Respuestas A Preguntas Dificiles de La Biblia - Por Joel Perodmo

RESPUESTAS
a preguntas
difíciles
de la BIBLIA
“RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA BIBLIA”
Copyright © 2018 por Joel Perdomo
“RESPUESTAS a PREGUNTAS…
¡IMPORTANTE!
ESTE LIBRO ES UNA OFRENDA A DIOS Y LOS

DERECHOS DE AUTOR HAN SIDO CEDIDOS
A LA IGLESIA DE CRISTO EN LA TIERRA.
POR TANTO:
 PUEDE SER COMPARTIDO GRATUITAMENTE
POR CUALQUIER MEDIO POSIBLE.
 PUEDE SER IMPRESO – SIN FINES DE LUCRO.
 PUEDE SER TRADUCIDO A CUALQUIER

IDIOMA – SIN ALTERAR SU CONTENIDO
ORIGINAL.
 ES UN REGALO DEL HNO. JOEL PERDOMO A

LA AMADA IGLESIA DE CRISTO EN LA
TIERRA. DANDO POR GRACIA, LO QUE POR
GRACIA HA RECIBIDO.
 ESTOS LIBROS TOMARON CASI 20 AÑOS

ESCRIBIRLOS. COMPARTALOS CON OTROS
CRISTIANOS, SERIA TODO LO QUE PIDO A
CAMBIO.
¡DIOS TE BENDIGA! JOEL PERDOMO
2
… DIFÍCILES de la BIBLIA”
CONTENIDO
 ANTIGUO TESTAMENTO
RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA

BIBLIA…………………………..5
1. ¿Trata la Biblia de convencer de la existencia de
Dios?...................................11
2. ¿Es el reposo un mandamiento
universal?......................................................12
3. ¿De dónde tomó mujer
Caín?.........................................................................14
4. ¿Quiénes son los hijos de Dios y las hijas de los hombres
mencionados en
Génesis?
……………………………………………………………...16
5. ¿Por qué bendición luchó Jacob con
Dios?.......................................................23
6. ¿Fluía leche y miel en la tierra
prometida?.....................................................24
7. ¿Prohíbe Dios que se pronuncie su
Nombre?...................................................25
8. ¿Qué representa el
maná?.............................................................................28
9. ¿Qué vio Moisés en las espaldas de
Dios?.......................................................29
10. ¿Por qué el pecador debía morir inmediatamente bajo la
Ley?.....................32
11. ¿Tiene Dios un cuerpo
espiritual?.................................................................34
12. ¿Un espíritu maligno de parte de
Dios?........................................................37
3
13. ¿Es Satanás, hijo de

Dios?............................................................................40
14. ¿Qué significado tiene Azazel en la
Biblia?...................................................43
15. ¿Se arrepiente
Dios?....................................................................................48
16. ¿Habló la adivina de Endor con
Samuel?.......................................................52
17. ¿Sacrificó Jefté a su
hija?.............................................................................57
18. ¿Un profeta de Dios,
mentiroso?..................................................................63
19. ¿Tuvo miedo Elías de
Jezabel?.....................................................................67
20. ¿De dónde trajeron comida los cuervos a
Elías?............................................68
21. ¿Flotó el
hacha?...........................................................................................69
22. ¿Aprobó Dios que Salomón tuviera tantas
mujeres?.....................................70
23. ¿Qué significa el secreto de Dios en
Jeremías?.............................................71
24. ¿Por qué a hombres se les llama dioses en la
Biblia?....................................73
25. ¿El diezmo es de la Ley o la
Gracia?..............................................................76
26. ¿Habla Dios todavía por medio de sueños y
visiones?...................................81
27. ¿Puede un cristiano estar bajo
maldición?....................................................84
4
 NUEVO TESTAMENTO
1. ¿Puede un cristiano ser poseído por
demonios?..............................................87
2. ¿Afirma Pedro, que el bautismo en aguas
salva?............................................91
3. ¿Está vigente el Don de hablar en otras
lenguas?...........................................96
4. ¿Puede el cristiano ser perfecto en la
tierra?................................................103
5. ¿Puede el cristiano ser santo en la
tierra?....................................................111
6. ¿Puede el cristiano perder la
salvación?.......................................................113
7. ¿Por qué el amor es un nuevo
mandamiento?...............................................122
8. ¿Qué significa el Ayo en la
Biblia?................................................................125
9. ¿Qué significa, la Letra
mata?......................................................................127
10. ¿Vino Cristo a perpetuar la
Ley?................................................................129
11. ¿Qué generación es la que Jesús dijo que no
pasará?..................................134
12. ¿Qué es el
Corbán?....................................................................................136
13. ¿Quiere Dios que los cristianos sean
ricos?.................................................137
14. ¿Es el ayuno, un mandato para el
cristiano?...............................................140
15. ¿Por qué prohíbe la Biblia llamar: Rabí, padre y
maestro?..........................142
5
16. ¿En qué diferían judíos y

samaritanos?......................................................145
17. ¿Cuál es la función bíblica de un diácono en la
Iglesia?...............................146
18. ¿Puede un cristiano comer de
todo?...........................................................148
19. ¿Cuál es el pecado de
muerte?...................................................................150
20. El Arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda venida de Cristo:
¿Son
dos eventos diferentes, según la
Biblia?.....................................................152
21. ¿Cuáles son los siete espíritus de
Dios?......................................................157
22. ¿Que representan las cuatro caras de los
querubines?................................158
23. ¿Nos conoceremos en el
cielo?....................................................................160
24. ¿Con qué cuerpo reinaremos durante el
milenio?........................................163
25. ¿Es el papa el
Anticristo?...........................................................................164
26. ¿Por qué un ángel trae el evangelio para ser
predicado?............................169
27. ¿Son legítimas las experiencias fuera del
cuerpo?......................................170
28. ¿Qué significa que Jesús es el espíritu de la
profecía?................................172
29. ¿Cuáles son las dos cosas inmutables de Hebreos 6:18?
………………...174
30. ¿Estaba Moisés en la tierra en tiempos de
Cristo?......................................175
6
31. ¿Qué dice la Biblia del bautismo por los

muertos?......................................179
RESPUESTAS A PREGUNTAS
DIFÍCILES DE LA BIBLIA
 La razón de comentar pasajes difíciles de la Biblia

El propósito de comentar algunos pasajes bíblicos, que son
difíciles de comprender y hasta controversiales, no es pretensión
de saber o tratar de ir más allá de lo que está revelado por Dios
en su Palabra, como advierte Deuteronomio 29: 29.
Este libro solo pretende traer luz acerca de lo que ya está
revelado en la Biblia, pero que, por alguna razón (históricas,
filológicas o de contexto bíblico y cultural) se nos torna difícil de
entender. Ineludiblemente, estos pasajes están en la Biblia por
alguna razón y es necesario entender que Dios nos quiere decir
en dichos pasajes. Ya que el propósito final de la Biblia es
revelar el carácter y la voluntad de Dios al ser humano.
Se pretende así, evitar que, ante la diversidad de
interpretaciones y opiniones privadas (prohibidas en la Biblia, 2
P. 1:20), nos extraviemos del propósito original de dichos versos
o de lo que Dios nos quiere decir a través de ellos.
En ninguna manera se pretende hacer doctrina de estos
pasajes, sabiendo que, entender un pasaje difícil de la Biblia de
una manera u otra, no nos hace más o menos salvos; siempre
que, no trastoquen las doctrinas fundamentales de la Biblia.
No obstante, si dichos pasajes se interpretan erradamente (en
contradicción al carácter de Dios y su voluntad revelados en la
Biblia) pueden dar a luz herejías que son castigadas con
7
condenación (Gá. 1:8; Stg. 3:1) y eso es lo que se pretende

evitar.
 El deseo sano de conocer la Biblia

Nadie dejará de comentar o preguntar acerca de cualquier pasaje
difícil de la Biblia, porque la curiosidad es innata en el ser
humano, y todo verdadero discípulo de Cristo se siente impelido,
a conocer la voluntad de Dios para amarle y obedecerle.
No se debe olvidar que, de interpretaciones privadas, han
surgido todas las herejías y falsas religiones en el mundo. De allí
el gran peligro de tergiversar la Palabra de Dios.
La mejor manera de evitarlo es ajustarse a una interpretación
del texto, a partir del mismo texto (Biblia).
La Biblia no puede contradecirse a sí misma, y cuando así
parezca, no cabe duda de que, serán nuestros propios
significantes los que estarán dándole una interpretación errada al
significado original del texto bíblico.
Hay que advertir que, hay innumerables preguntas acerca de
Dios, que solo las sabremos en el cielo. En este libro, solo se
procura responder, aquellas que tienen fundamento en la Biblia.
Es decir, se responden preguntas que obedecen a una palabra,
texto o pasaje de la Biblia que es difícil de entender o se presta
para la confusión. No las que están relacionadas con temas
bíblicos de manera general (extrabíblicas).
Habrá preguntas que quizás sean legítimas hacerlas; pero, si
no tienen fundamento en un verso o pasaje de la Biblia, no serán
tratadas aquí. Además, aquí se tratan solo aquellos pasajes que
puedan servir de edificación a la vida del cristiano (de
8
aplicación práctica). Este libro no tiene el propósito de satisfacer

la curiosidad del cristiano acerca de cualquier tema bíblico.
 La herencia religiosa del cristiano

Al tratar de entender pasajes difíciles de la Biblia, encontraremos
con obstáculos en el camino, que debemos soslayar. Uno de los
mayores retos al acercarnos al texto bíblico, son nuestras propias
interpretaciones o las heredadas, que abundan en cada
comunidad cristiana.
Hay interpretaciones bíblicas que pueden estar bien
fundadas; pero, otras pueden estar sinceramente erradas. Eso
significa que, las personas creen en algo con toda sinceridad;
pero, no necesariamente tienen un fundamento bíblico serio para
sostener lo que creen. Estas últimas son peligrosas.
Muchos cristianos tienen un conocimiento bíblico basado en
lo que otros les han enseñado, han leído o escuchado, no por una
convicción que deriva de un estudio serio de la Biblia.
Algunos temas bíblicos que son debatibles se defienden a
capa y espada (por tradición), más que por una convicción
basada en un conocimiento bíblico sólido.
Se debe advertir que, no todo el que enseña es un maestro de
la Palabra de Dios. Ese es un ministerio divino que Dios da,
según su voluntad, a ciertos cristianos.
Los judíos del tiempo de Jesús estaban llenos de
interpretaciones privadas y mandamientos de hombres, que les
impidieron reconocer a Jesús como el Mesías de Israel. Esto nos
debe servir de ejemplo para ser bíblicos.
Jesús refutó la manera tradicional en que los maestros de la
Ley enseñaban, e incluso los desautorizó, al prohibir a sus
9
discípulos que les llamaran maestros o rabí. El judaísmo sigue

ciegamente a los grandes maestros de la Ley. Jesús reclamó que
Él, es nuestro único maestro y sus enseñanzas están en la Biblia.
 ¿Teólogos incrédulos?
Una de las razones por las que hemos recopilado en este libro
algunos de los pasajes difíciles de la Biblia (algunos ya
comentados en los libros que hemos escrito) es por el hecho de
que la mayoría de los libros teológicos que tratan temas bíblicos
lo hacen partiendo de una mentalidad casi secularizada.
Generalmente, estos comentarios comienzan explicando los
pasajes bíblicos partiendo de la incredulidad. Es decir, que se
enfocan más en darle una respuesta satisfactoria a los incrédulos;
sin advertir que sus comentarios promueven la incredulidad.
Eso lo que produce es un sabor agridulce en el lector común
(cristiano), que solo busca una respuesta que le pueda ayudar a
esclarecer sus dudas. La Biblia es un libro de fe, y aunque
nuestra fe cristiana se puede explicar, es un requisito divino que
quien se acerca a Él, debe primero partir de la fe, no de la duda:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan” (Hb. 11:6).
El resultado de esos comentarios bíblicos es que cuando un
cristiano común quiere edificarse en la lectura, se encuentra con
explicaciones latosas, cargadas de puntos de vista de los
incrédulos o tratando de dar respuesta a la ciencia, más que una
explicación que respalde el texto bíblico y coadyuve a la fe
cristiana. Este libro no pretende hacer cacofonía con tantas
posturas que al fin dejan sin ninguna respuesta al lector.
Si afirmamos lo que la Biblia ya explica en otros contextos,
en vez de dar cuerda larga al estudio de un pasaje difícil de la
10
Biblia, evitaríamos las engorrosas e interminables opiniones de

los hombres con relación a pasajes obscuros de la Biblia.
¿Cuál es la solución a la diversidad de opiniones en cuanto
a la interpretación de pasajes difíciles de la Biblia? La respuesta
está en la misma Biblia. Enfocándose en lo que Dios ya dice con
respecto a ese tema en la Biblia. No procurando entender un solo
pasaje conflictivo del que, a veces, no se tienen una explicación
clara en la Biblia. Lo cierto es que la respuesta, siempre estará en
lo que Dios dice en la misma Biblia.
 Una teología práctica

En nuestros libros tratamos de hacer una teología práctica.
Entiéndase por esto, un estudio bíblico que pueda traer lo
importante y difícil de un texto o pasaje bíblico de la forma más
sencilla posible, a fin de que el lector común lo pueda entender.
No hay necesidad de alejarse tanto del propósito de Dios a
través de su Palabra revelada (Biblia) para caer en necias
explicaciones de pasajes que solo tienen el propósito de ser
aplicados a la vida diaria del cristiano.
Es cierto que hay pasajes de la Biblia que por la naturaleza
del lenguaje y el tiempo en que se escribieron son ínsitamente
complicados de entender, pero no se debieran complicar más.
Dios reveló en la Biblia, lo necesario para nuestro conocimiento
y salvación; aunque, hay algunas Escrituras que son misterios no
revelados aún, y se debe respetar el hecho de que Dios lo haya
permitido así.
Lo más importante de resaltar en cuanto a la comunicación
de nuestro mensaje, es tomar el ejemplo de Jesús, quien fue muy
práctico y sencillo a la hora de comunicar su mensaje a las
11
multitudes. Él debe ser nuestro ejemplo de esta teología de

aplicación práctica.
 Una mentalidad cristianizada
Al referirnos a una mente cristianizada, lo hacemos en el buen
sentido de la expresión. El cristianismo es conocido a nivel
mundial; pero, al resaltar una mente cristianizada, hacemos
alusión al conocimiento que el cristiano posee de su fe en Cristo.
Esto, aunque es todo positivo, puede interferir para entender
ciertos pasajes complicados de la Biblia; sobre todo, del Antiguo
Testamento, si no trasladamos nuestra mente a aquella época.
Con una experiencia de fe cristiana, donde se ha disfrutado
del perdón, el amor divino, el nuevo nacimiento, el bautismo,
etc., es difícil contextualizar la mente para hacer una
retrospección en el tiempo y poder entender la mentalidad de los
que vivieron, antes y durante la Ley.
Quizás, una de las personas que más puede entender la fe
cristiana, por que vivió en carne viva la transición de Ley a
Gracia, fue el apóstol Pablo. No en vano, Dios en su sabiduría lo
escogió para predicar el Evangelio a todo el mundo, y en
particular entre los gentiles.
Nuestra gran riqueza espiritual como cristianos, el hecho de
haber sido beneficiados por la misericordia de Dios, a través de
su Gracia salvadora por medio de Cristo, puede convertirse en un
obstáculo para entender ciertos pasajes del Antiguo Testamento,
ya que nuestra mente está llena de la Gracia de Cristo, quien nos
libró de la condenación del pecado y la muerte que resaltó
durante el período de la Ley.
12
ANTIGUO TESTAMENTO
1. ¿Trata la Biblia de convencer de la existencia de Dios?
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1).

Existen miles de explicaciones acerca de este primer verso de la
Biblia, en una extensa gama de comentarios. En este espacio no
se pretende hacer cacofonía con dichas explicaciones. El
propósito de tomar este pasaje es para responder a nuestra
pregunta.
Si hay algo interesante en este verso, es la forma categórica
en que la Biblia introduce a Dios como el supremo creador de
todas las cosas. No da pie a la duda, solo afirma que: “En el
principio creó Dios los cielos y la tierra”.
Ni siquiera trata de explicar de donde apareció Dios en esa
escena, porque Él es eterno, Todopoderoso y Soberano. En este
verso introductorio a la creación de todas las cosas, Dios no trata
de explicar, ni de demostrar su existencia. Él existe, porque Él
es. Esa fue la primera explicación que Dios le dio a Moisés:
“Y respondió Dios a Moisés:
YO SOY EL QUE SOY.
Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel:
YO SOY me envió a vosotros” (Éx. 3:14).
Por tanto, la Biblia no trata de convencer a la humanidad de
la existencia de Dios; solo da evidencia firme de que, Él es el
absoluto Creador de todas las cosas a quien quiera creerlo. Eso
no es indiferencia de Dios por sus criaturas, es respeto por el
libre albedrío que Él le dio a cada ser humano.
13
Es de esperar que todo ser humano sea humilde en reconocer a

su Creador, simplemente por el testimonio de su creación y sus
grandes maravillas desplegadas a través de sus obras:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios,
y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal. 19:1).
Una creación tan ordenada, exige un Creador inteligente.
2. ¿Es el reposo un mandamiento universal?1
 El sábado judío fue un mandato exclusivo para Israel

como señal del Antiguo Pacto
Los pactos bíblicos son atestiguados por una señal. La
circuncisión fue la señal del pacto de Dios con Abraham; a Noé
se le dio el arcoíris como señal de su pacto con Dios; así mismo,
a Israel se le dio el sábado judío como señal del pacto con Dios.
En el relato del Génesis se menciona el séptimo día con
relación a que Dios cesó o descansó de su obra de la creación;
pero, no se hace mención del día sábado judío, per sé. Tampoco
se ordena al día séptimo como un mandamiento universal, para
la humanidad en general; solo es mencionado con relación a que
Dios cesó, después de concluir la creación (Gn. 2:2-3). Es obvio
que Dios no se cansa (Is. 40:28), así que el sentido del pasaje es
que cesó de hacer su obra.
Otro dato importante es que todavía hay gran debate acerca
de los días de la creación, ¿Son estos días literales o se refiere a
los días de Dios? La Biblia señala que, mil años, son como un
día para Dios (Sal. 90:4; 2 P. 3:8).
1
Para una explicación más amplia de este tema, remítase al libro:
“La Ley y la Gracia”, de mi autoría.
14
Además, ni Adán, Enoc o Noé o los patriarcas de Israel

mencionan la observancia del sábado en las Escrituras, desde el
principio de la creación, sino hasta que se le ordena guardarlo a
Israel, como una señal de su pacto con Dios:
“Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel,
celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.
Señal es para siempre entre Mí y los hijos de Israel; porque
en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo
día cesó y reposó” (Éx. 31:16-17).
El día sábado (como reposo) le fue dado posteriormente a Israel
como una señal del pacto. Es un mandato posterior a la creación
dado exclusivamente a Israel.
No aparece ninguna evidencia bíblica del mandato de
observar el sábado, antes de que se le ordenara al pueblo de
Israel, por medio de Moisés (Éx. 16:23-26).
El sábado es considerado un don exclusivo para Israel, no
para las demás naciones; y estrictamente relacionado con el
origen de Israel como nación en tiempos de Moisés. Esta
posición del judaísmo palestinense es muy acertada y está
fundada en la interpretación misma de las Escrituras que señalan
que, el sábado judío le fue dado a Israel, como señal del pacto.
Por tanto, no sería extraño que los judíos guarden el shabbat
o sábado que Dios les ordenó, porque ellos viven aún bajo el
pacto de la Ley, al rechazar a Jesús como el Mashiah o Mesías
de Israel. Lo que no es congruente con la Biblia, es que los
cristianos pretendan guardar un día que le fue dado a Israel como
señal de su Antiguo Pacto con Dios.
De acuerdo con la Biblia, el sábado judío no es un mandamiento
universal (para toda la humanidad), y menos atañe a los
cristianos, quienes viven bajo el Pacto de la Gracia.
15
La Biblia dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en

bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el
cuerpo es de Cristo” (Col. 2:16).
Este verso ha sido negado y hasta borrado de la Biblia por
algunas sectas sabáticas, aun con la advertencia bíblica de que,
quien le quite o le agregue a la Biblia recibirá condenación
eterna (Dt. 27:26; Ap. 22:18-19).
Otro verso que se suele confundir con la observancia del
23
sábado es el siguiente: Y de mes en mes, y de día de reposo
en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo
Jehová (Is. 63:23). Obviamente, los que confunden este pasaje
ignoran que esto será durante el reino milenial, cuando Israel
será restaurada, para eso es necesario leer todo el capítulo 63.
3. ¿De dónde tomó mujer Caín?
La Biblia dice que Adán y Eva procrearon sus dos primeros hijos
(Caín y Abel):
“Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz
a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.
Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de
ovejas, y Caín fue labrador de la tierra” (Gn. 4:1-2).
Luego Caín mató a su hermano Abel, y la Biblia dice que salió
Caín y conoció a su esposa:
16
“Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a

Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad
del nombre de su hijo, Enoc” (Gn. 4:17).
Es aquí donde surge la pregunta: ¿De dónde tomó mujer Caín?
La respuesta es simple, la mayoría de los primeros humanos
(antes del diluvio) podían vivir hasta los mil años. Significa que
Adán y Eva, no solo tuvieron a Caín y a Abel; sino muchos hijos
e hijas como la Biblia lo revela:
“Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su
semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.
Y fueron los días de Adán después que engendró a Set,
ochocientos años, y engendró hijos e hijas” (Gn. 5:3-4).
La Biblia señala que, Adán y Eva engendraron mas hijos e hijas,
pues la orden divina fue que crecieran y se multiplicaran.
Implica que Caín encontró mujer de entre sus hermanas.
Esta pregunta: ¿De dónde tomó mujer Caín?, no impone
ningún reto para los estudiosos de la Biblia. Y es tan
insignificante para el escritor del relato que, ni siquiera repara en
eso, por las siguientes razones:
a) Adán vivió 930 años y tuvo muchos hijos e hijas que,
también, se reprodujeron y se multiplicaron.
b) Dios le ordenó a Adán y a Eva que se multiplicaran.
Implica que, al principio, se podían casar entre hermanos
(Dios lo prohibió después que se habían multiplicado).
c) De acuerdo con el relato de las genealogías, los
descendientes de Adán tuvieron sus primeros hijos a partir
de los 65 años en adelante. Eso les dio tiempo para que sus
hermanas crecieran y pudieran unirse a ellas.
Así que: ¿De dónde tomó mujer Caín? De las hijas
descendientes de Adán y Eva. Así de simple.
17
Se debe añadir que, la Biblia, aunque contiene historia, no es

un relato estrictamente histórico. La Biblia no está escrita de
forma cronológica y si eso no se toma en cuenta, se pueden
cometer graves errores de lectura y a hasta anacrónicos.
La Biblia solo procura revelar al Dios Creador de todas las cosas.
Es un libro de fe, no de historia per sé.
Además, como se puede notar en las genealogías bíblicas,
usualmente solo se registra la línea mesiánica, no a los demás
descendientes. Las mujeres tampoco son mencionadas en la
mayoría de las genealogías bíblicas, porque los registros bíblicos
se enfocan en demostrar la genealogía de Jesús.
4. ¿Quiénes son los hijos de Dios y las hijas de los hombres?
La Biblia dice:
“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a

multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron
hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los
hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres,
escogiendo entre todas” (Gn. 6:1-2).
Este es uno de los pasajes más comentados del Antiguo

Testamento, y que ha dado a luz muchas interpretaciones. Es
posible que la respuesta sea más sencilla de lo que se piensa, y
que la respuesta no sea tan relevante, como el mensaje que
contiene el pasaje.
Cuando se lee o estudia la Biblia, no se debe perder de

perspectiva el mensaje que Dios quiere transmitir a través del
18
relato bíblico. De lo contrario, nos ofuscaremos en detalles

necios y estériles; mas que en conocer el carácter y la voluntad
de Dios revelados en la Biblia, que es su propósito primordial
para que le podamos servir y amar con conocimiento.
Una de las posturas más generalizadas acerca de este pasaje,

es que los hijos de Dios se refieren a los descendientes de Set; y
las hijas de los hombres, a los descendientes de Caín.
Set fue el hijo que Dios les substituyó a Adán y a Eva, por el
malogrado Abel (Gn. 4:25). Se infiere así, que los hijos de Caín,
como lo muestra la historia de las genealogías bíblicas, fueron
pecadores. Mientras que, los descendientes de Set, fueron la
línea genealógica que invocó a Dios como dice la Biblia:
“Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós.

Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de
Jehová” (Gn. 4:26).
Es posible que los hijos de Dios no se remitan solamente a Set;

si no, a toda una generación. Una generación no se compone de
40, 80 o 120 años, una generación se refiere al nacimiento y
muerte del que procreó esa generación.
En ese sentido, hay datos asombrosos acerca de las primeras

generaciones. Para el caso, Adán vivió 930 años, significa que él
vio hasta su octava generación o descendencia (Adán, Set, Enos,
Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalém, Lamec y Noe).
19
Precisamente, es en vida de Lamec (la octava generación) que

Adán muere.
Lo curioso aquí, es que la generación que se comenzó a

corromper fue la posterior a la muerte de Adán, o sea, la
generación de Noé. Es posible entonces que la expresión: “Los
hijos de Dios” se refiera a toda la generación en vida de Adán,
en la línea de Set, quienes invocaron a Dios.
Otro dato interesante es que, al describirlas genealogías en el

Evangelio de Lucas, se menciona el nombre del padre de cada
descendiente. No obstante, cuando se llega a Adán, se le
reconoce con el título de, “hijo de Dios”:
“Hijo de Noé, hijo de Lamec, hijo de Matusalén, hijo de

Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán,
hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios” (Lc.
3:37-38).
Es posible que, Adán, por ser hijo de Dios (creado por Dios, no
hijo biológico de alguien), su generación fuera llamada los hijos
de Dios. En contraposición al resto de sus descendientes, tanto
los que no invocaron a Dios, como los que nacieron después de
su muerte, los hijos o hijas de los hombres.
Otra parte curiosa del pasaje es la mención de que, al llegarse los

hijos de Dios a las hijas de los hombres, engendraron
descendientes gigantes:
20
“Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también

después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los
hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los
valientes que desde la antigüedad fueron varones de
renombre” (Gn. 6:4).
Si son gigantes literales, no sería extraño, pues la Biblia

menciona a los gigantes de Anac (Nm. 13:33). Eso era posible de
aquella generación pura de Adán, ya que la vida fue acortada
luego de su muerte, a 120 años. Después del diluvio hubo unos
cambios en la naturaleza que pudieron haber afectado a la raza
humana de su estado original.
Hay una idea que es improbable y que se ha propuesto como

respuesta para explicar quiénes son los hijos de Dios y las hijas
de los hombres. Se propone que fue una mezcla entre ángeles
caídos y mujeres. Esa idea no se sostiene en la Biblia, porque los
ángeles son espíritus y no procrean.
Ya sea en su estado original o caído, los ángeles no se

pueden reproducir porque no gozan de un cuerpo físico, como lo
seres humanos. Jesús dijo:
“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este

siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren
tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección
de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.
Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los
21
ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección”

(Lc. 20:34-36).
Hay literatura apócrifa que apoya esa teoría. No obstante, por eso
dijo Jesús que: Él es la Verdad. Algunos escritores del Antiguo
Testamento se quedan cortos en ciertos temas; pero, Jesús aclaró
muchas dudas, y así había sido profetizado:
“Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el

Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús
le dijo: Yo soy, el que habla contigo” (Jn. 4:25-26).
Si los ángeles caídos se pudieran reproducir, ya de largo habrían

formado un ejército de humanoides para destruir al resto. No
obstante, existen demonios llamados íncubos y súcubos, que
pueden imitar el rol de una mujer o un hombre para copular, pero
no se pueden reproducir. El mismo pasaje señala que Dios no
culpó a ningún demonio por el pecado; si no, que se enojó con
los hombres a quienes enjuició con el diluvio:
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en

la tierra, y que todo designio de los pensamientos del
corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se
arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le
dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de
la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre
hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me
arrepiento de haberlos hecho” (Gn. 6:7).
22
Este juicio divino demuestra que se refiere a humanos, pues a

ellos fue a quienes castigó Dios por su corrupción, no a espíritus.
Según el contexto anterior, los hijos de Dios se refieren a la

generación en vida de Adán, en contraste con el resto de los
humanos y la generación posterior a su muerte que fue la que se
pervirtió.
Lo más interesante de este pasaje, no es quienes son los

hijos de Dios o las hijas de los hombres, aunque ya dimos una
explicación. Es aquí donde se pierde de perspectiva el mensaje
divino, al enfocarnos en detalles que solo procuran satisfacer la
curiosidad, mas que entender el carácter de Dios y su relación
con la humanidad.
El mensaje toral de este pasaje es advertir de la ira divina

contra el pecado humano a fin de evitar el justo juicio de Dios
contra los pecadores. Los primeros humanos, los hijos de Adán
(hijo de Dios) que estaban vivos todavía antes del diluvio,
abandonaban a sus mujeres y buscaban otras más jóvenes. Lo
más grave es que los hijos de Dios podían hacer esto por casi mil
años, porque eran longevos. Eso reflejaba que se habían
corrompido en extremo. El pasaje también revela que su corazón
estaba inclinado de continuo al mal y eran violentos (Gn. 6:13).
El tema más importante de este pasaje es que la continua

maldad humana, constantemente provoca la ira divina y nos debe
servir de ejemplo para evitar los juicios divinos. La Biblia dice:
23
“Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos

los días” (Sal. 7:11).
La maldad de los primeros humanos provocó la ira divina, y

creó un caos que culminó con el juicio del diluvio universal que,
afectó a toda la raza humana e incluso, acortó la vida.
Dios quiere que, a través de estos relatos, aprendamos a

conocer su carácter (amoroso y justo) para gozar de comunión
con ÉL y evitar su juicio. La Biblia dice: “Porque las cosas que
se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a
fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras,
tengamos esperanza” (Ro. 15:4).
Si bien, dimos una explicación acerca de quienes pueden ser

los hijos de Dios y las hijas de los hombres, mencionados en
este pasaje de Génesis; no creo que sea tan importante saberlo,
como aprender la gran lección de que: “Dios es amor (1 Jn.
4:8); pero es fuego consumidor” (Hb. 12:29). Dios ama al
pecador; pero rechaza el pecado. Ese es el mensaje más
importante de este pasaje que nos debe servir de advertencia.
5. ¿Por qué bendición luchó Jacob con Dios?
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que

rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él,
tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el
muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame,
24
porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si

no me bendices” (Gn. 32:24-26).
Generalmente, los cristianos sabemos que Jacob luchó con el
ángel de Dios por una bendición; pero ¿significaba esa bendición
algo específico para Jacob? La respuesta es que sí.
Jacob había huido de la casa de su familia, cuando usurpó la
bendición de su hermano Esaú, quien había prometido que le
mataría (Gn. 27:41). Veinte años después, Jacob decidió regresar
a su familia; pero, con el temor de que Esaú cumpliera su
promesa de matarlo.
Esa noche, Jacob luchó con el Ángel del Señor, rogando por
su vida para que Dios le bendijera y su hermano (Esaú) no le
matara, pues al siguiente día se encontraría con él.
Dios le dio sabiduría a Jacob y estrategias para apaciguar la
ira de su hermano, como el hecho de enviar sus niños y muchos
presentes, antes de verle. Sin duda, Esaú se debió haber
conmovido al ver los niños de Jacob y por eso le perdonó la vida.
La bendición que Jacob peleó aquella noche con el ángel del
Señor fue para que Dios librara su vida de manos de su hermano
Esaú, quien había prometido que le mataría.
Dios bendijo a Jacob esa noche. La Biblia dice:
“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino
Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y
has vencido” (Gn. 32:28).
Nuestra relación con Dios está íntimamente relacionada con
nuestro prójimo. Dios le dijo a Jacob que había luchado con Dios
por su bendición, y también, había vencido a los hombres. Es
importante aprender a pelear con las armas espirituales, no con
estrategias puramente humanas o carnales.
25
Jacob había luchado para liberarse de la esclavitud a la que

le había sometido su suegro (Gn. 31:38-42). Ahora se enfrentaría
a su hermano y Dios le profetizó que vencería también.
La bendición por la que Jacob luchó aquella noche, fue por
su propia vida. Su hermano había prometido matarle; pero, Dios
le libró de la ira de Esaú, quien le perdonó la vida.
6. ¿Fluía leche y miel en la tierra prometida?

“Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y
sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a
tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo”
(Éx. 3:8).
Dios le prometió a Israel darle una tierra que fluía leche y miel.
Eso significa que era buena para el pasto de ganado, por tanto,
podían producir mucha leche. Y la miel significa que la tierra era
buena para que las abejas produjeran miel. No era que fluía leche
y miel de forma literal. A propósito, estas tierras le fueron
quitadas a sus moradores y dadas a Israel a causa de su pecado:
“Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y
no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni
el extranjero que mora entre vosotros (porque todas estas
abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que
fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); no
sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como
26
vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros” (Lv. 18:

26-28).
Dios es el dueño del universo, y le da la tierra a quien quiere, de
acuerdo con su voluntad y amorosa justicia.
7. ¿Prohíbe Dios que se pronuncie su Nombre?
Dios no prohibió que se pronunciara su santo Nombre en Israel.

Todo lo contrario, cuando Moisés le pregunta por su nombre,
Dios primero le dice: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY
EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO
SOY me envió a vosotros” (Éx. 3:14).
Pero, inmediatamente, le dio su nombre personal para ser
reconocido con el: “Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los
hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de
Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a
vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me
recordará por todos los siglos” (Éx. 3:15).
La pregunta es: ¿Por qué los judíos no pronuncian el nombre
de Dios? En parte, eso ha hecho que se pierda la pronunciación
de su santo nombre. La razón es sencilla, los judíos confundieron
su temor reverente a Dios con un miedo morboso.
Es claro en las Escrituras que Dios dio a conocer su nombre
genérico: Elohim; luego su nombre personal: Jehová o Yahveh.
Hay muchas sugerencias acerca de la pronunciación original del
o nombre de Dios en hebreo (YHWH).
Lo cierto es que no hay necesidad de seguir enredando lo
sencillo. Dios reveló su nombre para ser pronunciado y en
español es Jehová. Es correcto pronunciarlo así. Lo que Dios
27
prohibió fue usar su Nombre, en vano: “No tomarás el nombre

de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente
Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éx. 20:7).
De aquí nace la errada interpretación que da a luz la
confusión de los judíos. Ellos se sentían indignos de pronunciar
el santo Nombre de Dios por su condición pecaminosa. No
porque Dios lo haya prohibido, pues Él mismo le reveló su santo
Nombre a Moisés: Jehová.
Uno de los extremos en esa concepción errada del pueblo
judío se nota cuando quisieron matar a Jesús por llamar Padre a
Dios. Este verso muestra el enojo de los judíos:
“Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque
no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también
decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a
Dios” (Jn. 5:18).
Debido a su profundo grado de intimidad con su Padre celestial,
Jesús le llamaba Abba al Padre, que quiere decir Papi o Papito;
tal como un niño llama cariñosamente a su padre en casa.
Los cristianos de la Iglesia primitiva también adoptaron ese
nivel de confianza con Dios que tenía Jesús, al llamar al Padre
Abba o Papito. La Biblia dice:
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de
adopción, por el cual clamamos: !Abba, Padre!” (Ro. 8:15).
El judaísmo tiene la centrípeta tendencia a monopolizar el texto
bíblico, dándole una interpretación basada más en la tradición y
aplicando atributos divinos a su idioma e incluso arguyendo que
los demás idiomas son espurios.
Dios habla a cada ser humano en su propio idioma, tal como
hizo el día de Pentecostés, que le habló a cada uno en su propio
28
idioma (Hch. 2:8). Incluso los padres de la Iglesia primitiva le

dieron la misma sacralidad al idioma griego, en el que se escribió
la Septuaginta y el Nuevo testamento.
Los idiomas son solo el instrumento que Dios usa para
comunicarse con cada persona en su propio idioma. El hebreo no
es el idioma del cielo; es el idioma en que Dios le habló al
pueblo judío (por razones obvias) era el idioma que entendían.
Existe una tendencia marcada del judaísmo a que los
cristianos gentiles se judaícen, culturicen y hablen por obligación
su idioma (hebreo) y muchos cristianos ingenuos se fascinan con
ese idealismo acerca del judaísmo cayendo dicha necedad.
Esa idea es incoherente y desafina con el respeto que se le
debe a cada cultura. Dios habla en una lengua inteligible a cada
persona de la tierra. El idioma es solo el medio de comunicación.
Lo más importante es el mensaje que Dios transmite.
La Biblia no prohíbe que se pronuncie El santo nombre de
Dios: Jehová. Todo lo contrario, Dios dijo que así se le conocería
para siempre (Ex. 3:15). Solo advierte que no se use en vano.
Es de hacer notar que, el nombre Señor (Se-or) que usan los
judaizantes como substituto para Jehová, tampoco es correcta,
algunas veces en la Biblia la palabra Baal, se usa como Señor y
esta procede de un dios pagano y detestable para Dios. La Biblia
dice que, a Dios no le agrada que le llamen Señor:
16
En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi (mi
Esposo), y nunca más me llamarás Baali (mi Señor).
17
Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y
nunca más se mencionarán sus nombres (Os. 2:16-17).
29
Sara llamaba mi Señor (Baali) a Abraham en un sentido de

respeto (1 P. 3:6). También era la palabra con que los esclavos se
dirigían a sus amos. En español señor se le llama a un amo o a
una persona cualquiera. Jesús dijo a sus discípulos que no les
llamaría siervos, sino amigos, que es una relación más íntima y
de confianza (Jn. 15:15).
Israel desconoce esta relación íntima con Dios hoy día, pero
vendrá el tiempo en que reconocerán al Mesías y esta relación
será restaurada y gozarán de comunión íntima con Dios:
Hablando del futuro glorioso de Israel, la Biblia dice:

5
Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos
es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de
toda la tierra será llamado (Is. 54:5).
El pueblo judío no tiene revelación de las Escrituras en este

momento, porque rechazaron al Mesías, quien envió al Espíritu
Santo para iluminar a la Iglesia en la tierra:
13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta,
sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir (Jn. 16:13).
Jesús dijo a sus discípulos que ellos entenderían los misterios

del reino de Dios, pero el resto de los judíos quedarían
30
espiritualmente ciegos, sin revelación del evangelio a causa de su

continua desobediencia y rebeldía a la voz de Dios:
10
Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del
reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que
viendo no vean, y oyendo no entiendan (Lc. 8: 10).
Vendrá el tiempo cuando los judíos se convertirán a Jesús, el
Mesías. Entonces será cuando Dios les enviará su Espíritu Santo
para les guie al conocimiento de la Verdad. Las Biblia dice:
26
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
27
piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos,
y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez. 36:27-
27).
8. ¿Qué representa el maná?

Dios le dio a comer mana a Israel en el desierto:
“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del

cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción
de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi Ley, o no”
(Éx. 16:4).
31
El maná era enviado por Dios desde el cielo cada día. La Biblia
dice que era para probar la fe del pueblo. Ellos debían depender
de Dios cada día para su alimento. Pero, más allá del alimento
divino enviado desde el cielo, que ya era un gran milagro, el
maná era simbólico como explicó Jesús.
Los judíos le pedían señales a Jesús para creer en Él, y le dieron

el ejemplo de Moisés, quien les dio el maná a comer:
“Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que
veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres
comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del
cielo les dio a comer” (Jn. 6:30-31).
Jesús les explicó que, el maná era simbólico, y que el verdadero

pan del cielo era el mismo que había descendido del cielo:
“Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio

Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero
pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió
del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos
siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el
que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree,
no tendrá sed jamás” (Jn. 6:32-35).
El hecho de que, Dios enviara el maná cada día, era para que se
mantuvieran humildes y dependieran de Él. Por eso la oración
modelo dice: “El pan nuestro de cada día danos hoy” (Mt.
6:11). Dios quiere que sus hijos dependan totalmente y día a día
32
de Él. Es de hacer notar que la palabra pan, aquí significa

alimento, no es el pan de harina común como lo conocemos.
9. ¿Qué vio Moisés en las espaldas de Dios?
“El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le

respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y
proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré
misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente
para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi
rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún
Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la
peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una
hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que
haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis
espaldas; mas no se verá mi rostro” (Éx. 33:18-23).
La Biblia señala que, no hay hombre que vea el rostro de Dios y

viva, solamente los que sean glorificados (Ap. 22:3-4). Este
concepto era muy conocido para los judíos, por eso Gedeón
cuando vio al ángel de Dios, pensó que moriría (Jc. 6:22-23).
La Biblia dice que Moisés hablaba cara a cara con Dios,

como se hablan los amigos; pero no veía su rostro, solo una
apariencia y escuchaba su voz:
“No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.

Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras;
33
y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis

temor de hablar contra mi siervo Moisés?” (Nm. 12:7-8).
En su experiencia, Isaías solo vio las vestiduras de Dios,

cuando estaba sentado en su trono (Is. 6:1). Cuando Juan subió a
la presencia de Dios, también vio a Dios sentado en su trono;
pero no pudo distinguir su rostro, solo describe que vio un
aspecto parecido a brillosas perlas, como el color del jaspe y la
cornalina (Ap. 4:2-3). Pero no vio su rostro.
Cuando Moisés le pidió a Dios ver su gloria, le dijo lo siguiente:
“Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro”.
Al pasar todo su bien delante de Moisés, implica que

experimentaría su gloria y gran poder. Luego dice:
“y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti”.
Después de pasar Dios delante de Moisés, le daría a conocer a

quien era Él. Habría palabras, porque le dice que proclamaría su
Nombre delante de él. Eso implica que Dios le manifestaría
algunos de sus misterios o características a Moisés para que le
diera a conocer al pueblo y a la humanidad en general.
Luego Dios cubrió el rostro de Moisés, para que no le

pudiera ver y le mostró sus espaldas. Esta palabra ha sido de
mucha intriga para los estudiosos de la Biblia. Es posible que, al
proclamar su Nombre y mostrarle solo sus espaldas, se refiera a
34
la revelación que Dios le dio a Moisés de lo que había sucedido

antes, en la creación (el Génesis).
Dios le había mostrado la Ley a Moisés, pero en esta ocasión

le muestra sus espaldas (el pasado). Es posible que se refiera al
pasado, a la historia de la creación; revelación que luego Moisés
escribiría, pues antes de Moisés, no se tenía un relato de la
creación.
Es posible que, las espaldas de Dios, se refiera a que Dios le

reveló a Moisés lo que aconteció en el principio. El relato de la
creación de los cielos y la tierra, que luego Moisés escribió en el
libro del Génesis. Jesús dijo que sus obras daban testimonio de
Él (Mt. 11:2-6; Jn. 5:36, 14:11). Asimismo, la creación de Dios,
sus hechos, dan testimonio del Creador.
10. ¿Por qué el pecador debía morir inmediatamente

bajo la Ley?
 La paga del pecado es la muerte

Desde el principio, Dios le dio libre albedrío al ser humano para
elegir libremente. No obstante, Dios le advirtió a la primera
pareja que el día que comieran del árbol de la ciencia del bien y
del mal, morirían. Así fue como, la muerte entró en la
35
humanidad, por la desobediencia. Eso implica que no fue la

voluntad de Dios que el ser humano muriera.
Como solución, Dios le dio la Ley a Moisés, a fin de que el
pueblo se mantuviera bajo la bendición divina y eligieran
voluntariamente la vida. Aun así, bajo la Ley, era también
voluntario obedecer:
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra
vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la
bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que
vivas tú y tu descendencia” (Dt. 30:19).
La Ley procuraba dar solución al pecado y la muerte,
desatados por la desobediencia de la primera pareja. Pero, el ser
humano no pudo cumplir con las demandas de la Ley a causa de
su continua inclinación al pecado y el mandamiento que era para
dar vida, terminó matándole a causa de su propia debilidad y la
efectividad de la Ley contra el pecado (Ro. 7: 10).
Lo que falló con esta solución, no fue la Ley, si no el ser
humano. De cualquier manera, el ser humano hizo inefectiva la
Ley para salvación. De esa manera, Dios envió a Jesús para
propiciación de nuestros pecados.
 Jesús pagó por nuestros pecados

Jesús, en su cuerpo cargó, con el pecado de la humanidad, venció
la muerte y a Satanás, pagando así el precio de la redención de
nuestra condena (Col. 2:13-15).
Eso implica un cambio en la aplicación de la Ley; ya que la
Ley, fue un pacto invalidado por Israel y fue necesario establecer
un Nuevo Pacto (Jr. 31:31-32), el pacto de la Gracia hecho por
medio del sacrificio de Jesús en la cruz (Mr. 14:24).
36
Este Nuevo Pacto establece que, Jesús pagó todos los pecados de
la humanidad en la cruz, quitando la maldición que la Ley nos
había imputado por nuestra desobediencia.
Ahora (bajo el Nuevo Pacto de la Gracia) Jesús perdona y
justifica gratuitamente al pecador que le recibe por la fe en su
corazón y le obedece. Este Nuevo Pacto de la Gracia, nos libra
de toda maldición de la Ley y condenación del pecado.
Así se soluciona el problema del pecado humano; pero, aun
así, es voluntario recibir a Cristo o rechazarlo. De tal manera
que, la bendición del Nuevo Pacto se hace efectiva solo en los
que creen. Bajo el Pacto de la Ley, la vida o la salvación se
obtenía por medio de la obediencia a la Ley; pero, el que la
quebrantaba debía morir irremisiblemente de forma inmediata,
porque la muerte fue la consecuencia del pecado original.
Para beneficio de aquellos que tratan de echar toda la culpa
del pecado sobre Adán, hay que recordarles que Adán es
culpable de haber introducido el pecado y la muerte en la
humanidad, pero él no es culpable de nuestro pecado personal.
Dios juzgará a cada uno por su respuesta al mensaje de
salvación, cuando se adquiere el conocimiento para hacer la
diferencia entre el bien y el mal, a temprana edad.
Es de hacer notar que, en todas las épocas (antes, durante la Ley
y en la Gracia) es voluntario obedecer a Dios. Eso implica que
nadie se condena automáticamente a la muerte eterna, solo por el
pecado de Adán, sino por su respuesta o decisión ante el mensaje
de salvación.
Volviendo al tema de la muerte en el Antiguo Testamento,
donde el que la quebrantaba debía morir por el testimonio de dos
o más testigos. Cristo quitó esa muerte inmediata, ya que Él
murió en nuestro lugar. En la Gracia, Dios nos da la oportunidad
37
de arrepentirnos mientras estamos vivos, para perdón de nuestros

pecados (Hb. 9:27). En la Ley no era así, el pecador debía morir
inmediatamente por su pecado. Solo podemos decir: “Gracias a
Dios por su Gracia”.
11. ¿Tiene Dios un cuerpo espiritual?
La mayoría de los estudiosos de la Biblia, describen a Dios como

un ser espiritual, amorfo. Pero: ¿Qué dice la Biblia al respecto?
Se sabe por la Biblia que Dios es espíritu:
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:24).
La pregunta es: ¿Dios tiene alguna forma? Porque, el hecho de
que Dios sea espíritu no significa que no tenga forma espiritual.
En la Biblia se encuentran diversos pasajes que describen a Dios.
Isaías dice que vio a Dios sentado en su trono y que sus
vestiduras llenaban el templo:
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado
sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el
templo” (Is. 6:1).
Isaías dice que: Dios estaba sentado en su trono (este concepto
se repite constantemente en la Biblia). Algunos argüirán que
estos son antropomorfismos, pero estos casos se dan cuando se
trata de explicar a Dios desde la distancia; pero, en este caso,
Isaías fue llevado al trono de Dios donde le vio sentado y
escuchó su voz (no vio su rostro, solo sus vestiduras).
Lo mismo vio Juan cuando fue llevado al cielo. Él dijo:
“Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono
establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el
38
aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de

jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco
iris, semejante en aspecto a la esmeralda” (Ap. 4:2-3).
Juan también vio a Dios sentado en su trono en el cielo.

Recordemos que este es el testimonio de profetas que fueron
llevados al trono de Dios. A Juan se le dijo: “Sube acá”.
Ezequiel también, vio a Dios en su trono:
“Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía

la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y
sobre la figura del trono había una semejanza que parecía
de hombre sentado sobre él” (Ez. 1:26).
Ezequiel es específico en señalar que vio a Dios, sentado en su

trono en forma de hombre. Esto concuerda cabalmente con las
Escrituras, que señalan que el hombre fue hecho a imagen de
Dios (Gn. 1:26). En ninguna parte de la Biblia dice que el
hombre sólo se parece en el sentido espiritual. Si el hombre es
imagen de Dios, Dios debe parecerse en su forma al hombre (la
mujer fue hecha después, de la costilla del hombre). Alguien
puede argüir que no hay hombre que vea a Dios y viva. Pero, lo
que Dios le dijo a Moisés fue, que nadie podía ver su rostro:
“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá

hombre, y vivirá. Después apartaré mi mano, y verás mis
espaldas; mas no se verá mi rostro” (Éx. 33:20, 23).
39
Esto encaja cabalmente con la descripción de Dios de los que

fueron llevados a su trono; ninguno describe el rostro de Dios:
pero, sí su figura en forma humana. Por lo menos eso es lo que la
Biblia revela, lo demás son opiniones.
Daniel también vio a Dios como un anciano (forma de

hombre) que se sentaba en su trono:
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó

un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y
el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de
fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente” (Dn. 7:9).
Daniel vio cuando el anciano se sentó en su trono (significa que

antes estaba de pie) y también vio sus vestiduras blancas.
Micaías también, vio a Dios sentado en su trono:
“Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a

Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos
estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda” (1 R. 22:19).
El testimonio que confirma todo lo que vieron los profetas, es el

de Jesús, quien se sentó en el trono de su Padre en el cielo. Él
dijo: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi
trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre
en su trono” (Ap. 3:21). Jesús dio testimonio que el Padre tiene
su trono, porque Él se sentó en el trono de su Padre.
40
Juan no solo vio a Dios sentado en su trono, también vio su

mano. En los siguientes versos se ve como Jesús toma el libro de
la mano derecha del Padre:
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el

trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con
siete sellos. Y vino (Jesús), y tomó el libro de la mano
derecha del que estaba sentado en el trono” (Ap. 5:1, 7).
Otros versos también hacen alusión a los pies de Dios: Nah. 1:3;
Mt. 5:35; Sal. 18:9. La evidencia bíblica muestra que Dios tiene
un cuerpo espiritual en forma humana.
12. ¿Un espíritu maligno de parte de Dios?
La Biblia dice que:

“El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba
un espíritu malo de parte de Jehová” (1 S. 16:14).
¿Cómo es posible que, un espíritu malo de parte de Jehová
atormentara a Saúl? Si la Biblia dice que: Dios no puede tentar a
nadie, ni Él puede ser tentado por el mal:
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de
parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el
mal, ni él tienta a nadie” (Stg. 1:13).
En Dios no hay ápice de maldad:
“Este es el mensaje que hemos oído de Él, y os anunciamos:
Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Jn. 1:5).
41
En el primer verso dice que un espíritu de parte de Jehová

atormentaba a Saúl; pero, eso no implica que Dios lo envió de su
propia voluntad. Se sabe por las Escrituras que Saúl fue muy
desobediente y guardó odio en su corazón contra David, sin
razón alguna, solo por envidia. Implica que los demonios lo
atormentaban a causa de su propio pecado.
Pero ¿Qué significa que era un espíritu malo de parte de
Jehová el que atormentaba a Saúl? La respuesta más correcta es
que era permitido por Dios; no que Dios lo envió a atormentarlo
de su propia voluntad. Pero, una respuesta más satisfactoria está
fuera de este pasaje.
Es importante entender como el judío entendía a Dios en esa
época. Porque, antes de Cristo había algunos conceptos que no
estaban tan claros acerca de Dios. Fue Jesús, quien vino a revelar
estas verdades eternas acerca de Dios.
En la mentalidad judía, que se puede notar en todo el
Antiguo Testamento, existía la idea de que, tanto el bien como el
mal, procedían de Dios. Eso lo cambia todo, y da la respuesta a
la pregunta inicial. Veamos los siguientes versos:
“¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor
no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo
bueno?” (Lm. 3:37-38).
Job también repite este concepto, diciendo:
“Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres
fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y
el mal no lo recibiremos?” (Job 2: 10 a).
Dios puede permitir que juicios sean ejecutados por fuerzas
del mal; pero, no significa que Él genera el mal de su propia
voluntad. Al decir que, lo permite, es en el sentido de que Él, lo
podría detener con su poder. Pero, Dios no puede ir en contra de
42
su propio carácter. Dios es justo, y el bien y el mal son una

decisión de cada ser humano, no son una imposición arbitraria de
Dios. En el siguiente caso se nota que Dios le dio permiso a un
demonio de ejecutar un juicio:
“Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel,
para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía
así, y otro decía de otra manera. Entonces salió un espíritu
que se puso delante de Jehová y dijo: Yo le induciré.
Y Jehová le dijo: ¿De qué modo? Y él dijo: Saldré y seré

espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Y
Jehová dijo: Tú le inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo
así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira
en la boca de estos tus profetas; pues Jehová ha hablado el
mal contra ti” (2 Cr. 18: 19-22).
En este caso, se nota que Dios les permitió a los demonios

que fueran espíritus de mentira en la boca de los falsos profetas,
porque ellos abrieron, voluntariamente, su corazón a la mentira.
No fue Dios que, de su voluntad, envió los demonios.
Los demonios se ofrecieron porque tenían acceso y poder sobre

los falsos profetas, porque abrieron su corazón a los demonios de
mentira para que entraran. Los demonios pueden entrar en
cualquier persona que les abre la puerta.
13. ¿Es Satanás, hijo de Dios?
43
Satanás fue un querubín precioso y protector del trono de Dios;

pero, a causa de su orgullo y maldad fue expulsado del cielo y se
convirtió en un ser malo y despreciable que corrompió su
condición original (Ez. 28:11-19). Implica que, Satanás, el ser de
maldad tal como se le conoce hoy día, no fue originalmente
creado en esa condición por Dios. Él se convirtió en un ser
espantoso a causa de su propia maldad:
“!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!

Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el
monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados
del abismo” (Is. 14:12-15).
Aunque, Satanás tiene cierto poder limitado (hasta donde

Dios le permite), él está sujeto a la autoridad y soberanía divina.
Por eso, en ciertas ocasiones (cuando Dios lo permite), él
comparece ante Dios. Esto es porque no tiene a donde ir. Aunque
no obedece a Dios, está sujeto a la soberanía de Dios.
En esta ocasión leemos que se presenta ante Dios:
“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos

de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1:6).
44
El texto no dice que Satanás sea hijo de Dios; sino que se

apareció entre ellos. Es obvio que estaba allí porque Dios le
había citado previamente para darle testimonio de Job, porque
Dios tenía un plan. Dios lo sabe todo y cuando pregunta, no es
porque quiere saber. Él le dijo a Satanás:
“Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes?

Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y
de andar por ella” (Job 1:7).
Esto solo demuestra que todo está sujeto a Dios y todo lo

que sucede está bajo su completo conocimiento y absoluto
control. La Biblia dice que Satanás acusa a los hijos de Dios en
el cielo:
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha

venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche” (Ap. 12:10).
Satanás se presenta ante Dios, no porque tenga comunión con Él;

sino, porque no puede hacer nada sin su permiso. Esto habla de
la soberanía de Dios. Satanás no puede ir más allá de lo que Dios
lo permite. Satanás tiene poder limitado y Dios, siendo justo,
solo le permite llegar hasta donde el ser humano lo permita.
Satanás tiene límites, por eso debe dar cuentas ante Dios.
45
Con los hijos de Dios, Satanás tiene límites más estrictos

todavía; no les puede tocar sin el permiso de Dios. Eso fue lo que
pasó en el caso de Job, debió pedir permiso previo a Dios, antes
de tocarle. Pero, no fue algo injusto, Dios se lo concedió para
probar a Job, a fin de exaltar aún mas a Job. Lo mismo sucedió
con Pedro, Satanás debió pedir permiso a Dios, antes de tocarle:
“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os

ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he
rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto,
confirma a tus hermanos” (Lc. 22:31-32).
Así que, no hay comunión entre Dios y Satanás. No obstante,

Satanás se presenta ante Dios (cuando Dios lo permite), porque
Dios está en control absoluto de toda su creación, aun de Satanás
y sus demonios, quienes deben dar cuenta de todas sus acciones.
Talvez, alguien se preguntará: Si Dios tiene todo el control

¿Por qué no detiene el mal? Pero, Dios no puede ir en contra de
su propio carácter y voluntad. Él les dio libre albedrío a todas sus
criaturas. Incluso, Satanás se reveló contra Él, en el cielo porque
tiene voluntad propia. Dios no obliga a sus criaturas a
obedecerle. Eso mismo pasó con el ser humano, que desobedeció
de su propia voluntad a Dios en el Edén y sigue esclavo del
pecado porque obedece a Satanás.
Por tanto, Satanás no es hijo de Dios; pero, por cuanto fue

creado por Dios en su estado original como un querubín, no
46
puede estar, ni actuar fuera del control de Dios, pues está sujeto a
los límites que Dios le ha establecido.
14. ¿Qué significado tiene Azazel en la Biblia?
 Las simbologías en la Biblia

Toda la Biblia, está destinada a dar testimonio de Jesús (Jn.
5:39). Jesús es el espíritu de la profecía o la razón por la que se
genera, como dice la siguiente versión:
“Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”
(Ap. 19:10 – versión LBLA).
La Biblia está llena de simbolismos acerca de la vida de Cristo;
porque toda la Escritura está destinada a dar testimonio de Él.
Para el caso, Moisés fue un mediador entre Dios y el pueblo de
Israel (Gá. 3:19), pero era solo una simbología del verdadero
mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo (1 Ti. 2:5).
Así también, Azazel encierra una simbología que hay que
estudiar con detalle, debido a las muchas especulaciones que se
han hecho de esta figura.
 El simbolismo de Azazel
La expiación del pecado en el Antiguo Testamento encierra una
simbología con relación a la remisión de los pecados en el
Nuevo Testamento (Hb. 7, 8 y 9).
La simbología del sacrificio del macho cabrío de Azazel, se
da en el marco de la expiación anual que hacía el sumo
sacerdote, primero por los pecados suyos, los de su familia, y
después los del pueblo (Hb. 8:3, 10:1).
47
Dios habló a Aarón que debía ofrecer en sacrificio un

becerro de su propiedad, para hacer expiación por su pecado y el
de su familia: “Y hará traer Aarón el becerro de la expiación
que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa”
(Lv. 16:6). Luego el pueblo debía dar a Aarón dos machos
cabríos para ofrecerlos a Dios en sacrificio por la expiación de
sus pecados y un carnero para el holocausto (Lv. 16:5). Esta
expiación se hacía por pecados no de muerte, ni intencionales
(Hb. 9:7). En pecados conscientes y atestiguado por dos o más
personas, constituía una muerte irremisible (Hb. 10:28).
En cuanto a los dos machos cabríos que el pueblo ofrecía
por sus pecados, uno se sacrificaba a Jehová para expiación del
pecado y el otro para reconciliación se soltaba vivo en el
desierto para Azazel:
“Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una
suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer
Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío
sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo
delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él,
para enviarlo a Azazel al desierto” (Lv. 16:8-10).
Muchas interpretaciones se hacen acerca de quién era Azazel 2.
Una tradición hebrea señala que Azazel, era un lugar en el
2
El macho cabrío era una simbología de Cristo (como el Cordero
de Dios) quien se entregó asimismo en sacrificio para cargar con todos
los pecados del mundo, fuera del campamento (Hb. 13:12). Azazel
puede simbolizar al mal, la hora de “la potestad de las tinieblas” de la
que Cristo habló (Lc. 22:53b), en el momento en que a Satanás se le
permitió darle muerte al Hijo de Dios.
48
desierto, un precipicio donde el macho cabrío era enviado para

ser destruido3. Otros creen que se refiere a Satanás.
Lo que es obvio en las Escrituras es que, todas las cosas
pertenecientes al culto del Antiguo Testamento encierran un
simbolismo acerca del sacrificio de Cristo (Hb. 10:1), y eso es lo
importante de este pasaje.,
De los dos machos cabríos, el que era enviado a Azazel, no
se dice que era sacrificado (como el de Jehová), solo era soltado
en el desierto. Así como Cristo sintió el abandono del Padre en
su hora de dolor, al salir fuera de la ciudad para morir por la
humanidad (Mr. 15:34).
Se pueden resaltar varios aspectos del simbolismo del macho
cabrío para Azazel, por el rito de Aarón:
“Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho
cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de
los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados,
poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo
enviará al desierto por mano de un hombre destinado para
esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las
iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el
macho cabrío por el desierto” (Lv. 16:21-22).
Este rito señala que:
a. El macho cabrío era presentado vivo por Aarón ante Dios
(Cristo, fue inmolado vivo); cargaba todos los pecados e
iniquidades de Israel (Cristo cargó todos los pecados del
mundo en su cuerpo, Is. 53:6).
3
Ver, Comentario Bíblico Mundo Hispano. Lv., Nm., Dt. Ed.
Mundo Hispano, USA. 2002. p. 98.
49
b. El macho cabrío era enviado fuera del campamento (al

desierto) donde eran enviadas las personas inmundas de
Israel a fin de no contaminar al pueblo, como los leprosos,
también los pecadores que eran lapidados por quebrantar la
Ley (Lv. 24:14). Cristo también fue sacado fuera de la
ciudad de Jerusalén, para dar su vida y cargar con todos los
pecados de la humanidad.
c. En el macho cabrío se cargaba los pecados del pueblo. Cristo
se hizo maldición por nosotros (Gá. 3:13).
La Biblia relaciona ese evento de los cuerpos de los animales
sacrificados en el templo, y quemados fuera del campamento,
como una simbología de Cristo:
“Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a
causa del pecado es introducida en el santuario por el
sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo
mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”
(Hb. 13:11-12).
Jesús fue crucificado fuera de la ciudad y allí se hizo, asimismo,
maldición; para librar a sus hijos de toda maldición de la Ley:
“Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el
que es colgado en un madero)” (Gá. 3:13).
La muerte de Cristo, fuera del campamento (Jerusalén)
donde eran enviadas las personas inmundas, guarda relación con
el macho cabrío enviado al desierto para ser destruido y resume
el propósito del gran sacrificio de redención de Cristo, quien fue
molido (destruido) por los pecados de la humanidad (Is. 53:5) y
en cuyo cuerpo cargó toda la maldición de la Ley.
50
Ciertamente, Jesús sufrió la muerte en manos de Satanás;

pero, no fue un sacrificio al mal, sino que se dio, asimismo, en
sacrificio a Dios para redimir al ser humano del pecado.
El error en que se puede incurrir al leer este pasaje es pensar
que este era un sacrificio a Satanás (lo cual es prohibido en la
biblia, Ex. 34:11-17). Era necesario que Jesús muriera por la
humanidad; pero, Él puso su vida de sí mismo, porque era
necesario que venciera a la muerte por medio de su muerte (Hb.
2:14): “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida,
para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder
para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre” (Jn. 10:17-18).
Cuando un pasaje, verso o palabra de la Biblia parezca
contradecir la misma Biblia; sin duda, será el lector el que lo
interpreta mal. Dios no se contradice. Él no cambia jamás (Nú.
22:19; Mal. 3: 6; Stg. 1:17).
15. ¿Se arrepiente Dios?
 Dios no cambia
La Biblia afirma que Dios es inmutable, no cambia:
“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no

habéis sido consumidos” (Mi. 3:6).
Lo que Dios dice se cumple:
51
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre

para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo
ejecutará?” (Nm. 23:19). Ver, 1 S. 15:29.
La Biblia dice que, ni siquiera hay sombra de variación en Dios:
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo

alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni
sombra de variación” (Stg. 1:17).
No obstante, en otros pasajes de la Biblia pareciera que Dios se

arrepiente o cambia, como en el siguiente:
“Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la

tierra, y le dolió en su corazón” (Gn. 6:6).
Si bien, Dios se arrepintió de haber hecho al ser humano, y le

dolió en su corazón, no detuvo el curso de la humanidad. Hizo
un juicio (el diluvio); pero, su plan siguió hacia adelante. Eso
demuestra que Dios no cambio su plan original, pero hizo
justicia, precisamente, porque Él no cambia. Él es justo.
Otro aspecto que hay que tomar en cuenta del pasaje es el

lenguaje bíblico. Los escritores usaban conceptos humanos para
poder explicarles a sus oyentes las acciones de Dios. Estos se
llaman antropomorfismos, que es atribuirle a Dios, ciertas
características humanas. A Dios le dolió en su corazón haber
hecho al hombre (sintió dolor); pero, no echó atrás su plan con
los seres humanos. Siguió hacia adelante, porque Él no cambia.
52
 ¿Cambió Dios al quitarle su promesa a Elí?
Dios le dio la promesa del sacerdocio a Elí, y a su descendencia,

para siempre:
“Y harás vestir a Aarón las vestiduras sagradas, y lo

ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi sacerdote.
Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las
túnicas; y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis
sacerdotes, y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo,
por sus generaciones” (Éxodo 4:13-15).
Dios escogió la tribu de los levitas para que fueran sacerdotes.

De esta, Aarón y sus descendientes fueron elegidos para el sumo
sacerdocio, y de esa línea ininterrumpida venía Elí. No obstante,
Dios le quitó el sacerdocio y se lo dio a otra familia levita:
“Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho

que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí
perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal
haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me
desprecian serán tenidos en poco” (1 S. 2:30).
¿Significa esta decisión que Dios cambia? Todo lo contrario.

Esto afirma que Dios no cambia su esencia. Las promesas de
Dios siempre están sujetas a la obediencia de sus criaturas.
53
El sacerdocio levítico tenía sus propias demandas. La misma

lámina que portaban los sacerdotes levitas en su frente, habla de
la naturaleza de su llamado, debían ser santos: “Harás además
una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura
de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ” (Éx. 28:36).
Todas las promesas divinas están sujetas a la obediencia de

sus hijos. Cuando se hace un contrato hay que leer las letras
pequeñas, porque son parte del trato. Los sacerdotes levitas
debían ser santos y Elí y sus hijos corrompieron el sacerdocio
divino, por eso Dios se los quitó.
En ninguna parte de la promesa decía que, aunque los levitas

fueran pecadores, Dios les mantendría la promesa. Al contrario,
el sacerdocio levítico debería ser santo para mantener la
promesa. Eso estaba bien claro en todas las ordenanzas que Dios
le dio a Moisés acerca de los levitas y ellos lo sabían. Dios no
cambió en este caso. Al contrario, demostró que Él, no puede ir
por encima de su propio carácter, justicia y rectitud.
No obstante, cuando Dios tiene que tomar una decisión de

juicio a causa del pecado, primero le da oportunidad al ser
humano para que se arrepienta. Pero eso solo confirma que, Dios
no cambia, porque, Él es amor y no quiere la muerte del impío.
Es por esa razón que, en muchos casos de la Biblia, Dios

detuvo sus juicios, porque la gente se arrepintió y Él les perdonó.
Tal es el caso de la ciudad de Nínive, a quienes Dios les envió al
54
profeta Jonás para advertirles del juicio a fin de que se

arrepintieran de su pecado y Dios los perdonó, porque se
arrepintieron (Jonás 3). La Biblia dice que, la misericordia
triunfa sobre el juicio (Stg. 2:13).
En este caso, Dios tornó su decisión para bien de los

ninivitas porque esa fue la razón por la que les envió un
mensajero, para que se arrepintieran de su pecado a fin de que no
murieran. Dios mostró que Él no cambia, Él es justo y castiga el
pecado; pero, es todo amor para mostrar misericordia al que se
arrepiente y le busca.
16. ¿Habló la adivina de Endor con Samuel?
(1 Samuel 28:3-5).
 La Biblia no se contradice
Estamos ante un pasaje que ha sido muy comentado y ha
causado mucha confusión entre los cristianos. Los pecadores que
tienen en su corazón la afición por el ocultismo encuentran en
este verso una excusa para justificar dichas prácticas.
Lo cierto es que, reafirmamos lo que hemos dicho desde el
principio en este libro, la Biblia no se contradice y cuando así
parezca, será el lector quien está errado en su interpretación.
55
Una manera sencilla de comprobar si estamos entendiendo

mal un pasaje, es tomar todos los versos que hablan de ese tema
en la Biblia; si todos dicen lo mismo y un texto nos parece
contradecir el resto, será por lo que nosotros entendemos, no por
lo que el texto quiere decir por sí mismo.
Muchos factores pueden influir en este aspecto, desde el
lenguaje bíblico que es antiguo, las traducciones de los idiomas
originales al lenguaje en que se lee, los prejuicios y
preconcepciones del que lee, etc.
En nada nos debiera asustar el hecho de que un pasaje de la
Biblia parezca contradecir a otro. Lo importante es estar
convencidos de que Dios es inmutable. Él no cambia su Palabra.
A medida que los años han pasado, existe más luz para
interpretar las Escrituras. Tenemos más fuentes históricas a la
mano y recursos para estudiar el texto bíblico, siempre con la
iluminación del Espíritu Santo.
 ¿Por qué le apareció Samuel a la adivina?

En este pasaje, una adivina llama a Samuel, quien ya está en el
cielo, y éste se le aparece. ¿Cómo sería eso posible, si Dios
prohíbe invocar muertos y todo tipo de ocultismo? (Dt. 18:10).
De entrada, sabemos que hay algo en el texto que no estamos
entendiendo, porque la Biblia no se contradice y todo tipo de
ocultismo es prohibido en la Biblia. La respuesta tiene que estar
en algo que se nos escapa en una lectura ligera.
En primer lugar, hay que conocer la conexión que hubo entre
el profeta Samuel y el rey Saúl. La Biblia dice que Samuel fue el
profeta que ungió a Saúl como el primer rey de Israel, por
56
mandato divino (1 S. 10:1). Saúl era un joven tímido y dependía

bastante de la tutoría del profeta Samuel (1 S. 10).
Saúl desobedeció constantemente a Dios, por esa razón, fue
desechado por Dios como rey (1 S. 13:13-14). Al morir Samuel,
Saúl quedó desprovisto de consejo y dirección en su reinado.
Ante una batalla que se aproximaba, Saúl decidió invocar a
Dios por ayuda; pero, Dios ya se había apartado de él y no le
hablaba ni por sueños, ni por los sacerdotes o profetas (1 S.
28:6). Saúl había prohibido consultar adivinos durante su
reinado; pero, se había desviado tanto de Dios que, en su locura
y desesperación porque Dios no le hablaba, él mismo decidió
consultar a una adivina:
“Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni
por sueños, ni por Urim, ni por profetas. Entonces Saúl
dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu
de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella
pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una
mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación” (1 S.
28:6-7).
La mujer invocó a Samuel y el texto dice que apareció en escena:
“La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él
respondió: Hazme venir a Samuel. Y viendo la mujer a
Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl,
diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y
el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer
respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un
hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces
entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra,
hizo gran reverencia” (1 S. 28:11-14).
57
¿Es posible que un santo (hijo de Dios) pueda aparecer vivo? En

la Biblia hay algunos casos donde se ha dado este tipo de
manifestación; pero, se debe aclarar que estos son santos (hijos
de Dios, no pecadores muertos) y que aparecieron por designio
divino, no por invocación de alguien. Después de la muerte de
Cristo, muchos santos resucitaron y aparecieron en Jerusalén:
“Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos
que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los
sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la
santa ciudad, y aparecieron a muchos” (Mt. 27:52-53).
Estos santos resucitados, aparecieron para dar testimonio de

Cristo y son parte de las primicias de la resurrección (1 Co.
15:23). Es posible que, este evento, se refiera al pasaje donde
Cristo llevó cautiva la cautividad (Ef. 4:8), pues muchos
intérpretes de la Biblia afirman que fue cuando Jesús trasladó el
paraíso desde el centro de la tierra (donde estaba ubicado) hacia
el cielo, como lo confirma el relato del rico y Lázaro (Lc. 16).
La adivina de Endor también vio que Samuel subió de la tierra,

porque el paraíso y el Hades estaban en el centro de la tierra
(uno frente al otro), antes de la muerte de Cristo (Lc. 16:26).
En otro caso bíblico, Elías y Moisés aparecieron

conversando con Jesús en presencia de algunos apóstoles. Esto
pudo haber sido una epifanía, pues Pedro, claramente, quiso
hacer enramadas para cada uno de ellos:
58
“Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros
que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres
enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para
Elías” (Mt. 17:3-4).
Si hubiese sido una visión, Pedro no habría pensado en hacer

enramadas. Se debe aclarar que, en ambos casos mencionados,
esto sucedió por voluntad divina; no por una invocación humana
de muertos. Solo Dios tiene el poder sobre la vida y la muerte.
En el texto, se nota que la mujer se asusta al ver a Samuel.

Implica que no esperaba que esa manifestación ocurriera. No era
parte de su plan ver a Samuel, pues los adivinos obran por medio
de poderes demoníacos y muchas mentiras para engañar.
Es posible que, en esta ocasión, como en las antes mencionadas,

Samuel apareciera porque Dios le quiso hablar a Saúl acerca de
su muerte que sería al siguiente día. Eso tenía mucha relevancia
para todo el pueblo de Israel (era un anuncio a toda la nación).
No fue porque la mujer haya hecho subir de su voluntad a

Samuel; si no, porque Dios siempre le hablaba a su pueblo y
Samuel ya había partido. También, para darle una oportunidad
de conversión a la adivina, pues quizá nunca había tenido una
experiencia con el verdadero Dios de Israel.
59
Dios es Todopoderoso y soberano, pero una cosa es cierta

del pasaje, Dios condena la hechicería (Dt. 18:9-14) y el ser
humano no tiene poder sobre la vida, ni la muerte.
Por tanto, esta mujer no tuvo nada que ver con dicha
manifestación, fue casual que haya estado involucrada en los
intereses del rey y la nación de Israel en ese momento.
Cuando los médiums afirman hablar con muertos; en

realidad, son demonios que toman la garganta del médium e
imitan la voz del muerto. Todo eso es proscrito en la Biblia. Esta
manifestación no tuvo nada que ver con la adivina, ni justifica
ningún tipo de adivinación.
Es posible que Dios, en su soberanía, le haya hablado a Saúl

de que moriría al siguiente día, porque él lo eligió como rey. Lo
hizo para advertirle al pueblo de Israel lo que sucedería con su
rey, a fin de que se prepararan para aceptar la voluntad divina y
la consecuente elección del nuevo rey, David.
Independientemente de nuestra forma de entender este

pasaje, lo cierto es que, en algo debemos estar de acuerdo los
cristianos: Dios condena la hechicería y todo vestigio de
satanismo (Lv. 19:26, 31; Ap. 21:8, 22:15).
17. ¿Sacrificó Jefté a su hija?
(Jueces 11).
60
a. La influencia cultural y su efecto en los hijos de Dios
Estamos ante un pasaje bíblico muy complicado para la mente

cristianizada. Eso implica que, estamos tan llenos de Cristo y de
su Gracia que nos es difícil comprender la mentalidad de
aquellos que vivieron antes, y durante la Ley.
El conocimiento de aquella generación no era tan profundo como

el nuestro, pues nosotros hemos sido alumbrados por Jesús,
quien trajo la revelación de los grandes misterios del Padre que
estuvieron ocultos por muchos siglos (Ro. 16:25-26; Ef. 3:3-5).
Es claro que los cristianos que viven más cerca de los últimos
tiempos gozan de un acceso más amplio al conocimiento bíblico,
que todos los que les han antecedido.
Eso se debe a la gran cantidad de literatura histórica relacionada

a la Biblia, a nuestro alcance y al cumplimiento de las profecías
bíblicas ante nuestros ojos. Por eso, la Biblia dice que la tierra
será llena del conocimiento de Dios en el futuro reino del Mesías
(Is. 11:9; Hb. 2:14); así que, hemos venido de menos a más,
hasta que lleguemos a lo perfecto (1 Co. 13:10).
La Biblia advierte que, no debemos hacer votos a la ligera,

ante Dios (Ec. 5:1-7). Eso le pasó a más de uno en la Biblia. En
ese sentido, algunas personas cometieron el error de hacer votos
apresurados ante Dios. Ese fue el caso de Jefté:
“Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los

amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las
61
puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso

de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en
holocausto” (Jc. 11:30-31).
Se deben aclarar dos cosas de entrada, antes de comentar

este pasaje: 1) Dios condena los sacrificios humanos (Dt. 18:9-
14). 2) Dios no le pidió este sacrificio a Jefté; él hizo un voto
apresurado, de su propia voluntad.
Es posible que, debido al paganismo que rodeaba las tierras

bíblicas, estas tenían cierta influencia en la mentalidad de aquella
época. Tal como hoy día, muchos cristianos aceptan como
legítimas muchas prácticas sociales que, en esencia, son ajenas a
la vida cristiana.
En una ocasión, Dios probó la fe de Abraham pidiéndole que,

sacrificara a su único hijo, el que Dios le había dado en su vejez:
“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a

Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y
vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre
uno de los montes que yo te diré” (Gn. 22:1-2).
El pasaje afirma que Dios lo hizo solo para probar la fe de

Abraham; no porque le agradara, ni que lo permitiría. Pero, una
prueba para que sea válida, debe ser legítima. De allí que, en esta
prueba se nota que, en la mentalidad de esa época, los sacrificios
62
humanos eran parte de las prácticas paganas alrededor de las

tierras bíblicas e influían en la mentalidad de los hijos de Dios.
El debate más álgido de este pasaje es saber, si Jefté

sacrificó a su hija. El texto dice:
“Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su

hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era
sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y
cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: !Ay, hija
mía! en verdad me has abatido, y tú misma has venido a
ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová,
y no podré retractarme.
Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado

palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste,
ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos
de Amón. Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto:
déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes,
y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. El entonces
dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus
compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo

de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca
conoció varón. Y se hizo costumbre en Israel, que de año en
año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de
Jefté galaadita, cuatro días en el año” (Jc. 11:34-40).
63
Antes de comentar el pasaje, es necesario aclarar que Dios no

tuvo que ver con el voto que hizo Jefté. El quedó enlazado por
sus propias palabras. También, hay que resaltar que, en la
mentalidad de esa época, la palabra de un rey tenía mucho valor
y Jefté era un caudillo.
Otro elemento para tomar en cuenta es el que advertimos

antes; si bien, los sacrificios humanos son condenados en la
Biblia, no eran vistos de la manera que lo entendemos hoy, que
gozamos de la revelación del Evangelio de Cristo.
Dicho lo anterior, el pasaje señala claramente que Jefté cumplió

su voto: “Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo
de ella conforme al voto que había hecho”.
El pasaje no deja dudas e incluso, dice que endechaban o

lloraban a la joven cada año para recordarla, cosa que se hace
solo con los muertos: “Y se hizo costumbre en Israel, que de
año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija
de Jefté galaadita, cuatro días en el año”.
Muchos cristianos pretenden, con palos y piedras,

salvaguardar la dignidad de Dios en este caso; pero, no hay
necesidad. Dios no tuvo nada que ver con ese sacrificio. Fue el
voto imprudente de Jefté lo que lo metió en dicha situación.
Los cristianos inmaduros intentarán ayudar a Dios para

librarlo de esta “situación”; sin advertir, que son ellos los que
necesitan ayuda a causa de su inmadurez y débil conciencia para
64
comprender la Biblia. Se debe aclarar también que, si la joven

murió como afirma el relato, su alma no se perdió porque ella
fue inocente de dicho acto.
La gran lección que nos deja este relato es que no se deben

hacer votos a la ligera. Si bien, nuestra mentalidad ha cambiado
con relación a aquella época, y nadie se atrevería a ofrecer votos
contrarios a la voluntad de Dios revelada en la Biblia, que nos es
de común conocimiento a los hijos de Dios; también es cierto
que todavía podemos hacer votos apresurados que nos pueden
dejar en deuda con Dios. Tal fue el caso de Ananías y Safira, que
murieron como juicio por no cumplir su palabra acerca de lo que
le habían prometido voluntariamente a Dios (Hch. 5:1-11).
En otro caso bíblico, el rey Saúl hizo un voto apresurado,

poniendo bajo maldición al que comiera durante un día de batalla
y el mal cayó sobre su hijo (Jonatán):
“Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel

día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo:
Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que
haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y
todo el pueblo no había probado pan” (1 S. 14:24).
El hijo de Saúl (Jonatán) no supo del voto y comió miel. Saúl lo

supo y le iba a matar para cumplir su voto; pero, el pueblo libro
su vida aconsejando a Saúl que desistiera de su imprudente voto:
65
“Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has

hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo: Ciertamente gusté un
poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano;
¿y he de morir? Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun
me añada, que sin duda morirás, Jonatán.
Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán,

el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será
así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza
en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo
libró de morir a Jonatán” (1 S. 14:42-45).
Jonatán fue librado por el pueblo que usó de sabiduría para librar
su vida de la muerte. Saúl tampoco fue culpado por Dios en este
caso, pues Dios no le pidió que hiciera ese voto apresurado. Jefté
no tuvo consejeros sabios que le aconsejaran para librar a su hija
de la muerte ante un voto imprudente.
18. ¿Un profeta de Dios, mentiroso?
(1 Reyes 13).
En este pasaje bíblico, se narra la odisea de un joven profeta, con
poca experiencia, a quien Dios ungió con gran poder para
realizar una misión en la ciudad de Bet-el.
El joven fue valiente, y llevó su mensaje profético al mismo
altar pagano, y estando allí el rey Jeroboam, profetizó que
nacería un rey llamado Josías, quien sacrificaría los huesos de
los sacerdotes paganos en ese mismo altar:
66
“He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino

de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para
quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra
de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí
que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el
cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos
que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos
de hombres” (1 R. 13:1-2).
Este joven fue muy valiente, ya que no solo obedeció llevar el
fuerte mensaje ante el mismo altar pagano; si no que arriesgó su
vida, pues el rey estaba ese día allí haciendo sacrificios y le
podía matar. Además, dio una señal como evidencia de que su
profecía era verdadera. El advirtió que el altar se rompería:
“Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal
de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará,
y la ceniza que sobre él está se derramará” (1 R. 13:3).
Cuando Jeroboam (uno de los reyes mas perversos de Israel)
escuchó la profecía del joven profeta, extendió su mano en una
orden para prenderlo y matarlo, pero la mano se le secó e
inmediatamente el altar se rompió de acuerdo con la señal que
había dado el joven profeta:
“Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios,
que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su
mano desde el altar, dijo: !Prendedle! Mas la mano que
había extendido contra él, se le secó, y no la pudo
enderezar. Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del
altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado
por palabra de Jehová” (1 R. 13:4-5).
67
El rey, sorprendido, le pidió al joven que orara por él para que la

mano le fuese restaurada. El joven oró y la mano se le restauró al
rey. Hasta aquí, el joven había obtenido una gran victoria y sus
profecías se habían cumplido a cabalidad y de inmediato (que es
la señal de un verdadero profeta de Dios, Dt. 18:21-22); pero
estaba a punto de pasar su mayor prueba de obediencia, ya que
Dios le había advertido que no regresara por el mismo camino
que fuera y que no comiera ni bebiera en Bet-el, quizá en
rechazo al pecado de aquella ciudad:
“Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y
comerás, y yo te daré un presente. Pero el varón de Dios
dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría
contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar.
Porque así me está ordenado por palabra de Jehová,
diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el
camino que fueres” (1 R. 13:7-9).
Aquí es donde aparece un viejo profeta que moraba en Bet-el,
quien al escuchar los hechos del joven profeta y la advertencia
que Dios le había dado de no comer, ni beber en Betel, quiso
ponerlo a prueba, pero lo hizo con engaño:
“Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de
una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de
Judá? Él dijo: Yo soy. Entonces le dijo: Ven conmigo a
casa, y come pan. Mas él respondió: No podré volver
contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé
agua contigo en este lugar. Porque por palabra de Dios me
ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses
por el camino por donde fueres. Y el otro le dijo,
68
mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel

me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele
contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.
Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió
agua” (1 R. 13:14-19).
Es obvio que Dios no se contradice y cuando eso parezca así,

alguien estará errado o existe una duda razonable que tiene una
respuesta verdadera. En este caso, el viejo profeta mintió y Dios
no aprueba su mentira, ni avala a dicho profeta; pero, de
cualquier manera, la orden se le había dado al joven profeta y él
no obedeció. Por tanto, murió por su desobediencia:
“Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de

