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Ética La Mejor Forma de Ser Hipócrita
Ética La Mejor Forma de Ser Hipócrita
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN
En este mismo sentido podemos afirmar que entre más fuerte y más cariñosos
sean los saludos de un sujeto hacia todas las personas conocidas que se
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encuentre, más lejos está el saludador de los saludados. Cuanto más pueda darse
una persona a los otros, menos se da a una sola y mientras menos se da a una
sola, menos se da a ninguna: es más él, para él, que para los otros. Camuflarse
en medio de más personas es más eficaz que esconderse detrás de una. En este
sentido los que son muy saludadores, sólo se están saludando a sí mismas, se
están reconociendo a sí mismos desde los otros que los testifican, es como si uno
se parara en un auditorio y saludara a trescientas personas, en últimas no está
saludando a ninguna, pero cada una de las trescientas personas responden el
saludo a uno sólo, el conferenciante, ellos sí están saludando a quien se escuda
en el saludo.
Cuando acaece un encuentro, un encuentro con otros, con otro que por azar me
distingue y distingo, las miradas se encuentran a distancia ¿sería que me vio o no
me vio? Los cuerpos marchan en dirección encontrada ¡uy…, tengo que saludarlo,
que pereza! los ojos disimulan no ver lo que no pueden dejar de ver, la presencia
cósica del otro, en algún momento uno de los dos estalla con su saludo en el oído
del otro, se derraman en el otro, y el otro también tiende sus seudópodos
lingüísticos en el otro, luego sus cuerpos se encuentran en las espaldas, esto es
un alivio.
5
Este trabajo pretende insinuar algunos campos de la ética, que no son muy
comunes, campos como el de animalidad y la ética, el de la imagen de la
hipocresía, el de la mirada, el espacio y los objetos, el concepto de libertad, el
7
para conseguir estos impulsos; como se manifiesta en los animales, claro que en
la actualidad siguen existiendo mucho humanos demasiado animales.
Quizá y, esto son especulaciones, uno de los primeros elementos que surgió en
este viaje de la existencia, es la sacralización, no sólo de la naturaleza, sino de las
interacciones humanas; éstas son tecnologías del yo que se implementaron para
darle valor a los hombres y al mundo en general. Sacralizar quiere decir darle
valor, darle significado a las cosas y a los actos. Sacralizar, en sentido neutro, es
crear una valencia transmundana, supraterrenal, deificante de la naturaleza. Este
es un fenómeno que sólo tiene lugar en el pensamiento de los seres humanos, la
naturaleza no es sagrada, los hombres la convierten en sagrada, por esto
hablamos de tecnologías del yo, puesto que son procesos internos en el sujeto
que exterioriza para darle valor a un elemento, una cosa o un acto en el mundo.
1
ELIADE, Mircea. Lo sagrado y lo Profano. Colombia: Labor, S.A. tercera edición. 1996. p. 26.
10
Cuando pensamos en los actos humanos y su sentido sacro es, a nuestro modo
de ver, el elemento que más se acerca a los criterios éticos; en realidad la misma
sacralización exige, como lo hemos mencionado, un acto; a este acto bien se le
puede llamar rito. La ritualizaciones son las actividades que realiza la humanidad
para venerar lo sagrado. Los actos humanos son, en últimas, los que podemos
valorar como moralmente correctos o moralmente incorrectos (pero no un acto que
tiene como finalidad el espacio, como la casa, el tiempo como el Año Nuevo, las
cosas o los animales, como la cruz o las vacas para los orientales); el acto en sí
mismo cobra valor moral. Una promesa, por ejemplo, en sí misma tiene
2
ELIADE, Mircea. El mito del Eterno Retorno. Barcelona: Altaya. 1995. p, 56.
12
Otro acto que podemos considerar importante para la morales el acto lingüístico y
para nuestro caso el lenguaje normativo. las leyes morales o los códigos de
comportamiento. Su existencia está reflejada en el lenguaje, el código del
Hammurabi, escrito dos mil quinientos años antes de Cristo. El juramento
Hipocrático, quinientos años antes de Cristo, la misma Biblia y los diez
mandamientos. Estos códigos de comportamiento exigen de los seres humanos
un concepto de sacrálidad, si no lo posee, estos criterios normativos no tienen
sentido. Las leyes y las normas conforman la estructura misma de la sociedad.
Cumplir estos enunciados prescriptivos es una responsabilidad individual y
colectiva que se ancla en el significado sacro que ellos tienen. En la actualidad las
normas se cumplen por miedo al castigo y no por el valor que ellas tienen para la
humanidad. Éste es un problema que no se soluciona con imposiciones, como lo
pretenden algunos gobernantes, sino con la educación, con la conciencia
colectiva que se debe actualizar en los individuos.
3
ELIADE, Mircea. Mito y Realidad. Colombia: labor, S:A. Tercera Edición. 1996. p. 17.
13
que los animales no crean nada exterior a su cuerpo, las transformaciones que
ellos necesitan se crean al interior de su cuerpo; extremidades más ágiles, para
desplazarse más rápido, mientras que el hombre crea coches, trenes, aviones,
para cumplir el mismo objetivo: desplazarse más rápido.
Pero el hombre no sólo crea objetos que suplan necesidades, sino algo más.
Como ya lo mencionábamos, crea el lenguaje, pero no sólo el lenguaje básico
como en los animales no humanos un lenguaje subjetivo. Así lo afirma Cassirer:
“El llamado lenguaje animal es siempre enteramente subjetivo; expresa diversos
estados de sentimientos, pero no designa o describe objetos. Por otra parte no
existe prueba histórica de que el hombre, ni en las etapas más bajas de su cultura,
estuviera nunca reducido a un lenguaje meramente emotivo o a un lenguaje
mímico”4. Por el contrario el lenguaje humano ha evolucionado de lo subjetivo a lo
objetivo, el lenguaje humano encuentra asidero en lo descriptivo, argumentativo,
poético y normativo.
4
CASSIRER, Ernest. Antropología Filosófica. México: F.C.E. 1975. p. 175.
15
El cuarto y último paso de la razón que eleva a los hombres muy por encima de la
sociedad con los animales, consistió en que comprendió el hombre no más que
barruntándolo que él constituía el genuino fin de la naturaleza y nada de lo que
rebulle sobre la tierra podía hacerle en esto la competencia. La primera vez que dijo
la oveja: “la piel tuya la naturaleza no te la ha dado para ti sino para mí” y se la quito y
se vistió con ella, tenía ya conciencia de su privilegio que, en virtud de su naturaleza,
le colocaba por encima de todos los animales, que ya no consideraba sus compañeros
en la creación sino como medios e instrumentos puestos a disposición de su voluntad
5
para el logro de sus propósitos.
5
KANT, Emmanuel. Filosofía de la Historia. Santafé de Bogotá: Fondo de Cultura Económico. 1994. p. 75-
75
17
El hombre está hecho para dominar la naturaleza, para estar por encima de ella,
pero ser hombre no es una sólo persona, hombre es genérico de todos los seres
humanos, son o somos todos los que la dominamos, pero el hombre también hace
parte de la naturaleza, sin embargo no es posible tomar al hombre como un
instrumento, sino como un fin, en esto consiste, precisamente, la dignidad. Quien
no considere o trate a otro hombre como un fin, quien utilice a otra persona como
un medio, como un instrumento, le está negando su dignidad. La razón es el
instrumento que hace a los seres humanos más humanos, por esto los actos
irracionales son los actos reprobables moralmente, todo lo que se opone a lo
racional es lo animal, por esto también hay muchas personas muy animales.
La sacralización, los ritos y los mitos, lo mismo que el lenguaje y la razón han
hecho de la condición humana un caso especial de la evolución; los seres
humanos pensamos en el futuro, pensamos en el pasado, pensamos en los otros
y en nuestra propia existencia, hemos dejado de ser animales que sólo piensan en
las condiciones de la existencia, en sus necesidades primarias, que sólo viven de
los instintos. Los seres humanos hemos tejido una sociedad estructurada y una
cultura que nos posibilita vivir mejor. Sin embargo, lo humano aún no está
constituido; la violencia, las agresiones, la creación de armas destructivas, los
engaños, entre otros, son elementos que hay que extinguir del mundo. Lo humano
se constituye todos los días; en lo que sigue vamos a intentar penetrar en el
concepto de lo humano más específicamente.
Lo humano.
significado sencillamente no existe, así el río, la montaña, los árboles las actitudes
y las aptitudes, todo absolutamente todo posee un significado. No obstante, hay
significados que tienen más peso o fuerza para unas cosas y otros que las tienen
para otras, es decir, el fin de los significados determina el nivel semántico de los
mismos; por ejemplo los significados que tienen los conceptos de la teoría de la
gravedad de Newton, tienen una importancia necesaria para el conocimiento de la
atracción de los cuerpos y con ello se ha podido construir nuevas tecnologías.
Pero existen otros significados que le dan sentido a la “existencia humana” tales
como el significado de los valores morales, la vida pública de los sujetos, el
significado de las estructuras teóricas de las ciencias. La fuerza de estos
significados contribuye al desarrollo normal de la humanidad y por ello se
denominan lo humano. El peso semántico y la forma como se ponen en escena
estos significados son los que determinan el grado de humanidad de un pueblo o
de una sociedad. Una persona nace siendo humana, pero debe todos los días
constituirse o legitimarse como tal y esto sólo se logra escenificando
argumentativamente los significados que contribuyen a ello.
En este sentido, antes que tematizar lo humano, como parte del conocimiento,
pensamos que tienen más relevancia pensar en el continente de la existencia
6
HEIDEGGER, Martín. ¿Qué es metafísica? Y otros ensayos. Buenos aires. Siglo Veintiuno. 1988. p. 10.
19
Dado que “el sentido de la existencia humana” es el objeto de estudio al cual nos
vamos a dirigir, entonces hay que afirmar que la existencia se manifiesta o cobra
sentido en las expresiones en forma de vivencias las cuales están conformadas
por actos que son, en últimas, los que diferencian la humanidad de la animalidad.
Por ello vamos a intentar aclarar el significado de vivencia, acto y acción
Las vivencias.
7
LUYPEEN. W. Fenomenología Existencial. Buenos Aires: Carlos Lohlé. 1967. P. 26.
20
vivo independiente de un sitio, esto es, sin un lugar y un tiempo. No obstante, los
seres humanos no sólo estamos en un aquí y en un ahora, los seres humanos
hacemos de éstas categorías espaciales y temporales un conjunto de significados;
esto es, hacemos de la naturaleza un hábitat con significado, el cual nos posibilita
sabernos en ella. Los seres humanos vivimos de situaciones, no de estímulos.
No obstante, una cosa es vivir de situación en situación, y otra cosa es saber que
vivimos en ellas. No todo el mundo tematiza sus propias realidades. Sin embargo,
viven en ellas, podríamos decir que no son conscientes de sus propias
situaciones. Es más, para vivir de situación en situación no se tiene que tener
conciencia de ellas, tematizar y concienciar las circunstancias en las cuales
vivimos sumergidos, analizarlas, estudiarlas son parte del sentido de la existencia
humana.
Una situación se da en los ahoras en que una persona está presta al mundo, ya
sea al mundo interno o al mundo externo: las cosas, las personas, los valores,
entre otros, este darse sólo puede ser en un momento del devenir temporal y en
una espacialidad co-habitada de los sujetos. En este sentido vivimos en un
universo de situaciones, y cada una de estas situaciones, es lo que podemos
denominar vivencias, las cuales conforman la existencia humana.
Que las vivencias sean intencionales significa que ellas son la urdimbre misma de
la conciencia de la humanidad, esto es, que lo humano se abre al mundo en tanto
éste signifique algo para él, las vivencias o mejor el conjunto de vivencias cobran
sentido para los hombres en la medida en que sean significadas por quien las
vive, de tal forma que el sujeto de percepción hace del continuo de las vivencias
una situación, en donde puede reconocer la identidad misma de lo vivido y por
tanto caracterizarlas y clasificarlas en una región del conocimiento como un objeto
limitado del saber. Así lo afirma Husserl: “Nada es concebible sin que sean
concebibles múltiples vivencias intencionales enlazadas en una unidad continua o
propiamente sintética (política) en las cuales “él”, el objeto, sea consciente como
idéntico y sin embargo, en modos noemáticamente diversos de tal suerte que el
núcleo caracterizado sea variable y el “objeto” el puro sujeto de los predicados,
sea idéntico”8
En este sentido las vivencias son las que posibilitan el saber significativo y un
significado de los individuos en el mundo de la vida, como lo decíamos
anteriormente, una persona siempre tiene vivencias y hace de ellas sus propias
circunstancias; pero no siempre las tematiza, no siempre hace de ellas una
reflexión. Ahora bien, podemos decir que las vivencias como tal no vienen de fuera
del sujeto que las posee,. Si bien la correlación entre el hombre y el mundo es lo
que produce la vivencia, ésta no hace parte del mundo fuera del sujeto. La
vivencia, es la significación que tiene para la humanidad la relación entre el sujeto
de percepción y lo percibido, pero al interior del sujeto mismo. Esto significa que
las vivencias son realidades inferidas y no dadas empíricamente.
Una vivencia, por una parte, solo es tal sí hace parte de una situación, o mejor sí
ella misma es una situación y crea una circunstancia para un sujeto o una
22
comunidad. Por otra parte, es una relación de la cual el hombre hace una
significancia para la humanidad, construye mundo con los significados de las
vivencias mismas, el mundo de la vida, el mundo de lo humano, en tanto es la
morada; vive constituyéndose desde las vivencias mismas en donde lo humano
mora, o habita; ser humano es tener vivencias, es tener mundo, y esto sólo es
posible en el devenir temporal de las vivencias, en donde lo humano mismo ya es
una vivencia. Vivimos en un ahora vivencial del cual hacemos una situación para
moldearnos al mundo. Pero a la vez estamos abiertos, en la brevedad de la vida,
hacia todas las situaciones que no han sido, pero que tienen que ser, puesto que
somos y vivimos en un “torrente de vivencias”; como lo afirma Husserl: “Toda
vivencia es en sí misma un río de “generaciones”, es lo que es una creación
radical de un tipo esencial invariable: un río constante de retenciones y
protenciones unificado por un aspecto, él mismo fluyente, de originalidad, en que
se tiene conciencia del vivo ahora de la vivencia frente a su antes y después”9
Resumiendo hasta aquí, podemos advertir que las vivencias son el contenido de la
existencia humana y son ellas las que le dan sentido, éstas, las vivencias, son la
urdimbre de la humanidad y son la característica de todas las personas, por
decirlo de alguna forma, son esenciales al ser mismo de la humanidad. Las
vivencias en la humanidad son sedimentaciones intencionales construidas por las
personas y conforman la experiencia del hombre con la cual viven y constituyen el
mundo en el cual co-habitan. No obstante podemos descender aún más ya que
las vivencias están conformadas por el hacer del hombre en la práctica y por el
sentido mismo de ésta, los actos o la actividad. Dediquémonos a ver esto más
detenidamente.
8
Husserl, Edmund. Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y una Filosofía Fenomenología. México: 2ª
Edición, F. C. E. 1962. p. 313.
9
Ibid. p. 177
23
Las vivencias son los contenidos o sedimentaciones que quedan en los sujetos
después de las experiencias en el mundo de la vida, y estas experiencias son
posibles en la medida en que las personas se den como polo yo correlacional
hacia el entorno y aun hacia sí mismo. Este darse del hombre al mundo sólo es
posible por medio de actos y acciones, los cuales en últimas conforman las
vivencias. Así lo afirma Schütz:
Las vivencias, entonces, están dadas en los actos, las acciones y los proyectos,
como experiencias, aunque este último no es tema en este trabajo: “las
10
SCHÜTZ, Alffred. La Construcción Significativa del Mundo Social, Barcelona: Piados. 1993. p. 69.
24
En este sentido los actos y las acciones son componentes de las vivencias y estas
como tal se manifiestan como residuos que quedan en la conciencia, los cuales a
su vez conforman lo que podemos denominar experiencia. Por ejemplo: cuando
afirmamos que alguien tiene mucha experiencia, es porque este sujeto X conserva
retencivamente en su existencia muchas notas o impresiones de actos y acciones
en su vida en forma de significados. Pero decir que los conserva no significa sólo
que fue testigo de sensaciones afecciones y voliciones de otros sujetos, sino que
él, como persona en el mundo de la vida, vivió tales acciones en un tiempo y en un
espacio corporal de su existencia.
Ahora bien, para aclarar un poco este concepto de vivencia intentemos reflexionar
en el ejemplo anterior ¿a qué nos referimos cuando hablamos de acto y de
acción?, dos términos no fáciles de penetrar. Pensemos en el ejemplo anterior,
tenemos a una persona X que en un momento T tiene una acto Y, en una
realidad R. La existencia de los actos es clara, para demostrar su realidad
podemos recurrir al argumento de Descartes. Yo puedo dudar de lo que existe,
pero no puedo dudar de mí duda, ahora bien, dudar es actuar, entonces no puedo
dudar del acto, así dude de lo dado en el acto, en éste caso de R.
Al principio de este apartado afirmábamos que el acto significa aquello que cobra
significado en sí mismo; se concluye a sí mismo (εντελεχεια)) que se hace cosa.
En este sentido podemos hablar de los actos de amar, percibir, odiar, querer,
imaginar, y sentir, entre otros; estos actos son la forma consciente que
11
LUCKMANN, Thomas. Teoría de la Acción Social. Barcelona: Piados. 1996. p. 37.
25
Tomando en cuenta estas afirmaciones, podemos decir que los actos conscientes
se actualizan en lo actuado, esto es, en la correlación entre el acto de X con la
realidad R. Las cosas son producto de la interacción entre el percibir y lo
percibido, el odiar y lo odiado, el querer y lo querido, el imaginar y lo imaginado,
etc. Ahora, el acto como tal no es la cosa, él es la estructura temporal en el ahora
de las cosas: “Los actos no son cosas, sino actualizaciones constitutivamente
dinámicas de cosas”13
Según lo anterior, también deben existir actos inconscientes; esto es, en el hacer
continuo de la humanidad hay formas del hombre potenciarse frente a la realidad
en la cual no es consciente de ello, el sentir el piso que tocamos, por ejemplo, no
siempre estamos conscientes del sentirlo. Esto es, el actor X siempre está en acto
con una realidad R, pero no siempre es consciente de sus actos. Pensando sólo
en los actos conscientes podemos afirmar que ellos se manifiestas en una forma
de asociación en donde están en juego tres actos: la sensación, la afección y la
volición.
12
GONZALEZ, Antonio. Estructuras de la práxis. Ensayo de una Filosofía Primera. Madrid: Trotta. S.A.
1997. p. 54.
13
Ibid. p. 58.
26
14
Ibid. p. 90.
27
Antonio González afirma que: “cada cosa en nuestros actos, está abierta a un
“antes” y a un “después”. Y ese “antes” y ese “después” de las cosas se puede
actualizar también en nuestros actos. Entonces tenemos una transcurrencia que
es de la cosa actualizada y que podemos denominar “sucesión”15 Según esta cita,
los actos en tanto actualizaciones de las cosas no habitan en un transcurrir pero
tienen su sucesión temporal, antes de ser actualizados como tal.
15
Ibid. p. 101.
28
Esto mismo lo podemos pensar desde los actos que todavía no han tenido su
actualidad, los actos futuros, los actos que no han sido en determinada forma
tienen su forma de mostrarse como señal en los actos del ahora presente. El
querer seguir observando el paisaje, por ejemplo, es un acto de un ahora que
cobra validez en los ahoras inmediatos que no han sido pero que de cualquier
forma van a ser. De acuerdo con esto, los actos no son cerrados, ellos son
abiertos, puesto que su contenido lo brindan los actos pasados y su sentido se
los concede los actos no sidos: “Los actos tienen, sit venia verbo, ventanas”17
Después de este corto análisis sobre la temporalidad de los actos miremos ahora,
muy sucintamente, la espacialidad de los mismos antes de sumergirnos en las
acciones. Los actos si bien se manifiestan en un yo, en un tú o en un él, su
existencia no depende de ellos, los actos tienen realidad por sí mismos, y como tal
pueden ser analizados. Esta corta tematización de ellos es el mejor argumento, no
obstante éste es un tema que abordaremos más adelante,
16
Ibid. p. 101-102.
29
Otro elemento que debemos analizar es la acción con el fin de com-prender las
vivencias en tanto contenido de lo humano. En una primera instancia podemos
decir, como lo enunciábamos páginas atrás, que el término acción proviene de lo
que los griegos consideraban como εργον o πραξισ ο πραγµα lo cual significaba,
el primero, acaecimiento, suceso, realidad y hecho y para el segundo, ejecución,
ocupación, realización, modo de obrar, tarea; para los griegos hay una diferencia
fundamental entre ambos términos y es que el primero implica un despojo total del
agente ejecutor de la acción, mientras que el segundo lleva implícito un fin, esto
es, una voluntad, en otras palabras el agente realizador de la acción. Podríamos
decir que el concepto acción puede significar tanto el proceso y la estructura del
acaecer, como la implicación de lo humano en el suceso, para nuestro caso
tomamos el segundo término, claro sin desconocer el primero.
De acuerdo con esta etimología podemos decir que las acciones se manifiestan
en el mundo de la vida en el acaecimiento o suceso en donde el hombre ejecuta
una forma de ser corporal en la realidad o en el mundo de lo otro, es decir, es lo
que se manifiesta en la expresión corporal. En este sentido toda forma de ser del
hombre en el mundo manifiesta un acaecimiento, una acción.
17
Ibid. p. 61
30
No obstante, las acciones, en este caso, son producto de la humanidad, pero ellas
como tal cobran validez de realidad independientes de quien las vive, así yo
puedo decir que X actor realizó una acción moralmente incorrecta, robar por
ejemplo; la acción de robar es ejecutada por el actor X, pero lo que tiene validez,
en un principio para una comunidad moral, fue la acción de robar, robar es malo,
sin importar quién lo hizo, ni por qué lo hizo, de tal forma que las acciones pueden
ser impuestas o manipuladas por una sociedad.
La inquietud inicial que se nos podría plantear es por las diferencias y relaciones
entre los actos y las acciones. Pues bien, podemos advertir que mientras los actos
son constituciones finalizadas que se escenifican en los actos del mundo de la
vida, las acciones son procesos dinámicos en la forma corporal de los seres
humanos. Al respecto nos dice Luckmann:
De acuerdo con esto, los actos son cosas terminadas mientras que las acciones
son los procesos para llegar a la constitución de las cosas en tanto actos.
Tomando en cuenta esto, el tiempo de transcurrencia de los actos se manifiesta
en la duración y no en la sucesión como en los actos. El tiempo, podríamos
decirlo, es la estructura de las acciones, y se manifiesta en el paso de la
sensación a la afección y de éste a la volición.
Las acciones mismas son las relaciones entre los actos de sensación, afección y
volición. La sensación se da en el contacto de cuerpo con lo otro por medio de los
sentidos; la sensación es el punto que une lo íntimo del sentir el mundo que nos
rodea. La afección la podemos describir como el acto de sentir producto de lo
18
LUCKMANN, Thomas. Teoría de la Acción Social. Op. Cit. p 51
31
Podemos concluir hasta aquí diciendo que las vivencias son el sentido de la
existencia humana, pero más que ellas son los actos, los cuales se manifiestan
como lo avistado en tanto que cosas constituidas en el ser de lo humano, y éstos
en el proceso del acaecer de las acciones, como interacciones entre los actos de
sensación, afección y volición. No obstante, hasta aquí hemos tematizado los
conceptos de vivencia y a partir de ella los actos y las acciones, pero falta analizar
los actos significativos o los actos de dar significado a las acciones y a los actos
mismos.
En el intento de neutralidad para describir los actos y las acciones siempre se cae
en una paradoja, la cual podemos plantear de la siguiente forma: la reflexión
neutra, sobre cualquier cosa, exige la ausencia de intencionalidad en la
descripción de lo que se va a reflexionar, en este caso los actos, sin embargo,
32
En el caso de los actos y las acciones podemos decir que: “Los signos son, en
este caso, precisamente lo que da sentido a las acciones, convirtiéndolas en
actuaciones”20 el signo como un horizonte direcciona las acciones para
consolidarse como acto. Como conformación de una cosa, es más la cosa
actuada es tal porque es un signo. En este sentido el signo es dador de sentido
para todo accionar y actuar del hombre en el mundo de la vida.
