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Pragmática, sociopragmática y pragmática sociocultural del discurso de la


cortesía. Una introducción

Chapter · September 2009

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Diana Virginia Bravo


Stockholm University
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Capítulo 1
Pragmática, sociopragmática y pragmática
sociocultural del discurso de la cortesía
Una introducción

Diana Bravo
Universidad de Estocolmo, Suecia.

1 Introducción

La interpretación de la producción y de la percepción de las ma-


nifestaciones de la cortesía en la comunicación varía dependiendo de
la multívoca relación entre forma y función, entre efectos sociales de
cortesía y grado de conflicto temático e interpersonal, posición relativa
de los roles, normas sociales y valores culturales. Con este fundamento
sostenemos que la cortesía en la comunicación es un fenómeno de etiolo-
gía socio-cultural en la medida que para su interpretación el/la analista
depende del conocimiento del “contexto del usuario” que, en términos de
Hymes ([1964]1972a, 1972b), es un hablante real que forma parte de una
“comunidad de habla” . Partiendo de esta afirmación, hemos intentado
en trabajos anteriores justificar la necesidad de ubicar su estudio en el
ámbito de la “pragmática socio-cultural”, implicando esta perspectiva del
lenguaje la incorporación del elemento extralingüístico como instrumento
de análisis del discurso y, en particular, del discurso de cortesía.
En Bravo (2004) se dice que la pragmática sociocultural, si bien
adopta la noción de contexto del usuario, no tiene el objetivo de deducir


Ver, entre otros, para la cortesía en Bravo (2001, 2002), Briz (2004), Haverkate, (2004), Kerbrat-
Orecchioni (2004), Spencer-Oatey (2003), Hernández Flores (1999, 2003, 2002 y 2004) y Madfes
(2004). Para la descortesía, en Zimmerman (2003), Albelda Marco (2004), Bernal (2007, 2008)
y Kaul de Marlangeon (2008).

En Bravo (1998a: 12-13) se reformula el concepto de “comunidad de habla” acuñado por Hymes
(1972: 54) para usar el de “comunidad socio-cultural” porque este último incluye la nociones de
comunidad de lengua, identidad de grupo y pertenencia cultural.

Véase, por ejemplo, en Bravo (2004, 2005, 2008).
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cuál es el contexto del usuario de la lengua en una determinada comuni-


dad de habla, cuál es el orden social en las prácticas sociales a las cuales
los hablantes se adscriben o cuál es la ideología que se refleja en los
comportamientos comunicativos de los hablantes (cf. Gumperz, 2001).
El objetivo de la pragmática sociocultural, por el contrario, es el de
describir el uso situado de los recursos comunicativos provistos por una
lengua determinada dentro de su propio sistema socio-cultural. Es por
eso que en una investigación de comportamientos de cortesía desde una
perspectiva de la pragmática socio-cultural, se espera que los resultados
sean metodológicamente confrontados con las intuiciones de los hablan-
tes. Es decir, que no basta con introspectivamente basarse en la propia
experiencia comunicativa para explicar si en ese contexto situacional un
determinado comportamiento puede ser clasificado como de cortesía o
no, sino que se hace necesario acceder en la forma más directa posible a
las intuiciones y percepciones de los usuarios de la lengua en cuestión.
De esta forma, las conclusiones de este tipo de investigación serán útiles
para describir el “sistema de cortesía” al cual dichos comportamientos
se adscriben (Scollon y Scollon, 1995).
En realidad, todos los acercamientos pragmáticos al lenguaje coinci-
den en su preocupación por resolver el problema de la interpretación. Las
preguntas que se formulan en esta dimensión tienen que ver con (1) de
qué manera y en qué medida los contextos subyacentes a la interpretación
se reflejan en el habla, y (2) en relación a esto, cual es el mejor modo de
acceder al contexto del usuario.
En este trabajo nos proponemos continuar con la discusión sobre
nuestra propuesta de orientar dentro de la pragmática socio-cultural el
estudio de las manifestaciones de cortesía. En primer término, es rele-
vante establecer en qué se distingue esta orientación de otras que en el
marco de la pragmática se han ocupado del tema de la cortesía hasta la
actualidad y de qué manera puede significar un aporte en la resolución
de la problemática de la interpretación. En nuestra argumentación ten-
dremos presentes, de un modo general, dos nociones que encontramos
entre las numerosas definiciones y/o explicaciones sobre la orientación
pragmática de la lingüística. Una es la que se expone en Fraser (1994:
3255-57), este autor la define como el estudio del sistema que subyace a
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 33

la habilidad del usuario del lenguaje para interpretar el significado de los


enunciados, y otra es la afirmación de Mey (1994) de que la pragmática
es una lingüística socialmente orientada y socialmente dependiente.

2 De la pragmática tradicional u ortodoxa a la pragmática socio-


cultural en el estudio de la cortesía

En una visión pragmática del lenguaje, éste no sólo sirve para trans-
mitir información, sino como un medio para realizar actividades sociales.
El lenguaje es acción y un instrumento que es usado por agentes huma-
nos para influir en la conducta de los demás, es decir que es un sistema
activo y socialmente funcional. En esta orientación se considera que las
situaciones comunicativas modifican el significado de las palabras, y se
revaloriza el contexto como un referente natural para la interpretación.
Dentro de estos lineamientos generales, encontramos varias ten-
dencias que difieren en cuanto a cuán cerca una de la otra están forma
lingüística y función pragmática, cuán autónomo es el texto del contexto,
o cuán inmanente puede ser el proceso interpretativo.
En este apartado vamos a exponer la distinción entre distintas pers-
pectivas de la pragmática que encontramos en Fraser (1994: 3255-77),
con el fin de, ya en el apartado 2.2 y siguientes, sostener nuestra posición
acerca de la necesidad de desplazarse desde la pragmática que tradicio-
nalmente ha servido de marco teórico para el estudio de la cortesía, hacia
una orientación de la misma que incluya, por derecho propio, el aspecto
socio-cultural del lenguaje.
Este autor reconoce las siguientes tendencias en la investigación del
lenguaje de acuerdo a cómo éstas se posicionan en relación a la interpre-
tación de los significados de los enunciados:
(1) la que se ocupa del significado de los enunciados en la intersección
entre semántica y pragmática, por ejemplo, la función de marcador
discursivo del adverbio “bueno”. En este tipo de investigación no
se necesitaría del contexto.
(2) la que investiga el significado de los enunciados en su contexto,
como el de la deixis o el de enunciados ambiguos o figurativos.
Para esto se considera la situación del enunciado, los roles de
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los participantes y las condiciones de la producción como, por


ejemplo, la entonación o el uso de un dialecto.
(3) la que tiene en cuenta el significado del hablante, donde lo que
importa es cómo factores de orden lingüístico, contextuales y de
producción influencian la interpretación de los mensajes que el
hablante “intenta” transmitir. El tema suele enfocar en los actos
de habla y en las condiciones para su realización. Este autor ubica
las estrategias de cortesía en esta orientación.
(4) la que se enfoca en el significado del oyente, que se interpreta
basándose en el “mensaje” y en otros factores contextuales. Esto
daría paso a aceptar que es posible interpretar otra fuerza ilocuti-
va distinta a la que el hablante quiso transmitir.
(5) la del significado del discurso, que se ocupa de mostrar que la
interpretación de los enunciados precedentes crea un sentido inte-
ractivo propio (estudios de los cambios de tópico, argumentación,
secuencias de actos de habla, recursos para ganar el piso, etc.).
También Fraser (1994), tomando como ilustración el acto de la dis-
culpa, establece diferencias entre los investigadores en cuanto al modo de
acceder al “significado del hablante”. Distingue entre los métodos de la in-
trospección, basada en la experiencia comunicativa del propio investigador;
la consultación, en donde se trabaja con la intuición de los hablantes; el
método pseudo natural, en el cual se elicita la situación comunicativa (por
ejemplo mediante completation test o role plays); y, finalmente, el método
natural, en el cual se analizan interacciones reales (p. 3256). Considerando
que es la elección del objeto de estudio la que determina la relevancia de
un método o de otro, partimos de esta exposición de Fraser para entender
mejor cuál es el acceso que tenemos como investigadores del lenguaje a
los conocimientos supuestamente compartidos por los hablantes y que les
permiten producir e interpretar enunciados.
Pero antes de continuar con este tema, daremos en el apartado si-
guiente una explicación que atañe a lo que entendemos por “contexto
para la interpretación”.
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 35

