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13 países han bombardeado Siria durante la guerra civil

en la nación árabe
Redacción BBC Mundo
13 abril 2018

Por algo algunos la llaman "una mini guerra mundial".


Incluyendo Siria, varias naciones están o han estado, involucradas en la guerra civil de ese país
que se prolonga desde hace 7 años.
Esta es una lista de los países que han lanzado ataques en el territorio del país árabe:

1. Rusia

El apoyo de Moscú a Siria se remonta a los tiempos de la Unión Soviética. Como único punto de
influencia en la región, el gobierno de Vladimir Putin se ha comprometido a defender a capa y
espada a Bashar al Asad, con armamento y apoyo logístico.
A partir de septiembre de 2015, su participación ha sido total, con ataques aéreos y
bombardeos que le han dado un giro a la guerra a favor de al Asad. Según Moscú, los
objetivos de sus bombardeos no sólo han sido las fuerzas rebeldes sino también las del
autodenominado Estado Islámico. Pero, según una comisión de investigación de la ONU, los
bombardeos han matado a un gran número de civiles.
2. Estados Unidos
Desde el comienzo de la guerra civil, Washington se comprometió a ayudar a los grupos
rebeldes.
No obstante, bajo el gobierno del expresidente Barack Obama, EE.UU. se abstuvo de lanzar un
bombardeo punitivo contra el gobierno de Siria por el ataque químico de 2013. Desde 2014, en
colaboración con una coalición de aliados de Occidente y regionales, ha realizado más de
11.000 ataques aéreos contra posiciones de Estado Islámico.
En 2017, el presidente Donald Trump ordenó el primer lanzamiento de misiles estadounidenses
desde el comienzo de la guerra civil contra una base aérea de Siria, en respuesta a un ataque con
armas químicas contra civiles.
En abril de 2018, Trump prometió un nuevo ataque con "excelentes, nuevos e inteligentes"
misiles en respuesta al recién supuesto ataque químico en Douma.

3. Reino Unido

Desde 2015, aviones de combate británicos han bombardeado posiciones de Estado


Islámico en Siria, incluyendo los pozos petroleros que estaban bajo su control.
En 2013 consideró bombardear la infraestructura militar de al Asad, por un ataque químico en el
este de Damasco, pero la intervención fue rechazada tras un voto en el Parlamento.
Tras las nuevas acusaciones de otro ataque con armas químicas, el gobierno de Theresa May
declaró hace unos días que este "no puede quedar impune".
Según la editora de política de la BBC, Laura Kuenssberg, Reino Unido estaría planeando una
participación en una acción militar con EE.UU. y Francia.

4. Francia
Ha estado armando a los rebeldes desde 2013 y participando en ataques aéreos contra Estado
Islámico en Siria desde 2015.

Francia tiene vínculos históricos con Siria y un interés en el resultado de la guerra civil desde su
inicio, que no incluya a Bashar al Asad.
El gobierno francés fue uno de los que abogó con mayor fuerza a favor de bombardear las
instalaciones militares sirias en 2013. El nuevo presidente Emmanuel Macron continúa siendo
uno de los mandatarios más partidarios de una nueva intervención contra Asad.

5. Canadá

Canadá formó parte de la coalición liderada por EE.UU. para bombardear posiciones de


Estado Islámico en Irak y luego en Siria.
Pero esas misiones fueron suspendidas por el entrante primer ministro Justin Trudeau en 2016.
Trudeau declaró que su país no participará en los anunciados ataques de EE.UU., Reino Unido y
Francia.

6. Australia
Al igual que Canadá, Australia se unió a la coalición que bombardeó Estado Islámico en Irak y
luego en Siria.
Uno de esos ataques en los que participó, terminó matando por error a casi 90 soldados
sirios que fueron confundidos con milicias de EI.
El primer ministro Malcolm Turnbull pidió excusas por la pérdida de vidas.

7. Holanda
En septiembre de 2014, Holanda decidió involucrarse en la campaña militar contra Estado
Islámico. Hasta 2015, el país europeo había ejecutado centenares de ataques aéreos con aviones
F-16 en Irak contra las bases de EI.
También había contribuido con presencia militar y logística en Siria, pero en 2016 decidió
intensificar su participación en ese país con bombardeos a las rutas de abastecimiento de
EI entre Siria e Irak.

8. Irán

La República Islámica es chiita y tiene especial interés en que Siria no quede bajo dominio sunita
de Arabia Saudita.
Su mayor contribución para apoyar al gobierno de al Asad ha sido con tropas en tierra y miles de
millones en asistencia técnica y financiera.
Pero también ha lanzado misiles desde Irán contra bases rebeldes en Siria.

9. Turquía

El gobierno de Ankara ha concentrado su intervención en el norte de Siria.


A pesar de que favorece a los grupos rebeles y se opone a al Asad y Estado Islámico, no tiene
interés en el fortalecimiento de los kurdos al sur de su frontera.
Ha combatido activamente contra la organización kurda YPG en Afrín y también ha
bombardeado la región norte de Siria.

