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Como o Evangelho Nos Transforma
Como o Evangelho Nos Transforma
Cómo
el
Evangelio
nos
cambia
Por
Tim
Keller
I. LA
CENTRALIDAD
DEL
EVANGELIO
A. Caminando
“en-‐línea”
con
el
Evangelio
Uno
de
los
pasajes
más
fascinantes
del
Nuevo
Testamento
es
la
confrontación
que
Pablo
hace
a
Pedro
en
Gálatas
2.
En
base
a
Hechos
10-‐11,
sabemos
que
el
apóstol
Pedro
era
Judío
y
había
sido
educado
para
ver
a
los
gentiles
como
espiritualmente
“impuros,”
gente
con
la
cual
no
debía
comer.
En
las
culturas
antiguas,
la
comunión
al
sentarse
a
comer
era
muy
significativa.
Comer
con
alguien
simbolizaba
apertura
y
un
cierto
nivel
de
aceptación.
Los
fariseos
creían
que
podían
hacerse
a
sí
mismos
más
aceptables
delante
de
Dios
al
separarse
de
gente,
lugares
u
objetos
impuros.
Es
por
esto
que
el
hecho
de
que
Jesús
comiera
con
pecadores
era
tan
indignante.
Entonces
Pedro
aprendió
el
evangelio-‐
que
solamente
es
Jesús
quien
puede
hacernos
limpios,
aceptables,
y
presentables
delante
de
Dios.
Después
de
entender
esto,
Pedro
comenzó
a
comer
con
los
Gentiles.
Pero
en
Gálatas
2
vemos
de
nuevo
afirmado
ese
viejo
y
arraigado
sentido
de
superioridad
racial
en
Pedro.
De
nueva
cuanta,
el
se
negó
a
comer
con
los
Gentiles
–
incluyendo
a
los
Gentiles
que
eran
hermanos
y
hermanas
en
Cristo.
Pablo
confronta
a
Pedro
por
esto
en
Gálatas
2:11-‐16-‐
¡pero
miren
como
Pablo
hace
esto!
No
dice
simplemente,
“El
racismo
va
en
contra
de
la
voluntad
de
Dios.”
Lo
cual
es
verdad,
por
supuesto,
pero
Pablo
no
está
satisfecho
con
decirlo
simplemente
en
esta
manera.
En
cambio,
le
dice
a
Pedro,
“No
estas
caminando
en
línea
con
la
verdad
del
evangelio”
(v.
14).
La
palabra
Griega
para
“caminando”
es
orthopedia,
y
significa
“caminar
en
línea
recta.”
Literalmente,
le
dice,
“Tu
no
estas
caminando
en
línea
recta
que
concuerde
con
la
verdad
del
evangelio.”
De
acuerdo
a
Pablo,
“la
verdad
del
evangelio”
no
es
simplemente
un
conjunto
de
doctrinas
por
las
cuales
somos
salvos.
Es
algo
que
guía
la
manera
en
que
vivimos
y
actuamos
en
cada
área
de
la
vida
–
las
relaciones
entre
razas
es
solamente
una
de
ellas.
Pablo
aplica
el
evangelio
al
racismo.
Le
dice
que
el
racismo
es
una
falla
de
creer
con
profundidad
el
evangelio
de
salvación
por
gracia,
una
falla
de
pensar
en
sus
implicaciones.
Pablo
no
le
dice
simplemente,
‘Deja
de
ser
un
racista’
–
aunque
por
supuesto
esa
era
la
meta.
El
piensa,
“Si
todos
somos
salvos
solamente
por
gracia,
¿Cómo
puedes
sentirte
superior
a
alguien?
¿Cómo
puedes
continuar
siendo
exclusivista
en
cuanto
a
raza
o
nacionalidad?
¡Usa
el
evangelio
en
tu
corazón!”
Pedro
por
supuesto
“conocía”
el
evangelio
en
un
nivel,
pero
en
un
nivel
más
profundo,
aún
no
lo
conocía.
Él
no
estaba
“caminando
en
línea”
con
el
evangelio.
Pedro
no
estaba
siendo
controlado
en
sus
profundidades
por
el
evangelio.
El
“caminar
rectamente”
de
acuerdo
al
evangelio
nos
sugiere
que
es
posible
caminar
desviadamente
al
uno
o
al
otro
lado.
La
imagen
nos
indica
que
existe
una
aproximación
única,
guiada
por
el
evangelio
o
formada
por
el
evangelio,
a
todas
las
cosas.
El
ejemplo
de
Pablo
en
Gálatas
2:14
nos
muestra
que
en
cada
área
de
la
vida
no
debemos
simplemente
preguntar,
“¿Cuál
es
la
manera
moral
de
actuar?”
En
cambio
debemos
preguntar,
“¿Cual
es
la
manera
que
está
“en
línea”
con
el
evangelio?”
La
iglesia
renovada
es
el
lugar
en
donde
trabajamos
para
traer
cada
área
de
la
vida
“en
línea”
con
el
evangelio.
B. Los
“Dos
Ladrones”
del
Evangelio
Tertuliano
dijo,
“Al
igual
que
Cristo
fue
crucificado
entre
dos
ladrones,
la
doctrina
de
la
justificación
es
siempre
crucificada
entre
dos
errores
opuestos.”
Estos
errores
continúan
“robándonos”
el
evangelio.
Los
términos
teológicos
para
estos
dos
ladrones
son
religión
e
irreligión,
o
legalismo
y
antinomianismo.
Términos
más
coloquiales
son
moralismo
y
relativismo.
Otro
juego
de
términos
(ciertamente
para
ofender
a
algunas
personas)
deben
ser
conservador
y
liberal.
Por
un
lado,
el