2.1 El contexto relevante para la interpretación

En trabajos anteriores hemos desarrollado y diseñado algunas no-


ciones de contexto en relación con la interpretación de los significados
de los enunciados. Estas nociones las consideramos de utilidad para el
análisis de las contribuciones comunicativas en interacción hablada, y en
particular en la conversación cara a cara. El punto de partida ha sido el
considerar el habla como un sistema dinámico e integrado por señales
verbales y no verbales interdependientes que actúan para producir sig-
nificados en niveles cognitivos, emocionales y sociales. En esta visión,
el habla constituye un modo de comunicación particular frente a otros
como, por ejemplo, el de la música (Bravo, 1998b y 2000b). Dentro del
sistema del habla los recursos comunicativos se relacionan entre ellos
mediante co-textualización, mientras que todo aquello que en un texto
no entra dentro de este tipo de relación, es considerado contexto. Así, un
gesto ilustrativo puede ser considerado integrado al sistema del habla en
una relación de co-textualización con respecto a las señales no verbales,
mientras que el modo de vestirse, que permanece inalterado durante toda
la conversación, no está integrado a este sistema y entonces puede con-
siderarse “contexto”. En nuestro enfoque, los enunciados se constituyen
en texto mediante el reconocimiento por parte de los hablantes de ciertas
condiciones de relevancia comunicativa de los mismos, que son las de
coherencia co-textual y contextual, congruencia temática e interactiva
y adecuación interpersonal y social. Estas condiciones operan en el nivel
de las expectativas de prestación comunicativa de los participantes en
interacción.
La coherencia co-textual refiere, por un lado, a la interdependencia
de un recurso comunicativo con otros concomitantes en el micronivel
del propio enunciado y, por el otro, a la red de significados creada en
relación a los enunciados precedentes y consecuentes. La contextual, a su
turno, refiere al significado del enunciado en relación a condiciones tanto
internas a la situación comunicativa como externas a la misma. Ejemplos
de condiciones internas son los roles situacionales de los hablantes, la
elección de los temas, o el desempeño de comportamientos (como podría
ser el arreglo de la mesa en situación de visita para mostrar hospitalidad
36 Diana Bravo

a los huéspedes), y ejemplos de condiciones externas, las normas sociales


o los valores culturales.
La condición de congruencia temática e interactiva está relacionada,
por una parte, con la contribución del enunciado a la progresión de los
temas y, por otra, a la cadena de iniciativas y sus consiguientes respuestas
en la secuencia del intercambio. En cuanto a la condición de adecuación
interpersonal y social, refiere a los significados sociales de los enunciados
en concordancia con las expectativas de actuación social pertinentes en
esa situación comunicativa, por ejemplo, el uso del registro adecuado
de acuerdo a la posición relativa de los roles de los participantes en esa
situación en particular. Estas dos últimas condiciones están, por su-
puesto, relacionadas a las de “coherencia co-textual y contextual”. Para
resumir estos razonamientos, citamos las nociones de contexto de Bravo
(2004):
(1) el co-texto, entendido como todo aquello que dentro de la uni-
dad textual produce un significado mutuamente dependiente. El
cotexto incluye recursos comunicativos concomitantes así como
condiciones relativas al intercambio; qué se dijo antes y que se
dice después de lo dicho. También las redes de significación crea-
das dentro de la dinámica del discurso y surgidas de la propia
interlocución, son consideradas parte del co-texto.
(2) el contexto, todo lo que no es co-texto, es decir lo comúnmente
conocido como “extralingüístico”, que abarca desde acciones “fí-
sicas” realizadas en el interior de la misma situación comunicativa
(por ejemplo, servir un café) hasta elementos externos a la propia
situación como las características sociales de los/as participantes,
sus creencias, actitudes y valores. Con esta última categoría de
“contexto externo” se abarca un aspecto que, en esta postura, se
considera básico para dirimir la posible “colisión” entre “émico”
y “ético”: el factor socio-cultural (Bravo, op. cit.: 27).


Véase, por ejemplo, en Bravo (1998b, 2000a, 2000b, 2004).

Con esto nos referimos aún a operaciones simbólicas como las de reafirmar o recrear un valor
de imagen social (face).
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 37

2.2 Significado del hablante, del mensaje y del usuario

Volviendo a la exposición de Fraser (1994), este autor considera que


se necesita mayor apoyo del contexto situacional para interpretar un acto
de disculpa que el que se necesita en el caso de tener que desambiguar el
significado proposicional de un enunciado. Esta afirmación, basada en el
carácter del objeto de estudio, nos permite reafirmar nuestra creencia en
que es la elección de éste la que determina el tipo de contexto relevante
para su interpretación, así como la metodología que mejor nos permite
acceder a la interpretación del significado de los enunciados. En el caso
de que nos ocupemos de, por ejemplo, la función pragmática del adverbio
“bueno”, no necesitaremos apelar al conocimiento de los roles de los par-
ticipantes como si se tratara de investigar la variación en la interpretación
de recursos deícticos, pero sí acceder al contexto de uso. Esto implica
utilizar algún método de recogida de datos para registrar contextos en
los que el usuario de la lengua emplea tales recursos. Los datos consis-
tirán en una “muestra” de usos habituales para esa “comunidad socio-
cultural” (ver la nota a pie de página, 2). Además, también tendremos
que describir los usos para cada “contexto” de ocurrencia, observando
cómo el propio recurso comunicativo aparece co-textualizado.
En el segundo caso, es decir el del estudio de la deixis, necesitamos
saber cómo lo que se dice se posiciona con respecto a tiempo lugar y per-
sona (Fraser, op. cit.). Recurriremos entonces a un texto en su co-texto
para poder deducir estas coordenadas por asociación con otras referen-
cias de tiempo, lugar y persona. También será posible, con cierta reserva,
valerse de la introspección para interpretar enunciados construidos.
En el tercer caso, el del significado del hablante, ya no es suficiente
recurrir al contexto interno de la situación comunicativa o a la observa-
ción del proceso de la construcción de los significados en términos de la
relevancia comunicativa de los enunciados, sino que es necesario apelar
al “contexto del usuario” y a una metodología de recogida de datos o
de comprobación de resultados que implique acudir a las intuiciones del
hablante real.


Los usos habituales son los no marcados para una determinada expresión, o sea, los de mayor
frecuencia de aparición en contextos de habla (cf. Bravo, 1998b).
38 Diana Bravo

Teniendo en cuenta que nuestra intención en este trabajo es argu-


mentar a favor de la necesidad de enfocar el estudio de la cortesía desde
una perspectiva socio-cultural de la pragmática en la que se incorpore
el elemento extra-lingüístico como categoría de análisis, vamos a tratar
de aclarar cuáles son los significados a los que pretendemos acceder me-
diante la interpretación. En efecto, desde nuestra postura, el significado
que compete a las manifestaciones de cortesía supera la observación de
la pragmática en su orientación “tradicional”, o sea, de lo que se quiso
decir con lo que se dijo (las intenciones del hablante o significado del
hablante), para desplazarse a la observación de los efectos sociales que
los comportamientos comunicativos tienen en la relación interpersonal
actual y en el estado socio-emocional de la interacción (Bravo, 2002).
La interpretación de estos efectos sociales, es el resultado de la observa-
ción de las relaciones entre los significados emergentes de la dinámica
de la propia interacción y su co-textualización y contextualización tanto
interna como externa a la propia situación comunicativa. A causa de la
labilidad del fenómeno de la cortesía a los contextos socio-culturales,
creemos que es el significado del usuario, o sea, lo que el mensaje quiere
decir habitualmente en esa comunidad socio-cultural, lo que constituye
el contexto distintivo para los estudios de la cortesía y lo que hace que
sea necesario aceptar que lo extra-lingüístico sea hecho explícito como
parte de la metodología para el análisis. En el siguiente apartado discu-
tiremos hasta qué punto es o no necesario consultar a los usuarios de
una lengua.

