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CariruLo 3 jardin para la infancia en el marco de la organizacion del sistema educativo nacional “Que nadie, nadie despierte al nino, déjenlo que siga sofiando felicidad, destruyendo trapos de lustrar, alejéndose de todo el mal. Se rie el nifio dormido, quizds se sienta gorrién esta vez, jugueteando inquieto en los jardines de un lugar que jams despierto encontrard...” Plegaria para un nino dormido, Luis Alberto Spinetta La historia de la educacién inicial argentina estuvo ligada a los avatares de la historia de la educacién nacional y al devenir de un Estado que se formé alas sombras de las luchas intestinas en las que el sujeto de la primera infancia aparecia relegado de los des debates mas no ausente. En las primeras décadas del siglo XIX, el proceso de escola- rizacion en la Argentina sobrellev6 una serie de discontinuidades en los gobiernos de Juan Manuel de Rosas (1829-1832 y 1835- 1852) y durante las batallas por la organizacién nacional. Rosas fue un federal autonomista que antepuso los intereses de Buenos Aires, su provincia, en detrimento de la unificacién nacional. El arto federal de Ja renta aduanera y de los recursos se concen- fa en la gran Ciudad. En materia educativa, en 1828 Saturni- no Segurola asumié el cargo de Inspector General de Escuelas y 6 adelante el desmantelamiento del programa educativo de 73 davia amparado en la defensa del Orden oo) nardino Riva nacionalismo catélico y conservado, ir deun Domingo Faustino Sarmiento (181 1-18; ; sonaje central de la organizacién de] Sister, convertiria en per en el hombre clave para impulsay a a educativo argentino es dos afios de vida. Nacido en as x cacion desde los Pate educado en una escuela de |g Patri ic milia fempobred oT peed lade luego Sai Junto a él funds una escuela en San Raa su tfo aes te de Oro, en la provincia de San Luis, que serig ee contacto con la docencia. En San Juan llevé adelante at escuela de nifias, en la cual combinaba la politica con la educacién y el periodismo. i sa ? En 1831, cuando el caudillo riojano Facundo Quiroga en. tré en San Juan, Sarmiento se exilid en Chile y Permanecié en el pais vecino por cinco afios. Al regresar a su provincia funds el diario El Zonda, a través del cual ejercié su prédica antirro. sista. Encarcelado por Rosas por sus columnas, finalmente en 1840 fue expulsado a Chile. Esos afios alli fueron centrales para su formacién en la arena educativa; en 1842 legé a dirigir la Escuela Normal de Santiago. Opositor al rosismo y a Facundo Quiroga, Sarmiento no escatimé palabras para expresarse en contra de los indigenas y lamentar la herencia india y espaiiola en la sangre latinoameri- a a a na Facundo, Civilizacién 0 barbarie, texto de inter- ee as Pee. Tosismo, Plantes la antinomia entre Peo elliberalmo lara eg Ciudad, el modelo exo mientras que Io eae ae las formas constitucionales y laley, la herenca espanete S¢ asemejaba a lo rural y el a ta y Marifio, 2013, 1 caudillos y la ganaderfa semipastot Planteada la AmenayA 4h 02). Sarmiento dejé en esas paginas nia atacarla con Ja alfabe i barbarie siempre presente, propo” en defensa de] model Geeuton y la educacién como progres© aT una disciplina a Tepublicano. Sy Preocupacién era insta nibien e] hombre dake ot Sujetos modernos comenzando Desde o] exilio iS aba sus Primeros pasos. ‘eno, i Mel Montt un yin ent emprendié a pedido del pre nm mi Vigje hacia Europay Betades Unidos pat lo Ber! . nial a parti Por su parte, Se conocer los sistemas educativos de aquellos pajses. Visité distin- tas experiencias educativas, entre ellas, las salas cuna y Salas de Asilo francesas y qued6 maravillado con la Ppropuesta. Aunque Juego prefirié enfaticamente la cultura y el sistema educativo aie conoceria en el pafs del norte. : Como resultado de ese viaje al viejo continente, Sarmiento escribié De la educacién popular en 1849. En el texto desarra. Ilaria un programa educativo completo, donde destacaba “la especial importancia que reviste la educacién preescolar y con- creta realizaciones que serdn el origen del posterior desarrollo de nuestros jardines de infantes” (Bosch, 1983: 38). La mirada de Sarmiento y sus seguidoras sobre la educacién de los mas pequenos En De la educacién popular dedicé el capitulo V a relatar la experiencia de las Salas de Asilo, de las que dir4: “la opinién publica las considera hoy, como el primer escalén indispensa- ble para un sistema completo de ensefianza” (Sarmiento, 2010: 229). Ese texto presenta las reflexiones del sanjuanino y deja abiertas tres cuestiones centrales en el estudio y la teorizacién sobre la educacién inicial. En primer lugar, el protagonismo casi exclusivo que otorga a la mujer como reflejo de su tiempo; en segundo lugar, la centralidad de los contenidos a ensefiar a partir de un método capaz de ser seguido sin mayor prepara- cidn; y, en tercer lugar, que las mujeres con poca instruccién y una formacién especffica pueden llevar adelante la tarea con los nifios més pequeiios. Decia Sarmiento: ft “Todo el personal de las Salas de Asilo, maestras, cuida- doras, porteras, son mujeres y la experiencia no ha hecho més que confirmar en la idea de la exclusiva idoneidad de su sexo para la educacidn de los nifios. Dotadas de un tacto _ exquisito para dirigir la nifiez, cuando el exceso de afecto _ no las extravfa, las mujeres solas saben manejar sin rom- per los delicados resortes del corazén y de la inteligencia infantil. La inspeccidn de las Salas de Asilo ha sido confiada 75 oras y este hecho solo ha bastado ry y “ E en. ‘ones de simpatia y ayuda entre las Clases todas tablar ee dd. ()- La instruccién que se da en lag Salas x de la socieda +s no ala lectura, (...). Menos se Propone o le Asilo, se reduc quea ejercitar lamano hasta hacerla Prod. jualmente a sem i 5 ribir r Ate sefiar a coe caracteres regulares. Del célculo se Nsefian ciren Esa de los ntimeros, (..