LA LUCHA

LGTBI DE LAS
MUJERES
UNA HISTORIA DE BESOS EN BARES CLANDESTINOS Y
GRITOS EN LAS CALLES QUE CAMBIÓ NUESTRO PAÍS
ANÉCDOTAS DE
LA REPRESIÓN
LÉSBICA
“Ser lesbiana en aquella época [los
años 70] era ser clandestina, ir con
miedo, con prevención. Lo que
hacíamos de noche era ir al Daniel's,
que era el único pub nocturno solo
de lesbianas. Era muy gracioso
porque, cuando todavía había la ley
[de peligrosidad], este pub era de
puertas cerradas a la calle. Llamabas
al timbre y dentro se encendía una
luz roja. Miraban por la mirilla y, si
te veían a ti, abrían. Que había un
hombre, doble luz roja. Y todas las
mujeres dejaban de abrazarse, de
bailar... Sacaban el parchís o las
cartas de debajo de la mesita y
jugaban o charlaban de trapitos y de
moda. Porque entraban los sociales.
Entonces dialogaban con Daniela, la
dueña. Ella les invitaba a una copa,
daban el visto bueno y no pasaba
nada.
Había una chica lesbiana que era
policía social y que acudía al
Daniel's como nosotras. Gracias a
ella, que destruyó bastantes fichas
policiales. Entre ellas, la mía”
Dolors Majoral, activista lesbiana.
Un cruel contexto
Durante la época del franquismo en
España el colectivo LGTBI fue
duramente castigado. La ley de
peligrosidad social construyó
cárceles para hombres y enviaba a
las mujeres a los psiquiátricos.
Franco llegó incluso a trazar un plan
de reinserción para las personas
homosexuales que incluían
electroshocks y lobotomías.
Aún así, especialmente a partir de
los años 70, un grupo de mujeres
activistas comenzó a luchar por su
derecho y a vivir sus vidas a pesar de
este amenazante contexto.

