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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Católica Santa Rosa


Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Cátedra: Administrativo II

LOS CONTRATOS ADMINISTRATIVOS Y LAS CONCESIONES


ADMINISTRATIVAS.

Profesora: Estudiantes:
Josefina Guaita Ángel Heredia 14.455.03
Idanys Basanta 1
Néstor Marcano 27.027.00
Yoribelk Berroterán 4
19.966.78
1
16.341.16
5

Caracas, Noviembre 2020

ÍNDICE

Portada……………………………………………………………………….
INTRODUCCIÓN

El Estado posee la obligación de cubrir las necesidades de sus


ciudadanos, se podría decir que ese sería el objetivo principal de Estado, al
realizar tal actividad y poder cubrir tales necesidades garantiza la
convivencia y paz social.

La Contratación Administrativa es una herramienta otorgada al Estado


para cumplir con sus objetivos, por medio de esta se logra obtener con un
particular la prestación de un servicio o la realización de una obra pública
que el Estado no puede llevar a cabo ya que no posee la capacidad.

Cabe destacar que dentro de la definición de “contrato” tenemos, que en


un sentido amplio es un acuerdo entre ambas partes donde nacen
obligaciones reciprocas y se comprometen a respetar y cumplir una serie de
condiciones establecidas en el contrato.

Entonces tenemos que, la Administración Pública lleva a cabo una gran


serie de contratos, como lo son: de obra pública y suministro (típicos
contratos administrativos), así como los de arrendamiento, compraventa,
donación, contrato de consultoría, etc.

Por otra parte tenemos la concesión administrativa, que se puede definir


como aquel permiso otorgado por el sector público a una iniciativa privada,
esto con el fin de explotar un bien o servicio, dada la calidad esencial del
contratante originario.

Cuando este acto administrativo se presenta, el cual se materializa con un


contrato, los derechos sobre un servicio o bien que estaban reservados a
una persona (el Estado), pasan a ser explotados por otras empresas por un
tiempo determinado.

Nuestra intención al realizar la siguiente investigación, es profundizar en


el tema sobre los contratos administrativos, las concesiones administrativas,
la formación de la voluntad y los poderes administrativos. Durante el
desarrollo de nuestro trabajo investigativo se puede evidenciar que las leyes
venezolanas no desarrollan de manera exclusiva la materia, por lo que le
corresponde a la jurisprudencia desarrollarla. Sin embargo, observaremos
varios autores que han escrito sobre el tema, existen infinidades de criterios
ya que unos justifican la creación de los contratos administrativos y otros
difieren de ese criterio.

Nos ocuparemos, en el presente trabajo de investigación, de analizar


particularmente el proceso de formación de la voluntad de la administración
en la contratación administrativa, tema que ha dado lugar a diversos criterios
cuando se han interpretado los dispositivos de nuestra constitución de 1961,
referentes a contratos administrativos. En este sentido debe decirse que el
proceso de la formación de la voluntad administrativa en la celebración de los
contratos administrativos comprende la realización de una recopilación de
formalidades previas y posteriores al acto de conclusión del contrato, que
configuran actos complejos.

Los contratos administrativos son de suma importancia para la


consecución del bienestar social, ya que por medio de ellos la Administración
puede hacer llegar los servicios y obras necesarias para los ciudadanos y así
impartir bienestar y seguridad social. Es necesario un manejo cuidadoso de
las autoridades de la Administración Pública que otorgan los contratos
administrativos, pues se podrían convertir en contratos arbitrarios o de claro
abuso de poder, al momento de adjudicar el contrato. A si mismo tenemos
que el contrato a través de tiempo ha ido evolucionando y es necesario que
se adapte al paso cambiante y evolutivo del Derecho.

OBJETIVO GENERAL.

Dar a conocer la suma importancia que posee el contrato administrativo


ya que es esencial para el desempeño del Estado, y es que, sin ello no se
podrían llevar a cabo las obras públicas porque caeríamos en un
estancamiento imposible de revertir.

Establecer acuerdos objetivos para el intercambio y desarrollo de


particulares dentro de las ofertas y servicios del Estado que les permita el
aprovechamiento y explotación de todos los recursos para su propio
beneficio.

