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Rompiendo el saco

Cuando Felipe Sandisc decidió cometer fraude en el Banco, lo hizo consciente de las
repercusiones que esto le traería en caso tal de que llegaran a descubrirlo. Conocía muy bien
sus procesos, sabía que tenía la confianza de su jefe al ser su auxiliar por más de 4 años y
que sus compañeros le guardaban una estima especial. ¿Por qué preocuparse entonces?, se
decía, manejaba la caja menor de su Gerencia y conocía muy bien los atajos para evadir los
pequeños desfalcos que en realidad, en un inicio, no eran tan evidentes a los ojos de su jefe.

“Para mí era difícil no tener el suficiente dinero para compartir los almuerzos de
cumpleaños con los compañeros de la Gerencia, pues ellos no eran conscientes de mi
situación económica y cada mes las celebraciones abundaban; un día era el cumpleaños de
uno, después se organizaba un almuerzo de integración en un restaurante costoso, luego
venía una fiesta. Y así, sin más, sin saber decir no, me vi envuelto en una serie de gastos que
se salían de mi presupuesto mensual, me sentí viviendo una vida que no era la mía, pero
me gustaba, ¿por qué negarlo?”

Paralelo a la situación en la que se encontraba Felipe, la Dirección de Prevención del Fraude


en cabeza de José Sarmiento Alzate, lanzó una campaña en el año 2015 denominada “Cero
Tolerancia al Fraude”, la cual buscaba sensibilizar a los colaboradores acerca de la
importancia de la transparencia en su actuar, puesto que se evidenciaba que los despidos
asociados al fraude en la organización no disminuían, y las malas prácticas que
desencadenaban en situaciones de fraude; se incrementaban de un año a otro, pasando del
2013 al 2014 de 115 a 144 casos respectivamente. Ver anexo 1.

“Siendo honesto en mi familia siempre me inculcaron la honradez y los buenos valores,


nunca se me pasó por la mente cometer fraude, pero es cierto que, aunque no me hizo falta
nada, sí me tocó trabajar y estudiar al mismo tiempo para salir adelante. Recuerdo que para
el 2015, estaba ayudando a mi madre con la crianza de mis dos hermanos, yo mismo era un
ejemplo para ellos, de hecho, hasta me daba el lujo de darles consejos”, recuerda Felipe
mientras se frota sus ojos con las dos manos.

“Y es que el fraude se cruzó en mi camino un día cualquiera, veía a mis compañeros


conseguir sus sueños, estrenar ropa a cada rato, los viajes en sus vacaciones me hacían
palpitar el corazón y sus estilos de vida me desconcertaban, yo quería ser uno más, por lo
menos uno que lograra acercarse a todo eso que para ellos era tan fácil de conseguir”.

“Los estudios que realizamos en la Dirección de Seguridad, nos dieron cifras que tomamos
como sustento de la campaña que realizamos en el 2015. En ellas evidenciamos que en las
entrevistas realizadas a los colaboradores despedidos por fraude, se hallaban patrones
comunes de comportamiento, por ejemplo, las ganas de poder, el crecimiento rápido dentro
de la organización, las oportunidad de satisfacer un deseo, el desorden financiero a causa
de la presión social, y el afán de obtener un beneficio económico, hace que en ocasiones las
personas decidan mal y terminen viviendo vidas que no les pertenecen, en detrimento de
su felicidad y bienestar”, comenta el director de Seguridad José Alzate.

En sus inicios la campaña buscaba crear un precedente, pues para entonces la organización
no era partidaria de comunicar que existía el fraude y que varios empleados lo cometían
indiscriminadamente, “queríamos hacer explícito que no hay robo pequeño, la persona que
robara $200 pesos o $1.000 millones de pesos, tendría que asumir las consecuencias de sus
actos, no importaban las razones que los llevaban a cometer fraude, Bancolombia no tendría
compasión con estas personas”, señalaba Alejandra Lemos, analista que lideró la estrategia
desde su inicios.

“Para nadie es un secreto que como colaboradores tenemos beneficios y accedemos muy
fácilmente a créditos, nuestro ecosistema organizacional nos presiona a tomar decisiones
financieras que no son las mejores; yo realmente pensé que en el Banco no se darían cuenta,
el tema fue que se convirtió en una bola de nieve, tapaba un hueco y abría otro, y de la noche
a la mañana me di cuenta de que me estaba destruyendo”, mencionaba Felipe.

“Creo que el comienzo de todo esto sucedió cuando decidí independizarme, pensé que
efectivamente era momento de tener mi propio espacio y no calculé bien mis gastos y lo que
implicaba amoblar un apartamento. Mis compañeros y jefe me apoyaron
incondicionalmente, incluso recolectaron dinero para que yo lograra comprar algunos
electrodomésticos.

Sin embargo, mi corazón se dañó cuando comencé a quedar mal en el arriendo y el pago de
los servicios públicos a causa de mis deudas, me dio pena contarle mi situación económica
a mi jefe y la verdad en las noches no dormía, pues me imaginaba que en cualquier momento
los almacenes iban a embargarme, me iban a reportar a las Centrales de Riesgo y no iba a
ser capaz de continuar con la vida que apenas estaba comenzando.

Ahí fue cuando se me dio por tomar dinero prestado sin permiso de la caja menor de la
Gerencia, en un inicio tomé $50.000 mil pesos, y en la siguiente quincena los reponía. Se me
hizo fácil contar con ese dinero y llegué incluso a auto prestarme más de $2.000.000 de pesos
sin que mi jefe o compañeros se dieran por enterados.

