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LA JUSTICIA RESTAURATIVA
Y LA MEDIACIÓN PENAL
ANSEL GUILLAMAT RUBIO
Psicóloga. Mediadora ámbito judicial
ISSN 1989-3906
Contenido
FICHA 1 ........................................................................................................... 21
Resumen de conceptos clave
FICHA 2 ................................................................................................................................. 25
Caso practico de mediación penal: Robos con intimidación
Consejo General de la Psicología de España
Documento base.
La justicia restaurativa y la mediación penal
INTRODUCCIÓN
Introduciremos la temática con diferentes definiciones de la Justicia Restaurativa:
“La Justicia Restaurativa es concebida como: «Un proceso donde todas las personas con algún interés afectadas
por una injusticia tienen la oportunidad de discutir las consecuencias de la injusticia y lo que se podría hacer pa-
ra poner las cosas en su lugar. El valor clave es que, dado que la injusticia daña, la justicia debe sanar» (Braith-
waite, 2003).”
“La Justicia Restaurativa es un movimiento en el campo de la victimologia y la criminología que promueve nuevas formas
de gestionar les infracciones penales. Esta se diferencia de la justicia retributiva por su capacidad de habilitar a las partes
en conflicto (sean persones físicas o la comunidad) para dar una respuesta, buscar una solución, al conflicto y valorar cual
es la forma más eficaz para compensar o reparar los daños causados por el delito. Llanos (2005) y Lagos (2003)
“La Justicia Restaurativa, es un modelo de justicia que da más importancia a la reinserción del penado en la socie-
dad que no a las propias condenas judiciales correspondientes a cada delito realizado. De los Ángeles y Martín
(2006)”
Concepto: Víctima (denunciante-perjudicado/a) y
Victimario (denunciado/a–infractor/a-imputado/da-investigado/a-penado/a)
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obstante, en los años ochenta, esta no intervención radical fue objeto de rechazo, al igual que las propuestas alternati-
vas de intervención. Como destaca LARRAURI, la crítica a las instituciones totales y en especial a la cárcel presentaba
como alternativa la derivación fuera del sistema (diversión)
Como señalan AERTSEN, MACKAY, PELIKAN, WILLEMSENS y WRIGHT2, en los últimos años una nueva expectati-
va se suma a las ya existentes, acerca del Derecho penal: debería tener más en consideración a la víctima. Al menos
las víctimas desearían ser informadas acerca del progreso o falta de progreso de su caso. Las encuestas realizadas de-
muestran que, la mayoría de las víctimas, lo que realmente quieren es ser efectivamente compensadas por el daño su-
frido, además, tienen muchas preguntas acerca del delito, preguntas que solo el ofensor puede responder, como por
ejemplo ¿Por qué escogió a esa persona y no a otra? y poder contarle el efecto que el delito ha tenido en su vida. Les
gustaría que el ofensor les pidiese disculpas y recibir algún tipo de reparación. Existen repetidas quejas acerca de que
el Derecho penal ignora las necesidades e intereses de las víctimas en estas materias.
El cúmulo de insatisfacciones hacia el sistema penal tradicional, motivó que las corrientes reformadoras del Derecho
penal y en especial la criminología, se implicasen largo tiempo en investigar con el objetivo de encontrar mejores res-
puestas al delito, que fuesen menos destructivas y más efectivas. Según JOHSTONE3, el resultado de esta larga inves-
tigación es la Justicia Restaurativa.
En consecuencia, la búsqueda de alternativas y de actuaciones más apropiadas y útiles de reacción ante el delito,
dieron vida a la Justicia Restaurativa como una nueva forma de enfocar la criminalidad, de atender mejor a la víctima
y de responder más oportunamente al delito concreto cometido.
Los antecedentes de la Justicia Restaurativa se sitúan en los años 70 del s. XX, pero la primera vez que se utiliza el
término “Justicia Restaurativa” fue en 1985, por HOWARD ZEHR, que habla de Justicia restaurativa como nuevo pa-
radigma de justicia, alternativo a la Justicia retributiva.
La primera fórmula o método de Justicia Restaurativa que se utilizó fue la mediación, pero hacia los años 90, empie-
zan a surgir con fuerza otras prácticas restaurativas como conferencing, family group conferencing, sentencing circles
o círculos de pacificación.
Como señala IVO AERTSEN, es evidente el origen anglo-sajón del término Justicia Restaurativa, traducción de Resto-
rative Justice. Este concepto empezó a usarse en países como Canadá, USA, Reino Unido, Nueva Zelanda o Australia.
Progresivamente empezó a introducirse de manera significativa en la política criminal y en la práctica del Derecho
penal. Su nacimiento puede considerarse inicialmente vinculado al Derecho penal juvenil, ya que este nuevo tipo de
reacciones tenía el objetivo de hallar respuestas útiles, que evitasen esa posterior criminalización, brindando a los jó-
venes infractores, una oportunidad para rectificar su conducta, pero sin dejar a la víctima desamparada en la satisfac-
ción de sus intereses.
El delito no es una simple trasgresión de leyes, sino el reconocimiento de un daño que el infractor ha producido a la
víctima, a la comunidad y a sí mismo. Por ello, en respuesta al delito, la primera preocupación debería ser concien-
ciar al ofensor acerca del daño que ha causado, hacerle comprender y asumir la responsabilidad de reparar ese daño
y asegurar la prevención de nuevos delitos.
La Justicia Restaurativa valora el éxito de su aplicación de forma distinta a la justicia tradicional: en vez de medir el
éxito por el quantum del castigo a infringir, lo mide en base a cuánto daño ha sido reparado o prevenido. En lugar de
dar los papeles clave en la gestión de delito, solamente al poder público y al infractor, incluye también a la víctima y
a la comunidad.
GERRY JOHSTONE , plantea que, ante la comisión de un crimen, la cuestión primordial no debería ser ¿qué pena
debe imponerse al delincuente? sino más bien ¿qué debe hacerse para ayudar a la víctima?
Por ello desde la Justicia Restaurativa se considera que, una vez establecidos los hechos delictivos, la prioridad no
debe consistir tanto en castigar al ofensor, como en determinar las necesidades de la víctima, asegurar que el ofensor
sea totalmente consciente del daño que ha causado a las personas, estimular la responsabilidad sobre sus propios ac-
tos, la responsabilidad de reparar ese daño y adoptar medidas útiles que eviten la reincidencia.
Por ello la Justicia Restaurativa responde mucho mejor a las necesidades de la víctima que un mero castigo judicial y
a la vez el ofensor también puede beneficiarse, ya que la Justicia Restaurativa le ofrece la oportunidad de recuperar,
con su esfuerzo, o a veces ganar por primera vez, el respeto de la comunidad, en lugar de su constante desprecio y de
su aislamiento social.
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Por otra parte, el célebre trabajo de CHRISTIE Conficts as property de 1.977, critica la Justicia penal tradicional, por-
que produce una “expropiación del conflicto” de manos de sus titulares, que quedan al margen de la forma en que la
sociedad o el Estado gestiona y resuelve su conflicto. La víctima queda sometida al proceso penal y pierde la posibili-
dad del contacto con el victimario y a su vez al autor, se le priva de la posibilidad de expresar sus razones y de ser
perdonado.
Según CHRISTIE la devolución del conflicto a sus titulares implicaría disponer de tribunales de proximidad orienta-
dos a las víctimas, en los cuales la respuesta al delito estuviese prioritariamente centrada en favorecer acciones restitu-
tivas a cargo del ofensor y en beneficio de la víctima.
En España, aunque en menor medida, diversos autores se han ocupado también de la Justicia Restaurativa o Repara-
dora, como la denomina TAMARIT SUMALLA 4, que la entiende como movimiento de alcance mundial que se postu-
la, por parte de sus promotores como nuevo paradigma, como alternativa al modelo tradicional de justicia retributiva
y al modelo, supuestamente fracasado, de justicia rehabilitadora. Como destaca el mismo TAMARIT, se esgrime inclu-
so como alternativa al “paradigma punitivo” como reacción social, que en vez de infligir un mal querido al ofensor,
aporte una respuesta socialmente constructiva, que trate de reparar razonablemente el daño causado.