-)- Sobre moral, la discipling Ja suce: Senet deseos, vale alli Ia limitacin de los deseos, \ Mas que yel eek De manera que para dirigir una escye|, ~ los Dae basta que una mujer posea buena voluntad ee nociones de instruccién primaria, el método y los libros suplen lo que le faltaria” ({1849] 2010: 234.235), Proseguia sin ahorrar palabras al Bae 7 Wieszo de una educacién maternal en manos de la clases interior”, ya ‘Sea porque las nodrizas crian a los hijos de la eas elevada”, 9 por las desventuras de los hijos de los pobres. A armiento le preocupaba que la educacién fuera responsabilidad de muje- res faltas de civilidad. Para remediarlo, consideraba necesaria la intervencién del Estado a través de instituciones y se pre- guntaba: “;Cudles son los efectos de las Salas de Asilo para remediar estos males? Sigamos el Proceso de ensefianza que en ellas se da. (...) Largas horas son consagradas en los Asilos, a este desarrollo natural de las fuerzas fisicas, y comienzo de educacién moral” (2010: 231). Con tal afirmacién, Sarmiento ponfa en valor la tarea de er- senar que alli se desarrollaba, E] planteo acerca de la ensefianza €n un contexto de altisimo analfabetismo da cuenta de un pen- = oie ae la época, articulado con sus ansias ho- Tatibita 7 argumentos sostenfan su descon- “estatal en lao fears = familiar e impulsaban la eel en la capaci ais de los mas chicos. Por otro la a 10 y la educnelg le las Salas de Asilo para el disciplina n Moral cuya Primera leccidn es el silencio ue las Maestras sulla necesarig Soot 8 mucha habilidad (2010: 283) '4 ineludible a} Visite, nese e8 esta obra cuya vigencia re- ducacign eG un jardin de infantes como marca de que excede la herencia froebeliana. Aque! rmiento compenetrado en la importancia de la iTe) es jos més chicos recibir con agrado las noticias een jdeario y hasta un método para atender a la tierna infancia de- garrollados por el alemén Froebel. Una Propuesta europea que spnocera en Estados Unidos; estaba todo dispuesto para que saquella institucion genial que trasplantara Sarmiento”, como decfa Custodia Zuloaga en El Monitor de la Educacién Comin agi 1: 829), tuviera un buen comienzo. Unas décadas mas tarde Hlegarfa al pais desde Estados Unidos “la” maestra especializada envel método Froebel, Sallie Chamberlain de Eccleston (1841- 1916), quien debfa organizar el primer curso de maestras de hindergarten froebeliano en el pafs. Volvamos a De la educacién popular, Sarmiento se referfa alli alas intervenciones docentes: “¢Quiere la maestra asegurarse de si los nifios todos le atienden, mientras ella explica? Nada hay mas sen- cillo: al mismo tiempo que habla, est4 escribiendo con un brazo circulos horizontales: todos los nifios estan ha- ciendo otro tanto: repentinamente este movimiento se cambia por el de zapatero que cose, y repentino ha de ser el cambio. Toda la leccidn se da en esta continua agi- tacién que mantiene en ejercicio el cuerpo, desarrolla los miembros, y muestra que la atencidn esté fija” (2010). Este efecto inmediato de imitacién produce admiracién en un hombre contrariado en sus deseos de educacién para todos, siempre que sean los que él elija. Como sefiala Foucault, “el con- trol disciplinario no consiste simplemente en ensefiar 0 en im- poner una serie de gestos definidos, impone la mejor relacién entre un gesto y la actitud global del cuerpo, que es su condicién de eficacia y rapidez” (Foucault, 2010: 176). Control, orden y dis- ciplina en almas déciles que seguirdn al adulto en todos sus mo- yimientos a modo de entrenamiento hacia una actitud general. Sarmiento viajé luego a Estados Unidos con la intencién . conocer la obra de Horace Mann (1796-1859), quien era cretario del Board Education de Massachussets, en Bos- . Si bien todo lo que vio en el pais del norte le resultaba 77 nente Cr con Francia, i ‘ . Segtin sus . je en per i-ador para é Seg 5 Palas” wis 6 a distintas pers, Tas, Ja Mann fue n lo acere inta onal er a tad de Mam! io ayudaron a disefiar un model by osida' ie gener 4 didlogos 1 conferencias por todo el est, abilité ellos, las ion de las mujeres en ¢| ao jon. icipaci cacion. articlp - 5 : aCig edu‘ a de Ia Pp’ a destinar fondos para la Cducacig, par la decisi en una carta a su amigo Valentin Alnie elatarfa jaje, su admiracion y sus criticas , : su viaje, su ; as : tas peripecias ie sorprendia el lugar que ocupaba Ja sy pie Ja religidn protestante. No escatimat, ocieda Pure Jas vestimentas de hombres vine jendas, la apropiacion de las tierras y los iles sin excesiva distincién de clases sociales, entre ferrocarril i s. Su relato era el de un hombre que buscaba = otros aspecto: scia haberlo encontrado. Creemos importante e en modelo y pareci@ © e en esa exaltaci6n se apropia q. destacar este espiritu porqu Propia de Pp educativo sin dudar. iento educativo sin su pensamien' } I : La amistad con el matrimonio Mann fue clave para |, are culaciones de Sarmiento en el pafs del norte. Mary Tayler Peabo. dy (1806-1887), la esposa de Horace Mann, lo ayuds a vincularse con la sociedad intelectual de Massachusetts. Mary Mann fue una mujer con una activa participacin en la politica y en la educacién de su tiempo, con ella Sarmiento anud6 una relacién de amistad que continu luego de la muerte de su esposo. Mary tradujo el Facundo, la obra literaria central para conocer el pensamiento del sanjuanino. Con ella definié un modelo pedagégico apoyado en la formacién de maestras a partir de la creacién de las Escuelas Normales que hab‘a visitado con el reformador Mann. Para orga- nizarlas, ella lo ayudé a seleccionar a sesenta y cinco maestras con condiciones morales intachables y un espiritu de aventura tal que las impulsaba a venir a estas tierras a cumplir una misién en la for- macién. Son Pocas las que se han destacado especialmente y qui- eae pce ccanunio a Mary O. Graham fue Sallie figs iMtareaia ee de quien hablaremos mds adelante. to recibis Noticias ac, ee con Mary Mann, Sad los més Pequefios erca de un método para la educaci6n de Tecién legado a Estados Unidos e impulsado j si er en Ia soe ‘en descripciones res, sobre sus VIV! 78 fuerte mente por a Lees Elizabeth Palmer: el kindergarten read por Froebe! is lemania. En una carta fechada el 25 Ge clin ie a Concord, Mary decfa: “Me tomo la jibertad de eS ae que mi hermana y yo publicamos Ha cerca de un afio, sobre la instruccién de los nifios peque- egaluibroler= Moral Culture of Infancy, and kindergarten Guide, of jicado en Boston en 1863 (Velleman, 2005: 70). . Podriamos aventurar que ese encuentro con las ideas froebelianas iniciaron intercambios a los que luego se aang wana Manso, quien hallaba en el pensamiento de Pestalozzi J"Froebel algunas de las respuestas a sus preocupaciones oer A método tradicional que tanto cuestionaba al promover el : ovimiento en las aulas. juego el mi as. ‘En una carta fechada el 5 de noviembre de 1868 en Chica- 50, Mary Mann le escribfa al sanjuanino: “Documentos y articulos sobre la educacién en el jardin de infantes ya que pienso que todo este tema ha sido descubierto de nuevo por el genio de Froebel, y si usted puede introducir su uso en el pais, mejorara la so- ciedad desde los cimientos hacia arriba. Mi hermana ha yuelto de Europa con toda la informacién’ sobre el tema, y ha puesto manos a la obra muy enérgicamente para hacer que nuestra gente comprenda su espfritu y sus detalles. Usted lo apreciar4 profundamente en su totali- dad, puesto que ya sabe que si la educacién primaria no es la correcta, la superestructura no puede ser construi- da sin errores” (Velleman, 2005: 263). El intercambio epistolar de Mary Mann y Sarmiento nos permite advertir las esperanzas en la educacién infantil froebeliana que tenfan las hermanas Peabody. Mary tenia al tanto a Sarmiento de cada avance que hacfan sobre el asun- to en su pais como método de ensefianza en general. Ella asistia a cursos sobre el asunto en la Escuela Normal y le re- comend6 a Sarmiento como maestras de jardin de infantes 9, Cursivas en el original. 