y profesionalización de sus miembros, lo cual potencia y multiplica su

efectividad. La criminalidad organizada tiene a su vez las siguientes características: (i)  la

concertación de varias personas para la comisión de delitos, (ii) con cierta organización (iii)

estabilidad y permanencia; (iv) está dirigida a la comisión de delitos graves; (v) adopta una

estructura compleja y (vi) tiene por objeto el beneficio o poder. En este sentido, la criminalidad

organizada constituye una empresa mundial que mueve miles de millones de dólares y que

resulta una antítesis de la sociedad civil, tal como lo destaca el prefacio de la Convención de las

Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional: “Por el contrario,


40

alineadas contra esas fuerzas constructivas, cada vez en mayor número y con armas más

potentes, se encuentran las fuerzas de lo que denominó la “sociedad incivil”. Se trata de

terroristas, criminales, traficantes de drogas, tratantes de personas y otros grupos que

desbaratan las buenas obras de la sociedad civil. Sacan ventaja de las fronteras abiertas, de los

mercados libres y de los avances tecnológicos que tantos beneficios acarrean a la humanidad.

Esos grupos prosperan en los países con instituciones débiles y no tienen escrúpulos en recurrir

a la intimidación o a la violencia. Su crueldad es la verdadera antítesis de lo que consideramos

civil. Son poderosos y representan intereses arraigados y el peso de una empresa mundial de

miles de millones de dólares; pero no son invencibles”.  De esta manera, el alcance de una

organización criminal es mucho mayor al de la criminalidad individual, lo cual permite el

sometimiento económico o político de sectores enteros de la sociedad, situación por la cual la

comunidad internacional tiene un compromiso decidido para prevenir y luchar contra este

fenómeno a través de diversos instrumentos y convenciones internacionales.” Sentencia C-

334/13

“Artículo 341. El entrenamiento para actividades ilícitas”.

Se trata de un delito de mera conducta, que está concebido para punir aquellas conductas que

amenazan la seguridad pública cuando se perfeccionan las tácticas de guerra de grupos armados

ilegales, por personas que son encargadas exclusivamente para ello, por sus conocimientos

acerca del tema.

Se desvalora en esta norma el pretender hacer más letal y peligrosa la organización delictiva,

pues se trata de un perfeccionamiento progresivo de la comisión de ataques a poblaciones,

enfrentamientos con el ejército y la policía, secuestros masivos, pillaje, saqueo, etc., de tal forma
41

que éstos sean aún más efectivos, lo que desde luego hace de estos actos factores de riesgo social

incalculable.

Al hacer referencia a la norma a instrucción en tácticas, técnicas o procedimientos militares se

introduce un elemento normativo que puede ser entendido como la impartición de conocimientos

relacionados con cuestiones de estrategia militar, y no solamente con informaciones o difusión

de los procedimientos a seguir por el grupo, sus objetivos, propuestas, futuras acciones, etc.

Estas conductas, sin la menor duda, se adecuan a otras normas, como la rebelión o el concierto

para delinquir, entre otras, pero no al artículo 341.

Es muy importante en este aspecto tener en cuenta que se trata de una conducta autónoma, lo

que implica que si, en desarrollo de las enseñanzas impartidas por el instructor de guerra ilícita,

surgen conductas punibles especificas e individualizables que pueden ser relacionadas

directamente con dichas instrucciones, se presenta en concurso efectivo de hechos punibles.

La expresión “o los contrate”, que se encuentra al final de la norma, y que no parece muy

clara, debe aplicarse con relación a quien contrate los servicios de asesor, y no quien contrate

grupos sicariales, pues resultaría contradictorio que, en la misma norma, de forma insular, se

sancionara la contratación de grupos armados cuando ello no concuerde con la evidencia

inspiración de la norma que pretende evitar en progreso táctico y tecnológico de los grupos

ilícitos.

“Artículo 342. Circunstancias de agravación”.


42

Dada la gravedad de que un servidor público haga parte de una organización de esta clase, o

lo asesore en labores de estrategia militar se dispuso esta agravante. El encargo que se hace al

servidor tiene una dimensión de apoyar los fines constitucionales como la dignidad, el libre

desarrollo de la personalidad, la libertad, la vida y, en general, los derechos fundamentales que

orientan en la actualidad al Estado. En consecuencia, pertenecer a una organización delictiva

implica traicionar en grave manera esos fines, y más en concreto cuando esa traición se refiere a

aquellos bienes o intereses fundamentales que se pretenden mantener por el Estado.

Se ha considerado en igual sentido no solo que quien hace parte de la administración tiene las

obligaciones mencionadas, sino también que quien se aparta de ella debe mantener la fidelidad

no solo al Estado, sino también a la reserva y privacidad de la información que en ejercicio del

cargo conoció, unido al deber de no traficar con el conocimiento de hechos, funcionarios,

documentos y demás elementos a los que tuvo acceso cuando ostentó la calidad de funcionario.

Es desde luego más grave la conducta cuando se comete dentro de la administración, puesto que

el riesgo al bien jurídico es más intenso.

En la ejecución de los delitos como el concierto para delinquir en la modalidad del

narcotráfico, paramilitarismo, o grupos guerrilleros el conocimiento que se tenga de la estructura,

tácticas, recursos y demás aspectos relacionados con las fuerzas militares, de policía y en general

de organismos de seguridad del Estado es un factor que resulta de más alto valor para las

organizaciones delictivas; por ello, con frecuencia recurren a tratar de corromper servidores

públicos retirados o activos que proveen información de trascendencia para las actividades

ilícitas.
43

Esta causal de aumento punitiva presupone, como se ha dicho que el funcionario o

exfuncionario se encuentre en estado de concierto, y no simplemente realice alguna cooperación

aislada con organizaciones al margen de la ley, lo que, si bien puede configurar delito no implica

concierto, y por lo tanto tampoco incursión en esta agravante.

“Artículo 343. El delito de terrorismo”.

CARACTERISTICAS DEL TERRORISMO.

El originar en un sector identificable de la sociedad o en toda ella un estado generalizado de

miedo, sensación de amenaza e inseguridad, o prolongarlo en el tiempo.

Tal resultado se debe obtener mediante el despliegue de actos que eleven el riesgo a bienes

jurídicos fundamentales o a elementos básicos de la vida en comunidad.

Los actos de peligro deben ser realizados por medios lo suficientemente idóneos para causar

daños considerables a las personas o a las cosas, sin que sea necesario que tales hechos se

configuren, pues si ello ocurre puede incurrirse en otras conductas.

Si la primera de las características se ocasiona solo por medio de la difusión de una amenaza,

sin acto alguno efectivo que eleve el riesgo de ciertas actividades o bienes jurídicos, se procederá

a atenuar la pena.

En el análisis de este delito sobresale como primer aspecto que no se exige una específica

finalidad, ingrediente subjetivo, de provocar el “estado de zozobra y terror”, sino que con la

simple acción que provoque tal resultado se consuma la conducta; el análisis de cómo se ha
44

llegado a esta concepción del terrorismo puede partir de una breve comparación con la que

entrará en vigencia con el código penal del 1980.

La norma originaria del delito del terrorismo en el Código de 1980 establecía: “El que con el

fin de crear o mantener un ambiente de zozobra, o de perturbar el orden público, emplee contra

personas o bienes, medios de destrucción colectiva, incurrirá en prisión de diez (10) a veinte (20)

años, sin perjuicio de la pena que corresponda por los demás delitos cometidos que se ocasionen

con este solo hecho”.

Como puede notarse, además de ser completamente diferente la norma originaria a la vigente

en la actualidad, en un primer momento ésta exigía que se cometiera el acto “… con el fin de

crear o mantener un ambiente de zozobra”, ingrediente subjetivo que resulta muy acorde con la

esencia del delito y el bien jurídico que se pretende proteger.

En nuestro criterio, bastante más acertado fue el legislador de 1980 que el actual que viene

influido o “contaminado” por todas las vindictas legislativas que se han presentado a lo largo de

casi 20 años de pretender acabar con los problemas de violencia utilizando el Código penal sin el

menor éxito.

La expresión “ ambiente se zozobra”, establecida en el Código de 1980 toca la esencia de lo

que realmente es el terrorismo, y lo desliga de entender este delito solo desde la visión de los

grandes actos de violencia contra la vida y la integridad, puesto que para realizar un acto

terrorista no se necesita en realidad efectuar un desproporcionado acto violento; incluso un

atentado terrorista puede, por iniciativa del autor no producir si quiera daños personales como en

el caso de ciertos grupos internacionales que antes de colocar artefactos explosivo en ligares

concurridos por el publico se comunican con las autoridades para dar un pequeño margen de
45

tiempo que permite evacuar a posible víctimas humanas. Tal práctica evita la causación

innecesarias de muertes y lesiones, pero no excluye el carácter de terrorista a la conducta,

precisamente porque se encuadra en ese “ambiente” inseguro, hostil y temeroso que sufre la

población que no está segura de poder llevar su vida en condiciones normales. Es en esencia el

terrorismo, obligar a la sociedad a desempeñarse en un medio lleno de amenaza, ante la

contingencia de un desastre que puede presentarse en cualquier momento.

A pesar de estas consideraciones, la legislación actual exige, como se expuso en las

características, poner en peligro la vida, integridad o medios de comunicación, entre otras

entidades, creando una casuística que no consulta con la realidad de la aparición de este delito,

que puede catalogarse más como es necesariamente atentar contra la vida u otros bienes, sino la

amenaza generalizada, y con ella la coacción para lograr beneficios de otro tipo.5

En nuestra legislación, luego de la expedición del Decreto 180 de 1988, “Estatuto para la

defensa de la democracia”, aparentemente se hizo más objetiva la conducta. En materia

jurisprudencial, inicialmente se sostuvo por parte de la Corte Suprema de Justicia, en posición

que luego varió, que deben ejercitarse el fin terrorista, lo que desde luego parece muy razonable,

dado que no cualquier conducta que cause el temor y la situación de desconfianza y miedo

propias del terrorismo puede llegar a ser considerada como acto de tal categoría por

consideraciones solo objetivas; lo que, de paso, genera problemas con otras figuras del mismo

título, como el incendio, dado que en tal delito siempre se pone en peligro la vida, la integridad;

o casos en que se obra con dolo de ímpetu, como cuando un militar autorizado para portar una

granada ve a su antigua novia en compañía de otro y en una ataque de furia lanza el artefacto

5
Los acontecimientos del 11 de septiembre en la ciudad de New York muestran cómo la causación de 2,500
muertes no es en realidad lo que puede entenderse como terrorismo, sino específicamente el atacar un símbolo de la
potencia mundial; de hecho, ese país en diversos conflictos puede haber tenido más bajas, pero el “terror” fue
infundido a partir de atentar contra un símbolo, como eran las torres derribadas.
46

explosivo: en tal caso no existe la finalidad de mantener un estado de zozobra y amenaza en la

población, sino que la impetuosa actitud del militar tendría sanción dependiendo de si causa

lesiones personales o muerte a su novia y el acompañante, o si no es así, evento en que puede

incurrir en el delito descrito en el artículo 359: empleo o lanzamiento de sustancias u objetos

peligrosos.

A pesar de ello, la corte, en resientes pronunciamiento, parece seguir la tendencia de exigir

solamente que el dolo abarque la intensión de realizar las conductas peligrosas para la seguridad

pública, sin que necesariamente se realice el propósito de causar pánico, desconfianza y zozobra

en general estos términos son los que aparecen como recurrencias en la jurisprudencia para

describir la existencia de un acto terrorista.

Ejemplo:

Cuando para realizar una extorsión un grupo armado coloca una bomba que estalla en un

carretera que conduce a una finca, esta situación lleva implícita la intensión dolosa de mover las

condiciones de quienes habitan la región y buscar la intimidación general, mediante la amenaza,

basada en la demostración de capacidad de daño y devastación, así se concreten solo daños

materiales. En este caso la finalidad inicial se desarrolla dentro del concepto de una extorsión,

pero, como delito medio, se encuentra el terrorismo.

En tal hipótesis pueden encontrarse dos finalidades diferentes e individualízales entre sí; una,

buscar el éxito del constreñimiento extorsivo, y otra, el causar incertidumbre, sensación de

inseguridad y pánico generalizado en la población.

Luego, aquí la situación no se configura como terrorista solo porque se utilice un explosivo,

sino porque se desea crear un ambiente amenazante que ayuda a la conducta extorsiva.
47

En conclusión, si bien la conducta se ha movido a una concepción más objetiva, en otras

palabras, el tipo penal ha sido desprovisto de elementos subjetivos específicos, no quiere ello

decir que no sea necesario desvincular el comportamiento de su significancia social, por tanto

siempre es necesario analizar si la finalidad buscaba crear un estado de amenaza, incertidumbre y

miedo en la población, cuando se ejecuta un acto determinado que desarrolle los presupuestos de

la norma. Esa finalidad puede estar presente tanto por dolo directo como indirecto o acaso

eventual.

“Artículo 144. Los actos de terrorismo”.

Debe aclararse, que dada las condiciones actuales de la legislación, se hace necesario

determinar que el delito de terrorismo establecido en el ámbito de los delitos “contra la seguridad

pública” es aquel que no se realiza, con ocasión y en desarrollo del conflicto armado que vive el

país, puesto que si es en tal ámbito que se producen las mencionadas conductas es claro que, por

el principio de especialidad, lo procedente es aplicar el artículo 144 del C.P., que establece:

Lo anterior tiene como consecuencia en el actual momento histórico, el que pocos eventos

terroristas pueden subsumirse en él “terrorismo simple”, siendo que la mayoría de ilícitos desde

hace algún tiempo se presentan tienen relación directa o indirecta con el conflicto interno.

SOBRE EL “ESCRITO ANÓNIMO”

Con brevedad es necesario hacer referencia a la improvisación y escasa preparación de las

normas que en este título se han instituido. Ejemplo de ello es la expresión que en el inciso

segundo del art.343 se observa y que sostiene que la amenaza debe realizarse por “ escrito

anónimo”, lo que de manera insólita lleva concluir que si la amenaza terrorista se firma o es

emitida por autor conocido la conducta es atípica.


48

“Artículo 344. Terrorismo agravado”.

En el artículo 344 de C.P., se consagran cinco agravantes, respecto en delito en mención, que

por lo general también están referidas al conflicto armado; ello tiene como consecuencia que

tampoco será muy frecuente la aplicación de éstas, puesto que al haber tipo penal especial, como

son los “actos de barbarie”, éste acoge con mayor claridad la conducta básica, y si esta se

desarrolla en relación con los combatientes referidos en el derecho internacional humanitario o

la población civil protegida por este régimen desde luego la norma a aplicar ese artículo 144.

“Artículo 345. La administración de recursos relacionados con actividades terroristas”.

La conducta descrita en la norma tiene como finalidad sancionar penalmente aquellas que dan

soporte económico a las actividades del terrorismo, por medio de la vacuna de capital o bienes,

mantenimiento e inversión de los mismo, etc., para el avance y sostenimiento de esas

actividades.

Debe tenerse especialmente en cuenta que el dolo en este delito implica necesariamente

conocer que los recursos administrados se relacionan con “actividades terroristas”.

La expresión “administración” implica desplegar conductas complejas, no simplemente dar

un bien o acaso entregar una ayuda: se extiende a tener capacidad de decisión sobre los recursos

o elementos, posibilidad de cambiarlos de lugar, invertirlos, organizarlos a las actividades

ilegales, etc.

Por tal razón, el que vende explosivos a quienes se saben que realizaran un atentado terrorista

no incurre en este delito, sino que puede ser cómplice de terrorismo y eventualmente incurriría

en porte ilegal de armas, dado que el delito estudiado se refiere solo a aquellos que tienen el
49

control económico y de organización de dichos bienes, de forma independiente a la relación que

quien realiza la conducta tenga el correspondiente grupo.

“Artículo 346. Utilización de uniformes e insignias”.

Resulta un atentado contra la seguridad pública, por los menos en las condiciones específicas

de nuestro país, que cualquier persona, sin autorización oficial, use aquellos elementos que

identifican a las fuerzas militares, en sus diversas actividades.

En esa conducta resulta de trascendental importancia analizar los verbos rectores como

trasportar, almacenar, distribuir, comprar, vender, suministrar, sustraer o portar deben entenderse

desde la perspectiva de lo que pretende proteger el legislador, dado que portar una pequeña

insignia o llevar alguna prenda militar sin el inequívoco plan de atentar contra la seguridad

pública no puede ser objetivamente imputable a quien realice la conducta ,puesto que no eleva en

forma relevante el peligro al bien jurídico tutelado.

