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ATENEA NEGRA: UN DEBATE AFROCENTRISTA.


La construcción y los usos del pasado
por Andrea Zingarelli

Parte I: Una mirada retrospectiva al debate


1.1. Introducción
Este trabajo intenta abordar la controversia y la crítica que ha generado el libro
Atenea Negra1 cuyo autor es Martín Bernal. Pero el abordaje de esta cuestión será sólo
una excusa para ejemplificar los usos del pasado remoto en las luchas políticas y
académicas actuales. Estos conflictos entre grupos traen aparejados fenómenos
sociales2, asociados a la construcción cultural de la identidad étnica: la etnicidad. El
tema aquí es no restringir lo étnico a una enumeración de rasgos culturales, ni definirlo
teniendo a la cultura como el concepto fundante, sino entender lo étnico como
construido en procesos sociales complejos.
Los datos arqueológicos son ambiguos, lo que conduce a menudo a distintas
lecturas del pasado. En el mundo real, Kohl3 nos dice que ciertas “lecturas” son ubicuas
y peligrosas y que el registro de la cultura material es frecuentemente usado para
justificar aspiraciones nacionalistas. La relación entre arqueología y la construcción de
identidades contemporáneas, ilustra la naturaleza social y políticamente contingente del
conocimiento arqueológico4.
Las diferentes visiones del pasado permiten un uso diverso del mismo; en
nuestro caso es importante ver cómo se construyó esta “identidad afrocéntrica”, los
intereses creados en torno a la controversia y el papel de los científicos sociales
involucrados en ella.

1
Atenea Negra. Las raíces afroasiáticas de la civilización clásica. Vol 1: La invención de la Antigua
Grecia, 1785-1985, Editorial Crítica, 1993; Black Athena: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization,
II. The Archaeological and Documentary Evidence, Rutgers University Press, New Brunswick (N.J.),
1991.
2
Para SIÂM JONES (The Archaeology of Ethnicity, Constructing Identities in the Past and Present,
Routledge, 1997, Definitions) son también fenómenos psicológicos asociados a la construcción cultural.
3
PH. L. KOHL, Limits to a Post-Processual Archaeology, en N. YOFEE y A. SHERRATT (eds.)
Archaeological Theory: who sets the agenda?, Cambridge University Press, 1993, p. 15.
4
Así lo expresa Eric Hobsbawm cuando dice: “…todos los historiadores, cualquiera sean sus objetivos
contribuyen… a la creación, desmantelamiento o reestructuración de las imágenes del pasado que
pertenecen no sólo al mundo de investigadores especialistas sino también a la esfera pública del hombre
como ser político”. (Introduction: Inventing traditions, en HOBSBAWN & RANGER, 1983, p. 13).
2

1.2. El uso del pasado en la política presente


La discusión se basa, en general, en los orígenes africanos de la civilización
clásica, atribuyendo al Egipto Antiguo el desarrollo de esa civilización.
Si bien este es un antiguo debate, así como también el origen africano de la
civilización egipcia, en los últimos años asistimos a un rebrote actualizado del mismo
observable en los Simposios realizados por los africanistas. Está claro que “el debate
afrocentrista” es necesariamente un tema político en EEUU, dada la realidad social de
los afroamericanos y la propia historia de los movimientos históricos. También se
discute acerca del lugar de Africa en la historia cultural global y, muy especialmente, la
revalorización que proponen los investigadores afrocentristas, en su mayoría negros que
tienen designaciones en EEUU y en universidades africanas.

2. Antecedentes del debate:


2.1. Los tempranos trabajos afrocentristas
Uno de los primeros en sostener que Grecia y Roma habían sido culturas
ladronas fue Marcus Garvey (1887-1940), fundador de la Universal Negro Improvement
Association: UNIA5. Garvey usó su conocimiento de la historia egipcia y africana
ayudando a promover la emancipación racial. La teoría de la conspiración blanca
sobrevivió a Garvey y en lo últimos años ha sido utilizada por otros escritores,
desarrollándose así una nueva filosofía de la historia negra. La escuela de historiadores
post-Garvey objetó el hecho de que los europeos desacreditaran las contribuciones
africanas a la civilización.
Molefi Kete Asante 6 opina que los historiadores negros han sido liberados de la
dependencia de “los sistemas de referencia eurocéntricos”. Tanto Asante como Cheikh
Anta Diop, un intelectual senegalés, consideraron a Egipto como fuente de todas las
civilizaciones, y principalmente de la llamada “civilización occidental”7, e intentaron
demostrar que la civilización del antiguo Egipto fue negra africana.
Algunas ideas de Diop lograron cierto consenso, en particular la historicidad de
las sociedades africanas, la anterioridad o precedencia de Africa y la africanidad de

5
El nacionalismo negro de Garvey, como nueva forma de protesta, tuvó la adhesión de negros de distintas
partes del mundo, en especial de EEUU. (W.H. BURNS, Voces de Protesta de los Negros en Estados
Unidos, Eudeba, Buenos Aires, 1964, pp. 32-33).
6
M.K. ASANTE , Kemet, Afrocentricity and Knowledge, Africa World Press, 1990.
7
En Nations negres et culture, 1955. Análisis crítico del libro: R. MAUNY, en Bulletin de l´IFAN XXII,
B, Nº 3-4, 1960, pp. 544-551; respuesta de DIOP, en Bulletin de l´IFAN, B, Nº 3-4, 1962, pp. 542-574.
3

