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LA BIBLIOGRAFÍA

LOUISE NOELLE MALCLES

E D I T O R I A L U N I V E R S I T A R I A DE B U E N O S A I R E S
Título de la obra original: bibliograpbie
Presses Universitaires de France, 1956

Traducida por
R oberto J uarroz

Revisión técnica de Josefa Sabor

© 1960
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES - Florida 656
Fondada por la Universidad de Buenos Aires
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY
IM P R E S O EN LA A R G E N T IN A - P R I N T E D IN A R G E N T I N A
"El bibliógrafo está, muy a menudo, habituado
a la ingratitud de aquellos a quienes sirve. Pero
le basta saber que su trabajo es útil y que crea
trabajo: con ello está recompensado.”
L u c ie n F e b v r e .
INTRODUCCIÓN

La historia de la bibliografía no ha sido escrita nunca o sólo lo ha sido


parcialmente. Ello significa que aunque se conozca el número y la calidad de
los repertorios de libros que se han sucedido en el curso de los siglos, se está
aún mal informado sobre las razones o las circunstancias que provocaron o
rodearon la creación de los mismos. Es posible que los primeros bibliógrafos
hayan trabajado instintiva y aisladamente, haciendo bibliografía quizá sin
saberlo, pero sin dejar por eso de ser influidos por los acontecimientos o ins­
tados por ciertas necesidades; sea como fuere, ignoramos todo o casi todo lo
referente a su personalidad, así como a las condiciones que determinaron su
trabajo. En la Grande Encyclopédie, un artículo de ochenta y cuatro columnas,
fechado en 1885, consigna una suma considerable de repertorios bibliográficos
que, cual frutos arrancados del árbol, se hallan aislados de sus autores y de
su tiempo. De esta manera, no se deducen de ese erudito estudio las grandes
líneas directrices de las ideas y de las teorías bibliográficas. En cambio Ch.-V.
Langlois, pone claramente en evidencia esas líneas, pero sólo en lo que con­
cierne a la bibliografía histórica, en su ya clásico Manuel (1900-1904). Más
recientemente, Th. Besterman bosquejó las de los siglos xv, xvx y xvn en su
opúsculo Les débuts de la bibliographie méthodique (1 9 5 0 ), en tanto que
J. F. Fulton (1951) y J. Thornton (1949 y 1954) trataron de hacer lo mismo
respecto de la bibliografía médica y científica. Por otra parte, ninguna historia
de las letras o de las ciencias trata, a decir verdad, de la obra de los bibliógra­
fos; obra que, sin embargo, sobre todo en los siglos xvxi y xvm , se aproxima
mucho a la crítica.
Se impone, pues, un trabajo de interpretación de los resultados obtenidos
en bibliografía, desde el siglo xv hasta la actualidad. Realizado según el método
que se utiliza en arqueología y en historia, sería tan extenso y delicado como
apasionante y revelador; pero desbordaría con exceso el ámbito de esta colec­
ción. Por lo tanto nos limitaremos a un esquema, donde deseamos destacar
las figuras de los principales bibliográfos de cada siglo, al mismo tiempo que
los móviles que los condujeron a la causa bibliográfica; puede ser que así la
bibliografía cobre un nuevo aspecto, un aspecto menos frío que el que suele
ofrecer a menudo 1.
1 Este libro estaba ya en prensas cuando nos llegó el anuncio de la siguiente obra: A bistory
of bibliographies of bibliographies, por A r c h e r T a y l o r , New Brunswick, Scarecrow, noviem­
bre, 195 5, 156 páginas. (N. de la ed. francesa.)
CAPÍTULO I

OBJETO Y DEFINICIÓN DE LA BIBLIOGRAFÍA

El h isto riad o r Charles-Victor Langlois allí enumeradas poseen caracteres comunes:


(1863-1929) escribió en 1904: "¿Qué hacer el mismo lugar de origen (impresión, edición),
para que el público esté en condiciones de la misma fecha o época de publicación, el
informarse, rápida y seguramente, sobre los mismo idioma o el mismo asunto.
recursos de toda especie que ofrece la enorme Los repertorios se clasifican en tres cate­
biblioteca acumulada por los escritores de gorías principales. Los de carácter general,
todos los tiempos y de todos los países, es decir, que registran publicaciones impresas sin dis­
el patrimonio literario y científico de la hu­ tinción de materia ni de idiomas, se llaman
manidad? ¿Cómo disponer ese patrimonio para universales o internacionales-, los que regis­
que todos los interesados lo aprovechen tan tran publicaciones sin distinción de materias,
completa y cómodamente como sea posible? pero escritas en el mismo idioma o aparecidas
Tal es el enunciado más general del problema en el territorio de una sola nación, se deno­
bibliográfico.” Sería difícil expresar dicho minan nacionales; y , finalmente, los que sólo
enunciado en términos más accesibles; por eso, registran los escritos referentes a un tema
con el fin de adoptar una forma igualmente único se llaman especializados y pueden, a
directa, se puede responder que la solución su vez, ser internacionales o nacionales según
del problema reside en la utilización de ciertos que esos escritos sean originarios de varios
instrumentos particulares del trabajo intelec­ países o de uno solo.
tual denominados bibliografías o repertorios La función de los repertorios generales con­
bibliográficos. siste en suministrar los datos estadísticos
Los repertorios impresos a partir del siglo relativos a la actividad tipográfica de un con­
xv, que se cuentan hoy por millares, son junto de países o de un país determinado.
nomenclaturas de textos igualmente impre­ En el primer caso, dado que el número de
sos. A llí, cada texto se encuentra consignado libros aumenta rápidamente, se lim itan, con
por autor o autores, título y pie de imprenta el tiempo, a presentar selecciones de los más
(lugar de impresión y de edición, nombre antiguos, de los más bellos o de los mejores.
del impresor y del editor, fecha, formato, En el segundo caso, en cambio, tienden a ser
número de páginas) si se trata de un libro, o cada vez más completos y se transforman,
por las referencias de la publicación periódica, a la postre, en fuentes oficiales de la produc­
si se trata de un artículo. Después de estas ción impresa nacional: Ésta puede ser totali­
características, que podríamos llam ar descrip­ zada para un período pasado o presentada
tivas, suelen figurar notas especiales y analí­ periódicamente, a veces en fragmentos corres­
ticas, y comentarios críticos. pondientes a diversas categorías de documen­
Cada repertorio tiene objeto propio y es tos: libros propiamente dichos, publicaciones
útil, por consiguiente, para investigaciones del oficiales de gobiernos y administraciones
mismo tipo. Dicho de otra manera, las obras públicas, escritos universitarios, nuevos pe-
riódicos, obras musicales, etcétera; con fre­ Augsburgo, y un sinnúmero de veces en los siglos si­
cuencia, a los grabados, ilustraciones y foto­ guientes: en Basilea (1529) y en Francfort (1549), con
grafías, se añaden documentos iconográficos, los escolios de Erasmo. En i 580, se las reúne con las de
igual género y casi idéntico título, de San Isidoro de
mapas, atlas, planos . . .
Sevilla (570-634), Honoré de Autun ( j 1140), Sige-
En cuanto a los repertorios especializados, bert de Gembloux (1030-1112) y Henri de Gand
su objeto es informar sobre la actividad in­ (1220-1295), en un volumen de 430 páginas, impreso
telectual, internacional o nacional, en cada en Colonia, que recogió alrededor de dos mil obras de
una de las ramas del conocimiento; por tal autores d.e la Iglesia.
razón, además de libros, consignan también El Myrobiblion, de Focio (815-891), patriarca de
artículos aparecidos en periódicos; práctica Constantinopla, es un nomenclador de libros leídos y
que no es habitual en los repertorios generales. comentados por el sabio, quien nos revela así gran
Las normas que se pueden adoptar como cantidad de textos desaparecidos. Esta obra fue impresa
principios de investigación, transcripción y por primera vez en Augsburgo, en 1601.
agrupamiento de las publicaciones registradas Los hombres instruidos que, a partir del siglo xv, se
preocupan por registrar en colecciones de títulos los
en los repertorios presentan también aspectos
libros impresos, siguen la tradición antigua. El primero
diversos; en razón de tales normas, se esta­ es un abad del convento de benedictinos de Spanheim,
blecen nuevas distinciones entre ellos de ma­ Prusia, Johann _Tritheim (146 2 -1516), cuyo Líber de
nera que, generales o especializados, pueden scriptorikus ecclesiasticis apareció en Basilea, en 1494,
ser exhaustivos (o tender a serlo), selectivos, en París en 1512 y en Colonia en 1531 y 1546 (Cf.
descriptivos, analíticos, críticos, retrospecti­ página 14).
vos y en curso, y estar clasificados alfabética­ Desde entonces, los repertorios se multiplican con rit­
mente (por autor, título o m ateria), crono­ mo tan rápido como el de la tipografía; pero no llevan
lógica o sistemáticamente. el nombre de bibliografía y se los designa con alguno
Estas nociones fundamentales fueron siste­ de los siguientes: bibliotheca, catalogas, repertoríum,
matizadas hace apenas unos cincuenta años. ínventarhim, índex. En Francia el término "bibliogra­
Hasta entonces, no pasaban de ser fluctuan- fía” no es adoptado hasta 1633, y el primero en usarlo
es Gabriel Naudé, bibliotecario de Mazarino, en su
tes y contradictorias. Daniel Grand lo demues­
Bibliographía política. La nueva denominación no sig­
tra en la Grande Encyclopédie (1 8 8 5 ), al nifica de ningún modo un cambio en las condiciones
enumerar varios centenares de repertorios de la investigación de los textos impresos. Quienes se
en orden poco racional o según criterios que dedican a tal tarea son, lo mismo que al comienzo, sa­
hoy en d ía se consideran erróneos. Y lo mis­ bios y eruditos animados por viva curiosidad científica,
mo hace el bibliógrafo Henri Stein en el Me­ que trabajan aisladamente y, no hace falta decirlo, sin
mento Larousse (1936). reglas técnicas y a veces sin método aparente; su traba­
jo concierne directamente a la historia. Prueba de
Definición del término "bibliografía”. El vocablo ello es el hecho de que la gran mayoría de los reperto­
"bibliografía” (del griego biblion — libro, y gra- rios impresos entre el siglo x v y las postrimerías del
phein — escribir), es posterior al objeto que designa: siglo xvin son especializados y se limitan a consignar
el repertorio de título. Éste, en forma impresa, aparece la historia de los estudios relativos a una disciplina
hacia 1494, pocos años después del descubrimiento de determinada.
la tipografía; pero su origen, en forma de manuscrito, En 1751, el vocablo “bibliografía” no figura en la
es mucho más antiguo. En el siglo II, el médico griego Encyclopédie de Diderot y d’Alembert; en cambio, se
Claudio Galeno, al escribir De libris propiís líber, ofrece registra allí "bibliógrafo” con la acepción de "paleó­
la primera manifestación de la noción bibliográfica grafo”: el que descifra los manuscritos.
que equivale a "lista de obras”. Tal idea reaparece en En Francia, el cambio fundamental de la biblio­
los Scriptores ecclesíastícorum vítae, de San Jerónimo grafía data de la segunda mitad del siglo xvm. La
(y 420) y en el illustriwm virorum catalogas, de Ge- época revolucionaria, en efecto, ha de transformar lo»
nadio, de Marsella ( f 4 9 5 ); ambas obras, que son biobi- hábitos y las posiciones adquiridas; pero, fenómeno
bliografías, impresas conjuntamente desde 1470, en curioso, la bibliografía, que a partir del siglo xv se
había orientado por buen camino (es decir, había con­ desde 1847, enseñanza especial para clasificación de
sistido espontáneamente en la búsqueda de libros, condi­ archivos y bibliotecas, circunstancia que en 1869 dará
ción que recuperó después), se aparta bruscamente de lugar a la creación de una cátedra de bibliografía cuyo
esa senda para extraviarse en un sinnúmero de vías programa, según Charles Mortet, primer titular de la
adyacentes y perderse a la postre en el conjunto de la materia, comprende tres partes: 1) estudio de los prin­
bibliología. cipales instrumentos de información y de investigación
En 1789, en Francia y en otras partes, la bibliografía a los qu.e es menester recurrir, tanto para la parte his­
se convierte en la "ciencia del libro” en todos sus as­ tórica como para la descripción y clasificación de libros
pectos. Esta concepción se impone a los hombres de la en una biblioteca pública; 2) estudio de los elementos
Revolución que, de la noche a la mañana, tienen que or­ esenciales y característicos que diferencian los libros
denar las cantidades de libros confiscados a las corpo­ en las diversas épocas de la historia, desde la antigüedad
raciones religiosas y a los emigrados, vale decir, clasi­ clásica hasta el siglo xx; 3) reglas teóricas de bibliote-
ficarlos y catalogarlos. El Rapport sur la bibliographie, conomía, que comprenden, por una parte, la redacción
del 22 Germinal del año II (11 de abril de 1794), de de distintos catálogos d.e libros manuscritos e impresos,
Henri Grégoire (175 0 -183 1), obispo constitucional de y por otra, el servicio de bibliotecas desde el punto de
Blois, diputado de la Convención que "ordena a las vista de su formación histórica, su legislación y su
administraciones que aceleren los ¿envíos de catálogos funcionamiento actual.
y que en el término de una década rindan cuenta del Se explica, pues, la definición d.e 1885 propuesta de
trabajo” fue escrito para estimular la tarea de cata­ acuerdo con su escuela, aunque no con los hechos, por
logación de los libros que habían pasado a ser pro­ un paleógrafo acostumbrado a consultar archivos.
piedad de la Nación, y sirvió para que se extendiera Por fin, en 1934, el Centro de Síntesis Histórica de
considerablemente el sentido del término "bibliogra­ París, trata oportunamente de dar una definición más
fía”. Esa ampliación no hace más que acentuarse en acorde con la verdad al hacer de la bibliografía un
los escritos del abogado del Parlamento, Armand-Gas- sector de la bibliología, y al atribuirle la función que
tón Camus (1740-1804), cuyas innumerables memorias efectivamente le corresponde y que es la de seguir la
presentadas al Instituto Nacional y referentes a bi­ marcha de las producciones del espíritu.
bliografía, tratan de la clasificación de los conocimien­
Este retorno a la antigua concepción de los primeros
tos humanos y, por ende, del ordenamiento de los
siglos de la imprenta da la razón a Langlois, quien
libros en las bibliotecas (véase el capítulo V ) .
afirmaba hace cincuenta años: "La bibliografía es esa
Durante el Primer Imperio, aparecen, en Francia, y parte especial de la ciencia del libro que trata de los
también en el extranjero, los primeros tratados teóricos repertorios y que suministra los medios para procurarse
sobre la ciencia del libro; se titulan: bibliografía, aun lo más rápida y completamente posible, informaciones
cuando tratan simultáneamente de bibliotecología, bi- sobre las fuentes”, donde el término fuentes, entendido
bliofilia, biblioteonomía, bibliografía pura y hasta de según el espíritu del autor, vale tanto para los docu­
paleografía, historia de las bibliotecas y crítica literaria; mentos manuscritos como para los impresos. Pero lo de
en suma, de un conjunto de estudios netamente dife­ "bibliografía de fuentes manuscritas” parece paradoja,
renciados .en nuestros días. Todo el siglo xix adoptará a juicio de otro bibliógrafo eminente, Pierre Carón,
esa manera de ver, consagrada en 188 5 por la Grande quien en 1945 escribió: "No utilicemos el término
Encyclopédie y fielmente reproducida hasta la fecha 'bibliografía’ sino para una sola categoría de fuentes:
por todos los diccionarios lingüísticos. los libros.”
Ahora bien: en 1885, hace tiempo que los alcances En consecuencia se puede decir que la bibliografía
de la bibliografía están delimitados. Ya en 1810 dan investiga, transcribe, describe y clasifica los documentos
fe de ello la primera edición del Manuel du libraire, de impresos, con el fin de constituir los instrumentos de
Jacques-Charles Brunet, y sobre todo la creación de la trabajo intelectual llamados repertorios bibliográficos
Bibliographie de la France (véase el capítulo V I ); pero o bibliografías.
nadie se da por enterado. Sin duda debe considerarse El mismo vocablo designa, pues, el procedimiento a
entre las causas de tal anomalía el hecho de que en
la École des Charles1, fundada en 1810, se imparta,
chivistas, paleógrafos y bibliotecarios. El término char­
le, antiguamente chartre (del latín charta, papel), está
1 La École Nationale des Charles en París, es un tomado aquí en su acepción originaria o etimológica.
instituto de especialización, encargado de formar ar- (N. del T.)
seguir en el trabajo y el resultado obtenido. Hay una cía concreta cuyas innsens2s posibilidades, aún no ex­
técnica bibliográfica que permite utilizar las normas plotadas, ni siquiera se sospechan; por las cifras, por las
para investigación, transcripción, descripción y clasifi­ razonadas clasificaciones que reúne en el curso de los
cación de documentos, estudiados en biblioteconomía; y siglos, permite más d.e una deducción que beneficia,
dicha técnica conduce a los repertorios que para el entre otras, a las ciencias sociológicas y económicas. Es­
trabajador intelectual representan tanto, por .ejemplo, tudios recientes demuestren, en efecto, que los datos
como el martillo y el yunque para el herrero 1. bibliográficos son capaces de conducir al descubrimien­
to de ciclos de creación intelectual y artística, y éste
En resumen: aunque íntimamente ligada a distintas
no es más que uno de los primeros aspectos de su
ciencias, la bibliografía se presenta como disciplina
poder 2.
autónoma cuyo objeto propio es el inventario de los
Así como el demógrafo hace el censo de las po­
textos impresos. Por lo tanto, no dispensa de leer sino
blaciones y estudia sus variaciones, sin conocer a cada
que ahorra lecturas o señala las necesarias. De ahí a
uno de los ciudadanos de los países que le interesan, el
considerarla como simple técnica de orientación no hay
bibliógrafo, sin haber leido todos los libros, sigue el
más que un paso, muy fácil de dar. Sin embargo,
proceso de creación, el contenido y la difusión de los
examinada con más perspectiva, se afirma como cien-
mismos. Al menos, así es desde el gran cambio del
siglo xvm, cuando bibliografía se identifica con no­
1 Es, pues, impropio llamar bibliografía a la lista menclatura, en tanto que, en el origen, el término se
de trabajos citados a continuación de una obra o ar­ identificaba con lectura.
tículo. Sólo se trata de las referencias a los textos con­
sultados por el autor y no de la bibliografía sistemática­ 2 Z o l t o w s k i , V í c t o r : "Les cycles de la création
mente elaborada sobre el tema. intelectuelle et artistique”, Année sociologique, 19 52.