“Yo le preguntaba a los travestis que
estaban a mi lado "¿Con las chicas
qué hacen?". "¿No sabes lo que hacen
-me dijeron- cuando las llevan al
juzgado no las ingresan en la prisión
de mujeres ni con los travestis, sino
en el hospital psiquiátrico”.
Silvia Reyes, Activista Trans
Para las mujeres lesbianas de la
época, la invisibilidad pudo suponer
algunas ventajas. “Dos lesbianas
viviendo juntas eran dos mujeres
solteras. Dos hombres viviendo
juntos eran dos maricones” (Mili
Hernández).
Este paternalismo hacia la
sexualidad de las mujeres permitió,
por ejemplo, que mujeres tan
reconocidas como Gloria Fuertes y su
novia, Phyllis Turnbull vivieran en
pareja en pleno franquismo sin que
nadie denunciara nada.
MARÍA GIRALT EN EL DANIEL'S
BARCELONA, DÉCADA DE LOS 70
Sin embargo, para muchas, supuso
una condena. “Hubiera preferido el
castigo, la represión, a la no
existencia” (Boti Rodrigo).
La falta de referentes, el silencio y la
represión llevaron a muchas de estas
mujeres a la soledad. “Cuando te
venían a la librería [Berkana]
lesbianas de pueblos con 50 o 60
años en los noventa y te compraban
una novela lésbica y te decían "Esto
es lo más parecido que he tenido a una
relación sentimental, sé que soy
lesbiana pero he vivido con mis
padres". Esas mujeres, en los años
70, 80, han perdido algo maravilloso,
que es la juventud” (Mili Hernández)
Otras sí pudieron esquivar el sistema
para vivir a ratos su realidad, pero el
camino no era nada fácil. "Yo
pensaba que era la única lesbiana en
el mundo. Casi desconocía la
palabra. Yo sé que soy lesbiana
desde
desde los 14 años, que me enamoré
de una mujer y ella de mí. A los 17
me abandonó porque me dijo que
quería ser normal. Desde entonces
odio la palabra normal” (María
Giralt).
María Giralt fue una de las que se
decidió por agruparse y luchar por
sus derechos: “Un día estaba en la
facultad y me encontré que estaban
haciendo la presentación del Front
d'Alliberament Gai. Entré y al
finalizar el acto les pregunté si había
mujeres. Me dijeron que no. Pero me
pasaron una lista con los nombres de
unas 30 mujeres que habían estado
de alguna forma u otra relacionadas
con ellos. Llegué a casa y empecé a
llamarlas una a una. Y conseguí que
nos encontráramos unas diez en la
Plaza de Cataluña. Así nació el
primer colectivo de lesbianas del
estado español”
Con la muerte de
Franco, la lucha sólo
había comenzado
En 1975 España cambió e inició un
camino hacia la democracia. Sin
embargo, para las personas LGTBI la
represión estaba lejos de acabar. La
"Ley de vagos y maleantes", que
llenó hasta cuatro campos de
concentración, se sustituyó en 1970
por la "ley de peligrosidad social",
para cuyos presos homosexuales se
construyeron dos cárceles, que
siguieron funcionando hasta 1979.
Aquel año se eliminó el capítulo de
la ley que condenaba la
homosexualidad. No obstante, seguía
vigente la ley de "escándalo
público", que siguió sirviendo para
reprimir a las parejas homosexuales.
Y los datos sobre represaliados por
esa ley siguieron siendo públicos
hasta 1999.
 Joder, es que fue una especie de
El peligro de un beso violación. Estás con las manos contra
En 1986, con un país en democracia, la pared, con las bragas bajadas, y de
con una constitución y dentro de la pronto te meten los dedos en la
Unión Europea, demostrar tu amor vagina... Fue muy desagradable. Nos
seguía sin estar permitido. estaban vendiendo una democracia,
con constitución y elecciones... Como
“Yo iba caminando con un amigo. Y si hubiéramos salido de todo. Y de
justo al pasar por delante de la pronto fue una hostia en la cara”
puerta de lo que entonces era la DGS (Arantxa Serrano).
(Dirección General de Seguridad) nos
encontramos con Esther, mi amiga. Y Pasaron dos días detenidas y fueron
nos besamos. Y una cosa que es condenadas por insultos a la policía.
normal, natural, pues parece que no En 1989  fueron juzgadas y absueltas
le pareció tan bien a uno de los del delito. Ellas denunciaron malos
policías. Nos pidió la documentación tratos policiales y, con su victoria, se
y nos llevaron a un patio interior hizo la primera rueda de
donde había varios coches de policía. reconocimiento con policías
Recuerdo verme rodeada de policías nacionales. La comunidad lesbiana
que me estaban dando patadas en las reaccionó y se organizó una besada
piernas para que doblara las rodillas en la puerta del Sol como
y pudieran meterme en el coche. De protesta,  acción que cada año se
allí nos llevaron a la comisaría de la vuelve a conmemorar el el 28 de
calle Luna. Cuando llegamos, a junio. Este caso fue un impulso
Esther y a mí, aparte del cacheo contra la persecución de la
habitual nos hicieron un registro homosexualidad por la ley de
vaginal. "escándalo público".
 ESCULTURA DE SITGES AL COLECTIVO HOMOSEXUAL
Las menos visibles de
las invisibles
La sociedad española iba avanzando
a pasos agigantados, pero las
mujeres lesbianas seguían llevando
puesta una capa de invisibilidad.
Durante los años 70 sufrieron la
misoginia de sus compañeros del
movimiento LGTBI, por lo que
dejaron colectivos como el FAGC y se
asociaron a movimientos feministas.
Pero allí se encontraron con la
homofobia de sus compañeras, que
dejaban sus causas particulares en
un segundo plano. Parecía que
tuvieran miedo de visibilizar todo el
lesbianismo que había dentro del
movimiento.
"Luchamos con las compañeras
heterosexuales para conseguir
medidas urgentes como la
despenalización del aborto, que se
des
EL PRIMERO DE ESTE TIPO EN ESPAÑA
