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Curso de Ingreso 2017
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GUÍA PARA EL INGRESANTE

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CRONOGRAMA

Día 1: 13/3

Presentación y bienvenida a los ingresantes

Día 2: 15/3

Taller de comprensión lectora (Dinámica grupal)

Eje: La mirada sobre el otro

Día 3:17/3

Encuentro/charla con referentes de las diferentes carreras

Taller de Pensamiento Lógico Matemático

Día 4: 20/3

Taller de análisis de imágenes (Dinámica grupal)

Eje: La mirada sobre el otro

Día 5: 22/3

Presentación de propuestas de los ingresantes

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Curso de Ingreso ISFD y T N°60-AÑ O 2017 Pá gina 2


TALLER DE COMPRENSIÓN LECTORA

La mirada sobre el otro

INTRODUCCION
Durante miles y miles de años, el “otro” fue el desconocido. El desconocido, era el
enemigo que acechaba en todas partes, en las cóleras del cielo, en los caprichos de los ríos
o en la espesura de la selva.

Desde la época de las cavernas, el espacio mundo conocido se ha ampliado enormemente;


las fronteras del conocimiento han estallado en todas direcciones ;los contactos y los
intercambios se han multiplicado hasta el infinito; en todas partes el hombre ha
comenzado a reconocerá sus semejantes y los destinos colectivos e individuales empiezan
a entrelazarse a escala planetaria. La palabra solidaridad sin fronteras comienza a cobrar
sentido. Y sin embargo..

Y sin embargo, todavía, con harta frecuencia, el otro continua siendo, sino un
desconocido, un extraño un enemigo en potencia.

Los hitos de las fronteras se han desplazado, las líneas de identificación se han complicado
a mas no poder. Pero se diría que subsiste la necesidad de plantar esos hitos y de trazar
esas líneas a cualquier precio. Es la necesidad de un territorio -físico, imaginario, psíquico-
claramente delimitado, donde el semejante reina y del que el extraño, salvo excepciones,
es expulsado.

Fragmento de “Editorial “ , Imágenes del “otro” en el cine, Correo de la Unesco, Oct/89

Pensar en el otro, reflexionar acerca de la cuestión del “otro”, nos introduce en un tema
que ha recorrido la historia de la humanidad de diversas formas.

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¿Quién es el otro?

¿Cómo sentimos al otro?

¿Cómo construimos nuestra relación con el otro?

Yo ¿Soy un otro? ¿Para quién?

Para comenzar, intenten dar respuestas a estas preguntas iniciales.

ACTIVIDADES
1) Conformación aleatoria de grupos , que trabajaran en la lectura comprensiva de los
textos incluidos en la base de recursos:

 Programa Mentira la verdad. El otro. Canal Encuentro


 Texto: “Hay que sentir al paciente”. Entrevista al Dr René Favaloro.
 Texto: “Ciudadanía y alteridad”, Skliar,C.
 Texto:”Dar y recibir. El efecto Benjamín Franklin o por que ayudamos haciendo
favores”, Golombek,D.
 Texto” Escenas de la vida posmoderna: El centro comercial”, Sarlo,B.
 Texto” Los orígenes de las ideas racistas”, Kriukov,M.
 Texto:”Morir en la pavada”.Cuento. Menapace,M.

Para los profesores: Confeccionar lista de los integrantes de cada grupo, para reagrupar
con integrantes de cada uno en el Taller de Análisis de imágenes del día 20

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René Favaloro: “Hay que sentir al paciente”

En 1996, Carina Maguregui entrevistó al reconocido cardiocirujano y científico


argentino (Conversaciones sobre ética y salud, Torres Agü ero Editor y Centro Editor de
la Fundació n Favaloro, Buenos Aires). El respeto por el paciente, la relació n entre la
medicina y las nuevas tecnologías, y el vínculo con la educació n son algunos de los
temas abordados en esta conversació n sin desperdicio.

“A veces nos preguntábamos cuáles eran las razones del éxito. A mi entender todo se
debía a la capacitación profesional y humanística que nos había dado la universidad y el
Hospital Policlínico de La Plata, merced a la cua, podíamos dedicarnos con abnegación y
amor a nuestra tarea de médicos a la que entregábamos todos nuestros esfuerzos.
Entendíamos –porque lo llevábamos en el alma– que el acto médico debe estar rodeado
de dignidad, caridad, igualdad, piedad, sacrificio, abnegación y renunciamiento. Y por
sobre todas las cosas habíamos procedido con honestidad (…) Estoy seguro, por otra
parte, de que ese ha sido y sigue siendo el derrotero por donde transita la inmensa
mayoría de los médicos rurales de mi país. Buscábamos obtener un sustento económico,
pero lo hacíamos cobrando lo justo, de acuerdo con la capacidad de cada uno de los
pacientes. A toda hora nuestro esfuerzo personal y la capacidad tecnológica de la clínica
estaban al alcance de todos, poniendo en práctica aquello de que la salud es un derecho
inalienable que no tolera privilegios” (René G. Favaloro, Recuerdos de un médico
rural, Torres Agü ero editor. Buenos Aires, 1992).

Uno de los científicos humanistas má s interesantes del siglo XX, Gregory Bateson,


sostuvo que un explorador no puede conocer nunca lo que está explorando hasta que
lo ha explorado, y solo cuenta con la experiencia de otros que lo precedieron en el
camino. Comparto su opinió n y por ello elegí a otro humanista, el doctor René
Favaloro, para que comparta con nosotros su experiencia y nos acompañ e a
interrogarnos sobre la medicina y la ética.

—¿Qué quiere decir medicina moderna en la Argentina y, sobre todo, cómo es


posible definirla? 
—Creo que para comenzar deberíamos clasificar el momento histó rico que nos toca
vivir como el de la “era tecnoló gica”. El gran desarrollo de la tecnología ha alcanzado
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todos los campos y entre ellos, por supuesto, el de la medicina. Pero antes de
continuar, sería bueno esclarecer un desventurado malentendido que confunde a la
ciencia con sus derivaciones tecnoló gicas. Quienes tienen esta confusió n cometen el
error insensato de juzgar lo que no admite juicio. La ciencia no es buena ni mala, es la
expresió n de una necesidad propia del ser humano ligada a la capacidad de crear.
Buenas o malas pueden ser sus consecuencias prá cticas, sus aplicaciones tecnoló gicas,
el uso que se dé al conocimiento; pero nunca el conocimiento mismo. 

El buen o mal uso que se hace de lo descubierto dependerá de razones ajenas a la


ciencia. Pero ademá s del compromiso intelectual, la ciencia –en nuestro caso puntual
la medicina– no puede dejar de lado sus implicancias técnicas y morales. 

