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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales


Noveno Semestre
Derecho Mercantil Il
Jornada Matutina y Nocturna
Secciones: “Y”, “A”, y “C”
Catedrática: Licda. Eloísa Mazariegos Herrera
Material de Apoyo

INSTRUCCIONES: A continuación, se le proporciona contenido doctrinario relacionado con la teoría


general de los títulos de crédito o títulos valores, puede consultar los textos (Instituciones de
Derecho Mercantil, autor Dr. Edmundo Vásquez Martínez; Derecho Mercantil Guatemalteco tomo II,
autor Dr. René Arturo Villegas Lara), al final del contenido encontrara un cuestionario el cual debe
realizar o contestar a mano.

TEORIA GENERAL DE LOS TITULOS DE CREDITO O TITULOS VALORES


I. ORIGEN Y EVOLUCION

En el nacimiento y evolución del comercio distinguimos tres etapas, a saber: el trueque, la moneda y el
crédito.

En la edad media, la etapa denominada del “trueque” se caracteriza por el intercambio de mercancías
elaboradas por los productores que cumple como función única, la de proporcionar satisfactores, sin
importar de modo especial la calidad de aquellas, si bien se toma en cuenta la cantidad.

“Tan pronto como la economía cerrada o natural, en la cual cada grupo satisface íntegramente sus
necesidades por sí mismo, resulta inadecuada a la compleja organización de una sociedad, surge un
fenómeno, el trueque, que tal vez en sí mismo no pueda ser calificado de mercantil, pero que tiene como
necesaria consecuencia el comercio”1

León Bolaffio señala que en esta etapa, “en su forma primigenia, el cambio es, barato; “da lo superfluo
para obtener lo necesario, se permuta un bien por otro, (cambio de cosa en natural, economía natura), lo
que supone que las necesidades reciprocas de los permutantes se encuentren, y que las cosas para
cambiar se equivalgan y todo permutante consigue una ganancia de haber obtenido con la permuta el bien
que no tenía y que le era necesario”.2

Esta etapa de la historia del comercio se conoce como de barato silencioso, porque debido a las
condiciones de inseguridad imperantes, las operaciones de permuta se realizan en forma primitiva e
insegura, en dónde; “el cambio se cumple regularmente, por medio del depósito de las cosas que se
permutan en un territorio intermedio entre grupos que ocupan territorios colindantes, o bien, sobre la orilla

1MANTILLA MOLINA, Roberto L., Derecho Mercantil, 11a., ed., Ed. Porrúa, S.A., México, 1970, p. 3.
2BOLAFFIO, León, Derecho Mercantil, Curso General, Ed. Reus, S.A., Madrid, 1935, p.12. (Padua, 5 de Julio de 1848-
Bolonia, 28 de Enero de 1940).
del mar; de modo que en el barato silencioso las partes no entren en relaciones personales, las
condiciones se sobreentienden en los hechos y en los actos”. 3

Tena “explica el fenómeno de la inseguridad de esa época primitiva de la historia señalando que en los
comienzos de la edad media el comercio y su regulación eran imposibles, porque derrumbado el imperio
romano de occidente, y durante toda la era de invasiones la anarquía más espantosa se enseñoreó de
Europa y que si bien el genio de Carlomagno logro establecer un orden social, este no sobrevivió a su
autor y que el feudalismo, basado en su régimen sobre la propiedad territorial y sus soberanías, fue un
nuevo obstáculo para el linaje del progreso industrial y mercantil, hasta que apareció el movimiento de las
cruzadas, con el desplome del occidente sobre el oriente, abriéndose la era de los municipios y el
renacimiento del comercio”. 4

Bolaffio refiere que la reiteración de las practicas así realizadas dio paso a una situación de menor
inseguridad, desvaneciéndose los peligros y el miedo a contactos personales, para dar paso al
establecimiento de acuerdos verbales, con lo que surgió un derecho mercantil consuetudinario y “a las
razias, a las depredaciones, a las guerras, los sustituyen las pacificas reuniones del mercado”5

Después se encuentra la “etapa de la moneda”, en donde el dinero metálico, por su resistencia,


manualidad y fácil almacenaje, facilita el intercambio comercial, al representar un valor que permite la
adquisición de mercancías y con ello, la realización de actos de comercio, mediante la interposición.

Propiamente hablando, se puede considerar a la moneda, no como un sinónimo de dinero, sino como el
signo que la represente.

Para el Diccionario de la Lengua Española, “el vocablo moneda proviene del latin moneta, que significa;
pieza de oro, plata, cobre, u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñado con los distintivos
elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor, y por extensión; billete o papel de
curso legal.”6

Íntimamente relacionado con el concepto moneda, aparece el de monetario, que significa dinero que
puede ser canjeable por mercancías, y que deriva de la etimología griega nomos, que significa ley.

Evidentemente, la moneda se presenta como un signo representativo del dinero y daríamos aún más, que
es manifestación o exteriorización de este.

Sabemos que inicialmente la moneda es presentada por objetos y materiales diversos, tales como granos,
metales, animales o plumas de aves, pero su representación como forma común y duradera de
intercambio comercial, solo se logra cuando es acuñada en materiales; preciosos o no, pero que le otorgan
valor intrínseco, y la hacen así valer por sí sola, partir de su emisión, que se realiza como acto de
soberanía por los Estados; y que la hacen diferente en denominación y valor en cada nación.

3
Ibíd., pp. 11 y 12 y
4 TENA, Felipe de J., Derecho Mercantil Mexicano, 19a, ed. Ed. Porrúa, S.A., México, 2001, pp. 25 y26
5 BOLAFFIO, León, op. Cit., p11.
6 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 19 a, ed. Ed. Espasa Calpe, Madrid, 1970, pp. 1527 y 1528
Así aparecen los sistemas monetarios, que se rigen precisamente por patrones también monetarios, que
establecen el punto de referencia de la unidad y el metal que es adoptado para fijar el valor de la moneda;
peso y ley, en función del nivel de su pureza y que son adoptados por cada país, de los que comúnmente
se presentan como de mayor seguridad y firmeza, y cuya relación de valor es establecida por la ley,
distinguiendo los siguientes:

• Al del monometalismo, que tiene como patrón al oro o bien a la plata, y:


• Al del bimetalismo, que combinan a ambos patrones.

Finalmente, debemos señalar que además de facilitar el intercambio comercial, la moneda, identificada por
las disposiciones legales, como de curso legal, se convierte, en función de su valor de cotización, en el
típico instrumento liberatorio de obligaciones pecuniarias, (aun cuando no en el único, porque también las
leyes contemplan otras formas de liberación de obligaciones, tales como la dación en pago, cesión de
derechos, etc.).

De ese modo, cuando la moneda, acuñada por el Estado es puesta en circulación, adquiere curso legal,
garantizándose así la legitimidad de su circulación.

Sobre esta etapa, dice Carlos Dávalos “que el desarrollo del comercio llego a tal grado, que la moneda
metálica se convirtió en un elemento esencialmente representativo, susceptible de ser cambiado por
cualquier cosa y no por su valor o utilidad intrínseco y que así se origina la moneda de papel, moneda
cartular o papel moneda” 7

León Bolaffio señala “en relación con la época monetaria que con la intervención de la moneda la permuta
se descompone en dos contratos; el que vende la mercancía que adquiere la moneda, y con la moneda
adquiere la mercancía que necesita y que así la moneda evita la dificultad de la búsqueda y encuentro de
las dos demandas en sentido inverso, de las cosas para permutar y la equivalencia de su valor”.8

Sin implicar el abandono de las etapas antes referidas, y en especial la monetaria, que permite la
adquisición de bienes directa y de contado, la actividad comercial evoluciona hacia una tercera etapa, que
identificamos como “de crédito”, la cual facilita el postergamiento de las operaciones comerciales, para
ser cumplidas en tiempo posterior o en forma sucesiva.

“No siempre en el cambio se paga inmediatamente lo que se adquiere, se difiere el pago del precio, se
recibe la mercancía adquirida de la que se tiene necesidad, con la promesa de pago en época
determinada, se adquiere a crédito por la confianza que se tiene en la solvencia y la honradez del que
compra (cambio a crédito, economía del crédito), sin un inmediato sacrificio patrimonial, obteniendo una
dilación en el pago del precio”.9

7 DÀVALOS MEJIA, Carlos Felipe, Títulos y Operaciones de Crédito, Ed. Oxford, 3a, ed. México, 2002, p.8.
8 BOLAFFIO, León, op. Cit., p. 13.
9 DÀVALOS MEJIA, Carlos Felipe, op. Cit., p. 48.
“El crédito implica un intercambio en el tiempo y no en el espacio y no altera la función ni la utilidad de la
moneda, sino que obtiene de ella sus mejores posibilidades porque permite y proporciona un numero de
cambios mayor al que existía si los cambios solo se pudieran hacer de contado”.10

Refiriéndose a la utilización de la letra de cambio para documentar las operaciones a crédito Vivante
escribió “Todo el que necesita de un término para pagar una cantidad de dinero, sea el precio de
mercancía, o de servicio, sea el reembolso de un préstamo, o bien el saldo de una cuenta, puede utilizar la
forma cambiaria que se adapta a cualquier operación de crédito”. 11

Las tres fases antes vistas de la historia del comercio, como bien señala Bolaffio “no se marcan
cronológicamente en etapas sucesivas y progresivas, de modo que una excluya el cumplimiento de la
procedente, sino que trazan el grado de progresiva civilización del pueblo, según la actuación de una u
otra forma para la más perfecta circulación de los bienes”12

Jorge Barrera Graf, por su parte, distingue cuatro etapas en la formación del derecho mercantil, en tal
sentido señala “desde su origen hasta nuestros días, en la evolución del derecho mercantil podemos
señalar cuatro etapas; la primera de la edad media hasta el Código de Napoleón, que llamaríamos etapa
urbana del comerciante individual especializado y matriculado en gremios y corporaciones; la segunda
etapa de los Códigos de Comercio, basados en el acto de comercio a partir del de Napoleón de 1808; en
la tercera de las leyes y códigos mercantiles estructurados en torno a la actividad empresarial; y, la cuarta
aun en formación, con la tendencia a la incorporación de nuevas disciplinas tales como el derecho
mercantil internacional, el marítimo y el económico”.13

De especial importancia para los efectos del estudio resulta la tercera fase que en la clasificación se ha
identificado como “crédito”, porque es en ella donde nacen y se desarrollan los necesarios instrumentos
en que el mismo se documenta. Surge así el elemento de confianza fiducia o credere, se agrega la
necesaria aparición de instrumentos o títulos que, contando con una normativa eficaz, permiten el
seguimiento de acciones judiciales sumaria (rapidez), que obliguen al cumplimiento forzoso, cuando la
confianza depositada en el deudor y plasmada en tales títulos, ha sido por el mismo traicionada.