2.3 Introspección y consultación

Vimos que Fraser (op. cit) menciona como métodos para acceder al
significado del hablante, la instrospección, la consultación, el método
pseudonatural y el natural. En el primero se trata de utilizar para la
interpretación las propias experiencias del analista; en el segundo, de
consultar al usuario acerca de sus intuiciones (generalmente, mediante
entrevistas); en el tercero, de elicitar situaciones comunicativas (como los
role plays); y en el cuarto, de analizar corpus de habla natural. En todas
estas alternativas se elige entre distintos medios para la recogida de da-
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 39

tos. Sin embargo, hay que aclarar que obtener datos de un texto escrito u
oral, natural o pseudonatural no es lo mismo que realizar una entrevista,
encuesta o role play cuya sola finalidad y diseño está en función de acce-
der al contexto del usuario de la lengua en estudio. Al estudiar un corpus
de habla natural aplicando los métodos del análisis de la conversación o
del análisis del discurso, se consigue, con mayor o menor aproximación,
interpretar los significados que surgen de la interacción (ya sean éstos los
del hablante, el oyente y/o el mensaje) para a continuación, si se requiere
justificar estas interpretaciones, consultar (con cualquiera de los recursos
mencionados o con otros) al usuario de la lengua en cuestión. Los datos
se complementan sin excluirse.
En nuestro trabajo vamos a considerar que para acceder al “signifi-
cado del usuario”, partiendo de los textos producidos por los hablantes,
habría dos tipos de método, el de la introspección y el de la consulta-
ción. En este último se considera todo aquello que extra-textualmente
provee de datos acerca de la realidad del hablante de una lengua en su
actuación habitual en el marco de una comunidad socio-culturalmente
determinada.
Supongamos que tenemos que analizar una interacción en ejemplos
construidos que encontramos en un texto de enseñanza del español como
lengua extranjera en Argentina. En mi caso, yo misma como analista soy
usuaria de esa lengua en esa comunidad de habla y “doy por hecho” que
conozco el código lingüístico y social. Con este punto de partida y la ayuda
de los ejemplos que siguen, trataremos de discutir hasta dónde es posible
valerse de la “introspección” para la interpretación.

(1)
A (1) No me gusta esta comida.
B (1) Cométela toda

De esta interacción podemos deducir que por lo menos A está co-


miendo y que lo que dice B, es una respuesta a lo que dice A. Lo que
cuenta aquí es la congruencia temática e interactiva existente entre las


En Bolívar (2008), la autora propone tratar los datos obtenidos de un test de hábitos sociales
como un texto que, como tal, puede ser sometido a análisis del discurso.
40 Diana Bravo

contribuciones que conforman el binomio del intercambio (iniciativa-


respuesta) y mi supuesto conocimiento de los códigos lingüísticos. Con
esta misma base y nuestras experiencias comunicativas acerca del uso
de estos códigos lingüísticos para realizar acciones comunicativas, po-
dríamos decir que la fuerza ilocutiva de A (1) es la de un rechazo a la
comida y la de B (1) es la de una orden. Sin embargo, ya en este punto,
necesitamos más co- texto para decidir si A (1) no podría tratarse de una
aserción (afirmación acerca de un estado del mundo). Para responder a
esta pregunta tengo que ubicar A (1) en un co-texto mayor, es decir que
necesito más cantidad de enunciados en una secuencia interactiva, como
sucede abajo:

(2)
B (1) Me vine un poco antes del trabajo para prepararte la comida
A (1) No me gusta esta comida
B (2) Cométela toda

Aquí gracias a la co-textualización ya estamos más seguros/as de que


A (1) es un rechazo y B (1) una orden. Sin embargo, como para distin-
guir actos he usado conocimientos que no puedo explicar (mis propias
intuiciones como hablante), deberé valerme de la consultación a otros
hablantes pertenecientes a la misma comunidad socio-cultural, para
corroborar mi interpretación.
Con respecto a la cortesía, Para saber si B (1) es cortés, neutral o
descortés, dependo de los conocimientos acerca de cómo es la relación
entre A y B en esa situación comunicativa y acerca de cuáles son las ex-
pectativas de comportamiento socialmente adecuado. Por ejemplo, si B
es el padre de A y A es un niño, entonces en la comunidad de habla de
la ciudad de Buenos Aires, lo que dice B, es una orden y es neutral con
respecto a la cortesía, ya que la posición jerárquica de B le permite impo-
nerse a la voluntad de A. Si A fuera mayor de 12 años, esta regla social
entraría en conflicto: mientras que B supondría que tiene derecho a dar
la orden y que no produjo un acto amenazante, A, con base en su con-
ciencia de un proceso de cambio en la relación jerárquica, consideraría la
orden inadecuada o, por lo menos, que su adecuación debiera discutirse
y, por lo tanto; como una amenaza. En todo este proceso interpretativo
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 41

estoy basándome en el conocimiento que tengo acerca de las coordenadas


sociales en la sociedad de referencia, las cuales, supuestamente comparto
con los hablantes en estudio. Claro que no puedo hacer estas interpreta-
ciones in vacuo y para poder “corroborar” estos supuestos tendré que
consultar a los usuarios. Por ejemplo, podré elaborar un cuestionario con
situaciones elicitadas en las que se muestre una variación de posiciones
sociales relativas entre los interactuantes.
Como usuaria de la lengua, sabré también que si hay amenaza, ésta
no podrá ser atenuada con las alternativas que se presentan en el ejem-
plo (3), ya que las mismas transgreden normas del estilo comunicativo
interpersonal de estos hablantes y resultan, por lo tanto, social y lingüís-
ticamente inapropiadas:

(3)
A (1) No me gusta esta comida.
B (1) ¿te la comerías? / ¿ quisieras comértela? / ¿te la comes?

Estas expresiones no tienen una interpretación obvia de formulacio-


nes indirectas del pedido en esa comunidad de habla y se entenderían
literalmente. Para confirmar esta observación, tendré que consultar
nuevamente a los usuarios, de otro modo la validez científica de mi afir-
mación se vería afectada.
Finalmente en el ejemplo que sigue, se presentan algunas dudas para
la interpretación:

(4)
A (1) No me gusta esta comida.
B (1) Por favor, sé bueno y cométela toda.

En el enunciado de B tenemos un ruego y un pedido cuya formula-


ción como actos incluye retóricamente estas estrategias, aparentemente
atenuadoras de una directiva. Para saber si esto puede ser interpretado
como una orden atenuada, debiéramos recurrir a algún método de con-


Ver las “premisas socio-culturales” como instrumentos del análisis del discurso de cortesía en
Bravo (2008).
42 Diana Bravo

sultación para ver qué dicen los hablantes de la lengua y si perciben o no


posibles amenazas y consecuentes atenuaciones en este intercambio.
Para interpretar las interacciones presentadas en los ejemplos 1-4, he
utilizado, en primer término, la introspección, o sea, mis propias expe-
riencias comunicativas como integrante de la misma comunidad de habla
que los hablantes. Posteriormente, he usado la consultación para:
(1) corroborar mis interpretaciones en el nivel de la clasificación en
actos de habla (ejemplos 1 y 2).
(2) corroborar mis supuestos o premisas socio-culturales relacionadas
con las coordenadas sociales de esa situación comunicativa (ejem-
plos 2 y 3).
(3) resolver en aquellos casos en los que existían dudas acerca de cuál
era la interpretación correcta (ejemplo 4).
En esta ilustración hemos tratado con interacciones construidas a la
manera que, a veces, se hace en los estudios encuadrados dentro de la
pragmática tradicional o formal. El corpus podría consistir en textos ex-
traídos de un conjunto representativo de manuales de enseñanza de espa-
ñol como segunda lengua. En este caso, para una pragmática tradicional
hubiera bastado con la introspección y con la aplicación de un método
de análisis de los actos de habla y de las estrategias de cortesía (Análisis
del discurso). Lo que hemos explicado más arriba y que proponemos
como una metodología propia de una pragmática socio-cultural, consiste
en una combinación entre introspección y consultación, al tiempo que
la noción de co-texto abarca la posibilidad de incorporar intercambios
para aumentar la capacidad explicativa del análisis. En una pragmática
tradicional hubiera sido suficiente considerar al par diálogico y a su co-
texto lingüístico en la extensión demarcada por el segmento que ocupa
cada enunciado.
El modelo de procedimiento que hemos explicado para estos ejem-
plos construidos, puede extenderse a corpus de habla natural que sean
mono-culturales, siempre y cuando, el/la analista reúna condiciones
mínimas para la introspección, o sea, grados de pertenencia a la misma
comunidad socio-cultural de referencia de los hablantes en estudio.
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 43

