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Ciencias Politica Usac 2015 - El Objeto y
Ciencias Politica Usac 2015 - El Objeto y
Ciencias Politica Usac 2015 - El Objeto y
Textos
compilados por
Edgar A.
Marroquín
López, MSc., Coordinador del curso de Ciencia Política, impartido en la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala, enero de 2013.
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EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLÍTICA
* Esta publicación se hace con la debida autorización del autor para la Coordinación
del Curso de Ciencia Política, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
de San Carlos de Guatemala. Los fines son exclusivamente didácticos y sin ánimo de
lucro. Guatemala, junio del 2012.
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EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLÍTICA
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EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLÍTICA
CONTENIDO
Página
Presentación……………………………………………………………………………. 5
EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA CIENCIA POLITICA………………………… 7
1 LAS RELACIONES Y LAS LEYES SOCIALES............................................ 7
2 LAS CIENCIAS SOCIALES........................................................................ 8
3 EL OBJETO DE ESTUDIO DE A CIENCIA POLITICA........................ 9
3.1 LA POLITICA............................................................................................ 10
3.1.1 Origen del vocablo "Política"......................................................... 10
3.1.2 Evolución de la Ciencia Política....................................................... 12
3.1.3 Definición de Ciencia Política........................................................... 15
3.1.4 Otras concepciones de Ciencia Política........................................... 16
3.1.4.1 Concepción tradicional de Ciencia Política...................................... 16
3.1.4.2 La Política como ciencia del Estado............................................... 16
3.1.4.3 La Política como ciencia del poder…............................................ 17
3.1.5 Relaciones de la Política con la Economía, con las
clases sociales, grupos sociales y con el Estado……..…………… 18
3.1.5.1 Con la Economía……………………………………………………… 18
3.1.5.2 Con las clases y grupos sociales……………………………………. 20
3.1.5.3 Con el Estado………………………………………………………….. 22
3.2 LO POLÍTICO............................................................................................ 23
3.2.1 Naturaleza de Lo Político............................................................. 24
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PRESENTACIÓN
Este trabajo fue elaborado con el propósito de servir de apoyo teórico para el
desarrollo de los tópicos del programa del curso de Ciencia Política que se imparte en
sobre estos temas, como los temas compilados por el licenciado Ricardo Juárez Gudiel
(QEPD) y los apuntes del licenciado Carlos Flores Palacios (QEPD), así como otros
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3.1 LA POLÍTICA
Puede estudiarse desde dos puntos de vista: como práctica social y teoría. Como
práctica social, es la acción cotidiana, una relación permanente entre los seres humanos.
Es un proceso social, una acción de transformación de la sociedad, es una praxis social.
Como teoría, es una ciencia, es el reflejo en la mente de las personas, de la actividad
política. 8
7 ibíd. p.. 3
8 ibíd. p. 1.
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9 Sabine, George H. Historia de la Teoría Política. México, F.C.E., 8ª ed. 1982. p. 97.
10 Sabine, George H. op. cit. p. 96
11 Aristóteles. La Política. USAC. Facultad de Humanidades. Departamento de Filosofía. Notas fotocopiadas, s.n..t.
p. 1
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perfecta es la ciudad, compuesta por varias aldeas, que ha alcanzado, por así decirlo, el
más alto grado de suficiencia, naciendo sin duda por causa de la vida, pero existiendo por
causa del bienestar.
De todo esto, pues, que el hombre es por naturaleza un animal político y el que
vive sin ciudad por naturaleza y no por azar o es inferior o superior al hombre. El hombre
es el único animal que tiene palabra. La voz expresa el dolor y el placer y por eso
disponen también de ella los animales, ya que su naturaleza llega hasta sentir dolor y el
placer y expresárselo unos a otros, en cambio, la palabra está destinada a manifestar lo
útil y lo perjudicial, y en consecuencia, lo justo y lo injusto. Y justo es lo característico del
hombre frente a los demás animales, el tener él solo el sentido de lo bueno y lo malo, lo
justo y lo injusto; y es la comunidad de estas cosas la que hace la familia y la ciudad.
Por lo tanto, la ciudad es anterior, por naturaleza, a la familia y a cada uno de
nosotros, ya que el todo es necesariamente anterior a la parte; En efecto, destruido el
todo no habrá ni pie, ni mano, a no ser de un modo equívoco, como si llamáramos mano,
a una mano de piedra, porque, muerta la mano sería de esta especie. Así pues, existe en
todos una tendencia natural a esta asociación, pero el que primero la estableció fue la
causa de los mayores bienes, porque de la misma manera que el hombre perfeccionado
es el más excelente de los animales, así, apartado de la ley y la justicia es el peor de
todos.12
Karataev asevera que Aristóteles planteó diferencias entre la Política y la
Economía. “A diferencia de la Política, cuya misión es estudiar la organización estatal, la
Economía debe ocuparse de la administración de la hacienda esclavista”.13
Con el paso del tiempo, el término “Política” se ha ido matizando con otras
concepciones; sin embargo, el origen etimológico ha incidido en el significado tradicional
que se le ha dado, así en el diccionario de la Academia Española se lee: Política. "Arte de
gobernar y dar leyes y reglamentos para mantener la tranquilidad y seguridad públicas y
conservar el orden y buenas costumbres".
12 loc. cit.
13 Karataev Ryndina y otros. Historia de las Doctrinas Económicas. Traducido al español (del ruso) por
José Laín, México, Editorial Grijalbo 1964, volumen I, p. 28.
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al mismo tiempo. En el plano de las instituciones universitarias fue en los Estados Unidos
donde la Ciencia Política obtuvo primero el derecho de ciudadanía, a pesar de que se
intenta introducirla en varios países. Esto se explica por el adelanto en los Estados Unidos
de las técnicas de investigación.
Según este autor, fueron tres los motivos que incitan al reconocimiento oficial de la
Ciencia Política: Primero, el entusiasmo por las ciencias sociales que caracterizó la
segunda mitad del siglo XIX. La noción de Ciencia Política se fue precisando hasta que, a
fines del siglo XIX se hizo bastante clara. Por otra parte, el conjunto de las ciencias
sociales era, entonces, objeto de una admiración general. El entusiasmo por la ciencia se
volvía hacia los fenómenos sociales. La Ciencia Política fue favorecida por esta moda.
Segundo, los progresos de la libertad política. En este mismo sentido influyó el ambiente
de libertad de la época, es posible la discusión de los principios sobre los que descansan
el Estado y el poder; es más, esta posibilidad de libre discusión, es uno de sus principios
fundamentales. Los primeros esfuerzos para el reconocimiento oficial de la Ciencia
Política fueron hechos por los liberales. En Francia, por ejemplo, la expresión “ciencias
morales y políticas” fue utilizada por primera vez por Condocert, en su relación a la
convención sobre instrucción pública (1792).14 Tercero, el afán de una mayor eficacia
política y administrativa fue otro factor que llevó a institucionalizar la ciencia política. La
idea de formar administradores más capaces gracias a la Ciencia Política, se pone de
manifiesto en los proyectos de fundación de Facultades o Escuelas de Ciencia Política y
Administrativa en Francia entre 1819 y 1848; en la creación en París de la efímera
Escuela de Administración de 1948 - 1852; en el establecimiento de ‘’secciones de
ciencia política’’ en las universidades americanas alrededor de 1890. En 1872, Emile
Boutmy, funda en París la célebre Escuela Libre de Ciencias Políticas. La escuela se unió
a un fuerte movimiento ideológico que pretendía demostrar que la guerra de 1870 se
perdió a causa de la incapacidad técnica de los cuadros políticos y administrativos y, al
propio tiempo pretendió dar a un nuevo personal político, republicano, la formación
necesaria para la III República. La Escuela Libre de Ciencias Políticas se mantuvo fuera
de la Universidad.
La entrada oficial en las universidades no logró efectuarse en gran escala más que
en los Estados Unidos, entre 1890 y 1914. El hecho de que en América las Universidades
sean fundaciones privadas o instituciones municipales o locales facilitaron este
acontecimiento. Por otra parte, en un país nuevo en el que no existían tradiciones
universitarias era mucho más fácil ponerse de moda. Y por último la necesidad de formar
cuadros ante la inexperiencia del personal político.15
14 Juárez Ricardo. Introducción a la Ciencia Política. Selección de Textos. Guatemala, Imprenta Castillo 1978
pp. 34 - 40
15 Duverger, Maurice. op. cit pp. 39 - 40
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16 Caminal Badía Miquel. “La Política como Ciencia”. Introducción a la Ciencia Política, Compilación de Edna
Elizabeth Gonzáles Camargo, Ediciones Universitarias AYAN, 2001, p. 10
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de lo que los hombres han pensado, escrito y dicho sobre estas cuestiones"22 Para
Marcel Prelot, la Política es el conocimiento de todo Estado. Para George Jellinek los
términos Sciencie Politique, Sciencia Política, Political Sciencie abrazan el conjunto de la
ciencia del Estado.23
Esta concepción tiene una larga tradición histórica y se apoya en obras
sobresalientes del pensamiento político y se le pueden hacer las observaciones
siguientes: En primer lugar, no existe unidad de criterio entre quienes la sustentan,
respecto al concepto de Estado, existen muchísimas definiciones de Estado. En
segundo lugar, se tiene un concepto idealista del Estado, se le concibe como un ente
colocado por encima de los grupos sociales, incluso de origen divino. El Estado, sin
embargo, es una institución creada por la sociedad, que tiene una función relacionada
con los grupos sociales.
22 Meynaud Jean. Introducción a la Ciencia Política. Eidtorial Techos, España, 1971. pp. 70 y 71
23 Duverger, Maurice. Métodos de las Ciencias Sociales. Citado por Ricardo Juárez en Objeto de la Ciencia Política p.
7
24 Juárez Gudiel, Ricardo. "Objeto de la Ciencia Política". pp. 8 y 9
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aclarar que no se trata del poder en general, sino del poder que se ejerce desde el
aparato estatal, del poder político.
3.1.5 Relaciones de la Política con la Economía, con las clases sociales y grupos
sociales y con el Estado.
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de la humanidad y por otro lado, quienes obstaculizan la acción de esas leyes. Fuerzas
políticas progresistas y revolucionarias y fuerzas políticas conservadoras y
reaccionarias.26
Al respecto Cerroni insiste en la esencialidad de las categorías económicas para
una sistematización científica de las categorías políticas. La existencia de esta relación
sugiere que la Economía no es una mera técnica, sino precisamente Economía Política, o
sea Economía Social, de manera que sólo la coordinación sistemática de todas las
disciplinas sociales pueden reproducir intelectualmente el organismo articulado de la
sociedad y del Estado que deseamos conocer.27
Además de ello, se puede afirmar que la solución de los problemas económicos
requiere una visión política. La intervención del Estado en materia económica es
constante y el que se ocupa de las ciencias económicas lo debe tener muy presente. La
actividad dentro de las empresas e instituciones requiere la atención respecto del papel
del Estado en materia económica porque de una manera u otra, orienta la actividad de las
unidades y ramas productivas. A la acción, del Estado en el campo económico de
acuerdo a ciertos fines se le denomina Política Económica, Rosseti la define como "la
actuación deliberada del gobierno en el sentido de que se logren objetivos de naturaleza
económica"
Por ejemplo, las políticas impositivas o tributarias, tienen mucho que ver
con los costos, ganancias, precios de las empresas, pero no basta con modificar la
técnica de operar los impuestos sino prever la situación presente y futura de la
organización y saber el por qué de estos cambios para la toma de decisiones; Es una
necesidad expresa, elevar la carga tributaria en el país, en los acuerdos de paz se
establecía que para el año 2000 la carga tributaria debía incrementarse al 12%, pero hasta
el año 2010 esta meta no se ha cumplido. Este compromiso también implicaba bajar o
eliminar la evasión, elusión y defraudación tributarias.
También las decisiones sobre invertir, establecer los niveles de producción y
precios, están influenciados por el comportamiento de variables económicas como la tasa
de inflación, el tipo cambio, la tasa de interés; el Estado, si bien no las fija, las puede
regular. Una tasa de inflación moderada puede permitir prever los costos de la empresa,
los futuros precios, la readecuación de los salarios. El tipo de cambio afecta directamente
los costos de los insumos y bienes importados e incide en los precios en general. La tasa
de interés es una variable de mucho peso en la economía, afecta el costo de los
préstamos, mide los riesgos de invertir, incrementa los costos de los financiamientos
adquiridos sobre viviendas, vehículos, etc.; las tasas de interés pasivas muy bajas
26 ibíd. p. 11 y 12
27 Cerroni, Humberto. op. cit. p. 26 y 27
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29 Martínez Peláez, Severo. La Patria del Criollo. México, UAP, 1987 8ª ed. p.
271.
30 Afanasiev, Víctor G. op. cit. pp. 295 y 296
31 Poulantzas, Nicos y Harnecker Marta. Lucha de Clases, Poder Político y Estado. Bogotá Colombia, Editorial
Platón, s.f., p. 68
32 loc.cit. p. 70
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33 Nuñez Tenorio. "Qué es Política". Tema incluido en el texto Introducción a la Ciencia Política de Ricardo Juárez.
p. 9-16
34 loc. cit
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3.2 LO POLÍTICO
Se define lo político como el aparato jurídico político de una sociedad, la
superestructura jurídico política del Estado. Comprende dos realidades
superestructurales: 1) jurídica, que está constituida por el conjunto de normas destinadas
a reglamentar el funcionamiento de la sociedad. 2) La realidad política, el conjunto de
aparatos institucionales que conforman el Estado. Las normas jurídicas son elaboradas,
aprobadas, vigiladas por el Estado, así como el castigo a su alteración. Los propios
funcionarios del Estado, independientemente de su rango, están obligados a su estricto
cumplimiento. Sin embargo en países como Guatemala, a pesar de existir una amplia
legislación y reglamentación, tradicionalmente no se cumple; su alteración es constante.
Esto se hizo más evidente durante la época del conflicto armado, cuando el propio Estado
alteró el sistema legal, faltando a los más fundamentales derechos humanos. Esto generó
una ausencia de un "Estado de Derecho" por cuanto existía una constante violación a las
más altas normas de convivencia humana por diversos grupos. Se hace necesario ahora
construir un estado de derecho, es decir que se conviva de acuerdo a un marco legal.
Esta situación se ha prolongado; aunque ya se ha minimizado la violencia política, existe
en el país una ola alarmante de criminalidad, secuestros, robos, asesinatos, tráfico de
drogas, secuestros, extorsiones etc. Otros han tomado la justicia por su propia mano
como los linchamientos y esto también es una grave falta a la ley.
La ausencia de castigo a los que infringen de manera grave la ley ha implantado
una situación de impunidad. Debe tomarse en cuenta que muchos de estos problemas
tienen su explicación en la situación económica en que vive una gran parte de la población
guatemalteca. Para que el sistema en que nos desenvolvemos se desenvuelva de manera
regular, se deben acatar las leyes vigentes y que se aplique la justicia efectivamente.
Las decisiones estatales, la legislación, las acciones de gobierno que afectan a los
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RELACIONES DE LA POLÍTICA
CON
Nivel
político
Objetivo Subjetivo
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la vida material de la sociedad misma. Las ideas cambian al cambiar las condiciones de
vida de los hombres.” 53
Sin embargo, la conciencia social no refleja directa y repentinamente los cambios
que afectan al ser social. Algunas formas de la conciencia social no siempre
experimentan la influencia determinante de la base económica directamente, sino a través
de las relaciones político - sociales, por medio de intereses de clase y otras formas de la
conciencia social. Frecuentemente, algunas formas de la conciencia social de una época
dada conservan el contenido de las condiciones materiales de épocas pasadas, y otras
formas de la conciencia social se adelantan a las relaciones económicas predominantes o
se proyectan nuevas. De esa manera, aunque la vida espiritual se halla determinada por
la vida material, goza de una relativa autonomía.54
Se puede decir que las leyes del proceso ideológico son derivadas con respecto a
las leyes económicas. También es conveniente aclarar que la conciencia social no es un
mero efecto pasivo que se limite a reflejar el ser social, ya que permite a los hombres
modificar, transformar el medio social, es decir, dominar la necesidad histórica.
La categoría fundamental o constitutiva del materialismo histórico es la formación
económico social, se define como una sociedad históricamente determinada, basada en
determinadas relaciones sociales de producción. Esta categoría privilegia las relaciones
sociales de producción como determinantes en última instancia del desarrollo social.
El materialismo histórico es una base metodológica, objetiva y científica para el
estudio de las disciplinas sociales; tiene las características de ser explicativo, establece
una relación de causa y efecto en los fenómenos sociales, es crítico y además es una
guía para la acción, para la transformación, para el cambio, para el desarrollo de la
sociedad.
También se pueden señalar las siguientes razones para la anterior afirmación:
De manera explícita contiene una teoría acerca del método de estudio de los
fenómenos sociales.
Se basa en una concepción dialéctico materialista, que permite convertir al conjunto de
conocimientos que corresponde a cada ciencia social no sólo en un sistema (un todo
de elementos interrelacionados), sino en un sistema de conocimientos científicos (un
todo objetivo)
No tiene como fin justificar ni ocultar privilegios de clase social.
No es un sistema cerrado de postulados (practica la autocrítica y está dispuesto a
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Sensaciones
C Hábitos
O Psicología
N social
Carácter
C
I
E Conducta
N
C
I
A Concepciones
S Tradiciones
O
C
Cultura Educación
I
espiritual
A
L Ciencia
Arte
Ideología
S Instituciones
E
R
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1.2 EL POSITIVISMO
Es una tendencia filosófica - sociológica muy difundida en el mundo capitalista
actual. El positivismo filosófico es obra de Augusto Comte (1798 -1857), considera que la
vida social puede ser objeto de un conocimiento científico similar al que se aplica en el
campo de las ciencias naturales. Antes de este autor existía la idea de que los
fenómenos sociales no podían ser objeto de un estudio científico tal como ocurría con la
naturaleza.
Comte es el fundador de la sociología capitalista moderna y la intentó definir como
física social: la ciencia que tiene por objeto el estudio de los fenómenos sociales
considerados con el mismo espíritu que los astronómicos, los físicos, los químicos, o los
fisiológicos, es decir sujetos a leyes invariables, cuyo descubrimiento es el objeto especial
de investigación. Este resultado fue obtenido junto con el conde Henri de Sant-Simon
(1760 – 1825) y finalmente le llamó a esta disciplina: Sociología. 56
Concibe a la sociedad como un organismo y divide el desarrollo histórico del
pensamiento humano así como también las organizaciones sociales correlativas en tres
estadios:
1. El teológico: se explican los fenómenos de la naturaleza por la acción de los seres
sobrenaturales, dioses y demonios y al que corresponden las instituciones elementales
y homogéneas. En este período nacen las artes y predominan en la sociedad los
sacerdotes, guerreros y monarcas.
2. El estadio metafísico: se reemplazan a los seres sobrenaturales por esencias
abstractas, producto del pensamiento racional, con las cuales pretende conocer la
íntima realidad del mundo. Hay un predominio de la Filosofía y del Derecho, se
produce un desarrollo de las industrias y se establecen los Estados modernos.
3. El estadio positivo: en el que se limita el conocimiento del mundo a la comprobación
de las relaciones constantes entre los objetos y fenómenos mediante la observación y
la experimentación propias de las ciencias naturales, se rechaza el método de la
abstracción. El paso del estado teológico al metafísico y de éste al positivo va
acompañado por el cambio del modo teocrático militar de vida al del modo industrial.
Los cambios son particularmente, profundos en la vida social..57
El fundamento del positivismo es la negación del razonamiento teológico,
metafísico y lógico para conocer los objetos y fenómenos del mundo exterior. Comte limita
56 Timasheff, Nicolás S. La Teoría Sociológica. México, Fondo de Cultura Económica, 1997 Pág.36
57 Pokrovski. V. S. y Otros. Historia de la Ideas Políticas. México D.F. Editorial Grijalbo. 1966. P. 333
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1.2.1 EL ORGANICISMO
En 1859, Carlos Darwin da a conocer su obra "Del Origen de las Especies por
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Medio de la Selección Natural", en la cual expone sus tesis sobre la naturaleza, en la que
se da una selección natural para la reproducción de los seres vivos mediante la
supervivencia de los más aptos. Estas ideas contravienen las concepciones sobre la
creación de las especies y contribuyó a formar una cosmovisión para interpretar y explicar
los diversos fenómenos. A esta interpretación se le denominó organicismo, pues su
fundamentación estriba en que todo ser vivo tiene una evolución en su organismo, por lo
que se le conoce también como evolucionismo o darwinismo.
Esta corriente, constituye una versión del positivismo con énfasis en la
interpretación biológica. En el campo social, la sociedad se interpreta como un organismo
vivo, como un cuerpo social que dispone de un proceso constantemente evolutivo, en la
que también se da la selección natural y la supervivencia del más apto.
La aplicación de los principios darwinistas a las ciencias sociales fue realizada
principalmente por el filósofo y sociólogo inglés Herbert Spencer (1820 -1903). Es
considerado “El segundo padre fundador de la sociología”, asimiló rápidamente los
conceptos de Darwin con quien compartía muchos criterios. La verdadera base de la obra
de Spencer es la teoría de la evolución; en su publicación “Los Primeros Principios”,
formula tres leyes fundamentales: 1) la ley de la persistencia de la fuerza, la existencia de
una causa última que trasciende el conocimiento humano; 2) la ley de la indestructibilidad
de la materia y 3) la ley de la continuidad del movimiento. El resultado unitario de estas
leyes es la ley suprema de la evolución, que es una integración de materia y movimiento,
mediante la cual la materia pasa de una homogeneidad indefinida a una heterogeneidad
definida.62
El principio general más importante es el que afirma que existe una
interdependencia entre el todo y sus partes. El todo es la unidad orgánica del objeto
determinado que se compone de múltiples particularidades, las que interaccionadas
logran su evolución.
Otro de los principios generales es que los cuerpos vivos como las sociedades
presentan en su desarrollo un aumento minúsculo pero constante de su masa. En un
determinado momento se dividen o se hunden.
Todo organismo vivo mientras aumenta de tamaño, aumenta de estructura, pues
sus partes se multiplican y se diferencian. Lo mismo pasa con las sociedades, al
aumentar sus poblaciones, se dan divisiones y subdivisiones que aumentan la estructura.
En la medida que se multiplican las sociedades, las estructuras adquieren mayor
complejidad. Spencer afirma que en los organismos vivos además de presentarse
62 Ibíd. Pág. 49 - 52
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METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA
63 loc. cit
64 Flores Carlos, op. cit. pp. 3 y 4
65 Timasheff, Nicholas S. op. cit. p.. 244
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METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA
1.2.2 EL FUNCIONALISMO
Tiene influencias de los enfoques positivistas anteriores y es un desarrollo de ellos,
su máximo exponente es Talcott Parsons (1902 - 1979), considera a la sociedad como un
"organismo" con elementos que cumplen un determinado tipo de funciones. Se propone
explicar los fenómenos sociales en función de la parte que desempeñan en el
mantenimiento de la existencia de la sociedad. 66
La palabra función se refiere a la aportación que una parte hace a un todo, por
ejemplo a una sociedad, a una cultura. También puede designar las aportaciones que el
grupo hace a sus individuos o las de grupos grandes a grupos pequeños. El punto de
vista funcional se refiere frecuentemente a la importancia de la integración de las partes
en el todo o la interdependencia de las partes. La expresión “análisis funcional” se emplea
para indicar el estudio de fenómenos sociales como operaciones o efectos de estructuras
sociales específicas, tales como los sistemas de parentesco o los de clases por ello se la
llama también estructural funcionalismo.
Parsons define al sistema social como una pluralidad de actores individuales que
interactúan en su ambiente para obtener un óptimo de gratificaciones. También lo concibe
como una red de relaciones entre actores. 67
El funcionalismo constituye un modelo para el análisis sociológico, y parte del
criterio que en el organismo social, una multiplicidad de actores individuales, intercambian
actividades y cumplen roles en función del mantenimiento del sistema social.
En el sistema social las partes desempeñan funciones esenciales para la
subsistencia, expansión y fortalecimiento del todo, son interdependientes y están más o
menos integradas. Las categorías más importantes son las siguientes:
Interacción: Es la acción recíproca entre dos sujetos (ego y alter), entre una persona o
una institución o entre dos instituciones. La interacción tiende a suscitar reacciones
favorables del alter.
Sistema de valores: Constituye un sistema simbólico que orienta y motiva la interacción
social en términos de aprobación o rechazo. Este sistema de valores debe ser común a
todos los actores del sistema.
Orden Social: Existe la necesidad de mantener el equilibrio social e integrar a los sujetos
al sistema normativo compartido.
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Status: son las posiciones de acuerdo al nivel de vida de los actores. En el sistema social
existen diversidad de estratos.
Roles: son los papeles que cumplen las personas o grupos sobre la base de su posición
social (empresarios, gerentes, empleados, padres, hijos, profesores, estudiantes, etc.)
Los roles son funcionales cuando se dan de acuerdo al sistema de valores
compartido y disfuncionales en caso contrario, de esa manera se tienen sujetos integrados
o desadaptados al sistema respectivamente.
La disfuncionalidad es entendida por Parsons como una situación patológica que el
sistema deberá sancionar o erradicar. El funcionalismo presupone la existencia de un
sistema por naturaleza armónico, por lo que toda acción disfuncional tiene su origen en
una irregularidad del sistema. Se expresa en forma de un desacato a las normas
establecidas.
Las perturbaciones son introducidas al sistema, por lo que la sociedad deberá
hacer uso de medios para mantener el orden o equilibrio social. Entre estos medios se
tiene la socialización y el control social. El primero consiste en convertir al individuo en una
persona social, en integrarlo al sistema de valores dominante que constituyen las
expectativas normales de los demás (alter). Por el control social, se entiende, los medios
para "mantener en línea la gente, o sea toda acción típicamente esperada y aprobada
dentro del sistema social”. 68
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METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA
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METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA
EL SISTEMA POLITICO
QUE CUMPLEN O NO
LAS EXPECTATIVAS
DE LA POBLACIÓN
TRANSACCIONES
INTERCAMBIOS
MEDIO AMBIENTE
Social, y cultural.
Nacional, regional y mundial.
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1.3 EL CONSTRUCTIVISMO
Es una integración de diferentes tendencias de la investigación psicológica y
educativa, pero en la actualidad se aplica en diversos campos sociales. Es resultado de
aportes importantes de autores como Jean Piaget , Lev Vygotsky David Ausubel y
Jerome Bruner.73
Constituye un paradigma para la investigación social, se preocupa no de temas
macrosociales sino de problemas concretos, y que afectan a determinadas
organizaciones o comunidades. Sirve de base para la investigación cualitativa, es
decir, aquella que estudia la calidad de las actividades, relaciones, asuntos medios
materiales en una determinada situación o problema. También se utiliza en
investigaciones etnográficas (que se realizan para conocer la cultura de ciertas
comunidades).
El constructivismo, en lo que se refiere a la interpretación de la realidad, se ubica
entre el realismo histórico y el relativismo. El realismo histórico considera una realidad
construida históricamente, aunque cambiante y contingente, está determinada por una
serie de factores sociales y condiciona la vida de los seres humanos. El relativismo
acepta la existencia de múltiples realidades sociales, por un lado, por las diferentes
condiciones históricas en que se desenvuelven los grupos sociales y por otro, las
diversas perspectivas subjetivas desde las que se interpreta la realidad.
El constructivismo admite la diferente identidad entre el hecho social y su
significado, pero también acepta que las interpretaciones subjetivas de los hechos
como los hechos mismos, tienen la misma importancia y concluye que la realidad es un
cúmulo de redes objetivas y subjetivas. No existe, entonces, una realidad única sino
múltiples realidades de acuerdo a los diversos puntos de vista que poseen los
individuos o los grupos.74
En lo que concierne a la relación entre el sujeto y la realidad que se estudia
(plano epistemológico), entre ambos existe una mutua interacción y el conocimiento se
considera producto del desarrollo de habilidades, de los valores y propósitos del sujeto
así como también de las condiciones materiales y profesionales que lo motivan. De tal
manera el conocimiento no es un mero reflejo del mundo que se observa.
73 Parica Ramos, A. T.; Liendo Bruno, F.J. Y Abancin Ospina, R. A.. Teoría del constructivismo social de Lev Vygotsky en comparación con
la teoría de Jean Pieaget.. 2005. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educación, p. 5.
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Existe entre el conocimiento y la realidad social una relación dialéctica, así como
entre el individuo y esa realidad social; por un lado el individuo es producto del mundo
social, al mismo tiempo el mundo social es producto de las acciones humanas.
Este enfoque no pretende descubrir o producir leyes o generalizaciones fuera
del contexto, pues los postulados en las ciencias están referidas a determinadas
condiciones e interpretadas de acuerdo a ciertos contextos, por lo tanto, no se busca la
predicción ni el control.
Este enfoque, se preocupa, además, de los aspectos comunes, de los
singulares, rechaza la idea que las categorías construidas sobre la base de factores
comunes que se consideran constituyen toda la realidad y que la realidad sea reducida
a categorías. Las realidades sociales siempre manifiestan matices específicos.
Las teorías se utilizan como herramientas conceptuales para intervenir en la
realidad, como instrumentos de deliberación. Los conocimientos resultantes de otras
investigaciones se convierten en hipótesis de trabajo y no como proposiciones para
explicar la realidad.
El constructivismo, metodológicamente, presenta como objetivo fundamental,
construir un conocimiento de la realidad altamente consensuado y fundamentado. Para
ello se recomienda utilizar una multiplicidad de métodos, pero preferentemente la
combinación de la inducción y deducción para relacionar constantemente las teorías o
hipótesis de trabajo con los datos y acontecimientos.
No pretende comprobar hipótesis ni establecer o descubrir leyes. Todas las
variables intervinientes son tomadas en cuenta, es importante encontrar los puntos
focales, elaborar prioridades. Todos los resultados previsibles o no, deben tomarse en
cuenta para interpretar la realidad natural o social, del aula o lugar de trabajo.
