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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE INGENIERIA Y ARQUITECTURA


ESCUELA DE INGENIERIA INDUSTRIAL
PSICOLOGIA SOCIAL

NATURALEZA DE LAS CONDUCTAS EN LOS JOVENES

Introducción
“Adolescencia” deriva de la voz latina “adolescere”, que significa crecer y
desarrollarse hacia la madurez. Es una etapa de cambios que se inicia con los
primeros signos de maduración de las glándulas endocrinas y continúa hasta que
completa el desarrollo total. Esta etapa comprende edades muy variables de un
niño a otro, aproximadamente se acepta un lapso entre los 12 y los 21, con los
límites que cada grupo profesional que atiende adolescentes quiera asignarle.
“Pubertad” es el término que describe una de las fases de la adolescencia, la
encargada del desarrollo de la capacidad de procrear, que se inicia con la primera
menstruación en la niña y la primera emisión de líquido seminal en el varón.
“Madurez” es el estado adulto que supone haber adquirido la capacidad de
valerse por si mismo, la integración de la función sexual responsable, la
capacitación profesional y la noción de las metas en la vida. Ser mayor de edad no
significa ser maduro; el proceso puede alargarse por años todavía. “La madurez
sexual” debe comprenderse también dentro de una dimensión de desarrollo
integral, biológico, psicológico y social; por tanto, debe entenderse no sólo en los
aspectos de la reproducción y la satisfacción de un impulso sexual, sino que
también como la capacidad de interrelación personal, según los papeles
específicos de ser hombre o ser mujer. No siempre se logra alcanzar con facilidad
una sexualidad madura.
Este trabajo se concentrará primariamente en la descripción y tratamiento de las
manifestaciones psicosociales. Sin embargo, en todo momento debe tenerse
presente que la personalidad del ser humano es influenciada por determinantes
bio-psico-sociales que interactúan como un todo inseparable.

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Características Biológicas, Psicológicas y Sociales

Generalidades
Los adolescentes, muy diferentes de los niños y de los adultos, tienen
características y necesidades propias que merecen una atención especial. No
existen en general estudios que permitan tener una visión global, física y
psicológica de su desarrollo, y que describan paso a paso los cambios que se van
produciendo en todo sentido en el adolescente mismo y su relación con el medio
social y cultura que lo rodea.
La interrelación entre lo físico y lo psicológico se ha discutido en diversos
congresos Internacionales de Psiquiatría dedicados a la adolescencia. En ellos se
dijo que la exclusiva interpretación psicológica tradicional de muchos fenómenos
de desajuste adolescente resulta insuficiente si no se engloba el conjunto cuerpo,
entorno y psiquis. La inseguridad adolescente genera lo que en términos
psiquiátricos se ha denominado “fragilidad psíquica”; es decir, la poca resistencia
a los choques situacionales y ello puede conducir a la fragilidad física por la
tensión muscular y las reacciones nerviosas y circulatorias que produce
(desánimo). Si el estado físico dista mucho de ser óptimo, como es habitual,
ambos deben considerarse en todo plan de orientación y tratamiento.
El crecimiento y desarrollo del individuo constituye un todo armónico que abarca
los aspectos físicos, psicológicos y sociales en todas las etapas de la vida, desde
la concepción hasta la senectud. Los cambios son muy rápidos y profundos en la
etapa adolescente, sólo comparables con los del primer año de vida, en pocos
meses él se nos aparece como un desconocido. La formación de su cuerpo, la
fisonomía, los intereses, las actitudes y el comportamiento se transforman
aceleradamente. Se produce un deseo de movimiento, de ejercicio físico, incluso
de correr riesgos mayores (fútbol, motocicleta, karate, patinaje, carreras de carros
y motos, etc.). Se observa inquieto o inmóvil, mirando sin ver, lejano; perdido en
sus ensoñaciones: imaginándose como ejecutor de algo único y grandioso para
arreglar este mundo.

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Estos cambios acelerados provocan inquietud en los jóvenes. La tendencia a
compararse con compañeros del mismo sexo en los signos del despertar sexual, o
bien las ideas preconcebidas a la espera de un desarrollo ideal imaginario, se
expresan en sus preguntas:
¿Soy normal? ¿Soy bien hombre? ¿Soy bien mujer? Por lo general no consultan
sus dudas, por el pudor o por el temor de que sean mal interpretadas. En el mejor
de los casos, si consultan, todavía existe la posibilidad de que la información que
reciban sea errónea (como se verá más adelante).
La experiencia de trabajo de algunos centros médicos que atienden adolescentes
ha revelado que muchísimos pacientes que consultan, porque creen que tienen
algún trastorno “glandular”, no presentan alteraciones de este tipo, sino que
constituyen variaciones normales del desarrollo. Además, se ha observado en los
casos enviados desde la escuela por trastornos psicológicos, que la mayor parte
tiene un telón de fondo físico (nutricional), o del ambiente (escolar o familiar).
Del mismo modo, ciertos síntomas de enfermedad física pueden tener como base
alguna situación de conflicto psicológico o social. Los requerimientos nutritivos, tan
importantes en esta edad, son muchas veces olvidados: el apetito se hace
caprichoso, algunos alimentos se eliminan para no engordar o, por último, los
gustos por la comida también se cambian y con ello se produce un déficit de las
proteínas, las sales y minerales y las vitaminas indispensables; aparecen entonces
las carencias (anemias, bocios, afecciones en los huesos). La situación no se
resuelve con preparados farmacéuticos.
La pubertad por si misma no tiene por que causar trastornos, pero éstos no
generan cuando contribuyen los desajustes de todo orden. La adolescencia es una
“tierra de nadie” en la programación de la salud física y mental de la mayoría de
los países latinoamericanos.
En este camino hacia a maduración, durante los años adolescentes, no hay que
olvidar uno de los principios elementales del crecimiento y desarrollo que cobra
más fuerza en estas edades: los individuos de un mismo sexo no pueden
compararse unos en otros en la aparición de los signos de maduración ni en la
velocidad de progreso de ellos. La constitución, la herencia, las influencias del

