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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA


(Universidad del Perú)

FACULTAD DE DERECHO Y
CS.POLÍTICAS

Mag. Daniel Gil Cueto Ramirez


CURSO
(Psiquiatría Forense)

“TRANSTORNOS DEL CONTROL DE IMPULSO”

Integrantes:
Reychell Choquehuanca Jimenez
Enrique Emilio Raúl Olivera Olórtegui
Brenda Yobely Eduardo Mamani
Gianella Roció Mamani Mamani

TACNA - PERU

AÑO 2020
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INDICE
Introducción ...................................................................................................................... 3
TRASTORNO EN EL CONTROL DE LOS IMPULSOS .............................................. 4
CAPITULO I .................................................................................................................... 5
CLEPTOMANIA COMO TRANSTORNO COMPULSIVO .......................................... 5
1.-Definicion: .................................................................................................................... 5
2.-Sintomas: ...................................................................................................................... 5
CAPÍTULO II ................................................................................................................... 8
LA PIROMANÍA COMO TRASTORNO MENTAL ..................................................... 8
1. La piromanía: ............................................................................................................ 8
2. LA PIROMANÍA: UN TRASTORNO DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS ..... 8
3. ¿QUÉ ES Y QUE NO ES PIROMANÍA? ................................................................ 8
4. PERFIL DEL PIRÓMANO ...................................................................................... 9
6.-TRATAMIENTOS POSIBLES ................................................................................. 11
CAPÍTULO III ............................................................................................................... 12
TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE (TOD) ........................................... 12
Definición: ...................................................................................................................... 12
1. ¿QUÉ ES EL TRASTORNO OPOSICIONAL DESAFIANTE? ........................... 12
2. CRIANZA BAJO FUEGO ...................................................................................... 13
3. TDAH Y OTROS FACTORES DE RIESGO......................................................... 14
4.-RELACIONADO: El TDAH y los problemas de comportamiento: .......................... 15
5.-¿CÓMO LUCE EL TRATAMIENTO PARA ODD? ................................................ 16
6.-EL TDAH Y LOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO: ............................... 17
7.-TDAH TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE .......................................... 18
8.-PRONÓSTICO Y RIESGOS DE NO TRATAR ....................................................... 21
9.-TRATAMIENTO PARA EL TRASTORNO OPOSICIONAL DESAFIANTE ....... 22
CAPITULO IV ............................................................................................................... 23
TRASTORNO EXPLOSIÓN INTERMITENTE ........................................................... 23
1. DEFINICIÓN .......................................................................................................... 23
2. CARACTERÍSTICAS DEL TRASTORNO EXPLOSIVO INTERMITENTE ..... 24
3. EPISODIOS DEL TEI ............................................................................................ 24
4. TRATAMIENTOS PARA EL TEI ......................................................................... 25
CONCLUSIONES .......................................................................................................... 27
BIBLIOGRAFÍA: ........................................................................................................... 28
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Introducción

En el presente trabajo hablaremos sobre los trastornos de control de impulso las

personas que poseen estas patologías son las que ocasionan más dolor a la sociedad y

provocan mayor número de víctimas.

El trastorno del control de impulsos se define, según el Manual diagnóstico y

estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), como aquellos trastornos en los que la

persona experimenta grandes dificultades o no es capaz de soportar o resistirse al impulso

de cometer una acción que acabará siendo nociva para la propia persona o para los demás.

En casi todas estas alteraciones de la conducta, el paciente experimenta una

sensación de tensión o de gran activación previa a la realización de la acción, seguida de

una emoción o sentimiento placentero, de gratificación o, incluso, de liberación.

No obstante, en ocasiones el paciente puede sentir sentimientos de culpabilidad y

auto reproches. Sin embargo, no es una condición obligatoria del trastorno del control de

impulsos. La sintomatología suele crónica y en un gran número de veces intrusiva,

llegando a interferir en diferentes áreas de la vida del paciente. Asimismo, las personas

afectadas por un trastorno de control de impulsos tienden a poseer un déficit en la

capacidad para controlar sus emociones, lo que unido a los síntomas propios del trastorno

puede provocar también una serie de alteraciones emocionales. En la mayoría de los

casos, la afección comienza en la etapa de la infancia o la adolescencia y los síntomas

tienden a agravarse con el tiempo.


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TRASTORNO EN EL CONTROL DE LOS IMPULSOS

Los trastornos del control de impulsos son un grupo de trastornos de etiología


neurobiológica que se caracterizan por que el individuo no logra controlar ciertas
conductas, que por más que es consciente de lo dañino que resulta y de las consecuencias
negativas que podría traerle, no puede dejar de realizarlas.

Los niños con estos trastornos tienen problemas con el control de sus emociones y
comportamiento. Si bien todos los niños ocasionalmente no pueden controlar sus
impulsos, estos niños tienen dificultades excesivas para su edad, lo que resulta en un
comportamiento que viola los derechos de los demás y los pone en conflicto con las
figuras de autoridad.

SÍNTOMAS
Según cual sea el trastorno especifico serán los síntomas.
• Trastorno oposicionista desafiante: Con frecuencia pierden la paciencia, están
enojados con frecuencia, se molestan facilitan con la autoridad, discuten las reglas
y se niegan a seguirlas, molestan a propósito, culpan a otros de sus errores, son
vengativos.
• Trastorno explosivo intermitente: frecuentemente agresión verbal y física
recurrente y desmedida.

DIAGNÓSTICO
A través de una evaluación interdisciplinaria, emocional, neuropsicológica y
neuroconductual.
TIPOS DE TRASTORNOS
• Cleptomanía.
• Piromanía.
• Trastorno oposicionista desafiante.
• Trastorno explosivo intermitente
TRATAMIENTO
Abordaje interdisciplinario, individual, familiar, orientación escolar y eventualmente
abordaje farmacológico especifico.
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CAPITULO I

CLEPTOMANIA COMO TRANSTORNO COMPULSIVO

1.-Definicion:
La cleptomanía es la incapacidad recurrente para resistir el impulso de robar objetos
que, por lo general, no necesitas y que suelen tener poco valor. La cleptomanía es un
trastorno de salud mental poco frecuente pero grave que, si no se trata, puede
causarles mucho dolor emocional a ti y a tus seres queridos.