79 ambién lo aconsejaba acerca ; de ; ti ate as instituciones abrieran sus rs la anc ios de 105 obres como de los adinerados é “ss se las considerara “escuelas de caridad” eet evitar 55 987). E119 de mayo de 1869 Mary le envio Mele may ge un ejemplar de la edicién revisada del ie ae que habia escrito con su hermana. Casi ae en Guide, rH afi Bers tarde, el 6 de AB 05°% Pepayorenmnmuevorenvio Bo amiga, Sarmiento recibid el Kindergarten Manual de Wien Domingo Faustino fue presidente desde el 12 de octubre fe, 1868 hasta 1874. ‘Anteriormente sé habfa desempefiado a de director del Departamento de Escuelas del Estado de Races Aires, cargo que le permitid dotar a las escuelas de ings) argo nee Tentas pri pias, fundar nuevos establecimientos y crear los Anales E Me Educacién Comin desde 1858 hasta 1862. En 1856 inco: ‘ 2 como colaboradora a Juana Manso, quien pronto se a eelne ensu amiga; ella no solo admiraba la propuesta fidebelian, a conocié también a través de Mary Mann sino que se vol He valiosa impulsora en la defensa de las escuelas pret] 2 oe “inverndculos destinados a aclimatar a la vida fisi a ene intelectual la tierna planta de la infancia”. see orale) Manso valoraba el estfmulo al ; i del cuerpo y especialmente la cine pe y la movilidad en la educacién de sus hijos que impulsab: pabadtcs yanadres cfpula, la baronesa de Marenholtz; aed ecb y su dis- cuelas normales para kindergart aes yaba la idea de crear es- ni ence nes os en. En 1859 fund6 la Escuela minia tuvo a su cargo el jardf s. Junto a sus hijas Eulalia y H la otra c igo el jardin de infancia, yASces omo profesora de pian , una como auxiliary Conner cee, piano (Velleman, 2005: 245) y clutar a las mos, Mary Mann ayudé ? : maestras, ent yud6 a Sarmient se creé el primer j » entre ellas las hermanas D. nto a re- Froebel en la R oy din de infantes “para j Ce ey ib epublica perie (20 introducir el sistema i 05: 246) con subven- nas Dudley: Jas herm2™ | que est rmanas Dudle Aires, hoy Hipélito Yrigo- nunciaba la falta He tanto, desde ae dos jardines . le 80 eee aan ‘i abrir mas ae estas instituciones. Por esos anos, Sarmiento era el presidente de la joven Nacion y su ideal civilizatorio estaba en marcha. En carta fechada en septiembre de 1872, Mary Mann com- artfa con su amigo la satisfaccién y la alegria por la prosperi- dad de las hermanas Dudley a cargo de un jardin de infantes en estas tierras. En esa ocasi6n le envié “un documento sobre el tema que acaba de publicar la Oficina”, donde exponia su fervorosa defensa del método de Froebel: ‘Justamente la belleza central del sistema de Froe- bel es que cultiva el sentimiento de la presencia y del ser de Dios. Cada cosa que el nifio haga debe hacerlo para alguien que él ame, para que el sentimiento huma- no pueda volverse el principio conductor de su vida, y su propia actividad, que el método cultiva cuando est4 bien comprendido y administrado por la maestra, debe recordarle la creatividad del Padre celestial. Le envia- ré dos de los folletos, uno dirigido a la sefiora Manso. (...) Hay un gran movimiento en marcha entre nosotros, pero la apatia resiste mucho tiempo a todo lo bueno y tenemos que trabajar duramente para hacer que la gen- te vea las buenas diferencias. Espero que llegue el tiem- po en que tenga una cdtedra de jardin de infantes en su Escuela Modelo de Parana” (Velleman, 2005: 339-340). Las disputas entre los seguidores del pensador alemén y los seguidores del positivismo eran fuertes. Estos viltimos criticaban la ensefianza estética, moral y religiosa, como ocu- rriria afios mds tarde en este suelo. Entre 1879 y 1881", ya sin Juana, Mary no dejaba de hablarle a Sarmiento a través de sus ) En 1881 la Ciudad de Buenos Aires se convirtié en Capital Federal por la Ley “de Capitalizacion. En ese mismo af, por decreto firmado por Julio A. Roca y ministro de Instruccién Publica Manuel Pizarro, se creé el Consejo Nacional Educacién. Su presidente era Sarmiento y los vocales Miguel Navarro Viola, lo Larroque, José Wilde y Alfredo Van Gelderen. Los enfrentamientos de iento con los vocales que respondfan a la jerarquia eclesidstica provocaron renuncia; lo reemplaz6 Benjamin Zorrilla. El escenario de enfrentamiento ifundiz6 durante el Primer Congreso Pedagégico Sudamericano de 1882 i , 2003: 83). 81 ‘ kindergarten la neces; virion Oro, Gon 75 ae Dean de embre de 1881, se referja time a desde Boston el Kees cregi, en reeditado del pers and Education, 4s tarde, en 1884, como a oun nal of Educ ten (Velleman 2005: 365). ubersy, Mary Mann en el texto “El kindergarten Ola nue educaci6n”, traducido por Eccleston ne a El Monitor de Ig Tat cacion Comin ep 1899: “No se ee vigilancia para el 7 he. del kindergarte>» porque su caracter habra sido formado rene de manera que eD Jahora de las Peuaeio ns tendra un pea resistencia que Je salvara de ellas : r de ‘Aunque puede resultar excesivo seguir este derrotero ayuda a comprender dos cuestiones. Por un lado, ee, Nos qué insistencia Froebel lego al pais bajo un designio clara con te moral. Por otro, dar cuenta de la preparacién con ane taban Sarmiento y Manso para su difusién sin desconoc con- criticas que recibia la propuesta. La inclusién del anos desde sus primeros afios, larigurosidad del método y laa Nifio a los valores de la religién protestante ordenaban un ea que Eccleston se encargé de defender sin profundi iscurso razones pedagogicas. izar en las En este sentido, la impront ee. tarde se instalarfa en las files ‘lel Pel ae ane afios més el sentido de las prdcticas en inicial tal lismo, nacional define al ubicar a estas docentes en la tré a como advierte Puiggrds da (Puiggrés, 2003: 98). En esta c adicion democrdtica radicalige centes que se oponian a la buros orriente encontraremos a do- Por una participacion democra eee del sistema y bregaban considerar een rion APC, a partir de la cogestién, al cir transformaciones social al el medio propicio para produ- Por normalistas, catéli es. Esta tendencia estuvo integrada publica. Al a DUCOSHY, laicos que apoyaban |: 8h wi tificacin d © tiempo, esto permi yaban la educacién le Sarmiento con sus permite comprender la iden postulados sin que se produ can friccioy 5 nes entre Mismo Io € el catolici exp) smo y el prot. : estantismo como ¢ Celebrado resara en el discu: i cuando fue electo eee ee fs el banquet igna, 2015). que ra ese 1 18 de nov} Je enviab: un yolum «rercambio, © interca inder Y sure Papers: ene ublicado m: 82 cierre de esta etapa ligada a § j 4 sc dacs than Senn ei fccleston el 20 de agosto de 1883 para dictar el pri ee be rmacion de maestras de kindergarten en | pene ee de for" parand y luego dirigir el jardin de antares eel fe xperta maestra del kindergarten aigigicermcst a eaten ee inmortalizada