El Contrato Administrativo es pilar fundamental del Derecho


Administrativo, pues es el resultado de actos y procedimientos
administrativos que se reúnen la formalización del Contrato, y es por esta
razón que su estudio debe ser general y exhaustivo

OBJETIVO ESPECÍFICO.

 Establecer los acuerdos para el intercambio de bienes y servicios


entre el sector público y privado.
 Diseñar actividades que permitan el desarrollo de particulares en
tareas inherente al Estado.
 Lograr el otorgamiento a terceros el derecho a explotar, usar o
aprovechar un bien común de la República.

JUSTIFICACIÓN.

En el presente trabajo investigativo se consideró la importancia de


conocer y desarrollar la teoría del contrato administrativo y las concesiones
administrativas. Puesto que, el Estado está obligado a solucionar las
necesidades de sus habitantes, y en muchos casos requieren de la
celebración de acuerdos que les permitan desarrollar e impulsas actividades
en pro del beneficio de la sociedad. En tal sentido, los contratos
administrativos, permiten establecer compromisos para la solución de la
problemática que atraviesa un país.

El Estado como ente regulador de las actividades públicas, utiliza los


contratos administrativos y las concesiones administrativas como
herramienta para logar la solución de conflictos, a través de la delegación en
un tercero que le permite dar una repuesta eficaz y eficiente. Puesto que, no
cuenta con la capacidad para hacerlo. En tal sentido, se desarrollan dos
actividades contractuales, el primero se deriva de los privados de la
Administración cuyo conocimiento se atribuye a la jurisdicción ordinaria y el
segundo busca la regulación con el Derecho Administrativo sustantivo.
Ahora bien, el derecho como columna vertebral en la función pública,
busca blindar a las instituciones del Estado para el desarrollo oportuno de
sus actividades, asegurando la uniformidad, la competitividad y el bien
común de la colectividad. En materia de acuerdos bilaterales con otros
países, es de gran importancia celebrar convenios y tratados que se
esquematicen bajo la figura de contratos o concesiones administrativas para
así consolidar y resguardar los bienes de la nación, con acuerdos sanos que
permitan generar beneficios para ambos Estados.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Los débiles criterios en contra de la aceptación del contrato administrativo


como objeto jurídico con rango propio, excluyen de toda respuesta cuando
un sistema de derecho positivo la acoge. Es este el caso de nuestro
ordenamiento jurídico positivo, bien interpretado en esta materia por una
jurisprudencia que ya puede ser calificada como consecuente y reiterada. A
esta circunstancia obedece sin duda el hecho de que, ni la posibilidad teórica
del contrato administrativo, ni el hecho relativo a la admisión de la técnica
contractual por nuestro ordenamiento jurídico positivo, en una sola frase, la
posibilidad de esta figura en el Derecho administrativo venezolano,
constituyan motivo de reflexión especial para nuestra doctrina.

Entonces tenemos que ha sido un tema muy controversial, comenzando


la vigencia de la Constitución de 1961,“el problema (relativo a la formación
de la voluntad administrativa) de las autoridades públicas en la contratación
administrativa, así como el de la intervención del Parlamento en esta materia;
o la cuestión de cuál es la noción clave del contrato administrativo (cláusulas
"exageradas” o criterio del "servicio público”).
Al estudio de estos problemas, sistematizándolos dentro del conjunto de
principios comunes pobremente legales y, en ocasiones, jurisprudenciales y
doctrinales que conforman lo que los autores conocen como "doctrina
general de los contratos administrativos”, van dirigidas las páginas
subsiguientes.

Delimitación. Dentro de la diatriba global de la formación de la voluntad


administrativa surge el de la capacidad para contratar, como es lógico, y así
lo ha colocado de relieve Rivero, a el panorama de la "personalidad moral”:
"Son las personas morales públicas, y sólo ellas, quienes pueden contratar;
En los contratos otorgados por alguno de los servicios del Estado, en
particular, es el Estado, y no el servicio, quien se obliga”.

Las autoridades que comprometen la voluntad administrativa; el desarrollo


de ésta como de un procedimiento que comporta frecuentemente las normas
según las cuales el consentimiento debe ser realizado y, además, ciertos
manejos sobre las autoridades contratante, son todas cuestiones
normalmente definidas o resueltas por los ordenamientos jurídico-positivos.