10. Arabia Saudita
Los sauditas se oponen férreamente a la influencia de Irán en la región.
Riad ha enviado una gran cantidad de armamento a los grupos rebeldes en Siria, facilitándoles
apoyo e inteligencia estratégica.
Pero, en 2014, participó en ocho ataques aéreos contra Estado Islámico, en coordinación con
EE.UU.

Arabia Saudita ha estado en conversaciones con EE.UU. y Francia en torno a nuevos


bombardeos contra el gobierno de Siria en represalia por el supuesto ataque químico.
11. Israel
En el transcurso de la guerra civil, aviones de combate israelíes han incursionado en territorio
sirio.
Aunque técnicamente neutral, Israel se opone a la influencia de Irán en Siria, que pueda
fortalecer a Hezbolá, su principal enemigo en Líbano.

Ha bombardeado convoyes afiliados con Irán o Hezbolá unas 100 veces.


Después de que uno de sus aviones de combate cayera derribado por lo que se cree fueron las
defensas antiaéreas sirias el pasado febrero, Israel lanzó un ataque aéreo de "gran escala" contra
12 objetivos en Siria.

12 y 13. Bahréin y Jordania
Son los otros dos países en Medio Oriente que se han vinculado a los bombardeos.
Jordania se unió a los ataques aéreos después de que EI abiertamente amenazara con el
derrocamiento del rey Abdalá.
Los yihadistas empezaron a lanzar cohetes contra el territorio jordano y, a finales de
2014, lograron derribar un avión militar, capturando a su piloto, al que quemaron
vivo como parte de su violenta propaganda. Por su parte, el pequeño Estado de Bahréin se unió a
los bombardeos contra EI en Siria, en 2015.

Además de los arriba mencionados por su participación en los bombardeos hay otros países
europeos y regionales que han estado involucrados en la guerra civil de Siria.
Alemania desplazó 1.200 tropas en Siria, su mayor contingente militar en cualquier parte del
mundo.
Noruega, por su parte, forma parte de la operación liderada por EE.UU. para entrenar y apoyar a
los rebeldes.
Libia, después de la caída de Gadafi, envió efectivos y armas en apoyo de las fuerzas rebeldes en
2011, hasta que ese país empezó también a desintegrarse.
Irak tiene el mismo problema con Estado Islámico en su territorio, que Siria. Sin embargo,
contrario a los deseos de EE.UU., ha abierto su espacio aéreo para el paso de aviones
iraníes en apoyo de Bashar al Asad.

7 preguntas para entender el origen de la guerra en Siria que lleva años


desangrando al país

Redacción BBC Mundo


15 abril 2018 Lo que comenzó como un levantamiento pacífico contra el presidente Bashar
al Asad en marzo de 2011 se convirtió en una brutal y sangrienta guerra civil que ha
arrastrado a potencias regionales e internacionales.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, organización que ha proporcionado los
datos más recientes, entre marzo de 2011 y el mismo mes de 2018 han muerto entre 353.593 y
498.593 personas
La cifra, sin embargo, podría ser más alta debido a los problemas para acceder
a determinadas áreas del país y a las dificultades para compatibilizar los números que
presentan las partes enfrentadas.
El Centro Sirio de Investigación en Políticas, por ejemplo, ya estima el número de muertos en
470.000.
La guerra además ha provocado la huida de más de 5 millones de personas, según cifras del
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), uno de los mayores
éxodos en la historia reciente.

En BBC Mundo te explicamos cómo empezó este conflicto, al que se han visto arrastrados
numerosos países.

1. ¿Cuál era la situación en Siria antes de que estallara la guerra?


Años antes de que el conflicto comenzara muchos sirios ya se quejaban de un alto desempleo en
el país, de extensa corrupción, falta de libertad política y de la represión del gobierno del
presidente Bashar al Asad, quien había sucedido a su padre, Hafez, en 2000.

En marzo de 2011, un grupo de adolescentes que habían pintando consignas revolucionarias en


un muro escolar en la ciudad sureña de Deraa fueron arrestados y torturados por las fuerzas de
seguridad.
El hecho provocó protestas prodemocráticas, inspiradas por la Primavera Árabe, las
manifestaciones populares que en ese momento se extendían en los países de la región y que
clamaban más democracia y derechos para sus poblaciones.
Las más grandes se produjeron en Damasco y Alepo el día 15 de marzo 2011, la fecha en la que
se conmemora el inicio del conflicto en Siria, y se extendieron por varios días y por diferentes
partes del país.
Las fuerzas de seguridad, sin embargo, respondieron a las mismas abriendo fuego contra los
manifestantes, matando a varios, lo que provocó que muchas más personas salieran a las calles.
Finalmente el levantamiento se extendió por todo el país, exigiendo la renuncia del presidente Al
Asad. Y la respuesta de fuerza del gobierno para sofocar la disensión sólo reforzó la
determinación de los manifestantes.
Pronto, cientos de miles estaban protestando en todo el país exigiendo la salida de Al Asad, y
para julio muchos habían decidido empuñar las armas.
2. ¿Cómo estalló la guerra civil?
A medida que el levantamiento de oposición se extendía, la represión del gobierno se intensificó.
Los simpatizantes de la oposición comenzaron a armarse, primero para defenderse y después
para expulsar a las fuerzas de seguridad de sus regiones.