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ambiente, las enfermedades, etc., afectan el avance más lento o más rápido del
desarrollo físico y emocional. Hablar de un joven de 14 años, por ejemplo, no es
decir nada, no hay que esperar un esquema fijo. Se han señalado enormes
diferencias en niños normales de una misma edad y de igual grupo cultural (más
de 20 cm. y 20 kg.).
En el desarrollo sexual algunos muchachos empiezan su maduración cuando otros
la han terminado; por ejemplo, el crecimiento del pene se acelera entre los 11 y 14
años y medio (en promedio 13 años) y se hace más lento entre los 13 y medio y
los 18 y medio (promedio 15 años de edad).
Dos niños de 11 años que miden igual pueden tener una diferencia de 12 cm. a los
14 años, pero a los 17 volver a medir lo mismo. En las niñas, el desarrollo
mamario puede comenzar en un solo lado y presentarse tan temprano como a los
9 años y medio y tan tarde como a los 14 o 15 años. Igual ocurre en la aparición
del vello pubiano. El retraso del desarrollo, por lo general de origen familiar-
constitucional, se ha estudiado entre aquellos aspectos físico que pueden
repercutir en los problemas neuróticos de adolescentes que participan en
“pandillas” de delincuentes juveniles. Las características psicosociales tienen,
como ya se noto, facetas comunes con los aspectos físicos de desarrollo y con la
situación de interrelación personal del adolescente en su ambiente.
Desde el punto de vista psicológico y social, la adolescencia es el estado
intermedio entre la infancia y la edad adulta que exige al individuo ciertos
requisitos para ser catalogado como tal. En nuestra cultura occidental el cambio
de niño a adulto demora unos años y en general se supera sin dejar mayores
problemas. Muchos adultos, ciudadanos distinguidos en su campo de actividades,
recuerdan con cierto sentido del humor sus dificultades de adolescentes. La
llamada “crisis puberal”, a veces tormentosa, hace temer consecuencias para la
edad adulta. Sin embargo, un poco de rebeldía y desorientación son situaciones
naturales, máximo si se ha llegado a esta edad con ciertos principios elementales
de convivencia humana. “Nada sucede en la adolescencia que se haya preparado
en la infancia” es una frase muy conocida. Cualquier edad puede tener su “crisis”.
Es mejor concebir la adolescencia como el periodo de la vida que es emocionante,

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hermoso y trascendente, en el cual se están revisando los valores infantiles y
adoptando otros que van a configurar la personalidad madura. Este ensayar,
probar y adquirir nuevos valores da la oportunidad de vivir experiencias
inolvidables.
El corte definitivo del “cordón umbilical” que amarra al niño a su familia, tiene
fatalmente que producirse. Duele porque se están perdiendo muchas cosas
aunque al mismo tiempo se ganen otras: la pérdida del cuerpo infantil, de la
imagen de una infancia más o menos cómoda y dependiente, de la seguridad de
un papá y una mamá que lo entienden y lo manejan. Aparece en su lugar un
cuerpo que molesta y presenta interrogantes futuros, el temor por las primeras
manifestaciones de una sexualidad que preocupa, la inquietud del trabajo futuro
en la vida, los cambiantes intereses vocacionales y laborales, las dudas
espirituales e intelectuales y otros similares.
Por lo general los padres ayudan poco: no es raro que sean rígidos, sobre-
protectores o autoritarios; que exijan actitudes de “grandes” a la vez que los
definen como “todavía muy chicos”; que den demasiada libertad o la restrinjan en
extremo o que los traten como si fueran seres asexuados.
Los adolescentes necesitan que se entienda el por qué de sus cambios de humor
y de su manera de mirar el mundo que los rodea; que los adultos recuerden sus
propias dificultades al desarrollarse en esta edad; que los padres acepten que los
muchachos y sus niñas están preparando sus alas para volar y buscar por sí
mismos su ubicación en la vida, y que la protección familiar expectante es
necesaria y bienvenida siempre que no produzca un asentamiento en el desarrollo
personal. Cualquier actividad de los grupos escolares o extra escolares, que
promueve la discusión con los padres y los adolescentes sobre estos puntos
fundamentales, brinda una gran riqueza de información y presta una utilidad
práctica evidente.
El niño pequeño aprendió a recibir todo sin dar; luego empieza a aproximarse al
intercambio con las personas que lo rodean y a medida que va creciendo va
siendo más capaz de comunicarse con los demás y de participar en las acciones
de bien común en una forma solidaria. Así, progresivamente se va creando su