Ahora bien, la formación de la voluntad administrativa bien sea cuando


ésta actúa unilateralmente, como lo hace en el acto administrativo, o bien
cuando posee la necesidad del concurso de otras voluntades, como ocurre
en los contratos por ella suscrito, es lo que resulta de un procedimiento, ha
sido puesto suficientemente de relieve por la doctrina, establecido por la
legislación y acogido por la jurisprudencia.

Entonces, ¿cómo se conforma la voluntad contractual de la Administración


pública venezolana y cuáles son las autoridades que tienen facultad para
para intervenir en su conformación? Para responder a esta pregunta es
necesario ocurrir a una referencia previa a lo que la doctrina, la legislación, y
la jurisprudencia definen por contrato administrativo, cuáles son los criterios
que se han elaborado a este respecto y cómo los acoge nuestro
ordenamiento jurídico-positivo al descubrimiento de la interpretación de
nuestros autores y de las decisiones de nuestros Tribunales.

Problemas generales de la contratación administrativa en el derecho


venezolano.

Acorde con la delimitación que nos hemos propuesto en la introducción de


este trabajo investigativo, nos proponemos abordar entre esos problemas
generales los que consideramos que poseen mayor nivel de importancia o
han sido objeto de interpretaciones, si no discrepantes, al menos disímiles:
en la doctrina y jurisprudencia extranjeras.

a) La técnica contractual administrativa.

Que la Administración recurra a la técnica contractual es una cuestión,


insistimos, teóricamente admitida por la doctrina, acogida sin reservas por la
jurisprudencia, corroborada por la práctica administrativa y, en nuestro
ordenamiento juridico-positivo, consagrado por la Constitución y por las
leyes. "En la figura del contrato, la Administración echa a mano de una
técnica francamente inspira da en el Derecho privado, y lo hace,
interviniendo en dos vías: bien obligándose de manera casi ciertas normas
de competencia y de desenvolvimiento respecto de la Administración no son
muy comunes a los contratos entre particulares semejante a la que
contractualmente usan los ciudadanos particulares en el Derecho privado; o
bien, derogando en gran medida las normas que conforman el fundamento
de los contratos en el Derecho Civil o Mercantil: la igualdad de las partes y la
libertad contractual.

Esta ordenación excepcional paralela al de derecho privado en su


naturaleza, que no en su número, caracterizado por ese doble aspecto
últimamente expuesto, conforma el campo en el cual se desarrollan los
contratos administrativos. Los citados en primer término, han sido
denominados incidentalmente, entre nosotros, "contratos de administración”;
definición que puede llevar a confusiones, ya que el empleo de la parecida
expresión "contratos de la administración” es usada frecuentemente para
aludir al sistema de obligaciones con denominada expresión en una
definición amplia y generalizada, en la cual se destaca, por un lado, la
especial categoría de los contratos administrativos, y por el otro, aquellos de
derecho privado o de derecho común en que la Administración es parte.

“Pero, sea cual fuere el concepto del contrato administrativo se adopte,


todas ellas de inspiración ju privatista como el origen de la figura que
conceptualiza, los rasgos característicos del régimen de los mismos régimen
que, por otra parte, destaca en pleno relieve la autonomía y la originalidad
del Derecho administrativo aparecen fundamentalmente concretados,
insistimos, en esas dos direcciones: de una parte el atentado que dicho
régimen supone contra dos principios básicos de la técnica contractual de
derecho privado, el de la "libertad contractual” y el de la "igualdad de las
partes”,(que los llamados "contratos de adhesión” pusieron en evidencia) de
las profundas diferencias existentes entre los contratistas, desigualdad que
en la práctica somete a uno de ellos a la voluntad del otro. Esto de una parte,
y de la otra simultánea y hasta, en principio, paradójicamente la fidelidad que
el contrato administrativo guarda, sin embargo, hacia los principios de
derecho privado, reflejada, sobre todo, en la salvaguarda de los derechos y
ventajas (especialmente económicas) que en el contrato se establece a favor
del particular cocontratante.

