Está en la página 1de 7

Definición de representación

Szurmuk, Mónica y McKee, Robert (2009). Diccionario de


estudios culturales latinoamericanos. México: Siglo XXI,
Instituto Mora.
RAZA/ETNICIDAD / REPRESENTACIÓN 249

OBRAS DE CONSULTA. Briones, Claudia, La alteri- el Caribe, 1935-1941”, Estudios Migratorios


dad del “cuarto mundo”: una deconstrucción Latinoamericanos, año 17, núm. 52, 2003, pp.
antropológica de la diferencia, Buenos Aires, 555-576.
Ediciones del Sol, 1998; De la Cadena, Marisol,
“Are Mestizos Hybrids? The Conceptual [EDUARDO RESTREPO]
Politics of Andean Identities”, Journal of Latin
American Studies, núm. 37, 2005, pp. 259–284;
De la Cadena, Marisol, Indigenous Mestizos: representación
The Politics of Race and Culture in Cuzco, Peru,
1919-1991, Durham, Duke University Press, La representación, en su sentido más bási-
2000 [Indígenas mestizos: raza y cultura en el co, es el resultado de un acto cognitivo por
Cusco (trad. Montserrat Cañedo y Eloy Neyra), medio del cual se produce un signo o sím-
Lima, IEP Ediciones, 2004]; Gilroy, Paul, “There bolo que se instaura como el “doble” de una
Ain’t No Black in the Union Jack”: The Cultural presunta “realidad” o de un “original”. En
Politics of Race and Nation, Chicago, The otras palabras, la representación ocurre a
University of Chicago Press, 1991; Hall, Stuart, través de un proceso de percepción e inter-
“Conclusion: The Multi-Cultural Question”, en pretación de un referente, el objeto (en un
Barnor Hesse (ed.), Un/settled Multiculturalism: sentido amplio) representado. Atendiendo al
Diasporas, Entanglements, “Transruptions”, vocablo representación, el prefijo re indica-
Londres, Zed Books, 2000, pp. 209-241; Hall, ría un volver a presentar lo que ya ha sido
Stuart, “The Question of Cultural Identity”, presentado. Re-presentar es volver a presen-
en Stuart Hall, David Held y Tony McGrew tar, poner nuevamente en el presente aquello
(eds.), Modernity and its Futures, Cambridge, que ya no está aquí ni ahora, encontrándose
Polity Press, 1992, pp. 596-634; Hall, Stuart, así restituido en su re-presentación. De este
“Race, Articulation and Societies Structured in modo le sería intrínseca a la representación,
Dominance” en Sociological Theories: Race and en primer lugar, una cierta disparidad tem-
Colonialism, París, UNESCO, 1980, pp. 305-345; poral trazada por la distancia entre los dos
Morley, David y Kuan-Hsing Chen (eds.), Stuart momentos implicados en la estructura mis-
Hall. Critical Dialogues in Cultural Studies, ma de la re-presentación: algo así como pre-
Londres-Nueva York, Routledge, 1996; Rahier, sentar una cosa por segunda vez. En segun-
Jean, ‘“Mami, ¿qué será lo que quiere el negro?’: do lugar, el prefijo re también supone una
representaciones racistas en la revista Vistazo, iteración, un repetir, un volver a poner, que
1957-1991”, en Emma Ervone, Emma y Fredy a diferencia de la distancia temporal, indica
Rivera (eds.), Ecuador racista: imágenes e identi- una suerte de artificialidad. La representa-
dades, Quito, FLACSO, 1999, pp. 73-110; Sansone, ción sería, en este caso, un acontecimiento
Livio, De África a lo afro: uso y abuso de África a través del cual algo es repetido, re-produ-
en Brasil, Kuala Lampur, Vinlin Press/Sephis/ cido en el presente y, por lo tanto, restituido
Codesria, 2001, <www.iisg.nl/~sephis/pdf/li- artificialmente en y por la representación.
viospanish.pdf>; Sansone, Livio, Negritude sem A ambos sentidos, cuyas direcciones
etnicidade, Salvador/Rio de Janeiro, Edufba/ cohabitarían en la palabra representación,
Pallas, 2004; Wade, Peter, Gente negra, nación les es propio una relación a la esencia o la
mestiza, dinámicas de las identidades raciales en pre-esencia de las cosas, ya sea haciéndo-
Colombia, Bogotá, Ediciones Uniandes, 1997; las o dejándolas venir de nuevo al presente
Wade, Peter, Música, raza y nación: música (allí donde representar sería más bien “re-
tropical en Colombia, Bogotá, Vicepresidencia presenciar” o hacer retornar a la presencia),
de la República, 2002; Walsh, Catherine (ed.), ya sea presentándolas nuevamente bajo la
Estudios culturales latinoamericanos: retos des- forma de un doble, de una imagen, una idea,
de y sobre la región andina, Quito, Universidad un pensamiento o, para ser más precisos, a
Andina Simón Bolivar/Abya-Yala, 2003; Walsh, partir de un “representante”, algo o alguien
Catherine (ed.), Pensamiento crítico y matriz (de) destinado a sustituir o suplir la ausencia de
colonial: reflexiones latinoamericanas, Quito, otro.
Universidad Andina Simón Bolivar/Abya-Yala, Las representaciones han sido objeto de
2005; Yelvington, Kevin, “Dislocando la diás- estudio en diversas disciplinas. En el caso
pora: la reacción al conflicto italo-etíope en de las humanidades y las ciencias sociales
250 REPRESENTACIÓN