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BIBLIOGRAFÍA
Parica Ramos, A. T.; Liendo Bruno, F.J. Y Abancin Ospina, R. A.. Teoría del
constructivismo social de Lev Vygotsky en comparación con la teoría de Jean Pieaget..
Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades.y Educación. 2005.
Pérez Gómez, A.. y Sola Fernández M. Investigación e Innovación en la Formación del
Profesorado. El Salvador, Ministerio de Educación, 2004.
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EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CIENCIA POLITICA *
* Tomado de la edición original por la Coordinación del curso de Ciencia Política, con fines
exclusivamente didácticos y sin ánimo de lucro, para su desarrollo como parte de los temas del curso
referido, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Guatemala, junio de 2011.
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CONTENIDO
Página.
La periodización……………………………………………………………………………….. 49
1. Etapa Antigua……………………………………………………………………………….. 51
A. Platón (427-347 a.c.)………………………………………………………………………… 51
B. Aristóteles (384-322 a.c.)……………………………………………………………………. 54
2. Etapa medieval……………………………………………………………………………… 56
A. El orden medieval ……………………………………………………………………………. 58
B. Teorías políticas……………………………………………………………………………… 63
3. Etapa Moderna............................................................................................................. 65
3.1 Época de la desintegración del feudalismo
en los siglos XV y XVI………………………………………………………………………. 65
A. Hechos económicos y políticos más importantes………………………………………… 66
B. Teorías políticas……………………………………………………………………………… 69
Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527)…………………………………………………….. 70
Juan Bodin (1530-1596)………………………………………………………………… 75
4. Etapa Contemporánea................................................................................................ 87
4.1 Evolución del capitalismo hasta mediados del siglo XIX ……………………………….. 88
A. Augusto Comte (1738-1857)……………………………………………………………….. 89
B. Alexis de Tocqueville (1804 – 1859)………………………………………………………. 97
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4.4 Desarrollo del Marxismo ………………………………………………………………….. 123
A. La Teoría Política de Marx ………………………………………………………………….. 126
B. El Socialismo de 1870 a fines del siglo XX y principios del siglo XXI…………………134
B.1 De 1870 A 1914………………………………………………………………….. 134
B.2 El siglo XX………………………………………………………………………… 135
B.3 El siglo XXI……………………………………………………………………….. 136
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La periodización
Maurice Duverger divide el desarrollo histórico de la ciencia política en dos períodos: la
prehistoria y la historia de la Ciencia Política. La primera, según él, se extiende desde los
orígenes de la humanidad hasta final del siglo XIX y calificarla de prehistoria no es un juicio de
valor, porque, aunque algunas de sus obras son de primer orden, no se estudiaba
objetivamente el poder, los problemas políticos “eran” estudiados desde el punto de vista moral
(se trata de justificar una forma de poder, considerada “buena” y vilipendiar otra, considerada
“mala”) y sólo algunos hombres excepcionales, según él, descartan el método deductivo, que
partía de juicios a priori, para inclinarse por la observación de los hechos. Aristóteles,
Maquiavelo, Bodín y Montesquieu son para Duverger los cuatro grandes de la prehistoria y
entre los autores que hacen salir a la Ciencia Política de su prehistoria están Augusto Comte,
Alexis de Tocqueville y K. Marx.
Por lo tanto, no sólo su enfoque es positivista y él mismo no deja de emplear juicios de valor
sino le hizo falta una observación histórica, pues a pesar de su desarrollo, en el marxismo
posterior al de Marx, uno de sus rasgos más importantes fue la adopción del fanatismo y del
dogmatismo (voluntarismo), en mayor o menor grado, en todas sus tendencias y lo cual puede
comprobarse en los fracasos que ha tenido que padecer el movimiento obrero y por lo cual
consideramos realizada una extensión de la prehistoria dentro de la historia.
Siguiendo la división de Duverger, desde nuestro punto de vista, la historia de la Ciencia Política
parte del aparecimiento del marxismo, a mediados del siglo XIX, debido a que anteriormente
predominaba el idealismo en el estudio de los fenómenos sociales y las teorías burguesas, al
igual que ahora, ocultaban y justificaban los privilegios de la clase dominante, con lo cual las
teorías sociales se matizan de un carácter anticientífico y los descubrimientos científicos
constituían hechos aislados, que no llegaban a ser verdaderas ciencias, o sea, sistemas de
conocimientos científicos. La periodización de Duverger tiene el mérito de descubrir a la mayor
parte de los autores y precursores más importantes de la Ciencia Política y tiene el mérito de
presentar en forma muy simple (dicotómica) el desarrollo histórico de la Ciencia Política, pues a
partir de su dicotomía puede encontrarse el término medio, o sea, la reproducción de la doctrina
burguesa y del dogmatismo marxista, durante la historia de la Ciencia Política.
A pesar de ello, y no tanto porque el pensamiento político no se inicia desde los orígenes de la
humanidad, consideramos que no debe emplearse esta división dicotómica (en sólo dos
períodos) para realizar el análisis del desarrollo histórico de la Ciencia Política, pues tanto la
historia como la prehistoria tienen elementos científicos y no científicos, aunque en la segunda,
al menos dentro del marxismo, llegaron a predominar los elementos científicos, y porque la
ciencia consiste en una aproximación a la realidad económico – social, de tal manera que
teniendo en cuenta su desarrollo es recomendable el empleo de cuatro etapas de análisis
(antigua, medieval, moderna y contemporánea), adoptadas de manera general para realizar
análisis históricos y diferenciados en consonancia con el desarrollo y evolución de los modos de
producción, que han sido el objetivo principal de las luchas ideológicas y políticas.
Debemos indicar que no consideramos que el pensamiento político se inicie desde los orígenes
de la humanidad, porque tal pensamiento lo consideramos relativo al poder de clase y que, en
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consecuencia, nazca en el planeta, en forma desigual, con el proceso de formación de las
clases (y del Estado). En relación a este criterio, consideramos que distintas formas de poder
existentes en la vida social precedieron a su forma política y debemos reconocer que durante la
etapa antigua, en Europa Occidental, el objeto principal de nuestro análisis, no sólo se realizaba
el esclavismo (sino también, como hasta la fecha, resabios inevitables de la comunidad
primitiva, del modo de producción germano y del asiático), pero, a pesar de que tratamos el
estudio del desarrollo histórico de la ciencia política, la periodización adoptada comprende, en
realidad, una historia que es muy reciente de la humanidad y que periodiza sobre todo, la
historia de la civilización, existente a partir del aparecimiento de la escritura, dentro de la
tecnología de producción de los procesos mentales, aunque ello, desde luego, no imposibilita su
análisis científico, con fundamento en el conocimiento de la realidad económico – social.
El tema tratado requiere mucho esfuerzo de investigación, que esperamos evitar, al menos en
alguna medida al lector y al apreciar su complejidad es necesario considerar los siguientes
hechos:
b) Generalmente son muy extensos los tratados sobre la historia de las ideas políticas que
deben consultarse y es muy extensa la producción de cada autor en la historia del
pensamiento político y generalmente referido a la propia realidad política del autor.
Para recorrer la obra teórica de la humanidad en materia política, sin embargo, no nos
encontramos ante una utopía y a pesar del gran esfuerzo que implica su análisis y que
generalmente comprende varios años, los tratados de teorías políticas y de historia de las ideas
políticas simplifican en mucho el problema y para lo cual es necesario adecuar el método de la
abstracción, del análisis crítico y de la observación, de tal manera que podamos cotejar sus
coincidencias y desacuerdos, formulados en sus generalizaciones.
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1. ETAPA ANTIGUA
Nuestro objetivo de estudio de la etapa antigua se limita a la Grecia antigua, pues bajo el influjo
del medio oriente y del norte del África, los orígenes de la ciencia moderna y de nuestra cultura
occidental se encuentran en ella, debido a que militarmente fue conquistada por Roma, pero la
vencedora es conquistada culturalmente por la vencida y ello dará origen a la cultura del imperio
romano, por medio del cual se uniforma la cultura occidental, a través del alfabeto latino.
Estos rasgos esenciales de la ideología de la clase dominante de la antigua Grecia tienen como
causa principal la necesidad de reproducir el modo esclavista de producción y, en condiciones
de esclavitud, los esclavos, como tales, no formularon, o sea, no elaboraron teorías políticas en
forma escrita, pero su forma de pensar (su ideología) se refleja en la lucha de clases: las
rebeliones de esclavos. O sea, estaban descontentos con el régimen esclavista imperante.
En las doctrinas políticas de la clase dominante de la antigua Grecia, han destacado, por su
fama, las doctrinas de Platón y de Aristóteles.
Platón era un ideólogo de la nobleza esclavista griega: del lado de su padre descendía del rey
Kodros y su madre descendía de la familia del rey Solón.
Sus obras mas famosas de teoría política son “La República” y ~'Las leyes” y varios autores lo
consideran el máximo representante del idealismo objetivo de la antigüedad.
El idealismo objetivo de Platón consiste en que, según él, existen dos mundos: el mundo
terrenal de las cosas sensibles que perciben nuestros sentidos y el mundo de las ideas. Así,
para Platón las cosas sensibles del mundo terrenal que perciben nuestros sentidos no tienen
realidad auténtica, sine solo son un pálido reflejo del mundo real, del mundo de las ideas.
En Platón, el mundo terrenal es una obra de Dios de carácter imperfecto, caduco o mutante (las
cosas dejan de ser lo que son) y caracterizado por la apariencia, a causa de su materialidad, o
sea, a causa de haber sido hecho en la materia eterna. En cambio, el mundo de las ideas es
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perfecto y, por ello, no cambian las ideas acerca de las cosas, sino tienen una existencia
objetiva en su propio mundo, o sea, en el topos uranos. Para Platón, en el hombre estas ideas,
o sea, el conocimiento humano, no es otra cosa que la reminiscencia o recuerdo del alma,
cuando habitaba el mundo de las ideas. Así, el carácter aparencial del mundo material lleva a
Platón a exagerar la realidad del mundo de las ideas y a convertirlo en uno de los máximos
representantes del idealismo objetivo en la historia de la filosofía.
Por lo tanto, una de las causas del idealismo objetivo de Platón consiste en que para él la
realidad y, sobre todo, la realidad social que debe existir y que concibe en su pensamiento no
corresponde al mundo terrenal de las cosas sensibles que perciben nuestros sentidos, de lo
cual dedujo que el mundo terrenal solo es un pálido reflejo del mundo de las ideas.
En su teoría política, Platón es un moralista, que se preocupa que la política, tenga por objetivo
alcanzar el mejor gobierno posible, así:
a) Según él, el objetivo de su teoría política es la justicia, el bien general, o sea, como afirma
Catlin, “eticiza su política” y coloca a la ciencia política en una senda enteramente moralista que
dura dos mil años (aunque, en realidad, abarca y trasciende al propio Maquiavelo).
b) Para ello, busca una organización de la sociedad que sea un acercamiento del mundo
terrenal al mundo de las ideas. O sea, para él, “la política debe ser la organización mundana de
una verdad ultramundana”, como afirma U. Cerroni.
c) Por lo cual es partidario de la sofocracia y concibe la política como sapiencia, o sea, los
sabios deben hacerse reyes y los reyes hacerse sabios.
Sin embargo, en “Las-leyes”, que según Platón es una obra destinada a poner en práctica su
proyecto descrito en “La República”, abandona en lo esencial la sofocracia, que el mismo
considera digna de ser alcanzada, pero inalcanzable, debido a su perfección y reconoce que
estaría ideado mas bien para dioses o hijos de dioses, que para seres del mundo terrenal, o
sea, imperfecto.
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Platón rechazaba la democracia y abandona el proyecto descrito en “La República”, a través de
un Gobierno, bajo la dirección de un consejo de ancianos (sabios en “La República”) elegidos
para gobernar, en que los militares se convertirían en propietarios, sin comunismo de las
mujeres, o sea, con su familia propia (se trataba para Platón de una forma intermedia de
Gobierno entre la democracia ateniense y la monarquía persa).
En su obra “Desarrollo Histórico del Pensamiento Político”, según Rubén Salazar Mallén, la
concepci6n aristocrática de Platón no se basa en la aristocracia de la riqueza, sino en la
aristocracia del talento, pero debe argüirse que ello sería meramente formal, pues los
propietarios reales serían los sabios, de haberse puesto en práctica lo que se le ocurrió a
Platón, y sus propietarios formales serían los campesinos y artesanos, pero en condición
relativamente privilegiada frente a los esclavos, bajo la propiedad social y real de la clase de los
sabios y, por lo tanto, innecesariamente privada o particular.
“La República” de Platón, como forma de Estado (y de Gobierno) tiene como característica muy
especial, que no es una democracia, o sea, no pretendió que fuera un Gobierno del pueblo, sino
el Gobierno de los mejores, por medio de una forma republicana de gobierno y realizada a
través de la elección de los gobernantes.
Platón Alega a descubrir que su imagen de un Estado en que todos cumplen sus deberes o
funciones para lograr el bienestar general tiene un carácter utópico y solo constituye un objetivo
social, pero esta imagen es el resultado de su enfoque filosófico, en el cual los sabios son
quienes mas recuerdan el mundo de las ideas y en tanto en ese mundo la idea suprema es el
bien y forma parte de la naturaleza de Dios. A pesar de ello, esta teoría desarrollada en “La
República” no logra en “Las leyes” humanizar la obra de Dios en la tierra, mediante la condena
de la esclavitud. Por el contrario, deja definitivamente caracterizado el mundo terrenal como
imperfecto y que constituye una noción que todavía reproduce el pensamiento religioso y que a
no dudar tiene influjo platónico por el desarrollo y discusión del neo platonismo, durante la
formación del pensamiento cristiano como ideología dominante.
Con la caída del mundo social en el mal, o sea, en la oligarquía, la democracia y la tiranía, la
construcción de imitación en el mundo terreno a imagen del mundo de las ideas cayó en
degradaci6n y al observar tal caída , la solución filosófica que “descubrió” Platón fue la de
reconocer la separación de los dos mundos, de tal manera que no concedió importancia a la
reminiscencia de cosas terrenales, que tan solo son, en su doctrina, el estímulo para
reminiscencias del mundo de las ideas, y llega a presentar el mundo terrenal como castigo y al
castigo como algo eterno, de tal forma que con su creación no se pretendió forma alguna de
perfección, sino lo contrario, pues en él las almas tienen un descenso al castigo y al final de “La
República” describe un juicio de almas, para la asignación de premios y castigos y, por ello,
considera que la filosofía y la vida social deben ser una preparación para la muerte, pero evita
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la formulación de una creación intencionada de perfección (Adán y Eva en el paraíso), que
resulta en creación de imperfección divina, por acción diabólica.
En Platón, el bien es castigo en el mundo terrenal y el mal es acción, dentro o fuera de éste,
pero la mala acción tiene solución con el descenso del alma al mundo terreno. O sea, formuló
un idealismo objetivo, con mayor rigor lógico que el del cristianismo, por lo cual no carece de
mérito el considerarlo el máximo representante del idealismo objetivo de la antigüedad, en la
historia de la cultura occidental, pero su doctrina careció del humanismo del cristianismo, que
condenó al infierno al esclavista, sin afectar sus privilegios terrenales. Con este humanismo
triunfó sobre el platonismo, tanto por la naturaleza de su predicación (dar al César lo que es del
César y dar a Dios lo que es de Dios), que buscaba la superación del conflicto social, como por
el hecho que este conflicto social llegó a ser muy agudo, conoció en la práctica social formas de
vida superiores al esclavismo y conduce a adoptar el cristianismo como religión oficial del
imperio esclavista romano, pero esta distinción lleva al abandono de prescripciones bíblicas, a
justificar la esclavitud, bajo el influjo de Platón, durante la época de los padres de la iglesia, y
también de Aristóteles, durante la escolástica medieval.
En todo caso, con la evolución del idealismo objetivo, “La Biblia” y el pensamiento religioso han
sido objeto de múltiples interpretaciones y han dado lugar a muchas sectas. Más de 3000 se
encuentran autorizadas actualmente en la República de México, de tal forma que con esta
diversidad de pensamientos resulta muy difícil el conocimiento de la realidad social y lograr la
construcción de una mayor felicidad terrenal, principalmente cuando se sigue prescribiendo el
sufrimiento terrenal como castigo y como derecho a la felicidad eterna y se reproduce un sin fin
de intransigencias innecesarias, en todas las direcciones políticas, aun cuando no se debe
negar ni se puede evitar la lucha de los seres humanos para superar sus problemas.
Aristóteles es considerado el creador de la lógica formal y que para Kant no había avanzado un
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paso después de su creador, pero aunque en su método de estudio es menos idealista que
Platón, también es un pensador monoteísta (o mas bien desarrolla el pensamiento monoteísta
de su maestro, porque Platón aceptaba la posibilidad de existencia de dioses menores, pero el
Dios de Aristóteles es un ser limitado a contemplar su perfección y que solo sirve al ser humano
de modelo abstracto para moverse a su perfección) y como él defiende la esclavitud y la
considera como algo necesario y natural. En “La Política” se refiere a los esclavos como seres
inferiores que deben obedecer a quienes han nacido para mandar y como seres que incluso
llegan a amar la esclavitud.
c) Es decir, para Duverger, Platón observa poco los hechos y define la imagen del buen
Gobierno mediante reflexión interior (usando el método de la abstracción), mientras Aristóteles
lo busca empleando el método experimental, a través de la observación de todas las formas de
Estado que le fue posible examinar según Aristóteles, debe estudiarse cada pueblo para
determinar la forma de Gobierno que le corresponde, pero concluye en que los pobres son por
todas partes la inmensa mayoría, que la verdadera diferencia entre oligarquía y democracia
consiste en que la primera es el gobierno de los ricos y la segunda es el gobierno de los pobres,
de tal manera que la mejor sería la forma de Estado que logre el predominio de la clase media,
entre hombres libres, y, como Platón, excluye del derecho a voto y a la constitución del Estado
a campesinos, artesanos y comerciantes con lo cual también concluye en otro Estado ideal e
intermedio).
d) Logrando una mayor penetración en el estudio de la vida social que la de su maestro (que
también se ocupa del estudio de las clases sociales), Aristóteles utiliza en forma incipiente la
teoría de la lucha de clases para explicar la historia griega, indicando que los cambios en la
organización política de Atenas se debieron a la lucha entre nobles y plebeyos, o sea, entre
ricos y pobres, con lo cual puede decirse que Aristóteles penetró al campo de la historia, con
mas aproximaci6n que Platón.
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explicaciones causales satisfactorias acerca de la vida social.
En su obra “Breve Historia del Pensamiento Antiguo”, Rodolfo Mondolfo sostiene que Aristóteles
esboza los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial). Desafortunadamente su
indicación carece de referencia al pensamiento de Montesquieu y no precisa si se trata de una
propuesta política o de una observación de Aristóteles. En todo caso, ello nos indica que el
problema de los tres poderes es connatural a la organización de todo Estado y de atención
indispensable para el perfeccionamiento de la administración pública.
2. ETAPA MEDIEVAL
La etapa medieval es el período de la historia humana que va de la caída del imperio romano de
occidente en poder de los bárbaros germanos, en el año 476, hasta la caída de Constantinopla,
capital del imperio romano del oriente, en poder de los turcos, en el año 1453. Muchos autores
prolongan esta etapa hasta el “descubrimiento” de América, en el año de 1492, y, algunos
autores, principalmente de la escuela soviética, la prolongan hasta la revolución burguesa en
Inglaterra. Sin embargo, se caracteriza más unitariamente a esta etapa prolongándola
solamente hasta el año de 1453 y empleando, para ello, la delimitación que, entre otros autores,
realizan 0. Secco Ellauri y Pedro D. Baridón.
Marx, en sus análisis, se ocupa, desde luego, de esta realidad y llega, a calificar de germana a
la etapa medieval y, en consecuencia, hace referencia a un tipo o modo de vida germano, que
considera derivado de la Comunidad primitiva, mediante un análisis que ciertamente resulta
poco claro, pero que no había depurado para destinarlo a la publicación (“Formaciones
económicas precapitalistas”), aunque fundamental para el estudio de la etapa medieval,
principalmente para superar el problema de que se han argüido dificultades de conocimiento
acerca del origen, desarrollo y operación del feudalismo en esta etapa.
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occidente.
Aún en la antigua Grecia, durante la época pre-socrática del pensamiento filosófico, la clase
dominante griega ya había percibido el carácter anti - humano del esclavismo y frecuentemente
era manifestado en expresiones artísticas y en pensamientos filosóficos, aunque de forma muy
asistemática y con un carácter anti-esclavista muy limitado.
El feudalismo representó un gran progreso, pues a cambio de pagar la renta de la tierra (en
trabajo, en especie o en dinero) al esclavo se le dio tierra en usufructo, de tal manera que la
producción pudo desarrollarse con menos conflictos y en forma menos anti-humana.
El cristianismo bendijo a este proceso y llegó a convertirse en la ideología dominante de
la etapa medieval, pero la filosofía sufrió con él un retroceso científico, pues la explicación
razonada del hombre acerca de los hechos de su vida fue sustituida por el predominio de una
explicación dogmática (a través de una dominación deliberadamente religiosa). Más
exactamente, teniendo en cuenta la idea de los 'pensadores cristianos de considerar a la
filosofía como sirvienta de la teología, la filosofía sufre un retroceso, pues su carácter racional
se orientó a “demostrar” la divinidad de los dogmas religiosos y no a la explicación de la
realidad objetiva.
Así, por ejemplo, el pensamiento de Sócrates constituye un antecedente muy importante de los
descubrimientos metodológicos que realizará el marxismo en la posteridad (para conocer
fácilmente este aspecto del pensamiento socrático es recomendable consultar la “Historia de las
Ideas Políticas” de Pokrovski y otros autores), Sin embargo, sólo en lo que toca al aspecto
filosófico podemos observar un retroceso de la edad media respecto a la etapa antigua, ya que,
a pesar de todo, la ciencia y todas las actividades sociales siguieron una orientación de
progreso social.
La causa más importante del ascenso del cristianismo a ideología dominante en Europa
Occidental fue su conversión en doctrina oficial del imperio esclavista romano, pues predicaba,
entre otros hechos, que había que “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”,
o sea, que debían pagarse los impuestos al César y las contribuciones a la iglesia, Era una
forma de no morir en la oposición, pero había predicado la igualdad entre los hombres como
creaciones de Dios y en este sentido fue revolucionario y residió su origen en la clase y capa de
los pobres libres y que, como consecuencia del dominio político de los esclavistas, se convierte
en ideología de la clase dominante, porque en el mundo terreno no proponía más que de una
forma puramente moral y voluntaria la eliminación del esclavismo y prescribía varias formas de
sumisión hacia los esclavistas.
Otra de las causas de la aceptación del cristianismo en el mundo romano fue el hecho que el
monoteísmo se encontraba consolidado de manera muy desarrollada, desde las doctrinas de
Platón y Aristóteles y que el monoteísmo fue la evolución inevitable del politeísmo griego, que
llegó a reconocer en Zeus al padre de los dioses. Asimismo, no debemos dejar de tener en
cuenta que el monoteísmo fue la solución lógica de la falta de comprobación práctica de la
existencia física de los dioses y que desde la antigüedad se convierte en una solución sencilla
de explicación, dominación y ordenamiento de la vida social para adoptar normas adecuadas y
necesarias para la convivencia humana (los diez mandamientos de Moisés), pero el costo de
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ello fue el dogmatismo oficial.
A. EL ORDEN MEDIEVAL
Durante la edad media, en Europa Occidental, llegó a predominar un feudalismo, cuyas
características mas importantes fueron:
La prueba de que los señores feudales eran los propietarios de la tierra reside en la obligación
de los campesinos de pagar la renta feudal a cambio del usufructo de la tierra.
La renta de la tierra es una forma de explotación humana que no tiene un carácter oculto, como
la plusvalía capitalista, ya que es un pago que recibe el señor feudal (en trabajo, en especie y/o
en dinero) sin dar nada a cambio, es decir, tan sólo el derecho a usufructo de la tierra, pero que
de ordinario no adoptó forma de transacción, sino de institución feudal, o sea, de derecho
consuetudinario y en que con la renta el siervo pagaba su “protección”.
El campesino para tener derecho a la tierra no sólo pagaba una renta a su amo sino incluso
también contribuciones a la iglesia e impuestos al rey. Desde luego, el siervo ya no es un
esclavo, o sea, no pertenecía al señor feudal, ni era considerado un instrumento que habla,
pero carecía de toda clase de derechos y de manera inevitable, como clase, estaba adscrito a la
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tierra, que al ser vendida o transferida, se adquiría incluyendo a los siervos que la trabajaban.
Por esta dependencia hacia la tierra se ha considerado que existía una propiedad parcial del
señor feudal sobre los campesinos siervos, pero que no es un rasgo esencial para la existencia
del feudalismo, tanto dentro como fuera de Europa, no obstante la forma descubierta tan
importante que adquirió en ella.
a) Tanto el siervo como el señor de un feudo podían ser arrendatarios, pero al menos un
señor feudal tenía propiedad sobre la tierra y al menos un señor feudal tenía una
propiedad real (aunque no fuera formal) sobre ella, pues disponía de su explotación y
del siervo, aunque el excedente generado podía ser recibido por más de un señor
feudal.
c) Podía suceder que la tierra dada a un siervo por un señor feudal, a su vez provenía de
un conde, que a su turno la recibía de un duque, quien podía haberla recibido de un rey,
pero a veces se iba más lejos, pues un rey la había recibido de otro rey.
Así, se estableció una vinculación directa entre la propiedad territorial y el poder político, pues
cuanto más poderoso era territorialmente un señor feudal era un rey más poderoso. En estas
condiciones, varios nobles sólo eran dueños de uno o pocos feudos. En Italia, pocos y grandes
señores feudales, se ha llegado a contabilizar que alcanzaron a ser dueños de más de mil
feudos y se ha llegado a describir que un rey, aunque nominalmente era considerado el dueño
de toda la tierra, no era el propietario real de todos los feudos de su reino, ya que no todos sus
nobles eran arrendatarios suyos.
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que adquirieron un carácter obligatorio, en virtud de edictos reales”. Sin embargo, no debemos
desdeñar el hecho que el sistema impositivo convertía a todos los nobles y a otros agentes
sociales en arrendatarios del rey.
En torno a la forma de vasallaje descrita anteriormente, debe tenerse en cuenta que se trata de
una institución correspondiente al feudalismo Europeo y que en tanto los campesinos eran
usufructuarios de tierras y no propietarios, también eran considerados vasallados. Ciertamente
no fue la única forma de desarrollo del feudalismo que adoptó la historia Europa y la
humanidad, pero muestra un rasgo fundamental de toda forma de feudalismo, o sea, que la
apropiación de renta feudal tiene un carácter individual o privado, antes de su apropiación por la
función estatal (o Estado) y que, por esta forma privada de apropiación del plus – producto, el
feudalismo se constituye en fundamento para la reproducción del capitalismo en el seno de la
sociedad feudal.
Ciertamente también es evidente que en los señores feudales se depositó y atomizó la función
estatal y con ello se produjo una aparente descomposición y desaparición del Estado, pero no
fueron los únicos en ejercerla, ni ello da lugar a confundir las funciones del Estado con las
funciones económicas, destinadas en primer lugar a la formación y apropiación de rentas y que,
en segundo lugar, serán empleadas en forma estatal, tanto en los feudos como fuera de ellos.
c) Descomposición de la propiedad comunal sobre la tierra para su uso privado y del pago
de impuestos para la guerra y defensa (causa de origen bárbaro, pero que comprende la
cristianización de los bárbaros).
En ambas causas, el papel más dinámico y efectivo fue de las clases dominantes (de la clase
dominante de origen esclavista o imperial y de la nobleza teocrático-militar, germana o bárbara).
La primera consiste en la descomposición del esclavismo de origen imperial y realizada en
forma feudal por la clase esclavista, mediante el colonato y la liberación de esclavos a que
condujeron las crisis del imperio romano de occidente y que ante su destrucción se realizó con
el visto bueno y promoción de los padres de la iglesia.
Para la comprensión de este proceso partimos de una de las caracterizaciones que no con
mucha claridad llega a alcanzar Marx y conforme a la cual una tribu germana sería un conjunto
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de casas o de unidades autosuficientes, así: “El todo económico está contenido en cada casa
individual, la cual constituye para sí un centro autónomo de producción (manufactura solo como
ocupación doméstica accesoria de las mujeres, etc.)” Esta “forma de producción” en oposición
a la interpretación de Marx por algunos de sus seguidores, parece considerarla él como
derivada y no como manifestación de la comunidad primitiva, en tanto considera a la “propiedad
común” como “fundamento oculto”, aunque “antitético”', “de la propiedad antigua y germana”.
Ateniéndonos al texto escrito, ciertamente de carácter provisional, concluimos que Marx
consideraba sin dudar a la producción germana, al esclavismo y al modo de producción asiático
como derivados de la comunidad primitiva y que sus observaciones históricas tienen suficiente
sensatez, en tanto implican modelos cualitativamente distintos y perfectamente posibles en la
realidad económico-social y emparentados en gran medida al feudalismo, aunque debido a la
simplificación de la exposición del desarrollo social, que no pudo actualizar la escuela soviética,
solo han sido conocidos y aceptados de manera universal los modelos correspondientes a la
comunidad primitiva, al esclavismo y al feudalismo y en cuanto, en realidad, ellos ya eran muy
conocidos, aunque de manera muy especulativa.
Sin embargo, hasta donde sabemos, .Marx .subestima la descomposición del modo de
producción germano hacia el feudalismo, por intermedio del modo de producción asiático, y no
directamente hacia él, pero la desintegración de tal modo de producción, desde nuestro punto
de vista, consistiría en el desarrollo de la tributación para la guerra (y defensa) y en la
conversión y/o adopción de los tributos como obligación fiscal para tener derecho al uso de la
tierra, o sea, para tener derecho a vivir en la comunidad. Hasta aquí tenemos un modo de
producción asiático o tributario, mediante propiedad comunal, tributación privada o familiar y uso
privado o familiar de la tierra, en propiedad del Estado y representante de esa propiedad
comunal o social, con su propia nobleza teocrático militar, pero no propietaria de la tierra ni de
manera privada ni de manera colectiva, sino la tierra sería un derecho de la función estatal, por
su conducción de la comunidad al lugar de producción y de reproducción de la vida social.