Egipto. Pero la controversia se ha suscitado especialmente sobre tres puntos esenciales:


se le reprocha su egiptocentrismo, la importancia que otorga a la noción de raza y la
excesiva influencia de su lucha política (militante en la lucha anticolonialista desde
1947) en sus teorías científicas.
Diop sostuvo la hipótesis de que un amplio porcentaje de población negra
habitaba en la zona circundante al valle del Nilo. Además, al realizar análisis y estudios
de diversas momias halladas por Mariette, insistió acerca de la negritud de los egipcios
apoyándose en la gran cantidad de melanina que ellas contenían8.
Tanto Diop como Obenga9 postulan la tesis de que los egipcios se denominaban
a sí mismos “los negros” (kmt)10. Y en The African Origin of Civilization11, Diop va
más allá señalando que los europeos falsearon evidencia que sugería que los egipcios
eran de piel negra.
2.2. Otros afrocentristas: el legado robado.
George G. M. James ofrece en su libro Stolen Legacy12 un detallado relato de
cómo los filósofos griegos tomaron la mayoría de sus doctrinas de los misterios secretos
egipcios. James señala que las doctrinas básicas en De Anima de Aristóteles estaban
inspiradas en El Libro de los Muertos. Y sobre la base de anécdotas tomadas del antiguo
biógrafo Diogenes Laercio, concluye que Platón robó ideas para su República y Timeo
de otros filósofos griegos. Por lo tanto Platón es doblemente poco confiable, él robó
ideas de los griegos que a su vez las habían robado a los egipcios.
Yosef A. ben-Jochannan, en varios de sus libros describió cómo la civilización
griega fue robada de Africa. Establece13, que Aristóteles comenzó a escribir su filosofía
sólo después de “saquear los templos y logias de los misterios africanos en Egipto
cuando arribo en el 332 a.C. con Alejandro Magno”.
Cabe preguntarnos aquí si podemos hablar de razas y presentar el color de la piel
como fundamento, si a partir de la lengua podemos distinguir a un grupo cultural de

8
El complejo proceso de análisis al que hay que someter una piel de momia para verificar su
pigmentación está expuesto por CH. A. DIOP en Pigmentation des anciens égyptiens. Test par la
mélanine, en Bulletin de l’IFAN, B, t. XXXV, 3, (1973), pp. 515-531.
9
T. OBENGA, historiador y lingüista del Africa central bantú, publicó en 1973 L‘Afrique dans
l‘Antiquité.
10
km.t significaría “la fértil tierra negra” , ERMAN-GRAPOW, Wörterbuch der ägyptischen Sprache,
1897-1922, vol. V, p.126.
11
Trabajo originalmente publicado en francés en 1967.
12
G.M. JAMES, Stolen Legacy, Philosophical Library, New York, 1954.
13
A. ben-JOCHANNAN, Africa, Modern of Western Civilization, Black Classic Press, Baltimore, 1971.
4

otro, si es lo mismo influencia que robo y por último reflexionar porque el eje de la
discusión está puesto en Egipto y no en otro lugar de Africa.
3. Los inicios del debate: Atenea Negra
Martín Bernal enseña Historia del Sudeste Asiático en la Universidad de Cornell,
Ithaca, en EEUU, aunque en un principio sus estudios estuvieron dirigidos a la historia
de China, Indochina y Vietnam14. van Binsbergen15 hace un interesante relato de la
historia personal y familiar de Bernal16, intrincándolo con las categorías sociales que
considera relevantes para explicar las contradicciones del autor de Atenea Negra.
Sostiene que habiendo pertenecido a la clase alta inglesa en el contexto de explotación
colonial, ésta buscó redefinir su identidad; siendo el resultado de ello la producción de
una Atenea Negra anti-eurocéntrica.
Sabemos que estuvo influido por las obras de Cyrus Gordon y Michael Astour,
quienes consideraban que el Mediterráneo Oriental constituía un todo cultural, y Astour
además creía que el antisemitismo era la explicación por la cual se negaba el papel de
los fenicios en la formación de Grecia.
Bernal dice enfatizar el origen africano de Grecia pero sin embargo, Atenea Negra
es una crítica destinada a demostrar que los griegos clásicos debían su identidad a los
egipcios y a Oriente. Si bien Egipto es parte del noreste de Africa, Atenea Negra exhibe
una serie de puntos oscuros en lo que a Africa concierne. Bernal no menciona en que ha
contribuido el interior de Africa a Egipto, y vía Egipto a la civilización griega clásica,
la europea y noratlántica17.
Es necesario rever el postulado de Bernal acerca de que el “Modelo Antiguo”,
que reconocía a la civilización griega como fruto de la civilización medio-oriental18, fue
reemplazado por el “Modelo Ario”, que postula la herencia básicamente europea y más
específicamente aria de la antigua Grecia19. Afirma Bernal que: “…Para los románticos

14
A diferencia de otros afrocentristas, Bernal puede leer jeroglíficos y griego y conoce otras lenguas
antiguas, además de haber estudiado los temas y apoyarse en fuentes para sus argumentaciones.
15
W.M.J. van BINSBERGEN, Black Athena Ten Years After: towards a constructive re-assessment, en
Black Athena: Ten Years After, 1997, pp. 11-64, (TALANTA, Proceedings of the Dutch Archaeological
and Historical Society, Vols. XXVIII-XXIX/ 1996-1997).
16
Entre las circunstancias que rodearon la decisión de Martin Bernal de dedicarse a la Historia del
Cercano Oriente prevaleció el hecho de que era nieto de Sir Alan Gardiner, un famoso egiptólogo.
17
Es así que los mismos africanistas lo han ignorado. van BINSBERGEN, op. cit., especialmente
bibliografía de las notas 30 y 31, p. 24.
18
Como un área periférica de los dominios culturales egipcios y fenicios, postulado que fue reconocido y
aceptado hasta fines del siglo XVIII.
19
Este modelo, nacido a fines del siglo XVIII y radicalizado durante el siglo XIX , niega todo tipo de
contactos o intercambios ocurridos entre las culturas orientales y griega.
5

y los racistas de los siglos XVIII y XIX resultaba sencillamente intolerable que Grecia,
a la que se consideraba no sólo compendio de toda Europa, sino también su cuna, fuera
producto de una mezcla de europeos nativos y de unos colonizadores africanos y
semitas…” 20.
Por otra parte, Bernal propone la construcción de un nuevo modelo que
denomina “Modelo Antiguo Revisado”, mediante el cual intenta demostrar que la
civilización griega tomó préstamos culturales de la egipcia hacia el 2000 a.C. Grecia era
parte constitutiva del hinterland cultural del Antiguo Oriente, representado por Egipto,
postulando así la colonización egipcia y fenicia de Grecia21. Para explicarla se basa en
aspectos lingüísticos, mitológicos, literarios e historiográficos. Por ejemplo plantea
afinidades entre las lenguas semíticas, griega y egipcia a fin de probar la existencia de
un tronco lingüístico común, llamado “proto-afroasiático-indoeuropeo”, surgido hacia el
50000-30000 antes de nuestros días. Asimismo, sitúa la aparición de diferencias entre el
afroasiático y el indoeuropeo hacia el 9000 a.C. 22. Hace hincapié en la fonética y en la
estructura de la lengua y no en los caracteres de la misma, y así establece paralelismos
directos entre el hebreo y el griego, considerándolos producto de préstamos antiguos del
cananeo-fenicio al griego.