La cleptomanía es un tipo de trastorno de control de los impulsos; es decir, un


trastorno caracterizado por problemas con el autocontrol emocional o conductual. Si
tienes un trastorno de control de los impulsos, tienes dificultad para resistir la
tentación o el impulso de realizar un acto que es excesivo o perjudicial hacia otras
personas o hacia ti mismo.

Hay pocos estudios sistemáticos sobre la cleptomanía. Es más frecuente en mujeres


(más del 75% de los pacientes lo son), suele comentar en torno a los 35 años y tiene
una duración de 10-20 años. Su evolución es crónica, con reagudizaciones.
Corresponde a menos del 5% de todos los robos perpetrados en comercios.

2.-Sintomas:

• Potente impulso a robar objetos que no necesites.


• Sensación de tensión creciente que conduce al robo.
• Sensación de placer o gratificación al robar.
• Sensación de culpa, vergüenza o remordimiento, después del robo.
• Altos niveles de ansiedad cuando se encuentra en situaciones propicias para el acto.
• Pensamientos recurrentes de intrusión incitándole a cometer el delito.
• Impotencia a resistirse al impulso de cometer el hurto.
• Liberación de la presión con satisfacción tras cometer el robo.
• Sentimientos de culpa y remordimiento con posterioridad.
Se ha considerado a la cleptomanía como un trastorno en el que confluye tanto lo
compulsivo como lo impulsivo. La mayoría de los pacientes refieren placer al robar y
la excitación previa al hecho. No obstante, ello es diferente al acto compulsivo que
conlleva al displacer. Consideran el hecho erróneo y vergonzoso, aunque siempre de
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forma posterior al acto. La conducta se suele llevar a cabo en solitario y por lo general
en tiendas y grandes almacenes. El malestar que conlleva el robo a posteriori, provoca
con frecuencia sentimientos de abatimiento, ansiedad y temor a ser descubierto
llevando con frecuencia a síntomas depresivos relacionados con su conducta.
Desde el punto de vista de la fenomenología, no es descartado pensar que la
cleptomanía es tan sólo una manifestación clínica concreta en la que subyace un
trastorno obsesivo compulsivo.

La cleptomanía está relacionada con los delitos están en relación con la definición
específica del trastorno, es decir, hurtos y robos de diversos objetos en tiendas, museos,
exposiciones, etc., sólo a veces planificados y las más de forma impulsiva. Este
trastorno no se puede confundir con los hurtos en tiendas para satisfacer caprichos,
vender posteriormente los artículos sustraídos, para poner en evidencia los
mecanismos de seguridad o como represalia, revancha o venganza contra los
comerciantes, etc.

En definitiva, la cleptomanía es un trastorno del control de los impulsos cuya


característica esencial es la dificultad recurrente para controlar los impulsos de tomar
cualquier objeto, aun cuando no sea necesario para el uso personal o por su valor
económico. El individuo experimenta una sensación de tensión creciente antes de la
acción, seguida de bienestar, gratificación o liberación cuando lo lleva a cabo. Los
objetos son tomados a pesar de que tengan poco valor para el individuo, que tendría
medios para adquirirlos y que con frecuencia se desprende de ellos y no los usa.

A veces, los acumula o los devuelve inesperadamente”, y concluye “sólo en supuestos


de excepcional gravedad puede llegar a plantearse la eventual apreciación de una
eximente completa o incompleta, cuando pericialmente se acredite fuera de toda duda
una anulación absoluta o cuasi absoluta de la capacidad de raciocinio o voluntad del
acusado”.

Pese a esa doctrina general, en relación con el caso concreto, sostiene que “según el
perito, la cleptomanía es un trastorno de control de impulsos que parece incompatible
con la premeditación, con argucias para la obtención de los bienes, con una
justificación racional como la existencia de problemas económicos, con una selección
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del sujeto pasivo de la acción o con el lugar o medios con que se realiza. Se trata de
un comportamiento impulsivo, no premeditado, que produce cierta satisfacción en
quien lo hace.

En el presente caso las acciones desarrolladas por el acusado no responden a ese


patrón. El acusado ha sido selectivo en cuanto a los medios empleados y la víctima
elegida para su acción. Los actos han sido repetidos sobre la misma persona y
utilizando una misma situación. Se ha reiterado en el tiempo, ha respondido a una
planificación y, además, el acusado ha utilizado medios fraudulentos (falsedades
documentales reiteradas) para encubrir y justificar su acción”, por lo que niega todo
efecto a su patología.
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CAPÍTULO II

LA PIROMANÍA COMO TRASTORNO MENTAL

1. La piromanía:

Pyrós. Esta palabra griega hace referencia a uno de los cuatro elementos primordiales
de la naturaleza para los griegos, el fuego. Este elemento ha presentado a lo largo de
la historia una interesante dicotomía, siendo capaz de simbolizar energía, dinamismo,
calor, afecto y pasión, pero también odio, destrucción y locura.
El fuego ha sido pues desde la antigüedad un elemento que ha causado una gran
fascinación y respeto. Sin embargo, algunas personas presentan una fijación excesiva
en él, necesitando provocarlo con el fin de tranquilizar su tensión y ansiedad,
calmando sus impulsos independientemente de los graves efectos que pueda provocar
en el entorno u otras personas o animales. Estas personas padecen el trastorno
conocido como piromanía.

2. LA PIROMANÍA: UN TRASTORNO DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS


La piromanía es un trastorno del control de los impulsos, los cuales se caracterizan
por la presencia de una necesidad incontrolable de llevar a cabo un acto perjudicial
o ilegal, sin tener en cuenta las repercusiones de este. En este tipo de trastornos
aparece súbitamente un elevado nivel de tensión que necesitan aliviar cometiendo el
acto en cuestión, tras el cual sienten un bienestar elevado. Este proceso recuerda en
gran medida al observado en los trastornos de ansiedad, la dependencia y otros
trastornos por abuso de sustancias o el trastorno obsesivo compulsivo.