Pero no hay sólo una clase de signos, hay signos naturales, en donde lo
significado es una expresión fáctica de la naturaleza, por ejemplo, una nube negra
19
ECO, Humberto. Signo. Barcelona: labor S.A. 1994. p. 12
33
En cuanto al acto de significar, podemos advertir que los seres humanos en las
vivencias siempre estamos actualizando significados, la vivencia misma es
actualizar unas acciones. Dos vivencias nunca pueden ser las mismas, puesto
que una es consecución de la otra y como tal no pueden darse de la misma forma
pues ya los tiempos son diferentes. No obstante en todas las vivencias sí
repetimos los significados, es decir el acto de conocer siempre tiene el mismo
significado, independiente de lo conocido y de las circunstancias que se
presenten; tanto lo por conocer como el sujeto cognoscente. De acuerdo con
esto, una forma de significar es la actualización de los signos en las vivencias.
Pero significar también puede querer decir atribuir un signo a una acción o a un
acto, que nunca se había tematizado. Cuando alguien hace un descubrimiento,
por ejemplo un nuevo planeta, en este caso el astrónomo le da nombre, le pone
un signo, y por lo tanto un significado a su descubrimiento; de acuerdo con esto, a
todos los actos en un momento le fueron atribuidos significados y ellos constituyen
20
GONZALEZ, Antonio. Estructuras de la práxis. Ensayo de una Filosofía Primera. Op. Cit. p. 118.
34
Por último los significados podemos entenderlos como “La orientación que los
signos proporcionan a las acciones…”21 es decir, los significados son lo
representado por los signos en las acciones, en el caso de los signos lingüísticos
es lo que nombran los nombres, es el discurso semántico que toda acción puede
incitar, para constituirse en acto y cobrar sentido en las vivencias. Podemos
concluir de una forma, de pronto más clara, que el concepto de lo humano
encierra el sentido de la existencia humana y éste está limitado por lo humano, lo
cual se conforma de vivencias: actos y acciones, los mismos adquieren sentido en
el acto mismo de significar. Ahora bien se dice que la ética es el estudio sobre el
hacer humano, por esto en lo que sigue vamos a intentar relacionar la razón, el
lenguaje y lo humano con la moral.
Lo humano y la ética.
Según lo que hemos afirmado en las líneas que han quedado atrás, podemos
decir que los actos son la forma como se escenifica el hombre en el mundo de la
vida, tanto en lo cotidiano como en lo reflexivo. Los actos, recordemos; son las
acciones con sentido, son las formas que la humanidad tiene de abrirse al mundo:
ver, escuchar, hablar, amar, odiar, matar, mentir, son unos pocos ejemplos de los
actos. Ahora bien, sí esto es verdad, entonces la moral debe habitar en los actos y
sí esto es verdad podemos identificar lo moral de un acto. Todo acto implica una
relación con otras cosas u otros hombres; por el momento hay que decir que en la
primera relación no existe nada que podamos caracterizar como moralmente
correcto o moralmente incorrecto, puesto que las relaciones morales implican no
solamente un agente ejecutor de la acción, sino otro agente pasivo que recibe la
misma y, en el caso de las cosas en sí, no hay actividad, no son agentes, las
cosas son cerradas en ellas mismas. Tenemos entonces la primera característica
21
Ibid. p. 118
35
de los actos morales y es que ellos sólo habitan en la actividad de los seres
humanos, no en las cosas.
Pensar en la actividad que ejecutan los seres humanos con los animales no
humanos, como una cuestión ética, es problemático, puesto que si partimos del
principio un acto es moral cuando un agente ejecutor afecta a otro agente que
recibe el acto, lo afecta a nivel de su ser persona: su dignidad, o su libertad, entre
otras. Decimos que es problemático porque el agente que recibe la acción no es
un sujeto, no posee personalidad, no es un fin en sí mismo, pero tampoco es una
cosa, es un ser vivo, condición que debería ser suficiente para considerar tales
actos como morales; no obstante, no deja de ser un problema pues los animales
son instrumentos, como el caballo, o medios como el ganado que nos sirve de
alimento. Nosotros no pretendemos solucionar este problema, no somos tan
ilusos, pero sí es necesario nombrarlo porque ésta es una cuestión que en la
actualidad ha cobrado mucha fuerza con la aparición de la ecología y el desarrollo
sostenible.
Podemos afirmar que los actos tienen un contenido moral siempre y cuando ellos
apunten a la integridad física u ontológica de otro ser humano. Sin embargo, al
acto como tal no es posible evaluarlo si no es desde la intención de quien lo
ejecuta; el acto es una expresión visible que brinda una intención, invisible para el
mundo de la percepción. Lo que se evalúa, en ultimas, no es el acto sino la
intención del mismo en el actor, puesto que lo importante no es el acto ya
realizado sino las posibilidades que tiene el sujeto actuante de volverlo a realizar.
Lo hecho no se puede deshacer, el pasado no es posible revivirlo tal y como
sucedió, pero lo que sí se puede hacer es remediar lo que no se ha hecho y es
posible que se haga o no se haga, todo depende de la voluntad de los actores en
el mundo de la vida.
Tenemos entonces una dinámica entre los hábitos y actos, los cuales conforman
el carácter; la repetición de los actos a que nos obliga la sociedad: nuestros
padres, la educación y el mundo de la cotidianidad hacen que nosotros
internalicemos estas actividades convirtiéndolas en parte de nuestra vida, en parte
de nuestro hacer diario, como el caminar, por ejemplo. Uno no tienen que pensar
en el proceso psícomotor para poder caminar, para poder dirigir nuestro cuerpo
hacia una tarea especifica; el caminar es una habitualidad aprehendida, caminar
se vuelve un hábito. De la misma forma aprehendemos a respetar a los mayores,
a no mentir, a dialogar, a ser solidarios, estos actos que se actualizan en los
individuos en cada interacción con otros seres humanos se les denomina también
hábitos, pero los hábitos pueden ser correctos o incorrectos; es decir, cuando un
hábito contribuye a obstaculizar el desarrollo normal de un individuo o una
comunidad es incorrecto y por ello se llama vicio; pero cuando el hábito contribuye
al proceso normal de los individuos y de los colectivos se le llama virtud, en este
sentido podemos responde la pregunta diciendo que los actos viciosos habitan en
la conciencia de personas inescrupulosas puesto que sus manifestaciones son
37
En esta parte hay que advertir varias cosas; primero, para poder evaluar los actos
de un individuo es necesario partir de que el acto que realizó fuera producto de su
voluntad, es decir que el sujeto X en uso de su libertad decidió realizar el acto de
mentir; por ejemplo, para salvar la honra de su hermano que robó, sí el actor está
obligado a realizar el acto de mentir no podemos evaluarlo, de la misma forma no
se puede hacer este proceso sí el agente sufre una patología, mitomanía, en este
caso, puesto que no actúo con libertad. Segundo, que el acto no esté enmarcado
dentro de la casuística, esto es, que no sea una eventualidad. En el caso de la
mentira, por ejemplo en la época del Nacional-socialismo en Alemania era
aceptable una mentira para salvar la vida de un judío, es necesario recordar que
lo que se evalúa no es el acto sino la intención de quien actúa y en este caso y
otros parecidos las intenciones son correctas. Y por último, que la expresión del
individuo en forma de acto sea producto de una habitualidad, es decir, que el
carácter de la persona debe corresponder con los criterios evaluativos, yo no
puedo evaluar a un individuo que consume droga si él es árabe, pero sí lo puedo
evaluar si yo soy árabe y él consume etílico. Los hábitos dependen de la cultura
aunque hay elementos que no dependen de ella como el respeto a la vida. Estos
valores morales, se fundamentan más que en los hábitos en nuestra condición
humana.
Hay que hacer, también, la diferencia entre los actos morales y los sujetos
morales. Es diferente ser y hacer, los actos son expresiones del ser humano, pero
ellos no determinan al ser, puesto que los actos son sucesiones de acciones
intencionales, de tal forma que un acto que se realiza en un tiempo T desaparece
en el tiempo T`, y reaparece otro acto. Los actos son intermitentes, siempre están
sucediendo; el ser de la humanidad, por el contrario, siempre es, no podemos,
entonces reducir el ser al hacer en un momento y en un lugar determinado; no
podemos entonces, afirmar, como generalmente se afirma, que X es un ladrón,
38
En el caso de la ética, el éthos griego, nos dicen que este término viene del êthos
que significaba originariamente lugar en donde se criaban ovejas, es decir,
significaba lugar, pero no el lugar físico, sino el lugar que cada uno habita para sí
mismo, así lo afirma Aranguren: “Pero ahora ya no se trataría del lugar exterior o
país en que se vive, sino del “lugar” que el hombre porta en sí mismo, de su
actitud interior, de su referencia a sí mismo y al mundo” y más adelante afirma,
“El êthos es el suelo firme, el fundamento de la práxis, la raíz de la que brotan
39
todos los actos humanos”22. Los hábitos hacen del hombre una habitud, es decir,
un hábitat, un lugar que se porta. El término portar hace referencia a este modo de
ser que caracteriza algunas individuos: hay personas que tienen mucho porte, es
decir, se poseen así mismos y así lo manifiestan en cada una de las vivencias que
escenifica en el mundo de la vida.
La ética entonces es el lugar que cada uno habita en sí mismo para manifestarse
al mundo de los otros y de lo otro. Podemos decirlo de otra forma: al inicio de este
capítulo afirmábamos que lo humano es una característica inacabada, que se
constituye en las personas a partir de la animalidad por medio de los significados
que se forman a partir de la sacralización, la mitificación, la razón y el lenguaje.
Estos significados empiezan a ser parte de la humanidad como sedimentación
histórica de tal forma que ellos ya hacen parte de nuestra vida. Estos significados
existen pre-dados en cada uno de los seres humanos y conforman la morada de
lo que cada ser es o en algunos casos cree ser. Lo que nos hace ser humanos
está congregado en el mundo pre-dado y este mundo es el lugar que cada uno
habita antes de ajustar un acto a una realidad.
22
ARANGUREN. José Luis L. Ética. Barcelona: Altaya. 1994. p. 21
40
El fin constituye el sentido de la vida, una persona que no tiene un fin está perdido
en el mundo de la vida, puesto que no sabe qué quiere ni cómo lo quiere. El fin no
es el fin final que como afirman algunos intérpretes de Heidegger es la muerte.
Cuando hablamos del fin nos estamos refiriendo a las metas inmediatas, lo que
refleja el término griego περασ que se traduce como límite, frontera, linde;
diferente a τελοσ, que se traduce como el más alto grado o hasta el fin. Los
propósitos que todo hombre tiene en la vida, ser profesional, enamorarse, tener
una familia, estar bien económicamente, ser reconocido intelectualmente, entre
otros se convierten en el sentido de la vida para cada individuo y por lo tanto se
constituye en la fuerza que cada agente le imprime a los actos. Los propósitos son
la brújula que direcciona los actos mismos y son a la vez otro criterio para evaluar
correcta o incorrectamente las intenciones morales de los seres humanos, puesto
que podemos decir que si un agente X realiza una acción que está en contra de
sus propósitos, los cuales deben conducir al gran proyecto de lo humano,
entonces es un acto incorrecto o al contrario, para calificarlos como correctos.
23
Ibid: 23
41
Ahora bien, el fin de cada individuo es la felicidad. Cada persona lucha por su
propio bienestar y bien-ser. Es absurdo pensar que una persona luche por ser
infeliz. Esto sería producto de una patología. Sin embargo, aquí aparece un nuevo
problema que se manifiesta cuando preguntamos por la felicidad, ¿existe
realmente algo que se llame tal? Y sí existe ¿cómo la podemos entender? Y
¿cómo podemos llegar a ella? Estas preguntas se hacen complejas cuando
pensamos en la subjetividad humana, pues si podemos afirmar la verdad de la
felicidad para una persona no podemos afirmarla para todo el mundo, puesto que
cada persona anhela cosas diferentes, cada persona de suyo es una subjetividad
abierta y por tanto la felicidad para una persona puede ser diferente de lo que ella
representa para otras. Si esto es verdad, entonces tenemos que admitir que la
felicidad es un concepto formal y no de contenido. Es decir, si todo el mundo
habla de felicidad es porque existe algo en este estado que todos compartimos.
Sin embargo, la forma de actualizarse en cada individuo es particular, en este
sentido lo que vamos a decir de la felicidad pretende cercar el concepto desde la
forma y no desde el contenido y por ello cualquier parecido con la vida individual
es una casualidad.
Uno de los conceptos que se adhiere a la felicidad, tal vez con más fuerza, es el
hedonismo. La búsqueda del placer consiste en ceder a nuestra condición
animalesca, en ceder a nuestros estímulos primarios. Esto no está mal, de
cualquier forma no podemos renunciar a ellos, nuestra condición animal nos
obliga, sin embargo, la vida no puede depender de ellos, la felicidad que los
placeres corporales le brindan a la humanidad son pasajeros, son momentáneos y
por ello la felicidad no puede consistir en actuar de acuerdo con nuestra
naturaleza. La felicidad tiene que ser más que una buena comida o una buena
relación sexual, repito estos elementos no se descartan, pero no son razón
suficiente para vivir.
Existe otro término que acuñó Agustín según, Aranguren, es la fruición. Este
concepto hace referencia al placer, al sentirse gozoso, pero no es en las
42
La fruición es la capacidad que tienen los hombres, que no tienen los animales no
hombres de sentirse congratulados consigo mismos. Los animales cuando comen
quedan satisfechos, los seres humanos cuando comen se sienten satisfechos,
aunque es verdad que hay muchos; humanos demasiado animales. La fruición se
puede experimentar por ejemplo cuando alguien termina un libro que quería leer y
del cual aprendió mucho, cuando siente placer al sentirse que dijo la verdad sobre
un suceso que puede dañar un tercero. Podemos afirmar que la felicidad
fundamentada en el placer es posible; pero hay que tener en cuenta ambas
formas de sentirlo, tanto el corporal como el espiritual. Creemos que el segundo,
la fruición, esta más cerca de la verdadera felicidad que el primero. El segundo
nos acerca más al macro-proyecto de lo humano, sin embargo, como ya lo
advertíamos, no es posible escapar a los placeres terrenales, a los placeres del
cuerpo.
24
Ibid: p. 163
43
segundo caso se dan los políticos que reparten mercados u otras cosas para
ganar votos, en el tercer caso se da lo que hace EEUU con los países orientales
para cambiar su forma teocrática a una forma democrática, la manipulación
económica para cambiar la cultura de los países, en cuarto lugar se dan los
transplantes de órganos o la modelación genética del cuerpo humano y cosas por
el estilo. El utilitarismo nunca puede desembocar en los criterios morales
correctos, pues esto implica ponerle valor a los seres humanos lo cual viola
cualquier condición de dignidad de las personas, no obstante no podemos olvidar
que nuestra cultura juega a este modelo y eso implica que estamos sumergidos
en los criterios utilitaristas y como tal nos debemos adaptar a ellos y es innegable
que el dinero mejora la calidad de vida.
Es bueno hacer énfasis en que las decisiones que se fundamentan en esta forma
de buscar la felicidad no llevan intenciones particulares, el imperativo es: realiza
sólo las acciones que beneficie a la mayor cantidad de gente posible. Esto
significa, aunque no se cumpla, que el utilitarismo debe ir en pos de la mayoría y
no de los individuos, lo cual puede traer muy buenas probabilidades de lograr
unas condiciones que posibiliten una mejor calidad de vida para la mayoría y
como consecuencia más felicidad. El utilitarismo busca la equidad económica y la
justicia social; no obstante lo económico no es suficiente para ser feliz, hay
muchas cosas que puede comprar el dinero pero igualmente muchas las que no
puede comprar puesto que lo económico es un medio para vivir no es un fin
aunque en nuestra sociedad así se comprenda.
Podemos concluir este acápite afirmando que lo humano es el camino que deben
recorrer los seres hombres y mujeres que parten de la animalidad para llegar a lo
humano. Para ello hemos creado una significación del mundo el cual nos ha
posibilitado hacer del caos, que es el mundo fáctico, este mundo ordenado que le
hemos denominado mundo de la vida; la razón y el lenguaje nos han permitido
transportarnos en la historia hasta constituir un mundo ético, una propedéutica
que nos acerca más al mundo de lo humano, este mundo está constituido por las
45
Para iniciar este apartado es necesario advertir que todo nombre que evoca una
realidad ya hace parte de la segunda esfera, es decir de lo cultural, entonces es
contradictorio hablar de lo originario de la existencia humana nombrada con la
herramienta del lenguaje, sin embargo, estamos atrapados en las palabras, pues
como diría Nietzsche no hay otra forma de deshacernos de nuestros
pensamientos. El lenguaje es una construcción de la humanidad y él mismo nos
implica estar unidos a lo que creemos de lo que somos en la naturaleza. El
lenguaje es el medio que expresa la hipocresía. No obstante para acercarnos a lo
dado en la naturaleza y la existencia originaria del hombre es necesario hacer un
acto de fe, o como diría Husserl, poner entre paréntesis la creencia en el
metalenguaje y considerar que lo dicho de la naturaleza corresponde a lo
nombrado por las palabras. Teniendo esto como presente iniciamos describiendo
la actitud natural de la humanidad como límite del propio ser que soy y que es
toda corporalidad orgánica llamado individuo.
Si bien es verdad que los seres humanos somos situaciones en el mundo de los
otros y de nosotros mismos, también es cierto que nuestra existencia sólo cobra
legitimidad con nuestra presencia para el mundo de lo percibido de la otredad, si
no fuéramos carne de percepción para nadie, sencillamente no seriamos, no
existiríamos; ser percibido en el mundo es existir como extensión y como
temporalidad en el mundo físico. Es ocupar un lugar en el universo, es ser un
momento y un pedazo de la naturaleza. Negar esta cualidad es creer en la
realidad de los fantasmas, los cuales poseen existencia, pero una existencia que
se legitima en la ausencia, es decir, en la presencia de la ausencia, como
añoranza, o como ideal, y la experiencia nos muestra que ser humano es poseer
un cuerpo visible para el mundo, siendo extensional en lo avistado por la
48
Si consideramos estos elementos a los cuales todo ser humano está expuesto
como corporalidad cósica en lo fáctico no podemos pensar la ética ni mucho
menos en un acto hipócrita puesto que la originalidad de la condición cósica
demuestra lo contrario, es imposible que una persona X decida no caer cuando es
lanzado al aire. La condición cósica de la humanidad es un obstáculo para la
realización de los sueños de la humanidad. Pero la naturaleza de los hombres y
de las mujeres no sólo es ser corporal cósico en lo físico y estar sometido a las
leyes de la naturaleza. La animalidad humana, también está sometida a su
condición orgánica: respirar, alimentarse, reproducirse, dormir, entre otras.
25
Este tema está desarrollado en mi libro: El cuerpo a la Luz de la Fenomenología. Manizales Colombia.
Universidad Autónoma de Manizales 2002. Sobre todo el segundo capítulo.
50
los seres humanos, pero la forma como se respira, para un actor de teatro por
ejemplo puede ser camuflada de acuerdo con las circunstancias.
26
CORTÁZAR, Julio. Un Tal Lucas. España. Santillana S.A.. Tercera Edición. 2001. p. 135.
51
Un análisis similar podemos hacer con el comer, lo otro cósico que penetra en el
cuerpo, lo otro que se hace parte del cuerpo mismo, lo otro que constituye
necesaria y naturalmente al cuerpo orgánico. Ser cuerpo es ser en lo otro, sin lo
otro que entra en el cuerpo, sencillamente no se es cuerpo, el consumir es una
condición natural para seguir siendo organismo en el mundo de lo físico, el acto de
ingerir alimento no depende de la voluntad humana, ello es natural a la condición
orgánica, la acción de traer las cosas impulsarlas por una abertura al interior del
cuerpo que denominamos cavidad bucal, triturarla, engullirla, digerirla, extraerle lo
necesario para el soma orgánico y luego al pequeño cuarto, a disimular los
desechos, a escenificar la hipocresía.
Los encuentros en el cuerpo con los extraños es la forma como se legitima el ser
sexuado, es la forma como se escenifica la intercorporalidad, ser en el otro
corporal y el otro ser en uno. La sexualidad es la búsqueda de estar perpetrado en
53
los no yo. El otro es fundamental para la escenificación del ser sexuado, aun en el
onanismo, o en la satisfacción individual como se le llama en la actualidad “auto-
estimulación”. En la necesidad sexual el otro aparece como fantasma, como
soñado. La escenificación de la sexualidad es la ratificación o la re-afirmación de
la existencia del otro, es imposible la sexualidad sin mi presencia corporal y la
presencia del cómplice tanto corporal como soñado, es más para estar en el otro
corporal, él también tiene que ser soñado, pero él en uno puede ser soñado sin
ser corporal, por ejemplo en la auto-estimaluación.
Entregarse a otro corporal exige el descubrimiento para el otro del propio cuerpo,
develarse corporalmente para el otro es una circunstancia que pone en evidencia
el desnudo del alma para el otro. El cuerpo es lo más cercano al yo y es también
lo más condicionado a los otros, así lo afirma Merleau-Ponty: “El hombre no
muestra ordinariamente su cuerpo y, cuando lo hace, es ora con temor, ora con la
intención de fascinar. Le parece que la mirada ajena que recorre su cuerpo lo
hurta a sí mismo, o que, al contrario, la exposición de su cuerpo le entregará el
otro sin defensa, y que luego será el otro el reducido a la esclavitud”27.
Encontrarse con el otro en la corporalidad es identificar al otro desnudo y ser
identificado por el otro igualmente desnudo. El cuerpo se pone en evidencia en la
necesidad de la sexualidad:
27
MERLEAU-PONTY. Fenomenología de Percepción. Barcelona: Planeta-de Agostini. 1984. p. 183.
28
HANNA, Thomas. La rebelión de los Cuerpos. España: plaza y Janes. 1972. p. 67.
54
El dormir es, al igual que las anteriores, una necesidad orgánica que no es posible
evitar, que no está a la disposición de la volición humana. Dormir es alejarse de
las cosas y de las personas, en lo onírico el hombre se olvida totalmente de lo
otro, del otro y de sí mismo, en el dormir el cuerpo es solo ahí, en vigilia el cuerpo
es para sí, esto significa que un cuerpo dormido es un cuerpo inconsciente, no hay
intencionalidad en el agente dormido, por esto no podemos asegurar que dormir
es un acto, se elige el momento en el que se quiere dormir, la mayoría de las
veces, y también se puede elegir en donde, pero no se elige en el dormir. El
55
Hay otros elementos a los cuales el cuerpo humano, como ser cósico, está
sometido a la naturaleza, sin embargo, con estos elementos que hemos
mencionado es suficiente para mostrar que ser humano es también ser corporal
en la naturaleza y como éste, ser natural cósico y orgánico une al hombre con los
demás organismos en el mundo de la vida, como tal no los separa de ellos, en
este sentido la ética se manifiesta en todas las actividades que la humanidad a
inventado para camuflar su identidad. Ser y hacer, son categorías que se
manifiestan como moralmente correctas en el mundo de la vida sobre la máscara
que hemos ideado para escondernos detrás del cuerpo y sus necesidades
56
El comportamiento y la cultura.
Todo ser vivo actúa sobre la naturaleza: las plantas seleccionan los nutrientes de
la tierra en donde están plantadas, los animales seleccionan su territorio,
satisfacen sus necesidades y algunos acumulan alimento para las épocas de
escasez, todos los seres vivos hacen en la naturaleza, pero este hacer de las
plantas y los animales no humanos es un hacer pasivo, puesto que no hay, en
sentido estricto, una modificación de la naturaleza, ella sólo sirve de sostén a los
29
MERLEAU-PONTY. Fenomenología de Percepción. Op. Cit. p: 181.
57
seres vivos en general. Sin embargo los seres humanos más que acomodarse a la
forma de ser de la naturaleza, la modifican, la transforman, por decirlo de alguna
forma, los hombres y las mujeres crean su propia morada, hacen de la naturaleza
un mundo habitable, confortable a sus necesidades y aún a sus caprichos. En una
primera instancia, podemos decir que cuando hablamos de cultura nos referimos a
la estructura material que las generaciones han creado para habitar en la
naturaleza física.