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sentido de responsabilidad, el autocontrol personal y la forma de llegar a ser capaz
de tomar decisiones justas.
El hombre es un ser social. Si no aprende a entenderse bien con otras personas
de su propio sexo, en el trabajo y la recreación, tendrá que enfrentarse con
obstáculos en su vida. El niño pequeño comienza su socialización en el hogar, se
entrena con los hermanos y con los familiares; a medida que crece, los grupos de
amigos van adquiriendo mayor importancia, le proporcionan oportunidades para
comunicar problemas y sentimientos comunes, para adquirir destrezas e intereses,
y para aprender a controlar su conducta social. En el adolescente, estos grupos de
una misma edad tienen una mayor importancia, en la medida en que las
relaciones con sus padres se van aflojando progresivamente, comienzan a
hacerse hostiles y surgen los conflictos por la diferencia de valores culturales. Por
ello es que se necesitan del grupo fuera del hogar, ser bien recibidos y ser
populares (se ha llegado a describir una “neurosis de popularidad”); no sólo se
busca la seguridad del grupo sino también la oportunidad de hacer algo por sí
mismo. Alguien ha escrito que no hay que olvidar que el adolescente es a la vez
“un niño que necesita protección y un rebelde arrastrado por el torbellino que le
domina”. Lo ideal que estos grupos no lo hagan demasiado dependiente, que lo
adapten sin que el adolescente pierda su propia individualidad. Todo depende de
la comunicación que él haya tenido anteriormente con sus padres; de no ser así el
adolescente puede caer en conductas antisociales como las descritas en los
grupos de drogadictos.
La comunicación temprana de padres e hijos tiene una importancia decisiva para
prevenir los conflictos que se producen más tarde. Hay un estudio de niños con
trastornos emocionales (con inteligencia normal) que revela el daño de la
sobreprotección por parte de la madre; se analizo la influencia de ciertos hábitos
como el darle de comer, vestirlos, bañarlos, acompañarlos al baño, etc. Hasta
avanzadas las edades de la segunda infancia (10 a 12 años), y se llego a la
conclusión de que este mal manejo entorpecería el desarrollo de la personalidad
infantil. Lo mismo ocurre en los grupos de niños que provienen de hogares con un
ambiente agresivo o demasiado “castigador”. Las situaciones conflictivas padres –

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hijos se producen por rechazo de ambas partes; los padres tratan de proteger a
los hijos y ejercen la autoridad de tal manera que dificulta el desarrollo.

Manifestaciones Psicosociales
A continuación, se resumen algunas de las características psicosociales más
sobresalientes de la adolescencia:
Independencia.
La lucha por lograr la independencia del medio familiar es en realidad una forma
de crecer y progresar en el desarrollo. Existe el deseo de independencia, pero al
mismo tiempo se está consciente de que se debe mantener una dependencia
familiar. Se produce el alejamiento de los padres para buscar otros grupos fuera
del hogar. Alguien describió en una ocasión, como el niño pequeño ve a su mama:
la mas bonita del mundo; a su papá: el mas inteligente; su casa: la mejor del
vecindario; mas tarde, a los 14 o 15 años: su mamá anticuada, papá “así-así”, su
casa “horrible”; a los 20 años todo cambio otra vez y una frase lo resumía: “hay
que preguntar a los viejos, algo saben”.
La rebeldía con relación a la sociedad y a los adultos en general es también una
lucha por lograr la independencia. En cierto grado es una cualidad positiva que
debe ser orientada en forma creadora. El adolescente observa, revisa, critica
discute. Desea comer y vestirse a su gusto, escuchar su música, encontrar su
propia manera de recrearse.
Es frecuente que recuerde situaciones de injusticia que le ocurrieron en la infancia,
especialmente aquellas de agresión a su cuerpo (palizas), por miedo a ser
destruido. La rebeldía aparece con mayor intensidad cuando tiene poca confianza
en si mismo y cuando los padres siguen manteniendo las riendas cortas. Según
expresión de ellos, es el tiempo de que les deje “caminar dentro de sus propios
zapatos”.
Junto con alejarse de los padres y rechazar sus proyectos, consejos, opiniones y
sistemas de vida, buscan ayuda y cuentan sus confidencias a otras personas con
las cuales no están atados emocionalmente: con ellos pueden expresar sus
sentimientos más íntimos. Un padre inseguro que muestre falta de confianza lo

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volverá mas tenso. Afortunadamente los adolescentes en general adquieren
independencia sin mucha ansiedad.
Reconocimiento de la Autoridad. Hay que diferenciar la autoridad del
autoritarismo. Precisa que haya ideas claras entre lo que esta bien y lo que esta
mal. Con frecuencia se da cierto grado de actitud desafiante del adolescente, una
necesidad de oposición a las normas establecidas para él. Aparecen conflictos
familiares cuando el desafió se convierte en batalla.
Inseguridad. La inseguridad se revela en la falta de control de la agresividad,
las bravatas y la fanfarronería que pueden surgir son formas de miedo y de
inseguridad. Se observa una gran tendencia a sentirse humillado, o el temor de
hacer ridículo en las reuniones de grupos; ejemplo típico es la timidez
característica de las primeras fiestas juveniles.
Labilidad. La labilidad se manifiesta como la facilidad para cambiar de opinión
con el natural cambio del estado de animo. Representa una ventaja porque no es
difícil vencer la resistencia si dan razones justas y valederas en un clima de afecto
y comprensión, y se logra así la apertura al dialogo y la confidencia. La vida vuelve
a sonreír de nuevo. El maestro o el profesional de la salud que puede ser un
tranquilo oyente que no lo interrumpe, ni se muestra extraño o impaciente para
recibir la confidencia ayuda mucho.
Preocupación respecto al futuro. Se sueña con un nivel de aspiraciones
que pueden ser inadecuados a la capacidad intelectual o quedar corto por el temor
de no poder alcanzarlo aun cuando parezca posible. Llegar a estudiar mas es la
meta de la mayoría, ya que esto facilita mejores posiciones laborales.
El Amor como fuente de preocupación. El amor adolescente ha sido
descrito como el tipo de amor idealizado, el enamoramiento “ciego” en el cual se
sobrevaloran las cualidades del ser amado, no se captan los valores y defectos
sino de acuerdo con la imagen que el enamorado quiere formarse. La persona
amada se siente estimulada por esta alta valoración y trata de responder a este
concepto.
El enamorado, por otra parte, vive mostrando sus mejores cualidades, haciendo
un esfuerzo que le hace perder el sentido real de sus limitaciones y defectos.