En el caso de la piromanía, el diagnóstico se lleva a cabo ante individuos que han


provocado incendios de manera deliberada en más de una ocasión, sintiendo tensión
antes de provocarlo y produciéndose una elevada sensación de bienestar tras el inicio
del incendio o tras ver sus consecuencias. La provocación del incendio no es debida
a la persecución de un beneficio económico, personal o social. Estos individuos
presentan en todo momento una elevada fascinación por la observación de las llamas.

3. ¿QUÉ ES Y QUE NO ES PIROMANÍA?

El hecho de que un ser humano provoque un incendio puede deberse a una gran
cantidad de causas. Por ejemplo, puede ocurrir y es frecuente que se produzcan
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incendios no intencionados debido a actuaciones poco cívicas o descuidos como


dejar materiales inflamables, colillas o botellas en zonas con vegetación. En este
caso no nos hallaríamos ante un caso de piromanía, puesto que su diagnóstico exige
que el incendio sea intencional.

Una de las etiquetas que más confusión producen y que suele confundirse con la
piromanía es la de incendiario. Los incendiarios son aquellos sujetos que, al igual
que los pirómanos, provocan de manera deliberada un incendio, más a diferencia
de éstos últimos lo hacen con un objetivo claro, persiguiendo un beneficio concreto
o provocar un daño a otra persona o institución.

Tampoco se considera piromanía la producción de fuego debido a otros trastornos


mentales como la esquizofrenia, la manía, la demencia o la intoxicación por
sustancias, ni tampoco los incendios provocados por sujetos con trastorno de
personalidad antisocial (o disocial en niños).

4. PERFIL DEL PIRÓMANO


Si bien todas las personas son diferentes entre ellas, habiendo grandes diferencias
individuales que marcan la propia identidad, a menudo se pueden observar patrones
comunes entre los diferentes sujetos. Esto sucede tanto a nivel de población no clínica
como a nivel clínico.
En el caso de los individuos que padecen piromanía o pirómanos, es posible
considerar la existencia de un perfil típico. Alrededor del 90% de los individuos que
presentan piromanía son varones jóvenes, los cuales tienden a padecer problemas
emocionales y suelen contar con una historia llena de frustraciones a nivel personal,
frecuentemente con cierto nivel de resentimiento debido a ello.
En este trastorno prevalece la presencia de una personalidad poco sociable, así como
un cociente intelectual inferior a la media (si bien esto no es cierto en todos los casos).
Se trata de sujetos con un gran nivel de frustración, sensación de vacío existencial,
una elevada sensación de inferioridad que presentan sentimientos de poco control,
poder o valía, que intentan suplir con el empoderamiento sentido al provocar el
incendio.
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Resulta frecuente también que estos sujetos proceden de familias desestructuradas,


en las que hayan sufrido malos tratos y/o abusos sexuales en la infancia. Del mismo
modo se observa en muchos casos la completa ausencia de una figura paterna.

A nivel ocupacional, su gran atracción por los incendios impulsa a los pirómanos a
intentar vincularse a trabajos relacionados o desde el que tengan acceso su objeto de
estimulación, el fuego. De este modo resulta frecuente que intenten entrar a cuerpos
de bomberos, o incluso participar como voluntarios en tareas de extinción de
incendios. Resulta frecuente que muchos de ellos terminen ayudando a apagar los
fuegos que ellos mismos provocan, como manera de poder observar de primera mano
los efectos de las llamas.
Las conductas piromaníacas son, junto con el maltrato y mutilación de animales y las
acciones extremadamente violentas y faltas de empatía posibles indicadores de
psicopatía.
5.-ETIOLOGÍA (CAUSAS) DEL TRASTORNO:
Son múltiples las posibles causas de este trastorno.
✓ A NIVEL PSICOLÓGICO. - se considera que la presencia de un elevado
nivel de búsqueda de sensaciones, unido a la necesidad de poder y atención
derivada de una falta de contacto social y de habilidades para crear o
mantener vínculos con otros pueden ser causantes de la piromanía.
✓ También se ha considerado la provocación de incendios como una manera
de manifestar sentimientos profundos como la ira ante la sensación de
inferioridad. Por último, modelos parentales en que abunde la violencia,
malos tratos y desatención del niño, o experiencias traumáticas tales como
abusos sexuales en la infancia, pueden también conducir a este tipo de
trastorno.
✓ A NIVEL NEUROBIOLÓGICO. - se ha visto correlacionado, al igual que
el resto de trastornos de los impulsos, con la presencia de bajos niveles de
serotonina a nivel cerebral, así como también una disregulación en
dopamina y noradrenalina. Se ha observado también la presencia de
hipoglucemia en muchos individuos pirómanos. Asimismo, el lóbulo
temporal y el sistema límbico tienen cierta participación en este trastorno,
debido a la gestión de impulsos y emociones. También se ve involucrado el
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lóbulo frontal y la corteza orbitofrontal, fallando en el proceso de inhibir la


conducta.

6.-TRATAMIENTOS POSIBLES
La piromanía es un trastorno poco prevalente. Su tratamiento se ha enfocado
predominantemente en la terapia de tipo cognitivo-conductual, si bien se han
realizado tratamientos desde otras vertientes teóricas, como las psicodinámicas.

El tratamiento en cuestión se basa en el fomento del control de los impulsos y el


autocontrol a través de técnicas de modificación de conducta, técnicas de resolución
de conflictos, autodetección del nivel de tensión y la aplicación de técnicas de
relajación tales como las de la respiración. Estas técnicas promueven que el individuo
sea más capaz de hacer frente a los problemas, más para que el tratamiento sea
eficiente se debe trabajar también el empoderamiento del paciente, ayudando a
trabajar la autoimagen y autoestima, así como las interacciones personales. Trabajar
la empatía también puede resultar de utilidad.