Las producciones materiales. Parece ser que desde que el hombre cayó en la
cuanta de que su ser en el mundo era ser sí mismo, era ser para sí, también cayó
en la cuenta de que debía andar en el fluir de la vida cuidándose “de”. El cuidarse
es la propiedad o una de las propiedades que impulsa a la humanidad a construir
objetos: un cuchillo, una hacha, para defenderse, refugios para resguardarse de la
inclemencias del clima. Las primeras creaciones exosomáticas son producto de la
necesidad humana. A medida que la evolución avanza también avanzan las
formas de suplir las necesidades, anteriormente se asesinaba con una piedra o
con una quijada de burro, en la actualidad se hace con bolas de fuego, con
explosivos letales. Esto no significa que matar sea una necesidad aunque la
historia y la misma actualidad parezcan demostrar lo contrario.
30
MAINETTI. José Alberto. Antropobioética. La Plata Argentina: Quirón Editora. 1995. p. 48-49.
62
individuo que nunca ha tenido contacto con nada de lo que para nosotros es
familiar. Pero es un ser que tiene las mismas competencias que nosotros los
humanos, además supongamos que puede pensar y hablar, lo cual por
consecuencia de nuestro ejemplo también sería utópico, sin embargo,
conservemos el ilusorio ejemplo. Imaginemos: cuales serían los primeros
pensamiento de nuestro amigo X al ver la disposición de los objetos, las casas los
edificios los carros, las calles recubiertas por una capa impenetrable, por una capa
que disimula la fertilidad de la tierra misma, por una capa llamada carretera que
recubre el ser mismo de la naturaleza de la tierra.
someternos los unos a los otros. El poder de la enajenación del dinero; sí ser
humano es un fin, como la afirman las teorías éticas, entonces todo lo que no sea
humano es un medio para la humanidad, por consiguiente el dinero y su poder de
ser una necesidad o un capricho, tiene que ser un medio y no un fin. La
humanidad no puede vivir por el dinero, el dinero tiene que ser un instrumento
para la vida humana. Pero, dirá X, el comportamiento de la mayoría de los seres
en este planeta, camuflado, revestido por una capa dura impenetrable, gira
alrededor de lo económico, los árboles y la tierra tienen dueño, ¡absurdo¡ como se
puede ser propietario de algo que no existe en uno y que sin existir en uno suple
una necesidad de todos, ser dueño significa posesión, es decir que está dentro de
los limites de mi propio yo, como puede una parcela de tierra ser parte inherente a
un sujeto que apenas es finito, que si bien es una parte del mundo no es el
mundo, “el mundo vive para él mismo no para nadie”.
Cómo puede ser que un sujeto pueda ser dueño de la fuerza de producción de
otro o de otros sujetos, el trabajo per capita; ¿qué es aquello de lo que se
apodera, qué es lo perteneciente, qué es lo vendible o comprable de los seres
humanos? La producción es aquello que se vende de los sujeto. El otro puede ser
dueño de una fuerza de trabajo pero no puede ser dueño de mi ser, así lo
manipule, en el tiempo de mi esfuerzo, mi esfuerzo es lo que vendo para poder
vivir, el otro se hace dueño de mi fuerza, mi fuerza le pertenece, mi fuerza deja de
ser mía y pasa a ser parte del empoderado. Lo mismo sucede con el
conocimiento, con el riesgo. Diría el visitante X, no nacieron dueños de sí mismo,
sino sometidos por la distribución social del trabajo y de acuerdo con una leyes
económicas, quien no trabaja se muere de hambre, el trabajo dignifica:
¡hipócritas¡. El trabajo enajena, no deja ser al individuo, lo hace para los otros,
para los intereses de los otros, el trabajo manual impide pensar, y pensar es parte
de la naturaleza humana, el trabajo con fines económicos es el peor engaño de la
humanidad.
65
Una reflexión similar podríamos hacer de las relaciones entre las parejas o los
rituales de apareamiento que ha elaborado la humanidad; el engaño es la fachada
del comportamiento de los enamorados, regalar cadáveres, rosas, flores. Serán
las rosas las que tienen importancia para los amantes, cierto es que no. La belleza
de una rosa, como lo dice hermosamente García Márquez en el Cataclismo de
Damocles, se demoró ciento ochenta millones de años evolucionando para llegar
a ser tal; la rosa no le interesa a los amantes a ellos sólo les interesa la actitud la
intención que se gana con este comportamiento, tendría más sentido regalar un
tomate de aliño o un huevo duro, para mostrar la permanencia del ser amado en
el ahora pasado, para mostrar la importancia de la existencia de uno de ellos en el
otro. Los amantes disimulan no estar en pos de la unión de sus órganos genitales,
cuando todo o casi todo su comportamiento gira alrededor de este encuentro
corporal, del encuentro en la piel. Es de anotar que estos rituales se dan en donde
el significado de la monogamia predomina sobre otras formas filiales. De la misma
forma que predomina aparentemente la fidelidad, el compromiso tácito que toda
66
comprable es la ilusión del cuerpo soñado, del cuerpo añorado, ya sea para ser él
o para poseerlo a él. La sexualidad se ha explayado como sistema de significados
sociales de tal forma que casi todo comportamiento lleva esa intencionalidad,
tener la mejor o él mejor, en qué, no se sabe, pero mostrar las mejores líneas
corporales es suficiente para ser el mejor o la mejor.
Otro elemento social que tiene mucho peso semántico y que se relaciona con los
anteriores es el poder, quien tiene lo económico o un cuerpo para exhibir tiene el
poder, el poder es el objeto de estudio de la política. Lo política como la
distribución del poder al interior y al exterior de las estructuras comunitarias o
sociales, se ha convertido en la urdimbre de la conducta humana. Qué puede ser
más hipócrita que el discurso de un politiquero, tal vez el de un abogado, pero la
diferencia no es mucha, es más, casi todo politiquero es abogado, aunque no todo
abogado es politiquero, hay algunos que son políticos. tal parece que ser
mentiroso y por tanto ser hipócrita es la esencia misma de la política, este es un
significado que tiene mucho peso en la actualidad, por lo menos en Colombia.
En una conferencia sobre cuentos para niños decía, el escritor colombiano: Jairo
Aníbal Niño: “Pelé jamás hubiera metido un gol con la mano, jamás lo hubiera
hecho y, menos aún, jamás lo hubiera celebrado, como lo hizo Maradona”. El
deporte en general y, el fútbol en este caso, son una representación lúdica de la
vida cotidiana, son una forma del hombre darse a unas vivencias representadas,
en donde su cuerpo es el protagonista de la actuación jugada. Ahora bien ser en lo
representado desde el juego, y ser desde la mentira implica ser reconocido no por
la virtuosidad corporal sino por la intención perversa del engaño. Esto significa que
quien juega pone su ser moral en la jugada de tal forma que la evaluación de la
misma implica la evaluación de quien juega, o lo que es lo mismo ser dentro de los
parámetros morales se escenifica en las jugadas del jugador, en este sentido
quien rompe las reglas del juego, rompe las reglas de la existencia cotidiana.
Pero ¿qué significa romper las reglas de la vida con las reglas en el juego? Si el
juego y el fútbol para nuestra reflexión, en sí mismos, parece transgredir los limites
de las reglas, pues el mejor jugador, por ejemplo, es el que mejor puede engañar
al otro corporalmente con una finta, con un cambio de dirección del balón, es decir
camuflando las intenciones detrás de su cuerpo, escenificando una realidad
paralela. Ser buen futbolista es saber engañar al contrincante, es tener la mejor
destreza o habilidad para que el contrario no identifique la intención y
posteriormente la jugada, cuando el oponente cae en la cuenta del engaño ya es
tarde, su cuerpo ha sido superado. Ahora bien éste no es un problema moral
puesto que la esencia del juego es la representación y como tal la escenificación
69
corporal mimetizada por el cuerpo desde la intención, pues el fin del fútbol es
superar al otro equipo, es decir que quien más engañe al interior del partido será
quien someta y quien más se deje engañar será el sometido.
Podemos concluir esta reflexión afirmando que el fútbol es una forma racional
para someter a los otros, el fútbol es la representación de una batalla, con sus
estrategias y sus fines, el fútbol es un encuentro que en sí mismo es violento pues
el objetivo es doblegar a un rival. No obstante la violencia que representa el
deporte en mención, es una violencia ausente de agresividad pues no se trata de
aniquilar al oponente sino de marcarle goles, de demostrarle que se es mejor,
someter a un oponente en fútbol significa demostrarle la superioridad con el balón,
en este sentido el fútbol debería ser un prototipo para la vida, los seres humanos
no deberían ver en los otros como enemigos que hay que destruir, sino como un
jugador del partido de la vida de que hay que meterle goles, al que hay que
someter por medio de la habilidad y no por medio de la destrucción.
71
Todo ser humano vive en medio de los actos que realiza, estar vivo es actuar
sobre el mundo, los actos son el objeto de estudio de las ciencias humanas y
parte de estas ciencias son los actos morales. Los actos morales son el objeto de
estudio de la ética. Pero ¿cómo podemos diferenciar los actos morales de los
otros tipos de actos, como son los actos políticos, antropológicos o económicos,
entre otros? Los actos son la forma como los seres humanos se dan al mundo de
la vida, son la experiencia del los seres humanos con la realidad que les rodea y
aun consigo mismo, como lo decíamos en el capitulo anterior. Los actos se dan en
las vivencias, ahora bien, estas vivencias pueden ser de varios tipos de acuerdo
con la relaciones como lo experimentado por el sujeto de los actos, así: si el acto
es la relación entre un sujeto X y un alucinógeno lo cual produce en el sujeto un
estado de conciencia alterado, este acto se puede estudiar desde la antropología,
como expresión humana, pero también se puede estudiar desde la economía, en
tanto la inversión del sujeto y de su presupuesto; también se puede estudiar
desde la política, como expresión de poder y de dominio.
Pero este acto social – humano, también se puede estudiar desde la ética, esto es
como un acto moral, en la medida en que se analicen los motivos y las
consecuencias, el qué y el para qué del estado de conciencia alterada, esto es
hay que medir la formación y los principios morales, la fuerza que ellos tienen en
la personalidad del sujeto para realizar este acto con responsabilidad o con plena
conciencia; de la misma forma se pueden analizar las consecuencias a que
conduce el estado de sujeto X para la interacción con otros sujetos, es decir, si el
comportamiento de X varía de tal forma que pueda agredir la dignidad, la libertad
y el respeto hacia los otros.
Las vivencias morales cobran sentido en el lenguaje que cobra valor para una
comunidad en la medida en que evalúa la intención de los actos. Si no tuviéramos
lenguaje, si la historia no le hubiera puesto nombre a todo lo que el hombre
conoce; las cosas, las situaciones y los actos, no existirían conocimientos.
Conocer es entender lo nombrado de los objetos que existen, el lenguaje fija las
cosas en el mundo, por medio del lenguaje las cosas y para nuestro caso los
actos se hacen presentes, como afirma Foucault: “Conocer un animal, una planta
o una cosa cualquiera de la tierra equivale a recoger toda la espesa capa de
signos que han podido depositarse en ellos o sobre ellos”31. Hemos cubierto la
naturaleza de las cosas y de los actos con signos, de tal forma que la ética como
estudio de la moral no es más que un entramado de signos, de juicios que
prescriben el comportamiento humano.
Podemos decir que el manto con el que hemos cubierto lo dado del mundo natural
es un engaño, pero es nuestra realidad, es la realidad, es la constitución
lingüística, es la grafía que se conserva en los libros, es la intencionalidad corporal
con la que comunicamos nuestros deseos, el mundo de la vida no es más que
este conjunto de significados que nos determina. En lo escrito, en lo hablado está
el mundo en general, pero para nuestro caso el mundo moral. Como podemos
evaluar, por ejemplo el acto de agresividad de un sujeto X en contra de un sujeto
Y. Esto sólo es posible mediante el lenguaje, porque la tradición nos ha legado
unos juicios morales que podemos denominar reglas o normas, que para el caso
es lo mismo, que condicionan nuestro comportamiento, regulan las interacciones
con el fin de mantener estable la estructura de la sociedad.
La ética es la mejor forma de ser hipócritas, esto parece ser verdad por que la
ética tiene su fundamento en el lenguaje, en el juicio mismo, decir que ya es una
hipocresía decir que vivir moralmente es darse al mundo de una forma hipócrita,
en otras palabras, este enunciado es una meta-hipocresía, desde que nos
enseñan las primeras palabras, las primeras reglas morales: no irrespetar a los
mayores, por ejemplo, nos empiezan a introducir a la esfera del engaño, pues
dejamos de creer en el mundo óntico, en las cosas y espezamos a limitarlo todo al
lenguaje, el lenguaje nos separa del mundo, puesto que él implica aunar lo
semejante en un solo término o en una sola proposición, pero peor aun, cuando
nos imprimen en nuestro cerebro las normas morales, cuando nos marcan con el
31
FOUCAULT, Michel. Las Palabras y las Cosas. España: siglo veintiuno editores, Vigesimosexta edición.
1997. p. 47-48.
32
PAZ, Octavio. El Arco y la Lira. Santafé de Bogotá. Colombia: F. C. E. 1994. p. 30.
33
Ibid. 31.
74
LA MIRADA Y LA MÁSCARA
Los sentidos son los canales que, no sólo posibilitan el conocimiento, sino que son
la base de la vida misma pues ellos son las vías que transportan la energía en
potencia y que el cuerpo transforma en energía cinética, en movimiento, en
expresiones, en vida. sin embargo es de anotar que no sólo nos referimos a las
sensaciones, exteroceptivas como el gusto y el tacto que exigen la experiencia
directa del sujeto perceptor con lo sentido y el olfato el oído y la vista que pueden
ejercer su función a distancia; como afirma el autor antes citado, también nos
referimos a las sensaciones interoceptivas que se encargan de los procesos
metabólicos internos, estados de tensión etc. Y las propioceptivas que se
encargan de recibir las posiciones corporales, como el equilibrio, entre otros. No
obstante en este trabajo solo nos interesa analizar la visión, es decir parte de las
34
LURIA. A. R. Sensación y percepción. Barcelona. Martínez Roca, S.A. 1987. p. 9.
76
El ver es como una linterna que exhala su luz por los ojos e ilumina el mundo de
los hombres para los hombres, con el ver los seres humano le hacen frente a lo
existenciario, a lo que de alguna forma “es” en la realidad, pero esta luz no es
neutra, ella lleva en si misma un pre-concepto o un pre-pensamiento que hace
visible lo avistado a la humanidad, esto quiere decir, que el ver no es pasivo, es
una actividad que se actualiza en el identificar o reconocer lo visto. En el ver se
exterioriza un pensamiento, el ver no es ingenuo, solo vemos lo que queremos
ver, lo que de alguna forma se ha anclado en el ser, esto que poseemos lo
iluminamos en el mundo por medio de la luz que representa el mirar, al respecto
nos dice Merleau-Ponty:
No hay visión sin pensamiento. Pero no basta pensar para ver: la visión es un
pensamiento condicionado, nace “en ocasión” de los que sucede en el cuerpo, es
excitado a pensar por él. No elige ser o no ser, ni pensar esto o aquello. Debe llevar
en su corazón esta pesantez, esta dependencia que no puede venirle por una
36
intrusión de afuera .
Esto puede significar dos cosas, primero en el ver se refleja el pensamiento de las
personas, quizá por ello existe el refrán “los ojos son las ventanas del alma”, en la
35
HEIDEGGER, Martín. El ser y el Tiempo. Santafé de Bogotá: F. C. E. 1993. 164-165.
36
MERLEAU-PONTY. Maurice. El ojo y el Espíritu. Buenos Aires: Paidós. 1986. p. 39.
78
concepción de sacrálidad que tienen para ellos estos animales, mientras que un
latino solo verá un loncha de carne asada. La vaca no deja de ser vaca en ninguna
parte, pero la forma como vemos la vaca es la expresión de los significados que
han predominado en la cultura en donde se vive.
El ver está sometido a la cultura y la cultura es manejan por los sistemas políticos
y de consumo, entonces podemos decir que sólo vemos lo que estos sistemas
quieren que veamos, en conclusión podemos decir que la mirada es la expresión
de la máscara de la realidad, una máscara que teje la sociedad y que se convierte
en la trampa mejor estructurada, en donde los individuos caemos y ni siquiera nos
damos cuenta, porque es imposible negar la mirada, lo que vemos es cierto, la
certeza del ojo es un argumento irrefutable, el dinero lo compra todo, esto lo
vemos en nuestra cultura, los estudiantes no entran a la universidad a aprehender,
ni a prepararse para la vida, sino para ganar más dinero y más status social.
estamos atrapados en nuestros ojos en nuestras miradas, y por lo tanto en nuestra
sociedad.
Así, la imagen artificial, en el cerebro occidental habría pasado por tres modos de
existencia diferentes: la presencia (“el santo presente en esfinge”); la representación;
la estimulación (en sentido científico del término) La figura percibida ejerce su función
de intermediaría, la naturaleza, lo virtual. Además sugiere tres posturas efectivas: el
ídolo apela al temor; el arte, al amor; lo visual, al interés. La primera está subordinada
al arquetipo; la segunda está ordenada por el prototipo; la tercera ordena sus propios
estereotipos. No se declinan ahí atributos metafísicos o psicológicos de un ojo eterno.
Sino universos intelectuales y sociales. Cada edad de la imagen corresponde a una
estructuración cualitativa del mundo vivido. Dime lo que ves, y te diré para que vives y
38
como piensas.
En cada una de estas etapas el hombre adapto una forma de ver el mundo vivido
como lo afirma el autor, por ejemplo, el criterio de autoridad para la Logosfera es
lo sobrenatural, mientras que en la Grafosfera es lo real y en la Videosfera es la
maquina; en cuanto al objetivo de la mirada, en la primera es a través de la
imagen en la segunda es contemplación y en la tercera es la imagen visionada.
37
DEBRAY, Régis. Vida y Muerte de la Imagen. Historia de la Mirada en Occidente. Barcelona: 1994. p.
175.
38
Ibid. p. 182
82
Cada una de estas épocas tienen sus significados y se puede, como lo afirma el
autor, clasificar, sin embargo, en nuestro tiempo asistimos a una mezcla de
vivencias por medio de la miradas, sí bien es cierto que predomina la imagen,
como lo aparente, no como real, la virtualidad, las imágenes de la televisión, los
sitios en Internet, entre otros; también es cierto que las imágenes-ídolos siguen
existiendo como reales, dentro de su carácter de invisibilidad, las religiones son
una extensión histórica para la mirada. Los templos son la imagen viva de la
Logosfera. De la misma forma se hacen presentes las obras de la edad media
como testigos de la Grafosfera. Nuestra época alberga todas las visiones, esto
significa que en la historia del ojo una etapa no excluye la otra, cada una se
sumerge en la anterior para legar a las próximas generaciones la visión histórica
de la mirada.
Hasta ahora, hemos reflexionado sobre la mirada como proceso biológico, de igual
manera intentamos acercarnos al concepto de mirada independiente de lo físico y
por último hicimos un resumen de la historia de ojo, de la mirada, con algunas
implicaciones. Sin embargo, de aquí se deriva una pregunta que aunque tiene
características filosóficas no podemos excluirla de nuestro tesis, este supuesto
corresponde a la pregunta ¿qué es lo visible para la mirada?, en lo que sigue
vamos a intentar acercarnos a este interrogante.
La mirada y lo mirado.
La mirada como la conciencia del sujeto, del hacer frente a “lo mirado”, implica la
presencia tanto de la mirada como de lo mirado, en realidad todo el tiempo que el
individuo está en vigilia está viendo, pero no todo el tiempo está mirando, esto
significa que hay muchas presencias pero pocas son la que son conscientes para
la mirada. Sin embargo, no sólo lo presente hace parte del mundo de lo mirado,
podemos dirigir la mirada a los recuerdos, a los recuerdos de los recuerdos, a los
sueños, a las añoranzas y más. No hay que olvidar que en la mirada ya hay un
contenido de consciencia al que hemos denominado pensamiento, es decir en
83
todo mirar hay una intención del sujeto que mira, teniendo en cuenta este
elemento vamos a internarnos en la presencia de lo mirado: tanto lo presente
cósico, como los recuerdos, los sueños.
Ahora bien para que tanto el anatomista como el ebanista puedan identificar estos
elementos dentro de su objeto de estudio deben tener unos preconceptos en su
cerebro, tanto de neuroanatomía como de ebanistería. En este sentido ver es
apropiarse de las categorías exteriores y de las funciones de las cosas, sin
84
Con lo dicho, podemos afirmar que el momento del enfrentamiento del sujeto con
un objeto en un ahora vivido, está inmerso en un pasado, esto es el objeto que se
manifiesta en éste ya contiene todos los ya que tuvieron lugar en un pasado
puesto que ellos son los que me permiten darle significado a lo que estoy mirando;
sí por ejemplo yo nunca he visto el rojo y me enfrento a este espectro visual, no
podría decir nada, el rojo debe pre-existir en la conciencia para poder ver el color
39
HEIDEGGER, Martín. La Pregunta por la Cosa. Buenos Aires: Sur. 1964. p. 138
85
en el ahora vivido, por esto lo que se da, el color, es complemento del rojo que yo
tengo en mí, en este sentido puedo afirmar que cuando yo veo el mundo me estoy
viendo a mí mismo, en el mirar está el mirarme. Tenemos, entonces que la mirada
abarca el ahora vivido y el ahora sido, es decir, el presente y el pasado, pero
analizándolo mejor, tenemos que advertir que en la mirada también existe la
espera de un objeto, siempre esperamos que siga existiendo o que cambie de
apariencia, o si es un mecanismo que siga funcionando, la espera es la única
forma de manifestarse el futuro para los seres humanos, puesto que su existencia
deja de ser futuro cuando migra en la transcurrencia del tiempo al ahora vivido,
cuando se expone a los ojos, en conclusión podemos advertir que en la
experiencia del sujeto con lo mirado se dan los tres éxtasis temporales, en la
mirada existe lo sido, lo expuesto y la espera.
La mirada abre al hombre al mundo de los colores, las formas y las distancias. La
diversidad de colores, de espectros visuales se hacen a la mirada, la mirada los
avista en su manifestación y en su significación, una de las primeras cosas que
nos enseñan a ver son los colores, a diferenciarlos mediante la habitualidad,
mediante la repetitividad de la experiencia de lo coloreado, nos enseñan el límite
para la mirada entre un color y otro, hasta donde llega el verde, en donde empieza
el azul, cual es el espectro del rojo, y como lo diferenciamos del amarillo, las
manifestaciones de la naturaleza y del mundo industrial cobran vida con el color, el
color da energía a la mirada, aunque sus límites sean habituados, sus significados
tienen la magia de la admiración de la mirada, esto lo saben muy bien los artistas,
los pintores que hacen de su pensamiento una representación coloreada.
Hay colores que dependen de la naturaleza del material que los posee: color piel,
color tierra, azul cielo, cromado, entre otros, constituyen una gama de colores que
designan el ser mismo de la materia, hay un homomorfismo entre la manifestación
espectral a la mirada y la estructura misma de lo dado al frente. Mientras hay otros
colores que su ser mismo son una imposición social, el rojo de algunos teléfonos,
las porcelanas chinas, los relojes, la ropa, son formas coloreadas que no son
86
predecibles, no son determinadas, la mirada no puede estar segura del color que
se puede manifestar en estos elementos, industriales. Un caso especial en la
escenografía que conforman los colores para la mirada es la transparencia, en la
cual el color existe pero la labor de él es dejar ver lo que encubre, entonces el
color pierde importancia pues el significado de los colores transparentes no está
en el color, en este caso el color se desvanece en lo que deja ver del otro lado,
éste es el caso de los vidrios de las vitrinas.