Jehová al profeta que le había hecho volver. Y clamó al
varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo
Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová,
y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te
había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste
agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no
comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el
sepulcro de tus padres. Cuando había comido pan y
bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. Y
yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su
cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el
león también junto al cuerpo” (1 R. 13:20-24).
69
Se debe tener el cuidado de creer erradamente que Dios aprobó

el engaño del viejo profeta. Lo que provocó el juicio sobre el
joven profeta fue su desobediencia a la voz de Dios, no las
palabras del viejo profeta. Por otro lado, el viejo profeta mintió;
así que, él también quedó bajo el juicio divino (si no se
arrepintió, antes de morir).
La lección para aprender aquí es que no podemos ir por la vida

esperando que otros hagan las cosas bien para nosotros hacerlas.
Muchos cristianos viven sus vidas viéndose en el espejo de otros
e imitando lo que otros hacen. La Biblia dice que Dios pagará a
cada uno, según sus obras (Ro. 2:6). El malogrado joven murió
por su desobediencia a Dios. Eso nos muestra lo poco que puede
durar un ministerio genuino, sin la debida instrucción.
El viejo profeta nos muestra cómo se puede tener muchos
años en el ministerio; pero, todavía tener escorias de malicia y
residuos de mentira que deben ser limpiadas antes de morir.
Ojalá el viejo profeta se haya arrepentido a tiempo de la mentira
que Dios condena (Ap. 21:8).
Si bien la experiencia cuenta en el ministerio (si es buena);
no siempre los años en el ministerio son sinónimos de integridad
y ejemplo digno de imitar. Se debe aprender lo bueno de las
personas y lo malo se debe desechar. Tampoco la juventud, por
sí misma, debe ser un símbolo de inmadurez. Se puede ser joven
y a la vez obediente y maduro. Pablo le dijo a Timoteo que nadie
tuviera en poco su juventud (1 Ti. 4:12).
La Biblia muestra que, aun las señales falsas pueden
cumplirse a fin de probar nuestras convicciones:
70
Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de

sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere
la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en
pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no
darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de
sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro
corazón, y con toda vuestra alma (Dt. 13:1-3).
La falsa profecía, aunque proceda de personas llamadas “siervos
de Dios” puede cumplirse a fin poner a prueba nuestra fe en el
Dios de la Biblia.
19. ¿Tuvo miedo Elías de Jezabel?
“Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo:

Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a
estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para
salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó
allí a su criado” (1 R. 19:2-3).
Tradicionalmente, algunos predicadores se mofan de que Elías,
el profeta que hizo descender fuego del cielo para consumir a sus
enemigos, huyó delante de Jezabel. Pero eso no es como
aparenta.
Jezabel era una bruja que manipulaba el poder en el trono.
Eso implica que Jezabel nunca persiguió personalmente a Elías;
sino que usaba todo el poderío militar para matarle.
71
Jezabel prometió que le daría muerte a Elías, pero usando

todo el ejército de su reino, el cual ella manejaba a su antojo,
pues su marido (el rey Acab) estaba manipulado por ella.
Elías no huyó delante de Jezabel; sino, delante de todo su
ejército. También se debe señalar que el poder de Dios no es una
varita que podamos manejar a nuestro antojo. Dios nos libra
cuando Él quiere, y cuando no, debemos escapar por nuestra
vida. Ese es el instinto natural como seres humanos.
20. ¿De dónde trajeron comida los cuervos a Elías?
“Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana,

y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo” (1 R. 17:6).
Cuando Elías profetizó una gran sequía en Israel, Dios le mandó
que se fuera a un arroyo y se escondiera allí. También le
prometió que le enviaría cuervos para que lo alimentaran.
Es bien sabido que los cuervos son uno de los animales más
inteligentes, capaces de abrir puertas y usar herramientas para
adquirir alimentos.
En esta ocasión Dios alimentó a Elías con comida de la
tierra, carne y pan. A diferencia de Israel en el desierto, a
quienes les dio pan del cielo (maná).
Así que, es muy posible que los cuervos trajeran de algún lugar
de la tierra esa comida. Lo milagroso es que fueron dirigidos por
Dios, exactamente dónde estaba Elías. En algunas ocasiones
Dios se vale de sus recursos en la tierra para suplir nuestras
necesidades.
72
Es posible que los cuervos, siendo animales tan inteligentes,

trasladaban esa comida al arroyo porque era el lugar que tenía
agua y ellos necesitaban beber agua, después de comer. Sin ellos
saber que Dios, los dirigía allí para alimentar a Elías. Dios pudo
haber enviado maná del cielo a Elías, pero esta vez se quiso valer
de los cuervos como sus servidores para alimentar a Elías.
Dios obra por senderos misteriosos y a veces usa lo simple
para hacer grandes maravillas.
21. ¿Flotó el hacha?
“Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le

cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: !Ah, señor mío,
era prestada! El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y
él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó
allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la
mano, y lo tomó” (2 R. 6:5-7).
En este relato, Eliseo estaba con los hijos de los profetas y
mientras cortaban árboles a uno de ellos se le cayó el hacha en el
río. Para los que hemos vivido en el campo, eso no es nada
extraño. Lo más común es que el hacha o sea la parte de hierro
se suelta del cabo de palo. En esta ocasión eso fue lo que pasó.
Eso no menoscaba el milagro, pues usualmente los caudales de
los ríos antiguos eran más hondos que los actuales, debido a la
deforestación. Eso hacía difícil encontrar el hacha.
73
El relato muestra que, Eliseo tomo una vara y la echó por la

fe, en el lugar que le habían indicado. Dios guio su mano de tal
manera que metió la vara exactamente en el hueco del hierro y lo
hizo flotar con la vara y se la dio al dueño.
Si la Biblia dijera que Eliseo hizo flotar el hacha por el poder
de Dios, también lo creeríamos; porque nada es imposible para
Dios, pero eso no fue lo que pasó en esta ocasión. Según el
relato, Eliseo se ayudó con un palo o vara para hacer flotar el
hacha. Eso fue un verdadero milagro.
22. ¿Aprobó Dios que Salomón tuviera tantas mujeres?
“Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas;

y sus mujeres desviaron su corazón” (1 R. 11:3).
Al principio, Dios le dio orden a la primera pareja que crecieran
y se multiplicaran. Pero luego en la Ley se ordena el matrimonio
entre una pareja (hombre y mujer, Lv. 20:10).
Cuando el gobierno de Israel pasó de las judicaturas a un
reinado (a petición del pueblo), Dios les dio leyes específicas
acerca de los reyes. El rey debía tener una copia de la Ley, que
leería diariamente para no alejarse de Dios (Dt. 17:18-20).
Salomón olvidó este mandato divino, y si tuvo la Ley, no la
cumplió. Además, la Ley especificaba el cuidado que debía de
tener el rey al tomar muchas mujeres, caballos y riqueza material
para evitar corromper su corazón:
“Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al
pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque
74
Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni

tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se
desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia”
(Dt. 17:18-20).
Las mujeres que tuvo el rey Salomón desviaron su corazón de

Dios. Ellas tenían dioses paganos. A fin de complacerlas,
Salomón les permitía edificar imágenes de sus ídolos en Israel:
“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su

corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con
Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (1 R.
1:3-4).
Dios no aprobó las mujeres de Salomón. Él las tomaba porque su

corazón se corrompió delante de Dios. Es sabido que los reyes de
esa época tenían por costumbre dar sus hijas a otros reyes para
congraciarse con ellos. Salomón cayó atrapado en ese pecado y
su corazón se desvió de Dios como advertía la Ley.
23. ¿Qué significa el secreto de Dios en Jeremías?
“Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho

oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de
su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jr. 23:22).
La Biblia revela que la comunión íntima de Dios, es con los que
le temen: “La comunión íntima de Jehová es con los que le
temen” (Sal. 25:14 a).
75
Este temor reverente a Dios, es típico de aquellos que se

humillan, asimismo, ante Dios como dice Isaías:
“Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y
que tiembla a mi palabra” (Is. 66:2b).
La Biblia está nutrida de testimonios de hombres y mujeres
santos que vivieron en comunión íntima con Dios, en su secreto.
Tal es el caso de Enoc, el cual la Biblia dice que, caminó con
Dios; Noé que fue justo en su generación; Lot hombre justo, en
medio de una generación perversa.
El ejemplo más grande de esa íntima comunión con Dios fue
Jesús, quien se humilló asimismo y vivió en un temor reverente
ante su Padre celestial, mientras estuvo en la tierra:
“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de
la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hb. 5:7).
Un secreto, es algo que no se comparte cualquiera, solo con
gente íntima y confiable. La Biblia dice que Abraham llegó a ser
tan íntimo con Dios, que fue llamado amigo de Dios (Stg. 2:23).
La Biblia muestra que cuando Dios decidió destruir las
ciudades de Sodoma y Gomorra, pensó en compartirle lo que
haría a su amigo Abraham: “Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a
Abraham lo que voy a hacer?” (Gn. 18:17).
Moisés, también gozó de esa comunión con Dios y entró en
la intimidad de su secreto. La Biblia dice que él hablaba cara a
cara con Dios: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como
habla cualquiera a su compañero” (Éx. 31:11).
Algunas versiones traducen la palabra compañero, en este verso,
como amigo. Moisés era amigo de Dios.
76
El secreto de Dios se refiere, al grado de intimidad que

alcanzan los santos que temen a Dios, y que viven en humildad
ante de su presencia.
Ese fue el secreto al que Jeremías tuvo acceso y allí pudo
escuchar la voz de Dios, en medio de una generación que cerró
sus oídos a la voz de Dios y no quisieron entrar en Su secreto.
24. ¿Por qué a hombres se les llama dioses en la Biblia?
“Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del

Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de
los príncipes caeréis” (Sal. 82:6-7).
Una falsa interpretación de este verso puede generar confusión y
hasta herejías como el caso de los mormones, que por interpretar
mal este verso creen que los seres humanos pueden progresar
hasta convertirse en dioses. No se debe olvidar que ese ha sido el
deseo de Satanás, ser como Dios:
“Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el
monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo” (Is. 14:12-14).
77
Esa fue la misma mentira que utilizó para engañar a la primera

pareja en el huerto: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No
moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él,
serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el
bien y el mal” (Gn. 3:4-5).
Cualquiera que busque grandeza para sí mismo en el reino
de Dios, puede utilizar este verso para su propia condenación.
Pero, la Biblia afirma que hay un único y verdadero Dios:
“Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de
los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y
fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6).
No cabe duda de que debe haber algo acerca de este texto
que se nos escapa a simple vista. La palabra usada aquí es
elohim, esta palabra tiene varios usos en la Biblia, se usa para: a)
Dios. b) dioses falsos. c) jueces o autoridades. Nunca tiene la
misma connotación en cada caso que se usa.
En este caso particular se refiere a seres humanos puestos en
autoridad. El contexto muestra la posición de estos jueces por la
exhortación que Dios les hace:
“Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los
dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y
aceptaréis las personas de los impíos? Defended al débil y
al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso.
Librad al afligido y al necesitado; libradlo de mano de los
impíos. No saben, no entienden, andan en tinieblas;
tiemblan todos los cimientos de la tierra” (Sal. 82:1-5).
78
Si fuesen dioses, en el sentido que conocemos esta palabra, no

estarían tan llenos de injusticia por lo que Dios les reprende.
Aunque es la misma palabra que se utiliza en ambos casos
(elohim), en hebreo se distingue que es para Dios cuando se usa
en singular en la oración, y para los jueces en plural.
En el caso anterior, Elohim está en singular para referirse a
Dios, y elohim está en plural para referirse a los jueces: “Dios
está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga.
El mismo contexto del Salmo explica que estos elohim o jueces
son hombres mortales: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos
vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y
como cualquiera de los príncipes caeréis” (Sal. 82:6-7).
El siguiente ejemplo muestra como la palabra hebrea elohim
(en plural) es aplicada a jueces de la tierra:
“Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a
mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante
los jueces (elohim), y le hará estar junto a la puerta o al
poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su
siervo para siempre” (Éx. 21:5-6).
Aquí, la palabra elohim o dioses (plural) se usa para referirse
a jueces humanos que juzgan entre el pueblo. Es claro que
atribuirle el nombre de dioses a hombres en la Biblia, tiene que
ver estrictamente con la gramática del idioma hebreo. donde se
usa la misma palabra para Dios como para jueces; pero, en
singular se le atribuye a Dios y en plural a hombres en autoridad.
79
El caso es que cuando se tradujo del hebreo se usó la misma

palabra en español (que no sigue esa regla gramatical). No se
hizo la diferencia, es una traducción literal del texto. Pero, con
un conocimiento general de la Biblia, solo un necio tomaría ese
texto como pretexto para presumir de dios.
Desde el Génesis, hasta el Apocalipsis, la Biblia muestra que
Dios es el Todopoderoso, creador de todas las cosas existentes.
Ni los ángeles que ven su rostro permiten adoración (Ap. 19:9-
10). La Biblia afirma que Dios no comparte su gloria con nadie:
“Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria,
ni mi alabanza a esculturas” (Is. 42:8).
Por tanto, la palabra elohim usada en el Salmo 82, se refiere a
jueces humanos. No existen otros dioses, ni semidioses; solo un
Dios único, fiel y verdadero.
25. ¿El diezmo es de la Ley o la Gracia?4
 El diezmo es una promesa de bendición a los fieles

Esta pregunta se la hacen muchos cristianos hoy día y hay gran
debate al respecto. No se debe olvidar que el ser humano es
materia y por naturaleza se inclina por el amor a lo material. Así
que, de entrada, se tiene que señalar que el diezmo no es un
asunto de dinero per sé, aunque lo involucra.
4
Para un estudio completo del diezmo, remítase al libro: “EL
DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO”, de mi autoría
(internet).
80
De acuerdo con la Biblia, el diezmo es una promesa divina

de bendición a los obedientes. El diezmo está sustentado en que
Dios, como soberano creador de todas las cosas, es dueño del
mundo y de los que en el habitan (Sal. 24:1).
Dios no necesita nada del ser humano, pero reconocer que de
Dios proceden todas las cosas, beneficia al ser humano. Con el
diezmo se reconoce a Dios como el suplidor de todas las cosas.
Además, al dar primero la décima parte a Dios de lo recibido
de su mano, se le da el primer lugar en la economía.
Recordemos que, el gran reto del ser humano es poner a Dios en
primer lugar en todos los aspectos de la vida. Dios debe estar en
el primer lugar de nuestro corazón, y eso se demuestra con
hechos, no solo con palabras. La obediencia es la manera de
comprobarlo.
El diezmo habla del señorío divino, y nuestra dependencia
de Él. La promesa de bendición, por medio del diezmo, dice así:
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi

casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
La promesa, primero demanda obediencia, pues es por la fe. Tal

como creemos las demás promesas de sanidad y poder en la
Biblia. En esta promesa de bendición y para garantizar su
veracidad, Dios hace un reto que no es común en la Biblia, Él
dice: “Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos”.
81
Dios da la oportunidad de que comprobemos su fidelidad a

sus promesas de bendición. La bendición de los fieles a Dios con
sus diezmos se sustenta con la promesa de bendición,
directamente del cielo. Aunque es necesaria la fe, que deviene en
obediencia. La Biblia dice que: Sin fe es imposible agradar a
Dios (Hb. 11:6). Pero, la promesa no dependerá de las
circunstancias para los fieles. Si hay ventanas abiertas en los
cielos, no hay límites de espacio o condiciones para la bendición.
Está garantizada por el cielo.
Esta promesa es sorprendente y es la única vez que Dios dice,
que Él reprenderá al devorador por sus hijos fieles:
“Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os
destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será
estéril”.
Cuando el cristiano neófito o infiel en los diezmos no sabe la
causa que le hace perder sus bendiciones económicas,
usualmente hace ayuno y oración para reprender al demonio de
pobreza, pero éste nunca se va. Y es que la bendición de Dios, en
la parte económica, no tiene tanto que ver con el ayuno y la
oración; sino, con la fidelidad del cristiano que cumple con su
parte de la promesa de bendición siendo fiel en dar sus diezmos
y ofrendas.
 El diezmo: ¿Es de la Ley o de la Gracia?

La Biblia muestra que Abraham diezmó, antes que la Ley fuera
revelada a Moisés:
82
“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios

Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea
Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu
mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Gn. 14:18-20).
Abraham, no diezmó bajo el pacto de la Ley o el sacerdocio
levítico; el diezmó bajo el sacerdocio de Melquisedec, que es el
sacerdocio de Cristo, que permanece para siempre:
“Porque los otros ciertamente sin juramento fueron
hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le
dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote
para siempre, según el orden de Melquisedec.
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y
los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que
por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto
permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable”
(Hb. 7:21-24).
Abraham diezmó bajo el sacerdocio de Melquisedec, que es un
prototipo de Jesús. Jesús es eterno; por tanto, su sacerdocio
según la orden de Melquisedec, no tiene fin. Este sacerdocio está
vigente, y mas en la era de la Iglesia, cuando Jesús ha sido
manifestado (no solo como Rey y Salvador); sino, como sumo
sacerdote, según la orden de Melquisedec. La Biblia dice:
“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios
Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la
derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio
83
Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa

primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto
es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni
tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante
al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún
Abraham el patriarca dio diezmos del botín” (Hb. 7:1-4).
El sacerdocio de Jesús (según la orden de Melquisedec)
permanece para siempre, por tanto, el diezmo está vigente en la
era de la Iglesia (Gracia):
“Y esto no fue hecho sin juramento; porque los otros
ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero
éste, con el juramento del que le dijo:
Juró el Señor, y no se arrepentirá, tú eres sacerdote

para siempre, según el orden de Melquisedec. Por tanto,
Jesús es hecho fiador de un mejor pacto” (Hb. 7:20-22).
Además, Jesús aprobó el diezmo, cuando dijo: “Mas !ay de

vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda
hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto
os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lc. 11:41-42).
Jesús condenó lo malo de los religiosos judíos de su época; pero,

aprobó lo bueno. En este pasaje condena la injusticia y falta de
amor, pero a la vez, les afirma que no dejen de diezmar. Él dijo:
84
“Esto os era necesario hacer (el amor y justicia), sin dejar

aquello (el diezmo)”.
Jesús no se puede contradecir, asimismo, Él es el sacerdote

eterno, según la orden de Melquisedec. Así que, el diezmo es una
promesa de bendición que está vigente en el Pacto de la Gracia.
Hay otro pasaje que afirma claramente la vigencia del

diezmo en la era de la Iglesia. Este pone en paralelo a los
sacerdotes levitas, que vivían de los diezmos y las ofrendas en la
Ley, con los predicadores del Evangelio hoy día:
“¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas,

comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar
participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian
el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Co. 9:13-14).
Para los que quieren negar el diezmo en la era de la Gracia,

este verso muestra claro su vigencia. La Biblia afirma que, éste
fue un mandamiento de Jesús para los ministros del Evangelio.
26. ¿Habla Dios todavía por medio de sueños y visiones?
La Biblia muestra que Dios habló por medio de visiones y

sueños a los profetas. Dios le habló a José por medio de sueños
(Gn. 37); a Daniel por sueños y visiones (Dn. 2 y 8). Pero ¿Son
los sueños y visiones una manera que todavía utiliza Dios para
hablar a sus hijos? En el Antiguo Testamento se sabía que Dios
hablaba de esa manera (1 S. 28:6). Job dice:
85
“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el

hombre no entiende. Por sueño, en visión nocturna, cuando
el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre
el lecho, entonces revela al oído de los hombres, y les señala
su consejo” (Job. 33:14-16).
Dios prometió que, en los postreros días (después del
Mesías), también hablaría por sueños y visiones:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda
carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones” (Jl. 2:28).
Pedro explicó que este derramamiento del Espíritu se refería a la
era de la Iglesia (Pentecostés). Él dijo:
“Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis,
puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho
por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán
visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños” (Hch. 2:15-
17).
Dios sigue hablando a través de visiones y sueños. Pero, se debe

tener cuidado, porque Satanás puede usar también esos medios.
La Biblia advierte:
25
Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y
sembró cizaña entre el trigo, y se fue (Mt. 13:25).
86
En un mundo saturado por el mal, serán más los sueños y

visiones falsas que las verdaderas. La Biblia advierte del peligro
de los sueños y visiones falsas:
“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de
sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere
la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en
pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no
darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de
sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro
corazón, y con toda vuestra alma” (Dt. 13:1-3).
Satanás puede usar los sueños para todos sus fines: Confundir,
engañar, levantar falsos testimonios, acusar, etc. Nadie debe dar
la cabeza por un sueño o visión. Lo correcto es comunicarlo al
pastor o líder.
Como muestra el verso anterior, Dios puede probar el
corazón por medio de estos sueños, para ver cuan firmes estamos
en nuestras convicciones cristianas. La Biblia dice:
“Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades
y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios” (Ec. 5:7).
Existe el peligro de fascinarse con los sueños y creer que todo
sueño tiene significado espiritual o divino. Se debe afirmar que,
ningún sueño o visión puede contradecir, quitar o agregar a la
Biblia, bajo advertencia de juicio divino (Gá. 1:8).
27. ¿Puede un cristiano estar bajo maldición?5

5
Para un estudio completo acerca del tema de las maldiciones
heredadas, remítase al libro: “No hay Maldición para los Cristianos”,
87
El siguiente pasaje parece señalar la idea de un pecado heredado:

“No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación
de los que me aborrecen” (Dt. 20:5).
Pero, un acercamiento breve al texto nos indica que, no dice que

sea un juicio automático, es decir, que se culpe a los hijos sin
razón por el pecado de los padres. Es de hacer notar que, la
advertencia divina es para: “Los que me aborrecen”.
Si los hijos continuaban en los pecados de sus padres, es

obvio que el juicio les alcanzaría. Pero, no a los que se apartaban
de los pecados de sus padres. Esto es congruente con la justicia
divina, que es de aplicación individual, cada cual dará cuenta de
sus obras (Ap. 20:12-13).
El siguiente verso es claro en señalar que, el hijo no pagará

por el pecado de su padre, ni el padre por el del hijo, cada cual
dará cuenta de sus obras: “El alma que pecare, esa morirá; el
hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el
pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la
impiedad del impío será sobre él” (Ez. 18:20).
Además, si el juicio advertido a los que continuaban en los

pecados de sus padres fuese de manera generacional, también, la
de mi autoría (en internet).

88
bendición prometida a los obedientes les alcanzaría hasta mil

generaciones: “Y hago misericordia a millares, a los que me
aman y guardan mis mandamientos (Dt. 20:6).
Sabemos por la Biblia que la bendición tampoco se hereda

de manera automática, si la persona no obedece a Dios. Por
tanto, la maldición solo aludía a los hijos que seguían
practicando los pecados de sus padres, no a los que se apartaban.
Jesús aclaró la idea errada del pecado heredado cuando sus

discípulos, impulsados por ese concepto le preguntaron, si la
condición de un ciego era producto del pecado de sus padres:
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le

preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó,
éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Jn. 9:1-2).
Jesús rechazó la idea de un pecado heredado:
“Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino

para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Jn. 9:3).
El castigo generacional, advertido en la Ley, era para los hijos

que continuaban en los pecados de sus padres; no para los que se
apartaban del pecado. La Biblia dice, que Cristo nos libró de
toda maldición de la Ley, y los hijos de Dios están bajo la
bendición del Nuevo Pacto:
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que
89
es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la

bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que
por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Ga. 3:13-14).
No hay maldición que afecte a los cristianos que se
mantienen firmes en la fe, y alejados del pecado. La maldición
de la Ley no era automática sobre los hijos de manera
generacional, era advertida a los hijos que voluntariamente
seguían en el pecado de sus padres y no se arrepentían.
NUEVO TESTAMENTO
1. ¿Puede un cristiano ser poseído por demonios?
Esta es una pregunta que tiene su respuesta clara en la Biblia. En

primer lugar, cuando una persona se convierte a Cristo viene a
ser templo del Espíritu Santo:
“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el
cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:17, 19-20).
El Espíritu Santo no puede compartir el cuerpo de un cristiano
con los demonios. No obstante, el cristiano debe mantenerse en
santidad y pureza para no darle lugar a los demonios.
Jesús lo explicó de la siguiente manera:
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por
lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice:
Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla
90
barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete

espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer
estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero”
(Lc. 11:24-26).
En este caso, la persona mencionada fue liberada de demonios;
pero de acuerdo con el texto, cuando el demonio volvió a
visitarle encontró que estaba limpio de todo mal, pero a lo mejor
no perseveró en la fe. El demonio encontró la puerta abierta para
entrar. Además, buscó otros siete demonios para que, esta vez,
no se pudiera soltar tan fácil del pecado.
Jesús les hizo la advertencia de no volver a pecar, a los que
Él liberaba del pecado y del poder de Satanás y sus demonios:
“Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has
sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna
cosa peor” (Jn. 5:14).
El cristiano debe cuidarse de no darle cabida al mal en su vida, a
fin de que las fuerzas del mal no se aprovechen del descuido. En
la Biblia está el ejemplo de Pedro, quien fue usado por Satanás
para estorbar a Jesús en su plan de salvación:
“Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !Quítate de delante de
mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en
las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mt. 16:23).
El cristiano es templo del Espíritu Santo, pero debe mantenerse
en santidad (alejado del pecado); porque, si le abre las puertas al
pecado, los demonios pueden entrar.
No implica que el cristiano viva en constante temor a los
demonios o con miedo de pecar. Solamente se debe mantener en
fiel obediencia a Cristo, pues aun siendo cristiano, es voluntario
mantenerse en obediencia o pecar. El apóstol Pedro explica
91
como el cristiano, después de ser salvo, puede volver al pecado

voluntariamente:
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor
y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son
vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino
de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse
atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha
acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su
vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 P. 2:
20-22).
Es importante explicar que es una posesión demoníaca; porque,
ese es el extremo de la obra de los demonios en una persona. Ese
proceso se puede explicar de la siguiente manera:
1. Tentación: La tentación es la primera etapa. Satanás usa la
seducción para hacer caer al cristiano en el pecado. Pero
ceder a la tentación es voluntario, Satanás no puede obligar
al cristiano a pecar (Stg. 1:12-15).
2. Opresión. La opresión es la tortura que Satanás utiliza
contra el cristiano enviándole dardos a su mente que pueden
ser luego llevados al corazón, donde se gesta el pecado (Ef.
6:16). Estos ataques vienen de diferentes maneras (dudas,
deudas, afanes, problemas familiares, etc.), pero se debe
tener el cuidado de no atribuirle todo a Satanás. Aunque él es
quién genera todo mal, muchas veces es nuestra falta de
conocimiento y sabiduría lo que permite que estos ataques
hagan su efecto. Un cristiano con discernimiento y sabiduría
evitará la mayoría de estos ataques del enemigo.
92
3. Obsesión. En esta etapa los demonios le ganan ventaja al

cristiano inmaduro. Le hacen creer que ellos son más
poderosos de lo que en verdad son (usan mentiras,
manifestaciones visibles, apariciones demoníacas, sueños
perturbadores, etc.). En esta etapa el cristiano llega a ser tan
engañado que debido a que ha crecido su temor por los
demonios, ingenuamente y sin darse cuenta, les atribuye más
poder a Satanás que a Dios. La solución a esto es que el
cristiano reconozca que Dios es más poderoso que Satanás.
El ayuno y la oración son importantes, reprender al
demonio también; pero, mientras no se substituya el temor
por la fe, de nada servirá lo anterior.
La Biblia dice que Dios le ha dado poder al cristiano
sobre toda fuerza del mal: “He aquí os doy potestad de
hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del
enemigo, y nada os dañará” (Lc. 10:19). Los demonios
saben esto, pero ellos esperan que el cristiano esté
convencido. Ellos saben quién titubea en su conocimiento y
fe. El cristiano debe decidir a quién creer, si a los demonios
o a Dios. Hay que advertir que, aunque el cristiano reprenda
día y noche, los demonios se resistirán, hasta que se
reemplace el temor por la fe. Solo se debe ignorar a los
demonios y ellos sabrán que perdieron tu atención
4. Posesión. En esta etapa la persona ha cedido su voluntad a
Satanás y a sus demonios, no tiene control de sí mismo. Dos
cosas pueden hacer libre a la persona, que desee ser libre y
que haya alguien que haga ayuno y oración para echar fuera
los demonios (Mt. 17:14-21).
El cristiano está cubierto de todo mal por la sangre de Cristo,
solo puede ser poseído por demonios, si voluntariamente, le da
93
cabida al mal o abre sus puertas al pecado. El cristiano no es

poseído por un proceso osmótico, como si se le pegasen los
demonios por cualquier lugar donde pasa.
2. Afirma Pedro, ¿qué el bautismo en aguas salva?
En este verso Pedro dice:

“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no
quitando las inmundicias de la carne, sino como la
aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la
resurrección de Jesucristo” (1 P. 3-21).
¿Significa este verso que, el bautismo salva? En ninguna manera.
Reafirmamos que cuando un texto bíblico parezca contradecir
otros textos, será siempre el lector quien está errado, pues Dios
no se contradice. Eso implica que la Biblia tampoco se
contradice, porque es Palabra de Dios.
El bautismo en aguas fue una orden de Jesucristo:
“Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
(Mt. 28:19).
Jesús mismo se bautizó para ejemplo, no porque tenía pecado.
Esa fue la razón por la que Juan no le quería bautizar:
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser
bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito
ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” (Jn. 3:13-14).
94
Jesús explica que es necesario que cumpla todo lo que debe

hacer en su humanidad, bajo la ley, para que nadie le juzgara y
sirviera de ejemplo:
“Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene
que cumplamos toda justicia” (Jn. 3:15).
Volviendo al tema principal, ¿A qué se refiere el apóstol Pedro,
al decir que: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos
salva?”.
En primer lugar, debemos recurrir al contexto inmediato de este
texto o sea al verso anterior (1 P. 3:20) donde Pedro hace una
simbología del diluvio universal como prototipo del bautismo en
aguas, en el cual, morimos al pecado y resucitamos con Cristo
(Ro. 6:4). Asimismo, Noé y su familia, en sentido figurado,
fueron cubiertos por las aguas del diluvio como algo simbólico,
del bautismo cristiano. Pero, Porque dice Pedro que: “¿El
bautismo que corresponde a esto ahora nos salva?”. ¿Cómo es
que el bautismo cristiano nos salva, tal como Noé fue salvo de
las aguas del diluvio?
La simbología encuentra su relación en el hecho de que el
bautismo en la iglesia primitiva era para arrepentimiento de
pecados. En otras palabras, las personas se bautizaban para
arrepentirse de sus pecados. La Biblia dice:
“Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados” (Mr. 1:4).
Hoy día nos es difícil relacionar el bautismo con la salvación
de los cristianos, tal como lo hacían los primeros cristianos
porque, generalmente, en la actualidad las iglesias no bautizan
para perdón de pecados, sino para integrarles oficialmente a la
comunidad de fe cristiana, después de haberse arrepentido, para
95
que sean partícipes de la comunión de los santos (la Cena del

Señor) y que puedan gozar de privilegios.
Eso no implica que debamos practicar el bautismo de
arrepentimiento, tal como lo hacía Juan y la iglesia primitiva por
las siguientes razones:
a. La iglesia primitiva practicaba el bautismo para perdón de
pecados porque a los judíos se les instruía en las Escrituras
desde niños (2 Ti. 3:15) y también conocían la implicación
del agua como símbolo de purificación.
b. Lo que hace la iglesia en la actualidad tiene sentido, a los
gentiles no se les instruye en el conocimiento de la Biblia.
Por tanto, es necesario que conozcan su fe, antes de ser
bautizados.
 ¿Se puede condenar una persona si no se bautiza?

Ya explicamos que el bautismo, por sí mismo, no salva. Pero
ahora surge una pregunta que es similar, ya que, al afirmar una
verdad bíblica no se está negando otra.
Si el bautismo, por sí mismo no salva, entonces, ¿Se puede
condenar una persona si no se bautiza? Aquí entramos en otro
tema de discusión, pues el bautismo aquí solo es el acto, no el
tema principal. El tema central es la desobediencia.
El bautismo fue ordenanza de Jesús y el mismo se sometió
para servir de ejemplo. Así que, si una persona no se bautiza cae
en desobediencia y el pecado no es mas que desobedecer a Dios.
La Biblia dice: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le
es pecado” (Stg. 4:17).
Si una persona tiene la oportunidad, el tiempo y cumple los
requisitos para bautizarse y no lo hace, peca. O si teniendo el
96
tiempo no hace su esfuerzo para arreglar todo lo que le impida

bautizarse, peca, y la paga del pecado es muerte (Ro. 6:23).
Así que, no sería el bautismo, por sí mismo, lo que
condenaría a una persona que siendo cristiano no se bautiza y
muere, si no su desobediencia al mandato divino. Si un cristiano
no se bautiza, pudiendo hacerlo, peca y es condenado por su
desobediencia si muere en esa condición. Salvo que la muerte le
sorprenda, sin que haya dependido de él. El ladrón de la cruz no
tuvo oportunidad de bautizarse, y Jesús le dijo que ese mismo día
se verían en el paraíso (Lc. 23:42-43).
 ¿Por qué se bautizó en el nombre de Jesús en la iglesia

primitiva?
Jesús ordenó que la fórmula bautismal debe ser así:
“Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
(Mt. 28:19).
Esa es la forma en que se debe bautizar: “En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, así lo ordenó Jesús.
No obstante, en el libro de los hechos, hay diversos versos
que solo mencionan el bautismo en el nombre de Jesús. Eso tiene
su explicación, leamos el siguiente verso:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:38).
Un dato interesante encontramos en el hecho de que, los
cristianos primitivos por orden de Jesús, se bautizaban en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
97
No obstante, el bautismo de Juan era conocido por su

nombre, asi que, una vez manifestado Jesús, los cristianos ya no
se bautizaban en el bautismo de Juan; sino, en el de Jesús.
Juan tuvo sus propios discípulos que bautizaban (Mt. 9:14;
Jn. 4:1-2). Pedro y Andrés fueron dos de los discípulos de Juan
que luego siguieron a Jesús (Jn. 1:35-42). Una vez llegado Jesús
los cristianos se bautizaban en su Nombre.
Estos dos bautismos se pueden notar cuando Pablo estuvo en
Éfeso, ellos le dijeron a Pablo que habían sido bautizados en el
bautismo de Juan:
3
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos
dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizó
con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en
Jesús el Cristo (Hch. 19:3-4).
No obstante a que los discípulos de Éfeso, ya habían sido
bautizados con el bautismo de Juan, cuando escucharon la
explicación de Pablo acerca de Jesús, se bautizaron nuevamente
en el nombre de Jesús:
5
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús (Hch. 19:5).
En este pasaje se nota que, algunas personas bautizadas con el
bautismo de Juan, incluso desconocían quien fuese Jesús, pues
no habían conocido el cumplimiento de la llegada de Mesías.
Es de suponer que Juan bautizó durante algún tiempo, antes
que Jesús apareciera, y que durante ese tiempo muchos se
bautizaron en las aguas, pero sólo conocían el bautismo de Juan.
En el libro de Hechos se relata que un judío llamado Apolos,
solo conocían el bautismo de Juan y debió ser instruido mas en el
camino del Señor:
98
24
Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural
de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
25
Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo
de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo
concerniente al Señor, aunque solamente conocía el
bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la
sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le
tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino
de Dios (Hch. 18;24-26).
Esto demuestra el énfasis que los apóstoles de daban al bautismo
en el nombre de Jesús, pues era para diferenciarlo del bautismo
de Juan. De hecho, Pedro es quien suele mencionar el bautismo
en el nombre de Jesús porque él fue antes, un discípulo de Juan.
Así que, él ahora había creído en el Mesías y enfatizaba el
bautismo en nombre de Jesús con relación al anterior, el de Juan.
Dios es UNO y la Biblia es clara en señalar que: El Padre,
El Hijo y El Espíritu Santo, es un solo Dios, en tres personas:
“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre,
el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1 Jn. 5:7).
Si Pedro enfatiza el bautismo en el nombre de Jesús es para
reconocer que Jesús es el Mesías anunciado por Juan. El
bautismo de Juan era solo para preparar el camino del Señor y
dar testimonio de Jesús.
3. ¿Está vigente el Don de hablar en otras lenguas?
99
La razón para responder esta pregunta es sencilla, y es que la

vigencia del don de hablar en otras lenguas o glosolalia crea gran
debate entre las diferentes denominaciones.
Por un lado, están los cristianos que han experimentado el
don de hablar en otras lenguas por el Espíritu Santo y como
Pedro, pueden decir: “Porque no podemos dejar de decir lo
que hemos visto y oído” (Hch. 4:20).
Por otro lado, están los cristianos a los que no se les ha
enseñado la vigencia de los dones espirituales en la actualidad,
porque no forma parte de las doctrinas de su iglesia. Tal como
encontró Pablo a los hermanos de Éfeso:
“Les dijo (Pablo): ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando
creísteis? Y ellos le dijeron:
Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces
dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En
el bautismo de Juan. Dijo Pablo:
Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento,
diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría
después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre
del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban” (Hch. 19:2-6).
Un cristiano puede creer en Jesús como salvador, pero no creer
en la sanidad divina o el don de lenguas, esa es su decisión.
Jesús enseñó que creer en el poder de Dios depende de cada
cristiano. Dios no obliga. En el siguiente pasaje, Jesús les habla a
sus discípulos, que ya habían creído en Él como Salvador, pero
les dice que las señales de su poder solo seguirán a los que sean
capaz de creer en su poder, aunque sean cristianos:
100
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre

echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán
sus manos, y sanarán” (Mr. 16:17-18).
Cuando Jesús dijo: “Estas señales seguirán a los que creen”, no
se refiere a los que creen en Él como Salvador en general; pues
ellos ya creían en Jesús como salvador. Se refiere a los que creen
en su poder, que Él es capaz de hacerlo.
Hay que tener el cuidado de no leer el pasaje corrido, sin
hacer la pausa en los dos puntos, como erradamente se lee.
El pasaje dice: “Estas señales seguirán a los que creen: En mi
nombre echarán fuera demonios”.
Nótese que primero dice: “Estas señales seguirán a los que
creen:”, hay dos puntos y se hace la pausa, aludiendo a los que
tengan fe de entre sus discípulos. Jesús no está hablando con
pecadores en esta ocasión, está motivando a sus discípulos a
tener fe en su poder. Jesús arengó constantemente a sus
discípulos a tener fe en su poder. Como muestra el siguiente
caso, donde no pudieron echar fuera un demonio:
“Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron:
¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les
dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo que, si
tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte:
Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”
(Mt. 176:19-20).
Quiere decir que la fe para ver el poder de Dios manifestado
depende de cada cristiano. Luego les dice: En mi nombre
101
echarán fuera demonios. Primero hay que creer, luego se puede

actuar en su Nombre, que es sobre todo nombre (Fil. 2:9).
Toda esta explicación sirva para demostrar porque algunos
cristianos creen en la vigencia de los dones espirituales en toda
la era de la Iglesia y otros no creen. Porque creer depende de
cada uno. No obstante, la Biblia responde nuestra pregunta
inicial claramente, y muestra que el bautismo de fuego y el don
de hablar en lenguas está vigente para toda la era de la Iglesia.
Cuando el Espíritu Santo descendió en Pentecostés y bautizó
a los discípulos con el don de lenguas, algunos pecadores decían
que estaban borrachos. Entonces, el apóstol Pedro, se levantó
entre la multitud para aclarar de que se trataba aquella
manifestación (Hch. 2).
Después de un discurso conmovedor de Pedro, el pueblo se
compungió de corazón y les preguntaron a los apóstoles: ¿Qué
debían hacer? La respuesta de Pedro aquel día, es la respuesta
bíblica a la pregunta de la vigencia del bautismo de fuego y el
don de lenguas para toda la Iglesia, según los versos siguientes:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el
Señor nuestro Dios llamare” (Hch. 2:38-39).
La Biblia afirma que, la promesa del don del Espíritu Santo es
para cuantos el Señor nuestro Dios, llamare”.
Se debe afirmar que el don del Espíritu Santo, tal como se
dio en Pentecostés, se siguió manifestando desde la iglesia
primitiva, hasta el día de hoy. La Biblia muestra que Pedro fue
102
enviado a los gentiles, a casa de Cornelio, y allí bautizó el

Espíritu Santo a todos los que estaban reunidos:
“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu
Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles
de la circuncisión que habían venido con Pedro se
quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se
derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que
hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (Hch.
10:44-46).
Muchos años después, lo mismo sucedió entre los gentiles,
después de la conversión de Pablo, cuando él predicó en Éfeso:
“Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban” (Hch. 19:6).
La Biblia evidencia que el bautismo en el Espíritu Santo es para
cuantos el Señor llamare. También muestra que no solo se dio el
día de Pentecostés; si no que siguió entre los gentiles.
Si la Biblia evidencia que ésta promesa es para toda la era de
la Iglesia: ¿Por qué muchos cristianos no creen en la vigencia del
bautismo en Espíritu Santo hoy día? Porque creer depende de
cada cristiano. Y menos creerá alguien si se le enseña a dudar,
aun con la evidencia bíblica.
En el afán de negar el bautismo en Espíritu Santo y el don de
hablar en otras lenguas, se han usado versos fuera de contexto,
como el siguiente: “El amor nunca deja de ser; pero las
profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia
acabará. Porque en parte conocemos, y en parte
profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que
es en parte se acabará” (1 Co. 13:8-10).
103
Hay quien usa este verso donde dice que cesarán las lenguas
para refutar el don divino de hablar en otras lenguas. Este pasaje
habla del tiempo del fin, donde ya nadie profetizará mas, dice
que todo esto se acabará “cuando venga lo perfecto”.
Lo perfecto no puede ser ahora, sino hasta que se acabe el
pecado y el Mesías venga a reinar a la tierra. Pero, más allá de
estas diferencias en las creencias de cada cristiano, por encima
de eso está el gran amor de Dios y la salvación que nos es
común. Nadie se salva por creer o no en el don de lenguas (si
bien, quien no cree se pierde esa bendición), la salvación de
nuestra alma depende de creer o rechazar a Jesús como Salvador.
Lo sabio es que quien no conoce lo que ha sucedido en toda
la era de la Iglesia hasta hoy día (con relación al bautismo en
Espíritu Santo) no juzgue lo que no conoce, porque la Biblia
advierte que la blasfemia contra el Espíritu Santo es un pecado
imperdonable:
“Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será
perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere
alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no
le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mt.
12:31-32).
Existe el peligro de atribuirle a Satanás, las obras de Dios; como
hicieron algunos judíos del tiempo de Jesús, cayendo en
blasfemia (Lc. 11:15) o hacer burla del don del Espíritu Santo.
 ¿Qué es la blasfemia contra el Espíritu Santo?
104
Uno de los argumentos que más utilizan los profetas falsos para
manipular personas, por medio de la profecía, es la “blasfemia
contra el Espíritu”.
El profeta asegura, que si no hacen lo que él dice les va a caer
fuego del cielo o se van a morir mañana. Pero ¿Qué es en verdad
la blasfemia contra el Espíritu?
La blasfemia contra el Espíritu no es juzgar una profecía,
porque la Biblia le da ese derecho a la Iglesia: “Asimismo, los
profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen” (1 Co. 14:29).
Ningún profeta debe resistirse a que sus palabras sean juzgadas
por la Iglesia. Es un mandamiento divino (1 Co. 14:37). Si el
profeta no quiere que se juzgue su profecía en la Iglesia, que
calle y no hable. Nadie puede estar por encima de la autoridad de
la Iglesia.
La blasfemia contra el Espíritu, de la cual Jesús habló,
consiste en atribuirle a Satanás de forma deliberada y consciente,
las obras de Dios. De la blasfemia contra el Espíritu, Jesús dijo:
perdonado a los hombres. Mas la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere
alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no
le será perdonado, en este siglo ni en el venidero” (Mt.
12:31-32).
Jesús habló aquí a los fariseos, quienes lo acusaban de echar
fuera demonios por el poder de Satanás (v 26), para no aceptar
su divinidad y denigrarlo ante el pueblo. Pero, la blasfemia
consiste en que los fariseos rechazaron las obras de Jesús siendo
conscientes de que el Espíritu Santo de Dios era quien obraba los
105
milagros. Ellos se lo atribuían intencionadamente a Satanás para

no reconocer a Jesús como el Mesías y la gente no le siguiera.
Si un cristiano no está seguro que algo proceda de Dios, y el
profeta quiera obligarle a creer, no debe sentirse intimidado.
Ningún cristiano está obligado a creer u obedecer las
palabras de un profeta; pues, aunque procedan de Dios, Él
respeta la decisión de cada ser humano. Juzgar una profecía no
es blasfemar contra el Espíritu Santo, porque es un derecho que
Dios le dio a la Iglesia.
También, hay que advertir, el cristiano tiene una lucha férrea
y continua contra todas las mentiras de Satanás desplegadas en
todas las estructuras del mundo. Es normal que vengan malos
pensamientos, y hasta deseos de ofender a Dios, porque nuestra
naturaleza humana se resiste a obedecer a Dios.
Martín Lutero dijo: “Puedo permitir a las aves que vuelen
sobre mi cabeza; pero, no voy a permitir que hagan nido en
ella”. Estos pensamientos malos le pueden venir al cristiano mas
devoto. Es peligroso que, después de estos pensamientos, nuestra
mente nos acuse de blasfemia o el mismo Satanás.
Se debe recordar que, la blasfemia contra el Espíritu no es
una simple idea o deseo carnal de ofender a Dios que pasa por la
mente; lo cual se puede reprender o pedir perdón a Dios.
La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en rechazar
abiertamente las obras de Dios; oponerse y atribuírselas
conscientemente a Satanás. Otra acción que se debe evitar, para
no exponerse a una blasfemia contra el Espíritu Santo, es hacer
burla de los dones del Espíritu Santo.
106
4. ¿Puede el cristiano ser perfecto en la tierra?
“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que

está en los cielos es perfecto” (Mt. 5:48).
 La imperfección de la Ley y la perfección de la Gracia de

Cristo.
Este verso, parece sugerir que, el cristiano puede ser perfecto;
porque Dios no puede pedir algo que no se pueda cumplir. Sin
embargo, debemos analizar a quien va dirigida la demanda y
como esta alude a todos los cristianos.
La demanda de perfección de Jesús a sus discípulos, tiene su
propio contexto en diferentes pasajes bíblicos. En este pasaje, Él
está haciendo una comparación entre la forma tradicional de
entender y aplicar la Ley durante la época de sus discípulos, y
sus enseñanzas, desde la perspectiva de su Gracia. Veamos los
versos anteriores al que nos ocupa:
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a
cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte
la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te
obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti
prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a
tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los
107
que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de

vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos?” (Mt. 5:38-46).
Como se puede notar en estos versos, Jesús compara la justicia
que se procuraba por medio de la Ley (los discípulos estaban
bajo la Ley) y la justicia que deben procurar los cristianos. Es
sabido que Jesús resaltaba las cosas buenas que enseñaban los
fariseos; pero, condenaba su hipocresía y falta de misericordia:
“Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y
hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque
dicen, y no hacen. !Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el
comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de
hacer aquello” (Mt. 23:3 y 23).
Otro aspecto importante del discurso de Jesús es que los
religiosos de su tiempo, habían agregado a la Ley mandamientos
de hombres, como el siguiente: “Oísteis que fue dicho: Amarás
a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo”. Esto no procedía de
la Ley; sino, de una forma errada de interpretarla, que era muy
común entre los maestros de la Ley judía.
En ese contexto es que Jesús les pide a sus discípulos que
deben ser prefectos. Ellos estaban acostumbrados a esa forma
tradicional de interpretar y vivir bajo la Ley, que les limitaba y
no era suficiente para estar completos ante Dios.
108
Los judíos ponían límites a sus acciones de misericordia con el

prójimo, con sus enemigos e incluso en su servicio a Dios. Todo
eso debían perfeccionarlo sus discípulos. La Biblia dice:
“Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a
causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la
ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la
cual nos acercamos a Dios” (Hb. 7:18-19).
Jesús no desechó las cosas buenas que ya conocían sus
discípulos, pero condena las enseñanzas distorsionadas que
habían aprendido de la Ley. Ahora Él les pide perfeccionar esa
vida espiritual en un espíritu de amor: “Dejáis lo más
importante de la Ley: La justicia, la misericordia y la fe”
(Mt. 23:23).
No se debe olvidar que, la Ley también permitía la venganza
(dentro de su contexto): “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y
diente por diente”.
En conclusión, en este contexto, Jesús les pide a sus
discípulos que sean perfectos, con relación a la religión que
habían aprendido, que les había hecho imperfectos para servir y
agradar a Dios a causa de sus erradas interpretaciones de la
voluntad divina. Ellos debían moverse un paso adelante. De un
estado de conocimiento a otro pleno, que les pondría en
verdadera armonía con Dios. Jesús dijo:
“Porque os digo que, si vuestra justicia no fuere mayor
que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino
de los cielos” (Mt. 5:20).
Los religiosos del tiempo de Jesús habían establecido una
justicia basada en su personal forma de entender y aplicar la Ley,
que les limitaba a hacer más por el prójimo (como muestra el
109
relato del buen samaritano, Lc. 10:25-37), perdonar a los

enemigos y servir a Dios de corazón.
Si ellos obedecían al Evangelio de Cristo, estarían perfectos
o completos en su relación con Dios. Completo es uno de los
significados de perfecto. Así que, la demanda de Jesús es que no
fuesen como los fariseos; sino, que procuraran una perfecta
relación con Dios, que deviene de un conocimiento correcto de
interpretar la voluntad de Dios revelada por Cristo.
 Perfeccionados como el Maestro

Como se advierte anteriormente, la palabra perfecto o perfección
significa, estar completo. No obstante, se debe estudiar en cada
contexto en que se aplica.
Otra forma de usar la palabra perfecto, como en el siguiente
caso, es ser perfeccionado a la imagen de Cristo. La Biblia dice:
“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que
fuere perfeccionado, será como su maestro” (Lc. 6:40).
Esta perfección a la que se refiere este pasaje no es una
perfección basada en un esfuerzo puramente humano, pues al
decir: “Fuere perfeccionado”, sugiere que es una obra de Dios
en aquellos que son capaces de obedecer hasta la muerte.
Jesús fue perfeccionado por el Padre cuando estuvo en la
tierra, porque fue obediente hasta la muerte:
“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar
de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y
aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen” (Hb. 5:7-9).
110
En ese sentido es que Jesús dice que, quien fuere perfeccionado,

será como su maestro.
Esteban llegó a ese grado de perfección divina a causa de su
obediencia. Él fue perfeccionado como el maestro. Esteban
sufrió la muerte (martirio) y fue fiel durante todo el proceso.
Incluso perdonó a sus asesinos, antes de morir, diciendo: “No les
tomes en cuenta este pecado” (Hch. 7:60). Tal como Jesús
perdonó a sus verdugos, antes de morir, diciendo: “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34).
Pedro, y los demás apóstoles, también fueron perfeccionados por
Dios. Jesús le dijo a Pedro que moriría en una cruz (Jn. 21:10-
19). Pablo en vida dijo: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:20).
No implica que ser perfeccionados, signifique morir por la
causa de Cristo, per sé; pero, es a través de nuestra obediencia
que podemos ser perfeccionados como Cristo lo fue: “Todo el
que fuere perfeccionado, será como su maestro”.
Jesús, no solo murió en la cruz en obediencia a su Padre,
sino que vivió en obediencia absoluta a su Padre Celestial
durante vivió en la tierra. El problema con nuestra perfección (en
vida) es que nuestra obediencia es imperfecta; mientras que, la
de Jesús fue una obediencia perfecta.
Por esa razón, es que esta afirmación de Cristo de ser
perfeccionados como el maestro, se refiere a una obediencia que
nos puede guiar, incluso a dar nuestra vida por su causa (si fuere
necesario). Pero, la obediencia perfecta de Cristo nos abre la
puerta para analizar la perfección de los santos, desde otro
111
contexto, desde la perspectiva de Dios, que tratamos a

continuación.
 La perfección del cristiano, según Dios

En este tercer apartado trataremos la perfección como la obra de
Dios en el cristiano, por medio del sacrificio de Cristo. Si bien,
el cristiano está en un camino de perfección; no implica que el
sacrificio hecho por Cristo sea imperfecto.
Significa que, delante del Padre, el cristiano ha sido
perfeccionado para gozar de una comunión perfecta con su
Creador. De otra manera, no podría tener acceso al trono de
Dios. La Biblia dice:
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino
nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de
su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de
Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena
certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hb.
10:19-22).
La sangre de Cristo es suficiente para limpiar de todo pecado,
y hace a los hijos de Dios agradables ante Dios. La sangre de
Jesús nos dio acceso al lugar santísimo; pero, aun podemos notar
que Jesús está a la diestra de Dios como sumo sacerdote, y vive
para interceder por sus hijos cuando sea necesario, porque
nuestra obediencia no es absoluta, como fue la de Cristo.
Precisamente, Jesús es quien nos hace perfectos ante el
Padre, pues si fallamos (involuntariamente), podemos invocar al
sumo Sacerdote (Jesús) que nos limpie para gozar de continua
comunión con el Padre. Es por esa razón que, al orar conforme al
112
modelo que Jesús enseñó a sus discípulos, incluimos que

perdone nuestras ofensas diarias.
Delante del Padre hemos sido perfeccionados por medio de
su Hijo para serle agradables, únicamente por los méritos de
Cristo. Por esa causa, podemos gozar de plena comunión con El
Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo.
Humanamente, somos imperfectos; pero, en la presencia de Dios
somos perfectos por medio de Cristo. La Biblia dice:
“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la
cual nos hizo aceptos en el Amado” (Ef. 1:5-6).
Esto significa dos cosas: Somos imperfectos por nuestros propios

méritos; pero, somos perfectos ante el Padre por medio de la
sangre de Cristo. Obviamente, como humanos debemos procurar
mantenernos en esa comunión perfecta con Dios. Ese es nuestro
deber. Por esa razón a los cristianos se nos hace el llamado a
buscar la perfección, o una vida de plena comunión con Dios, en
santidad. La Biblia dice:
“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas,

limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Co. 7:1).
En conclusión: En el primer pasaje Jesús les demanda perfección

a sus discípulos, con relación a su imperfecta forma de servir a
Dios, de acuerdo con la Ley.
113
Segundo, la perfección con relación a ser perfeccionados

como el maestro. Se refiere a ser semejantes a Cristo, en su
obediencia que le llevó a dar su vida por la humanidad.
Tercero, hemos sido hechos perfectos por el Padre, por

medio de Cristo. Humanamente, somos imperfectos; pero, la
sangre de Cristo quita toda imperfección cuando invocamos su
perdón por aquellas faltas que cometemos involuntariamente, a
pesar de procurar una relación perfecta con Dios.
En otras palabras, nuestra condición de imperfección, no

debe ser una excusa para no procurar una relación de perfecta
comunión con Dios. Todo lo contrario, debe ser el incentivo,
pues por esa razón procuramos la perfección diaria, porque
humanamente somos imperfectos.
5. ¿Puede el cristiano ser santo en la tierra?
“Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo”