Respecto del verbo sustraer, puede generar complicaciones con el delito de hurto, y esta

conducta debería analizarse para cada caso concreto desde el autor.

Sin embargo, existe en el delito de hurto al agravante de que el delito se realice sobre “efectos

y armas destinados a la seguridad y defensa nacionales”. en tal caso, la palabra “efectos” es de

tal amplitud que puede entenderse que incluye cosas como uniformes, insignias, etc. En tales

casos, cuando se presenta la simple sustracción, se incurre por especialidad solo en el delito de

hurto agravado, pero al enajenar, o dar alguna otra posibilidad de uno al uniforme o insignia, sin

lugar a dudas se incurre en el concurso efectivo entre las dos conductas, hurto agravado y

utilización de uniformes o insignias. La anterior interpretación atendiendo al interés jurídico que

pretende proteger el legislador.


50

“Artículo 347. El delito de amenaza”.

El primer aspecto que debe tenerse en cuenta respecto de esta conducta es la característica

especial de la intimidación, puesto que, independiente al contenido de la misma, es decir, del mal

con que se pretende intimidar real o ficticiamente, el acto debe tener un impacto colectivo propio

del terrorismo, y no simplemente consecuencias de temor a una persona o a un grupo reducido a

causa de una acción.

Así lo ha entendido la Corte Suprema de Justicia en diversas oportunidades, estableciendo

que, incluso, las amenazas que en ocasiones hacen los delincuentes con el fin de evitar que la

víctima denuncie la comisión del delito no corresponde a esta modalidad típica.6 Así las cosas,

según la Corte Suprema de Justicia el delito de amenazas personales o familiares, descrito en el

Decreto 180 de 1988, no debe entenderse como un simple atentado contra la libertad individual,

a la manera del constreñimiento ilegal sino como un tipo penal con finalidad terrorista, que

lesiona a la vez el bien jurídico de la libertad y de la seguridad pública, es de anotar que la norma

a la que se refiere la decisión es en esencia la misma que hoy se encuentra vigente. En el mismo

sentido, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Auto del 29 de marzo de 1989,

M.P.: JAIME GIRALDO ÁNGEL.

De igual manera, ésta figura debe diferenciarse del terrorismo telefónico, plasmado en el

artículo 343 inciso 2ª, puesto que en el caso de las amenazas el elemento “personal o familiar”

pone un contenido de amenaza directa sobre una persona, comunidad o institución determinadas,

lo que particulariza el objeto de la intimidación.

6
Entre otras referencias: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Auto del 3 de agosto de 1989.
M.P.:JORGE CARREÑO LUENGAS. El delito de amenazas personales o familiares, descrito en el Decreto 180 de
1988.
51

Sin embargo, la diferencia fundamental entre las dos figuras enunciadas se encuentra en que

el terrorismo, como acción directa contra las personas y bienes de uso colectivo, tiene un grado

de inmediatez mayor al de las simples amenazas, por ejemplo, cuando un individuo realiza una

llamada telefónica a un centro comercial populoso un día hábil, sosteniendo que hay una bomba

frente al lugar y logra que éste sea evacuado, causando pánico y confusión en quienes se

encuentran allí: ello se subsume en la conducta establecida en el artículo 343, inciso 2ª.mientras

que, si la amenaza va dirigida el centro comercial sosteniendo, por ejemplo, que si opta por

distribuir una publicación de un determinado partido político o movimiento será objeto de

ataques terroristas, esto es, sin una intimidación general que implique una perturbación inmediata

de la comunidad, pero sí que tal acto puede ejecutarse en un futuro incierto pero posible, ello

tiene como consecuencia que la conducta se subsuma en la tipicidad del delito de “amenazas”.

Se fundamenta nuestro criterio en que la intimidación puede llegar a ser tan intolerable para el

ordenamiento y la seguridad pública que no alcanza el reproche al ser subsumido simplemente en

un delito contra el patrimonio económico, en el que se encuentra ausente el concepto de

intimidación terrorista.

“Artículo 348. LA INSTIGACION A DELINQUIR”.

Esta figura es conocida genéricamente como “apología del delito” y tuvo una variación en el

Código de 1980 y el actual, pues en el antiguo ordenamiento tenían como pena el arresto de tres

meses a tres años y multa. Es de anotar que, conjuntamente con el aumento de punibilidad a esta

conducta, en diversos decretos de las décadas de los 80 y 90.


52

La modificación realizada al delito en mención fue incluir un agravante, en aquellos casos en

que la apología se comete respecto de infracciones de mayor sensibilidad e impacto social, tal

como se establece en el párrafo segundo de la norma.

El delito de apología tiene como razón de ser el sancionar a quienes promueva de forma

pública e inequívoca la realización de conductas sancionadas penalmente. Apologizar es, en

términos comunes, alabar, exaltar, mostrar ante todos lo positivo de algo o de alguien. Luego

como, al utilizar tal expresión respecto de conductas establecidas en el código penal se está

promoviendo que la sociedad tenga la idea de que dichas conductas son constructivas o

aprobadas por ciertas personas, lo que finalmente tiene como consecuencia la incitación a que se

realicen. La característica más relevante de este tipo penal, además de la acción apologética de

una conducta reprochada penalmente, es el carácter de público que tal proceder debe mostrar.

Esto nos indica que la exaltación de hechos delictivos tiene que ser, así sea en grado mínimo

ideada de tal forma que pretenda llegar a varias personas, como sería el caso de no solo una

noticia en un periódico o en la televisión, sino también de una conferencia, un escrito, una página

de internet, diferente a los correos personales, que tienen el carácter de privado, etc. Es por

esencia, como otros de los delitos observados en este título, de mera conducta.

En cualquier caso, dicha promoción de lo ilícito debe ser directa, elemento normativo que

pretende enfocarse a que no sea una simple opinión o apreciación, sino una verdadera incitación

a que un conglomerado realice la conducta descrita como punible, proponiendo de forma

inequívoca no tener en cuenta la norma penal.

Este aspecto toca desde luego con la libertad ideológica dado que no puede sancionarse en

que en desarrollo de una profesión liberal y protegida por la Constitución manifieste críticas o
53

reservas contra el legislador por erigir en punibles ciertos actos o mostrar que es inútil sancionar

penalmente alguno otros, sino que se requiere la concreta intensión de buscar que el

conglomerado desconozca la fuerza vinculante de un evento concreto de delito o delitos.

La instigación para delinquir puede realizarse respecto de un especifico delito del Código

Penal, v.gr. homicidio, acceso carnal, etc., como sería el caso del que hace propaganda para que

en una población se generalice el tráfico –no simple consumo- de drogas, porque es una forma de

aniquilar a los países industrializados, quienes, según el instigador, deben pagar por los daños

hechos a los países subdesarrollados.

En todo caso, lo directo para la instigación para delinquir no debe confundirse con la también

conocida como instigación, figura propia de la participación, diferenciándose éstas, básicamente,

en que la segunda no tiene el carácter de público y concreto, es decir, que quien instiga en

calidad de participe lo hace ya en una individualizada conducta delictiva para que sea realizada

por otra persona en concreto, a diferencia de la instigación como figura típica que en esencia es

abstracta. Un caso de instigación, como participación de un determinador, sería el de aquel que

va a un bar, donde se encuentra un amigo de quien conoce su impulsividad, y le dice: “allí, en tu

casa, está tu mujer con su amante; yo la he visto, tu única salida como hombre honorable es darle

muerte; ve, toma tu arma y mátala; de no ser así serías un cobarde…”. Le diferencia es, pues, de

lo abstracto a lo concreto.

En ese mismo orden de ideas para el instigador de la parte especial es completamente

indiferente, respecto de su responsabilidad, si los instigados realizan o no la conducta o

conductas promocionadas; mientras que el instigador participe, al referirse a la realización de un


54

delito concreto, solo responde en la medida que el instigado llegue a la ejecución del delito, por

lo menos al estado de tentativa, conforme al principio de ejecutividad.

“Artículo 349. La instigación a la comisión de delitos militares”.

Se trata de una norma tomada de legislaciones extraordinarias de los 80, que sanciona a

aquellas personas que provoquen de las afueras militares o a funcionarios adscritos a órganos de

seguridad para realizar conductas que faciliten actividades terroristas, como son la deserción, el

abandono del puesto o, en general, colaboren con la realización de actividades terroristas. Debe

quedar en claro que se sanciona en este caso es al instigador y no a quienes efectivamente

realizan la conducta, que pueden incurrir en terrorismo, delitos militares o delitos contra el DIH.

Entre otras palabras, se trata de instigación especial respecto de delitos militares conexos con

actividades terroristas; esto implica, como se ha mencionado en el caso anterior, que la efectiva

realización de los delitos en concreto no modifica en nada la situación del instigador.

CAPÍTULO SEGUNDO

DE LOS DELITOS DE PELIGRO COMÚN O QUE PUEDEN OCASIONAR GRAVE

PERJUICIO PARA LA COMUNIDAD Y OTRAS INFRACCIONES.

“Artículo 350. El delito de incendio”.

Este es el primer delito de lo que puede considerarse como una especie dentro de los delitos

contra la seguridad pública conocida en la doctrina como “delito de peligro común” que se

diferencia de los delitos contra “el orden público”. El incendio se entiende como un delito de

peligro, pero a su vez no constituye una elevación del riesgo contra la seguridad pública similar a
55

la del delito de terrorismo, a pesar de que pueda amenazar la vida, el patrimonio y otros bienes

de importante entidad.

La razón por la que el delito de incendio se concibe como un delito de peligro común puede

entenderse, en primer lugar, desde un punto de vista histórico, pues, antes de que los explosivos,

carros bomba y demás formas de causar amenazas en la sociedad actual, el incendio era la forma

de hacer terror en la comunidad por su fuerza destructiva y letal. Esa fuerza destructiva está dada

por la capacidad de propagación que el fuego tiene en sí, que, si bien es cada vez más dominable

por el hombre, aún sigue siendo un factor amenazante de gran importancia en caso de ser

utilizado.

Esa capacidad de propagación que tiene el fuego hace precisamente que la norma vigente

tenga cierta gradualidad dependiente de las características del fuego causado, pues el que se

realiza sobre cosa mueble, como sería un vehículo sin pasajeros, es por esencia menos peligroso

que el causado a un inmueble, así sea igualmente deshabitado que puede tener como ingrediente

de mayor peligrosidad al bien jurídico el que el segundo de los incendios mencionados se pueda

extender a lugares habitados o factorías, centros productivos o vegetación, entre otras

posibilidades.

Desde esa misma perspectiva, el Código, si bien puede considerarse casuístico, acierta en

superar la clásica división entre bienes muebles e inmuebles para incluir en las conductas de

mayor punibilidad los procedimientos incendiarios que, de forma independiente a la clase de

bien, representen mayor peligro para otras entidades jurídicas protegidas, como es el caso de

prender fuego a bosques, sustancias peligrosas, etc.


56

En cualquier caso, el dolo en estos casos debe contener, exclusivamente, la intensión de

causar el fuego y sus consecuencias, puesto que, si de la acción puede inferir el autor que,

además, puede derivarse la generación de pánico, intimidación a la población o, en general se

busca impactar sicológicamente a la colectividad de forma tal que se puedan individualizar otras

acciones más graves, puede incurrirse en delitos como terrorismo.

Además de la modalidad culposa, que se analizara con posterioridad, debe tenerse muy en

cuenta que el delito de incendio se relaciona de forma directa con el manejo de fuentes de

peligro; es de crucial importancia el análisis de la figura de la posición de garante, en el ámbito

de la omisión, en el caso de personas encargadas de encarar el fuego, como bomberos,

socorristas, etc. Tal sería el caso de los bomberos que, luego de recibir la llamada de alerta, se

abstienen de ir al lugar porque están en huelga y el fuego se propaga por varias horas causando

daños considerables a bienes inmuebles, así como a personas. En tal caso si se demuestra que la

actividad normal de los bomberos evitaría la propagación implicaría la imputación del resultado

omisivo a título de dolo, dada la obligación que se tenía de impedir el resultado con base en el

deber jurídico de actual fundamentado en una posición de garante (art.25 C.P.)

Finalmente, el delito de incendio, cuando se realiza contra bienes de interés ecológico, se

aplica por especialidad de forma preferente a delitos como daños en los recursos naturales, pues

ellos se refieren a especificas conductas relacionadas con la explotación o uso de los recursos,

mientras que la descripción del incendio menciona una concreta forma de destrucción tipificando

detalladamente que, en caso de que el incendio sea de bines de interés para los recursos

naturales, se incurrirá en el inciso 3ª del articulo 350; luego prima este sobre un comportamiento

estatuido como forma genética de destrucción, como es la mencionada en el artículo 331.


57

Es discutible la tentativa en este evento, sin embargo, en la doctrina se encuentran ejemplos

que posibilitan este dispositivo amplificador del tipo como cuando el propósito de incendiar un

individuo deja elementos incendiarios de gran poder que cuando están a punto de accionarse son

descubiertos por un guardia que los desactiva. Aplicando criterios de tentativa, como de

inmediatez temporal y proximidad a la lesión del bien jurídico, es factible acertar esta figura en

casos como el descrito o similares.

“Artículo 351. Daño en obra de utilidad social”.

Lo esencial en esta figura es diferenciarla por su especialidad respecto del delito de daño en

bien ajeno art.266, cuando se encuentra agravado por el numeral 4 de esa misma norma, dado

que allí se ha mencionado por el legislador que el incremento punitivo se da como consecuencia

de que el daño se ocasiona ´´sobre bienes de uso público, de utilidad social…´´.

En el presente caso, la norma se considera de peligro común al dirigirse la conducta respecto

del agua, elemento vital sobre cualquier acto destructivo produce un peligro generalizado digno

de protección por el legislador, y que torna la conducta en especial respecto de la establecida

contra el patrimonio económico.

Cuando se trata de conductas que causan daños sobre aguas privadas, y siendo la intención el

beneficio económico del actor con el perjuicio del propietario de otro predio o predios, ello no

configura esta modalidad típica, sino la establecida en el artículo 262:´´usurpacion de aguas´´,

dado que son comportamientos que consisten por lo común en desviar aguas, lo que, si bien

causa daño, no puede configurarse como delito de peligro común.


58

“Artículo 352. Provocación de inundación o derrumbes”.

Hace parte de lo que en la doctrina internacional se conoce como “delitos de estragos”, y es

difícil que se piense en una acción de inundación dolosa sin que se incurra en el artículo anterior,

siendo más rica la descripción de la presente. Parece tener más posibilidad de parición esta

conducta, que debe entenderse como la invasión de las aguas en terrenos que no constituyen sus

cauces ni sus depósitos naturales7, en el ámbito del delito culposo. De igual manera, tanto en el

artículo anterior como en el que ahora se analiza en manejo del agua, como tarea que implica el

control de una fuente de peligro, tiene especial relieve respecto de la posición de garante, por

ejemplo, de los vigilantes de una presa o los ingenieros que la controlan o funcionarios del

Estado encargados de su cuidado.

Respecto del derrumbamiento, resulta de importancia analizar que en la normatividad no

diferencia entre el ocasionado a un edificio, como se hace en otras legislaciones, y el que se

ocasiona por ejemplo a una mina, cantera o barranco, aspecto que consideramos positivo, dado

que puede generarse derrumbes en lugares naturales que revisten espacial peligro para la

población, como es el caso de los desplazamientos de tierra que se presentan por,

v.gr.,filtraciones de agua en barrios periféricos de las ciudades y ocasionan tragedias. Así, la

importancia de esta figura puede ubicarse también en el ámbito del delito culposo y la posición

de garante, sin que ello excluya la trascendencia de la acción dolosa.

“Artículo 353. Perturbación en servicio de transporte colectivo u oficial”.

Los medios de transporte resultan siempre de especial atención para el interés jurídico

tutelado por el legislador, como puede verse, por ejemplo, en el agravante consagrada en el delito

7
CARLOS CREUS. Derecho penal. Parte especial, t.II,2ª edición Buenos Aires.
59

del hurto (art.241 núm. 6). La razón que ha tenido el legislador coincide en buena parte con el

agravante del delito contra el patrimonio, en el sentido de pretender reaccionar con mayor

contundencia a los atentados contra medios de transporte en donde la situación de personas y

cosas resultan especialmente vulnerable.

