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EVC - Guía de Ayuda - N'.

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO (3)

PARA TODA LA SEMANA

•PREPARACIÓN: Busca un lugar tranquilo Ubícate en una postura cómoda. Si lo deseas cierra los ojos. Ve recorriendo
todo tu cuerpo, desde tus pies hasta tu cabeza, y sin detenerte mucho en cada parte hazte consciente de las sensaciones
de tu cuerpo, de cada parte de él.

Oración para Empezar Cada Día: Señor, deseo tanto prepararme bien para este momento. Quiero estar completamente listo, atento
y disponible para Ti Por favor, ayúdame a aclarar y purificar mis intenciones. Tengo tantos deseos contradictorios. Mis actividades
parecen estar tan llenas de agobio, corriendo detrás de cosas que realmente no importan ni duran. Sé que si Te entrego mi corazón
todo lo que haga seguirá los dictados de mi nuevo corazón. Que todo lo que soy hoy día, que todo lo que trate de hacer hoy, que
todos mis encuentros, mis reflexiones, hasta mis frustraciones y fracasos, sirvan para poner mi vida en Tus manos.

•PETICIÓN: en esta semana pediré que pueda comprender que Dios es el Principio y Fundamento de mi vida

•LECTURA: PRINCIPI0 Y FUNDAMENTO IGNACIANO

S. Ignacio llama a esta etapa: PRINCIPIO Y FUNDAMENTO. (PyF)

Vamos a explicar un poco lo que es esto. S. Ignacio pensó que era fundamental, antes de comenzar las reflexiones de los
Ejercicios, que tuviéramos claro lo que es lo más importante, la base, la raíz, el cimiento (lo mismo que cuando fabrico
una casa, si no pongo bien las bases, los cimientos, la casa se puede caer, así también puede pasarme si no pongo bien las
bases de mi vida. 0 si una mata no tiene buenas raíces, seguro que se muere ... Así me puede pasar con mi vida si no
tengo raíces profundas ... ) El Principio y Fundamento me ayuda a aclararme sobre el ¿POR QUÉ? y el ¿PARA QUÉ? de mi
vida: por qué vivo como vivo, por qué y para qué hago lo que hago.

Por todo esto que decimos, es importante que haga bien la petición de la gracia y el fruto de la semana: porque lo
necesito y mucho.

Vamos a señalar varios frutos que voy a pedir en esta etapa:

a) comprender que Dios tiene para mí un proyecto de amor, ya que soy su hijo.

b) creer que Dios, desde siempre, tiene para todos nosotros, sus hijos, un plan de fraternidad, de justicia, de libertad.

c) sentir necesidad de saber qué quiero yo hacer con mi vida.

d) comprender que mi vida es importante para realizar el plan que Dios tiene para todos nosotros. Comenzaremos por el
principio nuestra propia historia. La oración trata de nuestra relación con Dios. Comenzaremos a crecer en esta relación
con Dios, en medio de nuestras actividades cotidianas de esta semana, sencillamente reflexionando sobre nuestra propia
historia. Puede que en ocasiones queramos tomar un período de oración para reflexionar sobre nuestra historia esta
semana. Sin embargo, lo más importante es que comencemos dejando que dicha reflexión se convierta en el telón de
fondo de nuestra semana.
¿Alguna vez has tenido una canción en la cabeza y te das cuenta de que estaba ahí por mucho tiempo, sin importar lo que
estuvieras haciendo? Esto es algo así. A lo largo de nuestro día, cada día de esta semana, tendremos en mente los
recuerdos que nos han formado.

Deja que ésta sea la imagen: Esta semana, revisemos de la mano del buen Dios el “álbum de fotos” de nuestra vida.
Regresemos a nuestros más viejos recuerdos. Dejemos que el Señor nos muestre nuestras vidas. ¿Qué “películas” hay?
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Con cada parte de mi vida, ¿cuáles “escenas” recuerdo? ¿Quiénes están en esas escenas? Algunas fotos serán de tiempos
felices, algunas serán muy tristes, otras serán muy difíciles de recordar. Todas constituyen nuestra historia.