El desarrollo científico ha alcanzado niveles que nos sorprenden día a día. En este
desarrollo sin límites, que lo invade todo, no podemos negar que los avances han
permitido un cambio sustancial en la sociedad de nuestro tiempo. También debemos
confesar que estos adelantos tecnoló gicos, rá pidos y profundos, no marcharon a la par
de la evolució n social y que no toda innovació n fue positiva. Las víctimas de la
talidomida y las de Chernobyl nos recuerdan que a veces el avance tecnoló gico tiene
un costo social y humano significativo.

La medicina vive también la etapa tecnoló gica; ya no es la medicina que yo hacía como
médico rural donde lo que má s valía era el contacto directo con el paciente, el
interrogatorio, la palpació n, la auscultació n (…) La medicina moderna tiene una mayor
complejidad porque el médico hoy cuenta con infinidad de aparatos de diverso tipo.
Esta “complicació n” genera beneficios, ya que un diagnó stico má s preciso permite
también un tratamiento má s eficaz. 

—¿La salud de una persona comprende solo el bienestar físico? En otras


palabras, además de los posibles daños en los órganos y los tejidos causados por
cualquier enfermedad o accidente, ¿hay algo menos evidente en términos físico-
biológicos que pueda afectar la salud del paciente y a lo que la medicina actual
no adjudica el valor que le corresponde?
—No hay nada que pueda reemplazar a la vieja medicina clínica de “sentir” al
paciente, palparlo, tocarlo, escucharlo. El problema, el “síntoma” de la medicina
moderna es, tal vez, un olvido. El paciente es una persona y como tal tiene tres
dimensiones de existencia: una comprende su fisiología, anatomía y estructura; otra,
sus sentimientos, emociones, afectos y pensamientos –todo lo que hace a la psiquis en

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forma general– y la tercera representa sus relaciones con los otros seres humanos y
su posició n dentro de la red social. El paciente es la fusió n indisoluble de estas tres
dimensiones. Es antinatural pretender separar la mente –si se quiere, el alma– del
cuerpo del paciente. Como todo está íntimamente relacionado, una palabra, un acto,
un gesto son capaces de cambiar, en cierto modo, nuestra fisiología. Una frase o un
abrazo pueden herir o reconfortar nuestra salud. 

Allí, frente a nosotros, está sentado el paciente y ¿quién es él?: un ser humano, por
supuesto, un “universo” de miedos, afectos, dudas y proyectos. No es una estadística
má s ni un muñ eco para reparar, sino una persona.

Juntos, el médico y el paciente decidirá n el tratamiento a seguir. ¿Có mo es eso? El


médico debe combinar el criterio científico de excelencia y la capacidad de escuchar
“las razones del corazó n” del paciente para elegir la terapéutica má s adecuada. Si se
trata de una persona con problemas coronarios verá qué es lo má s conveniente:
seguir con el tratamiento médico, realizar una angioplastia o hacer la operació n. Pero
en la determinació n final jamá s pueden intervenir preferencias personales ni
influencias econó micas, tan solo la indicació n responsable de base científica.

Insisto, tratamos a personas, de allí la importancia de la conversació n, del


interrogatorio que es el instrumento que le permite al médico reconocer el problema
físico y, sobre todo, escuchar el alma del paciente.

Lo valioso es mantener en el tratamiento un equilibrio de estas tres dimensiones de la


persona; al mismo tiempo, eso es lo má s difícil de enseñ ar. La tecnología constituye
una ayuda invaluable, pero también encandila. No hay que confundir adelanto
tecnoló gico con automatismo. Los pacientes no llegan a nosotros para cambiar
“repuestos”; ellos merecen respeto, comprensió n y solidaridad. El camino consiste en
formar a los médicos jó venes con un “criterio integral”.

—¿El avance vertiginoso en el campo científico-tecnológico, y su aplicación


particular a la atención de la salud, se vio acompañado por una evolución en el
campo de la sensibilidad y la ética de la práctica médica?
—En este sentido no veo un equilibrio má s o menos parejo de los dos campos: el de la
aplicació n tecnoló gica a la medicina y el de la ética. Por eso estoy muy preocupado, ya
que algunas veces, en nuestra profesió n, la tecnología se aplica al paciente pensando
ú nicamente en el dinero que va a redituar. Y digo esto con absoluta convicció n de que
es así, tanto en mi país como en otros lugares del mundo.

Estamos frente a la punta del témpano. El problema de fondo abarca un terreno má s

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amplio que el de la prá ctica médica y está relacionado con lo que pasa dentro y fuera
de la medicina. Vivimos una época muy materialista, donde los valores que
tradicionalmente fundaban lo social, como el respeto por el pró jimo considerado
como un igual, está n siendo reemplazados por los valores "de cambio" que establece
el mercado. Todo parece tener una etiqueta con el signo pesos. En medicina,
lamentablemente, muchas decisiones se toman con el bolsillo y no con criterio
científico. Tenemos que recordar que decidimos sobre personas con rostros, con
sentimientos, con familias, y eso me preocupa mucho. Por suerte, esta es una
inquietud compartida por muchísimos médicos que aman la profesió n y la vida.

—¿Usted cree que existe un verdadero humanismo médico? ¿Los estudiantes de


medicina son formados con esos principios éticos de los que hablamos?
—La formació n humanística es indispensable. Pensemos un poco, ¿qué se pide tanto
dentro como fuera de la medicina? Que se proceda con honestidad y que esta vaya
acompañ ada por responsabilidad y solidaridad. Yo me conformaría con que el
individuo fuera honesto, responsable y solidario. Eso bastaría para que el ejercicio de
la profesió n estuviera edificado sobre la base de ese humanismo que todos
pretendemos. 

Buen médico será aquel que tenga el suficiente criterio y responsabilidad para tomar
decisiones cuando sea necesario y humildad para pedir ayuda cuando lo crea
conveniente, reconociendo la necesidad de aprender de los demá s. 

El médico íntegro es el que siente sinceramente que lo má s importante es el paciente,


y que este es el ú nico privilegiado. La persona enferma merece respeto y no se le debe
imponer ninguna terapéutica. Todo lo concerniente a su estado tiene que analizarse y
discutirse. Se le deben explicar los pros y los contras de cada procedimiento. El
paciente tiene que ser partícipe de la decisió n final; al fin y al cabo se trata de su salud
y de su vida.  

—Su respeto por el paciente me conduce a preguntarle qué papel le asigna la


medicina como “ciencia de la vida” a la conciencia de esa persona que está
enferma y sufre.
—Nosotros tuvimos la suerte, me refiero a mi generació n, de tener maestros de
medicina que nos inculcaron que la conciencia del paciente era tan importante como
su dolencia orgá nica. Saber interpretar el alma de la persona enferma ayuda en la
decisió n del tratamiento a seguir. Fuimos educados en una facultad donde los

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profesores, de una calidad moral excepcional y una transparencia ejemplar, conocían
a sus estudiantes. Eran bellísimos seres humanos antes que médicos. Hombres
completos, todos ellos, que hablaban de una forma de vivir y, ademá s, enseñ aban
medicina.