Al Asad prometió "aplastar" lo que llamó "terrorismo apoyado por el exterior" y restaurar el
control del Estado.
La violencia se incrementó rápidamente en el país. Se formaron cientos de brigadas rebeldes para
combatir a las fuerzas del gobierno y lograr el control de ciudades y poblados.
En 2012 los enfrentamientos llegaron hasta la capital Damasco y la segunda ciudad del país,
Alepo. Para entonces el conflicto ya se había convertido en más que una batalla entre aquéllos
que apoyaban a al Asad y los que se oponían a él.
Y adquirió pronto características sectarias enfrentando a la mayoría sunita del país, contra los
chiitas alauitas, la rama musulmana a la que pertenece el presidente.
Esto arrastró a las potencias regionales e internacionales, lo cual añadió otra dimensión al
conflicto.

3. ¿Quién pelea contra quién?


La rebelión armada de oposición ha evolucionado significativamente desde el comienzo de la
guerra.
Lo que se conoce como "la oposición" -es decir, quienes desean la destitución del presidente al
Asad- está formada por numerosos grupos rebeldes integrados por diversos tipos de personas.
Estos grupos incluyen tanto combatientes rebeldes moderados y seglares (como el Ejército
Libre Sirio, ELS), así como grupos islamistas y yihadistas.
Y entre estos últimos han figurado tanto el autodenominado Estado Islámico (EI) como
el Frente al Nusra, un grupo que en sus comienzos estaba afiliado a al Qaeda y que a principios
de 2017 se fusionó con otros cuatro grupos islamistas para convertirse en Tahrir al Sham.

Los combatientes de EI terminaron creando "una guerra dentro de una guerra" enfrentándose


tanto a la oposición moderada como a otros grupos islamistas así como a las fuerzas del
gobierno.
Y en el conflicto también participan los grupos kurdos basados en el norte de Siria, que están
buscando el establecimiento de áreas bajo su control en esa parte del país, e intervienen además
fuerzas de otros países.
Efectivamente, de una forma u otra, en la guerra en Siria también se han involucrado Arabia
Saudita, Turquía y EE.UU. junto a otros de sus aliados (por lo general en apoyo a algunos
grupos rebeldes o en contra de los islamistas), así como Rusia e Irán, de lado de al Asad.

4. ¿Cómo se involucraron las potencias internacionales?


Aunque EE.UU. ha apoyado a algunos grupos rebeldes con armamento y equipos, ese apoyo se
ha visto limitado por el temor a que las armas terminen en manos de los grupos yihadistas.
Y a partir de 2014, Estados Unidos, junto con Reino Unido, Francia, y otros seis
países, dirigieron incursiones aéreas contra EI en Siria, pero evitando atacar a las fuerzas del
gobierno sirio.
Durante su presidencia, Barack Obama se limitó a insistir en la renuncia de Al Asad.
Por su parte, el actual mandatario estadounidense Donald Trump dió a entender durante su
campaña electoral que la guerra en Siria no era una de las prioridades de su gobierno.
Pero, el 6 de abril de 2017 la Casa Blanca sorprendió a muchos cuando, por primera vez en el
conflicto, ordenó un ataque que involucró 58 misiles de crucero contra las fuerzas de Al
Asad.
La acción militar estadounidense fue en respuesta a un devastador ataque con armas químicas
que, según se denunció, había sido llevado a cabo días antes por el gobierno sirio.
Un año después, el 14 de abril de 2018, y con el apoyo de los gobiernos británico y
francés, Washington realizó otra operación aérea en respuesta a un nuevo ataque con armas
químicas contra la población civil de Douma.
En esta oportunidad, la acción militar atacó supuestas infraestructuras de armas químicas de
Siria, que incluyeron un centro de investigación, instalaciones de almacenamiento y puestos de
comando.
Si bien estos últimos bombardeos fueron descritos como "ataques de una noche", Trump
amenazó con tomar más medidas militares si el gobierno sirio usa armas químicas en el
futuro.
"Estamos preparados para mantener esta respuesta hasta que el régimen sirio deje de usar agentes
químicos prohibidos", aseveró Trump.
Por el momento, la intervención estadounidense no se compara con la que ha tenido Rusia, a
la que muchos responsabilizan de haber cambiado el curso de la guerra en favor de al Asad.
sirias.
La sobrevivencia del mandatario sirio es vista por el Kremlin como crucial para mantener los
intereses de Moscú en ese país y en la región.
Y así, en 2015, Rusia lanzó una campaña aérea sostenida para "estabilizar" al gobierno sirio tras
una serie de derrotas infligidas por la oposición.
El apoyo militar ruso fue clave para que el gobierno de Al Asad pasara a la ofensiva y
recuperara buena parte del territorio que había perdido.