Quien causa algún traumatismo en nave o aeronave genera sin duda situaciones de

desconcierto, preocupación e inestabilidad laboral y económica a personas que necesitan

desplazarse.

Es viable esta sanción como atentado a una prestación de servicio, pues la conducta se perfila

contra un servicio público que en la actualidad puede resultar esencial. No tiene relación con este

delito lo sofisticado o costoso del vehículo, nave o medio de transporte bien puede ser una

chalupa que traslada de una orilla a otra del rio los miembros de una comunidad rural, puesto que

lo trascendental en este evento se castiga el impedir que las personas se trasladen de un lugar a

otro de forma normal. Una acción contra los medios de locomoción, en todo caso colectivo,

implica impedir que se trasladen menores, eventualmente enfermos o personas que van a prestar

servicio esenciales en otras palabras, la perturbación del desplazamiento lleva consigo la puesta

en peligro indirecta de otros bienes de forma intolerable socialmente: es por ello un típico delito

contra la seguridad publica en la modalidad de peligro común. Como en los demás casos

analizados, que en otras legislaciones como la española se denomina “estragos”, si los daños son

causados con finalidad terrorista las conductas se subsumen en tal norma, tratándose así de un

concurso aparente.

“Artículo 354. Siniestro o daño en aeronave”.


60

La norma se refiere en espacial a las naves que se desplazan por agua y aire, y resulta difícil

pensar en ejemplos en que la conducta no se encuadre en el artículo anterior o en el delito del

terrorismo; por ello, como en otros casos ya referidos, resulta interesante analizar desde la

perspectiva del delito culposo. Cunado al realizarse esta conducta se ha causado muerte o

lesiones tales resultados implican la subsunción en los respectivos tipos penales.

No se pueden considerar frecuentes casos en los que la conducta descrita puede ser

sancionada de manera independiente a otros del Código Penal pero, al referirse la norma a

situaciones como el hundimiento, encallamiento, o caída, puede aplicarse a naves marítimas

destinadas al transporte de carga, razonamiento que resulta lógico, pues los elementos llevados

pueden contener sustancias o elementos peligrosos; otro tanto puede pensarse respecto de las

aeronaves que realizan transporte de carga.

En grupo de delitos que se viene observando se deslinda en su tratamiento de las conductas

punibles contra la vida, puesto que, en vista de la ocurrencia de una lesión a este bien jurídico

fundamental, cambia la imputación ante la concurrencia del resultado más grave, lo que genera el

aumento punitivo del artículo 104 numeral 3.

Es de interés observar que la legislación alemana y española, por ejemplo, en algunos

aspectos incluye agravantes o regula específicamente la punibilidad cuando, por comportamiento

similares a los que se han analizado, surgen daños a la vida o integridad.

Capítulo segundo
61

De los delitos de peligro común o que pueden ocasionar grave perjuicio para la comunidad y

otras infracciones.

“Artículo 355: Pánico”.

Este es un delito de mera conducta donde se pretende castigar al particular que genere miedo

mediante el pánico lo cual puede generar incalculables riegos, protegiendo el bien jurídico

tutelado de la seguridad pública.

Debemos entender el pánico como la mayor expresión del miedo, el cual produce un estado

de especial desorientación emocional en el público. El legislador al momento de tipificar esta

conducta prevé como un individuo dentro de un espacio público como un estadio, parque o

centros comerciales genera descontrol en los demás ciudadanos con las posibles consecuencias

de daños o perjuicios, mediante un aviso falso de derrumbe o bomba.

Para efectos de un pánico generado con el aviso de ataque terrorista, como se establece en el

artículo 343 párrafo segundo, se responderá penalmente por terrorismo atenuado.

Es primordial prestar atención en los errores de tipo que aquí se puedan presentar, como por

ejemplo el particular que erróneamente ve señales de humo provenientes de un incendio y da

aviso a todos los asistentes del evento lo cual causa una estampida, habrá que analizar si este

error era superable o no, para poder establecer responsabilidad en una modalidad culposa del tipo

penal 355 pánico.


62

“Artículo 356: Disparo de arma de fuego contra vehículo”

Este es un tipo penal de resultado que admite la tentativa, en el cual el legislador a pesar de

estar al pendiente de la vida de los que están en el automotor no protege el bien jurídico de la

vida, por el contrario está protegiendo la seguridad pública, puesto que de existir un dolo en la

conducta, no sería dolo de matar pues el sujeto activo lo que busca es causar daño en el vehículo,

y por lo tanto concluimos que si este lo que quiere es causar daño estaríamos hablando de otro

tipo penal. A manera de ejemplo y para clarificar las ideas, vemos cómo puede presentarse la

culpa, caso en el cual un soldado de manera equivocada asegura su arma de dotación y se dispara

en el vehículo sobre el cual ejercía una rutinaria requisa, en dicha situación se aplicará en tipo

penal.

“Artículo 357: el daño en obras o elementos de los servicios de comunicación, energía y

combustibles”.

Estamos frente a un delito, por así decirlo, daño en bien ajeno calificado, debido a la

importancia y valor en la comunidad de los bienes, y que concluyentemente seria tipo penal de

resultado. Acá lo que se castiga son los graves perjuicios y daños que se generan en bienes que

prestan servicio a una comunidad determinada, se incrementan los accidentes, no permite el libre

desplazamiento o incluso impide el acceso a servicios públicos esenciales. Mal haríamos en

pensar que acá se castigan los daños en elementos que prestan un servicio privado, como dañar

un celular o una antena de televisión de un a casa, puesto que esto no afecta a la comunidad

como tal, incluso estaríamos hablando de conducta atípica o un simple daño en bien ajeno,

diferente ante la posible situación de la persona que alterando su contador de agua afecte el
63

acueducto de los demás, en ese caso estaríamos frente a un concurso de conductas punibles de

defraudación de fluidos y la del presente artículo.

Debemos detenernos en la circunstancias de agravación que dispone este artículo, el cual crea

confusión a la hora de su aplicación, puesto que el terrorismo como tal implica la destrucción o

alteración de medios de comunicación, edificios a fines, trasporte, etc. Y nos encontraos con la

curiosa situación de que el legislador castiga con mayor severidad la puesta en peligro de los

bienes que su daño efectivo, debido a que el terrorismo, que puede poner en peligro los bienes

mencionados en el artículo 357, tiene mayor pena que el daño efectivo de esos mismos bienes

aun si tal hecho se comete con finalidad terrorista. Y estos problemas ya se habrían solucionado

si el legislador tipificara el terrorismo de una manera más simple lo cual genera que este abarque

más situación que puedan presentarse y así nos evitamos confusiones o violaciones al principio

de proporcionalidad. Cuando la conducta se llegaré a realizar con fines terroristas, pero sin

medios masivos de destrucción, se incurre en el agravante, pero no el delito de terrorismo, como

el sujeto que corta la energía de un pueblo sin utilizar artefactos explosivos.

“Artículo: 358. Tenencia, fabricación y tráfico de sustancias u objetos peligrosos”.

Sujeto activo no calificado. Entramos a analizar un tipo penal que puede cometerse de mera

conducta o con el resultado material debido a su amplia gama de verbos rectores, son casi 10

verbos, los cuales están el tipo con propósito de abarcar determinadas situaciones que ponen en

peligro la seguridad pública. Todas estas conductas que se encuentran en el tipo deben atentar

contra la regulación existente en el país con respecto al manejo de elementos peligrosos, como lo

son los verbos introducir, producir exportar, como por ejemplo el tratado de Basilea en marzo de

1989.
64

Debemos analizar el término “peligroso” debido a que no cualquier elemento que cause

peligro puede entenderse como idóneo para la realización del tipo penal. “la clase de sustancia y

su cantidad desde luego deben tenerse en cuenta respecto a la imputación objetiva de la


8
conducta” de acá deben excluirse las sustancias explosivas que ya están reguladas en este

mismo capítulo, así como las sustancias peligrosas que son utilizadas en el tráfico de

estupefacientes, que ya están regulados además de que atentan con la salud pública.

Cuando el legislador se expresa con el término “sustancia” esta abarca una generalidad de

sólidos, líquidos, gaseosos, etc.

Acá pueden presentarse un concurso efectivo de delitos contra los recursos naturales, la salud

pública e incluso vida e integridad personal.

“Artículo 359: empleo o lanzamiento de sustancias u objetos peligrosos”.

Estamos frente a un tipo penal que gracias a sus verbos rectores pude darse tanto de mera

conducta como de resultado material, además su descripción típica es más gravosa que la del tipo

penal anterior pues en esta acción se sobre pasa el solo portar o manipular, para accionar contra

personas o bienes los objetos peligrosos con el fin de generar consecuencias no gratas. Por

ultimo evidenciamos que no califica el sujeto activo de la conducta.

Encontramos que es un tipo penal de subsidiariedad tácita, como se deduce de su descripción,

debido a que si lanzando una sustancia corrosiva al interior de una vivienda causo daños en las

personas que allí habitan, tendré que responder por el delito de lesiones personales o incluso el

homicidio.

8
Lecciones de derecho penal, parte especial.
65

“Artículo 360”: modalidad culposa

Es un tipo penal subsidiario que abarca las conductas anteriormente mencionadas desde el

articulo 350 al 359, siempre y cuando la descripción del tipo lo permita, es decir, no todos los

verbos rectores que estén descritos permiten la modalidad culposa en el marco de la realización

de la conducta como los son trasportar, exportar o tener, por mencionar algunos. Como es bien

sabido, la culpa en estas conductas se dará por negligencia o impericia del sujeto activo que a su

cargo este el manejo de productos químicos inflamables y en medio de su descuido cause

incendio, como tan bien el individuo que debido a su estado de embriaguez perciba erróneamente

un incendio y ocasione una estampida.

“Artículo 361: Introducción de residuos nucleares y de desechos tóxicos. Artículo 362:

perturbación de instalación nuclear o radioactiva”. Y “Artículo 363: tráfico, transporte y

posesión de materiales radioactivos o sustancias nucleares”.

En estos tres artículos, no hay sujeto activo calificado, a su vez las conductas se cometerán de

mera conducta o de resultado dependiendo del verbo rector presente en la conducta que

cometiera el sospechoso y por último, admite tentativa como dispositivo amplificador del tipo

como por ejemplo en la perturbación de instalaciones.

Estos tres delitos debido a su contenido nos permitirá exponerlos de forma conjunta, ya que la

aplicación de los tres tipos lleva elementos normativos que nos llevan a constituir la tipicidad de

los mismos.

En la medida que pretendemos exponer de manera correcta la tipicidad de las conductas

descritas en los mencionados artículos debemos dirigirnos al Decreto 567 del 30 de marzo de

2000, el cual modificó el decreto 1141 del 29 de junio de 1999, el ministerio de minas y energía
66

es el encargado de regular, controlar y licenciar a nivel nacional todas las operaciones que

corresponden a las actividades nucleares y radioactivas, descrito como tal en el artículo 1 de

dicha normatividad. Concluyendo que serán ellos quienes hagan cumplir las normas establecidas

en los decretos para salvaguardar la seguridad nuclear, protección física, protección radiológica y

de salvaguardas. De lo cual se deriva la función de expedir normas que permitan cumplir fines

antes mencionados.

Como lo pudimos evidenciar, el dictamen de normas y reglas para la manipulación de estos

elementos corresponde a la administración, pero para el derecho penal es de mayor importancia o

jerarquía las normas que son proferidas en los tratados internacionales en los cuales ya ha

firmado Colombia, puesto que es entendible que el derecho penal entienda el bien jurídico de la

seguridad pública como un tema de “supranacional”. Esto será de provecho a la hora de definir

términos propios de la materia como “isótopos radiactivos” y demás terminología. En la ley 728

del 27 de diciembre de 2001, en la cual se aprobó la “Convención sobre la protección física de

los materiales nucleares” firmada en Viena y Nueva York el 3 de marzo de 1980, esta

convención no solo abarca las definiciones de términos, también se pronuncia sobre

manipulación de los elementos correspondientes a las actividades y a su vez el tratamiento que se

le debe dar a delincuentes que comentan conductas que atenten contra la seguridad nuclear.

“Artículo: 364. Obstrucción de obras de defensa o de asistencia.”

Sujeto activo no calificado para esta conducta, que necesariamente tendrá que presentarse que

varias conductas se den para que se presente el tipo como inutilizar, dañar y destruir total o

parcialmente la obra de defensa, donde se deberá analizar los diferentes casos en concreto y

aplicar la norma que mejor se adapte a la conducta. Caso contrario al terrorismo, puesto que si la
67

obstrucción se realiza por medios de destrucción que tengan capacidad de afectación masiva, en

razón a que la acción en el delito de obstrucción se debe realizar en ocasión de calamidad o

desastre tiene ello como consecuencia el concurso efectivo de tipos. Para concluir diremos que

si se presenta un acto terrorista que afecte una obra de asistencia, habrá lugar a un concurso

efectivo del tipo con las conductas jurídica y fácticamente separables.

Esta conducta atenta contra la seguridad publica en la medida de que presentada una

calamidad el sujeto activo está impidiendo la rápida atención de personas a las cuales se les

puede salvar sus vidas o defender sus bienes. Obviamente es discutible el hecho de que el

legislador este describiendo conductas que solo podrán tener lugar en el hipotético caso de que se

presente un acontecimiento que requiera la atención inmediata por el estado en el que se vive. Y

es por esto que el legislador prevé como más gravoso el obstaculizar en una calamidad pública la

atención que dañar los bienes que permiten la defensa o asistencia en tiempos normales, cuando

estos deben estar listos para un evento de esos, lo cual también afecta la seguridad pública.

Por obra de defensa o asistencia puede entenderse como aparatos y dispositivos que sirvan

para rescate, defensa o salvamento terrestre, aéreo etc. No solo bienes inmuebles

“Artículo 365: fabricación, trafico, porte, tenencia de armas de fuego, accesorios, partes

o municiones.”

Descripción de tipo penal en el cual con respecto al verbo “porte” estamos frente a un tipo

penal que se lleva a cabo de mera conducta y que a su vez, es aplicable la tentativa cuando

analizamos el verbo rector de tráfico, a su vez no presenta calificación alguna para el sujeto

activo de la conducta.
68

Entrando en materia de analizar el contenido como tal del tipo penal, debemos aclarar en base

al decreto 2535 de 1993, que es un “arma de fuego”, el cual la define como: “son armas de fuego

las que se emplean como agente impulsor del proyectil la fuerza creada por expansión de los

gases producidos por la combustión de una sustancia química”. Este mismo decreto nos servirá

de guía a lo largo de la explicación.

Resulta ridículo, que para este tipo penal sea lo mismo el comerciante que tiene un arma de

fuego en su vitrina debido a las condiciones sociales de su barrio y el traficante de armas que

lleva una tonelada de pistolas, lo cual implica un desnivel en la punibilidad y más aún cuando so

pena de 1 a 4 años de prisión, el margen del juez para moverse es corto frente a las dos

situaciones. Para esto debemos entender que un “arma de defensa personal” es aquellas que no

son utilizadas por grupos armados, sino, armas que regularmente por su tamaño y calibre son

destinadas a la defensa individual de un ciudadano, el cual debe contar con requisitos previos

presentados ante el ministerio de defensa.

Otra crítica que se plantea a este tipo penal, es que una conducta tan grave como el tráfico es

equiparable al simple porte, lo cual es una falta de racionalidad en la legislación, más allá de algo

simplemente gramatical. O incluso el hecho de agregar la palabra explosivo, lo cual apenas seria

entendible si se agrega en el tipo penal siguiente a este, el daño que se puede causar con

explosivos por nada debería estar en la punibilidad prevista en el artículo 365 del código penal,

lo cual es un beneficio para los grandes comerciantes de armas.

En el decreto antes mencionado, para ser más exacto en su artículo 11 que son armas de

defensa personal revólveres y pistolas que cumplas con características e incluso escopetas de

cañón corto.
69

La sola tenencia de arma sin autorización en un inmueble es conducta atípica y solo producirá

sanciones administrativas.

