Está en la página 1de 9

lo-mismo en- su pensamiento que en su sentir.

Shakespeare no
debió escribir nunca en la escuela ejercicios en defensa de la
virtud o impugnación del vicio- A ello debemos qui zá el acento
saludable y sin afectación de su moral dramáticá. Si queremos
conocer la fuerza del genio humano, leamos a Shakespeare. Si EL PLACER DE ODIAR
queremos conocer la insignificancia del saber humano, leamos
a sus comentaristas.
Desde donde estoy sentado, veo una araña rampando sobre el
suelo alfombrado de la habitaciónl no la que aparece tan cabal-
mente alegorizada en los admirables "Versos a una araña",25 pe-
ro sí de la misma edificante familia. Incauta, apresurada, viene
renqueando torpemente hacia mí, se detiene, ve de pronto la
sombra gigantesca anle ella y, sin saber si batirse en retirada o
seguir avanzando, observa al enorme enemigo. Pero como yo
no hago el menor movimiento ni inicio ofensiva alguna contra
la extraviada bandolera, como ella seguramente haría con cual-
quier mosca infeliz apresada en sus redes, cobra ánimos y se
aventura a proseguir adelante, con una mezcla de astucia, de
impudencia y de miedo. Al pasar junto a mí, levanto la alfombra
para ayudarla a escapar, contento de perderla de vista, y no pue-
do menos que estremecerme al recordarla una vez que ha de-
saparecido. Un niño, una mujer, un rústico, o bien un moralista
de hace un siglo, habría aplastado sin compasión a la sabandija.
Mi filosofía ha ido más allá: no le tengo ninguna mala voluntad
al bicho en cuestión; sin embargo, no puedo refrenar un movi-
miento de repulsión al verlo. El espíritu de malevolencia ha so-
brevivido al ejercicio efectivo de ella. Aprendemos a doblegar
nuestra voluntad y a conservar nuestros actos públicos dentro
de los límites de Ia humanidad mucho antes de Ilegar a poner
nuestros sentimientos e irnaginaciones en el mismo diapasón
de mansedumbre. Renunciamos a la demostración exterior, a la
violencia bruta, pero no logramos eliminar la esencia o princi-
pio de la hostilidad. No aplastamos de un pisotón al pobre bicho
(cosa que nos parecería bárbara y reprobable), pero lo miramos
con una especie de místico horror y de repugnancia sagrada.
Harán falta aún otros cien años de buena literatura y de pensa-

r5 Ve.sos de LeiSh llunt, 'l'o a Spider Running across a Roo'n", aparecidos en el


rcrccr nútrcro dc 'lh? Lib?tdl, ahr;|, 1823.

242 243
miento ahincado para curarnos del prejuicio y hacernos sentir blo inglés, cuya bilis ayudaban a desahogar en motes y dicte-
pof esa tribu ominosa un poco de the milk of human kindness26 rios! ¿Ño habian hecho acaso tanto daño? No; pero como siem-
en lugar de su propia esquivez y ponzoña. pre tJnemos un excedente de bilis, necesitamos algo en qué
La naturaleza parece realmente (y tanto más cuanto más la émplearlo. ¡Qué trabajo nos costó renunciar a nuestra pía creen-
observamos) hecha de antipatlas y contrarios; sin algo que odiar, cia en los fantasmas y las brujas, simplemente porque nos gus-
perderíamos el veneno del pensamiento y de la acción. La vida taba perseguir a las unas y asustarnos de los otros! No es tanto
se convertirla en una charca, de no sentirse agitada por el cho- la calidad como la cantidad de excitación lo que precisamos; no
que de intereses contrapuestos y pasiones desordenadas de los podemos soportar un estado de indiferencia y de tedio: el espí
hombres. La veta blanca de nuestro propio destino brilla más iit, pa.""" ábo.."cet el vacuum tanto como se suponía en otro
(y a veces aun sólo así se toma perceptible) cuando se hace en tiempo que hacía la materia. Hasta cuando el espíritu de la épo-
torno de ella la mayor oscuridad posible; como el arco iris, pinta ca" iestó es: el avance del refinamiento intelectual, en Pugna
sus colores sobre las nubes. ¿Es el orgullo? ¿Es Ia envidia? ¿Es con nuestras flaquezas naturales) no nos permite ya ponef en
la fuerza del contraste? ¿Es la debilidad o la malicia? El caso práctica nuestras veleidades de terquedad y venganz¿, tratamos
es que hay una secreta afinidad, u¡ ansia del mal en el espíritu ie revivirlas hablando de ellas y conservamos en la imagina-
humano, él cual siente un perverso pero delicioso placer en la ción los viejos ogros y fantasmas de nuestro terror y nuestro
maleficencia, fuente infalible de goce. El bien puro pronto se odio. Quemámos á Guy Faux en efigie, y el griterío y los golpes
vuelve insípido, falto de variedad y de vida. El dolor es un agri- los dinuestos de que es objeto este pobre muñeco harapiento
y-hecho
dulce que jamás harta. El amor, a poco que flaquee, cae en la de trapos y de paja constituye todos los años una verda-
indiferencia y tómase desabrido: sólo el odio es inmortal. dera fiesta en cada burgo de Inglaterra. Los protestantes y los
papistas no se queman ya unos a otros en la hoguera; pero nos
¿No vemos acaso en acción este principio dondequiera que
dirijamos la vista? Los animales se atormentan y mortifican uno iuicribimos u nu"vas édiciones del Libro de los mártires de
a otro sin misericordia; los niños matan las moscas para diver- Foxe,e y el secreto del éxito de las Novelas escocesa§ es más o
tirse; todo el mundo lee los accidentes y crímenes en el diario menos el mismo: nos vuelven a las querellas' rencores, estragos'
como su sección más atractiva; una ciudad entera corre a pre- congojas, entuertos y venganzas de una época y una humanitl¡d
senciar un incendio; nadie, en cambio, se alegra en el fondo de bárb'aias, a los prej;icios arraigados y a los enconos mortales
que lo extingan. Desde luego, es mejor que así sea, pero no cabe de las sectas y po.iidos religiosos o políticos, a las contiendas
duda de que disminuye el interés; y nuestras sensaciones parti- e intrigas de los clanes y caudillos. Alternativamente, sentimos
cipan más con nuestras pasiones que con nuestro entendimiento. con to¡os ellos la fuerza incontrastable del odio. Leyéndolas,
La gente acude en tropel, con entusiasmo, a ver representar una dejamos a un lado las trabas de la civilización, el velo inconsis-
tragedia, pero, como observa Mr. Burke,2i si en la plaza vecina teÁte del altruismo. "¡Fuera, fuera, postizos!"r0 La fiera recobra
tuviera lugar una ejecución, el teatro se quedaría vacío. Un idio- su dominio en nuestros adentros, nos sentimos como animales
ta, una loca, un villano gracioso, en una aldea, son admirados que van de caza, y lo mismo que el sabueso se estremece dur-
y mantenidos por la comunidad entera. Las calamidades públi- miendo y corre tras la presa en sueños, así el corazón se en-
cas son también un público regocijo. ¡Cuánto tiempo no fueron 2s Uno de los principales libros de Hazlitl (serie de retratos de álSunos de sus con-
el papa, Ia Inquisición, los Borbones, una bendición para el pue- temporáneos) se iam6 isx The Spíri¡ oÍ the AEe. Comeozó a püblicarse-poco después
de escritas estas líneas (cuando §in duda tenía ya in mente el Proyeclo de la obra)' en
'fh¿ New Monthlr Magd.i,¿, en enero de 1824.
2ó "El zumo 1e The BooL;Í M(ri)'rs de John Foxe ( 1516 ,589)' de quier s€ había publicado una
[más literalm€nte: la lechc] de Ia ,..nrra nulnonu.1' ,n"a espeare,Mac-
beth,l, V, 18. edición cn folio por suscripción en 1811.
27 Edmund Burke, e¡ sn ttutado Oh the Subtime and Beatifut, to Olf, off. \ou l¿ndnrsrl shakesPeare, Et R¿r l¡ar' III, IV, 113'
t, cap. 15.