Por lo demás, Irán, que es chiita, es otro aliado cercano de Al Asad.


Siria es el principal punto de tránsito de armamentos que Teherán envía al movimiento
chiita Hezbolá en Líbano, el cual también ha enviado a miles de combatientes para apoyar a las
fuerzas sirias.
Y se cree que Teherán ha gastado miles de millones de dólares al año para fortalecer a las fuerzas
del gobierno sirio, ofreciendo asesores militares.

Por su parte, para contrarrestar la influencia de Irán, su principal rival en la región, Arabia


Saudita, también ha enviado ayuda militar y financiera, armas, crédito y petróleo a los rebeldes,
incluidos los grupos con ideologías islamistas.

Tras el supuesto ataque químico de abril de 2018, Trump aseguró que no sólo Siria, sino
también Rusia e Irán "pagarían un precio" por violar nuevamente las normas internacionales.
Pero esto es otra historia.

Los rebeldes de la oposición siria han atraído varios grados de apoyo de otras potencias
regionales, como Qatar y Jordania.
Mientras que Turquía también ha apoyado a algunos de estos grupos, aunque alarmada por el
avance de las fuerzas kurdas -a quienes acusa de simpatizar con su enemigo, el proscrito Partido
de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)- también ha atacado algunas de sus posiciones en Siria.

Y en el sureste del país, Israel ha chocado con fuerzas apoyadas por Irán y Siria, en una prueba
más de que el conflicto se ha convertido en una "guerra subsidiaria" entre rivales regionales.

5. ¿Por qué está durando tanto esta guerra?


Un factor clave ha sido la intervención de las potencias regionales y mundiales. Su apoyo militar,
financiero y político para el gobierno y la oposición ha contribuido directamente a la
intensificación y continuación de los enfrentamientos y convertido a Siria en un campo de batalla
de una guerra subsidiaria.
También se ha acusado a las potencias regionales de fomentar el sectarismo religioso en lo que
era un Estado ampliamente secular.
Las divisiones entre la mayoría sunita y los chiitas alauitas han provocado que ambas partes
cometan atrocidades que no sólo han causado una enorme pérdida de vidas sino han destruido
comunidades, fortalecido posiciones y reducido las esperanzas de lograr una solución política.
La escalada de los grupos yihadistas, como EI (que aprovechándose de la situación en el país
tomó el control de enormes franjas de territorio en el norte y este de Siria) añadió otra dimensión
al conflicto.

6. ¿Cuál ha sido el impacto de esta guerra?


El enviado especial de la ONU para el conflicto de Siria, Staffan de Mistura, dijo en abril de
2016 que se estimaba que la cifra de muertos estaba en torno a los 400.000.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo de monitoreo basado en Londres, indica
que hasta marzo de 2017, la cifra de muertos es de 465.000.
Pero el Centro de Sirio para Investigación Política, un organismo de estudios independiente,
calcula que el conflicto ha causado 470.000 muertes.

Según cifras de la ONU, hasta marzo de 2017 unos 5 millones de personas habían huido de
Siria, la mayoría mujeres y niños.
Los países vecinos -Líbano, Jordania y Turquía- están enfrentando una crisis tratando de albergar
al que se considera es uno de los mayores éxodos de refugiados de la historia reciente.
Otro 10% de refugiados ha buscado asilo en Europa, lo que ha provocado divisiones en estos
países sobre cómo compartir la responsabilidad.
Según la ONU se necesitan US$3.200 millones de ayuda para los 13,5 millones de personas,
incluidos seis millones de niños, que requieren asistencia humanitaria dentro del país.
Cerca de 70% de la población no tiene acceso a agua potable, una de cada tres personas no puede
satisfacer sus necesidades alimentarias básicas, más de dos millones de niños no van al colegio y
una de cada cinco personas vive en la pobreza.
Las partes en conflicto han complicado aún más la situación al rehusar el acceso de las
agencias humanitarias a los necesitados.
Hoy, siete años después, gran parte del país está en ruinas y su población está profundamente
traumatizada por la guerra.
Tal como señalan los expertos, una cosa es cierta: la reconstrucción de Siria, una vez que se
logre poner fin al conflicto, será un proceso extremadamente largo y difícil.