Seguidamente, discutiremos la necesidad o no de incorporar la consul-


tación al significado del usuario en estudios sobre las fórmulas de cortesía.
Según los métodos de la pragmática tradicional o formal, basta con hacer
un registro de las expresiones más usadas dentro de una determinada comu-
nidad socio-cultural. Si el/la investigador/a pertenece a esa comunidad de
habla no le será difícil explicar estos usos, sin embargo, como dice Thomas
(1983), en estas expresiones hay dos partes: una la de la forma del acto y
otra la de cuándo, con quién y por qué se usa. Es decir, que haciendo un
registro de las expresiones sólo apreciaríamos la variedad existente en cuan-
to a formulaciones del saludo, pero no sabríamos a quién saludar, cómo
hacerlo, por qué y cuándo. Lo que nos estaría faltando es la consultación al
usuario acerca del orden social, de la posición de los roles y de los derechos
y obligaciones de cada uno. Otra cosa que tenemos que saber es cuál es el
ritual adecuado a cada situación. Por ejemplo, si es que se saluda o no a
una persona desconocida en el ascensor, o si se vuelve o no a saludar a una
persona a la que ya se ha saludado, o de qué depende que se opte por un
comportamiento en vez de por otro, etc.
Si pienso en los ejemplos de saludos de abajo, sólo puedo hacer ob-
servaciones dentro del contexto de lo que supongo que comparto con los
usuarios del español de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina.

(5)
A Hola, ¿qué tal?
B Bien y ¿vos?

(6)
A Hola ¿cómo estás?
B Bien, ((cuenta cómo está realmente))

Puedo decir que en (5) la pregunta ¿qué tal? es más retórica que
¿cómo estás? En la primera, la opción no marcada es la de no dar in-
formación personal mientras que lo contrario ocurre en la segunda. Si
quiero dar cuenta de este tipo de cortesía en la región de uso, no basta
con registrar una variedad de expresiones sin justificarlas en su propio
contexto socio-cultural. Con este objetivo se podrá realizar un test de
habitos sociales, que proveerá de datos acerca de cómo los hablantes de
44 Diana Bravo

esa comunidad describen y perciben las situaciones de saludo (Hernández


Flores, 2002, 2003, 2008; Murillo, 2006).
Los saludos no son actos aislados, sino integrados a un escenario
de cortesía dentro del cual se tienen expectativas de comportamiento,
dependiendo de los roles de los actores en el intercambio comunicativo.
Como corolario a los comentarios a los ejemplos 5 y 6, observamos que
en contextos ritualizados, en los que se suelen incluir fórmulas de corte-
sía, la consultación estaría indicada para recoger datos acerca de cuáles
son las normas sociales y expectativas que subyacen a las interpretaciones
de los usuarios de la lengua de la que se trate.
Hasta aquí nuestra discusión ha supuesto a un/a analista que parcial-
mente comparte conocimientos con los participantes en la interacción en
estudio. En esta composición de lugar se supone que las interpretaciones
tienen un grado básico de validez, siempre relativizable a la consulta-
ción al usuario de la lengua, pero ¿qué sucede cuándo el/la analista no
pertenece a la misma comunidad socio-cultural que los hablantes en
observación?

2.4 Las premisas socioculturales como instrumento para el análisis

En la “introspección” el/la analista utiliza sus propios conocimientos


como usuario de la lengua para interpretar mensajes de cortesía, pero si
no pertenece a la misma comunidad socio-cultural que los hablantes de
su corpus, el grado de validez básico de sus resultados, del que hablába-
mos en el apartado anterior, prácticamente desaparece. En Bravo (2008)
decíamos que las premisas socio-culturales debían formar parte de las
categorías del análisis. Es decir que era necesaria la referencia explícita
al conocimiento que el/la investigador/a suponía compartido por los
hablantes, ya que era en base a ese conocimiento que se justificaban sus
interpretaciones acerca del efecto social de los comportamientos comu-
nicativos en estudio.
En Bravo (op. cit.), a fin de ilustrar la importancia que estas premi-
sas tienen para la investigación del discurso de cortesía, se vio como dos
grupos de informantes, uno sueco, residente en Suecia, y otro argentino,
residente en Argentina, puestos a analizar el mismo texto, diferían en
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 45

cuanto a la clasificación de actos y de estrategias de cortesía y se sostuvo


la hipótesis de que el motivo residía en que sus premisas socio-culturales
eran distintas. Más tarde, para confirmar los resultados obtenidos, se
realizó otro test intersubjetivo, en el cual participaron varios grupos na-
cionales de hablantes de español y un grupo de suecos, todos residentes
en Suecia. Esta nueva composición del grupo de informantes tenía como
objetivo cotejar también grupos residentes en sus países de origen con
grupos residentes en países en los que se habla otra lengua, para observar
si se habían modificado las premisas socio-culturales con la estadía en
Suecia y si éstas coincidían con la de los hablantes de este país en mayor
medida que lo que lo hacían en el primer estudio.
Seguidamente se describe el segundo estudio:
Se le pidió a un grupo de informantes analizar las contribuciones
comunicativas en un texto ficticio de una conversación. El grupo esta-
ba formado por 16 personas residentes en Suecia, todos estudiantes de
español como lengua extranjera y de diferentes orígenes nacionales. De
un grupo de 16 informantes, 5 eran hablantes de sueco (GHSE), 2 de
español de Argentina (GHAR), 2 de español de Uruguay (GHUR), 3 his-
panohablantes provenientes de otros países latinoamericanos (GHLA), 2
de la variedad peninsular (GHES) y, finalmente, 2 de otras procedencias
nacionales (GHO): una informante griega y otra iraní. En el grupo había
10 mujeres y 6 varones. Los/as informantes debían rellenar individual-
mente un formulario con la clasificación y luego defender/justificar sus
interpretaciones. Debían clasificar los comportamientos comunicativos
de los enunciados en actos, evaluar si éstos tenían efectos sociales cor-
teses, descorteses o neutrales con respecto de la cortesía, y reconocer
eventuales estrategias de cortesía. En el ejemplo (7), debajo de cada con-
tribución comunicativa, se detallan las respuestas que se recogieron de
los formularios, en el mismo texto que se entregó a los/as informantes
para su análisis:


A los efectos de la ilustración, se han homologado los resultados. Es decir, se ha tratado de formular
de una única manera el reconocimiento de los mismos actos, según el rellenado de los formularios.
Por ejemplo, la denominación “Rechazar el motivo para la disculpa” abarca otros modos de expresar
lo mismo, como: “contestar de modo de restar importancia a la interrupción” etc.
46 Diana Bravo

(7)
Situación: Encuentro en un bar entre dos amigos (una mujer y un varón) que
no se ven hace tiempo. Buenos Aires: Santiago entra en un bar y ve a su amiga
Pamela sentada en una mesa leyendo.

1. Santiago : ¡Hola! Pamela ...tanto tiempo sin verte


Saludar: Cortés

2. Pamela: mmm ...este libro está realmente interesante ...¿cómo estás?


Acto 1: Mostrar sorpresa, no interesarse por Santiago: entre neutral y descor-
tés.
Mostrar disgusto, sentirse interrumpida: descortés
Acto 2: Responder al saludo: cortés

3. Santiago: Bueno ...no quisiera interrumpirte...


Acto 1: Disculparse: cortés
Recriminación: amenaza atenuada
Estrategia de cortesía: usar ironía

4. Pamela: ¡Para nada! ¡sentate...!


Acto 1: Rechazar el motivo para la disculpa: cortés
Acto 2: Ofrecer sentarse en su mesa : cortés
: inadecuado

5. Santiago: Gracias...¿cómo anda Alberto...?


Acto 1: Agradecer: cortés
Acto 2: Preguntar por la familia: cortés
: neutral

6. Pamela: Bien... y ¿Adriana? ¿te pido un café ?


Acto 1: Respuesta y pragunta recíproca por la familia: cortés
: neutral
Acto 2: Ofrecer a Santiago un café: cortés
Invitar a Santiago con un café: cortés
: no se reconoce

7. Santiago: No...disculpame...pero no ando muy bien del estómago…


Acto 1: Rechazo ritual: cortés
Subacto: Disculparse: cortés
Estrategia de cortesía: dar justificación/hacerse cuidar
: inadecuado
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 47
8. Pamela: ¿Un tecito entonces?
Acto 1: Insistir en la invitación: cortés
: no se reconoce

9. Santiago: Bueno...eso sí que podría ser... con limoncito...


Acto 1: Aceptar la invitación : cortés
: no se reconoce
Estrategia de cortesía: aumentar los grados de afiliación interpersonal: uso del
diminutivo.