estarían ligadas a su relación con el estudio ciertos o falsos, lo cual sugiere una condi-
de la sociedad y la cultura. Por un lado, la ción de construcción en la que se encuen-
representación designaría a las “representa- tran implicados los sujetos.
ciones” en el sentido de los códigos funda- Las formas de representación han varia-
mentales de una cultura, constelaciones sim- do según tiempo y espacio. Del mismo
bólicas destinadas a regir el orden de los modo, cada disciplina tiene ciertas especifi-
discursos y las prácticas sociales: imágenes caciones de lo que se considera o no una
que producen de sí los sujetos que partici- representación válida en su campo. En lite-
pan en una cultura y en una época determi- ratura la representación ha estado estrecha-
nada. Por otro lado, el gesto de articular mente relacionada a los géneros literarios
épocas a partir de “representaciones” impli- (poesía, narrativa, drama, ensayo, crónica,
caría el hecho de que la representación, el ficción/no ficción) como también a las co-
conjunto de imágenes que son la representa- rrientes literarias que predisponen al recep-
ción de una cultura, de una mentalidad, de tor, en este caso al lector, a esperar un cier-
un orden esencial a las cosas, se encontraría to tipo de representación. Por ejemplo, la
regida por una idea representacional sobre novela realista fue considerada por George
las representaciones: algo así como la repre- Lukács como una expresión narrativa que
sentación-de-las-representaciones, en el sen- representa la realidad satisfactoriamente en
tido de que aquellas imágenes culturales no cuanto la expresa como una totalidad.
sólo poseerían la virtud de representar épo- En el caso del teatro, la obra teatral ha
cas históricas, de retener en ellas el estado sido definida como sinónimo de representa-
de composición de una época, sino que, al ción y ha sido considerada como un espejo
mismo tiempo, sean objeto de representa- de la realidad, función que se exacerbó con
ción, en el sentido de que, para nosotros, el teatro burgués. Sin embargo, a diferencia
estudiosos de la cultura, puedan ellas mis- de la literatura, la obra teatral difícilmente
ma ser representables. podría repetir una representación igual a
En este sentido, la representación cons- otra en tanto que se constituye como una
tituye más bien la estructura de compren- acción única y efímera, aunque sea el mon-
sión a través de la cual el sujeto mira el taje de un mismo texto dramático.
mundo: sus “cosmovisiones”, su mentali- Por su parte, en una performance lo efí-
dad, su percepción histórica. Esta estructu- mero de la representación se agudiza y el
ra de comprensión se encuentra expresada concepto de representación se amplía a otro
en el lenguaje, cuya función sería, en térmi- tipo de manifestaciones no necesariamente
nos generales, “representar” el acto mismo efectuadas en un escenario teatral tradicio-
de cognición del sujeto. De este modo la re- nal. Diana Taylor define performance como
presentación es portadora de significados un comportamiento o una práctica que trans-
que se materializan a través del uso del len- mite conocimiento al tiempo que es una
guaje, sea escrito, visual, auditivo, corporal, metodología. Una performance incluye des-
etc. En este contexto sería bueno notar, tam- de obras artísticas hasta actos cotidianos,
bién a modo general, que la representación por ejemplo, las marchas políticas, las apa-
o las representaciones son parte de un siste- riciones públicas o en televisión de artistas,
ma de prácticas sociales y culturales que políticos, periodistas, las representaciones
involucran un referente, que puede ser real mediáticas, etcétera.
o imaginario, o incluso otra representación; El campo de la historia, suele ser distin-
unos agentes que realizan la representación guido del de la literatura por su función de
dotados de cierta ideología en un contexto representar la realidad del pasado. Por esta
histórico-social determinado y, finalmente; razón, es quizá una de las disciplinas más
unos receptores que, en el acto de recepción, sensibles al concepto de representación y a
perciben e interpretan dicha representación. corrientes teóricas que, a partir del poses-
Para los estudios culturales, el concepto de tructuralismo, han postulado un acceso al
representación sería la consecuencia de una pasado necesariamente mediado. A partir
serie de prácticas mediadas a través de las del positivismo, la búsqueda de objetividad
cuales se produce un significado o múltiples impuso que la representación histórica, el
significados que no necesariamente son relato histórico, se remitiera a fuentes escri-
REPRESENTACIÓN 251

