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El barco era hermoso y una hermosa escena estaba representada en el interior de la botella.
Por eso, el dueño del barco en la botella se encariñó con él. Y terminó por hacerse
coleccionista de barcos en botellas.
Recorrió tiendas y almacenes, mercados y mercadillos. Y compró todos los barcos que
pudo encontrar. Y, cuando los tuvo a todos colocados en una repisa, nuestro barco se dio
cuenta de que no todo el mundo se reducía al interior de su botella. Había otros mundos,
muchos, encerrados en otras muchas botellas. Y eso le llenó de preocupación.
Después descubrió que todo aquel mundo suyo era artificial: las olas eran de papel, las
casas de corcho, las nubes de algodón. Y se los dijo a los otros barcos. Y todos
comprendieron que eran mundos encerrados en botellas.
Por eso aquel día, los barcos se decidieron a empujar con todas sus fuerzas con lo proa, con
la popa, con los mástiles afilados, hasta que los cristales de todas las botellas saltaron por
los aires en pedazos. Entonces, todos los barcos comenzaron un lento camino entre los
desagües, por las alcantarillas, por los ríos, hasta llegar al mar.
Allí los barcos se llenaron de alegría, allí todo era verdad, las olas el muelle, el puerto, los
barcos… El mundo entero era verdad. Había redes, peces, camisas de marineros llenas de
salitre, manos trabajadoras que reparaban y preparaban nuevas cosas.
Allí los barcos sabían qué era cada cosa y qué cada uno, sabía que todos formaban un solo
mundo.
Y, partir del aquel momento en que vieron la realidad y aprendieron qué era cada uno y
para qué servía cada cosa, decidieron comenzar una nueva vida, sincera y libre.
Así que el asunto está entre tú y Dios. Mi persona, solo tiene el rol de dar modo y orden del
proceso, crear el escenario para que se pueda dar el encuentro del “Creador con la criatura”.
(Dios y tú)
Sigue los pasos sugeridos en la hoja “Ayudas para mejor hacer la oración” (anexo 1)
Una vez pacificado encomiéndate a Dios y pídelo que te suscite el gesto y la palabra
oportuna para las diversas situaciones de la vida. Puedes decir, lentamente, la siguiente
oración: Señor, que el día de hoy, todas mis intenciones, pensamientos y acciones estén
encaminadas a cumplir su voluntad”.
5º Paso: Petición
Señor, Ayúdame a descubrir cómo estoy en este momento.
6º Paso: Composición de lugar
Lee Marcos, 6 30-31. Imagina que tú eres parte de este momento. Métete en la escena y
busca conversar con Jesús. ¿Qué le dices?
7º paso: La materia
1º Punto:
Imagínate el último día de esta experiencia ¿Qué te gustaría haber sacado en limpio? Piensa
sobre eso y las siguientes preguntas. Anota las respuestas en tu cuaderno.
1. ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué te alegra? ¿Qué te entristece? ¿Qué te preocupa?
2. Urgencias: ¿Tienes algún tipo de problema en este momento? ¿Qué temas crees que
debes abordar en este tiempo? ¿Crees que debes tomar en este momento alguna decisión
importante?
3. Temores y esperanzas: ¿Qué crees que te pueden costar estos Ejercicios? ¿Tienes
alguna expectativa concreta? ¿Qué esperas de este encuentro?
4. Disposición y ánimo: ¿Estás dispuesto a dar lo máximo de ti? ¿A qué te
comprometes en concreto para que la experiencia sea fructífera para ti?.
2º Punto:
Medita este cuento:
8º Paso: El coloquio
En silencio, si te parece bien, mantén tu “conversación espiritual” sobre lo vivido durante la
experiencia.
3º Paso: La pacificación
En una posición que sea cómoda, pero que no te induzca al sueño, comienza el proceso de
pacificación, respira lenta y profundamente hasta que la presión interna baje y sientas
serenidad.
5º Paso: Petición
Con una frase corta, pedirle a Dios que puedas lograr lo que se te propone en el ejercicio. Por
ejemplo: Señor, que pueda ver… que pueda descubrir…, que pueda comprender…, que
pueda estar en paz…
7º Paso: La materia
El tema que se te propone trabajar se denomina materia. Ésta, por su extensión y complejidad,
suele estar dividida en puntos. Éstos sirven para resaltar un aspecto específico a contemplar,
meditar o reflexionar. Toma el que más despierte tu interés y dedícate a él hasta que sientas
que quedó suficientemente trabajado y luego pasa al otro. Recomienda san Ignacio “no el
mucho saber es lo que satisface el ánima sino el sentir y gustar las cosas internamente”. [E.E.
No. 2]
8º Paso: El coloquio
Una vez que termines los puntos seleccionados, dedica un momento para compartir, en charla
libre, con Jesús, María u otro personaje con el que sientas confianza o cercanía.
ENCUENTRO No.______
Al terminar el rato de oración, “rebobina la película” y analiza cada uno de los momentos de la
oración:
¿Qué sentimientos, expectativas, etc. tenía antes ¿Cómo me sentí durante el rato de oración?
de llegar a la oración?
¿Qué paso me costó más? ¿Por qué? ¿Qué paso me fue más fácil? ¿Por qué?