—¿Entonces es un mito aquello de que los médicos tienen que volverse


insensibles o tomar distancia del problema del paciente para no sufrir? 
—Puedo contestar a esa pregunta con la ú ltima frase de una charla que ofrecí hace
bastante tiempo, cuando me nombraron miembro honorario de la Asociació n
Americana de Cirujanos de los Estados Unidos: "El día en que el médico deje de sufrir
con los pacientes es el momento de tirar el bisturí y no operar má s". Desgraciado es el
médico que no sufre con su profesió n. No digo que deba llorar por los rincones todo el
día; eso no tendría sentido porque debe mantenerse lú cido para continuar con el
trabajo. Pero insisto, el médico que ya no participa del sufrimiento de su paciente y
que no experimenta dolor por su muerte, no solo ha dejado de ser médico sino ha
dejado de ser... humano.

* Esta entrevista forma parte del libro Conversaciones sobre ética y salud. René


Favaloro / Abram Moszenberg / José A. Mainetti / Gregorio Klimovsky / Héctor
Ciocchini. Torres Agü ero Editor y Centro Editor de la Fundació n Favaloro, Buenos
Aires, 1996).

René G. Favaloro nació el 12 de julio de 1923 en La Plata, provincia de Buenos Aires.


Fue doctor en Medicina por la Universidad de La Plata. Desde 1962 hasta 1971 ejerció
en la Cleveland Clinic, de los Estados Unidos, donde desarrolló el trabajo fundamental
de su carrera: el bypass o cirugía de revascularizació n miocá rdica. Fue fundador de la
Fundació n que lleva su nombre, una entidad sin fines de lucro dedicada a la tarea
asistencial, la docencia y la investigació n científica. También fue miembro activo de 24
sociedades médicas, y recibió innumerables distinciones internacionales. Fue autor de
348 trabajos científicos de su especialidad, y de libros como Recuerdos de un médico
rural, De La Pampa a los Estados Unidos, y Don Pedro y la Educación, entre otros textos.
Se quitó la vida el 29 de julio de 2000.

INTRODUCCION

Comenzamos a transitar un nuevo ciclo lectivo, una nueva carrera, lo que nos infiere una gran
responsabilidad. Cada nuevo año significa detenernos un momento, planificar, proyectar y soñar.

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Los docentes queremos comunicarnos con ustedes para lograr desde el primer día la palabra, la
escucha, el respeto, la colaboración, el interés, la participación y el trabajo en equipo; para seguir
adelante en el proyecto que hoy inician, aún en momentos difíciles como se presentaran durante
la carrera, reconociendo el valor del esfuerzo, la dedicación, la tolerancia, el interés, la
responsabilidad. Los docentes seguiremos poniendo empeño, pasión y acompañamiento
brindando todo el conocimiento posible y necesario para desempeñarse como futuros docentes
y/o técnicos.

Y en este inicio nos parece importante compartir con ustedes la palabra de un médico, no solo un
profesional brillante, sino un gran ser humano.

Teniendo en cuenta que estamos acostumbrados a tener una particular mirada sobre el mundo y
sobre los otros, compañeros, docentes, familiares, superiores, simplemente otros …. Sin embargo,
¿que sustenta nuestras ideas? ¿hay una sola forma de pensar al otro? ¿de vivenciar la relación con
otros? ¿de ver la realidad?.

Se ponen en tensión diferentes supuestos en torno al vínculo con el otro: las propias ideas, la
política, la religión, la raza, la cuestión de género, el estrato social, la cuestión de poder, etc.

La cuestión del otro es un tema importante para la filosofía contemporánea, y para tener en
cuenta en educación. El otro es lo que abre la pregunta por el sí mismo, es decir, por la propia
identidad, es, a la vez, lo que permite indagar en que modo nos vinculamos con los otros y con la
naturaleza. El otro, en definitiva, nos permite pensar de qué modo nos relacionamos con nosotros
mismos, partiendo de la premisa de que esta relación esta siempre medida por un otro que es al
mismo irreductible, pero también constitutivo de nuestra identidad.

ACTIVIDADES PROPUESTAS PARA LA REFLEXION

A partir de la lectura de la entrevista al cardiocirujano René Favaloro en el año 1996, donde el


vínculo con el otro desarrolla paradojas y problemas, lo que permite analizar, reflexionar y
responder :

1. ¿Cómo definirías en principio la otredad? ¿de que modo esa definición involucra la idea
del médico o de un agente de salud?
2. La “paradoja de la otredad”: solo puedo pensar al otro desde mi yo, pero el otro
justamente es lo que excede a mi yo.
a. ¿Cómo caracteriza al yo o al sujeto la cultura científica?
b. ¿Qué otros no son considerados como sujetos en salud?
c. Si el otro es lo que excede al sujeto ¿debe el sujeto perder sus propios atributos
para acceder al otro?
d. ¿Cómo resuelve esta paradoja la opinión del doctor Favaloro?
3. ¿Qué relación se plantea en el texto entre el Yo, el Bienestar y la Ciencia?
4. El extraño es una de las figuras involucradas en los ámbitos de salud para pensar la
cuestión del otro desde un punto de vista ético.

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5. ¿Por qué la tolerancia y la hospitalidad representan dos modos distintos de vincularse con
el otro en el área de salud?
6. Según la tesis de Jean Luc Nancy “El intruso se introduce a la fuerza, por sorpresa o por
engaño, en todo caso sin derecho y sin haber estado previamente admitido” explicar la
tesis. Relacionar la tesis con la atención en salud desde la mirada del profesional médico.
7. A lo largo del texto, aparecen distintos tipos de otros, sin embargo, algunos de ellos son
“otros-diferentes” . Mencionar ejemplos de aquellos que consideran “otros-diferentes”.
8. ¿Cómo irrumpe “el otro” en la vida del personaje de la entrevista?
9. En el texto se traduce que somos al mismo tiempo iguales y diferentes ¿puede decirse que
algunas de estas dos dimensiones resulta prioritaria respecto de la otra cuando
consideramos la atención de la salud?
10. Se propone que los estudiantes escriban un ensayo que reflexione sobre los diversos tipos
de experiencias que pueden llegar a darse a partir de los distintos modos de considerar al
otro en una experiencia de atención en salud.

CIUDADANÍA Y ALTERIDAD

Más allá del derecho, y todavía más allá de la juridicidad , más allá de la moral, y todavía más allá del moralismo, la
justicia como relación con el otro ¿acaso no supone , por el contrario, el irreductible exceso de una dis-yunción , de una
anacrónica, cierto Un-Fuge, cierta dislocación out of joint en el ser y en el tiempo mismo, una disyunción que, por
afrontar siempre el riesgo del mal, de la expropiación y la injusticia(adikia) contra las cuales no hay garantía calculable,
sólo ella podría hacer justicia o impartir justicia al otro como otro?