(1 P. 1:16).
La santidad del cristiano, le es imputada por medio de Jesús, el
día que le recibe como Salvador personal:
“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”
(1 Co. 6:11).
El cristiano no es santo por mérito propio, nadie puede hacerse
santo, asimismo; si la sangre de Cristo no le limpia del pecado:
114
“Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y

expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las
cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego:
He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último. En esa
voluntad somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hb.
10:8-10).
Si Cristo nos ha hecho santos ante Dios, por su solo mérito,
entonces surge la pregunta: ¿Por qué la Biblia demanda al
cristiano que debe ser santo en toda su manera de vivir?:
“Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 P.
1:15).
Aquí comienza un gran debate y la forma de entenderlo
dependerá del conocimiento bíblico o formación teológica
(formal o informal) de cada cristiano.
Antes de continuar con ese debate, del cual hay múltiples
comentarios, se debe afirmar que, si bien, Cristo nos santificó el
día que nos limpió de nuestros pecados por el arrepentimiento;
también es cierto que el cristiano debe mantenerse en santidad,
hasta la venida de Cristo o el día de la muerte.
Si nos regalan un carro no significa que no hay que echarle
gasolina ni agua, se le debe dar mantenimiento. La Biblia
demanda que, una vez que el cristiano ha sido santificado del
pecado, debe mantenerse en santidad hasta la venida de Cristo.
Ese es nuestro deber, no el de Dios, quien ya nos santificó.
Jesús no puede estar equivocado en su llamado a la
santificación de los cristianos, cuando dijo:
115
“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo,

sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia
todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Ap. 22:11).
Se debe tener cuidado con aquellos que dicen: “Salvo siempre
salvo”. Con relación a que la salvación no se pierde, por tanto,
creen que ya no deben hacer nada para retener la salvación, ni
para mantenerse en santidad.
El cristiano ha sido santificado por obra de la sangre de
Cristo, pero debe mantenerse en santidad, hasta la venida de
Cristo (1 Ts. 5:23). Pedro advierte:
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor
y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son
vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino
de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse
atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha
acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su
vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 P.
2:20-22).
Los cristianos somos santos desde el día que nos arrepentimos y
fuimos purificados de nuestros pecados por medio de la sangre
de Cristo, pero debemos mantener esa vida de santidad
(separada del pecado) hasta el último día de nuestra vida en la
tierra. Ese es nuestro deber cristiano.
6. ¿Puede el cristiano perder la salvación?
En este breve espacio no haremos cacofonía de la harta discusión

de estos temas desde la perspectiva calvinista o arminiana, que
116
en nada aprovecha a los que se aventuran en esa empresa. Aquí

se trata de traer luz bíblica acerca de este tema a fin de que el
cristiano se edifique con la Biblia en la mano y sin complicar su
fe.
Es claro por las Escrituras que la salvación inmerecida que
obtuvimos, por medio de Cristo, fue en respuesta a la
predicación que un día escuchamos. La Biblia dice:
“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo
predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:
!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz,

de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos
obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién
ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el
oír, por la palabra de Dios” (Ro. 10:14-17).
Este pasaje muestra que, al escuchar el mensaje de salvación,

voluntariamente, unos lo aceptan y otros lo rechazan. Es
voluntario. Desde el principio, Dios les dio libre albedrío a sus
criaturas, a fin de elegir entre el bien y el mal.
Si Satanás no hubiese tenido libre voluntad, no se habría

revelado contra Dios en el cielo, juntamente con sus ángeles (Is.
14:12-14); si Adán no hubiese sido libre para elegir, no habría
desobedecido voluntariamente, en el huerto (Gn. 3:12); durante
la Ley también, era voluntario obedecer (Dt. 30:15-19).
117
Si Dios, de su propia voluntad, eligiera una persona para

salvación y otra para condenación, que solo decirlo es aberrante,
y constituye un ataque a su gran amor por aquellos que creó a su
imagen, sería injusto. Dios dice:
“Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el

Señor; convertíos, pues, y viviréis” (Ez. 18:32).
Este verso afirma que Dios no quiere la condenación del

pecador; sino que se arrepienta para salvación. Si Dios eligiera,
de sí mismo, a unos para salvación y a otros para condenación,
sería una burla su llamado al arrepentimiento. Nada puede ser
mas herético que pensar que Dios hace acepción de personas.
Eso fue lo que los maestros de la ley le dijeron a Jesús:
“Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y

enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona,
sino que enseñas el camino de Dios con verdad” (Lc. 20:21).
¿Por qué hay maestros que enseñan la herejía de, salvos

siempre salvos? Al señalar que la salvación no se pierde, y
afirman que no importa lo que la persona haga, ya está destinada
por Dios para salvación o condenación. Básicamente, esa idea
surge de interpretaciones erradas de la Biblia y hace que el
cristiano se confíe y descuide su salvación, lo cual la Biblia
advierte:
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos

a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
118
Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue

firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa
retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos
una salvación tan grande?” (Hb. 2: 1-3a),
Uno de los pasajes mal interpretados que se presta a la

confusión, es el siguiente:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas

les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados. Porque a los que antes conoció,
también los predestinó para que fuesen hechos conformes a
la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también
llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los
que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:28-30).
Dios sabe todas las cosas (es omnisciente). Implica que goza de
presciencia, sabe por previo conocimiento lo que ha de suceder
en el futuro, y las decisiones que tomará cada ser humano en
respuesta a su voluntad; pero, eso no implica que les obligue a
elegir entre una cosa y la otra.
El conocimiento previo le permite a Dios preparar de antemano,

un plan para cada una de sus criaturas. Eso es lo que Pablo
concluye solo con los cristianos. Dios predeterminó un plan para
sus hijos, pero no influye en la decisión de cada ser humano.
119
En el verso anterior, Pablo no está aludiendo a pecadores con

sus palabras, sino que parte de la premisa, de que sus lectores
son cristianos. Allí se comete el error más grave en la
interpretación de dicho pasaje.
Pablo quiere decir lo siguiente: Hermanos, ya que ustedes

han obedecido voluntariamente al mensaje de salvación, puedo
concluir entonces, que ya Dios los conocía desde antes; y les
llamó porque sabía que le obedecerían; y los predestinó como
suyos por su previo conocimiento; y los justificó ahora que le
conocen; y les glorificará en el futuro.
Todo este pasaje se refiere a una conclusión que Pablo hace,

partiendo de la premisa de que sus lectores son ya salvos, no
antes. Por esa razón, puede concluir con esas afirmaciones;
conociendo que, Dios sabe todas las cosas, antes que sucedan.
En este pasaje, Pablo no alude a todos los pecadores del

mundo. Tampoco sugiere que Dios escoge entre toda la
humanidad, a los que deban, o no deban ser salvos. Él ama a
todos por igual. Pablo solo afirma la omnisciencia de Dios, por
la que conocía (de antemano) por su presciencia, quien le iba a
obedecer.
El pasaje anterior, no habla de una elección divina

discriminatoria entre unos y otros (salvos y no salvos). Solo dice
que Dios, antes conoció a sus hijos, por su previo conocimiento
de todas las cosas (presciencia). Al conocerlos, los predestinó
120
para que fuesen semejantes a su Hijo. Luego los llamó, porque

sabía que le obedecerían, y los justificó por su Gracia. Nada
habla de que Dios eligió o discriminó entre unos y otros.
Pablo no habla de una predestinación electiva, o que Dios

escoja unos para salvación y otros para condenación de entre
todos los pecadores. Su tema solo va dirigido a hermanos en la
fe, a los que les escribe. Es una conclusión que hace con los
convertidos. El tema de la predestinación, tal como la explica
Pablo, no es una doctrina de exclusión en la que Dios salva a
unos y condena a otros de su propia voluntad. Si se lee bien el
contexto se sabrá que, Pablo hace esa conclusión exclusivamente
con los cristianos como el siguiente verso:
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,

para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en
amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos
suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad” (Ef. 1:4-5).
El texto dice lo siguiente:
a) “Según nos escogió en él antes de la fundación del

mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante
de él”. Dios nos escogió, antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos. Pablo habla del previo
conocimiento, divino de sus hijos, no de una elección
discriminatoria entre todos los pecadores. Lo que hizo por
121
el puro afecto de su voluntad, fue salvarnos por medio del

amor de Cristo.
b) “Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos

suyos por medio de Jesucristo”. Pablo dice que, Dios
predestinó a los cristianos para ser adoptados hijos suyos,
pues sabía que le obedecerían.
c) “Según el puro afecto de su voluntad”. Esa Gracia, fue

por el puro afecto de su voluntad, no por obras nuestras. El
puro afecto de su voluntad no se refiere a que nos escogió
para salvación y a otros rechazó para condenación. Lo que
Dios hizo por el puro afecto de su voluntad, no fue
escogernos para salvación; sino que, sabiendo que le
obedeceríamos, nos adoptó como hijos gratuitamente, por
el amor de Cristo: “En amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad”
Esta breve explicación acerca de la predestinación, según la

explica Pablo, es un fundamento toral en dicha doctrina. Ya que,
de una interpretación errada de la predestinación, es donde parte
la falsa doctrina de que la salvación no se pierde.
La Biblia es clara en señalar en diversos pasajes que la salvación

se puede perder:
“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de

la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga
122
volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte

un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Stg. 5:19-20).
Es nuestro deber cristiano retener la salvación que nos fue

dada gratuitamente, pues, así como la recibimos la podemos
perder. Dios no obliga a nadie a permanecer en sus caminos.
La Biblia advierte del peligro de perder la Gracia divina:
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la Gracia

de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe,
y por ella muchos sean contaminados” (Hb. 12:15).
La Biblia dice que el cristiano puede volver atrás para perdición:
“Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a
mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden
para perdición, sino de los que tienen fe para preservación
del alma” (Hb. 10:38-39).
Este verso es claro en señalar que hay cristianos que retroceden
en la fe para su propia condenación, y otros que tienen fe para
preservar sus almas y evitar la perdición eterna.
La Biblia habla de perseverar en la fe y retener la Palabra de
Dios para mantener la salvación:
“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he
predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual, asimismo, si retenéis la Palabra
que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano” (1
Co. 15:1-2).
123
Este verso explica lo siguiente
a) El Evangelio es predicado y se recibe gratuitamente: “El

evangelio que os he predicado, el cual también
recibisteis”.
b) Hay que perseverar en la fe y mantenerse en santidad: “En

el cual también perseveráis”.
c) Hay que retener la Palabra para ser salvos: “Si retenéis la

palabra que os he predicado, sois salvos”.
De principio a fin, la Biblia hace un llamado a que el ser humano

se arrepienta del pecado. Ese llamado no tendría ningún sentido,
si Dios escoge de su propia voluntad, a unos para salvación y
otros para condenación. La Biblia dice que cada persona decide
el destino eterno de su alma:
“Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad,

él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Y
apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo
según el derecho y la justicia, hará vivir su alma” (Ez.
18:26-27).
Aquí se habla de dos casos muy explícitos en que la decisión de

cada persona determina su salvación o condenación eterna:
a) En el primer caso, un hombre justo retrocede al pecado y

es condenado (hay ocasión de caer).
124
b) En el segundo, un pecador que se arrepiente y es

perdonado.
Este pasaje muestra que la salvación y la condenación eterna,

son una decisión individual de cada ser humano.
7. ¿Es el amor un nuevo mandamiento?
 Jesús y el nuevo mandamiento del Amor

Jesús enseñó el nuevo mandamiento del Amor, que cumple con
la Ley. Aunque el mandamiento ya se encontraba en la Ley (Lv.
19:18), su sentido de novedad es a causa del ejemplo del amor de
Cristo, quien dio su vida por amor a la humanidad.
El mandamiento no es solo amar, porque no sería nuevo;
sino, amar como Cristo nos amó. Eso lo cambia todo. Jesús le
dio un giro al mandamiento del amor al dar su vida por los
demás, porque la Ley permitía la venganza.
En su nuevo mandamiento del Amor, Jesús elimina el
concepto judío basado en la Ley que permitía la venganza:
“Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo...
ojo por ojo, y diente por diente” (Mt. 5:38-48).
Jesús establece un nuevo estándar de amor, un amor perfecto
basado en su ejemplo. Lo nuevo del mandamiento es amar como
Él amó (Él dio su vida y perdonó a sus enemigos):
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a
otros; como yo os he amado, que también os améis unos a
otros” (Jn. 13:3).
125
Este amor por el prójimo que demanda Jesús a sus seguidores,

debe emular el ejemplo de su sacrificio hecho por amor a la
humanidad.
El nuevo mandamiento, es amar al prójimo como Cristo nos
amó; incluso dando la vida por el prójimo (si fuese necesario).
Jesús demanda un amor, sin condiciones, no como el de la Ley;
si no, de hecho y en verdad:
“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida
por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras
vidas por los hermanos. Hijitos míos, no amemos de
palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Jn.
3:16, 18).
El amor en la Ley era limitado, porque permitía la venganza. La
Gracia manda que debemos dar nuestra vida por el prójimo,
como Jesús lo hizo por nosotros. En ese sentido es que el
mandamiento del amor es nuevo en la Gracia. El mandamiento
toma un nuevo giro sobre la base del amor sin condiciones
mostrado por Cristo en la cruz.
Ese es el nuevo mandamiento del amor: Amarnos sin
condiciones, como Cristo nos amó, al dar su vida por nosotros.
Asimismo, debemos amar al prójimo, dando nuestra vida por
ellos, si fuere necesario. Este es el nuevo mandamiento.
Eso cambia el concepto del amor basado en la Ley que permitía
la venganza por el daño recibido. Ahora debemos amarnos,
como Jesús nos amó. Ese es el nuevo mandamiento.
 ¿Cómo se cumplen los mandamientos en la Gracia?

En el gran mandamiento del Amor se resume toda la Ley y los
profetas, como enseñó Jesús y lo afirma el Apóstol Pablo:
126
“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros;

porque el que ama al prójimo, ha cumplido la Ley.
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no
dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro
mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo;
así que el cumplimiento de la Ley es el Amor” (Ro. 13:8-10).
Quien ama al prójimo ha cumplido la Ley, porque el amor no
hace mal, y si hubiese ofensa existe el compromiso de perdonar,
de la misma manera que se ha sido perdonado (Mt. 6:12-15).
En el Nuevo Testamento, Jesús estableció un Nuevo Pacto a
través de su sangre, fundado en el amor a Dios y al prójimo que
no quebranta la Ley:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y gran mandamiento. Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la Ley y los profetas” (Mt.
22:38-40). “No hay otro mandamiento mayor que éstos”
(Mr. 12:31b).
Jesús enseñó que el amor a Dios y al prójimo son los dos grandes
mandamientos de la Ley. Eso implica que Jesús no entendía que
solo existieran diez mandamientos, porque estos dos
mandamientos torales, ni siquiera están entre los diez
mandamientos. La base de la Ley es la relación con Dios y el
prójimo; quien ama a Dios y a su prójimo cumple con todos los
mandamientos de la Ley:
“Y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Ro. 13:9 b).
127
En el Nuevo Pacto, el amor a Dios y al prójimo deben cubrir

toda falta, perdonando a los demás, como Dios nos ha perdonado
(Ef. 4:31-32).
Jesús resumió toda la Ley en el mandamiento del Amor:
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas” (Mt. 7:12).
En la Gracia de Cristo, la Ley se resume en el amor. El que ama
al prójimo, ha cumplido la Ley. El amor no hace mal; así que, el
cumplimiento de la Ley es el Amor:
“No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso
testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento,
en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
El cumplimiento de la Ley en la Gracia se da a través del amor a
Dios y al prójimo.
8. ¿Qué significa el Ayo en la Biblia?
La palabra Ayo (gr. Παιδαγωγός) se refiere a un tutor que, en la

cultura griega, era el encargado de llevar al niño (aprox. 7 años),
a la escuela para cuidar de sus modales, utensilios escolares,
seguridad personal, etc., hasta que cumplía los dieciocho años
(adultez).
El Ayo, ayudaba al niño en su educación, hasta que fuese un
adulto independiente. La labor del Ayo, era realizada por una
persona de confianza de la familia y aunque pudiera tener buena
reputación, generalmente era un esclavo o un hombre viejo que
128
no podía realizar otra labor6. Pablo explica que la Ley ha sido el

Ayo que nos conduce a Cristo: “Pero venida la FE, ya no
estamos bajo el Ayo” (Gá. 3:19-25).
El Ayo es una ilustración sacada por Pablo del contexto
griego y es bien atinada para explicar la función de la Ley, con
relación a la Gracia. Así como el Ayo, educaba al niño para
cultivarle una buena conducta; la Ley también, tiene el objetivo
de enseñarle el bien y el mal al ser humano.
El conocimiento de la Ley revela el pecado, pero no puede
justificar; si no que, conduce al ser humano a la Gracia de Cristo,
para encontrar perdón, justicia y salvación.
El Ayo se desprendía de la responsabilidad de educar al niño
cuando este ya era adulto. Así mismo, el cristiano ha sido
liberado de la Ley y conducido a los brazos amorosos de Cristo
para encontrar libertad, perdón y salvación.
La Ley señala el pecado y mata; la Gracia lo perdona y da
vida. El Ayo solo enseñaba lo bueno y lo malo, pero una vez
llegada a la adultez, la persona no necesitaba más del Ayo. Solo
debía recordar lo bueno y lo malo para tomar buenas decisiones.
La Ley no puede salvar, pero mostró lo que es el pecado para
guiarnos a Cristo.
9. ¿Qué significa, la Letra mata?
 La Letra mata… el Espíritu da vida

Pablo usa frecuentemente la expresión, “la Letra” para referirse a
la Ley; y el Espíritu, para referirse a la Gracia. Refiriéndose al
Nuevo Pacto (el del Espíritu) Pablo señala:
6
Barclay, William. Palabras Griegas del NT. Casa Bautista
de Publicaciones. USA, 1998. p. 157.
129
“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un

Nuevo Pacto, no de la Letra, sino del Espíritu; porque la
Letra mata, mas el Espíritu vivifica” (2 Co. 3:6).
La expresión “Letra”, que Pablo usa en este verso, no es para
referirse al conocimiento. Es inverosímil que Pablo diga
semejante cosa, siendo él un erudito en las sagradas Escrituras.
Pablo se refiere a la Ley cuando usa la palabra Letra. Una lectura
ligera de los versos siguientes demuestra tal hecho:
“Y si el ministerio de muerte grabado con Letras en piedras
fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar
la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su
rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con
gloria el ministerio del Espíritu?” (2 Co. 3:7-8).
Pablo se refiere a las Letras grabadas en las tablas de la Ley; en
contraste con el ministerio del Espíritu (Gracia), grabado en el
corazón del cristiano por el Espíritu Santo.
Este contraste entre la Letra y el Espíritu es producto de la
erudición paulina y tiene su fundamento sólido en las mismas
Escrituras. Pablo hace su exégesis partiendo de la misma
promesa del Nuevo Pacto:
“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi Ley en su
mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jr. 31:33). Ver, Hb.
8:10, 10:16.
En contraste con la Ley de Moisés, escrita con letras en piedras,
en el Nuevo Pacto la Ley está escrito en el corazón de los hijos
130
de Dios, pues el cuerpo del cristiano es el templo del Espíritu 7.

Jesús explicó a Nicodemo la obra del Espíritu:
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo
que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:5-6).
El Espíritu Santo es quien da vida al cristiano, por medio del
nuevo nacimiento en Cristo. En cambio, el ministerio de la letra
(Ley) mata; porque le da conocimiento del pecado al ser humano
por medio de los mandamientos y consecuentemente, le hace
culpable ante Dios a causa de su desobediencia, pues la Ley
exige obediencia perfecta y solo Cristo la pudo hacer:
“Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones
pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros
miembros llevando fruto para muerte.
Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto
para aquella en que estábamos sujetos, de modo que
sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el
régimen viejo de la Letra” (Ro. 7:5-6).
Así que, la letra mata, se refiere a que la Ley fue escrita con
letras en una tabla y mata porque la Ley no puede salvar. En
cambio, el Espíritu vivifica, porque la Gracia de Cristo imparte
vida a quien le recibe como Salvador personal.
Ese es el contraste que Pablo hace en este pasaje: Entre la
Letra (Ley) y el Espíritu (Gracia). Al referirse a la Letra, Pablo
7
Si bien, el cuerpo del cristiano es el templo del Espíritu,
debe reunirse en un templo a adorar a Dios como lo ordena la
Biblia (Hb. 10:25. En la reunión de los santos habita Dios, y en
su comunión, hay bendición (Sal. 133; Mt. 18:20).
131
no alude al conocimiento bíblico o al estudio de la Palabra de

Dios; si no a la Ley.
El conocimiento de Dios es bueno. La Biblia dice que, el
pueblo de Dios perece, por falta de conocimiento: “Mi pueblo
fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Os. 4:6 a).
No obstante, la Biblia advierte que, el conocimiento, sin
amor, envanece al cristiano: “El conocimiento envanece, pero
el amor edifica” (1 Co. 8: 1 b).
10. ¿Vino Cristo a perpetuar la Ley?
 “No he venido para abrogar; sino a cumplir”

Se puede interpretar erradamente la aseveración de Jesús:
“No vine a abrogar; sino a cumplir” (Mt. 5:17b).
Si bien, Jesús vivió bajo la Ley a fin de salvar a los que estaban
bajo la Ley (Gá. 4:4-5), Él no pretendía perpetuar la Ley como
sistema de justicia. El habló a título personal: He venido a
cumplir (las profecías escritas en la Ley acerca de Él); no a
quebrantarla de lo que era acusado.
Jesús fue acusado falsamente por los religiosos judíos de
quebrantar la Ley, al proclamar ser el Mesías, y por la
interpretación correcta que hizo de la Ley (Jn. 5:16-18, 10: 22-
42, 19:7) y que parecía disonante al sistema legalista que habían
creado los religiosos de su época.
Jesús fue acusado de cambiar la Ley. Él respondió que venía a
cumplir lo que estaba escrito en la Ley acerca de Él. No la estaba
quebrantando al proclamar ser el Mesías (Jn.10:33), pues Él es el
cumplimiento de la Ley (Jn. 5:39; Ro. 3:21-22):
132
“No penséis que he venido a abrogar la Ley o los profetas;

no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mt. 5:17).
La palabra “abrogar” (gr.) significa deshacer y revela el
temor de los religiosos judíos que veían en Jesús una amenaza
para su sistema religioso. A fin de que la gente no se fuese tras
Él, le acusaron de querer abrogar la Ley.
“La Ley y los profetas” en la Biblia se refiere al Antiguo
Testamento (Ley)8, y en ese sentido, Jesús vino para cumplir las
profecías escritas acerca de Él en la Ley. Jesús confirmó que la
Ley estaba destinada a anunciar su llegada como Mesías (Jn.
5:39). Así lo señaló en su primer sermón: “Hoy se ha cumplido
esta Escritura delante de vosotros” (Lc. 4:21)9.
Cuando Jesús señala que, el vino para cumplir se refiere a
darle cumplimiento a esas profecías escritas en la Ley acerca de
Él, como la anterior (Jn. 5:39; Ro. 3:12); no significa que vino a
someter al mundo a la Ley. Jesús vino a cumplir con las
profecías de la Ley, no a perpetuar la Ley como medio de
justicia. Jesús continúa diciendo:
“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y
la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que
todo se haya cumplido” (Mt. 5:18).
8
Otras expresiones para referirse al Antiguo Testamento o
la Ley son: “La ley de Moisés, los profetas y los salmos” (Lc.
24:44); “Moisés y los profetas” (Lc. 16:29, 31; 24:27); “la ley”
(Mt. 5:18; Jn. 12:34, 10:34. En 1 Co. 14:21 “la Ley” se refiere a
Is. 28:11. En Ro. 3:19 a los salmos y los profetas. La expresión
“la Ley” se usa para referirse “al Antiguo Testamento”.
Hendriksen, William. Comentario al Nuevo Testamento. Mateo.
Pg. 301-302. Nota 279.
9
Jesús vino a cumplir la Ley (profecías) Mt. 26:56; Lc. 4:16-
30, 18:31, 24-27, 44.
133
La palabra “cumplir” (gr. Πληρώσαι) significa llenar hasta

arriba. Cuando Jesús señala que ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido, se refiere al
cumplimiento de las profecías de la Ley, como están escritas
acerca del Mesías. El sentido mesiánico y profético futurista del
pasaje se ve en esta traducción más apegada al texto original:
“Porque amén yo digo a vosotros, hasta que el cielo y la
tierra pasen, ni una iota ni una keraia pasará en lo absoluto
de la ley hasta que todo llegue a ser”. (Hendricksen, Mateo.
2003. Pág.304).
Así que, al decir Jesús que vino a cumplir, se refiere a la parte
profética de las profecías de la Ley que estaban escritas acerca
del Mesías; no se refiere a perpetuar la Ley en sus seguidores.
Este pasaje le causa gran confusión a los que ya están ofuscados
en la Ley. Jesús continúa diciendo:
“De manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres,
muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado
grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19).
Jesús no se refiere aquí al cumplimiento de los diez
mandamientos como medio de justicia. Él entendía la Ley como
un todo10. El decálogo (diez mandamientos), es solo una parte de
toda la Ley. Para el caso, Jesús enseñó que los dos
mandamientos más grandes de la Ley son: El amor a Dios y al
prójimo, de los cuales, dijo que depende toda la Ley:
10
Alguien preguntará: ¿Si la ley es todo, porque no cumplirla
toda? La respuesta es sencilla: Porque nadie pudo, ni podrá
cumplirla por sí mismo. En la Gracia, la Ley se cumple en el
amor a Dios y al prójimo.
134
“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús

le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y
grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas” (Mt. 22:36-40).
Es curioso que, de estos dos mandamientos dependa toda la Ley,
y que no estén entre los Diez Mandamientos.
Jesús continuó su sermón citando otros mandamientos, todos
relacionados con el amor a Dios y al prójimo (Mt. 5: 21-48), que
es el cumplimiento de toda la Ley (Ro. 13:8-10; Gá 514) 11.
Jesús no se refería estrictamente a los mandamientos que ya
conocían sus discípulos desde niños, según la Ley. Mas bien se
refería a los mandamientos que Él les estaba ordenando basados
en su amor y el Evangelio de la Gracia. Jesús dio mandamientos
a sus discípulos como muestra este verso:
“En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de
todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a
enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de
haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los
apóstoles que había escogido” (Hch. 1:1-2).
Pedro habla acerca de los mandamientos de Jesús:
“Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en
ambas despierto con exhortación vuestro limpio
entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras
11
El cumplimiento de la Ley en el Nuevo Testamento está
relacionado directamente con el amor a Dios y al prójimo. La
Biblia señala claramente que quien ama a su prójimo ha
cumplido la Ley, pues el amor supone que no ofende, y si no
hay ofensa se cumple con toda la Ley (Ro. 13:8-10; Gá 5:14).
135
que antes han sido dichas por los santos profetas, y del
mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros
apóstoles” (2 P. 3:1-2).
El apóstol Juan habla acerca de estos mandamientos, que no se

refieren a la Ley de Moisés; sino, a los relacionados con Jesús:
“Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de

su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo
ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos,
permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1
Jn. 3:23-24).
Aquí, Juan habla de dos mandamientos del Padre relacionados a

Jesús, a saber: Creer en Jesús como Hijo de Dios. El otro: Que
nos amemos unos a otros (con el amor de Cristo); por eso Juan
dice: “como nos lo ha mandado”.
Jesús también habló de mandamientos que recibió de su Padre:
“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para

volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder
para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre” (Jn. 10:17-18).
Se dice que en la Ley hay mas de 600 mandamientos. La Ley no

son los diez mandamientos. Pero ¿Qué es un mandamiento?, si
136
no todo aquello que ha salido de la boca de Dios para su pueblo,

su amada iglesia (revelado en la Biblia).
En muchos contextos del Nuevo Testamento, como los

citados anteriormente, cuando se refiere a mandamientos, no
alude estrictamente a mandamientos de la Ley; sino, a
mandamientos dados por Cristo a sus apóstoles.
11. ¿Qué generación es la que Jesús dijo que no pasará?
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que

todo esto acontezca” (Mt. 24:34).
Se ha explicado, anteriormente, que una generación no se refiere

a un período de tiempo específico cada vez que se usa en la
Biblia. ¿A qué generación se refiere Cristo en este pasaje? Si
hubiese sido la generación a la que le habló, ya pasó hace siglos.
Algunos sugieren que se refiere al pueblo judío, en general.