244 245
s¿ncha y grita de alegría en su cubil al sentirse
devuelto.a.la
una vez más rriático lo lleva por añadidura a la cima del picacho de la teología
libertad, a sus instin¡os ,rn f"V y.liiá¡". C"o"
uno.se diyieng como. puede, y va hacia .r aáúr" p", para precipitarlo desde allí en el abismo siempre abiefo del fue-
camlno. Ntngún panópticor aqul de Jeremy
,"r-pipi. go punitivo: su malignidad imaginativa implora a la eternidad
Benlham: ninquno que ejercite en él su rencor inextinguible y suplica al Todopo-
de tos paratelogramojinfranqueabl".. d.
diciones y punlapiés no habri lrnruao
ü;. ó;;;;;;;q;;.;n deroso que lleve a cabo una vez más su sentencia inexorable.
ná-u i"y ..rlJit"iil,l. Los caníbales queman a sus enemigos y se los comen en perfecta
ningún_cátculo minucioso det inrerés
dirige derechamente a su objelo: como ál
p;;;;ti
t"a"voil;ff"" camaradería: los mansos teólogos cristianos arrojan, a quienes
lorrente en I"'r.ni"n,
se ?rectplta por sí solo al abismo, disienten de ellos aunque sólo sea en el grosor de un cabello,
el mayor Uien ¿e caJa inO;_
viduo consisre en hacer el mayor mal p"íiul" cuerpo y alma en las llamas del infierno, para mayor gloria de
deticioso, que despierta uni"o seguro "
.r-f.ofii., t. Dios y bien de sus criaturas. Menos mal que el poder de tales
f"]i:l!
en et corazón de todos. De este modo,
piu"_,t;- i seres no corresponde a su voluntad; y en verdad que el sen-
el célebie p.édi"ado. Mr.
timiento de su debilidad e incapacidad para regir las opiniones
Irvingrr ha vuelto a encender el
fuego det infierno en las naves d. l; .;p'iii;
urtig;"-;.i;;;;á;il:;,i;1. ajenas es lo que les hace "exceder al mismo Termagante"38 y
introduce¡ el agua real del New River Ln
C;i;d;;;;il;. esforzarse en someter a los disidentes por el miedo a fue¡za de
el asombro y el entusiasmo de su agraciado
S"ál"i;, W"llr, ,"i. palabras gruesas y monstruosas amenazas.
auditorio. Es apru_ El placer de odiar, como una sustancia ponzoñosa, roe el co-
".rJrpruir."irá" .i"ujr.íá"
un s upt icio.,a et
*U,:. :!."r.u."
I.opne¡.'r.et razón de la religión y lo llena de resentimiento y beatería; hace
al
¡ugar snapdragon.6 con Ilamas y azufre (lo que
sin duda ha de producir una sacudida del patriotismo una excusa para llevar el incendio, la peste y el
"l¿.tri.u'plu."ni"irl Jn,
sensación estimulante a las constitucion.,
d.li;ui;;';;i;;;', hambre a otros países; no deja a la virtud otra cosa que el espí-
Mr. Irving, como un enorme titán, ritu de reprobación y un prurito mezquino, envidioso, inquisi
ñudo, que ruviera que invenrar suplicio.
d;;;ñl;;;;;;;ád;
; ;" torial de escudriñar las acciones y motivos ajenos. ¿Qué han sido
los condenados. ¡eué ser extraño es el , *,;;;;;;;r",áj;, las distintas sectas, credos y doctrinas sino otros tantos pretex-
con hacer cuanto_puede para perjudi.u. y
hámbre! ñ;'**;;;ñ. tos para querellarse, reñir y hacerse pedazos entre sí, a manera
Ies en este mundo. "sobre esta escollera y
,ol.riui , ,r;;;;; de blanco contra el cual disparar? ¿Supone alguien realmente
baiío del ti.rnn,jai, que el amor del inglés a su país entraña un verdadero sentimien-
d^onde cuatguiera.pen¡1ía que ya
hay ,árírair1,nr"ü"r.í. ¿.
cepcrones, angustias. Iágrimas. suspiros y gemido...l to de amistad ni el menor deseo de servir a sus compatriotas?
U.uiá'ru- No; lo único que supone es odio hacia los franceses, o hacia los
habitantes de cualquier otro país con el que a la sazón se halle
Moderode cárcer propuesropor Berrham yadoprado en guerra. ¿Acaso el amor a la virtud denota el afán de descubrir
,J¡ que r(do su modernamenle,cuvo nombrc
,nd,ca ¡nrenor rtos diferenr¿s pl*i ¡" ü p.i"iJ",
pam los prc\os) purde rigitar§€ desde
o enmendar nuestras propias faltas? No: lo que hace es tratar
un punlo determrnado. "...;;;;:;iñ,:rá" de expiar la tenacidad en nuestros propios vicios con una into-
-. ñazIr¡ se retrere a ct¡os en otros
en el ..pro
pasajes d€ sus ohras. pari(:utarmenle
recr ror a N€w rheory or civir ¿nd crim¡nat t lerancia virulenta hacia los ajenos. Este principio es de apli-
eÍ lo\-L¡tcrury Rcnainr editados por et hijo de Ha¿tit¡ ñiii;il'il.":;;lJI:"
gt,t,ii",;.
cación universal, tanto al bien como al mal; pues si nos hace
,, r.r reverendo E¡ward ¡rvinp, en tilJ6
teóloq;
_ I y Prcdicador escocés' sobre e¡ cual hay un
capilrtloen Thc soit¡t of th. Ao, detestar la necedad, no por eso nos hace estimar más el mérito
',i lltyi nra+.
.''
t¡ouÁ¡ a ptasue. Shakesp€are. A//.r we that Ends we , t. t. g...
Val¡e at \ur de Jerusa¡én. más rarde urado como *ímboto
,iepi;,;;;;'. ' "
.";.*:iH,,.,,..r":
* NochehLrena, q*
.o,,i.,r, .n ;";i-;á"." ,i"'ii,Jo. ," pr,. 13 For o'er-doing Terrnaqant (nomb¡e dado por los cruzádos y en l¡s narracio¡es
mediÉvales a un ídolo que se suponía adorádo por los sarracenos, más larde personifi-
!1 Upon this bank and shoat olrine_ Shakespeare, Macáerá. I. IIt.6. cado enlasmorulitJ playr como un personaje palicularmenle violento y desenfrenado),
Shakespear€, írñi¿r, III, II, 14.