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Para convertirse en amor verdadero entre dos personas auténticas tiene que
producirse un cambio de donde resulte la aceptación de la persona total. Con sus
cualidades y defectos propios. Si esto no ocurre, si no se logra superar la imagen
de la persona ideal, se puede llegar a la separación dolorosa para el enamorado,
que culpa al ser amado de los errores. Mas adelante iniciará una nueva relación,
pero ahora quizás con desconfianza.
La ansiedad por los problemas amorosos puede afectar los estudios. Y esto
acentúa el problema con los padres que se miran mas desconfiados. El
adolescente puede entonces comenzar a presentar síntomas de dolencia física
(dolores de cabeza, dolores abdominales y otros), cuya raíz es el estado de
ansiedad. La mayoría resuelve bien sus problemas; unos pocos tendrán
dificultades que irán superando con el tiempo. Sea cual sea la causa de la
ansiedad, los adolescentes necesitan la oportunidad de expresarse y encontrar
comprensión que los ayude a desarrollar confianza en ellos mismos y actitudes
mas maduras. No es raro que exista un fondo de resentimiento y de rabia (o de
culpa) hacia uno de los padres. Dejarlos expresarse significa hacer algo útil para
evitar daños mayores.
Los impulsos sexuales que acompañan al amor adolescente alcanzan gran
intensidad. Especialmente en los muchachos y se expresan en una acentuación
de la masturbación o en el contacto sexual transitorio. Tienen motivaciones
diferentes para la niña y el varón; en ella llevarán envuelta toda su afectividad rica
en ternura “en amor romántico”, sin estar mayormente comprometidas sus
necesidades eróticas. En el joven los impulsos lo llevan a sentir su urgencia en
forma independiente y muchas veces en contra de sus aspiraciones
sentimentales. Para él, amor y sexo son muchas veces dos cosas completamente
diferentes. Ella llega al acto sexual para reafirmar y dar mayor fuerza a su amor; el
está empujado en gran parte por su necesidad de afirmar su varonilidad.
La sexualidad infantil o inmadura tiene semejanzas y diferencias con la sexualidad
adulta; el adolescente esta en vía de pasar de una a la otra. La infantil se
denomina ambivalente (ambos valores) “si alguien me da satisfacción lo acepto, lo
amo; sin embargo, me proporciona desagrado, y no me da satisfacción, lo

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rechazo, lo odio”. No hay términos medios; se continúa buscando la forma de
relación con la madre de las primeras etapas de la vida, es decir la propia
satisfacción personal egoísta. La relación adulta lleva al mismo tiempo a buscar la
satisfacción personal y la del sujeto amado: “si no me da, lo acepto porque
también lo amo”.
Masturbación. La masturbación aparece en esta etapa como una
manifestación importante y normal de desarrollo, la cual guarda mucha relación
con las expresiones afectivas y sentimentales descritas en el acápite anterior. Es
una búsqueda de satisfacción en sí mismo, que puede presentarse a edades más
tempranas por la exploración del cuerpo infantil y por curiosidad; mas adelante, ya
empieza a asociarse con fantasías relacionadas con personas.
Se esta universalmente de acuerdo en que la masturbación no produce daños
físicos ni psicológicos, también se está de acuerdo en que la sensación de daño o
culpa, o sea el miedo, lleva implícita la posibilidad de castigo, que en psiquiatría se
relaciona con el miedo al daño de los órganos genitales. La prohibición cultural
que se le impone al individuo puede acentuar la tendencia a masturbarse,
especialmente si se trata de una persona con algún problema emocional o
afectivo.
Si la masturbación es un fenómeno normal de desarrollo, si se considera como
una forma de dar alivio y desahogo a las tensiones sexuales y si la sensación de
culpa o miedo lleva involucrado el peligro de trastornos en la esfera emocional,
resulta definitivamente impropio rodearla de ideas preconcebidas y del temor que
es potencialmente dañina. No lo es, por el contrario, desde el punto de vista de la
salud mental puede constituir una válvula de escape necesaria y saludable
mientras se dan las condiciones para realizar el acto sexual en la pareja.
Las publicaciones que apoyan la idea de daño o de culpa, pueden producir un alto
grado de ansiedad cuando a pesar de la advertencia, el adolescente cae
nuevamente en la práctica. El conflicto tiene que resolverse, tan pronto como
aparezca, por medio de una discusión abierta con los adolescentes en el círculo
familiar, en la escuela, en los grupos con profesores y religiosos. En una
conversación a solas, un adolescente puede atacar directamente el problema.

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Hablar claro y, en fin, un tercero puede que no se atreva a sacarlo a la luz. En este
último caso podría preguntarse con naturalidad: ¿algo te preocupa? ¿Es la
masturbación lo que te molesta? Muchos jóvenes de tu edad tienen esa
preocupación (Hay que explicar el termino masturbación por si no se entiende).
Es un tremendo alivio para los adolescentes el hecho de que se les hable del tema
abiertamente y con naturalidad; y no solo que pueda hablarse de él, sino que
sepan que, a pesar de eso, ellos siguen teniendo nuestra aceptación y nuestro
respeto. Cuando se les sugiere que se interesen en otras actividades, no debe
hacerse de tal forma que implique que sea esa la única manera de canalizar esta
fuerza hacia otros modos de expresión. Deben presentarse estas actividades en
primer lugar porque son valiosas en esta etapa de desarrollo y secundariamente
para ayudar al deseo propio de reducir la frecuencia masturbatoria.
Algunos psiquíatras infantiles piensan que el término “excesivo” es poco
aconsejable. Dicen: la masturbación es dañina o no lo es; no es cuestión de si es
deseable o no, o si un poquito esta bien, pero mucho no. Cuando el habito lleve a
una practica demasiado frecuente, es seguro, según los especialistas que el
individuo tiene algún tipo de ansiedad por alguna otra causa, y hay que
investigarla. Por otro lado, no todos los que se masturban tiene ansiedad por el
hecho de masturbase; puede existir un conflicto que resulta en un estado tensión
por otra causa. Podrían ser las fantasías que acompañan a la masturbación, los
temores naturales del desarrollo sexual, o la confusión de asegurar la propia
masculinidad. La mayor parte de las veces, un adulto en quien se tenga confianza
puede ser el guía que resuelve las dudas, pero si el adolescente continúa
rechazando su maduración adulta puede necesitarse la asistencia profesional.
La masturbación pasa a constituir un signo de que “algo anda mal” cuando, por
ejemplo, un adulto la prefiere y la reemplaza definitivamente por la relación sexual
personal, sea porque tiene dificultad para la realización del acto sexual o porque
no puede llegar a esa relación por el miedo que le produce. Hay en este caso
temor inconsciente a la aproximación a la realidad que debe investigarse en un
estudio psiquiátrico; esta descarga genital fácil puede llegar a constituir un habito
que aísla mas el individuo.