10. Pamela: Por supuesto... ¡Oiga mozo!


Acto 1: Dar la respuesta preferida : cortés
: neutral
Acto 1: Llamar al mozo: neutral
: descortés
: no se reconoce

11. Mozo: ¡Ya va ..! ¿no vé la gente que hay... señorita?


Acto 1: Contestar de mal modo: descortés

12. Pamela: ¡Qué tipo bruto...!


Acto 1: Criticar al mozo : neutral
: no se reconoce

13. Santiago: Es bastante gaucho…¡che!


Acto 1: Defender al mozo : neutral
: no se reconoce

14. Pamela: Hay que ponerse en el lugar... está hasta el tope...


Acto 1: Reacción preferida : cortés
: no se reconoce

16. Santiago: Se te vé distinta...


Acto 1: crítica atenuada
Estrategía de cortesía: ser indirecto

17. Pamela: Gorda..¿querés decir? tuve un período complicado con


Alberto...¿sabés?
Acto 1: Dar respuesta preferida: neutral
Recriminación atenuada
48 Diana Bravo

18. Santiago: A mí me pasó lo mismo...se me daba por la papas fritas..te man-


tienen ocupado…¿viste?
Acto 1: Solidarizarse : cortesía
: reparación de la crítica

En la discusión subsiguiente, los/as informantes debían justificar


ante los demás sus interpretaciones y la entrevistadora cumplía el rol
de moderadora. El siguiente es el comentario de esta clasificación,
según esta discusión y el rellenado de los formularios. El objetivo de
este comentario es poner de relieve cuáles “hipóteticamente” serían
las premisas socio-culturales a las que los informantes acudieron para
realizar sus interpretaciones. Para lograrlo, la atención ha sido puesta
en las diferencias en el modo de percibir actos y actividades de cortesía
en los enunciados por parte de los informantes, teniendo en cuenta su
pertenencia nacional.
En 1 hubo coincidencia. En 2 los informantes suecos percibieron un
mayor grado de amenaza en la expresión de Pamela: “este libro está real-
mente interesante” que lo que percibieron los demás informantes. Esta
evaluación dio lugar a que los integrantes de este mismo grupo percibie-
ran como insincera la respuesta de Santiago en 3: “Bueno...no quisiera
interrumpirte...”. La hipótesis es que lo que dice Pamela en 2 transgrede
de un modo más significativo las reglas para el escenario del encuentro en
Suecia, al sentirse “interrumpida” en su lectura por la presencia inesperada
de Santiago, que lo que lo hace para el resto de los informantes. El acto
2 en 4, “sentate” fue percibido por todos los informantes menos por los
integrantes del grupo sueco, como parte de la acción cortés iniciada con el
acto 1 (“¡Para nada!), pero en el grupo sueco, esta expresión fue percibida
como inadecuada y en algunos casos como descortés10.
En 5 preguntar por la familia fue percibido como cortés por todos los
informantes menos por los del grupo sueco, quienes lo clasificaron como
“neutral” ya que “se supone” que en ese contexto para iniciar la conver-
sación se pregunta por gente conocida. La hipótesis para la causa de esta
diferencia podría indicar, dado que esto se observó también en el primer

10
De cinco informantes suecos, 3 lo percibieron como inadecuado (raro, no se dice, no sirve,
irrelevante: porque se supone que se va a sentar) y 2 como descortés (“mal educado”, muy con-
flictivo, etc.).
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 49

estudio mencionado (Bravo, 2008), que la cortesía ritual, en este caso,


preguntar por la familia, está más internalizada en los suecos que en los
demás grupos, que es menos marcada y que, por lo tanto, requiere de
mayor esfuerzo metacomunicativo para que los hablantes la reconozcan
como perteneciente a su “sistema de cortesía”. En 6 el ¿te pido un café?
y en 8 ¿un tecito entonces? fueron clasificados por algunos participantes
del grupo sueco como una directiva amenazante y otros como “raro” e
“impropio” o sea “inadecuado”: En el grupo de hablantes rioplatenses
y de hablantes de español peninsular fueron clasificados como actos de
cortesía. Estos dos grupos de informantes reconocieron dos actos, el del
ofrecimiento y una invitación a hacerse cargo de la consumición. El gru-
po de hablantes de español latinoamericanos no rioplatenses y el grupo
de hablantes de otras nacionalidades, también lo vieron como actos de
cortesía pero sólo reconocieron el ofrecimiento. En la discusión surgió
que los informantes suecos percibían estas expresiones como irrelevantes,
ya que “el mismo Santiago era muy capaz de pedir por sí mismo lo que
quisiera tomar”. Durante la discusión y, al enterarse que las preguntas
suponían una invitación y que Pamela pagaría la consumición, estuvieron
de acuerdo con las clasificaciones realizadas por el resto de los informan-
tes. Suponemos, entonces, que este modo de formular una invitación no
es reconocida por todos los grupos. Tanto para los suecos como para los
informantes no rioplatenses ni españoles, es necesario ser más explícito
cuando se ofrece pagarle la consumición a alguien. En el caso particular
de los informantes suecos, la conclusión fue que los ofrecimientos po-
drían ser amenazantes para la imagen de autonomía, consensuada, de un
modo general, por la sociedad sueca11. También 7 le pareció inadecuada
al grupo sueco porque “no se dice así” y dejaron en blanco su clasifi-
cación, mientras que para los hablantes de español (todos los grupos),
se trataba de un acto de cortesía ritual (rechazar el ofrecimiento para
dar pie al interlocutor para insistir en el mismo). La razón por la cual el
grupo sueco consideró esta contribución como inadecuada, al parecer
residía en la mención al dolor de estómago, que en este contexto interper-

11
En Bravo (1999) señalamos como uno de los contenidos socio-culturales relevantes en la confi-
guración de la imagen social de este grupo nacional, la necesidad de verse y ser visto como alguien
que se basta a sí mismo y que no necesita de la ayuda de los demás.
50 Diana Bravo

sonal resultaba impropia. Es decir, que la expresión no se correspondía


con el “registro” aceptado para esa situación. Por su parte, el grupo de
hablantes rioplatenses interpretaron la mención al dolor de estomágo
como una estrategia afiliativa, “hacerse cuidar”. Tanto este grupo como
los hispanohablantes de otras procedencias, consideraron esta actividad
como cortés por la presencia de la disculpa seguida por una justificación.
En 9 el uso del diminutivo con una función de establecer un mayor grado
de proximidad interpersonal, fue reconocido sólo por los grupos de in-
formantes de origen latinoamericano. Las contribuciones comunicativas
de 10 a 14, sólo las entendieron los argentinos y los uruguayos, los demás
dejaron espacios vacíos o formularon preguntas acerca de quién era el
“mozo” y qué quería decir “gaucho”. La discusión posterior, a pesar de
las explicaciones brindadas por los informantes rioplatenses, no produjo
resultados convincentes acerca de los actos que había que clasificar y
de las evaluaciones de grados de cortesía/descortesía. La conclusión era
que no se tenía un conocimiento de las normas de relación interpersonal
que se consideraban adecuadas, en especial, acerca de la posición de los
roles, de “mozo” (camarero) y cliente en un bar de Buenos Aires. En 16,
17 y 18 la amenaza de la crítica fue percibida con mayor grado de efecto
negativo interpersonal por el grupo de hablantes suecos que por los de-
más. Al parecer, las observaciones hacia el aspecto físico de una persona
son evaluadas más negativamente por este grupo que por los otros y los
grados de atenuación requeridos para restablecer el equilibrio socio-emo-
cional serían, en consecuencia, comparativamente mayores12 .
En el siguiente cuadro vamos a resumir los resultados de este test
en función de evidenciar las premisas socio-culturales que influyeron en
las interpretaciones de nuestros informantes. Usaremos las abreviaturas
ya indicadas13. En el cuadro 1, sólo se consideran las clasificaciones que
muestran diferencias entre los informantes. En la primera columna, las
referencias corresponden al número de la contribución comunicativa en

12
En el ejercicio presentado en Bravo (2008), se apreció que los informantes suecos percibían
amenazas en contextos que resultaban neutrales para los argentinos.
13
GHSE para los hablantes de sueco, GHAR para los argentinos, GHUR para los uruguayos,
GHES para los españoles, GHLA para los de otros países latinoamericanos y GHO para los de
otras nacionalidades.
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 51

el texto, en el ejemplo (7). En la tercera, se registra el efecto social atri-


buido a los comportamientos comunicativos en cuanto a percepciones
de amenaza, cortesía o descortesía. En la cuarta, se tratan de establecer
hipotéticamente las causas para estas diferencias.