TAMARIT recuerda que este movimiento internacional a favor de la Justicia reparadora ha cristalizado en la redac-
ción de una “Propuesta preliminar de la Declaración de los principios básicos del uso de programas de Justicia Repa-
radora en asuntos criminales” aprobada en el año 2000 en el Congreso de las Naciones Unidas para la prevención del
crimen y el tratamiento del delincuente, por la Comisión de las Naciones Unidas para la prevención del crimen y la
justicia criminal, a partir de una iniciativa respaldada por ECOSOC.
Volviendo a JOHNSTONE 5, afirma, como los defensores de la Justicia Restaurativa normalmente reconocen que en
muchas áreas de la sociedad desarrollada, el sentido de “comunidad” ha devenido muy frágil o incluso ha desapareci-
do. Estos expertos consideran que, una gran parte del crimen y de los problemas de desorden contemporáneos, se de-
be al hecho de que nuestro sentido de comunidad, de vinculación y solidaridad social, está muy debilitado.
En este punto coincide JOHAN DECLERK 6, que ha elaborado una teoría sobre la falta de vínculos entre las perso-
nas, que estimula la delincuencia. DECLERK hace un juego de palabras asociando delincuencia con falta de vínculos
entre las personas (link = vínculo o relación en inglés) de-link (sin vínculo, desvinculado). Según DECLERK, si una
persona establece un vínculo adecuado con otra, evitará lastimarla, igualmente si alguien se siente parte activa de una
comunidad, será más difícil que cometa actos contra esa comunidad a la que se siente vinculado.
Debido a ese protagonismo importante que se concede desde la Justicia Restaurativa al papel de la comunidad, se
considera que, algunos de los elementos de los programas de Justicia Restaurativa han de ser introducidos, gradual-
mente y conjuntamente con programas de desarrollo social, asegurando que la sociedad, tenga los recursos, la actitud
y la formación requerida para que las iniciativas de justicia restaurativa funcionen adecuadamente.
Según LEMONNE 7, las actividades vinculadas a la Justicia Restaurativa están actualmente en expansión en Europa.
Cada vez más investigadores y prácticos se interesan en este tema. Mientras tanto, también progresivamente, los go-
biernos y las instituciones europeas, como la Unión Europea o el Consejo de Europa, están potenciado la introduc-
ción de una nueva legislación que posibilite la implementación práctica de Programas de Justicia Restaurativa en toda
Europa.
El caso conocido como “Elmira”, es el primer antecedente que se recoge, fue en Canadá, tuvo lugar en 1974, cuan-
do dos jóvenes destrozaron diversos automóviles bajo el efecto de las drogas en Kitchener, Ontario. Los jóvenes no te-
nían antecedentes penales y el oficial de libertad condicional asignado, que había sido un voluntario menonita,
consideró que lo más adecuado para el caso, no era un castigo, sino un proceso de reflexión que llevase a los jóvenes
a asumir sus responsabilidades.
El oficial hizo una recomendación totalmente novedosa al juez, afirmando que el hecho de enfrentarse personal-
mente a los perjudicados por sus transgresiones, podía aportar algún valor terapéutico o educativo para los jóve-
nes. Inicialmente el juez desestimó la sugerencia por no poder sustentarse en ninguna base legal, pero al dictar la
sentencia ordenó que los jóvenes cumplieran con lo sugerido. Bajo la vigilancia y supervisión del oficial fueron a
las casas y negocios de las 22 víctimas, admitieron los delitos cometidos y lograron un acuerdo que consistía en
restituir todas las pérdidas ocasionadas a cada uno de los perjudicados. A los tres meses ya habían cumplido lo
comprometido y la comunidad experimentó una sensación de participación responsable, que el mero castigo no
hubiera podido ofrecer.
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A partir de esta primera experiencia, en la provincia de Ontario se iniciaron diversos programas en los que se ponía
en contacto a la víctima y al ofensor. Fue fundamental el impulso de grupos religiosos que actuaban bajo el lema de
la no violencia. En 1975 se dictó una ley a favor de la compensación del autor hacia la víctima lo que supuso un im-
portante punto de partida para una mayor evolución del sistema.
Cuatro años más tarde en los Estados Unidos los menonitas iniciaron este modelo de mediación de víctima y ofensor
en Elkhardt, estado de Indiana y algunos autores creen que este es el origen de la mediación en el sistema penal esta-
dounidense.
En los Estados Unidos, la idea de promover la reparación directa y voluntaria a la víctima por parte del ofensor, em-
pieza a tomar forma en los años sesenta y en 1970 se iniciaron Programas en el Centro de Restitución de Minnesota,
que fue pionero en poner en práctica la comunicación directa entre víctima y ofensor.
El sistema se consolidó a través del Programa PACT Prisioner and Community Together, organizado por la Iglesia
Menonita en Indiana de forma similar a lo realizado en Ontario (Canadá).
Según LINDA R. SINGER 8, a principios de 1993, los centros de resolución de litigios de los Estados Unidos, infor-
maron que había 16.500 casos que involucraban a 12.931 víctimas y a 14.059 ofensores.
Respecto a Europa, la configuración actual de la mediación víctima-ofensor nace en los años ochenta. A partir de
entonces la mediación víctima-ofensor ha sido objeto de un creciente interés, no solo en los niveles de práctica o en
foros académicos, sino también por parte de instancias políticas responsables de definir las líneas básicas de la políti-
ca criminal. Esto se refleja en el creciente número de programas de mediación que están siendo implementados en to-
dos los niveles del sistema de justicia penal, aplicados en diferentes tipos de delitos, cometidos tanto por menores
como por adultos.
Algunos de los países de la Europa del Este, como Polonia, República Checa, Eslovenia y Albania han iniciado Pro-
gramas e incluso tienen legislación en este campo y otros han iniciado Programas piloto o han expresado su interés
por implementarlos. Se estima que en el año 1.998 más de 900 proyectos de mediación en el ámbito penal, estaban
ya operativos en Europa.
También a nivel internacional se ha incrementado el apoyo a la mediación entre víctima y ofensor. Una de las pro-
puestas explícitas de la Comisión Europea en la adopción de su Communication on Crime Victims in the European
Union: reflections on Standards and Action 17 es el alegato a favor de reclamar una mayor investigación y experien-
cia práctica en la mediación víctima-ofensor. El Consejo de la Unión Europea adoptó también la Decisión Marco de
15 de marzo de 2001 sobre el estatuto de la víctima en el Proceso Penal, en cuyos artículos 10 y 17 obliga a los Esta-
dos Miembros de la Unión Europea a adaptar su legislación para promover la mediación víctima-ofensor antes de
marzo de 2006.
Respecto a la importancia de la protección a la víctima, la Directiva 2012/2012/29/UE del Parlamento Europeo y del
Consejo de 25 de octubre de 2012, por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la pro-
tección de las víctimas de delitos y que sustituye la anterior Decisión Marco 2001/220/JAI del Consejo, también con-
templa la posibilidad de aplicar alguno de los métodos de Justicia Restaurativa en su considerando 46, que establece
lo siguiente:
Considerando 46: “Los servicios de justicia reparadora, incluidos, por ejemplo, la mediación entre víctima e infrac-
tor, las conferencias de grupo familiar y los círculos de sentencia, pueden ser de gran ayuda para la víctima, pero re-
quieren garantías para evitar toda victimización secundaria y reiterada, la intimidación y las represalias. Por tanto,
estos servicios deben fijarse como prioridad satisfacer los intereses y necesidades de la víctima, reparar el perjuicio
que se le haya ocasionado e impedir cualquier otro perjuicio adicional. A la hora de remitir un asunto a los servicios
de justicia reparadora o de llevar a cabo un proceso de justicia reparadora, se deben tomar en consideración factores
tales como la naturaleza y gravedad del delito, el grado de daño causado, la violación repetida de la integridad física,
sexual o psicológica de una víctima, los desequilibrios de poder y la edad, madurez o capacidad intelectual de la víc-
tima, que podrían limitar o reducir su capacidad para realizar una elección con conocimiento de causa o podrían
ocasionarle un perjuicio. Los procedimientos de justicia reparadora han de ser, en principio, confidenciales a menos
que las partes lo acuerden de otro modo o que el Derecho nacional disponga otra cosa por razones de especial inte-
rés general. Se podrá considerar que factores tales como las amenazas o cualquier forma de violencia cometida du-
rante el proceso exigen la divulgación por razones de interés general.”
