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Tema I.

OBJETIVOS MACROECONÓMICOS
Y MACROMAGNITUDES
La macroeconomía estudia el funcionamiento global de la economía mediante el análisis
de las variables agregadas, sus interacciones y su integración conjunta. Trata de detectar
y explicar los problemas económicos de un país y de diseñar las políticas y medidas
encaminadas a u solución.
El cuadro macroeconómico es una recopilación del comportamiento de las principales
variables macroeconómicas de un país: evolución del PIB, tasa de desempleo, tasa de
inflación, saldo del sector público y saldo del sector exterior. Unos pocos datos nos
permiten conocer a grandes rasgos cuál es la situación económica del país y clarificar
cuáles son sus aspectos más dinámicos o de mayor fortaleza y dónde residen sus
principales debilidades y desequilibrios.
Para tener un conocimiento más completo de la situación macroeconómica del país
habría que extender el análisis a otras variables de las que destacaremos las siguientes:
- Nivel de deuda pública respecto al PIB
- Nivel de deuda externa (bruta y neta) sobre el PIB
- Tasa de ahorro sobre el PIB
- Evolución de la productividad
- Tipos de interés
- Evolución del tipo de cambio de la moneda
Esta visión se puede ampliar incorporando algunos datos de carácter más estructural
como los siguientes:
- Estructura productiva del país: contribución al PIB de los diferentes sectores
productivos y ramas de actividad
- Renta per cápita
- Participación del gasto público en el PIB
- Estructura del gasto público: gasto corriente, de inversión y transferencias.
- Estructura de los ingresos públicos: importancia relativa de los diferentes
tributos y los tipos impositivos
- Participación de la inversión en el PIB
Nos centraremos a continuación en explicar los principales problemas económicos y los
objetivos de los gobiernos en relación con ellos:
I. El crecimiento económico
II. El desempleo
III. La inflación
IV. El déficit público y la deuda pública
V. El déficit exterior y la competitividad del país

I. El crecimiento económico, el ciclo económico y la


productividad
El nivel de actividad económica de un país lo indica el PIB, que es el valor monetario, a
precios de mercado, de todos los bienes y servicios finales producidos en un país en un
periodo de tiempo determinado, generalmente un año.
El cálculo del PIB se puede realizar por tres vías o métodos:
1. Método del producto o valor añadido.
Se suma el valor de toda la producción final, es decir, el valor de las ventas u ofertas de
los productores. Para evitar duplicidades en la contabilización, derivadas de que lo
producido por una empresa puede ser utilizado como materias primas o bienes
intermedios por otra, se suman sólo los valores añadidos en cada fase de la producción.
Para ello se contabiliza el valor total de las ventas y se le restan los costes intermedios.
El valor final sería el resultado de sumar los valores añadidos por el sector primario, el
sector secundario y sector terciario, y agregarle a esa suma los impuestos indirectos
netos (impuestos- subvenciones).
PIB = Valor Añadido Bruto (VAB) + Impuestos Indirectos Netos
2. Método de la renta o el coste.
Se suman los ingresos percibidos por las personas como contraprestación de su
aportación de factores al proceso productivo. Representa el coste de los factores
productivos para las empresas del país. Su calculo resulta de la suma de los siguientes
componentes:
PIB = Rentas de los asalariados (incluye salarios y cotizaciones de las empresas a la
seguridad social) + Excedente Bruto de Explotación (se refiere a intereses alquileres y
beneficios de los inversores) + Impuestos Indirectos Netos (Impuestos- Subvenciones).
3. Método del gasto.
Se suman los gastos en bienes y servicios (demanda agregada) de cada uno de los
agentes económicos.
Como en la economía hay cuatro agentes económicos básicos (consumidores,
empresas, sector público y sector exterior) lo que se computa es el gasto de cada uno
de esos agentes: el consumo (C) de bienes y servicios de las familias, la inversión (I)
realizada por las empresas, el sector público y las familias, el Gasto público (G) en bienes
y servicios adquiridos por el sector público y las exportaciones netas (X-M), resultante
de restar a las exportaciones (X) las importaciones (M) de productos.
PIB = C + I + G + (X-M)
En las estadísticas de la Contabilidad Nacional, esos componentes del gasto o la
demanda aparecen con otras denominaciones. Las designaciones concretas son las
siguientes:
- Gasto en consumo final nacional privado
Se corresponde con el consumo de las familias.
-Gasto en consumo final de las Administraciones Públicas
Incluye dos categorías de gasto:
-El valor de los bienes y servicios (sanidad, educación, orden público y seguridad,
defensa, administración pública, recogida de basuras, etc.) que produce el sector
público y que suministra gratuitamente, o a precios subvencionados, a las familias
-Las adquisiciones por parte de las administraciones públicas de bienes y servicios
que se entregan a las familias como pagos en especie (medicinas, ayudas a la
vivienda, gastos en colegios concertados, descuentos en abonos transporte, etc.)
El principal componente del consumo público (más del 50%) lo constituyen las
remuneraciones de los empleados públicos que participan en la provisión de esos
bienes y servicios.
-Formación bruta de capital fijo
Es lo que se conoce como inversión, pero que engloba la realizada por empresas,
sector público y familias.
Está constituida por el nuevo capital físico adquirido por:
-las empresas (maquinaria, equipos, instalaciones, etc.)
-las administraciones públicas (carreteras u otras infraestructuras, edificios, etc.)
-las familias (compra de vivienda)
También incluye las existencias:
-materias primas compradas por las empresas, pero todavía no utilizadas en el
proceso productivo.
-bienes que están en procesos de producción iniciados, pero todavía no concluidos.
-productos terminados, pero todavía no vendidos y que permanecen en el almacén.
Estos tres epígrafes (Gasto en consumo nacional privado, Gasto en consumo final de
las Administraciones Públicas y Formación bruta de capital fijo) constituyen la
Demanda Nacional.
-Saldo Sector Exterior
El cuarto componente del PIB por el método del gasto es el saldo sector exterior o
Demanda Exterior resultante de la diferencia entre exportaciones e importaciones.
Sea cual sea el método utilizado para la contabilización del PIB (producto, renta o gasto)
el resultado será el mismo.