Por otro lado, uno de los resultados que tan específicamente aparece de
la contratación administrativa de esta mencionada desigualdad entre las
partes, es el hecho de que se fracture el efecto más importante del contrato
civil: éste, concebido como lex ínter partes {pacta sunt servanda es la
expresión usada en derecho civil e internacional para resumir tan importante
efecto de los contratos de derecho privado). Garrido lo considera como "el
principio fundamental de la contratación civil”, y su atenuación en el contrato
administrativo con base en el principio de la "mutabilidad” inspirada en
razones de interés público lo define hasta tal punto que en opinión de ese
mismo autor tal circunstancia constituye como una "piedra de toque” para
averiguar el grado de evolución del régimen jurídico-administrativo de un
determinado

b) Los criterios claves.

Dos nociones han sido inicialmente controladas por la jurisprudencia y la


doctrina francesa. Las investigaciones y los logros adquiridos en ese sentido
se reflejan en la jurisprudencia venezolana, que las recoge con particular
acierto.

1) Las cláusulas exorbitantes. La jurisprudencia francesa había llegado a un


cierto nivel de equilibrio, gracias al práctico criterio de las "cláusulas
exorbitantes”; un contrato es administrativo, de acuerdo con esta tesis,
cuando los contratantes han manifestado su voluntad de sustraerse al
derecho común adoptando cláusulas que lo deroguen (cláusulas
exorbitantes). La jurisprudencia del Consejo de Estado proporciona ejemplos
de este tipo de cláusulas “ y la doctrina, en concordancia con aquélla, insistió
en la idea de que debían entenderse como tales no sólo las que ponían a la
Administración en una situación de privilegio frente al cocontratante, sino aun
las que la colocaban en nivel de desventaja, inconcebible para los
particulares contratantes lógicamente interesados en su propio provecho,
pero justificada en el caso de los contratos administrativos en razón del
interés general del cual la Administración es depositaría y de cuya
sistematización no puede desentenderse.

2) El servicio público. El mencionado Arret volvió a poner en boga la noción,


siempre vaga e imprecisa, de servicio público, que ya muchos autores daban
por definitivamente desterrada de la teoría del contrato administrativo,
sustituida como había sido por el práctico criterio de las cláusulas
exorbitantes.

3) La noción de servicio público como identificadora del contrato


administrativo en la jurisprudencia y en la doctrina venezolanas. El
renacimiento de la noción de servicio público como dato identificador del
contrato administrativo.

ANTECEDENTES.

Origen de los contratos administrativos.

Cuando hablamos del origen de los contratos administrativos,


indudablemente pensamos en el continente Europeo, específicamente
Francia, país donde nació la teoría de los contratos administrativos.
Históricamente la Administración Pública era manipulada con fines
represores y siempre a la disposición del monarca, rechazando las normas
jurídicas establecidas en su desarrollo. Surge de la Revolución Francesa
(1789), el dominio de una Nación orientada por la soberanía, y con ello el
poder deja de residir en el monarca, con ello, la Administración presta
asistencia al ciudadano y su manejo queda sujeto a normas jurídica, sin
embargo, el objetivo principal de la primera Administración moderna continua
rondando, esencialmente, en torno a las acciones específicamente públicas,
sin conectividad alguna con las acciones de los particulares, razón por la cual
las normas jurídicas que regulan su funcionamiento debían de ser,
únicamente, de exclusiva aplicación a la administración.
Estas normas exclusivamente públicas, mientras que van prosperando y
creciendo, a través del tiempo nace una rama especial del Derecho, el
Derecho administrativo, cómo aquella rama del Derecho que se encarga del
buen manejo y funcionamiento de la Administración pública, y de los
derechos y obligaciones de la misma, esto apartado del Derecho privado,
cuyas actividades y competencia quedo adscrita exclusivamente a las
relaciones entre particulares. Para ese entonces en el Derecho
administrativo, los contratos administrativos no existían como figura jurídica
diferenciada, esto por la autosuficiencia del sistema administrativo para
prestar los servicios, por sí mismo, las necesidades de las personas dentro
del pequeño sector en el que este participa.

¿Cómo nacieron los contratos administrativos como contratos dotados de


una regulación distinta a la de los contratos privados?

