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¿QUÉ ES EL DIRECCIONAMIENTO ESTRATÉGICO?

El direccionamiento estratégico se define como la formulación de las finalidades y


propósitos de una organización o proyecto, donde se consignan los objetivos
definidos para un largo plazo que apuntan a la perdurabilidad, sostenibilidad y
crecimiento de la misma que sirve de marco referencial para los objetivos y
lineamientos consagrados en el plan estratégico. Contiene los términos de
referencia con un alcance mucho mayor que los proyectos detallados en cada una
de ellas para cumplir responsabilidades específicas y limitadas a su campo
especializado de acción, desarrollando una imagen asociada de futuro con
diferentes niveles o modelos que van desde lo general a lo particular desde el
punto de partida en la misión hasta el cumplimiento total en el tiempo futuro de la
visión estipulada

De esta manera, se muestran los macro procesos que dan respuestas concretas a la
necesidad de alinear correctamente las etapas de planeación y ejecución, a partir de la
brecha existente entre la misión y la visión. En este orden de ideas, se consta que el
modelo tradicional desarrollado por Chandler (1962) que consiste en una planeación
estratégica como la “determinación de metas y objetivos esenciales en el largo plazo,
junto a la adopción de acciones y asignación de recursos necesarios para cumplirlos” es
insuficiente para perfeccionar todos los modelos propuestos al pecar por su punto de vista
estático en entornos estables que da paso a la creación abismal de gaps o brechas entre
la teoría y la práctica, en medio de una realidad incierta y compleja.
Si bien es cierto que parte de la noción correcta de dar respuesta a la pregunta de cuáles
son las decisiones de futuro en cuanto a metas, objetivos y recursos de la organización o
proyecto, el concepto tradicional deja de lado que no vivimos en un mundo ideal donde
todo se obtiene tan fácil y ordenadamente como a muchos les gustaría, así como
bastarían unas cuantas estrategias adecuadas que se ejecutarían de acuerdo a lo
definido. El mayor error cometido por muchos gerentes y personas comunes es que creen
ingenuamente que por tener un plan sofisticado con estrategias brillantes es más que
suficiente para obtener resultados satisfactorios por arte de magia, cuando los cambios
continuos en el entorno obligan a su aterrizaje efectivo en el plano de la realidad que nos
obligan a enfrentarnos en contextos cada vez menos lineales y de elevada velocidad.

El exministro británico Winston Churchill afirmó contundentemente que por más


bonita que sea una estrategia, de vez en cuando conviene echarle un vistazo a los
resultados y erradicar todo paradigma mental de sostener absurdamente que sólo
por el hecho de contar con el mejor plan y las estrategias más sofisticadas, el
resto vendría por sí solo. Se ha detectado que todo se debe fundamentalmente a
una pobreza en la ejecución de lo que se había definido y no respetar los
compromisos pactados, provocando una alta mortandad de estrategias
correctamente formuladas que son llevadas a la práctica de forma efectiva cuyo
porcentaje de éxito es menor al 10% aplicado al mundo empresarial según la
revista Fortune, pero que no dista tampoco de la realidad de los proyectos.
Por tal motivo, la falta de direccionamiento estratégico es una de las causas
fatales que provocan la no ejecución en todo plan y sus consecuentes errores
gerenciales, lo cual crea una cultura permisiva que estanca cualquier iniciativa de
cambio y dejar a un lado toda creencia equivocada de que los resultados
satisfactorios suceden por arte de magia, cuando se establecen prioridades que
aportan la disciplina necesaria para obligarnos a reflexionar y afrontar el futuro. Se trata de
reconocer que el principal beneficio es el proceso en sí mismo, en la medida en que pueda
ayudar a su posterior implementación y tal como lo resumió el expresidente estadounidense
Eisenhower: “los planes no son nada, pero planificar lo es todo”.

Normalmente se observa que la carencia de un norte definido se debe a lo que se podría


denominar la “gerencia de la parálisis”, es decir, no haber puesto en marcha todo tipo de
procesos y sistemas orientados a la ejecución, lo cual es susceptible de formar barreras en la
implementación de las estrategias: 1) la falta de entendimiento de la visión; 2) la poca
intervención de los gerentes y empleados en la planeación estratégica; 3) la no idoneidad de
las personas seleccionadas que tienen falta de conocimiento, de coraje, comodidad
psicológica y el no compromiso en el proyecto; 4) el no ligamiento de los recursos
tangibles e intangibles para alcanzar los objetivos estratégicos. Esto impide conseguir una
ventaja competitiva sostenible en el tiempo para efectuar acciones correctoras cuyas
herramientas garanticen una verdadera cultura de la ejecución.