A la nación de Israel, que desapareció por un período, y volvió a
resurgir como nación. Pero es muy posible que una lectura ligera
del contexto, o los versos anteriores, brinde luz a una respuesta
más concreta. Leamos los versos que anteceden al verso anterior:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos

días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y
las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos
serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del
137
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus

de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las
nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus
escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo
hasta el otro. De la higuera aprended la parábola: Cuando
ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas
estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (24-33).
Estos versos muestran que, Jesús está hablando de los

acontecimientos del fin que tendrán lugar en la última
generación de la humanidad.
El texto es más claro si se nota que, Jesús le habla

directamente a esa generación final, al decir: “Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está
cerca, a las puertas”. Al decir: “Cuando veáis” se refiere a la
generación que verá esas señales; no a la que estaba presente ese
día del discurso. La generación que verá esas señales es la última
generación. A esa generación del fin es a la que Jesús se refirió
que no pasará.
12. ¿Qué es el Corbán?
138
“Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a

la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios)
todo aquello con que pudiera ayudarte” (Mr. 7:11).
Lo importante de este pasaje es notar como la tradición judía,

sustituía la misma Ley por su propia tradición. Hay muchos
ejemplos como este, en la forma de interpretar la ley en el
judaísmo, y aun entre algunos cristianos llamados “mesiánicos”
de lo que se debe tener cuidado.
La tradición, no es Ley. Cada cristiano debe saber hacer la

diferencia. Y surge la pregunta: ¿Beneficia al cristiano conocer
la raíz hebrea de su fe? Por una parte, sí, por otra no.
Un cristiano inmaduro en el conocimiento puede caer en la

herética práctica de la Ley como medio de justicia. Es más
beneficioso para el cristiano, llenarse primero del conocimiento
del Evangelio de Cristo, antes de estudiar acerca del judaísmo o
la Ley.
En este pasaje se habla del Corbán (hb. qorbán; gr. korbán)

que significa ofrenda a Dios. En este caso particular se refiere a
una ofrenda voluntaria, como se ofrecían típicamente en la Ley;
pero, a la vez es una ofrenda específica en su contenido.
Aunque Corbán entra en la categoría de ofrendas voluntarias,

no había sido ordenada por Dios en la Ley; tal como se daba en
tiempos de Cristo. Sin embargo, los líderes religiosos del tiempo
139
de Jesús la aceptaban como correcta. El punto es que esta

ofrenda entraba en oposición a la misma Ley.
La Ley ordena honrar padre y madre; pero, con esta ofrenda

el hijo entregaba su herencia al templo, y a cambio, se le eximía
de ayudar a sus padres. Prácticamente, era un negocio. Los
religiosos judíos se dejaban sobornar, sin escrúpulos, por amor al
dinero; sin importarles que estaban quebrantando la Ley de Dios.
Prácticamente, con esta ofrenda (Corbán), el hijo pagaba a

los religiosos judíos para no hacer nada por sus padres y ellos
vendían el mandamiento para quedarse con la herencia.
13. ¿Quiere Dios que los cristianos sean ricos?

Una de las doctrinas erradas que ha socavado la fe cristiana es la
predicación de una falsa prosperidad. Dios ha prometido suplir
todas las necesidades de sus hijos (Fil. 4:19); pero, a la vez, la
Biblia condena la avaricia por las cosas materiales:
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo
que tenéis ahora; porque él dijo:
No te desampararé, ni te dejaré” (Hb. 13:5). Ver, Fil. 4:19.
Jesús dijo que nadie puede servir a Dios y a las riquezas:
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá
al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará
al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt. 6:24).
La Biblia advierte del peligro del afán por las riquezas:
140
“Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada

podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción
y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y
fueron traspasados de muchos dolores” (1 Ti. 6:10).
La Biblia afirma que la avaricia es pecado de idolatría:
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación,
impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia, que es idolatría” (Col. 3:5).
El llamado divino es incondicional. No se puede seguir a Dios
por lo que nos da; sino, por lo que Él es. La verdadera fe no
estriba en creer que Dios es rico, por tanto, los cristianos deben
ser ricos. Fe es serle fiel a Dios en las buenas y las malas.
Hay un verso de la Biblia que la mayoría de los cristianos
usamos como promesa para vencer las pruebas:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).
Pero, hasta que leemos el contexto entendemos lo que Pablo
verdaderamente quiso decir aquí: “Sé vivir humildemente, y sé
tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” Fil. 4: 12-13).
141
Pablo no escribió este verso para que el cristiano se jacte de una

super fe; sino para que se fortalezca en cualquier condición.
La enseñanza de que el cristiano debe ser rico es contraria a
todas las enseñanzas de Cristo y de la Biblia en general.
Jesús dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la
polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y
hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni
el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón” (Mt. 6:19-21).
Jesús condenó el afán por las cosas materiales. Él dijo: “No

os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas (Mt. 6:31-32).
En cambio, enseñó que se deben buscar las cosas eternas como

prioridad y Él suplirá las terrenales:
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y

todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis
por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt. 6:33-34).
Dios ve la riqueza de una manera diferente a la nuestra. En

Apocalipsis, Jesús le dice a la iglesia rica de Laodicea que, es
142
miserable, pobre y desnuda (Ap. 3:17). Y a la iglesia pobre de

Esmirna le dice, que es rica (Ap. 2:9).
14. ¿Es el ayuno un mandato para el cristiano?
En una ocasión a Jesús le preguntaron ¿Por qué sus discípulos no

ayunaban? Él respondió que cuando no estuviera ayunarían:
“Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo:
¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y
tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los
que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está
con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será
quitado, y entonces ayunarán” (Mt. 9:15-16).
Jesús enseñó acerca del ayuno, Él dijo:
“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas;

porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los
hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava
tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público” (Mt. 6:16-18).
Jesús les dijo a sus discípulos que, hay demonios que no salen
fuera; sino, por medio del ayuno y la oración:
143
“Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho,

y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces
los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros
no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca
fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un
grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá,
y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no
sale sino con oración y ayuno (Mt. 17:18-21).
Jesús ayunó durante cuarenta días, antes de comenzar su

ministerio (Lc. 4:1-2); Moisés ayunó durante cuarenta días (Éx.
34:28); Elías ayunó durante cuarenta días (1 R. 19:8).
La iglesia primitiva ayunaba, como Jesús lo había dicho:
“Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu
Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que
los he llamado” (Hch. 13:2).
El ayuno es parte de la vida de adoración del cristiano. Cuando
Jesús fue tentado por el diablo, durante su ayuno, le respondió
que no solo de alimento vivirá el ser humano; sino, de toda
palabra que sale de la boca de Dios:
“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
(Mt. 4:4).
Esta es la mejor respuesta que podemos dar a nuestra
pregunta sobre el ayuno: “No sólo de pan vivirá el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
144
Además, Jesús dijo que cuando él se fuera al cielo, sus

discípulos ayunarían: “Pero vendrán días cuando el esposo les
será quitado, y entonces ayunarán”.
15. ¿Por qué prohíbe la Biblia llamar: Rabí, padre y maestro?

“Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno
es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois
hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra;
porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni
seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el
Cristo” (Mt. 23:8-10).
En este pasaje se encuentran tres títulos religiosos muy

enconados que habían tomado los líderes religiosos de Israel:
Rabí, padre, y maestro. Tal como hacen los religiosos hoy día.
Los religiosos que poseían esos títulos ganaban mucho honor
de parte de sus discípulos; pero, Jesús prohíbe llamarles de esa
manera, porque los judíos seguían ciegamente a sus maestros y
obedecían su forma tradicional de interpretar la Ley (Lc. 6:39).
Jesús refutó los mandamientos de hombres que los escribas
habían añadido implícitamente a toda la Ley, que hasta hoy día
es difícil de distinguir una cosa de la otra dentro del judaísmo
(Mt. 15:7-9).
El primer título Rabí, se traduce como mi gran señor o mi
gran maestro. En tiempos de Cristo, fue un título dado a los
145
doctores de la Ley. Los judíos enseñaban que estos tenían la

última palabra o la interpretación final en cuanto a la Ley.
Jesús refutó ese concepto, pues el único que conoce la
verdadera interpretación de la Palabra de Dios, es Jesús mismo:
“Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por
Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de Él,
viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel
que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Jn. 6:45-46).
Los intérpretes de la Ley enseñaban de lo que ellos creían, pero

Jesús enseñó la doctrina que el Padre le dio:
“Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste

letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi
doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que
quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es
de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla
por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que
busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay
en él injusticia” (Jn. 7:15-18).
Los doctores de la Ley del tiempo de Cristo, eran un

obstáculo en el plan de Dios para la salvación de la humanidad, y
Jesús no quería que sus discípulos se dejaran guiar por ellos.
Lo mismo sucede con el título de padre. Jesús prohíbe que se

use en el sentido que lo usaban los judíos, al referirse a un padre
espiritual; no al padre biológico. La razón es que solo Dios
146
puede engendrar hijos espirituales por medio del Espíritu Santo

(Jn. 3:1-8). Muchos ministros hoy día permiten y hasta imponen
que les llamen padre, en el sentido espiritual, en completa
contradicción a la prohibición de Jesús.
Jesús, también, prohíbe que se les llame maestro, en el

sentido de un guía espiritual, a los maestros de la Ley. Jesús
refuta todos estos títulos enconados en la religión judía de su
tiempo, porque enseñaban doctrinas que se oponían al mensaje
de salvación.
No obstante, Jesús mismo estableció maestros del Evangelio.

A lo que se opuso fue a los maestros de la Ley. Dios es la
autoridad final de la Biblia; Dios es único Padre espiritual; Dios
es quien guía al cristiano. Dios ha revelado su voluntad por
medio de Jesús en la Biblia. Él también ha establecido
ministerios del Evangelio para edificación del cuerpo de Cristo
(Ef. 4:11-16).
16. ¿En qué diferían judíos y samaritanos?
En ciertos pasajes de la Biblia se nota algunas diferencias que

había entre judíos y samaritanos, para responder esta pregunta
debemos recurrir a la historia.
Cuando el pueblo judío retornó del cautiverio de Babilonia,

para reconstruir Jerusalén, se ordenó que los judíos que se habían
mezclado con gente de otras naciones (lo cual era prohibido,
147
según la Ley) fuesen separados y no se les permitió ser parte de

la restauración del templo, ni de la comunidad judía (Esd. 10).
Los samaritanos fue una mezcla de judíos, con otros pueblos

paganos y tenían su propia religión. Reclamaban ser el verdadero
pueblo de Dios y que se debía adorar en el monte Gerizim
(Samaria), no en Jerusalén (Jn. 4:20).
Desde entonces, hubo luchas muy enconadas entre los dos

pueblos. En el tiempo de Jesús la rivalidad estaba bien marcada.
Los judíos les consideraban impuros, y no se trataban entre sí, ni
aun se hablaban. Por eso la mujer samaritana le dijo a Jesús:
“La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me

pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque
judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Jn. 4:9).
Por esa razón, cuando un intérprete de la Ley le preguntó a

Jesús: ¿Quién era el prójimo? Jesús uso de ejemplo a un
samaritano, porque sabía que los judíos los menospreciaban.
Jesús le preguntó al religioso:
“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo

del que cayó en manos de los ladrones? (Lc. 10:36)
Nótese la respuesta del religioso que, ni aun menciona el nombre

“samaritano”, pues los judíos ni siquiera lo pronunciaban:
148
Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús

le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lc. 10:37).
Los samaritanos tenían la esperanza de un Salvador, pero su

religión estaba desenfocada de la verdad divina. Pero, Jesús
rompió las barreras religiosas al ser el Salvador de todo mundo,
para los que creen en Él, como el Mesías prometido.
17. ¿Cuál es la función bíblica de un diácono en la Iglesia?
Se debe aclarar que aquí analizaremos el diaconado como un

ministerio bíblico y no como lo entiendan cada denominación
cristiana. La palabra diácono significa llanamente, servidor.
Esa fue la idea de los apóstoles de la Iglesia primitiva donde

nació este ministerio de la Iglesia. Ellos necesitaron ayuda para
servir las comidas o ágapes que se repartían entre los hermanos.
Los apóstoles eran humildes y se había encargado de repartir

comida, porque consideraron que servir era parte de su
ministerio, como Jesús les había enseñado. Pero, se dieron
cuenta que habían descuidado su ministerio de predicar y la
oración. Es en ese momento que decidieron buscar ayuda:
“Entonces los doce convocaron a la multitud de los

discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la
palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues,
hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
149
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes

encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la
oración y en el ministerio de la palabra” (Hch. 6:2-4).
No se debe perder de perspectiva que el ministerio del

diácono es servir, no mandar. Este es el ministerio más grande en
el reino de Dios (Mr. 9:35); pero, requiere de humildad. Por eso
uno de los requisitos fue que fueran llenos del Espíritu Santo.
Muchas denominaciones han sacado de su lugar el ministerio

del diácono. Incluso, los diáconos llegan a estorbar la misión del
pastor. Eso no es lo que la Biblia dice acerca del diácono.
Hay diáconos que se toman atribuciones y funciones que no

les corresponden; sino, que son funciones netamente pastorales.
Un diácono no está puesto para disciplinar a sus hermanos o
quitar al pastor de su cargo. Eso es incorrecto.
De acuerdo con la Biblia, el diácono es un servidor. Nada más.
18. ¿Puede un cristiano comer de todo?
(Levítico 11).
En la Ley se prohíbe comer ciertos alimentos: ¿Aplica al

cristiano esto hoy día? En la era del Nuevo Testamento la Biblia
es clara en señalar: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en
150
bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de

reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el
cuerpo es de Cristo” (Col 2:16-17).
La Biblia continúa diciendo: “De todo lo que se vende en la

carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de
conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si
algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os
ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de
conciencia” (1 Co. 10:25-27).
Algunos hermanos convertidos del judaísmo y

acostumbrados a la Ley, tenían por costumbre preguntar, de
dónde procedía la comida. Algunas carnes que se vendían en el
mercado o macellum, habían sido de sacrificios y ellos no se
querían contaminar. Pablo explica a los hermanos que no
pregunten, que coman de todo lo que les den.
La Biblia dice que ninguna comida se debe desechar, ya que

es santificada por medio de la acción de gracias en la oración:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros

tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la
conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de
alimentos que Dios creó para que con acción de gracias
participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la
151
verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es

de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por
la Palabra de Dios y por la oración es santificado” (1 Ti.
4:1-5).
No hay mucho que agregar a la Palabra de Dios, que es clara

en este tema al señalar que se puede comer de todo. Solo
advierte que hay que tener cuidado con estas doctrinas de
demonios que le dan énfasis a cosas terrenales por encima de las
eternas. Jesús afirmó que nada que entra en el vientre contamina
al ser humano; si no, lo que sale del corazón:
“Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin

entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que
entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no
entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina?
Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero
decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al
hombre” (Mr. 7:18-20).
19. ¿Cuál es el pecado de muerte?
“Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea

de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que
cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de
muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia
es pecado; pero hay pecado no de muerte” (1 Jn. 5:17-18).
152
En este pasaje, pareciera que Juan habla de pecados que son de

muerte, por los cuales, él opina, que no se debe pedir. Pero, la
Biblia dice que Jesús hizo una ofrenda perfecta por todos los
pecados de la humanidad: “Porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados” (Hb. 10:14).
El mismo Juan afirma que, Jesús nos limpia de toda maldad:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para

perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”
(1 Jn. 1:9).
Si el mismo Juan afirma que Jesús nos limpia de toda

maldad y, además, la Biblia enseña que el sacrificio de Jesús fue
perfecto para perdonar todos los pecados de la humanidad (1
Jn.2:2), ¿Por qué pareciera que Juan se contradice?
Recordemos que los discípulos de Jesús habían sido

formados de acuerdo con la Ley, en la cual había pecados de
muerte y otros que se redimían con ofrendas. Tal es el caso de la
mujer adúltera que le trajeron a Jesús. De acuerdo a la ley debía
morir, porque el adulterio era un pecado de muerte (Lv. 20:10).
Pero, el mismo pasaje muestra que Jesús no condenó
inmediatamente a la mujer en la era de la Gracia (Jn. 8:1-11).
Jesús pagó por nuestro pecado en la cruz. Todo pecado es

perdonado, si hay genuino arrepentimiento. Juan no dice que ese
fue un mandato del Señor; sino su opinión, al decir: Hay pecado
de muerte, por el cual yo no digo que se pida”.
153
Cuando debamos comparar las enseñanzas de Jesús con la de

sus discípulos, y algo no parezca claro, sabremos que Jesús es la
Verdad. Jesús enseñó que el único pecado que no tiene perdón es
la blasfemia contra el Espíritu:

perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada” (Mt. 12:31).
Jesús afirma categóricamente que, todo pecado es

perdonado; excepto la blasfemia contra el Espíritu. Por tanto, en
este tema, Juan solo da su opinión de acuerdo con su
conocimiento personal. Pero, Jesús enseñó que, el único pecado
imperdonable, es la blasfemia contra el Espíritu.
La blasfemia contra el Espíritu no es un pensamiento malo

acerca de Dios, que no sería extraño que vengan a la mente del
cristiano a causa del mal que hay en el mundo, solo se deben
desechar o reprender. La blasfemia contra el Espíritu consiste en
atribuirle, conscientemente, las obras de Dios a Satanás. Eso
incluye hacer burla de los dones del Espíritu Santo.
20. El Arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda venida de

Cristo: ¿Son dos eventos diferentes, según la Biblia?
Muchos cristianos creen en el Arrebatamiento de la Iglesia,

antes de la tribulación, y en la Segunda Venida de Cristo, al final
154
de la tribulación. Otros en cambio encuentran que la Biblia solo

habla de la Venida del Señor. Y es que algunos textos que se
usan para evidenciar el Arrebatamiento de la Iglesia al cielo,
hablan de la venida de Cristo, no estrictamente del
Arrebatamiento, como los siguientes versos:
“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la
venida del Señor, no precederemos a los que durmieron” (1
Ts. 4:15).
Este verso anterior habla de la Venida de Cristo, no del

Arrebatamiento de la Iglesia. Pero, por los versos que siguen
inferimos que alude al Arrebatamiento también:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de

arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y
los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros
los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1
Ts. 4:16-17).
El verso señala que recibiremos a Jesús en el aire, lo que nos da

la razón para pensar que no se refiere a la Segunda Venida,
porque en la Segunda Venida, Jesús viene a reinar sobre la tierra.
Hay versos que no tendrían sentido, sino hubiese un
Arrebatamiento, como el siguiente:
155
“Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el

uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres
estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra
dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el
otro dejado. Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él
les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también
las águilas” (Lc. 17:34-37).
De que otra manera se puede entender que uno será tomado y

otro será dejado; si no, por medio del Arrebatamiento de los
santos al cielo. Pero, quizá el pasaje que habla más claro acerca
del Arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda Venida de Cristo,
como dos eventos separados, sea Apocalipsis 14:14 al 20.
En ese pasaje se nota dos eventos separados, narrados uno

después del otro. El primero se refiere al Arrebatamiento de la
Iglesia, y el Segundo, a la Venida de Cristo. En el primero dice:
“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno

sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la
cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda”
(Ap. 14:16-14).
En este primer evento se puede notar que en una nube blanca

viene sentado el Hijo del Hombre (Jesús). Trae una corona de
oro en su cabeza y una hoz que es para cosechar. Luego dice:
“Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que

estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque
156
la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está

madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su
hoz en la tierra, y la tierra fue segada” (Ap. 14:16-16).
Nótese que, un ángel clama al que está sentado en la nube,

diciéndole que meta su hoz y la mies de la tierra fue segada. No
cabe duda de que es Jesús segando la tierra.
En el segundo evento, que se narra continuo al primero, hay

un ángel con una hoz también, ya no es el Hijo de Dios. Y otro
ángel le dice que vendimie la viña de la tierra (Israel), ya no es la
tierra, como en el primer evento:
“Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo

también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que
tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía
la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los
racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el
ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la
tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y
fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió
sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos
estadios” (Ap. 14:17-20).
Inmediatamente que el ángel cosecha la viña de la tierra

(Israel), echa las uvas en el lagar de la ira de Dios, que se refiere
a la multitud que mueren, cuando Cristo venga en su Segunda
Venida a pelear con los ejércitos de la tierra (Ap. 19:11-21).
157
Otro dato que confirma que éste segundo evento se refiere a

la “Segunda Venida de Cristo”, es que Jesús dijo que, en su
Segunda Venida, serían los ángeles que cosecharían a Israel:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos

días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y
las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos
serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus
de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las
nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus
escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo
hasta el otro. De la higuera aprended la parábola: Cuando
ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas
estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (29-33).
Primero dice que, será después de la tribulación que

aparecerá el Hijo del Hombre en el cielo. Luego dice que enviará
a sus ángeles, para reunir a sus escogidos. Tal como afirma
Apocalipsis, que serán los ángeles los que reunirán al pueblo de
Israel, en la Segunda venida de Cristo. Mientras que, en el
primer evento (Arrebatamiento), es Cristo quien viene a buscar a
la Iglesia. Ningún pasaje habla más claro del Arrebatamiento y la
Segunda venida de Cristo que éste (Ap. 14:14-20).
158
21. ¿Cuáles son los siete espíritus de Dios?
En muchas ocasiones en la Biblia se mencionan los siete

espíritus de Dios. La Biblia dice que estos siete espíritus: a)
Están delante del trono de Dios (Ap. 1:4) y arden como siete
lámparas de fuego (Ap. 4:5). b) Están en Jesús (Ap. 3:1) y son
sus siete ojos que recorren toda la tierra (Ap. 5:6; Zac. 3:9, 4:10).
Isaías describe los siete espíritus de Dios de la siguiente manera:
“Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de

sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (Is. 11:2).
1.) Espíritu de Jehová. Este se refiere a la divinidad de

Cristo. El Padre y Él, uno son (Jn. 10:30).
2.) Espíritu de Sabiduría. La sabiduría es la que nos ayuda a

tomar decisiones sabias en la vida. La Biblia dice que: El
principio de la sabiduría es el temor a Dios (Pr. 1:7), Jesús
lo tuvo en la tierra (Lc. 2:52).
3.) Espíritu de Inteligencia. La inteligencia espiritual está

relacionada con un conocimiento correcto de Dios y su
voluntad perfecta para nuestras vidas (Pr. 9:10).
4.) Espíritu de Consejo: Las personas que gozan de

conocimiento, inteligencia y sabiduría espiritual pueden
159
dar consejos buenos. Un consejo a tiempo es medicina al

alma. Jesús fue consejero (Is. 9:6; Ap. 3:18).
5.) Espíritu de Poder. La Biblia dice que Jesús tomó el poder

sobre todas las cosas (Ap. 5:12).
6.) Espíritu de Conocimiento. El conocimiento correcto del

carácter de Dios revelado en la Biblia y su voluntad
perfecta es lo que guía a una vida victoriosa en la tierra y
en la eternidad. La falta de conocimiento divino conduce al
fracaso espiritual (Os. 4:6).
7.) Espíritu de Temor de Jehová. Jesús fue temeroso de su

Padre cuando estuvo en la tierra y se sometió
humildemente en obediencia a su voluntad (Fil. 2: 5-8).
La Biblia dice que estos siete espíritus de Dios, son enviados

para recorrer toda la tierra. Implica que están activos en la
Iglesia, pues Jesús es la cabeza de la Iglesia y sobre Él reposan
los siete espíritus de Dios. Estos espíritus de nuestro Padre se
pueden manifestar para ayudar al cristiano de acuerdo con la
necesidad del momento y nuestra entrega a Dios.
22. ¿Qué representan las cuatro caras de los querubines?
En la Biblia se describe a los querubines como seres espirituales

que están ante el trono de Dios. Aunque no se describen de
forma igual en diferentes pasajes, por lo menos tomaremos el
siguiente para explicar que significan sus cuatro diferentes caras:
160
“Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de

león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la
izquierda en los cuatro; asimismo había en las cuatro caras
de águila” (Ez. 1:10).
En este verso se menciona cuatro caras de los querubines:

Hombre, león, buey y águila. Es posible que estas cuatro caras
en los querubines representan la fuerza de las especies de la
tierra. El hecho de que los querubines tengan estas diferentes
caras puede significar el nivel de autoridad que Dios les ha dado,
ya que ellos se mueven sobre la tierra (Ez. 1:15 y 19).
1. Cara de hombre: Esta cara representa al ser humano como el

ser más importante de la tierra, hecho a semejanza de Dios.
2. Cara de León: El león es el animal que representa la fuerza

entre los animales salvajes.
3. Cara de buey. El buey representa la fuerza de los animales

domésticos.
4. Cara de águila: El águila es el animal más fuerte, entre las

aves.
23. ¿Nos conoceremos en el cielo?
Muchos cristianos se preguntan si nos conoceremos en el cielo.

El pasaje del rico y Lázaro es muy aleccionador acerca de este
tema. La Biblia dice que ambos murieron, uno fue al paraíso
(seno de Abraham) y el otro al infierno (Hades, Lc. 16:22-23):
161
“Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio

de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él,
dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí,
y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en
agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en
esta llama” (Lc. 16:23-24).
El rico pudo distinguir a Abraham y a Lázaro estando en el

tormento del infierno. Implica que, tanto en el paraíso como en
el infierno la gente se puede reconocer. Se debe recodar que para
este tiempo el infierno y el paraíso estaban uno frente al otro (Lc.
16:26), hasta que Jesús llevó el paraíso al cielo en su
resurrección (Ef. 4:8-10). El pasaje dice que Abraham distinguió
al rico y le contestó: “Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate
que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males;
pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (v. 25).
Este verso revela algo más, en la eternidad hay recuerdos.