Para que esto sucediera, fue necesaria una transformación intensa de


evolución en la cual, comenzando principalmente de un grado reducido de
participación administrativa, se va desarrollando hacia un grado muy elevado
de actuaciones públicas en la mayoría de las áreas que afectan el manejo de
la sociedad, y sus etapas más relevantes son las siguientes:

En sus principios, es Estado moderno que se dio en la Revolución


Francesa era firmemente liberal, esto suponía la menor intervención en la
Administración de los asuntos privados de la sociedad, esto, ligado a la
revolución industrial la cual se desarrolló durante el siglo XIX, de allí nace lo
que actualmente conocemos por capitalismo, esto produjo la explotación que
por un tiempo estas acciones causaban situaciones sociales inestables entre
los ciudadanos.
Las consecuencias de aquella etapa causó en la mayor parte del
continente europeo, el nacimiento de focos prerrevolucionarios que, estaban
en contra del liberalismo capitalista, apoyando la superioridad absoluta de los
intereses de la sociedad, del colectivo y del Estado en cuanto a los intereses
propios de cada individuo, esto causa que los intereses de la sociedad están
por encima de los intereses particulares de cada individuo.

A medida que la revolución avanza, en la sociedad nacen ideales sobre el


Estado y comienza a avanzar hacia lo que actualmente se conoce como
Estado Social de Derecho, es decir, un Estado que se ocupa de prestar
servicio a los ciudadanos e igualmente por el bienestar de la mayoría de ellos
y que, para lograr este objetivo, favorece, por un lado, la actividad económica
privada, trabajando las infraestructuras y la estructura económica y social de
país y, por otro lado, participa rectificando diferencias y prestando un mayor
número de servicios a los ciudadanos.

Progresivamente el importante crecimiento de las participaciones del


Estado traen como consecuencia que la Administración pública tenga la
necesidad de usar, cada vez con más frecuencia, la contratación con
particulares para afrontar a la realización de servicios concretos y, por fin,
cuando las contrataciones se difunden, nacen finalmente los contratos
administrativos.

Inicialmente no había diferencia alguna entre los contratos administrativos


y los contratos privados celebrados por la Administración, esto se debe a que
la Administración poseía una jurisdicción a la cual le competía el estar al
tanto de todas sus actuaciones, esto abarca a todos los contratos que
celebraba la Administración, vale decir, que la división de competencias en
Francia, se fundaba en un criterio orgánico, en este la jurisdicción
administrativa era la competente para saber de las conexiones jurídicas en
las que formaba parte la Administración, abarcando todos los contratos que
esta sean celebrados por esta, y la jurisdicción judicial, esta poseía
competencia para saber de los actos entre particulares.

En conclusión, la doble naturaleza de la jurisdicción es producto de la


historia de la formación del Derecho Administrativo en Francia, nació en
medio de la excepción de las Administraciones Publicas de la justicia
ordinaria, los revolucionarios franceses no tenían confianza en los jueces
civiles, por esta razón si la Administración era retirada de la justicia
ordinaria igualmente debía retirarse del Derecho común. La Administración
se sujeta, así, al Derecho que le es inherente y único- el Derecho
Administrativo-.

En caso de que la Administración fuese excluida del Derecho Común, los


contratos celebrados por esta también debían ser retirados del Derecho
Común. En cambio, el Tribunal de Conflictos Francés tomó en cuenta la
elección de residenciar el criterio del Consejo de Estado desde el punto de
vista de una opinión objetiva:

Servicio público: Todo lo que se vincule con el servicio público, está sujeto
al Derecho Administrativo y al control del Consejo de Estado, empleando
esa regla de igual manera a los contratos celebrados por la Administración,
cuando su objeto fuese un servicio público, esta teoría se basa en la decisión
del Tribunal de Conflictos el 8 de febrero de 1873, en el caso Blanco.

Se puede apreciar entonces, que a partir de la noción de servicio público


se empezó a diferenciar entre contratos administrativos y contratos privados
que celebra la Administración, a raíz de esto, un contrato se convierte en
administrativo cuando posea por objeto la estructura o ejecución de un
servicio público y pasará a ser civil en caso contrario.

La idea del servicio público fue reconocida en la decisión Therond del 4


de marzo de 1910. La doctrina del “ servicio público como elemento
característico del contrato administrativo” posee un reposo en su adaptación
por parte del Consejo de Estado Francés, verificada en la decisión Societé
des Granitis des Vosges el 31 de julio de 1912, en esta se aplicó la noción de
“la cláusula exorbitante como elemento distintivo del contrato administrativo”,
refiriéndose que no era suficiente que el objeto del contrato fuese el
funcionamiento de un servicio público, más bien, que debía atenderse a la
naturaleza del contrato individual del ciudadano contratante y de su objeto.
En dicha decisión, los ciudadanos habían demandado a la ciudad de Lille,
impulsada por un contrato mediante el cual se exigía el suministrar
adoquines que eran para unas calles, en esta se toma la decisión de que el
contrato no tiene carácter administrativo, tomando en cuenta de que los
trabajos que iban a ser llevados a cabo tenían un único objeto, el suministro
basados en las reglas y condiciones de los contratos que son celebrados
mediante particulares.

