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Liderazgo por la jornada de 8 horas:

En 1919 las condiciones laborales eran duras e intolerables, obligaban a los obreros a
soportar jornadas de 12, 14, 16 e ilimitadas horas, lo que atentaba a la salud ocupacional;
hasta ese entonces, solo los obreros portuarios habían logrado -por rúbrica del Presidente
Guillermo Billingust en 1913- el reconocimiento de la jornada de 8 horas, gracias a una
huelga conducida por Fernando Vera.

En enero de 1919 los obreros en huelga pidieron ayuda a la Federación de Estudiantes del
Perú -FEP-, Haya de la Torre lideró junto a Valentín Quesada Larrea y Bruno Bueno de la
Fuente la jornada de las 8 horas, formando el Frente Obrero Estudiantil, y que lo
conformaron de parte de los trabajadores Nicolás Gutarra, Adalberto Fonkén y Carlos Barba.
Las labores de embarques y desembarque en el Callao y el tráfico de trenes de la sierra
estaban paralizados, y la ciudad estaba sin alumbrado y sin tranvías.

Gracias a las garantías de libre reunión y discusión conseguidas por Haya de la Torre en su
conversación con el Ministro de aquella época, el Comité del Paro General se declaró en
sesión permanente. Mientras Haya de la Torre exponía a los trabajadores la gestión
estudiantil y la propuesta de mantenerse indeclinables y esperar el plazo pedido por el
Ministro, entraron los estudiantes Bueno y Quesada comunicando que el Comandante Juan
Gómez estaba emplazando ametralladoras. Haya de la Torre fue a encontrarse con el
Comandante quien le manifestó que no deseaba proceder contra los estudiantes y que
debían salir, dando un ultimátum a la asamblea obrera “levantan el paro o hago fuego” (1).

Haya de la Torre regresó a la Asamblea aconsejando resistir; así fue designado para asumir
la presidencia de la asamblea y salvar a los dirigentes obreros de la Fuerza; de esta forma
engañó al Comandante Gómez, entregándose como el que presidía la Asamblea.

La Fuerza cedió ante el líder estudiantil Haya de la Torre y al día siguiente luego de varias
redacciones para mantener la esencia del decreto, éste fue sancionado por el gobierno y
leído por Haya de la Torre en un silencio impresionante de los asambleístas y al finalizar
solo agregó “hemos triunfado compañeros”.(2)

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1. Obras Completas, Víctor Raúl Haya de la Torre Tomo 1, segunda edición, 1984, Editorial Juan Mejía Baca,
pág. 230.
2. Obras Completas, Víctor Raúl Haya de la Torre Tomo 1, segunda edición, 1984, Editorial Juan Mejía Baca,
pág. 236.

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