7. ¿Qué ha hecho la comunidad internacional para poner fin al conflicto? Debido a que
ninguna de las partes es capaz de infligir una derrota decisiva contra la otra, la comunidad
internacional concluyó hace mucho que la única forma de poner fin a la guerra es con una
solución política.
El Consejo de Seguridad de la ONU pidió la implementación del Comunicado de Ginebra de
2012 en el que se contempla un organismo de gobierno de transición con amplios poderes
ejecutivos "formado sobre la base de consentimiento mutuo".
Pero las conversaciones de paz de 2014, conocidas como Ginebra II, se interrumpieron y la ONU
responsabilizó al gobierno sirio por rehusarse a discutir las demandas de la oposición.
En enero de 2016, Estados Unidos y Rusia persuadieron a los representantes de las partes en
guerra para que asistieran a "conversaciones de acercamiento" en Ginebra y discutir una ruta de
paz del Consejo de Seguridad, que incluía un cese del fuego y un período de transición que
llevara a elecciones.
Las conversaciones se suspendieron en la "fase preparatoria" cuando las fuerzas del gobierno
sirio lanzaron una gran ofensiva en la ciudad norteña de Alepo.

Estados Unidos y Rusia negociaron en 2016 varios acuerdos de "cese de hostilidades" que
eventualmente fueron suspendidos.
En enero de 2017, Rusia, Irán y Turquía anunciaron un acuerdo para un cese el fuego parcial,
que tampoco llegó a tener éxito.
Y, más recientemente, sólo se han logrado acordar treguas parciales -no siempre respetadas- para
permitir la llegada de ayuda humanitaria a lugares como Guta Oriental.

Así las cosas, muchos esperan ansiosos el siguiente paso de la comunidad internacional.
Pero ¿existe un plan para implementar un cese del fuego y negociar una transición de poder
en Siria?
La verdadera prueba se verá en la respuesta futura a esas preguntas.

19 de Octubre, 2019
Ahora bien, sabemos que el gobierno sirio es antikurdo. En la fecha, se
anuncia que unidades gubernamentales sirias se están desplegando hacia
Afrin, con el objetivo de hacer respetar su territorio invadido. No será una
estrategia de Bashar al Asad para ocupar la zona y, al mismo tiempo,
impedir la consolidación de un Kurdistán ? . Tampoco hay que perder de
vista que Turquia se opone terminantemente a la creación de un Estado
Kurdo porque ello implicaría perder casi un tercio de su propio territorio en
beneficio de un Kurdistán autónomo. Sabemos que los kurdos están
asentados tanto en Turquia como en Siria, y son unos 25 millones de
habitantes. Es un problema parecido al de Palestina frente a Israel.
Vemos lo endiablado de la situación en Siria. Nadie entiende NADA.
Parece que SATANÁS en persona está provocando todo. Es una guerra
de TODOS CONTRA TODOS, y los que están pagando el pato, como se
dice, son los civiles inocentes, las mujeres y los niños. En el asunto, están
metidos Rusia y EE.UU., que en su actual guerra fría, quieren sacar tajada
y ventaja para sus propios intereses.
Dios se ha olvidado de Siria.