consigue en el 83. Antes había sido
la del divorcio, en el 81, y antes la
despenalización de los anti
conceptivos. Y toda la cuestión de la
violencia... Hasta finales de los 80 no
se paran y dicen Oye, ¿nuestras
demandas? Porque hemos cancelado
literalmente la lucha lesbiana dentro
del feminismo” (Gracia Trujillo).
Los crudos años 90
Con la llegada del SIDA de forma
brutal en España, gays y lesbianas
vuelven a unir fuerzas y salir a la
calle. Pero entonces comienza una
época que golpea duro al colectivo.
Comienzan a multiplicarse en los
juzgados casos de madres a las que
se les retira la custodia de sus hijas
e hijos, acusadas de lesbianismo.
Además, vuelve una persecución de
homosexuales que recordaba a la
época de la dictadura.
 PEDRO ZEROLO, BEATRIZ GIMENO Y BOTI RODRIGO
“Fueron años con un viento muy
fuerte en contra. Gráfico es lo que
pasó en Sitges: se empezó a
identificar a personas homosexuales
y llevaban más de doscientas fichas
ya. Estábamos muy indignadas, era
como volver a la dictadura. Quisimos
hacer una manifestación y... Me
quedo sin palabras. Fue medieval.
Llegamos a la estación y allí estaban
ya los skins. No tuvieron que hacer
nada. Había dos policías delante... Y
la gente del pueblo haciendo un
paseíllo increíble diciéndonos de
todo, tirándonos huevos, también
desde los balcones... Gente que
parecía normal. Ese grado de
homofobia que sentimos en Sitges en
1996 fue un mazazo” (Pat).
Lucha por casarse
Paralelamente, los grupos de
activistas seguían en pie en busca de
una ley de parejas que reconociera
los derechos de las personas
independien
JUNTO A SUS PAREJAS EN 2003
independientemente de su
orientación. En 1995, Mili Hernández
orquestó un acto reivindicativo para
visibilizar esta necesidad social: “Se
me ocurrió secuestrar los registros
civiles. Necesitábamos seis parejas,
porque había seis mesas en el
registro civil. Me siento con mi
pareja y decimos "Mire, es que nos
queremos casar". Y la señora nos sacó
dos lotes "Esto lo tenéis que rellenar
vosotras y vuestros novios". Le dijimos
que no, que nosotras éramos la
pareja y que nos queríamos casar. La
señora se puso blanca. En ese
momento ya había otras parejas
sentándose en las otras mesas. Ahí
cerraron la puerta, la cola empezó a
protestar... Bajó el juez decano y
Pedro Zerolo, como abogado de
COGAN le explicó que era un acto
reivindicativo y que queríamos
casarnos. El juez dijo que lo
entendía, pero que no podía hacer
nada”.
PRIMER DESFILE DEL ORGULLO EN
ESPAÑA, 1996
El origen del Orgullo
Los colectivos LGTBI se dan cuenta
de que para reclamar una ley de
matrimonio necesitan demostrar que
son un colectivo numeroso. Por eso,
COGAM decide transformar sus
pequeñas manifestaciones del 28 de
junio y hacer el primer desfile del
orgullo en 1996. "Tiene que caer en
sábado. Y tiene que ser una fiesta",
decía Mili Hernández.
Uno de los compañeros de COGAM
tenía un taller de construcción
debajo de casa y le preguntó si lo
podía alquilar. Lo llenaron de globos
y cosieron una bandera de arcoíris de
40 metros para que, si no había
asistencia, al menos que hubiera
relleno y color.
Fueron de Alcalá hasta Sol, con los
coches cruzando, lo que era hasta
atenci
peligroso. Estaba lejos de ser lo que
hoy conocemos, pero atraían la
atención de la gente. Las mujeres
iban tapadas con gorras, gafas y
pancartas. "¿Para qué os tapáis - Les
decía Mili a sus compañeras - no veis
que sólo van a mirar a los que van
desnudos?".
Pasaría casi una década desde
entonces, en la que se votaron varias
propuestas de leyes de parejas, hasta
que en 2004 se consiguió legalizar el
matrimonio igualitario y en 2005 se
aprobó la ley de cambio de sexo.
Pero fue todo gracias al Orgullo: “El
orgullo era la barrera que impedía
que nos borrasen. Porque era la
manifestación más grande que había.
Y era un muro frente a posibles
políticas del gobierno de Aznar”
(Beatriz Gimeno).
ACTIVISTAS CELEBRANDO
LA NUEVA LEY
Un país más digno
Con el matrimonio igualitario y la ley
de cambio de sexo se avanzó
enormemente en derechos y se pasó
a vivir en un país más moderno. Una
tarea en la que las activistas
lesbianas tuvieron un papel muy
relevante: eran el motor que tiraba
del carro.
“El hecho de que hubiera mujeres
dentro del movimiento LGTBI fue
importante para que España se
convirtiera en el tercer país en
conseguir el matrimonio igualitario.
Las mujeres hacemos política de una
forma diferente, con otra
perspectiva, y creo que eso tuvo que
ver” (Beatriz Gimeno).
Una lucha inacabada
A pesar de estos grandes avances, la
igualdad sigue sin estar lograda y los
derechos de las personas LGTBI
seguir
siguen siendo una lucha para muchas
personas. En 2014, la entonces
ministra de sanidad Ana Mato aprobó
un decreto ley que expulsó a las
lesbianas y mujeres solteras del
sistema público de reproducción
asistida. Eso modificaba la ley de
reproducción asistida de 2007. Un
paso atrás en derechos del que
todavía nos estamos recuperando.
Por otro lado, el nivel de homofobia
en la sociedad no para de subir en
los últimos años. Las agresiones por
homofobia se multiplian, llegando a
registrar en la Comunidad de Madrid
una cada día.
A todo esto se suman nuevas
preocupaciones, como la protección
de las personas mayores del
colectivo, que están empezando a
sufrir discriminación en los centros
de mayores, donde se les separa de
sus parejas, a diferencia de las
parejas heterosexuales.
Empar Pineda, Gretel Ammann, Dolors Majoral,
María Giralt, Beatriz Gimeno, Boti G. Rodrigo,
Mili Hernández, Gracia Trujillo...

