Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sobre este texto clásico de la tradición católica, nos comenta el P. Carlos González Valles,
SJ, autor de varios libros sobre espiritualidad:
Para mí, estas palabras son tan sagradas, tan exactas, tan sabias que prefiero no cambiarlas;
me gustan tal como están, y así las he usado toda mi vida. Por otro lado, he ido cayendo en
la cuenta en años recientes de que no todos encuentran esas palabras tan llenas de sentido
como yo.
Un joven muy espiritual y muy moderno hizo cristalizar mis temores cuando me dijo que la
frase “salvar mi alma” no tenía atractivo para él. Tal expresión olvidaba el cuerpo, miraba
solo al futuro, era individualista y casi egoísta, hablaba de “salvar” cuando Jesús mismo
había hablado más bien de “perder” por su causa, y de todos modos no encajaba en su
idioma espiritual.
Al discutir sobre este asunto, el P. Carlos G Valles, SJ, llegó a esta conclusión:
Dios me ha creado para que lo ame, lo adore, le sirva… y así llegue yo a ser plenamente yo
mismo. Yo soy alma y cuerpo, he sido hecho por Dios tal como soy, y siendo en verdad
plenitud todo lo que Él quiso que yo fuera es como le sirvo y alabo y le doy gloria. Ya no
puedo darle gloria a Dios si no empiezo a ser yo.
Si yo no soy yo, no le doy gloria… Para darle la gloria plena que yo pueda darle, yo he de
ser plena y totalmente yo. De hecho, esa es la única manera que tengo yo de servirle y de
darle gloria: ser yo mismo en plenitud alegre y reconocida.
Al ser yo mismo, no una copia, una réplica, una momia, sino un ser vivo y único, distinto,
hago resaltar la originalidad y el poder del creador, que nunca se repite. Y así de descubrir
todas las potencialidades de mi existencia, todas las dimensiones de mi ser, todas las facetas
de mi vida, y de desarrollar cada una de ellas con plena responsabilidad y minucioso cariño,
para que no se pierda ni una sola partícula de la revelación de Dios en mí, de su arte, su
amor y su poder a través de mí.
Por este motivo, la primera tarea que tienes que hacer, al empezar a conocer sobre tu
espiritualidad, es leer el libro de tu historia. “La vida se vive hacia delante, pero se entiende
hacia atrás”, escribió un filósofo.
Esta puede ser una experiencia fascinante. Evocar tu infancia y adolescencia. Puntualizar
qué cosas, personas y situaciones han conformado tu historia. Ahora bien, esta es una tare
que debe hacerse con una mirada misericordiosa, cariñosa.
El P. Julio Velilla, SJ, profesor de psicología y poseedor de una profunda experiencia en el
conocimiento de los laberintos de la mente y el alma humana, nos brinda esta serie de
recomendaciones antes de iniciar el proceso de revisión de la auto-biografía.
• Nada en la vida humana está perdido, ni siquiera el pasado, porque siempre puede
ser vivido de otro modo.
• Tu historia personal, con sus aspectos agradables y desagradables, está llena de
sentido, porque es tu historia y no la de otro.
• Cada página de tu historia que quisieras arrancar te está revelando algo importante
que no quieres aceptar, por tanto, si las haces tuyas cobran sentido.
• Sumergirte en tu pozo provoca un eco personal, revives situaciones desagradables,
pero es necesario ponerte en contacto con tus sentimientos y dejarlos que fluyan.
• Debes darle nombre a TODO lo que surja, ya sea amenazante o doloroso.
• Ante todo, lo que surja debes mantener la paz y la serenidad.
• El problema no está en lo que ocurrió sino en ti, porque no lo haces tuyo.
• En toda historia hay temas que se repiten, así como se repite el tema musical de una
película.
• “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Sigue los pasos sugeridos en la hoja “Ayudas para mejor hacer la oración”.
Una vez pacificado encomiéndate a Dios y pide que te suscite el gesto y la palabra oportuna
para las diversas situaciones de la vida. Puedes decir, lentamente, la siguiente oración:
“Señor, que en el día de hoy, todas mis intenciones, pensamientos y acciones estén
encaminadas a cumplir tu voluntad”.
5º Paso: Petición
Señor, concédeme valor y sinceridad para descubrir cuál ha sido realmente mi experiencia
de vida, o…
Señor, que pueda contemplar mi historia, pero con tu mirada de misericordia.
6º Paso: Composición de lugar
Leer lentamente el Salmo 139, 1-16, como haciendo tuyas sus palabras.
7º Paso: La materia
1º Punto:
a) Mi sentido de la vida
• ¿Cuáles son esas cosas que son vitales en mi vida? Describirlas.
• ¿Qué sueños, proyectos, ideales… están dando sentido a mi vida?
• ¿Cuáles son mis grandes preocupaciones?
• ¿Podría enunciar algún principio, convicción o creencia que no estoy dispuesto a
negociar y por lo que daría la vida?
c) Mis responsabilidades:
• ¿Cómo siento mis responsabilidades familiares y universitarias?
• ¿Qué me han enseñado? ¿Por qué afirmar esto?
• ¿Cuáles son las más importantes?
d) Mis afectos:
• ¿Cuáles han sido mis grandes amores? ¿Cuál es el de hoy?
• ¿Puedo decir que, el paso por la vida, me ha dejado algo que recuerdo con dolor?
¿Qué heridas he tenido a lo largo de mi vida?
• ¿Puedo decir que, el paso por la vida, me ha dejado algo que recuerdo con mucha
alegría y entusiasmo? ¿Qué personas, situaciones y cosas constituyen un referente
de alegría, entusiasmo y/o esperanza en mi vida?
• Hoy en día, ¿puedo afirmar que me siento querido?
8º Paso: El coloquio
En silencio, si te parece bien, mantén tu “conversación espiritual” sobre lo vivido durante la
experiencia.