tas, documentos que atestiguaran y validaran dad inmutable independiente a los hombres,
científicamente una verdad histórica. Debido el arte se consideraba una imitación de la
a las influencias de corrientes teóricas como naturaleza y sólo podía remitirse a las for-
el posmodernismo y el poscolonialismo, las mas exteriores de las cosas, las cuales esta-
prácticas historiográficas contemporáneas ban más relacionadas a la representación de
han transformando sus metodologías y sus un ideal. Aristóteles, por su parte, en su
parámetros de objetividad en tanto que el Poética, asocia la función de la mimesis con
pasado adquiere significado por medio de las acciones del género humano: mientras
sus representaciones. más plausible sea la trama, la mimesis o la
La representación cinematográfica tam- representación se acercaría más fielmente a
bién es el resultado de convenciones especí- dicha realidad.
ficas de un determinado tiempo y lugar, que La teoría intencionalista supone que el
están evidentemente ligadas a una ideolo- productor de la representación impone un
gía, en el sentido de la posición que ocupa significado único del mundo o del objeto
el sujeto en la trama discursiva que organiza representado a través de su uso del lenguaje.
su presente. Como en la literatura y el tea- Esta teoría supondría una ausencia de co-
tro, la representación cinematográfica tam- municación con el entorno social y difícil-
bién responde a ciertos géneros o escuelas mente se podría pensar que una representa-
en particular, por ejemplo el melodrama, ción porta un significado único y excluyente:
que se caracteriza por inducir la emotividad la del agente que la produce. La última gran
del espectador por medio del uso narrativo teoría que menciona Stuart Hall para el es-
del primer plano. tudio de las representaciones es la construc-
En el ámbito político, la representación tivista, la cual postula que ni las cosas o el
política alude al proceso por el cual los ciu- mundo exterior (para darle un sentido más
dadanos delegan su voluntad y sus intereses amplio a lo representable), ni los que usan
a un representante, destinado a sustituirlos el lenguaje pueden otorgar o dotar de un
en el ámbito de las grandes decisiones co- significado único e invariable al lenguaje.
lectivas. En este caso, el representante polí- En la base de esta teoría subyace que el sig-
tico ocupa el lugar de los ciudadanos por nificado del mundo exterior se construye a
medio de un conjunto de procedimientos través de sistemas de representacionales
autorizados desde el espacio público en el (Hall, Representation: 25).
ámbito de las llamadas “democracias repre- Con el trabajo de Ferdinand de Saussure
sentativas”. (1857-1913) en el área de la lingüística, la cons-
En su origen, las representaciones sociales trucción de significado fue relacionada con el
y culturales han sido objeto de estudio cons- lenguaje que, a su vez, fue definido como un
tante en tanto que habían sido consideradas sistema de signos. En términos de Saussure,
como un medio para acceder a una “verdad”, el lenguaje es parte de una estructura don-
una “esencia” o una “realidad”. Sin embargo, de el signo (en este caso, la palabra) estaría
la posibilidad de lograr el conocimiento de compuesto por el concepto o idea expresa-
esa “esencia” y la definición misma de esa da por un sonido o icono (significado) y la
“verdad/realidad” han estado, desde la anti- imagen acústica (significante). El mundo ex-
güedad, en el centro del debate en las discu- terior sólo adquiere significado al estar en
siones críticas sobre la representación. contraste con otros elementos dentro de una
Dentro del estudio de la representación estructura: el estudio de la relación entre el
se podrían señalar tres teorías principales (y signo y su referente (el objeto representado
generales): la mimética, la intencionalista y por el signo, es decir, lo que la palabra de-
la constructivista (Hall, Representation: 24- nota) proveería de un significado o sentido.
26). Según la filosofía griega la mimesis En síntesis, dentro de una estructura, todo
(mºmhsiq) era el proceso por el cual un len- signo sería una representación.
guaje, ya sea escrito o visual, imitaba la na- Muchos intelectuales siguieron el modelo
turaleza. En este sentido, el lenguaje cum- de Saussure dando origen al estructuralis-
plía con la función de imitar una verdad ya mo como marco teórico dominante a media-
existente en el mundo exterior. Sin embargo, dos del siglo XX, entre ellos, destacan Roland
para Platón, dada esta existencia de una ver- Barthes, Jacques Derrida, Michel Foucault y
252 REPRESENTACIÓN