Esta misma Directiva en su artículo 12, establece que los Estados miembros garantizarán que las víctimas de un deli-
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to puedan optar, de forma totalmente voluntaria, por participar en procesos de Justicia Restaurativa en determinadas
condiciones e impone a los Estados el deber de adoptar determinadas medidas, cuando las víctimas participen en es-
tos procesos de Justicia Restaurativa
Artículo 12
Derecho a garantías en el contexto de los servicios de justicia reparadora
1. Los Estados miembros adoptarán medidas para proteger a la víctima contra la victimización secundaria o reiterada,
la intimidación o las represalias, medidas que se aplicarán cuando se faciliten servicios de justicia reparadora. Estas
medidas garantizarán que aquellas víctimas que opten por participar en procesos de justicia reparadora tengan ac-
ceso a servicios de justicia reparadora seguros y competentes, siempre que se cumplan, como mínimo, las condi-
ciones siguientes:
a) que se recurra a los servicios de justicia reparadora si redundan en interés de la víctima, atendiendo a considera-
ciones de seguridad, y se basan en el consentimiento libre e informado de la víctima; el cual podrá retirarse en
cualquier momento
b) antes de que acepte participar en el proceso de justicia reparadora, se ofrecerá a la víctima información exhaus-
tiva e imparcial sobre el mismo y sus posibles resultados, así como sobre los procedimientos para supervisar la
aplicación de todo acuerdo
c) el infractor tendrá que haber reconocido los elementos fácticos básicos del caso
d) todo acuerdo deberá ser alcanzado de forma voluntaria y podrá ser tenido en cuenta en cualquier otro proceso
penal
e) los debates en los procesos de justicia reparadora que no se desarrollen en público serán confidenciales y no se
difundirán posteriormente, salvo con el acuerdo de las partes o si así lo exige el Derecho nacional por razones
de interés público superior
2. Los Estados miembros facilitarán la derivación de casos, si procede, a los servicios de justicia reparadora, incluso
mediante el establecimiento de procedimientos u orientaciones sobre las condiciones de tal derivación.
CONCEPTO. AMPLIACIÓN
Conviene recordar que en este proceso de reorientación de la política criminal ha tenido un peso específico muy
importante la labor realizada desde organismos internacionales como las Naciones Unidas y el Consejo de Europa
que, mediante distintos tratados y recomendaciones a lo largo de estos últimos años, han prestado una atención muy
especial a cuestiones como la simplificación de la justicia penal, las reacciones sociales, especialmente, a la delin-
cuencia juvenil, la participación del público en la política criminal, la asistencia a las víctimas y las sanciones que se
aplican en el contexto de la comunidad.
Con objeto de recomponer el escenario de las reacciones sociales a la delincuencia lo idóneo sería que las autorida-
des públicas delimitasen su campo de actuación con el objetivo de crear las condiciones para:
1. Priorizar, antes que la sanción, las respuestas reparadoras, haciendo que éstas puedan llevarse a cabo tanto en es-
pacios informales como en el seno de los procedimientos penales.
2. Velar para que, tanto en los procedimientos formales como en los informales, el respeto de los derechos y garantías
sea siempre escrupulosamente observado.
3. La respuesta al delito, ya sea de naturaleza penal o extrajudicial debe de contribuir a incrementar en la mayor me-
dida posible la competencia personal y social de su autor. La reparación entonces (de igual forma que cualquier
otro tipo de respuesta al delito) no debe limitar las posibilidades de tratamiento voluntario o de asistencia y orienta-
ción al delincuente y/o a la víctima desde cualesquiera otros ámbitos de intervención social. De este modo, entre la
justicia reparadora y el contexto más amplio de las políticas sociales (salud, educación, trabajo, etc.) hay que pre-
ver la existencia de vasos comunicantes que garanticen también el acceso de los ciudadanos a dichos servicios
cuando, por razón de un conflicto, se haya puesto de manifiesto la emergencia de necesidades diversas y los pro-
pios interesados así lo expresen
Este nuevo enfoque se basa en una aproximación socioética para que, mediante la participación activa de las partes,
puedan hallarse soluciones al conflicto. En la mediación se abandonan los elementos retributivos y/o asistenciales, el
eje de la acción es el conflicto en sí mismo y el restablecimiento de la paz en una sociedad concebida como un con-
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junto de interacciones y de intereses diversos en la que hay que convivir y dialogar constantemente para construir el
consenso, reservando la acción penal como ultima ratio para preservar el pacto social.
El delito es una violación de las leyes del El delito es una violación de las personas y
Estado, una infracción de normas contra la las relaciones, un conflicto humano que
sociedad causa a la victima sufrimiento, angustia y
pérdida
Infringe daño y sufrimiento al ofensor para El delito crea obligaciones para hacer lo
que pague por su fallo moral correcto
Zehr, Howard 1990: Changing Lenses. A new focus for crime and justice. Herald Press
También desde el reciente Derecho Internacional se han ido impulsando las prácticas de justicia reparadora y me-
diación penal, a fin de dar nuevas respuestas que diversifiquen las sanciones penales, y sobre todo tutelar los intereses
de la víctima que tradicionalmente se habían ido olvidando. Este impulso se ha extendido al ámbito penal de adultos,
transgresores mayores de 18 años, con el mismo fin que en justicia juvenil y avalada en gran parte por la buena expe-
riencia en justicia juvenil.
A fin de dar nuevas respuestas que diversifiquen las sanciones penales, y sobre todo tutelar los intereses de la vícti-
ma que tradicionalmente se habían ido olvidando, el Código penal de 1995 abrió la posibilidad de potenciar el equi-
librio entre la aplicación pura y rígida del derecho punitivo, la tutela de los intereses de la víctima y los beneficios
penales que corresponden al autor del delito.
De esta forma, se posibilita la participación voluntaria de las partes en un proceso de mediación, conducido por un
mediador imparcial, que no representa a ninguna de las partes, sin dejar de lado el procedimiento penal y los dere-
chos y garantías, el control de la instancia judicial y una reacción ante el delito que tiene en cuenta la reparación
efectuada por el autor.
El Código penal de 1995 prevé la reparación a la víctima del delito como una circunstancia que el juez o tribunal
puede tener en cuenta a efectos de otorgar al infractor determinados beneficios jurídicos, como la atenuación de la
pena, o la sustitución o la suspensión de la que se haya impuesto.
Esta trascendencia jurídica supone, al mismo tiempo, una mayor consideración de la víctima o perjudicado para el
delito y una mejor tutela de sus intereses.
También implica un mayor reconocimiento para la justicia penal del conflicto existente entre las partes y de la posi-
bilidad de participación de éstas en la solución.
El derecho penal no ha prestado mucha atención a la víctima, que ha quedado relegada en un papel secundario, y
de esta forma ha contribuido a alejar la justicia penal de las consecuencias que la acción delictiva ha comportado y
de la preocupación de la víctima por que se la repare material y moralmente.
En cuanto al autor del delito, la reacción penal y social se basa fundamentalmente en las penas privativas de liber-
tad, las sanciones económicas y, de forma más puntual, en las llamadas medidas penales alternativas.
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Esta orientación del derecho penal incrementa los problemas y la desconfianza de la víctima hacia el sistema penal,
al mismo tiempo que contribuye a la desresponsabilización del delincuente en relación con ella.
Así como comentamos anteriormente, a partir de los años 70, crece de forma progresiva el interés por potenciar los
derechos de las víctimas, su protección y asistencia: los organismos internacionales impulsan recomendaciones y tra-
tados y los países incorporan a sus legislaciones normas orientadas a reforzar los derechos.
Paralelamente, se pone de manifiesto que esta reorientación del derecho penal, en el sentido de una mayor conside-
ración de la víctima, no puede ir en detrimento de los derechos del delincuente ni tampoco provocar una reducción
de los márgenes de tolerancia.
Es desde la perspectiva de considerar como binomio la víctima y el infractor que surge el interés por desarrollar nue-
vas formas de reacción social y penal a la delincuencia que no estén basadas exclusivamente en el eje retributivo. Se
considera que sería un fracaso del sistema penal ocuparse exclusivamente de la sanción al delincuente.
Se propone, sin renunciar a las conquistas históricas del derecho penal, recuperar la noción de conflicto y dar más
protagonismo a las partes en su solución, priorizando la reparación, la conciliación y la mediación, como alternativas
a los procedimientos penales tradicionales y también como complemento de las sanciones.
Se afirma que la importancia de la pena y, en general, de las sanciones penales tradicionales, tiene que ceder terre-
no ante la posibilidad de la participación de las partes en la solución del conflicto y la reconstrucción de la paz so-
cial. Desde este planteamiento, la función de la prevención general tendría un canto positivo y no estaría basada
exclusivamente en la sanción, ya que incorpora una perspectiva restitutoria.
Eso implica que el sistema de justicia penal y la comunidad reconocen que la reparación, la conciliación y la me-
diación hacen una contribución importando en la reconstrucción de la paz social alterada a consecuencia del hecho
delictivo, y por lo tanto, también a la prevención general. Supone también, avanzar de forma progresiva, en un mode-
lo de justicia más flexible y dialogante que prioriza compensar en lugar de castigar, reintegrar en lugar de excluir y
mediar en lugar de imponer.
LA MEDIACIÓN PENAL
La mediación penal es una de las propuestas de la Justicia Restaurativa o Reparadora. Restorative Justice.
De forma genérica y recogiendo lo anteriormente comentado, estas propuestas consisten en buscar un equilibrio en-
tre los intereses de la víctima y de la comunidad y la necesidad de reinserción social de los infractores.
La mediación penal consiste en la participación voluntaria del investigado (imputado) o penado por un delito y de la
víctima o perjudicado, en un proceso de dialogo y comunicación conducido por un mediador imparcial, con el obje-
tivo fundamental de conseguir la reparación adecuada del daño causado y la solución del conflicto desde una pers-
pectiva justa y equilibrada a los intereses de ambas partes.
La definición de la Mediación penal recogida en la Recomendación núm. (99) 19 del Comité de Ministros del Con-
sejo de Europa, es la siguiente : “La Mediación penal es:
“Todo proceso que permite a la víctima y al delincuente participar activamente, si lo consienten libremente, en la
solución de las dificultades resultantes del delito, con la ayuda de un tercero independiente (mediador)”.
Hablar de mediación penal supone hablar de Justicia Restaurativa, ya que sería parcial y limitada la acción de la me-
diación penal sin considerarla como una acción más del conjunto de propuestas que responde a una nueva concep-
ción más amplia de un nuevo modelo de Justicia
La Justicia Restaurativa o restitutiva se sitúa como una tercera vía entre el modelo de justicia retributiva más centrada
entre crimen-castigo y el modelo de justicia rehabilitadora dirigida a la recuperación y la reintegración del delincuen-
te. La justicia restaurativa contempla en el delincuente la asunción de la responsabilidad y de las consecuencias de
sus acciones y perjuicios a la víctima, haciendo coparticipe a esta en la comunicación respecto a la reparación, la res-
titución. Asumir la responsabilidad, encontrar soluciones, firmar acuerdos y restablecer la paz son algunos de los ras-
gos de la mediación y de la justicia restaurativa. (Peters, Toni 1995).
La justicia restaurativa es una metodología para solucionar problemas que, de varias maneras, involucra a la víctima,
al ofensor, a las redes sociales, las instituciones judiciales y la comunidad. Los programas de justicia restaurativa se
basan en el principio fundamental de que el comportamiento delictivo no solamente viola la ley, sino también hiere a
las víctimas y a la comunidad. Cualquier esfuerzo para solucionar las consecuencias del comportamiento delictivo
deberá, en la medida de lo posible, involucrar tanto al ofensor como a las partes ofendidas, y proporcionar la ayuda y
el apoyo que la víctima y el delincuente requieren. Pueden involucrar a la comunidad en la resolución del conflicto.
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La participación de las partes es esencial al proceso y enfatiza la construcción de relaciones y reconciliaciones así co-
mo el desarrollo de acuerdos en torno a un resultado deseado por las víctimas y los delincuentes. Los procesos de jus-
ticia restaurativa pueden adaptarse a varios contextos culturales y a las necesidades de comunidades diferentes. A
través de ellos, el proceso en sí mismo a menudo transforma las relaciones entre la comunidad y el sistema de justicia
como un todo.
Definición de “programas de justicia restaurativa”: “todo programa que utilice procesos restaurativos e intente lo-
grar resultados restaurativos”. El énfasis en esta definición está claramente presente en los procesos participativos dise-
ñados para alcanzar resultados deseados. Un “proceso restaurativo” se define como “todo proceso en que la víctima,
el delincuente y, cuando proceda, cualesquiera otras personas o miembros de la comunidad afectados por un delito
participen conjuntamente de forma activa en la resolución de las cuestiones derivadas del delito, por lo general con la
ayuda de un facilitador”. La justicia restaurativa da tanta importancia al proceso como al resultado. Los individuos in-
volucrados en este proceso son denominados “partes”. En Europa y en muchos otros lugares del mundo, a menudo se
hace remisión al proceso mediante la técnica que la mayoría de los modelos tienen en común, que es la “mediación”,
Un “resultado restaurativo” es un acuerdo alcanzado como resultado de un proceso restaurativo. El acuerdo puede
incluir remisiones a programas como el de la reparación, el de la restitución y el de los servicios comunitarios, “enca-
minados a atender las necesidades y las responsabilidades individuales y colectivas de las partes, y a lograr la reinte-
gración de la víctima y del delincuente”.
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Acción global:
“La Justicia Restaurativa es un proceso a través del cual las personas afectada por una infracción específica, resuel-
ven colectivamente cómo reaccionar tras aquélla y sus implicaciones en el futuro” 9
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Asimismo, en estos asuntos, se recomienda recurrir a acuerdos de compensación entre el autor y la víctima y evitar la
acción penal, si el sujeto cumple las condiciones acordadas.
La Recomendación núm. R (99)19, sobre mediación en el ámbito penal:
Considera que los estados miembros tienden cada vez más a recurrir a la mediación penal como una opción flexi-
ble, basada en la resolución del problema y en la implicación de las partes, como complemento o como alternativa al
procedimiento penal tradicional;
Valora la necesidad de posibilitar una participación personal activa en el procedimiento penal de la víctima, del de-
lincuente y de todos aquellos implicados como partes, así como de la comunidad.
Reconoce el interés legítimo de las víctimas para que puedan expresar las consecuencias de su victimización, comu-
nicarse con el delincuente, obtener razones, explicaciones y una reparación.
Considera que es importante reforzar el sentido de la responsabilidad en los delincuentes y darlos la oportunidad de
rectificar.
Reconoce que la mediación puede contribuir a la solución de los conflictos y a una justicia penal con resultados
más constructivos.
Por todo eso, recomienda a los gobiernos de los estados miembros que inspiren su legislación y práctica internas en
los principios de la Recomendación con el fin de ponerlos en marcha progresivamente y dar en este texto la más am-
plia difusión posible.
Define la mediación y establece los principios generales de actuación, orientados tanto a las jurisdicciones penales
juveniles como a la jurisdicción penal de adultos.
Entre estos principios generales recoge que la mediación en el ámbito penal tendría que ser un servicio generalmen-
te disponible y que tendría que ser posible en todas las fases del procedimiento penal.
Por otra parte, en los fundamentos jurídicos, prevé que la legislación tendría que facilitar la mediación en el ámbito
penal.
Entre otros criterios, propone que la mediación sólo se haga con el libre consentimiento de las partes, tanto para ini-
ciarla como para dejarla en cualquier momento del proceso. En cuanto al contenido de la mediación, es confidencial
y no puede utilizarse la mediación como prueba de culpabilidad en los procedimientos penales.
Asimismo, establece criterios de derivación, y de funcionamiento de los servicios, los cuales considera que tendrían
que disfrutar de suficiente autonomía. Igualmente, define las líneas de actuación en relación con la formación, el rol y
las funciones de los mediadores.
El actual Código Penal de 1995 no regula la mediación. No obstante, prevé expresamente el otorgamiento de deter-
minados beneficios jurídicos a la persona infractora que repare el daño causado a la víctima, que según los casos pue-
den consistir en (Consejo General del Poder Judicial, 2013:113)
La apreciación de la atenuante genérica del artículo 21.5, que recoge como una de las circunstancias atenuantes de
la responsabilidad criminal, que el culpable haya reparado el daño ocasionado a la víctima o aminorado sus efectos
en cualquier momento del procedimiento, antes del juicio oral. No puede olvidarse la apreciación de alguna de las
atenuantes específicas reguladas en diversos tipos penales de la parte especial del Código.
La extinción de la responsabilidad penal por el perdón del ofendido. En estos casos un proceso de mediación puede
facilitar la obtención de un acuerdo con el cual el perjudicado se considere plenamente reparado y, como consecuen-
cia retire la denuncia y el Juez o Tribunal pueda archivar la causa.
Asimismo, la flexibilidad de algunos artículos del Código Penal hace posible una amplia interpretación que permite,
en diferentes casos, la mediación como un instrumento muy útil para facilitar una efectiva reparación al perjudicado,
favorecer la rehabilitación del infractor y en fase de ejecución, posibilitar la obtención de otros beneficios jurídicos,
como la suspensión de la condena, la libertad condicional, o el indulto de la pena.
Ha sido de gran impulso para los programes de Justicia Restaurativa la Ley 4/2015, de 27 de Abril, de Estatuto de la
víctima del delito. Introduce los servicios de Justicia Restaurativa para las victimas
BOE http://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2015-4606
El Articulo 15. Servicios de Justícia Restaurativa.
“1. Las víctimas podrán acceder a servicios de justicia restaurativa, en los términos que reglamentariamente se deter-
minen, con la finalidad de obtener una adecuada reparación material y moral de los perjuicios derivados del delito,
cuando se cumplan los siguientes requisitos:
a) el infractor haya reconocido los hechos esenciales de los que deriva su responsabilidad;
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b) la víctima haya prestado su consentimiento, después de haber recibido información exhaustiva e imparcial sobre su
contenido, sus posibles resultados y los procedimientos existentes para hacer efectivo su cumplimiento;
c) el infractor haya prestado su consentimiento;
d) el procedimiento de mediación no entrañe un riesgo para la seguridad de la víctima, ni exista el peligro de que su
desarrollo pueda causar nuevos perjuicios materiales o morales para la víctima; y
e) que no esté prohibida por la ley para el delito cometido.”
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Un primer proyecto piloto se inició en 1991, en siete demarcaciones dependientes de la Corte de Gante (Bauwens
1992-1993). El objetivo de éste era:
4 Reaccionar de forma más simple, pero más rápida a la criminalidad
4 Tener en cuenta el interés del o de las víctimas
4 Restablecer la confianza del público hacia el sistema penal.
Posterior al periodo experimental y de una disposición del gobierno federal, se recoge La ley de 10 de febrero de
1994 “ley de organización de un procedimiento de mediación penal” (5) Esta ley en su artículo 216 introduce el Có-
digo de Instrucción Criminal, posibilidades al Fiscal dentro del cuadro de
“Disposiciones relativas de la extinción de la acción pública para ciertas infracciones, mediante la realización de
ciertas condiciones”.(5 El Fiscal desde ese momento puede proponer al autor de una infracción y a la víctima, o solo
al autor cuatro tipos de medidas:
4 Una mediación entre el autor y la víctima
4 Un tratamiento terapéutico
4 Un trabajo en interés de la comunidad
4 Actividades formativas
Para la selección de los casos intervienen criterios legales y objetivos, de una parte y criterios de naturaleza más sub-
jetiva de otra.
1. Los criterios legales y objetivos que se recogen:
4 El autor debe ser mayor de edad penal
4 Al delito calificado por el Fiscal no le debe corresponder una pena superior a 10 años de prisión
4 La acción pública no se puede haber iniciado. De todas formas se reserva el derecho a la víctima a comparecer
ante un juez de Instrucción civil o de realizar una citación directa.
4 El imputado debe otorgar su consentimiento a la mediación
4 El imputado debe haber asumido su responsabilidad en los hechos que se le imputan
2. Los criterios subjetivos
Los Magistrados y los mediadores tienen en cuenta:
4 Las problemáticas subyacentes, de relación, financieras, etc.
4 La solicitud de reparación de la víctima y la disposición del “autor” a reparar
4 El sentimiento de responsabilidad por parte del “autor” a reparar
En lo que atañe a Europa, el European Forum for Restorative Justice (EFRJ), con sede en la Universidad de Leuven (
Bélgica) la organización que ha llevado a cabo la labor más significativa en lo referido a la promoción de la investiga-
ción y la práctica de la mediación penal en las diferentes regiones de Europa.
En España, como referencia histórica, recogemos el primer programa de mediación y reparación, que fue en Justicia
Juvenil y nació en Mayo de 1990 en Barcelona, se desarrolló en una fase de reflexión y cambio de la justicia juvenil
en Catalunya y en el Estado Español. Se inscribía en un proceso en el que se proponían nuevas alternativas y progra-
mas para diversificar las respuestas de la justicia a los menores infractores, más coherentes con las nuevas tendencias
de la justicia juvenil en Europa, y en consecuencia, con las recomendaciones de los organismos internacionales. El
cambio residía en combinar la aplicación de nuevas formas de reacción de la justicia a las transgresiones de los jóve-
nes infractores y las jóvenes infractoras, con la investigación y la evaluación sobre el alcance y significado real que di-
cha alternativa tiene para la justicia, la persona autora, la víctima y la comunidad.
El programa en Cataluña se inscribía en un proceso de transición entre un modelo residual protector y correcciona-
lista basado en los principios del positivismo, y la apuesta por un modelo de justicia de menores garantista y respon-
sabilizador, que potenciaba el principio de intervención judicial mínima y la desjudicialización. Un modelo que, sin
perder el control del Ministerio Fiscal y de la instancia judicial sobre los derechos y garantías de las partes, se propo-
nía impulsar el diálogo y la participación de la persona autora y la víctima en la resolución del conflicto a través de la
mediación. Este programa se mantiene en la actualidad, y forma parte, siendo uno de los Programas de Justícia Res-
taurativa del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña.
En el ámbito de personas adultas penalmente (mayores de 18 años), Valencia, Barcelona, Vitoria Gasteiz y Logroño,
son las cuatro primeras ciudades con programas piloto de mediación penal de las que se tiene conocimiento y que
desarrollaron programas de mediación en la jurisdicción penal de personas adultas. Posteriormente y por cronología
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destacan el programa de mediación penal comunitaria de la Asociación Apoyo de Madrid (2002) y el Proyecto de
Mediación Penal de la Asociación Hablamos de Zaragoza (2007).