Se ha de tener en cuenta que el pirómano no suele acudir por sí mismo a consulta,


siendo generalmente llevado a ello por allegados del paciente o por mandato judicial,
ya que en su mayoría no suelen presentar remordimientos por sus actos a pesar de ser
conscientes del peligro que comportan. Asimismo, resulta de gran importancia
realizar tareas de prevención desde la infancia.
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CAPÍTULO III

TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE (TOD)

Definición:
El trastorno negativista desafiante (ODD, de Oppositional Defiand Disorder) es una de
las comorbilidades más frecuentes en niños y adolescentes con TDAH. El diagnóstico
suele realizarse en la edad escolar, durante la primaria, aunque al recabar la información
de la historia resulta posible verificar la presencia de algunas manifestaciones en la edad
preescolar.

De acuerdo al DSM-V (Manual de diagnóstico estadístico de las enfermedades mentales)


se caracteriza por un patrón recurrente e inapropiado, para el nivel de desarrollo y
contexto socio-cultural, de conductas negativistas, desafiantes, desobedientes y
comportamiento hostil hacia las figuras de autoridad. Este patrón conductual afecta de
manera importante su vida social, académica y la función ocupacional, conduce a
importante alteración en la relación con los padres, hermanos, otros miembros de la
familia, compañeros, profesores, etc.

Cuando los padres comienzan a buscar problemas de conducta en Google, una frase tiende
a surgir: el trastorno oposicional desafiante. Es fácil ver por qué. “Las palabras
‘oposicional’ y ‘desafiante’ aparecen en el vocabulario de los padres con bastante
frecuencia”, dice el Dr. David Anderson, director del Centro de TDAH y trastornos del
comportamiento en el Child Mind Institute. “Es uno de los diagnósticos mejor nombrados
que existe”.

Sin importar si su hijo tiene el trastorno oposicional desafiante (ODD, por sus siglas en
inglés) o no, aprender sobre el trastorno puede ser útil. Esto se debe a que las estrategias
de manejo del comportamiento utilizadas en su tratamiento, son técnicas basadas en
evidencia que todos los padres se beneficiarán de saber.

1. ¿QUÉ ES EL TRASTORNO OPOSICIONAL DESAFIANTE?


Es normal que los niños sean oposicionales y desafiantes al menos algunas veces. De
hecho, es una señal de desarrollo saludable. Entonces, ¿cuándo un niño tiene el trastorno
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oposicional desafiante? El diagnóstico no se debe dar, por ejemplo, a un niño que acaba
de descubrir que su nueva palabra favorita es “no”.

El ODD generalmente se diagnostica alrededor de la edad de la escuela primaria y deja


de ser diagnosticado en la adolescencia. Los niños que tienen ODD tienen un patrón
bien establecido de problemas de conducta. Los síntomas incluyen:
• Estar enojado e irritable inusualmente.
• Con frecuencia pierden la calma.
• Se molestan fácilmente.
• Discuten con figuras de autoridad.
• Negarse a seguir las reglas.
• Molestar deliberadamente a los demás.
• Culpar a otros por los errores.
• Ser vengativos.
Todos los niños pueden tener estos síntomas de vez en cuando. Lo que distingue el ODD
del comportamiento de oposición típico es qué tan grave es y por cuánto tiempo se
manifiesta. Un niño con ODD tendrá problemas de comportamiento extremo durante al
menos seis meses.
Otro sello distintivo del ODD es el costo que implica para las relaciones familiares. Las
frustraciones cotidianas habituales –instrucciones ignoradas, discusiones, arrebatos
explosivos se acumulan con el tiempo y estas interacciones negativas dañan la relación
entre padres e hijos y refuerzan los patrones de comportamiento hostiles.

2. CRIANZA BAJO FUEGO


“Los niños con problemas de conducta empujan a los padres hacia los extremos”, dice
el Dr. Anderson. “Empujan a los padres a ser permisivos y empujan a los padres hasta
que se vuelven híper-coercitivos con la esperanza de que más control hará que el niño
escuche”.
Ninguno de estos extremos constituye una crianza ideal. Nunca es la intención del padre
reforzar el mal comportamiento, y a menudo no nos damos cuenta cuando lo hacemos.
Aquí hay dos escenarios comunes:
• Le dice a su hijo que deje de jugar y se prepare para ir a la cama. Él ignora
sus dos primeras solicitudes. A la tercera vez que pregunta, está tan enojado
que grita.
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• Le dice a su hijo que deje de jugar y se prepare para ir a la cama. Él hace una
rabieta porque quiere seguir jugando. No quiere que esté tan agitado antes de
ir a dormir, entonces se retira y dice que puede jugar otros diez minutos, pero
luego tiene que irse a la cama.
En el primer escenario, su hijo aprende que gritar es una forma aceptable de transmitir
un mensaje. Más sutilmente, él también podría estar aprendiendo que puede seguir
ignorando esas primeras peticiones: cuando intensifica la situación es cuando sabe que
habla en serio.

En el segundo escenario, su hijo ha aprendido que tener una rabieta puede darle algo
que él quiere, por lo que será más probable que lo haga de nuevo en el futuro.

Ambos escenarios pueden predisponer a las familias para futuros conflictos y cuanto
más se repiten, más se vuelven patrones familiares de comportamiento que son más
difíciles de superar. Su hijo no tiene que tener ODD para que estos escenarios sucedan,
pero las interacciones negativas repetidas como estas hacen que sea mucho más
probable diagnosticar un trastorno del comportamiento. Y al igual que los padres no son
necesariamente los culpables, tampoco lo son los niños, dice el Dr. Anderson. “Sin un
esfuerzo consciente del niño, a través de cientos de ensayos él aprende que esta es una
forma de seguir obteniendo lo que quiere”.

Esto también explica por qué los niños con ODD pueden comportarse peor en casa. El
Dr. Anderson señala: “Es probable que los niños con ODD sean más oposicionales con
las personas que conocen bien, en parte porque las vías de comunicación están muy
desgastadas. Mientras que, en un lugar como la escuela, donde por lo general el niño
tiene menos control sobre su entorno, los tipos de comportamientos que son comunes al
ODD pueden no darles los resultados esperados”.