4. ¿La invención de tradiciones?


4.1. Los autores clásicos
Tanto Bernal como otros afrocentristas utilizaron citas de los autores clásicos
para sostener la hipótesis de la negritud de los antiguos egipcios. Diop se basó en un
pasaje del segundo libro de Heródoto donde dice : “observa que los naturales son de
color negro…”23. Por su parte, Aristóteles, en un fragmento de Fisio, intenta deducir
los rasgos morales de los pueblos basándose en su físico y así establece: “los que son
demasiado negros son cobardes, y eso se aplica a los egipcios y a los etíopes…”24.

20
M. BERNAL, Atenea Negra 1..., p. 30.
21
La evidencia arqueológica y textual para operaciones egipcias en gran escala en Grecia, a comienzos
del segundo milenio, es altamente especulativa. J.D. RAY, An Egyptian Perspective, en Journal of
Mediterranean Archaeology 3/1 (1990), p. 79.
22
BERNAL, Atenea Negra I…, p. 38.
23
HERODOTO, Los nueve libros de la historia, 1976, p. 105.
24
Physiognomica, The The Loeb Classical Library, 1963.
6

También, Apolodoro25, Diodoro de Sicilia26, Luciano de Samosata y Amiano


Marcelino27, un autor romano, describieron a los egipcios como negros.
4.2. Los griegos visitan Egipto
Sabemos que los griegos visitaron Egipto en el siglo VII a.C., pero la
descripción de Egipto que nos ha llegado es la realizada por Heródoto que data
aproximadamente del 430 a.C28. Bernal cita a Heródoto cuando traza paralelos entre
mitos y cultos griegos y egipcios. Bernal sugiere que los misterios eleusinos provenían
de ritos egipcios, aunque sean difíciles de conocer justamente por su propia condición.
Una de las principales fuentes de Diop fue Diodoro de Sicilia que escribió en el
siglo I. Las fuentes de Diodoro fueron los relatos de los sacerdotes egipcios a quienes
visitó durante la 180 olimpíada (60-56 a. C.)29. Diodoro30 directamente afirma que
“todos los descubrimientos” son apropiaciones inconfesadas de las enseñanzas egipcias.
Cuando Diodoro visitó Egipto, éste había estado bajo dominación macedónica por más
de un siglo. Los griegos, desde épocas tempranas, respetaron la antigüedad de la
civilización egipcia. Fue por ese respeto, que creyeron el relato de que su propia religión
se originó en Egipto, y que algunos de los más famosos filósofos estudiaron allí, aunque
los egipcios no les proveyeran evidencia para fundamentar sus ideas 31.
Estrabón32 sostiene que Platón y Eudoxio vivieron entre los sacerdotes egipcios
y fueron iniciados por ellos en sus especulaciones teóricas. Refiriéndose a Eudoxio,
Diógenes Laercio señala que hay dudas sobre sí realmente él compuso sus diálogos o
los tradujo del egipcio y los publicó en Grecia. Y al hablar de Tales de Mileto, Diógenes
Laercio vincula su saber a la estancia del físico griego en los colegios sacerdotales
egipcios33.

25
II, 3-4. Traducción al inglés, J.G. FRAZER, The Library, Book II, Harvard University Press,
Cambridge, Massachusetts, W. Heinemann Ltd, London, 1954, p. 137.
26
III, 8. Traducción al inglés, C.H. OLDFATHER, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts,
W. Heinemann Ltd, London, 1953, p. 105.
27
XXII, 16. Traducción al inglés, J.C. ROLFE, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, W.
Heinemann Ltd, London, 1937, p. 309.
28
A.B. LLOYD, Herodotus on Cambyses. Some Thoughts About Recent Work, en H. SANCISI-
WEERDENBURG y A. KUHRT (eds.), en Achaemenid History III, 1985, pp. 55-66.
29
Diodoro Siculo 1.44.1.Citado en M. LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism Became An
Excuse To Teach Myth As History, 1996, p. 18.
30
I, 69-81. (E. MURPHY, The Antiquities of Egypt, Notes of Book I of Library of History of Diodoro
Siculus, 1990).
31
LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism ..., p. 21.
32
XVII, 1, 29. (The Geography of Strabo, The Loeb Classical Library, 1954).
33
Vidas, doctrinas y sentencias de los filósofos ilustres, 1973, pp. 53-54.
7