Tómalo con calma. Lentamente. Un poquito cada día. La constancia en este ejercicio ayudará tremendamente a
prepararte para las semanas venideras. Si quieres, toma notas o recuerdos o historias.

Concluye cada día, antes de acostarte, con unas pocas palabras interiores de gratitud para Aquél que te ha acompañado
durante toda la vida, hasta llegar a este día de Su presencia contigo.

REFLEXION: El punto de partida, y el de mayor importancia, es iniciar este viaje con gran esperanza y confianza. A Dios
nadie le sobrepasa en generosidad. De manera que si hacemos aunque sea un pequeño cambio en nuestro patrón
semanal, es una tremenda oportunidad para que Dios obre en nosotros. Una manera de afirmar dichas esperanzas y
confianza es expresarlas por un breve instante cada mañana, cada día a la misma hora – al levantarme de la cama, o al
cepillarme los dientes, o cuando estoy sirviéndome esa primera taza de café – “Sé que hoy estás conmigo, Señor.”

- La guía de esta semana nos ofrece la oportunidad de revisar nuestra historia mediante el álbum de fotos de nuestra
vida. En el transcurso de estas semanas, haremos uso de la práctica, el hábito y el ejercicio de dejar que una reflexión sea
parte de “telón de fondo” de nuestra conciencia. La canción que suena en nuestra cabeza es un ejemplo común. Este
retiro nos invita a la práctica de aprovechar esta facultad que tiene nuestro cerebro. En vez de tener dicho espacio lleno
de otros pensamientos que llegan y se van, trataremos de enfocarlo más conscientemente. Mientras llevamos a cabo las
tareas ordinarias de nuestra vida cotidiana, utilizaremos ese espacio del telón de fondo para dar un tono característico a
nuestra semana. Esto no será una distracción de nuestro trabajo, ni tomará tiempo extra fuera de nuestro trabajo, sino
que con el tiempo, notaremos la diferencia al realizar nuestro trabajo. Sólo hay que practicarlo.

- Concretamente, para esta semana, ya todos conocemos el bosquejo de nuestra historia. Esto no es material nuevo. Lo
que es nuevo es que estaré conscientemente alerta de que estoy repasando la historia de mi vida esta semana. Puedo
planificar bastante deliberadamente:

El primer día y el segundo, recordaré las imágenes de mi infancia (Isaías 6:1-8)

- ¿Qué ocurrió en ella? ¿Qué recuerdos resaltan en esa etapa?

- ¿Qué personas fueron significativas? (me protegieron, me brindaron confianza, me orientaron, me lastimaron, les temía
etc.)

- ¿Descubro, a Dios presente en los sucesos de mi familia y cómo estaba presente en mi niñez?

- ¿Cómo vivía a Dios de niño? ¿Quién me enseñó a conocer a Dios y a rezar?

Segundo día y tercero, mi adolescencia juventud Salmo 116 (115)

- ¿Qué ocurrió en ella? ¿Qué recuerdos me producen dolor y cuáles me producen gratitud y alegría?

- ¿Qué personas fueron significativas? ¿Qué puedo decir de mi relación familiar en esta etapa?

- ¿Cómo fue mi experiencia de estudiante? Quiénes fueron mis amigos y cómo me ayudaron.

- ¿Estoy contento de esta etapa de mi vida? ¿Tengo algo que reprocharme?

- ¿Qué aprendí en esos años, cuáles fueron mis principales descubrimientos?

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- ¿Qué papel jugó Jesús en mi juventud? ¿Qué le agradezco a Dios de lo vivido en esa etapa?

Cuarto y quinto Mi vida actual Lucas 10:1-8; 17-21

- ¿Qué ocurre en ella? ¿Qué hechos resaltan? ¿Qué personas son actualmente significativas?

- ¿En qué he cambiado? ¿Estoy orgulloso de ese cambio o no?

- La vida me ha ido enseñando cosas ¿cuáles son las lecciones más importantes, mis convicciones?

- ¿Quién ha sido Dios para mí y quién es hoy?

- ¿Hay algún recuerdo que me resulta amenazante y quisiera borrar?