Badell, R. (2001) Régimen Jurídico del Contrato Administrativo. Caracas:


pág .13.

Solo fue un receso de la noción del servicio público, ya que en la


sentencia Epoux Bertin del 20 de abril de 1956, se toma en cuenta
nuevamente la doctrina del Consejo de Estado, como componente especial
de los contratos administrativos. En esta decisión un contrato verbal fue
considerado como administrativo, contrato que fue celebrado entre el
matrimonio Bertin con el jefe encargado de la repatriación de los refugiados
soviéticos, mediante el cual los particulares tenían la responsabilidad de
proveer de alimentos a los refugiados y en cuanto a la Administración se
obligó a realizar un pago. Entonces, se concluye que “el citado contrato tiene
por objeto la ejecución misma del servicio público (…) que ésta circunstancia
es suficiente para imprimir al contrato de que se trata el carácter de un
contrato administrativo (…) sin que sea necesario buscar si el citado contrato
lleva consigo cláusulas exorbitantes del derecho común”
Badell, R. (2001) Régimen Jurídico del Contrato Administrativo. Caracas:
pág .13.

Caballero Ortiz apunta, que en cuanto a la jurisprudencia francesa


posterior a las anteriores decisiones:

“no se limitó, para caracterizar el contrato administrativo de acuerdo a la


noción del servicio público, al concepto de ejecución misma del servicio
público, sino que lo ha extendido a la participación directa del contratante en
el funcionamiento del servicio público, sin que tenga a su cargo la verdadera
ejecución del servicio público; también lo ha extendido al contrato que asocia
al co-contratante a la ejecución del servicio público o el que constituye una
de las modalidades de la ejecución del servicio público. Por ello, con razón
ha dicho Chenot que el diagnostico en este punto es incierto, controversial
variable, en virtud de la dificultad de delimitar la consistencia de la misión de
servicio público”.

Caballero, J. Op cit, pág.14.

En conclusión, cabe destacar que según el punto de vista jurisprudencial


del derecho francés, quienes originaron los contratos administrativos, un
contrato es administrativo cuando “su objeto sea la ejecución de un servicio
público o bien cuando posee cláusulas exorbitantes del derecho común que
configuran prerrogativas a favor de la Administración que de estar insertas
en un contrato de derecho común se estimarían ilícitas. Sin embargo, si bien
ambos criterios son utilizados para distinguir un contrato como
administrativo, en la actualidad, el criterio del servicio público prevalece por
sobre la noción de las clausulas exorbitantes de derecho común”. Entonces,
la idea del servicio público es tomada por la jurisprudencia y doctrina como
especial diferenciador de los contratos administrativos.

Badell, R.Op cit, pág. 14.


Teoría de los contratos administrativos en otros países:

1. Colombia:

En este país la teoría del contrato administrativo según como lo explica


Escobar Gil, se puede dividir en cinco etapas, en donde se manifiesta el
cambio de una regulación civilista del contrato, a un control jurídico especial
de Derecho Público.

Primera etapa (siglo XIX): Es caracterizada debido a que todos los


contratos celebrados por la Administración fueron tratados de forma
exclusiva a las normas de Derecho Civil.

En cumplimiento de su función básica consecución de los planes y


programas de gobierno, la administración pública cumple diversas labores
de carácter político, ejecutadas internamente con sus propios recursos
humanos, técnicos y financieros.

