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Curso: Historia del Derecho –Segunda parte

Septiembre 30 y octubre 1 de 2015

Protocolo del texto: Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad. Los motivos de un debate”, en: Congost
Colomer, R. y Lana Berassain, José Miguel, Campos cerrados, debates abiertos. Análisis histórico y
propiedad de la tierra en Europa (siglos XVI-XIX), Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2007, pp. 21-
52
Elaborado por: Sonia M. Jaimes (Historiadora)

DE USO EXCLUSIVO PARA LOS ESTUDIANTES MATRICULADOS EN EL CURSO

En un capítulo de cuatro partes, R. Congost —doctora en historia y especialista en


historia económica y estudios agrarios europeos adscrita a la Universidad de Girona
ubicada en Cataluña— se centra en analizar cómo se ha estudiado el problema de la
propiedad en la iushistoriografía europea contemporánea. Señala que este tópico a inicios
del siglo XXI, ya no es moda, como lo fuera en la década del setenta del siglo XX, cuando
desde el marxismo más clásico, economistas y otros profesionales de las disciplinas
humanas, buscaron respuestas en el pasado a las tensiones y los problemas de las
desigualdades contemporáneas.

Congost, sostiene que el estudio de la propiedad es una manera de explicar la compleja


realidad en sus múltiples dimensiones, de modo que estudiando el problema de la propiedad
es posible comprender las lógicas sociales, económicas, políticas, culturales, ideológicas y
jurídicas con las que se cohesiona una sociedad. Así las cosas, R. Congost, se pregunta:
¿Por qué y cómo cambia la propiedad históricamente? A fin de responder este problema,
parte de la siguiente hipótesis: “las condiciones de realización de la propiedad, que pueden
ser muy diversas entre sí, son el resultado de múltiples facetas de la actividad humana”1.
Con ello la autora quiere subrayar la trascendencia de considerar tanto lo legal como los
aspectos extralegales con los que las personas cotidianamente acceden a los recursos, la
manera como cada sociedad distribuye las rentas dos aspectos que integran las nociones
derechos de propiedad y derechos de uso; éstos últimos son también —dice Congost—, una
manera de ser propietarios sin tener tierra en sí. Es en este contexto que el método de la
historia comparada es fundamental, para comprender cómo las personas construyen sus
ideas sobre lo que es la propiedad, pero sobre todo para entender cómo esa idea se
materializa, es decir, se transforma en obra.

En aras de discernir sobre la propiedad como obra, R. Congost resalta que lo menos
recomendable es estudiar el problema de la propiedad desde la perspectiva de la historia
lineal, pues ella niega la existencia de la historicidad de los derechos de propiedad y su
complejidad, otorgándole a las concepciones de propiedad elaboradas en los siglos XIX y
XX todo el peso explicativo. Esto no sólo desconoce las formas de propiedad actualmente
inexistentes, sino que denota pragmatismo, simplicidad y desconocimiento de los procesos
históricos. Pensar linealmente la iushistoria es —a mi modo de ver— construir una forma
de pensamiento hegemónica con la que se ratifican los ordenamientos de poder político
occidentales derivados del pensamiento liberal moderno. De este modo, según R. Congost,
se ratifica al Estado liberal como el protector y garante de la propiedad, negando otros
procesos y otras formas legales que las sociedades usaron y usan, pensar la propiedad desde
un punto de vista histórico lineal le permite a las lógicas del capitalismo colonizar no solo

1
Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad..., p. 24.

1
Curso: Historia del Derecho –Segunda parte
Septiembre 30 y octubre 1 de 2015

Protocolo del texto: Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad. Los motivos de un debate”, en: Congost
Colomer, R. y Lana Berassain, José Miguel, Campos cerrados, debates abiertos. Análisis histórico y
propiedad de la tierra en Europa (siglos XVI-XIX), Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2007, pp. 21-
52
Elaborado por: Sonia M. Jaimes (Historiadora)

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tierras sino espacios legales y formas de pensamiento. Esta idea de alguna manera, se
reproduce en las lógicas del neoinstitucionalismo, sobre todo cuando de pensar al Estado se
trata.