Valencia fue la primera ciudad española en tener una oficina de ayuda a las víctimas de los delitos en 1985. En
1993 nació un proyecto de mediación penal para adultos, inspirado en el Proyecto de Mediación para la reparación
de Lovaina (Bélgica), de carácter público y adscrito a los Juzgados y Tribunales de Valencia (Varona Martínez, 1996).
El proyecto contó con la colaboración de un Juzgado de Instrucción y no tuvo continuidad por falta de medios huma-
nos en 1996 (San Martín, 1997).12
En Barcelona, el Programa de mediación y reparación en la jurisdicción penal de persona adultas fue puesto en mar-
cha por el Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya, en la ciudad de Barcelona en 1998. Durante el
año 2000, la experiencia piloto se continuó extendiendo en su actividad a Gerona, Lerida y Tarragona. A partir de ju-
lio de 2001 se amplió el equipo de mediadores y mediadoras. Este programa continúa en la actualidad y está incluido
con el Programa de mediación y reparación en Justicia Juvenil y otros métodos de resolución de conflictos en Justicia
Restaurativa, como Programas de Justicia Restaurativa de la Dirección General de Ejecución Penal a la Comunidad y
Justicia Juvenil del Departamento de Justicia de la
Generalitat de Cataluña. (Generalitat de Catalunya, 1996; 1998; 2002)137.
En Vitoria, el Servicio de Atención a la Víctima y el Servicio de Orientación al Detenido, a iniciativa de la Dirección
de Derechos Humanos y Cooperación con la Justicia del Departamento de Justicia, Economía, Trabajo y Seguridad
Social del Gobierno Vasco y el Juzgado Decano de la Audiencia Provincial de Álava crearon en un Juzgado de Vito-
ria Gasteiz en el año 1998, y de forma piloto, la primera experiencia de justicia restaurativa en Euskadi. El proyecto
fue fruto de un programa de formación, tras el cual se designó el Juzgado. Se interrumpió en 1999.
En la Rioja, el Proyecto Piloto de Mediación Penal con personas adultas de la Comunidad Autónoma de La Rioja,
nació el año 2000 y fue paralizado por la Fiscalía Superior de La Rioja (Gordillo,2007).
En Zaragoza, la Asociación ¿Hablamos?, nacida en 2005 desarrolla su actividad en la provincia de Zaragoza. Fue
fundada por tres personas que formaban parte de Pastoral Penitenciaria. Nacida principalmente para desarrollar la
mediación penal en la ciudad de Zaragoza, ha ido poco a poco desarrollando su actividad en el ámbito de la media-
ción penitenciaria, la gestión de conflictos de convivencia y los conflictos escolares (Piñeyroa Sierra, 2010).
En 2015, y según los datos que publica en su página web el Consejo General del Poder Judicial CGPJ desde 2011,
recoge los órganos judiciales españoles que ofrecen programas de mediación familiar, penal y civil,
En los datos del CGPJ de 2015, hay 260 órganos judiciales en España que han derivado en mediación penal
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Es, asimismo, un programa preventivo. Pone el acento, no solamente en el hecho delictivo pasado, sino también en
el establecimiento de compromisos para el futuro.
Implica la participación voluntaria del encausado o denunciado y de la víctima en un proceso de mediación y repa-
ración, conducido por un mediador imparcial libremente aceptado por las dos partes.
Este proceso tiene una doble finalidad:
a) Que el encausado conozca de forma directa las consecuencias de su acción para la víctima, se ponga en situación
de responsabilizarse delante de ella y de repararle el daño causado. También, y como a consecuencia de la repara-
ción efectuada o del esfuerzo hecho en este sentido, que el juez o tribunal pueda aplicarle los beneficios legales
correspondientes.
El marco legal define cuál es el delito, quién es la víctima, quién es el infractor y, en su caso, qué reacción penal le
corresponde, basándose en sus principios y normas.
b) Posibilita que la víctima sea escuchada y exprese sus angustias y necesidades en relación a la manera como ser re-
sarcida.
Los Programas de mediación y reparación se proponen diferentes tipos de objetivos: de un lado, los que afectan al
infractor y la víctima, y de la otra, los que vinculan la justicia y la comunidad.
Respecto a la Justicia
4 Promover actitudes que faciliten la responsabilización y la reparación y que procuren, en consecuencia, atenuar o
sustituir la pena, en aplicación de los beneficios previstos en el Código penal.
4 Contribuir a que la intervención de la justicia sea una ocasión para el restablecimiento de la paz social entre las
partes en conflicto.
4 Garantizar procesos de reparación y de solución de conflictos respetuosos con los derechos, garantías e intereses de
los implicados, que den como resultado acuerdos reparadores, libremente asumidos.
Respecto a la victima
4 Tener la oportunidad de participar en la resolución del conflicto que le afecta.
4 Participar voluntaria y activamente en la mediación con el presunto infractor.
4 Estar reparada de los daños y perjuicios sufridos y la recuperación de la tranquilidad personal.
4 Reforzar el acercamiento de la justicia a los ciudadanos, y posibilitar formas participativas para la resolución de los
conflictos.
4 Potenciar otras formas de reacción de la justicia que, en lugar de estigmatizar y reforzar diferencias, busquen intere-
ses comunes y favorezcan la convivencia y la prevención del delito.
Respecto a la Comunidad
4 Reforzar el acercamiento de la justicia a los ciudadanos, y posibilitar formas participativas para la resolución de los
conflictos.
4 Potenciar otras formas de reacción de la justicia que, en lugar de estigmatizar y reforzar diferencias, busquen intere-
ses comunes y favorezcan la convivencia y la prevención del delito.
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LA MEDIACIÓN COMO CULTURA PREVENTIVA ANTE EL CONFLICTO Y ESCALADA COMO DELITO EN LOS
JUZGADOS
Experiencia piloto en mediación familiar en casos archivados en los Juzgados de Violencia sobre la mujer
Incluir este apartado referido a entender y utilizar la mediación como instrumento preventivo en los conflictos fami-
liares en el ámbito judicial, puede parecer confuso y/o provocador, pero la intención del mismo es aportar nuevas ex-
periencias, aunque estas sean discretas en la dimensión de su aplicación. Planteamos sobre la mediación en casos
previamente archivados en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, pero que llegaron a los mismos, como denuncia
de posible delito. El tribunal considera que es un conflicto relacional y como acción preventiva ante una posible nue-
va situación que llevara a la partes de nuevo a los juzgados les propone que participen en una mediación.13
En España, actualmente, queda jurídicamente vedada esta opción, en función del artículo 44.5 de la Ley Orgánica
1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. 14
A pesar de esta realidad jurídica, la gravedad de las situaciones relativas a la violencia de género, el incremento del
número de casos que revelan las estadísticas y la alarma social que provoca, ponen en evidencia la necesidad de
plantear un debate serio y coherente, acerca de los instrumentos actualmente disponibles y aplicables a estos supues-
tos, y sobre todo, determinar si éstos son suficientes para afrontar la problemática o si, por el contrario, la realidad nos
demuestra, día a día, la necesidad de diversificar el tipo de reacciones ante tales actos de violencia y la urgencia de
encontrar nuevas fórmulas, no meramente penales, que sean más útiles para prevenir y abordar, con eficacia real, el
problema de la violencia de género.