Las formas son el otro elemento que se manifiesta a la mirada, la formas del
mundo de la cultura están adaptadas al cuerpo humano y la forma del cuerpo es
un atributo que sólo podemos conocer a través de la mirada. Sin embargo antes
que asistir la relación entre hombre y mundo construido, el mundo natural nos
invade, la naturaleza tal y como se manifiesta a la mirada es una imposición del
medio a los ojos, yo no decido la forma del árbol, él simplemente se me da a los
ojos tal y como es, al ojo no le queda otra alternativa sino acostumbrase a su
forma. Sin embargo, la inquietud humana ha creado un mundo paralelo de formas,
un mundo que se sobrepone al mundo natural, las ciudades, las casas, los carros,
87
el asfalto, la forma del mundo artificial que hemos creado para la comodidad del
hombre es un mundo elaborado como una prolongación del cuerpo humano. La
forma del mundo es una elongación del cuerpo somático y su forma de dirigirse,
de moverse en el mismo
Cómo se hace en la máquina nerviosa. Mi cuerpo móvil basta que ve una cosa para
saber unirme a ella y alcanzarla aunque no sepa cuenta en el mundo visible, forma
parte de él, y por eso puedo dirigirlo en lo visible. Por otra parte es cierto también que
la visión está sujeta al movimiento. No se ve sino lo que se mira. ¿Qué sería de la
visión sin el menor movimiento de los ojos, pero como ese movimiento confundiría las
cosas si él mismo fuese reflejo o ciego, si no tuviera sus antenas, su clarividencia, si la
visión no se precediera de él? Todos mis desplazamientos figuran por principio en un
rincón de mi paisaje, son transportados al mapa de lo visible. Todo lo que veo está a
mi alcance por principio, al alcance de mi mirada al menos, realzado en el mapa del
“yo puedo”. Cada uno de los dos mapas es completo. El mundo visible y el de mis
40
proyectos motores son partes totales del mismo ser.
40
MERLEAU-PONTY. Maurice. El ojo y el Espíritu. Buenos Aires: Paidós. 1986. p. 15-16.
88
ojos son los sensorios o las antenas, como los llama el autor antes citado, del
cuerpo y su prolongarse en el espacio.
Además de los colores, las formas y la distancia, a la cual nos remite la mirada y la
presencia cósica de los objetos en el mundo de lo percibido, también podemos
nombrar otro elemento que, a nuestro modo de ver, no es menos importante, nos
estamos refiriendo a la migración de lo percibido de la conciencia al mundo de lo
visible, la capacidad que tienen los seres humanos de hacer visible en la escritura,
en la pintura y aún en la escultura un mundo de representaciones, en algunos
casos el redoblamiento de lo existente, pero en otros casos unas creaciones
fantásticas que cobran valor visible desde ellas mismas.
Por otra parte la escritura que no reproduce, o redobla la realidad física, sino que
produce una nueva realidad, la poesía, la literatura en general, el lenguaje de las
ciencias humanas, se manifiesta como la producción de la mirada de lo no visible
al mundo visible, una poesía, por ejemplo, no hacia parte del mundo de la
percepción hasta que un poeta perpetra con sus versos un mundo imaginado, un
mundo que sólo tienen visibilidad en las transcurrencia del escritor y del lector. Del
escritor porque es él quien idea las imágenes versificadas y las plasma con su
propia ritmicidad y su propio ingenio. El poeta es quien concibe al mundo visible
su visión del universo, es quien mediante su mirada de soñador sempiterno da a
luz una nueva imagen transcrita en un texto que empieza a ser realidad en el
momento mismo de la concepción. El lector visibiliza la poesía, la lee, la penetra
con sus ojos de lector desprevenido o prevenido, la hace suya, la canaliza y la
vive, el lector le da vida al escritor y los dos le dan vida a la poesía. La escritura
literaria migra del pensamiento del escritor a una grafía, y de ésta al pensamiento
de los lectores, la visibilidad es la mediadora entre el escritor y el lector, la grafía
es lo mirado es lo producido, pero ello posee un significado que se traduce en
imágenes tanto para el creador como para quien la disfruta, para el lector.
90
La pintura no evoca nada, especialmente menos lo táctil. Hace otra cosa, casi lo
inverso: da existencia visible a lo que la visión profana cree invisible, hace que no
tengamos necesidad del “sentido – muscular” para tener la voluminosidad del mundo.
Esta visión devorante, más allá de los “hechos visuales”, se abre a una textura del Ser
cuyos mensajes sensoriales discretos no son más que las puntuaciones o las
41
censuras que el ojo habita, como el hombre su casa
Lo mirado en este caso cambia de realidad, sin embargo sigue haciendo parte de
la misma, la realidad en el recuerdo es lo convocado por la conciencia, aquello
que en un momento tuvo su realidad física, por decirlo de alguna manera y que
después de ese momento empezó a ser parte del sujeto experimentante. La
realidad recordada hace parte de lo vivido como realidad enfrentante en un tiempo
ya sido, recordar, entonces, es volver por medio de la memoria a la mirada
primigenia que engendro tal experiencia, por esto los recuerdos pueden ser
evocados por una situación mirada en el ahora presente, que tienen similitud con
la recordada pero ella nunca será la recordada, lo que evoca el recuerdo es un
41
MERLEAU-PONTY. Maurice. El ojo y el Espíritu. Op. Cit p. 22.
92
El sueño, por otra parte no deja de ser un enigma y más cuando nos enfrentamos
a las miradas que tienen su actualidad en el sujeto en estado onírico. La
incorporación al mundo en vigilia se confunde con la penetración al mundo de los
sueños, la mirada del soñador es tan real, que si nunca se despertara seguiría
existiendo lo mirado y el que mira en el sueño mismo, ¿cómo diferenciar la mirada
del soñador, y lo mirado en el sueño con la mirada del despierto y lo mirado por el
mismo?. hay sueños tan reales y realidades tan soñadas, que podemos
confundirnos de realidad, miremos lo que nos plantea Merleau-ponty en su libro Lo
visible y lo Invisible, cuando plantea el argumento de la ilusión de los sueños con
la realidad de la vivencias:
Claro que con esto no queda resuelto el problema de nuestro acceso al mundo: al
contrario no hace sino empezar, puesto que nos queda por saber cómo podemos
tener la ilusión de ver lo que no vemos, cómo puede identificar el hombre que sueña
los jirones de lo soñado con el tejido compacto del mundo verdadero, cómo la
inconsciencia del no haber observado puede sustituir en la fascinación a la
consciencia de haber observado. Si se dice que el vacío de lo imaginario es siempre
idéntico a sí mismo, que nunca equivale a la plenitud de lo percibido y no tienen valor
de por sí, que el hombre dormido pierde todo punto de referencia, todo modelo, todo
criterio de lo claro y articulado, y que bastaría introducir una partícula de mundo
percibido para disipar instantáneamente el hechizo, queda en pie el hecho de que, si
podemos perder sin saberlo nuestro punto de referencia, nunca estamos seguros de
poseerlos cuando creemos tenerlos; si podemos retirarnos del mundo de la
percepción sin percatarnos de ello, nada prueba que estemos nunca en él, ni que lo
observable lo sea alguna vez del todo o esté constituido por un tejido distinto del
42
sueño
vigilia, pues sí me veo muerto en el sueño, despierto me doy cuata que era un
sueño, el sueño es una ilusión de la reconstrucción de las escenas, modificadas
por los sentimientos del soñador que transcurren durante la vigilia, esto no tiene
discusión.
Podemos concluir esta parte de la mirada y lo mirado advirtiendo que no sólo nos
enfrentamos al mundo cósico para describirlo por medio de las representaciones
que tenemos de él, sino que estas mismas representaciones constituyen una
exteriorización del sujeto, es decir, que en lo mirado existe el que mira. La mirada
no es neutra, en ella confluyen los tres éxtasis temporales, el significado de lo que
fue, la exposición en el ahora presente y el sentido que lo da la perspectiva, la
espera. En la mirada, lo mirado adquiere su significado y su sentido para la
humanidad, por esto no sólo vemos cosas sino acciones significados y sentidos, lo
cual nos permite decir que en la mirada podemos descifrar las intenciones del
sujeto en el mundo de la vida, por lo tanto la mirada es el punto focal al cual nos
remitimos en los encuentro con los otros, allí se encuentran los misterios de las
relaciones de los individuos con las cosas, con los significados, con el sentido de
la vida y con los otros hombres, por consiguiente en la mirada encontramos el
sentido del ser moral de la humanidad. Esta tesis exige una reflexión aparte y para
ello vamos penetrar en lo que sigue, en donde vamos a intentar tematizar la
mirada y lo mirado en tanto lo mirado es el otro que también me mira.
Hasta este momento hemos reflexionado sobre la mirada como la abertura del
hombre al mundo y sobre lo mirado como lo enfrentante, lo cósico presente, los
recuerdos y los sueños. No obstante hay otro elemento que hasta el momento no
hemos abordado y que constituye el problema fundamental de nuestro tema: La
Ética como la Mejor Forma de Ser Hipócritas. La mirada mirada, constituye la
referencia a quien mira, quien es a la vez, alguien que está siendo mirado, el
42
MERLEAU-PONTY. Lo visible y lo Invisible. Barcelona: Seix Barral, S.A. 1970. p. 22.
94
encuentro con el otro, que como yo también me mira y mira, nos miramos y nos
des – ocultamos con la mirada; el otro se hace más extraño cuando en su mirada
me descubre mirándolo. El encuentro en la mirada, como una relación
fundamental con el otro, constituye el complejo moral del comportamiento del
hombre con el prójimo, por esto en este apartado intentaremos profundizar en este
aspecto.
Ahora bien, en cada vivencia del yo el sujeto pone en común su cuerpo, y con el
cuerpo conforma una interacción intercorporal en donde los otros comprenden mí
posición y yo comprendo la posición del otro a partir de su cuerpo, de tal manera
que podemos decir que el cuerpo está en una situación especifica, que siempre se
está en ella, porque es un cuerpo que mantiene su función de comunicar, el
cuerpo en el mundo de la vida es una expresión comunicativa, es un juicio que
espera ser leído en el mundo de las interacciones humanas, a no ser que sea un
cuerpo dormido. La forma de sentarse, la forma de caminar, la forma de mover las
95
Son muchos los rostros que vemos durante un día de la vida cotidiana, sin
embargo, son pocos los que miramos con interés, ya sea porque son conocidos
amigos, o porque nos remite a un rostro familiar, sabemos a quien no saludar por
su rostro y sabemos con quien entablar un canal de comunicación por el rostro. El
rostro del otro es lo que me ayuda a diferenciar a los míos de los otros que no le
pertenecen a mis afectos, podemos decir que el otro, el alter ego, mora en mí
porque el rostro de él habita en mi memoria. Cada vez que me enfrento a otro
rostro, mi memoria tiene la función de traer a la conciencia de yo la familiaridad o
la ausencia de la misma del rostro enfrentante, cuántos rostros alberga mi
memoria y cuántos puede albergar, estas son preguntas que no se pueden
responder fácilmente. Sin embargo si podemos advertir que hay rostros más
anclados en la memoria que otros, rostros que no son frecuentes y que no
significan mucho para la vida emocional o laboral de un sujeto, son rostros opacos
96
que se borran con facilidad, pero hay rostros que siempre identificamos porque
mantienen la nitidez de la emoción en la memoria del que lo mira y hay otros
rostros que nos acompañan a todas partes, rostros que sin quererlo hacen parte
de muestro rostro, de nuestra mirada, no hay que recordarlos siempre están en las
miradas, en las miradas que pasan todo el día buscando el rostro que lleven en sí
mismo en el mundo de lo afuera, el rostro de los enamorados, el rostro de los que
no pueden vivir sin el rostro del o de los otros.
El encuentro de los rostros, dos rostros frente a frente, claro que para uno decir
esto debe haber un rostro que esté mirando los dos rostros enfrentados, mi rostro
en este caso, esos dos rostros son dos signos de interrogación que quieren
descubrirse o que esperan que uno proponga, hay rostros imponentes, que
dominan con la sola presencia, generalmente la nariz por su grandeza,
textualmente, se impone, el rostro domina, también hay los rostros débiles,
rostros sin ninguna pulsión de poder o los rostros de la miseria, hay rostros que
inspiran caridad o ternura, siempre encontramos una comunicación en la ausencia
de las palabras, comunicación que se sumerge en lo metafísico de la imagen. No
obstante, los rostros no son fijos, ni estáticos, ellos corresponden a las intenciones
de los corazones que quieren dominar o quieren ser humildes o enamorados. El
rostro es la imagen de las impresiones de las personas, el rostro es la máscara
que media entre lo que se esconde y lo que se quiere mostrar.
Ahora bien, ¿qué es lo que una persona conserva en la memoria del rostro del
otro? El rostro se manifiesta a la mirada como una gramática de elementos de los
cuales Kundera Afirma: “… la nariz es la terminación de una manguera que
sobresale del cuerpo para llevar oxigeno a los pulmones. La cara no es más que
una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los
mecanismos del cuerpo: la digestión, la vista, la audición, la respiración. El
pensamiento”43 El rostro no es más que una yuxtaposición de los terminales de los
órganos del cuerpo, los cuales se manifiestan en formas ahuecadas y con
43
KUNDERA, Milan. La insoportable levedad del ser. Barcelona: RBA Editores. 1993. p. 44.
97
protuberancias, una más abundantes que otras, sin embargo cada uno de estos
elementos en la cara siempre posee una significación que la cultura ha creado y
por ello no vemos sólo hendiduras o protuberancias, vemos gestos, significados,
en este sentido podemos decir que existen dos formas de la memoria del rostro
del otro, el primero es la gramática o morfosintaxis del rostro y el segundo es la
semántica del mismo: el significado.
de sí mismo está más anclada en lo que él cree ser que en la imagen que redobla
el espejo, sí esto es verdad la imagen del prosopagnósico no se pierde, sólo
desaparece del mundo visual, para la mirada de él mismo. es decir, que desde
esta patología el individuo no deja de sentirse y no deja de saber que él es, pero
no se encuentra para la mirada de él mismo, ésta es la perdida de la identidad en
el mundo visible. Verse en el espejo y descubrir un rostro extraño en uno mismo,
sería parte de la locura a la que conduce la soledad.
Cuando nos enfrentamos a otra mirada con nuestra mirada, parecería que lo
fundamental es el enfrentamiento en los ojos, en los órganos que posibilitan la
visión, sin embargo nunca vemos ojos, solo vemos miradas, a no ser que la
mirada que un sujeto imponga sea una mirada de médico oftalmológica, en este
caso el especialista intentará con sus ojos encontrar los ojos como órganos de su
paciente, en este caso lo que le importa al médico es la función de estos
orbiculares, pero en la vida cotidiana uno no se dedica a mirar la estructura de
estos terminales visuales en los seres humanos, nosotros vemos miradas no ojos,
pero los ojos son la base de las miradas, así lo afirma Sartre: “El matorral, la
granja, no son la mirada: representan solamente el ojo, pues el ojo no es captada
primeramente como el órgano sensible de visión, sino como el soporte de la
mirada; no remite nunca, pues, a los ojos de carne del acechador emboscado tras
la cortina, tras una ventana de la granja: por sí solos son ya ojos”44
En este sentido, los ojos como órganos visibles, como fundamento de la mirada
son utilizados para mostrar a las miradas ajenas sentimientos o emociones, esto lo
sabían muy bien los egipcios quienes pintaban los alrededores de los orbiculares,
los ojos son el punto de encuentro y le dan importancia a la mirada, las mujeres
generalmente, elaboran toda una cosmética de los ojos para brindar atractivo con
la mirada, el brillo el estiramiento de los apéndices muertos, cadáveres
incrustados en los al rededores de los ojos que le llamamos pestañas. Los ojos
son la puerta de entrada a la afectividad o al dominio, en este caso con la trampa,
la red de los rituales de coqueteo. Lo mismo podemos decir de las personas que
crean una barrera con lentes oscuros, quienes mirar a los ojos del los otros pero
no quieren ser mirados, esconden sus miradas tras la oscuridad de lo vidrios, en
verdad es fastidioso saberse mirado pero no poder mirar la mirada que nos mira,
esto es una criterio de imposición
44
SARTRE, Jean-Paul. El ser y la Nada. Barcelona: Altaya. 1993. p. 286.
100
ojos que la fundan y cobra valor porque revela los sentimientos y emociones más
íntimos del sujeto que mira, por esto sostener la mirada se hace fastidioso para un
sujeto. En la mirada encontramos al otro, la mirada es el punto focal a la cual
todos nos remitimos, la mirada es la posibilidad semántica de encontrar a los
extraños en sus gestos visuales. Las miradas inquietas que manifiestan los
deseos o las miradas bloqueadoras que impiden al otro que mira que lo miren con
cualquier iniciativa; hay todo un lenguaje en las miradas, los ojos son como
semáforos, en sus destellos dan luz verde para que el otro mire y hable, un rojo
que impide que el otro siga mirado la mirada del inquisidor, los ojos tienen su
propio lenguaje, sus propios gestos que doblegan o exhortan al mirón.
El ser de los individuos es en la medida en que sea mirado por otros, cuando yo
miro a otro a sus ojos, de él se me dan dos elementos, de igual forma que en el
rostro se me da la forma cósico de sus miradas, la mirada del otro es una realidad
objetiva que yo descubro en el otro, pero también se me da la apresentación, la
subjetividad de quien yo miro. En el primer caso yo hago de lo mirado el objeto
que miro, en la segunda forma de la mirada yo tengo que trascender hasta las
profundidades del alma del mirado para admirar o criticar su subjetividad, esta
forma de mirar es casi imposible, pues el mundo privado de cada persona es tan
de él que está cerrado a la comprensión que los otros puedan tener, el mundo
privado es privado porque es cerrado, yo puedo comprender del otro lo que él otro
quiere que yo comprenda de él pero de ahí no paso, no paso de su piel de sus
ojos que me miran y me dicen a su voluntad lo que el quiere de mí. Éste es el
campo del introspectivismo, terreno que no es fácil de perpetrar, pero que de una
forma un poco sencilla intenta explicar el ser originario que habita en cada persona
desde las manifestaciones que él hace públicas.
Este terreno es el que nos posibilita decir que las manifestaciones de los seres
humanos en el mundo de la vida es un ropaje, es una máscara que todo individuo
utiliza para poder vivir en sociedad, para poder vivir con los otros. La escena que
conforma las situaciones públicas de los individuos es el mundo de la hipocresía,
101
Ser mirado es ser cosificado, es ser objeto mirado para quien nos mira, es ser
sujeto-objeto, como afirma Sartre. Pero no un objeto como una mesa o un libro, el
sujeto mirado se hace objeto porque es el fin de mi mirada, por que es lo mirado
por mi mirada que lo reduce a objetivo, como objetivo de mí mirada el otro que
mira cobra espacialidad para mí en la medida en que lo ubico con mis rayos de
mirada que salen de mí y lo posesiona en un lugar, le dan un sitio en el universo
con el solo hecho de mirarlo, lo mismo sucede con la categoría temporal, el
momento de la mirada es el momento de la existencia objetivada del prójimo que
es mirado. El otro al ser mirado se objetiva como sujeto y adquiere una
espacialidad y una temporalidad para el que mira, en otras palabras constituye un
sitio y un momento del cosmos, pero esta objetivación no sólo se brinda al que
mira, el que es mirado consciencia esta objetivación y es por ello que casi nunca
soportamos la mirada del otro mucho tiempo, no soportamos ser objeto para otros:
Mi mirada pone de manifiesto simplemente una relación en medio del mundo entre el
objeto-yo y el objeto-mirado, algo así como la atracción mutua de dos masas a
distancia. En torno a esa mirada se ordenan, por una parte los objetos –la distancia de
mí a los que son mirados existe ahora, pero está ceñida, circunscritas y comprimida
por mi mirada, el conjunto “distancia-objetos” es como un fondo sobre el cual la mirada
se destaca a la manera de un “esto” sobre fondo de mundo -, y, por otra parte, mis
actitudes, que se dan como una serie de medios utilizados para “sostener” la mirada.
En este sentido, constituyo un todo organizado que es mirada; soy un objeto –mirado,
es decir, un complejo–utensilio dotado de una finalidad interna, que puede utilizarse
así mismo en una relación de medio a fin para realizar una presencia a tal o cual
objeto allende la distancia. Pero la distancia me es dada. En tanto que soy mirado, no
102
Ahora bien yo hago del otro un sujeto-objeto con mi mirada, pero cuando él me
mira también hace de mí un sujeto-objeto mirado, nos objetivamos en la mirada,
son, entonces, dos miradas que luchan desde la intersubjetividad por ser
reconocidos como tal, luchan por no dejarse reducir a la condición de objeto
mirado. Parece ser que los instintos de poder, de posesión y de goce se
manifiestan en la mirada cuando se imponen para hacer del otro mirado el objetivo
de tales impulsos, pero el mirado a su vez, también lucha por los mismos criterios,
en la mirada se encuentra la fuente de poder de los individuos cuando se trata de
reducir al contrincante mirador. Parece curioso pero la mayoría de las especies
vivas animales incluyendo al hombre antes de atacarse se miran fijamente a los
ojos, primero se encuentran en la mirada, la mirada intimida, la mirada somete, la
mirada domina.
Bajo la mirada del otro nos sentimos impotentes, nos sentimos al descubierto,
como si la mirada que me mira desocultara mi ser, mi ser instintivo, mi ser que se
duele, por ello sentimos miedo, vergüenza, y nos sentimos esclavos de quien nos
mira, el miedo, la caída, el ser descubierto, la vergüenza de ser nosotros mismos
de no tener en donde ocultarnos y la esclavitud se sentirnos sometidos a la mirada
del otro que no escatima con sus rayos visuales, que me somete, que me hace
objeto: “No hemos hecho sino explicar el sentido de esas relaciones objetivas a la
mirada del prójimo que son el miedo (sentimiento de estar en peligro ante la
libertad ajena) el orgullo o la vergüenza (sentimiento de ser al fin lo que soy, pero
en otra parte, allá, para otro), el reconocimiento de mi esclavitud (sentimiento de
la alienación de todas mis posibilidades).”46
45
SARTRE, Jean-Paul. El ser y la Nada. Op. Cit. p. 294.
46
SARTRE, Jean-Paul. El ser y la Nada. Op. Cit. p. 295.
103
De aquí se infiere el orgullo y la vergüenza, ser para los otros lo que soy, una
loncha de carne, un individuo que en cualquier momento puede producir un
cadáver, un bulto de apéndices dérmicos, con tiras de cadáver incrustados, el
cabello, las uñas, entro otros son excrementos muertos del cuerpo. Al sentirme
mirado quien me mira me objetiva, me muestra al mundo como una presencia
cósica y esto maltrata la subjetividad de cualquier persona, la vergüenza se
manifiesta cuando soy descifrado en lo que muestro, estar atrapado en un cadáver
y saberse así para los otros es la base de la vergüenza, cuando convencer al otro
en la mirada, cuando quien gana en la lucha de los ojos que se encuentran soy yo,
entonces el sentimiento se invierte, la vergüenza la siente el otro, yo siento orgullo
por ser el vencedor, yo impongo mi subjetividad a la objetividad del otro.
otros implica una mirada de odio, según Sartre. Un sujeto reduce a otro a sujeto-
objeto el mismo que devuelve la alternativa y objetiva al otro, en la mirada se
develan los criterios morales a que las personan están sometidas en el mundo de
la vida.
47
HUME, David. Tratado de la Naturaleza Humana. Tomo: III. Buenos Aires. Orbis. S. A. 1981. P. 709.
106
Hombre, espacio y objetos conforman todo un escenario postizo que camufla las
necesidades mismas de la existencia humana. Los cofres que inspiran admiración
y envidia por su coraza que encierra secretos transferidos en joyas, que
demuestran finura y elegancia se han convertido en estructuras delimitadas por
las necesidades de los seres humanos, que otra cosa es una ciudad sino un cofre
que se cierra a sí mismo para apresar a las personas y conservarlas en un
sistema de producción. El espacio y los objetos conforman una de las expresiones
más comunes de la pos- hipocresía de la humanidad, por ello este capítulo
intentará reflexionar sobre estos elementos y su significado en la máscara de los
individuos y de las generaciones.
Dado que el término espacio es un término que habita en los decires cotidianos de
la humanidad creemos que podemos empezar a tematizarlo desde allí, son muy
comunes las palabras como: “ arriba o abajo”, “izquierda o derecha”; “delante o
atrás”; estrechez, amplitud; o los límites cardinales: oriente, occidente, norte y sur.