3. TDAH Y OTROS FACTORES DE RIESGO


Hay una superposición muy alta en los niños que tienen TDAH a los que también se les
diagnostica ODD. Dependiendo del estudio, la superposición podría ser del 30 al 50 por
ciento de los niños con TDAH que también tienen ODD.
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El Dr. Anderson explica la conexión de esta manera: “Los niños con TDAH están
cargados biológicamente para distraerse, ser impulsivos, tener dificultades para
permanecer en un lugar por un tiempo. Entonces, los niños con TDAH comienzan a
hacer cosas que los padres perciben como fuera de los límites. Y luego, cuando esos
niños reciben comentarios negativos, comienzan a estar aún más orientados
negativamente hacia los adultos”. Estos patrones repetidos de interacciones negativas
pueden conducir al desarrollo de ODD.

Pero otra vía para desarrollar ODD tiene que ver más con el temperamento del niño y
puede ser evidente desde el principio. Los niños que tuvieron muchas dificultades para
calmarse cuando eran pequeños y continúan luchando con una capacidad apropiada para
su edad de controlar sus emociones frente a la decepción o la frustración a veces pueden
desarrollar ODD. Los adultos en su entorno podrían estar más inclinados a adaptarse a
sus demandas para mantener el funcionamiento de la familia lo más armoniosamente
posible.

Los niños que han experimentado mucho estrés y trauma en su vida también son más
propensos a desarrollar ODD.

4.-RELACIONADO: El TDAH y los problemas de comportamiento:

➢ POR QUÉ EL TRATAMIENTO ES IMPORTANTE: Es importante recibir


tratamiento para mejorar la relación de padre e hijo, la cual es crucial para la salud
y la felicidad de toda la familia. También es importante para el futuro de su hijo.
Algunos niños dejarán el ODD atrás, pero otros continuarán teniendo problemas de
conducta, lo que podría resultar en el rechazo de los compañeros y la dificultad para
formar relaciones sanas, sin mencionar la continua discordia familiar.
También serán menos propensos a alcanzar su potencial. Si algo no sale como
quieren, pueden pensar que es culpa de cualquiera, excepto de ellos. El Dr.
Anderson dice que también podrían “retirarse a los lugares donde saben que pueden
obtener lo que quieren”. Eso podría significar que ellos intentan incluso menos,
presionan aún más a las personas que están más cerca de ellos, aquellas que son las
que realmente les importan más, lo que provoca relaciones aún más deterioradas”.
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Un pequeño porcentaje de niños con ODD continúa desarrollando algo llamado


trastorno de conducta, que es un trastorno de conducta más grave que incluye actos
delictivos como robar, incendiar y herir a personas. Recibir tratamiento más temprano
que tarde mejora la trayectoria del niño.

5.-¿CÓMO LUCE EL TRATAMIENTO PARA ODD?


Los padres juegan un papel clave en el tratamiento del trastorno oposicional
desafiante. Esto podría ser sorprendente, ya que los niños son los que reciben el
diagnóstico, pero en ODD la relación padre-hijo debe ser reparada, lo que significa
que ambas partes deben hacer cambios para volver a la normalidad.

Todos los programas tienen ciertos objetivos en común, como ayudar a los padres a
encontrar el término medio entre ser demasiado autoritarios y demasiado permisivos.
Un terapeuta conductual ayuda a los padres a aprender cómo entrenar el
comportamiento de sus hijos al establecer expectativas claras, elogiando a los niños
cuando cumplen y empleando consecuencias efectivas cuando no lo hacen. Los
padres también aprenden a usar estas estrategias consistentemente, una de las razones
por las cuales las estrategias de manejo del comportamiento a veces no funcionan es
porque los padres prueban técnicas diferentes y contradictorias, o no se apegan a un
programa el tiempo suficiente para ver las recompensas. Los padres y los niños
también aprenderán habilidades de solución de problemas en las que pueden confiar
cuando se encuentren con problemas.
Los programas de capacitación para padres pueden incluir sesiones con padres y
niños que trabajan juntos o con padres solos. Algunos programas diferentes incluyen:
• Terapia de interacción padre-hijo (PCIT).
• Entrenamiento de manejo de padres (PMT).
• Adolescentes desafiantes.
• Programa de crianza positiva (Triple P).
• Los años increíbles.
Los médicos también pueden recomendar capacitación en habilidades sociales para
ayudar a mejorar las relaciones con los compañeros de su hijo o la terapia cognitivo
conductual si la niña está luchando con la ansiedad o la depresión.
No existe un medicamento aprobado por la FDA para ODD, pero los medicamentos
a veces se usan como un complemento a la terapia conductual. Los medicamentos
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antipsicóticos como Abilify (aripiprazol) y Risperdal (risperdona), que se ha


demostrado que reducen la agresividad y la irritabilidad, se utilizan con frecuencia
en los casos en que el niño corre el riesgo de ser expulsado de la escuela o del hogar.
Se pueden usar medicamentos estimulantes si el niño tiene una impulsividad
excesiva, incluso aquellos que tienen un diagnóstico de TDAH. Los antidepresivos
(ISRS) pueden ser útiles si el niño tiene depresión o ansiedad subyacente.
Independientemente del plan de tratamiento que recomiende su terapeuta, los padres
deberán estimularlo mucho. “No se equivoquen, los niños no suelen despertarse
repentinamente con la idea de que desean que su comportamiento sea mejor y luego
preguntan a todos los adultos de su vida cómo pueden cambiar”, advierte el Dr.
Anderson. “Se mantendrán con cualquier comportamiento que funcione para ellos,
incluso si no está funcionando tan bien”.
Pero una vez que la dinámica familiar comience a cambiar y los niños (y padres)
comiencen a sentirse más seguros de su capacidad para llevarse bien, todos serán
mucho más felices.

6.-EL TDAH Y LOS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO:


Los errores de diagnóstico más comunes en niños.
Comportamiento perturbador: por qué a menudo se diagnostica erróneamente.
Criterios del ODD (DSM-V):
A. Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo
menos seis meses y en el que están presentes cuadro o más de los siguientes
comportamientos:
• Se encoleriza e interrumpe en pataletas.
• Discute con adultos.
• Desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus órdenes o demandas.
• Molesta deliberadamente a otras personas.
• Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento.
• Es susceptible o fácilmente molestado por otros.
• Colérico, resentido.
• Rencoroso o vengativo
B. Deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral.
C. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el trascurso de un trastorno
psicótico o de un trastorno del estado de ánimo.
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D. No se cumplen los criterios de trastorno disocial y, si el sujeto tiene 18 años o


más, tampoco los del trastorno antisocial de la personalidad.