Así, dice Mantilla Molina “que el otorgamiento de una acción, en el sentido procesal del término,
prescindiendo del derecho subjetivo que pueda tener o del cual puede carecer, el titular de ella es un
fenómeno que solo se da en el derecho cambiario, de modo que surge un sistema de acciones dotado de
coherencia propia y de propia sustantividad”. 14

El derecho mercantil inicialmente surge en torno de la figura del comerciante, propiciando así, como
derivación de sus usos y prácticas, el nacimiento de un derecho subjetivo de carácter consuetudinario,

10 GOMEZ GORDOA, José, Títulos de Crédito, 7a, ed. Ed. Porrúa, S.A., México, 2001. P.4.
11 VIVANTE, Cesar (Nacido en Venecia el 4 de Enero de 1855, muerto en su Villa de Solaja el 5 de Mayo de 1944), Tratado de
Derecho Mercantil, volumen III, Mercancías y Títulos de Crédito, trad. Miguel Cabeza y Andino, 1a, ed., Madrid, España, Ed.
Reus, S.A., 1936, p. 213
12
BOLAFFIO, León, op. Cit., p. 14.
13 BARRERA GRAF, Jorge, Instituciones de Derecho Mercantil. (Generalidades. Derecho de la Empresa. Sociedades) cuarta

reimpresión, Ed., Porrúa, México 2000, p. 12.


14 MANTILLA MOLINA, Roberto L., Títulos de Crédito Cambiarios, Ed., Porrúa, S.A., México 1977, pp. 2 y 3
tanto sustantivo como adjetivo, que con la intervención de los gremios de comerciantes, se desarrolla en
función de las actividades que los mismos realizan y que con el tiempo complementado con el aporte de
diversos elementos de carácter objetivo, como son las iniciales regulaciones de la actividad comercial,
normadas a través de las Ordenanzas u Estatutos, al que se agrega la emisión de decretos.

Así, dice Rafael de Pina “que el derecho mercantil nace en la edad media y es de origen consuetudinario,
que el auge del comercio, el desarrollo del cambio y el crédito, fueron las causas que originaron la
multiplicidad de las relaciones mercantiles y citando a Uría, señala que el derecho mercantil está ligado
íntimamente a la actividad de los gremios o corporaciones de mercaderes que se organizaban por
estatutos que recogían las piraticas mercantiles”.15

Según, Castrillón y Luna “Se incorporan también tribunales de comerciantes (jurisdicción consular), en las
ciudades mercantiles medievales para la defensa de los intereses de los mercaderes, que resuelven las
controversias de acuerdo a los usos más aceptados, creándose así un sistema de normas de carácter
consuetudinario, que se apoya en los precedentes que emiten tales tribunales”. 16

Sobre la génesis del derecho mercantil adjetivo, De Pina refiere que en el seno de los gremios y las
corporaciones, va creándose un conjunto de normas sobre el comercio y los comerciantes, tendientes a
dirimir las controversias mercantiles de origen consuetudinario que son aplicadas por los cónsules,
órganos de decisión de aquellos gremios o corporaciones, cuyas resoluciones fueron recopiladas en forma
más o menos sistemática llegando a constituir verdaderos ordenamientos de la época.”17.

“En la primera mitad de la edad media (a partir del siglo X), se inicia el nacimiento del derecho mercantil
para regular la actividad de los comerciantes agrupados en gremios, corporaciones y consulados, en
donde las reglas del grupo se aplicaban a cada socio y servían para dirimir los conflictos.” 18

Sobre la importancia y contenido obligacional que los usos mercantiles tienen, a partir de la inveterata
consuetudo y la opinio juris necessitatis, estableciendo el doble carácter que la costumbre como fuente del
derecho tiene, para la creación y evolución del derecho mercantil consuetudinario, señala Bolaffio “que en
el mercado se forman los hábitos constantes sobre la manera de concluir y exigir los contratos, esto es, los
usos, que repitiéndose con cierta uniformidad y estabilidad, son observados como leyes, porque
representan la solución equitativa, creada y valorada por la experiencia de los intereses en conflicto, de
modo que el comercio se desenvuelve seguro, bajo la tutela de una ley que el mismo se constituye con la
práctica de los negocios y con el convencimiento que se deriva de su necesidad.” 19.

“Históricamente, el uso ocupa el primer rango de las fuentes del derecho mercantil. En la edad media el
tráfico mercantil se regula predominantemente por los usos recogidos en los estatutos de las
corporaciones. En todo tiempo la legislación mercantil ha sido en su mayor parte, compilación y revisión de

15
DE PINA VARA, Rafael, Elementos de Derecho Mercantil Mexicano; 28 a, ed., Ed., Porrúa, S.A., México 2002, p. 8.
16
CASTRILLÓN Y LUNA. Víctor M., Derecho Procesal Mercantil, Ed., Porrúa, S.A., México 2001, p. 7
17 DE PINA VARA, Rafael, op. Cit., p. 8
18 BARRERA GRAF, Jorge, op. Cit., p. 12
19 BOLAFFIO, León, op. Cit., p. 11 y 12.
usos. El derecho mercantil no nace legislativamente, sino por la fuerza del uso”.20

“La costumbre como proceso de formación de normas y principios jurídicos, es decir, como usos de
contenido y de valor normativo, es otra de las fuentes autónomas del derecho mercantil y aun mas, es la
fuente originaria de esta disciplina, la cual nació de las prácticas y de los usos (normativos) de los
comerciantes, los que configuraron una nueva rama del derecho”.21

“Los centros mercantiles de primer orden requirieron de un derecho que respondiera a sus peculiaridades
y a la agilidad inherente a una actividad comercial en constante crecimiento, de ahí que hubieran
aparecido primero una serie de prácticas que convertidas en costumbre jurídica, motivaron la aparición del
derecho escrito” y “así han surgido dos tendencias para definir el campo del derecho mercantil, la una
objetiva, que tiende a la naturaleza intrínseca del acto de comercio y la otra subjetiva, que resuelve que el
derecho mercantil es el derecho de los comerciantes”.22

La costumbre, sin perder su aplicación, evoluciona hacia un derecho escrito, y así Rodríguez y Rodríguez
refiere “que en el seno de los gremios y corporaciones comerciales de la edad media, fue naciendo un
conjunto de normas particulares sobre los actos de comercio y sobre los comerciantes, derivadas del
poder reglamentario de aquellos y de las decisiones de sus tribunales (consulados).”23

Aparecen entonces las primeras regulaciones en el derecho mercantil en donde destacan algunas
instituciones en materia de derecho marítimo, así tenemos; en la isla de Rodas encontramos las Leyes de
Rodias que contienen una avanzada normatividad en materia de derecho marítimo, en Barcelona el
Consulado del Mar para dirimir controversias en materia de derecho marítimo en el mediterráneo; las
Capitulare Nauticum, de Venecia, la Tabla Amalfitana de Amalfi, las normas Roles de Oleròn en Francia,
para la resolución de controversias en el golfo de Vizcaya; las Leyes de Whitby en Inglaterra para regular
el comercio en el mar Báltico; y el Consulado del Mar en España.

Refiere Mantilla Molina “que en la formación del derecho mercantil influyen también las ferias,
principalmente en las ciudades francesas de Lyon y Champagne, que atraían comerciantes de remotas
regiones y que probablemente dieron nacimiento a la letra de cambio.”24

II. ASPECTO GENERALES DE LA TEORIA GENERAL DE LOS TITULOS DE CREDITO

La Historia del Derecho Cambiario surge en la Italia Medieval, con el origen de la letra de cambio,
concebido como contrato de cambio trayecticio, hasta los que perciben su naturaleza jurídica referido a un
surgimiento y desarrollo autónomo.

Rafael De Turri (1641), Ansaldo De Ansaldi. (1689) y José María Lorenzo De Casaregi. (1737)
consideraron que el fundamento de la obligación cambiaria era de naturaleza consensual, atribuyéndose al
título una función meramente probatoria de un contrato literal de cambio trayecticio, surgido y generado de
20 GARRIGUES, Joaquín, Curso de Derecho Mercantil, 9a, ed. Ed., Porrúa, S.A., México 1993, pp. 121 y 122
21
BARRERA GRAF, Jorge, op. Cit., p. 57
22 ASTUDILLO USÙA, Pedro, Los Títulos de Crédito. Parte General, 6a, ed. Ed., Porrúa, S.A., México 2000, pp. 2 y 3.
23
RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, Joaquín, Curso de Derecho Mercantil, 23a, ed. Ed., Porrúa, S.A., México 1998, pp. 21 y 23
24
MANTILLA MOLINA, Roberto L., op. Cit., p. 6
un “pactum de cambiando”. José María Lorenzo De Casaregi expresaba que “la cambial sirve solamente
de medio y de órgano para dar ejecución”.

La Teoría General de los Títulos Valores o Títulos de Crédito o Títulos Circulatorios, es una elaboración
conceptual de las escuelas comercialistas alemana e italiana 25.

El jurista español Uría describe las etapas de la construcción de la teoría de los títulos de crédito, en
primer término, la posición doctrinal que valoró especialmente el aspecto de la incorporación del derecho
al título (SAVIGNY), entendida metafóricamente en el sentido de que, transfundido el derecho al
documento, la suerte del primero queda unida inseparablemente a la del segundo; el derecho no se puede
exigir ni transmitir sin el documento y sigue las vicisitudes de éste. Un segundo paso consistió en destacar
al título de crédito de los demás documentos jurídicos (probatorios, dispositivos, constitutivos), partiendo
de la necesidad de la posesión del documento para el ejercicio del derecho (BRUNNER). Y por último,
tomando como base esa necesidad de poseer el documento y de exhibirlo, se elabora a fondo la noción de
la legitimación, y se hace de ésta el eje del concepto del título de crédito, en el doble sentido de que, sin la
exhibición del documento, ni el deudor está obligado a cumplir ni cumplirá con eficacia liberatoria
(JACOBY)26.

El maestro sanmarquino Ulises Montoya Manfredi precisa que la construcción doctrinaria de los títulos
valores se inicia con Savigny, que aportó la idea de la incorporación del derecho al documento. Más tarde,
Brünner agregó la nota de literalidad y finalmente Jacobi añadió el elemento de la legitimidad. La fórmula
quedó integrada por Vivante, al expresar éste que los títulos-valores son documentos necesarios para
ejercer el derecho literal y autónomo que en ellos se consigna

La práctica mercantil, para atender a las exigencias económicas de mayor rapidez, facilidad, seguridad y
certeza en la circulación de bienes y derechos, generó ciertos documentos que hoy se conocen con los
nombres de títulos de crédito o títulos valores.