como Sara", arribé a Parand ee Ae venes que aspiraran a trabajar con los nifios mas pequeiios an Jo que serfan los jardines de infantes argentinos. uién era Eccleston? Seguin los libros de Personal de la pscuela Normal de Parand, la sefiorita Sallie Eccleston era la «profesora Especial” del Kindergarten Normal. Alli organizé la formacién de las primeras kindergartianas, quienes aiios mds tarde gustaban Iamarse las “hijas de Parana” (Velasquez, 1967). Resulta curioso que no se haya mantenido su nombre en este suelo y no hemos hallado registros en los textos de su autorfa con este nombre. Sallie Eccleston legé al pais con recomendaciones espe- ciales y el apoyo de su amiga Elizabeth Peabody. Sallie habia estudiado en la Escuela de Profesoras de Kindergarten de Fi- Jadelfia, donde se recibid en 1877. Fund6 el primer jardin de Pensilvania y luego hizo lo mismo en Winona para después recorrer otros estados y adentrarse en el funcionamiento de esos establecimientos, lo que le permitié tener un avanzado conocimiento del tema. Su misién en Parand estuvo orienta- daala instalacin de los jardines y del curso de aplicacién de Ja Escuela Normal. Por otro lado, se dedicé a organizar a sus _ discfpulas para difundir los principios froebelianos. Para ello creé el 21 de abril de 1893 la Unién Froebeliana Argentina, que le permitid estrechar lazos entre padres y maestros y “traducir el libro sobre Froebel de la baronesa de Marenholtz. ios més tarde aquellas kindergartianas propondrian que 91 de abril, fecha del natalicio de Froebel, se celebrara de los jardines de infantes. ) eine $elanombra en los libros de personal y otros documentos disponibles en el ode la Sala Museogratica de la Primera Escuela Normal del pais 83. eS designada por el Ministro Jos cursos de la recién creag, Bo, ten de Capital. Dos afios mag ug, al de Kindergarten, "de j, ie fu 897 Sallie i es organizar fn 4 de Kindergart™ * j6n Internacio mej lormal ae ey Ja Asociac! a nh. Primeros jardines de infantes La Escuela Normal de pears results UD luga te ticular las ideas de positivistas y &spiritualistas = il para arti to de Froebel. En contraste con el discurs Ne} eee a que condujo a posiciones cone dy, Sam este movimiento apoyado en lag eats did de Ja naturaleza infantil y su libertad fn vid procesos democratizadores en las relaciones adulto-nig, (Carli, 2005: 125-126). POP O20 Esta escuela fue la cuna de la educacién inicial argenting que nacié a la sombra de su ideario normalista. Sy prime, director fue Georges Stearns (1871-1876), un liberal Protes. tante elegido por Sarmiento para poner en funcionamienty la primera escuela normal del pais, que abrié sus puertas en agosto de 1871, casi dos afios después de la firma del decre. to de su creacién. Lo sucedié José Marfa Torres (1876-1885) quien estuvo mas ocupado en instalar el orden y la autor dad que en formar a futuros maestros con las ideas positivis. tas (Puiggrds, 2003). En 1883, a pedido del nuevo director, se anexé un Departamento Infantil al frente del cual estarfa Sei ‘i Pi ar SO pac en llegar el Material, Sallie estudié e- milias bien = das que despertaba el método en las ‘fi dergarten iG is Parand, solo concurrieron al kin- le nitios cee is 4NO siguiente, la sala estaba colmada ‘Opez y ‘Omar, 1948: 974) Y medio hasta los seis (Mit 84 pprimer kindergarten de Parand, un proyecto ido en el tiempo Autora: Lic. Nora Grinévero!?. Argentina, Entre Rios, Parana y 68 escalones son al- nos datos para llegar al punto de referencia. Un lu- gar donde se respira historia y memoria institucional, | en el que su personal directivo y docente se encarga con frecuencia de recordarlo. | Todos los dias, de la mano de algiin adulto, nifios | y nifias de 3, 4 y 5 afios suben 68 escalones. para llegar | a su sala de jardin en la Escuela Normal de Paranda. | En sus comienzos los 35 nifios inscriptos durante el afio de su inauguracidn también tenfan edades de 3, 4 y 5 afios aunque no subfan los 68 escalones, porque la sala de 7 por 8 m2 equipada con materiales especiales se ubicaba en la planta baja del edificio original’. La identidad de las kindergartianas esta presente | hoy en las practicas institucionales y dulicas susten- | tadas en la conviccién de la importancia que tiene la educacién de estos primeros afios, en la organizacién de los espacios y los tiempos de manera particular para esta etapa —que se diferencia de todos los demas niveles del sistema educativo— y en las mediaciones | de los juegos y materiales para la ensefianza. | Aquellas mujeres, las kindergartianas, fueron li- | deradas por Sallie Eccleston, cuyo testimonio se con- serva cuidadosamente como un tesoro, tres pisos mas abajo del jardin, en la sala museografica de la histérica Escuela Normal de Parana. Pueden leerse en tinta ne- gra sobre la base sepia del papel centenario, sentidas palabras de su paso por la institucidn: , FHAyCS -UADER. que constan en el Informe del Director de la Escuela Normal de Paranda, 10 Ferrary, del 12 de marzo de 1888. Unidad de Conservacién Tomo Museografico-Archivistica de la Escuela Normal Superior ‘José Maria ” de Parana (UADER). 85 oni propuesta en esta ciuda, se Peer cae TsO lenny | desde es on bien del pats de mi adopeién... Pygy, | i mis fers Director que al alejarme de esa Ry Cela } rar a inculada gran parte de mj y; ase tuo vt y Vida | querida ee iD pesar, pero convencida de que en otra | siento un prof ecesaria, Uevo mi recuerdo inolvidabl, | parte soy Pes tantos motivos de carifo (Sara E, | lugar dante 5 de marzo de 1897)". anzas de Eccleston fueron difundidas do el pais de la mano oo plgunes aie pu odo el Pepesialoza, quien también construy6 ex. dergartiana a esta escuela luego de tity. ‘mal. larse Sees peepee iiipoitancia de otros antece- Re geiescion para la primera infancia en e| en omo la experiencia de Juana Manso, entre Bes considera que el Jardin de Infantes de Pa- rand fue el primero en pene rarse desde un proyecto nacional que incluyé la formacién de maestras desde sus inicios. Nacid como parte del sistema educativo argentino amparado por la legalidad a través del arti- culo 11 de la ley 1420 y su relevancia es que se man- tiene hasta nuestros dias. Con la belleza de un proyecto que requeria de materiales diddcticos especificos, fueron traidos des- de el exterior los modelos disefiados por los grandes de la accién y el pensamiento sobre la educacién infantil. Aquellos materiales que testimonian la di- dactica de los primeros afios también se encuen- tran en la sala museogréfica. Los dones o regalos de Federico Fréebel enumerados, el don N° 1 de las esfer: jercici as de colores colgadas para realizar ejercicios | Las ensefi | por t Rosario Vers | periencia kin > J 14. Carta de Tenuncia de Sal] oy.) Por su intermedi Pay Po Pic, Un de conservacién Te “Pevior José Maria Torres” de Parana (UADER). he Eccleston dirigida al Dr. de la Escuela Normal de 0 al SE. el Ministro de Justicia, Culto e Instruccion mo 1. Sala Museogréfico-Archivistica de !