Horacio Silvestre Quiroga Forteza, nacido en Salto, Uruguay el 31 de diciembre
de 1878 y fallecido en Buenos Aires, Argentina el 19 de febrero de 1937, fue un narrador, cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo radicado en Argentina. Es considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos a menudo retratan a la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos, como enemiga del ser humano. Fue comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe. La vida de Quiroga fue marcada por la tragedia: su padre murió en un accidente de caza, su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando. Éste culminó su vida por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía cáncer de próstata. Entre sus obras más importantes se encuentran: Las medias de los flamencos, Más allá, La gallina degollada, El hijo, A la deriva, entre otros. El cuento “A la Deriva” narra la historia de un hombre que pisa una serpiente venenosa que lo muerde en el pie. Para evitar ser mordido de nuevo, éste la mata con su machete. Al regresar a su rancho, le pide a su esposa Dorotea que le dé caña, con la esperanza de que le sirva de antídoto del veneno, pero no obtiene ningún resultado. El hombre, llamado Paulino, decide entonces hacer un viaje con su canoa por el río, hacia el pueblo de Tacurú-Pucú en busca de ayuda. A mitad de camino, Paulino decide atracar en un orilla para pedirle ayuda a su compadre Alves, a quien llama con todas sus fuerzas pero no recibe ninguna respuesta. Regresa arrastrándose a su canoa para continuar con el viaje. Debido a la rigidez producida por el veneno de la serpiente, éste deja caer los remos, quedándose a la deriva. A medida que transcurría el viaje, sentía que el dolor y la sed disminuían y podía respirar mejor, lo que le daba la falsa esperanzas de que estaba mejorando. Finalmente, Paulino empieza a delirar mientras su canoa se mueve sin rumbo a lo largo de la corriente del río, estira los dedos de la mano y muere en la canoa, sin encontrar la ayuda que él tanto anhelaba. Como se puede observar en este cuento, el tema de la muerte obviamente viene directamente de la vida de Quiroga. La muerte no solo es inminente, sino que puede invocarse y hacerse presente a través del suicidio. La muerte en la jungla es un lugar común, una ley inexorable de la naturaleza, pero cuando sorprende al hombre en medio de la vida, su naturaleza es luchar heroicamente contra ella.