Con respecto a las armas inservibles podemos decir lo siguiente, que las armas que han

sufrido daños los cuales no les permiten el correcto funcionamiento y finalidad provista, no

generan un peligro para la sociedad y el bien jurídico en cuestión. Igual situación que se presenta

en el ciudadano curioso que adorna espacio con armas antiguos o partes de ellas siempre y

cuando no posea variedad o señales que hagan pensar que si posee armas.

A su vez dentro del mismo artículo se presentan circunstancias de agravación de la cual solo

hablaremos de la segunda, “cuando el arma provenga de un delito” lo que pone a pensar que pasa

si se hurta un arma de fuego, ¿se daría el porte? Habría que analizar si después del hurto el arma

cambia de ser objeto material del hurto para ser utilizada con otro fin.

“La restricción del porte de armas y la penalización de quienes no se sometan a las

regulaciones estatales son entonces un medio del cual se vale el Estado para proteger los

derechos de las personas. La razón de ser de un Estado no sólo está en buscar medidas

represivas al momento de cometerse un daño, sino en evitar que se profiera el mismo. Así, el

control estatal de las armas constituye un marco jurídico de prevención al daño. En Colombia

no existe ningún derecho constitucional de las personas a adquirir y portar armas de defensa

personal. Un tal derecho no aparece expresamente en ninguna parte del texto constitucional, y

sería un exabrupto hermenéutico considerar que se trata de alguno de los derechos

innominados que son inherentes a la persona humana (CP art. 94), cuando todos los principios

y valores constitucionales se orientan en el sentido de fortalecer el monopolio de las armas en el

Estado, como condición de la convivencia pacífica y democrática. En efecto, la Constitución de


70

1991 estableció un riguroso monopolio de las armas en el Estado, principio que legitima aún

más la constitucionalidad del tipo penal impugnado.”9

“Artículo 366: fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de

uso privativo de las fuerzas armadas o explosivos.”

Conducta descrita sin calificar al sujeto activo, además debido a su variedad en verbos

permite que la conducta se presente tanto de mera conducta como de resultado. Deducible de la

similitud con respecto al artículo inmediatamente anterior.

La tenencia de un arma de uso privativo de las fuerzas armadas en el inmueble no solo acarrea

sanciones administrativas, también incurrirá en la conducta típica del artículo 366 del código

penal colombiano.

Lar armas de uso privativo de las fuerzas armadas están descritas en el ya mencionado decreto

2535 en el cual básicamente dice que debido a su gran variedad serán las que no son de defensa

personal como ametralladoras, subfusiles, elementos propios de la guerra como granadas o

lanzacohetes y también elementos específicos como miras láser o silenciadores, entre otros

mencionados en el decreto.

La corte suprema de justicia ha proferido jurisprudencia en la cual expone que sin importar la

capacidad de los proveedores si un arma sigue teniendo requisitos exigidos en el decreto

permanecerá como arma de defensa personal.

“este tipo penal se compone de los siguientes elementos:

9
Sentencia C- 038 de 1995
71

(i) Una pluralidad de acciones: importar, traficar, fabricar, transportar, almacenar,

distribuir, vender, suministrar, reparar o portar.

(ii) Un objeto material, consistente en por lo menos un arma de fuego de defensa personal o

en municiones de la misma índole.

Y (iii) un ingrediente, “sin permiso de autoridad competente”, que es normativo en la medida

en que contempla una valoración de índole jurídica (autorización legal), pero que es más

descriptivo en tanto alude a una situación o circunstancia predominantemente fáctica (no tener

el salvoconducto).

En lo que a este último elemento se refiere, salta a la vista que para su corroboración es

menester partir de unos datos o hechos de naturaleza objetiva, derivados de los medios

probatorios recaudados durante la actuación. (Lo mismo puede predicarse con cualquier otro

elemento del tipo, incluso de los subjetivos o eminentemente normativos.)

Lo anterior significa que, para demostrar en un asunto concreto la falta de autorización legal

para comerciar, distribuir, llevar consigo, etc., un arma de fuego, deberá introducirse al juicio

oral prueba (o, por lo menos, una estipulación de las partes en ese sentido) de la cual pueda

colegirse, de manera razonable, que el comportamiento descrito en la ley no estaba amparado

por el orden jurídico. Ello, claro está, sin perjuicio de la aplicación del principio de libertad
72

probatoria (artículo 373 de la Ley 906 de 2004), por lo que no es obligación ineludible de la

Fiscalía aportar, mediante un testigo de acreditación, el documento público que certifique la

ausencia del permiso correspondiente, siempre y cuando recurra a cualquier otro medio

pertinente para hacerlo.”10

“Artículo 367: Fabricación, importación, trafico, posesión y uso de armas, químicas,

biológicas y nucleares.”

Los verbos rectores se ejecutan sobre armas químicas, no sobre las sustancias como tal pues

estaríamos en presencia de otras conductas anteriormente mencionadas. Este tipo penal no

califica el sujeto activo y podrá presentarse tanto de mera conducta como de resultado.

Una vez más debemos regirnos del decreto 2535 a la hora de hablar con respecto a temas

como este. ¿Qué son armas? En el decreto se definen como “son armas todos aquellos

instrumentos fabricados con el propósito de producir amenaza, lesión o muerte a una persona”.

Este tipo de políticas no tienen una mayor relevancia en nuestro territorio debido a la poca o

nada actividad con este tipo de armas, el legislador obedece los tratados del bloque de

constitucionalidad en el cual lo que se busca es prevenir el alza de estas conductas que si tiene

presencia en países más desarrollados y por lo tanto Colombia cumple una función más de

inspección para verificar la existencia de este tipo de armas.

Además, la convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el

almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción.

10
Sentencia SP 3388-2014
73

Firmada en Londres y en cual podemos evidenciar cuando estamos frente a un arma de estas

características.

A manera de conclusión podemos decir que siempre que tratemos con este tipo penal

debemos recurrir a legislación internacional que nos permita tener mayor claridad a la hora de

encajar conductas en tipos penales.

“Artículo 367A: empleo, producción, comercialización y almacenamiento de minas

antipersonal”. Y “Articulo 367B: ayuda e inducción al empleo, producción y transferencia

de minas anti personal”.

Así como ya lo hicimos anteriormente, pretendemos analizar en conjunto debido al contenido

similar. Son tipos penales que no califican al sujeto y que a su vez sonde resultado.

Acá podemos evidenciar una creación del legislador en base a las realidades sociales latentes

en el territorio nacional a lo largo de más de 50 años de conflicto interno en el cual grupos al

margen de la ley como las guerrillas inician practicas dañosas como las minas anti personas con

el fin de tomar ventaja dentro del conflicto, pero también consientes del daño que se genera en la

población rural que convive a diario con estas minas. En vista de tal situación el gobierno

nacional debe tomar cartas en el asunto para resolver por todos los media la presente inseguridad

pública, aparte de políticas públicas o el desminado manual que ejerce el Ejército Nacional,

debe penalizar comportamientos que favorezcan esta actividad que tanto daño hace a Colombia.

La problemática de las minas anti persona no solo afecta a nuestro país, muchos otros países

están afectados por las minas y por tal razón se han firmado tratados internacionales como el de

Ottawa al cual obedece que el legislador presente estos dos tipos penales.
74

TÍTULO XIII

DELITOS CONTRA LA SALUD PÚBLICA

CAPÍTULO I

De las afectaciones a la salud pública

La salud pública es la concepción social que permite el disfrute de unas condiciones mínimas

de salubridad e higiene que necesitamos obligatoriamente para garantizar la subsistencia, por un

lado, ciertos mínimos para la salud de cada persona y, por otro la contribución al bienestar

general de toda la colectividad. El legislador mediante el derecho penal trata de proteger ese bien

jurídico, sancionando conductas que ponen en peligro la salud pública, antes de que se produzcan

resultados dañosos. Se tiene la característica común de que el sujeto pasivo de todos los delitos

contra la seguridad pública es la colectividad.

Por supuesto, esta evolución social en el ámbito medico género la evolución en el derecho

penal, y empezó a crear normas jurídicas que protegían a la salubridad pública como un bien

jurídicamente independiente, autónomo y apartado de la salud individual, porque desde ella no es

suficiente la salvaguarda de la salud social.

Este título se divide en dos capítulos que tienen como base jurídica dos determinación y

violaciones totalmente difíciles, el primero es de las afectaciones a la salud pública, que está

compuesto por 8 artículos que defienden las medidas sanitarias, prohíben la propagación de

epidemias, la contaminación de aguas, la corrupción de alimentos, la imitación o simulación de


75

alimentos, la fabricación y comercialización de sustancias nocivas para la salud y la enajenación

de medicamentos; que desde su sola mención se elabora la racionalización sobre los aspectos

fundamentales de tutelar la salud pública.

“ART 368- Violación de medidas sanitarias.

El que viole medida sanitaria adoptada por la autoridad competente para impedir la

introducción o propagación de una epidemia, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.

La intención de autor de la actuación es la introducción o propagación de una epidemia. pero

este debe de estar debidamente prevista por la autoridad competente debido a que este trata de

impedirlo mediante medidas sanitarias ya establecidas. Es un delito totalmente doloso, debido a

que el autor de la conducta tiene la conciencia de lo que hace y la voluntad de violar la medida

sanitaria.”

Según Diego corredor Beltrán tiene un tipo penal simple, cuyo núcleo rector es violar, el cual

según la Real Academia Española significa “infringir o quebrantar una ley o precepto”. Es un

delito de mera conducta, toda vez que el simple comportamiento consiste en violar medida

sanitaria, se contempla como punible, sin que sea necesaria la producción de un resultado

específico para afirmar la tipicidad de esa conducta. No se requiere que la epidemia sea

introducida o propagada efectivamente para que podamos decir que la conducta es punible

conforme al art 368 el delito se consuma en el momento que el sujeto agente viola la medida

sanitaria.
76

La finalidad de evitar la introducción o la propagación de una epidemia; lo que importa

destacar es que el tipo penal reprime única y exclusivamente la infracción a medidas sanitaria

que tengan como propósito impedir la introducción al país o la propagación de una epidemia

dentro del mismo.

Este articulo contiene un tipo penal en blanco, que se define por la doctrina como “aquellos

casos en los cuales el supuesto de hecho se halla consignado total o parcialmente en una norma

de carácter extrapenal” en las palabras de Reyes Echandía: “ Hay otros tipo de una relativa

incompleta, que la doctrina conoce con el nombre de tipos penales en blanco y cuya

característica es la de que en ellos la conducta no aparece totalmente descrita en cuanto el

legislador se remite al mismo y otros ordenamientos jurídicos para actualizar y concretarla”.

Sostiene lo anterior, ya que la misma estructura del tipo nos deja ver esto al decir: “El que

viole medida sanitaria adoptada por la autoridad competente…” de tal forma la Ley 9 de 1979,

que se ocupa del tema de las medidas sanitaria, expresa en el artículo 488 que la autoridad

competente para proferir estas medidas sanitarias es el Ministerio de salud, y al mismo tiempo lo

otorga la facultad de delegar estas funciones.

La violación de medida sanitaria puede darse a cualquier título, y es susceptible de ser

infringida por cualquier persona, toda vez que se trata de un delito con sujeto activo

indeterminado; el sujeto pasivo, en cambio, siempre será la sociedad, dado que el bien jurídico

penalmente tutelado es la salud pública, que se configura como de carácter colectivo o

suprapersonal.

Sentencia No. T-622/95 Las violaciones a las medidas sanitarias deben ser investigadas y

sancionadas por las autoridades locales. Igualmente, estas autoridades son titulares de
77

competencias policivas cuyo objeto es evitar que se deterioren las condiciones necesarias para

el ejercicio de los derechos y libertades públicas. La omisión y la negligencia de la

administración en el cumplimiento de sus tareas, repercute de manera perjudicial sobre los

miembros de la comunidad, que se ven expuestos a sufrir injustificadamente peligros y riesgos

que, en muchos casos, tienen la virtualidad de afectar incluso sus derechos fundamentales.

Particularmente, la omisión administrativa para hacer observar las referidas normas sanitarias

coloca a sus infractores en una posición material de supremacía frente a las demás personas

que se ven en la necesidad de tolerar o resistir sus desmanes.

“ART 369- Propagación de epidemia.

El que propague epidemia, incurrirá en prisión de cuatro (4) a diez (10) años.

La intención del autor directamente es propagar una epidemia siendo esta su tipo penal, es una

conducta eminentemente dolosa. Y la conducta va dirigida transmitirla en una forma plural, ya

que la propagación implica multiplicidad, extensión.”

El Estado, dentro de su función de mantener las condiciones necesarias para el desarrollo de la

vida del individuo y de la sociedad, tiene la obligación de tomar medidas preventivas para evitar

el contagio de enfermedades y la propagación de estas, para garantizar esto, además de la

utilización del derecho penal en su ius puniendi para controlar una de las fuentes de riesgo más

peligrosa para la salud pública como son las epidemias. Inclusive este tipo penal permite que se

presente la tentativa.
78

El concepto de epidemia en la legislación penal colombiana es distinto al elaborado por la

ciencia médica; en medicina se entiende por epidemia “una determinado número de casos de

una enfermedad transmisible que sobrepasa la frecuencia habitual”, mientras que en materia

jurídico penal el concepto de epidemia se identifica con una enfermedad contagiosa, sin que se

requiera que este altamente difundida en la comunidad, exigiéndose si, para algunos autores que

sea grave o peligrosa.

Para la configuración del tipo se requiere el conocimiento del carácter de la enfermedad y la

voluntad de propagarla o la aceptación de su propagación, siendo clara la admisibilidad del dolo

eventual. Tiene un tipo de mera conducta y de peligro, este delito se consuma cuando se realizan

prácticas mediante las cuales pueda propagarse la epidemia, así la enfermedad contagiosa no sea

transmitida efectivamente a alguien.

En el caso en el cual se presenten todos los actos idóneos e inequívocos para transmitir la

enfermedad, se contagia efectivamente a alguien, en estos casos se presentaría un concurso

efectivo de tipos penales ente lesiones personales y propagación de epidemia por la diversidad de

bienes jurídicos protegidos en uno “vida e integridad personal” y en otro “la salud pública”.

Pero también se pueden comentar a través de la propagación de epidemia otros delitos como el

genocidio.

“ART 370- Propagación del virus de inmunodeficiencia humana o de la hepatitis B.

El que después de haber sido informado de estar infectado por el virus de inmunodeficiencia

humana (VIH) o de la hepatitis B, realice prácticas mediante las cuales pueda contaminar a otra

persona, o done sangre, semen, órganos o en general componentes anatómicos, incurrirá en

prisión de seis (6) a doce (12) años.”


79

Para que se configure este delito el autor de la conducta debe tener un previo aviso

informativo de que porta una enfermedad inmunodeficiencia humana “VIH” o virus de la

hepatitis B. cualquiera de la dos, la estructura deja plasmado que es una o la otra “disyuntivo” Y

aun sabiendo de su condición médica, el decide adoptar medidas previamente planificadas para

contagiar a otra persona intencionalmente. Sin importar el medio por el cual lo haga, él ya sabe

que mediante ese mecanismo va a afectar a otro. Es una conducta plenamente dolosa, el autor

tiene el conocimiento y la voluntad de realizar la conducta. Este sujeto activo que contiene este

art se cualifica por que debe ser “el que después de haber sido informado de estar infectado por

el virus de VIH o de Hepatitis B”, se exige que el sujeto previamente tenga el conocimiento de

estar infectado por alguno de esos dos virus. Pues la falta de conocimiento previo de la

enfermedad hace que la conducta sea atipia debido a que la persona no tiene una intención

directa con

Esta enfermedades guardan una gama muy alta de gravedad, El VIH es un virus que causa el

sida, para la cual hasta el día de hoy la medicina no tiene cura y por lo tanto conduce a una

muerte segura, la ciencia hasta el momento solo ha creado procedimientos para morigerar y

retardar los efectos de este mal. La hepatitis B, es una enfermedad con la cual debe tenerse

mucho cuidado porque también podría conducir a la persona a la muerte. Ambas son

enfermedades contagiosas, graves y por lo tanto el legislador decidió tipificarlas para poder

salvaguardar la salud pública que estas enfermedades alta peligrosas.