Es en este contexto que R. Congost propone no pensar la historia de la propiedad


linealmente, pues esto reproduce el Estado-centrismo y el estatismo como las únicas vías de
ordenamiento sociopolítico, socioeconómico y sociojurídico. En vez de ello, considera que
la propiedad debe pensarse como una relación social de carácter histórico. De este modo es
posible observar “el carácter plural y mutante de los derechos de propiedad y de los grupos
sociales”2. El no contemplar la pluralidad y el cambio social encapsulado en las nociones
de propiedad, es lo que según R. Congost, termina por aumentar los conflictos sociales.

Lo anterior se explica porque: 1) “las leyes dictadas por los primeros gobiernos liberales,
a pesar de sus lenguajes aparentemente neutros (…) respondieron casi siempre a los
intereses particulares concretos de algunos grupos sociales, y se hallaron por lo tanto
condicionadas por la compleja realidad de derechos de propiedad existentes en las
sociedades objeto de estudio”, es por ello que cuando se asigna a los Estados liberales
modernos y contemporáneos la labor de protectores y garantes de la propiedad, sus
acciones terminan por ratificar los intereses de unos sobre el de otros, esta manera de
proceder desprotege a unos y encapsula injusticias que no logramos discernir. Por todo lo
anterior, R. Congost, sostiene enfáticamente que: “los derechos, inclusive los derechos de
propiedad, son reflejo y producto de las relaciones sociales”3.

Hay dos modelos de propiedad que seguimos en el mundo contemporáneo, uno de


origen francés el otro inglés. El primero, se refiere al triunfo de una propiedad perfecta,
libre, de cargas feudales. El segundo, alude a la propiedad individual, cerrada, que se
vincula con la superioridad económica de las grandes explotaciones4. Estas definiciones de
propiedad en realidad encapsulan al menos dos procesos históricos políticos y jurídicos
distintos, que se relacionan con dos maneras de proyectar el capitalismo y con dos formas
de concebir el poder político, en dos latitudes que históricamente han estado enfrentadas —
Guerra de los 100 años, por ejemplo, acaecida entre 1337-1453, en cierto modo vinculada y
originada en la Guerra de las dos Rosas acaecida entre 1455-1487—. Entonces, cabe
preguntarse: ¿cómo se concibe la historicidad de la propiedad en el mundo de tradición
hispana? Aquel mundo, que se remite al espacio geopolítico que se conoció, primero como
Imperio Español, y posteriormente, bajo las toponimias: España, Islas Canarias, América
Latina y Tailandia.

2
Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad..., p. 29.
3
Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad..., p. 31.
4
Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad..., p. 32.

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Curso: Historia del Derecho –Segunda parte
Septiembre 30 y octubre 1 de 2015

Protocolo del texto: Congost, Rosa, “La ‘gran obra’ de la propiedad. Los motivos de un debate”, en: Congost
Colomer, R. y Lana Berassain, José Miguel, Campos cerrados, debates abiertos. Análisis histórico y
propiedad de la tierra en Europa (siglos XVI-XIX), Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2007, pp. 21-
52
Elaborado por: Sonia M. Jaimes (Historiadora)

DE USO EXCLUSIVO PARA LOS ESTUDIANTES MATRICULADOS EN EL CURSO

De acuerdo con R. Congost, en el mundo de tradición hispana, aunque se inspiró en el


Código Civil francés y en la función del Estado liberal, en España los gobernantes liberales
se comprometieron a proteger y a hacer respetar los derechos de todo tipo, no así en Francia
donde se suprimieron todos los que no eran acordes con la idea de propiedad absoluta. Es
por esto que la cultura jurídica de tradición hispana, se apoya en la ideología de origen
Habsburgo, y poco menos en la de tradición borbónica. Es por esta razón que el debate
sobre los derechos de propiedad en la iushistoriografía de tradición española, ha sido un
proceso complejo y difícil, pues no hace ruptura radical con su propio pasado medieval.

Finalmente, la autora sostiene que para comprender cómo ha cambiado la propiedad,


tanto como conceptos o como obra material, es preciso considerar las diferencias
regionales, y los contextos sociohistóricos que le sirven de marco contextual. Es así cómo,
la propiedad intelectual es parte de una construcción más contemporánea en la que esa idea
de propiedad absoluta cobra cuerpo en el mundo de lo inmaterial pero tangible, y se
transforma en la medida que las sociedades lo hacen. Lo que Congost sugiere con sus ideas,
podría sintetizarse de la siguiente manera: lo sustantivo sin lo contextual es atópico y
anacrónico; lo contextual sin lo sustantivo es anecdótico.

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