7.-TDAH TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE


DATOS ESTADÍSTICOS (EPIDEMIOLOGÍA):
Se estima que afecta al 3% de los niños en edad escolar. En el caso del TDAH entre
30 a 50% de los niños pueden presentar el patrón del ODD o rasgos relacionados con
el mismo, esto obliga a investigar la posibilidad de este diagnóstico en todo niño y
adolescente que es diagnosticado con TDAH. Esta prevalencia se incrementa
gradualmente con la edad desde preescolares a escolares, en el caso de España se ha
estimado una prevalencia de ODD que oscila entre 9.7 y 16.5 % de los escolares
(Granero R, 2008). Es más prevalente en niños que en niñas, aunque algunos
investigadores recomiendan que en las niñas se utilicen otros criterios dado que sus
conductas irregulares pueden ser más sutiles, utilizan más la agresión verbal que la
física, recurren a rumores o conductas de exclusión de otras compañeras, etc.

CAUSAS (FISIOPATOLOGÍA)
No hay una explicación clara sobre su causalidad, pero se considera que los niños con
ODD pueden no tener las habilidades cognitivas y emocionales necesarias,
suficientemente desarrolladas, para cumplir con las demandas del entorno o los
requerimientos de las figuras de autoridad (Greene RW, 2002). Puede haber cierta
alteración o menor desarrollo de la modulación afectiva y la función ejecutiva.
Aunque no hay una explicación neuroquímica específica se han vinculado vías
relacionadas con la serotonina y la norepinefrina (Hamilton S, 2008).

DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se establece por la presencia del patrón conductual descrito en los
criterios anotados anteriormente. La entrevista para la documentación de la historia,
la observación del patrón conductual y los reportes de padres y profesores son las
fuentes que aportan los elementos del diagnóstico. Pueden utilizarse algunos
instrumentos como la Pediatric Symton Checklist, SNAP-IV, NICHQ Valderbilt
Assessment Scale y otros utilizados por clínicos (psicólogos, psicopedagogos,
neurólogos pediátricos o psiquiatras infantiles).
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El diagnóstico diferencial incluye:


• Déficit cognitivo.
• Trastornos del humor, enfermedad bipolar.
• Trastornos psicóticos.
• Trastornos de conducta.
• Otros.

COMORBILIDAD
El ODD puede ser comórbido con:
✓ TDAH.
✓ Trastornos del humor.
✓ Trastornos del estado de ánimo.
✓ Problemas de aprendizaje.
✓ Problemas del lenguaje.
✓ Otros
En el caso del TDAH hay algunos autores que consideran que no es una entidad aparte,
es decir que no son comorbilidades, sino que las manifestaciones relacionadas con el
ODD son como una gradación de la severidad de la hiperactividad-impulsividad. Esta
consideración proviene del hecho de la buena respuesta al tratamiento del TDAH
cuando el ODD es comorbilidad del TDAH, pero esta mejoría no ocurre cuando se
utilizan psicoestimulantes o Atomoxetina en el tratamiento del ODD que no es
comórbido con el TDAH.
• TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
En los casos comórbidos con el TDA, como ya anotamos, el tratamiento con
psicoestimulantes puede disminuir las manifestaciones del ODD, también es efectiva
la Atomoxetina. Sin embargo, es importante hacer ver que cuando no hay TDAH
las manifestaciones del ODD no mejoran con el uso de psicoestimulantes.
En algunos casos pueden quedar indicados los inhibidores de la recaptación se
serotonina.
Frente a conductas con respuestas agresivas graves puede considerarse el uso de
Risperidona o Aripiprazole.
• TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO
Entrenamiento parental a fin de ayudarles a ser más positivos, adquirir estilo de
disciplina apropiada y evitar los patrones punitivos de corrección (que pueden
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reforzar las conductas negativas, especialmente las respuestas agresivas), ayudar a


establecer normas y límites que sean lógicos y consistentes, resolución de problemas
o situaciones conflictivas, manejo del enojo para evitar la agresión o las conductas
hostiles, aprender a premiar y castigar, etc.
▪ Acuerdo en el manejo de la conducta entre los adultos, de manera especial entre
el padre y la madre.
▪ Intervenciones múltiples en situaciones de la vida diaria.
▪ Entrenamiento para la expresión apropiada del enojo y la frustración.
▪ Entrenamiento a los profesores para manejo del aula y control conductual.
La meta es lograr el control de las respuestas agresivas, ajuste a las normas y límites,
desarrollo social positivo y apropiado desarrollo del lenguaje (especialmente en la
expresión de emociones y sentimientos).
El programa "Defiant Children" de Barkley puede aplicarse como alternativa de
tratamiento, este incluye etapas que cubren los siguientes aspectos:
a) Aprender a prestar atención al hijo.
b) Usar la atención para conseguir que obedezcan o se ajusten a la norma
establecida.
c) Ordenar de una manera más eficaz.
d) Enseñar a no interrumpir.
e) Establecer un sistema de recompensas.
f) Aprender a castigar o sancionar el malo comportamiento de una forma
constructiva.
g) Tiempo fuera (time out) apropiadamente aplicado.
h) Aprender a controlar al hijo en lugares públicos (Artigas-Pallares J, 2006).