Cuadro 1
Diferencias en la clasificación de actos de habla y actividades de cortesía

Efecto
Ref. Clasificación Grupos Diferencias
social
(1) Mostrar
sorpresa, no
(1) Neutral/
interesarse por (1) Todos me-
Descortés Reglas sociales
2 Santiago. nos GHSE
(2) Descor- para el encuentro
(2) Mostrar (2) GHSE
tés
disgusto, sentirse
interrumpida
(1) Disculparse (1) Todos me- (1) Cortés
3 (2) Recrimina- nos GHSE (2) Amena- Idem
ción (2) GHSE za atenuada
Contexto de uso
(1) Invitar a (1) Cortés;
(1) Todos me- habitual/percep-
sentarse (2) Inade-
4 nos GHSE ción de las direc-
(2) No se reco- cuada/
(2) GHSE tivas. Imagen de
noce Descortés
autonomía*

(1) Preguntar
Grados de
por la familia (1) Todos me-
(1) Cortés internalización
5 (2) Preguntar nos GHSE
(2) Neutral de escenarios
por personas (2) GHSE
ritualizados
conocidas
52 Diana Bravo

Entre (1) y (2):


(1)GHAR,
contexto de uso
(1) Ofrecimiento GHUR,
(1) Cortés habitual.
e invitación GHES
(2) Cortés Entre estos y (3):
6, 8 (2) Ofrecimiento (2) GHLA,
(3) Amena- Percepción de las
(3) Directiva GHO
za/ inade- directivas. Imagen
(4) No se reco- (3) GHSE
cuado de autonomía.
noce (4) GHSE
Entre éstos y (4):
(1)
contexto de uso
(1) Rechazo
ritual (1) Todos los
(2) disculparse, grupos de (1) Cortés
dar justificación hablantes de (2) Cortés
7 Registro
(3) la expresión: español (3) Inade-
“no ando muy (2) GHO cuado
bien del estóma- (3) GHSE
go
(1) Estrategia de (1) Todos
(1) Cortés
9 cortesía: uso del menos GHES Contexto de uso
diminutivo y GHSE
10, (1) Ver en el (1) GHAR y
Reglas sociales
12, ejemplo “7” GHUR
... para la relación
13, (2) No se reco- (2) todos los
interpersonal
14 noce demás
(1) Crítica
(1) Amena- Percepción de
(2) Dar respues- (1) Todos
16, za atenuada grados de atenua-
ta preferida (en (2) Todos me-
17, (2) Cortés ción requeridos
17) nos GHSE
18 (3) Amena- según el tipo de
(3) Recrimina- (3) GHSE
za atenuada amenaza
ción (en 17)
*
En contextos suecos en Estocolmo, sentarse a la mesa con alguien conocido no requiere, de for-
ma no marcada, de invitación explícita. Hay una mayor sensibilidad a la realización de directivas
sin atenuación, debido a las necesidades de la imagen básica de autonomía.
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 53

La conclusión de este estudio es que los problemas en cuanto a varia-


ción en la interpretación de los grupos de hablantes de español no suecos
con los de hablantes de español, suecos, se mantiene14.
Con base en estos resultados y, teniendo en cuenta que los hablantes
no están usualmente conscientes de la influencia que sus creencias, normas
sociales y valores culturales aprendidos tienen para la proyección e inter-
pretación de comportamientos comunicativos, creemos que se sostiene que
el/la analista corre el riesgo de caer en interpretaciones etnocentristas si
no hace explícitas sus premisas socio-culturales y se provee de los medios
para la “consultación” que sean necesarios (cf. Bravo, 2003).
En este apartado hemos abogado por la necesidad del acceso al signi-
ficado del usuario”, dependiendo de las características del tipo de objeto
de estudio y hemos concluido que, para las investigaciones acerca de la
cortesía, debe incorporarse a la metodología de análisis la explicitación
de las premisas socio-culturales que subyacen a las interpretaciones de
los/as analistas. Por otra parte, también nos hemos enfocado en las for-
mas de recogida de datos extralingüísticos que permitan justificar los
resultados obtenidos del análisis de los corpus en cuestión.
En el siguiente apartado trataremos de delimitar las características
de una orientación socio-cultural de la pragmática para los estudios de la
cortesía en relación a la postura que se asume desde otras orientaciones
de la misma.

3 Pragmática, socio-pragmática y pragmática socio-cultural en los


estudios de la cortesía

Fraser (1994) dice que se necesita algo más que la mera descripción de
cómo se realiza un enunciado en términos de fuerza ilocutiva para poder
interpretar cortesía; así, en Fraser (1990) afirma que los enunciados no son
corteses, sino que lo son los hablantes y que a la interpretación subyace lo
que llama “contrato conversacional”. “Éste se reflejaría en el conocimiento

14
Es de hacer notar que los informantes rioplatenses pertenecían a la segunda generación de
residentes en Suecia. Elizondo (2005) demuestra para algunos contextos de cortesía que tanto
hablantes de español argentinos de la primera y de la segunda generación de residentes en Suecia,
tienen competencia socio-pragmática en ambos estilos comunicativos, el argentino y el sueco.
54 Diana Bravo

por parte de los hablantes de sus derechos y obligaciones en una situación


en particular, sus términos estarían sujetos a cambios durante la interac-
ción y dependerían del modo en el cual los hablantes mismos evalúan la
situación en cada momento de su desarrollo.
Ya dentro de los estudios contrastivos y de interlenguaje llevados a cabo
por, por ejemplo, Blum-Kulka et al. (1989), se trata de recoger con diferentes
métodos las percepciones del usuario de la lengua para justificar la variación
en cuanto a la realización de actos y estrategias de cortesía en diferentes
grupos culturales. Este compromiso con el contexto del usuario se origina
en las investigaciones realizadas por Hymes (1972) acerca de la interpreta-
ción situada. Se incorpora la noción de “situación o evento comunicativo”
y el usuario de la lengua lo es en el marco de una comunidad de habla. En
corrientes lingüísticas como la Etnografía del habla (Hymes, 1967, 1972a,
1972b, 1977) y la Sociolingüística interaccional (Gumperz, 1978, 1982,
2001), se parte de la propia producción comunicativa para deducir o inferir
cuáles son los conocimientos que los hablantes comparten y que permiten
la producción y la interpretación en interacción. La idea que los guía es que
lo social o lo cultural no se refleja en el lenguaje en forma directa, sino que
son los propios hablantes en interacción los que construyen modelos de
organización de la realidad. Generalmente, se recurre a la consultación en
forma previa al analisis y con el objetivo de describir lo mejor posible todas
las circunstancias de la situación comunicativa (Gumperz, 2001). En la et-
nometodología lingüística que sigue las ideas fenomenológicas de Garfinkel
(1967) se dice que en la conversación se plasma el orden social y se toma
en cuenta para el análisis: el enunciado, el conjunto de los enunciados, las
características de los participantes en la conversación, las de la situación de
habla y el propósito de la actividad comunicativa. Para estas orientaciones
de la pragmática, el uso de los códigos lingüísticos en la conducta social es
dinámico e interaccional (Lavandera, 1992)15. Los términos de “socio-prag-
mático” y “socio-cultural” aparecen ya desde Hymes (op. cit.) asociados
a la noción de competencia de los hablantes, donde a la “competencia del
hablante o lingüística” propuesta por Chomsky (1957, 1965) se le opone la
de “competencia comunicativa” de Hymes (op. cit.). Es decir, que tales no-