Llegar a esta condición social es un proceso muy rápido a partir de la disposición estatal de
satisfacer necesidades de conquista y/o de defensa, pero detrás de esta disposición se
encuentra toda la historia de la humanidad y el modo de producción asiático puede reproducirse
durante varios siglos, aunque en el caso de las agresiones bárbaras se encontraba motivado
grandemente por acciones de rapiña y no había encontrado en ellos todavía una reproducción
menos violenta, o sea, más productiva y así' la palabra bárbaro tiene, desde la época
esclavista hasta la fecha, un carácter muy despectivo.
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Hasta aquí, en consecuencia, salvo por lo relativo al mecanismo de paso al feudalismo no nos
hemos apartado de manera esencial del pensamiento de Marx sino, por el contrario,
consideramos haberlo fundamentado, hasta donde sabemos de esta materia. Subyace, sin
embargo, en nuestro análisis una oposición al marxismo, que consideramos de carácter
secundario en cuanto a los efectos de la teoría del valor trabajo y que consiste en que
pensamos que aún el trabajo del militar es productivo, no para prestigiarlo en la izquierda o en
la derecha, sino para reconocerlo como trabajo abstracto que no deja invariable la realidad
material del mundo de los objetos que nos rodea, pero que en relación a la explicación del
mecanismo de paso al feudalismo carece de importancia.
Aun cuando la fuente de comprobación de este proceso debiera ser directamente el derecho
escrito (no importa para el efecto que los bárbaros sean analfabetos o desconozcan la
escritura), a falta de fuentes históricas, tenemos como forma de comprobación a la abstracción
y a la observación histórica, en las que tenemos como hilo conductor un modo de producción
asiático o tributario desarrollado para la guerra (la realización de invasiones bárbaras es un
hecho plenamente comprobado, bajo el mando de guerreros muy conocidos) y el modo de
producción feudal como destino histórico inevitable. En torno a estos dos hechos sólo falta otra
observación y evidencia y que consiste en que entre ellos hay una relación histórica y que esta
relación es de carácter causal y fundamental, porque la renta privada feudal y la renta estatal
del feudalismo son la misma cosa, tienen el mismo origen (la familia obrera) y el mismo destino
(la familia noble). O sea, el relato realizado no se aleja del terreno de los hechos, aun con
desconocimiento de la naturaleza del modo de producción germano (cuya realidad, aún
subapreciada, carece de sentido negarla, pues todos los modos de producción referidos
anteriormente se encuentran aun imbricados o combinados en la realidad económico – social
de cualquier país). Sirven de apoyo a este descubrimiento histórico el hecho que la renta feudal
se realizó primero en trabajo o en especie y seguidamente en dinero, así como la continua
convulsión que va de la caída del imperio romano de occidente (476) al año 847, en que se
establece el feudalismo como sistema oficial de vida, a través del edicto de Mercen, en el
mundo de origen germánico, durante el reinado de Carlos El Calvo y el recientemente
desintegrado imperio de Carlomagno, y que no fue sino el reconocimiento oficial de un proceso
que de forma progresiva vino desarrollándose desde antes de la caída del imperio romano de
occidente y que nos indica que el proceso de formación del feudalismo se desarrolló en forma
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muy desigual en los países de Europa occidental.
Tampoco debe desestimarse la apreciación de varios autores, según los cuales el medio
milenio lleno de guerras, que va del 400 al 900 y en el cual se desarrollan, para ellos, luchas
hasta de grandes terratenientes por el principal medio de producción, que es la tierra, y que
conduce a los pequeños campesinos a buscar protección de príncipes, reyes, terratenientes y
de la Iglesia y que para tener esta protección deben pagarla y hasta entregar la tierra,
conservando su derecho a trabajarla, a cambio del pago de renta feudal. El problema aquí
reside en que se deja sin explicación el origen del campesino y que no se debiera omitir (liberto,
artesano-campesino, familia germana, etc.), pero, en todo caso, debemos entender que el rol
fundamental lo desempeñaron las clases dominantes y no las clases dominadas, o sea, la
administración pública y por ello el proceso de transición al feudalismo fue relativamente rápido,
al menos en comparación con la historia previa a la formación de la sociedad dividida en clases
sociales.
B. TEORÍAS POLÍTICAS
El hecho que la religión de la Iglesia Católica se convirtió en la ideología dominante en la
sociedad significó que la filosofía era cristiana, que la religión era cristiana, que la ideología era
cristiana, que el arte era cristiano, y que las teorías políticas fueran cristianas y, en este sentido,
de carácter religioso y moral, en Europa Occidental. Sin embargo, reflejan:
b) La lucha entre los señores feudales seculares y los señores feudales eclesiásticos
por el poder estatal, aspirando los primeros a liberarse de la tutela de de la Iglesia,
mediante sus propias teorías sociales.
Las teorías teocráticas son aquellas teorías destinadas a justificar el poder ideológico,
económico y político de la Iglesia Católica e, inclusive, sus pretensiones por ejercer una
dominación económica y política a nivel mundial. Las cruzadas constituyen al respecto, una
manifestación de su dominación en la sociedad y de sus pretensiones de dominación mundial.
Son varias las teorías teocráticas. Entre ellas se consideran a la “teoría del sol y la luna” y la
“teoría de las dos espadas”, pero en realidad comprenden a todo el movimiento cristiano, o sea,
a las doctrina de los padres de la iglesia y a las tendencias de la escolástica, entre las cuales
debemos ubicar en gran proporción a las teorías de los señores feudales seculares que también
llegaron a alcanzar el calificativo de herejías. Estas últimas también tienen en general, un
carácter teocrático, en la medida en que reconocen el poder de Dios sobre el universo.
Todo ello fue en gran medida una manifestación del poder económico y político que llegó a
alcanzar la Iglesia Católica, gracias a su poder espiritual y a que gracias a contribuciones,
indulgencias y donaciones de tierras llegó a convertirse en el mayor de los terratenientes
feudales. Así, algunos analistas consideran que llegó a poseer las tres cuartas partes
cultivables del mundo católico.
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Las herejías son teorías y prácticas que se oponían a los privilegios de la Iglesia Católica y a las
injusticias de los señores feudales. Como teorías frecuentemente eran de carácter religioso y
llegaban a proponer que la Iglesia abandonara el lujo, la violencia y la opulencia, que re tornara
al pasado, cuando era humilde y apegada al pensamiento cristiano y hasta llegaron a
considerar que el Papa no era el representante de Dios en la tierra, sino de Satanás. Como
prácticas, se conocen las herejías de valdenses, cataros, albingenses, Arnaldo de Brescia, Juan
Ball, Fradolcino, etc., y adoptaban la forma de rebeliones, negación a pagar rentas feudales, a
aceptar ritos de la Iglesia Católica, a aceptar el feudalismo, etc.
Con el desarrollo del poder económico y político de la Iglesia, así como del feudalismo,
aparecen las teorías de los señores feudales seculares, realizando una severa crítica a las
teorías teocráticas; aspirando a liberarse de la tutela de la Iglesia Católica y con ellas se entabla
una aguda lucha ideológica por el poder estatal y aparece en la Edad Media Europea la
tendencia a considerar como objeto de estudio el fenómeno del poder.
Entre las teorías políticas de los feudales seculares destaca la de Dante Alighieri y, sobre todo,
la de Marcelo de Padúa, rector de la Universidad de París, quien clasifica las leyes en jurídicas
y religiosas, pero ante el interés del Papado de gobernar al mundo, sostiene que el evangelio
no es una ley sino una enseñanza y que en materia de fe no debe haber coacción, o sea, su
argumentación sigue teniendo un carácter religioso, pero indudablemente llegó a tener un
carácter herético, por denunciar el poder anti – cristiano de la Iglesia Católica, y constituye un
antecedente del futuro desarrollo del movimiento protestante en Europa, durante el
Renacimiento.
Con la desintegración del feudalismo, intensificada a fines de la etapa medieval, sobre todo con
el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción, se desarrolló una oposición a la
doctrina de la Iglesia Católica, es decir, los ideólogos de estas nuevas relaciones tienden a
apartarse en mayor o menor grado de la concepción religiosa del mundo y llegan a sustentar
concepciones materialistas, que de manera inmediata se presentarán en forma mas
desarrollada en el primer período de la etapa moderna, pero empezaron a constituirse en la
edad media, a partir de las doctrinas de los señores feudales seculares y, entre las cuales, es
de gran importancia el nominalismo.
Ciertamente, hasta donde hemos podido conocer, el pensamiento humano no pudo apartarse
del idealismo, de manera definitiva, hasta el aparecimiento del marxismo (y ello aun teniendo en
cuenta las formas más desarrolladas de materialismo, o sea, las de D. Diderot, A. Comte y L.
Feuerbach), pero en la medida en que la teoría de los feudales seculares fue anti-eclesiástica y
el nominalismo se impulsó con el desarrollo de las ciudades medievales, debe ser considerado
su materialismo como reflejo ideológico del desarrollo de relaciones visiblemente materiales,
como lo fue en las ciudades el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción, de tal
manera que los feudales seculares y sus ideólogos, entre ellos Guillermo de Occam, jugaron no
sólo un papel anti – idealista sino también, sin saberlo, anti – feudal, por el carácter eclesiástico
que adoptó el feudalismo Europeo.
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El materialismo del referido nominalismo medieval reside en reconocer que las ideas que
poseemos acerca de los objetos no son mas que nombres de las cosas concretes y particulares
y que lo real solo son objetos individuales, por lo cual declaraban que “las cosas existen antes
de la ideas generales” y “las ideas generales no son mas que nombres”
La lucha entre feudales seculares y feudales eclesiásticos implicó conflictos armados, pero el
papado nunca llegó a tener bajo su dominio y propiedad de la Iglesia a todos los reinos y a
todos los feudos, debió delegar al orden secular poder económico, político, militar y
administrativo y el propio orden secular los redujo sobre todo al poder espiritual, hasta que su
poderío económico fue reducido a una parte de Italia y sus ultimas propiedades fueron
confiscadas por las revoluciones burguesas, no sin antes haber sido reducidas por el
movimiento protestante, por las reformas en el propio orden eclesiástico (negando poder
temporal al Papa) y por el influjo del mundo árabe en Europa.
En conclusión, la sociedad dividida en clases sociales nos presenta una forma muy dinámica de
vida, al tener conciencia de sus cambios y porque se reprodujo sobre la base inicial de un
elevado desarrollo de las fuerzas productivas y agregó al hombre como instrumento de
progreso, pero así lo privó en gran medida de bienestar y de realizar su propio progreso.
3. ETAPA MODERNA
Esta etapa va de la caída de Constantinopla (1453) a la Revolución Francesa de 1789
comprende dos períodos sucesivos de análisis, que hemos denominado “época de
desintegración del feudalismo” y “época de las revoluciones burguesas”. Por lo tanto, en
realidad, ambos períodos son de desintegración del feudalismo y en el primero encontramos a
la primera de las revoluciones burguesas, en Holanda, pero su denominación corresponde a
sus rasgos más sobresalientes, en Europa Occidental, nuestro objetivo de estudio.
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políticas (el pensamiento individual).
El desarrollo de estas relaciones lo impulsó, sobre todo, el desarrollo de las fuerzas productivas,
fundado en la división del trabajo y que consistió en el desarrollo de la industria en las ciudades
y en el desarrollo de la producción agropecuaria en el campo, facilitados por el crecimiento de la
población (la industria de la ciudad absorbió trabajadores del campo) y que contribuyeron a
desarrollar el intercambio comercial entre el campo y la ciudad, entre ciudades y entre países.
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productores directos en obreros asalariados. O sea, el proceso de acumulación originaria de
capital es el proceso mediante el cual surgen las dos clases sociales del capitalismo y que, por
ello, recibe precisamente el nombre de acumulación originaria de capital y forman parte de este
proceso los siguientes fenómenos:
Así, el proceso de acumulación originaria de capital se caracteriza y tiene por resultado dos
fenómenos muy importantes: la disociación del productor directo de sus medios de producción
(principalmente de la tierra y de sus instrumentos de producción) y la formación de una clase
muy poderosa económicamente y con intereses políticos bien definidos para si, o sea, con la
necesidad de un Estado que proteja su riqueza. Será, por lo tanto, desde comienzos de la
etapa moderna en que la burguesía se verá obligada a luchar por la conquista del poder político
y desarrollar el tipo de Estado burgués. O sea, estos hechos explican causalmente la conquista
del poder político que realiza la burguesía en Holanda, a fines del siglo XVI, mediante la
unificación de los Países Bajos.
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Sin embargo, cuando se sintió imposibilitada de realizar una conquista amplia del poder político,
sus ideólogos se declararon partidarios de la monarquía feudal absoluta, que es una forma de
Estado feudal, representada por la frase de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Es decir, se trata
de una forma de Estado feudal, a la cabeza del cual se encuentra un rey muy poderoso (en lo
económico y en lo político), con la misión de cumplir en lo político la función de dar unidad y
orden a los mercados nacionales o países, caracterizados, sin embargo, todavía por el
fraccionamiento feudal.
La burguesía, atomizada en cada reino, era partidaria de la monarquía feudal absoluta, entre
otros hechos, porque se encontraba obligada a pagar impuestos en cada reino de un país e,
inclusive, a cada señor feudal, para poder vender, producir o negociar y frecuentemente era
asaltada por las huestes o ejércitos de los señores feudales e, inclusive, por estos mismos
“señores”, de tal forma que dio su apoyo al nuevo rey poderoso y la monarquía feudal absoluta
representa un antecedente importante, aunque no predominara, del tipo de Estado burgués en
la actividad del Gobierno feudal, que en la ideología de la nobleza feudal no fue concebido para
autodestruirse, sino para ordenar la vida social y para proteger la propiedad sobre el principal
medio de producción hasta ahora conocido y que es la tierra, objeto de disputas entre
campesinos y terratenientes, entre terratenientes, entre reinos y, sobre todo, entre países. Así,
el consenso social llega a viabilizar a la monarquía feudal absoluta, no sin disputas de orden
teórico y político, de tal forma que se establece de manera desigual en los países de Europa
Occidental, pero teniendo como antecedente inmediato el propio reino Europeo.
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B. TEORÍAS POLÍTICAS
Aunque la monarquía feudal absoluta no fue la única propuesta política de Gobierno, ni la única
propuesta política realizada, las teorías políticas de la naciente burguesía justificaran la
realización de esta forma de Gobierno como parte de un movimiento que se conoce con el
nombre de Renacimiento, que es un movimiento cultural, científico y político, que se desarrolló
en Europa en el período de descomposición del feudalismo, que en materia política propugnaba
por el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción y cuyos ideólogos mas importantes
en el campo de la teoría política fueron Nicolás Maquiavelo en Italia y Juan Bodín en Francia.
En los pensadores renacentistas pasan a primer plano el estudio de los intereses mundanos y
de las alegrías terrenales, por lo cual contiene un humanismo que resalta el valor de la persona
humana, al mostrar que los hechos sociales no son solo obra de Dios, sino también de los
hombres.
Sin embargo, el Renacimiento debe entenderse también como un efecto y desarrollo del
pensamiento de los señores feudales seculares, que dentro de la tendencia renacentista abren
un espacio al abandono del ascetismo, o sea, de la perfección moral del alma y Lorenzo Valla,
ridiculizando a la Iglesia, dice: “las mujerzuelas y las prostitutas merecen más aprecio del
género humano que las monjas, con su virginidad y su continencia”. O sea, el Renacimiento,
como la monarquía feudal absoluta, no son solamente una promoción, consciente e
inconsciente, de las relaciones capitalistas de producción, sino también la forma de
consolidación de las teorías de los feudales seculares y cuya actitud crítica dará por resultado el
aparecimiento de la Reforma Protestante, pero sin suficiente conciencia que la selección y
manipulación de textos contenidos en la Biblia carecía de origen divino.
En relación al abandono del ascetismo, Jean Touchard, en su “Historia de las Ideas Políticas”,
hace referencia a que la elevación de las actividades paganas incide e impulsa la crítica de
Nicolás Maquiavelo hacia la Iglesia Católica.
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NICOLÁS MAQUIAVELO (1469 – 1527)
Autor italiano, nacido en Florencia, cuyas obras mas famosas de teoría política son “Discursos
sobre la Primera Década de Tito Livio” y “El Príncipe”, que le dio fama universal, tal que en su
teoría política se tiene que:
a) El genio de Maquiavelo consiste en lograr una noción autónoma de la política, o sea, como
fenómeno distinto de la religión y la moral.
b) “El Príncipe”, considerada una obra de técnica de Gobierno, contiene recetas fundamentales
para la conquista, conservación y ejercicio del poder estatal: “El fin justifica los medios”, “la
fuerza es justa cuando es necesaria”, etc.
c) Observa, por lo tanto, la política y su efectividad, como un arte, como una técnica, aun
cuando tengan un carácter inmoral.
d) Aun cuando la idea de que “el fin justifica los medios” se convierte en Maquiavelo en un
juicio de naturaleza moral, su moralidad radica en ser partidario del Estado Nacional
Centralizado, al menos por medio de la monarquía feudal absoluta para pasar a una forma
republicana y democrática de Gobierno.
En las condiciones del Renacimiento y como una parte muy importante de su impulso, a través
del pensamiento italiano, la doctrina de Maquiavelo tiene como causa importante el haber sido
educado desde su infancia y el haber desempeñado cargos estatales desde muy joven, donde
se elevó a puestos muy importantes y entró en contacto de manera directa con la vida política
de Italia.
Todo ello fue posible, además, porque descendía de una familia de nobles empobrecidos y,
apropiándose con trabajo propio de la cultura más avanzada de su época, cultivó la literatura y
el estudio de la política, del arte militar y de las relaciones internacionales.
Por sus obras de teoría política debe ser considerado un historiador y uno de los pensadores
más importantes del Renacimiento. Más analizada y comentada, a pesar de todo, “El Príncipe”
debe ser considerada su obra principal, pues a pesar de una aparente contradicción entre
concepciones monarquistas en ella y concepciones democráticas en sus “Discursos”, según
George H. Sabine, en su “Historia de la Teoría Política”, quien ha leído los “Discursos“, no se
extraña de lo que Maquiavelo dice en “El Príncipe”, o sea, subyace en ella el objetivo de
Maquiavelo de lograr la unidad italiana, fraccionada en distintos estados y, como consecuencia
de ello, a pesar de su progreso económico, en las ciencias y en las artes, era un país débil,
lleno de conflictos y amenazado por la disputa de Francia y España. Así, Maquiavelo se
muestra en “El Príncipe” como partidario de monarquía la feudal absoluta, a fin de lograr la
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unidad italiana y ulteriormente establecer la república.
Para el efecto no se preocupa de describir la mejor forma de Gobierno o ejercicio del poder
político, sino de los medios que son efectivos para el ejercicio y conservación del poder, por lo
cual aun sin elaborar una teoría acerca del Estado o del poder, o sea, sin teorizar la vida
política, descubre que la política es la actividad humana destinada a la conquista, conservación
y ejercicio del poder político y que los medios pueden ser violentos y pacíficos, legales e
ilegales, morales e inmorales. Maquiavelo, por lo tanto, a diferencia de los pensadores que le
precedieron ya no es un filósofo o un pensador moralista o religioso, sino un politicólogo, con el
fin de buscar para su país la unidad italiana y enfrentar el desorden social y su debilidad política
internacional.
Por sus análisis históricos (uso del método histórico) ha sido considerado el creador del método
comparativo histórico, pero más bien hay que negar esta apreciación, por el esfuerzo realizado
por los antiguos griegos y romanos en esta materia. Sin embargo, Duverger le otorga un gran
mérito y sería para él un precursor del positivismo, al desligar el estudio de la política de las
preocupaciones morales. Aunque no se desliga de manera absoluta de tales preocupaciones
morales, le corresponde el mérito asignado por Duverger, en tanto trató de ser objetivo en sus
análisis, pero el tocar los terrenos de la historia y de la psicología humana, le permite especular
acerca de le naturaleza humana y decir que las pasiones humanas son siempre las mismas
(egoísmo, envidia, hipocresía, etc.) y sostener que el hombre es malo por naturaleza y se
corrompe con facilidad, de tal manera que en su teoría (“maquiavélica”), disculpa a Rómulo de
haber asesinado a su hermano Remo, por el bien de Italia.
Asimismo, en el terreno histórico, sus análisis no dejan de tener influjo del pensamiento político
precedente y, en este sentido, considera que la monarquía degenera en tiranía y, por ello, da
origen a la aristocracia, que a su vez degenera en oligarquía y, por ello, da origen a la
democracia, que degenera en oclocracia y, por ello, da origen a la monarquía. Así, para
Maquiavelo seis formas de Gobierno (tres sanas y tres degeneradas) se suceden una a la otra y
se repiten en un ciclo político que caracteriza a la historia humana.
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Según Maquiavelo, lo único que puede hacerse para bienestar de la humanidad es prolongar
una forma de Gobierno, que como la antigua república romana pudo combinar las tres formas
sanas de Gobierno, con lo cual queda resuelta la posible combinación de monarquía y
república, que pueda observarse en su teoría.
Por lo tanto, hay en la teoría de Maquiavelo dos teorías, una “maquiavélica” y otra humanista,
en la que subordina la primera a la segunda, para el “juicio” de su moralidad política y para
reconocer que no existen contradicciones fundamentales entre “El Príncipe” y sus “Discursos”.
Sobre todo por las condiciones sociales de su época, debe reconocerse que aunque no es un
pensador materialista, sus creencias religiosas (y que llegaron a ser anti-cristianas) no afectan
el hecho que trató evidentemente de elaborar su teoría de la forma más objetiva posible.
El. Marxismo ha descubierto en Maquiavelo el hecho que “En su historia de Florencia trata un
cuadro del antagonismo entre los intereses materiales de la lucha de clases entre la aristocracia
feudal y la burguesía, entre poseedores y desposeídos”. Asimismo, descubre en él que “se
lanza contra la iglesia como organización ideológica del feudalismo”, porque para Maquiavelo
“había privado al mundo de sus fuerzas para entregarlo a los desalmados” (E. Mölnar, “Fuentes
Ideológicas del Materialismo Histórico”).
“Así, pues, el primer servicio que los italianos debemos a la sede papal es haber llegado a ser
irreligiosos y malos; pero aún hay otra deuda mayor, deuda que será la causa de nuestra
ruina, a saber, que 1a Iglesia ha mantenido y mantiene dividida Italia. Jamás hubo ni habrá
país unido y próspero, sino se somete todo él a la obediencia de un Gobierno, ya sea república
o principado, como ha ocurrido en Francia o en España”. O sea, a pesar de que, según él, “el
fin justifica los medios” y de que es partidario de una forma “ideal” y de una forma “necesaria”
de Gobierno, su humanismo no condena el ascetismo, sino descubre en la tiranía religiosa la
causa del abandono del mismo y de la virtud. O sea, como afirma Jean Touchard, la elevación
del paganismo, impulsa la crítica de Maquiavelo hacia la Iglesia Católica, pero no conlleva a
promover el abandono del ascetismo, sino a condenar ese abandono. Más bien su “no-
ascetismo” es de orden político, o sea, hubiera simpatizado con el Papa de haber buscado éste
la unidad italiana y, como Platón, pero sin inspiración en él, o sea con un enfoque “menos”
idealista, reproduce el problema de la forma “ideal” y la “necesaria” de Gobierno y elabora una
teoría elitista del poder y del Estado. Su condición social y su rol político le impiden adoptar una
posición obrera en materia política.
Así, no obstante que considera a la religión como instrumento de poder y de cohesión social, el
rol político de la Iglesia le conduce a una secularización y exaltación del Estado y, a pesar de
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las prescripciones políticas contenidas en sus obras, Jean Touchard, apreciando el esfuerzo
científico del gran pensador florentino, cita a Francis Bacon, quien dice: “Hay que agradecer a
Maquiavelo y a los escritores de este género el que digan abiertamente y sin disimulo lo que los
hombres acostumbran a hacer, no lo que deben hacer”. Es decir, no todo lo que es
aparentemente “maquiavélico” en la doctrina de Maquiavelo es realmente “maquiavélico” y no le
causaba gran simpatía moral, o sea, los medios no se legitiman siempre por cuenta propia en
su teoría y subyace en ella el hecho que Maquiavelo busca al hombre fuerte y capaz de realizar
la unidad italiana, aunque no fuera el mejor de los seres humanos del país.
Para tratar de precisar en forma concreta el contexto social en que se realiza la obra de
Maquiavelo, George H. Sabine llega a citar a Aristóteles: “Cuando el hombre se aparta de la ley
y la justicia es el peor de los animales”. Para George H. Sabine “Los escritos políticos de
Maquiavelo pertenecen mas bien a la literatura diplomática”. No debe subapreciarse esta
opinión, pues Maquiavelo llegó a desempeñar funciones diplomáticas en su actividad estatal,
pensaba al escribir “El Príncipe” recuperar su cargo público y había observado que en materia
de relaciones internacionales se tiene una jungla en la que todo está permitido y el único
problema consiste en dosificar la fuerza y la astucia en favor del Gobernante. O sea, el flujo de
esta situación en su obra es evidente, pero las consideraciones teóricas de Maquiavelo abarcan
no solo a la política exterior sino también a la política interior y, en todo caso, como indica
George H. Sabine, “nunca dudó que la corrupción moral de un pueblo hace imposible el buen
gobierno”.
Para Jean Touchard, Maquiavelo hace poca referencia a asuntos económicos en sus obras,
pero Maquiavelo observa un egoísmo universal, o sea, para él todos los hombres aspiran a
conservar lo que tienen y adquirir mas, el gobernante debe abstenerse de tocar la propiedad y
mujeres de sus súbditos y, al final de “El Príncipe”, podemos encontrar aspectos de lo que hoy
se conoce con el nombre de “liberalismo económico” y que se encuentra congruente con su
observación de egoísmo universal y con los ideales de la naciente burguesía, a la cual
representa en su teoría, a pesar de la tolerancia hacia la propiedad feudal, en tanto en sus
obras muestra odio hacia la nobleza feudal (secular y eclesiástica).
Aun cuando las ideas no las haya dicho Maquiavelo con las mismas palabras, controversial o
no, mucho de lo que se ha dicho acerca de él es verdadero en menor o mayor medida, en tanto
vivió en una época de transición del feudalismo al capitalismo. Por ejemplo, considerando que
si el gobernante logra conservar su vida y su Estado, la idea de que “el fin justifica los medios”
fue escrita por Maquiavelo de la siguiente forma: “todos los medios que haya aplicado serán
juzgados honorables”. Para precisar este aspecto relativo al análisis de Nicolás Maquiavelo,
reproducimos la siguiente apreciación de George H. Sabine:
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relacionar todas sus observaciones”.
En un “juicio final” acerca de Maquiavelo, George H. Sabine, dice: “Una filosofía que atribuye
principalmente los éxitos y fracasos de la política a la astucia o la ineptitud de los estadistas
tiene que ser forzosamente superficial”. Ello es, desde luego, absolutamente cierto, pero la
ciencia y la vida social no habían avanzado lo suficiente para realizar un análisis que el mismo
George H, Sabine no puede res8olver de manera completa desde la época actual, en que aun
se reproduce el pensamiento de Maquiavelo y la política observada y recomendada por él,
aparte de que lo mencionado por Maquiavelo es un factor causal, con validez, al menos
transitoria, en la vida social y política de los países. Por lo tanto, un juicio final acerca de la obra
de Maquiavelo reside en que desarrolla la teoría política hacia la ciencia mediante un método
objetivo, a pesar de la necesidad de atender y desatender asuntos morales y religiosos.
Sin embargo, entre los últimos juicios “reflexivos” de un autor muy consciente de la “Historia de
la Teoría Política”, como George H. Sabine, conviene tener en cuenta su siguiente apreciación:
“En todo caso, es indudable que Maquiavelo no representa el estado del pensamiento europeo
a comienzos del siglo XVI, salvo en un puñado de italianos desilusionados. Escribió sus dos
libros dentro de los diez años siguientes al día en que Martín Lutero clavó sus tesis a la puerta
de la Iglesia de Wittenberg, y la reforma protestante tuvo como resultado mezclar a la política y
al pensamiento político con la religión en forma mucho más completa de lo que antes había
estado durante la mayor parte de la Edad Media. La indiferencia de Maquiavelo por la verdad o
la falsedad de la religión, acabó por ser una característica común del pensamiento moderno,
pero no lo fue del pensamiento de los siglos posteriores al florentino. En este sentido su
filosofía fue estrechamente local y temporal”.
Con su análisis, George H, Sabine, demuestra ser bueno para describir la teoría de Maquiavelo,
pero no para criticarla y su mayor defecto es considerar estrecha la época y la república de
Maquiavelo, tan solo por el gusto de la crítica, debido a lo cual resultó oportuna la cita que Jean
Touchard realiza del filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626), para el análisis.
George H. Sabine, subaprecia el problema de la ideología, o sea, con todas las oposiciones
teóricas y prácticas se consolidan la monarquía, los reinos y el Estado Nacional Centralizado,
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frente al poder político de carácter eclesiástico, que no recuperó el poder temporal, pero
conservó el ideológico y ciertamente mas reducido por la pérdida de poder estatal. Asimismo,
subestima la unidad de la religión a la doctrina de Maquiavelo para su crítica, no por su
ascetismo, sino por la falta de él y que ella sobrevivió por la lucha política de Papas y
escolásticos. También subestima la crítica del marxismo hacia el enfoque religioso y subestima
que el procedimiento empirista de Maquiavelo solo es un efecto de su propio protestantismo
religioso, surgido de su conocimiento de la “nobleza” feudal ·(o sea, aplicado con menos
contradicción lógica que en Aristóteles) y que si la vida le hubiera permitido a Maquiavelo
“demostrar” el carácter divino del mundo no hubiera podido lograrlo y que entonces hubiera sido
otro mas de los pensadores absolutamente escolásticos. No lo fue y la escolástica siguió
teniendo vigencia en el pensamiento católico y protestante.