Antes de que el código penal “ley 599 del 2000” tuviera en cuenta este tipo penal ya existan

legislaciones anteriores que preveían este comportamiento, como lo fueron el código penal de

1980 y el Decreto 599 de 1991, las cuales buscaban reprimir las conductas que atentaban contra

la salud pública. Según estas normas el sujeto una vez tenía el conocimiento de estar infectado
80

por el VIH, al sujeto le estaba prohibido desplegar de manera deliberada conductas a través de

las cuales pudiese poner a otros en riesgo de ser contaminados, a riesgo de verse incurso en

delitos de violación de medidas sanitarias y propagación de epidemia.

“ART 371- Contaminación de aguas.

El que envenene, contamine o de modo peligroso para la salud altere agua destinada al uso o

consumo humano, incurrirá en prisión de cuatro (4) a diez (10) años, siempre que la conducta no

constituya delito sancionado con pena mayor.

La pena será de cuatro (4) a ocho años (8) años de prisión, si estuviere destinada al servicio de la

agricultura o al consumo o uso de animales.

Las penas se aumentarán de una tercera parte a la mitad cuando la conducta se realice con

fines terroristas.”

Este artículo está conformado por 3 verbos rectores que son: el que envenene, contamine o de

modo peligroso para la salud altere el agua, Es un tipo penal complejo. Esa agua tiene que tener

una característica especial y es que tiene que estar destinada a el uso o consumo humano, Para

configurarse el ilícito en la primera parte del art.

Luego el mismo art establece atenuante y agravante en su naturaleza, El primero se da si el

agua está en servicio de la agricultura o el consumo de animales, Y el segundo se da cuando se

tiene fines terroristas los cuales deben ser castigados con más rigurosidad.

Se entiende por envenenamiento la acción de agregar una sustancia a otra, de suyo toxicas o

que se vuelve toxica al mezclarse con aquella, no es pues, indispensable mezclar o agregar

“veneno”, sino hacer venenosa la sustancia que es objeto material del delito. La contaminación
81

es la alteración que se sucede en la sustancia mediante la introducción de gérmenes o bacterias, y

por alteración ha de entenderse todo aquel procedimiento que lleva a que desnaturalice el

elemento de sus características químicas, es decir, menoscabando sus propiedades para ser

utilizadas por el hombre de la reducción de la normal se puede colegir que la acción de

contaminar y envenenar ya de por si está generando peligro al ser humano.

El agua debe cumplir un destino: el uso o el consumos por parte del ser humano; por lo que, si

no se cumple con esta condición, la conducta adelanta seria constitutiva de la infracción al medio

ambiente. Por ejemplo, ha de entenderse que, “Aguas destinada al consumo humano” hace

relación con las que se beben o con las cuales se adelantan labores de preparación de alimento o

de cocina; se entenderá por agua de uso humano aquellas que se destina a la satisfacción de las

necesidades de las demás personas.

“ART 372- Corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico.

El que envenene, contamine, altere producto o sustancia alimenticia, médica o material

profiláctico, medicamentos o productos farmacéuticos, bebidas alcohólicas o productos de aseo

de aplicación personal, los comercialice, distribuya o suministre, incurrirá en prisión de cinco (5)

a doce (12) años, multa de doscientos (200) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales

mensuales vigentes e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o

comercio por el mismo término de la pena privativa de la libertad.

En las mismas penas incurrirá el que suministre, comercialice o distribuya producto, o sustancia

o material de los mencionados en este artículo, encontrándose deteriorados, caducados o

incumpliendo las exigencias técnicas relativas a su composición, estabilidad y eficacia.

Si la conducta se realiza con fines terroristas, la pena será de prisión de ocho (8) a quince (15)
82

años y multa de doscientos (200) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales

vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o comercio por el

mismo término de la pena privativa de la libertad.” 

Las penas se aumentarán hasta en la mitad, si el que suministre o comercialice fuere el mismo

que la elaboró, envenenó, contaminó o alteró.

Si la conducta se realiza con fines terroristas, la pena será de prisión de ocho (8) a quince (15)

años y multa de doscientos (200) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales

vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o comercio por el

mismo término de la pena privativa de la libertad. 

El articulo tiene varias verbos rectores los cuales son: el que envenene, contamine, altere

producto o sustancias. Los cuales deben complementarse con una especificación de la conducta

la cual debe tener en cuenta la comercialización, distribución o suministrar. Para así incurrir en la

conducta penal estipulada por el legislador en el código. En la cual castiga que se afecte un bien

jurídico salud pública que es de la comunidad, Con pena de prisión, pero también con

inhabilitación en la actividad que le permite a esta persona acceder a la contaminación o

alteración del objeto que manipula. Pero en esta conducta también incurre quien, sin ejercer la

función de manipulación de la sustancia o producto, la suministre, comercialice o distribuye.

Debido a que el legislador considera que esta conducta es igualmente reprochable porque pone

en peligro el mismo bien jurídico con un objeto altamente peligroso. La pena aumenta si la

persona elaboro, enveneno, contamino o altero el mismo producto o sustancio que está poniendo

en comercio circulante. Debido a que esta persona desde la creación del producto tiene la

intención de que este sea nocivo para la salud de una persona, Ya tiene una ideología dirigida a
83

causarle cualquier tipo de daño a las personas, Se podría decir que lo crea para causar un daño.

También se castiga de manera rigurosa que esta conducta sea cometida con fines terroristas.

Tiene que ver con el adelantamiento de actos de comercio o de disposición, propicios para

generar situaciones o condiciones más claras y contundentes en cuanto a el interés jurídico que

se tutela. Comercializar es comprar, vender o permutar géneros o mercancías con fin lucrativo

distribuir es repartir algo entre varias personas designando lo que le corresponde a cada uno, y

suministrar se entiende como proporcionarle algo a alguien vendiéndoselo o dándoselo.

Hoy en nuestro país existe una entidad que, como el INVIMA, encargada, entre otros, de ejercer

“Control de calidad”.

Con respecto al segundo inciso de la disposición este consagra, otro supuesto de hecho

referido a la comercialización, distribución o suministro de producto, sustancia o material del

mencionado con el inciso primero pero que se encuentre caducado, deteriorado o incumplido a

las exigencias técnicas relativas a su composición, estabilidad y eficacia.

Para la construcción de este comportamiento se requiere, ya no que se haya modificado la

estructura bioquímica, física u orgánica del producto por cuanto se entiende el mismo en un

comienzo cumplió con tales exigencias, sino que cuando se procede a su distribución, suministro

o comercialización, el producto o la sustancia se encuentra afectada.

En el tercer inciso la disposición consagra una circunstancia de agravación punitiva y guarda

relación con la hipótesis que quien suministre o comercialice la sustancia, fuere el mismo que la
84

elaboro, enveneno, contamino o altero: la sanción se aumenta hasta la mitad, con lo que el

legislador resuelve de esta, manera la posibilidad de conductas punibles. Según el libro lecciones

de derecho penal parte especial universidad externado de Colombia

“ART 373- Imitación o simulación de alimentos, productos o sustancias.

El que con el fin de suministrar, distribuir o comercializar, imite o simule producto o

sustancia alimenticia, médica o material profiláctico, medicamentos o productos farmacéuticos,

bebidas alcohólicas o productos de aseo de aplicación personal, incurrirá en prisión de cinco (5)

a once (11) años, multa de doscientos (200) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales

mensuales vigentes e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o

comercio por el mismo término de la pena privativa de la libertad.”

Este tipo penal guarda la misma estructura del tipo anterior y comparte con él un buen número

de elementos, pues en este caso no se envenenan, contaminan, alteran, sino que se simulan con el

grave perjuicio que para la salud del consumidor puede ocasionar la ingestión o utilización de un

producto que no tiene las características anunciadas. Se entiende por imitar hacer algo parecido o

a lo hecho por otro, y por simular dar u ofrecer la apariencia de algo. Es claro que, para agotar la

acción prevista en estos 2 verbos, el autor debe acompañar su actuar con actos externos que

permitan generar este error en cuanto la integridad y presentación del producto. En consecuencia,

las presuntas infracciones en que la gente puede incurrir para hacer parecer su producto como el

“Genuino” estarán abarcadas por el desvalor de acción de este punible; nos referimos a las

falsedades documentales, por ejemplo: de empaques, enseñas, sellos de caducidad, entre otros…
85

“Art. 374. –Modificado. L. 1220/2008, art.7. Fabricación y comercialización de

sustancias nocivas para la salud.

El que sin permiso de autoridad competente elabore, distribuya, suministre o comercialice

productos químicos o sustancias nocivos <SIC> para la salud, incurrirá en prisión de cinco (5) a

once (11) años, multa de doscientos (200) a mil quinientos (1500) salarios mínimos legales

mensuales vigentes e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o

comercio por el mismo término de la pena privativa de la libertad”.

Este es un tipo penal en blanco, que hace necesaria la revisión de otras normas para completar

los requisitos fácticos del tipo. La norma está referida a determinar cuál es la autoridad

competente para emitir el permiso necesario, para, como dicen los verbos rectores, elaborar,

distribuir, suministrar o comercializar productos químicos o sustancias nocivas para la salud.

Además, como está contenido en libro de la universidad Externado de Colombia llamado

“lecciones de derecho penal: Parte Especial.”, estas sustancias nocivas deben diferenciarse de

las mencionadas en los artículos 372 y 373 del Código Penal Colombiano; así que el juez debe

servirse de ciencias auxiliares para “identificar la sustancia que puede merecer tal calificativo”,

es decir, el calificativo de sustancia o producto químico nocivo para la salud.

Su sujeto activo es indeterminado, pues el legislador en el espíritu normativo, no exigió

calidad, cualidad o función especial para la comisión de dicho delito. Así, el artículo se refiere a

“El que…”, por lo que cualquier sujeto con capacidad penal puede cometer dicha conducta y ser

sancionado.

Cabe, entonces, especificar que los múltiples verbos rectores que recaen en dicha conducta,

tienen acepciones distintas, pero como ha mencionado la honorable Corte Suprema de Justicia,
86

“Elaborar: Transformar una cosa por medio del trabajo adecuado desplegado en procesos

industriales o artesanales.

Distribuir: En sus diferentes acepciones significa (i) dividir algo entre varias personas,

designando lo que a cada una corresponde, según voluntad, conveniencia, regla o derecho, (ii)

dar a algo su oportuna colocación o el destino conveniente, y (iii) entregar una mercancía a los

vendedores y consumidores

Suministrar: Proveer a alguien de algo que necesita.

Comercializar: Dar a un producto condiciones y vías de distribución para su venta, poner a

la venta un producto. Es sinónimo de negociar, comprar, vender, permutar o compensar.

No cabe duda que los verbos suministrar y comercializar denotan conductas similares a la de

distribuir, lo que permite entender que tales acciones incluyen la de vender. Así mismo, la

acción es instantánea porque la conducta se agota con la sola realización de una cualquiera de

las señaladas porque se trata aquí de uno de los llamados delitos compuestos alternativos

integrado con varios verbos rectores, cada uno de los cuales configura conducta que realizada

de manera autónoma e independiente, establece el comportamiento punible, lo que supone que

al iniciarse la acción en cualquiera de las modalidades previstas, ya se está consumando el

delito en su totalidad.

Como lo que interesa en la función hermenéutica es buscar el sentido de la norma y no la de

las expresiones independientemente consideradas, ha se resaltarse que las acciones anteriores

deben referirse a productos químicos o sustancias nocivos para la salud.” Proceso # 29655, 21

de octubre de 2009, Magistrado Ponente: YESID RAMÍREZ BASTIDAS.


87

Así mismo, debe entonces buscarse el significado, hermenéuticamente, del aparte normativo

referido a “…productos químicos o sustancias nocivos para la salud”. Entiéndanse, dichas

sustancias, como bien se señaló por la Honorable Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia,

como un conjunto determinado de sustancias químicas que conforman un producto específico,

esto en cuanto a lo que es producto químico o sustancias, la parte posterior a esto señala la

calidad de tóxico, dañino o perjudicial del producto para la salud humana.

Por otro lado, el sujeto pasivo que nace de este delito es la sociedad en general, porque como

bien se menciona en el título XII son delitos contra la salud pública, por lo tanto, delitos de

peligro común.

Sin embargo, el artículo presente tiene muy poca injerencia en la doctrina interna colombiana,

por lo cual la honorable Corte se refirió a este delito en los siguientes términos:

“Los delitos contra la salud pública usan la técnica de los delitos de peligro abstracto y en el

supuesto del artículo 374 del Código Penal apenas se describe el núcleo esencial del injusto.

Por razones de política criminal el punible se integra con las previsiones que en la materia

dispongan las autoridades administrativas, pues se entiende que así es posible mantener una

protección permanentemente actualizada y, en consecuencia, más efectiva que el listado de

conductas de una Ley especial.

Se ha entendido que los atentados contra la salud pública están construidos como tipos de

peligro y en el fondo de estos delitos late la idea de adelantar la intervención del Derecho penal

para poder emplearlo en el castigo de conductas peligrosas que, cuando se dan en esos ámbitos,

deben ser castigadas por la gran trascendencia de los daños que pueden originar para bienes
88

jurídicos personales (vida, integridad física, salud, patrimonio) y también para bienes jurídicos

sociales o universales (medio ambiente, flora y fauna) y la colectividad en su conjunto.

En fin, para la apreciación del tipo previsto en el artículo 374 del Código Penal no es

necesario que se ponga en concreto peligro la vida o la integridad de las personas; lo que

sanciona este delito es la situación de riesgo, de peligro abstracto a la que se somete la

colectividad por la ejecución de la conducta allí descrita.

Según lo dicho basta que una persona despliegue cualquiera de las acciones previstas en la

norma con productos químicos o sustancias nocivos para la salud, calificación que previamente

debe haber sido dada por las autoridades administrativas a dichos productos y sustancias, para

considerar establecido que dicha elaboración, distribución, suministro o comercialización

resulta peligrosa y debe ser reprimida como lo admite la Constitución Política y lo ha

determinado el legislador penal.” Proceso # 29655, 21 de octubre de 2009, Magistrado Ponente:

YESID RAMÍREZ BASTIDAS.

En cuanto a la sanciones, se estipulan: 1. Prisión de cinco (5) a once (11) años; 2. La multa de

doscientos (200) a mil quinientos (1500) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Estas dos

son penas privativas de la libertad y pecuniarias, esto dicho en concordancia con los artículos 34

y 35 del Código Penal del año 2000. Así mismo, la tercera sanción principal es privativa de otros

derechos, y con arreglo al artículo 43, numeral 3º ibídem, se estipula la inhabilidad para el

ejercicio de la profesión, arte, oficio, industria o comercio por el mismo término de la pena

privativa de la libertad.

“Art. 374A. –Aficionado. L. 1453/2011, art.21. Enajenación ilegal de medicamentos.


89

El que con el objeto de obtener un provecho para sí mismo o para un tercero enajene a título

oneroso, adquiera o comercialice un medicamento que se le haya entregado a un usuario del

sistema general de seguridad social en salud, incurrirá en prisión de veinticuatro (24) a cuarenta

y ocho (48) meses y multa de cincuenta (50) a doscientos (200) salarios mínimos legales

mensuales vigentes.

La pena se aumentará en una tercera parte a la mitad cuando se trate de medicamentos de

origen biológico y biotecnológico y aquellos para tratar enfermedades huérfanas y de alto costo.”

Este tipo penal, genera la necesidad para el juzgador de hacer una revisión en cuanto al sujeto

pasivo de la conducta, y así afirmar su vinculación al sistema general de seguridad social en

salud.

En cuanto al tipo penal en observancia, cabe afirmarse que, no existen muchos tratadistas que

hablen sobre él y en la jurisprudencia colombiana no hay precedente del mismo.

Más allá de eso, como ejercicio significativo del estudio del derecho penal colombiano, puede

hacerse una disertación sobre el artículo en mención (Art. 374ª).

El sujeto activo es indeterminado, pero debe realizar la conducta con un fin específico, el de

“…obtener un provecho para sí mismo o para un tercero…”, por lo tanto, este ingrediente

fáctico debe presentarse para que a aquella persona a la cual se le endilga su comisión, se le

pueda responsabilizar, de lo contrario se iría en contravía del principio de legalidad.

Esta conducta es realizable de múltiples maneras, señalas por el legislador así: la primera es la

enajenación a título oneroso; la acción de enajenar como lo señala el “Diccionario jurídico

básico” del Centro de investigaciones Simón Rodríguez es “Acto jurídico mediante el cual se
90

transmite a otro la propiedad de una cosa”, sin embargo esta enajenación debe ser a título

oneroso que es “causa de adquisición de cosa o derecho a cambio de una equivalencia

económica y jurídica, como en la compraventa (cosa por dinero), en la permuta (cosa por cosa)

y en el cambio de moneda extranjera (dinero por dinero).” Ibídem.