OTROS PROGRAMAS:
• Triple P (Positive Parenting Program).
• Series Incredible Years-Teacher Training Program.
• Incredible Years-Dinosaur Curriculum.
• I can-problem solve
La escuela debe disponer de buenos programas antibullying, programas de
aprendizaje para la interacción social, fomentar el respeto a las diferencias, etc.
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8.-PRONÓSTICO Y RIESGOS DE NO TRATAR


Los niños con ODD no tratados presentan diversos riesgos:
➢ Victimización.
➢ Rechazo de los compañeros o adultos.
➢ Incremento de las conductas inapropiadas con cristalización de las mismas
(quedan incorporadas al patrón o repertorio de conductas).
➢ Fracaso escolar y el riesgo de abandono escolar.
➢ Tabaquismo a edad más temprana.
➢ Consumo de alcohol a edad más temprana.
➢ Consumo de drogas.
➢ Actividad sexual de riesgo o a edad más temprana.
➢ Desajustes familiares, estrés familiar.
➢ Continuar su evolución hacia Trastorno de Conducta. En el caso del CIE-10 el
ODD y el Trastorno de Conducta se excluyen mutuamente, sin embargo, en la
realidad se observa traslape entre las dos entidades en la adolescencia.
En los niños adecuadamente tratados puede lograrse remisión de muchas de sus
manifestaciones y un funcionamiento general más apropiado.
El trastorno oposicional desafiante o TOD, (ODD, por sus siglas en inglés) es un
trastorno conductual que lleva a los niños a enfrentarse a las figuras de autoridad de
forma persistente. Los niños con TOD son temperamentales, desobedientes,
rencorosos o vengativos a un nivel inusualmente alto. El trastorno significativamente
socava la capacidad del niño de llevarse bien con la familia, sus compañeros y otros
adultos.
Síntomas:
✓ Pierden la paciencia de manera inusualmente rápida.
✓ Ignoran o se rebelan en contra de las reglas, en la casa o en la escuela.
✓ Acusan a otros de sus errores o sus malos comportamientos con facilidad.
✓ Tienen la tendencia de molestar a los demás y molestarse a sí mismos con
facilidad.
✓ Los comportamientos disruptivos parecieran ser intencionales en vez de
impulsivos.
✓ Se niegan a cooperar de manera reflexiva, incluso antes de que sepan lo que se les
está pidiendo
22

9.-TRATAMIENTO PARA EL TRASTORNO OPOSICIONAL DESAFIANTE


El trastorno oposicional desafiante es generalmente tratado con un tipo de terapia
conductual que incluye a los padres, o una combinación de intervención conductual y
medicamentos.
El tratamiento, como la terapia de interacción Padres-Hijos (PCIT, por sus siglas en
inglés) está diseñada para aumentar las interacciones positivas entre padres e hijos y
enseñar a las padres habilidades para poner límites que permiten que los niños
controlen la mala conducta y aumenten los comportamientos deseados.
No hay medicamentos indicados específicamente para el TOD, pero pueden ser
administrados para trastornos concurrentes tales como el TDAH o para ayudar al niño
a sacar el mayor provecho a sus sesiones de terapia.
23

CAPITULO IV

TRASTORNO EXPLOSIÓN INTERMITENTE

1. DEFINICIÓN

El trastorno explosivo intermitente muestra brotes de ira descontrolados, los


cuales pueden afectar al entorno de la persona que lo padece. Como dice Juan
Moisés de la Serna, “Tras estos brotes de ira o reacciones desproporcionadas, en
las que la persona con trastorno explosivo intermitente no ha tenido en cuenta las
consecuencias de sus actos o el posible castigo que conlleva, el afectado se
cuestiona el porqué de su modo de actuar, apareciendo un sentimiento de culpa
por no haber sabido control esos impulsos”. (De la Serna, 2015).

Además, de la Serna, indica que los primeros episodios de ira pueden producirse
a los 7 años de edad, aunque en la adolescencia de las personas que padecen de
este trastorno se evidencian aún más, sobre todo por el nivel de violencia que
puede contener una de sus episodios. Cuando una persona está formando parte del
episodio del Trastorno Explosivo Intermitente, suele romper cosas que están a su
alcance, e incluso agredir verbal o físicamente a personas que se encuentren
alrededor del sujeto, sin que estos le hayan provocado de alguna manera.

Este es un trastorno que se puede presentar en el sexo masculino y femenino. Sin


embargo, es más frecuente en hombres que en mujeres. “Este trastorno debe ser
tratado adecuadamente”, dice el Dr. de la Serna, ya que si no se lo trata se vuelve
crónico, como ocurre en el caso de cualquier trastorno sicológico.

Por otro lado, la psicóloga Marisa Fernández, de Neuropsicología Senior,


Unobrain (empresa pionera en la creación de programas de estimulación cognitiva
destinados a promover el cuidado de la salud cerebral en adultos y niños en
España), dice que el TEI está clasificado como “un trastorno del control de
impulsos, y la persona que lo sufre suele presentar de forma recurrente episodios
rápidos de enfado extremo, ira descontrolada y agresión impulsiva, totalmente
desproporcionadas a la situación en que se producen. En cuanto a su prevalencia,
se estima que un 4-6% de la población cumple los criterios para TEI en algún
momento de la vida, siendo al parecer más frecuente en varones. Aunque el
24

trastorno puede comenzar en la infancia, el inicio es más habitual en la


adolescencia, entre los 13 y los 18 años y se ha sugerido que es una entidad clínica
crónica”.

“El trastorno explosivo intermitente es tan real o irreal como muchos trastornos
psiquiátricos” escribió el experto en salud mental de CNN, el médico Charles
Raison en un correo electrónico. “Hay personas que se molestan realmente rápido
y luego se arrepienten, así como hay personas que se ponen excesivamente tristes
y deprimidas. En ambos casos, pero especialmente con el TEI, es realmente sólo
una descripción del comportamiento de las personas”. (Wilson, 2012).

2. CARACTERÍSTICAS DEL TRASTORNO EXPLOSIVO


INTERMITENTE

El TEI tiene una característica muy especial y es que cuando uno se enfada y
explota en ira, puede tratar de romper cosas valiosas, incluso que son significativas
para otras personas, o a su vez puede agredir a seres queridos. Curiosamente
después del ataque de ira existe una gran tranquilidad, y existe una sensación de
alivio, pero esta también se acompaña de una sensación muy grande de culpa”.
(Campuzano, 2013).