Jaques Derrida

Sin duda, la democracia y la ciudadanía constituyen una cuestión relevante en el debate


teórico- político actual, incluso para tradiciones teóricas que hasta hace no mucho tiempo
estaban lejos de incluir estos asuntos en el campo de sus problematizaciones. Este texto

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busca plantear algunas hipótesis relacionadas con la democracia y la ciudadanía,
asumiendo un replanteamiento de estos vocablos.

Por un lado, se multiplican las demandas del reconocimiento de derechos por parte de
colectivos diferentes de los sujetos tradicionales de la política y a la vez, se politizan
dimensiones anteriormente excluidas de lo político.

O, para decirlo de otra manera, se advierte que la ciudadanía no es solo una cuestión de
conquista de derechos por parte de colectivos homogeneizados, sino que su efectivo
ejercicio depende de un conjunto plural de condiciones ligadas a las tradiciones culturales,
al género, a las formas de construcción de subjetividades, a las formas de resistencia
frente a las formas de ejercicio del poder, a las pulsiones que se tejen en los modos de
relaciones con el mundo del que formamos parte, con los otros y con nosotros mismos.
Por otro lado, en los reordenamientos del capitalismo se persiste en la escisión entre
derechos formales y derechos sociales, tomando partido por los primeros, lo que
constituye el suelo de inscripción de la ciudadanía proclamada por los organismos
internacionales y sus filiales nacionales, cuyos límites de ejercicio vienen trazados por “la
mano invisible” del mercado.

El mercado decide, así, la suerte que corresponden a cada uno, pues en él se compensan
las desigualdades iniciales mediante la iniciativa individual y la competitividad, de modo
que la ciudadanía halla su límite claro de ejercicio en las barreras invisibles.

La crítica comunitarista ha insistido en las condiciones bajo las cuales los sujetos
“diferentes” se incorporan a la ciudadanía. Con ello, han cuestionado la escisión entre
sociedad civil y sociedad política, heredada del modelo ilustrado. Pues lo privado
comprende no solo los intereses económicos de los sujetos y su forma de inserción en el
proceso de producción y reproducción económica, sino también el conjunto de relaciones
y prácticas que tienen lugar en el espacio doméstico, las orientaciones sexuales, las
prácticas culturales, las creencias particulares. Es decir, todo cuanto constituye un espacio
no solo excluido del ámbito político, sino construido como apolítico.

Los no-ciudadanos son lo Otro del ciudadano en la biopolítica, los cuerpos que no cesan
de ser fabricados como lugar de la amenaza, como fuerza extraña que corroe el orden
sociopolítico e impide su armonía plena, y que, por ello mismo, son estigmatizados,
demonizados, silenciados, culpabilizados, criminalizados, excluidos en un tipo de
inclusión- exclusión que se resuelve en su abandono. Los no – ciudadanos son aquello que,
determinados en y por el orden de la norma normalizadora ( el orden del “nosotros”),
queda excluido de la ciudadanía; ese resto sin existencia política, sin aparición y sin
palabra, pero cuyas imágenes negativamente construidas se mantienen al tiempo que se

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procede a borrar su rostro, su lengua, sus historias; son aquellos cuyos lenguajes nada
cuentan en el espacio público políticamente controlado.

Pudiera decirse, en tal sentido, que un rasgo fundamental de esa realidad consiste en la
ambigua relación con los extraños (extranjeros, refugiados, inmigrantes, marginados). En
efecto, por una parte su presencia se ha hecho normal y, por otra, se considera anómala y
perturbadora; por una parte pueden llegar a ser “tolerados”, por otra, se convierten en la
fuente de los males que aquejan a las sociedades.

Afirmar la irrupción del otro como acontecimiento por el cual nuestra mismidad
experimenta la fractura de su homogeneidad se vuelve alteridad, un devenir siempre otro.
En tal sentido, a contracorriente de las creencias más asentadas, es la relación con el otro,
la irrupción del otro, lo que hace posible la relación con nosotros mismos, pues ella está
precedida por tal irrupción, lo que Derrida resume en su sentencia de que somos rehenes
del otro.

Hacer elogio de la diferencia en el terreno del pensamiento político y de las prácticas


políticas significa aceptar la existencia de una pluralidad de singulares modos de estar en
el mundo, de una pluralidad de sentido que se construye en la pluralidad de lenguajes y
culturas. De manera que lo que permite a una comunidad narrarse a sí misma como
arraigo en su plural modo de ser y, a la vez, en el conjunto plural de la humanidad, es
precisamente la percepción especifica que esa comunidad tiene de ella misma y del
mundo del cual forma parte. Pues cada pueblo, cada cultura y cada lengua habitan el
mundo de una manera que les es propia y que da testimonio de su propia capacidad
creadora de sentidos que ineludiblemente entran en conflicto. No hay entonces,
posibilidad de ejercer una ciudadanía de la diferencia sin que ella habite y sea habitada
por la condición babélica de la cultura y el lenguaje, por la diferencia. Anular esta
condición es negar la existencia del Otro. Afirmarla, es aceptar al Otro en la soberanía de
su irreductible diferencia.

Trágico ha de ser, entonces, el tono de las preguntas que tienen que ver en lo político y,
por ende, con la ciudadanía, porque ellas involucran el riesgo de decidir entre el orden
sancionado por la fuerza de la ley y nuevas formas de vida política; de preguntas que
ponen en tensión derecho y justicia, que se liberan del modelo contractual de la justicia y
de la igualdad, del cálculo utilitario llamado libertad en el que el acto de decidir suprime al
otro. Porque las respuestas a dichas preguntas han de trazarse sabiendo que lo trágico del
vínculo social nos remite a las irresolubles tensiones vitales que nos hacen necesario al
Otro y, a la vez, nos distanciamos de él.
Fuente: Skliar Carlos - Tèllez Magaldy . Conmover la Educación. Ensayos para una pedagogía de la diferencia. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Centro de publicaciones educativas y Material Didáctico, 2015

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Actividades de sistematización

a) Teniendo en cuenta que ciudadanía se define como el vínculo que une a quienes
conviven (etnia, lengua, religión, estilo de vida, etc.) en el mismo Estado de derecho.
Responder lo siguiente:

1-En nuestra sociedad multicultural actual. ¿lo extraño es bienvenido?¿Podemos hablar de


nuestra ciudadanía como pluralista?