* ue favorecerfan el aprendizaje de orden, colores. unidades, movimientos; el don N° 2 con la esfera, el | cubo y el cilindro de madera para reconocer super- ficies curvas ¥ planas; el don N° 3 con la caja ctibica ue contiene en su interior ocho cubos de madera mds pequefios. También estan allf los muestrarios de las ocupaciones, verdaderas artesanias de Ppape- les de colores entrelazados, y materiales de autoco- rreccién como los encastres, propios de los disefios de Maria Montessori. La admirada perfeccién del método no tardé en ser cuestionada. Las diferencias de perspectivas, ten- siones y disputas también estuvieron presentes desde Jos comienzos. Constan en las Memorias de la Direc- cion de la Escuela Normal de 1897 las expresiones del Director Leopoldo Herrera sustentando las reformas propuestas por una de las egresadas de la formacién docente kindergartiana, Macedonia Amavet: Debido a la iniciativa de su empenosa y competente direcci6n actual, el jardin de infantes ha sufrido transfor- ity maciones de importancia. La ortodoxia froebeliana, ene- |__ miga intolerante de toda innovacién y repetidora sumisa y mecénica del formalismo inicial, tiende a convertir la simpdtica institucién en un chocante anacronismo. Reac- cionando contra esa aberracién, nuestro Kindergarten ha evolucionado adaptdndose a las exigencias de los tiempos y del medio ambiente, para llegar a lo que debe ser: un sistema de educacién genuinamente argentino y no ale- médn o norte-americano (Memorias de la Direccién de la _ Escuela Normal de 1897). Este relato intenta mostrar los vaivenes y criticas ambién fueron parte del proyecto de la educa- desde los comienzos. Las disputas no sdlo metodoldgicas sino fundamentalmente politi- cin a los fines de la educacién inicial. 87 otra huellas son parte ca historia Pe Ne jdentidad en la educacién entrerria ue roduce ueve en la aspiracion de Seguir tenieng, Da, que nos an prcior educacién para la infancia, Nee trar con afloranza una tradicién etre’ e de un sentimiento inmévil con o|o, a a ntener como entonces la Conviceign na damentos pedagégicos politicos que se tionen y revisen eee ee Rimentele! Jardin de Infantes, junto a jg Es. fuels eee de Parand, pertenece a la Facultaq trata de mos! | da, tampoc io, sino de mal | educar con fun de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Univer. | | sidad Auténoma de Entre Rios, que cuenta también con el Profesorado de Educacion Inicial. Con perma. nencias e innovaciones, seguimos recorriendo los 6g escalones que comunican el pasado y el presente, Un | proyecto de mds de cien afios de educacién inicial continuia y se recrea. ——_§() Cabe sefialar que Sallie Eccleston recibié fuerte apoyo del director Torres por su trabajo; una de esas oportunidades fue en ocasién del Congreso de Trabajo Manual en 1896, en el que se €xpusieron los trabajos de los nifios de la Escuela. El orden yh " autoridad reinaban en la Escuela Normal durante la gestion de 4 Torres acompafiado por el kindergarten que, si bien introducia las ideas escolanovistas inspiradas en el krausismo de la mano de Eccleston, no abandonaba la Preocupacién por la ensefianza de E Be pepe bres herederas de las combinaciones de la moral Mos. dela maestra norteamericana y el catolicismo local. NOS aiios mas tarde, : » Eccleston fue designada para abrit l primer esignada pat Aorita Se rado en la Capital; asumié la direccién las anera fue Re Amavet. Con ella el kindergarten de algu™ en 1889 do por el jardin de infantes nacional. A¥ tera (1894.1 997 elnuevo director de la Normal, Leopolde SON el Yards. Mar que “es con los juegos que 8° Jardin un verdadero cambio, ion renovados B & ayor parte ¥ arreglados en lo posible los antiguos que no 1a miy'n las condiciones requeridas. Los ya trilladisimos juegos lent os del Mutter und Koselieder han sido sustituidos por jue- tract canciones esencialmente originales. Las poesfas y musi- gos ¥ oductos de la tierra tienen necesariamente que adaptarse s Pijos gustos de nuestros nifitos, y es por esto que ya no es més ente ofr en el Kindergarten somnolientas y melancélicas are dias extranjeras imitativas de salmos religiosos, cortos y me ra adecuada” (Mira Lopez y Homar, 1948: 283). Herrera, uno de los mejores alumnos de la Normal, siguid a Torres en la direccién por trece afios. Se trataba de un po- sitivista convencido de los mandatos de Parand, modificar las as, cambiar las mentes y crear una nueva cultura de la mano de jntelectuales organicos (Puiggrés, 1990: 144). Las tensiones con el normalismo cedian ala instalacién de un jardin de infan- tes que asumia el espiritu de la Ley 1420, mientras en Parana se construia una metodologia para la infancia argentina atenta asu folklore y esencia catélica, en un intento por dejar atras la herencia protestante de Eccleston. El jardin de infancia llegaba, asf, para quedarse en el ideario educativo nacional. Atacado por los positivistas por el exceso de espiritualidad y la infantilizacion de la nifiez, no logré construir un discurso pedagogico capaz de superar la cuestién de los mé- todos y las formas. Es en este momento fundacional cuando se instalaron las tensiones entre lo asistencial 0 doméstico y lo edu- cativo. Al mismo tiempo, la identidad de la maestra jardinera adoptaba rasgos inspirados en aquel normalismo, lo que conso- lidarfa una vocacidn y un modo de ser maestra como apéstol y “4ngel guardian” de la primera infancia. Estos rasgos se acentua- ban por aquello del “natural instinto materno” de las mujeres y la jnfluencia del higienismo, como ya hemos comentado. este sentido es oportuno ubicar un primer momento de siones a modo de escena inaugural. Durante el Primer Pedagégico, convocado por el entonces ministro de Ins- Publica, Pablo Pizzurno, y presidido por Alfredo Ferreira Enel mismo, Sallie Eccleston hizo la presentacién corres- ite al tema “Jardines de Infantes. Las Declaraciones apro- licadas en el Monitor de la Educacién Comin afirmaban: 89 fn de infantes debe ser un factor de ee ° Bl jar < pElj colar. m pei i oe dacién de jardines qa: méstico Y ario la fun de jardines de ing, do’ 9°. Es Ne alcance que les ee Fréebel, Dtes con el Cetin y fomento por el estado, de Bsilog . 