CAPÍTULO II

LA BIBLIOGRAFÍA EN EL SIGLO XVI. LA ÉPOCA ERUDITA

Así como los cronistas y los compiladores extiende por todas partes a la vez y modifica
de la Edad Media preceden a los historiado­ todas las condiciones del trabajo.
res del siglo xvi, los practicantes de alquimia En el dominio de las ciencias humanistas,
y de ciencias mágicas y ocultas, preceden a la Antigüedad, ignorada u olvidada durante
los sabios. Los unos, ante la falta de biblio­ largo tiempo, es descubierta nuevamente y
tecas, no piensan en examinar el valor de los admirada en virtud de sus monumentos, de
documentos y criticarlos; los otros, sin aceptar sus instituciones, de su historia y sobre todo
la observación y la experiencia, se dedican de su literatura, que el libro impreso pone
a teorizar. Sólo con el Renacimiento comien­ pronto al alcance de todas las manos. La cul­
zan verdaderamente los estudios históricos y tura totalmente eclesiástica de la Edad Media
científicos 1. hace lugar, inclusive entre las gentes de Igle­
La invención de la imprenta facilita la sia, a una cultura profana y laica. El estudio
reunión de gran número de libros y la com­ del pasado, practicado hasta entonces por una
paración de los mismos; el pensamiento se m inoría, se convierte en pasión universal y en
la principal preocupación de casi todo el sec­
1 G a b r i e l M o n o d : "Du progrés des études histori-
ques en France depuis le XVIe siécle”, Revue histori-
tor intelectual.
que, 1876, págs. 1-38. Los humanistas franceses se ocupan, du­
rante mucho tiempo, casi exclusivamente de la renovación de la anatomía con Yesalio,
filología antigua; hay que aguardar hasta la de la cirugía con Paré y de las ideas de Fernel;
segunda mitad del siglo XVI para que real­ a los textos griegos y árabes de la Edad Media
mente se despierte la curiosidad por otras suceden, con comentarios de esos textos, los
ciencias. La Reforma trae consigo el acrecen­ de los autores modernos.
tamiento de la actividad y la investigación Si se comparan ahora los libros en boga en
científicas con criterio liberal, pues las luchas el siglo x v i, con los primeros repertorios bi­
religiosas llevan a quienes participan en ellas bliográficos, se comprueba que unos y otros
a buscar argumentos o armas en los hechos evolucionan paralelamente. En efecto, los
controlados. Los estudios jurídicos adquieren primeros investigadores de libros pertenecen
gran impulso y hombres imbuidos por la al mismo medio científico que los autores y
Antigüedad y versados en el conocimiento de los lectores de los mismos. Symphorien Cham-
las leyes heredadas de la Edad Media, examinan pier, médico lionés, publica la primera nó­
las instituciones nacionales. Los sabios que mina de escritores médicos (1 5 0 6 ); Giovanni
por sus trabajos ocupan el primer puesto en Nevizzano, jurista piamontés, es el autor del
el siglo xvi son en su m ayoría jurisconsultos. repertorio más antiguo de obras de jurispru­
En el sector de las ciencias exactas, los cono­ dencia (1 5 2 2 ); Conrad Gesner, filólogo y
cimientos positivos atraen a naturalistas y naturalista de Zürich, es el primero que se
médicos. interesa por la bibliografía general (1 5 4 5 );
Además, esa atmósfera general del ambiente inmediatamente después le siguen los teólogos
erudito del siglo xvi se refleja en los libros y los filósofos.
leídos y coleccionados en esa época. Un estu­ ¿Cómo cumplieron su propósito estos pri­
dio reciente sobre las bibliotecas formadas a meros compiladores de impresos, si no gracias
partir de 1530 y cuyos inventarios han sido a las bibliotecas de su tiempo? Nevizzano,
publicados, así lo demuestra. Encontramos en Gesner y sus émulos del siglo x v i nos explican
ellos textos romanos, comentarios y glosas, que recorrieron las grandes ciudades y visita­
trabajos de jurisconsultos de la nueva escuela, ron las bibliotecas célebres de humanistas y
colecciones de ordenanzas, decretos de cortes de conventos, así como también a los libreros.
soberanas, fueros regionales, breviarios, tex­ Los monumentos que han dejado, aunque a
tos y comentarios de derecho canónico. menudo modestos por las dimensiones, gran­
En las bibliotecas de estudiantes, predo­ des por el esfuerzo que representan —ingenti
minan los textos de la Antigüedad y dan labore, exigimm opus, dice Nevizzano— es­
prueba del desarrollo de la cultura clásica tán construidos con material recogido direc­
favorecido por la creación del Colegio de Fran­ tamente en las fuentes y dan prueba del nivel
cia en 1 53 0 y el establecimiento de los jesuítas. alcanzado en ese entonces por cada una de las
Por influencia de la Reforma, en las biblio­ ciencias. Sólo a partir del siglo xvn, en cuyo
tecas eclesiásticas aparecen, al lado de los tra­ transcurso las bibliotecas adquieren carácter
tados de teología escolástica y de derecho enciclopédico gracias al desarrollo del pensa­
canónico, las mejores ediciones de la Sagrada miento y al progreso de la cultura, el trabajo
Escritura y de los Padres, fuentes del pen­ bibliográfico se enriquece y se extiende; cada
samiento; a ellos se agregan los libros heréticos, nuevo repertorio se nutre en los precedentes,
pues las controversias y discusiones dogmá­ y así de seguido. Pero tal no es el caso al co­
ticas originan gran cantidad de trabajos po­ mienzo.
líticos y libelos. Evidentemente, los humanistas que im pul­
Por fin, la sección de libros de medicina saron la ciencia bibliográfica son bibliógrafos
ocupa vasto espacio en los inventarios de las sin saberlo. Y, comprobación sorprendente, de
postrimerías del siglo, como consecuencia de entrada acuerdan a la disciplina rasgos defini-
torios; en efecto: aún hoy siguen siendo suyos sición. Es innegable, y los documentos lo
los grandes dominios que a partir del siglo confirman, que los catálogos de los impreso­
xvi le fueron espontáneamente asignados; a res de los siglos xv y xv i (por ejemplo, los de
saber: bibliografías especializadas por una las ferias de libros efectuadas en Francfort
parte, y por otra, bibliografías generales, del Main y en Leipzig a partir de 1564 y
tanto universales como nacionales. 1594), así como los inventarios de las biblio­
Más aún. En los repertorios especializados tecas de los humanistas, constituyen fuentes
—los primeros en el tiempo— están repre­ inapreciables y , por así decirlo, únicas, donde
sentadas casi todas las ciencias: medicina, de­ abrevan con celo los colectores de títulos.
recho, botánica, agronomía, cirugía, filosofía, Sea como fuere, aunque los catálogos sirvan
teología; consagradas todas las formas de pre­ de trampolín a la bibliografía, circunstancia
sentación: descriptiva, analítica, crítica, y que ni siquiera se pone en duda, no por eso
adoptados todos los sistemas de clasificación: deben ser confundidos con ella.
alfabético, cronológico, sistemático. En pocas
palabras: que la bibliografía queda definida,
aunque sea en esbozo, desde el primer mo­ Bibliografía especializada
mento. Su redacción deja acaso que desear
desde el punto de vista técnico, y sus sistemas Johann Tritheim (1462-1516), abad del
de clasificación son, sin duda, rudimentarios monasterio de Spanheim, diócesis de M agun­
y poco prácticos; en cambio, informa admi­ cia, abre la senda al publicar en 1494, impreso
rablemente sobre los autores y su pensamiento por el célebre Amerbach, de Basilea, un Liber
y también, aunque secundariamente, sobre sus de scriptoribus ecclesiasticis (ver página 1 0 ) ,
libros. trescientas páginas in folio en las cuales se
En verdad, los primeros repertorios se pa­ reúnen por orden cronológico un m illar de
recen más a diccionarios biográficos que a autores de la Iglesia; la lista de sus escritos
nuestras bibliografías actuales, en las cuales figura después de la noticia bastante breve
se sacrifica a los autores por la descripción acerca de su vida. La obra comprende alre­
completa y técnica de los libros. En cambio, dedor de siete mil citas, con índice ordenado
las bibliotheca, scriptores o catalogas scrip- por el nombre y no por el apellido del autor.
torwm nos hacen conocer antes que nada a En 1495, el mismo abad brinda un Cathalogus
los escritores y sus obras, y después, m uy suma­ illmtrmm vivorum Germaniae. Con esos dos
riamente, los libros. La idea de considerar el repertorios, los primeros en el tiempo, de
libro por él mismo, y de registrarlo debida­ carácter patrístico el uno, nacional el otro,
mente tras riguroso examen, no acude aún Tritheim puede ser considerado, con justa
a la mente, y tal hecho constituye una prueba razón, el decano de los bibliógrafos.
suplementaria de que la curiosidad, o mejor Symphorien Champier (1472-1533) estu­
aún, la pasión científica, anima a los primeros dia humanidades en París y medicina en Mont-
compiladores, quienes se revelan así como pellier; ejerce en Lyon y es primer médico
historiadores del pensamiento y la cultura. del duque de Lorena. Terapeuta y botánico,
Cabe formular una aclaración importante: astrólogo y filósofo, moralista, teólogo, poeta,
la historia de los repertorios no debe con­ su espíritu se interesa por todo. Derrocha en­
fundirse con la de los catálogos de los prime­ ciclopédica erudición en su Líber de qua-
ros libreros y coleccionistas o con los de las druplici vita (1 5 0 7 ), inspirado en el De
bibliotecas. Éstos pertenecen a la bibliografía triplici vita (1 4 8 9 ), del helenista y filósofo
en lo atinente a la redacción y, sobre todo, a florentino Marsilio Ficino (1433-1499).
la utilización práctica, pero no en lo que se El padre A llu t, biógrafo del médico lionés,
refiere al espíritu y a los métodos de compo­ escribe que Champier fue el primero que en
Francia se dedicó a la carrera de bibliógrafo. Pantagruel a París, y de los bellos libros de la librería
La primera de sus publicaciones, sin título y Saint-Victor”. Y agrega que Rabelais se muestra como
sin mención del impresor ni del lugar y fecha bibliógrafo fino e ingenioso, a la par que bibliófilo
atento, no sólo en el catálogo en cuestión, sino en toda
de impresión, se compone de diversos tratados
su obra, por las reseñas bibliográficas que allí se en­
anunciados en el Index librorum in hoc vohi- cuentran dispersas; en cuanto a su biblioteca personal,
■mine contentorum. El cuarto, De corporum contenía casi todos los libros impresos hasta entonces.
animorum morbis, consigna en el colofón el
lugar de impresión, Lyon, y la fecha, 1506.
En orden cronológico, el segundo reperto­
El primer tratado se titula De medicine claris
rio especializado, compuesto por el jurista pia-
scrípíoribus in quinqué partibus tractatus; es­
montés Giovanni Nevizzano ( t 1540), se re­
tá compuesto por 57 hojas que comprenden:
fiere a libros de derecho y aparece en Lyon
el elogio de los más grandes médicos, con exa­
en 1522. Es el Inventarium librorum in utro-
men y refutación de la magia; los soberanos
que jure hactemis impressorum que la Biblio-
que se dedicaron al estudio de la medicina; los
theca bibliographica italica, de G. Ottino y G.
filósofos y eclesiásticos que ejercieron ese arte
Fum agalli (1889-1895), califica de rarísimo.
o que escribieron sobre ese tema; y , por ú lti­
En efecto, este libro no figura en los catálogos
mo, los médicos italianos, franceses, ingleses
impresos de las grandes bibliotecas y Baudrier,
y alemanes. Todos ellos son citados en orden
en su Bibliographie lyonnaise du XVIe siecle
cronológico; después de bosquejar sus vidas,
tampoco lo cita; existiría un ejemplar m uti­
el autor detalla sus obras principales; pero
lado en la Biblioteca Nacional de Florencia.
de manera m uy sucinta, sin descripción, a
veces sin fecha. El segundo tratado de la colec­ A juzgar por sus abundantes ediciones, este
repertorio, que abarcaba unas m il obras ju rí­
ción, De quadruplici vita, en el que Champier
dicas clasificadas sistemáticamente de manera
trata de medicina, teología, filosofía, astro-
bastante sumaria y desprovisto de índice, pa­
logia e historia, contiene una lista bastante
rece haber tenido cierto renombre. La segunda
extensa de los primeros escritores médicos
edición, fechada en Venecia en 1525, corre
franceses, con un catálogo de sus obras.
por cuenta de Ludovico Gomes, obispo de
En 1533, Champier publica en Lyon la
Sarno de 1534 a 1543, con el título de Index
Apologética epístola, dirigida al médico ale­ Librorum omnium qui in ntroque jure bine
mán Bernard U nger; en el folio XLVIII de inde eduntur compositus; a los libros impresos,
la misma se encuentra un Catalogus illustrium
a los cuales se había limitado Nevizzano, se
medicorum ac novitiorum qui temporibus
agrega gran cantidad de textos manuscritos.
nostris scripserunt, editado por segunda vez
El Index, más o menos corregido y aumen­
en París, en 1541, a continuación del de Re-
tado, se imprime un gran número de veces,
macle Fuchs, de Limburgo: Illustrium maedi-
hasta 1596, con diversos títulos que recuerdan
corum qui superiori saeculo floruerunt ac
constantemente, sin embargo, el origen del
scripserunt vitae.
repertorio: Initio a Jo. Nevizzano collectus.
Johann Fichard, jurisconsulto alemán (1512-
Digamos al pasar que Rabelais se burló de Champier 15 8 1 ), J. B. Zilettus y J. W . Freymon aumen­
al inscribir el Campi clysterium en el catálogo de la tan cada nueva edición con sus descubri­
biblioteca de la abadía de Saint-Victor, en el siglo xvi.
mientos.
En 1872, el bibliófilo Jacob [Paul Lacroix], al investi­
gar los verdaderos títulos de cada volumen del catá­ En la dedicatoria del Inventarium, Ne­
logo imaginario, no vacila en decir que aquel ilustre vizzano cuenta todas sus búsquedas en las
autor era esencialmente bibliógrafo durante la época bibliotecas eruditas o en las librerías; ha
(153 3) en que escribió el segundo libro de Pantagruel, estado en Roma, Venecia, Padua, Bolonia,
uno de cuyos capítulos se titula "Acerca de cómo llegó Milán, Pavía, T urín y Lyon, y ha recorrido
la Francia cisalpina; se excusa, sin embargo, de más de m il páginas, y posteriormente es
por sus omisiones y ruega al lector que lo objeto de múltiples ediciones y reimpresiones;
ayude a salvarlas. Ya en esa lejana época, en 1575, en Lyon y en Francfort; en 1576
la bibliografía justificaba el pensamiento de y 1586, en Colonia; en 1593, de nuevo en
Nevizzano transcrito al final del libro y Lyon. También fue editada en París, en 1610,
citado anteriormente: Ingenti labore, exiguum después en Colonia, en 1626 y , por últim a
obús, pensamiento que todo bibliógrafo, des­ vez, en Nápoles en 1742, corregida y aumen­
de entonces, bien puede haber sentido como tada por el padre Milante. Esta erudita expo­
propio. sición de los libros santos, de su historia, sus
El alemán Otto Brunfels (1488-1534) es traducciones y comentarios, en la que se
émulo de Champier. Doctor en medicina de examinan y aprecian las opiniones de los auto­
la Universidad de Basilea, profesor de botánica res nombrados, no es, si hablamos con pro­
y de medicina de Estrasburgo, médico en Ber­ piedad, repertorio, sino obra de controversia;
na, teólogo atraído por las doctrinas de la sin embargo, por sus fuentes, se la considera
Reforma — después de haber sido novicio en­ repertorio. Es posible compararla con el Biblio-
tre los cartujos de Maguncia—, publica en thecae theologicae et scripturalis Epitome,
Estrasburgo, en 1530, una gran obra que le publicado en Roma en 1590 por Angelo Rocca
vale el título de padre de la botánica alemana; (1545-1620), filólogo italiano, religioso de
el Herbarum vivae eicones, cuyas bellas ilus­ los ermitaños de San A gustín y secretario de
traciones, debidas a un artista de talento, Hans la capilla apostólica del Vaticano. En el Epi­
W eiditz, contrastan por su novedad y su per­ tome, que consta de 264 páginas, se mencionan
fección con las figuras convencionales o poco y analizan obras de los mejores teólogos, colec­
exactas de ios primeros herbarios. También ciones de concilios y de decretos, y también
en 1530 y en Estrasburgo, Brunfels publica comentarios de las Sagradas Escrituras.
su Cataíogiis illustrmm rnedicomm sive de En 1577, un médico y naturalista de
primis medicinae scriptoribiis, opúsculo de se­ Nüremberg, discípulo de los más ilustres sa­
tenta y ocho páginas, semejante en su aspecto bios de Europa, Joachim Liebhard o Kammer-
y ejecución al De medicine claris scriptoribus meister, llamado Camemarius (1534-1598),
de Champier. Figuran en él, en orden crono­ publica en su ciudad natal De rustica oplísen­
lógico, las noticias biográficas relativas a más la nonnulla, in 4° de 5 5 hojas donde se en­
o menos trescientos eminentes médicos griegos cuentra, en el folio cuarenta y dos un Cata-
y latinos. El texto está precedido por un ín ­ logus authorum quorum scrzpta tam extant
dice de nombres, y seguido por un ensayo de quam desiderantur qui aliquid in giorgicis, re
agrupamiento de los médicos según la espe­ herbari et similibus scripserunt. La segunda
cialidad; es quizás el ejemplo más antiguo edición de la obra aparece en 1956, también
de clasificación en el campo de la medicina. en Nüremberg, m uy aumentada, lo mismo
Después del Liber de scriptoribus ecclesias- que el Catalogas, donde el número de autores
ticis de J. Tritheim, impreso en 1494, ya citados se eleva a unos quinientos: griegos, la­
mencionado, y de las ediciones realizadas en tinos, árabes, hebreos, latinos contemporáneos,
el siglo xvi de los textos de autores antiguos alemanes, italianos, franceses, ingleses, españo­
y medievales que trataron el mismo tema, los les. Es, éste, el primer ensayo de bibliografía
libros religiosos fueron reunidos, en 1566, en agronómica.
la Bibliotheca sancta ex praecipuis catholicae Paschal Lecoq (Paschalus Gallus) (1567-
ecclesiae autoribus collecta, del dominico Sixto 1632), médico de Poitiers, publicó en Basilea,
de Siena (1520-1569), judío convertido a en 1590, una nómina alfabética de médicos
la fe católica, teólogo y predicador. Su obra con notas sobre sus vidas y sus escritos, sepa­
aparece en Venecia, en un volumen in folio rados éstos según se trate de textos latinos o
de textos en lenguas modernas; en total, alre­ 1565), a quien mucho le deben casi todos
dedor de m il doscientas reseñas, algunas de las los bibliógrafos citados precedentemente: Ca-
cuales son m uy completas. El Nomenclátor merarius, Paschal Lecoq, Israel Spach, J. J.
Scriptorum medicorum de Israel Spach (15 60- Fries, tuvieron m uy en cuenta los de aquél
1610), doctor de la Universidad de Tübingen, al realizar sus propios trabajos.
médico y profesor de hebreo de Estrasburgo, Botánico, zoólogo, médico, filólogo, Ges­
es edición m uy aumentada y mejorada de la ner es uno de los espíritus mejor organizados
bibliografía precedente, con clasificación muy de su tiempo. Nacido en Zürich, asiste de 1532
estudiada y ramificada, y dos índices, uno a 1534 a la Universidad de Bourges, y después
por nombre —no por apellido— y otro por a la de París; cursa estudios de medicina en
materia. Aparece en Francfort en 1591. Basilea, ocupa de 1537 a 1540 una cátedra de
A l año siguiente, en 1592, aparece el pri­ griego en la Academia de Lausana, es doctor
mer repertorio de obras filosóficas, cuyo autor, en Basilea en 1541 y ese mismo año, médico
Hans Jacob Fries (1541-1611), hijo del lexi­ y profesor de historia natural en Zürich. Su
cógrafo Johannes Fries, es profesor de filoso­ vocación de bibliógrafo despunta desde tem­
fía y de teología en Zürich, y discípulo del prana edad: lee, traduce o coteja todos los
gran Conrad Gesner, de quien nos ocupare­ libros, mantiene correspondencia con eruditos
mos oportunamente. La Bibliotheca philoso- de todas partes, viaja, y trabaja en las biblio­
phormn classicorum authorum chronologica tecas más célebres: La Vaticana, la Biblioteca
enumera los escritos de los filósofos desde el San Salvador de Bolonia, la Laurenciana de
siglo m a. C., hasta el final del siglo x v ; una Florencia, la Marciana de Venecia, la Palatina
segunda parte de la obra se refiere a los Padres de Heidelberg. Tiene veinticinco años cuando
de la Iglesia hasta 1140; una tabla alfabética considera la posibilidad de ordenar todos los
completa cada una de las partes, integradas conocimientos de su época y decide llevar a
por alrededor de mil quinientos y de seis­ cabo la tarea de acuerdo con un plan previa­
cientos títulos, respectivamente. En 1598, mente establecido; su propósito es disponer
Israel Spach, citado anteriormente, publica todos los títulos, hasta entonces más o menos
en Estrasburgo el Nomenclátor scriptorum yuxtapuestos en los inventarios existentes, de
philosophorum atqtie philologicorum, donde, forma tal que integren un conjunto coherente;
agrupadas por temas, se clasifican las obras de y no halla sosiego sino cuando logra consig­
aproximadamente cuatro mil autores, sin con­ nar en un solo repertorio todos los libros
tar las anónimas; los temas no se lim itan, por impresos cuyos rastros ha podido descubrir,
otra parte, a la filosofía y a la filología, sino inclusive gran cantidad de manuscritos. Su
que comprenden muchos otros; después de la obra bibliográfica se sitúa entre sus publica­
clasificación por materias figura el índice por ciones filológicas y científicas: traducción de
nombre —y no por apellido— de los autores. Miguel de Efeso (Basilea, 1541), edición y
traducción de Estobeo (Zürich, 1543), tra­
ducción de Marcial (Zürich, 1544), edición
Bibliografía universal de Claudio Galeno (Basilea, 1549), etcétera,
por una parte; y por otra, Historia animalmm
Hacia 1533, más o menos en la época en (Zürich, 1551-1587), que contiene en el pre­
que desaparecen Symphorien Champier y Otto facio una bibliografía de obras referentes a
Brunfels, un joven de Zürich, de dieciocho los animales y, al final, una lista de obras de
años, comienza su carrera de naturalista y bi­ ictiología; Reí berbariae scriptorum catalogtts,
bliógrafo, y se labra en ambos dominios una que se agrega al De stirpium nomenclatoris,
reputación que durante dos siglos nadie habrá Estrasburgo, 15 52, del médico Hieronymus
de discutir. Se trata de Conrad Gesner (1516- Tragus, cuyo verdadero nombre es J. Bock
(1498-15 54), y por fin De chirurgis scriptores m il autores, y dan frecuentemente resúmenes
optimi (Zürich, 155 5). y extractos de textos. Gesner leyó o vio casi
todos esos libros, ya que se trasladó hasta los
La Bibliotheca universales sive Catalogus omnium lugares en que se encontraban los mismos.
scriptomm loenpietissimus in tribus linguis, latina, Aparte de las bibliotecas, las fuentes de inves­
graeca et hebraica, de Gesner, aparece en 1545, en Zü­ tigación son más bien escasas en la época. De­
rich, impresa por Froschover, en un in folio de 631 ho­
clara haber recurrido a Champier, a Neviz-
jas, y registra en las tres lenguas muertas indicadas en
zano-Gomes-Fichard, a Pedro Critinus (De
el título, alrededor de doce mil obras, clasificadas alfa­
béticamente por el nombre y no por .el apellido de los poetis latinis libri V, 1505), a Lilio Gregorio
autores, luego de una lista sumaria d.e nombres al co­ Giraldi (Historiae poetarum tam graecorurn
mienzo. Es seguida, en 1548, por un índice sistemático, quam latinorum dialogi decem, 1545, y Dia-
donde las mismas obras se distribuyen en veinte en­ logi duo de poetis nostrorum iempormn,
cabezamientos de ciencias: Pandectarum sive partitio- 1551), después de comenzar por Tritheim.
num universalium libri XXI, in folio de 374 hojas. De De cualquier manera, la Bibliotheca, con sus
las veintiuna divisiones anunciadas, la vigésima no llegó quince mil títulos, no es realmente universal,
a publicarse, y la última, referente a teología, apareció pues se lim ita a textos en lenguas muertas;
en volumen separado, en 1549. Este sistema de clasifi­
contiene, en realidad, la cuarta o la quinta
cación es, digámoslo al pasar, creación original de
Gesner, que rompe con las siete divisiones de las artes
parte de la producción tipográfica europea
liberales de la Edad Media; .en 1587, Christophe de de 1 5 55. Le confiere universalidad el hecho
Savigny lo utilizará en sus Tableauz accom-plis de tous de abarcar todos los conocimientos sin excep­
les arts libéraux, que constituye una adaptación am­ ción y de registrar libros de toda procedencia.
pliada. Si vale por su riqueza (notable para la época,
En 1555, Gesner publica un Appendix Bibliothecae, pues deben tenerse en cuenta la dispersión
que describe alrededor de tres mil obras suplementarias. de los libros y lo difícil de las comunicaciones),
En vida de Gesner se publican dos compendios de la vale aún más por su espíritu. En su juventud,
Bibliotheca universalis: uno de ellos, el Elenchus scrip- Gesner se había sentido m uy impresionado
turom omnium qui ab exordio mundi usque ad nostra
cuando los turcos incendiaron y saquearon, en
témpora in diversis linguis artibus et facultatibus cla-
ruerunt editado en 1551, en Basilea, por Conrad Ly-
1527, durante el asedio a la ciudad de Buda,
costhéne, 1.096 col.; el otro, por Josias Simler, en la biblioteca de M atías Corvino, rey de H un­
Zürich, en 1 5 55, con el título de Epitome Bibliothecae gría. Y cuenta (Epístola nuncupatoria inclui­
Conradi Gesneri, y compuesto por 184 hojas. Después da en la Bibliotheca) que tal suceso ejerció
de la muerte de Gesner, su obra, a la cual suelen aña­ influencia decisiva sobre él y lo indujo más
dírsele suplementos, se publica varias veces en .edicio­ tarde a trabajar con el propósito de salvaguar­
nes corregidas y aumentadas: en 1574, por J. Simler, dar los testimonios del pensamiento, en el
en 691 páginas; en 1 583, por J. J. Fríes, 838 páginas; supuesto caso de que los libros pudieran desa­
en 1585, por Antoine Du Verdier, en su Bibliotheque parecer. Ese móvil lo animó constantemente
frsngoise (ver pág. 2 0); en 1676, por J. Hallerword
y su convicción fervorosa acerca de la u tili­
(ver pág. 2 5); fin 1730-1731, por G. H. ‘Wlelschius,
Specimen supplementmn ad Bibliothecam Gesnero-Sim-
dad de sus investigaciones, así como su gran
lero; desde 1 555, R. Constantin comienza con un
sabiduría, le permitieron, en poco tiempo,
complemento para las obras en lenguas modernas: No­ alcanzar su objetivo. Gesner es, en suma, el
menclátor insignium scriptomm quorum libri extant primer bibliógrafo preocupado por los libros
vel mamiscripti vel impressi ex bibliothecis Galliae et en sí, ya que todos sus predecesores, sin excep­
Angliae, indexque totius Bibliothecae atque Vandecta- ción, hicieron de sus compilaciones la pro­
rum C. Gesneri. longación de sus estudios personales, por es­
tim ar secundaria, o de poca importancia, su
La Bibliotheca universalis y su Appendix actividad en tal sentido. Para Gesner, se trata
describen en total quince mil obras de tres de una actividad principal y que se impone
por sí misma; tiene derecho, pues, al título be un beneficio en la iglesia de Canterbury.
de primer bibliógrafo de vocación, y de crea­ La obra biobibliográfica de Bale parece ser
dor de la bibliografía moderna. una tentativa consciente para salvar del olvido
los tesoros de las bibliotecas monásticas supri­
midas o parcialmente destruidas. Emplea, en
Bibliografía nacional la misma época que Gesner, la misma táctica
que el bibliógrafo suizo: correspondencia
Los años 1506 y 1545 representan, respec­ directa con los sabios, cuando no puede tener
tivamente, la data de las dos primeras biblio­ acceso a los libros, y visitas a las bibliotecas de
grafías, especializada la una, general la otra; colegios y monasterios. Explora las de Cam­
poco tiempo después, en 1548, aparece el pri­ bridge, Oxford, Dublin, Londres, Francfort
mer repertorio consagrado a escritores de una y París (C arm elitas); visita a libreros y a
nación. El desarrollo de los estudios referentes encuadernadores, y así, entre el material que
a las literaturas nacionales se confunde, al se utiliza en las cubiertas, descubre fragmentos
principio, con el de las bibliografías de autores. de manuscritos o de ejemplares impresos. La
Las innumerables compilaciones que con el obra de su amigo Leland representa para él
título de Bibliotheca se sucederán a lo largo una fuente de valor excepcional. De ese modo
de tres siglos, prefiguran, cuando sólo se ocu­ logra publicar en 1548 Illustrium majoris
pan de los hombres de letras de determinado Britanniae scriptomm hoc est Angliae, Cam-
país, las actuales bibliografías nacionales. Di­ briae ac Scotiae summarium (Gippeswici,
gamos, además, que en ellas se reflejan las J. Overton, 225 hojas), donde los escritores
controversias religiosas de la época, y que de­ ingleses están clasificados por orden cronoló­
notan espíritu más o menos partidiario. gico, con índice de nombres —no de apelli­
John Leland ( t 15 52 ), capellán de Enrique dos— al comienzo. Esa edición es reimpresa
vin, titular del cargo de anticuario de la Co­ en 1549. La segunda edición aparece en Basilea,
rona, creado para él, abandona la religión en 1557-1559, en dos volúmenes de más de
católica y visita, por cuenta del rey, las biblio­ mil páginas in folio con el título de Scriptorum
tecas conventuales; reúne así elementos para Illustrium majoris Brytanniae , . . catalogus;
una importante obra cuya publicación, dicho allí se consignan mil cuatrocientos escritores,
sea de paso, habrá de postergarse hasta 1709: clasificados de la misma manera que en el
los Commentarii de scriptoribus Britannicis, Summarium, con su biografía y mención de
impresos en Oxford por Anthony H all. Otros sus obras; éstas últimas, en conjunto, ascien­
dos ensayos, ambos tendenciosos, se deben al den a casi diez mil. Todos los documentos
protestante John Bale y al católico John Pits. reunidos por Bale y no incluidos en el Catalo­
John Bale (1495-1565), cronista y el más gus son compilados por él en un voluminoso
antiguo de los autores dramáticos de lengua manuscrito, que había de ser editado por
inglesa, hace sus primeros estudios con los Reginald Poole en 1902: el Index Britanniae
Carmelitas y se convierte más tarde al protes­ scriptorum quos ex variis bibliothecis non
tantismo. Sus polémicas con los católicos lo parvo labore collegit Johannes Baleus cmn
obligan a trasladarse a los Países Bajos, de aliis (Oxford, X X X V I+ 580 páginas).
donde vuelve durante el reinado de Eduardo El erudito John Pits (1560-1615) estu­
v i; obispo de Ossory, en Irlanda, es después dia primero en Oxford y después en Reims,
arzobispo de Dublin, en 1 553. Su celo de en el Colegio de los Ingleses; recibe las órdenes
reformador lo hace impopular en su diócesis, sacerdotales en Roma y enseña retórica y
fuertemente adicta a la Iglesia católica y lo lengua griega en Reims. Después de múltiples
obliga a expatriarse de nuevo. A su retorno a peregrinaciones impuestas por las luchas civi­
Inglaterra, con el advenimiento de Isabel, reci­ les, termina su vida como deán de Liverdun,
a medida que se multipliquen las impresiones nalidad. Pero la transformación exigirá mucho
y las bibliografías. Gesner ya utiliza a T ri­ tiempo. Por el momento, al genio propio de
theim, Champier y Nevizzano; Paschal Lecoq historiadores y de letrados laboriosos, a sus
se vale de Gesner, e Israel Spach de Lecoq; innumerables lecturas, a su prodigiosa infor­
todo nuevo repertorio halla su fuente en los mación personal y, sobre todo, a su obstinada
anteriores, y así sucesivamente. El trabajo convicción, le debemos el conocimiento del
bibliográfico perderá poco a poco su origi­ tesoro de los libros impresos en su tiempo.