Los títulos de crédito nacieron y se perfeccionaron individualmente en la vida comercial y es en esa misma
forma que la legislación fue posteriormente ocupándose de ellos. Producto de la necesidad de certeza y
seguridad para facilitar la circulación de los bienes, desarrollados por la práctica y recogidos por la
legislación aisladamente, fueron estudiados por la doctrina en busca de su sistematización. Ese estudio
fue, paso a paso, perfilando los rasgos de cada título y señalando los caracteres comunes. El resultado de
esa labor de estudio y sistematización fue el nacimiento de una “teoría general de los títulos de crédito”,
que más tarde logra una decisiva influencia legislativa y da origen a las primeras leyes que regulan a los
títulos de crédito como una “categoría jurídica”, a la par de categorías ya consagradas como el contrato, la
servidumbre, la posesión, el matrimonio, etc.

En Guatemala la historia legislativa de los títulos de crédito sigue los lineamientos de la evolución que
hemos señalado: regulación de los títulos en particular sin ningún cuerpo de disposiciones generales en el

25
SILVA VALLEJO, José Antonio. Teoría General de los Títulos Valores. Libro Homenaje a Ulises Montoya Manfredi. Cultural
Cuzco, Lima 1989. P. 649, 650 y 651
26 URIA, Rodrigo. Derecho Mercantil. Decimonovena Edición. Marcial Pons, Ediciones Jurídicas S.A. Madrid, 1992. Páginas

834 y 835
Código de Comercio de 1877, igual situación en el Código refundido de 1942 y, finalmente, consagración
de la teoría general de los títulos de crédito en el Código de Comercio de 1970.

El título de crédito constituye pues, no sólo desde el punto de vista de la doctrina, sino también desde el
ángulo legislativo, una categoría jurídica particular. Ahora bien, es una categoría jurídico-mercantil especial
y compleja. Especial por sus perfiles perfectamente definidos y distintos de los de cualquiera otra categoría
jurídica. Compleja porque los títulos de crédito participan de la naturaleza de las cosas, de los documentos
y de los negocios jurídicos. Además, los títulos de crédito son el sector del Derecho donde la técnica ha
logrado el mayor grado de desarrollo y por eso se ha dicho que “la institución de los títulos de crédito,
quizá constituye la más técnica entre todas las instituciones del Derecho Mercantil, sin embargo
simultáneamente es quizá la que con más tipicidad que cualquiera otra caracteriza al moderno Derecho
Privado, en comparación con el antiguo; su utilización diaria constituye realmente uno de los aspectos de
la actual vida económica y jurídica.

III. DESARROLLO DE LA TEORIA GENERAL DE LOS TITULOS VALORES


• Escuela Comercialista Alemana
Hans Liebe (1848) expuso el principio de formalidad que caracterizaba al Derecho Cambiario
(“Formalactsheorie”), así como los fundamentales principios de literalidad y de abstracción, que
caracterizan a la obligación cambiaria y que la escuela alemana desarrolló bajo los nombres de
“Literalprinzip” y de ”Begebungsttheroie” o “Summenversprechenstheorie”.

La doctrina de Einert se le conoce con el nombre de “Papiergeldtheorie”. En ella, el suscriptor emite una
promesa dirigida al público, de pagar de conformidad con las cláusulas insertas en el título. Y para que en
el público surja la confianza de que la promesa será mantenida, fue necesario asegurar al poseedor un
derecho autónomo. Aquello que no puede hacerse en donde la relación entre el suscriptor y el primer
tomador sea concebida como un contrato, debiéndose, en consecuencia, sostener que el primero de los
poseedores transmite a los siguientes un derecho en todo igual al suyo.

De acuerdo a esta teoría, no se debe hablar de contrato, debiendo concebirse a la promesa como acto
unilateral, de esta manera, logra emancipar al título, como verdadero título sustantivo de valor, del
contrato interno que lo inspira. Tal concepto de unilateralidad, ha demolido radicalmente las teorías
contractuales que consideraba al título valor como simple instrumento de prueba y título ejecutivo del
contrato de cambio.

En 1857, Kuntze enuncia su teoría de la creación cambiaria, según la cual el título valor nace como un
negocio jurídico perfecto en cuanta obligación cambiaria y en cuanto crédito accionable desde el
momento en que el cambial es redactado, declarándose así la voluntad unilateral y perfecta de
obligarse. Ello significa que la fuente de la obligación cartular es la declaración unilateral de voluntad del
emisor, precisándose que el tercero que haya adquirido la posesión del título valor lo haga de buena fe.
Finalmente Heinrich Brünner (1840 – 1915) formuló la definición de los títulos valores diciendo que “es el
documento de derecho privado, cuya realización está subordinada a la posesión del documento”27.

VIVANTE28 formula su célebre definición, expresando que “el título de crédito es un documento necesario
para ejercitar el derecho literal y autónomo expresado en el mismo. El derecho expresado en el título es
literal, porque su existencia se regula a tenor del documento; el derecho es autónomo, porque el poseedor
de buena fe ejercita un derecho propio, que no puede ser restringido o destruido en virtud de las relaciones
existentes entre los anteriores poseedores y el deudor, y por último, el título es el documento necesario
para ejercitar el derecho, porque, en tanto el título existe, el acreedor debe exhibirlo para ejercitar cualquier
derecho, tanto principal como accesorio de los que en él se contienen, no pudiendo realizarse ninguna
modificación en los efectos del título sin hacerla constar en el mismo”.

Silva Vallejo señala que principalmente a Vivante le toca el mérito de la elaboración de una teoría unitaria
de los títulos de crédito, fijando los caracteres comunes de los títulos al portador, a la orden y
nominativos29.

Uría considera que a la doctrina italiana y en especial a Vivante se le debe la acentuación de la nota de la
literalidad del derecho mencionado en el título (derecho documental), y la explícita formulación de la
autonomía de ese derecho, pero, sobre todo de haber hecho del título nominativo una verdadera tercera
especie de los títulos de crédito, encontrando en él, contra el parecer de buena parte de la doctrina, los
caracteres esenciales de todo título30.

Pérez Fontana dice que corresponde a Vivante el mérito de haber incluido los títulos nominativos entre
la categoría de los títulos de crédito, porque son necesarios para la para la transferencia y el ejercicio del
derecho literal y autónomo que en ellos está mencionado31.

León Bolaffio32 fue el primero en abrir fuego contra la teoría unificadora de Vivante. Según este autor, la
circulación libre, regular y perfecta sin necesidad de cualquier intervención del emitente, condensa y
exterioriza los dos caracteres del título de crédito: la incorporación y la autonomía. Reconoce que si
bien es cierto que algunos títulos nominativos legitiman al tenedor frente al emitente y sirven para la
transferencia del derecho documentado a un tercero, no por ello incorporan el derecho y menos aún, le
atribuyen un derecho originario inmune a las excepciones oponibles al titular.

Bolaffio resume así las razones de su discrepancia: el emitente puede impedir la trasmisión del título
nominativo o puede exigir que la transmisión no se perfeccione sin su consentimiento. Pero aun cuando se
permitiese la transferencia por endoso autenticado por escribano público, se trataría de una cesión de
créditos lo mismo que es una cesión de créditos la anotación de la transferencia en el registro del

27 SILVA VALLEJO, José Antonio. op. Cit., Págs. 650, 651, 652, 653 y 654
28
CESARE VIVANTE. op. Cit., p. 38.
29
SILVA VALLEJO, José Antonio. op. Cit., Págs. 658 y 659
30 URIA, Rodrigo. op. Cit., Pág. 835
31 PÉREZ FONTANA, Sagunto. Títulos Valores. Parte Dogmática. Cultural Cuzco S.A. Lima 1990. Pág. 23
32 BOLAFFIO LEON. op. Cit., p. 45
emitente33.

Para Lorenzo Mossa34 “los títulos de crédito son papeles o documentos que llevan en sí un valor
económico y jurídico, porque el papel contiene un derecho real, o de participación social, o expresa una
obligación o promesa formal y rigurosa. El valor no existe sin el documento. El valor no existe sino en
cuanto el papel concentra en sí el derecho. La economía y el derecho, el derecho y la obligación están
estrechamente ligados en el papel hasta el punto de llevar el documento, de la condición de simple
documento probatorio, o aún constitutivo, al rango de título de crédito.

Messineo35 reafirma que el título de crédito es documento constitutivo del derecho contenido en él. Dice
que el derecho de crédito está contenido en el título para indicar el fenómeno de la denominada
incorporación del derecho en el título. Esto es, el derecho es identificado o compenetrado en el
documento, hasta el punto de formar cuerpo con él, con las siguientes consecuencias: se adquiere el
derecho nacido del documento, mediante la adquisición del derecho sobre el documento, en cuanto res;
con la transferencia del documento, se transfiere necesariamente el derecho cartular; sin la presentación
del documento, no puede obtenerse el cumplimiento de la prestación; la destrucción del documento puede
importar la pérdida del derecho cartular; y la ulterior consecuencia de la incorporación de la prenda, el
secuestro, el embargo y cualquiera otro vínculo sobre el crédito no tiene efecto, si no afecta también al
título”.

Según DESEMO36 el Derecho Cambiario “es el conjunto de principios y de normas que regulan los actos y
las relaciones jurídicas inherentes a los títulos de crédito cambiarios”. A su vez, el título de crédito “puede
definirse como un documento formado según determinados requisitos de forma, obediente a una
particular ley de circulación que contiene “incorporado” el derecho del legítimo poseedor a una prestación
en dinero o en mercadería allí mencionada”. La característica primaria de estos títulos que es su
documentalidad o cartularidad, del latín “chartula”.

Para Asquini37 el título de crédito es el documento que contiene un derecho literal destinado a la
circulación, idóneo a conferir en modo autónomo la titularidad de tal derecho al propietario del documento
y necesario y suficiente para legitimar a su poseedor en el ejercicio del mismo derecho”.

Ascarelli38 expresa que “El título de crédito es antes que nada un documento. La disciplina legislativa,
necesariamente diferente en cuanto a los distintos títulos, indica los requisitos de cada uno de ellos.
Constituyen un documento, escrito, firmado por el deudor, formal en el sentido de que está sujeto a
condiciones de forma establecidas justamente para identificar con exactitud el derecho en él consignado y
sus modalidades, la especie de título de crédito, la persona del acreedor, la forma de circulación del título y
la persona del deudor. Realmente, su documentación escrita es el primer paso para alcanzar aquella

33 PÉREZ FONTANA, Sagunto. op. Cit., Págs. 23 y 24


34
LORENZO MOSSA. op. Cit., p. 60
35
FRANCESCO MESSINEO. op. Cit., p. 98
36 GIORGIO DESEMO. op. Cit., p. 278
37 ALBERTO ASQUINI. op. Cit., 30.
38 TULIO ASCARELLI op. Cit., p. 58
certeza, que a su vez es presupuesto indispensable de la circulación del derecho”39.