3°. Crea - 8. Ed cacion maternal de la mujer. ju ternale’ . igi acion por mantener el aa froebetian, 8 erado lapreocupacion por oe ucativo aly, recia haber sup esta linea, en la memoria presentada oe der integrarlo. | de Educaci6n, presidido por Ji M, Gute Consejo Sean de la inauguracion del edificio desing an oe a es de la calle Entre Rios 1350, se destacaba, al Jardin algunas de sus virtudes: La preocuP’ “Qué ensehanza es esa que los alumnos toman juego? ie recuntas son estas que pueden Contestarse con una breve visita practicada al establecimiento, En- tremos: faltan algunos minutos para las once, de to. das partes acuden criadas y nifieras, conduciendo de la mano a los pequefios escolares que entran llevando su Jarrito colgado al cuello y su canastita, no con libros, sino conteniendo manjares y golosinas que colocé en ellos el amor maternal. (...) Las galerias estan llenas de nifios, alli se ven trajes de todos colores, humildes o fastuosas, la va- nidad maternal no renuncia jams su derecho, pero Siempre limpios. (...) Se ven Tepresentadas las més aes razas europeas y americanas, producto de en €n que prevalece lo mas ee feccionamient: i ao resultando en los hijos un ne Progenitores, entre ire pe 2° Se Cubiertos de cabellos Ro permcsncos ee a ©arules, no Pier TUbIOS 0 castafios y ojos gar a Cla raza fie] y 4. POCO algunos otros ejemplar PAUBETOSaNa tieVaclos: estados mayores argentinos dio un Barcalé y a las filas de Falucho’ (...) Es que como primera ensefanza de la vida, aprende en el Jardin de Infantes la Prescripcién de nuestro Cédigo Constitucional, igualdad ania la ley, y se acostumbra a hacer practicos €sos principios dando y recibiendo el mismo carifio de sus condrect pulos y observando cémo sus maestros consagran a todos iguales atenciones. El nifio salido del Jardin de Infantes (...) Ha apren- dido a hablar con relativa Correccién, a contestar sin empacho cuando le preguntan, a expresar sus ideas con desenfado y, muy especialmente, a amar la escuela” (Mira Lopez y Aller, 1948: 291-294), su ejército un La extensa cita nos permite avizorar el sentido del jar- din en la época. En primer lugar, su cardcter elitista que de- nunciaban los normalistas positivistas. En segundo lugar, la ensefianza que estrictamente seguia el método importado, y, tercero, la presentacién de aprendizajes que mucho dista- pan de las lecciones que ordenaban la tarea en las aulas de la primaria al reducirse a una serie de habitos y expresiones que se podfan aprender por fuera de la escuela o bien espe- rar a llegar a ella. La perspectiva seguida nos lleva a indagar cudles fueron las tensiones que la educacién inicial planted al modelo de instrucci6n publica nacional, a la hora de definir el marco ju ridico educativo, mientras se propagaban los jardines. Corria 1897 y en Tucumén se creaba el jardin de infantes como De- partamento de Aplicacién de la Escuela Normal a cargo de - Justa Gomez Belfiore, alumna de Eccleston en Parand. Un afio tarde, se crea el jardin Anexo de la Normal de La Rioja, jo de Rosario Vera Pefialoza. A pesar de la fuerte oposi- 6n, la historia ya no se detendria. alld de las controversias en torno al soldado Falucho, él y Barcalé repre- a los nifios esclavos liberados en tiempos de las luchas por la conquis- es esa figura la que Gutiérrez destaca en su informe. Al jardin llegaban iplares” herederos de la esclavitud, lo que se contrapone con las primeras aqui expuestas, 91 a jidad del. [jardin q Lega’ os debates PO ua i L ndo lo dicho sobre que ¢ rs nte en los Primero, ma de istema. Es oportuno retoma, «bate, Ce dos desde otra olen, or Ja OTB" ya han sido analiza ees hay Pett yanteos due porque posdalce JO queuna vez hay, AOntee bree ‘perdido para la historia’ (Benjamin, 1979, darse po’ Lae de datos, de hechos Consuma, Se 5 es ' : Ady La historia no © e ser recordado. En este Sentido i Jo que merece St! ee P » Vol. ae f ic a Ia instalacion del jardin ayudard a eo," vera los der li construcci6n discursiva an oe i ee ¥fancn® ane de la educacion inicial en la organizacién qe) % El lugar argentino fue cuestionado desde los inicios * tema See nes liberales en los afios de las luchas ae = ee n, El modelo educativo dominante entre 18808 1980, definido por Adriana Puiggrds como sistema de instruc, priblica centralizado estatal (SIPCE), no lo incluyé Como parte de sus tareas especificas pero le reconocid, en medio de muchas idas y vueltas, su existencia. El sistema Se caracterizaba por hegemonia del Estado y la subsidiariedad privada, laicismo 0 catolicismo subordinados a la Idgica del Estado, escolarizado, verticalizado, centralizado, burocratizado, oligarquico-liberal, no participativo, ritualizado, autoritario, que discrimina a Ios sectores populares (hecho que se expresa a través de la expul- sion, la repetici6n, la no admisi6n, el desgranamiento y la mar- ginacién de los sujetos sociales que pertenecen a los sectores subordinados u oprimidos de la sociedad) (Puiggrés, 2001: 17). itera os reite : Gomenzaren” tina esta prese enya! infantes oP acion d : Yen los movin ‘imier 3 . ia sas. Finalmente, tee mes obreros desde los gremios socialistas y Na" « intensas negociaciones para impulsar una refor ma electoral en /en 19) We leva su pon ee Roque Séenz Pea logré la sancién delaley mera ablecié el voto secreto y obligatorio. En funci6n del sujeto en torno al cual se organizaba el ypcE y asumiendo la influencia de la teorfa del buen salvaje F viggr65: 2001: 108.), es decir, un sujeto barbaro pero educa- ts all jardin de infancia ee transformaba en arena de disputas ese resentaba come ein en la medida en que pro- pogoaba or su legitimi lad en el SIPCE en el marco de las fuchas por la hegemonia. i : La primera marca de legalidad acerca del jardin de infan- tes la encontramos €n la Ley de Educacién de la provincia de Buenos Aires N° 885 del afio 18757, cuyas caracteristicas cen- trales son. la unificacion de los establecimientos bajo la érbi- ta del ejecutivo provincial (Director General de Escuelas) y la administracion compartida con los vecinos (Consejo Electivo de Vecinos) de la capital y de cada municipio; se define la exis- tencia de los jardines de infantes o escuelas infantiles y se obliga a Jos Consejos a crearlos. Pasaria una década hasta la creacién del primero en Ja ciudad de La Plata. Como veremos, el men- tor del modelo educativo argentino ocupé lugares claves para jnstalar sus ideas més alld de la aceptacién que estas tuvieran. Ese es el caso de la educacién infantil. Sarmiento conocia y se apasionaba con una idea ajena a los principios liberales y catélicos de la sociedad de entonces, que solo vefa con buenos ojos que se educara en instituciones alos menores abandonados. Sus ideas eran demasiado dis- suptivas para hombres que veian a la mujer como madre con. un rol protagénico en la educacién de sus hijos. Sarmiento - yefa, en cambio, que aquellas mujeres asumian su tarea con has debilidades y crefa tener una solucién de la mano de tervencion estatal. En la introduccién al libro Los jardines de infantes de Clotil- illén de Rezzano (1940), Nelly Speroni se preguntaba a los del siglo XX “si la educacién comienza en la cuna y ogar el primer responsable, ¢cual es el momento en que lo debe continuarla, mejorarla y completarla?” (1940: reidenraij (2010) realiza un andlisis del impacto de esta ley en la construc: del sistema educativo provincial; para profundizar sobre la ley como an- ite de la Ley 1420 de Educacién Comtin, de 1884, véase Weimberg Puiggrds (1994, 1996), Pineau (1997), Padawer (2008). 