En cuanto a la adquisición es, para el Diccionario ya mencionado, “Conseguir la propiedad

de una cosa o un bien que era de otro o no tenía dueño.”, por lo cual podemos asegurar que no

solo debe existir una obtención con fines onerosos de la cosa, pues la mera tenencia con ánimo

provechoso es sancionable.

Por otra parte, comercializar es “Actividad lucrativa intermediadora entre productores y

consumidores de mercancías”, según el mismo diccionario atrás mencionado, por lo cual se

puede asegurar que dos de los verbos rectores son a título oneroso y se quiere mediante ambas

acciones el aumento patrimonial de quien delinque.

El sujeto pasivo de la conducta son las personas afiliadas al sistema general de seguridad

social en salud a las cuales se les ha entregado un medicamento, que, ven la mengua de su

abastecimiento farmacológico por la acción del sujeto activo.

El bien jurídicamente protegido en el tipo penal es la salud pública, pues la violación del

mismo generaría en gran escala una circunstancia similar a la cual incitó la creación del artículo,

que era de calamidad social por razones de salubridad y tratamientos a enfermedades.

En el segundo inciso de este artículo se incluye una circunstancia de agravación específica de

la conducta que hace necesaria la remisión por parte del juzgador para entender cuáles son las

enfermedades consideradas huérfanas o de alto costo. Y así mismo, la utilización de distintas

ciencias para certificar que los medicamentos son biológicos o biotecnológicos.


91

Por último, en la revisión de este artículo cabe afirmar que fue retirado en dos oportunidades

del ordenamiento jurídico, ya que se declaró inexequible por la honorable Corte Constitucional

en las sentencias C-252 de 2010 y C-302 de 2010; sin embargo, en el año 2011 bajo la Ley 1453,

ingresaron de nuevo al ordenamiento jurídico dicha conducta con algunas modificaciones.

CAPÍTULO II

El segundo capítulo habla del tráfico de estupefacientes y otras infracciones el cual tiene trece

artículos, derivados en su mayoría de la ley 30 de 1986 y que tienen como núcleo fundamental el

artículo número 376 que menciona al tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, en este

sentido, es entonces corrector afirmar que el solo capítulo en mención salvaguarda el valor

jurídico emanado de la sociedad que prohíbe el enriquecimiento y el agobio común de las

personas por la comisión de delitos sobre sustancias alucinógenas o correlacionados con la

misma.

Es por tanto que se trabajaran los artículos de dicho título, para un análisis concienzudo que

permita la aprehensión de conocimiento frente a dichos tipos penales.

“Art. 375. Conservación o financiación de plantaciones.

El que sin permiso de autoridad competente cultive, conserve o financie plantaciones de

marihuana o cualquier otra planta de las que pueda producirse cocaína, morfina, heroína o

cualquiera otra droga que produzca dependencia, o más de un (1) kilogramo de semillas de

dichas plantas, incurrirá en prisión de seis (6) a doce (12) años (hoy noventa y seis (96) meses a

doscientos dieciséis (216) meses) y en multa de doscientos (200) a mil quinientos (1500)
92

salarios mínimos legales mensuales vigentes (hoy doscientos sesenta y seis punto sesenta y seis

(266.66) a dos mil doscientos cincuenta (2250)).

Si la cantidad de plantas de que trata este artículo excediere de veinte (20) sin sobrepasar la

cantidad de cien (100), la pena será de cuatro (4) a seis (6) años (hoy sesenta y cuatro (64)

meses a ciento ocho (108) meses) de prisión y multa de diez (10) a cincuenta (50) salarios

mínimos legales mensuales vigentes (hoy trece punto treinta y tres (13.33) a setenta y cinco

(75)).”

El acercamiento con esta norma aparece en la Ley 30 de 1986, llamado Estatuto Nacional de

Estupefacientes, que a partir del capítulo 5, artículo 32, señala las conductas delictivas. Es de

aprecio considerable el saber que la creación de este cuerpo normativo tiene como precedentes

múltiples tratados internacionales, a los cuales Colombia se suscribió y son de merecida mención

en este texto; para iniciar, la Convención única de estupefacientes realizada el 30 de marzo de

1961, aprobada en el país por la Ley 13 de 1974, creó la fiscalización sobre las plantas y los

cultivos de marihuana, cocaína y adormidera, además de la creación de la figura del “opio

medicinal”. Y, como antecedente más importante está el convenio de Viena sobre sustancias

psicotrópicas de 1971, aprobado por la Ley 40 de 1980, que ha servido como soporte jurídico

para la implementación de los cuatro cuadros que señalan a mayor escala que se considera a

nivel nacional e internacional una sustancia alucinógena que genere dependencia. Dichos

cuadros se mencionaran en el artículo 376 de la Ley 599 del 2000.

Por otro lado, este tipo penal se diferencia de los tipos penales de tráfico, fabricación o porte

de estupefacientes y tráfico de sustancia para el procesamiento de narcóticos, artículos 376 y 382

del Código Penal, respectivamente, en cuanto lo que se sanciona, pues ésta nace de la existencia
93

de una plantación o de la tenencia de semillas que sirvan para la producción de algún narcótico,

sin que necesariamente exista la intención real de creación del narcótico; es decir, se penaliza la

conservación y financiación de plantíos.

Como en gran parte de los tipos penales contra la salud pública (bien jurídicamente tutelado),

este comportamiento tiene un ingrediente normativo que subyace en el permiso de la autoridad

competente, pues, la sanción de esta actuación criminal recaerá solamente en personas que

carezcan de dicho permiso emitido, legítimamente por la autoridad competente. Por ello se puede

asegurar que se está frente a un tipo penal en blanco.

El sujeto activo es indeterminado, pues hace referencia únicamente a “El que…”; en cuanto a

sus verbos rectores, el sujeto activo puede realizar tres hechos que lo hagan participe de la

conducta punible. Se expondrán los tres en palabras de Diego Corredor Beltrán; el primero de

ellos es el de cultivar que es “…la actividad enderezada a conseguir un apropiado desarrollo de

la planta de la cual pueda extraerse droga que cause dependencia.”, el segundo verbo hace

referencia a la conservación entendida como “Tener plantas, de las características anotadas,

bien sea antes de sembrarlas o luego de arrancarlas de la cementera, o igualmente la conducta

puede recaer sobre semillas, entendidas como embriones en estado de vida latente o

amortiguada (..) Que cuando germina en condiciones adecuadas reproduce la planta…”, y por

último, el financiamiento “entendida como la actividad de patrocinio económico que se hace

por parte de una persona para la existencia del cultivo”. Todas las definiciones mencionadas

anteriormente extraídas del libro “Lecciones de Derecho Penal: parte especial”.


94

El sujeto pasivo de dicha conducta es la sociedad en general, pues como se ha dicho en

reiteradas oportunidades, la salubridad pública es un derecho supraindividual y cobija a todos los

actores de la vida en sociedad.

En cuanto a las demás drogas que generan dependencia, como lo dijo el Honorable juez de la

Republica Yesid Ramírez Bastidas en su texto “Comentarios al estatuto nacional de

estupefacientes”, no debe generar un conflicto para el juzgador el conocimiento de cuales son

este tipo de drogas no especificadas dentro del artículo, pues es fácilmente detectable por su

composición química y estudios médicos sobre las mismas, por lo tanto no debe decantar esta

falta de extensión normativa en un mal para el imputado.

En cuanto al segundo inciso, el legislador introdujo una circunstancia atenuante de la sanción

penal por comisión de la conducta especificada, la cual no merece mayor explicación, pues

radica únicamente en la cantidad de plantas que se posean; que deben oscilar entre veinte (20) y

cien (100) para que se garantice la aplicación del atenuante. Sin embargo, si merece más

explicación lo que sucede cuando el supuesto sujeto activo de la conducta posee plantas con

número inferior a veinte (20), o cuando las semillas no excedan los mil (1000) gramos,

mencionados en el primer inciso. Estaremos pues ante una conducta atípica, como bien lo señala

el libro de la Universidad Externado de Colombia citado en múltiples ocasiones.

“ART. 376.-Modificado. L. 1453/2011, art.11. Tráfico, fabricación o porte de

estupefacientes.

El que sin permiso de autoridad competente, introduzca al país, así sea en tránsito o saque de

él, transporte, lleve consigo, almacene, conserve, elabore, venda, ofrezca, adquiera, financie o
95

suministre a cualquier título sustancia estupefaciente, psicotrópica o drogas sintéticas que se

encuentren contempladas en los cuadros uno, dos, tres y cuatro del convenio de las Naciones

Unidas sobre Sustancias Sicotrópicas, incurrirá en prisión de ciento veintiocho (128) a

trescientos sesenta (360) meses y multa de mil trescientos treinta y cuatro (1334) a cincuenta mil

(50000) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Si la cantidad de droga no excede de mil (1000) gramos de marihuana, doscientos (200)

gramos de hachís, cien (100) gramos de cocaína o de sustancia estupefaciente a base de cocaína

o veinte (20) gramos de derivados de la amapola, doscientos (200) gramos de droga sintética,

sesenta (60) gramos de nitrato de amilo, sesenta (60) gramos de ketamina y GHB, la pena será de

sesenta y cuatro (64) a ciento ocho (108) meses de prisión y multa de dos (2) a ciento cincuenta

(150) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Si la cantidad de droga excede los límites máximos previstos en el inciso anterior sin pasar de

diez mil (10000) gramos de marihuana, tres mil (3000) gramos de hachís, dos mil (2000) gramos

de cocaína o de sustancia estupefaciente a base de cocaína o sesenta (60) gramos de derivados de

la amapola, cuatro mil (4000) gramos de droga sintética, quinientos (500) gramos de nitrato de

amilo, quinientos (500) gramos de Ketamina y GHB, la pena será de noventa y seis (96) a ciento

cuarenta y cuatro (144) meses de prisión y multa de ciento veinte y cuatro <SIC> (124) a mil

quinientos (1500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Las sanciones previstas en este artículo, no aplicarán para el uso médico y científico del

cannabis siempre y cuando se tengan las licencias otorgadas, ya sea por el Ministerio de Salud y

Protección Social o el Ministerio de Justicia y del Derecho, según sus competencias”


96

Este tipo penal es la infracción principal del capítulo segundo, título 13; por ello el nombre de

dicho capítulo es “Del tráfico de estupefacientes y otras infracciones.”, y tiene como fin buscar

la penalización de 12 acciones distintas, cuyo bien jurídicamente tutelado por parte del legislador

es la salud pública. Sin embargo, como indica el libro “Lecciones de Derecho penal: parte

especial”, este tipo penal es “pluriofensivo, ya que, si bien es cierto el legislador ha escogido un

objeto de protección prevalente, de igual manera se perciben otros que así también se vulneran

con la comisión de la conducta correspondiente, citándose por ejemplo, y para el caso

colombiano especialmente, tan perjudicado por este punible, la economía nacional, el orden

público, el patrimonio económico, la vida e integridad personal y hasta la propia seguridad

estatal”. Parecido concepto lo emitió la Corte Constitucional en sentencia C-420 de 2002,

magistrado ponente: Jaime Córdoba Triviño.

En cuanto a los demás aspectos del mismo tipo penal, cabe precisar que históricamente tiene

similares recordaciones que la del artículo analizado de manera inmediatamente anterior. Se

diferencian gracias al artículo en el cual fue relacionado en la Ley 30 de 1986 (artículo 33). Otra

de sus diferencias es el tránsito legislativo y jurisprudencial que ha tenido; el último inciso fue

adicionado por Ley indicada en la Gaceta del congreso #342 del 31 de mayo de 2016, y fue

modificado por la Ley 1453 de 2011, además de la sentencia C-491 de 2012, que tiene como

ponente al magistrado Luis Ernesto Vargas Silva, en la cual se despenaliza “el porte o la

conservación de la dosis mínima, EXCLUSIVAMENTE destinada al consumo”, en suma el

artículo 2, literal J inciso segundo de la Ley 30 de 1986, esta sentencia en concordancia con la

SP3605-2017, radicación 43725, cuyo magistrado ponente fue Eugenio Fernández Carlier, que

indica:
97

“Es que el querer del constituyente, como claro desarrollo de los compromisos

internacionales adquiridos por el Estado Colombiano, así como los desarrollos legislativos con

las Leyes 1453 de 2011 y 1566 de 2012, permiten evidenciar la despenalización del porte de

sustancias estupefacientes, sicotrópicas o drogas sintéticas en la cantidad prescrita por el

médico o en la que se demuestre que la persona necesita, habida consideración de su condición

y situación personal de consumidor, adicto o enfermo, esto es, una dosis, cuya cantidad debe ser

representativa de la necesidad personal y de aprovisionamiento.

Y aunque el Acto Legislativo y decisiones constitucionales que lo analizaron no cuantificaron

lo que podía corresponder a la dosis despenalizada, deviene diáfano que la misma no puede ser

ilimitada, de ahí que un criterio razonable a fin de establecer la dosis autorizada es el de la

necesidad de la persona, monto que resulta compatible con la política criminal de cariz

preventivo y rehabilitador, acorde con la protección de la salud de la persona.”

Más allá de eso, su sujeto activo es indeterminado “El que…”, como la mayoría de sujetos

activos en el capítulo del que trata el tráfico de estupefacientes y otras infracciones; exceptuando

los artículos 379 y 385, cuyos sujetos activos son calificados, sin embargo, este tema será tratado

con posteridad. Con relación a los verbos rectores del injusto penal son 12 como ya se ha

mencionado. Estos son la introducción al país aunque fuere solo para el tránsito, sacar del país,

trasportar, llevar consigo, almacenar, conservar, elaborar, vender, ofrecer, adquirir, financiar o

suministrar a cualquier título. El entendimiento de los verbos no genera mayor dificultad,

exceptuando por dos discusiones que se plantearan a continuación, estas son: La diferencia entre

la introducción al país como TRANSITO, y el TRANSPORTE del objeto ilícito, y el significado

de a cualquier título al que hace mención el suministro.


98

El primero de ellos se puede diferenciar por su significado, como bien señala La Real

Academia Española transportar es “Llevar a alguien o algo de un lugar a otro”. Por otra parte,

transitar es “Dicho de una mercancía: Que atraviesa un país situado entre el de origen y el de

destino”. Por lo tanto, la diferencia subyace en la situación que tiene el ilícito en el cual por un

lado como es el del tránsito viene de un país determinado con destino a otro distinto a Colombia,

pero para realizar dicha travesía debe ingresar al país y seguir su curso; mientras que en el

transporte es someramente llevar de un lugar a otro, sin que el lugar inicial sea exterior y no

necesariamente el lugar de destino sea un país distinto.

En cuanto a la segunda discusión, el título es el origen, razón o causa por la que se detenta un

derecho sobre una cosa, por lo cual, dicho título puede ser oneroso o gratuito, es decir, que en

cualquier caso de suministro se incurrirá en delito, hasta en aquellos en que un adicto comparte

con otro adicto la sustancia a la cual se hace alusión en el artículo en estudio. Sin embargo, este

concepto seria en mira exegética del derecho sustantivo, y la lesividad de la acción de consumo

acompañado por mas consumidores deberá hacerse en cada caso concreto; como bien lo señala la

Corte Suprema de Justicia en el radicado 33409 de 2014 cuyo magistrado ponente fue José

Leonidas Bustos Martínez.

El sujeto pasivo de la conducta es la sociedad, como, sujeto en el cual recae el bien jurídico de

la salud pública, sin embargo, en observancia de los demás bienes jurídicos existen distintos

sujetos pasivos, como el Estado y los agentes económicos del país.

Sumado a todo lo anteriormente dicho, la conducta será atípica si en cualquiera de los casos se

realizara con autorización de autoridad competente, ya que esto es un requisito para la

concurrencia de la acción contraria a la ley.


99

En cuanto al reenvió de la norma, que se hace gracias a que este es un tipo penal en blanco.