CAPÍTULO III

LA BIBLIOGRAFÍA EN EL SIGLO X V II. L A ÉPOCA H ISTÓRICA

El siglo xvi imprime a la actividad biblio­ primeros en aportar su esfuerzo; a juicio de


gráfica la dirección que ésta seguirá sin des­ ellos, es indispensable dar a la erudición his­
viaciones durante casi dos siglos: la de la his­ tórica bases sólidas, sin las cuales resulta pre­
toria y la erudición. maturo todo intento de generalización, y se
A partir de la invención de la imprenta, dedican a la publicación de textos aclarados
el comercio del libro ha prosperado mucho; por minuciosa crítica.
el impreso tiene derechos de ciudadanía en­ La influencia monárquica y gubernamen­
tre las personas refinadas que antes no hubie­ tal por una parte, y la eclesiástica por otra,
sen adquirido costosos manuscritos; los más se hacen sentir sobre los historiadores que ya
cultivados o los más ricos forman bellas co­ no se ven obligados, como en el siglo prece­
lecciones de libros al lado de su gabinete de dente, a emplear la erudición como arma de
rarezas. El amor y el gusto por los bellos textos combate. Los más grandes coleccionistas y
inspiran a Gabriel Naudé, en 1637, un Advis editores de textos y documentos tienen fun­
pour dresser una bibliothéque, y al carmelita ciones oficiales, desde el jurisconsulto Pierre
Louis Jacob, en 1644, un Trateté des plus belles Pithou (1539-1596), Papire Masson (1544-
bibliothéques publiques et particuliéres qui 1611), sustituto del procurador general de
ont esté et qui sont a présent dans le monde. París, y Jacques Bongars (15 54-1612), agen­
A l mismo tiempo que se vulgariza el libro, te de Enrique IV en Europa, hasta André du
nace el espíritu científico moderno; la repre­ Chesne (1584-1640), geógrafo e historiador
sentación del mundo físico sufre profundas del rey, Pierre D upuy (1582-1651), con­
transformaciones gracias al advenimiento del servador de la Biblioteca y de las Cartas del
método experimental, a la observación y a Rey, Charles du Cange (1610-1688), teso­
la afición por los conocimientos generales. En rero de Francia en Amiens, y Étienne Baluze
el siglo de Galileo, Kepler, Fermat, H arvey, (1630-1718), bibliotecario de Colbert y pro­
Newton y Cavendish, se determinan las fron­ fesor de derecho canónico en el Colegio Real.
teras de cada dominio de las ciencias positivas, Los miembros del clero regular y secular
en tanto que declina la filología clásica. se hallan, por su parte, unidos por idéntico
La nueva orientación de los espíritus se celo hacia los trabajos intelectuales, en una
manifiesta en los historiadores, que son los Francia donde las reformas de la Iglesia han
pacificado la religión; aunque no tienen la el Apparatus sacer ad scriptores veteris et novi Testa-
independencia o la audacia de los sabios del menti, que aparece en Venecia y en Colonia, en 1603,
siglo xvi, poseen las cualidades necesarias para 1606 y 1608, en forma de voluminosa compilación
donde se pasa revista a más de seis mil autores ecle­
las grandes empresas: espíritu de disciplina y
siásticos. El segundo es .el cardenal Roberto Belarmino
de tradición, regularidad y prudencia en el
(154 2 -162 1), cuyo De scriptoribus ecclesiasticis líber
estudio y, sobre todo, inteligencia de los textos. aparece en Roma y Lyon en 1613 y después en París
Si el siglo xvi se volvió hacia la Antigüedad, en 1617, 1631, 1644 y 1658 (esta edición, aumentada
el xvii se vuelve hacia la Edad Media. El clero por Philippe Labbé); en Lyon, en 1662 y 167S; en
regular, cuyas reglas colocan los trabajos del Lovaina, en 1678, y en Colonia, en 1657 y 1684. El
espíritu entre los deberes religiosos y en cuyos historiador belga Aubert Le Mire (1573-1640) se
conventos se conservan, acumuladas desde inspirará en .esta obra para su Bibliotheca ecclesiastica,
hace siglos, inmensas riquezas manuscritas, aparecida en Amberes, de 1639 a 1649.
emprende, por primera vez, largos y áridos Los benedictinos de las congregaciones reformadas de
exámenes de las cartas y documentos medie­ Saint Vannes y de San Mauro sientan fama de inagota­
ble erudición y de trabajadores incansables. La inmensa
vales 1.
producción de la escuela benedictina abarca las edi­
ciones de los Padres de la Iglesia, la historia de la
Todas las órdenes religiosas ponen simultáneamente
Iglesia de Francia (Gallia christiana, cuya primera im­
manos a la obra: jesuítas y jansenistas, benedictinos y
presión data de 1626), la historia de Francia (Recueil
oratorianos rivalizan en actividad. El padre Fronton
des historiens des Gaules et de la France, que es, modi­
du Duc (1558-1624), bibliotecario del Colegio de los
ficada totalmente, la Historiae Francorum scriptores, de
jesuitas de Clermont en París, publica en 1624 una
André du Chesne), la historia de la literatura fran­
Bibliotheca veterum patrum et auctorum ecclesiasti-
cesa (Histoire littéraire de la France, biobibliografía de
corum, en doce volúmenes in folio, y los padres Jacques
antiguos escritores franceses, cuya publicación no habrá
Sirmond (1559-1651) y Philippe Labbé (1607-1670)
de comenzar hasta 1733) y, por fin, la historia local.
realizaron verdaderos modelos con sus colecciones de
Los otros religiosos que se distinguen en el siglo xvn
textos conciliares.
.en razón de trabajos bibliográficos, hoy tenidos por
Philippe Alegambe (159 2 -165 1), sabio jesuíta naci­
clásicos, son: Théodor.e Peeters, Bibliotheca Cartusiana
do en Bruselas y profesor de filosofía en Gratz, con­
sive illustrium sacri Cartuciencis scriptorum catalogus,
tinúa la obra de un jesuíta de Toledo, el padre Riba-
Colonia, 1609; Charles de Visch, Bibliotheca scriptcrrtim
deneira ( j 16 11 ), cuyo lllustrnim scriptorum Societatis
sacri ordmis Cisterciensis, Douainis, 1649, y Colonia,
Jesu catalogus fue ¿editado tres veces entre 1608 y
1656; Lucas Wadding, Scriptores ordinis Minorum, Ro­
1613. El trabajo de Alegambe aparece en Amberes en
ma, 1650; el carmelita Louis Jacob, cuya Bibliotheca
1643, y después es retomado y continuado hasta 1675
Pontificia, Lyon, 1643, reúne todos los escritos de los
por el padre Sotwell, en Roma. Es la mejor obra de
papas, desde San Pedro hasta Urbano VIII, los de los
-ese momento entre las relativas a la biografía y la
antipapas y los de los autores que publicaron vidas y
bibliografía de los escritores jesuitas y en ella los auto­
elogios de los papas o que escribieron contra la persona
res son citados por sus nombres de pila.
de los soberanos pontífices; por último Louis Ellies
Otros dos teólogos de la Compañía de Jesús realizan
Dupin (1657-1719), profesor de filosofía en el Co­
importantes investigaciones bibliográficas.. El primero
legio Real, jansenista ardiente, publica a partir de
de ellos es Antonio Possevin (1534-1611) oriundo de
1686 la Nouvelle bibliothéque des auteurs ecclésiasti-
Mantua, que recibe de Gregorio XII el encargo de cum­
ques contenant l’histoire de leiir vie, le catalogue, la
plir una misión comparable a la que Pío V le había
critique et la chronologie de leurs ouvrages, que abarca
confiado, en el siglo precedente, a Sixto de Siena con el
desde el siglo i hasta el xvra y cuya tercera edición,
objeto de refutar los errores de los judíos y de los
hecha en 1693 y continuada en 1736 por el abate
heréticos. Possevin, más versado en letras y mejor ins­
C.-P. Goujet, consta de veintidós volúmenes.
truido que Sixto de Siena, rabino converso que después
se hizo dominico, comienza a escribir, con el pensa­
miento puesto en la conversión e instrucción de infieles, Mientras aquellos a quienes Langlois llama
"removedores de documentos”, se abisman en
1 G. M onod, op. cit. sus estudios, también la ciencia laica desarrolla
gran actividad. En el siglo xvn, los sabios mente esta sociedad donde los sabios desempe­
laicos no se reúnen en las universidades, sino, ñan un papel mucho más importante que el
al principio en salones y después en colegios, de los poetas; sus miembros tienden por toda
donde, como en las congregaciones religiosas, Europa una red de relaciones epistolares que
los esfuerzos se concentran y coordinan para hace las veces de diarios, congresos y viajes.
realizar importantes trabajos colectivas. A La vasta correspondencia del padre Mersenne
partir de la segunda mitad del siglo xvn, los (1588-1648) y del ginebrino Jean Le Clerc
colegios toman el nombre de academias, pri­ (1657-1730), en los dos extremos del siglo,
mero en provincias (en 1640, en Toulouse; prueba la amplitud alcanzada por las rela­
en 1644, en Burdeos; en 1652, en Caen; en ciones intelectuales en esa época, y prepara
1662, en Nímes; en 1685, en A_ngers; en 1700, la senda al periodismo. El favor dispensado
en Lyon) y después en París. En 1663, la a los primeros periódicos literarios y científi­
Academie des Inscriptions et Belles Lettres cos revela, por su parte, la existencia de un
surge de una "Compañía” de la Academia amplio público de gustos enciclopédicos. En
Francesa instituida por cartas patentes en Francia, el Journal des scavans (1 665); en
1637, y sus estatutos datan de 1701. Rivaliza Inglaterra, las Philosopbical Transactions
con la compañía benedictina cuyos trabajos (1666); en Alemania, las Acia eruditorum
prosigue y no hay dominio de la erudición (1 6 8 2 ); en Holanda, las Nouvelles de la Re-
histórica en el cual no realicen investigaciones púbiique des lettres, de Pierre Bayle (1 6 8 4 ),
algunos de sus miembros. como también las Bibliothéques universelle,
En tanto que los historiadores del siglo xvxx choisie, ancienne et moderne, de Jean Le
se dedican a investigar textos, los sabios pre­ Clerc (1686-1693, 1703-1713, 1714-1726),
fieren el estudio razonado de los hechos sus­ desempeñan importante papel en la vulgariza­
ceptibles de ser comprobados experimental­ ción de las nuevas ideas. Todos esos periódicos
mente; tal como los letrados, adquieren la se ocupan de las teorías científicas, de los
costumbre de reunirse en pequeños cenáculos acontecimientos memorables para las letras y
para cambiar opiniones. las ciencias, e informan sobre libros recién
Los animadores de este movimiento son aparecidos. La Gazette de France, primer
Claude Nicolás Peiresc (1590-1637), conse­ periódico francés, es fundada el 30 de mayo
jero del Parlamento de A ix y protector de de 1631, con el patrocinio de Richelieu, por
Gassendi; Descartes, Mariotte y el padre Ma­ Théophraste Renaudot (1586-1653), médico
rín Mersenne, quienes mantienen estrecha y creador de laboratorios, que se dedica a
colaboración con sus colegas de París y del difundir los primeros descubrimientos de la
interior (Roberval, F erm at), y también del cirugía.
extranjero (Huyghens, Galiieo, Torricelli, Además de las grandes personalidades, reli­
Hobbes). Esas reuniones y relaciones darán giosas y laicas, que crean la ciencia por la
origen a la Academia de Ciencias, instituida fuerza del pensamiento y de la reflexión, hay
por Colbert en 1666. m ultitud de hombres laboriosos, de amplia
Las corrientes de ideas no circulan sola­ cultura, "carentes a veces de la penetración
mente en Francia; más allá de las fronteras, que distingue al sabio del compilador”, pero
se agrupa una Europa sabia y se estrechan que, en un siglo en el cual se están gestando
los lazos de un internacionalismo intelectual todas las ciencias, contribuyen ampliamente,
que procura la formación de un estado ideal, por medio de incansables investigaciones, a
la "república de las letras”, constituida por propagar la afición por el libro y a salvarlo
hombres de letras y de ciencia de todos los del olvido. Esos hombres, pertenecientes a la
países. La palabra "Gelehrtenrepublik”, o generación de Louis Moréri (1643-1680), a
república de los sabios, designa más exacta­ la de Pierre Bayle (1647-1706), y a la de
Fontenelie (1 6 5 7 -1 7 )7 ), consagran su vida sidad de Hamburgo, etcétera. Podemos decir
a recordar ia de los personajes famosos del entonces que la bibliografía, tanto en el siglo
pasado y a analizar los escritos de los mismos; xvii como en el xvi, es practicada por hom­
todo el siglo xvm y aun el x ix recurrirán a bres de amplia cultura, fieles a la tradición
tales fuentes. Por lo tanto, es menester de­ antigua. Además, al examinar sus compila­
dicarse a esos eruditos, m uy conocidos en su ciones se deduce que la forma de los reper­
tiempo y actualmente olvidados, si se desea torios apenas ha variado; la afición por la
seguir la evolución bibliográfica, que es re­ reseña biográfica priva todavía sobre la des­
flejo de la evolución del pensamiento y la cripción de los libros, que a menudo suele
cultura. ¿Quiénes eran? ¿A qué medio per­ ser somera 37 descuidada.
tenecían? ¿Cuál era su formación, y cuáles
sus funciones? Responder a estas preguntas es
definir la bibliografía en el siglo xvii. Bibliografía especializada
Un ex-estudiante de filología de la U ni­
versidad de Kónigsberg, Johann Hallervord A l frente de los bibliógrafos franceses fi­
(1644-1676), m uy relacionado con los libre­ gura André du Chesne (1584-1640), geó­
ros más conocidos de la época y con los grafo e historiador del rey, uno de los más
bibliotecarios de su ciudad, y poseedor de una grandes eruditos y más útiles animadores de
bella colección de libros adquiridos durante los altos estudios históricos. Comparable con
sus viajes, consagra varios años de su corta los benedictinos y los bolandistas, es crono­
existencia a redactar, como complemento de la lógicamente anterior a ellos. En su obra se
Bibliotheca universalis de C. Gesner, una Bi­ distinguen los libros de historia y de genealo­
bliotheca curiosa, que aparece en 1676. A llí gía, las ediciones y traducciones de textos, y
se describen unas tres m il obras de todas las la bibliografía. En 1614, concluye y publica
naciones y se nombra a los impresores y a los la Bibliotheca Cluniacensis, del Dom M artin
editores de las mismas, hecho que todavía no Marrier (1572-1644), monje cluniacense.
era corriente. Acrecienta el interés de ese re­ Trabaja en la Historiae Francorum scriptores
pertorio el hecho de que su autor cita las coaetanei, dos volúmenes de la cual aparecen
bibliografías anteriores por él utilizadas. Gra­ durante su vida, en 1638 y 1639, y los tres
cias a Hallervord podemos, pues, conocer las restantes después de su muerte.
compilaciones más difundidas en el siglo xvii Su Bibliotheque des autheurs qui ont escript
y formarnos una idea de la clase intelectual Vhistoire et topGgraphie de la Trance divisée
y social de sus autores. A los nombres de los en deux parties selon l’ordre des temps et des
teólogos y religiosos ya citados —Sixto de matiéres, aparece en París en 1618, y la se­
Siena, Belarmino, Alegambe, Philippe Labbé, gunda edición, corregida y aumentada con
de Yisch— se agregan los del padre Andreas más de doscientos historiadores y con tablas,
Schott, S. J., filólogo flamenco que enseña en 1627. Ese volumen, de 312 páginas, tiene
en Madrid y Zaragoza; Valere André, pro­ el aspecto de una bibliografía moderna, pues
fesor y bibliotecario de Lovaina; Gabriel las reseñas biográficas no menoscaban la des­
Naudé, bibliotecario de Richelieu y de Maza- cripción de los libros, minuciosamente com­
rino; Aubert Le Mire, canónigo de Amberes pleta, excepto en lo referente a paginación.
e historiador; los de dos escritores protestan­ Gabriel Naudé (1600-1653) es médico de
tes: Paul Colomiés, de La Rochelle y W illiam Luis XIII, bibliotecario de Richelieu y, pos­
Crowe. sacerdote inglés; M artin Zeiller, geó­ teriormente, de Mazarino y de la reina de
grafo de U lm ; J. A. Van der Linden, médico Suecia. Se conoce su actividad como bibliote­
de Amsterdam y profesor en Leyden; Vincent cario de Mazarino, para quien adquiere más
Placcius, abogado y profesor de la U niver­ de cuarenta m il obras y a quien dejará su
colección particular. Su Advis pour dresser una los traductores, los que son tratados en cuatro
bibliothéque lo señala como uno de los pri­ volúmenes; el primero de ellos está destinado
meros bibliófilos franceses; publicado en 1627, a preparar al lector y contiene reflexiones
dicho texto logra innumerables ediciones y es generales sobre los libros y los primeros im ­
traducido al latín y al inglés. Naudé se inte­ presores; los tres siguientes reproducen juicios
resa por todo, pero tiene evidente preferencia acerca de gramáticos latinos, griegos, hebreos,
por la política. Su Bibliographia política, Ve- franceses, italianos y españoles, y sobre los
necia 1633, merece ser citada por su título, traductores; de vez en cuando se ocupan de
ya que, por primera vez en Francia, se rem­ algún coetáneo, hecho que le significa a Bai­
plaza Bibliotheca por Bibliographia. Pero no llet múltiples ataques, tanto de parte de sus
se trata, en realidad, de un repertorio de compatriotas como de parte de los extranjeros;
títulos; en ese pequeño in 12° de 115 páginas, en el Journal des scavans de 1685, se le critica
el autor se ocupa, en latín , de autores que que haya hablado demasiado libremente de
han escrito sobre política, ya sea como filóso­ los jesuitas y que se haya mostrado m uy tole­
fos o como historiadores. La obra alcanza va­ rante con Port-Royal. Los cinco últimos vo­
rias ediciones: en Ley den, en 1637 y 1642; lúmenes de los Jugemens tratan de los libros
en Amsterdam, en 1645; en Cambridge, en escritos en griego, en latín o en lengua vulgar,
1684; y es traducida al francés en 1642. sobre el arte poética desde el Renacimiento de
La obra más importante, única hasta en­ las letras.
tonces en su género y que los bibliógrafos
no piensan siquiera completar, tarea que ce­ En 1688, Ménage, en respuesta a juicios desfavora­
den a los historiadores de las letras, es la que bles sobre sus obras y en particular sobre sus poesías,
comienza, aunque no llegará a concluirla, recopilados por Baillet, publica en La Haya el Anti-
Baillet (1688) donde analiza los errores de los Juge­
Adrien Baillet (1649-1706), profesor del Co­
mens; Baillet replica con las Satires personnelles, traite
legio de Beauvais en 1672. Baillet, que se ha­ historique et critique de celles qui portent le nom
bía ordenado en 1676, abandona en 1680 los d’anti, table genérale des anti et celle des auteurs d’anti,
cargos eclesiásticos para convertirse en biblio­ (1689), donde revela curiosas investigaciones sobre
tecario del presidente de Lamoignon. En el quienes han compuesto esas obras satíricas y sobre quie­
desempeño de esa función descubre "que se nes son atacados en ellas. Cabe mencionar en la obra
adelantaría mucho más en las artes y las cien­ bibliográfica de Baillet Des enfants célebres par leurs
cias si se supiera con exactitud cuáles son los éttides et leurs écrits, 1688, compuesta para .el hijo
libros que deben leerse y cuáles los que debe­ del abogado general de Lamoignon, y también Auteurs
déguisez sous des noms étrangers, empruniez, supposez,
rían ser rechazados”. Convencido de la in u tili­
feints a plaisir, abrégez, cbiffrez, renversez, retournez
dad de muchos de ellos, cree que el primer
ou changez d’une langue dans míe autre, 1960; la obra
deber de un bibliotecario consiste en indicar contiene, en realidad, únicamente un Traite élémerutaire
los libros cuya lectura es recomendable. Por sur le changement et la suppression des noms parmi les
esta razón empieza a escribir los Jugemens des auteurs, que termina con una lista de los seudónimos
scavans sur les principaux ouvrages des au- cuyo descubrimiento prometía Baillet.
teurs, que, según él, es "tan sólo una compila­
ción bastante simple de las principales obras En otros campos, la segunda mitad del siglo
más conocidas, con algunas reflexiones de xvn ofrece tres "bibliotecas” que merecen ser
otros”. La obra aparece en nueve volúmenes citadas: La Bibliotheca chimica sen catalogus
in 1 2 9, de 1685 a 1686, y queda inconclusa. librorum philosophicorum hermeticorum, Pa­
Una edición revisada, corregida y aumentada rís, 1654, 276 páginas, editada en Heidelberg,
por el académico Bernard de La Monnoye, ve en 1656, es obra del químico y médico de
la luz entre 1722 y 1725, en nueve volúmenes Castres, Pierre Borel (1620-1689), dueño de
in 4°. Baillet comienza por los gramáticos y uno de los más importantes gabinetes de his­
toria natural de su tiempo, y miembro de la La personalidad de M artin Zeiller (1589-
Academia de Ciencias en 1674. Su libro es un 1661) es más accesible. Nacido en A ustria y
verdadero repertorio, por orden alfabético de establecido en Ulm, logra, por su saber y sus
nombres, pero con descripciones m uy suma­ escritos, un renombre que supera las fronte­
rias. Tal es también el caso de la Nouvelle ras de Alemania; Zeiller ha leído todas las
bibliothéque hiztorique et chronologique des narraciones de viajes y utiliza esas descrip­
principaux auteurs et interpretes du droit ciones en sus itinerarios y topografías. (Su
civil, canonique et particulier de plusieurs Pides Achates, de 1651, está considerado
Etats et provinces depuis Irnerius avec des como el primer Baedeker alemán.) Se le re­
jugemens sur leurs ouvrages, París, segunda procha falta de originalidad y de impresiones
edición en 1692-1695, dos volúmenes, 390 personales; pero se trata de un relator de obser­
y 394 páginas, de Denis Simón, consejero del vaciones y nada obsta para suponerse que su
tribunal de Beauvais; y por último, la Biblio­ objetividad es deliberada y que traduce una
théque orientale ou THctionnaire universal curiosidad de espíritu completamente cientí­
contenant tout ce qui regarde la connaissance fica, que no necesita el adorno del sentimiento
des peuples de l’O rient. . . des extraits de y de la imaginación. Zeiller realizó obra de
tous leurs ouvrages, de leurs traitez, traduc- bibliógrafo en su Historici chronologici et
tions, commentaires . . . et de tous leurs livres geographi celebres ex variis qui de eorum aeta-
écrits en arabe, en persan ou en ture sur tou- te et operibus scripserunt, 1652-1657.
tes sortes de su)ets, París, 1697, in folio de Martin Lipen (1630-1692), rector en H a­
1.060 páginas, de Barthelemy d’Herbelot lle y después en Stettin, elabora varios reper­
(1625-1695), profesor de sirio en el Cole­ torios especializados e independientes, cuyo
gio Real. Puede recordarse, a propósito de conjunto debía formar una Bibliotheca realis
este último, el primer ensayo de Paul Colo- universalis. Publica en Francfort, en seis grue­
miés (de quien nos ocuparemos más adelante) sos volúmenes in folio: Bibliotheca realis me­
la Gallia orientalis sive Gallorum qui linguam dica, 1679, 492 páginas: Bibliotheca realis
hebraeam vel alias orientales excoluerunt vi- jurídica, 1679, 560 páginas; Bibliotheca rea-
tae, aparecido en La H aya, en 1655. lis philosophica, 1682, dos volúmenes, y Biblio­
Si examinamos ahora algunas obras bi­ theca realis theologia, 1685, dos volúmenes,
bliográficas de otros países, veremos que sus donde están registradas las obras de casi veinte
autores son también sabios e infatigables in­ mil autores. Esta enorme compilación es juz­
vestigadores del tipo de los du Chesne y los gada severamente en su tiempo; se pensaba
Baillet. que las innumerables búsquedas e investiga­
Poco se sabe de Pablo Bolduanus, natural ciones que debía de haber requerido la misma,
de Stolp, Pomerania, que da su nombre a tres no eran compatibles con los altos cargos de
Bibliothecae; teológica la primera (Jena, 1614, una función universitaria y a menudo se la
y Leipzig, 1622); filosófica la segunda (Jena, tildó de defectuosa. En cambio, la Bibliotheca
1616) e histórica la tercera (1620). jurídica tuvo acogida favorable y, durante el
Juan Pedro Lotich (1598-1669) es un mé­ siglo xvm , fue editada varias veces.
dico alemán que se dedica, también, a compo­ Vincent Placcius (1642-1699), abogado de
ner versos en latín ; en su Bibliothecae poe- Hamburgo y, posteriormente, profesor en la
ticae pars una et secunda, tertia, qtiarta et ul­ universidad de esa ciudad, es el primer biblió­
tima, Francfort, 1625-1628, cuatro volúme­ grafo que trata de identificar las publica­
nes, analiza las obras de los poetas célebres de ciones aparecidas sin nombre de autor o con
Grecia y de Italia, España, Alemania, Bélgica, nombre supuesto. Su De scriptis et scriptoribus
Francia, Inglaterra, H ungría, Dinamarca, Po­ anonymis et pseudonymis syntagma aparece
lonia y Bohemia. en Hamburgo en 1674, y en 1678 es comple­
tado en Amsterdam por John Deckerr, De en 1741-1745; esta últim a edición contiene
scriptis adespotis pseudepigraphis et suppositiis cerca de trece mil títulos.
conjecturae. La segunda edición, que lleva En los Países Bajos, dos bibliógrafos realizan,
prefacio y biografía, es publicada en 1708 por en el siglo xvn, obra perdurable; Juan Anto­
el célebre J. A. Fabricius, con el título de nio van der Linden y Cornelius a Beughem.
Theatrum anonymorum et pseudonymorum, Van der Linden (1609-1664), doctor en me­
y consigna ocho mil obras anónimas y tres dicina, ejerce en Amsterdam antes de ser pro­
mil firmadas con seudónimos. En 1711, Aug. fesor en Leyde, y publica en 1637 De scriptis
Heumann, y en 1740 J. C. M ylius, bibliote­ medicis libri dúo. Corregida y aumentada por
cario de Jena, continuarán con esas investi­ el autor, esta obra se imprime también en
gaciones. 1651, con un total de 6 8 8 páginas, y en 1662,
Trasladándonos a Inglaterra, hallaremos con el agregado de un índice de materias.
primeramente el Theatrum poetarum or a Después de la muerte de Van der Linden, un
complete collection of the poets especially médico de Nüremberg, George A. Mercklin,
the most eminent of all ages, Londres, 1675, la amplía aún más; así se edita el Lindenius
de Edward Phillips (1630-1696), sobrino de renovatus, 1686, edición de 1.097 páginas.
John Milton y conocido por una biografía Cornelius a Beughem es librero y editor
de este poeta (1694). en Emmerich, W estfalia. Concibe el proyecto
de un repertorio universal de los libros apare­
El librero Thomas Bassett ha escrito breves
cidos desde 1650 y organizado por grandes
bibliografías —que, sin duda, vendía en su
disciplinas, a la manera de Lipen. De 1680
almacén— referentes a libros de derecho;
a 1688 aparecen en Amsterdam, una Biblio­
están fechadas en 1671, 1682, y 1694, y con­
graphie jurídica et política, 1680; una Bi­
tienen, respectivamente, 120, 143 y 141 pá­ bliographie medica et physica, 1681 —en reali­
ginas. Pero, sobre todo, conviene destacar dos dad, una nueva edición de la obra de Van der
repertorios concernientes a las ciencias reli­ Linden, cuyos errores Beughem corrige y cu­
giosas. W illiam Crowe (1616-1675), pastor yas notas reproduce, dicho sea de paso, sin
protestante, es el autor del que aparece en nombrarlo; una Bibliographia histórica, chro-
1672 con el título de Elenchus scriptomm- in nologica et geographica, 1685, y finalmente
Sacram Scripturam tam graecorum quam la- una Bibliographia mathematica et artificiosa
tinorum in quo exhibentur eorum gens, patria, novissima, 1688. Todos siguen el mismo plan;
professio, religio librorum tituli, voltimina, los libros se hallan clasificados por autor, pre­
editiones variae quo tempore claruerint vel via diferenciación entre los escritos en lenguas
obierint, 344 páginas. Todos los tratadistas de muertas o vivas, y los anónimos; los títulos
las Sagradas Escrituras están consignados allí están bien transcritos, casi siempre íntegra­
por orden alfabético; además, Crowe indica mente, y se consigna el lugar de impresión, la
la comunión o la secta de dichos autores; la fecha y el formato. Pero Beughem es conocido
profesión y fechas de nacimiento y muerte sobre todo como autor del Incunabulum ty-
de los mismos, y emite juicios sobre sus obras. pographie, primera bibliografía consagrada a
"En ese género, no se conoce todavía nada las ediciones del siglo xv, en la cual describe,
más exacto o más cómodo” , escribe A. Baillet. cuidadosamente clasificados, unos tres mil in­
La segunda obra pertenece a un historiador cunables.
de la Iglesia, W illiam Cave (1637-1713), La Italia del siglo xvn brinda una notable
Scriptorum ecclesiasticorum historia literaria, colección de bibliografías regionales; de ellas
Londres. 1688, dos volúmenes in folio, im­ se tratará más adelante. En el dominio de las
presos en Ginebra, en 1693, 1694, 1705 y especializadas, dos personalidades se destacan.
1720; en Oxford, en 1740-1743, y en Basilea Leone Allacci (1586-1669), nacido en Quíos,
profesor de griego en Roma, bibliotecario del breos, egipcios y etíopes, con su Promptuarium
cardenal Barberini y posteriormente en el sive Bibliotheca orientalis, impreso en Heidel­
Vaticano, en tiempos de Alejandro VII, es berg, en 16S8. La más importante bibliografía
autor de fecunda pluma: traducciones y co­ de libros hebreos es la Bibliotheca magna
mentarios de autores antiguos, obras relati­ rabbinica de scriptoribus et scriptis hebraicis,
vas a las Iglesias griega y romana, a la historia de Giulio Bartolocci, Roma, 1675-1693, cuatro
de la Antigüedad, etcétera. Su Drammatur- volúmenes in folio; el volumen cuarto está
gia, aparecida en Roma en 1666, 816 páginas, dedicado a la obra del padre Cario Giuseppe
permite conocer las obras dramáticas italianas Imbolati, titulada Bibliotheca latino-hebraica
de acuerdo con siete clasificaciones diferentes, sive de scriptoribus latinis qui ex diversis na-
según el modo de F. Doni; hay otras edicio­ tionibus contra Judaeos vel de re hebraica
nes de la obra, m uy apreciada en su época; la utcumque scripsere, Roma, 1694, in folio, 594
de 1755 se imprime en Venecia, corregida y páginas.
aumentada, y contiene seis m il obras.
Ovidio Montalbani, quien publica sus obras Bibliografía universa!
con el seudónimo de J. A. Bulmadus (1602-
1671), es médico de Bolonia, botánico y con­ En el primer cuarto del siglo x v i i , aparecen
servador del Gabinete de Historia N atural de en Alemania dos grandes recopilaciones de
la ciudad. Publica en 1657, una Bibliotheca títulos de libros, sin excepción de idiomas
bota-nica seti herboristarum scriptorum pro­ ni de asunto, compuestas con ayuda de los
mota synodia, obra m uy estimada que apare­ catálogos de las ferias de libros de Francfort
cerá nuevamente en 1740, a continuación de y Leipzig. Estas compilaciones no tienen, pues,
la Bibliotheca botanica de Jean Séguier. Am ­ carácter erudito; pero son, sin embargo, m uy
bas volverán a editarse en 1760, en Leyden por interesantes como descripción de la librería
Laurencio Teodoro Gronovius, regidor de la de esa época. Sus autores son poco conocidos,
ciudad, miembro de las sociedades eruditas sobre todo el primero, Johann Cless, quien
de Londres y de Harlem y continuador de publica en Francfort, en 1602, Unius seculi
Séguier (ver página 36 ). ejusque virorum literator-wm monumentis ab
Para concluir este corto estudio de la erudi­ anno 1500 ad 1602. Elenchus consummatis-
ción bibliográfica en el siglo xvii, cabe recor­ s’nmis libronimque hebraei, graeci, latini, ger-
dar la obra realizada en dos dominios m uy -mani, aliorumque Europae idiomatum, typo-
especializados. Primeramente, la del escritor rum aeternitati consecratorum, dos tomos en
español Antonio de León Pinelo ( f 1660), un volumen in 4°, 569 y 296 páginas, res­
historiógrafo de las Indias en España, cuya pectivamente.
Biblioteca oriental i occidental, nautica i geo­ El segundo autor, Georg Draud (1573-
gráfica aparece en Madrid, en 1629. La obra, 163 5 ), en sus Fürstliche Tichreden, de 1624-
reelaborada en 1739 y publicada en tres 1626, dice ser pastor de Ortenburg. Escribe
volúmenes in folio, constituye el más vasto varias obras teológicas y deja tres Bibliothecae
repertorio bibliográfico de libros impresos y voluminosas y bien redactadas, dignas de
manuscritos sobre viajes y misiones, particu­ figurar entre las mejores. La primera: Biblio­
larmente en lo que a América latina se refiere. theca exótica. La Bibliothéque imiversail con-
Un teólogo suizo, J. H. Hottinger (1620- tenant le catalogue de tous les livres qui ont
1667) historiador de la Iglesia, orientalista, esté imprimés ce siécle passé aux langues fran-
profesor de historia eclesiástica en Zürich y coise, italienne, espaignoles et autres depuis
posteriormente de teología y lenguas orien­ Van 1500 jusques a Van présent distribués en
tales en Heidelberg y Leyden, hizo conocer certain ordre selon les matiéres et les surnoms
gran número de escritores sirios y árabes, he­ des autheurs, Francfort, 1610, 219 páginas;
y 1625, 302 páginas. Las obras alemanas están no guardan relación con las anteriores; son de
agrupadas en la Bibliotheca librorum germa- carácter literario y están destinadas a satis­
nicorum classica, 1611, 56 3 páginas, con un facer la curiosidad del hombre cultivado o
índice de apellidos; constituye, una biblio­ que aspira a serlo. El protestante Paul Colo-
grafía nacional alemana referida al siglo xvi. miés, de La Rochelle, filósofo, teólogo, he­
La tercera obra, es, realmente, de carácter braísta y bibliotecario del arzobispo de Can-
universal: Bibliotheca classica sive catalogus terbury, W illiam Sancroft, publica en 1682
officinalis in quo singuli singularum faculta- una Bibliothéque choisie, con propósito, según
tmn ac professionum libri qui in quavis fere declara, "de hablar no de toda clase de libros,
lingua extant, 1611, 1.253 páginas; edición sino sólo de unos pocos, que atañen a las
de 162S, 1.654 páginas. Todas las obras, cita­ bellas letras y que aún hoy son delicia de nues­
das en orden sistemático van acompañadas de tros eruditos”. Esa selección, que se compone
mención del lugar y fecha de impresión y , a de unos cien libros, tanto franceses como
veces, del nombre del editor. La subclasifica- holandeses, ingleses o suizos, es reeditada en
ción está hecha por apellidos, con un índice de 1700 en Amsterdam, en 1709 en Hamburgo
nombres dispuestos en tres columnas y 35 y en 1731 en París.
hojas. La Bibliothéque curíense et instructive del
Johann Hallervord, el estudiante de Koen- jesuíta Cl.-Fr. Menestrier (1631-1705), im­
igsberg (ver página 2 5 ), redacta, como su­ presa en Trévoux en 1704, en dos volúmenes
plemento de la Bibliotheca universalis de Ges­ in 1 2 ", de 161 y 226 páginas, está destinada
ner, una Bibliotheca curiosa in quea plurimi también "a mucha gente de bien que a pesar
rarissimi atque paucis cogniti scriptores indi- de no dedicarse especialmente a las ciencias
cantur, 1676, buen repertorio de libros raros, desea, empero, conocerlas lo suficiente como
ordenados por el nombre y no por el apellido para poder tratar de ellas”.
de los autores, cuya profesión o condición y El Polyhistor, de Daniel-Georges Morhof,
datos biográficos también se consignan, lo profesor en Rostock y en Kiel (1639-1691),
mismo que el lugar de impresión y la fecha tiene mucha más trascendencia que los tra­
de publicación de sus obras x. tados de Colomiés y Menestrier. Aparece en
En Francia aparecen selecciones de libros Lubeck en 1688-1692, y 1695; en 1747 es
realizados en el campo de lo universal, pero editada por tercera vez. Son sus temas el uso
y la elección de los libros, los métodos de
1 No corresponde a este estudio sobre repertorios enseñanza, la retórica, la física, las ciencias
impresos ocuparse de los émulos de Gesner cuyas “bi­
bliotecas” universales quedaron en manuscrito. Cabe,
ocultas, las matemáticas, lo moral y la histo­
.empero, mencionar al abate Philippe Drouyn (muerto ria; además proporciona una visión de con­
hacia 173 5), doctor de la Sorbona y clérigo consejero junto de los conocimientos a través de las
del Parlamento de París, cuyo ensayo de bibliografía mejores obras.
universal, comenzado en las postrimerías del siglo, se
traduce en trescientos veintiún volúmenes conservados Con el Index universalis alphabeticus, de
en la Biblioteca del Arsenal, con los números 5428/5748. Fabiano Giustiniani, aparecido en Roma en
Anteriormente, un erudito de Florencia, doctor de la 1612, en un in folio de unas 700 páginas, nos
Universidad de Pisa, Francesco Marucelli (1625-1703), encontramos nuevamente con la seca enume­
había practicado el inventario de todos los libros co­
ración, por orden alfabético de materias, de
nocidos en su época; su Mare magnum omnium mate-
riarum sive index universalis alphabeticus se compone
de ciento once volúmenes, actualmente depositados aparecidos hasta 1700. Langlois nos dice que los cua­
en la Marucelliana de Florencia. El teatino Raffaello renta volúmenes de esta obra, conservados durante largo
Savonarola (1680-1748), natural de Padua, realizó un tiempo en Padua, han desaparecido. Savonarola escribió
trabajo análogo al componer su Orbis litferarius uni- también, en 1713, una bibliografía geográfica: TJni-
versus, en el cual están registrados todos los impresos versus terrarum orbis scriptorum calamo delineatns.
millares de libros cuyos títulos suelen estar Niccolo Toppi, en Ñapóles, con la Biblioteca Napolc-
abreviados, e inclusive suprimidos, ausentes la tana de 1678, completada en 1683 por Lionardo Ni-
codemo, bello in folio de más de quinientas páginas que
mención de fecha y lugar de impresión, lim i­
registra alrededor de tres mil autores y doce mil obras
tada la cita al nombre del autor debajo del por nombr.e y no por apellido, con índice de apellidos
de la materia que tratan. y varias tablas.