2- Todo pensamiento acerca del otro está atravesado por un infinito entramado de leyes,
decretos y reglamentaciones. ¿Por qué las sociedades no han podido organizarse sino bajo
formas diferentes de dominación, con la violencia constitutiva que ello implica?

b-La mayor parte de los seres humanos se empeña en ser igual a otros, de pertenecer a un
grupo igualitario, mantener estas sucesivas ideas de lo homogeneización ¿Qué
consecuencias trae aparejadas? ¿Las comunidades están cediendo sus identidades? ¿Se
esfumarán las diferencias y se acabarán las resistencias, ante la lógica expansiva de la
globalización?

C-La cuestión de los sujetos diferentes supone un problema de ética y de derechos


humanos, del mismo modo en que se hace referencia a los niños de la calle, los sin tierra,
los negros, indígenas, homosexuales, analfabetos, etc. -¿Podrán percibir que la cuestión
de la deficiencia no puede -ni debe- ser pensada exclusivamente en torno de las estrechas
fronteras de inclusión/exclusión?

D- “La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o
entre un “nosotros y un “ellos”. el “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones
diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad
implica ponerse en lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la ajena.”

Buscar a través de diarios y revistas, relaciones de desigualdad que intentan comprender


al otro a pesar de tener una cultura diferente a la suya.

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Dar y recibir
El efecto Benjamin Franklin o por qué ayudamos haciendo favores
Diego Golombek
LA NACION
DOMINGO 10 DE MAYO DE 2015

Curso de Ingreso ISFD y T N°60-AÑ O 2017Pá gina 14


Hace algunos años estaba muy de moda la idea (en forma de libro, de película y de otros
vehículos) de que si tenemos pensamientos positivos y nos portamos bien con el mundo –
o el universo, en la versión más exagerada del asunto–, éste nos iba a devolver felicidad,
riqueza y salud, mientras que los pensamientos o las acciones negativas atraen
enfermedades y miserias. Por supuesto que esto (que se llamó, de manera absolutamente
engañosa, el secreto) no tiene ningún asidero y ni siquiera llega – tal vez ni lo pretenda– a
la categoría de pseudociencia. El problema es, claro, que haya gente que se lo tome en
serio y base sobre esto sus vidas. Algunos años antes, la ficción nos había prometido en el
film Cadena de favores que hacer el bien y ayudar a otros siempre termina dando la vuelta
y recibimos la recompensa de haber sido buenos samaritanos.

Ahora bien: ¿por qué ayudamos o hacemos favores? Lo obvio sería pensar que
favorecemos a la gente que nos cae bien y, por el contrario, tratamos más fríamente a la
que no nos gusta. Pero desde hace mucho tiempo hay otra idea dando vueltas: que
hacemos favores para que nos ayude a querer a la gente y, por si fuera poco, tratar mal a
alguien hace que nos caiga horriblemente mal.

Esto es el llamado efecto Benjamin Franklin, que sigue siendo estudiado por los psicólogos
experimentales. Resulta que el bueno de Ben tenía 16 hermanos en una familia muy
pobre, y tuvo que desarrollar muchas herramientas sociales para poder moverse en el
mundo y ascender socialmente. A los 20 años creó un club de ayuda mutua para
compartir conocimientos y estrategias con sus amigos. Una de sus armas secretas era esta
idea de ayudar a alguien para poder quererlo. La anécdota es que, ya de grande y
haciendo política en Pennsylvania, había un opositor con el cual Franklin se llevaba a las
patadas. Entonces puso en práctica su efecto: le pidió prestado un libro muy raro de su
biblioteca, a lo que su némesis accedió de inmediato. Franklin se lo devolvió a los pocos
días con una nota de agradecimiento…, lo que fue el inicio de una hermosa amistad.

Un experimento realizado en los años 60 da mayor sustento al efecto Franklin. Se dividió


una clase de estudiantes en tres: a un grupo el profesor a cargo les pidió que le prestaran
algo de dinero para el experimento, porque estaba usando plata de su bolsillo; a otro se le
acercó una secretaria que pidió algo de dinero para la facultad, que permitiera seguir la

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experiencia, y a un tercer grupo no se le pidió nada. Un tiempo más tarde se les pidió a los
estudiantes que contaran cuánto les gustaba el profesor. Lo sorprendente es que los del
primer grupo, los prestadores personales, dijeron que el profesor les caía muy bien, más
que los del grupo control y, sorprendentemente, más que aquellos a los que se les
mangueó dinero para la facultad.

En su libro Ahora sos menos tonto, David McRaney explica el efecto Franklin como un
ejemplo de disonancia cognitiva, algo así como actuar en contra de lo que la intuición nos
sugiere. Si tratamos bien a alguien y le hacemos un favor, nuestra mente se tiene que ir
convenciendo de que nos gusta esa persona. Y si, como Franklin, logramos que otro nos
haga un favor, tal vez lo convenzamos de que le caemos maravillosamente bien (de otra
manera, ¿cómo nos estaría haciendo un favor?). McRaney incluso encuentra en la
disonancia cognitiva la justificación de los maravillosos actos de voluntarismo que,
afortunadamente, no son raros en nuestra sociedad. Aun sin recibir ninguna paga, los
voluntarios se crean su propia recompensa interna, que ayuda a que veamos el mundo de
una manera mucho más satisfactoria. Y puede ser parte de un círculo virtuoso, como nota
Franklin en su autobiografía: "Aquel que te ha tratado con bondad seguramente esté
predispuesto a hacerlo de nuevo, mucho más que alguien que haya actuado por
obligación". Y esto no es ningún secreto.

CONSIGNAS:
1-Leer el texto de manera global.

a-Reflexionar sobre el titulo y escribir su apreciación en uno o dos renglones,

2)Realizar una lectura detenida del texto.

a-Subrayar las ideas principales

b-Elaborar anotaciones marginales de los conceptos fundamentales de cada párrafo.

3)Responder:

a)¿Qué idea se plantea e relación al otro?

b)¿A que denomina el autor el efecto Benjamín Franklin?

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c)¿Cómo se explica el concepto de la disonancia cognitiva?

d) ¿Qué vinculación tiene la cadena de favores con la disonancia cognitiva?