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Encuestas de opinión de diferentes medios sociales revelan que, prácticamente el
100% de los hombres que realizan una vida sexual normal, han recurrido a la
masturbación en alguna oportunidad; las razones que se dan son muy variadas:
ausencia de la mujer, aislamiento temporal en ciertas profesiones (marinos,
comerciantes viajeros), en las cárceles y otras.
Para la mujer los porcentajes que se dan son, en general, más bajos y con
grandes variaciones en las diferentes encuestas, 40% al 70%.
La experiencia de trabajo con adolescentes escolares de enseñanza media y
superior, revela, en las niñas, mayores frecuencias de prejuicio y vergüenza para
referirse a la masturbación. No es raro que esa pregunta no tenga respuesta.
La Homosexualidad Transitoria
El comportamiento homosexual transitorio de la adolescencia necesita ser
comprendido en su justa dimensión. Es bien conocido el hecho fisiológico de que
ningún macho es completamente masculino y ninguna hembra completamente
femenina. Cada sexo, en su camino a la maduración fisiológica sexual pasa por un
periodo de "falsa homosexualidad" que se presenta en los distintos individuos con
intensidad y duración muy variable. Hay adultos que pueden empeorar la situación
de conflicto en estos adolescentes, motivados talvez por sus propias tensiones
interiores.
Los adolescentes mismos hacen más difícil la situación de aquellos que están con
el problema porque tienden a excluirlos de los grupos, esto los expone a rematar
en verdaderos estados homosexuales. Lo menos que pueden hacerse por estos
jóvenes es ofrecerles la oportunidad de poder salir de esa situación por medio de
la ayuda comprensiva y el manejo tranquilo, considerando el proceso como una de
las variantes del desarrollo. Aunque la falsa homosexualidad sea transitoria debe
hacerse siempre la consulta de orientación, que sirve de apoyo en la expresión de
las inquietudes y al mismo tiempo permite explicar el fenómeno y dar información
sobre el sexo. No hay que confundir este comportamiento homosexual transitorio
con la verdadera homosexualidad.
Variaciones del Desarrollo

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El término variación se usa, dentro del tema del desarrollo humano para calificar la
desviación de un tipo dado, que no llega a constituir una anormalidad o hecho
patológico. Los niños que se desvían de ciertos marcos rígidos, definidos
antiguamente en base a una edad determinada son con mayor frecuencia de los
que se podría esperar candidatos en tratamientos especiales con hormonas
muchas veces perjudiciales. En las familias se administran cada vez con más
frecuencia medicamentos de este tipo sin consulta técnica responsable.
El desarrollo emocional y el acelerado cambio de las estructuras corporales se
influyen recíprocamente; cualquier problema psicológico no resuelto puede
repercutir en el desarrollo físico, así como enfermedades del cuerpo pueden servir
de punto de partida para trastornos emocionales. Si tomamos en cuenta que a
esta edad los adolescentes no tienen bien claros los conceptos del propio
desarrollo físico ni de sus manifestaciones normales de tipo sexual, se ve la
necesidad de aclarar los conceptos empezando por lo que se espera como normal
en el desarrollo físico o biológico.

Variaciones Biológicas del Desarrollo


El desarrollo sexual de la jovencita. La niña que comienza a menstruar dice que
empieza a enfermarse y no parece difícil que se sienta enferma y que acuda a
consultar. La información que recibe en algunos casos llega ser pintoresca e
inconscientemente tiende a verlo todo aumentado el sangrado “excesivo” descrito
no resulta ser tal cuando la madre observa el número y la clase de toallas
higiénicas usadas; la cantidad de Días entre dos menstruaciones no se ve tan
irregular cuando se anotan las fechas, los coágulos descritos tampoco se
comprueban, el dolor menstrual no es tan “espantoso” que no ceda con cualquier
sedante suave o simplemente cualquier tableta aún sin efecto calmante ni
sedante (las primeras menstruaciones son casi siempre indoloras). Por lo
general, las primeras menstruaciones son difícilmente aceptadas como un hecho
natural del desarrollo. A veces se observan actitudes de rechazo, como por