Ascarelli individualiza la fattispecie (presupuesto) del título de crédito y lo define como “aquel documento
escrito, suscrito, nominativo, a la orden, al portador, que menciona la promesa (a la orden) unilateral de
pagar una suma de dinero o una cantidad de mercadería, al vencimiento determinado o determinable o la
entrega de mercaderías (o título) especificadas y es socialmente destinado a la circulación; es más, aquel
documento certifica, con la suscripción de uno de los administradores, la cualidad de socio de una
sociedad anónima”. En síntesis, para Ascarelli la fattispecie del título de crédito es un “documento
socialmente destinado a la circulación” 40.

Giuseppe Ferri41 considera que la circulación es la causa determinante de la creación del título, está
prevista y querida ab initio, por el deudor y aunque requiera que se verifique un hecho jurídico sucesivo y
ajeno a la voluntad del deudor; sin embargo, no es independiente y autónoma de la voluntad de éste” 42.
Ferri opina que la voluntad del sujeto o del creador del documento de sujetarlo o incorporarlo a la disciplina
cartular es determinante para la aplicación de ésta a la circulación del título valor. Él se basa en el
presupuesto que el creador del documento puede colocar una cláusula limitativa a la circulación del
mismo; tal circunstancia le hace deducir que el título puede ser creado exclusivamente por la voluntad
individual; es decir, si el tenedor del documento puede evitar que el título siga circulando con la cláusula
pertinente, al ejercer esta facultad implícitamente tiene la de crear el título valor, de imprimirle esa
característica y darle esa categoría jurídica. En síntesis, Ferri hace que la tesis principal de su
pensamiento esté constituida por el carácter tipológico del documento, la destinación a circular, sin
embargo, subordinado a un requisito subjetivo: la voluntad.

El título valor existe aun cuando la persona que lo ha creado lo guarda en la caja fuerte para evitar
obligarse en ese momento. Quien tiene esa conducta da a entender que aún no quiere obligarse, porque el
mismo impide que surja la obligación; es decir, crea el título valor sin embargo considera que solamente se
obligará en momento determinado y oportuno. En tal caso falta la esencia del acto jurídico, no existe; la
voluntad de negociar, esto es la voluntad de producir los efectos que le son particulares. En consecuencia,
si ese título entra en circulación sin la voluntad de obligarse de su creador, la inoponibilidad a los terceros
poseedores de buena fe de la inexistencia de la voluntad o la inexistencia de una declaración vinculativa
del autor del título, viene a confirmar que la normativa cartular es fundamentalmente inconciliable con la
autonomía privada. Es más, en el ámbito de ésta la voluntad es imprescindible, no puede obviarse, debe
existir siempre, porque esa es la “causa” de la aplicación de una disciplina; mientras que en los títulos
valores es irrelevante la voluntad43.

IV. ANTECEDENTES HISTORICOS-LEGISLATIVOS DE LOS TITULOS DE CREDITO

En Europa, el primer Código que incluyó la disciplina unitaria aplicable a todos los títulos valores fue el
Código de obligaciones de Suiza modificado por la ley del 18 de diciembre de 1936, usando la definición

39
SILVA VALLEJO, op. Cit., p. 664, 665, 666, 671 y 675
40
SOLIS ESPINOZA, op. Cit., p. 29 y 30
41 GIUSEPPE FERRI (Nacido en Norcia, Perugia, el 27 de Noviembre de 1908)
42 SILVA VALLEJO, op. Cit., p. 677
43 SOLIS ESPINOZA, Jorge Alfredo. op. Cit., p. 31, 38, 39 y 40
hecha por Brunner. El Código de Comercio de Turquía, del año 1957 sigue la legislación Suiza. El Código
Civil italiano del año 1942 establece la disciplina aplicable a todos los títulos de crédito. México fue el
primer país en América Latina que incorporó al derecho positivo la disciplina legal de los títulos valores, en
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito en 1932, luego el Código de Comercio de Honduras
del año 1950 dedica a esa disciplina, en la Legislación guatemalteca se da a través de decreto legislativo
número 2-70 Código de Comercio de Guatemala y el Código de Comercio Terrestre colombiano de 1972

Francia sigue el sistema dual, disciplinando los llamados “efectos de comercio” y los “valores mobiliarios”,
entre los que se encuentran las acciones y las obligaciones o debentures. Los títulos de tradición
(conocimiento de embarque, certificados de depósito, etc.) están reglamentados en los respectivos
contratos que les dan origen.

Los Estados Unidos de América siguen el sistema tripartito, distinguiendo los títulos de participación
“segurities” de los títulos representativos de mercaderías, “documents of tittle” y los que sirven de medio de
pago, letras de cambio, cheques o sea los “negotiable instruments”44.

V. DENOMINACION DOCTRINARIA Y LEGAL

En cuanto a su denominación, no hay uniformidad ni en la doctrina ni en la legislación. En Francia los


efectos de comercio sirven para denominar a títulos de corto plazo, como las letras de cambio y cheques;
y denomina valores mobiliarios cuando se trata de identificar títulos de largo plazo como las acciones y los
bonos. En Alemania se les denomina Werpapier que tiene un significado de papier valeur en francés y
título valor en español. En Italia se les denomina Título de crédito. El Código Suizo usó en el idioma
alemán werpapier; en el idioma italiano titoli di credito; y en el idioma francés papier valuers. En España se
usó la terminología títulos de crédito. Winizky ha desarrollado la teoría de los títulos circulatorios, en razón
a su finalidad.

Se ha objetado, con la expresión título de crédito, que ella alude a una sola de las variedades de esta
clase de documento: a los títulos de contenido crediticio, es decir, a aquellos que imponen obligaciones
que dan derecho a prestaciones en dinero u otra cosa cierta. En cambio, se confiere a la expresión título-
valor una acepción más amplia, pues hace referencia a distinta clase de prestaciones, cuyo contenido son
diversos valores patrimoniales y no solo el crédito. Así, hay títulos representativos de mercaderías o de
derechos sobre ellas o de servicios, o un conjunto de derechos de participación, o un status de socio,
según se ha expresado.

Garrigues dice que una parte de la doctrina española habla de títulos de crédito. Pero esta denominación
es poco comprensiva, porque, por un lado, no alude a otro aspecto distinto del crédito, cual es la
denominación jurídica de la cosa misma, propia de los títulos llamados de tradición; mientras, por otro
lado, existen títulos (acciones de S.A.) que no atribuyen un solo derecho de crédito a su titular, sino más
bien un conjunto de derechos subjetivos de índole varia, que componen una cualidad o posición jurídica
compleja; por esta razón, prefiere el nombre de títulos-valores para designar jurídicamente ciertos

44 PÉREZ FONTANA, Sagunto. op. Cit., p. 19, 20 y 21


documentos cuyo valor, estando representado por el derecho al cual se refiere el documento, es
inseparablemente del título mismo .

Solís Espinoza dice que la denominación título valor expresa con precisión la amplia variedad de títulos
que forman parte de esa categoría jurídica. En efecto, la mencionada aceptación no solamente comprende
a los títulos representativos de crédito, sino también a los de mercaderías, e incluso tanto más al título
representativo de participación; en cambio, la expresión literal de “título de crédito” contiene un significado
limitado solamente a los títulos representativos, de un derecho de crédito, de modo que esta terminología
es inadecuada y aparece insuficiente para definirla.

Las denominaciones han estado ligadas a la existencia de un soporte papel, a un cartón, aspecto que
actualmente se encuentra superado con la existencia de los títulos desmaterializados, por lo que quizás el
término título valor no resulte el adecuado para identificar lo desmaterializado (sin papel, electrónico) con
un mero registro en cuenta.

En el derecho cambiario moderno se reconocen e identifican como género a los valores negociables y
como especie: a los en título o títulos valores y, a los valores electrónicos, que la propia Ley del Mercado
de Valores y Mercancías, Decreto 34-96, los denomina Art. 52.- regula “Valores representados por medio
de anotaciones en cuenta”.

Es por ello que consideramos que la denominación de “valores negociables” como género, es el más
adecuado, estando integrado por los valores materializados o títulos valores y los valores
desmaterializados o valores representados en cuenta, sin embargo, nuestra legislación les denomina
Títulos de Credito.

VI. DEFINICION DOCTRINARIA Y LEGAL

El Articulo 385 del Código de Comercio de Guatemala, establece “Son títulos de crédito los documentos
que incorporan un derecho literal y autónomo, cuyo ejercicio o transferencia es imposible
independientemente del título. Los títulos de crédito tienen la calidad de bienes muebles.”

La definición clásica la hizo Vivante expresando que el título de crédito es un documento necesario para
ejercitar el derecho literal y autónomo expresado en el mismo 45.

Broseta Pont dice que en la doctrina inglesa se destaca que el título valor (negotiable instrument) contiene”
una promesa de pago, exigible por cualquier poseedor de buena fe, al que no podrán oponerse
excepciones personales derivadas del anterior poseedor”. En la doctrina italiana destaca por su valor
descriptivo la definición de Asquini, en cuya opinión, título valor (titolo di credito) es “el documento de un
derecho literal destinado a la circulación, capaz de atribuir de modo autónomo la titularidad del derecho al
propietario del documento”. Finalmente, en la doctrina española el profesor Garrigues lo define diciendo

45 VIVANTE, César. Tratado de Derecho Mercantil. Volumen III, Editorial Reus. Madrid 1936. Páginas 136 – 137
que “título valor es un documento sobre un derecho privado, cuyo ejercicio y cuya transmisión están
condicionados a la posesión del documento46.

Uría expresa que se denominan títulos de crédito a una serie de documentos que tienen como nota común
de incorporar una promesa unilateral de realizar determinada prestación a quien resulte legítimo tenedor
del documento47. Es un documento representativo de un derecho, en tanto que el título se convierte en el
derecho mismo y también constituye una declaración de voluntad emitida por alguien, de donde se infiere
que no solamente es representativo en sí, sino también constitutivo y dispositivo de un derecho48.

Sánchez Calero, reproduciendo la definición de Vivante, dice que el título-valor es el documento


esencialmente transmisible necesario para ejercitar el derecho literal y autónomo en él mencionado.49

VII. NATURALEZA JURIDICA DE LOS TITULOS DE CREDITO

Los títulos de crédito participan de la naturaleza jurídica de los negocios jurídicos, las cosas, y de los
documentos.