Y en los aspectos micro del proyecto, el direccionamiento estratégico influye en los planes
operativos que debe tener el desarrollo exhaustivo del qué, cómo, cuándo y quién, dejando
claro los hitos de cumplimiento de la estrategia y los factores críticos de éxito para
fomentar la responsabilidad en el proceso y tomar decisiones claves para no paralizar
cualquier actividad en ejecución. Se deben contar con modelos de seguimiento que
permitan adoptar las medidas de ajuste necesarias para que la implementación se convierta
en algo sistemático con respecto al desempeño en todos los niveles, detectar los problemas
y solucionarlos, creando una noción de mejoramiento continuo y el alineamiento de todos
los objetivos dentro de los análisis causa–efecto del rendimiento y las conductas adecuadas.

Los planteamientos propuestos en esta parte no equivalen a rigidez o falta de enfoque en el


largo plazo en detrimento de lo táctico, ya que cuentan con una retroalimentación constante
que permita hacer dichos ajustes en tiempo real según los sistemas de información que se
empleen para su medición. En este punto, se aprecia la importancia de formular las políticas
institucionales que son consecuentes con los principios de actuación implícita o explícita
declarados en la misión y la visión, expresando sus compromisos con la forma cómo desea
o aspira hacer realidad cada proyecto a emprender y las interrelaciones con todas las áreas
involucradas a su disposición. Finalmente, permite desplegar los verdaderos intereses,
valores y criterios que todo gerente o líder de proyectos desean tener como impronta o sello
en todos los actos a realizar, así como cualquier opción asumida frente a dilemas críticos y
las grandes transformaciones para agregar valor significativo a los macro procesos que
concreten y sean consecuentes con la misión y visión del plan estratégico.
los componentes que hacen parte del direccionamiento estratégico que debe estar
consagrado en todo plan o proyecto a nivel organizacional:

MISION: En términos globales, la misión incluye un plano general del nivel de los
objetivos y finalidades que no deben ser confundidos con la visión al expresar el quehacer
institucional de los planes y proyectos que entrega a terceros, y de la calidad con que se
compromete a realizarlos. Puede contener un bagaje técnico con matices filosóficos que
deben ser comprendidos claramente por aquellos que hacen parte de él y las personas
beneficiarias de dichas acciones o valores, es decir, en la noción del presente a la que se
enfoca y las particularidades de lo que pretende alcanzar frente al entorno donde se
encuentra y los recursos asignados. También se podría definir como la facultad o poder
dado a una persona para realizar cierto encargo, en función del propósito general que
condiciona sus tareas actuales y futuras, proporcionando unidad y sentido de dirección en la
toma de decisiones estratégicas.

VISION: La visión es una imagen factible del futuro que se caracteriza por ser
atractiva y realista o expresado en otras palabras, es sentir desde el presente lo que seremos
cuando lleguemos al cumplimiento perfecto y completo del plan estratégico. También se
define como el conjunto de ideas generales que proveen el marco de referencia de lo que
cada uno quiere ser en un horizonte tiempo, señalando el rumbo y la dirección de toda
acción o proyecto que está supeditado a toda gestión de alcance, tiempo y recursos. Es una
representación creativa de cómo se cree el futuro para todas las áreas y personas
involucradas, la cual es capaz de inspirar y motivar a todos para cristalizar aquello que se
desea en un momento específico.

LOS EJES ESTRATÉGICOS


Se definen como los pilares fundamentales que resumen las áreas de desarrollo que giran en
torno al plan estratégico como el centro de toda actividad o meta establecida, brindando las
pautas de avance o progreso para consolidar las posiciones de marca cada uno de los
proyectos como temas dominantes en cuanto al enfoque en el designio de las conductas
finales, es decir, los tratados de victoria con los puntos decisivos para usar la fuerza
absoluta de que disponemos y la habilidad que empleamos para cumplir con todos los
objetivos estipulados. En otras palabras, son los aspectos donde contemplamos desde una
perspectiva especial todo lo que sabemos: una visión gestáltica y sistémica de las
interrelaciones entre las distintas partes que interactúan entre sí con base en fines y
comunes.

LOS VALORES Y PRINCIPIOS

Son los cimientos espirituales, morales y éticos sobre los cuales se forman los pensamientos,
actitudes y preferencias empresariales, construyendo el marco referencial de toda acción,
respuesta, reconocimiento externo y alineación con los objetivos estratégicos del plan enfocados
hacia el cumplimiento del mismo. En otras palabras, revelan las pautas de acción como
organización en cada ámbito de influencia según su identidad, actuaciones públicas y los
mecanismos internos de resolución de problemas que están presentes en la toma de decisiones a
nivel organizacional.

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