La demanda agregada
El conjunto de las decisiones de gasto de todos los agentes económicos forma la
Demanda Agregada de una economía, compuesta por el Consumo (C) de las familias; la
Inversión (I) o Formación Bruta de Capital Fijo de las empresas, sector público y familias;
el Gasto (G) del gobierno o Gasto de Consumo de las administraciones públicas y las
Exportaciones netas (X-M).
DA = C + I + G + (X-M)
La demanda agregada se puede descomponer en demanda interna (C+I+G) y demanda
externa (X-M).
La actividad económica de un país depende del nivel de demanda agregada. Según
Keynes constituye el determinante fundamental de la evolución del PIB y del empleo.
El análisis de la variación de cada uno de sus componentes nos informa del grado de
contribución de cada uno de ellos a la marcha de la economía. Así podemos saber si la
economía crece o decrece debido a factores relacionados con la demanda interna o
externa y cuáles son los componentes más dinámicos o los que más problemas
presentan. La evolución de cada uno de los componentes nos puede permitir incluso
deducir posibles evoluciones en otros. Si, por ejemplo, aumenta el gasto público
podemos colegir que se pueda producir un posterior aumento de la inversión y, como
consecuencia de ambos incrementos, un aumento del consumo, debido al aumento de
empleo generado por el mayor gasto público e inversión. Por el contrario, a un descenso
del consumo le puede seguir una reducción de la inversión.

Ciclos y determinantes del crecimiento económico


El nivel de actividad económica de un país tiene una gran incidencia en indicadores
claves del bienestar de sus ciudadanos, como son el nivel de empleo, el nivel de ingresos
o rentas y la posibilidad de satisfacer sus necesidades de bienes y servicios.
Es por ello muy importante lograr un crecimiento dinámico y sostenible. Sin embargo,
la actividad económica experimenta muy a menudo fluctuaciones en sus ritmos de
variación que generan una gran incertidumbre entre los agentes económicos. Hay
periodos de expansión y otros de recesión, e incluso depresión de la actividad,
alternando así fases de auge con otras de crisis que dan lugar a los llamados ciclos
económicos. Estas variaciones de intensidad y tendencia del crecimiento pueden
deberse a muy diversos factores: cambios en la tecnología, perturbaciones de demanda
o de oferta, alteraciones de tipo monetario o real, etc. Los mercados no siempre
reaccionan de forma eficiente a esos cambios, de modo que esos altibajos en el
crecimiento pueden producir a su vez otros desequilibrios macroeconómicos. Esta
imperfección de los mercados puede ser fruto de asimetrías de la información, rigideces
nominales o reales de los precios y de los salarios, fallos de coordinación entre los
agentes económicos, competencia imperfecta, etc.
Las crisis, que se manifiestan con caídas del PIB, acaban representando un problema
por varias razones:
- Hacen que disminuya el nivel de empleo de la economía.
- Se reducen las rentas de buena parte de los agentes económicos.
- Merman la capacidad de recaudación de ingresos por parte del Estado, afectando
negativamente a la cantidad y calidad de los servicios públicos y otras funciones
desarrolladas por el Estado.
Los factores que influyen en el crecimiento tendencial o crecimiento a largo plazo del
producto son los siguientes:
- la dotación de recursos naturales (RN)
- la cantidad y calidad del trabajo (L)
- el capital (K)
- el nivel de tecnología y conocimientos (A).
La función de producción de largo plazo queda expresada de la manera siguiente:
Y = A f (RN, L, K)