246
247
de nuestros semejantes, y si nos inclina
a reprobar el mal oue cn mortillcar al otro. Los tiempos han cambiado: imoosible re-
hacen..no por elio nos hace soportar
¿. ,n"1'., ár"¿'á i" ,rir- vivir los sentimientos del pasado: y evitamos el ver y nos sen_
peridad que alcanzan. Vencrmos
1", ir.¡r.i"r] ,l,"p.ri"prgír,].,
con Ia ingraritud los benJficios. Hasia timos desazonados en presencia de aquellos que nos recuerdan
nuestras ufi;;;; y
gustos- más decididos no rardan
en seguir .lil ir" nuestra flaqueza humana, y si nos esforzamás en afectar una
dulce como una golosina, to-nr"-ra. "rr" -_bo. apariencia de amistad, el esfuerzo aun nos deja más íntimamen-
era.
,r"r!á'iJ; ,i",]" te desabridos, sin por ello engañar a nuestrós quondam com_
Quíntid¿",]c y el amor como la amistad se derritü en su
orooio
fuego. odiamos a los anriguos
Ieídos. odiamos tas ideas pñadas,
;;t;;r;i#;;ñ iLi;:r*
pañeros. Las viejas amistades son como los manjares a diario
repetido-s: insípidos y rancios. EI estómago protesia por instinto
v conlra ellos. De modo análogo, el rralo conitante y ñ familiari-
sotros mismos. "'*ú"L*.ái¿"i""#:";"¿
que son pocos los amigos más ínrimos dad engendran el hastío y el menosprecio; y, si noi encontramos
,,^11:T"ryudo
lrempo que hayan continuado en el misíro pie de otro con ellos al cabo de un intervalo de ausencia, ya no parecemos
d;;ü;;;" los mismos. El uno se nos antoja demasiado sóbrio, demasiado
loy 9í1, o que sean capaces de ,ni. Iu conitancü;
dad del afecto. He conócido dos o
i;;ill; tonlo el otro; y nos preguntamos en nuestfo fuero interno si n<r
tres grupos de ,.inseparables,,,
veían."seis veces por ,"manui.o y qu" les ocurirá lo propio a ellos. Las agudezas del primero (sin con_
::":-".-y y dispersarse. por hai ;;;ú;;, tar el aguijón que a veces dejan) se enrancian con la reiteración,
mi parre, t i"nia" á-
uos 3.1tt1:.
11: mrs antrguos amigos (seeún ellos debido" "on-"uJ y la estolidez del segundo se nos hace intolerable. El más di-
pero.es el caso que rambiéñ ellos
a mi _al cure"ió, vertido o instructivo camarada es, a lo sumo, como uno de esos
¡rn ..ni¿o'rná, ;;;;;.. libros predilectos que, apenas hemos empezado a releer, ya es-
¿Qué se ha hecho de .,aquella partida d. juguJ;.;r;;';i;¡,
cetebrada por Etia4, .n ,, ,otuLt" epir,"ilZ-n'"'i"iii','i)', tamos deseando volverlo a la eslanteríal por desgracia no po_
demos hacer Io mismo con nuestros amigos, y ellJtrae consigo
f:1 ltt.r".ahora
lluru/,--
recuerdo. yo ruruíen
que duranle tantos años llamaron
..i.i;;';,;;;*í; un resentimiento y cien malenlendidos entre los interesados. §i.
amigo al almirante por tzar, el celo y la integridad del amigo no da Iugar a ello, o
tsurney"? D.jsuelta está, como las nieves
gunos de ellos murieron, o se fueron
del ,¡á ,l_i"ii su curso no es interrumpido por un accidente naturai, buscamos
"r"
a vivir a ;,;;ili".;;,; no hay que decir si encontramos- otros motivos de queja
cruzan e¡ la calle como desconocidos,
tratando de nL ,"i."; o,
si se detienen a hablar un ins¡ante, procuran
-y
o de insatisfacción. Comenzamos por criticar la manera de'vei_
hacerlo con la ma- tirse, los modales, el carácter en general. ,,Fulano es un buen
yor brevedad posi bte. Atgunos r,"n'"or."!riIo
adminsitración pública; oiros un nicho
J;;;;lJ:;'i" muchacho, pero ¡hace unas visitas tan interminables!" Otro no
en la Or"r,ii"'i""rii
U_nos han logrado, con no poco rrabajo, acude puntualmente a sus citas, y esto deja una llaga que nunca
a¿orñi, .iir,í r.il.í_ cicatriza. Conocemos gente joven o distinguida, o-t"n"rnoa unu
d¡a en el mundo. mientras olros conúnúan
!n ., or.ur¡'JJári querid:¡ de buen ver, y se nos ocurre que sería agradable pre_
ginal. Despreciamos al uno, y envidiamos
y-r;.;;;1"#;; sentarla a tal o cual amigo nuestro; pero éste se halla en un mal
día, el encuentro no resulta todo lo brillante que esperábamos,
re
,Th¿
food that ¡o him now is tu.tt ious as sha be to hin shortl\ .1t bi¡t.r
tocusts,
y ello basta para enfriar nuestra amistad. O -Uien et amigo se
,tr e,oloquntida. Shálespeare. Oth" o. l. |t, ]49-151. muestra demasiado terco o contrario en sus opiniones a lás de
no han togrdd(, id.nl¡ficar to\ es(o¡i¿\ras
'' seudonrmo üe (-har tes Lamh. ll.ár, ¡je refe de ltal¡itr nuestros nuevos conocitlos, y hasta cometemos la bajeza de no
/¿rr' o(rubre dr r82l y a ra ver que ra mejor rcncú ap;|ietó en Th? tnnlon Map.
\rndi(ucrón tre fra¿r¡r¡, arac¡rio no, sostener aquellas opinioncs, las cuales en el fbndo son también
)ñurne,. e\ un admr¡b¡e re.rimonio de t, noui"ru las nuestras, para no tener que defender al amigo en cuestión.
r¿ En el ens¡yo litut¿do .,
O the C:onv^)ation oÍ¡ Auth¡,rs,",prri,,* ii'i]i"í',
irri",,
de Haztirr uno de tos más célebres Cualquiera de estas causas llega, con el ticmpo,-a constituir un
motivo de irritación o desacuerdo, que crecc én ocasiones hasta
248
249
l-
la violencia, como única razón plausible de ruptura, y desde
lue- ¡nismo con nosotros, y no seré yo el que deje de desearles buen
go el medio más fácil de abolir el recuerdo,i" un
íf."to o uno provecho. Por mi parte, como ya dije en una ocasión, prefiero
gratitud_ pretéritos, tan poco compatibles ya con
nuestro actual
estado de ánimo. Podemos tratar áe coser nuestras heridas
a aquellos amigos con defectos que poder comentar. ..¡Ah!
o de al oírme Mrs...-,a7 ¡usted siempre tan filántropo!,'
echar un remiendo a la carroña de nuestra antigua amirtuá; p".o -exclamó
Entre los citados estaban algunos de los espíritus más seleitos
las unas- apenas soportarán que se las toque,l la otra 'vale
no de Ia época, no "hombres vulgares y de poco",¡s y nosotros,
e¡ realidad la pena embalsamarla. La únici mánera de reconci_
desde luego Ies hacíamos justicia; aunque, de todos modos, me-
liarse con los viejos amigos es separarse definitivamente jor es que no oyeran lo que a veces decíamos de ellos. A mí
de
ellos; a distancia aún podremos quizá (en ,n ar".-"r"iuj
rot- me importa un ardite lo que digan de mí, sobre todo si es a mis
ver a los tiempos y los sentimientos pasados; en todo caso no
espaldas, y en punto a discusiones de orden censorio o analíti-
se nos ocurra renovar nuestra intimidad hasta haber agotado
co, nada suscita el peor veneno de mi pluma como las miradas
nuestro resentimienlo
-,{ dicho, pensado y sentido uno áe otro
todo lo malo que nos sea posible. También, si podemos armar
de desdén o antipatía. La expresión del semblante me lastima
pendencia con alguna otra persona y hacer de ella más que los excesos verbales. Si en un casoae entendí mal aque-
el cnivá ei_ lla expresión, y recurrí a la represalia sin motivo, el primero
pratono, ierá un medio excelente de componer un hueso
roto. en sentirlo sería yo. ¡Pero el rostro era demasiado heimoso y
Pienso,.pues, que debo reanudar mi amisiad con Lamb, quien
yo demasiado viejo para haber podido equivocarme ! . . . Algu-
ha escrito tan magnánima cata a Southey diciéndole iá
fue nas veces, voy a casa de...,ro y siempre que lo hago resuelvo
piensa. Y se,me ocurre que si hago tan buenas migas
con U.'..., firmemente no volver. No encuentro ya Ia familiar acogida de
es, sobre todo, porque cada vez que nos encontramos
nos dedj- otros tiempos. El espectro de la amistad me recibe en la puerta
camos c pasar revista a los viejos amigos y ..descuartizarlos
co_ y se sienta junto a mí durante toda la comida. Nuevas ideas y
mo sr preparasemos un manjar para los dioses".aa Ahí están
L.. . nuevos conocidos se han apoderado de ellos. Las alusiones
H...: John Scott; Mrs..., cuyos bucles negros como el ala del
a pasados sucesos son consideradas triviales, y no siempre
cuervo ponen un fondo pintoresco a nuestro coloquio; B..., que
es prudente acometer temas de índole más general. M...5r no
se ha puesto como un tonel y. según parece, ha .ont.aiAo'Ár_
dice ya, como antaño, cada cinco minutos: ..Fawcet solía de-
lr¡montol.R...:4t hace tiempo que no vemos a ninguno de ellos,
pero-sus defectos y flaquezas son el vínculo comúñ
cir..." EI tópico está ya un tanto manido. Las muchachas han
que nos une. crecido y muestran un sinfín de habilidades y talentos. De una
Desde luego, no nos condolemos ni gemimos , .u .áip".infun-
y otrx parte percibo una envidia latente. Ellos creen que me doy
tes al contrario, nos desternillamos de risa,,ienao,tln párar,
importancia, y yo me figuro Io mismo de ellos. Caáa vez má
horas enteras".a6 Plato tras plato de anécdotas, rasgos
Jreza, preguntan "si no considero a Mr. Washington Irving un admi-
van pasando ante nosotros, que pinchamos y nosierv-imos " sin rable escritor". No, no volveré por esta casa hasta que reciba
reparo, hasta quedar ahítos. euizá algunoj de ellos hacen
lo un invitación para la Nochebuena en compañía de Mr. Liston.s,
a1 P¡ohrht€mente et pintor La única intimidad que nunca sentí flaquear ni decaer fue una
B. R. Haydor.
t,a bt t,cane
hin ai t dish fir lor rie sodt. Shrtcspeare. J,¡¿iur C(r¿a t7.].
,
" I. . H. .:Lei8hHunt.JohnScot,: directordeTh" L.on.iun Malazine, quien _rrio a7 Mrs. Basil Morlagu.
cn I82l d€ resutras de uná herida en un Jucto con Ch,hú., a.i;;;L
M,\ Norello,segünet hijo de Ha,,liu. a .. : Thomas ¡"-*, ¿,*.1* i;ir,l.,i i;;;.' a_3
A fellow ol no mark nor tiketihood. Shakespearc, lrenry Iy, ]II. It, 45.
R...: J¡,hn R¡c¡\m¡rn.
,j. r¡" ii-.. ii 4e Howe presume que aquí se refiere Hazlitl
i Mrs. Basil'Montagu.
conlerlulio de las reunrones en casa de Lam6. íd. J0 Según Howe, el autor puede referirse a la familia de
a6 And I ttid taush . Joseph Éume, funcionario
san! intc..rr,is:ion / an ho- ay Ai, a-r.lri",[ are, As you tíke
¿, ll, Vll, 32,33. Pero el lexto de H¿zlilt reza e xactamente: del Pipe Ofñce.
sans intcrmir"i"r,fi, n.,,^ 5¡ Acaso lanrbién Joseph Hume, según Howe.
5r El ¿clor John Liston, del cual hay frecuenres reterencias
en la ohra de Haz¡¡lt.