Valere André (1588-1656), profesor y bi­


Bibliografía nacional bliotecario de Lovaina, es autor de una Biblio­
theca Bélgica, gran volumen de 800 páginas
En Italia, a fines del siglo x v i; en Bélgica aparecido en 1623, que detalla los escritos de
y en los Países Bajos, en el primer cuarto del mil doscientos escritores belgas. Reeditado en
xvn, y después en España, en la segunda mitad 1643, constituye, según A. Baillet, el más
de dicho siglo, algunos eruditos componen hermoso ejemplar de "biblioteca” para los es­
notables biobibliografías de escritores regio­ critores de las diecisiete provincias de los P aí­
nales, en las que se ha querido ver, como en ses Bajos. En el siglo siguiente, J. F. Foppens
el siglo precedente, bosquejos de bibliografías revisará y completará dicha obra.
nacionales. Francia no elevará monumentos Antonio Sanders, o Sanderus (1586-1664),
tales a sus hombres de letras hasta el siglo canónigo de la catedral de Ypres, censor de
x v iii; en cambio, a partir de 1643, el carmelita libros en Bruselas, publica en Amberes, en
Louis Jacob publica un boletín en el que se 1624, tres obras consagradas a los grandes
registra la aparición de nuevos libros france­ hombres de Flandes, de Gante y de Brujas:
ses y crea así, en Francia, la bibliografía De scriptoribus Flandriae, De Gandavensibus
nacional propiamente dicha, género que ya eruditionis fama claris y De Brugensibus
existía en Gran Bretaña en el siglo xvi, gracias eruditionis fama claris, pequeños in 4 9 de 160,
a Maunsell. En Alemania, los catálogos de 127 y 78 páginas respectivamente, donde los
ferias, que Cless y Draud aprovecharon al personajes están citados por orden alfabético
máximo, son todo por el momento; por otra no de apellidos sino de nombres y , en algunos
parte, según se vio oportunamente, Draud los casos, brevemente reseñadas sus obras.
utilizó para su Bibliotheca librorum germani- También un historiador de Amberes, Pedro
carum classica, de 1611. Francisco Sweerts (1567-1629) (que, dicho
sea de paso, acude a las investigaciones de
Los repertorios dedicados especialmente a los hom­
Valere A n d ré), publica en 1628 el Athenae
bres célebres y sus escritos, menudean en Italia; ya en
el siglo xvi, Padua, Florencia y Venecia honraban a sus
Belgicae sive nomenclátor inferioris Germa-
ciudadanos y escritores ilustres: De antiquitate urbis niae scriptorum qui disciplinas philólogicas,
Vatavii et claris civibus Patavinis, de Bernardo Scar- philosopbicas, theologicas, jurídicas, medicas
deoni (Venecia, 15 58, y Basilea, 1560); Catalogus scrip- et músicas illustrarunt, un in folio de 708
toriim Florentinorum, de Michele Poccianti (1589); páginas, mejor elaborado y más extenso que
Catalogo breve degli illustri et famosi scrittori Vene- los tres libros de Sanders; en el que registra
tiani, de Francesco Alberici (Bolonia, 1605). En el cuidadosamente las obras de dos mil autores y
siglo xvn, el ejemplo es seguido por Francesco Agostino llega a transcribir sus epitafios.
della Chiesa (16 14 ), Andrea Rossotto (1667), Leone
Allacci (1633) y Prospero Mandosi (1682-1693), en
La Athenae Batavae, del humanista holan­
Piamonte; por O. Montalbani (164 1), en Bolonia; por dés Jan de Meurs, o Meursius, (1579-1639),
Lodovico Jacobilli (1658), en Umbría; por Donati profesor de historia y de griego, e historiógrafo
Calvi (1664), en Bérgamo; por Rafaelle Soprani de los Estados de Holanda, aparece en 1625;
(1667) y Agostino Oldoino (1680) en Liguria; por es, sobre todo, una historia de la ciudad y de
Filippo Piccinelli (1670), en Milán; finalmente, por la Universidad de Leyde, así como de los hom­
bres que las honraron con su espíritu, su eru­ Saint-Charles (1608-1670), de Chalon-sur-
dición y sus trabajos. Saone, bibliotecario del Cardenal de Retz y
Las primeras investigaciones sobre los es­ más tarde de Achille de H arlay, primer pre­
critores de España se deben al recién citado sidente del Parlamento, crea en 1643 las dos
grupo de eruditos holandeses. Valere André primeras bibliografías nacionales corrientes,
redacta el Catalogas clarorum Hispaniae scrip­ consagradas por consiguiente a los nuevos li­
torum, aparecido en 1607, en Maguncia; un bros franceses. La primera registra las impre­
año más tarde, su maestro, Andreas Schott siones parisienses, Bibliographia Parisina hoc
(15 52-1629), sabio jesuíta nacido en Amberes, est Catalogas omnium librorum Parisiis annis
profesor de griego en Madrid y , posterior­ 1643 et 1644 exctisortim-, aparece todos los
mente, en Zaragoza, publica en Francfort, años, hasta 1650, y está clasificada sistemáti­
en cuatro volúmenes, in folio, Hispaniae illus- camente en gran número de secciones, con
tratae sen rerum arbium qtie Hispaniae, Lusi- buenas descripciones, pero sin índice. Se com­
taniae, Aethiopiae et Indiae scriptores varii pleta con la Bibliographia Gallica universalis
(1603-1608), e Hispaniae Bibliotheca... hoc est Catalogus omnium librorum per uni-
item elogia et nomenclátor clarorum Hispaniae versum regnum Galliae annis 1643, 1644,
scriptorum qui latine disciplinas omnes illas- 1645 exctisorum, la cual sigue siendo editada
trarunt philologiae, philosophiae, medicinae, hasta 1653. Merece señalarse, en este caso, una
furisprudentiae ac theologiae toinis III dis- clasificación por ciudades. En 1652, el padre
tincta, 1608, 649 páginas. Jacob en el De claris scriptoribus Cabilonensi-
Sin embargo, Nicolás Antonio, (1617- bus aparecido en Lyon, registra los escritos de
1684), canónigo de Sevilla y agente del rey más de doscientos escritores de su ciudad na­
de España en Roma, es, según juicio unánime, tal; el orden es cronológico y hay índice de
el maestro de la bibliografía española. Su autores. En relación con esta bibliografía re­
patria le debe dos notables repertorios, reedi­ gional, cabe mencionar la Bibliothéque da
tados en el siglo xviii, que se cuentan entre Dtmphiné, publicada en Grenoble, por Gui
las fuentes más estimadas por los hispanistas. A llard (1645-1716), consejero del Parla­
La Bibliotheca Hispana nova data de 1672 y mento de Grenoble, pues se trata de las pri­
trata de los escritores que vivieron después de meras dos obras de ese género. De la recién
1500; sus dos volúmenes in folio, impresos en citada, se hace una nueva edición en 1797.
Roma, totalizan alrededor de nueve mil notas La Bibliothéque frangaise ou le choix et
dispuestas por orden alfabético no del apellido Vexamen des livres frangais qtii traitent de
sino del nombre de los autores, y tienen siete l’éloquence, de la philosophie, de la dévotion
índices, el primero de los cuales es el de nom­ et de la conduite des moetirs, de Charles Sorel
bres y el último el sistemático. La segunda (1597-1674), literato satírico —sobrino del
edición aparece en Madrid, en 1783-1788, en historiógrafo de Francia, Charles Bernard, a
dos volúmenes; uno de ellos, de 830 páginas, quien sucede en 1635—, es publicada en París
y de 670 el otro. En 1696, doce años después en 1664, en un volumen de 400 páginas, in
de la muerte de Antonio, aparece en Roma, 12°. La segunda edición data de 1667. Cons­
gracias a los esfuerzos del cardenal José Sáenz tituye una selección de los mejores libros fran­
de Aguirre, la Bibliotheca Hispana vetus, que ceses, comparable con De la connaissance des
abarca desde el siglo x hasta el año 1500; la bons livres ou examen de plusiers auteurs, tam ­
segunda edición, compuesta por dos volúme­ bién de Sorel, 1671, 429 páginas.
nes, uno de ellos de 5 56 páginas, y de 467 el Gran Bretaña continúa el camino trazado
otro, data de 1788; al segundo volumen se le por Maunsell en 1595. El librero W illiam
agrega una Bibliotheca arabico-hispana. London crea, en 1657, el Catalogue of the
En Francia, el carmelita Louis-Jacob de inost vendible books in England, en el cual
se enumeran más de tres mil títulos cuidado­ privilegiada, pero no parecen tener concien­
samente clasificados. Es editado nuevamente cia de la fuerza potencial que el libro posee
al año siguiente con un suplemento. La em­ como expresión del pensamiento universal;
presa de London, suspendida y reanudada va­ devoran los escritos que les interesan y ni
rias veces nunca fue, sin embargo, abandonada reparan en los demás.
por completo y la serie íntegra está descrita Independientemente de los eruditos, los pri­
en A worid bibliography of bibiiographies, de meros compiladores se dedican, con igual celo
T. Besterman, 1947, páginas 905-912. aunque con menos cultura, a establecer los
fundamentos de esa producción; abren así el
Otro librero, Robert Clavel, crea, en 1670
camino de la bibliografía pura al interesarse
el Catalogue of books printed and published
en la compilación de libros, por encima de
ai London, que aparece hasta 1709. Mediante
toda preocupación de orden personal. La nueva
la refundición de sus catálogos periódicos,
ciencia, cuyos inicios se remontan hasta el
Clavel publica en 1673, 1675, 1680 y 1696,
siglo xvi en Inglaterra y Alemania, se implanta
bibliografías retrospectivas de los libros im ­
sólidamente en el siglo x v i i , en esos dos países,
presos en Inglaterra a partir de 1666.
llega después a Francia y se ramifica por todas
Esta ojeada sobre la labor bibliográfica en partes. A consecuencia de ese primer impulso,
el siglo x v i i permite apreciar el estrecho pare­ la investigación de los textos impresos se
cido que guarda con el siglo anterior. Se dedi­ aparta sensiblemente de su dirección inicial;
can a ello lectores insaciables, impulsados por ejercida hasta entonces por hombres única­
su sed de conocimientos. Ponen su erudición mente enamorados del pasado, se prepara para
al servicio de la historia de un país, de una dar su primer viraje y transformarse, poco a
provincia, de una ciudad o de una disciplina poco, en actividad profesional.