La vida le impidió ser ateo y materialista, pero la respuesta empirista a las exigencias de
George H. Sabine sobre Maquiavelo sería para Comte que es imposible probar empíricamente
el carácter divino o no del origen del universo, es decir, que éste no es un problema científico,
pero Comte no es Maquiavelo ni Maquiavelo es Comte, porque ambos son representativos de
su época y con el mérito de que su doctrina aún se reproduce actualmente.
Por el momento y hasta la fecha, con el propio mundo de países socialistas, la realidad política
nos enseña que la distinción de Platón, entre un Estado ideal y un Estado “necesario” sigue
siendo una tarea de análisis político imprescindible y que la lucha por alcanzar ese Estado ideal
tiene costos sociales muy elevados, pero se consolida progresivamente y con altibajos o sea,
estamos lejos de la muerte y del canibalismo de la comunidad primitiva y del esclavismo clásico,
pero todavía la lucha de clases con sus propias formas de violencia económica, política e
ideológica caracteriza a la vida social y el mismo obrero, intelectual o no, sigue siendo un
instrumento que habla y tortura a su propia clase.
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a) La soberanía es un poder libre de sujeción a las leyes, ejercido sobre los ciudadanos y
los súbditos.
b) Nos descubre así la naturaleza del ejercicio del poder y, para él, un soberano solo está
sujeto a las leyes divinas, a las leyes naturales y a varias leyes humanas, comunes a
todos los pueblos.
d) Para elaborar su teoría Política, formula una teoría sobre los climas.
La teoría de Bodín es efecto de otro funcionario público, educado desde su infancia, jurista,
consejero del rey y miembro acomodado de la nobleza feudal.
Vivió una época de consolidación, aunque con altibajos, de la monarquía feudal absoluta en
Europa y de guerras religiosas de carácter interno, sobre todo en su país, que inciden de
manera directa en la formulación y naturaleza de su teoría política. O sea, la presencia de un
rey absolutamente poderoso como realidad y necesidad histórica se reflejan en su teoría, a
pesar de que en torno a la forma ideal de Gobierno estima que debe adecuarse a las
condiciones históricas, geográficas, raciales y culturales de cada país, lo cual se ha
considerado ciertamente una imprecisión y contradicción teórica en su obra, pues con una
breve referencia a esta adecuación da espacio a formas de Gobierno que rechaza (la
aristocracia y la democracia), pero para apreciarlo se ha subestimado el carácter humano y
terrenal para la búsqueda del mejor Gobierno, que llegó a considerar Aristóteles.
Infortunadamente, aunque parece que se encontró ante una forma propia de solución de este
problema teórico y político, para dejar clara su postura ideológica, como Platón, Aristóteles o
Maquiavelo, le hizo falta precisar su análisis político, pero al considerar una adecuación del
Estado a las condiciones históricas y geográficas, la vida política no se presenta como esencial
y predominantemente la presenta Maquiavelo, o sea, como auto evolución del Estado, sino se
reconoce una de las características del Estado “ideal” y su idealismo objetivo no le impide el
reconocimiento de la realidad objetiva, aunque sea como creación divina.
Bodín se opone a la democracia por considerar que el pueblo es incapaz de arribar a decisiones
correctas y de tener juicios sanos y rechaza la aristocracia porque no la considera defensa
segura en contra de la revolución y rebeliones del pueblo y representa discordias entre partidos
y ambiciones.
El juicio más importante de Pokrovski y otros autores soviéticos sobre Bodín reside en que
como defensor de la propiedad privada constituye un ideólogo de la burguesía francesa en
formación, que por temor a las rebeliones populares y a las luchas internas de carácter religioso
y político se inclina por la monarquía absoluta. El juicio es absolutamente exacto, pero debido
al carácter feudal de esta monarquía y por la posición ideológica de Bodín frente al conflicto
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social (la permisividad del catolicismo por un protestante) el balance político de su obra se
realiza más a favor del feudalismo que del capitalismo, no solo por las condiciones socio –
históricas determinantes, sino por el mismo rol político del autor, de tal manera que este
también constituye un juicio válido para Nicolás Maquiavelo.
Para Jean Touchard, compatriota de Bodín, se trata de un autor difícil de leer, no solo por su
falta de arte, sino también por su confusión teórica, caracterizado porque define y razona
abstractamente como jurista, pero
en su relato de la historia abandona la deducción y emplea la inducción, por lo cual el uso de
estos dos métodos caracteriza su análisis.
Montesquieu reproducirá mas tarde esta forma de análisis en gran medida pero mientras tanto
Bodín llega a realizar elaboraciones teóricas fundamentales. Según él, cuando los soberanos
prescriben actos contrarios a la ley natural, la desobediencia se convierte en lícita, aunque la
rebelión esté prohibida y, aunque Bodín no explica que descubre la existencia de la ley natural,
razona que es preferible “la mas fuerte tiranía” a la anarquía.
Por lo tanto, a pesar de su cristianismo, nos reproduce la teoría maquiavélica del autor de “El
Príncipe”.
Para Bodín, la soberanía es única e indivisible y la obligatoriedad de la ley emana de ella. Para
él, según el soberano, la República puede ser monarquía, aristocracia y democracia, pero niega
la posibilidad de una forma mixta, cuando en la práctica pueden resultar combinadas (tan sólo
por mecanismos de orden administrativo, como lo sería una monarquía de forma, pero
aristocracia en materia de las realizaciones políticas) y lo que tiene mayor interés en el estudio
bodiniano de la monarquía, para la apreciación de su teoría, es la distinción que realiza Bodín
de:
Por lo tanto, Bodín no sólo nos adelanta una “visión” de su estado “ideal” y, sobre todo, una
teoría aproximada de la soberanía, sino también de la legitimidad y cuando a través de la
deducción realiza los mayores niveles de abstracción en su teoría, logra una descripción de la
sociedad feudal, en la que se generalizan sus observaciones.
Desde luego, ello no implica que desde nuestra época no podamos llegar a considerar como
“legítima” a toda forma de poder, pero con el “reconocimiento” de leyes naturales encamina a la
teoría política por una senda humanista. Sin embargo, al atender abstractamente que los
soberanos sólo están sujetos a las leyes de Dios, a las leyes naturales y a varias leyes
humanas, comunes a todos los pueblos, su cristianismo calvinista le ocasiona dificultades para
distinguirlas y pareciera ver en la normatividad jurídica la existencia de las tres, o sea, pareciera
apreciar a las leyes naturales como manifestación de las leyes de Dios y a las leyes comunes
de los pueblos como expresión de tales leyes naturales. Si este fuera el fondo de su
pensamiento, como diría Jean Touchard, “lo hizo muy mal”. Es decir, si una sociedad, por
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ejemplo, niega el alimento o la propiedad privada a los hombres, no solo transgrede una ley de
la naturaleza, “creada por Dios”, e incumple la ley “divina” de amar a los semejantes, sino
también normas de vida que deben ser comunes a todos los pueblos, conforme al pensamiento
cristiano y a su forma humanista inicial.
No es admisible esperar que la imprecisión y falta de análisis de Bodín provenga de dudar del
carácter “natural” de la propiedad privada, en tanto su rol político le llevó a defenderla y,
siguiendo a Aristóteles, con fundamento a la idea que el Estado es un conjunto de familias,
puede apreciar que ciertamente requieren una forma de propiedad privada y familiar.
En relación al análisis de esta materia y de la monarquía, Jean Touchard indica que Bodín no
conservó la teoría del derecho divino de los reyes como se encuentra en Pierre Beloy o en
William Barclay, según la cual el rey recibe directamente el poder de Dios a cada instante, sino
para Bodín lo recibe porque Dios es el creador de la naturaleza y de la razón humana, hasta el
punto en que examina las cuestiones políticas con independencia de las relaciones entre el
Estado y la Iglesia y prescribe que se deben prohibir controversias sobre la fe para preservar la
necesaria unidad religiosa.
Con este análisis y, sobre todo, en una monarquía absoluta, prácticamente todas la normas
jurídicas tendrían un origen divino, ya en forma de consentimiento o prescripción del monarca,
siempre que al menos no transgredieran las leyes de Dios, pero en su teoría no solo trasluce el
conflicto entre católicos y protestantes y la formación del moderno Estado capitalista, sino,
como observa Jean Touchard, a pesar del horror que siente por el autor de “El Príncipe”,
comparte con él la percepción de la necesidad de secularización y nacionalización del Estado.
Sin embargo, cabe reparar a Jean Touchard y a George H. Sabine que ni siquiera Maquiavelo
logró alejarse de manera absoluta del partidismo religioso. Este fenómeno sólo ocurrirá hasta
el aparecimiento del marxismo, pues no lo alcanzan ni siquiera las formas más desarrolladas de
materialismo premarxista y el idealismo subjetivo en estas formas de materialismo burgués y en
otras tendencias de pensamiento fue una enseñanza del idealismo objetivo. O sea, a pesar de
todo, Bodín no logra sacar demasiado a la teoría y práctica política del pensamiento religioso.
A pesar que la teoría de Bodín que se origina directamente de la aplicación del método de la
observación, sin mayor reelaboración propia, adolece de defectos, si se quiere muchos,
tratando de determinar las causes de los fenómenos sociales elaboró una teoría sobre los
climas, en la que trata de demostrar su influencia sobre el carácter y ocupaciones de los
hombres.
Así, para Bodín, el clima del norte aumenta la valentía e impulsa la formación de destacamentos
militares; el clima del sur facilita la actividad intelectual y el florecimiento de las ciencias; el clima
del centro, que considera un promedio de los dos extremos, por ello, según él, desarrolle
políticos y oradores.
Su teoría sobre los climas es evidentemente falsa, pero con ello no aprecia la vida humana solo
como una auto evolución del espíritu y con ello es uno de los primeros autores que tratan de
descubrir la naturaleza del determinismo geográfico, lo cual constituye un doble mérito. Mas
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existe otro doble mérito, porque existe influencia del clima en la vida social y porque Bodín no
considera que sea el único determinante de la vida social y propone que el sistema – jurídico se
adecué a las condiciones geográficas.
Bodín es uno de los primeros pensadores que con base a la observación histórica presentan al
Estado y, más exactamente, a la sociedad como comunidad jurídica y política, pues siguiendo a
Aristóteles, descubre el origen del “Estado” en la reunión de familias, en que la ley es el
mandato del soberano, o sea, el rey, la aristocracia o el pueblo. Así, al considerar las formas
del Estado no atiende al mecanismo administrativo de Gobierno, sino al ente social que este
mecanismo representa, lo cual constituye un progreso respecto a la teoría de Maquiavelo y una
anticipación histórica del marxismo, correspondiente a su teoría del Estado.
Mas de sus observaciones saca otra anticipación histórica del marxismo, o sea, que los pueblos
modernos son superiores a los antiguos por su progreso técnico.
Con las observaciones anteriores es evidente que Bodín aporta a la teoría política un desarrollo
del método de la observación, que tiene como causa el hecho que cuenta con mas elementos
que Maquiavelo, o sea, no se limita la historia de Italia y a la historia de la antigüedad clásica,
sino procura consultar todas las historias, multiplicar las observaciones y, ante el conflicto
hacerlas con objetividad y si tiene menos genio que Maquiavelo, lo compensa con mas ciencia
y, por ello, nos dejó una teoría sobre la soberanía que tiene plena validez hasta nuestros días.
Con estos objetivos, se realiza la revolución burguesa en Inglaterra a mediados del Siglo XVII
(1640-1660) y a fines del siglo XVIII se realiza la Revolución Francesa (1789-1794), para lo cual
sus ideólogos desarrollan con más claridad las ideas políticas de los pensadores de Inglaterra.
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en la teoría de este enciclopedista francés se tiene que:
c) Sin embargo, no deja de emplear el razonamiento abstracto y considera que una ley natural
impulsa al hombre a buscar sus alimentos y su debilidad lo impulsa a vivir en sociedad. Así,
explica por medio de leyes, que considera naturales, el aparecimiento de la sociedad
humana y descubre relaciones causales, pero su teorización sobre tales leyes es muy
limitada y contradictoria, aunque conduce con facilidad a la caracterización de la naturaleza
de las leyes objetivas: “Toda diversidad es uniformidad y todo cambio es constancia”; “El
hombre en cuanto a ser físico está gobernado por leyes invariables”· “en cuanto a ser
inteligente, quebranta sin cesar las leyes fijadas por Dios y cambia las que él mismo
establece”.
e) A diferencia de Bodín, que encuentra en la ordenación legal solo el mandato del soberano,
en su explicación causal del sistema político, amplía esta concepción de la ley y observa
que las ramas del derecho se forman de conformidad a la naturaleza de lo regulado. Así,
para él, de las relaciones entre los Estados nace el derecho internacional, de las relaciones
entre gobernantes y gobernados nace el derecho político y de las relaciones privadas nace
el derecho civil. La búsqueda de determinaciones del sistema político y jurídico lo lleva al
campo de la geografía, de la sociología, de la economía y de la jurisprudencia.
f) No cree en la justicia abstracta, ni en un sistema acabado de leyes, que tan sólo observa
como efecto de las condiciones sociales de vida, y para él todas las formas de Gobierno
pueden corromperse. No hay forma ideal de Gobierno en su teoría. Así, no dejó de atender
las críticas al régimen existente, pero le interesaban más sus reformas. Por ello, la parte
más importante de su obra es la teoría del equilibrio y separación de poderes, que está
destinada a limitar el poder del monarca absoluta, aunque lleva implícita la concepción de J.
Locke (1632-1704) de que las leyes o derechos naturales del hombre, tales como el
derecho a la vida, a la libertad (de elección de Gobierno y de creencias) y el derecho a la
propiedad deben cumplirse y evitar tener un carácter arbitrario.
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distintos: el organismo ejecutivo, el legislativo y el judicial. Esta propuesta es el desarrollo
del Estado francés mediante una forma de Estado que suponía realizada en gran medida en
Inglaterra y para ello propone que en el parlamento estén representados los tres estados (la
nobleza eclesiástica, la nobleza secular y el estado llano, formado por la burguesía, los
campesinos y los obreros) y propone que el poder judicial sea ejercido por personas de la
masa popular, a fin de asegurar el cumplimiento de la ley y preservándolo de ese derecho.
Ha llegado a ser considerado el descubridor de las leyes de la política, pero aunque tal mérito
corresponde al esclavismo, sus descubrimientos no sólo son considerablemente superiores a
los de Platón y de Aristóteles, sino además se orientan hacia la formulación de un sistema de
conocimientos científicos, con base a la ley de la causalidad, que no pudo descubrir, pero que
parece haber presentido en la vida social.
Su método empirista está claramente descrito en el prefacio de su obra: “No he sacado mis
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principios de mis prejuicios, sino de la naturaleza de las cosas”. Es decir, la teorización anterior
es la contraposición a tal método.
Sin embargo, su empirismo lo lleva a considerar al hombre como un violador natural de toda
clase de leyes, sin percibir que con ello negaba la existencia de las mismas y la “potencia” de la
creación divina al establecerlas.
No percibe que las leyes que “descubre” (y más exactamente describe) son absolutamente
naturales, que la mano de Dios está siendo negada en el terreno de los hechos. Por estas
digresiones y contradicciones teóricas, infortunadamente su valioso trabajo ha sido incluso
negado, pero, en realidad, aunque su teoría es defectuosa, ella confirma que antes de Marx,
aun limitado por el idealismo objetivo, el empirismo (conocimiento de hechos) fue el principal
instrumento alcanzado para realizar los descubrimientos científicos.
Omitir nombres de autores importantes en ambas líneas no altera de manera alguna el análisis
anterior, como tampoco el reconocimiento de un termino medio entre los autores o el hecho
de que Marx recibió influjo de ambas tendencias, pero de colocar a Marx en una de las dos
líneas le correspondería la de Hegel y Platón, pues la distinción de líneas pone énfasis en la
actuación del método de la observación o de la abstracción. Mas si se considera
absolutamente irreconciliable la teoría de Marx con la de los Padres de la Iglesia o de la
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escolástica, Montesquieu demuestra que empleando el razonamiento, el hombre, puede
realizar, desde una posición teocrática, el comienzo de un análisis científico de la “creación”. Es
decir, la distinción de líneas atiende al orden metodológico para el estudio de los fenómenos
sociales y no tanto al resultado del método aplicado, pero si la teoría de Platón o la de los
Padres de la Iglesia pueden llegar a parecer a un “marxista” absolutamente insatisfactorias
entonces debe indicarse que Platón tiene razón cuando prescribe que debe existir el Gobierno
de los sabios y que desde una perspectiva moral que tiene vigencia, debe existir el Gobierno de
los buenos, aunque el cristianismo no siempre lo afirmó y lo practicó.
En cuanto a sus reconocimientos metodológicos, la vida de Marx tiene dos etapas: la primera,
cuando era predominantemente un filósofo, caracterizada por el reconocimiento del empirismo
(influjo del desarrollo de las ciencias naturales), y la segunda, cuando se convierte
predominantemente en un sociólogo, en la que reconoce la supremacía del método de la
abstracción. Es decir, Marx en su situación intermedia, tiende más hacia la línea de Platón.
En cuanto a nuestro análisis de líneas metodológicas, cabe reconocer que tampoco Platón o la
Iglesia Cristiana se encuentran ajenos de manera absoluta a los fenómenos terrenales, pero
sus análisis tienden a alejarse del terreno de los hechos (algo similar sucede, no
necesariamente con defecto, cuando se realiza la abstracción, es decir, la conversión de lo
concreto en abstracto, o sea, en razonamiento). Asimismo, cabe reconocer que varios autores
colocan a J. Locke en una línea empirista, tal es el caso, por ejemplo, de Jean Touchard que lo
caracteriza por un “empirismo” “predominante”.
Ciertamente Locke es un filósofo, que estudió y practicó la medicina y que llegó a ser
considerado ateo y materialista, pero, al mismo tiempo, se sub - aprecia que ha sido
considerado predominantemente filósofo (que en alguna medida no dejó de atender el asunto
relativo a los fenómenos naturales) y que, por ejemplo, aparte de la sola mención de empirismo,
el resto del análisis de Jean Touchard sobre su teoría niega su apreciación, tanto en lo relativo
al nombre de las obras de Locke (“Tratado sobre el Gobierno Civil”, “Ensayo sobre el
Entendimiento Humano”, “Carta sobre la Tolerancia”, “El Cristianismo Razonable”), como en la
calificación de su teoría: “Defensa de la propiedad privada y llamamiento a la moral,
preocupación por un poder eficaz y necesidad del consentimiento, un individualismo que se
inclina ante la mayoría, empirismo y racionalismo, tolerancia y dogmatismo”.
Es decir, sólo una palabra discorda con el resto de adjetivos, para un autor que “descubre” dos
etapas: el estado de la naturaleza y la sociedad civil. Con base a esta dicotomía, que no es la
del cielo y la tierra, elaboró toda su teoría y justificación de la propiedad privada, pero al
distinguirlas, reproducir el pasado, su evolución y el presente, el empirismo se encuentra ajena
a ellas.
La primera etapa es un estado de igualdad social, fundada en la razón humana, creada por
Dios, pero en la que existe la posibilidad de violar las normas dictadas por la razón, porque el
ser humano busca de manera egoísta su bienestar individual, de tal manera que el estado de la
naturaleza tiene una realidad que hace pasar a la segunda etapa, pero en la que Locke no
explica como ni cuando se produce el paso. Es decir, carece de empirismo “la descripción” de
su “historia” y predominantemente es ajeno al método histórico, sobre todo porque en el
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“estado de la naturaleza” cada uno es juez y no existe juez superior, aunque en su teoría la
potencialidad o realidad de un “estado de guerra” conduce a la “sociedad civil”, cuyo objetivo es
la conservación de la vi da, la propiedad privada, la libertad, caracteres que se constituyen en
motivos que factualizan es establecimiento de la “sociedad civil” y del Gobierno. Es decir, a
pesar de sus avances a través de un procedimiento especulativo, la diferencia entre Platón y
Locke reside en que el segundo cuenta con dos realidades ultramundanas y ambas relativas al
mundo terrenal. Comte consideraría su análisis propio de la metafísica y ajeno al empirismo.
Sin embargo, la colocación de Comte en el empirismo no reside tanto en que lo emplea (como
los autores precedentes a él en su línea, sino porque como filósofo lo justifica, de manera
brillante, en su filosofía de carácter metodológico, pero fundada en sus observaciones.
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separarse de manera absoluta del idealismo y que se conoce con el nombre de Materialismo
Francés del Siglo XVIII.
Este constituye un desarrollo del materialismo del siglo XVII, una etapa superior de desarrollo
del materialismo y entre sus fuentes ideológicas se han considerado el materialismo de
Gassendi, de Descartes y del pensamiento inglés y, dentro de este último, el “materialismo” de
J. Locke. Con esta apreciación puede decirse que tampoco el materialismo del siglo XVII pudo
apartarse en medida importante del idealismo, pues J. Locke era predominantemente idealista,
ni siquiera empirista. El sostenimiento de este “materialismo” en todas sus formas provenía de
verdaderos sistemas materialistas, o sea, del desarrollo de las ciencias naturales y, constituidos
desde principios de la etapa moderna a través del Renacimiento. No obstante, este
materialismo filosófico, existente al menos como ciertos rasgos en el pensamiento humano,
llegó a desarrollar ideas muy notables, tales como rechazar el compromiso entre la burguesía y
la nobleza feudal, rechazar el racionalismo cartesiano, elaborar elementos de dialéctica en D.
Diderot (1713-1784), la consideración del intelecto humano como el motor específicamente
humano de la conducta del hombre (con lo cual Helvecio y Holbach, en forma atea, se oponen
al idealismo objetivo), el rechazo del panteísmo y el deísmo.
Así, con la Ilustración, en el plano filosófico y científico el progreso más notable se encuentra
del lado de los materialistas y en el marco de la teoría sociológica y política el progreso más
notable se encuentra en los pensadores idealistas, sobre todo Montesquieu y J. .J. Rouseau
(1712-1778).
En todo caso, unificaba a los pensadores de la Ilustración un gran afán por el conocimiento de
la ciencia y de la vida social, la idea de realizar proyectos de reforma o de revolución social y el
hecho que todos estaban imbuidos de ideas promovidas por el desarrollo de las relaciones
capitalistas de producción.
De conformidad con el marxismo, dos fueron las principales limitaciones del Materialismo
Francés del Siglo XVIII: El carácter metafísico de su método de estudio y su explicación
idealista del progreso social.
El concepto de metafísica varió desde la época de los griegos y la forma más circunscrita y
consecuente de caracterizarla es la de Comte, o sea, la de atribuir a los fenómenos de la
naturaleza (y de la sociedad) cualidades que no tienen. Sin embargo, en el marxismo, lo
metafísico no ha sido exacta ni solamente lo que la palabra metafísica expresa (más allá de lo
físico), sino ha llegado a definirse como el método opuesto al método opuesto al método de la
dialéctica materialista y que consistiría en estudiar los fenómenos sin vinculación con los
demás, con carácter invariable y/o sin cambios cualitativos.
En la práctica política tampoco el marxismo ha sido ajeno a estos defectos, pero ciertamente el
método dialéctico no se limita a analizar y clasificar los fenómenos, como sucede en la
metafísica, de conformidad con la crítica marxista, pues en tales límites se tiende a subestimar
su cambio y a considerarlos independientes, originando nociones en las que no se reconocen
las contradicciones entre ellos ni entre sus elementos y es correcto agregar que tampoco
puede llegar a reconocerse su parentesco.
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Esta forma de “reconocimiento” consiste en reconocer los fenómenos con cualidades que no
tienen y lo que no es otra cosa que atribuir a la realidad objetiva una forma que no posee, de tal
manera que la noción comtiana de la metafísica es aproximada a la realidad y efectivamente
constituyó un defecto de la Ilustración, pero reaparecen el mismo Comte, principalmente cuando
enfrenta el problema de la revolución.
El análisis descrito de la metafísica tiene una superación por el idealismo, a través de la crítica
hegeliana a la filosofía de la Ilustración y que es adoptada por el marxismo, mediante la crítica
que sufre la dialéctica de Hegel
a través del análisis teórico realizado por K. Marx y F. Engels.
b) Todas las modificaciones que se operan en la naturaleza están determinadas por la ley de
la causalidad.
c) Los fenómenos están indisolublemente ligados entre sí, no existe límite infranqueable entre
la materia orgánica y la materia inorgánica, la una se convierte en la otra, la sensación o
sensibilidad es una cualidad de toda forma de materia y e1 pensamiento humano es sólo
una forma evolucionada de la sensibilidad de la materia.
Por lo tanto, descubrió la ley de la causalidad y con ello un aspecto de todas las leyes de la
dialéctica, no se alejó del terreno de los hechos (empirismo) y su clasificación de la evolución es
una aplicación de la abstracción al estudio de los cambios cualitativos, que parece presentir la
ley del tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos (y viceversa), pues contaba ya con
muchos elementos para formularla.
La filosofía de Diderot recorrió con rapidez el tránsito del deísmo al materialismo, reconoció el
progreso de la técnica y de la industria en el desarrollo del conocimiento y pensamiento
humanos, pero con ello no formuló de manera completa, al parecer, el principio fundamental del
Materialismo Histórico, ni parece haber podido periodizar el desarrollo social con base al
progreso técnico. Sin embargo, es evidente que, por lo menos, sentó las bases teóricas para
hacerlo con facilidad, debido a lo cual se hace necesario revisar su teoría.
En materia política, sus análisis son una continuación y desarrollo notable de las teorías de
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Bodin y Montesquieu, pero confiaba en un espíritu humano de solidaridad entre los hombres,
era partidario del monarca ilustrado (neoplatonismo político burgués), o sea, de la reforma y no
de la revolución social y en su “concepción idealista” (relativa a la vida social) estimaba que el
orden social solo podía ser efecto de la voluntad del Gobernante. No se equivocó demasiado
en esta apreciación, pero le hizo falta teorización acerca de la condición social.
A pesar de todo, su teoría se encuentra al menos en los límites del Materialismo Histórico y
para llegar al Materialismo Dialéctico le hizo falta, al parecer, formular que la conciencia no es
un reflejo pasivo de la vida social, aun cuando llegó a descubrir ello en los hechos.
En todo caso, el marxismo le ha negado hasta la fecha el mérito de primer descubridor de las
leyes de la Dialéctica, que sin demasiadas demostraciones, reconoce en Hegel, tan solo por
indicaciones de Marx.
4. ETAPA CONTEMPORÁNEA.
Parte de la Revolución Francesa de 1789, hasta nuestros días, pues, a pesar de las
revoluciones técnicas, no existe suceso histórico que haya decretado la terminación de esta
etapa. Por el contrario, con los retrocesos y aperturas de los países socialistas hacia el mundo
capitalista: se consolida un proceso denominado globalización y que, a pesar de la
internacionalización económica y de nuevas condiciones sociales, reproduce procesos
mundiales constituidos precisamente en la época del Renacimiento. Sin embargo, aunque la
esencia de este proceso sea la internacionalización del capitalismo, no puede reconocerse
hasta la apertura del mundo socialista hacia el capitalismo, pues la globalización ya había
adoptado una forma socialista, por efecto de la revolución bolchevique, realizada en Rusia en
1917, y por efecto de la segunda guerra mundial. Pero, a pesar del inicio de la época de las
revoluciones socialistas, la época de las revoluciones burguesas se prolongó en Europa hasta
la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, mientras en el mundo subdesarrollado
se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XX, existiendo resabios todavía muy importantes
de relaciones precapitalistas.
En esta etapa, la humanidad aparece precipitada al socialismo, pero nuestro objetivo principal
de análisis sigue siendo Europa Occidental, aunque a partir del tratamiento del leninismo es
evidente que queda referido también a Europa Oriental y a todo el planeta, y, con el propósito
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de conocerla finalizamos su análisis con el tema del Desarrollo del Marxismo.
Con el aumento de las luchas obreras y dueña del poder político, para la burguesía su principal
enemigo deja de ser la nobleza feudal, al menos, en los países más avanzados de Europa y,
por efecto de estos hechos, reconstruye su ideología: descarta los principios de soberanía
popular como derecho positivo en favor de todos, conserva el liberalismo económico, pero la
idea dominante ahora será la de “solidaridad o alianza de clases”, que constituye una especie
de “socialismo espiritual limitado”, expresado así:
a) Se niega el carácter clasista del Estado y este carácter no se reconoce más que como
hecho incidental, secundario y hasta ilegal.
b) A la teoría de la igualdad social entre los hombres (inclusive burguesía) se opone la teoría
de, la desigualdad social por naturaleza.
e) La teoría de la solidaridad social o alianza de clases trata de evitar la lucha de los obreros,
pero no la de los capitalistas.
