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Dijk, T. (2003). “El estudio del discurso”. El Discurso como estructura y proceso.

Barcelona:
Gedisa.
El autor parte de entender al Discurso como un suceso de comunicación que incorpora aspectos
de carácter funcional puesto que le interesa quién habla, porqué habla, cuando habla, etc., dicho
de otra forma, los usuarios del lenguaje lo utilizan para comunicar ideas, creencias, expresar
emociones, que forman parte de sucesos sociales complejos, por ende, se lo puede caracterizar
también como una interacción verbal. En consecuencia, el Análisis del discurso se encarga de
estudiar la conversación y el texto en contexto, es decir el uso del lenguaje sin limitarse a que
sea hablado, sino que también incluye el lenguaje escrito; es por esta razón que se deberá tener
en cuenta componentes de carácter lingüístico, pero a la vez contextuales a la hora de realizar un
análisis de esta índole. En síntesis, el estudio del discurso estudiara el uso del lenguaje con sus
respectivos aspectos enmarcados dentro de su contexto, lo que implica que dicho discurso
presenta tres dimensiones: a) el uso del lenguaje, b) la comunicación de creencias (cognición) y
c) la interacción en situaciones de índole social.
El discurso entendido como una estructura verbal se basa en el estudio del lenguaje, las
manifestaciones observables y superficiales, de este modo usamos el lenguaje cuando hablamos,
escribimos, escuchamos o leemos discursos; entre estas manifestaciones podemos considerar los
sonidos, la vista y el cuerpo, por ejemplo, los sonidos pueden establecer relaciones entre
oraciones por medio del énfasis, la pronunciación, la entonación y diferentes marcas, lo que
implica por ende, un análisis multimodal, puesto que dichas manifestaciones no ocurren de
manera aislada sino que son acompañadas por gestos, y viceversa. Al mismo tiempo es por
medio de la sintaxis (orden y forma) que el discurso encuentra otra forma de manifestar su
complejidad; aquí el análisis del discurso va más allá de los límites de la oración ya que estudia
cómo se afectan/influyen mutuamente en su forma, lo que implica que la ‘gramaticalidad’ de las
oraciones es relativa ya que el orden de las palabras en una oración no es arbitrario, puesto que
cumplen funciones respecto a otras oraciones del mismo discurso; en síntesis, la estructura
formal de las oraciones en el discurso no es independiente del resto del discurso (o del
contexto). Cuando se habla de sentido en el discurso se suele utilizar la expresión
representaciones semánticas. Dijk T. (2003) afirma: “hacemos referencia con este término a los
sentidos abstractos y conceptuales propios de las palabras, de las oraciones, de las secuencias de
oraciones y de discursos enteros” (pág. 31). El sentido es aquello que los usuarios del lenguaje
asignan al discurso a través de un proceso también conocido como ‘asignación de sentido’
donde se asocia el sentido a la mente de los usuarios del lenguaje puesto que las personas tienen
mucha información que no se expresa necesariamente en el sentido del discurso; algunos
especialistas afirman que estos sentidos pueden ser compartidos o sociales, por lo que se debería
establecer una relación entre ellos y la interacción. De manera análoga, existe un término propio
de la semántica que se aplica al sentido de toda una clausula: proposición, la semántica se
encarga de estudiar la estructura de estas proposiciones, en especial las relaciones entre estas y
el discurso; así mismo nos encontramos frente a otra noción semántica: la coherencia, es decir,
la conexión del sentido de las oraciones desde dos niveles de análisis: un micronivel, el cual se
encarga de estudiar las proposiciones que aparecen una a continuación de la otra que obedecen
principalmente a condiciones de coherencia y naturaleza funcional, y un macronivel, donde se
estudian las proposiciones en el discurso en su totalidad, lo que implica que aparecerán nociones
típicas como los tópicos y los temas, siendo los que constituyen el sentido global del discurso.
Por último, otro aspecto del discurso es la noción del estilo y la retórica, el estilo se lo define en
términos de variación, es decir, la elección que se realiza de una determinada palabra va a variar
en función del contexto; y, por último, la dimensión retórica del discurso se basa en el acto de
persuadir abstrayendo la atención, lo cual se realiza a través de recursos estilísticos como la
metáfora, la rima, la hipérbole, etc.