Jacques Lacan, quienes al mismo tiempo se En consecuencia, el posestructuralismo


convirtieron en sus críticos, dando origen planteó que no es posible ninguna represen-
al posestructuralismo. Si bien Saussure se tación objetiva y que toda representación es
concentró en el análisis del lenguaje, la me- una construcción subjetiva. En el área de la
todología del estructuralismo fue aplicada, historiografía este consenso por parte de los
en términos generales, a la cultura y a la afiliados al posestructuralismo problemati-
sociedad. Asimismo, fue adoptada por dis- zó su práctica. Dentro de este marco teórico,
ciplinas como la antropología (Claude Lévi- no sería posible acceder al pasado de una
Strauss), la literatura (Barthes y Derrida), la manera directa, es decir, no mediada. Al
psicología (Lacan) y la historia (Foucault). mismo tiempo, se dio origen a un debate en
En este proceso de formación de la teoría es- torno a la factibilidad de que la narrativa
tructuralista, la semiótica amplió el campo histórica fuera una representación objetiva.
de estudio de los signos a todo aquello que Quizá una de las polémicas más interesan-
pudiera ser leído como un texto (actividades tes sobre la representación, sería la encabe-
cotidianas, obras de arte, afiches publicita- zada por Hayden White por desarmar las
rios, fotografías, etc.) y con ello incorporó en bases en la que se fundó la historia como
el estudio de la cultura las manifestaciones disciplina académica. Señala White que la
consideradas propias de la cultura popular. historia y la literatura comparten una mis-
Es decir, incluyó a todo objeto o expresión ma forma de narrar y que solamente difie-
cultural que opera como lenguaje y, como ren por sus referentes: el acontecimiento
tal, comunica un sentido o significado. A verídico y la imaginación, respectivamente.
diferencia de Saussure, Barthes incorporó Es decir, que la práctica representacional de
a la lectura de las representaciones (signos) lo que se supone histórico (“real”) y de la
y sus significados a una segunda estructu- literatura (“ficción”) operan de la misma
ra de significación. En consecuencia, la se- forma, tanto la narrativa histórica como la
miótica no sólo estudiaría lo denotativo, es literaria recurren a los mismos tropos.
decir, el signo en relación con el referente Para concluir, lo que hasta el estructura-
y su significado, sino también, ese mismo lismo se entendía como una representación
signo dentro del contexto de una estructura de un referente objetivo, hoy se entiende
mayor que conecta al signo con otros temas como una representación de construcciones
y significados. Este segundo nivel de análisis (que son también representaciones) ideoló-
sería, en términos de Barthes, connotativo y gicas, culturales, sociales, etc. Es decir que
se vincularía a una ideología. el mundo exterior adquiere significado por
Por su parte, Michel Foucault (1926- medio de la representación que se pueda
1984), transciende el estudio de la represen- realizar de éste. Una imagen, una película,
tación como un acto meramente lingüístico una manifestación política, un libro, una
y la incorpora dentro del análisis discursivo. canción, todos estos productos culturales, se
El discurso sería una manera de representar entienden como representación y se inscri-
el conocimiento respecto a un tema en par- ben en prácticas representacionales. Desde
ticular y en un momento histórico determi- una perspectiva amplia, y sin detallar en las
nado. Al mismo tiempo, el discurso produ- diferencias que subyacen en las prácticas
ciría conocimiento, es decir, que la práctica académicas de los intelectuales afiliados a
representacional devendría en un medio los estudios culturales, la representación es
para la producción de conocimiento a través estudiada tanto en sus modos de represen-
del lenguaje. Si en el estructuralismo, el sig- tación (entiéndase el o los sujetos producto-
nificado se construía a partir de la relación res de la representación, las formas y mar-
entre el signo y su referente, para Foucault cos teóricos en los cuales se inscriben, las
el significado se construye dentro del discur- opciones estéticas e ideológicas que subya-
so y sus prácticas. En síntesis, fuera del dis- cen tras el acto de representar), sus prácti-
curso, nada tiene sentido o significado, e cas y sistemas representacionales.
incluso el sujeto pierde autonomía y sólo se Si el estudio de las representaciones ha
podría constituir como tal dentro del discur- sido una forma de acceder y producir al
so y las prácticas discursivas en un momen- mismo tiempo conocimiento, en el entorno
to y lugar determinado. latinoamericano, existen ciertos hitos que
REPRESENTACIÓN 253