Estos términos, entre otros que más adelante mencionaremos, siempre refieren al
significado de espacio. El espacio es lo habitado por estas categorías lo arriba o
lo abajo, lo que está a los lados, la amplitud o lo reducido, estos conceptos son
símbolos que refieren el ser mismo del espacio, el continente de lo que existe. Sin
embargo “aquí” encontramos un problema que no podemos eludir: toda referencia
al espacio está determinada por la percepción humana y por lo tanto está limitada
por la localización de la misma, entonces; pregunta: Existe el espacio objetivo? Y
si existe, ¿Cómo lo podemos describir? Esto ya es una paradoja, pues sí se
describe deja de ser objetivo y pasa a ser subjetivo, a ser lo habitado como
referencia a la localización del hombre. Este problema no pretendemos
solucionarlo, sólo queríamos advertirlo, como un obstáculo en la penetración de
este concepto.
107
Ahora bien, aunque es atrevido, tenemos que tomar posición y afirmar que el
espacio sólo puede ser determinado con relación a los seres humanos: “el hombre
es el punto cero a partir del cual el espacio se tematiza”, no obstante, esta
afirmación parece que sacara al hombre del espacio mismo, que hiciera de la
humanidad entes que no habitan en el espacio y que existieran fuera de él para
poderlo analizar, lo cual es falso, pues contradice la naturaleza cósica de la
humanidad como corporalidades existentes en el mundo de la percepción, esta
cualidad sólo la pueden tener los dioses, que habitan en todas “partes”, pero para
la humanidad es imposible; los seres humanos estamos expuestos como cosas a
no ocupar dos lugares al mismo tiempo o a no estar dos cuerpos en el mismo
lugar y en un mismo tiempo, los seres humanos somos finitos por ser temporales y
espaciales, el tiempo y el espacio permanecen, la humanidad cambia, se renueva.
El espacio íntimo.
transformación misma del espacio llamado cuerpo y todo gesto siempre es gesto
de algo, este algo es el sentido del gesto mismo, el cual puede ser una mueca de
distracción en donde el cuerpo se moldea para el mundo mostrando una forma de
sentir diferente a lo que está sintiendo, el cuerpo se puede saber a sí mismo como
lo que no es, como lo que cree él mismo que es, en esta medida el espacio íntimo
se muestra, en tanto una escenificación de los sentimientos más profundos, una
cosa es el manejo que el sujeto hace de su propio espacio para engañar al mundo
y otra cosa es el manejo del espacio íntimo en su forma de ser.
La segunda forma del espacio íntimo del sujeto es la apropiación de su ser en las
actuaciones con el mundo de la vida, esto es, el manejo de la subjetividad expresa
en el cuerpo somático del individuo, el cuerpo espacial se manifiesta desde su
intimidad al mundo de la vida de forma común mediante la habitualidad, el
caminar, recorrer espacios, esto no se hace como representación sino como
habito; el caminar en tanto un desdoblamiento del cuerpo en lo caminado no exige
camuflajes en tanto desplazarse, diferente a quien modela su cuerpo que debe re-
inventar su desplazamiento pues su fin no está en caminar sino en tipificar un
caminado, en escenificar un desplazamiento. La intimidad del cuerpo somático es
la forma como la humanidad se acopla al universo infinito de espacios finitos, es el
despliegue habituado de la corporalidad en la naturaleza.
Por otra parte la segunda propiedad íntima que cobran algunos espacios del no-yo
para el yo se manifiesta en la afinidad que algunos espacios representan para el
sujeto de la intimidad, la apropiación del campo o región del universo que la
humanidad hace para el mismo, por ejemplo, cuando alguien aprende a conducir
un vehículo, el vehículo pasa a ser parte del cuerpo mismo del conductor, el
conductor se extiende con su ser al ser mismo del carro, de tal forma que al
conducir su cuerpo se homologa con conducir el carro el cuerpo del conductor es
igual a la dimensión espacial del carro, el carro entra a la intimidad misma de
quien lo maneja. Este sentido de la apropiación de espacios se refiere a las casas,
las habitaciones, las calles, las instituciones en donde se labora y aun, con las
110
El espacio público.
48
BACHELARD, Gaston. La Poética del Espacio. México: Fondo de Cultura Económico 1997. P. 241
111
un parque es un lugar de encuentro, allí se dan las relaciones de las personas que
no son íntimas; los parques conforman la envoltura de las relaciones, la
inmensidad del espacio público se reduce a la cartografía de los parques, la
ciudades, los estadios, entre otros. El espacio privado habita en el morar particular
de los individuos, pero cobra particularidad de privado sólo porque no es público y
a la inversa, por ello los dos espacios son consonantes, en el espacio público se
encuentran las intimidades.
Encontrarse, estar con los otros, implica com-partir un lugar contiguo, un sitio
común. Un sitio co-ocupado es un lugar que no le pertenece a nadie en particular,
pues la propiedad que lo hace público es que es de todos y por ser de todos no es
de nadie, el espacio del mundo es en donde el sujeto es a la percepción de
cualquier sujeto perceptor, esto significa que en el espacio público; los seres
humanos se ex-ponen y en este exponerse los sujetos son para los otros, los
individuos son potencialmente el foco central de todas las miradas, por ello el
sujeto en el espacio público tiene que hacerse otro, otro que se puede mostrar u
otro que los otros quieren ver de mí mismo, y para ello nada mejor que camuflar el
espacio público, por ello lo que más se arregla de una casa es la sala puesto que
éste es el lugar para las visitas, éste es el sitio que se expone, este es el lugar por
el cual se juzga habitante. En este sentido el lugar público conserva las esquirlas
de la hipocresía, puesto que este sitio es en donde el hombre es percibido, el
hombre es público en lugares públicos.
encuentra frente a frente con su voluntad, con la toma de decisiones, así lo afirma
Otto Friedrich: “Pienso ante todo en la situación del hombre que deja su casa por
la mañana. Ya en el instante en que pisa la calle tiene que tomar una dirección
determinada y con ello entra en el mundo de las decisiones.”49
El espacio soñado.
Otra dimensión del la sucesión de lugares que habita la humanidad o que sueña
habitar, pero que de cualquier forma tiene validez de realidad como imaginado o
constituido fantasmagóricamente en la mente de los individuos, y por lo tanto su
realidad es etérea, gaseosa y por lo mismo subjetiva, sólo existe como un deseo
que gana cuerpo en el sueño de los soñadores, pero ¿quién no sueña su propio
espacio? en el sueño el espacio se hace tan nuestro que trasciende los limites del
espacio íntimo, el espacio soñado, no es un espacio apropiado, es un espacio no
sido en ningún lugar ni en ningún sitio, no tiene límites, el espacio del soñador
como el espacio del poeta es la constitución de la vida misma del soñador: “El
49
FRIEDRICH . B. Otto. Hombre y Espacio. Barcelona: Labor. S.A. 1969. P. 71
50
BACHELARD, Gaston. La Poética del Espacio. Op. Cit. p. 257
113
Los seres humanos viven más como se sueñan que como son, esta tesis significa
que nosotros nos negamos el ahora vivido por vivir lo que no ha sido, la
importancia radica en el después, no en el ahora, esto lo vemos en todo momento,
en los rituales de coqueteo. Por ejemplo, el compromiso de la pareja no tiene
validez en el ahora vivido sino en el aseguramiento del uno para el otro y del otro
para el uno en el después, ser novio significa, como lo decíamos anteriormente,
asegurar la permanencia del otro en el tiempo no sido. El hombre es el único
animal que merca, que asegura su alimento para el mañana, que acumula
riquezas, que se disfraza para mostrar su rostro a los demás. Vivir en y desde lo
que se sueña es más importante que vivir exponiéndose, el sueño constituye el
adelantamiento temporal a lo que no ha sido y tal vez no sea, pero también a lo
que no ha tenido lugar (espacio) y tal vez no lo tenga
El espacio soñado cobra realidad en los deseos más íntimos de los individuos, el
sitio ideal se hace presente en los sueños. La fantasía cobra valor para los
soñadores de espacios, lo ideal sólo existe como fantasía y ésta existe en el
sueño, pero los sueños son fantasías que aún no han sido, es decir, que su
realidad no existe en el ahora vivido sino en el ahora que todavía no existe, en el
futuro, los sueños se constituyen en el motivo que hala la vida del ahora presente
al futuro y en este lazo de tiempo existe la esperanza como sitio de refugio de los
soñadores. El espacio soñado es la disculpa que utiliza la humanidad para
refugiarse de la frialdad del espacio vivido, lo que impulsa a un caminante a
continuar su andar es la esperanza de la realidad del sitio o punto de llegada, este
punto de llegada, que para un caminante nunca es único sino que también es un
punto de partida, es un espacio soñado. El espacio soñado es lo que le da sentido
a la existencia humana y por lo tanto es un criterio del equilibrio para el com-
51
BACHELARD, Gastón. La Poética del Espacio. Op. Cit. p. 240
114
portamiento del mismo, pues en lo soñado habita lo ideado y los sujetos se aman
más como se sueñan que como son.
El espacio invisible.
Podemos afirmar que la nitidez del espacio es gradual, pues cuando habitamos la
casa o el hogar el espacio existe como interiorizado y por lo tanto es parte de la
existencia misma de quien habita, pero cuando el hombre sale de su casa como
afirma Friedrich: “En su casa quizá fuese una individualidad, pero en la calle se
hace anónimo”52 ser anónimo en la calle significa la ausencia de espacio privado,
nadie me reconoce pues no hay un lugar, el espacio del hombre en el mundo
abierto es invisible, pues no hay un reconocimiento en lo habitado, por esto los
espacios abiertos producen inseguridad, producen desconfianza, el hombre en el
horizonte del mundo necesita limitar su propio estar, necesita crear límites, pero
los límites no existen en la naturaleza extensa, existen en el pensamiento de quien
los crea porque los necesita, los límites entre el espacio visible y el espacio
52
FRIEDRICH . B. Otto. Hombre y Espacio. Barcelona: Labor. S.A. 1969. P. 99.
115
De aquí podemos inferir otra forma de aparecer el espacio invisible, ¿en dónde
queda el espacio para el durmiente? Dormir, afirman algunos es alejarse de las
cosas y de las personas, y yo afirmaría, que en el dormir el espacio se hace
invisible: “El mundo mismo se queda dormido y aprisiona al durmiente. Éste se
disuelve y se hace una parte del mundo dormido”53 dormir es una pequeña muerte
para el dormido, pero la muerte, no es una experiencia propia, ella sólo puede ser
testificada, en este sentido el espacio para el dormido pierde realidad pues el
mismo hace parte de la ausencia de espacio.
53
FRIEDRICH . B. Otto. Hombre y Espacio. Barcelona: Labor. S.A. 1969. P. 168
116
Otra forma que encontramos en la vida cotidiana y que nos permite caracterizar la
invisibilidad espacial es el ritual de los cuerpos que se encuentran en la música, el
baile en un pre–ritual de apareamiento generalmente inconcluso, el espacio de los
que bailan desaparece con el baile mismo, como afirma Friedrich, hablando sobre
el espacio de los que bailan: “… somos absorbidos por este espacio, en cierto
modo nos convertimos en una parte de él”54 para los que bailan no existe el
espacio, o por lo menos no lo perciben pues si bien es cierto que la pista de bale
tienen límites para los que bailan no es un límite pues el baile se satisface en el
bailar, es decir lo que bailan mueven lo pies pero no para desplazarse de un lugar
a otro sino para encontrarse en el cuerpo del otro. El espacio de los que bailan es
también invisible y por ello, entre otros elementos, el baile se hace agradable:
“Moviéndose en el puro instante, el bailarín ha asido la eternidad”55
54
Ibid. p. 224
118
Podríamos seguir dando ejemplos de los cuales el mundo de la vida está plagado,
sin embargo, la idea del espacio invisible, creemos queda clara con lo propuesto,
podemos afirmar con estos elementos, que el espacio invisible cobra relevancia
para la existencia de la humanidad, puesto que los seres se pierden en él, el
espacio se hace parte del sujeto mismo. la inmanencia del sujeto niega el espacio
percibido, tanto en el caminante como en el bailarín como en la cercanía y lejanía
de los sujetos y el espacio virtual. El espacio se caracteriza por su ausencia, para
la percepción pero su valor se da en la presencia para la vida humana, el espacio
en este sentido se convierte como en la estancia del morar mismo del hombre en
el mundo de la cotidianidad.
55
Ibid. P. 225
119
La transformación de la ciudad.
56
Ibid. p. 40.
120
La ciudad es uno de los lugares del movimiento para el hombre moderno, pero la
ciudad, en este sentido está perdiendo su esencia de unificar, de ser lugar de los
encuentros, la ciudad antigua giraba alrededor de un centro la plaza,
generalmente, la plaza era el sitio en done se encontraban los significados más
importantes para los habitantes, la iglesia, como el lugar más alto del pueblo, pues
la necesidad de poder de la religión tenia que manifestarse en la representación
de la inmensidad cósmica, la iglesia y su sitio en la plaza pública se manifestaba
con este criterio de autoridad arquitectónica, cualquier coincidencia con la
hipocresía que ha implantado la ideología es casualidad. Al frente de la iglesia,
atravesando la cuadratura, la alcaldía y su significado de autoridad civil, a los
lados los bancos, la autoridad económica, y a sus alrededores los lupanares, los
lugares de la diversión, los ofrecedores de conciencias alteradas, de diversión,
griles y discotecas, y uno que otro centro gastronómico, todo esto rodeando la
cuadratura generalmente con una parte natural conservando árboles y caminos
asfaltados, para exhibir la nostalgia de nuestros ancestros, para exhibir la
ausencia del amor a la naturaleza, en el centro de esta cuadratura generalmente
se exhibe una imagen, el libertador o algún cura que se ganó la indulgencia del
pueblo con sus obras de caridad, supliendo el hambre y alimentado la hipocresía.
La plaza era el centro de encuentro de los habitantes de los pueblos que más
tarde se conformarían como ciudades, la plaza era el punto de encuentro de los
que no tienen nada para hacer o no quieren hacer nada, sólo perder el tiempo,
encontrando un compañero para hablar, alguien que le escuche toda la
parafernalia de sus secretos subjetivos, alguien que le ayude a continuar con el no
121
Por otra parte, las iglesias siguen conservando su poder sus estructuras siguen
manifestando grandeza y fortaleza, a pesar que su expresión se opaque, puesto
que compite con la altura de los edificios y apartamentos que producen angustia
por su estrechez, por ser un encajonamiento de los individuos, como si se
introdujeran en un empaque que no permite ser habitado, ser enmarcado. Las
iglesias siguen conservando el criterio de autoridad espiritual, por su grandeza, por
su arquitectura , por su significado de grandeza y misterio. La ciudad a cambiado
ha un ritmo acelerado, de tal forma que los ciudadanos no alcanzan a simbolizar
las nuevas formas que imponen los gobernantes. No hay una concordancia entre
el pensamiento de lo individuos y la constitución de las nuevas ciudades. No es
raro encontrar una iglesia republicana, con toda una estructura estéticamente
propuesta, una edificación que conserva en sus entrañas parte de la historia de un
pueblo, de una ciudad, de una ideología, una epifanía del universo en una
cuadricula de la ciudad, al frente de una edificación cuadriculada en forma de nave
cósmica, como caída de los infiernos de la frialdad de la ciencia de formas
geométrica, sin formas orgánicas que recrean la evolución humana, una mole sin
estructuras estéticas, con paredes de acrílico, la expresión de la hipocresía
plástica de la posmodernidad. Transparencias que no guardan la privacidad sino el
123
exhibicionismo. Una gran vitrina al lado de una obra de arte, absurdo, pero cierto
en el mundo de la mentira.
La Intimidad de la Casa.
La casa es ese lugar sagrado para las personas que la defienden como tal, como
privado, como propio, como íntimo: “El hombre se identifica con su casa. Se
amalgama con ella. Habitando en su casa, está presente en ella de modo
inmediato y se siente casi físicamente herido cuando un extraño penetra contra su
voluntad en su esfera”58 La casa es para el hombre lo que la madre es para un
hijo, es protección puesto que allí se siente a salvo, es intimidad, puesto que allí
57
BACHELARD, Gastón. La Poética del Espacio. Op. Cit. p. 72
124
58
FRIEDRICH . B. Otto. Hombre y Espacio. Op. Cit. p. 258-259
59
Ibid. p. 258.
60
Ibid. p. 143
125
Las ventanas tienen la labor de iluminar la casa pero también le brinda al habitante
la posibilidad de ver sin ser visto, las ventanas con cortinas posibilitan que quien
habita tenga el panorama del exterior, pero que quien está afuera de la casa no
pueda ver al interior, las cortinas tienen la labor de proteger de las miradas a los
extraños que quieren saber más de la intimidad de los habitantes, pero también
tienen la función de proteger al mirón de los despreocupados transeúntes. Las
puerta y las ventanas son complementos de las paredes, que a diferencia de éstas
son semipermeables, son parte del acceso al pequeño mundo que nos atrapa; lo
muros tienen la función de salvaguardar, son límites impermeables que plantamos
sobre la tierra para alejarnos del mundo, lo muros cumplen con la función de
limitar la tenencia, la posesión y de aislar al hombre a su propia vida, detrás de
los muros uno nunca sabe que está pasando, pero los muros tienen
connotaciones de sospecha de duda, por eso el dicho popular: “Los muros tienen
oídos”. Una figura, no poco interesante para la vida del hombre, son las formas de
rincones que limitan en encuentro entre dos muros: “Todo rincón de una casa,
todo rincón de un cuarto, todo espacio reducido donde nos gusta acurrucarnos,
agazaparnos sobre nosotros mismos, es para la imaginación una soledad, es
126
Hay, como mínimo, dos sentidos de los rincones el primero, como lo afirma
Bachelard es un espacio reducido en donde el hombre encuentra más protección
pues queda rodeado por muros que achican el universo, por ello allí se encuentra
la soledad del individuo que busca encontrarse con él mismo, en un rincón no
caben dos personas, un rincón es estrechamiento por ello es significado de
angustia, algunos párvulos cundo son regañados siempre buscan los rincones. El
otro sentido que propone el autor es la figura de los rincones como “negación del
Universo” pues ellos representan la inmensidad del cosmos en menos de un
metro, por ello los rincones niegan la ausencia de límites con límites, los rincones
disimulan la amplitud con la pequeñez.
Los complementos de los muros, para encerrar la caja en donde nos encerramos,
en donde nos refugiamos, son el techo y el piso, el cielo y la tierra cósmicos
reducidos a nuestro alcance, el cielo es significado de razón de claridad, por algo
se afirma que los seres humanos son los únicos seres que han levantado la
mirada hacia el cielo, que han mirado por encima de ellos, el cielo manifiesta
transparencia quizá porque su color en claro y por ello mismo manifiesta lo bueno,
en sentido moral. Los techos de las casas manifiestan, como los demás límites,
seguridad, pero también poder, la altura, generalmente es sinónimo de poder, por
ello quien está seguro de que encima de su techo no hay nadie se siente más
poderoso y más aún si su piso hace de techo de otra vivienda, por ello quizá es
que lo techos de las iglesias son demasiado altos, mostrando la imponencia
arquitectónica de la ideología religiosa.
61
BACHELARD, Gastón. La Poética del Espacio. Op. Cit. p. 171
127
Cerca al comedor, persiste, tal vez por necesidad natural, el laboratorio de la casa,
el espacio en donde las mujeres, generalmente, combinan una gran cantidad de
productos, en la búsqueda del sabor perfecto. El ideal del sabor se encuentra en la
esperanza fantasmagórica de quien crea los alimentos, la cocina es el lugar en
donde se conquista el paladar, parece que la actividad natural de alimentarnos
para vivir ha desaparecido y a cambio de esta necesidad a aparecido la
62
Ibídem
128
Ni debe sorprender que tuviera en el pasado menos trabajo, toda vez que los cuerpo
eran aún sanos y robustos y el alimento era sencillo, no viciado por el refinamiento ni
el placer, más desde que se ha comenzado a buscar alimento, no para aplacar el
hambre, sino para excitarla y se han discurrido mil condimentos, para provocar la
glotonería, lo que era un alimento para quien tenía necesidad se ha convertido en un
63
peso para los que están hartos
63
SÉNECA. Epístolas Morales a Lucilio (Libros X – XX y XXII) Argentina: Planeta de Agostini S.A. 1996.
p. 188-189.
129
menos inteligente, pero entretenida. La cocina es uno de los lugares que más
relación tiene con la hipocresía, pues, como se escucha cotidianamente: “aquí se
habla de todo el mundo, pero no se le sostiene a nadie”
De esta suerte, el hogar y la mesa eran símbolos del centro común de la familia. Pero
en la media en que se disocia la vida comunitaria, cada uno de los miembros adquiere
independencia, ambos pierden su función central y surge la pregunta de dónde buscar
dentro de la casa un centro independiente para cada individuo al que se encuentren
vinculado todos sus caminos interiores y exteriores a la casa. Yo estimo que este
centro está definido óptimamente por la cama, pues este es el lugar en donde el
hombre se levanta para ir a su labor diaria y al que vuelve después de su trabajo. Para
él cada día comienza (en circunstancias normales) en la cama y termina en ella. Y así
ocurre con la vida humana entera: se inicia en la cama y finaliza en ella(normalmente).
Así, pues, en la cama se cierra el círculo del día y de la vida. Aquí consigue – en el
64
sentido más profundo – la paz.
A diferencia de la casa, que constituye un lugar para vivir, lo moteles son espacios
de encuentro, son casas pasajeras, son lugares habitados por fantasmas que no
quieren se vistos, por ello no poseen cocina, allí no se habita, no se conservan las
cosas para el después, para los moteles no hay un después solo un ahora vivido.
La disposición misma del motel tiene connotaciones del ahora vivido, un perchero
que alberga la ropa, que en su momento estorba, una cama generalmente doble,
aunque lo doble de la cama no haga falta, un baño, quizá un tina y un televisor
que puede ayudar en su momento, también una mesa de noche, todos los
habitantes de este sitio de deshago sexual están dispuestas para cumplir su
función pasajera. Los moteles no tienen habitaciones pues ellos mismo son una
habitación, quienes van a estos lugares no necesitan más.
64
FRIEDRICH . B. Otto. Hombre y Espacio. OP. Cit. p. 151-152
131
desnudes del sitio, el mostrarse del lugar es ofrecer los servicios del mismo a X
dinero la hora, el nombre de motel es la señal que conduce al local, al interior o a
las afueras de la ciudad, este lugar constituye para las ciudades un momento
lúdico, un momento de ausencia de trabajo, supuestamente, quien visita un motel
es porque no tiene otra labor en ese momento, a no ser que uno de los dos sea
comprado entonces para el o ella es su trabajo, en este sentido un motel es como
un parque, pero encerrado por muros que guardan la dignidad de quienes van allí
a desahogar sus instintos sexuales, los encuentros en los órganos genitales.
No son pocas las cosas que podríamos ampliar sobre los moteles lo mismo que
sobre la cama, la habitación, la cocina, el comedor y la sala, es decir, de la casa
en general, sin embargo, consideramos que para nuestro objetivo es suficiente
con la descripción que hemos elaborado en estas cortas páginas. No hay que
olvidar el objetivo de este texto en general, pero el concepto de espacio en
especial es para mostrar como éste es una constitución que la humanidad a
creado con base en la ideología, de los significados sociales que se manifiestan
en la escenografía que ha constituido el poder de la razón. El espacio vivido como
cartografía de los lugares que más habita la humanidad es la máscara de la
65
CORTÁZAR, Julio. Un Tal Lucas. España. Santillana S.A.. Tercera Edición. 2001. p. 103
132
Vivimos rodeados de objetos, el terreno que ellos han ganado en la vida cotidiana
es más grande en nuestra época tecno-científica; podemos afirmar que la
transcurrencia de la humanidad en la evolución histórica, es una evolución
paralela a la evolución de los objetos, pues ellos crecen con las necesidades y los
caprichos de los seres racionales. Esto significa que los objetos son producto de la
mente humana y se dan en la misma como respuesta a una necesidad que en
determinado momento las personas deben suplir, por ejemplo un encendedor a
gas, que todo, o casi todo, fumador carga, como si su seguridad fuera mantener
dispuesto el fuego, es un objeto que tiene su génesis en la necesidad de producir
fuego, para combatir el frío, para cocer los alimentos, para defenderse de los
animales salvajes, entre otros. Los objetos tienen su propia historia y en la
actualidad parece que le están ganando espacio a la humanidad, estamos
invadidos por los objetos, tanto funcionales como estéticos.