• Teoría contractualista
Para unos, se origina en un negocio bilateral entre el emitente y el tomador. Sin embargo, como el título de
credito está destinado a circular, se modificó la teoría original y se argumentó que el contrato era entre el
emitente y un sujeto indeterminado, incierta persona. Se acusa a las teorías contractualistas de llevar a la
consecuencia inadmisible de que los vicios del contrato han de repercutir completamente y siempre sobre
la obligación cartular y el derecho que le corresponde, aunque el título se encuentre en poder de un
poseedor que haya sucedido al primer tomador. Además, las teorías contractualistas no explican cómo el
acreedor de la prestación mencionada en el título resulta siendo, casi siempre, un tercer poseedor con
derecho a exigir la prestación cartular sin haber tenido relación contractual con el emisor del título.

• Teoría del negocio unilateral


La teoría del negocio unilateral toma en cuenta el momento en que se origina la obligación cartular como
promesa unilateral, que, según algunos se perfecciona en el momento de la creación del título; y según
otros, en el momento de la declaración no recepticia, cuya eficacia está condicionada al hecho de la
desposesión. La teoría unilateral de la creación, responde al propósito de garantizar a todo acreedor
subsecuente una posición autónoma, y explica en todo caso y de un modo conforme a las exigencias
prácticas y a los principios del derecho, cómo nace, en el caso de un primer tomador incapaz, el derecho
del poseedor subsecuente, aun respecto al adquiriente por título originario.

• Teoría de la cosa mercantil


Como cosas desde luego que son objetos corporales susceptibles de constituir la materia sobre la que
recae una relación jurídica. El Código de Comercio, expresamente incluye a los títulos de crédito en la

46 BROSETA PONT, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Editorial Tecnos. Madrid 1983. Página 542
47 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 833
48 MONTOYA ALBERTI, Hernando. Nueva Ley de Títulos Valores. Gaceta Jurídica. Lima Julio 2000. Página 6
49 SANCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid 1986.

Página 333
enumeración de las cosas mercantiles, a las cuales son aplicables sus normas (artículo 1o y 4o, inciso
1o.), además, explícitamente dispone: " los títulos de crédito tienes la calidad de bienes muebles" (artículo
385), fuera de qué trata de ellos en el libro que dedica a las cosas mercantiles. El hecho de que el código
de Comercio les atribuye el carácter de bienes muebles implica: que le son aplicables las disposiciones del
código civil, que se refiere a esta categoría de bienes (artículo 451), los títulos de crédito funcionan pues
en el comercio como cosas (res) que pueden ser objeto de negocios jurídicos y de derechos reales,
recibiendo el tratamiento jurídico de las cosas o bienes muebles. Así al igual que las demás cosas del
tráfico jurídico, se compran, se venden, se permuta, se transfieren y adquieren tanto entre vivos como por
causa de muerte. Se transportan, se depositan, se dan en prenda y en usufructo, se embargan y se
venden judicialmente. El título de crédito adquiere la naturaleza de cosa objeto mediante la incorporación.
Esa objetivación significa que el derecho, vinculado cómo está al documento, pasa a un segundo término,
al menos en cuanto ciertos aspectos y efectos, respecto del documento que prevalece sobre ese derecho,
tanto que se justifica que no opere la extinción del derecho contenido en el título por confusión. De
consiguiente, "junto al elemento obligatorio (derecho a una prestación, resalta en el título de crédito un
elemento real que se manifiesta en todos los momentos de la vida del mismo: en la creación, puesto que la
misma realiza la incorporación; en la emisión, puesto que ella se concreta en un acto de libramiento
(entrega); en la circulación, puesto que la entrega (o tradición) al destinatario, es elemento constitutivo a
los fines de la adquisición del derecho sobre el título; en orden a la legitimación, puesto que, sin exhibición
del título, no se consigue la legitimación; a los fines del cumplimiento, puesto que, sin restitución del título
al emitente (o al solvens), no se puede pretender cumplimiento". La naturaleza de cosa acompaña al título
cada uno de los momentos de su vida jurídica.

• Teoría del documento


Como documentos los títulos de crédito son textos escritos con especiales características y son así
definidos y disciplinados por las diversas legislaciones. Al aplicarse a los títulos de crédito, la teoría de los
documentos, se hace patente que no se trata de simples documentos probatorios, es decir, que solo sirven
para convencer al juez de la existencia o inexistencia de ciertos datos o de una relación jurídica
independiente de la del documento, sino que son documentos constitutivos y dispositivos. Constitutivos, en
cuanto su redacción es esencial para la existencia del derecho, de tal manera que la declaración de
voluntad en ellos contenida no es jurídicamente válida si se la expresa fuera del documento. El derecho
surge (se constituye) mediante la redacción del título. Dispositivos, puesto que encierran de ordinario una
declaración de voluntad (negocio jurídico), lo cual permite utilizarlos para disponer del derecho.

El documento tiene función probatoria, pues sirve para fijar la declaración de voluntad emitida por el
obligado, facilitando la prueba de la relación jurídica al titular del derecho subjetivo 50 El título de credito no
es un documento de prueba. Es un título inherente al ejercicio del derecho. La diferencia se ve clara en el
contrato de transporte marítimo. La póliza de fletamento menciona los derechos del fletante y los del
fletador. Pero estos derechos pueden hacerse valer por otros medios de prueba. El conocimiento de

50 PÉREZ FONTANA, Sagunto. op. Cit., p. 11 y 12. 50


embarque es el título indispensable para exigir la entrega de las mercancías51.

Tiene también una función constitutiva, surge de él un derecho típico, el derecho cartular, que en algunos
casos se vincula con la relación llamada fundamental, y en otros se desprende totalmente de ésta,
resultando que las relaciones derivadas de ese vínculo son inoponibles a los terceros tenedores del
documento. No constituye una excepción al carácter constitutivo del título, el que, en el caso de las
sociedades anónimas, el derecho de los accionistas a obtener las acciones deriva del contrato de
sociedad, pues el carácter constitutivo.

Es, asimismo, título dispositivo, en el sentido de que, debido a la relación entre el documento y el derecho,
es necesario disponer del título para obtener la prestación en él prometida. Del carácter dispositivo del
título deriva el derecho del deudor a que se le restituya el documento una vez que cumplió la prestación.

VIII. CARACTERISTICAS DE LOS TITULOS DE CREDITO

Como se ha analizado, el título o documento (material o tangible) va unido al derecho (intangible); la forma
de lograr la tangibilidad del derecho es por vía del título de crédito, desarrollándose varias características
propias del derecho cambiario, como la literalidad, incorporación, autonomía, legitimidad activa y pasiva,
formulismo, circulación, y abstracción.

• La incorporación. -

a) Definición

El derecho que deriva del título de credito se encuentra como adherido al título, sin el cual ese derecho no
puede circular. Por eso se habla del título de credito o título-valor, o sea, el valor, es decir, el derecho,
unido indisolublemente al documento que lo contiene, sin el cual no puede hacerse valer. Por esto, a la
incorporación se le ha llamado también compenetración o inmanencia.

Cuando hablamos de “incorporación de derecho al título” se emplea una expresión puramente metafórica;
quiere decir que el título, como cosa corporal, y el derecho documentado, como cosa incorporal, aun
cuando sean cosas distintas, se ofrecen en el tráfico como si fuera una cosa52.

b) Función de la incorporación

La incorporación del derecho al documento hace más fácil y segura la circulación de los derechos, porque
permite una esencial transmutación jurídica: la cesión de derechos se convierte en una transmisión de
cosas muebles a cuyo régimen jurídico el documento (título de crédito) se somete. La solución del Derecho
mercantil a la exigencia de que los derechos se transmitan de forma rápida y segura se logra mediante la
incorporación, porque por ella los derechos circulan eludiendo las reglas de la cesión de créditos,
sometiéndose a las reglas de la transmisión de las cosas muebles. El tráfico de derechos se convierte así
en un tráfico de cosas muebles (protegido por el principio de tutela a la posesión de buena fe), cuyo

51 GARRIGUES, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo III. Editorial Temis. Bogotá, Colombia, 1987. Página 86
52 GARRIGUES, Joaquín. op. Cit., p. 87
régimen jurídico contiene grandes ventajas; la posesión de buena fe equivale al título; el adquiriente
poseedor de buena fe obtiene la propiedad del documento (título de crédito); la propiedad del documento
confiere la titularidad del derecho incorporado; la simple posesión del documento legitima al poseedor para
exigir del deudor el cumplimiento del derecho incorporado53.

c) Derechos incorporados

El derecho que se incorpora es frecuentemente un derecho de crédito que entraña la pretensión de una
prestación dineraria. Pero esto no es necesario, pues el título puede incorporar un conjunto de derechos
de distinta naturaleza o un derecho relativo a cosas individualizadas (mercancías, en el supuesto de
conocimientos de embarque, resguardos de depósitos, etc.). Por esta razón resulta preferible el término
título-valor a título de crédito54.

Si el valor incorporado (derecho de crédito) es una suma de dinero debe señalarse la respectiva unidad o
signo monetario. Si existe diferencia del importe entre el expresado en letras o en números o mediante
codificación, prevalecerá la suma menor. Si la diferencia es la unidad monetaria, se entenderá que
corresponde a la moneda nacional, si uno de los importes estuviese expresado en dicha moneda. Si no
consigna la unidad o signo monetario carece de la calidad y efecto de título de crédito. Esta regla
concierne a los títulos crediticios y no a los representativos de mercaderías, en los que puede no haber
referencia a importe, sino a cantidad.

d) Elementos de la incorporación

De ello se deduce que todo título de crédito se compone de dos elementos: uno corporal, material, el
corpus que es el documento y otro, inmaterial, el derecho que en él se menciona o sea la declaración
cartular, declaración unilateral de obligarse hecha por el creador del título55

e) Consecuencias

Se habla de documento necesario porque la posesión y la presentación o exhibición del mismo son
indispensables para ejercitar el derecho. La incorporación del derecho al título trae como consecuencia
que sólo el poseedor del documento pueda exigir y transmitir el derecho documental 56. Los títulos valores
requieren siempre la existencia de un documento que es el sostén del derecho que utilizando una metáfora
se considera incorporado en el mismo de tal manera que sin el documento es imposible ejercitar el
derecho del que titular está investido57.