Deben entenderse los cuatro cuadros de las naciones unidas contra las sustancias psicotrópicas de

la manera como lo señala un estudio hecho por la Junta Internacional de Fiscalización de

Estupefacientes (JIFE);

“A efectos de facilitar la pronta identificación de todas las sustancias sicotrópicas

clasificadas, se consignaron los números de registro del Chemical Abstracts Service (CAS) de

las sustancias más comunes del mercado (Sustancias de las Listas II, III y IV) y sus sales. La

lista no es exhaustiva y el hecho de que no figure un número de CAS no significa que no exista,

sino que no se tenía en el momento de actualizar la lista.

Se consignaron números CAS en los siguientes casos:

i) Si la sustancia sometida a fiscalización internacional existe en forma de base y no existen

variantes estereoquímicas, es decir, cuando hay un único número CAS.

ii) Si existen estereoisómeros en el marco de la denominación química específica: si los

estereoisómeros y la mezcla racémica ya están enumerados y se dispone de los números CAS

Correspondientes (por ejemplo, en el caso de la anfetamina, la dexanfetamina y la

levanfetamina).”

En cuanto al primer cuadro enlista 18 distintas sustancias sicotrópica, que son meramente

alucinógenos, el segundo corresponde a 18 tipos de sustancia que son medicamentos alteradores

del sistema nervioso, pero se pueden recetar y manejar según disposición y necesidad médica,

posteriormente el tercer cuadro habla de 9 sustancias, todas útiles para el tratamiento de


100

pacientes psiquiátricos. Por último el cuarto cuadro hace referencia a 61 sustancias que como

referencia funcionan de manera semejante al segundo cuadro.

Concluyendo, los incisos 2 y 3, del presente artículo en estudio, son atenuantes específicos de

la punibilidad del tipo, y dependen de una cuestión objetiva. Dicha cuestión es la cantidad en

peso de la sustancia sobre la cual se realice cualquiera de las actividades anteriormente

señaladas. Y el inciso 4, es un agregado, al cual le ocurre lo mismo que en el artículo 375 del

Código Penal Colombiano del 2000, que implica la despenalización de las conductas previstas en

los tipos rectores cuando recaiga sobre cannabis de uso médico y científico, siempre y cuando la

entidad tenga el lleno de los requisitos legales y el permiso de autoridad competente. Que bien se

señalan, Ministerio de Salud y Protección Social o el Ministerio de Justicia y del Derecho,

pueden ser en dos casos distintos según sus competencias.

“ART. 377.-Destinación ilícita de mueble o inmueble.

El que destine ilícitamente bien mueble o inmueble para que en él se elabore, almacene o

transporte, venda o use algunas de las drogas a que se refieren los artículos 375 y 376, y/o

autorice o tolere en ellos tal destinación, incurrirá en prisión seis (6) a doce (12) años (hoy

noventa y seis (96) meses a doscientos dieciséis (216) meses) y multa de mil (1000) a cincuenta

mil (50000) salarios mínimos legales mensuales vigentes (hoy mil trecientos treinta y tres

punto treinta y tres (1333.33) a cincuenta mil (50000)).

(Las sanciones previstas en este artículo, no aplicarán para el uso médico y científico del

cannabis siempre y cuando se tengan las licencias otorgadas, ya sea por el Ministerio de Salud y

Protección Social o el Ministerio de Justicia y del Derecho, según sus competencias.)”


101

En este caso se iniciara el estudio del artículo por el final, es decir, por el inciso que hace

parte del proyecto de ley 80 de 2014 y solo pertenecería a los tres últimos artículos en

observancia, para este inciso cae exactamente el mismo estudio en cuanto a los dos artículos

pasados (375 y 376).

Por otra parte, este tipo penal es de sujeto activo indeterminado “El que…”, este sujeto debe

realizar la actividad de destinar ilícitamente un bien mueble o inmueble, para como bien dicen

sus verbos rectores “elaborar, almacenar, o transportar; vender o usar alguna de las drogas…”.

Y, a continuación en el artículo se remite a los dos anteriores (375 y 376), esto para señalar las

drogas sobre las cuales incurrirá una sanción penal en caso de concurrir cualquiera de los

accionares atrás señalados.

Sin embargo, por las razones expuestas en la sentencia del 29 de noviembre de 1994 que tiene

como magistrado ponente a Dídimo Páez Velandia

“Si bien se identifica porque constituyen tipos compuestos, también es cierto que conservan

su autonomía propia porque mientras que el objeto material en el primero está referido a las

conductas alternativas relacionadas con la “droga que produzca dependencia”, en el segundo

la acción la orienta a la destinación del bien mueble o inmueble donde se realizan las conductas

tocantes con la droga y que constituirían una forma de objeto material accesorio.”

Lo que se puede concluir de estas aseveraciones de la honorable Corte es que, aunque esta

conducta necesita de la realización de otro ilícito como es la “conservación o financiación de

plantaciones” y/o “Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes”, su sanción es

independiente, porque basta con que se utilice cualquier tipo de bien para estas conductas y así
102

habrá existencia de concurso de conductas punibles, entre uno de los delitos mencionados en este

párrafo con el delito en estudio, o bien puede ser entre los tres delitos.

Aunque en el artículo 377, jamás se señala bajo que figura jurídica se debe tener poder sobre

el bien para que exista la acción delictual y tampoco si debe mantenerse el uso en el tiempo, si

debe ser el único uso de la cosa, o si bien puede ser temporal y destinado a diferentes funciones

el bien. Así bien lo dice el texto “Lecciones de derecho penal: parte especial”, en el capítulo

que hace referencia “De los delitos contra la salud pública”, escrito por el señor Diego Corredor

Beltrán, donde señala:

“el actor podrá ser el propietario, usufructuario, arrendatario, tenedor del bien, en fin, como

lo indica Rey, para cometer el delito “no es preciso que la persona que facilite los locales sea su

propietario, sino que es suficiente con que los ostente a título de arrendatario o cualquier otro

que le atribuya la posesión”. (…) la destinación que se haga del bien no ha de entenderse que

sea de manera permanente”.

Además de todo lo dicho anteriormente, también se castigara a quien tolere la acción delictual

sobre un bien que tenga en su poder. Es decir, que no es necesario que quien plante, transporte,

elabore; venda o use las sustancias mencionadas sea el mismo propietario del bien, pues el solo

hecho de permitir que otro use su bien es reprochable.

En cuanto al sujeto pasivo, es la sociedad en conjunto, y como se mencionó en un apartado

anterior por ser un tipo pluriofensivo como el artículo 376, también se lesiona el Estado y los

actores económicos del país. Además de esta conclusión puede afirmarse que para el legislador

el bien jurídicamente tutelado es la salud pública, de igual forma y sin detrimento de lo anterior
103

este tipo penal agobia la economía nacional, el orden público, el patrimonio económico, la vida e

integridad personal y hasta la propia seguridad estatal.

“ART. 377A.-Adicionado. L. 1311/2009, art. 2º. Uso, construcción, comercialización y/o

tenencia de semisumergibles o sumergibles.

El que sin permiso de la autoridad competente financie, construya, almacene, comercialice,

transporte, adquiera o utilice semisumergible o sumergible, incurrirá en prisión de seis (6) a doce

(12) años y multa de mil (1000) a cincuenta mil (50000) salarios mínimos legales mensuales

vigentes.

PAR.-Para la aplicación de la presente ley, se entenderá por semisumergible o sumergible, la

nave susceptible de moverse en el agua con o sin propulsión propia, inclusive las plataformas,

cuyas características permiten la inmersión total o parcial. Se exceptúan los elementos y

herramientas destinados a la pesca artesanal.”

Como muchos de los Artículos pasados, este trae consigo una necesidad implícita, es que para

cometerse el acto delictivo debe hacer falta el permiso de autoridad competente para ejercer

cualquier acto que describe el artículo 377A sobre sumergible o semi-sumergible. Los actos a los

cuales se hacen referencia, son (según definición de la RAE):

Financiar: “Sufragar los gastos de una actividad, de una obra, etc.”

Construir: “Hacer algo utilizando los elementos adecuados.”

Almacenar: “Reunir, guardar o registrar en cantidad algo.”

Comercializar: “Dar a un producto condiciones y vías de distribución para su venta.”


104

Transportar: “Llevar a alguien o algo de un lugar a otro.”

Adquirir: “Hacer propio un derecho o cosa que a nadie pertenece o que se transmite a título

lucrativo u oneroso, o por prescripción.”

Utilizar: “Hacer que algo sirva para un fin.”.

Estos seis numerales pasados tienen que ver con los verbos rectores de la conducta, sin

embargo, debe entenderse que recae únicamente sobre aparatos de navegación sumergibles o

semisumergibles, los cuales se explicaran más adelante, y la sanción no tiene que ver con la

existencia de estupefacientes dentro del sumergible o semisumergible.

Para la Armada Nacional lo que este artículo sanciona desde su promulgación como ley es:

“La Ley que adiciona al Código Penal los artículos 377A y 377B, busca acabar con esta

impunidad, dando las herramientas al funcionario judicial para poder sancionar esta conducta,

teniendo en cuenta que la financiación, construcción o en general la utilización de estas naves,

que no cuentan con la aprobación de la Autoridad Marítima y que por su naturaleza,

características y costos, no tiene otra destinación que la de servir como medios para evadir el

control de las autoridades.”

Se entiende por semisumergible “…aparatos que cuentan con tecnología rústica de

navegación que intentan imitar algunas cualidades de los grandes submarinos. Aunque tienen

gran autonomía, no pueden sumergirse completamente y requieren que un tubo de escape

bordee la superficie para permitir el ingreso de oxígeno.” Como bien lo indica la revista

Semana en la noticia llamada “El semisumergible de los 100 millones de dólares”, escrita el 18

de diciembre de 2015.
105

En cuanto a los sumergibles, se entienden como objetos de navegación marítima que pudiesen

ser submarinos que son navíos autónomos completamente sumergibles o vehículos submarinos

que son dependientes de algún otro navío al cual se conectan para recibir oxígeno y en algunos

casos propulsión.

Por su pertenencia al título XIII, capítulo 2, el legislador protegió desde su creación y

adhesión al código el bien jurídico de la salud pública; por lo cual el sujeto pasivo de la acción es

igualmente indeterminado, es decir, la sociedad en conjunto.

Finalmente, el parágrafo menciona una definición para las palabras sumergibles y

semisumergibles, y una excepción a la norma que recae sobre los elementos y herramientas

destinados a la pesca artesanal, que al mismo tiempo tiene la capacidad de sumergirse total o

parcialmente.

“ART. 377B.-Adicionado. L. 1311/2009, art. 2º. Modificado. L. 1453/2011, art. 22.

Circunstancia de agravación punitiva.

Si la nave semisumergible o sumergible es utilizada para almacenar, transportar o vender,

sustancia estupefaciente, insumos necesarios para su fabricación o es usado como medio para la

comisión de actos delictivos la pena será de quince (15) a treinta (30) años y multa de setenta mil

(70000) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

La pena se aumentara de una tercera parte a la mitad cuando la conducta sea realizada por un

servidor público o quien haya sido miembro de la fuerza pública.”

Este es un tipo subordinado del anterior y contempla las circunstancias por las cuales el

accionar derivado del tipo penal autónomo se agravarían. Dichas circunstancias son:
106

Que la utilidad de la nave, bien sea sumergible o semisumergible, sea almacenar, transportar o

vender, sustancias estupefacientes, insumos necesarios para su fabricación.

Que la nave sea usada como medio para cometer actos delictivos.

Por último, cuando la conducta sea realizada por un servidor público o quien haya sido

miembro de la fuerza pública, es decir, que el agravante necesita un sujeto activo calificado, por

circunstancias de su calidad, función y cargo.

“ART. 378.-Estimulo al uso ilícito.

El que en cualquier forma estimule o propague el uso ilícito de drogas o medicamentos que

produzcan dependencia incurrirá en prisión de tres (3) a ocho (8) años (hoy cuarenta y ocho

(48) meses a ciento cuarenta y cuatro (144) meses) y multa de cien (100) a mil (1000) salarios

mínimos legales mensuales vigentes (hoy ciento treinta y tres punto treinta y tres (133.33) a

mil quinientos (1500)).”

Este tipo penal es meramente de riesgo, porque se castiga el simple hecho de estimular el uso

ilícito de drogas o medicamentos que produzcan dependencia; como bien lo indica el libro

Lecciones de derecho penal: parte especial:

“Es un tipo penal de circunstancia de modo que atiende a quien en cualquier forma estimule

o propague el uso de drogas o medicamentos que produzcan dependencia; en consecuencia, el

legislador sanciona a quien sicológicamente realiza ese tipo de conducta…”

El sujeto activo de la acción es indeterminado, pues se refiere a “El que…”. De manera

seguida, la acción penal no recae sobre si el sujeto pasivo de la acción, que en todo caso es la

sociedad, permita la realización del hecho en sí de consumo de la sustancia mencionada.


107

En cuanto a las drogas o medicamentos que produzcan dependencia, estas son referencia

directa a los cuadros mencionados en el artículo 376 y a las demás sustancias que sean

calificadas por la medicina como generadoras de adicciones.

Como ya se ha dicho anteriormente, el sujeto pasivo es la sociedad, porque el bien

jurídicamente tutelado es la salud pública, bien jurídico que como bien se señala se detenta de

manera pública y no se refiere a los daños que puedan causarse sobre el cuerpo o la vida de un

tercero determinado.

“ART. 379.-Suministro o formulación ilegal.

El profesional o practicante de medicina, odontología, enfermería, farmacia o de alguna de las

respectivas profesiones auxiliares que, en ejercicio de ella, ilegalmente formule, suministre o

aplique droga que produzca dependencia, incurrirá en prisión de tres (3) a ocho (8) años (hoy

cuarenta y ocho (48) meses a ciento cuarenta y cuatro (144) meses) y multa de cien (100) a

mil (1000) salarios mínimos legales mensuales vigentes (hoy ciento treinta y tres punto treinta

y tres (133.33) a mil quinientos (1500)), e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, arte,

oficio, industria o comercio de cinco (5) a diez (10) años (hoy ochenta (80) meses a ciento

ochenta (180) meses).”

El sujeto activo de este tipo penal es calificado, pues supone su realización por parte de “el

profesional o practicante de medicina, odontología, enfermería, farmacia o de alguna de las

respectivas profesiones auxiliares”. Además de tener esta calidad, debe estar en ejercicio de su

labor, lo que supone entonces un requisito factico que ha impuesto el legislador, por ello en caso

de no estar en ejercicio de sus funciones quien lleve a cabo la acción de suministrar


108

medicamentos que causen dependencia, incurrirá en la comisión de otro tipo penal. En esta

misma dirección habla la doctrina

“De ahí que se denominen a todos ellos como “facultativos”, es decir aquellos que en virtud

de poseer un título de facultad universitaria, están autorizados para prescribir, despachar

drogas tóxicas o estupefacientes o aplicar las mismas…” Lecciones de derecho penal: parte

especial; Corredor Beltrán, Diego.

En cuanto al sujeto pasivo de la acción descrita es la sociedad en general, esto es, porque el

titular del bien jurídicamente tutelado en este capítulo, “Salud pública”, es un sujeto que podría

llamarse indeterminado, ya que no supone la acción dañosa sobre una persona particular, sino,

que supone observar a la sociedad agobiada por la amenaza de daño sobre la salud.

Por otra parte, los verbos rectores son “formular, suministrar o aplicar”, las últimas dos

acciones hacen necesarias acciones por parte del sujeto activo que apliquen o suministren la

sustancia directamente al cuerpo de la víctima; la formulación tiene que ver con emitir una

formula médica para que el sujeto se aprovisione de drogas que produzcan dependencia. Sin

embargo, la sola realización de estas acciones no son suficientes para enmarcar la conducta en la

comisión del hecho penado, porque, se necesita además que cualquiera de ellas se haga faltando

al debido ejercicio de su actividad como sujeto facultado, es decir, que suministre, formule o

aplique la droga con cualidades de producir dependencia, sin que, el paciente lo necesite. Así lo

expresa el libro y escritor mencionados en la cita anterior:

“…la aplicación se hace con fines no terapéuticos o en dosis superiores a las necesidades, ya

que de lo contrario nos encontraríamos ante situaciones plenamente justificadas.


109

Esa actividad obviamente la desarrolla el sujeto agente contrariando la lex artis, es decir

ejerciendo una actividad contraindicada por la cantidad o calidad de la droga o por

inexistencia de la dolencia que aconseje su administración.”

“ART. 380.-Suministro o formulación ilegal a deportistas.