15
Para Gumperz (2001), la situación de habla constituye una praxis social.
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 55

ciones están naturalmente asociadas a los estudios de segundas lenguas, al


encuentro intercultural y a los “fallos pragmáticos”, concepto acuñado por
Thomas (1983). Para Thomas, la socio-pragmática abarca las condiciones
sociales del uso del lenguaje y para Harlow (1990) se trataría de la interde-
pendencia entre forma y contextos socio-culturales. Por ejemplo, las distintas
expresiones del saludo se ubicarían en un nivel pragmático, mientras que el
conocimiento de cuándo y con quién usarlas, en uno sociopragmático. Para
estos autores el fallo pragmático en usuarios de una lengua no-materna, se
debería no tanto a no conocer las distintas formas que la realización de un
mismo acto adquiere, sino al desconocimiento de las reglas sociales y cul-
turales que subyacen a su utilización adecuada. Si bien estamos de acuerdo
con esta afirmación16, no creemos que esa distinción entre pragmática, socio-
pragmática y pragmática socio-cultural sea productiva para el estudio de
la cortesía, sobre todo si pensamos que sus expresiones pragmáticas no son
“separables” de la noción de adecuación social y que esta última depende
del acceso que tengamos a los significados del usuario de la lengua, como lo
hemos podido apreciar en los ejemplos en el apartado anterior. Creemos que
se debieran incluir estos niveles en una sola denominación, que abarque los
usos habituales de una determinada expresión, sus condiciones sociales y los
contextos socioculturales y por eso proponemos hablar de una pragmática
socio-cultural.
Dentro de las corrientes cuyos fundamentos descansan en los retos
que plantean las investigaciones en segundas lenguas, contrastivas o del
encuentro intercultural, no se ha desarrollado una teoría explicativa en
la que se expongan conceptualizaciones teóricas y metodológicas que
permitan describir un sistema de cortesía, dejando espacio para la varia-
ción. Sin embargo, se pueden reconocer en ellas algunos rasgos que las
identifican; (1) que aceptan la importancia del contexto extralingüístico
en la interpretación y (2) que acuden a las intuiciones del hablante para
obtener sus datos (Blum-Kulka et al., 1989).

16
En Bravo (1998a) observamos que en una conversación intercultural entre hablantes nativos y
no nativos de español, los malos entendidos no se producían a causa de la falta de competencia
lingüística de los no nativos, sino por la falta, tanto de hablantes L1 como L2, de una competencia
socio-cultural suficientemente compartida.
56 Diana Bravo

La pregunta es si para el estudio de la cortesía es per se relevante una


orientación pragmática y sociocultural del lenguaje, o si depende de si se
trata de una interlengua o de estudios contrastivos.
Con la finalidad de resolver este interrogante, en el apartado anterior
propusimos acceder al significado del usuario, dependiendo de los reque-
rimientos que surgieran de la naturaleza del propio objeto de estudio,
combinando introspección con consultación, lo cual requería del/de la
analista una competencia socio-cultural “suficiente”. Si no se cumplía
con esta condición, los métodos de consultación debían, con un mayor
grado de obligatoriedad, extenderse a la reproducción del análisis por
investigadores con pertenencia a la misma comunidad socio-cultural que
los hablantes en observación17.
Con base en lo dicho hasta aquí, vamos a ordenar las características
que distinguen a una pragmática socio-cultural frente a la orientación de
la pragmática, que tradicionalmente, se usa para estudiar cortesía:

Cuadro 2
Pragmática tradicional o formal de la cortesía vs pragmática
socio-cultural de la cortesía

Pragmática tradicional Pragmática


o formal socio-cultural
Beneficiario El destinatario Ambos
¿Qué hizo H con X ?
¿Qué quizo decir H con X?.
¿Cuál es el efecto social
Interpretación ¿Quiso H realizar una ame-
de X en la interacción
naza hacia O?.
actual?
Datos:
(1) de contextos de uso
Datos:
(elicitación)
(1) construidos
Fuente de infor- (2) de usuarios de la
(2) de contextos de uso
mación textual lengua (entrevistas o test
(3) de corpus naturales
de hábitos sociales o
intersubjetivos)
(3) corpus natural

17
Por ejemplo, mediante tests intersubjetivos (Bravo, 2008 y en prensa).
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 57

Actividad/es comunicati-
va/s en relación de co-tex-
tualidad y contextualidad
Unidad de aná- Acto de habla y estrategia de
realizadas en un “episo-
lisis cortesía en el enunciado.
dio”, considerado parte
integrante de la totalidad
del texto en estudio.
Lo mismo, más el con-
Contexto interpersonal e
texto social en el marco
interaccional: intenciones,
Contexto rele- del cual se produce el
creencias, racionalidad,
vante1 habla; la interdependen-
configuración psicológica del
cia entre lo lingüístico y
individuo.
lo extralingüístico
Lo mismo pero “en revi-
sión” de acuerdo a una
postura de relativismo so-
Teoría de los actos de habla, cio-cultural. Conceptos de
máximas de Grice, teorías la etnografía de la comu-
de la cortesía de Brown y nicación como “contexto
Levinson (1987); Lakoff del usuario”, “comunidad
Antecedentes
(1973) y Leech (1983); Aná- de habla” “evento comu-
teóricos o meto-
lisis del discurso (teoría de nicativo” y “competencia
dológicos
los actos de habla), compe- comunicativa”,
tencia lingüística, significa-
do del hablante, noción de Análisis de la conver-
inferencia. sación (metodología
lingüística), Análisis
del discurso (distintas
aproximaciones)
Lenguaje y socie-
Autonomía Interdependencia
dad

Luego de haber establecido estas diferencias vamos a dar, en el apar-


tado siguiente, un ejemplo de aplicación de la pragmática socio-cultural
al estudio de la cortesía.
58 Diana Bravo

3.1 Análisis de corpora naturales desde la perspectiva de la


pragmática socio-cultural del estudio de la cortesía

En este apartado vamos a ilustrar la realización de un estudio de


manifestaciones de cortesía desde un abordaje de la pragmática socio-
cultural. Con este propósito, explicaremos algunas de las categorías
de análisis que nos permiten interpretar si es que en una determinada
interacción se producen o no efectos de cortesía. Un primer paso para el
análisis es establecer algunos parámetros acerca de lo que entendemos
por cortesía. Según Bravo (2005) la cortesía puede definirse como:

una actividad comunicativa cuya finalidad propia es quedar bien con el otro y
que responde a normas y a códigos sociales que se suponen en conocimiento de
los hablantes. Este tipo de actividad en todos los contextos considera el beneficio
del interlocutor. El efecto que esta actividad tiene en la interacción es interper-
sonalmente positivo (Bravo, 2005: 33-34).

En esta definición decimos que la actividad comunicativa de cortesía


tiene como propia finalidad el quedar bien con el otro. En el Diagrama
1, desglosamos esta formulación para representar la idea que se quiere
transmitir:

Diagrama 1. Efecto social de la cortesía

Quedar bien CON El otro

Propia imagen Imagen del interlocutor

EFECTO SOCIAL DE CORTESÍA

El deseo de quedar bien beneficia a la propia imagen social y las


actividades para lograrlo involucran positivamente la imagen del/de la in-
terlocutor/a, o sea que el beneficio es mutuo y simultáneo. Por otra parte,
decimos que la cortesía es siempre, en alguna medida, normativa, aunque
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 59