Según Bernal34, Platón reconoce que las bases de sus postulados las debe a su
estancia en Egipto y a los conocimientos que allí pudo adquirir sobre la cultura, la
política y la religión egipcias y, al respecto declara en Fedro 35 que Toth, el dios egipcio
de la sabiduría, fue el primero en descubrir no sólo el número y el cálculo, sino la
geometría, la astronomía y también las letras.
4.3. Europa y el antiguo Egipto
Los escritores europeos del Renacimiento revalidaron la conformación egipcia
de “las ciencias” (política, astronomía, arquitectura, matemáticas, etc.) y postularon la
tesis de que la principal vía de transmisión de tales conocimientos la habrían constituido
los griegos que iban a estudiar a Egipto.
Los escritores afrocentristas han llegado a creer que en la antigüedad existió un
sistema de misterios egipcios. Para Lefkowitz este “sistema” fue una invención de un
escritor francés del siglo XVIII, Jean Terrason. Los misterios que él describió fueron en
carácter grecoromanos. Las ideas acerca de Egipto descriptas por los afrocentristas no
son ciertamente egipcias, sino como “Egipto” fue imaginado por los europeos quienes
no tenían un conocimiento directo o auténtico del mismo36.
La información que llega a Europa como consecuencia de la invasión
napoleónica a Egipto (1798-1901) inspiró a escritores, músicos y artistas. La
popularidad de los temas egipcios se refleja en las operas como La Flauta Mágica de
Mozart37, que según Lefkowitz estuvo inspirada en el libro de Terrason y sus ideas
acerca de los misterios egipcios38.
Para Lefkowitz este mito afrocentrista de la antigüedad, no sólo es ahistórico,
sino que es esencialmente no africano. Es un producto de la misma cultura eurocéntrica
a la cual los afrocentristas culpan del eclipse de la civilización africana y de los
problemas del mundo en general. Más irónicamente, al señalar como africano un mito
que es fundamentalmente europeo, los afrocentristas hacen de Africa la fuente de la
cultura a la que ellos culpan por sus propios problemas. Otro rasgo eurocéntrico del
afrocentrismo es su concentración en Egipto. Egipto ha sido siempre admirado por los

34
BERNAL, Atenea…, p. 117.
35
274 c y d. (Traducción de E. LLEDO ÍÑIGO, editorial Gredos, Barcelona, 1993, pp. 317-318).
36
M. LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..., p. 10.
37
Esta ópera de Mozart, fue creada con libreto de Emanuel Schikaneder; es significativo que ambos
fueran francmasones , estando la trama imbuida de esas ideas.
38
Not Out of Africa. How Afrocentrism..., pp. 118-119.
8

europeos por la antigüedad de su civilización y por sus restos artísticos y


arquitectónicos.

Parte II : Los críticos y los temas críticos


En esta segunda parte del trabajo plantearemos fundamentalmente la crítica a la
metodología y epistemología de Bernal39.
1. La intencionalidad y la evidencia deliberada
Analizaremos aquí la idea que aparece en el debate que apunta a la
intencionalidad de los clasicistas y de aquellos estudiosos de la cultura griega como
supresores del pasado africano. La mayoría de los afrocentristas ponen el acento, como
ya vimos, en la negritud de los antiguos egipcios pero la acusación también se dirige
contra lo que consideran la negación del origen de la filosofía griega en el antiguo
Egipto.
En su artículo Not Out of Africa 40, Lefkowitz plantea la incidencia del debate en
el ámbito académico, relatando un episodio con otro profesor quien habló a sus
alumnos de los orígenes africanos de Cleopatra y Sócrates. La autora plantea que si los
estudiantes aceptaron que Cleopatra y Sócrates eran negros asumieron que los
clasicistas habían tratado deliberadamente de negarles la verdad y que habían usado (o
mal usado) la historia como forma de reforzar la dominación política europea sobre
Africa41.
M. Lefkowitz42 considera que la filosofía griega no fue robada de las fuentes
egipcias. No hay evidencia que pruebe que Alejandro tomó libros de la biblioteca de
Alejandría, la cual fue fundada mucho después de su muerte, para dárselos a Aristóteles
o, cómo afirma ben-Jochannan, que Aristóteles llegó a Egipto con Alejandro y saqueó
los templos de ideas y libros. Del mismo modo considera absurdo establecer que el
tratado de Aristóteles Sobre el Alma estuvo derivado del Libro de los Muertos, lo único
que estos textos tienen en común es que mencionan almas. Según Lefkowitz, los

39
R. PALTER, Black Athena, Afro-Centrism, and the History of the Science, en History of Science 31, 3
(1993), pp. 388 y ss.; E. HALL, When is a myth not a myth: Bernal’s “Ancient Model”, en
LEFKOWITZ & MACLEAN ROGERS (eds), Black Athena Revisited, 1996, pp. 333-348.
40
Not Out of Africa. The Origins of Greece and the Illusions of Afrocentrists, en The New Republic
(February 10, 1992), pp. 29-36.
41
Una de las más enérgicas críticas ha sido sostenida por esta clasicista, que como vimos, conjuntamente
con G. MacLean Rogers fueron editores de Black Athena Revisited que reunió una serie de artículos sobre
el tema.
42
Not Out of Africa. The Origins of Greece..., p. 32.
9

afrocentristas ignoran la cronología y los hechos si son inconvenientes a sus


propósitos43.
También se pregunta Lefkowitz por qué ahora se discute acerca de los orígenes
de la filosofía griega y la etnicidad de celebridades antiguas, suponiendo que los
antiguos griegos no fueron autores de su propia filosofía y teoría científica. La
explicación que nos da es que hace sólo 160 años se creyó que Egipto fue la madre de la
civilización occidental. Los masones creyeron que sus rituales derivaron de Egipto,
aunque en realidad no se habrían originado en fuentes egipcias reales ni tan antiguas
como ellos supusieron. Sus ideas derivaron de una descripción dieciochesca del Sistema
de Misterios Egipcios. Dicho sistema como ya vimos estaba basado en fuentes griegas,
y sus autores interpretaron la cultura egipcia en términos de las costumbres y
experiencia griegas44.
2. Etnogénesis:
2.1. Raza y cultura
Si bien Bernal sostiene que el concepto de raza es problemático, el título mismo,
aunque es un cliché comercial45, está planteando, en cierto sentido, una referencia
biológica a las características de la civilización griega originada en la egipcia. Bernal
emplea indicios de identidad étnica (color, cabello, etc.) como criterios definidos de la
cultura egipcia, e inevitablemente situándose dentro del “paradigma racista” cuya
reciente institución él demostró convincentemente.
En el arte y la literatura es posible que los egipcios se distingan de los griegos
por sus rasgos físicos. El hecho de tener un color u otro puede que no tenga el mismo
sentido para los afroamericanos que para los egipcios y aún para los griegos. En este
debate, los orígenes de Grecia están cargados con la negación de los clasicistas a aceptar
que los fundadores de las antiguas ciudades estado griegas llegaron desde Africa, pero
el acento y la fundamentación de tal afirmación es el color de la piel.
2.2. Distinción entre la influencia y los orígenes
Creo que esta distinción es fundamental a la hora del debate afrocentrista y es la
crítica principal que debiera hacerse al trabajo de Bernal. Una cultura puede introducir o
recibir ideas, símbolos e incluso objetos de otra cultura; pero esto no significa una