El que, sin tener las calidades de que trata el artículo anterior, suministre ilícitamente a un

deportista profesional o aficionado, alguna droga o medicamento que produzca dependencia, o lo

induzca a su consumo, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años (hoy dieciséis (16) meses a

cincuenta y cuatro (54) meses).”

Este tipo penal, cambia el sujeto activo de uno calificado a uno indeterminado, “El que…”, y

le da unas cualidades al tipo penal anterior frente al simple suministro ilegal, y le señala un

destinatario especifico el cual es el deportista sin importar si es profesional o aficionado. Esta

postura es apoyada por el libro Lecciones de Derecho Penal: Parte Especial:

“el objeto material si bien es igualmente personal, surge como cualificado, como que ha de

tener la calidad de deportista, es decir, de quien regularmente adelanta una actividad que

implica ejercicio en forma de competitividad…”

El suministro de la sustancia conlleva las mismas cualidades que en el artículo estudiado de

manera inmediatamente anterior, pues el legislador no indica ningún tipo de suministro especial

o de algún momento de suministro especifico. Sin embargo, la doctrina cree que dicho ilícito

solo se puede consumar si el deportista se encuentra en una competencia o en la parte preparativa

de la misma, porque de no ser así no se cumpliría el fin que persigue dicho tipo penal.
110

En cuanto al bien jurídicamente tutelado, se debe señalar que el legislador aunque refirió

únicamente al deportista como sujeto a proteger del ilícito, es el espíritu del título al que

pertenece esta norma proteger a la salud pública; por lo que, puede decirse que no es

simplemente el deportista el sujeto pasivo de la acción, pues la salud pública es un bien jurídico

que pertenece a la sociedad y de ella se desprende su protección, por ello aunque la victima del

ilícito sea un deportista, no se puede desconocer la sociedad como verdadero sujeto pasivo de la

acción.

En cuanto a la inducción al consumo, debe afirmarse que esta encuentra similitud con la

formulación, porque en el supuesto no es necesario, ni siquiera que el sujeto lesionado tenga en

su poder la sustancia, es únicamente la presión psicológica ejercida por parte del sujeto activo

frente a un deportista determinado.

“ART. 381.-Suministro a menor.

El que suministre, administre o facilite a un menor droga que produzca dependencia o lo

induzca a usarla, incurrirá en prisión de seis (6) a doce (12) años (hoy noventa y seis (96) meses

a doscientos dieciséis (216) meses).”

Este tipo penal es especial, y no necesita de ninguna calidad el sujeto activo, pues

simplemente menciona a “El que...”, por tanto es un sujeto indeterminado, que tiene como

mecánica de realización del ilícito, el suministro, la administración o facilitación de droga que

produzca dependencia o la inducción al uso de la misma, es decir, los verbos rectores de la

acción son suministrar, administrar, facilitar, inducir al consumo.

Por parte del sujeto pasivo no debe ni siquiera tener acceso al material adictivo, porque la

mera inducción al consumo es causal para imputar el delito; por otro lado, el sujeto pasivo de
111

esta acción son los menores, por lo cual la sanción es considerablemente mayor para quien

cometa dicho ilícito, pues jurídicamente los menores de edad en pocos casos y específicos tienen

capacidad de autodeterminación, por lo que la inducción es más gravosa ante ellos que ante un

sujeto mayor de edad; esta es la opinión del legislador frente a las diferencias del suministro o

demás verbos rectores que generan la sanción para pensar que el espíritu de la norma es cuidar a

los menores.

En cuanto a la facilitación, suministro o administración de la sustancia, son necesarios

distintos factores para que el delito se consume por cualquiera de estas situaciones, para la

primera de ella únicamente se necesita que el sujeto activo genere situaciones que le hagan

menos dificultosos al menor la consecución del producto ilícito y su consumo o todas las fases

que se encuentren entre ambos momentos, el segundo verbo se refiere a dar el objeto ilícito para

su consumo al menor, en cuanto al tercer verbo rector la administración es el consumo dosificado

de la sustancia, es decir, que los dos últimos si conlleva un consumo por parte del menor, lo cual

es deplorable como actuar desde el punto de vista de una sociedad que quiere erradicar la

dependencia a sustancias dañosas desde el consumo, y mucho más si se tiene en cuenta que el

consumo de gran parte de la población inicia desde temprana edad.

Después de todo lo dicho anteriormente, cabe asegurar que el bien jurídicamente tutelado es la

“salud pública”, por lo que se puede agregar a la sociedad como conglomerado de personas que

hacen parte del sujeto pasivo que podría llamarse general, porque el especifico es la sociedad

menor de 18 años. En tanto, estas personas según el libro Lecciones de Derecho Penal: Parte

Especial:
112

“Igualmente este tipo se concreta cuando la conducta se realiza sobre menor. Entiéndase

como menor el que no ha alcanzado la mayoría de edad, es decir los 18 años y a quien, por lo

mismo, se le reconoce una inmadurez, porque se encuentran en fase de crecimiento y porque,

además, eventualmente puede ser tenido como víctima más vulnerable y así servir de presa más

fácil de quienes pretendan generar estas acciones de iniciación en el consumo de este tipo de

sustancias.”

“ART. 382.-Modificado. L. 1453/2011, art. 12. Tráfico de sustancias para procesamiento

de narcóticos.

El que ilegalmente introduzca al país, así sea en tránsito, o saque de él, transporte, tenga en su

poder, desvié del uso legal a través de empresas o establecimientos de comercio, elementos o

sustancias que sirvan para el procesamiento de cocaína, heroína, drogas de origen sintéticos y

demás narcóticos que produzcan dependencia, tales como éter etílico, acetona, amoniaco,

permanganato de potasio, carbonato liviano, ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, diluyentes,

disolventes, sustancias contempladas en los cuadros uno y dos de la convención de Naciones

Unidas contra los Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas y las que según concepto previo del

Consejo Nacional de Estupefacientes se utilicen con el mismo fin, así como medicamentos de

uso veterinario, incurrirá en prisión de 96 a 180 meses y multa de 3000 a 50000 salarios mínimos

legales mensuales vigentes.”

Este tipo penal tiene semejanzas con el artículo 376 del presente código pues sus verbos

rectores tienen similitudes, además de ello, ambos artículos hacen alusión a los cuadros de las

Naciones Unidas; la diferencia es que en el artículo 376 mencionan los cuatro cuadros, en el

artículo en estudio solo mencionan los dos primeros.


113

En cuanto a los verbos rectores cambian los 9 verbos siguientes al transporte, por, tener en su

poder y el desvió de uso legal a través de empresas o establecimientos de comercio.

Más allá de esto, son problemáticos ciertos ingredientes del tipo penal en estudio, pero se

hablara de esto a continuación. Primero se señalaran los sujetos de la acción, el bien

jurídicamente tutelado, sus verbos rectores, sus ingredientes facticos y por último los problemas

que han hallado los doctrinantes.

Los sujetos de la acción son, indeterminado para el sujeto activo “El que...”, y por el lado del

sujeto pasivo es la sociedad como conglomerado sobre el que recae el bien jurídicamente

tutelado; el cual es la salud pública.

En consecuencia a lo anterior, no es necesario adentrarse demasiado en los verbos rectores,

pues, ya se ha explicado uno en el artículo 376 del código penal colombiano, en cuanto a los dos

restantes, el tener en su poder, puede conglomerar los 9 restantes del artículo mencionado, pues

todos ellos son modo de poder sobre una cosa; y, el desvió del uso legal, significa que se

sustraiga elementos o sustancias que permitan el procesamiento de una sustancia ilícita del uso

legítimo que le daban las industrias o el comercio.

Los elementos facticos de este tipo son básicamente, la ilegalidad que se plasma después del

sujeto activo en el mismo artículo 382, que sean elementos o sustancias que sirvan para el

procesamiento de cocaína, heroína, drogas de origen sintético y demás narcóticos que produzcan

dependencia, el tales como que ejemplifica los elementos de los cuales se hablan en este tipo

penal, la observancia de los cuadros de las Naciones Unidas contra los Estupefacientes y

Sustancias psicotrópicas; además de ello también se adicionan las sustancias de medicina

veterinaria que sirva para los mismos fines.


114

En cuanto a los errores que la doctrina ha mencionado:

“Una primera crítica a su redacción seria la consistente en que se ha debido mencionar en

este tipo el mismo núcleo rector que aparecen en el artículo 376, es decir, incluir aquí esos

mismos verbos rectores (…) Una segunda crítica se hace consistir en que, al incluirse un

ingrediente normativo que guarda relación con los conceptos emitidos por la Dirección

Nacional de Estupefacientes, estos suelen estar dispersos” Lecciones de derecho penal: parte

especial; Corredor Beltrán, Diego.

Sus críticas se fundamentan en que, en primer lugar remplazaron los verbos rectores

necesarios para un tipo penal completo y dejaron únicamente tener en su poder, y, en segundo

lugar incluir información de difícil obtención para los sujetos que pueden incurrir en la conducta

y en muchos momentos hasta para quien la investiga y quien la juzga.

“ART. 383.- Porte de sustancias.

El que en lugar público o abierto al público y sin justificación porte escopolamina o cualquier

otra sustancia semejante que sirva para colocar en estado de indefensión a las personas, incurrirá

en prisión de uno (1) a dos (2) años (hoy dieciséis (16) meses a treinta y seis (36) meses), salvo

que la conducta constituya delito sancionado con pena mayor.”

El sujeto activo es indeterminado, con fundamento al inicio del artículo, “El que…”, de

manera seguida, habla este de unos ingredientes facticos dirigidos a que la consumación del

delito sea realizada en un lugar público o abierto al mismo, es decir, que si el delito es cometido

en un sitio privado al cual no es permitido el ingreso público, no se comete dicho delito y se

incurrirá en la comisión de un tipo penal diferente.


115

En cuanto, al sujeto pasivo de la acción como se ha señalado ya en múltiples ocasiones, es la

sociedad como aglomeración de personas que detentan el bien jurídicamente tutelado de la salud

pública.

Sin embargo, el juez debe observar que el porte de la sustancia, bien sea, escopolamina o

cualquiera otra que sirva para poner en estado de indefensión a una persona, sea sin justificación,

pues en caso de justificarse la misma, se encontrara frente la atipicidad de la conducta.

Más allá de esto, por principio de especialidad si la sustancia que se porta es distinta a la

escopolamina y se menciona en el artículo 376 del código penal colombiano, debe entenderse

que la sanción a la que se hace acreedor el sujeto activo es a la del presente artículo, bien lo

señala el libro Lecciones de derecho penal: parte especial:

“Sin embargo, es claro que, si la sustancia es de las mencionadas o referidas en el artículo

376, aplicando criterios de especialidad será este el tipo a aplicar.” Diego Corredor Beltrán.

“ART. 384.-Circunstancia de agravación punitiva.

El mínimo de las penas previstas en los artículos anteriores se duplicará en los siguientes

casos:

Cuando la conducta se realice:

Valiéndose de la actividad de un menor, o de quien padezca trastorno mental, o de persona

habituada;

En centros educacionales, asistenciales, culturales, deportivos, recreativos, vacacionales,

cuarteles, establecimientos carcelarios, lugares donde se celebren espectáculos o diversiones

públicas o actividades similares o en sitios aledaños a los anteriores;


116

Por parte de quien desempeñe el cargo de docente o educador de la niñez o la juventud, y

En inmueble que se tenga a título de tutor o curador.

Cuando el agente hubiere ingresado al territorio nacional con artificios o engañados o sin

autorización legal, sin perjuicio del concurso de delitos que puedan presentarse.

Cuando la cantidad incautada sea superior a mil (1.000) kilos si se trata de marihuana; a cien

(100) kilos si se trata de marihuana hachís; y a cinco (5) kilos si se trata de cocaína o

metacualona o dos (2) kilos si se trata de sustancia derivada de la amapola.”

Este tipo penal, es subordinado de los artículos descritos desde el 375 hasta el 383 del código

penal. Y, responde a circunstancias de agravación punitiva; las cuales, se adecuan a cualquiera

de los tipos penales mencionados en caso de incurrir en una o más de las 5 circunstancias que

este prevé.

La primera de ellas tiene que ver con la capacidad, tanto de autodeterminación, de ejercicio o

de abstención de realización de una conducta a la cual ya está habituado a cometer.

La segunda tiene que ver con el lugar en el que se comete dicho ilícito, y, tienen algunas

similitudes, como, que son de carácter público o abierto al público.

La tercera opción de agravación es por la calidad de educador o profesor de jóvenes e

infantes.

La cuarta es por ostentar el título de curado o tutor frente a un inmueble determinado donde se

cometa alguna de las conductas descritas en los artículos previamente mencionados.


117

La quinta circunstancia es el tránsito por el territorio de manera irregular o ilegal, y como bien

dice el numeral segundo del artículo en revisión, no ira en contravía, dicha agravación, de la

sanción si se cometiere un concurso de conductas punibles.

La sexta y última razón tiene que ver con la cantidad de sustancia incautada.

Todo lo anteriormente dicho tiene relación con el libro Lecciones de derecho penal: parte

especial; que dice:

“…taxativamente dispuesto por el legislador, guardan relación con: la edad, la integridad

mental y la habituación de las personas que se utilicen para el adelantamiento de la actividad;

al lugar del expendio (colegio, cuarteles, centros deportivos, etc); el cargador de educador o

docente del expendedor; a la calidad del tutor o curador que se tenga en relación con los

inmuebles donde se expenda el artículo; a la calidad de transeúnte ilegal por el país, y a la

cantidad de droga incautada.” Diego Corredor Beltrán.

“ART. 385.-Existencia, construcción y utilización ilegal de pistas de aterrizaje.

Incurrirá en prisión de cuatro (4) a diez (10) años (hoy sesenta y cuatro (64) meses a ciento

ochenta (180) meses) y multa de cien (100) a mil (1000) salarios mínimos legales mensuales

vigentes (hoy ciento treinta y tres punto treinta y tres (133,33) a mil quinientos (1500)), el

dueño, poseedor, tenedor o arrendatario de predios donde:

Existan o se construyan pistas de aterrizaje sin autorización de la Unidad Administrativa

Especial de Aeronáutica Civil.


118

Aterricen o emprendan vuelo sin autorización de la Unidad Administrativa Especial de

Aeronáutica Civil o sin causa justifica, a menos que diere inmediato aviso a las autoridades

civiles, militares o de policía más cercana.

Existan pistas o campos de aterrizaje con licencia otorgada por la Unidad Administrativa

Especial de Aeronáutica Civil, que no dé inmediato aviso a las autoridades de que trata el literal

anterior sobre el decolaje o aterrizaje de aeronaves en las circunstancias previstas en el mismo

numeral.”

El sujeto activo es calificado, porque, debe tener la calidad de dueño, poseedor, tenedor o

arrendatario sobre el predio que recae la conducta. La conducta a la cual se hace referencia, se

deriva de los siguientes verbos rectores, la existencia o construcción sin autorización de la

autoridad competente, aterricen o emprendan vuelo sin autorización de autoridad competente o

sin causa justificada, existencia de pistas o campos de aterrizaje autorizados que no de aviso

inmediato a dichas autoridades sobre el despegue o aterrizaje de aeronaves.

De lo anterior podemos inferir que además de la realización de uno de los verbos rectores

debe cumplir un requisito factico, en cuanto a los dos primeros verbos rectores seria la no

autorización por parte de la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil; en cuanto a

los verbos que ocupan el lugar tres y cuatro debe faltar la autorización por parte de la autoridad

mencionada anteriormente, sin causa justifica o que en caso de no existir causa justificada no se

de aviso inmediatamente a las autoridades civiles, militares o de policía más cercana; por último,

los verbos rectores del numeral 3 del artículo en estudio deben contar con el ingrediente factico

del no aviso inmediato sobre el de colaje o aterrizaje de aeronaves en las circunstancias previstas

en el numeral dos, siempre y cuando el campo o pista de aterrizaje tenga licencia otorgada.
119

En cuanto al sujeto pasivo de la acción penal en estudio, es, como se ha dicho en repetidas

ocasiones es la sociedad, como conjunto de personas que detenta el bien jurídicamente tutelado

de la salud pública, el cual es el protegido en este tipo penal.

BLIOGRAFIA

 LECCIONES DE DERECHO PENAL, PARTE ESPECIAL. UNIVERSIDAD

EXTERNADO DE COLOMBIA(2011)

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