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A. AUGUSTO COMTE (1738-1857)
Las obras más importantes de este gran pensador francés son “Curso de Filosofía Positiva”
(1830-1842) y “Sistema de Política Positiva” (1851-1854), y en su teoría filosófica, sociológica y
política se tiene que:
f) Para evaluar su aporte científico, es necesario tener en cuenta que antes de Comte, aun en
el mundo académico, prevalecía la idea de que fenómenos sociales no podían ser objeto
de estudio científico como fenómenos de la naturaleza, o sea, la forma de los fenómenos
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sociales y de la vida social era explicada por la voluntad e ideas de los hombres o como
resultado de la voluntad de un ser divino.
g) Posiblemente bajo el influjo directo de Saint-Simon, Comte adopta y aporta la idea que la
vida social puede ser objeto de un conocimiento similar al que se había desarrollado en el
campo de las ciencias naturales y sin mas error que el anteriormente descrito, sostiene que
ello puede realizarse, mediante el método de formulación de hipótesis y mediante el método
de la observación. Así, crea el término sociología, como “el estudio positivo de las leyes
fundamentales propias de los fenómenos sociales”. O sea, a pesar de todo, hay en
Comte, la búsqueda de una disciplina específica para el estudio de la vida social y orientada
precisamente al descubrimiento de sus leyes, de tal forma que la aplicación indiferenciada
del método no invalida una orientación de su teoría hacia el Materialismo Histórico.
h) Ciertamente, Comte no fue el único autor de estas ideas antes del aparecimiento del
marxismo, pero mientras Saint-Simon, a pesar de su vocación científica, no dejó de ser
religioso (idealismo objetivo), el descubrimiento de Diderot, según el cual todas las
modificaciones de la naturaleza se operan determinadas por la ley de la causalidad, fue más
apreciado de orden filosófico que sociológico, de tal forma que no contribuyó, sino de
manera muy limitada, a autonomizar el estudio de la vida social y al realizar una
explicación idealista de la vida social no reconoció de manera suficiente la forma de
cumplimiento de la ley de la causalidad.
i) Por lo tanto, Comte contribuye a la formación de la idea que puede formarse una ciencia
específica de la vida social, a la idea que está regida por leyes objetivas y que su estudio
puede ser absolutamente científico, o sea, libre de prejuicios filosóficos, religiosos y
políticos.
j) Comte reconoce los límites del método de la observación, o sea, el hecho que la validez y
extensión de las leyes descubiertas queda limitada por observaciones del sujeto, pero no
comprenden causas metafísicamente concebidas, sino observadas en la majestad de los
hechos, porque su propuesta metodológica obedece a que busca un conocimiento de lo que
son las cosas por lo que hacen y no de lo que se piensa que son las cosas por medio del
razonamiento religioso o filosófico, o sea, por medio del método de la abstracción y que
ciertamente puede conducir a error sino se tiene en cuenta al mundo empírico, de los
hechos.
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l) Adopta un idealismo subjetivo (no religioso), que nunca trató de enmascarar y que se
manifiesta en una apreciación del desarrollo social como desarrollo del saber humano, pero
en este “idealismo” la conciencia humana solo es un efecto de la vida social, pues sustenta
un sociologismo y materialismo absoluto, en el que afirma que el cerebro humano es
impotente sin estímulos exteriores y sin apreciarlos es peligroso, porque da lugar a teorías
teológicas y metafísicas. Así, resta validez al proceso subjetivo de conocimiento
(abstracción) y en su concepción (materialismo y sociologismo absoluto) las teorías son
falsas o verdaderas tan solo por efecto de la vida social y la metafísica solo una etapa
transitoria, que es definitivamente sustituida por la positiva o científica (para ello, tiene
como comprobación empírica el desarrollo desigual de las ciencias, en cuanto no todas han
alcanzado la etapa positiva de desarrollo). Su exceso de materialismo y sociologismo, es un
efecto de muchos resabios de origen feudal y de la falta de desarrollo de las ciencias
sociales, que no le conducen a apreciar la metafísica como un método (lo cual une al
estadio teológico con el metafísico) sino tan solo como etapa transitoria de la humanidad.
Refleja su teoría, sobre todo, el ideal político de las clases explotadas, bajo la dominación de la
ideología de la clase dominante, de esperar una cooperación de clases, que el percibe como
tendencia histórica, sin reparar en la falta de observación de la lucha de clases y considerando
que la agravación de los conflictos es sólo un síntoma de un proceso de transición social hacia
una mejor sociedad.
Como en cualquier autor, su teoría es producto de una educación que nace desde una corta
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edad y que él logra prolongar hasta sus estudios inconclusos de medicina en la Universidad. Le
ayudó mucho el trabajo que desempeñó como secretario de Saint-Simon y con el cual llegó a
una enemistad, que explica solo parcialmente su negación absoluta de las tendencias
socialistas, pues tal negación también fue un efecto de la elaboración de su propia teoría, en la
que considera que la historia humana muestra que el progreso social logra una mayor
cooperación entre las clases, por lo cual la etapa positiva de desarrollo se caracterizará porque
la humanidad no sólo estará libre del razonamiento teológico y metafísico sino será una
sociocracia o armonía social.
Comte no entendía la observación limitada a un orden empírico, sino comprendía dentro de ella
a la observación histórica y, por lo tanto, con fundamento en el método histórico, observa que la
sociedad humana pasa por tres estadios o estados: el teológico, el metafísico y el positivo. En
el primero, la humanidad explica los fenómenos por la acción de seres sobrenaturales, En el
segundo, la metafísica consiste en atribuir propiedades, cualidades o efectos que no tienen
los fenómenos de la naturaleza. El tercero, en el plano teórico, consiste en el descubrimiento
de leyes científicas.
Para él, no todas las disciplinas científicas, ni todas las actividades sociales han llegado a su
etapa positiva de desarrollo. No manifiesta un desdén absoluto por la etapa teológica o
metafísica, sino son, para él, etapas necesarias en el desarrollo del pensamiento humano, y
cada una es el fundamento del desarrollo de la siguiente. La teológica es una forma
embrionaria del saber y en la metafísica el hombre ya no descubre las causas de los fenómenos
fuera de la naturaleza. Sin embargo, a causa de privilegiar los meros actos del procedimiento
científico, su materialismo no lo lleva a reconocer plenamente la realidad objetiva
(principalmente económica) y formula el desarrollo de la vida social en los límites de un real,
aunque parcialmente aparente, idealismo subjetivo, pero no en los límites de un idealismo
enmascarado (por ejemplo, no toma lo económico para enmascarar), o sea, a pesar de todo,
sobre – estimó el papel de la conciencia en la vida social, aunque sólo fuera de manera muy
limitada y, a pesar de privilegiar los actos del procedimiento científico, a causa de su
empirismo, no reparó que el método de la formulación de hipótesis es un encaminamiento
lógico por la vía de la abstracción y consideró que el razonamiento metafísico era solamente
una etapa transitoria en la historia de la humanidad. Es decir, no reparó en que los resultados
válidos de su propia teoría eran, sobre todo, resultado de su propio razonamiento y muy poco
de su confirmación, mediante el método de la observación.
Para un pensador que observa de manera tan empírica la construcción del medio social, con
toda permisividad divina, es evidente que las doctrinas materialistas lo llevarán también a una
concepción atea. Sin embargo, el hecho que teniendo en cuenta la religión llegue a pensar en
la necesidad de un Papa positivo o científico no implica que trate de enmascarar un idealismo
subjetivo ni que su objetivo principal fuera unir materialismo con idealismo, sino que su objetivo
era encausar a la humanidad, mediante reforma social, por un sendero sin carácter teológico o
metafísico, o sea, con carácter de una revolución científica, lo cual casi no tiene nada que ver
con la unión entre materialismo e idealismo, pero si con la evidencia de utopías comtianas.
Aunque no todos los marxistas son iguales, por estas apreciaciones, no es aplicable a Comte y
resulta demasiado exagerado identificarlo con la apreciación del marxismo de considerar a todo
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positivismo como idealismo subjetivo enmascarado, partido centrista en filosofía o tendencia
que simplemente trata de unir al materialismo con el idealismo. Estas apreciaciones, que
afortunadamente no son de todo el marxismo, no solo son exageradas sino que no entran en
oposición, frecuentemente, con el pensamiento burgués, cuando se evalúa la obra de Comte,
pues aun su centrismo es muy limitado y no político.
En su utopía, ciertamente, para Comte, debe reformarse el poder espiritual, pero lo propone a
través del medio adecuado, o sea, de la ciencia y que en el mundo moderno precisamente ha
sido negación de la Iglesia. Mas lo propone rechazando ideas de socialistas utópicos y de
utopistas que imaginaban que todos los datos de la vida humana podían ser arbitrariamente
transformados. Esta es la razón del espacio que concede a la Iglesia y de su propia utopía,
pero, al tener en cuenta la condición social, estimó que los pensadores de la Ilustración se
equivocaron cuando pensaban que la cooperación y la solidaridad humana solo existen porque
los individuos sacan ventajas de ellas y, para él, no menos potente que las aspiraciones
egoístas de los hombres es el instinto de vida social (Aristóteles) y solo gracias a él es posible
la conciliación de intereses privados y la cooperación de los seres humanos en el contrato
social.
Su análisis superficial, que en esta materia subaprecia la lucha de clases, lo lleva a la digresión
del Papa positivo o científico, y a otros errores, pero señala un aspecto biológico, que no solo
es indispensable sino mas explicativo de vida de conjunto que la sola y mera lucha por
intereses egoístas, que contenía la teoría del contrato social. Mas las dificultades vividas para
construir el socialismo, pero que no limitan su necesidad, le dan la razón a Comte para que al
proponernos proyectos de reforma social no dejemos de tener en cuenta los caracteres de la
vida humana, aunque nunca llegue a existir un Papa positivo, etc. Como ciertas formas de
socialismo utópico, criticadas por Marx, el socialismo real subapreció al individuo, en la
diversidad de sus necesidades.
Por lo tanto, para evitar universalizar una crítica metafísica de la filosofía positivista, con rasgos
que solo pueden llegar a ser válidos a algunos autores positivistas, es necesario partir de lo
que específicamente merece llevar el nombre de positivismo en la doctrina comtiana y que es
lo que precisamente hicimos en el inciso c) anterior, de nuestro análisis de Comte, en el que
quedan precisamente reunidas las apreciaciones de dos grupos de autores, que han definido el
positivismo:
a) Los que consideran que el positivismo es negación de la especulación filosófica, que niega
a la majestad de los hechos.
b) Los que consideran que el positivismo es la negación de las tendencias socialistas, que
niegan a la sociedad capitalista.
Sin embargo, para enfrentar el problema acerca de la noción y origen del positivismo, debemos
partir de que antes de Saint – Simon, Montesquieu hace referencia al “derecho positivo”,
caracterizado por él no tanto como el derecho que se cumple en la vida social, como
efectivamente se considera en la actualidad, sino considerado en Montesquieu como un
derecho (humano) de carácter racionalmente necesario (derecho de pueblos, derecho político
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y derecho civil) y que Montesquieu no idealiza en su teoría. Con este antecedente el
positivismo de Comte también hace referencia a leyes necesarias, carácter jurídico, sino de
carácter objetivo.
O sea, nos encontramos, ante dos sistemas ideológicos y dos tendencias de pensamiento
diferentes, en el que el rasgo aislado no hace identificar al comtismo con el saint – simonismo.
Así, el punto de partida del positivismo es Comte.
Aun cuando solo deriva de Saint-Simon el positivismo de Comte, conviene agregar otra cita de
Jean Touchard, quien indica que el. comtismo, como el saint – simonismo, termina en una
religión, pero en un “catolicismo sin cristianismo”, según palabras de Jean Lacroix. Es decir, la
apreciación de unificación de idealismo y materialismo en la doctrina comtiana es un hecho de
poca importancia para ver en ella nociones esenciales de positivismo e, incluso, para apreciar
una unión muy efectiva. Esta “unión”, como hecho importante, solo indica el penoso estado en
que se encontraba la sociología y aun se encuentra el conocimiento de la vida social por la
mayoría de seres humanos, y no la forma usual en que los hombres de ciencia (Marx, Engels,
etc.) llegaron a usar el término positivo, o sea, como sinónimo de ciencia y que era
precisamente el objetivo de Comte.
Tenemos que tanto el saint – simonismo como el comtismo terminan en religión, pero no en la
misma religión, y Comte es de los pocos autores que se declara abiertamente positivista.
Asimismo, tenemos que mientras con todas sus limitaciones, Saint – Simon es abiertamente
socialista (defensor limitado de la clase obrera), Comte es abiertamente partidario del mundo
empresarial de la clase capitalista y que con el desarrollo social la noción de positivismo
llegará a adoptarse como negación del pensamiento socialista, tal como sucedió, por ejemplo,
en la doctrina de E. Durkheim (1858-1917). Además, tenemos que mientras el empirismo es
un rasgo materialista, el pensamiento de Saint – Simon se orientó con fundamento en un
idealismo religioso, dentro del cual militó, como divulgador del cristianismo. No sucedió lo
mismo con Comte y, por ello, son los saint – simonianos los primeros en reaccionar en contra
del ateísmo de la filosofía comtiana, por lo cual, con ella, se construye de manera completa el
positivismo, aunque efectivamente Saint – Simon fue “creador” del término “positivo” para hacer
referencia a la necesidad de un conocimiento empírico y científico de la vida social.
Saint – Simon debe ser aceptado como el precursor más importante del positivismo, pero
todavía, en realidad, carente de un sistema (completo) positivista de ideas, aun cuando
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limitemos el problema al orden filosófico y metodológico. Saint – Simon y los saint –
simonianos buscaban la industrialización francesa, basada en las relaciones capitalistas de
producción, pero desestimaban el carácter opresor de la revolución francesa, lo que Comte
desdeña y, por lo cual, espera mas de 80 mil gendarmes en la ciudad de París, para asegurar
el orden social.
El positivismo de Saint – Simon es, por lo tanto, demasiado limitado, demasiado inicial, como
para poder ser apreciado como fundador del positivismo. En las teorías posteriores a Comte,
puede aceptarse la combinación de empirismo e idealismo objetivo, como parte de un
positivismo metodológico, aplicado al estudio de la vida social y que tendría por objetivo
desechar ese idealismo objetivo o religioso para estudiarla, pero se trata de una postura
positivista todavía muy excepcional e influida grandemente por el desarrollo de la ciencia, pero
en la anticipación de la teoría comtiana las ideas de Saint – Simon solo significan la
continuación de las ideas de la Ilustración, o sea, la promoción del estudio científico de la
creación, desde una posición teocrática, sin rompimiento con dicha Ilustración. Por el contrario,
el positivismo metodológico era, en general, una actitud propia del campo de las ciencias
naturales y no de las ciencias sociales y que residía en estudiar la naturaleza sin el empleo de
la creencia religiosa, aun cuando el investigador tenía convicciones cristianas, pero no habían
en dichas ciencias pensadores que se declaraban partidarios del positivismo metodológico, en
tanto es una categoría que hemos creado para analizar al positivismo. Sin embargo, las
apreciaciones de Saint – Simon demuestran que tal positivismo metodológico fue precursor del
positivismo contiene y de todas las formas de positivismo posteriores.
La crítica de los saint – simonianos hacia el ateísmo contiene muestra oposición hacia la parte
más representativa del positivismo metodológico, o sea, a la que tenía un carácter
absolutamente materialista y que, en realidad, el positivismo de Saint – Simon se limitaba a una
simple promoción de empirismo.
Varias formas de marxismo han tendido a negarle a Comte el gramo racional de su teoría y con
fundamento en algún estereotipo de positivismo se ha puesto en duda el carácter positivista de
su obra, no obstante que reclamó el calificativo de positivo para su pensamiento. Así, esta
obstinación deja fuera de su contexto social al pensamiento humano.
O sea, Aristóteles, aunque fuera empirista, no hizo ciencia social porque no había ciencia social,
sino, simplemente, porque era necesario explicar la realidad. Ni se le ocurrió la existencia de
un estado armónico de vida social y científica, que negara al esclavismo. Tampoco la
sofocracia de Platón tiene similitud con el Papa positivo o los definidores de la política en el
Estado positivo.
Algo más, con la idea de sociocracia o armonía social, la teoría de Comte no es menos
socialistas o utopista que la de Saint – Simon, pero tiene el propósito de luchar en contra de
estos dos rasgos. Igualmente, por lo tanto, los antecedentes del positivismo (empirismo,
idealismo subjetivo, agnosticismo) no son precisamente positivismo sino sólo antecedentes y
ver en la doctrina de Comte al menor de los positivismos significa no apreciar el desarrollo del
positivismo, es decir, la existencia de un positivismo inicial. Por ello, muchos autores no se
declaran positivistas ni reconocen el calificativo de positivistas que se les confiere.
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Así, el positivismo generó necesariamente nuevas reacciones, pero cierto agnosticismo, aunque
limitado y práctico, caracteriza a la doctrina comtiana por declarar el carácter limitado del
conocimiento humano y porque para Comte es inútil y dificultoso el estudio correspondiente al
origen y fines del universo y el estudio correspondiente a muchas disciplinas científicas de la
actualidad, a pesar de que se ha propuesto descubrir leyes de validez universal y de carácter
reiterativo, cuya validez quedó limitada en su teoría a las observaciones del sujeto. O sea, con
estas apreciaciones también Comte abusó de la abstracción y de la metafísica.
Ello no significa negar la existencia de la realidad objetiva ni negar que sea cognoscible, pero
no siempre es necesario conocer, en todos sus detalles, a un objeto, aunque sean
cognoscibles, y este es el primer aspecto para reconocer el carácter limitado del conocimiento
humano. Un segundo aspecto reside, sobre todo, en el carácter subjetivo del conocimiento
humano, o sea, está limitado a las observaciones y abstracciones del sujeto, a la vida útil de
investigador que poseen los hombres y a su contexto histórico. Es decir, ha sido excesiva la
crítica contra Comte, por enunciar el carácter limitado del conocimiento humano, cuando, por el
contrario, en esta materia, se aproximó, en gran medida, a la realidad objetiva, O sea, el
conocimiento humano no es absolutamente ilimitado, sino limitado, pero no la convierte en
incognoscible y que es algo que Comte no parece haber afirmado en forma alguna, teniendo
arraigadas convicciones científicas, contrarias a la teología y a la metafísica. Su positivismo es,
realidad, materialismo enmascarado.
Por lo tanto, al observar algún estereotipo de positivismo, fundado en rasgos como idealismo
subjetivo, idealismo subjetivo enmascarado, agnosticismo e, incluso, idealismo objetivo, es
evidente que se encuentran en Comte con un carácter muy limitado y secundario, debido a su
vocación científica y empirista. Así, de haber vivido más tiempo, hubiera indicado que afirmar
solo por la vía de la abstracción que el universo es creación o no es obra de Dios no prueba
nada, pues en el descubrimiento de cuerpos celestes en formación y en desintegración no
puede observarse empíricamente la mano divina de la creación. Es decir, este descubrimiento
le hubiera causado simpatía, por la confirmación de su ley de los tres estadios y de su doctrina
empirista.
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En cuanto a un supuesto carácter conservador de la doctrina comtiana, hay que evaluar que su
desechar de prejuicios no está motivado en Comte por el fin de ocultar la problemática social,
sino por el fin de estudiarla científicamente, a pesar de que su empirismo le condujo a la
metafísica de aceptar la existencia de problemas sociales incurables, pero si sus relatos no son
de un revolucionario y llegan a ser metafísicos, no son de un conservador, menos de un liberal.
Según Jean Touchard, para Comte el individuo es una abstracción y, por ello, hay que luchar en
contra del individualismo liberal. Además conforme a la imagen que forja de la nueva sociedad,
su teoría es elitista y, en ella, no reconoce a los individuos otro derecho que el de cumplir con
su deber, lo cual, según Jean Touchard, permitió a J. Stuart Mill (1806-1873) escribir que el
positivismo era un completo despotismo espiritual y temporal.
Sin embargo, sin Hegel y, sobre todo, sin Feuerbach, el materialismo de Comte anticipa al de
Marx, aunque no deja de contener una dialéctica de la auto evolución del espíritu, pues ya en
1822 pudo exponer su ley de los tres estadios, así: “Cada rama del conocimiento, por la
naturaleza misma del espíritu humano, está necesariamente sujeta a pasar por tres estados
teóricos diferentes: el estado teológico; el estado metafísico o abstracto; por último, el estado
científico o positivo”. A pesar de ello, también para Comte fue difícil escapar de la metafísica,
pero si el espíritu es una forma de desarrollo en su teoría, no deja en ella de ser efecto, a su
vez, de la vida social, lo cual es una dialéctica muy simple, pero verdadera.
O sea, Comte no trató de ser un revolucionario, pero trató de ser un científico y, por ello, su
genio tiene un espacio en la historia de la ciencia política y muchos de los elementos de su
pensamiento han sido objeto de atención y preocupación hasta nuestra época, de tal forma que
el saint – simonismo solo fue el elemento de inspiración del positivismo contiene, pero carece
de influjo directo sobre el pensamiento burgués contemporáneo de nuestra época, que no
puede negarse a Comte.
Jean Touchard observa que los liberales alcanzan el poder en Francia y evaluando esta
conquista del poder político por la burguesía cita a Tocqueville: “La clase media, dueña de
todo, como nunca lo fue, y como tal vez nunca lo será ninguna aristocracia, convertida en
Gobierno, tomó un aire de empresa privada”. Marx también empleó, con alguna frecuencia, el
término clase media para referirse a la burguesía, debido a los procesos de transición que se
efectuaban en Europa, pero es evidente que las manifestaciones actuales del liberalismo no son
nuevas y es evidente que el liberalismo, como tendencia burguesa, no renuncia, de manera
absoluta, a la intervención estatal, aunque sea anarquista en gran medida.
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Para Tocqueville, la sociedad evoluciona necesariamente hacia la igualdad, o sea, a la
democracia y esta evolución lo atemoriza, pero le parece ilusorio oponerse a ella, por lo cual su
mayor preocupación reside en evitar que la democracia caiga en anarquía y despotismo, lo que
debiéramos entender que llegue, incluso, a un socialismo absoluto.
Por lo tanto, con respecto a Comte no puede negarse un desarrollo del método de la
observación y una menor inclinación hacia la especulación filosófica, que manifiesta el carácter
triunfante del positivismo en el mundo académico. Sin embargo, la postura apologética que,
desde la actualidad, adopta Maurice Duverger, hacia la obra de Tocqueville, muestra el carácter
predominantemente ahistórico, empirista y subjetivo, que orienta a los análisis sociológicos de
la teoría burguesa, desde el siglo XIX hasta la fecha. Tal empirismo es positivismo en dicha
teoría y en nuestra época alguna obra ha llegado a alcanzar el título de “La política en la época
científica”, con lo cual estaría prácticamente “realizada” la utopía comtiana del estado positivo,
pero, por razones de orden político, en el positivismo posterior a Comte frecuentemente se ha
omitido explicitar la necesidad de superar el pensamiento .teológico y metafísico, lo que, desde
luego, tiene gran dosis de positivismo metodológico.
En todo caso, las décadas de 1840 y 1850 marcan el inicio del triunfo del positivismo en los
análisis sociológicos, sosteniendo Jean Touchard que Spencer afirma el liberalismo en nombre
de la ciencia y Marx sustituye al socialismo utópico. Leszek Kolakowski, en relación al
positivismo triunfante, efectúa un análisis similar al de Jean Touchard y es evidente que los
socialistas utópicos y Comte, a pesar de su utopismo, contribuyeron a forjar la necesidad de
contar con una disciplina científica para el estudio de la vida social y realizaron valiosos aportes
para la existencia de esta disciplina.
Así, desde una perspectiva socialista, el “positivismo” del marxismo hizo realidad el ideal de
Comte de una ciencia de las sociedades, a través del Materialismo Histórico, y entre los
elementos que tiene de positivismo se encuentran el uso del método empírico o método de la
observación y el fin de descubrir leyes objetivas, pero, realmente, no es positivismo y se
opone a él por su carácter socialista y porque privilegia el método de la abstracción para el
análisis de los fenómenos sociales y a través de la cual superó las limitaciones científicas de la
filosofía comtiana. Sin embargo, no puede negarse que Marx pasa por una primera etapa de
materialismo filosófico muy agudo, en que muestra gran desdén hacia la especulación filosófica
y en que estaba, por lo tanto, apegado a una apreciación filosófica y metodológica similar a la
comtiana.
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perfectamente llegar a adoptar la metodología comtiana y, por su carácter burgués, o sea, anti
– socialista, adoptar así los elementos esenciales del positivismo y sin que para el efecto
inicialmente existiera necesariamente el influjo de Comte. Así, la doctrina de Alexis de
Tocqueville no parece comtismo, pero reúne los dos elementos esenciales del positivismo, a
causa de la aceptación de la democracia burguesa.
El marxismo, como concepción del mundo de la clase obrera, surge en la cuarta década del
siglo XIX y tiene tres causas principales:
a) No puede aparecer sin la presencia de la clase obrera y sin que ésta se manifieste
agudamente, tratando de realizar sus intereses de clase.
b) No puede surgir sin el avance de la filosofía, de las ciencias y, por ello, Lenin señala que el
marxismo “es el legítimo heredero de todo lo mejor que creó la humanidad en el siglo XIX:
la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo utópico
francés, que son las tres fuentes del marxismo”.
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Por lo tanto, en función de su método y de sus fuentes, el marxismo es el resultado de una
reelaboración de la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo
utópico francés.
Marx, refiriéndose a la crítica valiosa de la economía, realizada por pocos autores alemanes
(Weitling, Hess y Engels), indica que “tiene que agradecer su verdadera fundamentación a los
descubrimientos de Feuerbach” y agrega “cuanto menos ruidoso, tanto más seguro, amplio y
permanente es el efecto de los escritos feuerbachianos, los únicos, desde La Lógica y La
Fenomenología de Hegel, en los que se contenga una revolución teórica real”, por lo cual en el
Prólogo de los Manuscritos de 1844 también indica: “He considerado indispensable el capítulo
final del presente escrito, la discusión de la dialéctica hegeliana en general, pues tal trabajo no
ha sido realizado, lo cual constituye una falta de sinceridad”. Poco antes, en dicho Prólogo,
había indicado: “Mis resultados han sido alcanzados mediante un análisis totalmente empírico,
fundado en el estudio crítico de la economía política” También indica: “Es obvio que, además
de los socialistas franceses e ingleses, también he utilizado los trabajos de los socialistas
alemanes”.
Por lo tanto, es evidente que las tres fuentes del marxismo, según el propio Marx, son la
filosofía clásica alemana, la economía política clásica (inglesa y francesa) y el socialismo
utópico (francés, inglés y alemán). Así, es evidente que la síntesis de Lenin parece tratar de
privilegiar lo mejor o más valioso de las tres fuentes, pues es obvio que más desarrollada es la
economía política clásica inglesa que la francesa y que el fundador del socialismo científico
antepone, en materia de socialismo utópico, a los franceses. Sin embargo, “es obvio” que, al
menos inicialmente, el mayor influjo inicial proviene de los autores alemanes, principalmente en
materia de socialismo, pues Weitling, Hess y Engels son socialistas, mientras Feuerbach es un
pensador materialista.
Sobre las fuentes del marxismo, Erick Mölnar, en su obra “Las Fuentes Ideológicas del
Materialismo Histórico”, indica que de uno u otro modo se derivan del movimiento intelectual, de
origen francés, que se conoce con el nombre de Ilustración, ya que la economía política clásica
inglesa desarrolló las enseñanzas de los fisiócratas franceses, el socialismo utópico crítica a la
filosofía de la Ilustración, desde posiciones de izquierda (por ejemplo, los efectos limitados de la
violencia para resolver los problemas sociales) y la filosofía alemana (por ejemplo, Hegel
propugnaba por la evolución lenta del capitalismo en la sociedad alemana).
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Su segundo cambio cualitativo también es de primera importancia para el desarrollo de la
ciencia política y de todas las ciencias sociales, pero, según lo indicado, todavía en los
Manuscritos de 1844 escribe, con orgullo, que ha empleado el método empírico para realizar
sus investigaciones. Es la época del positivismo triunfante, muy visible en Marx también en sus
“Tesis sobre Feuerbach” (1845) y que sitúan sus investigaciones a través de un materialismo
filosófico muy agudo, pero, por su objetivo político, el estudio de la vida social lo orienta hacia
un progresivo abandono de tal positivismo, que le lleva a proclamar en “El Capital” el privilegio
de la abstracción para el estudio de los fenómenos sociales, de tal forma que el cambio
fundamental se produjo en Marx de 1957 a l958, o sea, durante el período de redacción de los
“Grundrisse”, destinados a preparar la elaboración de la “Crítica de la Economía Política” y “El
Capital” y que contiene su trabajo sobre “Formaciones Económicas Precapitalistas”, que
implicaron necesariamente privilegiar el análisis macro sociológico de la vida social y, por lo
tanto, privilegiar la abstracción para estudiarla y de tal forma que dichos “Grundrisse” van a
contener su teoría acerca del método de la economía política, en correspondencia con tal
análisis.
Una de las causas que la filosofía burguesa haya alcanzado su máximo desarrollo en Alemania
radicó en la debilidad de la burguesía alemana, ya que se encontraba muy subordinada a los
señores feudales, porque eran los principales compradores de sus productos, a causa del
escaso poder adquisitivo de la masa de campesinos y obreros, por falta de desarrollo del
capitalismo. O sea, la burguesía alemana era débil económicamente y, por lo tanto, también
políticamente, de tal forma que la unidad y desarrollo de Alemania se fundaba en la fuerza de la
monarquía feudal y todo esto condujo al espíritu alemán a una abundante teorización filosófica
sobre el desarrollo de la sociedad alemana, que su burguesía no podía resolver en forma
práctica, mediante la revolución. A consecuencia de esta teorización filosófica y falta de
práctica revolucionaria, Marx caracterizó irónicamente a la filosofía clásica alemana, diciendo
que era la “teoría alemana de la revolución francesa”. Sin embargo la filosofía clásica alemana,
como reacción, a favor o en contra de la filosofía de la Ilustración, alcanza un desarrollo
dialéctico, que Marx llega a apreciar explícitamente.
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b) La idea de la enajenación.
Estos aportes no provienen del materialismo, sino del idealismo objetivo y es necesario tener en
cuenta que estas ideas tomadas de la filosofía de Hegel son consideradas por Marx como una
“revolución teórica real”. Sin embargo, no parece que Marx haya podido explicar el significado
de tal revolución, pero en su crítica al materialismo pre dialéctico de Feuerbach podemos
“descubrir” el significado de esa revolución.
En Hegel la conciencia humana no es una capacidad dada por Dios o por la naturaleza al
hombre, ni una simple copia o reflejo del mundo natural o social del hombre, sino el espíritu
tiene una evolución y gracias a esa evolución se modifica el medio natural y social del hombre.
O sea, la modificación del medio natural o social del hombre no es otra cosa que la evolución
del espíritu. Desde luego, en Hegel esa evolución es sólo una evolución o desarrollo del
espíritu y su filosofía consiste en un idealismo absoluto y radical, en que todo es evolución del
espíritu, de tal forma que para Hegel todo lo real es racional y cuando deja de ser racional, o
sea, necesario entonces deja de ser real. Así, lo real y lo racional se encuentran
absolutamente identificados en la filosofía hegeliana.