250
25t
amis-tad puramente intelectual. No había en
ella ni el Duritanis_
mo del cando¡, ni la quejumbre de unu ..nribt.rá;iJrJd;:ñ;;._ a Shakespeare como un dios tiene el viso de una exageración
tra mutua relación era considerada tan sólo como vulgar y nacionalista; alabar a Chaucer, Spenser, Beaumont y
conversación y de conocimiento, y no como un vínculo
,n táma ¿" l"letcher, Ford o Marlowe, tiene, a su vez, un aire de pedantería
de aiec-
to; remas tan puramente experimentales como podrían,".1o o de egotismo. Confieso que me hace odiar el nombre mismo
ioa
rr,or::^:, una campana neumática"..r cuando no como aqen_ de la Gloria y el Genio ver obras como éstas "caídas en los yer-
-
tes maléficos que-entregar sin escnÍpulos ut mos del tiempo",5a mientras generación tras generación de men-
y enemig^os eran lo mismo para nosotros sobre rig-o, tecatos se afanan leyendo las sandeces del día y las más grandes
"."rtp"tá.'Á
lá mesa de-di_
secclón. Sacr¡ficábamos las flaquezas humanas damas discuten en serio con sus sirvientes qué obra es mejor: si
en aras de la
vez exrraído el jugó, veíanse Io. el Paraíso perdido o hts amores de los ángeles, de Mr. Moo-
]ild:d..9r.,
repulac¡ón bamboleándose en el aire "rqu"t"io.
ál tu re.55 No dejé de divertirme bastante el otro día cuando, al pre-
aor"aa en una tela_
raña, cuando no eran conservados en "o_o
algún á"i¡" ;;;;;;;. guntar en una librería si tenían algunas de las Novelas
exámenes ulteriores. La demostración escocesas,56 me contestó el librero que precisamente acaba-
trn A.ii"á.u-"áilo
nueva. No se ha exagerado el valor de la"ru' bilis, y ,u¿u Á.".ru ban de vender la última: Sir Andrew Wylie.51 Y supongo que la
tanto como un cocimiento de misantropía. De tod-o respuesta complacerá a Mr. Galt tanto como a mí, por lo menos.
nos
menos de poner en ridículo a nuestro projimo y "unr*r,
congratriu_orá" La fama de algunos libros es prematura y aun demasiado cruda;
sus deficiencias. la de otros, en cambio, apolillada y mohosa. ¿Por qué consagrar
Por igual razón, al cabo de cierto tiempo nos cansamos nuestra atención en lo que, en el fondo, no nos inspira confianza,
de
nuestros libros preferidos. No podemos ."grl. o en lo que otros hace tiempo dejaron de confiar? Yo mismo ape-
I"y"nJo J".on_
linuo las mismas obras. Nuestia luna d" ;i"1, ;;;;;árd;;;, nas si me atrevo hoy día a hojear Tom Jones,58 temiendo que no
responda ya a mi ilusión de otros tiempos que si, por otra
lol 11 n¡9nla Musa. riene por fuerza su rérmino, , ;;;;;;;;
úe ra tndtterencia, cuando no del tedio. Hay algunas -lo al fuego y ha-
parte, ocurriera, de seguro que acabaría tirándola
obraslore_
cisamenre aquellas que más sorprenden. iípr8ri."r" ciendo el firme propósito de no leer ya otra novela en mi vida.
r, fri'..
su novedad y audacia, que no sopor(an una léctura; Pero seguramente, me dirán, hay algunas obras que, como la
ll-l"rfo.
otras, de un carácler menos excéntrico y que iostienen y Naturaleza, nunca envejecen, y que siempre serán capaces de
asuiian
la atención con una mayor prolijidad j.l¡.ra"rá incitar la imaginación y el entusiasmo. O, cuando menos, algu-
í
es, no ttenen el suficiente interés para mantener
." i.i-i.',r* nos pasajes en ellas capaces de retener nuestro interés, sin
en tensión
nueslro entusiasmo. La popularidad de los escritor", extinguir el sentimiento de admiración y amor suscitado en el
O" rn¡.
a aparramo.s de ellos con el estrépito y el elogio pasado: páginas que tendrán siempre para nosotros el mismo
:l],^o-::,1ulbry.
nrperbotlco que de ellos se hace. con el eco de,u sortilegio. Tal, por ejemplo:
noábr".oír_
tantemente repetido y el tropel rle admiradores
indiscretos v n.-
clos que arrastran en pos de ellos: sin que tampoco, ... Sitting in my window
Dor olrir
parle, nos complazca sacar a otros de su oscuridád Printing my thoughts in lawn, I saw a God,
in...".iAr.
no nos vayan a tildar de afectación y afán de originalidad. pues
si nada nuevo puede decirse de un autor del qu;
mundo. lampoco es por Io general muy discretó
habla;á;;i 5a Bur rhou among rhe wastes oÍ time must go. soneto
xll de shakespeare.
,i ;;;;;;; 55 Thomas Moore, cuyop<|l-maThe t |es
ofthe Aneets, aparccirJo en I823. alcanz¡
et encomiar a uno que nadie conoce. preconizafidolátricamente cinco ediciones en el áño.
56 Las novelas hisróricas de sir Waher Scoü, primero pub¡icadas
anóniDamente.
J7 Novela de John Gall, publicada en t882, baio et tíit,to
5\ I)e A la\et de Sir Andr¿w Wti" of
¡o a Noá¿¿ lrrd, por Edmund Burke.
58 La novela de H€nry Fielding.