CAPÍTULO IV

LA BIBLIOGRAFÍA EN EL SIGLO XVIII,


HASTA 1789. LA ÉPOCA HISTÓRICA Y CIENTÍFICA

A la estabilidad, que era uno de los funda­ formas de pensar. El espíritu de no confor­
mentos de la era clásica en su plenitud, siguió mismo y de libre albedrío que nace en Francia,
el movimiento x. Desde el primer momento, hostil a la autoridad y a la tradición, crea
el gusto por los viajes y por los libros de via­ corrientes de opinión, tanto en filosofía como
jes, que remplazan poco a poco a los episto­ en política, en moral como en religión y, so­
larios renuevan las ideas y provocan compara­ bre todo, en ciencia, la que es exaltada.
ciones entre las costumbres, los hábitos y las Si el siglo xvn comenzó a recontruir pacien­
temente la historia por medio de la erudición
—edición de textos, estudio de las inscrip­
1 A lbert T roux , Juicio critico sobre la obra de
P a u l H a z a rd : “L a C rise de la conscience euro péen ne’% ciones en las piedras y en las monedas— el
en ínform -ation historique, 19 54. siglo x v i i i se esfuerza todavía más para en-
contrar la relación entre los hechos descu­ et de correctif au ”Dictionnaire philosophi­
biertos y las ideas generales, y comprender el que”, y el padre Paulian, jesuíta (1722-1801),
desarrollo de la civilización y sus leyes; busca en 1770 y 1774, el Dictionnaire philosopho-
en la historia argumentos en favor de las na­ théologique. Además, se tiene presente el ejem­
cientes doctrinas democráticas y la señala como plo de Moréri y el de Bayle y , en tanto que se
el fin de todas las ciencias. Desde 1777, en suceden las ediciones mejoradas de estos dos
virtud de "un fenómeno de difusión sin igual” autores, se m ultiplican los diccionarios biobi-
(Paul H azard ), estos diversos movimientos bliográficos. El abate Pierre Barral ( f 1772),
adquieren amplitud y fuerza considerables. jansenista, publica en 1758-1759 un Dictio­
Ello explica, en el plano de lo estrictamente nnaire historique, littéraire et critique, en seis
libresco, la importancia alcanzada por el dic­ volúmenes; por ese mismo tiempo, en dos volú­
cionario, ese género de escasa consideración menes in folio y con el títu lo de Dictionnaire
en la jerarquía literaria, pero destinado a hacer historique ou mémoires critiques et littéraires
accesibles las más recientes especulaciones y concernant la vie et les ouvrages de divers
descubrimientos científicos *. personnages distingues de la République des
El Dictionaire historique et critique, de Lettres, aparece la obra dejada por el librero
Pierre Bayle (Rotterdam, 1697, undécima edi­ P. Marchand ( t 1756), emigrado a Holanda
ción, y primera en Francia en 1820-1824) y editor, en 1720, de la tercera edición de
inaugura el siglo, y tal vez lo domina, opo­ Bayle. En su primera edición, impresa en
niéndose al Grand dictionnaire historique de 1766, el Nouveau dictionnaire historique, del
LuisM oreri (Lyon, 1674; vigésima edición en Dom Chaudon, tiene cuatro volúmenes que,
1759); la Encyclopédie ou dictionnaire rai- en 1804, en ocasión de la octava edición, pa­
sonné des ciences, des arts et des métiers (1751- san a ser trece, convertidos a su vez en vein­
1780), de Dennis Diderot, orienta al siglo a tiuno para la refundición de 1810-1812, y
mitad de camino, y una de las más vastas em­ en treinta para la de 1821-1823.
presas que haya sido concebida en materia de El barnabita Jean-Pierre Nicéron (1685-
libros, lo cierra: la Encyclopédie méthodique 1738) domina este grupo de eruditos; sus
(1782-1832), del editor Charles-Joseph Panc- Mémoires pour servir á l’histoire des hommes
kucke. Alustres de la République des Lettres avec un
Todo cuanto se refiere al idioma adquiere catalogue de leurs ouvrages aparecen entre
importancia cada vez m ayor; después de los 1727 y 1743, en cuarenta y tres volúmenes
diccionarios de Richelet (1 6 8 0 ), de Furetiére in 129 los cuatro últimos, con posterioridad a
(1687) y de la Academia Francesa (1694; su muerte. Esa colección se refiere a los hom­
quinta edición en 1798), los jesuítas publican bres de letras y de ciencias que adquirieron
el Dictionnaire universal francais et latin lla­ fama desde el Renacimiento en adelante, cual­
mado Dictionnaire de Trévoux (1704; sépti­ quiera sea la nación a la que pertenezcan. La
ma edición en 1771). parte bibliográfica tiene esta vez tanta im­
Por otra parte, el Dictionnaire philosophique portancia como la biográfica: "mi propósito
portatif, de Voltaire, obtuvo gran éxito y fue ha sido principalmente el conocimiento de las
editado diecisiete veces entre 1764 y 1776. obras” dice Nicéron, "he consignado las dife­
Los defensores de la tradición replican con rentes ediciones, las traducciones, en suma,
antidiccionarios; el benedictino L. Chaudon todo cuanto puede interesar para ello”, pero
(1737-1817) publica en 1767 el Dictionnaire sin cotejarlas. A l comienzo de cada volumen,
anti-philosophique pour servir de commentaire el autor consigna la nómina de los autores esco­
gidos y al final los agrupa por orden de cien­
1 R e n e P o m e a u , "Histoire d’une oeuvre de Vol­
taire: Le dictionnaire philosophique portatif”, en In­ cias. En el volumen XLI se encuentra el índice
formation littéraire, 1955, general.
Es posible citar empresas semejantes en otros alrededor de ellos mismos una mentalidad
países; por ejemplo, el Allgemeines Gelehrien nueva. T al influencia es decisiva y orienta a
Lexikon, de C. J. Jocher, Leipzig, 1750-1751 la bibliografía por un camino desusado, don­
y 1784-1819, y el Onomasticon litterarum, de de liberada, en gran parte, de la historia, vi­
Ch. Saxe, La H aya, 1775-1790-1803. virá en adelante su propia vida.
El público instruido se preocupa más que
nunca por las concepciones enciclopédicas.
Montesquieu ha creado el Esprit des lois, suma Bibliografía especializada
de la legislación universal, y Voltaire ha
acumulado en el Essai sur les moeurs todo El número de “bibliotecas” consagradas a
cuanto un espíritu cultivado debe conocer escritores de congregaciones religiosas y de
sobre la historia del mundo. La avidez de co­ órdenes monacales, redactadas de conformidad
nocimientos se manifiesta, a partir de enton­ con la tradición de los dos siglos precedentes,
ces, en el gran número de bibliotecas privadas es digna de consideración; podrían citarse al­
de las cuales se conocen, gracias a Daniel rededor de quince aparecidas entre 1716 y
Mornet x, quinientos catálogos, impresos entre 1780, tanto en Alemania como en Austria,
1708 y 1782; los poseedores ya no se confor­ Países Bajos, Bélgica, Italia, España y Francia,
man, como antaño, con colecciones especiali­ relativas a los agustinos, benedictinos, capu­
zadas, sino que se interesan por todas las dis­ chinos, carmelitas, dominicos y teatinos. A la
ciplinas sin excepción. par de ellas se sitúa la obra del oratoriano
Las publicaciones periódicas obedecen a esa Jacques Lelong (1665-1721), que desempeña
tendencia general de expansión. Voltaire, en durante veintidós años las funciones de biblio­
el prefacio del Ecossaise (1760), dice que por tecario del Oratorio de París; su erudición
entonces aparecían en Europa ciento setenta abarca la historia, la teología, la filosofía y las
y tres. Los que se encuentran más de veinte matemáticas; se refleja en dos obras que cons­
veces en los catálogos privados totalizan cin­ tituyen la base de su reputación: en primer
cuenta m il volúmenes, cuyo contenido, de término la Bibliotheca sacra, Amberes, 1709;
quincena en quincena o de mes en mes, man­ París, 1723; Halle, 1778-1785, que registra
tiene activo el espíritu. todas las ediciones de la Biblia, así como sus
comentadores antiguos y modernos, católicos
En esta atmósfera estimulante la bibliogra­
y protestantes; en segundo lugar, la Bibliothé­
fía prosigue su marcha y se afianza. A l prin­
que historique de la France contenant le cata­
cipio, siguen imperando las biobibliografías;
logue de tous les ouvrages tant imprimés que
después pone manos a la obra una nueva gene­
manuscrits qiá traitent de Vhistoire de ce
ración de investigadores para quienes el libro
royanme ou qui y ont rapport avec des notices
es un objeto precioso, tan digno de atención
critiques et historiques, que aparece en 1719,
como el autor. Ambos tipos de compilador
en un volumen in folio de 1 . 1 0 0 páginas y
trabajan simultáneamente, pero en tanto los
que contiene más de diecisiete mil artículos.
eruditos autores de "bibliotecas” ven que sus
La obra está clasificada sistemáticamente se­
filas ralean cada vez más. Los recién llegados,
gún las grandes divisiones de la historia: ecle­
al organizarse, al crear sistemas de clasifica­
siástica, política, civil y literaria. Charles-Ma-
ción, al establecer normas de catalogación, y
rie Fevret de Fontette (1710-1772), consejero
al conceder, finalmente, al libro una impor­
del Parlamento de Borgoña, prepara una edi­
tancia desconocida hasta entonces, imponen
ción corregida y m uy aumentada de dicha
1 D a n i e l M o r n e t , " L e s e n s e ig n e m e n t s d e s b ib lio -
obra, y publica el primer volumen en 1768;
théques privées*5, en Revue d3hist. litt. de la France, los cuatro siguientes aparecen después de su
m 0 , 449-496. muerte, de 1768 a 1778; integran esta segunda
edición más de cuarenta y ocho mil reseñas y gidas y aumentadas por A. M. Dupin; la
nueve índices. últim a aparece en Bruselas, en 1833. A partir
El capítulo II de la Bibliothéque historique de 1805, la obra se titula: Lettres sur la pro­
fue tomado de la Bibliotheca scriptorum his- fession d’avocat et Bibliothéque choisie des
toriae naturali omnium terrae regionum livres de droit; la parte bibliográfica, clasifi­
inservientium aparecida en 1716, obra de cada en nueve capítulos y abundantes sub­
J. J. Scheuchzer (1 672-1733),d e Zürich, para divisiones con notas razonadas, es considerada
la cual Lelong había redactado De scripto­ durante mucho tiempo como modelo en su
ribus historiae naturalis Galliae. Scheuchzer, género.
historiador, doctor en medicina, naturalista, Jean-Francois Séguier, de Nimes (1703-
considerado el padre de la paleontología, de 1784), se ocupa de numismática, arqueología
la geología y de la geografía física contribuye y botánica y escribe, en 1740, una Bibliotheca
a propagar, con las ideas de Newton, el gusto botanica sive catalogus auctorum et librorum
por las ciencias naturales. El médico y botá­ omnium qui de re botanica, de medicamentis
nico Louis-Antoine Hérissant (1745-1769) ex vegetabilibus paratis, de re rustica et de
refunde íntegramente la obra de Scheuchzer horti cultura tractant, m uy buscada durante
en la segunda edición de la Bibliothéque de mucho tiempo y seguida, por otra parte, de
Lelong; la reimpresión de este trabajo se con­ la Bibliotheca botanica, de O. Montalbani, de
vierte en la Bibliothéque physique de la France 1657 (ver página 2 9 ). En 1760, L.-Th.
(1771, X L+ 496 páginas). Gronovius, regidor de la ciudad de Leyde,
La Histoire générale des auteurs sacrés et edita las dos bibliotecas y agrega un Auc-
ecclésiastiques qui contient leur vie, le catalo­ Uiarimn a la de Séguier.
gue, la critique, le pigement, la chronologie, Uno de los más célebres eruditos alemanes
l’analyse et le dénombrement de leurs ouvra­ del siglo xvm es, al mismo tiempo, eminente
ges del Dom Remi Ceillier, benedictino, (1688- bibliógrafo; se trata de Juan Alberto Fabricius
1761), comprende veintitrés volúmenes in 4° (1668-1736), profesor de elocuencia, poética
publicados desde 1729 hasta 1763, y un índice y teología en Hamburgo. Todos los conoci­
general aparecido en 1782. Esta obra, que mientos de filología y de historia que posee,
renueva la de L. Ellies Dupin (1686) se ase­ los ordena y los integra en una obra bibliográ­
meja por su espíritu y su forma a las Mémoi- fica durante mucho tiempo tenida por clásica.
res de Nicéron (ver página 3 4 ), más exten­ Comienza, en 1697, con una Bibliotheca latina
sas en cuanto a su objeto. sive Notitia atictonim vetenim latinorum
Armand-Gaston Camus (1740-1804), di­ quommctimqzie scripta ad nos pervenerunt,
putado de los Estados Generales y de la Con­ donde reúne todos los escritos legítimos o con­
vención, miembro del Consejo de los Quinien­ siderados como tales, de los autores latinos.
tos y del Instituto, es abogado del Clero Hasta 1721-1722, sólo en Hamburgo habían
de Francia y redactor de la Constitución Civil aparecido cinco ediciones. En Yenecia, se im ­
del Clero; después de la Revolución, desem­ prime una nueva edición en 1728, la últim a,
peña importante papel en la organización de corregida y aumentada por el sabio J. A.
bibliotecas y se convierte en conservador de Ernesti, e integrada por tres volúmenes, en
los archivos nacionales. En 1772,' publica las Leipzig, en 1773-1774.
Lettres sur la profession d’avocat et les études La Bibliotheca graeca, compuesta según el
nécessaires pour se rendre capable de l’exercer. modelo anterior, aparece en Hamburgo en
On y a joint un catalogue raisonné des livres 1705 y en 1708; la tercera edición, de 1718 a
útiles a un avocat. Las ediciones siguientes de 1728, comprende catorce volúmenes in 49; la
esta obra datan de 1777, 1805, 1818, 1830- cuarta, que es la mejor, aparece entre 1790 y
1832; la cuarta y la quinta han sido corre­ 1812. Finalmente, la Bibliotheca latina mediae
et infimae aetatis, es impresa, también en 480 a. C., con el Tratado de la esfera de Em-
Hamburgo, entre 1734 y 1736, en cinco volú­ pédocles; clasificada cronológicamente, con
menes; la sexta edición, impresa en 1746, y índice de autores, contiene unos cinco mil
posterior a la muerte de Fabricius, es publi­ títulos. Lalande recurrió también a la Astro-
cada por Ch. Schoettgen. Después de esa fecha nomische Bibliographie de Johann E. Schei-
hubo aún nuevas ediciones; la mejor de ellas bel (1736-1809), matemático y astrónomo de
es la que publica en Padua el padre Giovanni Breslau, publicada entre 1784 y 1795, y com­
Domenico Mansi, en 1754, compuesta por seis puesta por 800 páginas, en las que se registran
volúmenes. las publicaciones sobre astronomía impresas
La actividad bibliográfica de B. Gotthelf desde el siglo XV hasta 1630.
Struve (1671-1738), bibliotecario de la U ni­ A continuación, se consignan los médicos
versidad de Jena, y después profesor de histo­ y naturalistas; en 1743 F. E. Bruckmann
ria y de derecho de esa misma universidad, (1697-1753), doctor en W olfenbuttel, con
al mismo tiempo que consejero e historiógrafo la Bibliotheca animalium; en 1782, J. W. Bau-
de la casa de Sajonia, se extiende a lo largo de mer (1719-1788), médico y profesor de la
toda su carrera. Su Bibliotheca piris selecta Universidad de Erfurt, con la Bibliotheca che-
aparece en Jena en 1703 y se edita nueve mica; en 1785, G. F. Fuchs (1760-1813),
veces, la últim a en 1758. De su Bibliotheca profesor de medicina en Jena, con el Yersuch
pbilosophica, publicada en 1704, se imprimen einer Uebersicht der chymischen Litteratur;
nuevas ediciones en 1707, 1728 y 1740. En y por último el médico y profesor de anatomía
1705 aparece una Selecta bibliotheca histórica y botánica en W ittenberg, G. R. Boehmer
secundum monarchias, regna, sécula et mate­ (1723-1803), con su importantísimo reper­
rias distincta, que corregida y aumentada en torio que registra alrededor de sesenta m il títu ­
1740 por Ch. G. Buder y después por I. G. los, Bibliotheca scriptomm historiae naturalis,
Meusel, de 1782 a 1804, representa con sus oeconomiae aliarumque artium ac scientiarum,
once volúmenes, el repertorio más numeroso aparecido en Leipzig, de 1785 a 1789, en nue­
aparecido hasta entonces en materia de historia ve volúmenes.
y de geografía. Por último, su Bibliotheca F in alm en te, W olfgang Panzer (1729-
historiae litterariae selecta logra tanto éxito 1804), ministro luterano de Nüremberg, des­
como las precedentes, y a que, aparecida en pués de haber estudiado en Anmalen der alte­
1704, es aumentada y mejorada sin cesar hasta ren deutschen Litteratur, Nüremberg, 1788-
1754-1763 y 1785. Entretanto, Struve publica 1805, la antigua literatura alemana impresa
además una Bibliotheca librorum rariorum hasta 1526, recoge todos los impresos del
(1719) y una Bibliotheca Saxonica (1 73 6), siglo xv en sus Annales typographici, 1793-
de 1.178 páginas. 1803, compuestos por once volúmenes, en
Los eruditos alemanes se distinguen también los cuales continúa la obra de su antecesor,
en el dominio de la bibliografía científica. el inglés M aittaire, de quien nos ocuparemos
J. F. W eidler (1691-1755) es astrónomo y oportunamente.
físico y profesor de matemáticas en W itten- El suizo Albert von Haller (1708-1777) es,
berg; después de su Historia astronomiae después de Leibniz, uno de los espíritus más
(1741) publica una Bibliographia astronómica universales. Poeta y erudito, doctor en medi­
(1755) que servirá de base, en 1803, a la cina en Leyden, bibliotecario de la ciudad de
Bibliographie astronomiqiie avec Vhistoire de Berna, profesor de anatomía, de cirugía y
la astronomie depuis 1781 jusqu’a 1802, de botánica en la Universidad de Gotingen donde
Jéróme de Lalande (1732-1807), in 4°, 880 enseña durante diecisiete años, Haller, esta­
páginas. E n esta o b ra, 660 p áginas están de­ blecido en Berna, su ciudad natal, desarrolla
dicadas a la bibliografía, que se remonta hasta intensa actividad científica. Su obra princi­
pal, Elementa physiologiae corporis humani, pales refugios de la filología clásica, forman
aparece en Lausana entre 1757 y 1766, en ocho muchos helenistas y latinistas, editores y co­
volúmenes in 4°; a continuación del último mentaristas de textos (Richard Bentley, Ge-
volumen, figura un Catalogas editionum qui- rard Meerman, Daniel "Wyttenbach) y pocos
bus auctor in hoc opere usus est, de 1 0 0 pá­ bibliógrafos en comparación, por ejemplo, con
ginas, verdadera bibliografía de las obras de Alemania, que no alcanzará sino hasta el siglo
fisiología publicadas hasta entonces. Haller xrx superioridad decisiva en la elaboración
debe su fama de bibliógrafo a las cuatro "bi­ crítica de las literaturas de la antigüedad.
bliotecas” a las que consagró los diez últimos Edward Harwood (1729-1794) filólogo in ­
años de su vida: la Bibliotheca botanica, Zürich, glés, publica en Londres, en 1775, A view of
1771-1772, dos volúmenes, uno de 680 y otro the variotts editions of the Greek and Román
de 785 páginas; la Bibliotheca chirurgica, Ber­ classics with remarks, editada nuevamente en
na, 1774-177S, dos volúmenes, uno de 593 1778, 1782 y 1790; y posteriormente, en Ve-
y otro de 695 páginas; la Bibliotheca anató­ necia, en 1793, por dos filólogos italianos, el
mica, Zürich, 1774-1777, dos volúmenes, uno abate Mauro Boni y Bartolomeo Gamba; Char­
de 816 y otro de 870 páginas; y la Bibliotheca les Nodier, en 1826, publicará una Biblio­
medicinae practicae, Berna, 1776-1788, en théque sacrée grecque-latine, basada en Boni
cuatro volúmenes, de los cuales los dos últimos y Gamba.
aparecen después de la muerte de su autor. U n célebre filólogo inglés, de origen fran­
En cada una de estas obras, clasificadas alfa­ cés, Michel M aittaire (1668-1747) se inte­
bética y, después, cronológicamente, figura a resa, después del holandés Beughem y antes
continuación de los esbozos biográficos de los del alemán Panzer, por las producciones im ­
autores la transcripción exacta de sus escritos, presas del siglo xv. Sus Annales typographici,
seguida en cada caso por el resumen de los La H aya, 1719-1741, en nueve volúmenes,
mismos, con comentarios críticos acerca de las se extienden hasta 1664 y son prueba de lar­
conclusiones; tales análisis ocupan a menudo gas investigaciones. Los trabajos de M aittaire
más de una página de apretado texto en latín. y de Panzer permitirán a L. H ain, bibliote­
Es posible darse una idea de la m agnitud de las cario de Munich, publicar en 1825 una obra
investigaciones de H aller, con solo observar mejor elaborada.
los índices de sus bibliotecas; el de la Biblio­ El médico escocés James Douglas (1675-
theca chirurgica tiene cincuenta páginas, cada 1742) escribió la Bibliographiae anatomicae
una de ellas con más de cien nombres, lo que specimen sive catalogus omnium pene auc-
totaliza cinco m il autores analizados; en el torum qui ab Hippocrate ad Harveum rem
índice de la Bibliotheca medicinae, se regis­ anatomicam scriptis illustrarunt, publicada en
tran más de once m il autores. Londres en 1715, y en Leyden en 1734. El
La obra de J. J. Manget (1652-1742), sabio holandés, de origen alemán, L.-Th. Grono-
médico suizo, decano de la facultad de Gine­ vius, continuador de Séguier en 1760 (ver
bra, es estimada durante todo el siglo xvm , pág. 3 6 ), publica en ese mismo año una Bi­
y la integra la Bibliotheca chemica curiosa bliotheca regni animalis atque lapidei. Leyden,
(Ginebra, 1702) y la Bibliotheca scriptorum in 49 de 326 páginas, con cinco m il títulos.
medicordum veterum et recetiorum (Gine­ El naturalista sueco Peter Artedi (1705-
bra, 1731), cuatro volúmenes in folio; pero 1735) es amigo de Linneo, quien, después de
esta últim a compilación no puede compararse la prematura muerte de su camarada de es­
con las del gran Haller. tudios, se convierte en su biógrafo y editor,
En Gran Bretaña y los Países Bajos, las es­ y hace imprimir sus manuscritos bajo el título
cuelas universitarias que, desde mediados del de Ichthyologia sive opera omnis de pisdbus,
siglo xvn hasta fines del xvm son los princi­ Leyden, 1738; la obra comprende cuatro par­
tes, la primera de las cuales es una Bibliotheca presa de todos los países hasta 17 57. Está orde­
ichthyologica de 6 8 páginas. En 1788-1789, nada alfabéticamente, por autores y por obras
J. J . W albaum publica en Greifswald una anónimas; las partes I a IV comprenden, sobre
edición corregida y aumentada. todo, libros germánicos, en tanto que la parte
El gran sabio Linneo ilustra la bibliografía; V está reservada para los libros franceses.
en su Bibliotheca botanica, Amsterdam, 1738; Pero ha llegado el momento en que, en
Halle, 1747; y Amsterdam, 1751, 2 2 0 pá­ ciertos países, y sobre todo en Francia, gracias
ginas, los escritores sobre botánica están cla­ a libreros instruidos para quienes el libro an­
sificados en dieciséis grupos cuya enumeración tiguo es tanto un objeto de arte como un
no deja de ser interesante: los antiguos griegos instrumento de conocimiento, la bibliofilia y
y latinos, los comentadores, los iconógrafos o por consiguiente la bibliografía alcanzan un
dibujantes, los descriptores, los curiosos o des­ auge sin precedentes, que habrá de prolon­
cubridores, los adonistas o especialistas en jar­ garse durante un siglo. Prosper Marchand
dines, los floristas o componedores de flores, ( t 1756), Gabriel M artin (1679-1761), J.-B.
los viajeros, los filósofos, los sistemáticos, los Osmont ( t l 7 7 3 ) , G.-F. De Bure (1731-
clasificadores, los anatomistas, los jardineros, 1782), Ch. Cailleau (1731-1798), y muchos
los médicos, los anomali o varios. En la última más, al mismo tiempo que organizan y cata­
edición de la Bibliotheca, hay una tabla biográ­ logan los más célebres gabinetes de Europa,
fica que menciona en orden cronológico los son los artesanos de ese florecimiento. G.-F. De
nombres de ciento treinta y nueve botánicos, Bure (1731-1782) brinda entre 1763 y 1768,
desde Avicena, en 981, hasta Catesby, en 1749. la primera selección verdaderamente impor­
Por último, la segunda bibliografía agronó­ tante de obras relativas a todas las ciencias,
mica, después de la de Camemarius, en 1577 cualquiera sea el idioma en que estén com­
(ver página 1 6 ), se debe al eclesiástico Marco puestas: la Bibliographie instructive ou traite
Lastri (1731-1811). Se trata de la Bibliotheca de la connaissance des livres rares et singuliers,
geórgica ossia catalogo ragionato degli scritto­ en siete volúmenes, a la que siguió en 1769,
ri di agriculUira, veterinaria, agrimensura, me­ el Catalogue des livres de L.-G. Caignat, en
teorología, economía pubblica, caccia, pesca, dos volúmenes, y posteriormente, en 1782, por
spettanti all’ltalia, Florencia, 1787. La pri­ un índice referente a los nueve volúmenes.
mera bibliografía artística es obra del abate El Dictionnaire typographique, historique et
Angelo Comolli, Bibliographia storico-critica critique des livres rares, singuliers, estimes
dell’ architettura civile ed arti subalterne, et recherches en tous genres, 1768, en dos vo­
Roma, 1788-1794, en tres volúmenes in 4?. lúmenes, es obra de J.-B. Osmont. En el capí­
tulo siguiente podrá apreciarse hasta dónde
llegó la pasión por los libros en el caso de los
Bibliografía universal libreros aficionados.
También en otros países se demuestra idén­
En el siglo xvra sólo hay un ensayo de re­ tico interés por los libros antiguos. Struve
pertorio general de carácter universal y tiene comenzó en 1719, como ya lo hemos visto,
como punto de partida los catálogos de ferias con la Bibliotheca librorum rariorum, (ver
de libros, tal como en el siglo precedente las página 3 7 ). En 1732, J. Y ogt (1695-1764),
compilaciones de Cless y Draud. Se trata de predicador protestante de Bremen, publica un
la Allgemeines europdisches Biicher-Lexikon, Catalogus historico-criticus librorum rario­
de Th. Georgi, librero de Leipzig, publicada rum, Hamburgo, quinta edición en Francfort
entre 1742 y 1758, en cinco volúmenes in en 1793, obra de 914 páginas, altamente es­
folio con tres suplementos. Esta nómina es timada. La Bibliotheque curieuse, historique
única en lo que respecta a la producción im ­ et critique ou catalogue raisonné des livres
rares et difficiles a trouver, de David Cíément Se inspira en Ch. Sorel, en La Croix du Maine
(1701-1760), pastor y predicador de origen y en Du Verdier, de quienes dice que "se
francés, aparece en Gotingen entre 1750 y detienen más en los autores que en sus escri­
1760, en nueve volúmenes in 49, pero queda tos” ; por su parte, aspira a "hacer conocer lo
inconclusa. Por último, la Bibliotheca libro­ que tenemos en cada ciencia e indicar lo que
rum rariorwm universalis, de J. J. Bauer, debe ser elegido o rechazado”. "No escribo la
Nüremberg, 1770-1791, comprende siete vo­ historia de los autores, no entro en el detalle
lúmenes. Las selecciones hechas en Gran Bre­ de sus vidas, hago la historia de los libros,
taña son posteriores. es decir, expongo las causas que los origina­
ron, las controversias que provocaron, las crí­
Bibliografía nacional ticas que recibieron; me ciño casi siempre al
método de M. Baillet y transcribo más la opi­
Los trabajos de erudición consagrados a los nión de los sabios que la m ía.”
hombres de letras de determinado territorio Alrededor de quice años más tarde, aparecen
continúan ocupando gran parte de la produc­ Les trois siécles de notre littérature ou tableau
ción intelectual nacional; aunque a menudo de l’esprit de nos écrivains depuis Frangois ler,
se concede lugar preponderante a la biografía Amsterdam, 1772, tres volúmenes; quinta
de los escritores, la enumeración de las obras edición en 1788, cuatro volúmenes; por el
y de sus ediciones se halla lo suficientemente abate Antoine Sabatier, llamado de Castres.
desarrollada y cuidada como para que la biblio­
grafía pura se afirme. A .estos repertorios de bibliografía literaria se aña­
En Francia, los religiosos benedictinos de den en la misma época, algunas biobibliografías regio­
la congregación de San Mauro, publican desde nales; la del padre Papillon sobre los autores de Bor-
1733 hasta 1763 la Histoire littéraire de la goña, Dijon, 1742, dos volúmenes in folio; la del Dom
Calmet, acerca de los de Lorena, Nancy, 17J4; la de
France, doce volúmenes in 49. A partir de
J.-F. Dreux du Radier, relativa a los de Poitou, París,
1814, miembros de la Académie des Inscrip- 17Í4, cinco volúmenes in 129; y la de C.-F. Achard,
tions continuarán la tarea. Esa bella obra histó­ atinente a los de Provenza y a los del Comtat-Venaissin,
rica y bibliográfica comprende actualmente Marsella, 1786-1787, dos volúmenes in 49.
treinta y ocho volúmenes, redactados confor­
me a la tradición de alta erudición de la época, Pero mientras los historiadores de las letras
que tratan de los escritores de lengua francesa trabajan con gran éxito, los precursores de
habidos hasta el siglo xiv. la nueva bibliografía se prodigan en laboriosos
Obra también importante, fruto de las in­ esfuerzos para justipreciar la producción de
vestigaciones de un solo autor, que se limita, su tiempo. Los abates Jacques d’H ébrail y Jo-
por otra parte, a los libros impresos, es la Bi­ seph de la Porte componen France littéraire,
bliothéque francoise, del oratoriano y janse­ obra cuyos seis volúmenes, aparecidos desde
nista Cl.-P. Goujet (1697-1767), aparecida 1769 hasta 1784, registran "los autores vivos
de 1740 a 1756, en dieciocho volúmenes in y la nónima de sus obras y los autores falle­
12°. Goujet, continuador de Ellies Dupin en cidos desde 1751 en adelante y la nómina de
1736 (ver página 2 3 ); en 1750 editor de sus obras”. Los Anuales typographiques ou
Moréri y en 1759 de Richelet, reúne y anali­ notice des progrés des connaissances humai-
za, aunque con cierta parcialidad, las obras de nes, publicados de 1758 a 1763 por Morin
los escritores franceses desde la aparición de d’Hérouville, en once volúmenes, están se­
la imprenta hasta su época, clasificando en guidos por el Catalogue hebdomadaire ou liste
conjunto a gramáticos, historiadores, oradores des livres, estampes, caries, qui sont mis en
y poetas; su labor que había de abarcar tam ­ vente chaqué semaine tant en France qu’en
bién las artes y las ciencias, quedó inconclusa. pays étrangers, por Bellepierre de Neuve-
Eglise, escritor y agrónomo, nacido en 1727; Valere André, en su Bibliotheca Bélgica sive
y después por el impresor Ph.-D. Pierres virormn in Belgio vitae, scriptisque illustrium
(1741-1808). Esta publicación, que aparece catalogus librorumque nomenclatura usque
de 1763 a 1781 en diecinueve volúmenes, se ad ann. 1680, Bruselas, 1739, dos volúmenes
convierte, de 1782 a 1789, en el Journal de la in 4 9 de 1.233 páginas.
librairie ou catalogue hebdomadaire conte- En la misma época, un librero de Leyden,
nant par ordre alphabétique les Uvres tant Johan Van Abkoude (1726-1761), compone
nationaux qu’étrangers, volúmenes 20 a 37. la primera bibliografía nacional holandesa de
En otros países, también se advierten esas carácter comercial, el Naamregister of ver-
dos tendencias: la una, histórica y literaria; zaameling van Nederduytsche boeken, que
la otra, francamente moderna. En Gran Bre­ aparece en 1743 y registra los libros del perío­
taña, todos los descubrimientos de Leland, do 1641-1741, con suplementos de 1744 a
Bale, Pits y Cave son agrupados y aumenta­ 1755. Una refu n d ició n del Naamregister
dos en la Bibliotheca Britannico-Hibernica realizada por un colega de Rotterdam, R.
sive de scriptoribus qui in Anglia, Scotia et Arrenberg, abarca los años 1600 a 1772 y
Hibernia ad saeculi XVII initium floruerunt, aparece en 1773, con suplemento hasta 1787;
de Thomas Tanner (1674-173 5 ), canónigo de la empresa habría de continuar hasta nues­
Ely y de Oxford y , posteriormente, obispo tros días.
de Saint-Asaph, publicada en 1748, después de El italiano Justo Fontanini (1666-1736),
la muerte de su autor y que no ha sido profesor de elocuencia en la Universidad de
remplazada por ninguna obra posterior. Y en Roma y arzobispo de Ancira, publica en 1706
tanto que los eruditos ingleses continúan edi­ un pequeño in 4° de 159 páginas que obtiene
tando colecciones de crónicas, y Thomas R y- éxito sorprendente, ya que se edita hasta 1803:
mer (1641-1713), crítico dramático y poeta, Della eloquenza italiana. Aggiuntovi un ca­
e historiógrafo real, es encargado oficialmente talogo delle opere piu eccellenti che intorno
de estudiar y valorar los archivos de la corona, alie principali arti e facoltá sonó state scritte
—toda la primera mitad del siglo xvm está in lingua italiana; en el catálogo, los libros
ocupada por las ediciones de Foedera, con- italianos están distribuidos en catorce seccio­
ventiones, literae et cujuscunque generis acta nes y las notas son m uy completas; al final
publica—, los libreros consolidan definitiva­ se incluye un índice de autores. La segunda
mente la bibliografía nacional, ya más que y la tercera edición, impresas respectivamente
esbozada en el siglo anterior. "William y Ro- en 1724 y en 1726 aparecen en Roma, al
bert Bent, y después Thomas Hodgson, co­ igual que la primera, y están m uy aumen­
mienzan la tarea, en 1773, y redactan hasta tadas; la cuarta se publica en Venecia, en
1837 más de cuarenta catálogos de libros 1727, y tiene 320 páginas; las siguientes están
ingleses, que T. Besterman registra minucio­ fechadas como sigue: la de 1731, en Luca; la
samente por orden cronológico en su World de 1736 en Roma; la de 1737, en Venecia
bibliography. W illiam Bent reúne en un solo (ésta tiene 752 páginas e incluye las obser­
repertorio, con el título de London catalogue vaciones de diversos autores, entre ellos L.
of books, los libros publicados de 1700 a A. M u rato ri); y la de 1753, en Venecia (dos
1800: once mil títulos en total. volúmenes, el uno de 494 páginas, y de 515
En los Países Bajos, J . F. Foppens (1689- el otro, con anotaciones de Apostolo Zeno,
1761), canónigo de la catedral de Brujas, que son "un tesoro de historia literaria, de
profesor de teología en el seminario de Lo- crítica y de bibliografía” ) . Esta últim a edi­
vaina, y más tarde canónigo en Malinas, sigue ción aumentada aparece finalmente en Par-
el ejemplo de T. Tanner, y reúne y aumenta ma, en 1803-1804 y en 1810 se le agrega un
los trabajos de Aubert Le Mire, F. Sweert y índice.
de las bibliotecas y otorgaría realmente alma y vida en el conocimiento, sino en la ciencia del libro;
a! cuerpo bibliográfico. la bibliografía se abroga, de pronto, junto con
la imprenta y su invención, la historia de los
Camus distingue, por lo tanto, la Bibliofilia primeros impresores y la de los caracteres tipo­
de la bibliografía científica, y determina sin gráficos, las marcas de papel, los formatos,
posibilidad de duda la función de ésta últim a. los sistemas de clasificación y las reglas de
Años más tarde, Napoleón I trata este mismo catalogación; sin olvidar las mejores ediciones
asunto con una lucidez sorprendente. En de los textos antiguos y modernos, el estudio
carta fechada el 19 de abril de 1807 x, en la de las bibliotecas, su historia, los cuidados que
que expone la idea de un proyecto para esta­ exigen, etcétera. La bibliografía surge de esos
blecer una escuela especial de literatura e his­ tratados desfigurada, confundida con toda
toria en el Colegio de Francia, se leen estas la bibliología. Los autores responsables de tal
líneas que anuncian la École des Chartes y deformación son modestos funcionarios o li­
dan a la bibliografía su configuración autén­ breros, animados por un celo loable, pero ex­
tica: cesivo, en favor de la instrucción que debe
impartirse a los bibliotecarios. Entre ellos se
La historia puede ser comparada con las ciencias
para las cuales conviene disponer de una escuela es­
encuentran L. Boulard, librero parisiense, que
pecial. La manera de leer la historia es, por sí sola, una publica en 1797 un Traité élémentaire de bi-
v.erdadera ciencia. Todo ha sido dicho y repetido. Los bliographie, y C.-F. Achard, bibliotecario de
historiadores apócrifos se ha multiplicado hasta tal Marsella, cuyo Cours élémentaire de biblio-
punto, y hay una diferencia tan grande entre un libro grapbie ou la Science du bibliothécaire apa­
escrito en una época y otro redactado en época pos­ rece en 1806-1807. En ambas obras, con tono,
terior — a la luz de los trabajos y de las enseñanzas de por lo demás, pleno de convicción, se trata
los historiadores anteriores—, que el hombre que aspira todo cuanto se refiere a los libros, hasta la
a poseer buena instrucción y se encuentra de pronto manera de despegarlos y conservarlos. El error
en una vasta biblioteca histórica, se siente perdido en
se acentúa a partir de 1847 en adelante, sobre
un verdadero laberinto. Conocer lo que queda de los
historiadores antiguos, saber lo que s.e ha perdido, dis­
todo desde 1869, con la implantación de la
tinguir los fragmentos originales de los suplementos enseñanza de la bibliografía en la École des
escritos por buenos o malos comentadores es, en sí, Chartes, que abarca no sólo el estudio de los
casi una ciencia o, por lo menos, un importante motivo instrumentos de información y de investi­
de .estudio. Así pues, el conocimiento y la elección de gación llamados repertorios, sino también el
buenos historiadores, de buenas memorias y de legítimas de los elementos del libro y de las reglas téc­
crónicas de una época es conocimiento útil y verdadero. nicas de la biblioteconomía; y está en el
Si en una gran capital como París hubiese una escuela origen de la definición oficial de bibliografía,
.especial de historia donde se siguiera primero un curso dada en 1885 y adoptada durante cincuenta
de bibliografía, un joven, en vez de extraviarse durante años (ver capítulo I ).
meses en lecturas insuficientes o poco dignas de con­
fianza, podría ir hacia las mejores obras y conseguiría
De cualquier forma, la publicación de re­
más fácil y más rápidamente, mejor instrucción. pertorios no se altera en lo más mínimo por la
En la misma época en que ciertos espíritus confusión creada en torno del término biblio­
superiores señalan la importancia de la biblio­ grafía, ya que continúa según las normas tra­
grafía y la describen tal como siempre ha sido dicionales. Sin embargo, se advierte un cambio
y debe ser, aparecen en Francia y en el extran­ significativo: las bibliografías especializadas
jero los primeros tratados teóricos sobre dicha pierden terreno, mientras que las nacionales
disciplina, a la que los autores convierten no lo ganan, o emprenden, en algunos países, una
marcha largamente diferida; las bibliografías
1 Correspondance de Napoléon ler, t. XV, 1865, universales alcanzan el punto máximo de su
página 127, nQ12.416., Finkestein, 19 de abril de 1807. desarrollo.
Bibliografía especializada menclatura árida, pues las notas son curiosas y
bien redactadas, con abundantes detalles sobre
Los aficionados a las letras y los bibliófilos la importancia y el contenido de los libros,
comienzan a competir con los eruditos o es­ agrupados por siglos y en cantidad superior
pecialistas. Charles Nodier (1780-1844), poe­ a los dos mil.
ta, filólogo, historiador, novelista, "que ha
inventado, o por lo menos llevado a su más Los repertorios alemanes de este período están, casi
alto grado, una pasión nueva: la bibliomanía”, todos, consagrados a las ciencias exactas. E. G. Bal-
dinger (1738-1804) se ocupa de la botánica, Marbur-
se dedica desde m uy joven a la bibliografía que
go, 1804; A. G. Kastner (1719-1800), de las matemá­
practica durante toda su vida como bibliófilo.
ticas, Gotíngen (1796-1800); F. A. Murhard (1778-
Bibliotecario, en 1824, de la Biblioteca del A r­ 1853), de física y de matemáticas, Cassel, 1797, y
senal; fundador, en 1834, del Bulletin du bi- Leipzig, 1797-1805; G. F. C. Fuchs, por último, de
bliophile; relacionado con los bibliógrafos y química, Jena, 1806-1808.
libreros eruditos de su tiempo —Gabriel Pei- En Italia, Filippo Re (1763-1817) profesor de la
gnot, Paul Lacroix, Antoine-Aug. Renouard, Universidad de Bolonia, deja un repertorio digno de
Antoine-Alexandre Barbier—, Nodier es el estima, cuya primera edición, impresa en Venecia, en
más ferviente aficionado a los libros y el más 1802, se titula Saggio di bibliografía geórgica-, la se­
ingenioso crítico que se puede imaginar. En gunda, muy aumentada, que aparece en la misma ciu­
su juventud, atraído por la historia natural, dad en 1808-1809, en cuatro volúmenes, se titula
Dizionario ragionato di libri d’agricoltura, di veterinaria
compone una Bibliographie entomologique
e di altri rami d’economia campestre.
(1 8 0 1 ), donde tiene m uy en cuenta el valor Finalmente, el erudito español C. A. de la Sema San­
de las obras coleccionadas; en 1812 publica tander (1752-1815), conservador de la Biblioteca Reai
los resultados de sus investigaciones sobre las de Bruselas, publica en esa ciudad, en 1805-1807, un
supercherías literarias (segunda edición en Dictionnaire bibliographique choisi du XVe siécle, en
1828); en 1834-1835 publica, en suplemen­ tres volúmenes.
tos del Bulletin du bibliophile, sus Notices
bibliographiques, philologiques et littéraires,
ya aparecidas parcialmente en Temps; se en­ Bibliografía universal.
cuentra allí una Bibliographie des fous. De Los precursores de Bruneí
quelques ouvrages excentriques. Por último,
enriquece con notas los catálogos de venta de Los libreros continúan su obra. Después
su biblioteca (1827, 1829 y 1844), como tam ­ de la Bibliographie instructive de G. De Bure,
bién otros catálogos de coleccionistas (el abate de 1763-1768, le toca el turno al Dictionnaire
Pellier, Pixerécourt, Joseph C rozet), pasan­ bibliographique, historique et critique des li­
do por el Dictionnaire bibliographique de Cai- vres rares, précieux, singuliers, estimes et re-
lleau y Duelos, que encuentra de lectura agra­ cherchés, del librero parisiense Ch. Cailleau y
dable. del abate R. Duelos, 1790, tres volúmenes, y
La obra de Gille Boucher de la Richarderie a continuación al Répertoire de littérature
(1733-1810), que renuncia a la magistratura ancienne, de su colega F. Schoell, 1808.
para dedicarse a las letras, es considerada por Otro bibliófilo francés contribuye a difun­
G. Peignot como un monumento de biblio­ dir la bibliografía, consagrándose a ella en for­
grafía especial, es la Bibliothéque universelle ma casi exclusiva durante cerca de cincuenta
des voy ages, 1808, seis volúmenes. En 1810, años. Se trata de Gabriel Peignot (1767-
Victor-Donatien de Musset (1768-1832), li­ 1849), abogado en Besancon, después biblio­
terato, político, y editor, publica una Biblio­ tecario de la Escuela Central del Alto Saona,
graphie agronomique de cuatrocientas cin­ in sp ecto r de lib re ría en Dijón y posteriormen­
cuenta y nueve páginas, que no es una no­ te inspector de la Academia de esa ciudad.
CAPÍTULO VI