43
Not Out of Africa. How Afrocentrism..…, p. 7.
44
LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..…, preface xiv y xv.
45
Fue publicado por la prensa de Harvard y, como él mismo admite, el título fue una sugerencia del editor
para vender más.
10

transformación de su identidad. Aún cuando los préstamos inunden una cultura,


adquieren una nueva significación en un nuevo ámbito. Sí, podemos hablar de una cierta
influencia, lo que no se puede igualar a origen. Así, la evidencia de la influencia46
egipcia sobre ciertos aspectos de la cultura griega es innegable pero la evidencia sobre
los orígenes griegos debida a los egipcios es un tema diferente.
Según van Binsbergen47 hay algo desconcertante en el énfasis de los orígenes, ya
que implica que cualquiera que lo emprenda, está convencido que esa debe ser la
cuestión preliminar en el estudio del tema elegido. Con sus resonancias ideológicas y
su invitación a la conjetura, la cuestión de los orígenes es particularmente apreciada en
el contexto de la formación de la identidad de grupos sociales, clases, grupos raciales,
grupos étnicos y naciones. Así la búsqueda de los orígenes conduce a admitir la
históricamente construida naturaleza de una identidad primordial e inalterable.
Paradojicamente, Bernal pretendiendo refutar el mito eurocéntrico de los
orígenes, produjo su propio relato de los orígenes de la civilización griega/europea, con
el obvio peligro de producir meramente otro mito del origen.
No hay duda que los griegos fueron influidos por las culturas vecinas. Los
clasicistas, en general, asumen que las ideas e información extranjeras llegaron por
contacto no violento, especialmente a través del comercio. La idea de un origen egipcio
de la filosofía y religión griegas proviene de los escritos de los historiadores griegos
antiguos como Heródoto, Diodoro y los padres de la iglesia. Pero sin embargo, las
fuentes griegas anteriores al siglo I no proveen indicaciones de un origen africano o
invasión egipcia.

3.Los fundamentos del “Modelo Antiguo Revisado”


3.1. ¿Invasión, colonización o influencia egipcio-fenicia?
Bernal propone una extensa influencia de Egipto y Canaan-Fenicia sobre Grecia,
dice “invasiones egipcio-fenicias”48 “
invasores egipcio-fenicios de Boiotia”49,
“colonizaciones egipcio-fenicias”50.

46
Sobre influencia continua, veáse S. MORRIS, Greece and the Levant, en Journal of Mediterranean
Archaeology 3/1 (1990), p. 57.
47
van BINSBERGEN, op. cit., pp. 35-38.
48
BERNAL, Atenea Negra I, p. 81
49
Idem, p. 83.
50
Idem, p. 110.
11

La arqueología no provee soporte a una invasión egipcia a Grecia en el 2°


milenio. Miles de fragmentos han sido encontrados en los últimos años en Avaris, en el
Delta, datados para el siglo XVII51.
Dice Morris52 que no hay necesidad de pensar que los fenicios o cananeos
colonizaron Grecia para certificar cúan importante fue la influencia de la cultura
semítica en el mundo griego; sin colonias o invasiones Grecia ha sido más levantina que
Europea53.
Para P. Bikai54 Bernal mezcla egipcios con fenicios, no reconoce el impacto de
la “arqueología bíblica” y desconoce las excavaciones en Fenicia (especialidad de la
autora), y más importante aún, ignora la religión anti-fenicia55. De esta manera estaría
negando la propia identidad de los fenicios y al proponer una influencia egipcia y
cananeo-fenicia sobre Grecia, no distingue entre los dos pueblos56.
3.2. Los mitos y la interpretación del pasado
Los mitos pueden contribuir a realizar representaciones históricas pero sólo de
forma muy general. En algunos casos pueden mencionar lugares reales pero no intentan
dar una imagen precisa de quienes eran sus habitantes o como vivían. A los
historiadores les sirve como referencia a un lugar particular pero son anacrónicos. A
través de su lectura podemos confirmar que en el segundo milenio a.C. diversas
civilizaciones comerciaban y llegaban a Egipto, Fenicia, Mesopotamia, y parte de Asia
Menor pero no nos dicen nada más específico sobre los movimientos de pueblos, ni
acerca de las lenguas que hablaban. Que Danáo llegó a Grecia desde Egipto, que Cadmo
llegó desde Fenicia, o que los pelópidas o aqueos llegaron desde Lidia no prueba que
los griegos tuvieran contacto con esos lugares. Por otra parte, si los mitos de su arribo

51
Cuando los hicsos gobernaban Egipto (1674-1566 a. C.) En 1991, un fragmento de un piso minoico
pintado, datado del siglo XVI, fue descubierto en Tell Kabri en Israel. Para Lefkowitz esos hallazgos si
sugieren una invasión no fue de Egipto a Grecia sino más bien todo lo contrario. No hay argumentos
sustanciales que puedan sostener una invasión africana a Grecia, la evidencia es débil y circunstancial.
(LEFKOWITZ, Not Out of Africa. How Afrocentrism..., p. 22 y nota 17 del capítulo 2).
52
Op. cit., p. 58.
53
A través del comercio, matrimonios, escritura y religión, sin necesidad de una estructura política como
una colonia. Idem.
54
Black Athena and the Phoenicians, en Journal of Mediterranean Archaeology 3/1 (1990), p. 69.
55
Veáse en Bikai la idea de un antifenicismo o antisemitismo presentes en el debate; así como sus
implicaciones políticas actuales. Idem, p. 72-74.
56
Bikai reconoce que el trabajo de Bernal forzó a la reconsideración de algunos presupuestos que se
hallaban en el trabajo arqueológico. Da el ejemplo de Al Mina y su caracterización como colonia griega.
Idem, pp. 68-69.
12