La literalidad. -

Esta característica significa que los derechos y correlativas obligaciones deben constar por escrito en el
documento o en hoja adherida a él, porque son los términos señalados en éste los que determina el

53
BROSETA PONT, Manuel. op. Cit., 542
54
SANCHEZ CALERO, Fernando. op. Cit., p. 336
55 PÉREZ FONTANA, Sagunto. op. Cit., p. 15
56 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 835
57 PÉREZ FONTANA, Sagunto. op. Cit., p. 15
contenido y los efectos de tales derechos, así como la titularidad del tenedor legítimo y las prestaciones a
cargo del obligado (el alcance y modalidades de los derechos y obligaciones). Derivado del principio de
literalidad, las medidas cautelares, la prenda, el fideicomiso y cualquier afectación sobre los derechos o los
bienes representados por valor, no surten efecto si no se anotan en el mismo título. En otros títulos, por su
naturaleza, como los nominativos, deben anotarse en la matrícula o registros del respectivo valor.

Según Desemo “la literalidad del título significa que este contiene una obligación y un correspondiente
derecho conforme al tenor del documento”58. El contenido de la declaración documental y a veces de la
norma legal y de la relación causal que el emitente haya podido mencionar en el contexto del título,
determina el contenido y la naturaleza del derecho, o de los derechos internos y de la obligación u
obligaciones correlativas59

La literalidad opera exclusivamente de quien haya de ejercitar el derecho documental, sustrayéndole a


posibles excepciones del deudor, basadas en elementos extraños al título. Su fundamento está en la
confianza que pone quien recibe un título sobre la exactitud de su contenido según al tenor del título
mismo60.

Se dice que el derecho expresado en el título es literal, porque su existencia se regula a tenor del
documento61; esto significa que la forma escrita es decisiva para precisar el contenido del título, su
naturaleza y la modalidad del derecho mencionado en el documento. Ninguna condición que no resulte del
tenor del documento puede hacerse valer mediante él. De este modo, lo que aparece literalmente en el
documento resulta determinante respecto a la situación jurídica del titular62. El derecho incorporado tiene la
nota de la literalidad, lo que quiere decir que cuanto concierne al contenido de este derecho, sus límites y
sus modalidades dependen de los términos en que está redactado el título63.

Se establece, sin embargo, que el dato de la literalidad del derecho no aparece con la misma fuerza en
todos los títulos. Cobra todo su valor en los títulos perfectos o completos, como la letra de cambio o el
cheque, donde la incorporación del derecho al título es más absoluta64. La literalidad del derecho es la
característica propia de los títulos de crédito perfectos, o sea aquellos en los que se verifica por completo
la incorporación del derecho al título65.

En los títulos llamados incompletos (obligaciones), que incorporan un derecho preexistente cuya vigencia y
contenido se determinan por elementos extraños al título, la nota de literalidad queda debilitada66.

La autonomía. -

58 SILVA VALLEJO, José Antonio. op. Cit., p. 667


59 MONTOYA MANFREDI, Ulises. op. Cit., p. 29
60 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 837
61 VIVANTE, César. op. Cit., p. 137
62
MONTOYA MANFREDI, Ulises. op. Cit., p. 21
63
SANCHEZ CALERO, Fernando. op. Cit., p. 1 336
64 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 837
65 GARRIGUES, Joaquín. op. Cit., p. 95
66 URIA, Rodrigo. op. Cit., p 837
a. Definición

Esta característica determina que cada uno de los sucesivos titulares del documento resulta vinculado en
forma originaria con el obligado y no como un sucesor de quienes lo antecedieron en la titularidad del
instrumento. Existe una relación real, objetiva, instrumentalizada, independiente de las relaciones
extradocumentales (causas que pudieran haber determinado la creación o transmisión del título hasta
llegar al último tenedor). Vivante afirma que el derecho es autónomo, porque el poseedor de buena fe
ejercita un derecho propio, que no puede ser restringido o destruido en virtud de las relaciones existentes
entre los anteriores poseedores y el deudor67;

b. Fundamentos

Uría dice que el que adquiere un título antes del vencimiento adquiere una cosa material (el documento), a
la que va inseparablemente unido un derecho (ius propter rem) que, como tal derecho, puede ejercitarse o
no; adquiere, por tanto, la mera posibilidad de devenir acreedor y de ejercitar un derecho, o, si se quiere,
un derecho potestativo, valiéndose del cual pueda hacer propio el crédito. Por eso, cuando el título circula,
renace ex novo en cada nuevo adquirente la facultad de devenir acreedor ejercitando la pretensión
contenida en el título, que no fue ejercitada por nadie todavía, y solo en el último poseedor se da la
titularidad del derecho de crédito que durante la circulación estuvo latente. (derecho autónomo) 68

c. Función

La autonomía determina que el derecho cartular incorporado en el título está destinado a encontrar a su
titular en un sujeto determinable por medio de la relación real en que esa persona se encuentra con el
documento. En esta forma, el derecho cartular queda fijado en cada uno de los sucesivos propietarios en
forma originaria, en virtud de esa relación real, objetiva y no como consecuencia de un contrato o de un
negocio.

d. Características

Por la autonomía, el tenedor del título de crédito aparece acreedor originario del obligado y no como un
sucesor de quien lo precedió en la titularidad del documento, independiente del derecho de los anteriores,
al que no afectan las relaciones que hayan podido existir entre deudores y los tenedores precedentes, y al
que no se le pueden oponer, por tanto, las excepciones personales de éstos69.

La autonomía significa que la posición jurídica de las partes y los derechos que se transfieren en la serie
de relaciones cambiarias generadas por el proceso de circulación de un título de crédito, son
independientes entre sí70. Resulta así que cada nueva adquisición del derecho cartular es independiente
de las relaciones extracartulares, fundamentales o subyacentes que puedan haber determinado las
adquisiciones precedentes.

67
VIVANTE, César. op. Cit., p. 137
68 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 837 y 838
69 URIA, Rodrigo. op. Cit., p. 837
70 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando. op. Cit., p 45 y 46.
La autonomía comienza a funcionar desde la primera transferencia posterior a la creación y a favor de los
terceros que adquirieron el título de buena fe. El derecho incorporado es autónomo en el sentido de que
cuando se transmite el título corresponde al nuevo adquiriente un derecho que es independiente de las
relaciones de carácter personal que hubieran podido existir entre los anteriores titulares y el deudor,
siempre que haya existido buena fe71.

e. Efectos

La autonomía permite que el derecho adquirido sea en muchas ocasiones de superior categoría, como
cuando el derecho consignado en un título de crédito o en el título mismo estaba viciado por una causa de
nulidad en el momento de transferirse el título el derecho, el adquirente del mismo lo adquiere totalmente
saneado, rompiéndose con el principio del derecho civil en el sentido de que nadie puede transmitir más
derechos de los que tiene; en materia de títulos de crédito sí se puede72.

Legitimación

Legitimación Activa

a. Definición

La legitimación supone, en su aspecto activo, que el titular del derecho puede exigir el cumplimiento al
obligado por el solo hecho de tenerlo73 o para transmitir válidamente el documento.

Es legitimado, el que tiene la posibilidad de hacer valer el derecho de crédito sobre la base del título, sin
que necesite demostrar la real pertenencia del derecho de crédito. Debiendo tener la posesión conforme a
la ley de circulación del título, y que es diversa en los títulos nominativos, en los títulos a la orden y en los
títulos al portador

Si la legitimación hace referencia a los requisitos que deben concurrir en un sujeto para ejercitar un
derecho, la legitimación por la posesión aplicada a los títulos de crédito significa que en ellos la posesión
es condición indispensable para ejercitar el derecho incorporado y, en consecuencia, para exigir del
deudor-creador del título la prestación debida.

b. Fundamentos

La legitimación por la posesión establece la fictio iuris de que quien posee y exhibe el documento es titular
del derecho, lo cual no es una aberración, sino una conquista del Derecho privado y moderno. Para Jacobi
esta forma de agilizar la legitimación opera, no sólo a favor del acreedor al facilitarle y simplificarle de su
obligación simplemente con probar que pagó al poseedor del título, aunque éste no fuera el titular del
derecho.

71 SANCHEZ CALERO, Fernando. op. Cit., p. 336


72 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando. op. Cit., p. 46.
73 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando. op. Cit., 46.
c. Características

En primer lugar, la posesión del título es requisito que por sí mismo legitima al tenedor para exigir el
cumplimiento del derecho que incorpora, en los llamados títulos al portador (títulos “anónimos” o de
“legitimación pura”) y ello aun en el caso de que la posesión sea de mala fe, siempre que el deudor
desconozca esta circunstancia. En segundo lugar, la posesión del título es requisito indispensable
para ejercitar el derecho a él incorporado, aunque no sea por sí sola suficiente, pero no es siempre
condición suficiente, en los títulos a la orden y en los títulos al portador y es necesario pero suficiente por
sí sola en los títulos a la orden y en los nominativos74.

En una clase de títulos, títulos al portador, la posesión legitima, sin necesidad de otra prueba, sea porque
el deudor no está autorizado a investigar el derecho del poseedor, sea porque el deudor no está obligado a
investigar ese derecho (títulos de legitimación puros). En otra clase de títulos, títulos a la orden, la
posesión legitima, unida a una prueba relativa al derecho derivado del título y que se facilita por la fuerza
legitimadora formal de ciertas cláusulas. En otra clase de títulos, finalmente, títulos directos, llamados
“nominativos”, la posesión no legitima por sí misma de un modo decisivo ni aun unida a pruebas
suministradas por el título mismo: es necesario completar la legitimación por medio de la inscripción en un
libro del deudor.

d. Efectos

La legitimación por medio de la posesión permite el ejercicio del derecho a personas a quienes no les
está atribuido este. El titular aparente (apariencia engendrada por la posesión) puede exigir la prestación
del deudor y es este quien tiene que probar su falta de derecho (inversión de la carga de la prueba).

Supuesta la posibilidad de separación entre el derecho (propiedad del título) y ejercicio del derecho
(posesión del título), cabe que el derecho se ejercite por los titulares y por los no titulares.

Se deduce que la posesión del título es equivalente a la posibilidad de ejercicio del derecho luego
será posible este ejercicio por quien no sea titular del derecho, con tal que sea poseedor del título. Esta es
la consecuencia más importante de la legitimación por la posesión. Así como en el derecho de cosas en
general pueden estar separadas la propiedad y la posesión de una cosa, propiedad sin posesión y
posesión sin propiedad, y por consiguiente, marchar por caminos distintos el derecho y el ejercicio del
derecho, así también en el derecho de títulos de credito puede existir derecho sin posibilidad de ejercicio
(propietario despojado de su título) y ejercicio del derecho sin tener efectivamente derecho (posesión del
título por el no propietario)75.