93 esa pregunta fue clave E xen, Varias decades wroyectO Fel tiey desEducacion Quem: discutiero? sobre sta discusin en el Congreso reponia |, ANG, Cabe destacar que 1 Congreso Pedagédgico de 1882 y que i ue tuvieron lugar ecudente de silenciamiento de las nto ba el primer 7 un sujeto pedagégico que no inclufa a pert la in e de aquel Congreso los adultos oe ‘ 5 afios, los pueblos originarios a ley de educacién, para la Capital p les, fue presentado por el diputad, Mariano jemaria, firmado por fostciputadosihiG: Figueroa, Re Sosa, M. Demaria, R. J. Lugones y pale ay pry “compatiads por P Goyena, T. Achaval Rodriguez, M. Navarro Viola y J, 1y Estrada. Representaba al sector de los catélicos Conservado. res e inicid su largo tratamiento en la Sesion de la Honorab Camara de Diputados del 9 de junio de 1883. En el mismo se destacaban dos cuestiones remarcables para nuestro tei la ensefianza religiosa y la educacién desde los tres afios has. ta la adultez como politica educativa. En el articulo 2 definia que “Las escuelas se dividen en Jardines de Infantes, Escuela Infantiles, Elementales, Graduadas y Nocturnas de Rien debiendo ajustarse la instruccién que en ellas se dé a los pro. gramas que sancione el Consejo” (Ley 1420, 2011: 10). Es de suponer que una propuesta que mantenia a la Iglesia como participe activa de la educacién junto a la familia promovi la educaci6n desde los primeros afios. ae ee raioericiectamicnie on Seas. nes ; Tratamiento en Sesidé traordinaria del 14 de juli i fi ae rae atens e ju fp del mismo afio a la presentacién zamon'*, re ' que planteaba la libertad de pee oa ria ak educacién primaria como proyecti Ets eee eateries ep ‘ y' cto educativo para la Nacién. argumentaba que “la beacon eae eet poe n no es una cuestidn doméstica betos, los nifios hasta ee E] primer proyecto ae deral y territorios naciona’ pean 18. Este pro) recto fue acompai D. Gallo M4, Omer oP! 108 diputados G, Puebla, L. Lagos Gar Leguizamén, y defendido po, jas, J. B. Ocampo, A. Benitez, C. Bouquet y L 19, Para mayor tratamiento tye osm Leguizamén y E. Wilde. Sent lel tema, véase Weimberg (1984) y Bravo (1986) 94 igiosa sino un asunto que se relacion; F ‘ o oii de la comunidad nacional y fica a aon ue ser dirigida por el Estado (Campobassi, 1953: ae uieneS Ja educaci6n tenia como finalidad la construc a aes fa, respetuosa de un Estado laico, la im iccién de la ; dadani ak § ciudadania, Shae la inversié etapa del “educar jugando” debfa hacerse cuai meen tos lo pecinersnn indo los presupues- 1 8 de julio de 1884 se sancioné la Ley de Educaci comin N° 1420 para la Capital Federal y Toate Chaco, Misiones, Patagonia y la Isla Marin Garcia, En ei le incorporaba el jardin como escuela especial: ie “Articulo 11°- Ademis de las escuelas comunes men. cionadas, se estableceran las siguientes escuelas aoe les de ensefianza primaria. Uno 0 mds Jardines de Infantes en las ciudades donde sea posible dotarlos suficientemente. Es- cuelas para adultos, en los cuarteles, guarniciones, bu- ques de guerra, carceles, fabricas y otros establecimien- tos donde pueda encontrarse ordinariamente reunido un numero, cuanto menos, de cuarenta adultos ineduca- dos. Escuelas ambulantes, en las campajias, donde, por hallarse muy diseminada la poblacién, no fuese posible establecer con ventaja escuelas fijas.” En este sentido, un sintoma de los anilisis sobre esta Ley es la falta de mencién al desplazamiento de los sujetos en un proyecto y en el otro. Mientras que en el proyecto liderado por R. Demaria la educacién infantil retoma los postulados sarmientinos acerca de la ensefianza desde los tres afios, el de O. Leguizamén, centrado en una educacién elemental, la ubica en una cadena equivalencial como “lo especial-lo contingente-lo posible”. De esta manera se traza una linea de frontera con la educacién “necesaria-obligatoria-elemental’, que no solo disputa la educabilidad de los sujetos sino la res- ponsabilidad del Estado y da cuenta de la ausencia de una spectiva estatal que los incluya a todos y todas, dejando a imera franja en manos de la educacién familiar 0 de esta: ‘mientos privados con la conviccién de que la severidad 95 ee iia corregir las desviaciones i ae raed estatal en la creacién qe ares oradas- A Ine ciudades quea ito ae co ios territo Pedarfa asi Big Capital los ess ey Cunt ntarlos. a ae volvia a poner sobre ¢] tapete primera infancia y llamaba a la s ue construyé argumentos myy oa dar esa disputa. IL SE ubicar el Jardin $ «| mundo se yolvid un obstaculo ala hora de de. argentino 0 encia en el marco de una idiosincrasia que mix. fender su a ia cultural hispana y promovia la traduccign turaba By del kindergarten europeo. Al mismo tiempo estadouni 4 J mandato de la Ley 1420, se inauguraban jar. y cumpliendo ‘i s escuelas normales en distintas ciudades dg dines ail eats Rios) y Rosario (Santa Fe) en 1884; en Pear (Buenos Aires) en 1885; en Concepcion del Uruguay (Entre Rios) en 1888; en Cérdoba, 1887; en Tucumén, 1891; en Buenos Aires y Corrientes en 1896; y en 1898 en La Rioja. Estado con la cusién de up colectivo 4 s6lidos par? A modo de repaso cabe recordar que la Constitucién Na- cional de 1853 establecfa en su articulo 5 que “Cada provincia dictara para si una Constitucién bajo el sistema representati- vo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantfas de la Constitucién Nacional; y que asegure su admi- nistraci6n de justicia, su régimen municipal, y la educacién pr- maria. Bajo de estas condiciones el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”. En " de ee decision el sistema educativo respetaria el fede: El ee x ce dictarfa su ley de educacién comin. Aue dependian dire a See ee 1220 Hees ASS Sees 1a Ciudad de ee me del Poder Ejecutivo Nacional : al comenzar el si lo XX i Por distintos tipos de Peer bitantes y Ja Nach @ escuela no Iegaba a todos los través de Subvencio Comenz6 a girar fondos a las provincias# al problema, En cnc Sin que estas medidas dieran solucio? 