9 de Octubre, 2019
Turquía invade Siria en su ofensiva contra los kurdos, tras unos
bombardeos que han dejado al menos 8 muertos.
El ataque llega después de que Estados Unidos anunciase la retirada de
sus fuerzas en la zona. Trump amenaza a Erdogan con "más que
sanciones" si es "inhumano" con los kurdos en la ofensiva turca en Siria.
Erdogan confirma la retirada de las tropas de EE UU del norte de Siria y
anuncia un ataque a las milicias kurdas. Unidades terrestres del Ejército de
Turquía, apoyadas por milicias sirias, penetraron este miércoles en el
noreste de Siria en el marco de su ofensiva contra las fuerzas kurdas,
después de varias horas de bombardeos aéreos y artilleros, según informó
el Ministerio de Defensa turco.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza liderada por kurdos,
denunciaron que en los bombardeos murieron al menos ocho personas,
cinco de ellas civiles. "Nuestras heroicas Fuerzas Armadas Turcas y el
Ejército Nacional Sirio han empezado la operación terrestre al este del
Éufrates", indicó el Ministerio turco, utilizando el nuevo nombre de las
milicias sirias aliadas con Ankara, que ya combatieron en 2016 y 2018 al
lado de las tropas turcas. La información fue confirmada asimismo por el
propio presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien añadió que
"nuestra misión es evitar la creación de un corredor de terror a lo largo de
nuestra frontera sur, y traer la paz a la zona".
La cadena CNNTürk aseguró que la ofensiva terrestre se ha lanzado
desde cuatro puntos, a partir de los municipios de Tel Abiad y en el Ras al
Ain (Serê Kaniye en kurdo), unos 100 kilómetros al este. Por su parte, el
ministro del Interior, Süleyman Soylu, aseguró que la 'operación Fuente de
Paz', como se ha denominado a la ofensiva, no consiste en una guerra,
sino en una legítima acción transfronteriza "antiterrorista", informa la
agencia Anadolu.
Bombardeos intensos. La invasión terrestre comenzó después de varias
horas de intensos bombardeos, tanto aéreos como de la artillería turca
apostada en la frontera. Según CNNTürk, los cazas turcos penetraron 30
kilómetros en territorio sirio, acorde a la pretensión de Ankara de tomar el
control de una franja de 32 kilómetros de ancho a lo largo de toda la
frontera turcosiria entre el río Éufrates e Irak. Este territorio, habitado en su
mayor parte por la población kurda de Siria, está ahora bajo control de las
milicias kurdas Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que Ankara
considera terroristas por sus vínculos con el proscrito Partido de
Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía. Las YPG
han sido las principales aliadas de Estados Unidos en su lucha contra el
grupo yihadista Estado Islámico, o Dáesh.
Las regiones al oeste del Éufrates, hasta casi la costa mediterránea, ya
están bajo dominio de tropas turcas tras dos operaciones militares llevadas
a cabo en 2016 y 2018. Los kurdos, por su parte, confirmaron este
miércoles que las fuerzas turcas han comenzado su invasión en el norte de
Siria, pero aseguraron que han logrado repeler el ataque terrestre en la
ciudad de Tal Abyad, en la frontera con Turquía, sin que se hayan
producido avances por parte de las tropas de Ankara. "El ataque terrestre
por parte de las fuerzas turcas ha sido repelido por los combatientes de las
FDS", indicó el portavoz de la alianza, Mustafa Bali.
Víctimas. Hasta el momento, según los kurdos, al menos ocho personas,
entre ellos cinco civiles, han muerto por los bombardeos del Ejército
turco. "Tres de nuestros combatientes han muerto y cinco civiles han
perdido la vida, y decenas de civiles han resultado heridos por el intenso
bombardeo en áreas civiles a lo largo de la frontera", dijo en un
comunicado la alianza de las FDS. Por su parte, el Observatorio Sirio de
Derechos Humanos, cuya sede se encuentra en el Reino Unido, pero que
cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno, elevó a ocho
los civiles y a siete los milicianos muertos durante los ataques aéreos.
Asimismo, indicó que al menos 13 personas resultaron heridas, aunque el
número de muertos podría aumentar debido a la gravedad de las lesiones.
Entre los muertos hay dos menores, uno confirmado de 16 años, según los
kurdos.
Los ataques han tenido lugar en varias poblaciones, entre otros en Tal
Abyad y Ras al Ain, zonas donde se emplaza la franja fronteriza a la que
Ankara aspira controlar y uno de los motivos por el cual ha iniciado la
operación, la tercera contra el norte de Siria desde 2016.
Suspenden los ataques contra Estado Islámico. El portavoz de la
alianza de las FDS, Mustafa Bali.Bali, aseveró también que los alrededores
de la prisión de Al Chirkin, en la que hay encerrados prisioneros de Estado
Islámico, "fue bombardeado por el Ejército turco", un lugar "donde los
yihadistas más peligrosos están encarcelados". Las FDS, además, habrían
suspendido sus operaciones contra Estado Islámico en Siria para
responder a la ofensiva militar lanzada por Turquía en el noreste del país
árabe, según fuentes estadounidenses y kurdas. "Las FDS han detenido
sus operaciones contra Estado Islámico porque es imposible llevar a cabo
operaciones cuando estás siendo amenazado por un gran Ejército al norte
de la frontera", indicaron fuentes militares kurdas. Una fuente oficial
estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, manifestó que la
suspensión de estas operaciones ha tenido además impacto en el
entrenamiento que da Washington a las fuerzas de estabilización en Siria.
Las FDS, que fueron el principal aliado de Washington en su lucha contra
los yihadistas en el país, han tildado de "puñalada por la espalda" la
decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de dar 'luz verde' a
la ofensiva y retirar sus tropas de la zona. Trump, por su parte, afirmó este
miércoles que la ofensiva lanzada por Turquía contra las fuerzas kurdas en
el noreste de Siria "es una mala idea", y recalcó que Washington "no
respalda este ataque". "Esta mañana, Turquía, miembro de la OTAN, ha
invadido Siria", dijo en un comunicado, en el que resaltó que
Washington "ha dejado claro a Turquía que esta operación es una mala
idea". "No hay soldados estadounidenses en la zona. Desde el primer día
que entré en la arena política, dejé claro que no quería luchar en estas
guerras interminables y sin sentido, especialmente aquellas que no
benefician a Estados Unidos", argumentó. Así, el presidente reiteró que las
autoridades turcas "se han comprometido a proteger a los civiles, a las
minorías religiosas, incluidos los cristianos, y a garantizar que no habrá
una crisis humanitaria, y haremos que cumplan este compromiso".
"Además, Turquía es ahora responsable de garantizar que los
combatientes de Estado Islámico retenidos permanezcan en prisión y que
el Estado Islámico no se reconstituya de ninguna forma o manera.
Esperamos que Turquía se ciña a todos sus compromisos y seguimos
analizando la situación de cerca", remarcó. El comunicado fue publicado
apenas unos días después de que el propio Trump diera 'luz verde' a
Ankara para la ofensiva contra las Unidades de Protección Popular (YPG)
y retirara a sus tropas de la zona. Por otro lado, la Unión Europea  ha
pedido a Turquía detener su ofensiva militar en el norte de Siria y ha
advertido de que la incursión "amenaza" los progresos logrados en la lucha
contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI). Además, la Liga Árabe
celebrará una reunión de emergencia para abordar la "agresión turca
inaceptable" contra Siria.
Nada ni nadie tiene el derecho de entrar en un país, sin permiso, y menos
con armas para asesinar a otros, y tomar ciudades, y menos con su
Ejército. El problema es que esto lo está haciendo Turquía en norte de
Siria.
El problema es que Siria le dijo “no” a Turquía, y Turquía le contesta
amenazando que no se meta el Ejército de Siria porque lo va a lamentar.
El problema es que cómo no se va a meter el Ejército sirio si es su propio
país; no podría aceptar que una fuerza extranjera le diga qué hacer. El
sitio donde convergen todos estos problemas es Afrin, una ciudad de Siria
cerca de la frontera con Turquía. Las declaraciones al escucharlas le dan
miedo a la paloma de la paz, son temerarias, desafían, deprimen,
decepcionan al que necesita paz y piensa que lejos de saber quién tiene la
razón, lo urgente es que los platos rotos no los paguen los más inocentes,
miles de niños y mujeres que nada tienen que ver con apretar un botón
para que un misil, cohete, bala o mortero, destruya y asesine. Ya van más
de 1200 muertos por este conflicto fronterizo, de los cuales, 381 son
civiles. 372 combatientes kurdos también han muerto por la operación
turca. Y parece que Turquía va por más, no se va a detener: “El Ejército
turco seguirá avanzando con determinación hacia Afrin. Si las fuerzas
sirias también se implican, habrá consecuencias indeseadas. El asedio del
centro de la ciudad de Afrin comenzará rápidamente en los próximos días”,
amenaza Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. “Si el régimen de
Siria llega a la decisión de desplegar unidades para proteger a las
organizaciones terroristas : Partido de la Unión Democrática (PYD, por sus
siglas en inglés) y Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en
kurdo), esto conduciría a un gran desastre para la región”, complementa su
subordinado, el vicepremier turco Bekir Bozdag. Siria contesta dando la
explicación de lo que pasa: “Turquía facilitó la llegada de mercenarios a
Siria durante el conflicto; cuando descubrió que sus mercenarios estaban
perdiendo en Siria, invadió el territorio sirio, en violación del derecho
internacional y en plena cooperación con los terroristas que matan a
nuestro pueblo”, señala Bouthaina Shaaban, asesora del presidente de
Siria, Bashar al-Asad. ¿Qué hará Siria, permitirá que Turquía tome la
ciudad de Afrin? ¿Qué hará Turquía, si el Ejército de Siria no le permite
sitiar Afrin, tal como prometió Erdogan? ¿Quién salvará a los civiles de
Afrín? ¿Turquía, Siria, Estados Unidos o Rusia? ¿Estamos viendo el inicio
de una nueva guerra después de que el capitulo anterior ya fue saldado
con la derrota de los terroristas de Daesh? ¿A quién le conviene que no
haya paz en Oriente Medio?

