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1
Atenea Negra. Las raíces afroasiáticas de la civilización clásica. Vol 1: La invención de la Antigua
Grecia, 1785-1985, Editorial Crítica, 1993; Black Athena: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization,
II. The Archaeological and Documentary Evidence, Rutgers University Press, New Brunswick (N.J.),
1991.
2
Para SIÂM JONES (The Archaeology of Ethnicity, Constructing Identities in the Past and Present,
Routledge, 1997, Definitions) son también fenómenos psicológicos asociados a la construcción cultural.
3
PH. L. KOHL, Limits to a Post-Processual Archaeology, en N. YOFEE y A. SHERRATT (eds.)
Archaeological Theory: who sets the agenda?, Cambridge University Press, 1993, p. 15.
4
Así lo expresa Eric Hobsbawm cuando dice: “…todos los historiadores, cualquiera sean sus objetivos
contribuyen… a la creación, desmantelamiento o reestructuración de las imágenes del pasado que
pertenecen no sólo al mundo de investigadores especialistas sino también a la esfera pública del hombre
como ser político”. (Introduction: Inventing traditions, en HOBSBAWN & RANGER, 1983, p. 13).
2
5
El nacionalismo negro de Garvey, como nueva forma de protesta, tuvó la adhesión de negros de distintas
partes del mundo, en especial de EEUU. (W.H. BURNS, Voces de Protesta de los Negros en Estados
Unidos, Eudeba, Buenos Aires, 1964, pp. 32-33).
6
M.K. ASANTE , Kemet, Afrocentricity and Knowledge, Africa World Press, 1990.
7
En Nations negres et culture, 1955. Análisis crítico del libro: R. MAUNY, en Bulletin de l´IFAN XXII,
B, Nº 3-4, 1960, pp. 544-551; respuesta de DIOP, en Bulletin de l´IFAN, B, Nº 3-4, 1962, pp. 542-574.
3
8
El complejo proceso de análisis al que hay que someter una piel de momia para verificar su
pigmentación está expuesto por CH. A. DIOP en Pigmentation des anciens égyptiens. Test par la
mélanine, en Bulletin de l’IFAN, B, t. XXXV, 3, (1973), pp. 515-531.
9
T. OBENGA, historiador y lingüista del Africa central bantú, publicó en 1973 L‘Afrique dans
l‘Antiquité.
10
km.t significaría “la fértil tierra negra” , ERMAN-GRAPOW, Wörterbuch der ägyptischen Sprache,
1897-1922, vol. V, p.126.
11
Trabajo originalmente publicado en francés en 1967.
12
G.M. JAMES, Stolen Legacy, Philosophical Library, New York, 1954.
13
A. ben-JOCHANNAN, Africa, Modern of Western Civilization, Black Classic Press, Baltimore, 1971.
4
otro, si es lo mismo influencia que robo y por último reflexionar porque el eje de la
discusión está puesto en Egipto y no en otro lugar de Africa.
3. Los inicios del debate: Atenea Negra
Martín Bernal enseña Historia del Sudeste Asiático en la Universidad de Cornell,
Ithaca, en EEUU, aunque en un principio sus estudios estuvieron dirigidos a la historia
de China, Indochina y Vietnam14. van Binsbergen15 hace un interesante relato de la
historia personal y familiar de Bernal16, intrincándolo con las categorías sociales que
considera relevantes para explicar las contradicciones del autor de Atenea Negra.
Sostiene que habiendo pertenecido a la clase alta inglesa en el contexto de explotación
colonial, ésta buscó redefinir su identidad; siendo el resultado de ello la producción de
una Atenea Negra anti-eurocéntrica.
Sabemos que estuvo influido por las obras de Cyrus Gordon y Michael Astour,
quienes consideraban que el Mediterráneo Oriental constituía un todo cultural, y Astour
además creía que el antisemitismo era la explicación por la cual se negaba el papel de
los fenicios en la formación de Grecia.
Bernal dice enfatizar el origen africano de Grecia pero sin embargo, Atenea Negra
es una crítica destinada a demostrar que los griegos clásicos debían su identidad a los
egipcios y a Oriente. Si bien Egipto es parte del noreste de Africa, Atenea Negra exhibe
una serie de puntos oscuros en lo que a Africa concierne. Bernal no menciona en que ha
contribuido el interior de Africa a Egipto, y vía Egipto a la civilización griega clásica,
la europea y noratlántica17.