Segunda etapa (Ley 53 1909): Este aspecto en particular para entonces


estaba bajo un régimen de derecho público, las controversias que derivan de
dichos contratos y de otros tipos contractuales aún estaban sometidas a las
normas del derecho común, según Escobar Gil “ la gestión contractual del
Estado se enmarcaba en el dominio del derecho privado, contribuyendo a
esta interpretación la Constitución de 1886 que le confería a la Corte
Suprema de Justicia la competencia para conocer de negocios contenciosos
en que tenga parte la Nación, derogada en la Reforma Constitucional de
1945, la Corte sostenía reiteradamente que los contratos administrativos se
sometían forzosamente al régimen de los contratos comunes, mientras no
operara un cambio legislativo”

Cuando surge el Decreto 167 de 1941 se postula esta interpretación


jurisprudencial, haciendo a un lado de la competencia de la jurisdicción
contencioso administrativa el manejo de las resoluciones de problemas de
los funcionarios o autoridades de la Administración que obtienen su origen
en un contrato.

Tercera etapa: el Consejo de Estado influenciado por las ideas doctrinarias


del derecho francés, toma en cuenta la opinión que se da en la segunda
etapa y plantea la necesidad de que se genere un cambio legislativo que le
otorgue a la jurisdicción administrativa la competencia para conocer de los
contratos administrativos. De esta manera nace en el derecho colombiano la
dualidad entre los contratos civiles y administrativos aunado de la
necesidad de conferir a la justicia administrativa la competencia para saber
de los contratos administrativos, esta se concretó en la Ley 167 de 1941,
articulo 254 en el que se dispone ingresar de forma obligatoria de la cláusula
de caducidad en todos los contratos celebrados por la Administración que
tengan por objeto la prestación de servicios, construcción de obras o la
explotación de un bien del Estado.

Cuarta etapa: esta etapa se da dentro del marco de la promulgación de la


Ley 19 de 1982 y luego de un año el Decreto 222 de 1983, estableciendo el
criterio de Escobar Gil citado por Badell “ el más brillante ejemplo de la falsa
teoría de la dualidad de los contratos de la Administración Publica, y de la
falta de técnica jurídica del legislador al adoptar unas teorías totalmente
revisadas en el marco del derecho Comparado”, por su parte Badell tomo en
cuenta que esta afirmación se debe a que “si bien esos textos normativos
establecieron los criterios que permitieron distinguir los contratos
administrativos de los contratos de derecho privado de la Administración, el
legislador, apartándose de su propia clasificación, sujeto ambas modalidades
a una acentuada regulación ius publicista, sometiéndolas además a l
conocimiento de la justicia administrativa”.

Ibid pág 30
Quinta etapa: la quinta etapa se constituye con la promulgación de la Ley 80
de 1993 , en la cual se establece la teoría de la unidad de los contratos de la
Administración Pública, se suspende la dualidad que existía influencia por el
derecho francés, especificando que se consideraban contratos
administrativos a todos “los actos jurídicos generadores de obligaciones que
celebren las entidades a las que se refiere el presente estatuto, previstos en
el derecho privado o en disposiciones especiales, o derivados del ejercicio
de la autonomía de voluntad”

Ibid.

2. Inglaterra:

En este país teóricamente el Derecho se ha establecido fielmente, hasta


ahora al estilo del common law. Los contratos que son celebrados por la
corona británica se someten a las regulaciones del Derecho Común, con
algunas especificaciones que viene de especiales statutes.

Estas han ajustado el estatuto jurídico de la Corona como tradición,


hablamos de privilegios de la Corona y no de normas contractuales
especiales, cuando estas pueden de manera indirecta afectar a las
relaciones existentes entre el Estado y el contratista.

Cabe mencionar, que las reglas de este derecho y los procedimientos


bajo los cuales se rigen y ejecutan los contratos del Estado no son, en rigor,
normas jurídicas (Derecho objetivo), ni ceden derechos a los ciudadanos,
sino más bien que son instrucciones de servicio de orden interno, que no son
publicados con carácter general.

3. Alemania:

La doctrina que anteriormente se aplicaba y que se sigue aplicando en la


actualidad esa doctrina común que acepta solamente la existencia de
“contratos públicos” mediante personas o entidades administrativas, que se
dirigen a esta figura para la regulación de sus conexiones y normativas de
tareas comunes (son los llamados “contratos de coordinación”). Ligado a
éstos, igualmente es aceptada la forma del contrato público para operaciones
específicas que, con carácter excepcional pueden figurar entre la
Administración y los particulares sobre materias típicas del Derecho Público.

Cabe destacar que los contratos en Francia y España son calificados


como contratos administrativos, por el contrario en Alemania son, “actos
necesitados de aceptación” o bien “contratos civiles” que se derivan del
físico de la Administración fiscal y no de la Administración de poder.