haya formas más convencionalizadas que otras18, y que esto se debe a


que sus manifestaciones se inscriben en el contexto de las expectativas de
comportamiento adecuado a una situación en particular. Si este objetivo
de quedar bien con el otro, se cumple, entonces estamos ante un efecto
social de cortesía. Esto quiere decir que no damos por hecho que haya
cortesía antes de comenzar el análisis, sino que tenemos que comprobar
si esa interpretación resulta o no adecuada.
Vamos a presentar el texto de una conferencia en ámbito académico,
obtenida mediante filmación en universidades de Argentina. En Bravo
(2000) trabajamos con ese mismo texto, analizando el discurso desde la
perspectiva del orador en sus proyecciones hacia su auditorio, partiendo
de la suposición de que al preparar una exposición de este tipo se tiene en
mente a un auditorio virtual. En ese trabajo nos enfocábamos en el análisis
del texto de la conferencia y luego realizábamos un test intersubjetivo para
corroborar nuestra interpretación. En este test, estudiantes de postgrado
de la misma universidad que el ponente, replicaron el análisis, utilizando
el mismo marco teórico y metodológico de nuestra investigación. En lo que
vamos a presentar a continuación, se analizó el mismo texto de esa con-
ferencia, pero tomando como referente entrevistas realizadas a asistentes
al congreso. En estas entrevistas se les inquirió acerca de sus percepcio-
nes sobre eventuales efectos sociales de cortesía. Los datos obtenidos al
analizar las contribuciones comunicativas del orador se cotejaron con la
percepción comentada por los informantes, teniendo en cuenta sus roles
relativos con respecto al del propio conferenciante. Se trataba de alumnos/
as y colegas de la carrera de literatura de la misma universidad, lingüistas
(organizadores del encuentro); invitados de la misma universidad o de otras
de carreras afines a la comunicación e invitados de universidades de otros
países vecinos de Latinoamérica.
Resumiendo, diremos que en el texto se observó la co-textualización
de señales verbales y no verbales que fueron interpretadas en un primer
análisis, usando “introspección” y luego, esas interpretaciones, fueron
corroboradas mediante “consultación”. A su turno, los resultados así ob-
tenidos se cotejaron con las “percepciones” de los distintos “auditorios”

18
Bravo (2001, 2005).
60 Diana Bravo

, las cuales que habían sido recogidas mediante las entrevistas. Lo que se
muestra a continuación es:

(1) un extracto de texto de la conferencia en el que se indica la po-


sición de las señales no verbales usando doble paréntesis y pre-
cediéndolas con una letra para establecer un orden alfabético en
relación al momento de su ocurrencia. El antecedente verbal de
la señal no verbal19, aparece subrayado.
(2) seguidamente se exponen los valores de representación atribui-
dos a éstas por los/as analistas (la autora de este artículo y los
informantes que realizaron el test intersubjetivo) en el nivel socio-
emocional del análisis (Cuadro 3)20.
(3) finalmente, se muestran las interpretaciones a que dan lugar las
percepciones de los informantes entrevistados, de acuerdo a sus
roles y a sus respectivas “entradas” a la misma situación comuni-
cativa (Cuadro 4).

(1)
[a ((sonrisa, contacto ocular con el público)) Pensar que siempre me pasa lo
mismo [b ((sonrisa, contacto ocular con el público; risa de la audiencia)) o sea c
((risa reprimida)) [vengo a uno de estos encuentros... [d ((ambas manos, abarca
el lugar físico ocupado por el encuentro)) [traigo a veces un papelito [e ((contacto
ocular, ambas, manos, dibuja/demarca el lugar ocupado por el papelito)) [otras
veces traigo mi incertidumbre total ((ambas manos, dibuja un círculo )) [f ((mo-
vimiento envolvente con las manos, del público hacia sí mismo, representación
del sonido, palmas hacia sí mismo, torso hacia el público)) y cuando escucho
¿eh?. [g ((contacto ocular)) [ busco una catarata de imágenes [h ((movimiento
con las manos ahuecadas, del auditorio hacia sí mismo ))[que se me precipita [
i ((movimiento de las manos ahuecadas hacia sí mismo)) [j ((movimiento con
las manos que se entrecruzan)) todo se me mezcla y [k ((sacude la cabeza)) no
sé muy bien ((dirige las manos al lugar donde supuestamente está el papelito))
qué sentido tiene el papelito [o lo que l ((señala al otro lado de la mesa )) había
pensado [...][sino eh.. ll ((respira y cierra los ojos )) cómo [todo se me convierte
hasta cierto punto en una abusiva... autobiografía..m ((dirección de la mirada
hacia Jorge*)) [en cierto sentido...n ((descenso de tono de voz , dirección de la

19
La expresión verbal con la que se combina la no verbal.
20
Ver a propósito una distinción entre distintos niveles de análisis de los textos: Bravo (2000b).
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 61
mirada hacia Jorge )) ¿eh?... [digo esto porque ñ ((levanta el hombro izquierdo,
tuerce la cabeza y coloca [...]

Cuadro 3
La gesticulación: valor de representación

Ref. Valores
Sinceridad; Complicidad; Compromiso interpersonal
(a) y (b)
(“me hago cargo”)
(c) Modestia
(d) Incluir al auditorio; Modestia; Sinceridad; Espontaneidad
(f) Incluir al auditorio
(g + h + i) Incluir al auditorio: “las recibo de Uds.”
(j + k + l
Modestia; Espontaneidad; Sinceridad: (desconcierto)
+ ll)
(m) Buscar aprobación

Cuadro 4
Percepción “social” de la combinación de señales verbales y no verbales

Rol Efecto Rol


Discurso Registro
del hablante social del intérprete
Retórico orador formal cortés auditorio
Presentación cien-
académico informal cortés auditorio
tífica
Presentación cien- amena-
colega informal colega
tífica zante
Presentación cien-
profesor informal cortés alumno/a
tífica
Presentación cien- académico amena-
informal lingüista
tífica de literatura zante
Presentación cien-
pedagogo informal cortés auditorio
tífica
Presentación cien-
persona informal cortés auditorio
tífica
colega invitado
Presentación cien- amena-
argentino informal de Latinoamé-
tífica zante
rica
62 Diana Bravo

El hablante utilizó un registro formal en el plano retórico, cum-


pliendo así con los estereotipos acerca de la presentación de un orador
frente a su audiencia. Utilizó recursos como los de escenificar modestia
en un plano socio-emocional (ver las señales correspondientes en el
cuadro 3) e incluir al auditorio en las valoraciones positivas de sí mismo
(ver las señales correspondientes en el cuadro 3). Este registro formal
en el rol de orador fue valorado positivamente por una mayoría de los
informantes pertenecientes a todos los grupos. Lo mismo ocurrió con la
“informalidad” utilizada por el hablante al hacer referencias específicas
a su investigación. Los colegas, es decir, los académicos de literatura,
criticaron en la propia presentación científica el registro informal, puesto
que lo vieron como una escenificación de la superioridad científica del
conferenciante, en la cual se evidenciaba que éste suponía que su solidez
científica era bien conocida por el auditorio y no necesitaba de confirma-
ción. Los/as alumnos/as, por su parte, apreciaron la informalidad, como
una manera de igualar las asimetrías sociales. Los lingüistas criticaron
la informalidad en la exposición de la investigación, justificándolo en la
falta de sistematización propia de las exposiciones de literatura, frente
a la mayor estructuración de las de lingüística, y consideraron que esto
arriesgaba la imagen social del académico. Entre los invitados de países
limítrofes con Argentina, se señaló que el conferenciante habría mostrado
superioridad y soberbia, coincidiendo con los estereotipos que se tienen
de los argentinos en otros países (ver en Bravo, 2002).
De estos resultados surge que la interpretación de los efectos sociales
de los comportamientos comunicativos puede variar dependiendo de la
posición relativa de los roles de los informantes con respecto al del con-
ferenciante. Por otro lado, es de destacar que la consultación adquiere, en
su calidad de instrumento metodológico para la interpretación, caracte-
rísticas de flexibilidad acordes con los objetivos de la investigación.

4 Conclusiones

En un trabajo contemporáneo a éste (Bravo, en prensa), discutimos


la influencia de la incorporación del factor extralingüístico al análisis
contrastivo de las manifestaciones de cortesía en la elaboración de cate-
Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socioculturales... 63

gorías y conceptos aptos para dar cuenta de la diversidad. En el presente


artículo, hemos confrontado la utilidad de aplicar una pragmática so-
cio-cultural para el estudio de la cortesía frente a lo que nos ofrece una
pragmática tradicional o formal. En la discusión hemos argumentado a
favor de la necesidad de una metodología que nos permita, como analis-
tas, movernos desde el texto al usuario de la lengua y viceversa.
Para eso nos hemos manejado con ejemplos de discursos monocul-
turales, para así establecer que la necesidad de acceder a los significados
del usuario en el marco de la comunidad socio-cultural de pertenencia,
no es sólo actual para los estudios de interlengua, contrastivos o inter-
culturales, sino que se extiende a todos los contextos donde se interprete
cortesía.

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