EE.UU. cambia de objetivo en Siria: de buscar un cambio


de gobierno a perseguir la destrucción total del Estado
Alberto Rodríguez García

22 ene 2021

Los últimos días de Trump en el poder han estado marcados por la violencia.
En parte dentro de su propio país, y es que el mayor enemigo de EE.UU. son
los estadounidenses, pero sobre todo –como ya nos tienen acostumbrados–
en Oriente Medio. Y es que aunque los referentes ideológicos más aprensivos
del partido demócrata y el establishment liberal en Washington se ponen
nerviosos al ver su capital militarizada, haciendo comparaciones con Faluya o
Kandahar, lo cierto es que la represión interna que pueden sufrir no se parece
en lo más mínimo a la barbarie que exportan.
Con el Estado Islámico en auge en Irak y Siria, en los últimos días de Trump
su inteligencia ha facilitado a Israel información para el bombardeo más letal
del Estado judío contra la república árabe. Y así, enero de 2020 ha empezado
con más de 50 soldados sirios y prosirios que combaten a los islamistas en
Deir Ezzor asesinados por la aviación sionista con apoyo logístico
estadounidense. Y es que el objetivo ya no es derrocar a Bashar al-
Assad, porque saben que esa es una batalla perdida; el objetivo es hacer
de Siria un país tan ingobernable como la Libia post-Gadafi o el Irak
post-Saddam. A una década del inicio de una de las guerras más infames
que ha visto este siglo, el objetivo ya no es derrocar al Gobierno sirio, sino la
destrucción del mismo Estado.