“Escenas de la Vida Posmoderna”: 


“El Centro Comercial”: Beatriz Sarlo

El shopping es un artefacto perfectamente adecuado a la hipótesis del nomadismo


contemporáneo: cualquiera que haya usado alguna vez un shopping puede usar otro, en
una ciudad diferente y extraña de la que ni siquiera conozca la lengua o las costumbres.
Las masas temporariamente nómadas que se mueven según los flujos del turismo,
encuentran en el shopping la dulzura del hogar donde se borran los contratiempos de la
diferencia y del malentendido.
Después de una travesía por ciudades desconocidas, el shopping es un oasis donde todo
marcha exactamente como en casa; del exotismo que deleita al turista hasta agotarlo, se
puede encontrar reposo en la familiaridad de espacios que siguen conservando algún
atractivo, dado que se sabe que están en el “extranjero”, pero que, al mismo tiempo, son
idénticos en todas partes.
Sin shoppings y sin Clubs Mediterranée el turismo de masas sería impensable: ambos
proporcionan la seguridad que sólo se siente en la casa propia, sin perder del todo la
emoción producida por el hecho de que se la ha dejado atrás.Cuando el espacio
extranjero, a fuerza de incomunicación, amenaza como un desierto, el shopping ofrece el
paliativo de su familiaridad. 
Pero no es esta la única ni la más importante contribución del shopping al
nomadismo. Por el contrario, la máquina perfecta del shopping, con su lógica
aproximativa, es, en sí misma, un tablero para la deriva desterritorializada. Los puntos de
referencia son universales: logotipos, siglas, letras, etiquetas, no requieren que sus
intérpretes estén afincados en ninguna cultura previa o distinta de la del mercado. Así, el
shopping produce una cultura extraterritorial de la que nadie puede sentirse excluido:
incluso los que menos consumen se manejan perfectamente en el shopping e inventan
algunos usos no previstos, que la máquina tolera en la medida en que no dilapiden las

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energías que el shopping administra. Estos visitantes, que la máquina del shopping no
contempla pero a quienes tampoco expulsa activamente, son extraterritoriales, y sin
embargo la misma extraterritorialidad del shopping los admite en una paradoja curiosa de
libertad plebeya. Fiel a la universalidad del mercado, el shopping en principio no excluye.
Su extraterritorialidad tiene ventajas para los más pobres: ellos carecen de una ciudad
limpia, segura, con buenos servicios, transitable a todas horas; viven en suburbios de
donde el Estado se ha retirado y la pobreza impide que el mercado tome su lugar;
soportan la crisis de las sociedades vecinales, el deterioro de las solidaridades
comunitarias y el anecdotario cotidiano de la violencia. El shopping es exactamente una
realización hiperbólica y condensada de cualidades opuestas y, además, como espacio
extraterritorial no exige visados especiales. En la otra punta del arco social, la
extraterritorialidad del shopping podría afectar lo que los sectores medios y altos
consideran sus derechos; sin embargo, el uso según días y franjas horarias impide la
colisión de estas dos pretensiones diferentes. Los pobres van los fines de semana, cuando
los menos pobres y los más ricos prefieren estar en otra parte. El mismo espacio cambia
con las horas y los días, mostrando esa cualidad transocial que, según algunos, marcaría a
fuego el viraje de la posmodernidad.
La extraterritorialidad del shopping fascina también a los muy jóvenes, precisamente por
la posibilidad de deriva en el mundo de los significantes mercantiles. Para el fetichismo de
las marcas se despliega en el shopping una escenografía riquísima donde, por lo menos en
teoría, no puede faltar nada; por el contrario, se necesita un exceso que sorprenda incluso
a los entendidos más eruditos. La escenografía ofrece su cara Disneyworld: como en
Disneyworld, no falta ningún personaje y cada personaje muestra los atributos de su
fama. El shopping es una exposición de todos los objetos soñados.

Ese espacio sin referencias urbanas está repleto de referencias neoculturales, donde los
que no saben pueden aprender un know-how que se adquiere en el estar ahí. El mercado,
potenciando la libertad de elección (aunque sólo sea de toma de partido imaginaria),
educa en saberes que son, por un lado, funcionales a su dinámica, y, por el otro,
adecuados a un deseo joven de libertad antiinstitucional. 

Sobre el shopping nadie sabe más que los adolescentes, que pueden ejercitar un
sentimentalismo antisentimental en el entusiasmo por la exhibición y la libertad de
tránsito que se apoya en un desorden controlado.Las marcas y etiquetas que forman el

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paisaje del shopping reemplazan al elenco de viejos símbolos públicos o religiosos que han
entrado en su ocaso. Además, para chicos afiebrados por el high-tech de las
computadoras, el shopping ofrece un espacio que parece high-tech aunque, en las
versiones de ciudades periféricas, ello sea un efecto estético antes que una cualidad real
de funcionamiento. El shopping, por lo demás, combina la plenitud iconográfica de todas
las etiquetas con las marcas “artesanales” de algunos productos folk-ecológico-naturistas,
completando así la suma de estilos que definen una estética adolescente. Kitsch industrial
y compact disc.

La velocidad con que el shopping se impuso en la cultura urbana no recuerda la de

ningún otro cambio de costumbres, ni siquiera en este siglo que está marcado por la

transitoriedad de la mercancía y la inestabilidad de los valores. Se dirá que el cambio

no es fundamental ni puede compararse con otros.

Creo sin embargo que sintetiza rasgos básicos de lo que vendrá o, mejor dicho, de lo

que ya está aquí para quedarse: en ciudades que se fracturan y se desintegran, este

refugio antiatómico es perfectamente adecuado al tono de una época. Donde las

instituciones y la esfera pública ya no pueden construir hitos que se piensan eternos,

se erige un monumento que está basado precisamente en la velocidad del flujo

mercantil. El shopping presenta el espejo de una crisis del espacio público donde es

difícil construir sentidos; y el espejo devuelve una imagen invertida en la que fluye día

y noche un ordenado torrente de significantes.-

CONSIGNAS:

1)Leer el texto de manera global.


a-Reflexionar sobre el titulo y escribir su apreciación en uno o dos renglones.
2)Realizar una lectura detenida del texto:
a-Subrayar las ideas principales.
b-Elaborar anotaciones marginales de los conceptos fundamentales de cada párrafo
3)Responder el siguiente cuestionario;
a-¿Cuál es la contribución del shopping al nomadismo?

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b-¿Por qué la autora afirma que el shopping se caracteriza por su extraterritorialidad y por
un uso diferenciado según el origen social?

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LOS ORÍGENES DE LAS IDEAS RACISTAS

Por Mijail V. Kriukov

Durante el largo período de su historia que precedió a la división de la sociedad en clases,


la humanidad desconocía completamente lo que podían ser las diferencias innatas,
congénitas, entre los individuos o los grupos étnicos, noción que es la esencia misma de los
prejuicios racistas contemporáneos. En una sociedad que ignoraba aun la desigualdad social
y la opresión, el terreno no era favorable para la eclosión de la idea de desigualdad étnica.
Por otro lado, el hombre primitivo no podía tener clara conciencia de las diferencias
culturales y raciales en el seno de la humanidad. Su “horizonte étnico” era demasiado
estrecho, limitándose al marco de unos cuantos grupos vecinos que en general pertenecían
al mismo tipo de organización económica y cultural y no presentaban diferencias
antropológicas importantes. En la última etapa de la evolución de la sociedad prehistórica
aparecen los grandes grupos étnicos nacidos de la unión de tribus; los hombres superan por
primera vez los límites de su antiguo universo. La conciencia que tienen de sí mismos se
halla influida por el hecho de que, al margen de “su” grupo, existan otros muchos que les
son “extraños” y que suelen diferir por la lengua y por ciertas particularidades culturales y
de otro tipo. De todos modos, en esta fase de la historia de la humanidad lo que domina en
esta oposición entre el “nosotros” y el 13 Apoyo al último año del nivel medio/polimodal
para la articulación con el nivel superior Nosotros y los otros 14 Cuaderno de trabajo para
los alumnos “ellos” es el criterio tribal y no el cultural. Así, con tal de que reconozcan la
unidad suprema de “nuestro” grupo, cualquier tribu se convierte en parte integrante de éste,
y recíprocamente. Por otra parte, a los grupos “extranjeros” en su conjunto no se los
concibe por entonces como una entidad coherente y fundamentalmente opuesta al
“nosotros”. La aparición de las primeras sociedades clasistas fundadas en la esclavitud y en