Como el autor plantea hasta aquí, se puede entender al discurso a través de estructuras de
sonidos o imágenes, y en formas abstractas de oraciones que componen la sintaxis; pero al
mismo tiempo es posible describirlo en términos de las acciones sociales que ejercen los
usuarios del lenguaje, es desde este punto que el autor se posiciona para hablar de discurso
como acción e interacción en la sociedad. En dicha dimensión del discurso se estudiarán
entonces las situaciones sociales donde la sociedad y la cultura se ven estrechamente
vinculadas; por un lado, se estudian los actos de habla puesto que ponen de relieve el hecho de
que, cuando utilizamos el lenguaje, realizamos al mismo tiempo varias actividades; dichos actos
de habla pueden ser de carácter locutivo refiriéndose a las estructuras abstractas de sonido,
independientemente de cómo estos se clasifiquen tendrán que seguir una serie de condiciones
específicas, también denominadas como ‘condiciones de adecuación’ puesto que serán de gran
importancia tanto el sentido de la emisión como el contexto situacional del hablante. Dijk T.
(2003) afirma: “lo radicalmente nuevo en este enfoque, […] fue la percepción de la dimensión
social de nuestra actividad cuando producimos una emisión en algún contexto” (pág. 37), dichos
actos de habla se ejemplifican en los discursos a través de preguntas, amenazas, felicitaciones, o
aserciones. Al mismo tiempo, considerando al discurso como acción e interacción, el texto y la
conversación aparecen como una jerarquía compleja puesto que “las personas interactúan entre
sí: se conceden turnos en la conversación, atacan a los otros y se defienden, inician y cierran
diálogos, negocian, […]” (Dijk, pág. 39). En síntesis, se debe realizar un análisis de todos los
actos que podemos realizar mediante la realización de otros actos, por ende, el análisis de la
conversación se encarga de los diversos actos sociales tal como se realizan en sus contextos
sociales y culturales correspondientes. Por último, dentro de esta dimensión del discurso se
considera a su vez las estructuras abstractas y el uso concreto del lenguaje, lo que implica un
enfoque empirista puesto que los analistas prefieren enfocarse en como las personas hablan y
escriben concretamente en situaciones sociales, esto significa que podemos encontrar oraciones
incompletas puesto que el uso concreto del lenguaje en la vida cotidiana puede parecer
‘desprolijo’ pero lo que se busca es considerar a estos ‘errores’ como una forma de desempeñar
una función contextual, puesto que al ser un enfoque empirista considera al texto y a la
conversación tal como se presentan concretamente.
Por último, entender al discurso como cognición y comunicación de creencias implica aceptar
que actividades como dotar de sentido, entender e interpretar pertenecen también al ámbito de la
mente, es decir que a la hora de comprender y producir discursos entran en juego diversos
procesos y representaciones mentales. En esta dimensión nos encontramos frente a conceptos
que intervienen en el discurso como las creencias, las ideologías, las actitudes, la cognición
individual, pero a su vez la cognición sociocultural, esto quiere decir que el enfoque cognitivo
no se limite a las representaciones mentales de reglas abstractas, sino que también se interesan
por como los usuarios del lenguaje producen y entienden concretamente el discurso, esto se
debe a que estudian los procesos estratégicos que los hablantes aplican ya sea consciente o
inconscientemente en la comprensión de oraciones; un análisis cognitivo del discurso se
centrara en que los procesos mentales son constructivos puesto que las representaciones
mentales producto de lo que leemos y entendemos se generan a partir de conocimientos previos
que los usuarios del lenguaje posean. Esto último lleva a pensar en los procesos de comprensión
que se presentan en esta dimensión, dichos procesos plantean que los usuarios del lenguaje
construyen representaciones del texto y del contexto de manera gradual y también modelos
mentales, esto quiere decir que lo que recordamos de textos y conversaciones no son las
palabras exactas sino más bien los modelos mentales que se forman como una representación
esquemática de nuestras creencias subjetivas acerca de un suceso o situación. La mayor parte de
los estudios del discurso se desenvuelve en los ámbitos que expone el autor o en varios de ellos
al mismo tiempo, como el sentido, la interacción, la cognición; al mismo tiempo el contexto
desempeña un papel fundamental en la explicación del contexto y la conversación puesto que se
define como la estructura de todas las propiedades de la situación social que posibilitan la
producción y recepción del discurso, es por esta razón que al tomar un punto contextual del
discurso aparecen muchos aspectos de la sociedad y de la cultura que son de suma importancia
para el análisis, dentro de los aspectos podemos encontrar el género, referido a los modos de
hablar sexistas que pueden predominar en un grupo, la filiación étnica, esto implica que es
importante para la comunicación analizar factores como el racismo ya que este y la historia de
la esclavitud crearon las condiciones que hicieron posible el surgimiento de patrones discursivos
en determinada comunidad, y otros aspectos que demuestran cómo es posible encontrar, en
cualquier nivel de discurso, ‘huellas’ de un contexto en el cual estará enmarcado.