A los ya tan comunes bombardeos israelíes –que se cuentan por cientos–


contra las fuerzas que combaten el terrorismo en Siria, se le suma que las
Fuerzas Democráticas Sirias (los títeres del Pentágono) se han dedicado
a liberar cientos y miles de miembros del Estado Islámico que
permanecían hacinados en el campamento de refugiados de al-Hol. Se le
suma que fuerzas ocupantes expolian a diario el petróleo sirio; un
petróleo necesario para el transporte de tropas y los tanques, pero también
para el tractor del granjero que recolecta trigo. Un trigo para alimentar a un
ejército debilitado tras una década de guerra, pero también para alimentar a
un pueblo traumatizado por el conflicto, hambriento por la crisis y sin
expectativas por las sanciones.
El imperialismo, porque no hay otro calificativo –además de improperios– con
el que referirse a la rapiña de EE.UU., Israel y la Unión Europea en Siria, ha
fracasado en todos sus planes para derrocar al gobierno, y ahora solo busca –
como el más abyecto de los terroristas– castigar a la población por haberse
mantenido leal, pero también a la oposición por no haber cumplido con su
papel encomendado de ser el verdugo de Bashar al-Assad.
Las bombas israelíes son la expresión más explícita de la auténtica guerra
contra Siria. Una guerra que en nombre de los Derechos Humanos viola los
Derechos Humanos, el Derecho Internacional y todo lo que se interponga.
Porque si bien las explosiones resuenan en medios (cada día menos, todo hay
que decirlo), es mucho más dolorosa la paulatina destrucción del Estado sirio
que se está intentando llevar a cabo.
Las sanciones impuestas por EE.UU. y la UE contra Siria, que van
mucho más allá de la tristemente conocida Ley César, pisotean cualquier
resquicio de humanidad y principio de proporcionalidad. Son
sanciones tan salvajes que afectan hasta a la pasta de dientes. Son sanciones
que aunque explícitamente no impiden el acceso de ayuda humanitaria, en la
práctica complican mucho la llegada de ésta; generando trámites
interminables, caros y complejos, pero sobre todo colocando una espada de
Damocles sobre cualquier organización e institución que quiera ayudar al
Estado sirio, porque las sanciones son tan abstractas que nadie sabe cuándo
alguien puede convertirse en la víctima de las mismas. Al final, el miedo
consigue coartar a las empresas, organizaciones e instituciones más que la
propia ley. Pero el cómo y el por qué es algo que no importa al ciudadano
sirio cuando la consecuencia es hambre, falta de bienes básicos y
desabastecimiento de medicamentos.
La Ley César explícitamente habla de impedir la reconstrucción de Siria. Lo
que muchos no se paran a pensar es que ello se traduce en impedir la
reconstrucción de hogares para civiles, la reconstrucción de colegios, la
reconstrucción de hospitales, la reconstrucción de plantas energéticas… Las
sanciones quieren impedir la reconstrucción de Siria, y con ello su
desarrollo. El país que una vez exportó grano ahora debe importarlo a
cambio de los pocos recursos que le quedan, porque dinero ya no hay. El país
que una vez llevaba electricidad al Líbano, ahora sufre pobreza energética y
no conoce lo que son 24 horas continuas de luz. El país que producía la
mayoría de medicinas que necesitaba, ahora tiene problemas para conseguir
paracetamol o ibuprofeno. Y esto, seamos sinceros, no es por la corrupción y
el clientelismo –que ciertamente son problemas endémicos en Siria–, sino por
las sanciones y el expolio sistemático del país por parte de EE.UU., Turquía y
las fuerzas cipayas del norte del país levantino. Y esto, seamos sinceros,
también afecta a la oposición que los verdugos dicen defender, porque
aunque Siria esté dividida por la guerra, su población siempre ha permanecido
interconectada.

El Gobierno sirio no está aislado, por lo que ni las bombas van a destruir su
capacidad militar, ni las sanciones aniquilar su economía. Las agresiones
militares solo refuerzan la posición ruso-iraní en el país. Las sanciones
solo refuerzan la posición ruso-iraní-china en el país. Y como por ese apoyo
a estas alturas es imposible que el Gobierno sirio caiga sin que se
desmorone todo, los mismos que llevan una década maltratando a
Siria han optado por una pseudo-catarsis que destruya el Estado
sirio en su totalidad. La creación de un imperio de la anarquía tan
ingobernable que si bien no colocará un gobierno títere, imposibilitaría la
presencia estable de Irán en el sur de Siria (frente al Golán ocupado por
Israel) y la conexión de la media luna chiíta. Y si bien un escenario así puede
ser atractivo para Israel o EE.UU. con su política del Tel Aviv first, para
Europa solo puede traducirse en nuevas olas migratorias y un bastión para
grupos terroristas en el Mediterráneo; a las puertas de casa.

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