Es necesario rever el postulado de Bernal acerca de que el “Modelo Antiguo”,
que reconocía a la civilización griega como fruto de la civilización medio-oriental18, fue
reemplazado por el “Modelo Ario”, que postula la herencia básicamente europea y más
específicamente aria de la antigua Grecia19. Afirma Bernal que: “…Para los románticos
14
A diferencia de otros afrocentristas, Bernal puede leer jeroglíficos y griego y conoce otras lenguas
antiguas, además de haber estudiado los temas y apoyarse en fuentes para sus argumentaciones.
15
W.M.J. van BINSBERGEN, Black Athena Ten Years After: towards a constructive re-assessment, en
Black Athena: Ten Years After, 1997, pp. 11-64, (TALANTA, Proceedings of the Dutch Archaeological
and Historical Society, Vols. XXVIII-XXIX/ 1996-1997).
16
Entre las circunstancias que rodearon la decisión de Martin Bernal de dedicarse a la Historia del
Cercano Oriente prevaleció el hecho de que era nieto de Sir Alan Gardiner, un famoso egiptólogo.
17
Es así que los mismos africanistas lo han ignorado. van BINSBERGEN, op. cit., especialmente
bibliografía de las notas 30 y 31, p. 24.
18
Como un área periférica de los dominios culturales egipcios y fenicios, postulado que fue reconocido y
aceptado hasta fines del siglo XVIII.
19
Este modelo, nacido a fines del siglo XVIII y radicalizado durante el siglo XIX , niega todo tipo de
contactos o intercambios ocurridos entre las culturas orientales y griega.
5
y los racistas de los siglos XVIII y XIX resultaba sencillamente intolerable que Grecia,
a la que se consideraba no sólo compendio de toda Europa, sino también su cuna, fuera
producto de una mezcla de europeos nativos y de unos colonizadores africanos y
semitas…” 20.
Por otra parte, Bernal propone la construcción de un nuevo modelo que
denomina “Modelo Antiguo Revisado”, mediante el cual intenta demostrar que la
civilización griega tomó préstamos culturales de la egipcia hacia el 2000 a.C. Grecia era
parte constitutiva del hinterland cultural del Antiguo Oriente, representado por Egipto,
postulando así la colonización egipcia y fenicia de Grecia21. Para explicarla se basa en
aspectos lingüísticos, mitológicos, literarios e historiográficos. Por ejemplo plantea
afinidades entre las lenguas semíticas, griega y egipcia a fin de probar la existencia de
un tronco lingüístico común, llamado “proto-afroasiático-indoeuropeo”, surgido hacia el
50000-30000 antes de nuestros días. Asimismo, sitúa la aparición de diferencias entre el
afroasiático y el indoeuropeo hacia el 9000 a.C. 22. Hace hincapié en la fonética y en la
estructura de la lengua y no en los caracteres de la misma, y así establece paralelismos
directos entre el hebreo y el griego, considerándolos producto de préstamos antiguos del
cananeo-fenicio al griego.
20
M. BERNAL, Atenea Negra 1..., p. 30.
21
La evidencia arqueológica y textual para operaciones egipcias en gran escala en Grecia, a comienzos
del segundo milenio, es altamente especulativa. J.D. RAY, An Egyptian Perspective, en Journal of
Mediterranean Archaeology 3/1 (1990), p. 79.
22
BERNAL, Atenea Negra I…, p. 38.
23
HERODOTO, Los nueve libros de la historia, 1976, p. 105.
24
Physiognomica, The The Loeb Classical Library, 1963.
6
25
II, 3-4. Traducción al inglés, J.G. FRAZER, The Library, Book II, Harvard University Press,
Cambridge, Massachusetts, W. Heinemann Ltd, London, 1954, p. 137.
26
III, 8. Traducción al inglés, C.H. OLDFATHER, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts,
W. Heinemann Ltd, London, 1953, p. 105.
27
XXII, 16. Traducción al inglés, J.C. ROLFE, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, W.
Heinemann Ltd, London, 1937, p. 309.
28
A.B. LLOYD, Herodotus on Cambyses. Some Thoughts About Recent Work, en H. SANCISI-
WEERDENBURG y A. KUHRT (eds.), en Achaemenid History III, 1985, pp. 55-66.
29
Diodoro Siculo 1.44.1.Citado en M. LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism Became An
Excuse To Teach Myth As History, 1996, p. 18.
30
I, 69-81. (E. MURPHY, The Antiquities of Egypt, Notes of Book I of Library of History of Diodoro
Siculus, 1990).
31
LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism ..., p. 21.
32
XVII, 1, 29. (The Geography of Strabo, The Loeb Classical Library, 1954).
33
Vidas, doctrinas y sentencias de los filósofos ilustres, 1973, pp. 53-54.