Pero, en su historia, unos pueblos vencen a otros y los vencedores son, a su vez, vencidos por
otros pueblos, de tal manera que llega a formarse un espíritu universal y la conciencia de cada
hombre llega a formar parte de ese espíritu universal, que tiene la capacidad de evolucionar y
más exactamente de auto evolucionar, por lo cual Hegel, con este idealismo evolutivo o
dialéctico es uno de los principales representantes del idealismo objetivo, en la historia de la
filosofía. Sin embargo, la dialéctica de la filosofía hegeliana y la revolución que conlleva no se
limita a estas apreciaciones y descubre tres leyes lógicas opuestas a la lógica formal, descubre
los principios relativos a las leyes de la dialéctica que contiene la filosofía marxista (la ley de la
unidad y lucha de contrarios, la ley de la negación de la negación y la ley del paso de los
cambios cuantitativos a cualitativos) y descubre que el desarrollo del pensamiento humano se
realiza por medio de antinomias sucesivas, de tesis, antitesis y síntesis. Así, cada síntesis
origina una nueva antitesis y una nueva síntesis. O sea, la dialéctica hegeliana se encuentra
lógicamente construida y resulta falta de reconocimiento negarle méritos a la filosofía
hegeliana, excluyendo, desde luego, su carácter idealista (teocrático y metafísico).
Idealistas objetivos son los pensadores que consideran que todo lo que existe es creado por un
espíritu, idea o conjunto de ideas. A este espíritu, idea o conjunto de ideas, por “apreciarse”
fuera de la conciencia de cada hombre, se le denomina en la teoría filosófica “conciencia
objetiva”. Como ya analizamos anteriormente, en Platón esa conciencia objetiva era el mundo
de las ideas, en la religión es Dios y en Hegel es la idea, espíritu absoluto o Dios, como él le
llama algunas veces.
El idealismo objetivo de Hegel consiste en que, para él, antes del aparecimiento del mundo,
existe una idea absoluta que tiene la propiedad de transformarse y adquirir un cuerpo en la
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naturaleza, dando origen a todos los objetos y fenómenos naturales. En una etapa posterior,
esta idea absoluta evoluciona y, a través de la naturaleza, tiene la propiedad de producir la
sociedad humana, cuya historia, por lo tanto, sería una evolución más de la idea absoluta, que
también tiene la capacidad de conocer su propia evolución, cuando el hombre descubre que la
naturaleza del mundo es esencialmente espiritual y que él es un efecto de la evolución de la
idea absoluta, o sea, de Dios.
Así, el idealismo hegeliano es panlogista, o sea, sostiene que existe una igualdad entre ser y
conciencia, pero, se trata, además, de un panlogismo teológico, porque ese ser y esa
conciencia es Dios, pero un Dios que sólo se autodescubre, según Hegel, cuando el hombre
descubre la esencia espiritual del mundo, o sea, cuando descubre que es parte integrante de
ella y, por lo tanto, se trata de un Dios que sólo se autodescubre, cuando el hombre llega a
descubrir que es parte integrante de él.
En conclusión, Hegel, como los demás filósofos alemanes importantes que le precedieron
(Kant, entre ellos), está fuertemente influido por la religión y por el idealismo. Ahora, no es
difícil advertir de que si partimos de que en lugar de la existencia inicial de une idea absoluta
tenemos materia absoluta, lo que evoluciona es la materia y que, en consecuencia, el espíritu
sólo es una propiedad de la materia, o sea, la síntesis hegeliana conduce a una antítesis de
carácter materialista, que adoptaron Feuerbach y otros materialistas premarxistas y a la
síntesis dialéctico – materialista, adoptada por el marxismo.
La antítesis de tal síntesis reside en que dicha síntesis ha llegado en forma escasa y deformada
a la clase obrera, o sea, en que se subaprecia el papel de la ideología en el desarrollo social,
por privilegiar las formas más agudas de expresión obrera, con lo cual se subapreciaron varias
ideas de plena madurez existentes en Marx, por sus ideas de militancia materialista y
promoción del materialismo.
Por lo tanto, con relación a su primer aporte, Hegel solo reconoce el trabajo como actividad
espiritual. Con relación a su segundo aporte, debemos tener en cuenta que la palabra
“enajenación” literalmente significa “en ajeno”. Por ello, en el marxismo es el acto mediante el
cual el hombre atribuye o cede a una potencia ajena lo que es su propia obra, a consecuencia,
entre otras causas, de una falsa conciencia que, por ello, es un hecho fundamental del proceso
de enajenación.
Hay, en la actualidad, varias formas de enajenación y casi todas ellas son importantes. La
enajenación religiosa consiste en atribuir a Dios las obras, buenas o malas, de los hombres.
Entre las enajenaciones de tipo económico destaca la enajenación del trabajo, a través de la
venta de la fuerza de trabajo, y lo que tiene por efecto que la obra creada quede ajena a su
productor.
No obstante que las religiones han desarrollado tendencias humanitarias, en favor del ser
humano, una de las formas más importantes de enajenación es la religión, en la cual el hombre
atribuye a Dios las obras y aspiraciones de los hombres. Así, el hombre quiere ser poderoso,
entonces crea un Dios omnipotente; quiere ser perfecto, entonces crea un Dios perfecto, etc.
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El descubrimiento de esta forma de enajenación es de Feuerbach, quien, mediante análisis
critico, descubre que la filosofía hegeliana es una explicación y justificación filosófica, no
cristiana, de la religión, con lo cual pone fin a toda a toda forma de idealismo objetivo en el
pensamiento científico.
Sin embargo, para él, la superación de tal enajenación abarcaría una liberación de la totalidad
de la especie humana, a través de la vida social (Estado) y del desarrollo del espíritu universal,
con lo cual su filosofía no deja de contener también un humanismo teológico, que debía
conducir a desarrollar la felicidad terrenal que había posibilitado la superación de la edad
media, o sea, la superación de la arbitrariedad de la Iglesia Católica. Pero la Revolución
Francesa no pudo llegar a tener el efecto liberador que deseaba y las desdichas que causó lo
llevan a considerar que lo trágico (el dolor) “debe aceptarse como ley del mundo” y que en el
universo existe la contradicción necesaria o inevitable entre dolor y felicidad, pues la segunda
sólo es para él (como en el cristianismo), la superación del dolor y la desdicha. Se reconcilió
así con la religión, pero nunca abandono su panlogismo teológico. O sea, el Dios de Hegel no
es, como en Platón o los cristianos, un ser perfecto y dado, sino en desarrollo, a través del
hombre.
Hegel percibió que el hombre se ve obligado a enajenarse en el trabajo, porque, para él, las
necesidades van siempre adelante de la producción y esta, aunque no eterna, sería, al menos,
una forma transitoria de enajenación, pues se ha observado una tendencia hacia la reducción
de la jornada de trabajo, que Hegel desconoció. Por el contrario, la reelaboración de la crítica
marxista, busca a través del socialismo o comunismo, la superación de todas las formas de
enajenación, con fundamento en el desarrollo de la vida económica de la sociedad.
Con relación a su tercer aporte, o sea, la idea de las leyes del desarrollo, una parte del
marxismo ha considerado a Hegel el descubridor de las leyes de la dialéctica, mientras Marx
indicó que se trataba de la idea acerca de ellas. El marxismo ha observado que Hegel las
descubrió como principios, o sea, como cualidades de la realidad universal y, con ello, no ha
existido diferencia esencial a su uso en el enfoque general del marxismo. Sin embargo,
mientras Hegel resuelve que el espíritu antecede a la materia y Comte deja sin solución este
problema, aunque para él la solución de Hegel no sería solución, este problema se resuelve por
la vía lógica y empírica el mundo que observamos no es creación de Dios y, por lo tanto,
tampoco existencia de Dios.
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El marxismo ha insistido en que las ideas que Marx y Engels tomaron de Hegel y que tras
despojarlas del idealismo le sirvieron para formar el Materialismo Histórico y Dialéctico no fue
una simple incorporación de las leyes de la dialéctica a una concepción materialista, sino que
Marx las puso de pie, lo que debiéramos interpretar que esas leyes operan como
consecuencia del cambio de la materia y no como efecto del desarrollo del espíritu o idea
absoluta, lo que no fue solo el paso del idealismo al materialismo, sino el paso de la
especulación metafísica a la ciencia, por lo cual la condena de la especulación por el
positivismo tenía un objetivo científico.
b) La crítica a la teoría de la enajenación en Hegel, que es la causa del primer aporte y con la
cual, como ya se indicó, Feuerbach pone fin a toda forma de idealismo objetivo en el
pensamiento científico.
Su primer aporte no significa, desde luego, que Feuerbach sea el único filósofo materialista
premarxista, sino que fue su teoría la que permitió a Marx adoptar una filosofía materialista.
Feuerbach formula el principio fundamental de toda filosofía materialista así: “El hombre no se
distingue del animal únicamente por el pensar. Antes bien su ser total se distingue del animal.
Desde luego, quien no piensa no es hombre, pero no porque el pensar sea causa del ser, sino
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únicamente porque el pensar es una consecuencia y una propiedad necesaria del ser humano”
(Principios de la Filosofía del Espíritu). O sea, es bien claro en la filosofía de Feuerbach que la
conciencia es una propiedad de la materia humana, nacida de la transformación de la
naturaleza (Hegel). Esta posición doctrinal, en un neohegeliano de izquierda, como Feuerbach,
esta causada por la situación política de Alemania, que lo obligó a luchar contra el idealismo
hegeliano, que, a pesar de su carácter opresivo, presentaba al Estado alemán como una
entidad racional, o sea, necesaria para el bienestar y la convivencia germana.
Sin embargo, es difícil apreciar no sólo a Feuerbach sino también a Marx por las apreciaciones
de Marx como militante inicial del materialismo y del comunismo, pues están cargadas de
exceso de materialismo y de comunismo, para apreciar con exactitud la filosofía de Feuerbach.
Este es el caso de las siguientes expresiones:
a) “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de distintas maneras; se trata de
transformarlo”
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dialéctico o escasamente dialéctico, sino propiamente la crítica que realiza en él a la filosofía
hegeliana, a través del análisis del proceso de enajenación, R. Juárez describe esa crítica,
aproximadamente, en los siguientes términos: “Feuerbach define que la enajenación consiste
en que el hombre transforma lo subjetivo (lo que solo existe en su pensamiento o imaginación)
en algo fuera de su pensamiento o imaginación. Así, para Feuerbach, los cristianos arrancan
del cuerpo del hombre el espíritu, el alma, y hacen de ese espíritu arrancado su Dios,
agregando que deducir de Dios la naturaleza equivale a derivar el original de la imagen, de la
copla (Dios). En Hegel, dice Feuerbach, el hombre es una enajenación o creación de Dios y
hay que invertir la fórmula: Dios es una enajenación o creación del hombre, el ideal que el
género humano proyecta mas allá de si mismo”
Según F. Rubio LLorente, Marx coincide con Feuerbach en que la naturaleza humana ha sido
corrompida y en la necesidad de restaurarla, pero para Feuerbach es únicamente una tarea de
pensamiento y amor, una vez se haya desenmascarado a la religión, evidenciando que Dios no
es otra cosa que una creación del género humano y cuando el amor a Dios se sustituya por el
amor al hombre, lo cual para Feuerbach “es en verdad religión” (Principios de la filosofía del
futuro). Sin embargo, tanto la propuesta de Comte como la de Feuerbach no son, en realidad,
religiones, pues los caracteriza un materialismo ateo.
Apunta R. Juárez que el fin de Feuerbach es liberar al hombre de la región y a este humanismo
le llama comunismo, pero que se trata de un “comunismo filosófico”, que no tiene como fin
luchar por los intereses del proletariado, ni transformar la sociedad, solo sustituir en la
conciencia humana una religión por otra, que se dice materialista y atea y que con ello “no se ha
salido de la jaula hegeliana”.
Por lo tanto, humanismo significa en Feuerbach no atribuirle a Dios lo que es obra del hombre y
comunismo sólo significa que todos los hombres deben estar liberados de la religión. Sin
embargo, aunque no reconocía al marxismo, desde 1870, militó en el partido social-demócrata
de Alemania y para él la palabra religión no tenía el sentido despectivo que le asignan la
mayoría de pensadores materialistas y como promoción de relaciones amorosas para la
armoniosa convivencia humana acepta la noción de que religión viene de “religare”, que
originariamente significaba unión, por lo cual F. Engels comenta, en forma irónica, que para
Feuerbach el amor es “el hada maravillosa que ayuda a vencer siempre y en todas partes las
dificultades de la vida práctica” y así “volvemos a la vieja canción: amaos los unos a los
otros, abrazaos sin distinción de sexo y posición social”.
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Sin embargo, no hacía falta esta ironía de Engels para el mayor precursor del marxismo, pues
como indica Ernest Mandel, al tratar “La Formación del Pensamiento Económico de Marx”,
citando a J. Plejanov, que “Si Marx comenzó la obra de la interpretación materialista de la
historia, mediante la crítica a la filosofía hegeliana del derecho, no lo pudo hacer sino porque la
crítica de la filosofía de Hegel ya había sido hecha por Feuerbach”
Además, es evidente que ni siquiera la dialéctica marxista pudo escapar de manera absoluta de
la prisión del espíritu hegeliano, pues si bien descubrió en la clase obrera una fuerza
propulsora importante de la historia (y con ello puso al descubierto a casi todas las formas de
socialismo utópico), con el criterio de que la violencia es la partera de la historia, de espíritu
auténticamente hegeliano, no solo se adoptó un exceso de inmoralidad sino también de
utopismo, por exceso de practicismo ideológico al promocionarla y, en consecuencia,
practicarla, con efectos contraproducentes.
En efecto, Hegel pensaba que la historia de la humanidad es la historia de la lucha entre los
pueblos, que “la maldad es la forma en que toma cuerpo la fuerza propulsora de la historia” (F.
Engels), “que se dice algo mucho mas grande cuando se dice que el hombre es malo por
naturaleza”, que la maldad es una forma de enajenación de Dios en la conducta humana y que
el espíritu universal no se comporta moralmente. Evidentemente estos hechos llevaron al
marxismo a subapreciar los factores no violentos que determinan el proceso revolucionario, a
subapreciar las formas legales de lucha de clases, a la apología de la violencia y a la
promoción de formas de materialismo metafísico, que subapreciaron el papel de las ideas en el
desarrollo social, todo lo cual polarizó, en forma muy aguda, a las fuerzas sociales, de tal forma
que la contraviolencia o violencia de los oprimidos fue replicada, en forma amplia, con el terror
y, al conquistar el poder político, también el marxismo se vio obligado a aplicarlo.
Por lo tanto no debe extrañar que Engels pudo llegar a observar la falta de efectividad
contrariamente a lo que en forma general había sido el marxismo, por ello, llegará a aceptar las
formas legales de lucha, pero pesó mas la indignación y el dogmatismo, de tal forma que
continuó la apología a las formas mas agudas de expresión obrera. Es decir, no era necesario
solamente aceptar y demostrar que el idealismo era falso sino también atender sus causas y
una de ellas reside en reconocer que las ideas tienen un papel muy importante en el desarrollo
social, simplemente porque el hombre es un ser inteligente. O sea, el materialismo pre -
marxista solo incurrió en idealismo (subjetivo o no religioso), cuando sobre apreció el papel de
las ideas en el desarrollo social, mientras tanto no pudo caer en idealismo. Ciertamente, el
marxismo llegó a descubrir esta dialéctica, pero fue subapreciada, de formas muy diferentes,
por lo cual resulta muy importante distinguir las dos etapas o saltos cualitativos en el
pensamiento de Marx, que hemos podido presentar en nuestro análisis y observar que, en
plena madurez, Marx llegó, por lo menos, a pensar que la ideología es la forma mediante la cual
los hombres toman conciencia de sus conflictos sociales y luchan por resolverlos.
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pensadores que se ocuparon de estudiar la esfera de la producción en el capitalismo, indicando
que “la verdadera ciencia de la economía moderna sólo comienza el día que el estudio teórico
pasa del proceso de circulación al de producción”, incluyendo en la economía política clásica de
pensadores como Sir William Petty (1623-1687), los fisiócratas franceses hasta pensadores
ingleses como A. Smith y D. Ricardo.
O sea, Marx posiblemente nos haría un detalle mas analítico de estos pensadores en su teoría
y que llegaron a ser de constante atención en sus estudios, principalmente a partir de 1851,
pero nos interesa atenderlos en sus aspectos mas conocidos, o sea, sobresalientes y que, en
realidad, son esenciales para apreciar su aporte y diferenciarlos de Marx.
Adam Smith ya no considera que la riqueza del hombre sea solo un don de la naturaleza (como
los mercantilistas y los fisiócratas), sino es, para él, resultado del trabajo humano y descubre la
plusvalía no sólo en la agricultura (como los fisiócratas), sino también en la industria, donde el
obrero produzca más valor del que representa su salario. Plantea así las sólidas bases de la
teoría de la plusvalía y la vincula a su teoría de las clases sociales, que elaboró partiendo de su
teoría de la distribución de la renta nacional: los obreros por recibir un salario constituyen una
clase; los capitalistas, por recibir su beneficio, constituyen otra clase y los propietarios agrícolas
constituyen otra clase, por percibir la renta de la tierra.
Adam Smith, descubre así, según Marx, las tres grandes clases de la sociedad burguesa. O
sea, es evidente que Marx simpatiza con este análisis de Adam Smith, por descubrir el origen
económico de las clases sociales y es evidente que no se preocupa de emplear análisis crítico
porque el pequeño campesino y el asalariado agrícola se pueden contar dentro de la clase
obrera. Pero, en Adam Smith, las relaciones de clase no son relaciones de explotación, ni
reconoce antagonismo entre ellas. A su modo de ver, las clases se complementan en el
proceso social de producción: el salario es la remuneración al obrero por proporcionar su
trabajo, la renta de la tierra es el pago al terrateniente por proporcionar la productividad natural
de su tierra y la ganancia es el pago al capitalista por aportar su capital. Para Marx, en cambio,
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la plusvalía es un efecto de prolongar la jornada de trabajo más allá del tiempo en que el obrero
reproduce el valor de su fuerza de trabajo.
David Ricardo superó la teoría de Adam Smith, desarrollando su teoría sobre las clases
sociales, al considerar que a un nivel dado del producto social global, el salario y la ganancia,
así como la ganancia y la renta, de la tierra, son magnitudes opuestas, con lo cual descubrió la
base económica del antagonismo entre las clases, pero tampoco reconoció relaciones de
explotación, en tanto, según Ricardo, el obrero recibe un salario por su trabajo.
Así, dos errores fundamentales tiene la teoría de Adam Smith y de David Ricardo: uno es que
no diferencian trabajo de fuerza de trabajo y el otro es que no reconocen relaciones de
explotación.
Por lo tanto, el más importante de todos los aportes de los economistas clásicos al
pensamiento de Marx es su teoría del valor trabajo, ya que le permitió colocarse en una senda
predominantemente objetiva de análisis de la vida social y hacerlo en favor de los intereses de
la clase obrera.
Sin embargo, aun cuando el primer influjo de la economía política inglesa lo recibió Marx por
intermedio de la filosofía de Hegel, hay que tener en cuenta dos aspectos:
a) Que, conforme hemos indicado, sus Manuscritos de 1844, constituyen un análisis “fundado
en el estudio crítico de la economía política” y que en este aspecto, el influjo de los
socialistas utópicos fue fundamental para el análisis económico realizado por Marx sobre
los economistas ingleses.
O sea, los socialistas utópicos de la primera mitad del siglo XIX, que ejercieron gran influjo en la
formación inicial del pensamiento económico de Marx, forman parte del desarrollo de la
economía política clásica (francesa e inglesa), ejercieron influjo notable sobre los pensadores
alemanes y aun cuando siempre pudieron contar con suficiente base científica, son los
primeros en percibir la existencia de “explotación del hombre por el hombre” , de trabajo no
remunerado al obrero y la necesidad de una “nueva” sociedad. Así, incidieron de manera
notable, junto a Feuerbach, para que Marx adoptara su militancia en el materialismo y el
comunismo. En cambio, su privilegio del método de la abstracción es todo descubrimiento
propio de Marx, causado por su trabajo de investigación sociológica, con énfasis en la
economía política, y porque su paso a la militancia en el materialismo fue una reacción contra
la especulación filosófica de Hegel y que, por lo tanto, era en Hegel, sobre todo, abstracción.
Es decir, cuando se observa que Marx no parte de los conceptos, debemos entender que
adoptó una línea empirista, y cuando se observa que, en cuanto a conceptos, al igual que Kant
o Hegel, considera que no son simples copias de la realidad, sino síntesis del trabajo teórico,
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no debemos aceptar que existe un reconocimiento o reproducción por Marx de la filosofía
clásica alemana, sino la superación de sus formas de abstracción, mediante una línea empirista
que no abandonó, pero desarrollo, privilegiando el método de la abstracción. Así, mientras la
dialéctica de Hegel es una enajenación de Dios (Idea absoluta) en el hombre para que lo
reconozca como parte integrante de él y la de Platón es el método para conocer (recordar)
ideas eternas (del mundo de Dios), la dialéctica de Marx es el movimiento o desarrollo, regido
por leyes, de la realidad objetiva y que, en plena madurez de Marx, requiere, para conocerla,
como método de análisis, a la abstracción (El Capital).
En conclusión, la reacción de Marx contra la filosofía clásica alemana lo fue solo contra el
contenido de su filosofía sino también contra su método, mientras la reacción de Marx en contra
del socialismo utópico no fue tanto contra sus apreciaciones e ideales sociológicos sino, sobre
todo, contra su carácter utópico y es hacia este aspecto al que va también dirigida su crítica
contra Feuerbach (Tesis sobre Feuerbach). En cambio, su crítica hacia la economía política
inglesa no socialista (A. Smith y D. Ricardo) va dirigida principalmente contra su carácter
burgués, que oculta y justifica la explotación capitalista. Así, no debe extrañar que Adam Smith,
poco antes de morir, pidiera que quemaran sus obras.
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medio social, o sea, del socialismo alemán, formado bajo el influjo del exterior, pues al fin de
cuentas los países de Europa Occidental son muy próximos entre si y el desarrollo del
capitalismo los había unificado aun más en torno a dicho capitalismo.
No se debe a Marx el descubrimiento del carácter utópico de los pensadores socialistas. Por
ejemplo, Comte y otros autores habían descubierto ese utopismo en las ideas de socialistas
franceses. Asimismo, hay que tener en cuenta que resulta una tarea demasiado difícil de
definir en su conjunto al socialismo utópico partiendo de las teorías de los pensadores
socialistas, pues sus teorías y formas de utopismo son muy diversas, de tal manera que
cuando el marxismo ha pretendido varias veces definirlo en su conjunto precisa ideas que no
son válidas o absolutamente válidas para todos los socialistas utópicos. Hay, sin embargo, en
ellos una defensa de la clase obrera, frecuentemente sin dejar en efecto a la sociedad
capitalista, por lo cual precisamente no se declaran utopistas, ni frecuentemente reconocen a
la dictadura del proletariado, como forma de desarrollo social y que ha sido rasgo fundamental
de toda forma de socialismo no proletario.
Para identificar a su teoría, Marx y Engels se oponen a la categoría de socialismo, por no dejar
sin efecto a la sociedad capitalista y ella es una noción válida para caracterizar de manera
general, al socialismo utópico y a todas las formas de ·socialismo no proletario, existentes hasta
la fecha, pues desde el enfoque marxista se busca una liberación total de la clase obrera, no
obstante que los métodos “marxistas” de lucha de clase, por su exceso de violencia, han
tendido también a adoptar formas de utopismo, al menos relativas a la forma deseada de
construcción del socialismo y al fracaso de muchas revoluciones socialistas, con un carácter
deliberadamente violento.
Con todo, el mayor mérito del socialismo utópico fue poner al descubierto el carácter transitorio
de la sociedad capitalista, a causa de su carácter anti-humano y muchas lecciones para
caracterizarlo, aunque no sean válidas para todos los socialistas utópicos y, entre ellas, las más
valiosas son las de Lenin, por su gran aproximación y síntesis: “socialismo sin lucha de clases”,
o sea, ''el socialismo utópico no supo señalar una salida efectiva. No supo dilucidar la esencia
de la esclavitud asalariada, bajo el capitalismo, ni descubrir las leyes de su desarrollo, ni
encontrar la fuerza capaz de convertirse en creadora de la nueva sociedad”.
Sin embargo, tanto Saint – Simon como C. Fourier y R. Owen nunca pretendieron la supresión
de la sociedad capitalista, como tampoco se limitaron a criticarla, ni sus críticas fueron
puramente negativas, o sea, propusieron medidas concretas de reforma social y, además, de
posible aplicación en la sociedad burguesa, de tal forma que su utopismo no reside en que se
hayan realizado o puedan realizarse, sino en que no liberan en su conjunto a la clase obrera de
la explotación y de los problemas relativos a la división de la sociedad en clases sociales.
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Desde luego, también sus análisis incluyeron utopías efectivas, principalmente en relación al
momento histórico o estructura capitalista que tenían como dato pero encontramos utopistas
que buscaban la igualdad humana, como Pierre-Joseph Proudhon (1809 – 1865), de clara
convicción revolucionaria, pero su anarquismo negaba al Estado y a toda forma de autoridad,
por lo cual su socialismo también adoptó carácter utópico, es decir, no encontró a la fuerza
creadora de la nueva sociedad, lo que evidentemente conllevaba en su teoría a no dejar sin
efecto a la sociedad capitalista.
A pesar de todo, la lucha teórica de Marx, contra el carácter utópico del socialismo, convirtió al
marxismo en la fuerza que pasó a representar a la clase obrera, por miembros de su misma
clase. Así, el marxismo posibilitó la continuidad del socialismo en el socialismo proletario, pero
no pudo evitar la reproducción del socialismo de carácter burgués e, incluso, llegar a
estimularlo, frente a las fuerzas más conservadoras de la sociedad capitalista, pero, por efecto
de los retrocesos y aperturas de los países socialistas hacia el capitalismo, el socialismo
burgués se derechizó más, en forma liberal y fascista, o sea, a través de una actuación más
abierta y más acentuada, en favor de la burguesía monopolista.
Sin embargo, la causa del origen y reproducción de toda forma de socialismo, incluyendo al
socialismo utópico y al marxismo, han sido las condiciones de miseria y explotación a que ha
sido sometida la clase obrera, pero en la medida en que se desarrolló el capitalismo y sus
contradicciones (la clase y la lucha obrera) apareció el marxismo, de tal manera que es
connatural a la existencia de capitalismo la existencia de socialismo como movimiento político y
en la medida en que se agudizan los problemas de la clase obrera genera condiciones fértiles
para el desarrollo del marxismo, pero la reproducción del socialismo utópico no deja de seguir
siendo una necesidad histórica, con buena, aunque limitada, voluntad.
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D. APORTES DE MARX AL DESARROLLO DE LA TEORÍA POLÍTICA
Lenin fue uno de los primeros autores marxistas en reconocer que el marxismo no era una obra
perfecta ni acabada y ello no pudo ser apreciado en forma suficientemente amplia, debido a la
proclamación universal de ortodoxia, es decir, de dogmatismo marxista. Además, ello no
podía ser de otra forma, a causa que la teoría de Marx fue el primer esfuerzo de formulación
del marxismo y realizado a través de la lucha en contra de apreciaciones acientíficas y anti –
obreras acerca de la vida social.
En su plena madurez científica, Marx pensaba que el método de investigación debía ser
diferente al de exposición, pero frecuentemente no pudo simplificar sus análisis en favor de la
clase obrera. En estas condiciones, la elaboración de un inventario de su obra y de sus aportes
ha sido una tarea difícil de realizar, pero debe apreciarse en su abundante obra la
comprobación de la observación de F. Engels, según la cual sus descubrimientos son muy
numerosos y producto de su propio trabajo científico, que, desde luego, no pertenece al común
de los mortales, sino a un genio que se engrandece a través de su propio trabajo.
El marxismo nos ha permitido descubrir la idea que en tanto las teorías sociales defienden los
intereses de determinada clase, sin importar su naturaleza, se convierten en teorías políticas, a
pesar de la existencia de teorías sociales específicamente relativas a la vida política de la
sociedad, por lo cual consideramos que el análisis de sus aportes, principalmente en su caso,
debe reconocerse en el plano filosófico, metodológico, sociológico, económico y político. Así,
destacamos sus siguientes aportes:
b) Desjuridización del Estado, entendida como el hecho de mostrar que la esencia del Estado
es tener un carácter de clase, aun cuando la actividad estatal sea esencialmente derecho (y
aun cuando el propio Marx no parece haber asimilado plenamente que la misma
administración pública es derecho).
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producción, base económica, superestructura social, fuerzas productivas y relaciones de
producción.
j) Descubrimiento del método dialéctico como procedimiento destinado a descubrir las leyes
que rigen el desarrollo de la realidad objetiva.
Marx tiene el mérito que su teoría fue desarrollada de forma generalmente fiel por sus
seguidores y que su pensamiento influyó notablemente sobre el pensamiento burgués
contemporáneo, pero posiblemente le faltó más reconciliación con la filosofía para la
elaboración de la teoría política relativa a la a la entrada o construcción del socialismo, pues hay
aspectos en su empirismo que lo llevan al subjetivismo, o sea, a exigir el acto de conciencia,
aunque no llega al idealismo subjetivo en el tratamiento de la teoría acerca del socialismo, sino
a un exceso de cientificidad.
4.3 EL LENINISMO
Debe su nombre al gran pensador ruso, Vladimir Ilich Ulianov, llamado Lenin, líder de la primera
gran revolución socialista duradera de la historia, realizada en Rusia, en 1917.