Productividad

Una variable clave para explicar el crecimiento económico es la productividad. Mide la


eficiencia con la que opera un sistema productivo. En concreto relaciona la cantidad
producida con la cantidad de recursos utilizada en la producción. Nos centraremos en la
productividad del trabajo, que nos informa de la cantidad de bienes y servicios
producidos por cada hora de trabajo realizada.

Cantidad producida
Productividad del trabajo = ----------------------------------------
Hora de trabajo

Los factores determinantes de la productividad del trabajo son los siguientes:


a) La dotación de capital de las empresas
b) El nivel de desarrollo tecnológico, que depende de la inversión en I+D de las
empresas
c) La formación y conocimiento de los trabajadores, y la inserción de esos
trabajadores en la empresa (por ejemplo, grado de temporalidad de los
contratos)
d) La organización empresarial, que es el conjunto de conocimientos que se aplican
a la eficiente utilización de los recursos y la organización de los procesos
productivos.
Cuando una empresa experimenta una mejora de la productividad tiene la posibilidad
de elegir una de las siguientes opciones o hacer una combinación entre ellas: aumentar
los salarios de los trabajadores, aumentar los beneficios empresariales y reducir los
precios de los productos que vende.
La productividad del trabajo tiene una influencia decisiva en los Costes Laborales
Unitarios (CLU) de la empresa, que se definen del siguiente modo:

Costes Laborales Absolutos (Salarios + Cotizaciones a la Seguridad Social)


CLU = -------------------------------------------------------------------------------------------------------
Productividad del trabajo

La evolución de los CLU incide de manera importante en la competitividad de las


empresas y en la competitividad exterior de un país. Si los CLU aumentan por encima de
la media internacional se pierde competitividad y si lo hacen por debajo se gana.

II. El desempleo
El desempleo es uno de los problemas más importantes de una economía y su reducción
al mínimo es uno de los principales objetivos de los gobiernos. Repercute de manera
muy acusada en el bienestar de los que lo padecen, que ven reducidos sus niveles de
renta, y afecta al conjunto de la economía al haber factores productivos infrautilizados,
que merman la capacidad de crecimiento global.
Veamos a continuación una serie de conceptos relacionados con el mercado de trabajo:
Población ocupada
Es la población de 16 y más años que está trabajando, bien sea por cuenta ajena o por
cuenta propia.
Población parada
Es el conjunto de personas que estando en edad de trabajar no trabajan y buscan
activamente un empleo
Población activa
Es el conjunto de personas que estando en edad de trabajar trabajan o buscan
activamente un empleo. Es decir, es la suma de los ocupados y los parados.
Tasa de paro
Se calcula dividiendo la población parada entre la población activa. Nos indica cuál es el
porcentaje de la población que quiere trabajar y no encuentra un empleo.
Tasa de actividad
Se calcula dividiendo la población activa entre la población de más de 16 años. Nos
señala el porcentaje de población que estando en edad de trabajar está dispuesta a
hacerlo.
Población inactiva
Engloba a aquellas personas de 16 o más años que no quieren o no pueden trabajar:
estudiantes, jubilados, discapacitados, etc.