7
Según Bernal34, Platón reconoce que las bases de sus postulados las debe a su
estancia en Egipto y a los conocimientos que allí pudo adquirir sobre la cultura, la
política y la religión egipcias y, al respecto declara en Fedro 35 que Toth, el dios egipcio
de la sabiduría, fue el primero en descubrir no sólo el número y el cálculo, sino la
geometría, la astronomía y también las letras.
4.3. Europa y el antiguo Egipto
Los escritores europeos del Renacimiento revalidaron la conformación egipcia
de “las ciencias” (política, astronomía, arquitectura, matemáticas, etc.) y postularon la
tesis de que la principal vía de transmisión de tales conocimientos la habrían constituido
los griegos que iban a estudiar a Egipto.
Los escritores afrocentristas han llegado a creer que en la antigüedad existió un
sistema de misterios egipcios. Para Lefkowitz este “sistema” fue una invención de un
escritor francés del siglo XVIII, Jean Terrason. Los misterios que él describió fueron en
carácter grecoromanos. Las ideas acerca de Egipto descriptas por los afrocentristas no
son ciertamente egipcias, sino como “Egipto” fue imaginado por los europeos quienes
no tenían un conocimiento directo o auténtico del mismo36.
La información que llega a Europa como consecuencia de la invasión
napoleónica a Egipto (1798-1901) inspiró a escritores, músicos y artistas. La
popularidad de los temas egipcios se refleja en las operas como La Flauta Mágica de
Mozart37, que según Lefkowitz estuvo inspirada en el libro de Terrason y sus ideas
acerca de los misterios egipcios38.
Para Lefkowitz este mito afrocentrista de la antigüedad, no sólo es ahistórico,
sino que es esencialmente no africano. Es un producto de la misma cultura eurocéntrica
a la cual los afrocentristas culpan del eclipse de la civilización africana y de los
problemas del mundo en general. Más irónicamente, al señalar como africano un mito
que es fundamentalmente europeo, los afrocentristas hacen de Africa la fuente de la
cultura a la que ellos culpan por sus propios problemas. Otro rasgo eurocéntrico del
afrocentrismo es su concentración en Egipto. Egipto ha sido siempre admirado por los
34
BERNAL, Atenea…, p. 117.
35
274 c y d. (Traducción de E. LLEDO ÍÑIGO, editorial Gredos, Barcelona, 1993, pp. 317-318).
36
M. LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..., p. 10.
37
Esta ópera de Mozart, fue creada con libreto de Emanuel Schikaneder; es significativo que ambos
fueran francmasones , estando la trama imbuida de esas ideas.
38
Not Out of Africa. How Afrocentrism..., pp. 118-119.
8
39
R. PALTER, Black Athena, Afro-Centrism, and the History of the Science, en History of Science 31, 3
(1993), pp. 388 y ss.; E. HALL, When is a myth not a myth: Bernal’s “Ancient Model”, en
LEFKOWITZ & MACLEAN ROGERS (eds), Black Athena Revisited, 1996, pp. 333-348.
40
Not Out of Africa. The Origins of Greece and the Illusions of Afrocentrists, en The New Republic
(February 10, 1992), pp. 29-36.
41
Una de las más enérgicas críticas ha sido sostenida por esta clasicista, que como vimos, conjuntamente
con G. MacLean Rogers fueron editores de Black Athena Revisited que reunió una serie de artículos sobre
el tema.
42
Not Out of Africa. The Origins of Greece..., p. 32.
9
43
Not Out of Africa. How Afrocentrism..…, p. 7.
44
LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..…, preface xiv y xv.
45
Fue publicado por la prensa de Harvard y, como él mismo admite, el título fue una sugerencia del editor
para vender más.
10
46
Sobre influencia continua, veáse S. MORRIS, Greece and the Levant, en Journal of Mediterranean
Archaeology 3/1 (1990), p. 57.
47
van BINSBERGEN, op. cit., pp. 35-38.
48
BERNAL, Atenea Negra I, p. 81
49
Idem, p. 83.
50
Idem, p. 110.
11
51
Cuando los hicsos gobernaban Egipto (1674-1566 a. C.) En 1991, un fragmento de un piso minoico
pintado, datado del siglo XVI, fue descubierto en Tell Kabri en Israel. Para Lefkowitz esos hallazgos si
sugieren una invasión no fue de Egipto a Grecia sino más bien todo lo contrario. No hay argumentos
sustanciales que puedan sostener una invasión africana a Grecia, la evidencia es débil y circunstancial.
(LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..., p. 22 y nota 17 del capítulo 2).