en Grecia representan algo más que una misión comercial o un raid pirata, la
arqueología no lo ha confirmado57.
En su influyente libro Civilization or Barbarism58, Diop sugiere que de acuerdo
a la mitología griega, los egipcios llevaron su civilización a Grecia durante el tiempo de
la dinastía XVIII. Lefkowitz59 cuestiona la sugerencia de Diop que Danáo era egipcio,
ya que su familia era de origen griego. Sostiene además que Danáo era considerado
griego por los mismo griegos. Según la mitología griega, Danáo y Egipto eran hermanos
y descendientes de Libia (Africa), de Menfis (capital de Egipto), del dios Nilo y de la
mujer ternera Io. Así lo expresa Esquilo en Las Suplicantes60 y esta historia es utilizada
por los afrocentristas para fundamentar la negritud de los egipcios.
Desde el punto de vista mitológico, Bernal establece correlaciones por ejemplo
entre el culto al dios Montu y al cretense rey Minos, ambos representados como toros,
simbolizando la fuerza. Por otro lado, Bernal propone identificar la época de la llegada
de Cadmo y su segunda fundación de Tebas con la del comienzo de las invasiones
hicsas a Egipto, es decir, hacia el 1720 a.C. Este dato explicaría que los hicsos
expulsados de Egipto por los faraones de la dinastía XVIII, habrían incursionado por el
Egeo, invadiendo Creta y posiblemente Grecia continental. Los argumentos que utiliza
para sostener esta hipótesis son: la introducción en Grecia del carro de guerra y la
espada, propios de los hicsos, así como la de los cultos a Poseidón y Atenea, ambos
relacionados con dioses egipcios. Otro argumento que apoya tal idea es como ha sido
empleado el término “hicsos”. Para Bernal, el tema de la tragedia “Las Suplicantes” de
Esquilo se basa en un juego de palabras entre hikes(ios), “suplicante”, e hicsos. Esquilo
identificaría a los invasores como “suplicantes”, fruto de su propio nacionalismo
helénico.
Bernal remite a la etimología de los nombres del panteón griego para explicar
los orígenes del mito griego, en lugar de preguntarse cómo usaron los griegos sus
mitos61. Este tipo de acercamiento a los mismos no nos ilustra acerca del significado
simbólico de muchos de ellos ni los trata como un metalenguaje que está
constantemente siendo renegociado y asumiendo nuevos significados. Esto, junto a la

57
LEFKOWITZ, Not out of Africa. The Origins of Greece …, 1992, p. 32.
58
Originalmente publicado en francés en 1981.
59
Not Out of Africa. How Afrocentrism ...,p. 17.
60
719-20, 745.
61
G. KIRK, Myth: Its Meanings and Functions in Ancient and Other Cultures, Cambridge University
Press, 1970, p. 280.
13

práctica de un tratamiento de los orígenes históricos y desarrollo de divinidades


individuales, más que la articulación en un sistema teológico estructurado, caracteriza
una escuela de pensamiento que Jean Pierre Vernant ha denominado históricamente
positivista62.
Hay seguramente características similares entre los mitos griegos y orientales
pero un mito no puede ser transmitido como un ítem inanimado, ya que asume un nuevo
significado en un nuevo contexto, y es su matriz sociocultural, más que la etimología de
sus protagonistas, la que necesita ser decodificada para comprender la cultura griega.
“Mito del origen, del genio griego, eurocéntrico y afrocéntrico, del sistema de
misterios egipcios, del legado robado, y antiguos mitos de dependencia cultural”; es
indudable que el mito está presente en este debate y por lo tanto es necesario aclarar las
implicaciones y el uso de este concepto en nuestro mundo contemporáneo, ya que el
mismo tiene distintas connotaciones e imprecisa denotación. Estaremos de acuerdo en
que el término mito nace y se va definiendo en la literatura griega, y en oposición al
logos pasa a designar al relato tradicional y fabuloso. Pero a partir del siglo XVIII
comienza a distinguirse entre mito y ficción poética63. Sin embargo, Lefkowitz destaca
el significado vulgar de mito, como falsedad, oponiendo de esta manera la verdad al
mito. Es más, opone historia a mito, siendo la historia la verdad en su sentido positivo y
el mito lo falso. Creo entonces que es mejor hablar de tradiciones.
3.3. La lengua y los orígenes
Trabajos recientes en etnolingüística sugieren que la aculturación lingüística
puede ser trazada cuando las palabras prestadas son encontradas entre el sistema
numérico, el sistema deitic (conjunciones, partículas, pronombres y funciones modales),
partes del cuerpo y terminología. De acuerdo a ese modelo, Bernal parecería estar
describiendo conexiones significativas cuando deriva el artículo definido griego del
egipcio. Las etimologías egipcias en palabras griegas para bienes de prestigio y armas
no son significativas, cuando son transferidas de una cultura a otra, un ejemplo de
préstamos lingüísticos no implica aculturación64.
Sin embargo, es bien conocido que un grupo lingüístico no es necesariamente
igual a un grupo cultural. El lenguaje puede cambiar sin algún movimiento físico de

62
J.P. VERNANT, Myth and Society in Ancient Greece, 1980. p. 212.
63
C. GARCIA GUAL, Introducción a la mitología griega, Alianza Editorial, Madrid, 1995, p. 18.
64
J. HALL, Black Athena: A Sheep in Wolf s Clothing?, en Journal of Mediterranean Archaeology 3/2
(1990), p. 250.
14

gente y la aculturación lingüística no necesita envolver la adopción de otros rasgos


culturales, como ciertas costumbres o sistemas de creencias. El método de Bernal de
trazar la influencia cultural externa a través de palabras prestadas es una desviación de
la práctica normativa lingüística, y genera la misma ambigüedad entre préstamos
lingüísticos y aculturación que notamos anteriormente cuando tratamos la cultura en
general65.