Las fuentes estadísticas del mercado de trabajo


En España existen tres fuentes estadísticas que informan de la situación del mercado de
trabajo:
-Encuesta de Población Activa (EPA)
Es una encuesta trimestral realizada por el INE. Es la principal fuente para conocer la
estructura y evolución del mercado de trabajo en España. Aporta información sobre el
nivel de población activa, distinguiendo entre ocupados y parados, y permite conocer
las tasas de actividad, de ocupación y paro. Ofrece datos a nivel nacional y desagregados
por Comunidades Autónomas y provincias, detallando características tales como sexo,
edad, formación, ramas de actividad, etc.
-Estadística de Paro Registrado
El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependiente del Ministerio de Trabajo,
publica mensualmente la estadística de paro registrado, que informa de las personas
demandantes de empleo que se inscriben en sus registros como tales.
Los datos del número de parados proporcionados por esta fuente discrepan de los de la
EPA por razones tales como las diferencias metodológicas en su elaboración, pero sobre
todo porque no todos los parados deciden registrarse como tales en el SEPE. Los datos
que son homologables internacionalmente son los de la EPA. La estadística del Sepe
tiene la ventaja de que se publica mensualmente y aunque sus datos de paro no son tan
precisos como los de la EPA sirven para mostrarnos la tendencia del mercado de trabajo.
-Afiliación a la Seguridad Social
El Ministerio de Seguridad Social pública mensualmente el número de personas afiliadas
y cotizantes de la seguridad social. No sirve para dar cuenta fidedigna del nivel de
empleo, pues, por ejemplo, una misma persona puede aparecer dada de alta en dos
empleos, pero también nos sirve para indicar la tendencia del mercado.

III. Tasa de inflación


La estabilidad de precios es uno de los objetivos básicos de la política económica y en
especial de la política monetaria. Las desequilibrios acusados y persistentes en los
precios, bien sea al alza (inflación) o a la baja (deflación), generan importantes
problemas en la economía. Las alteraciones de los precios provocan una gran
incertidumbre en la toma de decisiones de los agentes económicos, afectan a la
distribución de la renta, alteran la capacidad competitiva del país, perturban la
recaudación impositiva del Estado, etc.
La inflación es el aumento generalizado, diferenciado y permanente de los precios de
los bienes y servicios de una economía. La deflación es el efecto justamente contrario.
Existen varios indicadores para medir la inflación, pero vamos a destacar dos:
-El Índice de Precios al Consumo (IPC)
Lo publica mensualmente el INE y mide la evolución del nivel de precios de los bienes y
servicios de consumo adquiridos por los hogares residentes en España. Para su
elaboración se recoge la evolución de los precios de 479 artículos que representan la
cesta de la compra de una familia media. Se realizan en torno a 220.000 observaciones
de precios de esos productos en 33.000 establecimientos comerciales localizados en 177
municipios repartidos por todo el territorio nacional.
El IPC es el índice de precios más utilizado y el que sirve de referencia para multitud de
contratos en la economía, como, por ejemplo, la negociación de aumentos de salarios,
la actualización de los alquileres, etc.
Un indicador derivado del IPC es el Índice de Inflación Subyacente, que refleja la
variación del IPC sin tener en cuenta los precios de los productos energéticos y los
alimentos sin elaborar. Se trata de excluir los productos cuyos precios están más
sometidos a factores de carácter transitorio, como un conflicto internacional en el caso
de la energía, o condiciones climáticas que afectan a las cosechas. De esta forma se tiene
una mejor idea de la tendencia de la inflación en el medio plazo y, por consiguiente, es
el indicador preferido por las autoridades a la hora de la adopción de decisiones
monetarias y de la evaluación de su eficacia.
-El Deflactor del PIB
Mide la evolución de los precios de todos los bienes y servicios producidos en un país, y
no solo de los bienes de consumo, como hace el IPC. Para su cálculo se divide el PIB
nominal (que contabiliza la producción a precios corrientes) entre el PIB real (que recoge
el valor de la producción a precios constantes).
Este indicador se publica trimestralmente y proporciona información distinta del IPC.
Así, por ejemplo, no recoge los precios de los bienes y servicios importados, que si se
incluyen en el IPC, y contabiliza los precios de los bienes exportados, que no figuran en
el IPC.
El IPC proporciona información de los precios de los productos que más afectan a los
consumidores, mientras que el Deflactor del PIB informa del conjunto de precios de lo
producido en el país.