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la explotación del trabajo servil trae consigo una modificación sensible de la conciencia
étnica de los pueblos y de su visión del mundo. Por primera vez en la historia de la
humanidad, la sociedad aparece dividida en grupos antagonistas mientras la índole misma
de la esclavitud lleva a trasponer la idea de desigualdad social al plano de las diferencias
entre etnias. Aquellas gentes de aspecto fí- sico insólito y de cultura desconocida que el
hombre de la época encontraba constantemente frente a sí en sus expediciones de conquista
eran consideradas como esclavos de hecho o en potencia, como seres inferiores. En los
frescos y relieves del antiguo Egipto pueden verse a menudo extranjeros que se diferencian
netamente por su aspecto exterior de los demás habitantes del valle del Nilo y que además
presentan actitudes o aparecen en situaciones que indican su categoría de seres sometidos,
limitados en sus derechos. Esta oposición que para los antiguos egipcios existía entre ellos,
los elegidos de los dioses, y todos los demás pueblos se refleja directamente en su manera
de llamar “bárbaros” a sus vecinos. Herodoto afirma que “los egipcios llaman bárbaros a
todos los que no hablan la misma lengua que ellos”. Quizá era realmente así, pero también
cabe pensar que el padre de la historia prestaba a los egipcios lo que en realidad era algo
propio de los griegos. En efecto, la palabra griega “bárbaro” designaba en un principio “el
que habla una lengua incomprensible”. La aparición de las nuevas acepciones del término
(“bárbaro” en el sentido de inculto, bestial, grosero) va ligada a la idea naciente de que
existen diferencias fundamentales entre los griegos y todos los demás pueblos. Ya en el
siglo V después de Cristo era muy corriente en Grecia considerar a los “bárbaros” como
seres inferiores; por ejemplo, Eurípides afirmaba que los Otro sentido de la palabra
“bárbaro” La existencia del “otro”bárbaros no pueden comprender qué es la justicia pues
“su espíritu es más débil que el de los griegos”; concepción que alcanza su forma más
rotunda en el sistema filosófico de Aristóteles. En efecto, como ideólogo de un Estado
esclavista, el filósofo de Estagira consideraba la desigualdad de los derechos sociales como
una ley constitutiva del ser. Suponía que hay en el hombre dos partes: la divina y la animal.
Según que en él domine una u otra, el hombre se halla destinado por naturaleza a mandar o
a obedecer. Al establecer una oposición radical entre quienes tienen vocación de gobernar y
de pensar y los esclavos, cuya misión es ejecutar las órdenes y obedecer, Aristó- teles
confunde los conceptos de “esclavo” y de “bárbaro”. Afirma que “los bárbaros están
acostumbrados a pensar lo menos posible porque están en un estado permanente de
esclavitud”. La oposición entre bárbaros y griegos radicaba para el filósofo griego en que
“la índole de los bárbaros es por nacimiento más servil que la de los griegos”. De acuerdo

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con sus concepciones, Aristóteles recomendaba a su alumno Alejandro de Macedonia que
cuidara a los griegos como a parientes próximos y tratara a los bárbaros como animales o
plantas. Tal manera de enfocar el problema de los “bárbaros” tiene su equivalente en las
ideas de la China antigua. El historiador del siglo I de nuestra era Ban Gu escribía: “Los
bárbaros andan con los cabellos al viento y cruzan su vestido hacia el lago izquierdo.
Tienen rostro de seres humanos y corazón de animales salvajes. Llevan puesto un vestido
que difiere del corriente en el Imperio del Medio, tienen otros usos y costumbres, otra
alimentación y otras bebidas, hablan una lengua incomprensible... Esa es la razón de que un
gobernante prudente trate a los bárbaros como animales salvajes”. Los confucionistas
consideraban que el territorio donde vivían los chinos se situaba en el centro del Imperio
Celeste, lo que corresponde a una disposición muy concreta de los astros. Estos determinan
el equilibrio específico de las fuerzas cósmicas del “yin” y del “yang”, que a su vez es el
origen de las cualidades y de las propiedades de la naturaleza humana. “En las provincias
de los confines los hombres viven en las montañas y en los desfiladeros; en esos lugares las
fuerzas cósmicas se hallan en un estado de inarmonía. Allí la tierra se agrieta por el frío
mientras un viento terrible barre desiertos salados; allí alternan la arena y la piedra. La
tierra no se utiliza”, se lee en el tratado “Discusión sobre la sal y el hierro”, del siglo I antes
de Cristo. “El Imperio del Medio se encuentra en el centro del Cielo y de la Tierra, allí
donde las fuerzas cósmicas gozan de plena armonía. El sol y la luna pasan al sur y la
estrella polar aparece al norte. Gracias a la respiración armoniosa de la tierra todo es aquí
más verdadero”. De ahí que los habitantes del Imperio Celeste y los “bárbaros de las cuatro
regiones del mundo” posean “características que es imposible cambiar”.
Sabido es que también entre los griegos circulaba una teoría no menos egocéntrica de la
ekumene (la “tierra habitada”). Los griegos se representaban el mundo habitado como un
círculo en cuyo centro, “a medio camino entre el levante y el poniente”, se situaba Grecia.
Delfos, enclavado en el centro de Grecia, era el ombligo del mundo. También entre los
persas era corriente la idea de que “nuestro” pueblo vive en el centro del mundo habitado y
que, por consiguiente, los pueblos que le rodean le son fatalmente inferiores en algo. Según
Herodoto, “los persas estiman sobre todo a sus vecinos; después vienen los pueblos que
viven más lejos y así sucesivamente; su estimación es inversamente proporcional a la
distancia, de modo que los pueblos por los que menos se interesan los persas son los que
viven más lejos de ellos”. Tal manera de clasificar las etnias entraña que en algún lugar
remoto, en la periferia de la ekumene, las gentes pueden parecerse a los animales no sólo