5, con Manuel Quintana en la presiden®? (1904-1906 ), el Congreso sancioné la Ley 4878, impulsada por 96, nador por la provincia de Buenos Aires, do ee que permitia a la Naci6n crear escuelas y aca fe infantes en las provincias (Pineau, 2005: 11). Con la sancién oe a Ley Lainez, qued6 organizado legalmente el sistema edu- tivo argentino. Seguin Puiggrés, el hecho de que no se dictara ra ley general que abarcara al conjunto trajo aparejados pro- epaside articulacién entre niveles y modalidades, al mismo Hempolale permitié mayor flexibilidad y autonomia (2003: 88) = A ay Un jardin experimental Ww) Patricia Sarlé” La Escuela Normal de Maestras de la Provincia de | Buenos Aires fue creada en 1874 y se mudé a su ac- tual edificio en 1880, ocupando una manzana com- pleta entre la Avenida Cérdoba y las calles Riobamba, Paraguay y Ayacucho. Con la Federalizacién de Bue- nos Aires, en 1881 pasa a llamarse Escuela Normal | de Maestras de la Capital, cambiado seis afios des- | | pués por Escuela Normal de Profesoras dela Capital. | | §n 1914, con la muerte del presidente Roque Saenz | Peiia, el establecimiento toma su nombre. | En este marco, en 1887, Maxima Lupo —egresa- dade la escuela en 1878, era por entoncesladirectora | de la Escuela— solicita la creacién de un Jardin de In- | fantes aprovechando la circunstancia de la refaccién del local, su ampliacién con parques y un gimnasio. — | Para la entonces directora, el Jardin de Infantes era | “el complemento indispensable de la ensefianza nor- mal donde las alumnas maestras pueden ejercitarse en la ensefianza de parvulo, ya que hasta el momen- to no han aplicado en la practica los conocimientos | 20,Directora de la Especializacién en Educacién Infantil y Profesora de la Carrera en Giencias de la Educacidn de la de la FFyL, UBA. Fue docente de los profesorados Eccleston y Escuela Normal Superior N° 1 dela’ CABA. Especialista en juego. 97 clases tedricas”*. Tal OM lo pre | adquiridos €° 20 (art. 11), el yerain os COnstituinia ia abel hee de experimentacién Pedagogica al fe iii Saisdiacid de maestras €SPeCiallizadas Hees sombre de Ja yates el 12 de marzo de 1888 Se ins. | El Jardin a al método froebeliano. La Profesor | tala en sus na ersonalmente las salas creadas, Visitan. Lupo atendia p las nifias en el Jardin, que cumplian do diariamente 4 a 15 horas (el horario de la Escuela ‘i 1 | wo Doe 10 16 horas)”. En 1892, se crean dogs orm. | salas de Jardin de Infantes de 15 y a alumnas cada dirigidas por profesoras normales. : mone a fundacion fue el bring Si algo caracterizO esta : in lar oportunidad de plasmar las ideas froebelianas y lasin. novaciones que proponia. Las memorias dela escuela mencionan la participacién de la produccién de las maestras en la Unién Froebeliana (fundada el 21 de abril de 1898) y la presencia de Sara Ch. de Eccleston en la formacidn de sus profesores. Por Ley del Con- greso de diciembre de 1896 se decreté la fundacién de la Escuela Especial de Profesores de Kindergarten como anexa a la Escuela Normal de Profesoras N° 1 “Roque Séenz Pefia”, escuela que cierra en 1905 cuan- | do Leopoldo Lugones instara al cierre de los cursos. Durante la direccién de Rosario Vera Pefialoza (27/2/1919 al 1/12/2017), el Jardin de infantes conta- moe nes salas: en dos de elas, se seguird el método etano y en la tercera, se comenzaré a ensayar el ae Montessori, en el que se habia formado la vi- fe ao oe Flairoto durante su estadia en Ita ee oo de la escuela relata la rivalidad ambas hacen ies Rees Diferencias de criterio entre Gién Publica ait 2/6/1916 el Ministerio de Instruc iroto y, a fin oun ser ecton de escuelas normales a 2Miestipcs 1, a 17, deje cesante a Vera Pefialoza. ~Puater, $934, 928A. (1970: 305) | senos Aires so al ce Tel : Aires 0s de la Penitenciaria Nacional, Buenos Ai! las 14: 98 Las primeras kindergarterinas formadas por Ec- | cleston se encontraron frente a la tarea, de adecuar | el método froebeliano al contexto propio de nuestro pais mientras enfrentaban las criticas conquistaban la confianza de las familias. Quizas por | esto, al revisar los textos y los informes relacionados | con el jardin de infantes, surge una marcada conte posicién entre los que parecen impulsar el desarrollo del nivel y los que dudan de su conveniencia. Para sus defensores, el discurso tiene un cardcter apologético y | presentan a estas primeras educadoras como mujeres | abnegadas que llevan adelante el “sagrado emblema | de la educacién”. Se observa un deseo de presentar- lo como un espacio de juego y creaci6n, abierto a to- dos y constantemente renovado, justificando por su juventud institucional sus posibles defectos®®. Para otros pedagogos, el Kindergarten es una institucién idealista alemana, perseguida en varios paises,queno contribuye demasiado a la formacién del futuro ciu- | dadano. A la educacién que alli se brinda, se la define | de indole doméstica y no escolar. El método froebe- | liano que se utiliza en las escuelas es visto como algo | para entretener e indisciplinar. Frente a esto... ¢Qué pasa en la Escuela Normal N° 1? El centro de recursos hoy guarda celosamente | los materiales de ese momento: las carpetas con los trabajos de plegado, recortado y calado; las campani- llas para aparear sonidos, las torres rosadas y marro- | nes montessorianas, las cajas de los dones en madera importados de Alemania, los bastidoresy las plantillas | para enhebrar, Tesoros que nos ayudan a comprender las discusiones que se daban en sus aulas. Nos anima- mos con una de ellas... | En junio de 1915, Rosario Vera Pefialoza realiza un. | “Estudio comparativo sobre los sistemas Montessori y al normalistas y | B.C, de y Gonzalez Canda, M. (1982) La mujer y la edueacién presclar Ed. Latina, Buenos Aires. 99 +100 ———— 2 (em Peilora, R. (1915) ferencias a4, Este estudio analiza ambos Sistemas Q oF Jos ejercicios, el programa de educacién d artir de Jos materiales previstos y el horar, d los sentidos, ropuesto. Reiteradamente se lame " funcionamiento P Montessori no “hubiera Manife, a ta de que la Da arte que ha tomado de rey a do sincera TF aliza con doce razones por i (1915: De i Montescoriano no aventaja al frocbelig site ellas menciona fe ae Original que no resuelve el problema le a: ees OS, Pequerios, Janecesidad de seguir indagan eo es Foon mas de ensefiar lectura, semi tura) Pe Le Unamninads més social que pedagégica en el nticleo del sistema y fundamentalmente, la necesidad de ofrecer Procesos y practicas que corresponden a la infancia mas que com. parar estos con los de la escolaridad primaria. Criticas serias que muestran la perspicacia de una educadora tecordada y celebrada cada afio. Mucha agua pasé bajo el puente desde este Estu- dio, en la vida del Normal y en el desarrollo del Jardin de Infantes argentino. Sin embargo, y amodo de lega- do para estos tiempos actuales, en que también se de- bate la pertinencia de modelos, pedagogias y modos de €nsefiar, el modo en que Vera Pefialoza inicia su andlisis puede servirnos como punto de partida para reflexio- Dar nuevamente sobre nuestros nifios, sus maestros y la educacién que queremos. Decia Rosario, “Nuestro ce ie Saas dispuesto a la asimilacién de toda pee a on Pero no debemos aceptar sin Principiog ate a sin adaptacién, prdcticas y Pasaporte de n f oS eu otros paises porque traigan ‘“torma civilizadora” (1915: 1). ) Estudio co comparativo de los sistemas Montessori y Frebeia® ia deg i dada en ta Escuela Narmal de Profenres™ } Pea ou7e85 Dae ne 24 Capital aaa Poaceae esta [ane A ima (1893: 715.717) « ior comempange tle 7 e Consejo Nacional de Ucacion. Aj, - Alo 1894, Informe de la Directora de la seal fio”. El monitor de la Educacién Com

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