Ahora bien, si entendemos al discurso desde una amplia interpretación donde se incluye la
cultura y la sociedad surgen otras formas de enfrentar el análisis del discurso, aparecen entonces
el análisis del discurso con carácter social y el análisis del discurso que posee un carácter más
crítico; el análisis social del discurso pretende entender al discurso como acción social en el
cual la comprensión, la comunicación y la interacción forman parte de estructuras y procesos
socioculturales más amplios, es decir, podemos establecer relaciones entre el uso de pronombres
con el sentido, los modelos mentales y las creencias socialmente compartidas. Por otra parte, el
análisis crítico del discurso implica que los analistas se comprometan activamente con los
temas, no siendo objetivos, sino que pueden explicitar su posición social y política, es decir,
toman partido y participan de forma activa para manifestar su desacuerdo o cuestionar la
dominación y el poder. Con el objetivo de que todo trabajo o investigación sea considerado
‘adecuado’ deberá seguir los principios de la disciplina en la cual se enmarca, lo mismo ocurre
entonces con el análisis del discurso, el cual conlleva diferentes principios básicos de suma
importancia, estos son: a) texto y la conversación natural, esto se debe a que el interés principal
se remonta a como ocurren dichos fenómenos en su contexto natural y cotidiano, b) los
contextos deben tomarse en cuenta puesto que cada discurso está enmarcado en contextos
sociales y culturales, c) el discurso como practica social de los integrantes de un grupo, este
principio se basa en que las personas que participan del discurso lo hacen como pertenecientes a
diversos grupos, d) las categorías de los miembros de un grupo, esto abarca las maneras en
como los miembros de un grupo interpretan y categorizan las propiedades del mundo social, e)
la secuencialidad y constructivismo, implica que en todos los niveles del discurso las estructuras
que lo componen, como las oraciones, se deben interpretar en relación con las precedentes y de
manera tal que se analicen funcionalmente como elementos de unidades superiores, f) niveles y
dimensiones, se trata de relacionar los niveles entre si y ver como los usuarios los usan de
manera estratégica, entendiendo los niveles como fenómenos como el sonido, g) el sentido y la
función son objetivos primordiales de los usuarios del lenguaje así como de los analistas ya que
ambos persiguen el sentido, h) las reglas son aquellos lineamientos gramaticales que el texto o
la comunicación debe seguir, el estudio concreto del discurso se basa en cómo se pueden pasar
por alto o modificar estas reglas, i) las estrategias son aquellas que a la par de las reglas, los
usuarios del lenguaje conocen y emplean de manera mental, y por último h) la cognición social,
esto implica entender el papel importante que cumplen los procesos y representaciones mentales
en la comprensión y producción de un texto, ya que todo aspecto del discurso se puede entender
cuando se remite a la mente, es decir, a la cognición.
En conclusión, el análisis del discurso se mueve dentro del micro y macronivel propios de la
conversación y el texto, pero a la vez de la sociedad, es de esta forma como llego a tener su
propio lugar dentro de las humanidades y las ciencias sociales. Basándonos en los principios
presentados en el párrafo antaño podemos asegurar que el análisis del discurso puede
presentarse de diferentes formas, algunos son abstractos, otros más teóricos, descriptivos,
gramaticales, etc., y en consecuencia el análisis del discurso se considera entonces como una
‘disciplina transdisciplinaria’.

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