4. Una aproximación al enfoque y metodología de Bernal


4.1. Modelos y paradigmas
66
En su polémico artículo J. Hall discute la referencia a paradigma y
fundamentalmente a Thomas Kuhn y al sentido que Bernal le da “como un recién
llegado que inventa un nuevo paradigma”. Señala que los paradigmas kuhnianos niegan
el progreso acumulativo, siguen un patrón de desarrollo o uno que es unidireccional67.
El modelo antiguo revisado representa una vuelta a un modelo que él señala fue
corriente en la antigüedad. Además, su modelo no agrega factores desconocidos como él
mismo afirma68, lo que debería corresponderse con la creencia de Kuhn que los nuevos
paradigmas son inconmensurables con los antiguos.
Un paradigma es para Kuhn lo que comparten los miembros de una comunidad
científica y, a la inversa una comunidad científica consiste en personas que comparten
un paradigma69. Una comunidad científica está formada por personas quienes practican
una especialidad científica, que han tenido una educación y una iniciación profesional
similares como sería el caso de los clasicistas. Entonces deberíamos determinar la
diferencia entre las aproximaciones metodológicas empleadas por estos últimos y
aquella realizada por Bernal, y esperar encontrar un cierto grado de incompatibilidad
entre ambas.
4.2. Difusionismo
Bernal no presenta en su trabajo las numerosas representaciones que según él
probarían el asentamiento de egipcios y fenicios en Grecia en el segundo milenio. Se
empeña en sostener que el modelo ario radical intenta borrar toda actividad en la zona y
negar las raíces fenicias del alfabeto griego y por ello radicaliza su postura intentando

65
Idem.
66
Op. cit., pp. 247-254.
67
T. KUHN, La Estructura de las Revoluciones Científicas, FCE, 1971, pp 22-23.
68
BERNAL, Atenea Negra I…, p. 7.
69
Op. cit., p. 13.
15

marcar una ocupación oriental. Por otra parte, señala claramente que fue no una
imposición cultural de Egipto y Fenicia a Grecia, sino la “capacidad de adaptación” de
la cultura nativa. Sugiere así que el alfabeto griego es una adaptación del alfabeto
fenicio, y que habría sido usado muy tempranamente, a mediados del segundo
milenio70.
Encontramos en Atenea Negra algunas explicaciones para la formación cultural
que fueron adoptadas por los clasicistas y antropólogos difusionistas. A fines del siglo
XIX se argumentaba que los seres humanos poseían una condición más bien estática,
idea basada en que el comportamiento humano estaba biológicamente determinado.
Esto favoreció la negación del concepto de desarrollo independiente y en consecuencia
el éxito de las teorías difusionistas para explicar el cambio cultural71. Mientras los
seguidores del modelo ario radical ven la cultura griega como fusión entre gente pre-
helénica con invasores del norte, Bernal favorece la mezcla de nativos pelasgos con
invasores del sur y este.
Si bien es verdad que “préstamos culturales” es la frase que más aparece en el
trabajo, Bernal, sin embargo piensa más en términos de aculturación cuando expone su
idea que los pelasgos nativos fueron convertidos por los invasores egipcios para
volverse más griegos. Esta es claramente una concepción del siglo XIX acerca del
cambio cultural a partir de invasores o colonizadores.

5. Tradición europea y africana hegemónicas o egiptomanía?


Se plantea, como vemos, la forma en que la tradición intelectual noratlántica ha
sido vista como centro único, la fuente histórica original, de la producción global del
conocimiento. Desde esta mirada dominante eurocéntrica, la civilización moderna sería
el producto de lo iniciado por los antiguos griegos; otra posibilidad es considerar esta
mirada del genio griego (leáse europeo) como una sola y antigua fuente de civilización,
meramente un mito racial.

70
Cadmean Letters, The Westward Diffusion of the Semitic Alphabet Before 1400 BC, 1989. Según
Muhly, los investigadores clasicistas sostienen que el alfabeto griego debe haberse desarrollado en el
curso de los siglos IX y VIII a. C., ya que a la luz de la investigación arqueológica y epigráfica, no hay
evidencia anterior al 750 a.C. De esta manera, el argumento de Bernal conduciría a un período de
aislamiento por 400 años. (J. D. MUHLY, Black Athena versus Traditional Scholarship, en Journal of
Mediterranean Archaeology 3/2 (1990), pp. 92-94).
71
TRIGGER, Historia del Pensamiento Arqueológico, ed. Crítica, Barcelona, 1992, p. 146 y ss.
16

Ya vimos que el debate no gira en torno a Africa sino más bien a Egipto, y es
bueno aclarar que las cuestiones egiptocéntricas fueron conspicuas en estudios africanos
en la primera mitad del siglo XX. Actualmente los antropólogos y arqueólogos
africanistas están interesados en no revivir la formas crudas del difusionismo
egiptocéntrico72, que veía a Egipto como la fuerza civilizadora global, cuyos marineros
presumiblemente llevaron su culto solar a través del mundo antiguo y más allá.
Muchos africanistas, algunos de ellos blancos noratlánticos, son conscientes de
las implicaciones políticas y de identidad inmersas en el conocimiento que ellos
producen acerca de Africa. Pero así como Bernal atribuye al mito del genio griego la
afirmación de cierto eurocentrismo, en lo que a estudios africanos73 se refiere, también
existe una vieja discusión en antropología sobre este punto. Es por ello que algunos
investigadores africanos de la década del 70 se han dedicado a desmentir implicaciones
eurocéntricas en trabajos sobre antropología de la religión africana y etnicidad74.
Es interesante en este sentido la opinión de Liverani acerca de la primacía
cultural del Cercano Oriente sobre Grecia, que fue interpretada con dos slogans: “Ex
Oriente Lux” (mayoritariamente usado por orientalistas) y “el milagro griego”
(mayoritariamente usado por los clasicistas). Esos slogans parecen representar ideas
opuestas pero de hecho eran una y la misma noción: la apropiación occidental de la
cultura del antiguo Cercano Oriente por motivo de su propio desarrollo75.
6. Conclusiones
Está claro que el debate nace en EEUU y entre los intelectuales africanos que
dictan clases en las Universidades. Pone de manifiesto los conflictos étnicos existentes
en ese país y fundamentalmente la reivindicación de la cultura ancestral de los
afroamericanos. A partir del libro Atenea Negra se disparan otras cuestiones pero el
mismo sigue teniendo un rasgo indiscutiblemente americano, a pesar de que su
protagonista es británico.