han puesto en el debate el problema de la politológico “transición a la democracia”,


representación. obligaba a modular en este contexto los es-
Por un lado, desde los estudios subal- tados de composición de la época, con la
ternos se han cuestionado los discursos parte maldita adherida al nombre (Richard,
hegemónicos que han articulado una prác- Residuos: 10).
tica representacional que se han apropiado La capacidad que el debate de posdicta-
del “Otro” como objeto de representación. dura tuvo para articular políticamente su
Estrechamente ligada a esta problemática, discurso crítico, se debió a la re-actualiza-
está la pregunta sobre quién tiene el dere- ción de estrategias críticas que intervinieron
cho de hablar por otros y hasta qué punto los nuevos contextos democráticos, revelan-
el intelectual es capaz de representarlos. do en ellos la imagen de transparencia y
Siguiendo esta línea, desde la publicación estabilidad que querían preservar en su
de Me llamo Rigoberta Menchú y así me na- tránsito al neoliberalismo. Dicho tránsito,
ció la conciencia (Burgos), en la literatura que para Beatriz Sarlo se expresó sintomá-
el testimonio ha sido foco de debate, tanto ticamente en el espacio académico con el
por su capacidad representacional de su- paso del “intelectual” al “experto” (Sarlo,
jetos pertenecientes a grupos minoritarios Escenas: 148), implicó no sólo el viraje radi-
como también por las posibilidades de ser cal de la política al mercado en el ámbito de
considerado un género literario que se di- la cultura, sino también el tránsito al olvido
ferencie de la historia oral y de la autobio- social de aquella violencia política desplega-
grafía. Similar ha ocurrido con la historia, da por la dictadura. Se trataba, sobre todo,
en la cual el historiador, perteneciente a una de que el debate de posdictadura lograra
élite intelectual y queriendo dar voz a los ca- generar una práctica crítica a través de la
rentes de poder, desde su marco ideológico movilización de ciertos recursos simbólicos
escribe la historia de un grupo subalterno, destinados, no sólo a preservar la memoria
imponiendo sus propios códigos culturales social de la dictadura, sino, también, desti-
y, con ello, interpretando las practicas so- nados a revelar las estrategias de exclusión
ciales y culturales de dicho grupo que no que dicha memoria padecía. De esta mane-
necesariamente representaría su propia vi- ra, el debate abierto por la posdictadura fue
sión. Otro momento esencial del debate en producto de un cambio radical en la lengua
torno a la representación en América Latina crítica, una “atención lexical” (Avelar: 175)
fue inaugurado por los llamados estudios de a través de la cual pudieron articularse ex-
posdictadura en los años noventa, que tu- periencias y subjetividades que sufrieron, y
vieron como objetivo ingresar al espacio de aún sufren, no sólo la exclusión total y ab-
“disputa de la representación” que se abría soluta de representación en lo social, sino la
con los procesos democratizadores que las fuerza salvaje con que esa exclusión se ins-
propias dictaduras militares habían diseña- cribió en ellas.
