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REPUBLICA BLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION

UNIVERSITARIA, CIENCIAS Y TECNOLOGIA

UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL DE LA GRAN CARACAS

ELECTIVA III

PNF- ADMINISTRACION

SECCION: 1330133

EL PETROLEO COMO ARMA DE LA GEOPOLITICA VENEZOLANA A LA


CUAL APUESTA RUSIA Y CHINA. PUEDEN LAS EPS SER PARTE DE ESTE
PROCESO

Docente: Integrantes:

Zoed Eligon V- 26.901.183 Sumoza Torres, Stephanie Johana

Caracas, Febrero del 2021.


INTRODUCCION

Las relaciones de China y Rusia con Venezuela. Si bien ambas potencias


eurasiáticas muestran similitudes generales en los objetivos que las han llevado a
cooperar con la Revolución Bolivariana, mantienen diferencias específicas en sus
motivaciones. Ambos poderes juegan al viejo rol de equilibrador externo en la periferia
de un rival común, Estados Unidos.

La crítica situación de Venezuela, la masiva emigración, que ha llevado a casi un


15% de la población a abandonar el país, está afectando varios Estados suramericanos y
ha puesto a cientos de miles de venezolanos en condición de vulnerabilidad en la región.
Esta crisis socioeconómica tiene como fundamento un proceso que mantiene en el poder
a Nicolás Maduro, heredero político de Hugo Chávez.

El chavismo ha logrado sostener su régimen sobre dos pilares fundamentales: la


cooptación de las fuerzas armadas y el apoyo de formidables socios externos. Si bien
Cuba ha sido el gran faro ideológico y apoyo fiel a la Revolución Bolivariana, son
China y Rusia las principales columnas en el desafío revolucionario venezolano a los
Estados Unidos y al orden liberal occidental.
EL PETROLEO COMO ARMA DE LA GEOPOLITICA VENEZOLANA A LA
CUAL APUESTA RUSIA Y CHINA. PUEDEN LAS EPS SER PARTE DE ESTE
PROCESO

Promediando el 2018 los indicadores económicos en Venezuela son cada vez


peores. Recesión proyectada de más de 18% del PIB, hiperinflación (1.200.000%),
caída de la producción de petróleo (un millón de barriles por día, la mitad que en 2016).
La presión internacional sobre el gobierno de Maduro es cada vez más asfixiante, en
particular en Occidente.

El Gobierno venezolano acordó con Rusia el traslado de la oficina de PDVSA de


Lisboa a Moscú, con el fin, según, Delcy Rodríguez, para proteger los activos de la
petrolera del pais. Ya que Rusia es algunos de los pocos aliados que le quedan al
Gobierno, o al menos los más poderosos. Además de los intereses económicos que
ambos tienen en el país petrolero, su postura también responde a una confrontación
geopolítica con Estados Unidos.

La relación actual entre el Gobierno de Vladímir Putin y el de Nicolás Maduro


dista mucho de lo que fue en la primera década de los años 2000, cuando el fallecido
Hugo Chávez estaba en el poder. Con la bonanza que trajo el elevado precio del
petróleo, Venezuela pudo fortalecer su arsenal armamentístico.

Y entre más se distanciaba de los EE.UU., más se acercaba al Kremlin. Es así


como el país venezolano compró cerca de US$4.000 millones en equipo militar ruso
entre el 2006 y el 2013 (año de la muerte de Hugo Chávez), según datos del Instituto
internacional de investigación para la paz de Estocolmo.

La relación entre ambos países no solo se fortaleció en el plano militar, sino


también en el político y económico. Una figura clave en ese vínculo fue Igor Sechin,
quien se desempeñó como primer ministro delegado de Rusia entre 2004 y 2008, y es
muy cercano al presidente Putin. Pero, además, Sechin es el CEO de Rosneft, la
petrolera rusa de composición estatal y privada. Y es a través de esta empresa,
principalmente, que el país europeo ha incursionado en el sector petrolero venezolano.
Donde la petrolera Rusa tiene participación en cinco proyectos petroleros en
Venezuela y posee el 100% del proyecto gasífero Mejillones y Patao, con derechos de
exportación. En el 2018 Venezuela le pagó a Rosneft US$2.300 millones del préstamo
que había recibido de dicha petrolera, y todavía debe otros US$2.300 millones, sin
incluir intereses. Aparte de la deuda, analistas consultados por S&P Global Platts
calculan en unos US$2.500 millones los activos de Rosneft en el país.

Si bien el Gobierno de Putin sigue respaldando a Nicolás Maduro. La caída de la


producción petrolera venezolana hace que cada vez le quede más difícil cumplir con sus
compromisos. A pesar de las dificultades económicas, un gobierno favorable a Estados
Unidos en Venezuela no es algo que le guste a Rusia. Es por eso que deciden seguir
apoyando a nuestro presidente actual.