Legitimación Pasiva. -

La legitimación en su aspecto pasivo, consiste en que el obligado se libera de su obligación por cumplir la
prestación frente al tenedor del documento, siempre que éste tenga una tenencia legítima 76. La posesión

74 BROSETA PONT, Manuel. op. Cit., p. 544 y 545


75 GARRIGUES, Joaquín. op. Cit., p. 89, 90 y 93
76 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando. op. Cit., p. 46.
del título respecto del deudor, le dispensa de toda indagación sobre los extremos recién mencionados: el
deudor que paga contra la presentación del documento paga válidamente; y, a la inversa: el deudor no
está obligado a la prestación si no es mediante la exhibición del título. Para evitar que pueda ser obligado
a pagar dos veces, se autoriza al deudor para reclamar el título una vez que pague (títulos de restitución o
rescate).

Los títulos de crédito son títulos de legitimación que dotan al tenedor, frente al deudor, de una apariencia
jurídica, de tal suerte que el deudor puede, en cierta medida confiar en ella.

Así como la posesión engendra apariencia de propiedad en las cosas, en los títulos de crédito la posesión,
sola o unida a ciertas cláusulas legitimadoras, engendra una apariencia de titularidad legítima a favor del
poseedor del documento y esta apariencia es suficiente para el comercio jurídico. La apariencia jurídica
que el título de crédito engendra, actúa tanto a favor del deudor, le libera de la deuda si paga al que goza
de la apariencia del derecho, como a favor del acreedor, a quien asegura contra la excepción de que el
deudor ha pagado al anterior acreedor después de la cesión del derecho o que ha llegado con él a un
arreglo77.

El formulismo. –

Los títulos de crédito son documentos que, para su validez y eficacia jurídica, deben cumplir con
determinados formalismos al momento de su redacción, y deben contener los elementos generales de
todo título y los especiales de cada uno en particular. La forma es un elemento esencial para que el
negocio jurídico surja. Ello también es imperante en el ámbito procesal, pues el documento –titulo- es
eficaz siempre que contenga los requisitos generales y especiales, para exigir el cumplimiento forzoso de
la obligación en el contenida a través de los órganos jurisdiccionales competentes.

Abstracción. –

Por la abstracción los títulos de crédito se desvinculan de su causa generadora, de modo que el acto o
contrato subyacente del que pudiesen provenir no tendrá efecto legal alguno sobre el derecho del nuevo
tomador, con la condición de que por un lado se trate de documentos no causales, y por el otro, que el
título haya circulado por medio del endoso, y su efecto se determina por la imposibilidad que tiene el
deudor de oponer las excepciones personales que tendría en contra del beneficiario inicial, derivadas
precisamente de la relación bilateral que dio lugar a la expedición del título. Así, la abstracción constituye
una categoría que unida a la autonomía, establece un derecho pleno e independiente del acto creador a
favor del nuevo adquiriente del documento, porque la causa que lo genero, no tendrá efecto legal alguno
en contra del nuevo detentador de buena fe, y en donde los límites de los derechos y las obligaciones
entre el nuevo adquiriente y el deudor, estarán determinadas exclusivamente por el texto literal del
documento, y por ello la identificamos como la independencia de causa de creación.

El derecho incorporado es autónomo en el sentido de que cuando se transmite el título corresponde al


nuevo adquiriente un derecho que es independiente de las relaciones de carácter personal que hubieran

77 GARRIGUES, Joaquín. op. Cit., p. 90, 92-93


podido existir entre los anteriores titulares y el deudor, siempre que haya existido buena fe78. En algunas
categorías de títulos de crédito, esta separación llega a traducirse en la misma abstracción del derecho
cartular. Cuando el derecho cartular es abstracto puede tener un titular distinto de aquel a quien pertenece
el derecho derivado de la relación fundamental, teniendo, por tanto, los dos derechos una circulación
independiente.

Los títulos abstractos son aquellos en los que no se menciona la relación fundamental y su creación puede
deberse a relaciones de diversa naturaleza (La entrega de un cheque puede ser para el pago de una
compraventa, de un préstamo, del alquiler, etc.).

Se debe tener en cuenta que en las relaciones entre el que emite el título y su primer tenedor, aquél puede
alegar ante éste las excepciones u obstáculos que deriven de la relación fundamental que le liberen del
cumplimiento de la obligación incorporada al título (el comprador extiende una letra para el pago de las
mercancías al vendedor, que luego éste no envía, si el vendedor exige el pago de la letra, el comprador
alegará el incumplimiento de la otra parte de la entrega de esas mercancías), pero estas excepciones, que
se consideran de carácter personal, no son oponibles al tercer poseedor de buena fe del título (en el
ejemplo anterior si la letra se transmite a un tercero, que al adquirirla no ha obrado en daño del deudor,
éste no podrá oponer que no se entregaron las mercancías 79.

La circulación. –

Giuseppe Ferri dice que en los títulos de crédito no hay transmisión del derecho de crédito, y más que de
circulación de crédito podría hablarse de una circulación de la posición de acreedor. Esta destinación
inicial a la circulación, ínsita en la voluntad del creador del título, constituye la esencia del título de crédito,
el elemento discriminante y del cual derivan las características propias de la disciplina, pero constante y
presente en todos los títulos de crédito está la voluntad de crear un título circulatorio”80.

Winizki los denomina “títulos circulatorios” fundándose en que el fenómeno económico de la circulación es
el denominador común de todos los documentos que se integran en la teoría general autónoma que
gobierna esta clase de instrumentos y que son exigencias económicas las que han obligado a facilitar y
asegurar esa circulación, innovando hasta en las concepciones jurídicas más tradicionales, como ocurre
con la fundamental y revolucionaria figura del endoso81.

Giuseppe Ferri dice que dicha destinación a la circulación admite la posibilidad de limitación impuesta por
la voluntad del suscriptor, y en tal sentido el título pierde la calidad de título circulatorio”82. Por su parte,
Pino Carpio, citado por el maestro Montoya considera que, cuando expresa que el hecho de que el
documento emitido no circule y se quede en poder del primitivo girado (ha querido decir girador), no atenta
contra su destino; pues la esencia del título de crédito es que puede circular; mas no que en realidad
circule. La virtualidad de la circulación de un título de crédito nace de la promesa unilateral, sincera y de

78 SANCHEZ CALERO, Fernando. op. Cit., p. 336


79 SANCHEZ CALERO, Fernando. op. Cit., p. 336 y 338
80 SILVA VALLEJO, José Antonio. op. Cit., p. 677 y 678
81 MONTOYA MANFREDI, Ulises. op. Cit., p. 17
82 SILVA VALLEJO, José Antonio. op. Cit., p. 677
buena fe, que hace el librador del documento de que la obligación que éste contiene será pagada a quien
al final de la circulación resulte el titular del crédito frente al titular de la obligación83.

En conclusión, estos documentos circulan con gran intensidad en el tráfico económico, tienen fácil
realización del crédito que ellos contienen, están destinados a la circulación, aunque no circulen.

IX. IMPORTANCIA Y SIGNIFICACION ECONOMICO-JURIDICO DE LOS TITULOS DE CREDITO

Las relaciones jurídicas entre comerciantes precisan de una sencillez, facilidad de transmisión y
ejecutividad que históricamente no se alcanzaba a través del instrumento del contrato. Por eso, el Derecho
mercantil histórico desarrolló los llamados títulos valores (o títulos de crédito, en la denominación
tradicional, aún utilizada por Uría), es decir una serie de documentos, de muy diferentes características,
pero que tienen algo en común: una persona - el emisor - se compromete a efectuar determinada
prestación en favor del que resulte ser su legítimo tenedor. La gran diferencia con los contratos escritos es
pues que se trata de un documento (normalmente) breve, firmado por una persona, sin que sea necesaria
(ni posible) la aceptación por su receptor, documento que circula de mano en mano, de forma que su
último tenedor es el que puede exigir al emisor el pago de la prestación incorporada al título.

• Importancia económica

Un vistazo a la realidad nos muestra que en el tráfico los títulos de crédito tienen igual o más importancia
que los contratos pues cumplen las más variadas funciones:

- En primer lugar sirven para el pago de deudas a través de bancos (cheque);

- También para formalizar obligaciones de pago y facilitar su transferencia (letra de cambio - título de
especial relevancia -, pagaré, obligaciones, bonos);

- Finalmente, para facilitar la transmisión de bienes y de su seguro durante su transporte o depósito (carta
de porte, conocimiento de embarque, certificado de depósito,). Nótese que los títulos de crédito son
siempre negocios jurídicos accesorios, que se superponen a un negocio jurídico principal (p.e. el pagaré a
un préstamo, la letra a una compraventa, el conocimiento de embarque a un fletamento).

• Importancia jurídica

Los títulos de crédito son un fenómeno exclusivamente mercantil. Como ha dicho Ascarelli, en una frase
que se ha hecho célebre, “si nos preguntasen cuál es la contribución del derecho comercial en la
formación de la economía moderna, tal vez no podríamos apuntar otra que haya influido más típicamente
en esa economía que la institución de los títulos de crédito”. De ahí que los mercantilistas hayan volcado
sus ansias dogmáticas en el estudio de la estructura de la institución. La discusión ha sido especialmente
viva en dos momentos históricos: la última mitad del XIX en Alemania (Ulmer, Brunner) y en Italia tras la
promulgación del Codice Civile (Ascarelli, Ferri).

83 MONTOYA MANFREDI, Ulises. op. Cit., p. 11 y 12. 17


X. CLASIFICACIÒN DE LOS TÌTULOS DE CRÈDITO

• Por el carácter del creador o emisor.


o Públicos: son emitidos por el Estado o una entidad autónoma o descentralizada con el
aval del poder público
o Privados: son emitidos por cualquier persona física o moral.
• Por la forma de su Creación
o Singulares, Individuales o aislados: cada uno se emite en una operación determinada,
frente a una persona concreta;
o Seriales, de masa o en serie: son emitidos en una operación compleja realizada frente a
una pluralidad de personas.
• Por los efectos de la causa sobre la vida del Título.
o Causales o concretos: son los que funcionan ligados al negocio causante.
o Abstractos: los desligados de ese negocio, desconectados de su causa.
• Por la Ley que los rige
o Típicos o Nominados: designan una persona determinada. Para su transmisión es
necesario el endoso, la entrega y la inscripción en el registro de emisores. Estos títulos
también son llamados títulos nominativos directos o títulos de crédito de circulación
restringida. Se encuentran estipulados por la ley expresamente: como el cheque, la letra
de cambio, el pagaré, etc.
o Atípicos o Innominados: Son los que sin estar expresamente reglamentados han sido
usados en la práctica bancaria y mercantil; en la legislación guatemalteca podría
discutirse la existencia de los títulos innominados, ya el Código de Comercio dispone que
“Sólo producirán los efectos previstos en este Código, los títulos de crédito que llenen los
requisitos propios de cada título en particular y los generales siguientes:..” Sin embargo el
mencionado artículo se refiere a los títulos nominados o típicos y que si es posible que se
consagren nuevos títulos que reúnan los requisitos mínimos, que la ley establece en su
definición de títulos de crédito.
• Por el derecho incorporado
o Personales o Corporativos o de participación social: atribuyen una calidad de
miembro a su tenedor, de la cual se derivan diversas clases de derecho: político y
económico
o Obligacionales o de Pago: (de crédito en sentido estricto), atribuyen un derecho al
crédito, que faculta para exigir el pago. Estos son la letra de cambio, el pagaré y el cheque
o Reales, de tradición o Representativos: atribuyen derechos reales sobre la mercancía
amparada por el título.
• Por la sustantividad del documento
o Principales: su valor se satisface con el propio título.
o Accesorios: dependen del título del que forman parte.
• Por la función económica
o Especulativos: el rendimiento es variable, porque dependen de los resultados
Financieros del emisor.
o Inversión: el rendimiento es fijo, generalmente la emisión de esta clase de títulos de
crédito está sujeta a la intervención del poder público.