do. En efecto, una vez que la región iniciara, Como vemos, se trata de una “política de
en los años ochenta, la llamada “transición a la representación”, en la que se juega no
la democracia”, se configuró un debate con- sólo un espacio crítico y alternativo a la es-
cerniente a recuperar el legado dejado por tructura hegemónica vigente que proyecta
el proceso de militarización que sacudió con “el orden de las cosas”, sino, principalmen-
ferocidad la cultura política del continente. te, se juega la perdurabilidad misma del sis-
Dicho debate, que fue en sus inicios articu- tema, su capacidad autopoiética. El triunfo
lado bajo el concepto de “memoria históri- del sistema es el triunfo sobre las represen-
ca”, tuvo como finalidad posicionarse de los taciones que le dan continuidad en el tiem-
contextos políticos destinados a borrar sim- po, que lo re-producen. “El orden de las
bólicamente la herida social infligida por las cosas” es, por lo tanto, el resultado de un
dictaduras argentina (1976-1983), brasileña acto hegemónico que fue capaz de articular-
(1964-1978), uruguaya (1973- 1985) y chi- se como la visión autorizada del mundo, la
lena (1973-1990), por nombrar los lugares imagen en la que se condensaría la especifi-
más significativos. Un ejemplo de esto lo cidad cultural de la época. De ahí, el carác-
constituyó la propia palabra “posdictadu- ter estratégico y político que cobra la repre-
ra”, que a diferencia del término técnico sentación respecto del régimen perceptivo
254 REPRESENTACIÓN

del mundo, sobre todo hoy, que las imáge- Representation: Cultural Representations and
nes y los discursos han logrado conquistar Signifying Practices, Londres, Thousand Oaks/
una extensión tecnológica sin precedentes Sage-Open University, 1997; Lanzmann, Claude,
debido al desarrollo exponencial de las lla- “The Obscenity of Understanding: An Evening
madas tecnologías de información y comu- with Claude Lanzmann”, en Cathy Caruth,
nicación. Trauma: Explorations in Memory, Baltimore,
Johns Hopkins University Press, 1995, pp. 200-
OBRAS DE CONSULTA. Avelar, Idelber, “La prác- 220; Masiello, Francine, The Art of Transition:
tica de la tortura y la historia de la verdad”, Latin American Culture and Neoliberal Crisis,
en Nelly Richard y Alberto Moreiras (eds.), Durham, Duke University Press, 2001 [El arte
Pensar en/la postdictadura, Santiago, Cuarto de la transición (trad. Mónica Sifrim), Buenos
Propio, 2001, pp. 175-196; Barthes, Roland, Aires, Norma, 2001]; Taylor, Diana, The Archive
Mythologies, Londres, Cape, 1972 [Mitologías and the Repertoire: Performing Cultural Memory
(trad. Héctor Schmucler), México, Siglo XXI in the Americas, Durham, Duke University
Editores, 1981]; Burgos, Elizabeth, Me llamo Press, 2003; White, Hayden, El texto históri-
Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, co como artefacto literario, Barcelona, Paidós,
México, Siglo XXI Editores, 2005; Gugelberger, 2003.
Georg M. (ed.), The Real Thing: Testimonial
Discourse and Latin America, Durham, Duke [FELIPE VICTORIANO;
University Press, 1996; Hall, Stuart (ed.), CLAUDIA DARRIGRANDI]

También podría gustarte