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ejemplo “el vello sexual es sucio y feo” “El desarrollo mamario es tremendo sin ser
tal” “Es una desgracia estar indispuesta”.
Las irregularidades en el ritmo menstrual durante los 2 a 3 primeros años después
de iniciarse la menstruación no tienen importancia patológica puesto que se
necesita tiempo para que se complete el desarrollo de óvulos maduros puede
ocurrir que este no alcance a romper la corteza ovaria y quede en una vía de
madurar. Después de la primera menstruación pueden presentarse ritmos muy
distanciados, cada 2 o 3 meses. Con frecuencia, las irregularidades acentuadas se
asocian con el mal estado de su nutrición general (a veces también por parásitos
intestinales) y con estados de tensión emocional por otra causa. El rápido
sobrepeso, o el régimen de adelgazamiento extremo pueden producir
irregularidades a cualquier edad. Un estado de tensión o ansiedad, como la salida
de vacaciones, el periodo de exámenes escolares, la muerte de un ser querido,
pueden provocar muchas veces retrasos o desaparición transitoria de las
menstruaciones sin que exista una “alteración glandular”.
El dolor menstrual gran cantidad de consultas medicas en las cuales no se prueba
anormalidad. En la mayoría de los casos tienen un telón de fondo emocional. Esto
se observa en los grupos de niñas en tratamiento por problemas psicológicos o
siquiátricas que se envían a medicina o a ginecología por esta causa sin que
exista una enfermedad física. El miedo, el rechazo subconsciente de la
maduración sexual, por la mala información sobre el proceso natural y progresivo
del desarrollo, tienen una influencia decisiva en la reacción de la niña.
El desarrollo sexual del varón. Desde la iniciación de los signos de la pubertad,
los preadolescentes se muestran muy preocupados de observar el progreso de los
signos varoniles y se comparan permanentemente con niños de la misma edad.
No es raro que lleguen a la consulta médica a pedir un certificado
para eximirse en gimnasia con cualquier pretexto, cuando en realidad (lo confiesan
después) lo que los angustia es la vergüenza de aparecer ante sus compañeros
como” poco masculino”. El tamaño de los genitales lo relacionan erróneamente
con las posibilidades futuras de realizar bien la actividad sexual y el caso más
frecuente es el del niño obeso, en el cual, el aumento de la grasa de la región del

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pubis, hace aparecer el pene más pequeño y el que un testículo esté más abajo
que el otro no significa que la persona sea anormal.
El aumento del tejido glandular mamario, que normalmente existe en el varón es
discreto, se presenta en forma transitoria entre los 14 y 16 años y se acompaña de
pigmentación un poco más oscura de las aureolas mamarias; se llama
Ginecomastia adolescente para diferenciarla de la Ginecomastia por lesión del
testículo, más rara de encontrar y fácil de diagnosticar por el examen de los
genitales y por el progreso demasiado lento de otros signos de virilización. La
ginecomastia adolescente moderada constituye un proceso fisiológico del
desarrollo, y no lo que los adolescentes se imaginan por considerarse poco
masculinos. Puede aparecer en un lado o en los dos por la diferente sensibilidad
de los tejidos a la acción de las hormonas; estas hormonas son producidas por el
testículo normal. No hay que confundir el aumento del tejido a tomar el aspecto de
mamas femeninas. Parece haber una relación directa entre la desnutrición la
aparición de ginecomastia adolescente más acentuada y de mayor duración. El
tratamiento por tanto consiste en mejorar el estado nutritivo, particularmente en las
carencias de proteínas.

Variaciones del desarrollo para ambos sexos


El acné juvenil, la seborrea, la alopecia (caída del cabello) tiene usualmente
tanta importancia para los adolescentes que pueden llegar a constituirse en fuente
de desesperación y angustia. La gran preocupación es el interrogante de cómo los
ve el grupo, lo que podría implicar mayor o menor aceptación por parte de los que
los rodean, falta de popularidad o de éxito. Existe una relación evidente entre las
alteraciones de la piel y los trastornos emocionales o situaciones difíciles de
sobrellevar. Un ejemplo de ello se ve en algunos casos psiquiátricos en
tratamiento; por ejemplo, grupos de toxicomanía, cuando vuelve a aparecer la
tensión emocional.
Los problemas nutricionales, particularmente del tipo de la desnutrición, tienen alta
frecuencia en el medio latinoamericano, debido especialmente al aporte
insuficiente de alimentos ricos en proteínas y en sales minerales, indispensables

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en la adolescencia. Si se agrega la frecuencia de diarreas y de parásitos
intestinales, se aplica la alta incidencia de talla baja, defectos óseos, aspecto de
carencia y falta de peso calculado para la edad y la estatura. Además, se han
publicado estudios sobre el aumento importante de la obesidad. Todo esto incide
en el desarrollo de la personalidad y en el rendimiento escolar tanto como en la
salud física.
La obesidad no es sinónimo de buena salud. Los antecedentes de escaso
consumo de alimentos esenciales para el crecimiento y desarrollo normal y la
presencia de los signos físicos de carencias nutritivas son de alta frecuencia.
El adolescente obeso por lo general no es un “gordo feliz”. Se le observa a
menudo decaído, participa poco en los grupos, se aísla en la escuela y puede
llegar a tener serias dificultades en sus futuros desarrollo personal. Con
frecuencia presenta estados de ansiedad y depresión que lo incitan a comer en
exceso y a toda hora. Los antecedentes de vida sedentaria pocas veces faltan:
elige entretenciones que lo mantienen solitario y quieto, la TV lo aísla aun más,
viene a la consulta más bien por conseguir el certificado de exención de
gimnasia (lo cual empeora el cuadro general); tiene vergüenza de desvestirse
para recreación deportiva, etc. Se ha descubierto una relación directa entre el
cuadro clínico descrito como “obesidad enorme” y algunos factores de
sobreprotección familiar que ensombrecía el pronóstico de la obesidad.
El problema del adolescente obeso no puede resolver con la sola
indicación de comer menos o con la entrega fría e impersonal de una lista de
alimentos permitidos y prohibidos. Importa en esta edad averiguar: ¿Por qué
se come en exceso?, ¿Qué factores diferentes de un individuo a otro están
interactuando?, ¿Existe la posibilidad de buscar el alimento como una fuente de
seguridad y satisfacción de algo que no ajusta bien?

