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Congreso Nacionalista

Walther Eduardo Vasquez Vega

La identidad como proyecto de una Nación: Colombia y la Tradición.

Es importante para trazarnos un proyecto como Nación buscar y forjar nuestra


propia identidad, es decir, debemos a través de nuestra propia cultura
colombiana establecer una jerarquía de valores y principios que conecten con
nuestra propia «espiritualidad», que no es más que el regocijo en nuestras
propias creencias, lo cual constituye un conjunto de ideas sobre el sentido que
tenemos como Nación. Esto es lo opuesto a lo que actualmente se concibe en
la Modernidad como liberalismo, es decir, el pensamiento universalista que
resulta siendo igualitarista en la manera que toma desde el ser económico una
igualdad universal como el único valor por el cual toda Nación debe apuntar,
desconociendo lo que dijo Nicolas Gomez Davila:

“Los hombres, mientras más iguales se sientan, más fácilmente toleran que los
traten como piezas intercambiables, sustituibles y superfluas” [CITATION Nic07 \p
108 \l 9226 ]

Eso para explicar cómo un mundo donde todos valen, nada resulta valioso, y
que el valor es lo

no existe diferencia alguna que permita el desarrollo de una Nación fuera del
ser económico, es decir, fuera del liberalismo, lo cual resulta problemático al
momento de crear un proyecto debido a que allí no encontramos nada que nos
sea propio, algo que nos haga únicos y diferentes sino por el contrario un
igualitarismo

una identidad superficial originada de la moda y el progresismo, de una idea


lineal de la historia cuyas bases son el judeocristianismo y el pensamiento
igualitario.
En Colombia dentro de estas dos alternativas como proyecto, se ha trazado el
camino del liberalismo, que no tiene ningún destino como nación ni como
persona debido a que este individuo no representa más que sus propios
intereses haciendo así un desconocimiento absoluto de lo que puede ser un
status superior al individuo o al propio liberalismo, pues como dice Alain De
Benoist: “todos somos individuos, pero no todo el mundo es persona” [CITATION
Ala82 \p 36 \l 9226 ] esto se refiere en términos culturales a la necesidad que se
tiene de forjarse un alma en el cual cada individuo sea capaz de tomar las
riendas de su propio destino, y darse así una norma, unos valores, unos
principios que únicamente le corresponden a él por el solo hecho que surgen
de su propia cultura, en el cual al pensar en un proyecto nacionalista nos
conduce por un camino hacia lo espiritual, es decir, hacia un intereses profundo
y trascendente de nuestra alma Colombiana la cual ha sido golpeada por el
liberalismo quien niega su existencia con su hípersubjetivismo.

Un atentado contra nuestra propia identidad colombiana son los Derechos


humanos, el cual a través de tratados y convenios internacionales se imponen
normas y reglas de valores los cuales, a través de un sujeto de derechos, se le
niega al Estado la posibilidad de desarrollarse dentro de sí mismo debido a que
este sujeto es acreedor de unos derechos que por su propia naturaleza le
corresponden independientemente de cómo dijimos anteriormente, se
construye su espiritualidad (la Cultura). Este pensamiento liberal de los
derechos ha llevado a situar a quienes no estén de acuerdo con el mismo,
como fuera de la humanidad, pues claro ejemplo es la Declaración Universal de
los Derechos del hombre y del ciudadano el cual como se observa en su fondo
y forma, hombre es todo individuo, lo que implica un imperativo al momento de
pensar este asunto de los derechos debido a que todo el que la critique está
fuera del ser humano, lo cual no es cierto, solamente que el liberalismo le teme
a la cultura, a la diferencia y sobre todo a la verdad.

Una vez sabiendo que camino ha tomado Colombia luego de su independencia


es preciso pensar en una nueva forma de pensar y ver el mundo. El trabajo se
encuentra no queriendo hacer el tipo de cosas que marx hizo, sino, superando
o mejor aún en términos evolianos cabalgando el tigre. Es decir, no enfrentarse
a esa bestia denominada Modernidad sino por el contrario saltar sobre esta
para lograr tener el control hasta que se canse y se derrote por sí misma, es
una cuestión de heroísmo que nos conduce no solo a encontrarnos consigo
mismos sino forjar y tener un espíritu, una identidad y una Nación soberana.

Por ultimo queda la cuestión de cómo empezar dicho trabajo, y ante ello
encontramos que Alberto Buela propone en un congreso de identidad
nacionalista, como primer elemento al hablar de identidad, los términos. Es allí
donde según él los pueblos iberoamericanos sufren un problema de
colonización cultural y es el del nombre, debido a que nos dicen
latinoamericanos de lo cual no lo somos. Somos iberoamericanos y verdadera
raza de Iberoamericana.

Iberoamérica también es americana puesto que compartimos geopolíticamente


un mismo continente, pero más de fondo américa es quien ha acogido a gran
mayoría de ciudadanos que han tenido que irse de su propio país, incluso a los
indígenas quienes nos colonizaron hace 10.000 años a américa según la teoría
de Paul Rivet, lo cual no somos originarios de estos. Somos criollos y como tal
debemos crear nuestra visión del mundo, el universo no es universal sino
pluriversal ya que existen varios sentidos del mundo dependiente de la cultura
que se sitúa, ahora debemos situarnos en la de nosotros, en la Iberoamericana,
la que habla español y cree en Jesucristo.

En conclusión, para encontrar nuestra propia identidad debemos mirar hacia


nuestros antepasados de lo cual el bicentenario tiene gran importancia ya que
nos sitúa en un momento histórico de nuestra raza, de nuestro pueblo que nos
sirve para pensar en nuestra independencia y soberanía, para así mismo
defenderla como ciudadanos colombianos y así andar por el camino de la
Tradición, de nuestros valores, que no es más que aquello que se postula de
las vivencias, de las producciones de sentido que se dan a través de la vida, de
la lucha de los pueblos. Los valores son jerárquicos debido a que unos valen
más que otros, pues un valor no es sino vale. La tradición nacional no es para
nada conservadora ni mucho menos algo antiguo, sino por el contrario es algo
que ha sido eterno, pues en un sentido nietzscheano seria traer de vuelta a los
griegos en el sentido de aquel espíritu que los aconteció, lo cual siendo locales
traer el espíritu que nos sucedió a nosotros los colombianos.

Esto constituye finalmente una visión antiigualitaria del mundo en donde se


juzga a la persona no por ser parte del universo sino por el valor que le da a
esté, siendo así una singularidad, una particularidad cada existencia que se
diferencia de sus propias características. El antiigualitarismo es una manera de
hacer identidad, pues el ser colombiano implica una representación de los
valores y su cultura para así a través de la preferencia de nosotros por los
demás, reconocer lo que somos (no imitando), partiendo de nosotros fundados
en la tradición que, aunque no la cree, la asumo.

Referencias
Benoist, A. D. (1982). La Nueva Derecha . Barcelona: Libres-Hallier.

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