¿Sería conveniente estudiar la posibilidad de aplicar nuevos modelos de intervención en el abordaje de estas situa-
ciones? ¿Cabe plantearse si la mediación podría llegar a ser, entre otros, uno de los nuevos recursos adecuados para la
gestión de algunos de estos casos? ¿Podría la mediación actuar como instrumento de prevención, disponible en la de-
tección de los primeros síntomas?. Posiblemente, la mediación no sea aplicable en una mayoría de estos supuestos,
¿pero resulta útil negar siempre y de forma sistemática, a las partes y por tanto a la propia mujer, esta posibilidad,
cuando podría significar una respuesta positiva y útil en algunas ocasiones?. Si la mediación ha de ser una opción
consciente y plenamente voluntaria, escogida libremente por ambas partes, ¿debe negárseles esta posibilidad, cuando
se comprueba que esa libertad plena y consciente existe en el supuesto concreto?. El afán protector indiscriminado,
¿podría ceder ante una decisión plenamente libre, consciente e informada por parte de la mujer?
Si la respuesta jurídica aprobada por nuestros legisladores, con evidente voluntad de atajar el problema de la violen-
cia de género, y los recursos actuales disponibles, que son aplicados con gran esfuerzo por jueces, técnicos y otros
profesionales, están demostrando, sin embargo, ser insuficientes… ¿podemos intentar replantear el sistema y asumir el
reto de buscar nuevas fórmulas más innovadoras y eficaces que vengan a complementar las actuales? ¿Sería posible y
recomendable la aplicación de más medidas de calado pedagógico, responsabilizador y preventivo? ¿la mediación
podría ser una posibilidad más en la prevención y abordaje de estos casos? ¿la mediación supondría un avance de la
barrera de prevención de estos supuestos?
Sería altamente necesaria la realización de una investigación, en profundidad, sobre el tema. Esta investigación debería
partir de una potente base empírica, asentada en casos reales, que analizara la incidencia de la aplicación de los recursos
y normas actualmente disponibles y los resultados contrastados que se han conseguido con su aplicación práctica. Algu-
nas comunidades autónomas se han planteado ya la necesidad de investigar y buscar nuevas fórmulas con mayor fuerza
preventiva, por ejemplo en Cataluña, la Ley 5/ 2008 del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista, recoge
la necesidad de promover y fomentar la investigación en los temas relacionados con la violencia machista y asimismo es-
tablece que la investigación debe desarrollar programas innovadores (art. 8). La misma Ley estatal 1/2004, de medidas de
protección integral contra la violencia de género, no solo establece medidas de corte punitivo, sino que también habla de
programas de sensibilización, prevención y medidas de carácter educativos (art. 3 y 4).
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2. Por esta Ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta vio-
lencia y prestar asistencia a sus víctimas.
3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica, in-
cluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.
De la misma Ley, se desprende que las situaciones de violencia que contempla y que, por tanto son objeto de prohi-
bición respecto a la mediación, tienen en común dos elementos básicos:
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Existe una víctima de violencia de género que es mujer o son los hijos comunes, o de la mujer o del agresor o perso-
nas menores o incapaces que con el convivan ( art. 44) siendo el ofensor un hombre, que es o ha sido su cónyuge o
con quien ha mantenido una análoga relación de afecto.
Que la violencia, tanto física como psicológica, a la que hace referencia, ha de ser manifestación de la discrimina-
ción, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Esta violencia, incluye
las agresiones contra la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.
Al ser una norma que limita la libertad de las personas, de optar por la mediación, que en principio, debería ser una
posibilidad, libre y voluntariamente disponible para todos los ciudadanos y ciudadanas, ha de delimitarse el ámbito
de prohibición en función de estas pautas que establece la propia ley, para que las personas que libre y voluntaria-
mente deseen utilizar la vía de la mediación puedan hacerlo, si en su caso no se dan las circunstancias concretas que
establece la ley.
Según esta línea argumental, cabe ofrecer la posibilidad de la mediación no excluida por la LO 1/2004 (mediación
de ámbito penal, si existe una denuncia) en aquellos supuestos de violencia doméstica o intrafamiliar, no contempla-
dos por la Ley, en los que la víctima no sea la esposa del agresor, ni sea una mujer a la que le une una análoga rela-
ción de afecto, ni sus descendientes o en aquellos casos en que la víctima sea un hombre. También podría ofrecerse
en aquellos supuestos en que el agresor no sea el marido ni un hombre respecto al que exista una análoga relación de
afecto con la víctima. Igualmente es posible plantear la mediación, cuando la agresora sea una mujer, siendo indife-
rente si la víctima es otra mujer o un hombre del ámbito familiar afectivo.
En base a los criterios anteriormente mencionados, se realizó la siguiente investigación: “La utilidad de la mediación
familiar en casos archivados de los Juzgados de Violencia sobre la mujer: mejor respuesta judicial cribando entre deli-
to y conflicto. Esta Investigación fue aprobada en octubre de 2010 por el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Es-
pecializada (CEJFE) del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña. (15)
(1) Vid LARRAURI, E, La herencia de la Criminología Crítica. Madrid, 2000, p. 213 y ss.
(2) Vid. AERTSEN, MACKAY, PELIKAN, WILLEMSENS y WRIGHT, Rebuilding Community connections- mediation and
restorative Justice in Europe, Leuven 2004 p. 11
(3) Vid. JOHNSTONE,G , Restorative Justice, Ideas, Values, Debates, Portland 2002,
(4) Vid. TAMARIT SUMALLA,JM. “La mediación reparadora en la Ley de responsabilidad penal del menor” , VVAA.
Justicia penal de menores y jóvenes, Valencia 2002, p.50 y ss.
(5) Vid. JOHNSTONE,G , Restorative Justice, Ideas, Values, Debates, p.9
(6) Vid. Johan Declerk . concepto contenido en su tesis doctoral “Delinquentie en haar context bekeken vanuit een
cyclisch model van “integrative-desintegrative”, presentada en Lovaina, 25 de marzo de 2005
(7) Vid. LEMONNE, A, Newsletter of the European Forum for Victim-Offender Mediation and Restorative Justice” Abril
2004, Leuven, Editorial p. 1
(8) Vid. Singer,R L., Resolución de Conflictos, Barcelona 1996, p. 168
(9) VAN NESSD. (2000) Restorative Justice around the World .United Nations Crime Congress: Ancillar y
Meeting.Vienna, Austria Prison Fellowshinp Internacional.
(10) Con aportaciones recogidas del Estudio coordinado por José Dapena y Jaime Martín Dirección General de Medi-
das Penales Alternativas y de Justicia Juvenil Barcelona, 1998
(11) Hanozin,A.Piers,B.Van Boven,N.Vanempten y C. Vanneste. “La loi du 10 février 1994 organisant une procedúre
de médiation pénale en Belgique. En Revue de Drid Penal et de Crimilogie.Ministère de la Justice.Organe de l’U-
nion Belge et Luxembourgeoise de Droit Penal.Juin 1997
(12) Fuentes consultadas
DÍAZ, A. La Mediación Penal y los Acuerdos Reparatorios: Potencialidades de Aplicación y Principios Involucra-
dos
GORDILLO, L.F. El Programa Piloto de Mediación Penal en la Comunidad Autónoma de La Rioja.
https://es.search.yahoo.com/search?fr=mcafee&type=C211ES714D20160116&p=programa+mediacion+oeal+la+r
ioja+gordillo
GUIMERÀ, A. “La Mediación-Reparación en el derecho penal de adultos: un estudio sobre la experiencia piloto
de Cataluña”. Revista Española de Mediación
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LIBRO BLANCO de la Mediación en Cataluña (2010), Departamento de Justicia. Generalitat de Cataluña OLADE
ALTAREJOS, J.A. Estudio multidimensional de algunas prácticas de justicia restaurativa en el País Vasco con lentes
de trabajo social (2007-2012). Tesis publicada en 2015.
(13) Contenido del articulo “mediación y Violencia de Genero una repuesta eficaz en los casos de archivo de la causa
Penal” Anna Vall y Ansel Guillamat. Revista de Mediación . Año 4- 7 Mayo de 2012
(14) Resolución JUS/465/ 2010 de 23 de septiembre de 2010 .DOGC núm 5727, de 4 de octubre de 2010.