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interiormente, sino también por su aspecto exterior, o bien distinguirse de los seres
humanos normales por una peculiar organización de las distintas partes del cuerpo. Tal
convicción de que los países lejanos se hallan habitados por seres dotados de un aspecto no
plenamente humano la compartían los autores de numerosas obras geográ- ficas de la
antigua China. Pero la introducción del budismo modificó la imagen que los chinos se
hacían del resto del mundo. En el espíritu de los discípulos de Buda desaparece la idea de la
supremacía étnica y racial de los chinos a favor de la de una comunidad de religión. Como
la capital religiosa del budismo distaba mucho de las fronteras de China, se produjo una
especie de revisión de la escala de valores en lo tocante al panorama global del mundo
habitado. Los autores europeos de la Edad Media reconocían, en realidad, una sola
diferencia fundamental entre los hombres: la existente entre los cristianos y los pagaEste
árbol “exótico” que engendra peces y aves figura en un tratado de botánica publicado en
Francia en 1605. El autor quería escribir una obra científica, pero se dejó arrastrar por los
relatos fantásticos que algunos viajeros hacían de los países remotos y poco conocidos. Con
la misma ligereza se ha deformado muchas veces la imagen de los habitantes de esos paí-
ses, en función de un etnocentrismo que parece haber afectado a todos pueblos de la
historia. En Occidente como en el resto del mundo, han sido numerosas las obras
geográficas que presentaban al “extranjero” como un ser extraño apenas humano e incluso
inferior. De todos modos, no debe creerse que la dominación de la ideología religiosa diera
por resultado una plena igualdad en la conciencia que de sí mismos tenían los pueblos
pertenecientes al mundo cristiano. Con razón se dice del Renacimiento que es la época en
que el hombre descubre la Humanidad. El interés que los hombres de la época prestaban al
patrimonio científico greco-romano tuvo como secuela la difusión de un gran número de
ideas de los autores antiguos. Por otra parte, los grandes descubrimientos geográficos
ampliaron considerablemente el horizonte étnico europeo, demostrando que las diferencias
entre los grupos humanos eran infinitamente mayores de lo que se pensaba hasta entonces.

Actividades de lectura y escritura

En el Diccionario del uso castellano, de María Moliner, aparece como una de las
acepciones de la palabra “bárbaro” la siguiente definición: “Constituye un neologismo
usado entre gente joven el empleo de «bárbaro» con el significado de «tremendo,
estupendo» o «estupendamente», en frases como «hace un frío bárbaro, tengo un plan

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bárbaro, lo hemos pasado bárbaro»; es de esperar que será un uso fugaz, pues es
francamente malsonante”. ¿Por qué creen que ese uso puede considerarse “malsonante”?
¿Cómo se relaciona con los otros sentidos de la palabra “bárbaro”?

1. En el artículo, se mencionan algunas antiguas civilizaciones: Egipto, Grecia, China y


Persia. Resuman brevemente cómo cada una de esas sociedades consideran a “los otros” e
incluyan un breve ejemplo que fundamente sus afirmaciones.
2. ¿Qué características comparten esas primeras miradas sobre el “otro”? Y, entonces,
¿cómo se ven a sí mismos? Definan, en un par de frases, la posición que compartieron esos
pueblos en relación con los que consideraban “otros” y cómo se caracterizaban, entonces, a
sí mismos.
3. ¿En qué hechos históricos se pusieron en juego “ideas racistas”? Comenten algunos de
esos hechos y discutan si se mantenían las mismas concepciones antiguas sobre los otros o
si esas ideas se extremaron.
4. La palabra “racista”, que se utiliza en el título del artículo, tiene un sentido negativo y
hostil hacia los “otros”. ¿Sucede lo mismo con la palabra “raza”? ¿En qué situaciones la
palabra “raza” puede usarse con un sentido hostil?
5. Al inicio de su artículo, Kriukov también se refiere a los “prejuicios racistas”. Relean ese
fragmento y compárenlo con la postura “libre de prejuicios” de R. Williams presente en el
fragmento incluido en la próxima página. ¿Cómo caracterizarían al “lenguaje necesario
para reconocer la diversidad humana”?
6. ¿Cuál es su opinión en relación con el tema “reconocer la diversidad humana”? En forma
grupal, escriban un breve texto que exprese su opinión y fundamenten sus ideas. Pueden
incluir algunos ejemplos que se mencionan en el artículo de Kriukov.

TALLER DE PENSAMIENTO LÓ GICO


MATEMATICO

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El Hotel de los líos

Un hotel tiene infinitas puertas numeradas así:1.2.3.4.5.6,7…

Todas ellas están abiertas. Pero llega alguien y comenzando desde el principio las cierra
ordenadamente de 2 en 2;la 2,la4,la6,etcétera.Contento de su hazaña se va a dormir.

Pero viene otro después que decide cambiar la posición de las puertas de 3 en 3;empieza
por el principio y yendo de 3 en 3 la que está abierta la cierra y la que está cerrada la abre.

Divertido también por lo que ha hecho se va a dormir.

Sin embargo viene otro después y comenzando también desde el principio, va cambiando
la posición de las puertas de 4 en 4, de manera que la que está abierta la cierra y la que
está cerrada la abre. Cuando termina viene otro que altera la posición de las puertas de 5
en 5, abre las cerradas y cierra las abiertas.

Y luego otro hace lo propio, pero de 6 en 6.Y luego otro de 7 en 7. Y así hasta el infinito,
porque en el hotel había infinitos bromistas.

Tu, que eres el conserje del hotel, estas durmiendo tan tranquilo y o te has enterado de
todos estos líos ¿Qué puertas crees que estarán abiertas y que puertas estarán cerradas
cuando te despiertes por la mañana?

CONSIGNA:
1) Formular una respuesta lo más clara posible.

2) Confrontar su trabajo con el de otros grupos o compañeros.

¿Cómo encontraron la solución?

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TALLER DE ANÁLISIS DE IMÁGENES

La mirada del otro en las artes

Recursos:

Imágenes (Aportadas por el docente)

Revistas,afiches, tijeras, marcadores, plasticola.(A traer por los alumnos)

DESARROLLO
1-Conformacion de grupos nuevos, con representantes de cada grupo del taller de
comprensión lectora.

Dinámica de trabajo:
Cada grupo recibe una imagen.

1-Luego del análisis detenido de la misma, deberán responder las siguientes preguntas:

¿Qué ven?¿Que creen que está sucediendo?¿Que creen que sucederá a continuación?
¿Como titularían la imagen?

2-A continuación pasan el titulo a otro grupo, que deberá realizar una composición con la
técnica del collage, a partir del título propuesto.

3-Deberan acompañar la composición artística de una reflexión, poesía, canción, que


refleje el pensamiento del grupo acerca de La mirada sobre el otro

Encuentro Final ( miércoles 22/3):

Presentación y explicación de los trabajos grupales en la galería central.

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