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Frédéric Martel
Oswaldo Reynoso
Beto Ortiz
Mi literatura lésbica
La marcha recorrió las avenidas Garcilaso de la Vega, Colmena, Plaza San Martín y
finalizó en la Plazuela de La Merced, en la cdra. 6 del Jr. De la Unión. Lo hizo con la
infaltable batukada, que coreó arengas como “ni botas ni sotanas detendrán a las Ediciones anteriores
lesbianas”, “mírala que linda viene, mírala que linda va, la revolución lesbiana que no da ni
un paso atrás”, entre otras. Primera Edición
Crónicas de la Diversidad estuvo presente en la VIII Marcha por las Rebeldías Lésbicas Tercera Edición
que la Articulación de Lesbianas Lima, iniciativa que aglutina a diversos colectivos lésbicos
y activistas independientes de la capital peruana, realizó el pasado 11 de octubre para Cuarta Edición
hacerse visibles ante una sociedad aún atravesada por la misoginia, el patriarcado y la
lesbofobia.
“Año a año hemos ido creciendo y hace tres años estamos agarrando las avenidas
principales de Lima y haciéndonos visibles. Esto es parte de visibilizarnos, de decir aquí
estamos, somos las lesbianas, somos orgullosas porque hemos elegido y trabajamos
desde nuestra identidad, desde no estar dentro de un clóset sino desde decir lo que
somos, vivir como somos, ejercer nuestra sexualidad desde donde estamos y desde donde
somos” nos cuenta Charo Villegas, una de las voceras de la actividad.
A pesar de la persistente invisibilidad de las lesbianas, ellas optan por rebelarse ante esa
situación y crear en las luchas cotidianas espacios de resistencia que contribuyan a
democratizar el país y permitan ubicarlas como sujetas de derecho.
Otro ejemplo de esos espacios son los ejercicios de recuperación de la memoria histórica
de las lesbianas. Mary Vargas, responsable de los talleres para mujeres lesbianas y
bisexuales del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), nos comenta que hicieron “la
construcción de la lesbiana rebelde, una especie de rescate de las nietas de las brujas que
no pudieron quemar la represión y el sistema”.
El pensarse como ser complejo e integral y ubicarse socialmente como tal también es parte
del proceso reflexivo de las lesbianas. Así nos lo demuestra Lucy Martínez, activista joven
del MHOL que evidencia la articulación con las demás agendas de derechos humanos al
sostener que “Yo no reclamo al Estado solamente el que me reconozca por ser lesbiana,
reclamo también mis derechos por ser mujer, indígena, afrodescendiente. Yo no voy a ir a
que me reconozcan un solo derecho, voy a que me reconozcan todos mis derechos”.
Problemas de la invisibilidad
“No existimos, no somos visibles para nada. Vamos a un ginecólogo que nos asume como
hetero y nos trata como tal, entonces dos mujeres no podemos tener sexo y eso nos es
así. Este año hemos tenido casos fuertes de lesbofobia, el caso de la selva con la
compañera Fachín que fue prácticamente desfigurada y golpeada a razón de su
orientación sexual. Hemos descubierto que algunas compañeras han ido a hacer
denuncias sobre violencia, pero no registran el detalle de si la violencia fue en una relación
lésbica, entonces pasa como un caso de violencia más. No hay registros oficiales de
violaciones correctivas, pero sí extraoficiales. Hace dos años una compañera logró
suicidarse después de dos intentos. Era una de las seis compañeras que identificamos en
la zona centro de Lima y que habían sido violadas con lo que llamamos violaciones
correctivas, para corregirlas de su lesbianismo. Fueron violadas unas por grupos de
amigos, otra con el consentimiento de la familia por un novio y otra, también con
consentimiento de la familia, por un familiar”, relata Villegas.
Por su parte, Vargas comenta que hay un “alto índice de denuncias que nos llegan al
interior del MHOL, pero lo que se hace legalmente es muy poco. Lo último ha sido el de la
compañera Taz Montenegro de Arequipa, que hizo una denuncia contra su hermana que la
había amenazado con hacerla violar para cambiarla cuando su familia se enteró que era
lesbiana, ella acaba de ganar ese juicio”.
Cedano nos expone otras formas de violencia: “Cuando las niñas o adolescentes van
gustando de otras niñas o adolescentes, tal vez en ese momento pueden ser víctimas de
algún tipo de represión y no solo eso sino por querer vestirse diferentes, por querer jugar
diferente a lo que se suele pensar que las niñas deben hacer. En la adolescencia hay
mucha presión social porque una ya tenga el enamorado, y creo que también allí hay otro
momento de negación de lo que una es, eso va afectando. Y después hay casos extremos
donde hemos escuchado casos de familias que encierran a sus hijas en clínicas para
tratarlas psiquiátrica o psicológicamente para que cambien, o sea la familia muchas veces
es un lugar de opresión, de represión, de violencia. También hemos escuchado testimonios
de lesbianas cuyos padres las condicionan para que puedan seguir estudiando. También
hay muchos casos que se van detectando de serenazgos que cuando ven a una pareja
lesbiana en un parque o en un centro comercial le reprimen, como si estuviéramos
cometiendo algún delito o alguna falta. No podemos darnos un beso, amarnos libremente”.
Avances recientes
Las LIFS han puesto al servicio de la Articulación de Lesbianas Lima una propuesta
técnica de protocolo de atención en salud sexual y reproductiva para lesbianas en los
centros de salud del Estado. La iniciativa surge en respuesta a lo estipulado en el propio
Plan Nacional de Igualdad de Género 2012 – 2017 (Resultado 4.4).