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Ejercicios Espirituales / online

Encuentro n.1 : Temores y Esperanzas

acompañante: Isaac Daniel Velásquez S.J.


El Barco en la botella
Había una vez un barco que vivía dentro de una botella. Aquel barco era feliz,
porque creía que, en aquella botella, estaba encerrado el mundo.

El barco era hermoso y una hermosa escena estaba representada en el interior de la botella.
Por eso, el dueño del barco en la botella se encariñó con él. Y terminó por hacerse
coleccionista de barcos en botellas.

Recorrió tiendas y almacenes, mercados y mercadillos. Y compró todos los barcos que
pudo encontrar. Y, cuando los tuvo a todos colocados en una repisa, nuestro barco se dio
cuenta de que no todo el mundo se reducía al interior de su botella. Había otros mundos,
muchos, encerrados en otras muchas botellas. Y eso le llenó de preocupación.

Después descubrió que todo aquel mundo suyo era artificial: las olas eran de papel, las
casas de corcho, las nubes de algodón. Y se los dijo a los otros barcos. Y todos
comprendieron que eran mundos encerrados en botellas.

Por eso aquel día, los barcos se decidieron a empujar con todas sus fuerzas con lo proa, con
la popa, con los mástiles afilados, hasta que los cristales de todas las botellas saltaron por
los aires en pedazos. Entonces, todos los barcos comenzaron un lento camino entre los
desagües, por las alcantarillas, por los ríos, hasta llegar al mar.

Allí los barcos se llenaron de alegría, allí todo era verdad, las olas el muelle, el puerto, los
barcos… El mundo entero era verdad. Había redes, peces, camisas de marineros llenas de
salitre, manos trabajadoras que reparaban y preparaban nuevas cosas.

Allí los barcos sabían qué era cada cosa y qué cada uno, sabía que todos formaban un solo
mundo.

Y, partir del aquel momento en que vieron la realidad y aprendieron qué era cada uno y
para qué servía cada cosa, decidieron comenzar una nueva vida, sincera y libre.
Así que el asunto está entre tú y Dios. Mi persona, solo tiene el rol de dar modo y orden del
proceso, crear el escenario para que se pueda dar el encuentro del “Creador con la criatura”.
(Dios y tú)

En este sentido, lo primero a lo que le dedicaremos tiempo es a revisar cómo estamos


llegando a esta experiencia, para que, en una conversión libre y espontánea, como la que se
da entre amigos, le cuentes a Dios cómo estás.

Sigue los pasos sugeridos en la hoja “Ayudas para mejor hacer la oración” (anexo 1)

1º Paso: Buscar tu lugar de oración


2º Paso: ¿A qué vengo?
3º Paso: La pacificación
4º Paso: Oración preparatoria

Una vez pacificado encomiéndate a Dios y pídelo que te suscite el gesto y la palabra
oportuna para las diversas situaciones de la vida. Puedes decir, lentamente, la siguiente
oración: Señor, que el día de hoy, todas mis intenciones, pensamientos y acciones estén
encaminadas a cumplir su voluntad”.
5º Paso: Petición
Señor, Ayúdame a descubrir cómo estoy en este momento.
6º Paso: Composición de lugar
Lee Marcos, 6 30-31. Imagina que tú eres parte de este momento. Métete en la escena y
busca conversar con Jesús. ¿Qué le dices?
7º paso: La materia

1º Punto:
Imagínate el último día de esta experiencia ¿Qué te gustaría haber sacado en limpio? Piensa
sobre eso y las siguientes preguntas. Anota las respuestas en tu cuaderno.
1. ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué te alegra? ¿Qué te entristece? ¿Qué te preocupa?
2. Urgencias: ¿Tienes algún tipo de problema en este momento? ¿Qué temas crees que
debes abordar en este tiempo? ¿Crees que debes tomar en este momento alguna decisión
importante?
3. Temores y esperanzas: ¿Qué crees que te pueden costar estos Ejercicios? ¿Tienes
alguna expectativa concreta? ¿Qué esperas de este encuentro?
4. Disposición y ánimo: ¿Estás dispuesto a dar lo máximo de ti? ¿A qué te
comprometes en concreto para que la experiencia sea fructífera para ti?.

2º Punto:
Medita este cuento:

Un hombre se acercó a un sanyasi (hombre sabio) que estaba meditando a la sombra de un


árbol, y le dijo:
-Quiero ver a Dios. Dime cómo puedo experimentarlo.
El sanyasi no dijo ninguna palabra, sino que siguió haciendo su meditación.
El bueno del aldeano volvió con la misma petición el día siguiente, y el otro, al otro, y al
otro… sin recibir respuesta, hasta que, al fin, al ver su perseverancia, el sanyasi le dijo:
-Pareces un verdadero buscador de Dios. Esta tarde bajaré al río a tomar un baño.
Encuéntrate conmigo allí.
Cuando aquella tarde, estaban los dos en el río, el sanyasi agarró al aldeano por la cabeza,
lo sumergió en el agua y lo mantuvo así durante un rato, mientras el pobre hombre luchaba
por salir a la superficie. Al cabo de un par de minutos, el sanyasi lo soltó y le dijo:
-Ve a verme mañana junto al árbol.
Cuando al día siguiente, acudió el aldeano al lugar indicado, el sanyasi fue el primero en
hablar:
-Dime, ¿por qué luchabas de aquella manera cuando te tenía sujeto por la cabeza debajo del
agua?
-Porque quería respirar; de lo contrario, habría muerto- respondió el aldeano.
El sanyasi sonrió y dijo:
-El día en que desees a Dios con la misma ansia con que querías respirar, ese día lo
encontrarás sin lugar a dudas.

1. ¿Cómo está hoy tu deseo de encontrarte con Dios?

8º Paso: El coloquio
En silencio, si te parece bien, mantén tu “conversación espiritual” sobre lo vivido durante la
experiencia.

9º Paso: Examen de la oración


Sigue las instrucciones de la guía: “Examen de la oración”
Anexo No. 1
Ayudas para hacer mejor la oración
La oración es un espacio privilegiado para tener un encuentro profundo con el Dios de la
vida. Cada cual, según su personalidad y lo que ha aprendido en materia de espiritualidad,
tiene un método favorito para sacarle el máximo provecho a ese momento.

Para que se te pueda facilitar tu proceso de familiarización con la práctica de la oración, te


ofrecemos una serie de pasos para realizar Ejercicios Espirituales, inspirados en los textos de
san Ignacio de Loyola.

1º Paso: Busca tu lugar de oración


Escoge un lugar para tu oración. Es importante que sea cómodo y que puedas estar tranquilo,
sin que nada ni nadie te distraiga. Según tu creatividad, puedes colocarle cosas (estampas,
imágenes, fotos, velas,…) que sean significativas para ti y te ayuden a contactar con Dios.
Trata de que siempre sea el mismo lugar. Es tu “tienda de encuentro”. Ex. 33, 7-11

2º Paso: ¿A qué vengo?


Al llegar al lugar escogido para la oración, concientiza sobre el tipo de ejercicio que te
propones a realizar. Por eso es apropiado que te preguntes: ¿a qué vengo? Y luego te des la
respuesta según la temática a trabajar.

3º Paso: La pacificación
En una posición que sea cómoda, pero que no te induzca al sueño, comienza el proceso de
pacificación, respira lenta y profundamente hasta que la presión interna baje y sientas
serenidad.

4º Paso: Oración preparatoria


Una vez pacificado encomiéndate a Dios y pídele que te suscite el gesto y la palabra oportuna
frente a las diversas situaciones de la vida. Puedes decir, lentamente, la siguiente oración:
• Señor, que en el día de hoy, todas mis intenciones, pensamientos y acciones estén
encaminadas a cumplir tu voluntad.

5º Paso: Petición
Con una frase corta, pedirle a Dios que puedas lograr lo que se te propone en el ejercicio. Por
ejemplo: Señor, que pueda ver… que pueda descubrir…, que pueda comprender…, que
pueda estar en paz…

6º Paso: Composición del lugar


Si el ejercicio lo amerita, reconstruye, con tu imaginación, la escena que se te propone
contemplar. Trata de crearla lo más vivida posible, como si estuvieras ahí. Aplica todos los
sentidos, identifica olores, texturas, sabores, temperaturas, etc.

7º Paso: La materia
El tema que se te propone trabajar se denomina materia. Ésta, por su extensión y complejidad,
suele estar dividida en puntos. Éstos sirven para resaltar un aspecto específico a contemplar,
meditar o reflexionar. Toma el que más despierte tu interés y dedícate a él hasta que sientas
que quedó suficientemente trabajado y luego pasa al otro. Recomienda san Ignacio “no el
mucho saber es lo que satisface el ánima sino el sentir y gustar las cosas internamente”. [E.E.
No. 2]

8º Paso: El coloquio
Una vez que termines los puntos seleccionados, dedica un momento para compartir, en charla
libre, con Jesús, María u otro personaje con el que sientas confianza o cercanía.

9º Paso: Examen de la oración (anexo 2): Al terminar el rato de oración, “rebobina la


película” y analiza cada uno de los momentos de la oración. Anota en tu hoja “Examen de la
oración” las respuestas correspondientes.
Anexo No. 2
Examen de la oración

ENCUENTRO No.______

Al terminar el rato de oración, “rebobina la película” y analiza cada uno de los momentos de la
oración:

¿Qué sentimientos, expectativas, etc. tenía antes ¿Cómo me sentí durante el rato de oración?
de llegar a la oración?

¿Qué paso me costó más? ¿Por qué? ¿Qué paso me fue más fácil? ¿Por qué?

¿Qué sentimientos quedaron en mí al terminar? ¿Por qué tuve esos sentimientos?

¿Qué descubrí o me llamó la atención de mí?

Password (palabra clave con la que resumo lo experimentado).

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