- ¿Qué me resulta difícil personar y perdonarme?

Sexto día . Juan 21:15-19

Trata de los concientizar los sentimientos que surgen antes estas preguntas. Cada foto de la historia de mi vida tiene un
sentimiento anexo. Puedo observar largamente y fijamente esa imagen mía en el recreo del 5to grado. Los sentimientos
afloran si los dejo. O quizás, ese retrato mío con relación a mi tercera década de vida. Sabemos que allí hay muchos
sentimientos. Son sentimientos muy fuertes, asociados al nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, cambios de
empleo, terribles crisis familiares, imágenes que vienen a la mente sobre mi vida matrimonial, batallas contra personas
con quienes he tenido conflictos. Mis sentimientos me ayudarán a ver y a sentir cómo estas fotos cuentan mi historia, lo
que soy en la actualidad.

- Se trata de la fidelidad de Dios. Este no es un viaje sentimental. Con cada foto de mi historia, hay una gracia que se me
ha ofrecido cuando busco allí la presencia de Dios. Durante esta semana, si acaso me imagino que Dios ha estado
presente allí conmigo – aunque yo no lo haya notado en aquel entonces – eso sería una tremenda gracia, que unificaría
mi vida.

- Se trata de gratitud. Con cada recuerdo, cada imagen y sentimiento, practica diciendo “gracias”. Hasta con los recuerdos
dolorosos. Aunque en aquel entonces yo no haya manifestado mi agradecimiento. Aunque tengan que ver con cosas
malas que yo mismo me hice o que hice a otros. El Señor estaba allí, amándome. Deja que ahora la gratitud toque y cubra
la historia de mi vida.

Termino con una oración o coloquio: La reflexión ha podido provocar en ti sentimientos, estados de ánimo, sensaciones.
En un diálogo con Jesús, un coloquio, escríbele preséntale todo esto que has vivido, que sientes, que has descubierto. Y
trata de percibir también en un momento de silencio su respuesta o simplemente su mirada.

Querido Señor: Eso parece fácil, retroceder por el “álbum de fotos” de mi vida. ¿Realmente puedo llamar a esto
“oración”? Puedo regresar a mis primeros recuerdos, de la primera infancia. ¿Qué conexión tiene conmigo esa criatura? A
medida que voy repasando mi vida, mi entrada a la escuela, aprendiendo a leer y a expandir mi mundo, puedo distinguir
en este “álbum” cosas que no quisiera ver. Hay recuerdos difíciles que me causan dolor, y yo creía que los había guardado
permanentemente. No todo fue bueno en mi niñez. ¿Dónde estabas en aquel entonces, Señor? ¿Estabas conmigo cuando
yo presenciaba los gritos, las discusiones? También hubo buenos tiempos. El libre correteo de la infancia, subirse a los
árboles, explorar las orillas del arroyo o deslizarse por el tobogán. Hay libertad en aquellos momentos, y en ellos también
te he sentido. A medida que fui creciendo, fui tomando decisiones, Señor. En algunas de ellas te ignoré completamente, y
traté de convencerme de que no me importabas. Pero te mantuviste fielmente junto a mí a pesar de todo.
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Gracias, Señor, por tu presencia constante en mi vida.

Querido Señor:

Me siento un poco incómodo. Este tipo de oración es nuevo para mí, y me siento un poco más cómodo utilizando las
palabras de otra persona. Ayer lo intenté y no se me hizo difícil, sólo que a veces me parecía que no estaba orando. Hoy
vuelvo a observar los sitios que duelen, los recuerdos que me hacen sentir mal, que me dan deseos de alejarme y tratar
de olvidar otra vez. La vida no siempre ha sido fácil para mí. ¿Estabas realmente todo el tiempo conmigo? Ahora te siento
con mucha fuerza; pero nunca pensé mucho en ti en aquellas ocasiones. ¿Cómo me han moldeado esos tiempos difíciles
hasta convertirme en lo que soy actualmente? ¿Cómo me ha ayudado tu guía fiel e invisible a través de los años? Por
favor, ayúdame a ver tu presencia en mi vida, y a dejarme guiar por ti.

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