Vivimos invadidos de objetos puesto que las necesidades y los caprichos cada ves
son más y por lo tanto hay que suplirlo con nuevos objetos que le sirvan a la
humanidad para sobrevivir, no obstante cundo pensamos el la funcionalidad de los
objetos, es decir, su labor en el mundo de la vida, no podemos afirmar nada a
favor de la realidad humana, pues la creación de objetos, como lo decíamos es
una necesidad, y por lo mismo los objetos funcionales se convierten en guardianes
de la existencia humana. Sin embargo, en la actualidad los objetos pierden
funcionalidad y ganan en apariencia, máxime en los países capitalista, en este
sentido el objeto empieza a valer por lo que significa y no por la función, un carro,
por ejemplo cumple las mismas funciones si es de marca o si no lo es, pero tener
el ultimo modelo le da status al propietario o un reloj de pulsera enchapado en oro,
pierde su función de dar la hora, es decir, para quien lo posee no es importante
134
material, fáctica, esto es, lo que posee una realidad física en el universo y por
tanto habita en un tiempo y en un espacio, tiene su duración y su lugar en el
mundo, el cenicero, el ordenador, el reloj, la casa, el carro; pero también el árbol,
la rosa, en este sentido objeto es todo lo que tienen una presencia para la
sensación humana, no obstante afirmar que las prolongaciones de la naturaleza,
en donde el hombre no ha puesto una intención, como el árbol la piedra es
problemático pues la naturaleza es en ella misma, por lo tanto excluimos las cosas
naturales de la categoría de objeto y solo le legamos a este nombre lo creado por
la humanidad, aquellos elementos que poseen una intencionalidad.
Ahora bien, tenemos que advertir que no sólo a lo que se nos da a la sensación
se puede llamar objeto, puesto que este término también se utiliza para denominar
identidades ideales, cuya realidad no depende de la duración y el lugar que
ocupan pues ellas existen, como su nombre lo dice en la idea, éstas son
intemporales e inespaciales, los objetos ideales son la matemática, la geometría,
la lógica y aún la estructura misma del lenguaje: la lingüística. Estos objetos son
diferentes a los materiales, pues su realidad es invisible a las sensaciones
humanas, no tienen color ni dureza, ni permeabilidad, no tienen extensión, ellos
habitan en el mundo de los pensamientos, pero son igualmente objetos. Los
objetos ideales son formales, no tienen contenido, lo objetos ideales son
determinantes no determinaciones, son quienes posibilitan la determinación del
mundo para los seres humanos, por ello son formales no poseen contenido, pues
el contenido es lo mundano del mundo fáctico.
En sentido psicológico el objeto es todo aquello que puede ser pensado y como tal
tiene una identidad en el pensamiento. El objeto en esta disciplina cobra valor para
el sujeto en sentido particular pero pierde valor para el sentido intersubjetivo, pues
aquello que puede afectar a un sujeto no necesariamente tienen que causar lo
137
66
BARTHES, Roland. La aventura Semiológica. Barcelona. Paidos. Segunda edición. 1993. P 224
138
objeto sólo parte del análisis que estos elementos tienen para el mundo de la
percepción, es decir, nos interesa la forma como son percibidos por los seres
humanos y lo que para ellos significan, ésta es una posición fenomenológica, la
cual nos sirve de base para la penetración en la conciencia de los objetos en el
mundo de la vida.
El objeto como lo dado al frente para la percepción humana, como lo avistado por
los seres, hombres y mujeres, es una estructura limitada en su forma por la
conciencia colectiva de la una cultura, es la manifestación en el modo de ver de la
humanidad, “ver es un pensamiento condicionado”, afirman los fenomenólogos,
esto es, en todo ver hay una exteriorización de lo que se piensa de lo visto y este
pensamiento es la forma como nosotros significamos el mundo de la percepción.
Esto implica que antes del enfrentamiento de sujeto con el objeto ya existe el
mismo pre-dado en el pensamiento del enfrentante de quien percibe, por esto
afirma Husserl: “pues el objeto, como mencionamos ya, es un producto de una
operación objetivadora del yo, y en sentido estricto, lo es de una actividad
juzgadora predicativa”67
67
HUSSERL, Edmund. Experiencia y Juicio. México: Universidad Autónoma de México. 1980. P. 78
68
HUSSERL, Edmund. La Terre ne se Meut pas. París: Les Éditionns de Minuit. Archives Husserl de
Louvain. 1989. p. 64
140
Sin embargo sabemos que existen otros cuerpo, otros objetos y esto es posible
porque toda dirección de la atención hacia un objeto de un sujeto esta marcada
por lo no observado, por el fondo no percibido pero posible para percibir en el
horizonte infinito de posibilidades; en otras palabras, yo no puedo tener la
experiencia de dos objetos al mismo tiempo, pero en la medida en que un objeto
se me hace presente éste mismo me da las posibilidades en forma de señales
para ver otros objetos, por ejemplo: cuando yo percibo un carro, de frente sólo veo
de él el esbozo o escorzo que me da la imagen, pero esta imagen ya me dice algo
de lo visto en el ahora presente, por ejemplo la forma de atrás del carro, o la parte
de adentro, o la misma carretera, cada uno de estos objetos que no está presente
en la percepción primaria hace parte del horizonte infinito de posibilidades a donde
yo me puedo dirigir con mi percepción.
Es este sentido el horizonte es lo conformado por todos los objetos que no percibo
pero que me están dados por los signos o señales que me da el objeto en el ahora
percibido, por esto en este acápite intentaremos analizar el conjunto de objetos
que crean el ambiente del espacio del mundo de la vida, el mismo que ha
denominado la fenomenología como horizonte. De acuerdo con esto podemos
atrevernos a lanzar una hipótesis: vivimos rodeados de objetos, ellos persisten en
cada una de las experiencias, pero los seres humanos no siempre somos
conscientes de su presencia, pues la mayoría existen en el horizonte que nos
negamos a hacer presente en un ahora vivido y sin embargo, ellos determinan, en
gran parte, el comportamiento de los seres racionales.
Ahora bien, cada letra hace parte de una palabra y esta a la vez hace parte de un
juicio, pero el juicio hace parte de un discurso el cual a la vez hace parte de una
teoría y las teorías hacen parte del mundo hablado. De forma análoga una
estructura (el color, la forma o una de las formas, un dispositivo, una tecla, el
material, entre otros) hace parte de un objeto, el cual a su vez hace parte de una
circunstancia determinada por la utilidad, en este caso ( el escritorio), pero ellos
también hacen parte del sistema de objetos posible de la mismas circunstancias,
142
un pisa papel, un atril, entre otros y todas estas circunstancia hacen parte del
sistema de los objetos, los cuales a su vez hacen parte del mundo de la vida.
veamos ahora algunos elementos sistemáticos de los objetos: como son: el
sistema funcional, la ambientación objetual, y el carácter estético de los objetos.
La función de los objetos no habita en el objeto sino en la relación de éste con las
necesidades y la morfología humana. Las necesidades, sobre todo las primarias,
obligan al hombre a adaptar el medio y para ello crean objetos que prolonguen el
cuerpo al mundo de la naturaleza y suplan las funciones que el cuerpo desnudo no
puede cumplir, así, por ejemplo, un martillo tiene la dureza para golpear un acero
que la mano no encuentra en su estructura de carne, la carne es débil y duele, el
hierro en su forma para martillar es el encuentro del hombre para juntar dos
piezas, esto no se puede hacer con las manos pero si con el martillo y un clavo. La
función de los objetos, sobre todo los objetos – herramientas, es la de ser
extensiones corporales en el mundo físico: el telescopio ayuda a ver más lejos y
143
Bajo este panorama encontramos una relación directa entre los objetos
funcionales y la morfología humana, la forma del escritorio debe estar pensado
para la forma corporal humana, como la forma del vaso debe estar pensada para
la forma de la mano, de la misma manera que la estructura debe contener la
adaptación de la morfología de los seres racionales, esta idea la defiende
Baudrillard:
El cuerpo humano no delega más que los signos de su presencia en los objetos cuyo
funcionamiento, por lo demás, es autónoma. Delega sus “extremidades”. Y los objetos
“se perfilan”, por su parte, en función de esta significación morfológica abstracta,
tenemos aquí un sistema de colusión de forma en que ya sólo se hacen alusión al
hombre. De esta manera la forma del objeto “ abraza” la mano. De esta manera el
sillón AIRBORNE “abraza” la forma del propio cuerpo: una forma se ajusta a otra. La
herramienta, el objeto tradicional no “abrazaba” de ninguna manera las formas del
hombre. Se ajustaba al esfuerzo y al gesto; por lo demás, el cuerpo del hombre se
imponía a los objetos para realizar un trabajo material. Hoy en día, el cuerpo del
hombre no parece encontrarse allí más como la razón abstracta de la forma acabada
69
del objeto funcional
69
BAUDRILLARD, Jean. El Sistema de los Objetos. París: Siglo Veintiuno Editores. S. A, Decimoquinta
edición. 1997. p. 58-59
144
Esto lo podemos ver también con el automatismo, objetos que intentan suplir la
actividad, las tareas humanas. La industrialización es el término de moda y con él
el reemplazo de los trabajos manuales por el trabajo de las máquinas. Un mundo
automatizado en donde las máquinas desempeñan el trabajo más pesado y más
peligroso para la vida humana, es en últimas un mundo soñado, es lo que todos
los sujetos quieren, un mundo en donde la labor de los hombres se reduzca al
mínimo posible, un mundo moderno de fascinaciones, en donde los fantasmas de
las máquinas, empiecen a ganarle el terreno a la humanidad y ésta solo sea la que
dirija a las mismas, la humanidad es la vigilante y amos de la producción en serie;
parece ser que la serialidad, esto es, el no equivocarse en ningún detalle en los
productos, la uniformidad de los objetos producidos industriales, es la misión de la
automatización, sin embargo aquí aparece el problema y es la homogeneización
de la humanidad, el uniformar a todo el mundo, el hacer del hombre una idea
repetitiva, clonada.
70
Ibid. p. 126
145
desempeñar un función practica, sino también para suplir a los seres humanos con
algunas funciones, como ya lo mencionamos, ahora bien, si tenemos en cuenta
que la voluntad, como capacidad de decidir con conciencia, sólo la tiene el hombre
entonces lo que algunos seres racionales buscan es encontrarse en ellos mismos
exteriorizados en un mecanismo, cerrado, sin conciencia
71
Ibid. p. 37-38.
147
Ahora bien, si es verdad que los colores de los objetos crean los ambientes y los
ambientes inciden el comportamiento moral de los hombres, entonces es verdad
que los colores crean nuevas formas de comportamiento moral, es decir los
valores del color modifican el ambiente y el ambiente modifica al hombre. El
ambiente cambia cuando cambian lo colores de los objetos, podemos afirmar que
hay ambientes cálidos, fríos, románticos, agrestes, entre otros, los colores el azul
y el verde por ejemplo crean ambientes, fríos, el rojo el amarillo chillón, crean
ambientes cálidos, pero la combinación de ellos recrea un sistema funcional de lo
colores que pueden ser generalmente cálidos y fríos, hay colores que dan
intimidad, como el de una habitación o los del baño y otros que inspiran a lo
público a lo abierto, de la discoteca, por ejemplo. Pueden haber colores
románticos, generalmente de los jardines de la naturaleza, y colores agrestes
como los de las casas de juego o de prostitución.
En este sentido los colores compaginan con las actividades de los hombres,
entonces el comportamiento depende, aunque no en su totalidad, de la estructura
funcional de los colores, podemos pensar que los ambientes cálidos conducen al
comportamiento primigenio, mientras que los ambientes caóticos, pueden conducir
a comportamientos menos controlables para la agresividad humana, para
despertar en los seres humanos su instinto animalesco. Los colores crean el
ambiente, y este a su vez, digámoslo de una forma más neutra puede contribuir al
comportamiento moral, un buen ambiente contribuye a más hipocresía, es decir, a
tolerar mejor a los demás. A convivir mejor con los otros. Si encontramos un
ambiente camuflado de los instintos humanos, le es más fácil al hombre
camuflarse, mimetizarse en este escenario y su comportamiento puede ser más
vivible.
Podemos decir por el momento, a modo de conclusión, que los objetos en tanto
sistema funcional tanto de su industrialización como de su color y su ambiente en
relación con lo moral, son terrenos, todavía poco explorados, por lo menos en
nuestro países, poco industrializados, sin embargo, es un terreno que hay que
148
Hombre y objetos.
72
BACHELARD, Gastón. La Poética del Espacio. Op. Cit. p. 228
149
los seres humanos hagan de ellos. Pero algo si es claro: la relación apodíctica que
hay entre ambos.
Otro elemento que puede competir con la cama por el primer puesto son las telas,
los trapos que empezamos a adherirle al cuerpo del neonato, empezamos a
acostumbrarlo a una nueva piel, a una piel postiza que le va a servir de tatuaje
para toda la vida, dice una canción popular que “si la ropa fuera necesaria,
habríamos nacido con ella”, la ropa se convierte en la disculpa para esconder
nuestro cuerpo del mundo de la percepción, del mundo de la miradas, nos hemos
habituado de tal forma que nos olvidamos que de ella, ella pasa a ser nuestra piel,
desde la primera tela que nos ponen, una camiseta, un pantalón, y otros; estos
objetos son el nacer en nuestras almas de la hipocresía que manifestamos al
mundo. Entre la ropa y el cuerpo existe el límite de mi mundo y el mundo de las
miradas, entre lo que soy o lo que es cualquier persona y lo que los otros
constituyen de mí; el límite se pierde entre la piel que se me manifiesta al exterior
de mi mismo y el vestido que lo otros quieren ver en mí.
*
Decimos “lo nacen” pues queremos darle la connotación de que lo seres humanos no nacemos, pues este
término lleva implícito la voluntad del nacido, lo cual consideramos que es falso, teniendo en cuenta que el
neonato no pidió ser, el es producto de dos voluntades ajenas a él, por ello uno es nacido, no nacemos, como
comúnmente se afirma.
150
La cuna, la ropa, los pañales son objetos que demandan del bebe la adaptación a
un nuevo mundo, el mundo de los objetos, de los amigos mudos, extensiones del
espacio en donde tiene que moverse o, moverse con ellos, después cascabeles
para la alegría, para entretenerse, para que deje laborar a los demás, para
enajenarse, en otro cosa, para que disimule su propio mundo de necesidades, en
este momento empieza el ser otro, el ser en lo otro, caminadores que le ayuden a
erguirse al mundo de la vida, a la actividad que le exige la naturaleza a todo ser
humano. La ropa permanece, los pañales empiezan a desaparecer de su cuerpo
en la medida en que su voluntad pueda cumplir la función de aislarse en los
momentos en que su cuerpo lo exija, lo objetos van cambiando con los cambios
que va sufriendo el neonato.
Los juguetes varías de acuerdo con el sexo, los entretenimientos son diversos y
por ello los objetos que utilizan las niñas son diferentes a una niña generalmente
se le alimenta su naturaleza femenina con muñecos y muñecas, empiezan a ser
mujeres desde que son pequeñas, estos objetos contribuyen a preparar a las
mujeres para su condición, las muñecas son como una propedéutica para que la
especie se mantenga. Existen otros juguetes, no menos macabros, muy
frecuentes en las sociedad en formación o países en vías de desarrollo, utensilios
de aseo y vajillas en miniatura, transformadas en su tamaño pero con el mismo
significado, un trapero o barredor, lo mismo que una cocina completa en miniatura;
estos elementos parecen querer determinar los oficios domésticos que
tradicionalmente están consagrados a las mujeres, aunque esto no significa que
sea una labor sólo de ellas. Es triste ver a unas niñas jugando a arreglar la casa y
preparar la comida, pues ello implica, como el caso de los niños, una preparación
para prolongar el machismo, dentro de nuestras culturas.
La época del jugar con juguetes es un tiempo que tiene muchas connotaciones
dentro de la vida humana, pues como se advertía en el capítulo sobre los Límites
de la Hipocresía quien juega vive su propio mundo en el juego mismo, las reglas
del juego son las reglas del mundo de quien juega, en el jugar se padece algo así
como una epojé, termino que utilizó Husserl para explicar el momento de la
conciencia de dedicarse a una sola cosa sin involucrarse en otras cosas, ver lo
presente en el ahora y en el lugar en donde se dan sin importar lo que fue ni en
donde fue, ni lo que será ni donde será; quien juega entra en un proceso de epojé
*
Este punto de transcorporalidad se tocara mas a fondo en el capitulo sobre El Dolor en el Contexto de la
152
vive su propia vida en el juego, en este caso los niños viven su propia vida en el
mundo de los objetos que los mayores le imponen con sus significados, los
objetos del juego que para los niños son parte de la vida se convierten en el
motivo de la vida misma de ellos y por lo tanto de su significado.
Existen otros objetos que en esta época juegan un papel importante y que son
frecuentes entre la niñez y la adolescencia, la bicicleta, por ejemplo, aunque no es
indispensable, juega un roll importante para la formación del adulto, ella le permite
desplazarse en algo diferente a su cuerpo y por tanto, no sólo el cuerpo debe ser
adornado sino su transporte, la bicicleta, con ella puede moverse más fácil por su
vecindad, puede mostrar su agilidad con la velocidad: puede exhibirse, mostrase,
competir. La sensación de transporte es un puente al inconsciente, en el
transportarse los pensamiento se agilizan o se adormecen, la sensación de
transporte es una jugada al tiempo y al espacio, es una forma de trascender
nuestra propia condición corporal. Este objeto le permite a los seres humanos la
diversidad de la libertad natural.
Existencia Humana.
153
En esta misma edad empiezan algunos objetos a volverse prótesis del cuerpo de
las personas, el reloj de pulsera, los anillos, las cadenas o collares, el cuerpo
empieza a invadirse de ornamentos, de objetos, el cuerpo empieza a manifestarse
al mundo de la percepción como un híbrido entre carne y objetos. El reloj
conforma la distribución del tiempo social, empieza a marcar las distancias y las
duraciones en el hacer humano, el reloj es una competencia para el tiempo
corporal manifiesto en la respiración y las pulsaciones del soma; generalmente, la
competencia la gana el reloj, pues él siempre existe en la consciencia de los
individuos, mientras las frecuencias del cuerpo, si bien no dejan de existir,
empiezan a ser olvidadas. El reloj de pulsera le ha ganado la batalla a la
costumbre, se ha convertido en un hábito poseerlo, o ser poseídos por él, el cual
se ha convertido como en otro órgano que nos dice la hora que es, es una prótesis
que llevamos a todas partes y por ello también vale, no sólo por su función sino
por su marca, su material, por el reloj podemos identificar a la persona, como si
fuera el olor característico del individuo, el reloj a la vista es un lujo, que le da
significado a quien lo usa. Cuando una persona empieza a usar reloj, además de
mirar la hora con más frecuencia, se siente orgulloso de tener esta voz de mando
que le advierte cuando cambiar de actividad, este pequeño pájaro cucú, que le
fracciona la vida social a los individuos.
Algo similar podríamos afirmar de los anillos y de los collares, con la diferencia
que éstos no tienen una función especifica, no son funcionales, son ornamentales,
bueno una argolla de matrimonio, podríamos decir que tienen la función de alertar
algún o alguna conquistador o conquistadora que está en el terreno equivocado,
los anillos matrimoniales son un signo de propiedad privada que anuncia que
quien lo posee y el cuerpo del mismo tiene dueño o dueña, el significado de estos
anillos pretende darle seguridad a la pareja.
Los collares, por el contrario, en nuestra cultura no tienen una función, a simple
vista, aunque podemos, de una forma atrevida, considerar que su función está
73
Ibid. p. 99.
154
ligada a su significado, el cual refiere a la ligazón de las personas con los otros,
así lo afirma Juan – Eduardo Cirlot: “En sentido más general, el collar compuesto
de múltiples cuentas ensartadas expresa la unificación de lo diverso, es decir, un
estadio intermedio entre la desmembración aludida por toda la multiplicidad –
siempre negativa – y la verdadera unidad de lo continuo”74 En este sentido el
significado del collar se puede entender como la unión, o la entrega a lo otro, tal
como si fuera una continuación de la época de la esclavitud, pero en sentido
metafórico, ver a alguien con un collar es intento de entrega, pues el cuello tiene
connotaciones sexuales, ahora bien la función puede tener el mismo significado
¡atrápame! o !libérame¡. la verdad es que estos ornamentos tienen mucho
significado de ritual de coquetería, pues ellos pretenden hacer bello el cuerpo,
pero este hacer bello exige las miradas ajenas, puesto que es difícil, en un mundo
solitario querer mostrase bello. Estos tres elementos como la ropa son
permanentes en nuestra cultura y más en la actualidad en donde los objetos
buscan otras partes del cuerpo para asirse, los piersing, por ejemplo.
74
CIRLOT, Juan – Eduardo. Diccionario de Símbolos. Labor. p. 142. ( sin país y sin año)
155
La mayoría de los jóvenes sueñan con un apartamento que les posibilite libertad,
autonomía, independencia; liberase del cordón umbilical y esto, se cree, se puede
lograr con la posesión de un lugar, de un centro diferente a la casa familiar, con su
propio centro, es un problema espacial, un apartamento de soltero es el primer
objeto que la mayoría de individuos maduros sueña, por lo menos en nuestra
cultura, un espacio privado que albergue los secretos más íntimos del hombre. El
apartamento es un objeto que tiene unas características diferentes a los objetos
que hemos enunciado, puesto que no es móvil, no lo podemos transportar con
156
El televisor, como tal es un objeto fantasma, pues siempre vemos la televisión sin
tener en cuenta el televisor, a no ser que falle, si esto sucede la atención se dirige
al objeto, frente a este problema el objeto se hace presente, el televisor como el
sonido, son objetos que no tienen extensión ni color, ni dureza puesto que su labor
está en lo que producen y no en lo que son, esto implica que no son adornos, a no
ser que sea un televisor de museo, que se conserva, no por lo que produce sino
por lo que fue, por la historia que conserva, en este caso quien lo admira no pasa
más de media hora parado a su frente, pero quien ve televisión o escucha radio
puede pasar muchas horas dirigiendo su atención a él. No son pocos los
elementos que uno podría analizar al interior del apartamento, como no son pocos
los objetos que nos rodean en todas las circunstancias y en todas las edades,
pero creemos que con éstos damos la idea de la relación entre el apartamento y el
hombre, más aún, teniendo en cuenta que ya le dedicamos un buen “espacio” al
espacio de la casa.
158
El carro como objeto tiene la función de transportar, de ser más rápido que el
cuerpo humano, estéticamente el carro también gana en forma, la velocidad tiene
su forma de manifestarse en los objetos, el color, generalmente metalizados o
cromados, las horma para manifestar velocidad es estructurada como un
proyectil, con aletas que metaforizan las alas de un ave o de un pez, éstos son
carros que denotan velocidad, carros de carreras. No obstante, hay carros para
todos los gustos: por ejemplo, para lucirlos, estos carros tienen su peso semántico
en lo estético, inspiran a la conservación; carros de seguridad, carros deportivos,
entre otros.
Siguiendo con el desarrollo del individuo y su relación con los objetos, a esta
altura, podemos pensar en el matrimonio: la casa los objetos compartidos, pero
estos elementos ya fueron analizados en el capitulo sobre el espacio, es preferible
161
matar a nuestro personaje, puesto que esta reflexión ya se hizo muy extensa, los
objetos que “utiliza” un muerto, o mejor los objetos que se aúnan al muerto para
que el mundo perceptor se sienta a gusto, en otras palabras cuando el personaje
en mención se muere, con el muere toda relación con el mundo de los objetos, por
lo menos científicamente no conocemos otra cosa, sin embargo, las personan le
aúnan objetos, el rito de la muerte no es para el muerto sino para el alivio de los
dolientes, en el rito de los muertos asisten todos lo involucrados menos el muerto,
pues ya no hay conciencia, ya no hay para sí en esa loncha de carne cósica o
conjunto de apéndices dérmicos en proceso de descomposición, ella se convierte
en la disculpa para los preocupados que no pudieron hacer todo lo que tenían que
hacer con el recién muerto.