Según J. Stalin (1879-1953), “El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las
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revoluciones proletarias”. Por lo tanto, considerar a Stalin como un enemigo del marxismo-
leninismo es una exageración muy grande, que no corresponde a la realidad. Más bien, con
todos sus méritos, Stalin fue una exageración del marxismo, principalmente en materia de
violencia y fundado en el disfrute del ejercicio del poder.
Sin embargo, mientras los autores burgueses niegan méritos a Lenin, sobre todo, en relación a
su teoría sobre el imperialismo, los autores soviéticos estiman que el leninismo es desarrollo
fecundo del marxismo y el conjunto de descubrimientos y aportes realizados por Lenin para
lograrlos. Para ellos, esos aportes se refieren a la revolución socialista, a la organización del
partido comunista, a la fundación del Estado proletario, a la alianza obrero-campesina y a la
lucha contra el imperialismo y el revisionismo. O sea, al igual que la de Marx, se trata de una
obra teórico-práctica y en virtud de que se funda en la teoría de Marx, el leninismo es,
ciertamente, sobre todo, marxismo llevado a la práctica, según las explicaciones del marxismo
ruso.
Estimamos que no debe negarse la fecundidad del marxismo posterior al de Marx, tanto en el
plano teórico como el revolucionario, salvo que el dogmatismo limitó la calidad de esa
fecundidad y, por ello, los países socialistas vivieron los procesos de apertura y retroceso hacia
el capitalismo.
El éxito revolucionario de Lenin dogmatizó aún más al marxismo, pero la situación rusa era muy
favorable para el éxito de la revolución, tan sólo por el hecho de ser una de las primeras
revoluciones socialistas de la historia, pero Lenin se vio obligado a vivir el acto de conciencia de
tener que realizar el proceso revolucionario de construcción del socialismo, con una teoría muy
limitada.
Aunque muy riesgosa, sin embargo, la historia ya podía hacer efectiva esa revolución, tanto
porque se disponía de los análisis revolucionarios y aproximados de Marx como por el hecho
que en el último cuarto del siglo XIX se inicia la época del imperialismo y, con ello, se agravan
las contradicciones del capitalismo (primera guerra mundial, por ejemplo, en la que actuaba
Rusia sin aceptación de su pueblo y con descontento y temor general) que crean condiciones
favorables para que triunfen revoluciones socialistas, por lo cual la definición realizada por
Stalin del leninismo resultó absolutamente aproximada a la realidad, en tanto que alcanzado el
triunfo revolucionario el leninismo pasó a ser adoptado y todavía sigue siendo adoptado como
el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, desde luego, no sin
razones vinculadas al contenido de la teoría leninista.
En todo caso, en la mayor parte de su vida, como militante del marxismo, Lenin no dejó de
actuar dentro de los límites del dogmatismo marxista y, por ello, uno de los problemas que
enfrentará al conquistar el poder estará relacionado con la imagen-objetivo de construcción del
socialismo, que hasta Lenin no pudo avanzar de manera significativa respecto a la de Marx. Sin
embargo, gracias a su militancia, toda la obra de Lenin gira en torno al problema de la
revolución y, por lo tanto, sobre el imperialismo, debido a lo cual entre sus aportaciones más
valiosas al análisis político se encuentran precisamente su teoría sobre el imperialismo y su
teoría sobre la revolución proletaria y la dictadura del proletariado.
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Ello no significa que como militante del materialismo dialéctico no se ocupó de atender asuntos
filosóficos, sino que, como marxista consecuente, trató de priorizar el estudio de la política, sin
abandono del criterio que la economía es el fundamento de la vida social. Muchos de sus
análisis tienen avances, al menos de carácter didáctico, respecto a la obra de Marx y algunos;
manifiestan retroceso, pero, en general, sobre todo en materia de análisis político, el avance es
mayor que el retroceso, aún cuando no parece haber podido alcanzar un éxito suficiente en
materia de análisis filosóficos y que Marx tendió a abandonar progresivamente.
En 1916 apareció la obra de Lenin “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, “Nuevo capítulo
de El Capital, que versa sobre una etapa de desarrollo capitalista, que Marx no llegó a conocer: la
de los monopolios”.
O sea, Marx pudo observar, a través de las sociedades anónimas, la existencia de los
monopolios, resultantes de los procesos de concentración y centralización del capital, pero los
monopolios todavía no habían adquirido suficiente incidencia en la vida económica y política de las
sociedades capitalistas, de tal forma que su manifestación en la economía internacional era
limitada, en tanto la dominación internacional era, sobre todo, herencia y continuación de los
antiguos imperios coloniales, faltaba saturación de mercados nacionales, la economía internacional
no aseguraba proyectos de inversión suficientemente conocidos y rentables, la extensión de la
revolución industrial caminaba en su primera etapa (la fábrica desplazaba a la manufactura) y
faltaban las guerras para la ampliación y redistribución de dominios imperiales, basados en la
dominación económica y muy poco en la administración política, como sucedía en el caso las
monarquías de origen feudal.
Empíricamente, sin embargo, la época de las revoluciones proletarias se inaugura sin terminar la
época de las revoluciones burguesas, aun cuando el marxismo, no Lenin, trató de dar la impresión
contraria. Esta realidad es ahora más fácil de percibir, con las dificultades en la construcción del
socialismo, y al tener en cuenta el desarrollo lento y tardío del capitalismo .en muchos países del
planeta es evidente que han podido tener dos alternativas de desarrollo: la revolución burguesa y
la proletaria. Este problema lo resuelve la superestructura social, de conformidad con las
determinaciones de su base económica, pero la extensión progresiva del capitalismo, en todo el
planeta, a través de la vigencia y desarrollo del imperialismo, parece haber dado ya terminación a
la época de las revoluciones burguesas en la mayoría de países del mundo, lo que desde luego no
implica que cualquier país se encuentre en la situación de poder realizar una revolución socialista,
sobre todo si tenemos en cuenta los procesos de apertura y retroceso hacia el capitalismo de los
países socialistas.
En todo caso, la formación e incidencia negativa de los monopolios no pasaron inadvertidas para
los economistas burgueses (y apareció una abundante literatura sobre el tema), pero, según la
escuela soviética, nadie, antes de Lenin, pudo revelar la esencia del imperialismo y mostrar
científicamente la necesidad de combatirlo. En cambio, los teóricos burgueses piensan que los
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análisis de Lenin sobre el imperialismo tienen pocos elementos de carácter original.
Para apreciar esta confrontación, debemos tener en cuenta que Lenin necesariamente se fundó en
análisis anteriores, realizados por autores, con un menor o mayor influjo del marxismo y que su
análisis es la forma marxista de atención del imperialismo, por lo cual hay una evidente
controversia. Sin embargo, también hay que observar que Lenin no tiene una apreciación
absolutamente negativa del imperialismo, o sea, para él, era la “antesala del socialismo”. Es
decir, los monopolios son un efecto de la competencia capitalista que concentra la riqueza en
pocos empresarios y tienen su origen en la asociación de empresarios, precisamente para evitar
los peligros de desplazamiento que origina dicha competencia capitalista, por lo cual es en la
propia clase dominante donde también se produce un alto grado de concentración de riqueza, lo
cual hace que la solución a esta situación de concentración sea necesariamente el socialismo, por
medio de estatización de la técnica y poder económico de los monopolios, en favor de la mayoría
de la sociedad, de tal forma que la antesala señala necesariamente un paso a través de la
revolución socialista, lo cual, desde luego, representa una vía confrontativa, no un paso feliz.
Por lo tanto, desde una perspectiva marxista, Lenin mostró que en el imperialismo se mantienen
las propiedades fundamentales del capitalismo y sus leyes, pero que dan origen al imperialismo,
cuyas características mostró Lenin, así:
b) La fusión del capital bancario con el industrial crea el capital financiero y la oligarquía
financiera.
e) Terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
No existe hecho importante que haya dejado sin efecto la teoría de Lenin anteriormente descrita, a
pesar de la aparente novedad del proceso de globalización. Así, lo moderno es algo muy antiguo,
o sea, desarrollo técnico y más riqueza no hace necesariamente más capitalista a un empresario.
El inciso c) parece el más cuestionable, en tanto que con la formación y ampliación del mercado
mundial puede realizarse una exportación de capital, durante la primera etapa de desarrollo del
capitalismo, o sea, en la etapa de la libre competencia (libre de monopolios), pero esa exportación
es simplemente de carácter inicial, pues con el imperialismo la acumulación de capital rebasa
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necesariamente las fronteras nacionales y fenómenos como mercado del dinero, devaluaciones,
desnacionalización del capital, financiamiento del desarrollo, etc., le dan singularidad al capital en
la etapa imperialista del capitalismo.
El verdadero problema reside en el paso necesariamente confrontativo hacía el socialismo, sin su
aceptación por las fuerzas obreras de dominación capitalista, de tal manera que la tarea
revolucionaria reside en minimizarlo. Lenin, entre sus distintos aportes, al igual que Engels, llegó
a pensarlo, pero no a practicarlo, ya que el acto revolucionario era, para él, de carácter
incuestionable. Sin embargo, no tenía una imagen-objetivo, de construcción del socialismo, que
pudiera minimizar ese carácter confrontativo, pues únicamente contaba con la de Marx, que se
fundaba, sobre todo, en el despojo agudamente violento de los capitalistas, que, en el socialismo
real, a causa del dogmatismo marxista, adoptó no sólo una forma más violenta a la prevista por
Marx sino implicó el despojo violento de toda clase de bienes y de vidas.
En esta materia los aportes de Lenin son muy valiosos, pero los fracasos y dificultades en la
construcción del socialismo conducen necesariamente a apreciar la obra de Lenin, de manera
diferente a la que pudo apreciarse en una época de triunfalismo político del marxismo, a través del
triunfo proletario, realizado bajo la dirección de Lenin, Trotsky y otros lideres revolucionarios. Por
lo tanto, el marxismo habrá penetrado a Rusia y pudo llevarse a la práctica para realizar la más
importante de las revoluciones proletarias, de tal forma pues este éste es un aporte innegable de
Lenin al desarrollo social, bajo el criterio de que no puede haber práctica revolucionaria sin teoría
revolucionaria, o sea, con criterio de agudo materialista, pero que también llegó a ver en la
inteligencia humana el medio de solución de los problemas sociales.
Desde nuestro punto de vista, el primer gran aporte de Lenin, en relación a su teoría sobre la
revolución proletaria y la dictadura del proletariado, reside en haberse “desviado”, al menos, en
alguna medida, por medio del análisis crítico, del dogmatismo marxista, al reconocer que el
marxismo no era una obra perfecta ni acabada. Para un militante del marxismo, este es un mérito
genial, sobre todo cuando trató de ser y fue uno de los más consecuentes con la parte más
revolucionaria de la teoría de Marx.
Frente a una fracción economicista del marxismo (que sobreestimaba la determinación económica
y no la apreciaba adecuadamente), representada por Kautsky, Plejanov, Martov, Axelrod y Vera
Zasulich, que con fundamento en indicaciones de Marx, esperaban el desarrollo pleno del
capitalismo en la atrasada Rusia para aceptar la realización de la revolución socialista, Lenin
demostró que dicha revolución era posible con una minoría muy limitada de obreros industriales y
una escasa burguesía en la clase dominante. Es decir, era mayor el dogmatismo de esos
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dirigentes que el de Lenin.
Asimismo, Lenin demostró que esa revolución era posible mediante la alianza obrero-campesina,
o sea, mediante la “Dictadura revolucionaria-democrática del proletariado y del campesinado” y
que era posible, en las condiciones específicas de Rusia, en forma violenta, pero no pudo
demostrar que esa dictadura iba adoptar la forma necesaria, debido a su propio dogmatismo. Así,
al someter el paso al socialismo por la vía electoral, optó por la vía de partido único (comunista)
ante el fracaso en la contienda por el parlamento soviético y estableció el fundamento para la
ejecución de la política stalinista, basada en la violencia y represión, o sea, estableció el
fundamento para la negación de esa dictadura y alianza, que se encontraba entre los propios
objetivos de Lenin, a causa de considerar a los campesinos con un carácter conservador, para
llevar hasta sus últimas consecuencias la revolución socialista, en virtud de su favorecimiento
particular, por expropiación de terratenientes. Stalin realizó la muerte o represión de los
campesinos expropiados.
Sin embargo, la priorización del estudio de la vida política de la sociedad constituye el segundo
gran aporte de Lenin a la teoría política (relativa a la revolución socialista y la dictadura del
proletariado), es decir, la teoría marxista perdió. el carácter predominantemente economicista, que
venía de la época de Marx, aunque Marx no fue economicista, al menos desde el momento de
redacción del Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1858), pero su
positivismo inicial y su lucha contra el idealismo condujo a subapreciar lo ideológico y lo
superestructural. Las expresiones de Lenin de que no hay revolución sin teoría revolucionaria, de
la política como expresión concentrada de la economía y de que la política debe tener prioridad
sobre la economía indican una forma más dialéctica de exposición del influjo de la base
económica sobre la superestructura de la sociedad, con respecto a la que Marx pudo alcanzar.
Del segundo aporte de Lenin antes indicado se derivan otros aportes que realizó, o sea, la
exposición más dialéctica de la relación entre la política y la economía, el carácter
predominantemente revolucionario que debe tener el partido comunista (por ello, Lenin realmente
pudo crear un partido socialista de nuevo tipo, o sea, con el espíritu revolucionario del marxismo y
del cual carecían los partidos socialistas europeos, con una imagen incuestionable de la teoría de
Marx o que abiertamente negaban su espíritu revolucionario), la precisión del Estado como aparato
de dominación de una clase sobre otra, la precisión de la localización de la dictadura del
proletariado en la primera etapa de desarrollo comunista, la precisión de la teoría de la revolución
permanente (o sea, en un sólo país, cuando no se puede hacer también en los demás), la
precisión de la necesidad de destruir el Estado burgués (construyendo a través del mismo la
dictadura del proletariado o Estado socialista), la presión de la idea que la revolución socialista
tiene su mejor condición revolucionaria en el país que tiene las peores condiciones de vida (Marx)
en la cadena del imperialismo (Lenin), la precisión de la necesidad del Estado proletario para
reprimir a las clases que se oponen a la construcción del socialismo . etc.
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Según R. Juárez, para Lenin, toda revolución social es el resultado de un conjunto de factores
objetivos y subjetivos. El conjunto de factores objetivos necesarios para desencadenar una
revolución, constituyen lo que Lenin denominó situación revolucionaria, caracterizada por los
siguientes rasgos:
a) Imposibilidad de las clases dominantes de mantener sin cambios sus formas de dominación:
crisis en las alturas, que abre paso al descontento e indignación de las clases oprimidas (no
basta que los de abajo quieran la revolución, sino además que los de arriba no puedan cambiar
sus formas de dominación).
En la teoría de Lenin, la revolución es imposible sin una situación revolucionaria, pero no toda
situación revolucionaria conduce a una revolución, sino sólo en el caso que al conjunto de
factores objetivos se añada un cambio subjetivo, es decir, que la clase revolucionaria posea la
capacidad de llevar acciones de masas lo suficientemente fuertes para destruir el antiguo régimen,
que no se desplomará, ni en momentos de crisis, a menos que se le obligue a caer. Para Lenin, el
factor subjetivo lleva implícito la concientización y organización de la clase obrera, prever la
evolución de las fuerzas económicas y la conducta de la clase obrera.
De conformidad con la teoría de Lenin, por lo tanto, la revolución es tarea del partido y consiste en
obligar a caer a la burguesía en momentos de crisis. Es decir, se trata de una revolución con
carácter muy violento, cuya respuesta por la clase dominante será violenta, de tal forma que es
muy riesgosa y en que medir la fuerza de acción conservadora es tarea de difícil aplicación.
Así, su análisis tiene lógica para elegir el momento en que puede tener éxito una revolución, pero
no para asegurarlo y, subapreciando esta realidad, el éxito de la revolución sólo aparece
determinado por el factor subjetivo de una sola de las partes, es decir, del partido comunista y bajo
el supuesto que puede medir las fuerzas en lucha.
Además, con subestimación o no de la fuerza de acción conservadora, es evidente que la
explosión revolucionaria puede fracasar, pues el resultado depende también de la propia explosión
revolucionaria. Así, puede ser necesaria una explosión adicional, de tal forma que una guerra de
menor o mayor intensidad puede tener un costo muy elevado, como también una revolución
victoriosa, pues la revolución armada puede extenderse después de la conquista del poder
(revolución política o estatal), después de la revolución social e incluso, llegar a la forma de guerra
“fría”.
O sea, su análisis se movió principalmente en torno al problema de la posibilidad de la revolución y
no pudo estimar todos los costos de la vía revolucionaria que adoptó, ni pudo llegar a
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compatibilizar la imagen-objetivo de Marx relativa a la construcción del socialismo, con los medios
legales de lucha, que aparecieron en sus ideas al final de su vida. Sin embargo, lo que no puede
dejar de reconocerse a la obra de Lenin es su heroísmo en favor de la clase obrera, a pesar de los
procedimientos anti democráticos que se vio obligado a adoptar e instituir, como efecto de la vía
revolucionaria que adoptó.
Finalmente, hay que apreciar que si la contraviolencia o violencia de los oprimidos es inevitable, los
costos de practicarla también son inevitables y deben minimizarse. Esta parece una estrategia
sensata de lucha, aunque precisamente los costos no puedan minimizarse en todos los casos, y
que la adopción de una vía deliberadamente violenta debe tener en cuenta la reacción nacional, el
cerco capitalista, la agresión imperialista, etc. Lenin previó y resolvió muchos asuntos vinculados a
esta realidad, en virtud de la vía socialista que adoptó, de tal forma que con su aporte debe
reconocerse que se formó una teoría más desarrollada acerca de la revolución socialista y la
dictadura del proletariado.
Varios autores burgueses, aprecian la teoría leninista vinculada, como preocupación fundamental
de Lenin, no sólo al análisis del partido comunista, sino también a la intención de elaborar una
teoría revolucionaria para sociedades agrarias y de escasa industrialización, pero lo que no
reconocen es que la piensa en las condiciones del imperialismo, que representan claras
relaciones internacionales de explotación y que, por lo tanto, generan condiciones de situación
revolucionaria en los países atrasados.
La observación más valiosa de los autores burgueses es apreciar que Lenin parte de Marx para
realizar sus análisis críticos y revolucionarios, cosa que frecuentemente es poco realizada por
muchas exposiciones marxistas.
O sea, Lenin procuró conocer y fundarse en el marxismo, pero, en todo caso, su teoría lleva
implícita las ideas inexactas de Marx de que la violencia es la partera de la historia y que la historia
de la humanidad es la historia de la lucha de clases. Al juzgar estos hechos hasta nuestros días, y
aún con lucha de clases, resulta que es más exacta la teoría de Hegel, o sea, que la historia de la
humanidad es la historia de la lucha de los pueblos. Sin embargo, es evidente que Lenin tomó
más en cuenta que Marx el aspecto subjetivo y la fuerza de la clase dominante capitalista, pero, la
divulgación del marxismo por el partido comunista, aunque sea indispensable, no resuelve el
problema de la debilidad subjetiva de la clase obrera, ni asegura que esa divulgación sea de buena
calidad, ni que tenga adecuación y extensión suficientes. Ni asegura la superación de la debilidad
subjetiva del divulgador, aunque tenga muchos conocimientos de divulgación, disciplina,
organización, etc.
Lo que más importaba a Lenin (en los límites de su dogmatismo) era realizar la revolución, muy
poco le importaba la forma democrática de aceptación del marxismo, por lo cual la alianza obrero-
campesina sólo era para él, como buen socialista, un medio transitorio de lucha, que tan sólo por
su carácter transitorio aseguraba la fuerza [¿subjetiva?] necesaria para la construcción del
socialismo. Después de la Perestroika de Gorbachov, o sea, muchos años después de 1917,
puede apreciarse que mientras el capitalismo crea necesariamente socialismo, aunque sea en
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forma limitada, el socialismo real terminó en poco fervor socialista. O sea, el factor subjetivo fue
subapreciado y en Lenin sólo es un factor necesario para la revolución, aunque la práctica de la
revolución incluye a la revolución irrealizada.
Por otra parte, la fuerza de la clase dominante capitalista prácticamente sólo es atendida como
parte del factor subjetivo, o sea, sólo como parte de la estimación de la situación revolucionaria y
muy poco para evaluar la incidencia del cerco capitalista, la agresión imperialista, el desarrollo de
la sociedad burguesa, etc. Por ello, la teoría de la revolución permanente terminó en la idea de
socialismo en un solo país, lo cual denota evidentemente mucho dogmatismo. Es decir, tal factor
subjetivo no puede componer al socialismo real, que requiere un nuevo factor subjetivo.
Así, la teoría de Lenin conllevó los supuestos y fundamentos de carácter dogmático, contenidos en
la teoría de Marx, lo cual explica la actual coyuntura insatisfactoria del marxismo y hace necesario
evaluar su desarrollo, partiendo, sobre todo, de la teoría política de Marx y Engels.
Es lamentable que un libro completo sobre la crisis actual de la teoría política no pueda decir que el
socialismo no ha sido una solución para la mayoría de la sociedad y menos el capitalismo, a
menos que “fuera” satisfactorio el desarrollo, lento, dificultoso, conflictivo y violento.
Este problema, como cualquier problema social, es un problema científico, aunque esta
apreciación parezca idealismo, pues en principio exige el conocimiento de la realidad objetiva. O
sea, el problema no se puede resolver solo tratando de hacer revoluciones. Ni se puede resolver
sólo con la crítica hacia los demás, sino también con una crítica para descubrir la verdad.
Marx comenzó a desbrozar el camino, cuando le pareció insatisfactoria las sociedad burguesa que
conoció. Desde luego, una golondrina no hace verano ni muchas golondrinas más. O sea, no sólo
Marx sino también otros pensadores trataron de estudiar el problema. Después de Marx y Engels,
destaca Lenin y otros líderes revolucionarios, como Rosa Luxemburgo, J. Plejanov, K. Kautski, L.
Trotsky, J. Stalin, A. Gramsci, Mao Tse-Tung y otros. Hay académicos de gran valor como E.
Mandel, L. Althusser, N. Poulantzas, M. Dobb, P.M. Sweezy, O. Lange y otros. Asimismo hay
autores soviéticos de gran importancia, como V. Afanasiev, P, Nikitin y otros. Finalmente,
podemos encontrar pensadores que han creado mucha discusión, como J.P. Proudhon, F.
Lassalle, E. Dühring, E. Bernstein, M. Gorbachov y otros.
Posiblemente muchos autores mencionados no sean reconocidos como marxistas, pero han
contribuido al desarrollo científico del marxismo. En casi todos ellos hay una sobre-estimación del
aspecto político, aunque no necesariamente su tratamiento adecuado. Por motivos políticos
(dogmatismo), la crítica al capitalismo frecuentemente no era acompañada de crítica al socialismo
real, o a Marx. Asimismo, frecuentemente la crítica al socialismo real se desviaba rápidamente
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sobre el capitalismo. Sin embargo, mucho antes de la caída del muro de Berlín, se alcanzó una
noción acerca de la realidad socialista, que supera notablemente a la formulada por Marx. Basta
consultar algunas obras de un pasado no muy distante (como la “Economía Política” de P. Nikitin,
“Teoría del Proceso de Transición” de P.M. Sweesy y otros autores, o “El Nuevo Socialismo” de M.
Dobb) para comprobar esta apreciación.
Sin embargo, la exposición parte ordinariamente de los siguientes supuestos: el socialismo es
superior al capitalismo, es más humano y por lo tanto, la lucha obrera es sensata, humanista y, en
esta condición, moralmente deseable. Así, frente a la fuerza del capitalismo y a su falta de
“humanismo”, la contraviolencia o violencia de los oprimidos, era “absolutamente” justificada y
debía tener suficiente efectividad, a través de la fuerza de la clase obrera. Con lo cual, en el
aspecto político, no se avanzó grandemente respecto a Marx o Lenin, pues la condición política de
la construcción del socialismo se supuso dada y era lo que precisamente no existía en el
socialismo real, fundado en un esquema de represión, de defensa y de ataque, que no le restó
naturaleza socialista, pero le restó funcionalidad, armonía, desarrollo y aceptación socialista.
Aun en el propio sector académico de la clase obrera, la aproximación de la estrategia de
construcción de socialismo era poco conocida, pues la necesidad de la realidad socialista era una
realidad incuestionable (dogmatismo), por lo cual la discusión sobre su forma tenía un carácter
secundario. Así, podemos encontrar nociones que no fueron compartidas, entre ellas, el mismo
rechazo práctico de la teoría de Marx, sin que ello fuera motivo de divulgación, precisamente con
fines políticos, no científicos. Sin embargo, la justa apreciación de Marx del desarrollo del modo de
producción comunista en dos etapas causó la falta (el error) de considerar al modo de producción
socialista o comunista en forma unitaria, o sea, caracterizado por el hecho de que carece de
clases sociales y carece de los problemas generados por los modos anteriores de producción de
vida social, pero que puede convivir y apoyarse en los elementos funcionales o, más exactamente,
con la forma funcional de esos modos de producción, para reproducir y desarrollar el socialismo, lo
cual sería la estrategia más sensata de lucha.
En realidad, el dogmatismo, la violencia y un esquema de defensa y ataque determinaron la
suboperación (baja operación; poca operación) de la lógica de los mecanismos de desarrollo
socialista: la supresión progresiva de la propiedad privada sobre los principales medios de
producción, una progresiva participación de todos los obreros en todos los procesos de dirección y
un desarrollo planificado de las fuerzas productivas para la satisfacción de las necesidades de la
población. Esta síntesis, aunque sólo acentúa la forma de construcción del socialismo, no fue
realizada por Marx, aún cuando no discordia de la mayoría de sus planteamientos y de sus
objetivos. Tampoco es fácil encontrarla en autores posteriores, aun cuando también se puede
extraer de sus análisis. A pesar de sus insuficiencias, nos atrevemos a recomendar, para
descubrirla y fundamentarla, la “Teoría del Proceso de Transición” de Paul M. Sweesy y otros
autores.
La síntesis de Marx en el Manifiesto Comunista es demasiado escueta y dogmática: “los
comunistas pueden resumir su teoría: “abolición de la propiedad privada”. Este lema, más el de
“libertad o muerte”, no podían conceder al movimiento “obrero” el consenso suficiente, aun cuando
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se proclamó con sincero coraje humanista y revolucionario.
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Proclamar que se trata de anular la lucha de clases (el pacto con el liberal sólo tiene carácter
transitorio). Así, más perfecto es el dogmatismo que combina ambas ideas, pero se aleja más del
método marxista de análisis científico.
Sin embargo, ha habido formas más profundas de dogmatismo, que hoy nos pueden parecer
sorprendentes. Así, se llegó a apreciar que Lenin era el gran artífice de la paz, por realizar la
revolución socialista y por realizar determinadas prescripciones y disposiciones. Con ello,
evidentemente nos encontramos ante un contexto que carece de todo control ideológico, en un
período posterior al de Stalin, aunque heredado de ese período.
Esta psicología lleva a revisar cuidadosamente el desarrollo del marxismo en sus aspectos
políticos. Así, debemos tener en cuenta que si, aún dentro del marxismo, podemos descubrir
diversas nociones acerca de la sociedad socialista, que no debieran ser necesariamente
contrapuestas, también podemos encontrar, en consonancia con la imagen-objetivo de ella,
distintas formas de realizar dicha sociedad, pero, atendiendo aspectos esenciales; sólo una
estrategia de construcción es la mejor y ella sería la que minimice el conflicto social y, por lo tanto,
facilite el desarrollo socialista. Para ello, dicha imagen-objetivo no debe desalentar a la clase
dominante capitalista en la realización del proyecto de desarrollo socialista, a las fuerzas obreras
que sostienen la dominación capitalista, como tampoco a la clase obrera para realzarlo. Marx,
desde su juventud, para evitar el utopismo, indicó dos caminos: la dirección de la clase obrera y el
carácter progresivo de la disociación de medios de producción de la clase dominante. El marxista
que hizo la revolución no pudo reconocer esto más que sin reelaborar a Marx, o sea, sólo como un
acto necesario de crueldad revolucionaria, lo cual condujo al desplazamiento de la propia forma
necesaria de poder y que debió consistir en una progresiva participación de todos los obreros en
todos los procesos de dirección de la sociedad. Por el contrario, a través del socialismo real, el ser
humano siguió siendo considerado como un instrumento que habla y con derechos limitados de
expresión. La misma doctrina burguesa llegó a descubrir, antes de la caída del muro de Berlín,
que el Gobierno soviético no ganaba el examen de Marx o Lenin. Así, el método marxista de
análisis científico quedó limitado.
Desde luego, en las sociedades capitalistas, el marxismo no sólo careció de recursos sino también
de suficientes fundamentos científicos, por lo cual su humanismo terminó en desencanto y pacto
con el liberal. O sea, “justificable” esta derrota no lo es la del retroceso. Así, el problema científico
del marxismo no es menos importante o esencial que el político.
Conforme lo expuesto, Marx rechazaba toda forma de socialismo utópico o que pudiera llegar a
ser utópico e, inclusive, rechazaba una sociedad socialista basada en la propiedad igualitaria
sobre los medios de producción, cuando no suprimía la enajenación humana en la propiedad
privada.
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También es evidente que era partidario del internacionalismo proletario y, por lo tanto, de la
revolución permanente, o sea, para Marx, el comunismo no debía quedar limitado a las
fronteras de un solo país, sino extenderse a otros países, pero, según él, la clase obrera debía
primero terminar con la burguesía de su propio país. Sin embargo, también estimó que el
comunismo debía ser construido progresivamente, lo que evidentemente contiene una
contradicción, al menos de exposición.
A Jean Touchard le parece que son muy pocos los escritos políticos de Marx, pero al menos
cinco de ellos están deliberadamente destinados a tratar el tema político: La Crítica a la
Filosofía del Derecho de Hegel, El Manifiesto Comunista, La Crítica del Programa de Gotha, El
18 Brumario de Luis Bonaparte y Las Luchas de Clases en Francia. Sin embargo, debe
entenderse que Marx adoptó una filosofía materialista, que lo orientó a estudiar la realidad
económico – social en favor de la clase obrera y este método es lo que el marxismo reconoce
como práctica política en favor de la clase obrera, de tal forma que, por ello, toda la obra de
Marx tiene carácter político, aunque de manera frecuente no estaba destinada precisamente al
tratamiento del fenómeno político y a la teorización de la vida política, pero advierte acerca de
la priorización de la práctica política.