52
Op. cit., p. 58.
53
A través del comercio, matrimonios, escritura y religión, sin necesidad de una estructura política como
una colonia. Idem.
54
Black Athena and the Phoenicians, en Journal of Mediterranean Archaeology 3/1 (1990), p. 69.
55
Veáse en Bikai la idea de un antifenicismo o antisemitismo presentes en el debate; así como sus
implicaciones políticas actuales. Idem, p. 72-74.
56
Bikai reconoce que el trabajo de Bernal forzó a la reconsideración de algunos presupuestos que se
hallaban en el trabajo arqueológico. Da el ejemplo de Al Mina y su caracterización como colonia griega.
Idem, pp. 68-69.
12
en Grecia representan algo más que una misión comercial o un raid pirata, la
arqueología no lo ha confirmado57.
En su influyente libro Civilization or Barbarism58, Diop sugiere que de acuerdo
a la mitología griega, los egipcios llevaron su civilización a Grecia durante el tiempo de
la dinastía XVIII. Lefkowitz59 cuestiona la sugerencia de Diop que Danáo era egipcio,
ya que su familia era de origen griego. Sostiene además que Danáo era considerado
griego por los mismo griegos. Según la mitología griega, Danáo y Egipto eran hermanos
y descendientes de Libia (Africa), de Menfis (capital de Egipto), del dios Nilo y de la
mujer ternera Io. Así lo expresa Esquilo en Las Suplicantes60 y esta historia es utilizada
por los afrocentristas para fundamentar la negritud de los egipcios.
Desde el punto de vista mitológico, Bernal establece correlaciones por ejemplo
entre el culto al dios Montu y al cretense rey Minos, ambos representados como toros,
simbolizando la fuerza. Por otro lado, Bernal propone identificar la época de la llegada
de Cadmo y su segunda fundación de Tebas con la del comienzo de las invasiones
hicsas a Egipto, es decir, hacia el 1720 a.C. Este dato explicaría que los hicsos
expulsados de Egipto por los faraones de la dinastía XVIII, habrían incursionado por el
Egeo, invadiendo Creta y posiblemente Grecia continental. Los argumentos que utiliza
para sostener esta hipótesis son: la introducción en Grecia del carro de guerra y la
espada, propios de los hicsos, así como la de los cultos a Poseidón y Atenea, ambos
relacionados con dioses egipcios. Otro argumento que apoya tal idea es como ha sido
empleado el término “hicsos”. Para Bernal, el tema de la tragedia “Las Suplicantes” de
Esquilo se basa en un juego de palabras entre hikes(ios), “suplicante”, e hicsos. Esquilo
identificaría a los invasores como “suplicantes”, fruto de su propio nacionalismo
helénico.
Bernal remite a la etimología de los nombres del panteón griego para explicar
los orígenes del mito griego, en lugar de preguntarse cómo usaron los griegos sus
mitos61. Este tipo de acercamiento a los mismos no nos ilustra acerca del significado
simbólico de muchos de ellos ni los trata como un metalenguaje que está
constantemente siendo renegociado y asumiendo nuevos significados. Esto, junto a la
57
LEFKOWITZ, Not out of Africa. The Origins of Greece …, 1992, p. 32.
58
Originalmente publicado en francés en 1981.
59
Not Out of Africa. How Afrocentrism ...,p. 17.
60
719-20, 745.
61
G. KIRK, Myth: Its Meanings and Functions in Ancient and Other Cultures, Cambridge University
Press, 1970, p. 280.
13
62
J.P. VERNANT, Myth and Society in Ancient Greece, 1980. p. 212.
63
C. GARCIA GUAL, Introducción a la mitología griega, Alianza Editorial, Madrid, 1995, p. 18.
64
J. HALL, Black Athena: A Sheep in Wolf s Clothing?, en Journal of Mediterranean Archaeology 3/2
(1990), p. 250.
14
65
Idem.
66
Op. cit., pp. 247-254.
67
T. KUHN, La Estructura de las Revoluciones Científicas, FCE, 1971, pp 22-23.
68
BERNAL, Atenea Negra I…, p. 7.
69
Op. cit., p. 13.
15
marcar una ocupación oriental. Por otra parte, señala claramente que fue no una
imposición cultural de Egipto y Fenicia a Grecia, sino la “capacidad de adaptación” de
la cultura nativa. Sugiere así que el alfabeto griego es una adaptación del alfabeto
fenicio, y que habría sido usado muy tempranamente, a mediados del segundo
milenio70.