No son pocos los objetos que se relacionan con los seres humanos en el
transcurrir de la vida y como lo vemos, aún después de la muerte. La vida es
corta, la vida particular es finita, los objetos poseen mas longevidad que los
hombres, por ello los objetos quedan, los hombres mueren, claro después de la
muerte del poseedor de objetos, éstos consiguen otro propietario, otro que luzca
las corbatas, el apartamento, el carro, estos objetos persisten en no desaparecer,
a ellos no les importa quien los luce, ellos, los objetos son en sí, son cerrados
están expuestos a la voluntad humana. Creemos que una vida sin objetos sería
como una vida sin espacio, los objetos siempre están presentes, tanto en el ahora
vivido de las percepciones primigenias, como en el recuerdo y en la fantasía, la
existencia de los objetos para el hombre es fundamental. Por eso este apartado
sólo es una aproximación a la relación entre hombre y objetos, no sin el pretexto
de que alguien en al momento, se encargue de hacer una taxomía de todos los
objetos que encuentran su morada al lado del hombre.
163
Es innegable que la libertad, más que un concepto teórico inventado por los
filósofos, es una vivencia que todo individuo experimenta en su forma de ser en el
mundo. Esto quiere decir que la libertad tiene significado en la experiencia
humana y como tal tiene una forma de hacerse presente en la realidad.
Precisamente el concepto significado significa hacer presente una realidad o una
dirección de la misma, en este sentido, la libertad posee significado y como tal
posee realidad; entonces, podemos afirmar que la libertad además de ser una idea
que ha inquietado a no pocos filósofos, es una realidad que cobra validez en la
existencia humana.
165
Autores tan importantes como Kant quien dedica parte de su obra a reflexionar
sobre la libertad partiendo de la tercera antinomia en La Critica de la Razón Pura,
en donde expone la libertad como la causa incausada de la serie causal en la
naturaleza, hasta ratificarla como la autonomía de la libertad en la Critica de la
Razón Práctica. Otro autor no menos importante que manifiesta su preocupación
por este tema es Arthur schopenhauer75, quien expone la libertad en tres
dimensiones como: libertad natural, académica y moral. en donde la primera se
refiere a la disposición humana frente a la superación de los obstáculos físicos, la
segunda a la participación de los individuos de acuerdo con su cualificación
académica, y la tercera hace referencia a la racionalidad moral de la humanidad
para actuar en concordancia con los beneficios colectivos. Así mismo podemos
nombrar a Sartre para quien el “hombre esta condenado a ser libre” o Merleau-
Ponty quien afirma que la libertad es una condición dinámica entre la experiencia
interna y la experiencia externa.
75
SCHOPENHAUER, Arthur. La Libertad. México: Libsa S.A. 1999.
166
76
Ibid. p. 11.
167
podemos ratificar aquí diciendo que una acción, como robar, no se puede
catalogar como libre o no libre, lo que se puede valorar es el sentido que llevó a la
persona a cometer tal acción, es decir, el por qué y el para qué de la acción y
estos elementos habitan en el sujeto a la vez agente de la libertad.
Pero las acciones no están alejadas de la libertad y por tanto del sujeto, pues para
reconocer cuando un acto es libre o coaccionado es necesario estudiar la acción,
es decir, que la acción es la forma como se manifiesta la libertad en el mundo de
la vida y es la señal que nos conduce a los significados del acto y por tanto a
valorar la decisión del autor. Decidir es un acto, pero esto no tiene validez sino se
legitima en una acción. Las decisiones hacen parte del proceso reflexivo de las
personas y cobran validez cuando se llevan a cabo por medio de acciones en la
vida cotidiana. En este sentido no se puede juzgar, a la luz del concepto de
libertad, una persona por lo que hace sino por lo que es.
Hay otros obstáculos que no dependen de la decisión humana, volar, puesto que
nuestras disposiciones anatómicas no lo permiten, aunque la evolución tecno-
científica nos ha ayudado a ello, el hombre por su propios medios corporales no lo
puede hacer y por tanto no está dentro de los límites de la libertad. Podríamos
decir que, en cierta medida, el cuerpo es el límite de nuestras ambiciones libres,
por tanto el hombre es libre en lo que piensa, pero no en la totalidad de lo que
hace. Podemos pensar libremente lo que a bien se tenga, podemos soñar en
vigilia con grandes manjares y grandes riquezas, no obstante nuestra condición
económica moderada.
Segundo, como terminamos diciendo hay una distancia entre lo que se puede
hacer y por ende decidir, y lo que se piensa que se puede hacer, los pensamientos
son actos libres, es imposible coartarle a alguien el contenido de sus
pensamientos, a no ser que se modifique su integridad neuro-fisiológica, lo cual
constituiría un caso de degradación científica. Pensar es un acto libre, hacer son
actos, muchas veces condicionados por el propio cuerpo; por ejemplo una persona
con disminución de su actividad cuadripléjico, puede pensar y soñar lo mismo que
imaginarse caminando, no obstante su imposibilidad para hacerlo. En este sentido
“el cuerpo es el punto cero” a partir del cual se lleva a la realidad un pensamiento
libre. La distancia entre el cuerpo y el yo psicológico es la búsqueda de la
legitimidad de la libertad, esto es, la unificación entre el hacer y el ser.
77
LUYPEN, W. Fenomenología Existencial. Buenos Aires: Carlos Lohlé. 1967. p. 259.
170
Pero, por otra parte, el mundo nos devuelve exactamente, por su propia articulación,
la imagen de lo que somos. No es que podamos – lo hemos visto ya – descifrar esta
imagen, es decir, detallarla y someterla a análisis, sino que el mundo nos aparece
necesariamente como nosotros somos: en efecto, trascendiéndolo hacia nosotros
mismos lo hacemos aparecer tal cual es. Nosotros elegimos el mundo – no en su
contextura en sí, sino en su significación – al elegirnos. Pues la negación interna, por
la cual negando de nosotros ser nosotros el mundo lo hacemos aparecer como
78
mundo, no podría existir sin ser al mismo tiempo proyección hacia un posible.
78
SARTRE, Jean-Paul. EL Ser y la Nada. Op. Cit. p. 488.
171
De cualquier forma la libertad vista desde cualquier ángulo ya sea como expresión
individual, manifestación psicológica o como escenificación cultural, siempre
conduce al mismo concepto “elección”. Elegir es la urdimbre de la libertad, y como
lo decíamos anteriormente, es el eje de la humanidad, puesto que es imposible no
elegir, esto es, no podemos elegir no elegir: “estoy condenado a existir para
siempre allende mi esencia, allende los móviles y los motivos de mi acto: estoy
condenado a ser libre”79
Según esto el sólo hecho de ser humano ya implica ser libre y es imposible no
serlo, en otras palabras, no somos libres de no ser libres, ahora bien, estar
condenados a ser libres significa que estamos presos de nuestro ser, es imposible
no ser y más específicamente estamos condenados a tener que ser, ser libre es
tener que ser, aunque en últimas no sabemos que vamos a ser, es imposible
elegir no ser. La libertad es la elección en un ahora presente para vivir unas
circunstancias que no han sido aún. La libertad se da en la dinámica entre el
presente y el futuro, o dicho en términos husserlianos entre la presentificación y la
protención. En este sentido tenemos dos nuevos elementos al interior de la
libertad: la disposición humana de tener que ser y la temporalidad de la libertad,
veamos esto un poco más detenidamente.
79
Ibid. p. 466
172
En segundo lugar, tener que ser, significa que el hombre posee la facultad de
poder ser o ser capaz de ser y decidir que ser. Las cosas en el mundo, decíamos,
son en sí, cerradas, ellas no se advierten a ellas mismas, esta característica es de
los seres vivos y espacialmente a los seres humanos, por esto, la humanidad no
sólo es en sí, puesto que son fácticidad en la naturaleza sino que también son
para sí puesto que se saben en el mundo de la vida. En este sentido la existencia
humana es una forma de dispositivo que no sólo reconoce su entorno, sino que se
reconoce a sí mismo como creador de entorno y creador de sí mismo.
Podemos decir que ser humano es ser consciente de serlo. La conciencia como lo
decíamos al principio de este trabajo según Schopenhauer es: “la percepción
directa e inmediata del yo” esto significa que el yo en tanto la captación de su
propia realidad es la conciencia, la facultad humana de saberse de sí mismo, la
evocación que todo individuo hace de sí mismo. En términos heideggerianos: “la
conciencia es la vocación de la cura que sale de la inhospitalidad del “ser en el
mundo” que avoca al “ser ahí” a volverse a su más peculiar “poder ser deudor”80 .
80
HEIDEGGER, Martín. Ser y Tiempo. Op. Cit p. 314.
173
81
HEIDEGGER, Martín, ¿Qué es Metafísica? Y otros Ensayos. Buenos Aires: siglo Veinte. 1988. p. 105
174
La libertad y la temporalidad.
El concepto de tiempo. El tiempo pudo tener sus orígenes y aún puede llegar a
entenderse, en la representación de la sucesión de los fenómenos naturales: el
movimiento del sol y de la luna el cambio del día a la noche el movimiento de los
planetas, la fluidez de las aguas; como también los cambios cualitativos: el
crecimiento de las plantas de los animales, el cambio de color de las frutas, en fin
el tiempo siempre se ha asociado al cambio o al movimiento, en realidad todo en
el mundo está en continuo movimiento, entonces el tiempo habita en todo lo que
existe. No obstante cuando pensamos en el tiempo, no nos estamos remitiendo a
la numeración del movimiento y la medida del mismo que hacen los cronómetros,
82
SARTRE, Jean-Paul. EL Ser y la Nada. Op. Cit. p. 506
176
está es una idea demasiado simple que le sirve a la humanidad para distribuir sus
labores.
El tiempo psicológico se puede pensar por una parte como una manifestación que
habita en el estado mental de los individuos y ello de acuerdo con la disposición
equilibrada de los mismos, pero esta parte no nos interesa en este trabajo. El
tiempo como transcurrencia sólo habita en los actos, los cuales, como lo hemos
dicho varias veces, son el sentido de las acciones, esto significa, que el tiempo
sólo es una manifestación de la conciencia, es más el tiempo es “la estructura de
la conciencia”, así lo afirma Husserl.
178
83
Esta idea se puede confrontar en el texto de GONZALES, Antonio. La Estructura de la Praxis. Madrid:
179
Pensemos en un ejemplo bíblico: en la última cena Jesús predice que uno de sus
apóstoles lo va a entregar, los mismo que preguntan por el traidor, al preguntar
Judas a Jesús: “¿Soy yo acaso maestro? Jesús le respondió: tú lo has dicho” (San
Mateo 26, 38 ver 26).Un día en la vida de judas se convierte en su propia
tragedia. Judas no puede elegir no traicionar al Maestro, puesto que su destino
está determinado, judas no puede elegir cambiar el futuro, a Judas se le suprime
la libertad. La tragedia de este apóstol consiste en saber qué va hacer, saber que
va a suceder y que él es el protagonista del acto traidor. Pero ese no es el
problema puesto que tal decisión estaba tomada, el problema consiste en la
evidencia del traicionado, y en que era Jesús.
Podemos concluir este apartado diciendo que la libertad y el tiempo son elementos
constituyentes de la humanidad y como tal están inter- relacionados. El tiempo
constituye el elemento fundamental en el fluir actual de los seres racionales y la
181
La libertad y la legalidad.
En este sentido, la libertad cobra significado cundo en sus actos involucra a otros
seres humanos. Ser consciente significa, entre otras cosas, la presencia de la
otredad en cada uno de los individuos a la hora de tomar decisiones. Tomar en
cuenta a los otros, significa que el proyecto, que cada ser humano es, implica el
proyecto de todos los otros seres humanos. Por esto lo humano es un proyecto al
cual todo individuo debe contribuir desde su propia condición. Lo humano se
conforma de un tejido racional en donde cada persona hace parte del mismo, pero
también en donde la no existencia de un individuo no debilita lo humano.
Las reglas y la libertad. Una regla es una línea, límite, que divide lo que se puede
hacer de lo que no se puede hacer, esto es, en una primera estancia, una regla es
coacción de la libertad, es una condición en la toma de decisiones de la
humanidad. No obstante teniendo como referencia el fin de la comunidad, las
reglas no son condicionantes sino guías de la libertad, por esto ser libre no es
hacer lo que se quiere sino lo que se debe. Ahora bien, lo que se debe hacer está
condicionado o por el reconocimiento racional y argumentativo de las normas, de
tal forma que lo que se debe no es una obligación sino una aceptación consciente
de las reglas y su labor en la constitución de la racionalidad intersubjetiva o por la
internalización de las normas producto de la habitualidad, la costumbre; de
cualquiera de las formas de asumir las reglas, el deber no se manifiesta como una
manipulación sino como un compromiso consciente que direcciona la libertad
humana hacia el bienestar de la comunidad.
La pregunta ¿por qué debemos cumplir las reglas? se puede responder diciendo
porque las reglas constituyen el pilar de la sociedad y del bienestar común o
porque la cultura nos obliga a ello: “raras veces se reflexiona acerca de por qué
uno debe actuar de una determinada manera y no de otra. La obligación parece
ser evidente; la desaprobación de los demás es sanción suficiente”88 el
cumplimiento de las normas nos conduce a los motivos que causan el
88
PATZIG Günther. Ética sin Metafísica. Buenos Aires: Alfa Argentina. 1975. P. 62.
183
Ahora bien, la legalidad de las reglas no siempre tiene la misma fuerza para el
cumplimiento de las mismas y esto se debe al fundamento de las reglas mismas:
hay reglas que tienen por fundamento la formalidad social, como en el caso de las
reglas de etiqueta, la libertad de cumplirlas o no cumplirlas está condicionada por
la imagen que en el momento sea necesaria imponer, en este caso se da el vestir,
el comer, entre otras. En esta clase de reglas hay porcentaje más alto en la
decisión de cumplirlas u obviarlas, por decirlo de alguna forma hay más libertad
individual y menos coacción social.
Hasta ahora sólo hemos enunciado tres formas en las que se manifestan las
reglas, no obstante existen muchas formas de ellas darse en el mundo de la vida.
Existen reglas lógicas, gramaticales, reglas lingüísticas, reglas de aseo, entre
otras, los actos de habla están hechos en formas de reglas. Parece que la vida
misma de la humanidad fuera un conglomerado de reglas, aunque no todas ellas
hacen parte de la voluntad humana. No obstante para lo que nos interesa es
suficiente con este corto análisis. Veamos ahora un ejemplo típico de las reglas y
la libertad humana, el juego.
Todo jugar es ser jugado. La atracción del juego, la fascinación que ejerce, consiste
precisamente en que el juego se hace dueño de los jugadores. Incluso cuando se trata
de juegos que uno debe cumplir tareas que él mismo se ha planteado, lo que
constituye la atracción del juego es el riesgo de si “se podrá”, si “saldrá” o “volverá a
salir”. El que tienta así es en realidad tentado. Precisamente las experiencias en las
que no hay más que un solo jugador hacen evidente hasta qué punto, el verdadero
89
sujeto del juego no es el jugador sino el juego mismo .
89
GADAMER. Hans-Georg. Verdad y Método. I. Salamanca: Sígueme. 1993. P. 149-150
186
La libertad colectiva se caracteriza por el manejo del poder, este término se puede
describir como la facultad que tienen los seres vivos de poner en marcha una
realidad; es la urdimbre del manejo de la libertad. El ejercicio de poder implica
desde la libertad, el sometimiento de algunos individuos a una colectividad como
es el caso de la democracia; diferente sería en una dictadura o en una oligarquía
en donde el poder de una comunidad esta más reducido. De cualquier forma el
poder es un elemento que se encuentra en todas las formas de relación de las
personas y como tal las connotaciones de la libertad son más estrechas.
Hay otra forma de poder que se denomina ideológico el cual consiste en dominar a
un individuo o una colectividad de acuerdo con sus creencias, no sólo religiosas,
sino de toda clase: ritos y mitos de toda especie: económicos, filiales, sociales,
entre otros. La creencia se puede describir como la aceptación de un enunciado
sin demostrar su verdad o falsedad; este elemento es fundamental para manejar a
un pueblo o a una persona. No obstante las creencias son significados
internalizados en una comunidad por medio de hábitos y que no tienen
explicación lógica pero que se convierten en el fundamento del hacer de los
individuos; por ejemplo en nuestra cultura la monogamia, no es natural a los seres
humanos y esto lo demuestra nuestra época en donde, aproximadamente un
treinta por ciento de matrimonios han fracasado. Así como la existencia de otras
culturas con formas filiales diferentes. La libertad en esta forma de ejercicio de
poder se manifiesta de una forma inconsciente, ya que el peso de la ideología
para cumplir una norma no exige del actor la reflexión, para ello sólo se exige que
el código imperativo no esté en contra de la creencia
sensación que determina la forma de vivir de la humanidad, esto es, una fractura
en la intersubjetividad.
a. ¿Qué significa sentir el dolor? Es una pregunta que equivale a ¿cuáles son las
sensaciones por las cuales atraviesa una persona cuando es apoderada por un
dolor?. En una primera instancia hay que aclarar que el dolor es clasificado, por
192
paredes del estómago y el intestino del corazón y del sistema sanguíneo, así
como de otros aparatos viscerales.90
De acuerdo con esto, el dolor puede ser una sensación ínteroceptiva producto de
los receptores nociceptivos puesto que ellos permiten la conciencia de todas las
alteraciones dañinas que llegan al cuerpo, en este sentido el dolor se da al interior
del cuerpo mismo y se hace consciente en el cerebro. El dolor pues se puede
entender como la experiencia privada de un malestar que se hace intencional por
medio de las sensaciones ínteroceptivas y nocicéptivas esta descripción
concuerda, de cierta forma, con la definición dada por la Sociedad Internacional
para el estudio del Dolor que lo denomina como la: “experiencia sensorial o
emocional no placentera, producida por un daño tisular actual o potencial, o
descrita en términos de éste”
Todos los animales incluyendo a los seres humanos padecemos dolor, parece que
el dolor existe en la medida en que existen sistemas orgánicos en general, de tal
forma que ser vivo es condición suficiente para poseer en potencia el dolor, en
este sentido el dolor es parte de la existencia, no es una alteración de la existencia
sino una manifestación de la misma. El dolor hace parte de la existencia como
sensorio entre la vida y la muerte. El dolor es la sensación retenida y rememorable
90
LURIA, A. R. Sensación y Percepción. Breviarios de Conducta Humana. Barcelona. Martínez Roca S.A.
1984. p. 18-19.
194
No obstante, el dolor como algología, estudio del dolor, sólo es posible en tanto la
reflexión sobre el mismo, y esto no lo han hecho los animales no humanos,
aunque algunos humanos animales tampoco. En este sentido el dolor en los seres
humanos no sólo es una sensación sino una Ubiestesia,91 pero en este campo nos
sumergiremos en el segundo punto de este trabajo.
91
Ubiestesia es el nombre que Husserl da a la conciencia de la localización de las sensaciones. Este concepto
nos va a servir para analizar el dolor como la conciencia de las sensaciones dolorosas en el segundo apartado
de este trabajo.
195
esa integridad por la que velan los científicos humanos y pasa a ser sólo un
fragmento, el fragmento adolorido, es más, la parte ni siquiera toma posesión,
quien en últimas se manifiesta es el dolor.
Tomando en cuenta esta cita el hombre desde sus inicios, desde que cayó en la
cuenta de su ser corporal en el mundo de la vida, se ha sentido impotente frente al
fenómeno del dolor y sus manifestaciones, en algunos casos insoportable y
tormentoso al interior del cuerpo mismo. La impotencia de la humanidad se
manifiesta con la búsqueda de elementos para menguar o bloquear el dolor tales
como los analgésicos, no obstante, en muchos casos, el dolor persiste en la
humanidad, lo mismo que la impotencia para curarlo, es más, el saberse del
hombre expuesto a factores dolosos parece ser una realidad aceptada.
92
FRAZER, James George. La Rama Dorada. Magia y Religión. México. F.C.E. 1993. p. 609.
197
Afirmar que el dolor es una sensación privada, es afirmar que este fenómeno
como tal es intransmisible, diferente a cuando afirmo que los ángulos de un
triángulo siempre sumarán 180º, ésta es una experiencia que cualquier persona
puede experimentar, pero cuando afirmo que tengo un dolor intenso en el dedo
gordo del pie izquierdo, cómo puede una persona ajena a mí experimentar el
dolor, esto es imposible, no obstante una persona puede saber que yo padezco tal
molestia, cundo yo desde mí expresión corporal le manifiesto el dolor. Esto
significa que el reconocimiento del dolor ajeno no es una experiencia compartida
sino un saber que se teje en el lenguaje, por tanto, el ser del dolor está en el
lenguaje y no en la experiencia directa con éste.
Otra persona puede reconocer un dolor ajeno puesto que el cuerpo es un campo
de expresiones y una expresión es un juicio que siempre puede ser interpretado
por la otredad, el dolor como todas las experiencias privadas puede ser
compartido por una comunidad racional, y esto es posible por el hecho de que
poseemos el lenguaje, el mismo término dolor es un determinante de la sensación
que un aquí del cuerpo manifiesta como dolorosa.
Pero, ¿cómo puede otra persona saber del dolor que yo manifiesto? Esto se
responde diciendo que si bien el dolor se legitima como tal en un individuo, él no
es exclusivo de un solo organismo, es decir, el dolor que siente una persona X, en
un ahora presente y en un aquí de su cuerpo, también el dolor que yo o cualquier
198
otra persona puede sentir en mi aquí o en su ahí en un ahora futuro, o pudo haber
sentido en un ahora pasado, en este sentido el dolor es un fenómeno que cobra
validez en la medida en que quien lo vive lo padece y quien lo testifica lo recuerda
o espera. El ser del dolor se encuentra en la existencia y no es propiedad de
nadie, por decirlo de alguna forma, el dolor es un sufrimiento compartido
Hasta aquí hemos descrito el fenómeno del dolor como un hecho particular de la
corporalidad individual, esto es, como una experiencia en las vivencias del
individuo. No obstante el dolor no sólo se manifiesta como experiencia en la
sensación. El estudio algológico nos conduce a reflexionar sobre los matices que
el dolor ha cobrado para la estabilidad armónica de la humanidad en el mundo de
la vida.
El terreno de la tristeza, la pena, el sufrimiento, entre otros, puede ser producto del
dolor físico, pero aquellos no siempre son producto de éste. Es decir, si bien todo
dolor produce sufrimiento, no todo sufrimiento es producto del dolor. Entonces,
está bien decir que un profesional integral de la salud, no sólo debe preocuparse
por el dolor físico del su “paciente” sino por el sufrimiento, por la pena, por la
tristeza del mismo, pero cuando el sufrimiento no es causa del dolor físico, por
199
Ahora bien, del término αλγοσ griego se conforman los conceptos αλεστοσ,
αλαωτοσ y αλασατοσ el primero se traduce como: inolvidable, insuperable,
intolerable, insoportable e incesante; el segundo significa ceguera, y el tercero se
traduce como sal. Estos conceptos poseen la intencionalidad que el término αλγοσ
representaba para los griegos y que en últimas siguen significando para la
actualidad, pues el dolor lleva consigo la insuperabilidad, como lo decíamos
anteriormente, el sentimiento de impotencia; pero también le recuerda a la
humanidad que el dolor es el elemento que alerta a los seres vivos, parece ser
que estar vivo es tan inolvidable y a la vez tan insoportable como el dolor mismo,
la vida es dolorosa en su existencia misma. En este sentido podemos entender el
término αλασατοσ que significa sal, en su denotación peyorativa, el dolor es malo,
malo porque conduce al sufrimiento, a estados indeseables.
Teniendo en cuenta este panorama etimológico del dolor, tenemos que decir que
éste no sólo es una sensación, sino la conciencia de la sensación dolorosa misma,
esto es, el dolor es una Ubiestesia. El dolor como otras sensaciones por ejemplo:
la melancolía, de la cual dice Luisa Pfeiffer: “proviene del griego melaina cholè
(bilis negra) y coloquial mente significa el humor de un espíritu lleno de ideas
negras. El que pasa la noche en blanco lleno de ideas negras”93 Lo mismo que el
sufrimiento y la angustia, entre otros son sensaciones no sólo en el cuerpo físico
sino en el pneuma, término griego que significa soplo de vida, o como se dice en
alemán Stimmung que se traduce como ánimo, como espíritu, término este ultimo,
93
PFEIFFER, Maria Luisa. El Cuerpo Enfermo. Universidad de Buenos Aires. Revista Agora – papeles de
Filosofía. 1998. 17/1:137:149. p. 143
200
que puede tener varias lecturas y por ello lo omitimos. El cuerpo más que un ente
cósico es una ser anímico. La humanidad no sólo siente el mundo sino que
además es consciente de tales sensaciones, esto es, un cuerpo Ubiestésico.