A finales del año 2015 comencé a manejar relaciones contractuales con algunos de nuestros
proveedores, uno de ellos se atrevió a ofrecerme pequeñas comisiones si contrataba sus
servicios de manera continua, y la verdad se me hizo fácil, por lo que acepté y comencé a
tener un mejor flujo de caja, que alivianaba mi situación financiera. Mi papel era el de
convencer a mis compañeros de contratar los servicios con este proveedor y el de informarle
al proveedor los precios de los competidores, a fin de que él afinara sus propuestas y se
ganara el contrato”.
“Para el año 2016 planteamos la evolución de la campaña de “Cero Tolerancia al Fraude”,
allí buscábamos empoderar al colaborador, que él se sintiera el protagonista en la
prevención del fraude. Así pues, se dio inicio al slogan “los ojos bien abiertos, la conciencia
bien tranquila”. Para entonces el presupuesto que gastamos en la Dirección de Seguridad
era de $535M en las acciones comunicacionales que apoyaban la estrategia”, comenta el
Director. Ver anexo 2.

“Queríamos que el empleado se empoderara de la ética dentro de la organización, en


nuestras entrevistas nos dimos cuenta de que los colaboradores, sí notan cosas raras en sus
compañeros, nos decían frases como: -yo sí veía que el compañero había cambiado su nivel
de vida rápidamente-; -el compañero comenzó a relacionarse distinto-; -su forma de vestir,
de ser y hasta de hablar eran completamente diferentes-; sin embargo sí se revisaba, nunca
había denuncias concretas”, explica María Alejandra Lemos. Ver anexo 3.

“Yo veía la campaña, incluso le solía decir a mis compañeros que no entendía cómo
colaboradores del Banco podrían hacerle algo así a la empresa, la verdad reconozco que fui
un “caradura”, pero siendo honesto cuando te acostumbras a caminar al borde del
precipicio ya no te asustas, y crees que eres infalible”, argumenta Felipe Sandisc.

“En la campaña del año 2016 hablamos fuertemente sobre la labor e importancia de un canal
como la Línea Ética, sus procesos y el nivel de confidencialidad que un canal como éste
tiene, pues en los empleados existía el paradigma de que quien llamaba a la Línea Ética, era
citado y expuesto frente a su jefe y compañeros, y por tanto existía desconfianza frente al
canal”, recuerda Alzate. Ver anexo 4.

“En el año 2016 me descubrieron. Supongo que algunos de mis compañeros comenzaron a
ver que mi estilo de vida no correspondía con lo que yo era. Me acostumbré a prestarles
dinero continuamente y les quedaba mal, pero lo que levantó alertas fue el hecho de que mi
forma de vestir e incluso mi forma de ser cambiaron bruscamente. Alguien llamó a la Línea
Ética y mi jefe fue alertado”.

Un día, sin que Felipe lo esperara, su jefe le pidió que la administración de la caja menor de
la Gerencia le fuera entregada a otra compañera inmediatamente. Allí se cayó mi máscara,
tenía un desfalco por más de $1.500.000 mil pesos, entre el fondo de eventos de la Gerencia
y los bonos de Sodexo para el pago de viáticos que a cada Gerencia el Banco les otorgaba.
Al pedirme la administración del fondo, mi jefe ya lo sabía todo, venían siguiendo mis pasos
hacía 2 meses, se dieron cuenta de que utilizaba los bonos de transporte
indiscriminadamente, salieron a la luz varias de las conversaciones que tuve con el
proveedor que me pagaba comisiones por entregarle información y conseguirle contratos,
¡fue horrible!”

A finales de 2016 en la Línea Ética se recibieron 296 alertas que relacionaban a 512
funcionarios del Banco con el fraude, repartidos entre las unidades de negocio y los
proveedores. De los colaboradores investigados, 92 estuvieron implicados en fraude no
monetario y 18 en fraude monetario; ocasionando una afectación de $2.573 mil millones de
pesos para la organización. Ver Anexo 5.

“No medí las consecuencias de mis actos, fui despedido inmediatamente y enfrenté cargos
por corrupción, acabé con mi futuro profesional en el Banco y con mi familia, mis
compañeros quedaron seriamente afectados al igual que mi jefe, se sintieron traicionados”.

A finales del 2016 y durante todo el 2017, las cifras de fraude en el Banco se incrementaron
al igual que las malas prácticas por parte de los colaboradores. La Dirección de Seguridad
Corporativa seguía realizando campañas en torno al tema de “Cero Tolerancia la Fraude”,
gastando más de $1,000 millones de pesos en su ejecución. Ver anexo 6.

“Recuerdo mí último día en el Banco, al entregarle mi escarapela a una de mis compañeras,


bajé mi cabeza, la vergüenza era insoportable. Entré alguna vez por la puerta grande y de
repente, aquellos años que pasé en esos corredores, compartiendo con todas aquellas
personas ya no volverían jamás, comprendí que me había empeñado en romper el saco...”
Anexos
Anexo 1: Modalidades de malas prácticas proporcionado por la SIE años 2018,
2019 y 2020.
Anexo 2: Cifras de fraude y malas prácticas proporcionado por la SIE años 2018,
2019 y 2020.

Anexo 3: Doble clic al Fraude Interno, cifras proporcionadas por la SIE años
2018, 2019 y 2020.
Anexo 4: Decisiones o sanciones por Fraude Interno y malas prácticas, datos
proporcionados por la SIE años 2018, 2019 y 2020.

Anexo 5: Presupuestos de las campañas años 2018, 2019 y 2020. Datos proporcionados
por la SIE:
Anexo 6: Reportes a la Línea Ética a finales del 2018 - 2019:

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