¿Por qué preocupan la inflación y la deflación a las autoridades


económicas?
La inflación y la deflación son fenómenos preocupantes porque son fuente de multitud
de distorsiones que entorpecen la buena marcha de la economía. Algunos de los
problemas más importantes que plantean son los siguientes:
a) Alteración en la distribución de la renta y la riqueza.
Durante los periodos de inflación y deflación no todos los precios y salarios varían
proporcionalmente, por lo que algunos agentes ven mejorar en términos
relativos su poder adquisitivo y el valor de sus activos, mientras que otros
experimentan deterioros en su renta y riqueza.
b) Distorsión en el sistema de información de los precios
La información que transmiten los precios se distorsiona porque la unidad de
cuenta utilizada para medir el valor de las cosas experimenta cambios
significativos.
c) Incertidumbre de los agentes económicos
Al alterarse los precios relativos de los productos (no todos suben por igual) se
introduce incertidumbre en las decisiones de inversión, en la recaudación
impositiva, en la competitividad de la economía frente al exterior, etc.
d) Cambios en la competitividad externa del país
Si los precios aumentan por encima o por debajo de la media internacional los
productos del país registrarán cambios en su capacidad competitiva.
e) Pérdida de efectividad de la política monetaria en el caso de la deflación
Cuando la política monetaria pretende combatir una situación deflacionaria y el
tipo de interés nominal llega a cero, las sucesivas caídas de los precios hacen que
el tipo de interés real se vaya incrementando, lo que contribuye a agudizar la
deflación.