72
Como en los trabajos de Elliot Smith y Perry –la primera Escuela de Manchester en Antropología, antes
que Max Gluckman la fundara.
73
Se ha enfatizado la reflexión crítica sobre modelos impuestos por investigadores europeos en el
estudio de sociedades asiáticas, desde la publicación de Orientalismo de E.W. SAID (New York, Random
House, 1979). Veáse nota 39 de van BINSBERGEN, op. cit., p. 27.
74
Entre ellos A. MAFEJE, The Ideology of Tribalism, Journal of Modern African Studies 9 (1971), pp.
253-261 y O. P`BITEK, African Religion in Western Scholarship, Kampala: East African Literature
Bureau, 1970.
75
M. LIVERANI, The Bathwater and the Baby, en M.R. LEFKOWITZ & G. MACLEAN ROGERS,
eds., op. cit., p. 423.
17

Inclusive me atrevería a decir que está incluido en el mismo debate afrocentrista,


mejor diríamos egiptocentrista. Utiliza las mismas categorías como raza, es decir una
referencia biológica de las características de la civilización griega originada en la
egipcia. Bernal emplea indicios de lo que se considera la identidad étnica (color,
cabello, etc.) como criterios definidos de la cultura egipcia.
Con respecto a los mitos, estos son empleados para decir que los egipcios
llevaron su civilización a Grecia y para fundamentar su negritud, haciendo referencia a
lugares particulares y estableciendo correlaciones entre la etimología de los nombres y
simbología de los dioses individuales. Este tipo de aproximación a los mitos se enmarca
en lo que podríamos denominar positivista e históricamente anacrónico. Toma la
tradición de los antiguos griegos, entre ellos Heródoto y Diodoro, que creyeron el relato
de que su propia religión se originó en Egipto, y que algunos de los más famosos
filósofos estudiaron allí, aunque los egipcios no les proveyeran evidencia para
fundamentar sus ideas. Tal vez esta creencia se originó en el respeto que desde épocas
tempranas les inspiraba la antigüedad de la civilización egipcia. Además, tanto Bernal
como otros afrocentristas utilizaron citas de los autores clásicos para sostener la
hipótesis de la negritud de los antiguos egipcios.
En otro plano distinto a realizado por los afrocentristas, Bernal conoce bien las
lenguas antiguas y a partir de palabras prestadas explica la influencia cultural externa.
El lenguaje puede cambiar sin algún movimiento físico de gente y la aculturación
lingüística no necesita envolver la adopción de otros rasgos culturales, como ciertas
costumbres o sistemas de creencias. El método de Bernal es una desviación de la
práctica normativa lingüística.
El planteo metodológico general de Bernal está basado en modelos (Antiguo,
Ario y Antiguo Revisado) que remiten a ciertos paradigmas en el sentido kuhniano del
término. Este merece serias consideraciones, en primer lugar porque es para él necesario
establecer un “modelo” si es un esquema reducido y simplificado de una realidad
compleja, además algo artificial y arbitrario. Ciertamente la simplificación de que el
Modelo Antiguo reconocía a la civilización griega como un área periférica de los
dominios culturales egipcios y fenicios es tan extremista como el Modelo Ario que
niega todo tipo de contactos. Y si bien paradigma es entendido como unos modelos o
esquemas de pensamiento generalizados, Bernal necesita ser el pionero de uno nuevo,
tan artificial y arbitrario e indudablemente extremista como los anteriores. Además si
18

aceptamos el sentido de paradigma de Kuhn, los nuevos paradigmas serían


inconmensurables con los antiguos.
Algunas explicaciones que da Bernal para la formación cultural son las mismas
fueron adoptadas por los clasicistas y antropólogos difusionistas. Por ejemplo cuando
pretende explicar como elementos prestados que son acomodados a través de la
renegociación entre la cultura huésped. No es lo mismo que la cultura griega haya sido
definida por elementos egipcios y levantinos, y en el caso de influencia externa,
aceptando pasivamente ítems de su aculturador, que identificar la interacción entre
Grecia, Egipto y el Levante. La evidencia de la influencia egipcia sobre ciertos aspectos
de la cultura griega es innegable pero la evidencia sobre los orígenes griegos debida a
los egipcios con sus resonancias ideológicas y su invitación a la conjetura, es una
cuestión vinculada al contexto de la formación de la identidad de grupos raciales o
grupos étnicos. Así la búsqueda de los orígenes conduce a admitir la naturaleza
historicamente construida de una identidad primordial e inalterable.
El debate está planteado constantemente entre extremos: blanco o negro, Africa
o Europa, egiptocentrismo, eurocentrismo o afrocentrismo, mito o verdad, aislacionismo
o difusionismo. La oposición que denota conduce invariablemente a más allá de una
errónea utilización de los conceptos sólo explicados desde su contrariedad, a resolver
dualidades contempóraneas construyendo una historia pasada un tanto distorsionada. El
peligro de esta reconstrucción no queda sólo en el plano académico, se extiende a que
las tradiciones son inventadas y conscientemente manipuladas por razones sociales,
políticas y económicas.
Para terminar, no estoy de acuerdo con que existió una intención deliberada de
los clasicistas en negar el origen de la filosofía griega en la egipcia, además ya vimos
antes la idea del origen a que remite; sin embargo podemos decir que no se enfatizó la
tradición griega que señala la fuerte influencia de Oriente en la construcción de la
identidad cultural griega. Aquí es innegable que en la construcción del pasado
intervienen las distintas tradiciones, la pertenencia a una comunidad científica, y un
lugar en el mundo y un tiempo determinado. Creo que la clave está en una construcción
reflexiva y crítica del pasado que nos permita superar nuestras propias determinaciones,
evitando un uso y abuso del mismo.
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