LA BIBLIOGRAFÍA DESDE 1810


HASTA 1914. LA ÉPOCA ARTESANAL

En 1810, la bibliografía "profesional” ya desmesurada y repentinamente la cantidad de


se ha abierto camino; insegura al comienzo, se obras impresas.
mantiene al lado de la bibliografía histórica, La bibliografía adquiere, entonces, enorme
para avanzar después a pasos agigantados. Los importancia y se revela como inigualable pro­
libreros que la crearon tienen ahora visión más cedimiento de difusión que conviene aprove­
clara y noción más exacta de la tarea inmensa char al máximo. Hasta ese momento, ha ser­
que deben desarrollar; rivalizan en iniciativa vido sobre todo para salvar de la destrucción
y voluntad, y realizan en el campo de las o del olvido los textos del pasado; en adelante
bibliografías generales universales y nacionales divulgará de día en día los descubrimientos
grandes y definitivos trabajos, tan importan­ científicos. A la bibliografía retrospectiva,
tes como los de los maestros de los tres primeros que triunfó durante tres siglos, se agrega, y
siglos de la bibliografía. Los artesanos que se pronto la remplazará, la bibliografía en cur­
dedican a la búsqueda de libros son tan esqui­ so, tanto nacional como especializada, desti­
vos, obstinados y ardientes, como los eruditos nada a cumplir esa función.
de otrora; fieles al ejemplo recibido de éstos El impulso nace en Alemania, país que per­
consagran su tiempo, y a veces su existencia, manece durante todo el siglo xix a la vanguar­
a perfeccionar su obra predilecta; por otra dia del movimiento bibliográfico. Su superio­
parte, más conscientes del objeto práctico que ridad en esa época, en el terreno de las ciencias
desean alcanzar, son más ordenados y disci­ y de la edición, se debe en parte, dadas las
plinados. nuevas condiciones económicas, a la vigorosa
El gran movimiento científico del siglo xix organización de sus universidades. En lugar
transforma totalmente las condiciones del tra­ de desaparecer lentamente como sucede en
bajo intelectual. La conquista de nuevos países Francia, a partir del siglo xvi, para dejar sub­
por medio de las exploraciones y misiones, los sistir únicamente los colegios de instrucción
progresos que realiza la instrucción pública en secundaria, la enseñanza superior, por el con­
virtud de las reformas de la enseñanza y de trario, se modifica gradualmente en Alemania,
la organización de las universidades, la creación según las necesidades de la época; abandona
de grandes escuelas e institutos en todos los las tradiciones eclesiásticas y teológicas de la
países, la fundación de sociedades eruditas Edad Media, para dar paso al libre espíritu
provinciales, la reglamentación de la librería, laico y asume la alta dirección intelectual del
la multiplicación de la prensa periódica y, país. El movimiento erudito se concentra en
por último, la formación de bibliotecas y de las universidades, donde se establecen fuertes
centros de archivo accesibles a la mayoría, tradiciones científicas y hábitos metódicos y
allanan las dificultades, determinan a las in ­ rigurosos que se proyectan sobre las empresas
teligencias hacia la investigación en todos los de orden bibliográfico.
dominios y provocan, en últim a instancia, un En Francia, donde reinan más la fantasía,
número incalculable de escritos, que aumenta la originalidad y el estilo, se observa menor
regularidad y los resultados sustanciales que el extranjero, a comienzos del siglo xix, y a su
se obtienen son inferiores; la Academie des expansión en la segunda mitad del siglo.
Inscriptions que remplaza en 1816 a los bene­
dictinos en las tareas que éstos tenían en eje­ En Francia s.e crea en 1834 el Comité de Trabajos
cución, nunca ejercicio gran influencia en la Históricos y Científicos. La iniciativa corresponde a
dirección de los estudios. Poco a poco, en toda Frangois Guizot, quien ha creado primeramente co­
Europa se sigue el ejemplo de Alemania y se mités de Investigaciones y Publicaciones dependientes
del Ministerio de Instrucción Pública, servicios que son
origina una abrumadora riqueza de publica­
reorganizados por los ministros Salvandy, en 1837, y
ciones. Hacia el final del siglo, el impulso b i­ Jules Ferry, en 1881. En el espíritu de sus creadores,
bliográfico es tan fuerte y tan denso que los el Comité tiene como función estimular y dirigir las
dirigentes se ven obligados a buscar nuevos investigaciones científicas, editar textos y documentos,
métodos para dominarlos. Comienza entonces vincular a las asociaciones científicas locales y difundir
la era de la cooperación y del trabajo en equi­ sus trabajos. En 1846 aparece, con los auspicios del
pos y desaparece la "bibliografía de gabinete”. ministerio, un Anmtaire des sociétés savantes, donde
Los Estados Unidos van más lejos que los paí­ están descritas las principales asociaciones científicas de
ses de Europa, al convertir su bibliografía en Francia. Achmet d’Hericourt realiza un trabajo más
una verdadera industria. amplio en 1863-1864; el Annuaire des sociétés sa­
vantes de la France et de l’étranger, segundo año,
1866, 1.036 páginas. En 1877, Ulysse Robert, en
respuesta a una circular ministerial, publica en la
Bibliografía especializada Revue des sociétés savantes una Bibliographie des so­
ciétés savantes de la France (excluido París), reimpresa
Pocos cambios se observan en esta categoría con ese mismo titulo, en 1887, por Eugéne Lefévre-
de repertorios, excepto que están técnicamente Pontalis. En esta última edición se enumeran seiscientas
mejor concebidos y redactados, y que sus cincuenta y cinco asociaciones históricas, arqueológicas
autores no tienen ya, como en épocas anterio­ y científicas, de las cuales ciento cuarenta y dos son
res, ubicación sobresaliente en la vida cien­ parisienses. Ahora bien, en 1877, U. Robert cuenta
tífica. Cabe señalar que los autores continúan doscientas noventa y siete sólo para las provincias; de
dicha cantidad, treinta y seis sociedades habían sido
trabajando aisladamente, guiados por su ins­
fundadas antes de 1800, catorce de ellas antes de 1772,
piración y sus gustos personales; no son orga­ ciento veintitrés entre 1800 y 1850, y ciento treinta
nizados, de suerte que los repertorios especia­ y ocho entre 18 50 y 1878. Los boletines publicados
lizados nacen al azar, sin que sea posible por estas sociedades eruditas, y simultáneamente por las
advertir en su rápida sucesión el menor deter- universidades provinciales, son durante largo tiempo
minismo. Sin embargo, se observa que no se los únicos periódicos en los que eruditos y profesores
extienden ya a amplios conjuntos, sino que se pueden publicar sus trabajos; resulta, por lo tanto, evi­
limitan a ramas particulares de diversas disci­ dente la necesidad de una acción eficaz para evitar que
plinas. Entre 1825 y 1899, aparecen en Europa los mismos queden allí ignorados. Robert de Lasteyrie,
un centenar de bibliografías especializadas en a partir de 1886, y Joseph Deniker, desde 1896, se
dedicarán a esa tarea, en sus repertorios clásicos reser­
las que figuran todas las ciencias. Esa actividad
vados a los artículos de esos boletines.
algo desordenada prosigue hasta 1914 aproxi­
madamente y comienza después a agotarse.
Desde entonces, la bibliografía especial retros­
pectiva cede terreno a la bibliografía en curso. Las primeras bibliografías
El nacimiento de ésta últim a está íntim a­ especiales en curso de publicación
mente ligado a la necesidad general de inves­
tigación, cada vez mayor; a la multiplicación Los nombres de muchos eruditos están li­
de las revistas y, finalmente a la creación de jados a las primeras bibliografías especializadas
sociedades eruditas, tanto en Francia como en periódicas, que publican primeramente como
anexos de las revistas que dirigen, antes de cada vez más difíciles, los centros nacionales
estar en condiciones de editarlas independien­ de investigaciones y las organizaciones inter­
temente; después, las sociedades científicas las nacionales se ven obligados a acudir en ayuda
toman a su cargo. Más adelante, debido al de los grupos eruditos superados; tal será la
constante aumento de las bibliografías, así obra del siglo xx, que verá el florecimiento de
como también a las condiciones económicas esta forma de repertorios.