Y en el 2018 Maduro viajó a Moscú y se reúne con Vladimir Putin. En el


encuentro Rusia se comprometió a inversiones por US$ 5.000 millones en el sector de
hidrocarburos y US$ 1.000 millones en minería. El arco minero del Orinoco aparece en
la pantalla del radar ruso, una zona con poca explotación y con millonarias reservas de
oro.

Y es que según la base de datos financiera China-Latinoamérica de Diálogo


Interamericano, entre el 2005 y el 2017 Venezuela fue, de lejos, el mayor receptor de
financiamiento estatal chino en la región, con un total de 17 préstamos por valor de
62.200 millones de dólares. Sin embargo, en el 2017 los dos bancos estatales chinos,
China Development Bank (CDB) y Eximbank se abstuvieron de realizar préstamos a
Venezuela.

Al igual que con Rusia, Venezuela ha venido pagando sus deudas con China con
petróleo, cada vez con más dificultad. Según datos de PDVSA, la petrolera venezolana
entregó unos 463.500 bpd a China entre enero y agosto del año pasado, una tasa de
cumplimiento de apenas 60%.

Maduro viajó a China y se reunió con el Primer Ministro Li Kekiang para llevar
tranquilidad sobre el futuro del vínculo en un contexto donde el gobierno de Xi Jinping
viene mostrando su preocupación por los incumplimientos de Venezuela en el envío de
crudo como contrapartida de los miles de millones de dólares (US$50.000) que el
Gigante asiático ha invertido y prestado. China subestimó el riesgo político en
Venezuela y lo que parecía una oportunidad lentamente se está trasformando en un
dolor de cabeza y en una amenaza.

Además de ser un gran financiador de Venezuela, China también ha sido un


importante socio comercial y aliado militar. Donde China y Venezuela constituye un
gran ejemplo de las nuevas relaciones triangulares que comenzaron a darse en la región,
en donde antes del ascenso de China predominaban las relaciones bilaterales con
Estados Unidos.

Y que a futuro puede que Beijing y Caracas tenga una relación estratégica de
largo plazo. Porque más allá de insolvencias u otras dificultades, Venezuela es de
enorme relevancia para un importador de petróleo como China o Estados Unidos.

Las dos grandes economías del mundo juegan sus cartas en medio de la crisis
que enfrenta el país; China apropiándose de un discurso de no intervención. Ambos,
posiblemente, con sus ojos puestos en las mayores reservas de petróleo del mundo.

Los dos países reconocen lo difícil que es hacer negocios en un país que está
colapsado política y económicamente en estos últimos tiempos, pero están convencidos
que sus intereses se verán seriamente afectados en una Venezuela sin Maduro y con una
reconstrucción guiada desde Washington. En ese sentido, China es la más expuesta dado
su rol de principal acreedor de Venezuela.

Las Empresas de Producción Social (EPS) como entidades económicas deben


estar dedicadas a la producción de bienes, obras y servicios, en las cuales el trabajo
tiene significado propio.

Ahora bien, para el sector petrolero en particular las EPS forman parte de un
programa que surge en el marco del Plan: “Siembra de Petróleo” que adelanta PDVSA
como parte del nuevo modelo económico y social del país, donde se busca la
democratización de las oportunidades basadas en la demanda de bienes, ejecución de
obras y de contratación de servicios que posee la Corporación, lo cual se orienta a la
conformación de un modelo productivo que estreche las relaciones con las empresas y
la comunidad.

Este nuevo esquema tiene objetivos claramente definidos como la


democratización de las oportunidades de participación de las empresas en la principal
actividad económica de PDVSA; así mismo, observa beneficios adicionales para
aquellas empresas que se suscriben en el Programa bajo la figura de Empresas de
Producción Social, tales como un sistema especial de financiamiento para la promoción
de sus proyectos y un marco de asistencia integral que apunta a la competitividad e
incremento de la productividad.
CONCLUSION

Si bien sigue siendo más compleja en el caso chino, no es menos cierto que el
gobierno de Xi viene dando mues-tras de mayor concentración de poder y proyección
ideológica exterior. Esta tendencia favorece al gobierno de Venezuela, en tanto el
ejecutivo chino puede seguir interpretando que, a pesar del fracaso económico de la
Revolución Bolivariana, Venezuela puede seguir siendo una pieza clave en el ajedrez
geopolítico frente a los Estados Unidos. En la medida en que la confrontación comercial
entre los dos gigantes económicos no se resuelva favorablemente para ambas partes,
espacios de confrontación como Venezuela seguirán siendo instrumentalizados para
afectar los intereses rivales.

La ansiedad rusa como potencia decadente contrasta con la calma con la cual
China puede hacer sus cálculos. China es hoy una potencia indispensable para el
desarrollo de buena parte del mundo, sobre todo para exportadores de materias primas.
Esa marcada diferencia entre una potencia con presente y futuro, y otra que trata
desesperadamente de extender su languidecerte poderío, puede ser un rudimentario
indicador de lealtad de las potencias eurasiáticas frente a la Venezuela de hoy.

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