252
253
I rhought (but it was you), enter our gates;
lbrzaremos por resucitar "la hora irrevocable" y en más de un
My blood flew out and back again, ai fast
caso nos asombraremos de haber sobrevivido al deleite de an-
As I had puffed it fofh and rr"k"d it i,
taño y al melancólico vacío que dejamos atrás. El placer toca a
Like breath; then was I called away in
haste su ápice en un momento de tranquila soledad o de efusión em-
To enlenain you: never *u, u In"n
briagadora, declina en seguida y la comparación y la conciencia
Thrustse from a sheepcote to a sceptre,
raised de este declinar nos llena con una sensación de saciedad y de
So high in thoughts as I; you left a fiss
cansancio... "¿Ocurre lo mismo con la pintura?" Debo recono-
Upon these lips then, which I mean to keep
cer que sí, por lo menos con toda la que no es de mano del
From you for ever. I did hear you talk
Tiziano. No sé por qué, pero el caso es que de los paisajes de
Far above singing !"n
éste sopla siempre una brisa pura y fresca, como si viniera del
pasado; y sus rostros tienen una expresión que no se marchita
ésre ileja. realmente en el patadar
un regusro con los años. El otro día vi un cuadro suyo. Entre la inexo-
^r:lr:ij::l.
:'^ojlo
de nectar y. leyéndolo. nos parece estár
sentados a I'a do- rable desolación y los relumbrantes primores de Fonthill6r hay
raoa mesa de los dioses: Dero, no obstante,
si lo repetimos a un portafolio de la galería de Dresde. Se abre y una cabeza de
menudotn el estado de ánimo corriente,
o.ruo poi!".á'"i"r, muchacha nos mira desde una de sus páginas: una doncellita en
s bor, rómase insípido. ..bebido
el ulno ae ia po"sáloi. oi,.om verdad, pero al nrismo tiempo ya una mujer, con un aire de cam-
De.i guat modo. .i rp.rr'no, olí"ryu;;;:""i;;;,
l::¡1"texlraord¡narias
nnc-ras ;" para ponerlo de ," l¡.r..'.omo .ünáo'lo
pestre inocencia y todas las gracias de una princesa, los ojos
reoramos a un amigo, o después de un como una paloma, los labios a punto de entreabrirse, una suave
largo paseo realizado en sonrisa de contento bañando el rostro entero, los joyeles pren-
condiciones que han avivado nuestra vena
iomántica, orni"rt.r" didos en el rizado cabello relumbrando como luces, el busto
juvenil a duras penas contenido en el rígido corpiño de brocado,
,..play with Amaryllis in thc shade .
como el capullo de abrilque empieza a dilatar sus pétalos. ¿Qué
Or with the tangles of NeEra,s hair-. 6,
me impide, entonces, colocar esta grácil imagen de belleza,
y fáltan aquellas circunstancias, no podremos al modo de una barrera perenne, entre mí y la desgracia? Pues,
menos de sentir simplemente, que la alegría requiere un mayor esfuerzo del es-
y en vez de_ aprovec¡"rlo .oro rn .1..;;i;
:l,lll".
senttremos la nostalgia de lo que
i;;;;1'. píritu para sostenerla que Ia tristeza; así, al cabo de una breve
perdimos, y urno ror-.Ji lrcgua de placer, por instinto nos volvemos de lo que amamos
"n lracia lo que aborrecemos.
original d;ce heoyat en lug¡r de ,¿rusri pero
me59ln€l Hazliü ciraba scSurámenre de Iln cuanto a mis opiniones pasadas, la verdad es que estoy
/'0 Senrad,, a m¡ ventrna / imDfim¡enJ lr¡rto de ellas. Y tengo sobradas razones para estarlo, pues me
:t ):,
(n :1
.,:',
un rn\rJnre,
,; .;;; i;,. ;;i;;l ;:',Iff
/ como \r Ia huhiese e\nir¡Jo
, fil:ili:i';l']11;:,,üfl ,:;", ;: lran cngañado deplorablemente. Me habían enseñado a pensar,
..guiJa mc ltrnraron c,,n p,emura i p,r.r ) ,rpi..r" .r. )T.";:i;rrJ;,rli,, y cstaba dispuesto a creer que el genio no era un celestinaje, ni
y nun,.:r "r.,.
huh,, ,; i;;;;;;.;;;;;;,
d. h /rle.r rl eetn'. , ncunrh¡a,lo / ¡¿n Jt¡,,
"rcndeni. lir virtud una máscara, ni la libertad un simple nombre, y que el
enl',nee\ un hc\1, / (n e\to\ tJhru\. ¡rue cnr
.,;,,',t:
*
cn Nn$mrent(, iorn,, [, Iur
]o, lu detJ\tc
r,,rt- i..n irrrror tenía su sede en el corazón humano. Ahora me importaría
" r¡\:1, !;u:..i;;,:;;'.:;;.r''".;l
re'sos dc Md, r//, I I. It. qó Tiil',:,í.;'.";,;;;J;'":,
a?r., q,;;""
rrn ardite que borrasen del diccionario estas palabras o no haber
i" .,i,, ¿"*,""
".,rr.r",i"!" ,'b¡,ry,t
,t;,". rt. Hl¿tút r'r l.a residencia de Beckford, el aulor de Vothetc Hazli ta visitó dos veces: tá pri
",.",i i,),,,:,',;,;;;",::;r;,:;:,!::,',::,:::,',,*'"-,, ,,r.rr en Glubre de I822 ¡ causa de la serie de arlículos sohre las gaterías pictóricas
r.r v,mhr¡ /,, (¡,n rJ (rhcrh,J innr¡r¡ñ¡dJ
,, ;;llH:,:lllirir¡\,r re Ner( ,¡r. lc cncargó fr¡¿ lrndon Magazine. y la segu¡da en l82l par¡ asisrir a tá subasi¡ de
l,)\ Lli.clos de propiedad de Beckford.

254
2-55
oído hablar jamás de ellas.
S-on- ya a mis oídos un
s¡eño. En ve-z de patriotas. y amrgos
escarnio y un ,[. r¡uevo; pero esta aurora se empeñó por el hábito nauseabundo
de la liberdad, sólo veo
y escravos, er puebró. rrid; , ,lL.l lünatismo, y sofocados aquellos sones redivivos por
llTro:
tas cadenas del despotismo v
br';;;;p.r.'.1"#.r,". rr.r r,) de las torres de la Inquisición derrocadas p6¡
el Á_
ta superstición. Veo la imbecilidad 1s5 uñor- oí",
apareada con la picardía v'forrnrrdo. , l lrrrmbre hubo de rendirse (como era inevitable que lo hicierai
entre 1",.?i."1á,
el €spírilu públicos. Veo al
".U., al reiormistay
conservador insolente. I'r il|re¡o a Ia fuerza bruta, pero aun más a la pervársidad innatá
crego. at liberal cobarde. Si
ta humanidad ;;;;;.;.d;; r irl cspíritu bastardo de su propia naturaleza, en la cual va no
lo, 9ue es juslo. hace trempo
que lo habría obtenido.
., ,¡rrcda sitio para una futura esperanza ni desilusión. g,
¡nílur._
lealldad
reor¡a es de sobra clara. La ¡ r'rr. la archirreformadora, la libefadora heroic¿. qug
oero to, to,ntr.r, se dZrn.-
"reprobados para
roda buen¡ 65¡¿.,.* H.
iio"ii;;, ;i;";0., rrira hablando de la libertad mientras es instru¡¡sn1¡ dócil áel
seg.uido por los grandes "i;i;;;;;;
afanes de_l espíriru
i;. ;"_ ¡xrtler, aquí permanece en pie, perpleja y boquiabierta, sin sentir
de hombres..de los cuales el y el entendimiento ,. rirno se avecinan el añublo y la roya, ni cómo
cruien v se des_
,. r*, r n, r ri .,"j.ffi..*", il"...i# ; T. ;-, J".;; J rfr(,ronan sus propios huesos bajo la zarpa y el empuiá de este
¡os años venideros, frustrad¡ :J:. i T; nuevo monslruo: el legitimismo. ¿No vemos cómó án Ia vida
,,n,,
"irL;;;;;.":#;:l#:,t", il llflr, Ji,ii,ll;li:::.T: privada triunfan la hipocresía, el servilismo. el eeofs¡¡1o. iu L*-
oe que era un rey, pero insuf tupidez y la imprudencia. mienrras la modestia y ál pudoi rehú_
der que podía ,;, i"; á;,;.,j:i[ ycn el encuenlro. y el mérito es brutalmente pisoteado? iCuán
nor noe.ras, amigos'oe mr.¡uvenrud y amigos
i"r"".": ffr,ii;aijTi,Ti; :r ¡r¡enudo es "arrancada de Ia frente Ia rosa de un amor
virfuoso
[f]eU_r1do
peroarrasrrados por la marea enlurecida del hom_ pirra reemplazarla por una pústula"!68 ¿eué posibilidad de
3re,
de un lrono, barrió ante sí [ue, d;;;.ñá;l;". puede tener aquí ninguna verdadera pasión? ¿eué certidumbre
éxito
tor de razón y. derecho: y
v¡ rrmbién a lodos ros de continuidad? Viendo como veo todo esto, y deshilachanáo
ou. n.':-::t].1cio
,r,r,,m,n¡JJ,-iá,.,,Lr.r;',;'.T,i,0"#iji,::,;lil,lf lr urdimbre de Ia vida humana en sus hebras vaiias de merorir_
l.i,:'jl:
.l objero de burra). rr .*i..'no o. ir";¿;;S;:;r. tlad. rencor, cobardía, falta de sentimiento y falta de entÉnJi
l:1,3::
por sentado que nadie lr.
caoaz rnicnto, indiferencia hacia los demás e ignorancia de nosoÁ
i,r. ru o n o .,1i i ;.il J;',;,::, ff : :: f#i' :,i: i:ffi: mismos; viendo cómo la costumbre prevalece sobre toda exce-
l.,IX
a ta especie y hiciendo lencia y cede el paso a la infamia; equivocado
1.11c13n1ntto
rue en olro liempo un misterio,
su lrjir.'ilji.
n..r. a.i
qu..t ii"rpo ,.';;;;;.;1. "on,"
esluve en mis esperanzas públicas y privadas, calculando
,i".noi.
a
jos
de.demoslrar.'\ó Los ecos de demás con arreglo a mí mismo y errando siempre.,
la I ibertad t,*;;;;,;;;";:,
mis en España.^7 y el amrnecer sin cesar defraudado donde más confianza puse; "l "áf.riá,
de I" .rp.;;;;;ñ;;;;;i,;;;" ¡uguete de ia
amistad y pelele del amor. ¿no tengo acaso razón oaia odiarme
64
+iroto,te S,ñ pahto a Ttti. t. t6 y despreciarme? Así lo hago en verdad; y más que nu¿, o"..Á
r!,::t,.,ht s:n pnht,, haber odiado y despreciado lo bastanle el mundo.6o
;-' /\drprr(¡on Jc tJ tt¿\e d h^ ttehru,s. xt,38.
¡r¿
.outnot ¿c ¿Dt.t ttlI'I' lll_ll5): Thitidsso
th? ttnr? t:^.s¡t Dt¡tt- ttt¡t ¿o pür¿d¿.\,
ó/ .Er¡rñr. crrno r;crri.rn.ti,.6u,,,,,,,.
!orvrr a r.rrnri,'\e. ,"p.,.., (''ro re.\ü ncrJsr¿ a¡rura francesa. fue restaurado el absolutismo. Puede. pues, dalarse --observa
L,,,. ¡.,liilllrqx¡a püehro-ha rarJ no
e\püñor. \e h¿ Ieranraio ric psición_de dicho ensayo e nrre una y ta otra fecha. y no deja de ser
Howe _ la com-
,umhJ rc ¡r rihraJd
r,.,;, ;.i;,;':;:l:
"; r¡ii , :.:]o o'

nor¡odi6case ta conctusión con areglo a los hechos at puht¡car c¡
ili;,
curi..";r"
v dcr rJnir,co . ...,,¡,, H."
,,,*¡t,..-..r.'urir,.ni,;;;;,i;;';H'l:n'ilorirurliroj l-' ':t":'1, ¡r,o €rvuso de¡ opreso, ti;;l ljj.
iill'_t
"r'Á"',i',i.'tll' Qnparaaoxanicom-
..:;,'"';ff"11í,T,Í!::n!,",!":",Kí!;,",)"'!i,i,1,',.'ií.'i!lfi,,,iili;:::l::;;
;:,1:.W:t,ili:l*{t;;;::l[::;-'ue¡ "-i::;:liJ:';.1i[.';;ilñ'iif
nr\nro ¡ño. c.ru\¡ ¿c
i: rcse^/ Ftom rlrc lat torchmd o¡ an iMrc.ent lor.? / And s?ts
6o Lr üni..¡ excepción a la cofiiente grneral de este
a ¡¡e, t¡o,"-"
-" '
a l¡ inrerven,lrón .nrryo i, .r'r""
ledr'..i pur\. a decir verd¿d, no cono¿co ninEuna en ta práctica)cs q;e, ;; "r**¡¿.
i;i;í;;;:
256
257
DE UN RELOJ DE SOL
To carve out dials quointly, point by point,,,7o

lloras non numero nisi seren¿s: tal es la leyenda de un reloj de


sol en las cercanías de Venecia. Las palabras como la idea son
rlc una suavidad y una armonía sin paralelo. Ningún concepto
rnás clásico. "Sólo cuento las horas serenas." ¡Qué muelle y
rpaciguador sentimiento! ¡Cómo parecen desvanecerse las som-
bras sobre la lámina del cuadrante cuando el cielo se cubre, y
cl tiempo muéstrase vacío a menos que su paso aparezca jalo-
nado por la alegría, y todo lo que no es felicidad se hunde en
cl olvido! ¡Qué excelente lección para el espíritu: no tomar en
cuenta el tiempo sino por sus beneficios, ver sólo las sonrisas
y desatender los ceños del destino, urdir nuestra vida con ins-
tantes luminosos y dulces, volviéndonos siempre hacia el lado
s¡empre nos ponemos del
lado d€ ¡o me
radiante de las cosas y dejando resbalar el resto de nuestra ima-
ginación, inadvefido u olvidado! ¡Cuán distinto del arte tan al
ffi;i¡t'rfl*1;;"ili;*-i#i:*l#::!:i{"."i:.*ü"..}:':il: uso de atormentarse y condolerse de uno mismo! Por lo que a
mí hace, mis sensaciones, mientras cabalgaba a orillas del Brenta,
dim
dtsde.c¡ pur¡ro de v¡sta absl¡acto
cuyas aguas indolentes y legamosas encandecía el sol, dista ban
--pucs ¡a concic;cia- n";I;;;'r';';it]"menlc
'""**ff*l-;if*nr*i*x1"'*"lcil,,+l'
P.-
"p.n".
cualquier
r.n.,no. qu.;;;1í.";;f:-"'no
a;;t
orro demoniá
Ia idea.abrracra del bien el

;il'.:."i,..']'-:",Frsona.
v ma¡.
cl.csplriru de cont¡ad:icción. o
mucho de ser confortables; pero la lectura de aquella inscrip-
ción sobre el blanco muro hizo que instanuíneamente me reco-
Ia razón' Hasta la ruerz¿';¡;.;;:;;;::T':l'J'c8o v allí acabaD el scntido común v brara; y todavía, cuando se me ocurre repetirla o recordarla,
una paura ,i/¿a¿ deperr;;#ffi;;;:T']:: ::rrcu¡arrva, o el deseo de ajustamos a tiene el poder de transportarme a las regiones de la abstracción
pura y bienaventurada. No puedo sino imaginar que debe pro-
venir de la superstición papista. Algún monje de la edad de las
tinieblas la inventó quizá y nos la ha legado; alguien que, vi-

roNsfr*si*s*fr,*uffi
:irTilffi ::'J,f#Ti'i"il f.'6[,'j'-:::o et prop,o D.adiv na.o'n';; ;i ;;l;;'
viendo despaciosamente en jardines acicalados y contemplando

i:.*i iñff ;Í;;-.;; tJ:;:.y:::;.J,;"",I:fl jiI,il:;::.[ i.,.T,i. 70


":: Tallar cuadranles primorosameni€, punto por punto...". Shakespe¿re, Enrique Vl,
IIt. It. V. 24.

258
2s9

También podría gustarte