PRIMERAS BIBLIOGRAFÍAS ESPECIALIZADAS PERIÓDICAS

CREADAS EN EL SIGLO XIX

1822- Tübingen Jahresberichte über die 18 5S-1945 París Képertoire de chimie puré
Fortschrifte der pbysischen et appliquée. Dir. Société
Wissenscbaften. Dir. J. J, chimique de France. Se
Berzelius. transforma, en 1863, en e!
1823- Berlín Kepertor'mm der technis- Bulletin de la société.
chen Jmirnal-Literatur. IS í 9- París "Bulletin bibiiographiquc
1825- Estocolrao Üfversigt af botanhka ar- des ouvrages sur les Beaux-
beten. Arts et la curiosité”, en Ga-
1826-1842 Estocolmo Arsberattelse om nyare zoo- zette des Beaux-Arts.
logiska arbeten. 1859- Leipzig Wissenschaf tlicber Jahresbe-
1830- Berlín Cbemisches C entralblatt. richt über die Morgenlan-
Dir. Deutsche chemische dische Studien. Dir. Deuts­
Gesellschaft, desde 1897. che Morgenlandische Ge­
1841-1848 Erlangen Jahresberichte über d.ie sellschaft.
Fortschritte der gesammten 1862-1901 Berlín Chemisch-technisches Re-
Medicin. Dir C. Canstatt. pertormm.
1841-1890 Erlangen Jahresberichte über die 1864-1951 Londres Zoological record. Dir. Zoo-
Fortschritte der gesammten logical Record Association.
Pharmacie. Dir. C. Canstatt. 1866- Gotha Geographisches Jahrbiich.
1843-1850 Erlangen Jahresberichte über die Dir. E. B,ehm.
Fortschritte in der Biologie. 1866-1941 Leipzig Polytechnische Bibliothek.
Dir. C. Canstatt. 1866- París Revue critique d’histoire et
1845- Berlín Die Fortschritte der Phy- de littérahtre. Dir. Paul
sik. Dir. Physikalische Ge- Meyer.
sell, en Berlín. 1868- Roma Bolletino di bibliografía e di
1847-1913 Giessen Jahresberichte über die Forts­ storia delle scienze matema-
chritte der Chemie. Funda­ tiche e fisiche.
do por J. Liebig. 1868-1914 Berlín Allgemeine Bibliographie der
1848-1897 Gotingen Bibliotheca philologica. Dir. Staats- und Rechtswiss. Dir.
C. J. Ruprecht. O. Mühlbreclit.
1849- Berlín Archaeologischer Anzeiger. 1870-1889 Milán Annuario delle scienze me-
Agregado primeramente a iiche.
Archaeologische Zeitung, se 1868-1944 Berlín Jahrbuch über die Forts­
convierte en 1886 en Jahr- chritte der Mathematik. Dir.
bv,ch des k. dtschen archaeol. Preussiche Akademie der
lnst. Wissens (desde 1925).
1853-1861 Gdtingen Bibliotheca historie o-geo- 1871-1919 Munich Jahresbericht über die Forts­
graphica. Dir. E. A. Zu- chritte der Thier-chemie.
chold. 1S72- Leipzig Jahresbericht über die Forts­
1855-1937 Leipzig Jahresberichte über die Forts­ chritte der Anatomie.
chritte der chemischen tech- 1873- Leipzig Just’s Botanischer Jahresbe­
nologie, richt. Dir. Leopold Just.
1873-1887 Londres London medical record. 1884- Nueva YorkEugineering índex. Ameri­
1873-1898 París Revue des sciences medica­ can Society of Mechanical
les en France et a l’étranger. Engineers.
1S74-1943 Munich Jahresbericht iiber die Forts- 1886-1909 Gctha Geographischer Litteratur-
ebritte der clossisschen Al- bericht. Beilage zum Petter-
iertumswissenschaft. Dir C. manns Mitteilungen.
Bursian. 1886-1939 Nueva York índex fo legal periodical
1876- "Bibliographie”, en Anglia. literature.
Beiblatt zu Anglia, en 1890. 1887- Berlín Jahresbericht iiber sdmmlli-
1876- Leipzig Bibliotheca orientalis. Dir. che Erscheinnngen auf dem
K. Friederici. En 1887, Gebiete der Geschichte der
Orientalische Bibliographie. Philosopbie. Dir. L. Stein.
1876- Stuttgart Repertorium fü r Kunstwis- 1S88- París "Année épígraphique”, en
senschaft. Reine archéologique.
1876- Leipzig Theologísche L iteraturzei- 188 8- Fulda Philosophisches Jahrbuch.
timg. Dir. E. Schürer y A. Dir. Gorres-Gesellschaft.
Harnack, desde 1881. 1890- París Année philosophíque.
1876- París Revue des revues et publi­ 1890- Leipzig Jahrbuch der Astronomie
ca tions relatives a l’Anti- iind Geophysik.
quité classique 1891-1912 Berlín Bibliotheca geographica.
1878-1892 París Année medícale. Dir. O. Baschin. Gesellschaft
1878-1925 Londres Journal of the Chemical So­ für Erdkunde.
ciety. Abstraets of chemícal 1891-1895 Bruselas Sommaire périodique des rc-
papers. vues de droit. Se convierte,
1S7S- Berlín J ahresberichte der Ges- en 189 5, en Bibliographia
chichtsivissenschaft. Dir. H. sociológica.
jastrow y Historische Ge- i 891- Zoologiscber Anzeiger. Deu­
sellschaf.t. tsche zoologischer Gesell.
1878- Halle 1892- Stuttgart ] ahresberichte fü r nenere
Zeítschrift für romanische
Philologie. Supplementheft. deutsche Líteraturgesch.
1890-1914 Munich Kritischer Jahresbericht
Bibliographie. Dir. G. Gro-
ber. iiber die Fortschritte der
1879-1927 romanischen Philologie. Dir.
Nueva York Index medictis.
1879- Leipzig K. Vollmóller.
Zoologischer Jahresbericht.
1880- Cassel 1893-1914 París Ajínales de Géographie. Bi­
Botanischer C entralblatt.
bliografía.
Dir. O. Uhhvorn. Deutsche
1893-1928 París Bibliogn7phie analomique.
botanische Gesselschaft, en
1893- Lovaina Re vite néoscolastiqne.
1922.
1893-1934 Amsterdam Rente scmcstriellc des pu­
1880- Leipzig Jahresbericht iiber die Ers-
blica/ions mathéviatiqucs.
cheimuigen auf dem Gebie- 1894- París Année psychologique. Dir.
le der gerrnanische Philolo­
H. E. Beaunis, A. Binet.
gie. Geselischaft für deuts- 1894- Psychological índex.
Princeton
che Philologie. 1895- Jena Anatomischer Anzeiger.
1880-1945 Hcilbroun Literatnrblatt für germanis- 189 5-1944 Pili 1S Année biologiqv.e.
chc und romanische Philolo­ 1897- Boston "Archaeological litera ture”,
gie. Dir. O. Bchaghel, K. en American Journal of ar-
Bartsch. chacology.
1881- Leipzig Theologíscher Jahresbericht. 1898-1902 Londres Sciences abstraets. Physical
Dir. G. Krüger. Society.
1S82- Frciberg im Kritischer V iertel jahresbe­ 1898-1919 Turin Bolletino di bibliografía e
Sachsen richt iiber die Berg-und storia delle scienze malema-
Hüítenmanmsche Literatur. tichc. Dir. G. Loria.
Bibliografía universal de que la nómina de 1820 es muy considerable, "dista
mucho d.e ser el inventario general de las riquezas lite­
rarias de todas las naciones y de todos los siglos”: tota­
Un librero parisiense, Charles-Jacques Bru-
liza treinta mil obras o ediciones diferentes, "lo cual
net (1780-1867) se encarga de llevar a su
no es ni la trigésima parte de los libros impresos”.
más alto grado de perfección la bibliografía
La cuarta edición (1842-1844) distribuye la obra en
universal escogida, en virtud de un repertorio cinco volúmenes. Al comienzo del volumen V hay una
clásico en el género que sus colegas de Francia introducción especial relativa al origen e historia de
y del extranjero desarrollaron especialmente en los sistemas de clasificación propuestos d.esde fines del
el último cuarto del siglo xvm . En 1802, siglo xv. Brunet detalla los ensayos realizados en esta
cuando contaba veintidós años, Brunet escri­ materia, desde los Cent buffets de La Croix du Mainc
bió un suplemento al Dictionnaire bibliogra- (T583) hasta las reformas de R. Merlin a su catálogo
phique des livres rares de Cailleau y Duelos, del sabio orientalista A. Isaac Silvestre de Sacy (1842-
aparecido en 1790, en tres volúmenes (ver 1847), tres volúmenes. Al final del volumen IV de esta
página 4 5 ). En 1810, publica la primera edi­ edición, Brunet incluye una nota sobre las Heures go-
thiques, impresas en París en el siglo xv y a comienzos
ción de su Manuel du libraire et de Vamateur
del xvi, nota que figura también en la quinta edición.
de livres, en el que continúa trabajando du­ Esta última fue impresa en 1860 y s.e compone de seis
rante cincuenta años, perfeccionándolo sin volúmenes. Al pie de las columnas de cada página,
cesar hasta la quinta y última edición, en 1860. separados del texto por una raya, se citan los libros
nuevos que no están descritos, pero que se incluyen en
En su primera edición, el Manuel —compuesto en­ el índice que forma el volumen VI. Con estos agre­
tonces de tres volúmenes— es un diccionario, ordenado gados, la última edición se acrecienta en más d.e un
por nombre de autor y, si se trata de obras anónimas, tercio; es decir, totaliza más de cuarenta mil títulos,
por títulos, donde se hallan registrados, descritos y co­ según Leroux de Lincy en su Notice sur la vie et les
mentados “los libros antiguos qu.e son a la vez raros travaux de J.-Ch. Brunet, escrita como prefacio del
y preciosos, y gran número de obras modernas que por catálogo de su biblioteca (1868).
su reconocido mérito, su singularidad, la belleza de su
ejecución, los grabados que las adornan o algunas otras Brunet es una figura eminente en la historia
particularidades, pueden figurar entre los libros pre­
de la bibliografía francesa; erudito, bibliófilo
ciosos”. El último volumen es un índice metódico de
materias, en el que están clasificadas todas las obras
apasionado y , hombre de oficio, no redujo su
del diccionario y además gran número d.e libros útiles gran obra a una nomenclatura árida; por el
que no merecen figurar entre las obras preciosas. La contrario: con sus largas disertaciones, sus
clasificación adoptada por Brunet, que será en adelante rasgos de humor y de carácter, supo darle
el "sistema de los libreros”, se inspira en la que Prosper movimiento y vida; los detalles literarios y téc­
Marchand adoptó en 1706, en la Bibliotheca Bigotiana. nicos, junto con notas originales, observaciones
Dicha clasificación, retomada por Gabriel Martin y personales y humoradas, imprevistas a veces,
mejorada continuamente, es utilizada durante todo el le otorgan, según Samuel-Silvestre de Sacy,
siglo XIX por los vendedores expertos. "ese no sé qué de picante que no esperamos
Bruaet cita los repertorios anteriores que consultó: encontrar en este género de obras”.
el de Cailleau (1790), evidentemente redactado según
el de G. De Bure (1763-1768), y los de A.-A. Re-
Pierre-Gustave Brunet (1807-1896), escri­
nouard, D. Clément (1750-1760), Lelong (1768), tor y bibliógrafo, miembro de la Academia de
Fontanini (1753), Haym (1771-1773), F. Schoeli Burdeos —no emparentado con Jacques-Char-
(1808), E. Harwood, A. Clarke, T. F. Dibdin, etcétera, les— Pierre Deschamps (1821-1906), escri­
así como también los catálogos de bibliotecas privadas, ben en 1878-1880, sendos suplementos para
los periódicos literarios y las primeras bibliografías dicho Manuel.
nacionales en curso de publicación.
En la segunda edición (1814) y en la terc.era (1820) El Nouveau dictionnaire de bibliographie universelle,
el Manuel está integrado por cuatro volúmenes. A pesar publicado en 18 57, por dos bibliotecarios de la Biblia-
théque Saintc-Geneviéve, Ferdinand Denis (1798-1890) in Deutschland und den angrenzenden Latt-
y Fierre Pincon (1802-1872) con ayuda del escritor dern gedrukten Bücher, que registra la pro­
Antoine Leroux de Lincy (1806-1869), conservador de ducción en lengua alemana, desde 1700 hasta
la Biblioteca del Arsenal, es una obra seria, de 706 pá­
1797. Una edición mejorada de esta biblio­
ginas de apretado texto dispuesto en tres columnas,
notas y referencias a las bibliografías especializadas de
grafía aparece a partir de 1812; sus cuatro
cada clasificada por temas y subclasificada por fechas, volúmenes abarcan el período 1700-1810.
con materia; esta obra es forzosamente eclipsada por A la muerte de Heinsius, algunos colegas su­
el Manuel de Brunet, del que es, en última instancia, yos prosiguen la obra que concluye siendo un
una selección ordenada por materias. repertorio retrospectivo en diecinueve volú­
menes relativos a los años 1700-1892.
En Alemania, Theodor Graesse (1814- El librero y editor de Leipzig, C. G. Kayser
1885), historiador de la literatura medieval, (1782-1857) retoma por su cuenta la inicia­
numismático, bibliotecario del rey de Sajonia tiva de Heinsius; su Vollstandiges Bücher -
en 1848, publica en 1859-1860, en ocho volú­ Lexikon o Deutsches Biicherverzeichnis co­
menes, in 49, el Trésor des livres rares et pré- mienza a aparecer en 1834 y toma como fe­
cieux, concebido según el mismo plan que cha de partida el año 1750. Fallecido Kayser,
el Manuel de Brunet, pero sin índice. Esta este repertorio continúa publicándose ininte­
obra es un complemento del Manuel, en lo rrumpidamente, por períodos quinquenales,
referente a los libros germánicos y orientales. hasta nuestros días. En 1915, se encarga de
H abía sido precedida en 1820-1830 por el publicarla la Cámara del Libro, el Borsenve-
Allgemeines bibliographisches Lexikon, de F. rein der deutschen Buchhandler y la Deutsche
A. Ebert (1791-1834), bibliotecario de la Bi­ Bücherei, biblioteca central fundada en 1913,
blioteca Real de Dresde. Cabe señalar que en Leipzig (ver pág. 6 5 ).
registra más de veinticinco mil títulos. En Por otra parte, los libreros alemanes publi­
Gran Bretaña, las selecciones de R. W att, en can, a partir de 1825, la Bibliographie für
1824, y de W . T. Lowndes, en 1834, a pesar Deutschland, semanario que se convierte, en
de su carácter bibliofílico, están consagradas 1836, en Allgemeine Bibliographie fü r Deut­
especialmente a los libros ingleses y pertenecen s c h la n d en 1892, en la Wochentliches Ver­
por lo tanto, a las bibliografías nacionales. zeichnis der erschienenen und der vorberei-
El concepto de bibliografía universal basado teten Neuigkeiten des deutschen Buchhandels,
en la calidad de los libros y en su valor in trín ­ y en 1931, en la Deutsche National Biblio­
seco y comercial, se desvanece con Brunet y graphie. Desde 1843 hasta 1915, la librería
Graesse. La exuberante producción impresa Hinrichs, de Leipzig, se encarga de esta pu­
obligará a los bibliógrafos del siglo xx a reno­ blicación, y después de esa fecha lo hace la
var totalmente el concepto y a apartarse así, Deutsche Bücherei y el Borsenverein.
de modo definitivo, de una tradición largo Un proceso análogo al que acabamos de
tiempo defendida por los dos más grandes describir se desarrolla en Francia. Josepli-
representantes de la época bibliofílica. Marie Quérard (1796-1865), de Rennes, nos
dice que fueron sus inspiradores y modelos
los libreros ingleses y alemanes: Bent, W att,
Bibliografía nacional Ersch, Ebert, Heinsius y Kayser. Dependien­
te de librero a la edad de once años, Quérard
El librero de Leipzig, W ilhelm Heinsius trabaja en París en 1812, en la casa Bossange;
(1768-1817), inicia el gran movimiento de sus aptitudes y gusto por el oficio le valen el
los repertorios retrospectivos nacionales, al pu­ ser designado para trabajos en las librerías
blicar, entre 1793 y 1798, el Allgemeines extranjeras. En 1819 se traslada a Austria y,
Bücher-Lexikon oder Alphab. Verzeichnis der después, a Alemania, en la época en que los
1482-1830 Dinamarca Ch. W. Bruun, Bibliotheca 1790-1875 A lphabetische naamlijst,
Danica, 1877-1931. 1832-1878. _
-1862 España D. Hidalgo, Diccionario de 1850- Brinkman’s catalogus van
bibliografía española, 1862- boeken, 188 3-
81. 1455- Polonia K. Estreicher, Bibliografía
-1863 B. J. Gallardo, Ensayo de una Polska, 1872-
Biblioteca española, 1863-89. -1858 Portugal I. F. Da Silva. Diccionario
1820-1861 EE. UU. D. A. Roorbach, Bibliothe­ bibliographico portiiguez,
ca Americana, 1852-61. 1858-1923.
1861-1871 J. Kelly, American catalo­ -1878 R. Pinto de Mattos, Matinal
gue of books, 1866-71. bibliographico portuguez,
1Í44-1877 Finlandia V. Vaselius, Suomalainen 1878.
kirjallisuus, 1878-1943. 1491-1864 Rusia-URSS V. M. Undol’skij, Chronolo-
1700-1827 Francia J. M. Quérard, La France
giceskij ukazatel’slavjano-
littéraire, 1827-64.
rnskich knig, 1871.
1827-1849 Ch. Maury, La littérature
1491-1730 I. P. Karataev, Chronologi-
francaise contemporaine,
ceskaja rospis’ slavjanskicb
1846-
knig, 1861 y 1878-
1840-1925 O. Lorenz, Catalogue géné-
ral de la librairie frangaise, X V-1813 V. S. Sopikov, Opyt rosijs-
koj bibliografii, 1813-21.
1867-1945.
1475-1699 P. I. Koppen, Materialy dija
-1824 G, Bretaña R. W att, Bibliotheca Bri-
tannica, 1824. istorii provescenija v Kosii,
W. T. Lowndes, Bibliogra- 1819-
-1864
pher’s -manual of english li- 1518-1713 Damaskin, Biblioíeka Ro-
terature, 1858-64. siiskaja, 1881 y 1891.
1476-1700 Grecia E. Legrand, Bibliographie 1830-1865 Suecia H. Linnstrom, Svenskt bok-
hellénique, 1885-1906. lexikon, 1883-84.
1331-1711 Hungría K. Szabó, Régi Magyar ko- -1892 Suiza Bibliographie nationale suis-
nyvtár, 1879-98. se, 1892-1927.
1800-1876 Italia G. Bertocci, Repertorio bi­ 1774-1839 Checoslovaquia A. Hansgirg, Katalog ces-
bliográfico, 1876- kych knih, 1840.
Ií 39-1600 México J. García Icazbalceta, Bi­ 1774-1864 F. Doucha, Knihopisny slov-
bliografía mexicana, 1886. ník ceskoslovensky, 1865.
1643-1814 Noruega H. Pettersen, Bibliotheca 1741-1867 Yugoslavia S. Novakovic, Srpska biblio­
Norvegica, 1899-1924. grafía, 1869.
1814- Norsk bokfortegnelse, 1848- -1860 I. Kukuljevic Sakcinski, Bi­
1473- Países Bajos Bibliotheca Bélgica, 1880- bliográfica hrvatska, 1860-

El siglo xx completará este cuadro. (Ver página 67).

A sí, en el inicio del siglo xx, la bibliografía "conocimiento” de las producciones del espí­
profesional alcanza su m ayoría de edad y ritu, conocimiento adquirido por medio de
obtiene su emancipación; ha definido sus fi­ los repertorios. A decir verdad, estos últimos
nes, descubierto sus reglas y forjado sus me­ han modificado su aspecto desde el siglo xvi;
dios. Todo el mundo tiene conciencia de su
los autores han sido desalojados en favor de
aspecto "funcional” y de las posibilidades que
ofrece en la actualidad. Si bien los dicciona­ sus obras, a las que precisamente recurre la
rios idiomáticos conservan el rótulo de "cien­ bibliografía para poder destacar y valorizar
cia del libro”, los hechos desmienten tal aser­ tanto la actividad intelectual de las naciones
to. Hoy más que nunca, la bibliografía es como el progreso de las ciencias.
CAPÍTULO VII

LA BIBLIOGRAFÍA DESDE 1914. LA ÉPOCA TÉCNICA

Bibliografía especializada nueva concepción bibliográfica ofrece a los


retrospectiva. El método cooperativo investigadores "un resumen del asunto”, en
los que figuran únicamente los textos funda­
La producción de repertorios particulares mentales, ya sea en forma de libros o de ar­
de una disciplina, o de sus ramas, sigue durante tículos de revistas; resúmenes evidentemente
todo el siglo xrx; después, a comienzos del si­ renovables a corto plazo y que no excluyen
glo xx, empieza a declinar. Las nuevas con­ la posibilidad, si ello es preciso, de remon­
diciones económicas creadas por la primera tarse de referencia en referencia hasta los tra­
guerra mundial no favorecen la actividad pri­ bajos más antiguos o más particulares. A un­
vada, que peligra o desaparece. El artesanado que no haya respuesta para todo, es difícil
bibliográfico, tan fecundo en el siglo xrx, es de ese modo que un trabajo importante es­
impotente para mantenerse. Casi todas las bi­ cape de la selección; y tal es justamente la
bliografías que abarcan materias m uy vastas función de toda bibliografía retrospectiva
o m uy largos períodos, quedan en suspenso destinada a los estudiosos.
después de 1914 y llega el momento en que Aparecen así, en todas partes, agrupaciones
los bibliógrafos piensan en organizarse para de especialistas, dependientes de eruditos que
asegurar su supervivencia. reparten el trabajo y dirigen su ejecución.
Resulta, pues, evidente que el registro de Tales grupos emprenden la realización, en
todos los libros sin excepción, por una parte, cada dominio de las ciencias, de "síntesis co­
y por la otra la eliminación de los artículos lectivas” que reclaman un aparato bibliográ­
de periódicos, que hasta ahora había sido poco fico enorme •—cuidadosamente tamizado por
menos que la norma en este género de reper­ la crítica, claro está— , y que se llevan a cabo
torios, constituyen un sistema caduco que no con el más general como con el más particular
puede satisfacer las necesidades de la inform a­ de los temas de bibliografía especializada es­
ción contemporánea. Surge, entonces, la idea cogida. Tanto la gran colección de cien vo­
de seleccionar cuidadosamente, entre la gran lúmenes como el tratado de diez o veinte
cantidad de escritos, aquellos que se refieren volúmenes, sin olvidar el manual de ense­
a un mismo tema. La fórmula tradicional ñanza superior o secundaria, suministran las
—investigación exhaustiva sin discriminación, fuentes esenciales en una sección final o de
efectuada por una sola persona y según pro­ capítulo en capítulo. En todo el mundo,
cedimientos forzosamente rudimentarios o centenares de eruditos se dedican actualmente
precarios—, es remplazada por la proposición a esas minuciosas selecciones y remplazan de­
contraria: división del trabajo y distribución finitivamente al individuo incapaz de rivali­
del mismo entre especialistas capaces de dese­ zar, en un momento dado, con el grupo, cua­
char las obras de escaso interés o de calidad lesquiera sean su capacidad y su energía.
m uy discutible, y dejar a un lado las publi­ Ello no impide que continúen apareciendo
caciones de vieja data cuando su substancia innumerables bibliografías m uy especializadas;
está incorporada a escritos recientes. Esta su número, con referencia tan sólo a los países
occidentales incluyendo América, puede esti­ El método cooperativo, en la actualidad tan
marse en aproximadamente trescientas por difundido en todo el mundo, es practicado por
año; están limitadas al campo de la erudición, primera vez, en Alemania, a fines del siglo XIX.
y sus temas, siempre m uy definidos, son ex­ Representa un retorno al “sentido de equipo”,
traordinariamente variados e inesperados x. concepto que los religiosos del siglo xvn supie­
1 Véase la crónica de la revista A.B.C.D., París, ron asimilar tan bien para mayor beneficio de
desde 1950. los estudios históricos y bibliográficos.

EJEMPLOS DE SINTESIS COLECTIVAS Y TRATADOS POSTERIORES A 1910


CON BIBLIOGRAFÍAS SELECCIONADAS

HISTORIA UNIVERSAL 1944- Algemeene litcratuur geschiedenis, Utrecht,


1902-1911 Cambridge modern history, A. W. "Ward. F. de Backer.
1911-1936 Cambridge medieval history, J. B. Bury. 1951- Die Weltliteratur, Viena, E. Frauwallncr,
1923-1939 Cambridge ancient history, J. B. Bury. Viena.
1920- Evolution de Vhumanité, París, H. Berr.
1924- Histoire du monde, París, E. Cavaignac. B ib l io l o g ía
1925- Histoire genérale, París, G. Glotz y R. 1931- Handbuch der Bibliothekswissen-schaft,
Cohén. 2da. ed., 1950, Leipzig, F. Milkau.
1926- Peúples et civilisations, París, L. Halphen
y Ph. Sagnac. H is t o r i a d e l a s r e l i g i o n e s
1926- Historia del mundo, Barcelona, J. Pijoan. 1938- Histoire de l’Eglise, París, A. Fliche y
1931- Storia universale, Turín, C. Barbagallo. V. Martin.
1 9 34 - Clio. Introduction aux études historiques, 1944- Mana. Introduction a l’histoire des reli-
París. gions, París.
1952- Historia mundi. Handb. der Weltgeschich- 1944- Histoire genérale des religions, París, M.
te, Berna, E. Valjavec. Gorce y R. Mortier.
1953- Histoire genérale des civilisations, París, 1946- Histoire illustrée de l’Eglise, París, G. de
M. Crouzet. Plivan y R. Pittet.
1953- Histoire des relations internationales, Pa­ 1951- La religioni del mondo, 2da. ed., Roma,
rís, P. Renouvin. N. Turchi.
H is t o r ia g e n e r a l d e l a s c ie n c ia s
1955- Histoire des religions, París, M. Brillant y
R. Aigrain.
1954- lJniversitas litterarum. Handb. der Wis
senschaftkunde, Berlín, W . Schuder. Bellas artes

1905-1929 Histoire de l’art, París, André Michcl.


A n t ig ü e d a d g r e c o l a t in a
1911-1940 Handbuch der Kunst-wissenschaft, Pots-
1886- Handbuch der Altertumswissenschaft, Mu­ dam, E. Brinckmann.
nich, Iwan von Müller: ediciones renova­ 1931- Ncmvelle histoire de l’art, París, A. Aubert.
das hasta nuestros días. 1934- Histoire universelle des arts, París, L.
L e n g u a s y l it e r a t u r a s Réau.
1938- Histoire générale de l’art, París, G.
1904- Grundriss der romanischen Philologie, Ber­
Huisman.
lín, G. Grober.
Grundriss der slavischen Philologie, Ber­ 1941- Algemeene kunstgeschiedenis, Utrecht, W.
1925-
lín, R. Trautmann, M. Vasmer. Van Thienen.
1926- Grundriss der germanischen Philologie, 1944- Summa artis, Madrid, M. Bartolomé y
Berlín, H. Paul. Cossio y J. Pijoan.
1933- Storia universale della letteratura, 2da, ed., 1945- Storia universale dell’arte, Turín, E. Tea
1948, Turín, G. Prampolini. y V. Golzio.
1937- Handbuch der Weltliteratur, 2da. ed., 1928- Handbuch der Musikwissenschaft, Pots-
1947-1949, Francfort del Main, H. Ep- dam. E. Bücken.
pelsheimer. 1954- New Oxford history of music.
F il o so f ía 1931- Traite de chimie minérale, París, P. Pascal.
1923- Grundriss der Geschichte der Philosophie, 1932- Traité de chimie industrielle, París, P.
Berlín, F. Ueberweg. Baud, 4a. ed., 1952.
1926- Histoire de la philosophie, París, E. Bréhier. 193 5- Traité de chimie organique, París, V.
1939- Logos. Introduction aux études philoso- Grignard.
phiques, París, L. Lavelle. 1940- Handbuch der analytischen Chemie, Ber­
G e o g r a f ía
lín, R. Fr.esenius y G. Jander.
1953- Comprehensivo inorganic chemistry, Nue­
1927- Géographie nniverselle, París, P, Vidal d.e
va York, M. C. Sneed.
La Blache y L. Gallois.
1947- Orbis. Introduction aux études géographi- C ie n c ia s de t ie r r a
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1897-1939 Handbuch der Mineralogie, Berlín, C .
C ie n c ia s e c o n ó m ic a s y so c ia l e s
Hintze.
1924- Handbuch der Wirtschaftsgeschichte, Je- 1952- Traité de paléontologie, París, J. Piveteau,
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1942- Cambridge economic history of Europe, C i e n c i a s b io l ó g ic a s
1948- Grundriss der Sozialwissenschaft, Gotin- 1911-1933 Biochemisches Handlexikon, Berlín, E.
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1952- Handworterbuch der Sozialwiss, Stuttgart, 1924- Handbuch der Biochemie, Jena, C. Op-
E. v. Beckerath. penheimer.
195 5- Handbuch der Soziologie, Stuttgart, W. 1942- Handbuch der Biologie, Darmstadt, L. von
Ziegenfuss. Bertalanffy.
M a t e m á t ic a s 1925-1932 Handb. der normalen und pathologischen
Physiologie, París, A. Bethe.
1893-193 5 Enzyklopedie der mathematischen Wis-
1926-1940 Traité de physiologie nórmale et patholo-
senschaften, Leipzig.
gique, París, H. Roger, L. Binet.
F ís ic a
1926-1929 Handbuch der Physik, Berlín, H. Geiger B o t á n ic a
y K. Scheel. 1887-1915 Die natürliche Pflanzenfamilien, Berlín,
1926-1937 Handbuch der Experimentalphysik, Ber­ A. Engler y K. Prantl.
lín, W. ÍWien y F.- Harm. Z o o l o g ía
19ÍS- Handbuch der Physik, Berlín, S. Flügge. 1924- Handbuch der Zoologie, Berlín, W¡. Kü-
kenthal.
Q u ím ic a
1948- Traité de zoologie, París, P. Grassé.
1918- Handbuch der organischen Chemie, 4?
ed., Berlín, F. Beilstein. C ie n c ia s m é d ic a s
1924- Handbuch der anorganischen Chemie, 85. 1929- Encyclopédie médico-chirurgicale, París.
ed., Berlín, L. Gmelin. 1948-1953 Traité de médicine, París, A. Lemicre.