Abraham le dijo: “Acuérdate”. Es bien dicho que la conciencia
es un tormento en el infierno. El rico también se acordaba en el
infierno que tenía cinco hermanos en la tierra:
“Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la

casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que
les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este
lugar de tormento” (v. 27-28).
162
En la eternidad, tanto en el paraíso como en el infierno, habrá

memoria. Pero, si hay memoria o recuerdos en el cielo ¿Por qué
la Biblia dice que no habrá mas llanto, ni dolor? (Ap. 21:4).
Porque Dios quitará el dolor; pero, no los recuerdos. Podremos
recordar, sin sentir el dolor. Dios es poderoso para hacerlo.
Hay algunos pasajes del Antiguo Testamento que parecerán

contradecir lo que Jesús enseñó en este relato. Salmo 6:5 dice:
“En la muerte no hay memoria”. Salomón, también dice que no
sabe si el ser humano va al cielo o el animal al infierno (Ec.
3:21). No se debe olvidar que, el conocimiento en el Antiguo
Testamento era limitado, hasta que vino Jesús a revelar cosas
escondidas desde la fundación del mundo. Como dice la profecía
acerca del Mesías: “Declararé cosas escondidas desde la
fundación del mundo” (Mt. 13:35 b).
Cristo vino a revelar los misterios eternos que estuvieron

ocultos durante siglos (Ef. 3:9-12). Esa era la esperanza de un
Mesías como se nota en las palabras de la samaritana con Jesús:
“Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el

Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús
le dijo: Yo soy, el que habla contigo” (Jn. 4:25-26).
La profecía anunciaba que Dios vendría y les enseñaría (Jn. 6:45;

Jr. 54:13). Jesús fue quien reveló los grandes misterios del Padre:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el

seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).
163
Salomón (en su conocimiento limitado) escribió que después de

la muerte no se sabía nada (Ec. 9:5). En relación con el
cocimiento mayor de Jesús al de Salomón. Jesús dijo:
“La reina del Sur se levantará en el juicio con esta

generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de
la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más
que Salomón en este lugar” (Mt. 12: 42).
Jesús, no solo dijo que su conocimiento era mayor que el de

Salomón; sino, que sus oyentes eran privilegiados al escuchar
sus palabras y que muchos santos hubiesen deseado escucharlo:
“Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y

vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que
muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo
vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mt. 13:17).
Jesús no puede estar equivocado en lo que enseñó, en

comparación con el conocimiento del Antiguo Testamento.
Antes de Él, no había una revelación tan clara de las verdades
eternas. Eso se debe tomar en cuenta a la hora de comparar sus
enseñanzas con algunos versos del Antiguo Testamento. Quien
desconozca esto, puede errar en la comprensión de la Biblia.
Un verso que suele confundir a algunos cristianos es el

17
siguiente: Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y
nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más
vendrá al pensamiento (Is. 65:17).
164
Este verso no se refiere a conocernos en el cielo, el contexto

inmediato revela que se refiere a que no recordaremos la tierra y
el cielo antiguos, los cuales pasaran y no se recordaran más,
como dice Pedro:
12
Esperando y apresurándoos para la venida del día de
Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos,
13
y los elementos, siendo quemados, se fundirán. Pero
nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia (2 P. 3:12-13).
24. ¿Con qué cuerpo reinaremos durante el milenio?
El milenio, se refiere al período de mil años que Cristo reinará en

esta tierra, cuando regrese en su Segunda Venida con sus santos
(Ap. 20:1-10). Al final de los mil años, la tierra será destruida.
Dios hará un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap. 21:1).
Siendo que, los santos vienen con Cristo desde el cielo a reinar
sobre la tierra (Ap. 19:14), es lógico preguntar: ¿Con qué cuerpo
reinaremos?, pues ya habremos resucitado (Fil. 3:21; 1 Co.
15:43) y nuestros cuerpos habrán sido transformados (1 Co.
15:51-52). En el milenio gobernaremos con cuerpos glorificados:
“Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su

carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán
165
por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas,

entrarán por las ventanas a manera de ladrones” (Jl. 2:8-9).
Los versos anteriores, explican lo siguiente:
1. “Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su

carrera”. Implica que, los cuerpos de los santos durante el
milenio no tendrán las limitaciones de espacio, caso típico de los
seres humanos en su estado físico natural.
2. “Y aun cayendo sobre la espada no se herirán”. Los

cuerpos de los santos en el milenio no sufrirán daño alguno de la
muerte, enfermedad o heridas.
3. “Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las

casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones”. No
tendrán limitaciones de espacio, podrán traspasar paredes y
escalar alturas. Eso fue lo que hizo Jesús cuando se apareció a
sus discípulos, después de resucitar: “Ocho días después,
estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás.
Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio
y les dijo: Paz a vosotros (Jn. 20: 19 y 26).
25. ¿Es el papa el Anticristo?
Antes de entrar en el tema, es preciso señalar lo siguiente: Si no

se tiene el conocimiento necesario de Cristo en sus diferentes
funciones y títulos (juez, sacerdote, rey, etc.) se puede
preconcebir la idea de que Jesús es solo un líder religioso.
166
Con esa idea en la mente, muchos cristianos piensan que el

papa puede ser el Anticristo, pues lo relacionan con un líder
espiritual. Pero, Jesús era esperado en Israel como el Mesías
escatológico, el salvador y libertador de Israel. No solo como un
líder espiritual.
Siendo que, el Anticristo pretenderá ser el mesías y hará

grandes prodigios, se tiende a relacionar la parte espiritual del
Anticristo con el papa. Pero, Jesús no es un líder religioso per sé,
sino el Rey de reyes.
Jesús, como el Mesías prometido, es el Salvador de la

humanidad, no un líder religioso cualquiera. El ángel dijo que,
Jesús es rey y Salvador:
“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy

nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os
ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es
CRISTO el Señor” (Lc. 2:10-11).
Además, la Biblia dice:
“Y de la manera que está establecido para los hombres que

mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hb. 9:27).
Cualquier papa (pasado o presente) es un ser humano

mortal, y no tiene la capacidad de volver a la vida. Solo Cristo
tuvo el poder de poner su vida, y de volverla a tomar (Jn. 10:18).
Él es el único que ha vencido a la muerte (Hb. 2:14).
167
No obstante, el Anticristo sufrirá un atentado de muerte, al

que sobrevivirá (Ap. 13:3); pero, no se trata de una resurrección,
solo imitará lo que le sucedió a Cristo, pues Satanás no tiene
potestad sobre la vida y la muerte, solo Cristo (Ap. 1:18).
Los que afirman que el papa será el Anticristo, hacen una

relación entre la parte espiritual y la divina de Cristo con los
milagros que hará el Anticristo. No obstante, de acuerdo con la
Biblia, quien hace más señales para engañar a la humanidad, no
es el Anticristo; sino, el falso profeta, que es el líder religioso del
gobierno del Anticristo. La Biblia dice:
“Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía

dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba
como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera
bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los
moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida
mortal fue sanada.
También hace grandes señales, de tal manera que aun

hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los
hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las
señales que se le ha permitido hacer en presencia de la
bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan
imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y
se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para
168
que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la

adorase (Ap. 13:11-15).
En este pasaje se nota claramente que, quien hace las veces de

líder espiritual, no es el Anticristo (la primera bestia); sino, la
otra bestia (el Falso profeta), el que parece cordero, pero habla
como dragón: “Y tenía dos cuernos semejantes a los de un
cordero, pero hablaba como dragón”.
La Biblia dice que, el falso profeta hace que la humanidad

adore al Anticristo: “Y hace que la tierra y los moradores de
ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue
sanada”.
Este líder religioso (el Falso profeta) hace descender fuego

del cielo: “También hace grandes señales, de tal manera que
aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los
hombres”. Y hace que las imágenes o ídolos del Anticristo
hablen: “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la
bestia, para que la imagen hablase”.
Hay que recordar que, Satanás trata de imitar a Dios. Así

que, en los tiempos finales habrá una especie de trinidad
satánica, a saber: Satanás, el Anticristo y el falso Profeta.
En el siguiente verso se nota a los tres en el lago de fuego:
“Y el diablo (Satanás) que los engañaba fue lanzado en el

lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia (el
169
Anticristo) y el falso profeta (el líder religioso); y serán

atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Ap.
20:10).
Si se desconoce a estos tres seres, se pueden confundir la

función de cada uno de ellos. Satanás o el diablo es quien tiene el
poder, él utiliza al Anticristo como una marioneta, y el Anticristo
engaña al falso profeta (al líder religioso) para que le haga
campaña y engañe a la humanidad con las señales que le permite
hacer.
Así que, el Anticristo no es un líder religioso, es un

gobernador mundial. El que hace las señales es el falso Profeta,
un líder religioso que se levantará durante el gobierno del
Anticristo. Este líder surge de la unidad de todas las iglesias a
nivel mundial. En la Biblia se le llama la apostasía (2 Ts. 2:3).
Además, el Anticristo no será una persona religiosa. El no creerá
en ninguna religión; sino, en él mismo. La Biblia dice:
“Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las

mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se
engrandecerá” (Dn. 11:37).
Por tanto, la Biblia no sustenta que el Anticristo debe ser un

papa de Roma, pues ellos tienen su propia religión (católica);
mientras que, el Anticristo, no creerá en ninguna religión, solo
en él mismo. La Biblia dice: “El cual se opone y se levanta
contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto
170
que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose

pasar por Dios” (2 Ts. 2:4).
El Anticristo creará su propia religión, él será su propio dios

y solo sus imágenes serán adoradas en su gobierno. Quizá la
imagen o ídolo que se hará de sí mismo tendrá la herida en
memoria al atentado mortal que sufrirá.
De acuerdo con la evidencia bíblica que hemos dado, existe

la posibilidad de que un papa pueda ser el líder religioso del
gobierno del Anticristo (el llamado “falso profeta”). Pero, la
Biblia no da base para decir que un papa sea el Anticristo, pues
él no creerá en ningún Dios, no es religioso.
Lo mas importante para los cristianos es estar preparados

para el arrebatamiento de la Iglesias al cielo. La iglesia será
librada de la tribulación y no verá al anticristo, no importa quien
sea. La Iglesia está esperando que Jesús, no al anticristo.
26. ¿Por qué un ángel trae el evangelio para ser predicado?
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la
tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo?” (Ap. 14:6).
Si Cristo fue quien trajo el Evangelio al mundo (Mr. 14-15),

¿Por qué dice este verso que un ángel tenía el Evangelio para ser
predicado al mundo? Para responder esta pregunta, es necesario
171
ubicar el contexto en que se da dicho evento. Según los versos

anteriores y posteriores, esto se da durante la tribulación.
Cuando la Iglesia sea arrebatada al cielo, la revelación del

Evangelio se va de la tierra. El Espíritu Santo es quien convence
de pecado (Jn. 16:7-8), y Él se ira con la Iglesia, porque vino a
causa de la Iglesia. Además, si el Espíritu Santo se quedara en la
tierra, el Anticristo no podría gobernar, la Iglesia y el Espíritu
Santo son los que lo detienen (1 Ts. 2:7).
La revelación del Evangelio se va con la Iglesia al cielo y

debe ser traída de nuevo a la tierra, durante el período de la
tribulación para ser predicado en Israel, pues los judíos se
convertirán al Mesías. Es posible que la revelación de que Jesús
es el Mesías le sea dada a Israel, por medio de los dos testigos,
quienes convencerán a Israel de que Jesús es el Mesías. Tal
como dieron testimonio de Jesús cuando estuvo en la tierra (Mt.
17:1-3).
27. ¿Son legítimas las experiencias fuera del cuerpo?
Hay cristianos que afirman haber tenido experiencias fuera del

cuerpo, ¿Es esto posible a la luz de la Biblia?
El apóstol Pablo tuvo una experiencia donde salió de su cuerpo:
“Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las

visiones y a las revelaciones del Señor. Conozco a un
hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo,
172
no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue

arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si
en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que
fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables
que no le es dado al hombre expresar” (2 Co. 12:1-4).
Pablo es claro en señalar que, él fue arrebatado al tercer cielo y

visitó el paraíso, donde le fue dada revelación de Dios. Quizás,
por eso el apóstol Pablo gozaba de un gran conocimiento al
escribir en sus cartas, pues estaban llenas de revelación de Dios.
Juan, el escritor del Apocalipsis, también tuvo esa

experiencia. Después que Jesús se le apareciera en la isla de
Patmos, una voz le dijo que subiera al cielo:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el

cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando
conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que
sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el
Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el
trono, uno sentado” (Ap. 4:1-2).
A estos hombres les fueron revelados misterios relacionados

a la Iglesia y a los tiempos finales. Hay que advertir que hoy día,
nadie puede añadir o quitar a la revelación bíblica, bajo juicio de
condenación. No obstante, de acuerdo con estos pasajes, si es
posible que alguien pueda tener este tipo de experiencias,
siempre que confirmen lo que la Biblia enseña.
173
La Biblia dice que, Jesús tiene potestad en el cielo, en la

tierra, y debajo de la tierra: “Para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra” (Fil. 2:10). Al decir en el cielo, incluye el
paraíso, al cual Jesús ascendió (Lc. 24:43), y al decir, debajo de
la tierra, se refiere al infierno.
La Biblia señala que, Jesús tiene las llaves del infierno:
“Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por

los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte
y del Hades” (Ap. 1:18).
Si Jesús tiene todo el poder en el cielo y en la tierra como la

Biblia lo afirma (Mt. 28:18), implica que tiene el poder para
mostrarle el cielo o el infierno a quien quiera, si su voluntad así
lo desea. Todo con el fin de dar testimonio de la realidad eterna y
confirmar lo que la Biblia ya revela.
Cuando el rico sufría en el infierno propuso que Lázaro fuera

a advertirle a su familia que no fuesen a aquel lugar de tormento.
Abraham le respondió que, ni aun así creerían:
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,

tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los
muertos” (Lc. 16:27-31).
Si bien, los muertos no salen de donde están. Si es posible que

Dios le pueda mostrar el cielo o el infierno a los que están vivos
174
o durante el período en que las personas mueren por un corto

tiempo y luego vuelven a la vida. Como le sucedió a Lázaro que
ya tenía cuatro días enterrado y volvió a la vida (Jn. 11:17, 43-
44).
28. ¿Qué significa que Jesús es el espíritu de la profecía?
¿A qué se refiere que el testimonio de Jesús es el espíritu de la

profecía descrito en apocalipsis? La Biblia dice:
Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu

de la profecía (Ap. 19:10b).
Este pasaje significa que Jesús es lo que inspira la profecía

bíblica. El propósito de toda la profecía bíblica está destinado a
dar testimonio de Cristo como se puede notar en el siguiente
verso:
9
Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su
10
beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra (Ef. 1:9-10).
Dios había planeado reunir todas las cosas en Cristo. El espíritu

que impulsa la profecía bíblica es dar testimonio de Cristo.
Jesús dijo que las Escrituras daban testimonio de Él:
175
39
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece
que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí (Jon. 5:39).
29. ¿Cuáles son las dos cosas inmutables de Hebreos 6:18?
Hebreos dice que hay dos cosas inmutables por las cuales es
difícil que Dios mienta. ¿A qué se refieren esas dos cosas
inmutables en ese pasaje? La Biblia dice:
18
Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es
imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo
los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros (Hb. 6:18).
Una lectura del contexto inmediato de este verso nos da la

respuesta. El escritor quiere afirmar la veracidad de las promesas
divinas y la garantía de que Dios cumple lo que promete.
En este caso, hay dos cosas que atestiguan que la promesa hecha
a Abraham es firme. La primera, es la promesa de bendición
hecha a Abraham:
4
Diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te
multiplicaré grandemente (Hb. 6:4).
176
La promesa es la primera cosa inmutable por la cual Dios está

comprometido a cumplir la promesa hecha a Abraham, pues
Dios es fiel y cumple lo que promete. Es inmutable, no cambia.
La segunda cosa inmutable fue el juramento. Este lo hizo

Dios después de la promesa, cuando Abraham iba a sacrificar a
su hijo Isaac en obediencia a la voz de Dios. Dios, al ver la fe de
Abraham le detuvo y juró que le cumpliría su promesa:
16
Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por
cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu
17
único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo y como la arena
que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las
18
puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas
todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi
voz (Gn. 22:16-18).
Así que, por estas dos cosas inmutables, a saber: La promesa y

luego el juramento, estaba garantizado que Dios cumpliría sus
promesas hechas a Abraham, pues además de prometerlo se lo
garantizó con un juramento. La promesa y el juramento son las
dos cosas inmutables por las cuales Dios no se podía retractar de
lo prometido. Él cumple su palabra.
30. ¿Estaba Moisés en la tierra en tiempos de Cristo?
177
Jesús habló en el relato de Lázaro y el hombre rico, que éste

último le pidió a Abraham que enviara a alguien desde el seno de
Abraham (paraíso) a que le advirtieran a su familia acerca del
infierno. Abraham le respondió que tenían a Moisés y a los
profetas, que los escucharan a ellos, pero Moisés ya no estaba en
la tierra, ni los profetas. ¿Entonces, a quien se refiere? El relato
29
dice: Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen;
30
óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si
alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
31
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los
muertos (Lc. 16:29-31).
La Ley fue dada por Dios a Moisés, asi que, los judíos se
referían a la Ley con el nombre Moisés. Moisés y los profetas
significa los libros de Moisés y los escritos profetas.
La Ley tiene diferentes nombres en la Biblia. También se le

llama el testimonio, los estatutos o decretos como en el siguiente
44
pasaje: Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los
hijos de Israel.45 Estos son los testimonios, los estatutos y los
decretos que habló Moisés a los hijos de Israel cuando
salieron de Egipto (Dt. 4:44-45). Con esos nombres serían
recordados por los judíos (Dt. 6:20). En todo el Antiguo
Testamento se usan estas palabras para referirse a la Ley (Sal.
119:2). En Isaías aparece la Palabra testimonio para referirse a la
178
Ley y algunos cristianos se confunden pensando que se refiere al

testimonio que ellos deben dar ante los demás.
También, a la Ley se le llama la Letra, palabra que,

erradamente, algunos cristianos piensan que se refiere al
conocimiento, pero los versos siguientes dan la respuesta: 6 el
cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo
pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata,
mas el espíritu vivifica. 7 Y si el ministerio de muerte grabado
con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de
Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a
causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu? (2 Co. 3:6-8). Ver, Ro. 7:6.
Este pasaje deja ver claro que la Letra aquí, se refiere a las tablas
de la Ley escritas con letras, sobre piedra.
La Ley también es llamada la sombra o modelo en el

siguiente verso: 5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra
de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando
iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte
(Hb. 8:5).
Así que, Moisés y los profetas se refiere a la Ley que daba

testimonio de Dios en la tierra, antes de Cristo. No significa que
Moisés y los profetas estaban vivos para el tiempo de Cristo.
179
31. ¿Qué dice la Biblia del bautismo por los muertos?
Hay un pasaje bíblico que suele confundir a algunas personas,

con relación al tema del bautismo en aguas, es el pasaje de 1 de
Corintios 15: 29. ¿En qué sentido Pablo se refiere a este tema en
dicho verso? Este pasaje es usado por los mormones para
justificar el bautismo por los muertos. De acuerdo al
experimentado comentarista de 1 de Corintios, Gordon Fee,
existen más de 40 posturas teológicas con relación a este verso.
La Biblia dice:
29
De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los
muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por
qué, pues, se bautizan por los muertos? (1 Co. 15:29).
Antes de dar una explicación acerca de lo que Pablo quiere decir

en el verso anterior, es importante hacer notar que la muerte es la
consecuencia advertida por Dios a la primera pareja:
16
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
17
del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás (Gn. 2:17).
Implica que, la muerte no estaba en los planes de Dios para el ser

humano. En la Biblia, la muerte es descrita como un principado
al servicio de satanás, que será condenada en el juicio final:
180
14
Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la muerte segunda (Ap. 20:14).
Por esa razón, la Ley prohibía todo contacto con las cosas
muertas:
24
Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare
sus cuerpos muertos será inmundo hasta la noche (Lv.
11:24).
Los sacerdotes no podían tener contacto con los muertos:

1
Jehová dijo a Moisés: Habla a los sacerdotes hijos de
Aarón, y diles que no se contaminen por un muerto en sus
pueblos (Lv. 21:1).
La Biblia prohíbe las imágenes de muertos:

8
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que
está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra (Dt. 5:8).
La Biblia prohíbe todo contacto, conversación o relación con los

11
muertos:. Ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien
consulte a los muertos (Dt. 18:11).
En este pasaje, Dios prohíbe tener comunicación con los

muertos, que era una práctica de las naciones paganas y ciertas
religiones satánicas. En Isaías se confirma que esta práctica de
invocar a los muertos es condenada en la Biblia:
181
19
Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los
adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No
consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos
por los vivos? (Is. 8:19).
La Biblia prohíbe hacer marcas en el cuerpo que recuerden a

los muertos: 28 Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un
muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová
(Lv. 19).
Además, se debe afirmar que, la Biblia no enseña en ninguna

parte el bautismo por los muertos. Ahora veamos la forma
bíblica que Cristo enseñó de bautismo:
19
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo (Mt. 28:19).
No cabe duda que, el bautismo bíblico de los cristianos enseñado

por Jesús, es en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu
Santo. Pedro menciona el bautismo en el nombre de Jesús (Hch.
2:38); pero, no puede estar contradicción con Jesús.
De aquí parten la secta de los “jesus solo” para decir que

solo se debe bautizar en el nombre de Jesús. Otro error, pues se
dejan llevar por un solo pasaje, sin afirmar lo que ya Jesús había
ordenado, que se debe bautizar: En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo.
182
Pedro dijo que se bautizaran en el nombre de Jesús, no para

inventar una nueva fórmula bautismal contraria a la de Jesús, que
es: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,
siendo que, en el mismo pasaje, Jesús les ordena a los apóstoles
20
que enseñen, lo que él les enseñó: Enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mt.
28:20).
Pedro dice que se bauticen en el nombre de Jesús, por una

sencilla razón, los conversos de la Iglesia primitiva se bautizaban
con el bautismo de Juan, para arrepentimiento de pecados:
4
Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados (Mr. 1:4).
Era costumbre en la iglesia primitiva que, al aparecer Jesús

predicando y al aceptarlo como Salvador, los recién convertidos
(ya bautizados con el bautismo de Juan) se bautizaran luego en el
nombre de Jesús para reafirmar su fe en Jesús como el Mesías.
Eso se evidencia en la Biblia en el siguiente pasaje:
3
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos
dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizó
con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en
Jesús el Cristo. 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en
el nombre del Señor Jesús (Hch. 19 1-5).
183
En este pasaje se nota claramente, que los que se habían

bautizado con el bautismo de Juan, luego se bautizaban en el
bautismo de Jesús. Pero, eso no niega que la formula bautismal
enseñada por Jesús, este equivocada. Pedro es solo un testigo de
Jesús y en este contexto, bautizaba en el nombre de Jesús,
precisamente, para afirmar que Jesús es divino, y uno con el
Padre y el Espíritu Santo. No para contradecir la formula
bautismal enseñada por Jesús, que debe ser: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo ¿Mt. 28-19.
Lo mismo sucede en el caso de este pasaje de Pablo:

29
Pablo no puede estar aprobando el bautismo por los muertos,

cuando la Biblia prohíbe invocar muertos. En ninguna parte de
las Escrituras se ordena el bautismo por los muertos. En dicho
pasaje, Pablo no puede contradecir la Biblia, solo quiere afirmar
la doctrina de la resurrección de los muertos, que era un tema
muy debatido en la Iglesia primitiva (Ver, 2 Ti. 2:17-17; Hb. 6:1-
2).
Pablo menciona que hay algunos que se bautizaban por los

muertos, pero no está afirmando que está de acuerdo con esa
práctica. Todo lo contrario, se cuestiona que, si los muertos no
resucitan ¿Por qué ellos se bautizan por los muertos?
184
29
Pablo solo usa su argumento para defender la doctrina de la

resurrección, pues si ellos (que no se sabe quiénes son) se
bautizan por los muertos, están afirmando que la resurrección
existe. Pero, Pablo no está afirmando que está de acuerdo con
esa práctica.
Cuando un cristiano conoce lo que la Biblia enseña, y en

particular lo que Jesús ensenó, no cuestiona la Palabra de Dios,
ni se confunde, pues Dios no se puede contradecir. Su palabra
permanece para siempre.
Si afirmamos lo que la Biblia ya explica en otros contextos,

en vez de dar cuerda larga al estudio de un solo pasaje difícil de
la Biblia, evitaríamos las engorrosas e interminables opiniones
de los hombres con relación a pasajes obscuros de la Biblia.
La solución a la diversidad de opiniones en cuanto a la

interpretación de pasajes difíciles de la Biblia, está en la misma
Biblia. Enfocándose en lo que Dios ya dice con respecto a ese
tema en la Biblia. Y no procurando entender un solo pasaje
conflictivo del que, a veces, no se tienen una explicación clara en
la Biblia. Lo cierto es que la respuesta, siempre estará en lo que
Dios dice en la misma Biblia.
185
LIBROS ESCRITOS POR JOEL PERDOMO
1. NO HAY MALDICIÓN PARA LOS CRISTIANOS

2. EL DIEZMO DESDE ABRAHAM A CRISTO
3. LA PROFECIA COMO MINISTERIO DE LA IGLESIA
4. LA ORACIÓN EFICAZ
5. LA LEY Y LA GRACIA
6. EL LLAMADO AL MINISTERIO
7. LOS MINISTERIOS DE LA IGLESIA
8. ADORADODES EN ESPÍRITU Y EN VERDAD
9. FE SIN LÍMITES
10. SIN SANTIDAD, NADIE VERÁ AL SEÑOR
11. VIDA Y MINISTERIO (autobiografía).
12. LA IGLESIA E ISRAEL COMO SEÑALES DEL FIN
13. LA AUTORIDAD – El Desafío Cristiano
14. HUMILLACIÓN Y EXALTACIÓN DEL CRISTIANO
15. RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA
BIBLIA
16. TEMAS INTERESANTES DE LA BIBLIA
17. JESÚS, NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE
18. EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA
19. UNA SOLA CARNE – Matrimonio, Divorcio y
Recasamiento a la luz de la Biblia.
186
20. SOLTERO – ¿Cómo esperar en Dios?

21. ADOLESCENCIA. ¿Cómo enfrentar los cambios?
22. LA SABIDURIA DIVINA
23. LOS PRIMEROS PASOS
24. VIDA CRISTIANA – Reflexiones
25. TESOROS DE LA BIBLIA
26. DISCIPULADO DE DOCTRINAS BASICAS
(búsquelos escritos y en audio en internet).
187

Respuestas A Preguntas Dificiles de La Biblia - Por Joel Perodmo

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RESPUESTAS

ESTE LIBRO ES UNA OFRENDA A DIOS Y LOS

 PUEDE SER IMPRESO – SIN FINES DE LUCRO.

 PUEDE SER TRADUCIDO A CUALQUIER

 ES UN REGALO DEL HNO. JOEL PERDOMO A

 ESTOS LIBROS TOMARON CASI 20 AÑOS

¡DIOS TE BENDIGA! JOEL PERDOMO

RESPUESTAS A PREGUNTAS DIFÍCILES DE LA

13. ¿Es Satanás, hijo de

16. ¿En qué diferían judíos y

31. ¿Qué dice la Biblia del bautismo por los

 La razón de comentar pasajes difíciles de la Biblia

condenación (Gá. 1:8; Stg. 3:1) y eso es lo que se pretende

 El deseo sano de conocer la Biblia

aplicación práctica). Este libro no tiene el propósito de satisfacer

 La herencia religiosa del cristiano

discípulos que les llamaran maestros o rabí. El judaísmo sigue

Biblia, evitaríamos las engorrosas e interminables opiniones de

 Una teología práctica

multitudes. Él debe ser nuestro ejemplo de esta teología de

1. ¿Trata la Biblia de convencer de la existencia de Dios?

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1).

Es de esperar que todo ser humano sea humilde en reconocer a

2. ¿Es el reposo un mandamiento universal?1

 El sábado judío fue un mandato exclusivo para Israel

Además, ni Adán, Enoc o Noé o los patriarcas de Israel

La Biblia dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en

3. ¿De dónde tomó mujer Caín?

“Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a

Se debe añadir que, la Biblia, aunque contiene historia, no es

4. ¿Quiénes son los hijos de Dios y las hijas de los hombres?

“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a

Este es uno de los pasajes más comentados del Antiguo

Cuando se lee o estudia la Biblia, no se debe perder de

relato bíblico. De lo contrario, nos ofuscaremos en detalles

Una de las posturas más generalizadas acerca de este pasaje,

“Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós.

Es posible que los hijos de Dios no se remitan solamente a Set;

En ese sentido, hay datos asombrosos acerca de las primeras

Precisamente, es en vida de Lamec (la octava generación) que

Lo curioso aquí, es que la generación que se comenzó a

Otro dato interesante es que, al describirlas genealogías en el

“Hijo de Noé, hijo de Lamec, hijo de Matusalén, hijo de

Otra parte curiosa del pasaje es la mención de que, al llegarse los

“Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también

Si son gigantes literales, no sería extraño, pues la Biblia

Hay una idea que es improbable y que se ha propuesto como

Ya sea en su estado original o caído, los ángeles no se

“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este

ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección”

“Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el

Si los ángeles caídos se pudieran reproducir, ya de largo habrían

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en

Este juicio divino demuestra que se refiere a humanos, pues a

Según el contexto anterior, los hijos de Dios se refieren a la

Lo más interesante de este pasaje, no es quienes son los

El mensaje toral de este pasaje es advertir de la ira divina

El tema más importante de este pasaje es que la continua

“Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos