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ELECTIVA III
PNF- ADMINISTRACION
SECCION: 1330133
Docente: Integrantes:
Al igual que con Rusia, Venezuela ha venido pagando sus deudas con China con
petróleo, cada vez con más dificultad. Según datos de PDVSA, la petrolera venezolana
entregó unos 463.500 bpd a China entre enero y agosto del año pasado, una tasa de
cumplimiento de apenas 60%.
Maduro viajó a China y se reunió con el Primer Ministro Li Kekiang para llevar
tranquilidad sobre el futuro del vínculo en un contexto donde el gobierno de Xi Jinping
viene mostrando su preocupación por los incumplimientos de Venezuela en el envío de
crudo como contrapartida de los miles de millones de dólares (US$50.000) que el
Gigante asiático ha invertido y prestado. China subestimó el riesgo político en
Venezuela y lo que parecía una oportunidad lentamente se está trasformando en un
dolor de cabeza y en una amenaza.
Y que a futuro puede que Beijing y Caracas tenga una relación estratégica de
largo plazo. Porque más allá de insolvencias u otras dificultades, Venezuela es de
enorme relevancia para un importador de petróleo como China o Estados Unidos.
Las dos grandes economías del mundo juegan sus cartas en medio de la crisis
que enfrenta el país; China apropiándose de un discurso de no intervención. Ambos,
posiblemente, con sus ojos puestos en las mayores reservas de petróleo del mundo.
Los dos países reconocen lo difícil que es hacer negocios en un país que está
colapsado política y económicamente en estos últimos tiempos, pero están convencidos
que sus intereses se verán seriamente afectados en una Venezuela sin Maduro y con una
reconstrucción guiada desde Washington. En ese sentido, China es la más expuesta dado
su rol de principal acreedor de Venezuela.
Ahora bien, para el sector petrolero en particular las EPS forman parte de un
programa que surge en el marco del Plan: “Siembra de Petróleo” que adelanta PDVSA
como parte del nuevo modelo económico y social del país, donde se busca la
democratización de las oportunidades basadas en la demanda de bienes, ejecución de
obras y de contratación de servicios que posee la Corporación, lo cual se orienta a la
conformación de un modelo productivo que estreche las relaciones con las empresas y
la comunidad.
Si bien sigue siendo más compleja en el caso chino, no es menos cierto que el
gobierno de Xi viene dando mues-tras de mayor concentración de poder y proyección
ideológica exterior. Esta tendencia favorece al gobierno de Venezuela, en tanto el
ejecutivo chino puede seguir interpretando que, a pesar del fracaso económico de la
Revolución Bolivariana, Venezuela puede seguir siendo una pieza clave en el ajedrez
geopolítico frente a los Estados Unidos. En la medida en que la confrontación comercial
entre los dos gigantes económicos no se resuelva favorablemente para ambas partes,
espacios de confrontación como Venezuela seguirán siendo instrumentalizados para
afectar los intereses rivales.
La ansiedad rusa como potencia decadente contrasta con la calma con la cual
China puede hacer sus cálculos. China es hoy una potencia indispensable para el
desarrollo de buena parte del mundo, sobre todo para exportadores de materias primas.
Esa marcada diferencia entre una potencia con presente y futuro, y otra que trata
desesperadamente de extender su languidecerte poderío, puede ser un rudimentario
indicador de lealtad de las potencias eurasiáticas frente a la Venezuela de hoy.