La superación de la falta de tratamiento de la vida política fue realizada por Lenin y otros
marxistas posteriores, pero no condujeron a una verdadera reformulación del marxismo, ni a
superar el dogmatismo político, que ha sido el verdadero problema del marxismo, a pesar de
todos los éxitos alcanzados y virtudes que indudablemente posee, principalmente por el hecho
que Marx trató siempre de ser científico y frecuentemente lo logró.
Con el dogmatismo, sin embargo, toda forma de marxismo se fundó en las ideas de que la
historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases y que la violencia es la partera de la
historia, con lo cual la tarea de atacar se convirtió en el principal instrumento de desarrollo del
marxismo y en su principal instrumento de “moralidad” política, de tal forma que será el
dogmatismo político la principal fuente de los errores y contradicciones, que se pueden
encontrar en el marxismo, a causa del privilegio de la política sobre la ciencia.
Desde luego, el hecho que muchos seguidores prioricen el estudio de la realidad política
(Lenin, Trotsky, Gramsci, Poulantzas, etc.) no implica que Marx no haya dejado una coherencia
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lógica, es decir, no implica que resten importancia al resto de la vida social, tampoco implica
que el objetivo político no siga siendo el mismo, o sea, la transformación económica de la
sociedad en favor de la clase obrera.
Según Jean Touchard, Marx se detiene poco en la tesis según la cual la emancipación política
de los hombres se obtiene por medio de la supresión de los privilegios políticos. Sin embargo,
al entender a Marx, ello sería pensable, pero no suficiente, o sea, es necesaria la supresión de
los privilegios de clase de carácter económico, la plena satisfacción de las necesidades
económicas de la población y liberar al hombre de la religión y de toda apreciación falsa, anti –
humana y/o justificativa de la desigualdad social, pero, desafortunadamente, la violencia obrera
fue interpretada sólo como algo necesario e inevitable fácilmente se cayó en la apología a la
violencia, desde el propio Marx. Así, el lema “libertad o muerte” condujo a muchos
revolucionarios precisamente a la muerte.
A pesar de todo, Marx no concede a la política el valor estratégico que le concede Lenin (“la
política debe tener prioridad sobre la economía”), sino para Marx la inteligencia política consiste
en que cuanto más desarrolla el espíritu político más piensa en los límites de la política y más
estrecho y ciego resulta, principalmente respecto a los límites naturales y morales de la
voluntad y más incapaz de descubrir las taras sociales.
En consonancia con lo anterior, Jean Touchard observa que, para Marx, toda solución política
es una solución parcial y la revolución realizada por una clase libera a toda la sociedad “sólo
bajo el supuesto que toda la sociedad se encuentre en la condición de esta clase, es decir, que
posea, por ejemplo, el dinero o la cultura, o pueda adquirirlas a su antojo”. Así, desde el año de
1843 su análisis está destinado a demostrar que la burguesía es la única clase libre de la
sociedad burguesa y que en la medida que la inteligencia humana se limita sólo al análisis
político aprecia en forma muy limitada la vida social, pero, para Marx, todo sistema de
socialización de los medios de producción por parte del Estado, que no sea el Estado proletario
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y que no prepare la abolición del propio Estado tiene un carácter dudoso, por lo cual manifiesta
desprecio hacia el socialismo estatista de Louis Blanc.
Ciertamente, la doctrina política de Marx, con fines obreros, adopta una forma de socialismo
con un carácter muy radical y no es extraño que el marxismo posterior a Marx simpatizara muy
poco con el estatismo keynesiano y lo viera simplemente como una forma de práctica y teoría
burguesa, pero el keynesianismo le dio continuidad creciente al capitalismo, parece haberse
nutrido y redescubrir ideas de Marx (Crítica al Programa de Gotha) y el fracaso de los países
socialistas en la construcción del socialismo recolocó en el poder supremo al liberalismo
económico.
Para Engels, las fuerzas productivas alcanzarán tal desarrollo que la propiedad privada no
bastará para explotarlas, por lo que el Estado deberá hacerse cargo de su dirección. O sea, a
pesar de atisbar la llegada del Keynesianismo, la teoría de Engels sirve muy poco para explicar
los procesos de privatización causados por la reconquista del poder supremo por los liberales
no sólo en países capitalistas sino también en los países socialistas.
Sin embargo, su apreciación de que “El capitalismo, al llegar a la cúspide hace crisis” es una
idea que no sólo carece de referencia empírica sino también de consistencia lógica, o sea, no
puede existir crisis en pleno auge, sino tan sólo en plena depresión. Por otra parte, el paso al
socialismo no se realizó por intermedio del estatismo capitalista sino por medio del liberalismo –
económico. Es decir, las guerras mundiales fueron una forma práctica y teórica de liberalismo
económico, o sea, de “dejar hacer y dejar pasar” en la vida social cristiana y la “Teoría General
del Empleo, del Interés y del Dinero” (1936), es una reacción contra el paro, contra el
liberalismo económico contra el socialismo real e, incluso, contra las formas más desesperadas
y agudas de fascismo, de tal forma que la política keynesiana sólo adoptará un carácter
plenamente oficial hasta la postguerra de la segunda guerra mundial, pero con un carácter muy
general en el plano internacional.
El liberalismo no ha podido reconocer y percibir que luchando, desde su infancia, contra los
monopolios alentó la libre competencia y, por lo tanto, la formación inevitable de los monopolios
a través de ella y que la preocupación fundamental del keynesianismo ha sido el paro, la crisis
y el paso al socialismo, de tal manera que el monopolio, para el capitalismo, constituye un
problema secundario frente a estos problemas, aunque los monopolios pueden y conducen a
paros y crisis, que, a su vez, desarrollan formas monopólicas de competencia capitalista. Es
decir, el monopolio es una necesidad histórica, aunque haga rebrotar diversas formas de
pequeña empresa, para asegurarse materias primas o satisfacer la demanda existente en los
mercados.
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Ciertamente, Engels tiene razón en que la propiedad del Estado señala una solución socialista,
pero no fue el estatismo capitalista el que enseñó a la clase obrera a realizar revoluciones, sino
el liberalismo económico, de tal forma que la Comuna de Paris (1871) y la Revolución
Bolchevique (1917) fueron una reacción contra el capitalismo, precisamente en una época de
dominio del liberalismo a nivel mundial.
Mejor es la exposición que Marx logra de este asunto, en tanto llegó a pensar que “una
sociedad no desaparece nunca antes de desarrollar todas las fuerzas productivas que puede
contener” y su razonamiento es válido por ser tautológicamente válido y precisamente por ser
válido nos puede enseñar muchos problemas del “socialismo real” en su enfrentamiento al
“capitalismo real”, pero descubrió otra tautología, o sea, que la pobreza obrera es condición
revolucionaria (Manifiesto del Partido Comunista y Critica del Programa de Gotha). Entre
ambas tautologías hay una contradicción y Marx se inclinó por esperar primero el socialismo en
las sociedades más avanzadas (El Capital), bajo el supuesto de una aparente incapacidad del
capitalismo para mejorar la situación obrera y subapreciando los efectos de la lucha de la clase
obrera para mejorar su situación (Manuscritos de 1844). Aquí el ajuste que necesita la teoría
marxista, reside en que, al menos, para la mayoría de la clase obrera el desarrollo
necesariamente ha sido lento, dificultoso, conflictivo y violento, con costos muy elevados y
beneficios muy limitados, que no invalidan la constitución de una condición material
revolucionaria, debido a la insatisfacción de las crecientes necesidades de la población. Por
ello, la observación de una lucha por objetivos de carácter económico es una necesidad
histórica inevitable y que, por lo tanto, llega a tener un carácter incontenible, aunque no
siempre adopte forma revolucionaria (por una conquista amplia del poder), pero que también
puede llegar a adoptar las formas más violentas de expresión obrera y que indudablemente
son la expresión de la negación a la satisfacción de sus necesidades. O sea, si la exposición
de Marx fuera absolutamente indefendible no hubieran existido en vez alguna movimientos
revolucionarios de la clase obrera, sobre todo en los países atrasados.
O sea, aunque Marx y Engels siempre mostraron algún aprecio a las doctrinas de los socialistas
utópicos, es evidente que Marx no sólo consideró al socialismo apolítico como un socialismo
utópico sino también consideró como utópico todo “socialismo sin lucha de clases” (Lenin),
pero ello condujo a un socialismo muy radical, que hizo más agudo el enfrentamiento,
excesivamente condenatorio de la propiedad privada y que, por ello, no pudo contar con una
estrategia adecuada de lucha, o sea, con suficiente consenso obrero y humano, de tal manera
que el “socialismo real” se vio obligado a fundarse en la violencia y en un socialismo militar de
defensa y ataque, de dificultosa realización.
Frecuentemente, con menor o mayor conocimiento de la teoría de Marx, pero con poco acceso
a su análisis crítico, uno de los problemas del marxismo consistió en que la tarea no residía
tanto en amenazar con la supresión de la propiedad privada, sino en ofrecerla en favor de
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todos, a través de la propiedad sobre los medios de consumo. Asimismo, que la tarea no
residía en bajar los salarios elevados sino en subir los bajos salarios. Por ello la lucha
revolucionaria adquirió un carácter muy violento y su resultado final fue el derrocamiento del
partido comunista y de la forma de socialismo adoptada, es decir, realizados por la “única
vanguardia de la clase obrera”, o sea, por el propio partido comunista, aun cuando éste no se
lo propuso.
No pudo llegar a apreciarse que el principio de pagar “a cada quién, según su trabajo” debía
ser construido y uno de los problemas al cual Lenin se enfrentará residirá en que verá
frustrados sus intentos de igualar salarios reales.
Sin embargo, no debe pensarse que la teoría revolucionaria fue escasamente elaborada por los
fundadores del marxismo. Así, para Engels, el Estado burgués, puede y debe ser utilizado para
llevar a cabo las transformaciones económicas que realizará plenamente el capitalismo hasta
sus últimas contradicciones. Esto sería una especie de perdón hacia el estatismo burgués
para crear condiciones de desarrollo socialista (Estado de gran tamaño).
Para Marx, el desarrollo de las fuerzas productivas que promueve la propiedad privada, ante la
enorme masa de trabajadores manipulados, arrastra a crisis cada vez “más extensas y
violentas” y así “no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido
también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos; los proletarios”' (El
Manifiesto Comunista). Este análisis de Marx es absolutamente válido, pero surgió la teoría
anticíclica (anti – depresiva o anti – crisis) de Keynes y otros autores y la formación de
mercados comunes para evitar las crisis, de tal forma que, a pesar de las crisis, el capitalismo
ha encontrado mecanismos de continuidad y de desarrollo de fuerzas productivas en su seno.
La contribución de Marx consistió en que descubrió a esas crisis de sobre – producción y
desempleo y que, con el propio reconocimiento del pensamiento burgués (Keynes, por
ejemplo), continúan siendo necesariamente un peligro para la existencia del capitalismo.
En relación al desarrollo del movimiento obrero, para Marx, en una primera fase, el proletariado
no tiene intereses políticos propios, o sea, lucha contra el antiguo orden monárquico, por
objetivos de la burguesía y su lucha política propia comenzará en el nivel en que la toma de
conciencia de sus intereses es más inmediata, es decir, en el nivel de defensa del trabajo y de
los intereses económicos. Las organizaciones de defensa obrera adquieren amplitud y la
acción sindical, en su finalidad, no es diferente a la acción política: según Marx, “toda lucha de
clases es una lucha política” y en tanto el proletariado actúa como clase, actúa “en tanto que
partido político”
Respecto a ella, en relación a la promoción de la iniciativa histórica de las masas, tanto Marx
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como el marxismo posterior, subapreciaron que, a pesar de la formación de un ejército de
desocupados, era factor de gran importancia la debilidad subjetiva de la clase obrera y la fuerza
de la clase dominante capitalista. A consecuencia de ello y de su dogmatismo, no existe dentro
del marxismo la noción de “fuerzas obreras de dominación capitalista”, así como su tratamiento
científico.
A pesar de ello, el marxismo ha sido instrumento efectivo y valioso de lucha para mejorar la
condición obrera y, desde luego, aunque el leninismo se convirtió en la condición social para la
realización del “socialismo real”, necesariamente la acción del régimen stalinista introdujo
nuevas apreciaciones en el marxismo, la acción de la perestroika apreciaciones adicionales y el
derrocamiento del partido comunista conduce necesariamente a juzgar con toda severidad al
marxismo, a tal punto que debemos observar que, en realidad, a la teoría académica burguesa
no le hizo falta falsear la realidad del socialismo real (en la práctica lo ha hecho relativamente
muy poco), pero de lo cual Marx tiene una responsabilidad muy limitada, o sea, Marx no podía
realizar el desarrollo siguiente que de manera suficiente no se factualizó. Por el contrario, a
causa de un dogmatismo más desarrollado, en el marxismo, la mayoría de autores se vio
obligado a soslayar, perdonar y justificar la forma de “realización del socialismo real,
adversando el método de análisis crítico, que caracterizó a Marx y la conducta que, por lo
tanto, posiblemente hubiera tenido ante el problema, en tanto que lo empleó aun en contra de
autores socialistas. Así, sobre todo después de la conquista del poder por Stalin se optó,
preferentemente, por el tratamiento y justificación académica del socialismo, en sustitución de
su análisis crítico, que procuró ser el método de Marx .
La teoría de Marx, por su carácter obrero, estaba destinada a tener muchos seguidores y, en el
Manifiesto Comunista, que es indudablemente su obra mas conocida, proporciona no sólo una
imagen posible del socialismo sino también de la extinción del Estado: “Una vez que en el curso
de su desarrollo hayan desaparecido las diferencias de clase y se haya concentrado toda la
producción en manos de individuos asociados, el poder público perderá su carácter político”.
O sea, es bien claro en Marx que el poder público es un poder político. Sin embargo, como
indica Jean Touchard, el término extinción del Estado no es de Marx, sino de Engels, quien, en
una carta a Bebel, escribe: “Con la implantación del régimen social socialista el Estado se
disolverá por si mismo y desaparecerá”. O sea, debiéramos entender que la extinción del
Estado se inicia con el establecimiento de la Dictadura del Proletariado y termina con ella.
En todo caso, las ideas de Marx y Engels acerca del período de transición son muy escuetas e
imprecisas, pero, a pesar de ello, apunta en la Crítica del Programa de Gotha que: “Entre la
sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de transformación revolucionaria
de la primera en la segunda. A este período corresponde un período de transición, cuyo Estado
no podrá ser otro que la Dictadura Revolucionaria del Proletariado”.
O sea, con el termino “dictadura” Marx distingue al Estado del resto de la vida social, pero en
su exposición no precisa la relación de este con las etapas de desarrollo del modo de
producción comunista, que también forman parte de las descripciones que realiza en la Crítica
del Programas de Gotha. Es decir, Marx hubiera simplificado mucho el problema, indicando que
la Dictadura del Proletariado terminaba en la primera etapa de desarrollo del modo de
producción comunista, regida por el principio de pagar a cada quien según su trabajo, pero
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no quiso aventurar esta precisión. En todo caso, es lógico que la Dictadura del Proletariado
(obreros y campesinos), aun con todo el espacio concedido a la pequeña y gran burguesía, está
destinada a la construcción del socialismo o comunismo y no a cualquier otra forma de vida
social, por lo que resulta excesivamente imprecisa la idea de llamar sociedades
“postcapitalistas” a las dirigidas por un Estado Proletario, lo cual no pertenece a Marx ni a
cualquier forma de marxismo científico.
Para Jean Touchard, el carácter impreciso de la teoría de Marx acerca del proceso de
transición se debe a su método (primero es necesario transformar y después contemplar el
futuro) y, para ello, cita entre otras, una carta que Marx dirigió, en febrero de 1881 a Domela
Neuwenhuis: “La anticipación doctrinal y necesariamente fantástica del programa de acción
para una revolución futura no hace sino desviarnos del programa presente”.
No profundiza más Jean Touchard sobre este asunto, pero es evidente que Marx cae en un
exceso de subjetividad, por exceso de cientificidad, al exigir el acto de conciencia de los
primeros días de revolución y edificación socialista, lo cual era una manifestación de
dogmatismo marxista, es decir, de subapreciación de fracasos en la construcción del
socialismo. En todo caso, el “programa presente” al cual se refería Marx parece ser la “Crítica
al Programa de Gotha”, la que si bien representa gran desarrollo respecto al “Manifiesto
Comunista” no lo niega, sólo lo precisa, a pesar de que tanto Marx como Engels indican, desde
1872, que el “Manifiesto” necesitaba actualización, pero lo que no puede determinarse es el
sentido en que podían haber descubierto elementos de fantasía en su teoría, sólo que se vieron
obligados a contar con un ''programa”, que pudo llegar a estar complementado por la “Crítica al
Programa de Erfurt”, realizada por Engels.
Según Jean Touchard, a pesar de considerar necesario al partido comunista, ni Marx ni Engels
trataron la forma que debía tener, aunque, según Engels no debía eludir la acción electoral, sino
sostener “todas las reivindicaciones adecuadas para mejorar la situación del proletariado”
(Critica al Programa de Eufurt). Es decir, según Engels el partido no estaría limitado a la
acción de conquista del poder político y en el Prefacio de “Las luchas de clases en Francia” (de
Marx), escrito en 1895, después de la muerte de Marx, escribe que la democracia burguesa
podía admitir, en ciertos países, el paso pacífico y la vía parlamentaria de paso al socialismo,
pero no puede reconocerse la aceptación de Marx de estas ideas.
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B. EL SOCIALISMO DE 1870 A FINES DEL SIGLO XX Y PRINCIPIOS
DEL SIGLO XXI
Consideramos tres períodos de análisis: de 1870 a 1914, de 1914 a fines del Siglo XX y El siglo
XXI. El primer período abarca a la Comuna de Paris (1871), la muerte de Marx (1883) y la
Primera Guerra Mundial (1914). El segundo abarca el período de las revoluciones socialistas
y el derrocamiento del marxismo soviético en casi todo los países socialistas. El tercer
período, o sea, el siglo XXI, parte del predominio y dominio del liberalismo económico a nivel
mundial, a pesar de los resabios de socialismo.
Hasta 1914 y a pesar del aparecimiento de Lenin en la esfera política, considera que el
marxismo no ofrece novedades doctrinales. Observa el aparecimiento del revisionismo,
primero a través de E. Dühring y luego a través de otros revisionistas, que estima como
marxistas, pero que el marxismo precisamente por su revisionismo no reconoce como tales.
Estima que las guerras, el sufragio universal, los mecanismos democráticos y las crisis lejos de
debilitar al Estado capitalista lo favorecen y lo justifican. Observa que la Comuna de París
plantea la necesidad de la Dictadura del Proletariado y que el socialismo utópico, principalmente
el anarquista, no puede competir frente al marxismo como lo único coherente del socialismo.
Reconoce que la evolución del capitalismo lleva consigo contradicciones que preparan su caída
(la depauperación relativa, la cual, empero, atiende muy poco). Aprecia que el marxismo
propone la revolución violenta en el momento de una grave crisis capitalista [Rosa
Luxemburgo (1870-1919)] y que el socialismo (no el marxismo) parece conquistar a las masas,
principalmente en Alemania.
Ante el problema de la Revolución Rusa, observa el enfoque genial que Lenin logra alcanzar
para atenderlo, a pesar de las grandes aproximaciones de León Trotsky (1877 - 1940) y Rosa
Luxemburgo, con criterios similares al de Lenin, considerando que la revolución socialista era
posible, incluso, en países atrasados.
Estos autores revolucionarios son ejemplo que el marxismo se puede desarrollar con menos
ortodoxia y teniendo en cuenta Marx. El problema principal sigue siendo su estrategia derivada
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del dogmatismo y de la apología a la violencia, que tienden a reproducir en forma ampliada las
situaciones de violencia (guerra “fría” , bloqueos, represiones, falta de respeto al individuo, etc.).
Ante la Primera Guerra Mundial, Rosa Luxemburgo estimó que el proletariado debía declararse
neutral y convertirla en guerra civil. Lenin adoptó esta consigna y consideró que la guerra debía
convertirse en movimiento de liberación nacional. O sea, Lenin dio muy poco crédito a lo
indicado por Engels en el prefacio de “Las luchas de clases en Francia”: “Nosotros los
revolucionarios, los elementos subversivos prosperamos mucho mas con los medios legales
que con los medios ilegales y la subversión”. En cambio, los dirigentes de la social –
democracia alemana se convencieron de ese espíritu legalista de Engels, pero sin afectar
sensiblemente a la clase dominante y sin pretender derrocarla del poder, pero,
afortunadamente, y a pesar de sus contradicciones, el desarrollo económico en Europa, sobre
todo, en los países más avanzados, ha tendido a aliviar muchas tensiones sociales.
El problema de la extinción del Estado no reside en que el Estado socialista sea más o menos
burocrático, ni más o menos democrático, sino en la eliminación de los privilegios de clase. Para
este propósito y con fines de convivencia humana, la tarea consiste en minimizar la violencia
humana, lo que puede o no acelerar la extinción del Estado, mientras lo que Lenin y las
revoluciones socialistas se propusieron fue precisamente agilizar la eliminación de los
privilegios de clase mediante la violencia. Sin embargo, aun en el caso de Alemania, fue el
atraso social lo que facilitó la revolución socialista, pero también lo que dificultó la construcción
del socialismo, por lo cual no existe espacio para hacer apología de la violencia.
Según Jean Touchard, Lenin, poco antes de morir, admitió que la revolución podía realizarse en
forma diferente a la soviética y que esta idea apenas fue repetida hasta la segunda guerra
mundial, pero se elevó a verdad oficial, a través de Nikita Kruschef (1956). El anuncio de esta
tesis, según Jean Touchard, causó sensación, pero ya había sido expuesta por Engels (Crítica
al Programa de Erfurt). Sin embargo, subapreciado por Jean Touchard, estas simples y
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limitadas indicaciones no reorientan al marxismo en los llamados movimientos revolucionarios
ni reorientaron al socialismo (social – demócrata), es decir, la práctica política reproducirá la
separación de estas dos formas de partido político, en forma más o menos aguda.
No parece correcto apreciar poco creativa la labor de Lenin, que aunque fundado en la
ortodoxia marxista procuró también no dejar de ser científico y por ello, precisamente, son
muchas las obras de Lenin. Así, sus análisis, aunque en algunos aspectos no sean únicos
constituyen aportes suyos y debe reconocerse que hasta el llamado, despectivamente,
marxismo dogmático, soviético y stalinista, que se derivó de Lenin y de Stalin, fue creativo y
muy combativo (Lenin lo dogmatizó: “el marxismo no es dogma, sino guía para la acción”).
Mao Tse – Tung, como buen seguidor de Lenin, también observó en el campesinado la fuerza
revolucionaria efectiva para realizar la revolución, pero aunque la construcción del socialismo
chino fue más humanista que la soviética, el costo revolucionario fue más elevado y prolongado
y a pesar de sus tasas actuales de elevado crecimiento económico tiene todavía niveles muy
bajos de producto per cápita y no parece que la clase obrera ha dejado de ser una masa
manipulable en cualquier dirección. Así, tampoco debe extrañar que la actual guerrilla o ex –
guerrilla latinoamericana no pueda operar con una imagen – objetivo del socialismo, como
instrumento de lucha obrera.
Según Jean Touchard, los partidos comunistas de Francia e Italia, siempre han afirmado la tesis
de llegar al poder por la vía legal y parlamentaria. Sin embargo, es evidente que el ejemplo de
los países socialistas europeos y la imagen – objetivo de socialismo propuesta por dichos
partidos no les ha dado el consenso social y humano, que esperaban alcanzar. Así, el
marxismo sólo ha podido triunfar y fracasar por la vía violenta y el marxismo legal y pacifista fue
visto siempre por el marxismo más ortodoxo y dogmático con mucho desdén.
Con todo, la revolución siempre trató de ser exportada y bajo la dirección soviética se llegó a
pensar que el principal enemigo eran los social - demócratas, seguidamente en aliarse con ellos
en contra de los partidos fascistas, etc., mientras se acepta y se deshecha la teoría de la
revolución permanente, o sea, la teoría de la revolución en un solo país. Así, una falta de
coherencia ha caracterizado al marxismo y a su estrategia de lucha, que reflejan dogmatismo y
falta de humanismo, que se expresan en desconocimiento de las fuerzas sociales y de la
subjetividad humana.
El partido obrero que lucha en todos los frentes (económico, político, ideológico, etc.) ha sido
prácticamente inexistente en la mayoría de países capitalistas, el marxismo se vio obligado a
adoptar las formas más agudas de expresión obrera, pero no necesariamente las formas más
sensatas de lucha de clases, pues tenía que refugiarse en la clandestinidad revolucionaria.
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o marxistas revisionistas, sino también por sus propios seguidores, o sea, por el propio
marxismo ortodoxo. Así, el problema principal es el dogmatismo, pues ya está demostrado que
no basta hacer política y tener muchos recursos para realizarla, sino se requiere el análisis
crítico no sólo para los demás sino también para encontrar la verdad, o sea, para hacer ciencia
social, que es el verdadero desarrollo que requiere el marx ismo.
Hegel y Marx se equivocaron al ver el desarrollo social de forma casi exclusivamente violenta y
el marxismo posterior subapreció que ambos llegaron a observar la teoría inseparablemente
unida a la práctica, de tal forma que la imagen – objetivo de construcción del socialismo
debiera ser el desarrollo del factor subjetivo en la clase obrera y la capitalista.
Las capas dominantes y la fuerza obrera que asegura su dominación sólo podrán ceder a un
proyecto humanista. De lo contrario, sólo graves momentos de crisis pueden enseñar el camino
de la historia, a causa del predominio y dominio del liberalismo a nivel mundial, que es el
aspecto más importante que tiene el inicio del siglo XXI, sobre todo en el mundo de países
subdesarrollados, pues es el mayor problema para salir del subdesarrollo.
En los países subdesarrollados es necesaria la elevación del empleo público (por exceso de
desempleo y subempleo), la elevación de los salarios reales y la descentralización geográfica y
social de los beneficios del desarrollo económico y todo esto, a pesar de sus logros, es
negación de liberalismo económico. No pensamos para realizar estas tareas en socialismo con
carácter confiscatorio alguno. Esto no es la política de construcción del socialismo. Pensamos
que cualquier forma de confiscación debe tener, en alguna manera, el visto bueno del
confiscado, aunque ello pueda estimarse utópico.
La lucha del liberalismo contra los monopolios tiene carácter demagógico y, con buena
intención, carácter infructuoso. Más si la lógica de empleo y de relación internacional conduce
hacia la apertura frente al capital extranjero, la regulación y promoción de sus formas
necesarias no puede ser liberalismo económico.
No parece justo reclamar la terminación del bloqueo del resto del mundo si lo ataco con falta de
consideración y nuevamente podemos caer en otra forma traumática de desarrollo socialista,
con efectos igualmente traumáticos al abandonarlo, a pesar de todos los logros que con él se
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pudieron alcanzar (todo esto ha sido falta de creatividad científica, pero no falta de creatividad
política).
El método científico es un camino lógico ya despejado, pero debemos tener en cuenta que aun
cuando el propio marxista descubrió falta de creatividad marxista después de Marx , en el final
del siglo XX y principios del XXI todavía se encuentra reconociendo una crisis en la teoría
política, que es un falso problema, o sea, al analizar el “planteamiento” de dicha crisis, el lector
no encontrará la solución a los problemas de su familia, de su país ni del mundo (en esto reside
el verdadero planteamiento de tal crisis), ha perdido prestigio declararse marxista y muchas
categorías para analizar los problemas sociales no son satisfactorias, de manera que sería muy
largo su tratamiento.
Por lo tanto, para no extendernos, nos ocuparemos sólo del término globalización: el marxismo
cayó en la trampa de identificarla con liberalismo económico y con los efectos reales y
aparentes de éste, de tal forma que nos encontramos con una fetichización del problema de la
globalización (es decir, se le atribuyen caracteres que no tiene) y dos tendencias: los partidarios
de ella, que son liberales (también desorientados) y los contrarios a la forma en que ella se
realiza, que son marxistas, autores con influjo del marxismo y autores liberales. Hay puntos en
que la discusión puede adoptar un carácter verdaderamente estéril. Así, la verdadera discusión
es entre liberalismo e intervencionismo público y omitiendo otros aspectos de análisis sólo nos
interesa indicar el error lógico de identificarla con el liberalismo, o sea, con una sola de las
formas que puede adoptar. O sea, el análisis del liberalismo debe ser tratado como liberalismo
y no de cualquier otra forma.
En la crisis científica que vivimos, nos parece triste que tiendan a desaparecer los economistas
en nuestro país, cuando el no – economista tiende a tomar decisiones que corresponden a este
sociólogo, al menos como asesor. Por ello, se ha pensado en declarar de emergencia nacional
el problema del medio ambiente y no el problema del empleo obrero, para combatir el daño al
medio ambiente y otros problemas sociales.
En el mundo actual, Maquiavelo ya dejó de ser solución para justificar abusos de poder sobre el
individuo (liberalismo – socialista) y el desarrollo de su pensamiento, por medio de una cruel
explotación sobre los obreros y países capitalistas subdesarrollados (liberalismo capitalista). O
sea, el liberalismo de pocos debe tratarse de convertir en el bienestar de todo país y de todo
ser humano. Quien duda del retroceso del marxismo hacia Maquiavelo debe revisar su
dogmatismo, el stalinismo, el fracaso y su apología de Maquiavelo.
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encuentra en los albores de su desarrollo científico y social, porque la solución a todo problema
social tiende a ser una solución académica, en un mundo que siempre se procuró conocer y
desarrollar científicamente, aun cuando solo llegó a ser visto como creación divina.
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