Estas mujeres nos han regalado tantos derechos como imágenes icónicas: Mili
Hernández secuestrando el registro civil u organizando un orgullo casero con
el camión del vecino. María Giralt, Dolors Majoral y Gretel Ammann bailando
en un bar clandestino. Boti G. Rodrigo corriendo delante de la policía social y,
años después, organizando el primer orgullo. Arantxa Serrano siendo llevada
al calabozo por darse un beso en 1986. Beatriz Gimeno llorando en el
Congreso cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario.

Son algunas de las caras que han impulsado tantos cambios en nuestra
historia. Han amado intensamente y han luchado como forma de vida. Una
vida llena de gritos en las calles, besos en bares clandestinos y muchas ganas
de hacer revolución. 
REFERENTES Y
TENDENCIAS
(2019, Netflix) Un grupo
de cinco jóvenes planean
acciones reivindicativas
para luchar contra
injusticias como el
creciente racismo y
fascismo en Alemania, el
cambio climático o la
venta de armas a países
no democráticos.
SOMOS LA OLA

(2019, HBO) En cinco

capítulos se eproduce el
desastre nuclear y sus
consecuencias, haciendo
una fuerte crítica al
gobierno comunista.
Series históricas como
esta de implicación
política son una de las
tendencias en
plataformas.

(2019, Penguin Random

House) Después de que
Cristina Domenech se
hiciera viral en twitter
con sus hilos sobre
historias disparatadas de
mujeres que amaron a
otras mujeres, PRH edita
una versión más extendida
de sus hilos con los que
las lágrimas saltan tanto
de risa como de emoción.
Unéxito virtual y en papel.