Variaciones Psicosociales Del Desarrollo


El enfoque del tema se dirigirá a las variaciones psicosociales y sociales que
se observan en la etapa de desarrollo sexual y que es necesario discutir. El
desconocimiento de los hechos normales y las opiniones erradas y creencias

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llenas de tabúes creencias y mitos del medio cultural pueden repercutir
desfavorablemente en el desarrollo psicológico.

La Pornografía. El interés por la pornografía es un fenómeno directamente


asociado con la adolescencia. La Pornografía al alcance de los jóvenes puede
crear problemas en los que no han recibido adecuada información sobre el sexo.
Su curiosidad natural los lleva a buscar información a donde la encuentren.
Hay investigaciones que muestran la relación directa entre las manifestaciones de
una sexualidad anormal (Individuos que han cometido delitos de violación o
ataques sexuales a niños) y sus antecedentes de vida familiar donde se prohibió
hablar de sexo.
Un gran porcentaje de estos ofensores sexuales no habían sido expuestos a la
pornografía durante su desarrollo. Supuestamente la mayoría de ellos recibió la
primera información en la calle o en medios de difusión al alcance de todos. Y los
adolescentes que, como ya se anotó están conociendo, analizando, probando y
adquiriendo nuevos valores, pueden involucrarse en formas degradantes de
relación sexual sin antes no han tenido claros los conceptos de su significado en el
ser humano.
Esta situación de ignorancia del desarrollo de la sexualidad humana se observa a
menudo si se analizan las preguntas de los adolescentes. Veamos algunas de las
extraídas de las fichas clínicas de un consultorio de adolescentes: "¿Vengo
porque necesito que me examinen los genitales, puedo tener alguna señal de
homosexualidad, si tuve una sensación agradable cuando mis compañeros me
tomaron a la fuerza y me obligaron a un acto sexual con uno de ellos, es porque
soy homosexual “verdad? “Que te parece la transformación de hombre a mujer
que trae hoy el periódico, debe ser interesante, si uno quiere cambiarse de sexo
no sería mejor ahora que es tiempo, ya que no he cumplido los 16 años” ; “Debo
ser lesbiana sin darme cuenta, he soñado dos veces que me he casado con mi
compañera de banco escolar” ; “Y porque cree usted, que yo voy a tener el valor
de contarle a mi papá de mi impotencia sexual; si él dice con orgullo que se hizo
un hombre mucho antes de los 16 años y yo ya los cumplo pronto, y no soy capaz

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todavía!”; “Mis compañeros me hicieron una colecta de dinero para que viniera a la
capital a consultar porque dicen que debo tener algo anormal: cada vez que me
masturbo caigo a la cama por dos días sin poder moverme”.
Es posible pues, que el analfabetismo en las materias de desarrollo sexual y la
natural curiosidad de la edad lleva a los niños y adolescentes a buscar información
donde la encuentran. Hoy día la actitud de los padres de que se informen solos,
“Como ellos” parece ser un poco más peligrosa.
No se gana mucho con dictar leyes que prohíban el material pornográfico para los
adultos; pero lo que si debería existir es el control sobre la distribución y de
difusión a los jóvenes a los niños. Lo mismo vale para el control de la asistencia de
la juventud a los espectáculos especialmente a los llamados “Porno-shows”. En
ambos casos se presenta la sexualidad en una forma deshumanizada que rebaja
al ser humano y le quita todo sentido a la significación del amor de una pareja que
se compromete en un proyecto de mucha realización, plena y estable.

Madurez Precoz. La idea de hacerse hombre o mujer temprano para


asegurar así una buena capacitación sexual futura, es uno de los factores que
podrían entorpecer el sano desarrollo global. Por lo general el desarrollo
psicológico esta aun muy lejos de llegar a garantizar los requisitos mínimos
para la realización del acto sexual. No es conveniencia empujar al
adolescente a adquirir experiencia en relaciones sexuales para las que
todavía puede no estar preparado, por su inmadurez emocional. La relación
sexual precoz puede significar, especialmente para el joven, la forma de
“probarse” a si mismo su virilidad, y puede acarrearle mas conflicto que
ventaja, mayormente si la prueba falla. Dejando a un lado la sanción social, el
medico puede encontrarse con dramas de desilusión, reacciones depresivas y
aun intentos de suicidio que dejan huellas en el desarrollo futuro. Este “amor”
sin compromiso personal profundo y estable puede perturbar la reacción
futura normal frente a la pareja.
Impotencia. Las consultas por “impotencia sexual” en adolescentes muy
jóvenes tienen que ver también con lo anotado arriba.

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Deficiencias Glandulares. Las niñas consultan por su problema de
seudo deficiencia glandular, pues según la opinión popular la irregularidad
menstrual significa mayor posibilidad de esterilidad futura, y no es raro que se
expresen en términos como: “así le ocurrió a fulana o zutana y nunca pudieron
tener familia”. En estos casos, el miedo las empuja a imaginarse una
enfermedad.
Ambigüedad Sexual. La duda de sufrir algún tipo de ambigüedad sexual o
el miedo de rematar en ella asaltan con cierta frecuencia a los adolescentes,
que llegan angustiados a consultar porque se creen con tendencias
anormales. La profusión de literatura sobre aberraciones sexuales, la
publicidad exagerada de los impresionantes cambios de sexo, los “porno-
show” comentados en diarios y revistas, tiene un efecto desastroso en
algunos adolescentes, especialmente los más jóvenes.
Los muchachos refieren su temor porque recuerdan situaciones de juegos
sexuales en su infancia, en las cuales hubo sensaciones placenteras, porque
son motivos de burla por su aspecto físico, porque les han hecho
proposiciones deshonestas que los convierten en “sospechosos”, porque
fueron forzados a una relación de tipo homosexual que no les fue repugnante
como esperaban, o porque no avanzan en su desarrollo puberal y la voz se
mantiene feminoide. Las niñas porque sus menstruaciones desde un principio
fueron “malas”, porque sueñan “cosas raras”, porque se sienten mejor con su
“amiga del alma” que, con nadie en el mundo, o porque su primera relación
sexual fue “horrible”, etc.