Por otro lado, una postura similar al del Dr. Campuzano, es la postura del Dr.
Adrián Cano el cual es miembro de la Clínica Universidad de Navarra el cual
menciona su postura frente a las características de los Trastornos Explosivos
Intermitentes “Se caracteriza especialmente por una pérdida del control de los
impulsos con agresividad y se asocia con un factor estresante como
desencadenante, pero este es totalmente desproporcional. Este puede durar
algunos minutos incluso horas, y sede de forma espontánea” El TEI afecta en un
2% en los pacientes ingresados en psiquiatría. (Cano, 2013).

3. EPISODIOS DEL TEI

Estos episodios se dan en las personas de manera imprevista. Muchas personas


que tienen TEI se irritan con facilidad mediante actos no tan severos. Una persona
con TEI posee una ira descontrolada que empieza en primer lugar por un episodio
25

de aislamiento. Luego, le provoca ansiedad por una causa que pueda molestarle.
Luego, se presenta una ira descontrolada que es el rato que actúa de manera
agresiva, y puede llegar a hacer daño a objetos importantes para ellos, y como si
fuera poco, puede agredir de manera descontrolada a personas que lo rodean.
Mientras se produce la agresividad ocasionada por la ira descontrolada, existe un
sentimiento de satisfacción en las personas que poseen TEI.

Finalmente, el episodio termina cuando el individuo termina su acto con mucha


Episodio Aislado ansiedad ira descontrolada satisfacción culpabilidad 23
culpabilidad, y tristeza ya que se dan cuenta que su reacción fue desconcertante.
Es decir, la gente que posee TEI se da cuenta de que actúan de manera exagerada,
sin embargo, esto es algo que ellos no pueden controlar. (de la Serna, 2015).

4. TRATAMIENTOS PARA EL TEI

El tratamiento del trastorno explosivo intermitente busca reducir el número


mensual de episodios explosivos, así como la violencia de los mismos, para lo que
se requiere de una intervención conjunta. Hay dos formas de tratar el TEI: con
tratamiento farmatológico y no farmatológico. (de la Serna, 2012). Estas son las
siguientes:
✓ El tratamiento farmacológico: se busca equilibrar los niveles de serotonina a
través de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRSS), así
como controlar el estado de ánimo mediante el uso de estabilizadores, además
de fenitoína, betabloqueantes, agonistas alfa 2 y antipsicóticos.
Con respecto al tratamiento no farmacológico, se destaca:
• Terapia Conductual: en la que se presta especial atención al desarrollo de
habilidades de manejo de las situaciones, mediante el entrenamiento en
situaciones, donde se le enseña al paciente a buscar otras salidas, como contar
hasta diez en orden inverso o cambiar el foco de atención de aquello que le
provoca tanta ira.

• Técnicas de relajación: tanto de visualización positiva como de respiración


profunda, con las que se consigue ganar un tiempo extra, desde que el sujeto
26

se irrita hasta que estalla, lo suficiente para que se pierda esa motivación
inicial, y no se desencadene el episodio de ira.

• Entrenamiento en habilidades sociales: para compensar los efectos


perniciosos de su trastorno, a la vez que le ayuda a expresar su malestar de
forma tranquilizada.

• Entrenamiento cognitivo: con el que se ayuda a la persona a valorar las


situaciones en su justa medida, en vez de ver todo como una amenaza o una
agresión hacia su persona.
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CONCLUSIONES
Examinadas todas las cuestiones que nos planteábamos al inicio, es necesario señalar una
serie de conclusiones para la mejora del tratamiento de estos supuestos.
1º. Es fundamental tener conocimiento de la situación psicopatológica de cada menor de
edad desde el inicio del procedimiento penal, para individualizar todas las intervenciones
que se realicen con el mismo, y atender específicamente a sus necesidades a lo largo de
todas las fases del procedimiento.
2º. Resulta necesario adquirir un profundo conocimiento de los elementos configuradores
del trastorno que intervino en la comisión del ilícito penal, a fin de diseñar mejores
programas individualizados de intervención y tratamiento, adecuados a su realidad
psicosocial y a las especiales características concurrentes.
3º. Sería conveniente configurar y estructurar nuestros procedimientos penales y las
actuaciones que realizamos en los mismos desde el conocimiento de la influencia de la
impulsividad en las conductas objeto de los mismos. Es necesario desarrollar una
sensibilidad especial para el tratamiento de dichas conductas, que cada vez son más
frecuentes; sensibilidad que provendrá del conocimiento de las características y
consecuencias de dicha impulsividad.
4º. Conforme a las exigencias de los tratados y convenciones internacionales, todos
aquellos que trabajan y tienen relación con menores de edad, deben tener específica
formación para la correcta aplicación del principio del interés superior del menor y el
derecho de éste a ser oído y escuchad o en todos los procedimientos e intervenciones que
le afecten.
5º. Es especialmente importante profundizar en ámbitos de formación mutua y encuentro
con psiquiatras, psicólogos, jueces, fiscales y abogados que traten e intervengan con
menores de edad que desarrollen conductas impulsivas. Desde esa mutua formación y
conocimiento, el tratamiento que se realice sobre los mismos será más eficaz e integral.
6º. Es necesario continuar profundizando en la presencia de especialistas en todos los
ámbitos de intervención con menores de edad, y específicamente con aquellos que
desarrollen conductas impulsivas.
28

BIBLIOGRAFÍA:

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Trastornos psicológicos en la adolescencia Trastorno Explosivo Intermitente
Hablemos Claramente Ira, que no controle tu vida. (Tesis pregrado) Universidad San
Francisco de Quito, Quito.

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Control de los Impulsos y las Psicopatías, Madrid: Fundación Española de Psiquiatría
y Salud Mental.

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trastornos mentales. Texto revisado. DSM-IV-TR. Masson. Barcelona.

• Belloch, Sandín y Ramos (2008). Manual de psicopatología. Madrid. MacGraw-Hill


(vol. 1 y 2). Edición revisada

• Grant, J.E. & Won, K.S. (2007). Clinical characteristics and psychiatric comorbidity
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Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.

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• Recuperado de:
• (2020). CHIL MIND INSTITUTE, https://childmind.org/article/trastorno-
oposicional-desafiante/

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