IV. El déficit público y la deuda pública


El Estado realiza anualmente un presupuesto que recoge las fuentes de sus ingresos y
las partidas en que prevé aplicar los gastos. Si el saldo presupuestario es positivo, es
decir, si los ingresos son superiores a los gastos, se dice que hay superávit público, y si
es negativo, gastos superiores a los ingresos, que hay déficit. El saldo público negativo
es un problema cuando es abultado y se mantiene en el tiempo, pues su financiación
provoca un incremento de la deuda pública, que es resultado de la financiación de los
déficits acumulados en periodos precedentes.
Una deuda pública elevada resulta problemática por varias razones:
a) Exige el pago de intereses y la consiguiente merma de recursos en otras partidas
de gasto.
b) Suele producir un aumento de la desconfianza de los inversores que se refleja en
un aumento del tipo de interés de la deuda y de la consiguiente prima de riesgo
(sobreprecio que paga un país con elevada deuda respecto a otro tomado como
referencia porque se considera más estable y sólido. En España se calcula mediante
la diferencia entre el tipo de interés del bono español a diez años y el
correspondiente bono alemán), lo que drena aún más recursos del Estado e
incrementa los costes financieros comparativos con otros países.
c) La elevación de la prima de riesgo acaba impulsando al alza otras tasas de interés
de la economía, como por ejemplo las del crédito bancario, repercutiendo
negativamente en la inversión y el consumo.
d) Si la deuda llega a ser muy elevada pueden aparecer problemas para su financiación
y obligar a la realización de planes de ajuste de las cuentas públicas que acaban
afectando al crecimiento del país, a la calidad de los servicios públicos y a las rentas
de los agentes económicos.
El caso extremo de una crisis de deuda es cuando un estado sigue teniendo
necesidades de financiación y no encuentra inversores en el mercado dispuestos a
financiarle. Una opción de último recurso en esos casos, antes que proceder al
impago de la deuda, es recurrir a la financiación de organismos multilaterales, como
el FMI, u otras instancias públicas, pero esa financiación se concede normalmente
condicionada a la realización de importantes planes de ajuste en los que los países
no son plenamente autónomos para su diseño.
Un tipo de déficit público sobre el que conviene fijar la atención es el déficit estructural,
que es el que tiene que ver con factores de carácter permanente, es decir, que no se
deriva de factores cíclicos o gastos extraordinarios de los gobiernos. Su existencia da
cuenta de una estructura fiscal inadecuada, y su magnitud nos informa de la
sostenibilidad a largo plazo de las cuentas públicas.
Uno de los problemas con este concepto es el de su estimación y la variedad de
metodologías utilizadas para ello. Se calcula a partir del PIB potencial, un nivel teórico
de PIB, que es el que resultaría de utilizar, sin generar inflación, todos los factores
productivos de la economía. Para su cómputo se supone una tasa teórica de pleno
empleo, que es la consistente con la tasa de desempleo más baja a partir de la que
posteriores disminuciones provocan subida de los salarios y de la inflación. Es la
denominada Tasa de Desempleo no Aceleradora de los Salarios o NAWRU (Non
Accelerating Wages Rate of Unemployement).
Cuando una economía está operando en todo su potencial, el PIB potencial es igual al
PIB real, por lo que no hay brecha cíclica (output gap) y, por consiguiente, no se puede
imputar ningún déficit debido a factores cíclicos, de ahí que todo el déficit público
existente bajo esas condiciones sea considerado estructural.
V. El déficit exterior
El déficit exterior es la diferencia entre ingresos y gastos que tiene un país con respecto
al exterior. El déficit exterior más significativo económicamente es el que se registra en
la subbalanza por cuenta corriente de la balanza de pagos. Ese déficit implica un
aumento del endeudamiento neto del país respecto al resto del mundo. Son varios los
factores que pueden originar tal déficit:
a) Falta de competitividad del aparato productivo del país, que puede deberse a
salarios y precios más elevados o una productividad más baja con relación a los
países extranjeros.
b) Exceso de demanda agregada interna sobre el nivel de producción o una
expansión de la demanda superior a la de los competidores.
c) Aumento de los costes de los productos importados, especialmente materias
primas y productos energéticos.
d) Tipo de cambio de la moneda muy apreciado, lo que estimula las importaciones
y desincentiva las exportaciones.
La persistencia de déficits exteriores elevados provoca un aumento de la deuda exterior
y de la dependencia de la financiación externa. El endeudamiento excesivo es exponente
de problemas de sobreinversión, de inversión ineficiente o de ahorro insuficiente. Buena
parte de las crisis económicas de las tres últimas décadas (la crisis del Sistema Monetario
Europeo en 1992-93, México en 1994, Sudeste Asiático en 1997, Rusia en 1998, Brasil
en 1999, Argentina en 2002 y 2019, Turquía en 2019) han sido crisis de balanza de pagos.
Cuando se da una crisis de este tipo se producen salidas de capitales de los países, que
estrangulan la financiación exterior y fuerzan la aplicación de políticas de ajuste
monetario y fiscal para reducir las importaciones y con ello el déficit exterior.
En las etapas expansivas del déficit exterior, la entrada de capitales en el país,
provenientes de la financiación externa obtenida, tiende a apreciar la moneda, lo que
contribuye a la agudización del déficit al resultar más baratas las importaciones.
Pero cuando se acumulan excesivos déficits y se alcanzan niveles elevados de deuda se
puede producir desconfianza entre los inversores internacionales, resintiéndose el tipo
de cambio de la moneda, que tiende a depreciarse, presionada por las salidas de
capitales y el cese de nuevas entradas, elevándose con ello el coste del servicio de la
deuda. Para frenar la huida de fondos, e incluso atraer nuevas entradas, las autoridades
monetarias suelen recurrir a la subida del tipo de interés, pero eso acaba perjudicando
el crecimiento económico.
Cuando la situación externa se vuelve insostenible desde el punto de vista financiero,
los países tienen que recurrir a políticas de ajuste fiscal y monetario orientadas a
deprimir la demanda interna y moderar el nivel de importaciones, favoreciendo así la
reducción del déficit externo.
Los niveles de saldos deficitarios y de deuda que puede alcanzar un país cambian y son
mayores si se pertenece a una unión monetaria y, más aún, si el grueso del déficit se
mantiene con los países de la unión. En las relaciones con los países miembros no son
necesarias divisas externas para financiar el déficit. Por otra parte, en los déficits con
terceros países, que deben ser financiados con divisas, se puede recurrir a las divisas
acumuladas por todas las economías de la unión, evitando así entrar en una espiral de
devaluaciones de la moneda y de subidas de tipos de interés. Sin embargo, si los déficits
con los países de la unión persisten, se puede ver afectada la prima de riesgo del país y
muy probablemente tenga que recurrir a una devaluación de los salarios para recuperar
la competitividad en precios o a medidas de ajuste fiscal para reducir las importaciones.
EEUU goza de un privilegio extraordinario a este respecto debido a que su moneda, el
dólar, es el medio de pago utilizado habitualmente en las transacciones internacionales,
lo que le permite financiar sus déficits externos con emisión de su propia moneda. Esto
evita que tenga que realizar forzosamente políticas de ajuste macroeconómico, que son
obligadas en otros países cuando incurren en abultados niveles de déficit y deuda.
Plan presupuestario. Gobierno de España. Octubre 2020
Previsiones macroeconómicas. Banco de España. Septiembre 2020
Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Boletín Semanal de Coyuntura

Económica. 16 de octubre de 2020

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