(15) Soria M., Vall A, Guillamat, A; col (2011) “Utilidad de la mediación familiar en casos archivados en los
juzgados de violencia sobre la Mujer “2011. Ayudas a la investigación CEJFE 2010
http://docplayer.es/18688315-Mediacion-y-violencia-de-genero-una-respuesta-util-en-los-casos-de-
archivo-de-la-causa-penal.html
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Ficha 1.
Resumen de conceptos clave
MODELOS DE JUSTICIA Y MEDIACIÓN PENAL
1. Justicia retributiva
2. Justicia rehabilitadora
3. Justicia restaurativa*
(La Mediación como método para la reparación)
*Restaurative Justice; expresión anglosajona alrededor de la cual se ha desarrollado el movimiento alternativo de
sanciones penales
LA JUSTICIA RESTAURATIVA
La justicia restaurativa es un movimiento en el campo de la victimo logia y la criminología que promueve nuevas formas
de gestionar les infracciones penales. Esta se diferencia de la justicia retributiva por su capacidad de habilitar a las partes
en conflicto (sean persones físicas o la comunidad) para dar una respuesta, buscar una solución, al conflicto y valorar cual
es la forma más eficaz para compensar o reparar los daños causados por el delito. Llanos (2005) y Lagos (2003) 1.
La justicia restaurativa, este modelo de justicia da más importancia a la reinserción del penado en la sociedad que
no a las propias condenes judiciales correspondientes a cada delito realizado. De los Ángeles y Martín (2006)
LA JUSTICIA RETRIBUTIVA
4 El delito implica una infracción de la norma.
4 El Estado es el garante de la Ley, impone el castigo proporcionado al delito:
4 Pena privativa de libertad
4 Multa
4 Medidas penales Alternativas
4 Indemnización a la víctima
LA JUSTICIA RESTAURATIVA
4 El delito ha comportado un daño
4 Protagonismo de las partes implicadas y de la comunidad :
4 Consecuencias del delito
4 Responsabilización
4 Restitución
4 Reparación del daño
4 Causas del delito
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TIPOLOGIA DE CONFLICTOS
1. Conflictos en los que hay una relación entre las partes previa al delito: en los ámbitos familiar, vecinal, laboral, de
relación entre iguales. Relacionados con de delitos de lesiones, amenazas, agresiones, insultos, hurtos y robos, etc.
El conflicto tiene una perspectiva más amplia que la definida por el delito.
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2. Conflictos en los que no hay una relación previa al delito, puede darse una situación de proximidad en el entorno.
El conflicto está más delimitado por las vivencias y las consecuencias derivadas del delito. Están asociados a deli-
tos y faltas de hurto, robo, con fuerza, robo con intimidación, lesiones, etc.
PROCESO METODOLOGICO
4 Petición de la Mediación-reparación
4 Asignación de un mediador/a.
4 Entrevista denunciado/investigado/penado.
4 Contacto paralelo con el abogado.
4 Entrevista denunciante/perjudicado/víctima
4 Contacto paralelo con el abogado.
4 Valoración de Viabilidad de la mediación (el mediador/a)
4 Sesión /es conjunta/s de mediación (imputato-victima)
4 Redacción y firma de acuerdos
4 Presentación al juzgado de un informe , junto a los acuerdos firmados por las partes.
4 Sin acuerdos. Presentación al juzgado de un informe sobre el proceso realizado
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4 La observación
4 Dominio de las técnicas de formular preguntas a fin de abrir la conversación, definir significados, concretar datos
4 Las técnicas orientadas a hacer preguntas abiertas, cerradas, parafrasear, ordenar, reseñar, reformular, contextuali-
zar, facilitan la labor del mediador
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Ficha 2.
Caso practico de mediación penal: Robos con
intimidación
CONFLICTO LABORAL-RELACIONAL
Fase procesal: Juzgado de lo Penal , previo al juicio oral.
Delito: Robos con intimidación.
Hay dos imputados una mujer joven de 21 Años, Mónica y su novio David de 22 años y tres víctimas. La solicitud
de mediación es recibida a través de la criminóloga de la prisión donde se encuentra Mónica preventiva des de hace
unos 6 meses. Se informa a los a los dos jóvenes imputados y a sus abogados, estos asesoran a sus clientes de que si
voluntariamente quieren participen en la mediación.
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25
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sesión, podría haberse decidido otro diseño metodológico, como una sesión para cada imputado y cada víctima.
En la sesión conjunta se acabaron de perfilar los acuerdos y se firmaron.
12. Cada parte tuvo un original del documento que recogía los acuerdos a que habían llegado, otro documento origi-
nal fue para el juzgado y otro para el servicio de mediación.
Mediación y acuerdos
Cuando se llega a la sesión conjunta las partes se reconocen mutuamente. Las víctimas pueden obtener lo que en las
sesiones individuales con el mediador han identificado como reparador, restitutivo para ellas. Los imputados son sen-
sibles empaticos hacia la víctima y hacia sí mismos.
Algunos parágrafos que muestran el contenido del proceso materializado en el documento de acuerdos:
4 Los dos imputados dicen a los perjudicados: “ que no tenían ni tienen nada personal contra ellos, que era contra la
empresa..........que si les sirve para apaciguar sus temores o recuperar un poco de tranquilidad vale la pena el es-
fuerzo y que ellos (imputados) también se sienten mejor.
4 El gerente, Alejandro.” …expresa que el siempre está dispuesto ha hablar con sus empleados que con Mónica se
creó una situación compleja con el despido, pero que entienda que su forma de hacer no es correcta………….que
ha sido reparado económicamente de los perjuicios con la cantidad……….”
4 Maribel, una de las cajeras les expreso directamente porque así necesitaba hacerlo: “…que ella no conocía directa-
mente a Mónica que paso unos días muy afectada, que se le empezó a caer el pelo….., que está segura que es por
el susto que le dieron
4 Los imputados: “ que quieren expresar (a las tres víctimas) lo difícil que es para ellos tener esta sesión conjunta de
mediación, pero que si les sirve a las víctimas para apaciguar sus temores o recuperar un poco de tranquilidad vale
la pena el esfuerzo y que ellos también se sienten mejor………………
Antes de la firma de los acuerdos es adecuado que los asesores legales de las partes lean los mismos y aportan su
asesoramiento a sus clientes. En esta mediación fue al final de la sesión conjunta cuando se hizo una lectura final del
documento de acuerdos y en entraron los asesores legales de las partes.
Consecuencias jurídicas:
La sentencia de este caso recoge entre otras” …………se declara que concurre el atenuante cualificada de repara-
ción integra del daño moral i económico ocasionado, previsto en el Art.. 21.5 del CP ................... por la intervención
del equipo de Mediación Penal adscrito al SATAV (servicio de Asesoramiento Técnico y Atención a la Vícti-
ma)....................... las partes implicadas en este proceso penal han obtenido................... El rescabalamiento de los
prejudicios psicológicos y no solo materiales que todo delito violento o intimidatorio produce.....
Se aplico una atenuante cualificada de de reparación del daño, con un resultado final muy significado, la sentencia
de la joven recogía:
.........en concepto de Autora de 3 delitos de Robo con intimidación.............01 año 09 meses i 01 día de presión por
cada uno de ellos............un delito conexa de robo........... 01 año, 1 día de presión..............y por una falta de daños
materiales....... 20 días de multa con cuota.................
Des de la primera entrevista de mediación realizada con Mónica en la prisión donde esta se encontraba hasta la se-
sión final, trascurrieron tres meses aproximadamente.
Todas las partes expresaron su satisfacción por haber participado en la mediación. Las víctimas se consideraron re-
paradas de los daños ocasionados, recuperaron tranquilidad personal, diluyeron miedos, los imputados superaron la
vergüenza y se sintieron bien en poder reconfortar a las víctimas. Todas las partes sabían que el tribunal podía o no
apreciar la mediación –reparación realizada.
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