Bibliografía especializada mente a examinar publicaciones impresas y a


en curso. Las organizaciones internacionales seleccionar y analizar el contenido de las mis­
mas. Algunos repertorios periódicos se editan
Las bibliografías especializadas que desde con gran atraso; otros dejan de aparecer.
fines del siglo x ix forman parte dví periódicos Alrededor de 1930, esa falta de régimen,
o viven independientemente, gracias al ampa­ cada vez más acentuada, da motivo para la
ro de sociedades eruditas, atraviesan, de 1920 creación y el desarrollo casi repentinos, en la
a 1930, por un período de crisis semejante al m ayoría de los países, de centros de documen­
soportado, después de 1914, por las retrospec­ tación que logran en m uy poco tiempo extra­
tivas. La abundancia de escritos y el aumento ordinario éxito. La mayor parte de ellos de­
constante de los precios de impresión tornan penden de organizaciones científicas privadas,
cada vez más difícil el mantenimiento de equi­ se desempeñan según criterios prácticos y di­
pos de especialistas que se dediquen regular­ námicos, están bien equipados y disponen de
recursos suficientes para poder lanzarse al asal­ tas tareas humanas y asegura el rendimiento
to de la vieja bibliografía desguarnecida. T a­ máximo de las investigaciones. Ahora bien,
les centros descubren la documentación que como las necesidades de información sobre ca­
es, lisa y llanamente, bibliografía con objeti­ da problema son tan urgentes como la relación
vos más amplios (cualquier clase de docu­ y la coordinación de los estudios, estos servi­
mento, no sólo el im preso), y más expeditiva cios deben encargarse de la bibliografía. Lo
en el trám ite. Asimismo, organizan, sobre el que ocurre dentro de los lím ites de las distin­
terreno, servicios de información, publican con tas naciones sucede también en la escala in ­
periodicidad boletines de documentación, se ternacional; las instituciones especializadas se
m ultiplican, constituyen uniones nacionales unen para formar comunidades entre cuyas
(Union francaise des Organhmes de Docu­ actividades múltiples está comprendida la b i­
mentation, UFOD, en Francia, 1 9 32 ); des­ bliografía.
pués, internacionales (Federación Internacio­
nal de Documentación, FID, en La H aya, En 1955, la ONU y todas sus reparticiones espe­
1938), y demuestran gran capacidad de emu­ cializadas (Organización para la Alimentación y la
lación. Agricultura, FAO, con sede en Roma; Organización
Mundial de la Salud, OMS, con sede en Ginebra; Or­
En 1939 el grado de adelanto que, con res­
ganización Meteorológica Mundial, OMM, con sede en
pecto a las diezmadas y empobrecidas empre­ Ginebra; Organización Internacional del Trabajo, OIT,
sas bibliográficas, han alcanzado esos organis­ con sede en Ginebra; Organización de la Aviación
mos es tan evidente, que los partidarios de la Civil Internacional, u OACI, con sede en Montreal;
bibliografía se deciden a reaccionar y tratan Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT, con
de recuperar el terreno perdido. En todos los sede en Ginebra; Unión Postal Universal, UPU, con se­
países de Europa, donde la segunda guerra de en Berna), publicaron bibliografías especializadas
mundial ha hecho desaparecer muchas grandes en curso.
bibliografías en curso, la postguerra devuelve Entre esas instituciones, la que posee actividad bi­
a la bibliografía la perdida fuerza vital. De bliográfica más extensa y variada es, sin duda, la
hecho, la bibliografía debe su resurrección a Organización de las Naciones Unidas para la Educa­
ción, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
los centros nacionales de investigación y a los
La UNESCO tiene en su programa el estudio de los
organismos internacionales. problemas vitales de la bibliografía: técnica, sistema­
En efecto: una de las manifestaciones más tización, servicios en todos los países del mundo, me­
sorprendentes de nuestra época es la que se re­ joramiento, .equilibrio. Una parte de sus recursos está
fiere a la organización científica del trabajo. consagrada a subvencionar sus empresas de carácter in­
T al organización consiste en la creación de ternacional, a asegurar o consolidar la existencia de
grandes servicios autárquicos, dotados de am­ las mismas.
plios recursos presupuestarios que, por el jue­ En el dominio de las ciencias humanas por interme­
go de relaciones y convenciones entre hombres, dio del Consejo Internacional de Filosofía y Ciencias
Humanas (CIFCH), creado en 1949; en el de las cien­
laboratorios, instituciones, administraciones y
cias sociales, por intermedio del Comité Internacional
servicios públicos, deben procurar la ejecución para la Documentación de las Ciencias Sociales (CIDCS),
rápida y libre del trabajo (Centre National de constituido en 1950; y, por último, en el de las ciencias
la Recherche Scientifique, o CNRS, con sede exactas y naturales, por intermedio del Consejo Inter­
en Francia, 1940) 1. En un conjunto m uy nacional de Uniones Científicas (CIUC) que data de
rico en recursos materiales e intelectuales des­ 1952, la UNESCO favorece el mantenimiento y des­
centralizados, dicha organización hace las ve­ arrollo de unas treinta bibliografías especializadas in­
ces de columna vertebral que coordina distin­ ternacionales en curso. Si se tiene en cuenta que otras
organizaciones gubernamentales (Organización de los
1 H e n r i L a u g i e r , " L e CNRS”, L’oeuvre de la IIIa Estados Americanos, Consejo de Europa, Organización
Rgpublique, 1945, págs. 231-250. Europea de Cooperación Económica, OECE, Oficina
Internacional de Educación, OIE) y no gubernamen­ En resumen, todas las grandes disciplinas de
tales (éstas, más de seiscientas en 1953, entre ellas la las letras y de las ciencias poseen en la actua­
Federación Internacional de Documentación, FID; la
lidad su propia bibliografía en curso; a veces,
Organización Internacional de Normalización, OIN;
el Consejo Internacional de Archivos, CIA; la Asocia­ para una sola ciencia hay dos, y aun tres,
ción Internacional de Bibliotecas Musicales, o AIBM, publicadas en diferentes países, que se com­
etcétera) desarrollan mayor actividad en materia bi­ pletan mutuamente, aunque el esfuerzo de las
bliográfica, y que cada una de «lias publica uno o organizaciones tiende tanto a evitar repeticio­
varios boletines documentales; si se tiene en cuenta, en nes como a subsanar lagunas. Con el fin de
suma, que en todos los países hay algún centro nacional
equilibrar las cargas de cualquier índole, todos
que hace exactamente lo mismo, resulta fácil compren­
der que el estudio artesanal de la bibliografía está los países comparten la responsabilidad de la
ampliamente superado y que ésta se halla ya defini­ ejecución y de la publicación de dichas bi­
tivamente incorporada a la investigación científica. bliografías, como se advertirá a continuación.

PKTNr.TPAT.F-S BIBLIOGRAFÍAS ESPECIALIZADAS INTERNACIONALES


EN CURSO EXISTENTES EN 195 5

H is t o r ia u n iv e r s a l A rt Index .............................. Nueva York, 1929-


Bibliographie intemationale des Revue de musicologie........... París, 1917-
sciences historiques ............ París, 1926- F il o so f ía
A n t ig ü e d a d g r e c o l a t in a Année psychologique ......... París, 1894-
Psychological abstraets ......... Lancaster, 1927-
Année philologique ................ París, 1928-
Répertoire bibliographique .. . Lovaina, 1934-
L in g ü ís t ic a y l it e r a t u r a Bibliographie de la philosophie París, 1937-
GENERALES
F i l o l o g ía r o m a n a y
Indogermanisches Jahrbuch . . Berlín, 1914- g e r m á n ic a
Y ear’s work in modern lan- Zeitschrift fü r romanische Phi­
guages................................... Londres, 1931- lologie ................................... Halle, 1877-
Bibliographie linguistique . . . . Utrecht, 1949- Revue d’histoire littéraire de la
Bibliographie onomastique . . . Lovaina, 1950- France................................... París, 1925-
Publications of Modern Lan- Jahresbericht über die Erschei-
guage Association (P.M.L.A.) Washington, 1884- nungen auf dem Gebiete der
Studier i modern sprakvetenskap Upsala, 1898- germanischen Philologie . . . Berlín, 1878-
Y ear’s work in modern langua- Year’s work in English studies Londres, 1919-
ge siudies ............................. Oxford, 1931- Anmial bibliography of English
Revue de littérature comparée París, 1921- lang. and litterature .......... Londres, 1921-
Yearbook of comparative lite­
rature ................................... Chapel Hill, 1952- O r ie n t a l is m o
Revue des études slaves.......... París, 1921-
ClE N CIA S DE LAS RELIGIONES
Abstracta islamica ................ París, 1927-
Revue d’histoire ecclésiastique Lovaina, 1900- Far Eastern quarterly ............ Ithaca, 1941-
Bibliographie intemationale de Middle East Journal .............. "Washington, 1947-
l’histoire des religions........ Leyden, 1952- Amtual egyptological biblio­
graphy ................................ Leyden, 1947-
A r t e s y a r q u e o l o g ía
Archaeological bibliography . . Cambridge, Mass., C ie n c ia s so c ia l e s
1885- Année sociologique ................ París, 1896-
Archaeologische Bibliographie . Berlín, 1889- Bibliogr. der Sozialwissenschaft Gotíngen, 1905-
Répertoire d’art et d’archéologie París, 1910- Bibliogr. intern. de sociologie París, 1953-
Annual bibliography of Indian Population Index .................. Princeton, 193 5-
archaeology.......................... Leyden, 1926- Population .............................. París, 1946-
sonal administrativo y científico, así como los gastos yuxtaposición de los catálagos colectivos nacionales eu­
que ello implicara, guardarían relación con su ren­ ropeos y .estima que el progreso actual de esos inven­
dimiento? Los espíritus mejor dispuestos no están to­ tarios permitiría reunir, en tiempo relativamente corto,
davía de acuerdo sobre las respuestas. veinte millones de fichas. La discusión ha llegado a
ese punto; por lo menos, .el rumbo está señalado; a los
Después de 1945, y para lograr fines idén­ gobiernos toca, si lo juzgan bueno, decidirse a seguirlo.
ticos a los de O tlet, se formulan proposiciones
más racionales. Las mismas propugnan refun­
dir en uno solo los catálogos de todas las Bibliografía nacional.
bibliotecas del mundo. La idea inicial de esa La nueva industria
sugestión se funda en que los textos impresos
acaban siempre, tarde o temprano, por ser El siglo x x asiste al triunfo de las bibliogra­
incorporados a las bibliotecas en virtud de fías nacionales en curso, creadas durante el
leyes o de convenciones, o como consecuencia siglo anterior por los libreros.
de compras, donaciones y legados. Se deduce
que la fusión en un catálogo único, y por lo Por su nuevo origen — depósito obligatorio (depósito
tanto mundial, de todos los catálogos comunes legal) o libremente aceptado por los editores y libreros,
de los establecimientos de cada país, condu­ en una biblioteca centralizadora— las bibliografías na­
ciría con gran aproximación hacia la biblio­ cionales en curso reflejan la actividad cultural de los
grafía universal. estados y se convierten en las fuentes oficiales de esta­
dística tipográfica y de información científica para
Actualmente se admite que el inventario quien desee, por cualquier razón, comercial o erudita,
mundial de libros basado en las bibliografías estar al corriente d.e la marcha de las ediciones. Sus
impresas, sería siempre parcial e insuficiente, características — exactitud y regularidad en la publi­
aunque se realizara con técnicas uniformes y cación, registro completo, o muy levemente modifica­
m uy elaboradas, en tanto que la reunión sis­ do, redacción de acuerdo con reglas codificadas— son
temática del contenido de todas las bibliotecas los factores que permiten apreciar el grado de éxito
perm itiría alcanzar resultados m uy superiores. y de importancia logrados. Su importante función en
Las órdenes religiosas preconizan esa idea res­ la vida intelectual de todo país ¡explica que las biblio­
pecto de las bibliotecas de los conventos. tecas nacionales, sede de los depósitos obligatorios o
voluntarios, se interesen cada vez más en su elaboración.
Desde comienzos de este siglo, varios países
Actualmente, y con excepción de pocos países (Dina­
están preparando su catálogo colectivo nacio­
marca, Estados Unidos, Países Bajos), reciben el apoyo
nal. Alemania encabezaba la lista, pues em­ oficial de las grandes bibliotecas y se les confiere acre­
pezó en 1939; en Gran Bretaña, los Países Ba­ centado prestigio. Mientras tanto, la colaboración de las
jos y Suiza los trabajos están y a m uy adelan­ bibliotecas nacionales y de las asociaciones de libreros
tados. Estados Unidos, Italia y Canadá los se mantiene en pie, encargándose, las primeras, de la
iniciaron en 1953. redacción y las segundas de la edición y difusión de
los repertorios.
En 1347, la UNESCO se interesa por el problema y
estudia qué condiciones requeriría la composición de En adelante, los nuevos impresos se regis­
un catálogo colectivo .europeo, al que sucederían pos­ tran regular y casi automáticamente en todas
teriormente los de los otros continentes. En realidad, el partes, de acuerdo con un mecanismo m inu­
interés es suscitado por el deseo de facilitar la circula­ ciosamente regulado, que permite que las bi­
ción de los libros, de biblioteca en biblioteca, y de
bliografías sean producidas en serie, como
intensificar los préstamos; pero el medio propuesto
para dicto fin constituye también una solución elegante
cualquier producto industrial. Dos países, Ale­
para el problema de la bibliografía universal. En 1947, mania y Estados Unidos, son los maestros de
T. Besterman, ,en una conferencia que pronuncia en la esta evolución actual.
UNESCO, prevé las etapas de la empresa; propone la En 1913, la creación en Leipzig de un cen­
tro nacional de todos los impresos en lengua duplican y completan a los primeros y vi­
alemana aparecidos en el mundo, la Deutsche ceversa.
Bücherei, destinada a remediar la falta de La gran firm a Wilson, fundada en 1898
biblioteca nacional en Alemania —sólo hay en Minneapolis, instalada en 1917 en Nueva
bibliotecas provinciales, igualmente antiguas York, puede compararse también con una
y ricas— y la vinculación de dicho centro con empresa industrial cuyos bien montados en­
la Cámara alemana del Libro dio origen a granajes producen, sin la menor tregua, todos
una organización notable, que publica regu­ los repertorios nacionales de los Estados U ni­
larmente una serie de repertorios nacionales, dos, del semanal al mensual, del trimestral
tanto semanales como semestrales, anuales co­ al anual y al polianual. Muchos otros reper­
mo quinquenales. Esos repertorios, unidos a torios especializados en cualquiera de las abun­
los iniciados por Kayser en 1834, forman una dantes ramas del saber proceden también de
cadena ininterrumpida, cuyo primer eslabón ese verdadero taller bibliográfico.
data de 1750, y aun de 1700 si nos remon­ Muchos países europeos compiten, cabe se­
tamos hasta Heinsius. ñalarlo, en la senda de esa industrialización;
La división de Alemania en dos zonas com­ en primera fila figuran los Países Bajos, los
prometió después de 1945 y durante cierto países escandinavos, Bélgica, Suiza, y Gran
tiempo, la hermosa alianza a la que alude el Bretaña; esta últim a desde 1950, año de fun­
párrafo anterior, alianza que llevó, en 1947, dación de su primera bibliografía nacional de
a la fundación en Francfort del Main, de un carácter oficial, compilada en el British Mu-
segundo centro bibliográfico; éste, fiel a las seum sobre la base del depósito legal. Los paí­
mismas tradiciones y a las mismas normas ses latinos, se mantienen sensiblemente a la
que el de Leipzig, compone repertorios que zaga.

PRINCIPALES BIBLIOGRAFIAS NACIONALES EN CURSO EXISTENTES EN 195 5

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phie, Leipzig, Deutsche Río de Janeiro, Bibl. Na­
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F ran cfo rt del Main, Narodna biblisteka.
Dtche Bibliothek.
Canadá 1921- Canadiana, Ottawa, Natio­
Argentina 1936- Boletín bibliográfico argen­
nal library.
tino, Buenos Aires, Minis­
Checoslovaquia 1945- Ceskd kniha, Praga, Národ-
terio de Educación de la
ní knihovna.
Nación.
Australia 1936- Annual catal. of Australian 1945- Slovenská kniha, Bratislava,
books, Canberra, Natio­ Universitní knihovna.
nal Library. Chile 1940- Servicio bibliográfico chile­
Austria 1946- Oesterreichische Bigliogra- no, Santiago, Zamorano y
phie, Viena, Nationalbi- Caperan,
bliothek. 1952- Anuario de la prensa chi­
Bélgica 1875- Bibliographie de Belgique, lena, Santiago, Biblioteca
Bruselas, Bibl. Royale. Nacional.
Brasil 1939- Bibliografía brasileira, Río Colombia 1951- Anuario bibliográfico co­
de Janeiro, Inst. nac. do lombiano, Calí, Bibl. Mu­
livro. nicipal.
1943- Bolf/ím bibliográfico, San Costa Rica 1935- Boletín bibliográfico, San
Pablo, Bibl. Municipal. José, Bibl. Nacional.
talogos, índices, bibliothecas, virorum littera- bliographie spéciale et chronologique des
tontm vitas, elogia aut orationes fúnebres principaux ouvrages sur l’imprimerie et la
scriptis consignarunt, 1686, 5 59 páginas, y la bibliologie, 1812, reproducida en 1824 por
Pars altera, 1705, del escritor protestante E. Psaume, aumentada con trabajos publicados
emigrado a Alemania, Antoine Teissier (1632- entre 1812 y 1822, en su Dictionnaire biblio­
1712). graphique ou nouveau manuel du libraire.
El siglo xvm se interesa menos por este La obra siguiente es m uy superior a las
género de compilaciones, que recobra su vigor anteriores. Se trata de la Bibliotheca biblio-
en el siglo siguiente. El Répertoire de biblio- graphica de Julius Petzholdt, uno de los más
graphies spéciales, curiouses et instructives y sabios bibliógrafos del siglo xix , nacido y
después el Répertoire bibliographique univer- muerto en Dresde (1812-1891), bibliotecario
sel de Gabriel Peignot, datan de 1810 y 1812. de los reyes de Sajonia, desde 1839 a 1873.
Este último es una nomenclatura razonada Petzholdt funda en 1840 y dirige hasta 1884
que en 514 páginas y por orden alfabético de la revista Anzeiger für Literatur der Biblio-
materias, presenta, en unas dos m il notas, thekswissensschaft, que en 1856 cambia ese
lina visión panorámica de la producción bi­ título por el de Neuer Anzeiger fü r Biblio­
bliográfica de dos siglos y medio. Su autor, graphie und Bibliothekswissensschaft; colabo­
bibliófilo sagaz, conocido por sus múltiples ra en Serapeum. Zeitschrift fü r Bibliotheks-
trabajos (ver capítulo V ), habla como un wissensschaft, Haandschrisftenkunde und al­
experto de los repertorios coleccionados y afir­ tere Litteratur (1840-1870); publica, en
ma que el suyo es el primero en el género. 1844, un Adressbuch der Bibliotheken Deuts-
Él y su amigo Quérard sostienen que ese tra­ chland, y en 18 56 un Katechismus der Biblio-
bajo ha sido utilizado ampliamente por el thekslehre, segunda edición en 1871, tercera
inglés T. H. Horne, cuya Introduction to the en 1877, refundido y actualizado en 1890 por
study of bibliography, 1814, contiene una A. Graesel, bibliotecario de la Universidad de
Notice of principal works extant on literary Jena, con el título de Gnmzüge der Biblio-
history in general and on bibliography in par­ thekslehre, manual considerado clásico durante
ticular; y, sobre todo, por el belga J. P. N a- casi cincuenta años. La Bibliotheca bibliogra-
mur (1804-1867), bibliotecario, sucesivamen­ phica es una obra m uy erudita donde el autor
te en Lovaina, Lieja y Bruselas, cuyo Manuel describe las colecciones periódicas consagradas
du bibliothécaire, aparecido en 1834, concluye a la bibliografía, los sistemas de clasificación
con una Biographie spéciale systématique et y las bibliografías generales y especializadas;
raisonnée des principaux ouvrages sur la bi­ cita y comenta casi seis m il repertorios,
bliographie, reimpresa en 1838 en la Biblio­ A continuación conviene citar las compi­
graphie paléographico - diplomático - bibliogi- laciones, menos brillantes por cierto, de Joseph
que. Esta últim a obra se divide en siete Sabin, Nueva York, 1877; de León Vallée,
partes (paleografía, diplomática, historia de París, 1883-1887, y luego el Manuel Biblio­
la imprenta y de la librería, bibliografía, graphique, del paleógrafo archivista H enri
biobibliografía, historia de las bibliotecas, y Stein (1862-1940), que hace época en Fran­
colecciones literarias periódicas), y constituye cia. Bien ordenado en tres grandes secciones
en sus secciones IV y V una verdadera biblio­ —bibliografías universales, nacionales y es­
grafía de bibliografías, sin notas, que enumera peciales— y diecisiete subsecciones, el Manuel
cerca de dos m il quinientos repertorios. N a- describe y analiza particularmente cada reper­
mur, que en 1838 cita las fuentes que utilizó, torio, pero descarta los anteriores al siglo xvm .
declara haber consultado a Leignot y F.-A. Los émulos de Peignot, Petzholdt y Stein
Delantine, en cuyo Catalogtie de la Biblio­ abundan en el siglo xx. Conciben sus investi­
théque de Lyon, tomo I, figura una Bi­ gaciones de manera m uy diferente según su
nacionalidad. Algunos de ellos publican selec­ bliografías de bibliografías en curso, cuyo
ciones de las mejores y más recientes biblio­ objeto es señalar los nuevos repertorios, gene­
grafías, destinadas a los servicios de informa­ ralmente de año en año.
ción de las bibliotecas; tal el caso de Isadora Alemania brinda, de 1926 a 1940 y de
G. Mudge, en Estados Unidos, en 1917, con 1939 a 1940, dos excelentes bibliografías de es­
Guide to reference books 1, séptima edición en te género; el autor de ambas es el bibliote­
1951, por Constance M. W inchell; John Min- cario berlinés Joris Vorstius; la primera se
to, en Gran Bretaña, en 1929-1931, con Re­ titula Internationaler Bibliographie des Buch-
ferente books; L. N. Malclés, en Francia, en und Bibliothekswesen, y abarca todo el do­
1950-1952, con Les sources du travail biblio­ minio de la bibliología; la segunda es el Inter -
graphique. Los hay que efectúan exposiciones nacionaler Jahresbericht der Bibliographie, que
históricas, como Georg Schneider, en Alema­ menciona únicamente las bibliografías univer­
nia, con su Handbuch der Bibliographie, sales, nacionales y especializadas. Publicaciones
1926, cuarta edición en 1930; en esta obra análogas se editan en distintos países: Y ear’s
de Schneider sólo se estudian las bibliografías work in librarianship, desde 1929, y Library
generales. Aparecen también manuales didác­ Science abstraets, desde 1950, en Gran Bre­
ticos, destinados a la formación del personal taña; Bulletin de documentation bibliographi­
científico de las bibliotecas, como la Guide que, 1934-1955, en Francia; Bibliographie
pratique de bibliographie, de Frantz Calot y Index, desde 1937, en los Estados Unidos.
Georges Thomas, 1936, segunda edición en En los intervalos de aparición de esas pu­
1950; Introduction to reference books, de A. blicaciones, las crónicas de los periódicos bi-
D. Roberts, Londres, 1948, segunda edición bliológicos informan sobre la actividad de los
en 1951; Guida bibliográfica, de Olga Pinto, bibliógrafos. Entre los principales periódicos
Roma, 1947; Cours de bibliographie, de L.-N. bibliológicos debemos citar los siguientes: Zen-
Malclés, 1954. H ay, por último, sumas totales, tralblatt fü r Bibliothekswesen, Leipzig, desde
sin exclusiones, de todas las bibliografías co­ 1884; Zeitchrift für Bibliothekswesen und
nocidas desde el descubrimiento de la tipogra­ Bibliographie, Francfort del Main, desde 1954;
fía, tales como la Internationale Bibliographie Nordisk tidskrift fór bok-och biblioteksvasen,
der Bibliographie, de Hans Bohatta, W . Fun- Lund, a partir de 1914; Revue de la docu­
ke y F. Hodes, 1939-1952, y sobre todo la mentation, La H aya, desde 1931; College and
A World bibliography of bibliographies, de research libraries, Chicago, desde 1939; Jour­
Théodore Besterman, 1940, segunda edición nal of documentation, Londres, desde 1945, y
en 1947-1950, tercera edición en 1955-56. Bulletin des bibliothéques de Trance, a partir
Esta últim a compilación, verdadero monu­ de 1956.
mento que honra a la bibliografía, contiene Por último, el Index bibliographicus corona
ochenta mil títulos, en cuarenta y cinco idio­ el edificio bibliográfico dando el balance de
mas, clasificados en doce mil temas, y sub- todas las bibliografías que aparecen periódi­
clasificados cronológicamente. Esta obra es camente, y a sean generales, nacionales o espe­
indispensable, en lo sucesivo, para todo estu­ cializadas, independientes o anexas a revistas.
dio histórico referente a la bibliografía, como La primera edición apareció en 1925 y la se­
para la historia de cualquier ciencia. gunda en 1931, debidas a Marcel Godet y
A los inventarios retrospectivos de biblio­ J. Vorstius; la tercera, en 1951-52, al cuida­
grafías se agregan, en nuestra época, las bi­ do de T. Besterman y con patrocinio de la
UNESCO, tal como la cuarta, a cargo de la
1 Precedida por las dos primeras ediciones, 1902 y
1908, dirigidas por Alice B. Kroeger, y con el título de
Federación Internacional de Documentación
Guide o the study and use of reference books. (FID ).

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