Conflictos de relación. Los conflictos familiares, escolares o con el grupo


social motivan consultas cuando se producen situaciones desesperadas. Son
los padres, los maestros o los miembros de grupos juveniles los que llegan a
la consulta a pedir ayuda.
Naturalmente que no es fácil tratar los casos, o al menos poder llegar al
diagnostico social, porque faltan los recursos suficientes y que la comunidad
este organizada para prestar la ayuda técnica que se requiere. La

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comunicación padres-hijos debe existir desde una edad más temprana que la
adolescencia, con el objeto de prevenir conflictos posteriores. Hay dos tipos
de situaciones extremas: los padres sobreprotectores que lesionan el
desarrollo de la personalidad infantil sin darse cuenta, y el ambiente familiar
agresivo y castigador, carente de afecto. Los problemas con el grupo social
pueden originarse en el adolescente y/o en el grupo social. Por un lado, los
padres y la limitación de expectativas futuras, y por otro lo que la sociedad
ofrece al joven, en cuanto a oportunidades educacionales, laborales, de salud,
de recreación y otros. Aun cuando se presente el conflicto padres-hijos, los
adolescentes tienden a adoptar los mismos valores tradicionales de sus
padres.
La Delincuencia Juvenil. La delincuencia juvenil ha sido analizada desde
muchos ángulos y desde todos lo niveles de la sociedad. Los factores que la
influyen son innumerables, pero nunca deja de destacarse la importancia de la
vida familiar. La presencia y el afecto por igual de la madre y del padre en los
primeros años de la vida se consideran de suma importancia. La incorporación
laboral activa de los muchachos y las niñas con problemas, ayuda a la
rehabilitación psicológica, porque crea condiciones favorables para facilitarles
la búsqueda de identidad cuando hay problemas no resueltos en su vida. La
dificultad esta en encontrarles empleo y en lograr que lo mantengan. Tal vez
sea una cuestión de ganar su confianza, mostrándoles un genuino interés por
ayudarlos. En algunos países se trabaja con la “pandilla” de adolescentes,
estableciendo ciertos principios de tratamiento global del problema. Se
penetran en las pandillas entablando durante años una relación con los
individuos. Hay quienes opinan que el encarcelamiento es contraproducente,
que la desconfianza origina el delito y la confianza lo evita; de allí el
tratamiento de la libertad vigilada. El joven antisocial, según los especialistas,
necesita encontrar cuanto antes la persona que lo ayude y que pueda,
ganando su confianza, llevarlo a interesarse por participar en grupos más
sanos, con metas atrayentes que lo estimulan y lo lleven al deseo de
realizarlas de acuerdo con sus capacidades e intereses.

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Drogas. El consumo de drogas tiene un carácter universal; algunos países lo
reconocen, otros no. La sensación íntima de aparente liberación que producen
las drogas hace que el adolescente las consuma, en un intento por evadirse
de la realidad. Se vive en el presente sin importar el futuro o el pasado. La
inhalación de marihuana tiene efectos parecidos a los del alcohol, pero
después se produce el aislamiento entre el individuo y su grupo, con cierto
sentimiento de angustia y decaimiento de las funciones intelectuales, a veces
a desinterés frente a situaciones de responsabilidad. Este desinterés y el
deterioro del rendimiento escolar consecuente es un factor de gravedad en el
desarrollo del individuo en este periodo de la vida.
Entre las causas de mayor frecuencia que se citan en la afición juvenil a las
drogas se han descrito: la curiosidad, el deseo de imitación para crearse un
lugar dentro del grupo, el sentimiento de inseguridad característico de la
adolescencia, el deseo de disminuir las tensiones por los cambios de éste
periodo, el escape de los problemas familiares o escolares que a veces se
produce, la oposición y rebeldía y otros más específicos.
Lo grave del problema de la drogadicción es el aumento hacia las edades
menores y su extensión a los estratos socioeconómicos más débiles. En estos
se recurre a tóxicos de bajo precio, como son las inhalaciones de neoprén y
otros que producen desastres y hasta son causa de muerte.
La prevención real y eficaz del problema de la drogadicción por lo general es
difícil. Los medios de comunicación masiva (prensa, TV, radio) entregan
información que no es siempre bien dirigida y que más bien promueve la
continuación del hábito, porque dan la información que los jóvenes buscan.
Los equipos profesionales de la salud se quejan por lo general de esta
divulgación mal orientada.
En síntesis, el tratamiento de los problemas psicológicos y sociales de los
niños y adolescentes debe ser motivo de estudio y planificación especial de
alto nivel en todos los países. Las múltiples causas de justicia, de desarrollo
comunitario, laboral, etc., que deben trabajar hacia las metas comunes de
prevención, curación y rehabilitación. En cuento el consultorio medico, se esta

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de acuerdo en el rendimiento de la terapia de grupos, a veces mejor que la
individual. La necesidad de vínculos amistosos mantiene a los pacientes en
el grupo mientras dura el tratamiento. Los clubes juveniles operan
favorablemente en la rehabilitación. El sistema de consultas abiertas para
escolares de 14 a 17 años, en un clima amistoso y confidencial en la
información y la orientación que ellos buscan, mejora sus relaciones con los
padres y los maestros y por su puesto el rendimiento escolar. En muchos
países existen centros urbanos y rurales para acoger a oportunidades de una
cultura general. Todos estos programas son de alto costo, y de ahí que
prosperen con lentitud en nuestros países.

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