Podemos afirmar, entonces, que el sufrimiento y la angustia entre otros son, por
decirlo románticamente, dolores del alma, las diferencias son grandes; el dolor
físico sólo se localiza en una parte del cuerpo, el dolor fragmenta el cuerpo,
mientras que el sufrimiento no se da en una parte del mismo, sino que el
sufrimiento y la angustia unifican el cuerpo; sería absurdo afirmar que tengo un
sufrimiento en el sartorio del muslo derecho, tengo que afirmar que estoy
padeciendo un sufrimiento, o que “tengo el alma fracturada”.
Cosas parecidas podríamos afirmar del sufrimiento, cuando una persona afirma
que sufre, está afirmando que hay elementos en su ánimo que no lo deja
armonizarse con la existencia misma. Una enfermedad es causa del sufrimiento
pero también lo es una relación en el co-estar de los sujetos con los otros y con el
medio. El sufrimiento es la resignación frente a la impotencia de poder trascender
en los éxtasis temporales de acuerdo con sus deseos y pasiones.
Podemos afirmar hasta aquí que el dolor como elemento psíquico es un campo
que exige la concepción de un hombre como una trascendencia, y no sólo como
un ente cósico. A nivel anímico el dolor es asimilado por la humanidad de muchas
formas, este elemento es, en últimas, el que da la posibilidad de leer el dolor
desde la angustia y el sufrimiento, entre otros como un elemento fundamental para
el comportamiento del hombre en el mundo de la vida.
94
HEIDEGGER, Martin. ¿Qué es Metafísica? Y otros Ensayos. Op. Cit. p. 52
202
punto vista cósico o fáctico, en este sentido decíamos que el dolor es una
sensación ínteroceptiva o nocicéptiva que se manifiesta localizada en el cuerpo. El
segundo numeral pensamos en el dolor como una ubiestesis, esto es, como la
localización consciente de la sensación en el cuerpo animado, en este sentido el
cuerpo no sólo era esa armadura muscular que se hace presente a la percepción
del mundo y de uno mismo, sino un cuerpo sintiente. En esta parte vamos a
penetrar en el concepto de cuerpo intersubjetivo o Inter.-corporal.
En este sentido, podemos afirmar que nuestra cultura es una cultura del dolor, en
donde la mayoría, si no todos sus significados están referidos por la exaltación del
dolor, el sufrimiento y la angustia, entre otros. En lo que sigue intentaremos
defender esta tesis, desde dos puntos específicos: la cultura de la corporalidad y
los medios de comunicación, especialmente los visuales.
Vi así mismo a Tántalo el cual padecía grandes tormentos, de pie en un lago, cuya
agua llegaba a la barba. Tenía sed y no conseguía tomar el agua y beber; cuantas
veces se bajaba el anciano con la intención de beber, otras tantas desaparecía el
agua absorbida por la tierra, la cual se mostraba negruzca en torno a sus pies y un
dios le secaba. Encima de él colgaban las frutas de altos árboles (perales, manzanos
de espléndidas pomas, higueras y verdes olivos); y cuando el viejo levantaba los
97
brazos, para cogerlas el viento se las llevaba a las sombrías nubes
95
Sí se quiere profundizar más en el tema de la Inter.-corporalidad y la Inter.-subjetividad, les recomiendo mí
libro “El Cuerpo a la Luz de la Fenomenología” Sobre todo el capitulo III.
96
MATURANA, Humberto y otros. Bioética la Calidad de Vida en el SIGLO XXI. Santafé de Bogotá:
Kimpres. Escuela Colombiana de Medicina. División de Ciencias Humanas. 1995. p. 102.
97
HOMERO. La Odisea. Barcelona: Bruguera. 1968. p. 227.
204
Para los griegos cultivar el cuerpo como la posibilidad de curarse del dolor es
parte de la academia misma, por esto el bienestar corporal también es parte de la
formación espiritual, nos dice Werner Jaeger: “es además anterior a la gimnasia
en el plano de los principios, pues si un cuerpo acto no es capaz de hacer con su
actitud que el alma sea buena y excelente, un espíritu escogido puede, por el
contrario, ayudar al cuerpo a perfeccionarse”99 Esto significa que en la época
clásica griega el cuerpo es aunado al pneuma, a lo anímico, el cuerpo deja de ser
ese ente contenedor de castigos y pasa a ser visto como un ser animado. El dolor
98
LAS MEJORES LEYENDAS MITOLÓGICAS. Recopiladas por José Repollés. Barcelona: Bruguera.
1978. p. 144.
99
JAEGER. Werner. Paideia Los Ideales de la Cultura Griega. México: F.C.E. Segunda Edición. 1994. p.
625.
205
100
PLATÓN. Apología de Sócrates. Los clásicos de Grecia y Roma. Santafé de Bogotá. Gredos S.A. 1993. p
58
206
Vivimos en una cultura de la imagen en donde el dolor se ha, por decirlo de alguna
forma, “satanizado” y el placer corporal se ha sacralizado. El cuerpo y el dolor
parecen plantearnos una paradoja en la actualidad, pues las tipificaciones
corporales que nos venden los medios de comunicación son cuerpos que están
ausentes del dolor, el dolor desaparece de la imagen corporal de los medios
101
FOUCAULT, Michel. El Nacimiento de la Clínica. Una Arqueología de la Mirada Médica. España: siglo
207
Aunque todavía la causa más frecuente de los seres humanos para visitar a un
profesional de la salud es el dolor, en nuestra época aparece otro estímulo, que no
podemos dejar de mencionar: la apariencia de la corporalidad ha hecho que el
profesional de la salud no sólo se preocupe por aliviar o bloquear el dolor, sino que
piense en la constitución estética de la corporalidad de la humanidad. Podemos
afirmar que estamos asistiendo a la aparición de un ser corporal nuevo, no un
hombre o una mujer nueva, sino a una apariencia diferente. Los transplantes
genéticos, la cultura plástica, estamos viviendo en una cultura antropoplástica.
Es indudable que nuestro tiempo está dominado por los significados que crean los
medios de comunicación y muy especialmente los visuales, estos significados se
convierten en el eje de la existencia misma en nuestra época. Dentro de los
significados que recrean los medios visuales está el concepto de cuerpo y el
concepto de dolor, o sufrimiento; estos elementos han sido sacados de la
intimidad humana y han empezado a ser parte de la vida comunitaria de tal forma
que se podría afirmar que los seres humanos han perdido su propiedad corporal.
En estos momentos, el cuerpo humano individual, pertenece a la sociedad y no a
quien lo vive, es decir, el hombre ha perdido la libertad autónoma de modelar su
cuerpo y ha dejado que la sociedad lo modele por él. Cosa parecida podríamos
afirmar del dolor: éste ha dejado de ser una expresión privada y se ha convertido
en una sensación colectiva.
102
MAINETTI, José A. Atropo - bioética. La Plata. Argentina: Quirón Editora. 1995. p. 117.
103
Ibid. p. 221.
104
Ibid. p. 122.
209
Podemos concluir que el dolor es un ente que habita no sólo en los individuos sino
también en la conciencia de los mismos y con mayor fuerza en la cultura. Y
aunque en este trabajo sólo nombramos unos cuantos puntos, es necesario
averiguar cómo el dolor cobra importancia en el contexto de la vida cotidiana, en el
significado de la muerte, que es en últimas el que le da sentido a la vida y por
tanto al dolor. También es interesante indagar cómo el dolor tiene un lugar
especial en las religiones, cómo se convierte en una arma política de poder. Este
trabajo por la brevedad de tiempo debe ser pospuesto. Por ahora nos interesa
hacer notar que los problemas del dolor como problema ético no sólo son un
terreno de los profesionales del área de la salud, sino que el fenómeno del dolor
tiene muchas incidencias sociales que contribuyen camuflar la realidad humana.
210
La tranquilidad.
La tranquilidad parece ser el estado que todo ser humano intenta perseguir, pero
también parece ser una acto que sólo tiene realidad en la fantasía, en lo soñado,
pues siempre que se cree estar en medio del trance, éste se escapa, pues estar
tranquilo, en una primera instancia, es no tener intranquilidades, no tener pre-
ocupaciones, lo cual es imposible y, si llegara a ser posible, sería la más grande
intranquilidad el no tener elementos para intranquilizarse, es decir, se estaría
intranquilo porque no se poseen intranquilidades. Parece que parte de la esencia
de la humanidad es siempre estar pre-ocupado, estar intranquilo.
Estar pre-ocupado, significa estar en otra cosa u otra labor antes de que ella
suceda, en otras palabras, es estar en lo no sido, en lo que todavía no tiene
realidad temporal, pre-ocuaparse es darse a la angustia en el ahora vivido por lo
que sólo existe en la fantasía presentificada de lo que no ha tenido un ahora
vivido, lo contrario sería vivir de ahora en ahora en la ocupación, des-preocupado,
pero ocupado en lo que la realidad brinda en el ahora vivido, esto sólo es la
realidad de los seres vivos no racionales, no humanos, pues el tener presente lo
no sido, pero lo por ser es preparación para lo que puede llegar a ser; pre-
ocuparse es prepararse, es cultivarse a sí mismo para el futuro, para el después;
pre-ocuparse es cultivarse, es estar alerta a lo que puede llegar a suceder, es
estar preparado.
En cambio lo que se señala en los textos de los primeros siglos – más que nuevas
prohibiciones sobre los actos – es la insistencia en la atención que conviene conceder
a uno mismo; es la modalidad, la amplitud, la permanencia, la exactitud de la vigilancia
que se pide; es la inquietud a propósito de todas las perturbaciones del cuerpo y del
105
alma que hay que evitar por medio de régimen austero.
“La insistencia en la atención que conviene conceder a uno mismo” dice Foucault,
y con razón, cuando uno revisa los textos de Séneca se puede dar cuenta de la
inquietud del autor por reivindicar el cultivo de sí. La pre-ocupación por la
austeridad, por la moderación, por el control sobre los placeres, son el eje sobre el
cual, según Foucault, gira la filosofía de los primeros siglos. Parece ser que el
auto-cuidado cobró mucho valor en una época en donde no era difícil abusar del
cuerpo, sobrepasar los placeres hasta el dolor mismo, por eso afirma Séneca
citando a Lucrecio: “Así cada uno huye de sí mismo, pero ¿de qué sirve sí no se
puede escapar? Uno se sigue a sí mismo, y a sí mismo se empuja como el más
molesto compañero de viaje”106
105
FOUCAULT. Michel. Historia de la Sexualidad. 3-la inquietud de sí. Bogotá. Colombia: Siglo XXI. 1987.
p. 41.
213
Todo ser humano vive en guardia frente a sí mismo, vive abierto a su propia
existencia pendiente de seleccionar entre aquello que le perturba el alma y aquello
que nutre la misma, de aquí que existan almas débiles y almas fuertes, almas que
se dejan fácilmente seducir y almas con talante, con porte. Los seres humanos
caminan en medio de las vivencias en actitud desiderativa. La voluntad es la
responsable del cuidarse de sí de la humanidad, pero esta volición hay que
106
SÉNECA, Lucio Anneo. De la brevedad de la Vida. de la tranquilidad del Alma. Madrid: Sarpe 1984. p.
145.
107
Ibid. 141
214
habituarla para que elija lo correcto y desprecie lo incorrecto que sólo le puede
traer pre-ocuapciones. Este habituar el alma exige unos medios de los cuales nos
dice Foucault son implementados por los filósofos de los principios de nuestra era.
Estos medios son técnicas que el yo utiliza para prepararse para la vida virtuosa,
son técnicas puesto que cada una de ellas se convierte en un medio que hay que
ejercitar todos los días hasta que su huella se convierta en parte inherente al sí
mismo, hasta que el alma se habitúe a cada una de ellas, hasta que toda
sensación se filtre inconscientemente por cada uno de estos medios. El fin de
estas técnicas del yo es la tranquilidad, el estado de armonía entre el yo y el
ánimo que habita en todo ser humano.
108
FOUCAULT. Michel. Historia de la Sexualidad. 3-la inquietud de sí. Op. Cit. p. 58.
109
Ibid. p. 60.
110
Ibid. p. 62.
111
Ibiden.
215
Estas técnicas podemos mirarlas como una pedagogía del yo que hay que
instruirlas, quizá por ello afirma Séneca: “a vivir en cambio, hay que estar
aprendiendo toda la vida, y, lo que quizá te sorprenda más, toda la vida hay que
estar aprendiendo a morir”112 Cultivar la vida virtuosa es la estructura de las
vivencias por medio de las técnicas del yo que contribuyen a la formación, pero
además, como afirma Séneca aprender a morir, la muerte es un punto de llegada
y hay que llegar de una forma tranquila, aunque nunca se vive demasiado como
para morir : “¿No es demasiado tarde para empezar a vivir cuando ya hay que
dejar la vida?”113.
112
SÉNECA, Lucio Anneo. De la brevedad de la Vida. Op. Cit. p. 33.
113
Ibid. p. 28.
114
Ibid. 37.
216
115
FOUCAULT. Michel. Historia de la Sexualidad. 3-la inquietud de sí. Op. Cit. p. 42
217
tiempo se considera deudor de nada, siendo así que éste es el único crédito que ni
siquiera el más agradecido puede restituir.”116
La inclusión del otro, el arribo del extraño a la existencia de mi “yo”, implica una
recontextualización del “cuidado y el cultivo de sí” pues la actuación del sujeto,
actor de acciones ya no está dirigida, solamente, sobre sí mismo, sino sobre sí
mismo a partir de los demás. Esta tesis implica como mínimo tres interrogantes:
¿cómo penetra el otro en el “yo” que se nombra a sí mismo?; ¿Qué obstáculos se
manifiestan en la común – unión?; Y por último: ¿cuáles son las implicaciones de
116
SÉNECA. Epístolas Morales a Lucilio. (Libros I-IX) Los Clásicos de Grecia y Roma. T. 13. Carta 1.
218
vivir desde los otros?. En lo que sigue intentaremos reflexionar sobre estos
elementos con lo cual pretendemos mostrar la existencia del otro en uno, en tanto
seres políticos en el mundo de la vida.
¿Cómo penetra el otro en el “yo” que se nombra a sí mismo? La existencia del otro
participa voluntaria o involuntariamente en la existencia de la totalidad, pues la
vida misma se teje a partir de los otros. El otro penetra en el yo, primero de una
forma sensorial, el conocer al otro implica, en una primera instancia identidad:
poder diferenciar a otro como un sujeto particular, único en tanto un momento del
universo, es la primera forma del saber del otro, existe una memoria de la
gramática del otro en tanto existencia somática en el mundo. Cada persona tiene
unas características particulares que hacen que su existencia sea particular y cada
persona posee una memoria de los otros, como lo advertíamos en el capítulo
sobre la mirada, también, podemos afirmar que existe una memoria semántica de
la cartografía somática de los individuos.
Aquí podemos afirmar que el otro no sólo penetra en nosotros de una forma
sensible, como presencia cósica en el mundo de la vida. El otro activa nuestros
sentimientos, nuestros valores nuestras emociones, nuestro ser; en esta medida el
co-estar de los sujetos en el mundo es la base del ser de la existencia de la
humanidad, por la existencia del otro es que nos constituimos como personas, por
el arribo del extraño a nuestra existencia es que podemos ser parte del mundo. La
co-habitabilidad, no sólo es el co-estar espacial en la naturaleza, la penetración
del otro no sólo se da de una forma material. Sino de una forma trascendental,
puesto que el otro no sólo nos penetra como cuerpo sino como presencia en
nuestra memoria, en nuestra añoranza, en nuestros sueños y aún en nuestra
angustia.
El otro existe y nos existe, como recordado en la media en que hace parte de
nuestra existencia, por ello la proximidad o la lejanía del otro no se teje solamente
como presencia material, sino como significado en nuestras vidas. El otro existe
habitando nuestra propia existencia como recuerdo y como fantasma, pues todo
acto ya implica la existencia del hombre social, la ausencia total de los otros es
imposible, en todo lo habitado de mi mundo existo yo como actor principal pues
soy el centro satelital de mi mismo. Pero este centro sólo puede serlo si hay otros
satélites en-de-rededor, sin ellos el centro no sería centro, sin ello el centro no
existe, sin los otros el yo no se podría nombrar, pues el existir sólo es posible a
partir de los otros no yo que conforman el yo de todas mis vivencias. Tal vez ésta
es una de las razones por las cuales afirma Séneca que : “La soledad nos corona
de hastío de la multitud, la multitud, del tedio de la soledad”117
Parece ser que si bien los seres humanos nos necesitamos los unos a los otros,
también parece ser cierto que a la vez necesitamos destruirnos entre nosotros
mismos, en esta medida el poder es uno de los obstáculos más predominante en
la común – unión de los sujetos en el mundo. El poder, entendido como la fuerza
que pone en marcha una realidad conforma la estructura de la política, pues en
117
SÉNECA. De la Brevedad de la vida. Madrid: Sarpe. 1984. 177.
118
SÉNECA. Epístolas Morales a Lucilio. Libro XV, 95. Argentina: Planeta De Agostini, S.A. 1996. p.
194.
220
Estas dos citas del siglo I y de siglo XVIII nos muestran el concepto de la
condición de sociabilidad insociable del hombre en el transcurrir de la historia por
ello podemos afirmar que vencer el obstáculo que conforma la expresión del poder
en la humanidad se logra mediante la conciencia del otro desde uno mismo, esto
es, pensar en el otro como en uno mismo, de aquí la expresión de Foucault: “La
racionalidad del gobierno de los otros es la misma que la racionalidad del gobierno
de uno mismo”121 . Pensar en el otro como en uno mismo, con criterios racionales,
implica tratar a los otros como se trataría uno mismo, en sentido racional, significa
hacer del otro, otro yo y jamás una persona en condiciones normales se haría
daño así mismo, por el contrario, cada individuo se gobierna a sí mismo con los
patrones que él cree mejor para cumplir sus fines, cada individuo vela por él
119
Op. Cit. Libros XVII-XVIII. 106. P. 261.
120
KANT, Emmanuel. Filosofía de la Historia. México. F.C.E. 1994. P. 50. La cursiva es del traductor que
respeta el original.
121
FOUCAULT. Michel. Historia de la Sexualidad. 3-la inquietud de sí. Bogotá. Colombia: Siglo XXI. 1987.
p, 87.
221
mismo y por el cultivo de sí, en esta medida cada individuo debe velar por el otro
como si él fuera uno mismo.
lo esencial de la actitud que hay que tener respecto de la actividad política debe
referirse al principio general de que lo que uno es, no lo es por el rango que ocupa, el
cargo que ejerce, el lugar donde se encuentra – por encima o por debajo de los
demás. Lo que uno es, y de lo que es preciso ocuparse como de un fin último, es un
principio que es singular en su manifestación en cada uno, pero universal por la forma
que reviste en todos y colectivo también por el lazo de comunidad que establece
122
entre los individuos .
¿Cuáles son las implicaciones de vivir desde los otros?. En una primera instancia
podemos advertir que el co-estar y el co-ser de los individuos implica una
experiencia de sociedad, esto es compartir intereses, valores y fines, etc., en este
sentido la incorporación de los otros en uno y de uno en los otros ya constituye
una sociedad, con fines correctos o incorrectos siempre existe una sociedad,
ahora bien, si esto es verdad entonces aparece el concepto de responsabilidad de
uno para todos y de todos para uno, de la misma forma aparece el concepto que
subyace a toda responsabilidad: la libertad y de una u otra forma, la estructura de
la moral. Sólo podemos pensar en la estructura del comportamiento humano con
122
Op. Cit. p. 91
222
Ser responsable es hacer frente como autor de los actos, no obstante, el hacer
frente lleva implícito la decisión de hacerlo o no hacerlo (responsabilidad e
irresponsabilidad) y la decisión es un problema de la determinación de la voluntad,
es decir de la libertad, como lo enunciábamos la libertad es la base del ser moral y
el ser moral solo es posible en sociedad, en la conciencia de la existencia de los
otros. La libertad es la esencia del ser humano “La apertura del comportamiento
como posibilidad interna de la exactitud se funda en la libertad”123 La libertad es la
posibilidad de la apertura, es la posibilidad de poder enfrentarse, por ello es la
liberación del ser para ser en los otros o frente a los otros como actor en sí mismo.
la libertad es la base de la moralidad y por ello la tranquilidad no depende de los
otros sino del portador de la libertad, de la responsabilidad del sujeto de
123
HEIDEGGER, Martín. Qué es Metafísica y otros Ensayos del Siglo Veinte. Buenos Aires. Siglo Veinte.
1988. 117,
223
La época que nos ha tocado vivir cada día se aleja más de la identidad de la
existencia en el mundo, cada día es más impermeable el traje que le hemos
puesto a la forma de darse el hombre al mundo de la realidad, cada día hay más
nubes y menos tierra. En esta época es más importante aparentar ser que ser,
aparentar conocer que conocer, mostrar tener que tener; sin embargo, esto no es
voluntad de los individuos en particular, esta es la manifestación a la cual estamos
sometidos, de una u otra forma, por la coacción social, política y económica;
nuestra vida ha dejado de ser propiedad nuestra y ha pasado a depender de los
sistemas en mención, los significados, las leyes y el dinero son elementos que
manipulan nuestra existencia, ya no vivimos para nosotros mismos, ahora vivimos
para un sistema que juega con nuestra condición humana.
En este sentido la ética, pensada como la forma que tienen los individuos de
conducir su propia vida, hay que pensarla como una manifestación que exige de
las personas mostrarse como no son; como la sociedad quiere que nos
mostremos, esto se da desde todos los escenarios en donde los seres hombres y
mujeres se dan al mundo de la vida. En otras palabras, la ética ha dejado de ser la
manifestación de las personas y ha pasado a ser una máscara para poder vivir
con los otros y desde los otros, el comportamiento se ha camuflado detrás de los
significados que nos impone el sistema, por esto en este trabajo intentamos
develar el sentido de la hipocresía, iniciando por nuestra condición que va desde
la animalidad a la humanidad y terminando con una aproximación a la tranquilidad.
otro como otro yo, con las mismas afecciones y sentimientos es la base de la
humanidad. La tranquilidad es un concepto que nombra un estado de los seres
humanos en el cual se manifiesta la despreocupación; la tranquilidad en sentido
estricto es imposible, pues estar pre-ocupado parece ser parte esencial de los
seres humanos; sin embargo la apariencia salva este presupuesto de la imagen la
cual sólo se consolida mostrando que estamos tranquilos, el mostrar, la máscara
que no ha de faltar en cada una de las situaciones en donde nos ubicamos o nos
ubica las circunstancias de la vida.
En este ámbito nos encontramos con los objetos, aquellos pequeñas, medianas y
grandes materias que hemos transformado, que hemos construido para manejar el
universo o para aparentar nuestra condición, el reloj de pulsera, el carro, el centro
comercial. Objetos que manipulamos y objetos que nos manipulan, objetos a los
que estamos sometidos y objetos que sometemos. Los objetos se convierten en
la disculpa preferida de las culturas para afincar las costumbres, los hábitos; el uso
de las armas, el maldito cepillo de dientes que me espera todos los días. Los
objetos no conocen de tiempo ni de espacio, no tienen libertad, nos
autosometemos a los objetos por las costumbres, por ello los objetos son
manifestaciones morales.
Dentro de todos estos elementos, que nos son los únicos, pero que son los que
hemos elegido en este librejo, nos encontramos con la esencia de la humanidad,
la libertad como el elemento que nos hace personas. Pero ¿hasta dónde la
libertad no es un ideal que habita en las nubes y que niega al hombre y a las
mujeres la tierra que pisa, la tierra que nos brinda la existencia? ¿hasta dónde la
libertad no es sólo para los dioses?, ideal al cual ningún hombre puede acercarse
por su condición de finito, de limitado, de mortal. Sólo nos queda la tranquilidad
que sí bien tampoco es real, tampoco es terrenal, porque habita al lado de la
libertad en las nubes, se nos manifiesta en forma de destellos al interior de la
227
BIBLIOGRAFÍA