4. España:

En sus principios los contratos que celebraba la Administración no


poseían elemento alguno que lo diferenciara con relación a los demás
contratos, excepción que es originada ya que una de las partes era la
Administración.

Dichos contratos se rigen por el Derecho Privado, que surgen de las


Cortes de Cádiz en concordancia con la concepción judicialista (Decreto de
13 de septiembre de 1813).

Según Velásquez Curbelo, el Derecho Administrativo como la evolución


posterior de la forma del contrato administrativo, diferenciada del derecho
privado, “son productos derivados del surgir de una administración Pública
moderna, que tiene como núcleo esencial el principio básico del servicio al
ciudadano y la satisfacción de sus necesidades derivadas de su convivencia
en sociedad”.

Velásquez, F. Op cit, pág. 5.

5. Venezuela:
Actualmente en nuestro país, la teoría de los contratos administrativo no
se ha desarrollado tanto como la de Europa, ahora bien aun cuando la parte
legislativa no esta tan desarrollada, exceptuando la Carta Magna y leyes que
las consagran, la jurisprudencia ha trabajado de cierta manera el
profundizar en el estudio de los contratos administrativos, sirviendo como
base, el derecho comparado. En consecuencia, cuando hablamos de los
orígenes de los contratos administrativos en Francia, se estableció que el
Tribunal de Conflictos francés considero el punto de vista objetivo del servicio
público, por tal razón todo lo que esté vinculado con el servicio público, se
somete al Derecho Administrativo y al manejo del consejo de Estado, esta
teoría fue aplicada al Derecho venezolano. Sentencia de la Corte Federal y
de Casación de 5 de diciembre de 1944, caso Astilleros La Guaira, es claro
el establecimiento de una idea objetiva del servicio público al afirmar “que
los contratos administrativos son aquellos cuyo objeto es el interés general
del funcionamiento regular del servicio público”

Hernández, J. Op cit., pág. 465.

MARCO TEORICO
MARCO JURÍDICO
CONCLUSIONES

El presente proyecto nos indica que la investigación es dinámica ya que


nos da bases, tipos, características y elementos, igualmente nos completa
sin pasar por alto lo esencial del derecho en general, citando a diversos
autores, estudiosos del derecho, los cuales con su manera de pensar y
materializar sus criterios, ayudan a comprender la presente investigación.

El contrato es muy utilizado en actualidad, para completar una propuesta


que derive ciertas coincidencias, para llevar a cabo específicas obligaciones
y derechos, por último se llega a un arreglo amistoso con la particularidad de
modificar crear o terminar un criterio.
La definición concerniente de un poder de la autoridad de acuerdo con la
concepción del Estadio, le otorga un valor al principio de legalidad, así como
el establecimiento de las relaciones administración-administrados.

En cuanto al procedimiento administrativo surge en la institución de los


contratos de la Administración, como una de las figuras claves del conjunto
que envuelve todo el negocio desde que se genera hasta que se consuma, y
a través del cual se manejan las voluntades de las partes, convirtiéndose
esto en el resultado del devenir del contrato en una forma de actuar de la
Administración.

Cabe destacar que todo contrato administrativo tiene un fin común,


“satisfacer las necesidades sociales”; relacionándose particularmente por
medio de servicios tales como: el arrendamiento, prestación de servicios
profesionales, comodato y donación, adquisiciones, de derecho mercantil, de
derecho administrativo, etc.

El criterio de las cláusulas exorbitantes desempeña en la jurisprudencia


venezolana un papel secundario en la definición del contrato administrativo.
Este se identifica fundamentalmente por el servicio público que entraña,
entendido el concepto servicio público en su sentido amplio: como una
prestación corrientemente continua y regular, es decir, como una actividad
prestadora, encaminada a satisfacer directamente una necesidad de carácter
público y que descansa, por tanto, en razones de interés general.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

Badell, R. (2001) Régimen Jurídico del Contrato Administrativo. Caracas:


pág .13.

Caballero, J. Op cit, pág.14.

Badell, R. (2001) Régimen Jurídico del Contrato Administrativo. Caracas:


pág .14.

Velásquez, F., pág. 5.

Hernández, J. pág. 465.

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