Encontramos en Atenea Negra algunas explicaciones para la formación cultural
que fueron adoptadas por los clasicistas y antropólogos difusionistas. A fines del siglo
XIX se argumentaba que los seres humanos poseían una condición más bien estática,
idea basada en que el comportamiento humano estaba biológicamente determinado.
Esto favoreció la negación del concepto de desarrollo independiente y en consecuencia
el éxito de las teorías difusionistas para explicar el cambio cultural71. Mientras los
seguidores del modelo ario radical ven la cultura griega como fusión entre gente pre-
helénica con invasores del norte, Bernal favorece la mezcla de nativos pelasgos con
invasores del sur y este.
Si bien es verdad que “préstamos culturales” es la frase que más aparece en el
trabajo, Bernal, sin embargo piensa más en términos de aculturación cuando expone su
idea que los pelasgos nativos fueron convertidos por los invasores egipcios para
volverse más griegos. Esta es claramente una concepción del siglo XIX acerca del
cambio cultural a partir de invasores o colonizadores.
70
Cadmean Letters, The Westward Diffusion of the Semitic Alphabet Before 1400 BC, 1989. Según
Muhly, los investigadores clasicistas sostienen que el alfabeto griego debe haberse desarrollado en el
curso de los siglos IX y VIII a. C., ya que a la luz de la investigación arqueológica y epigráfica, no hay
evidencia anterior al 750 a.C. De esta manera, el argumento de Bernal conduciría a un período de
aislamiento por 400 años. (J. D. MUHLY, Black Athena versus Traditional Scholarship, en Journal of
Mediterranean Archaeology 3/2 (1990), pp. 92-94).
71
TRIGGER, Historia del Pensamiento Arqueológico, ed. Crítica, Barcelona, 1992, p. 146 y ss.
16
Ya vimos que el debate no gira en torno a Africa sino más bien a Egipto, y es
bueno aclarar que las cuestiones egiptocéntricas fueron conspicuas en estudios africanos
en la primera mitad del siglo XX. Actualmente los antropólogos y arqueólogos
africanistas están interesados en no revivir la formas crudas del difusionismo
egiptocéntrico72, que veía a Egipto como la fuerza civilizadora global, cuyos marineros
presumiblemente llevaron su culto solar a través del mundo antiguo y más allá.
Muchos africanistas, algunos de ellos blancos noratlánticos, son conscientes de
las implicaciones políticas y de identidad inmersas en el conocimiento que ellos
producen acerca de Africa. Pero así como Bernal atribuye al mito del genio griego la
afirmación de cierto eurocentrismo, en lo que a estudios africanos73 se refiere, también
existe una vieja discusión en antropología sobre este punto. Es por ello que algunos
investigadores africanos de la década del 70 se han dedicado a desmentir implicaciones
eurocéntricas en trabajos sobre antropología de la religión africana y etnicidad74.
Es interesante en este sentido la opinión de Liverani acerca de la primacía
cultural del Cercano Oriente sobre Grecia, que fue interpretada con dos slogans: “Ex
Oriente Lux” (mayoritariamente usado por orientalistas) y “el milagro griego”
(mayoritariamente usado por los clasicistas). Esos slogans parecen representar ideas
opuestas pero de hecho eran una y la misma noción: la apropiación occidental de la
cultura del antiguo Cercano Oriente por motivo de su propio desarrollo75.
6. Conclusiones
Está claro que el debate nace en EEUU y entre los intelectuales africanos que
dictan clases en las Universidades. Pone de manifiesto los conflictos étnicos existentes
en ese país y fundamentalmente la reivindicación de la cultura ancestral de los
afroamericanos. A partir del libro Atenea Negra se disparan otras cuestiones pero el
mismo sigue teniendo un rasgo indiscutiblemente americano, a pesar de que su
protagonista es británico.
72
Como en los trabajos de Elliot Smith y Perry –la primera Escuela de Manchester en Antropología, antes
que Max Gluckman la fundara.
73
Se ha enfatizado la reflexión crítica sobre modelos impuestos por investigadores europeos en el
estudio de sociedades asiáticas, desde la publicación de Orientalismo de E.W. SAID (New York, Random
House, 1979). Veáse nota 39 de van BINSBERGEN, op. cit., p. 27.
74
Entre ellos A. MAFEJE, The Ideology of Tribalism, Journal of Modern African Studies 9 (1971), pp.
253-261 y O. P`BITEK, African Religion in Western Scholarship, Kampala: East African Literature
Bureau, 1970.
75
M. LIVERANI, The Bathwater and the Baby, en M.R. LEFKOWITZ & G. MACLEAN ROGERS,
eds., op. cit., p. 423.
17