XI. TITULOS IMPROPIOS


La denominación títulos impropios no está contenida en el Código de Comercio, sino que surge de la
doctrina que analiza aquellos documentos que sin ser títulos de crédito reúnen ciertas características que
los hace parecer a éstos, tal es el caso de un billete de lotería, un comprobante de juego en pronósticos
deportivos, un boleto para entrar a un espectáculo, un vale de despensa, un vale de descuento, etc., que si
bien es necesaria su presentación y entrega para recibir el beneficio o prestación correspondiente, no
reúnen las características de incorporación, legitimación, literalidad y autonomía, en los términos que la
Ley establece para considerarlos títulos de crédito.

Por otro lado, si bien en la clasificación que hicimos de los títulos de crédito nos referimos a la de los
títulos innominados, que son todos aquellos que no tienen reglamentación específica en la Ley, para ser
considerados títulos de crédito, no sólo requieren de sus características generales de incorporación,
legitimación, literalidad y autonomía, sino que además deben tener los requisitos esenciales que los
distinguen entre los títulos de crédito.

En conclusión, los documentos antes señalados y conocidos como títulos impropios, no son títulos de
crédito por no reunir los requisitos esenciales y no incorporar derechos que circulen con los propios títulos,
como elementos accesorios de ellos, por tanto, no le son aplicables las disposiciones del Código de
Comercio.

XII. DESMATERIALIZACION DE LOS TITULOS DE CREDITO

La gran difusión en el moderno tráfico jurídico mercantil de los títulos valores, y, en especial, de los valores
mobiliarios, ha puesto en evidencia la insuficiencia del mecanismo tradicional de la incorporación del
derecho al título o soporte documentado en papel para atender las nuevas necesidades, iniciándose así un
proceso de crisis.

Crisis propiciada por la excesiva manipulación y movilización de documentos de un lado a otro en el


mercado financiero, básicamente en aquellos sectores del mismo (bursátil y bancario). De acuerdo a
OLIVENCIA citado por Valenzuela Garach dice que "las ventajas del papel acababan desembocando en
los inconvenientes del papeleo"84.

El enorme volumen de títulos que actualmente son objeto de transacciones en bolsa, ha obligado a que en
la mayoría de los países, se sustituya el documento, soporte del derecho, por una anotación contable. Se
debe aclarar que esta problemática solamente afecta a aquellos títulos que son cotizados y negociados en
los mercados de valores. Lo que significa que la aparición de los valores representados en anotación de
cuentas no constituye, una alteración universal del concepto de título valor.

• Antecedentes

Las legislaciones modernas que regulan a estos valores han seguido diversos sistemas. El primero
arranca de la ley alemana de 1937 sobre el depósito colectivo de valores, que establece una copropiedad
por cuotas para los propietarios primitivos sobre el conjunto de títulos depositados. Francia siguió el
sistema desde 1941, imponiendo el depósito obligatorio de los títulos en una Caja Central de las acciones
al portador, organismo que se sustituyó por otro interprofesional para la compensación de valores
mobiliarios que se llamó SICOVAM; Bélgica en 1967 y Suiza en 1971 establecieron el depósito colectivo,

84 VALENZUELA GARACH, Fernando. La Información en la Sociedad Anónima y el Mercado de Valores, Madrid, Editorial
Civitas, S.A., 1993, p.98.
en España, el decreto de 25 de abril de 1974 creó un nuevo sistema de liquidación y compensación de
valores cotizables y un depósito bancario de estos valores, siendo la nota esencial de este depósito la
fungibilidad de los títulos depositados, es decir la posibilidad de restituir otros de numeración distinta. A
este depósito se le denomina “depósito especial”85. En Guatemala esta institución la introdujo el Decreto
Legislativo 34-96 Ley del Mercado de Valores y Mercancías.

• Fenómeno de la desmaterialización

Con la desmaterialización se busca darle mayor agilidad, eficiencia, seguridad y disminución de costos al
mercado de valores a efecto de lograr un mejor desarrollo del mismo.

El adelanto de la ciencia ha trascendido el umbral de los títulos valores, y ha traído como consecuencia
que la tecnología brinde nuevos métodos de representar valores, reformulando los conceptos jurídicos en
los que descansaba el derecho cartular o derecho cambiario. El adelanto tecnológico ha obligado a revisar
los postulados consagrados en el derecho cambiario y aceptar nuevas perspectivas, situaciones y
registros en los que reposan derechos valorizables y negociables, sin embargo que se incorporan material
ni físicamente en un documento cartular, y, no obstante ello, es preciso otorgarle efectos jurídicos
negociables. Este avance tecnológico induce a reconocer la posibilidad de desmaterializar los títulos
valores, prescindiendo del papel como único elemento existencial del título, de la firma y de los sellos, que
tradicionalmente se les ha venido otorgando con un carácter insustituible, para sustituirlo por un sistema
que brinde confianza en su emisión y transmisión.

La desmaterialización puede describirse "como el fenómeno de pérdida del soporte cartular por parte del
valor incorporado, optando por la alternativa de su documentación por medios contables o informáticos" 86.
Con la desmaterialización o con la inmovilización de los valores se elimina las inexactitudes derivadas de
procesos manuales y del trasiego físico de títulos, en igual forma con la desmaterialización se disminuyen
una serie de costos asociados al uso de papel87.

La desmaterialización implica la prescindencia del soporte material o papel para hacer constar el valor en
un registro o hacer que éste tenga un soporte electrónico o virtual. La desmaterialización de los títulos
valores se efectúa mediante las anotaciones en cuenta y la inscripción correspondiente de éstos mediante
anotaciones en cuenta y la inscripción correspondiente de éstos en el registro contable en los libros del
emisor. Los valores que generalmente se representan por anotación en cuenta son las acciones, las
obligaciones y derechos de suscripción preferente. Las anotaciones en cuenta cumplen una importante
función, pues, a través de ellas que se agiliza y se brinda seguridad al tráfico jurídico mercantil y a los
derechos así representados. Esta modalidad de representación consiste en sustituir el papel por una
técnica que recurre a una simple anotación del derecho en un registro contable88

La anotación en cuenta constituye un sistema que, utilizando básicamente las modernas técnicas
informáticas, suprime el movimiento de masas ingentes de papel y devuelve a los mercados de capitales la
agilidad que habían perdido. Las anotaciones en cuenta suponen, una técnica de representación de
posiciones jurídicas alternativa a la tradicional de los títulos valores, que, como ésta, imprime un particular
régimen al ejercicio y a la transmisión de los derechos que se instrumentan a través de ellas 89.
85
GARRIGUES, Joaquín. op. Cit., p. 90 y 91
86
VALENZUELA GARACH, Fernando. op. Cit., p. 96.
87 GARCÍA KILROY, Catiana. Apuntes para la Liquidación de Valores, San José, Costa Rica, 1998, p.134.
88 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando. op. Cit., p. 61.
89 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Guillermo. Lecciones de Derecho Mercantil, Madrid, Editorial Tecnos, S.A., 1992, p. 322.
CUESTIONARIO DE TEORIA GENERAL DE LOS TITULOS DE CREDITO.

1. Elabore un cuadro cronológico que contenga las etapas evolutivas del comercio: el trueque,
etapa monetaria y el crédito.
2. Elabore un cuadro comparativo de la escuela alemana y la escuela italiana: autores, aportes.
3. A partir del análisis del concepto económico y jurídico del credito, reflexione sobre la función
jurídica de los títulos de crédito.
4. Explique qué es la naturaleza jurídica de los títulos de crédito y porqué se les considera cosas
mercantiles
5. Diga porqué son documentos constitutivo-dispositivos los títulos de crédito
6. ¿Qué es un título de crédito conforme a la ley?
7. Elabore un cuadro comparativo con las características esenciales de los títulos de
crédito: incorporación, legitimación, literalidad, autonomía, formulismo, circulación y
abstracción el cual contenga concepto, importancia y ejemplo.
8. Especifique la diferencia entre el concepto doctrinal de los títulos de crédito con el concepto
legal de los títulos de crédito.
9. Elabore un cuadro sinóptico de la clasificación de los títulos de crédito, en el cual explique
brevemente y ejemplifique los tipos de títulos de crédito que correspondan a cada rubro de la
clasificación.
POR LA LEY QUE LOS RIGE

NOMINADOS INNOMINADOS
.

POR LA PERSONALIDAD DEL EMISOR


TÍTULOS PÚBLICOS TÍTULOS PRIVADOS

POR EL DERECHO INCORPORADO AL TÍTULO


TÍTULOS PERSONALES TÍTULOS OBLIGACIONALES TÍTULOS REALES O
REPRESENTATIVOS DE
MERCANCÍAS
.

POR SU FORMA DE CREACIÓN


TÍTULOS SINGULARES TÍTULOS SERIALES O EN MASA
POR LA SUSTANTIVIDAD DEL DOCUMENTO
TÍTULOS PRINCIPALES TÍTULOS ACCESORIOS

POR SU EFICACIA PROCESAL


TÍTULOS DE EFICACIA TÍTULOS DE EFICACIA LIMITADA
PROCESAL PLENA
.

POR LOS EFECTOS DE LA CAUSA SOBRE LA VIDA DEL TÍTULO


TÍTULOS CAUSALES O CONCRETOS TÍTULOS ABSTRACTOS

POR LA FUNCIÓN ECONÓMICA DEL TÍTULO


TÌTULOS DE ESPECULACIÓN TÍTULOS DE INVERSIÓN
10. Mencione las diferencias entre los títulos de credito y los títulos impropios, proporcione tres
ejemplos
11. Explique en que consiste la desmaterialización de los títulos de crédito, y si es factible su
utilidad en nuestro país.

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