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I Mareial González

A REVoLUcIóN francesa de 1848 tuvo en


""* Chile un eco poderoso.
La que Ia había precedido en 17 89, tan
celebrada por la historia, había sido para noso-
tros, pobres colonos del Pacífico, sólo un lam-
po de luz en las tinieblas. Su gemela de medio
siglo más tarde tuvo al contrario todas las
afinidades de la luz y su irradiación . La había-
mos visto venir, la estudiábamos, la córnpreñ-
dffi tñit¿Urmosa
sus hombres por la ense ianzade ellos recibida,
a sus acontecimientos por la prensa diaria, a sus
aspiraciones pcr la república, que era la frater-
nidad a tavés de los mares y de las r^zas.
Así sucedió que la nueva de aquel cambio
súbito pero profundo, el destronamiento de un
r€/, la caída de un ministro empecinado y
soberbio, la elevación de los hombres que en
cierta manera eran nuestros maestros por sus
libros , Ia proclamación de la república hecha

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por su solo espíritu y desde su primera apari- Ia de un precursor. Lamartine desde 1848 a I
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ción un efecto que no ha sobrepasado moda ? t858 fue un semidiós comofroGs. pío IX se
alguna en nuestra tierra. En otro sentido, eso había aparecido a algunos como Dios mismo,
era más o menos lo mismo que acontecía en aun antes de la Infalibilidad.
todas paftes. Todo se llamó entonces "a lo *
Girondino" , o "4lo Vergniaud" , o "d lo Barba-
roux" ,.o "r lo Lamartine" , cada cual según su Hemos adelantado ya que la atmósfera políti-
personaje favorito. Alejandro Dumas y Augus- ca, soci al y literaria de nuesrro pueblo era por sí
to Maquet, compusieron en Parí s el Canto de los misma simpát ica al calor y al empuje que venía
Girondinor que en 1870 erala segunda Marse- de fuera. La revolución de febrero nos sorpren-
llesa de la Francia otra vez republicana. dió en uno de esos períodos en que la crisálida
se agita dentro del espeso capullo en que vivi-
Mourir pour Ia patrie! . ,. mos como pueblo: era un período eleccionario.
El ministerio Vial, había dado empuje y
Aparte de todo esto, entre nosotros la reper- vida al sentimiento liberal del país. Siguiendo
cusión de aquel entusiasmo revolucionario vi- en otra dirección los pasos de Portales, el jefe
bró en los corazones con mayor intensidad, de ese gabinete abrió desde remprano las puer-
porque la circulación del libro fue coetánea con tas del foro público ala juvenrud. Y esa genera-
las noticias de la revolución que su espíritu y su ción nacida al calor del estudio y de las prim-e-
elocuencia habían engendrado. La luz llegó ras armas dlt diarismo y de i; ili¿mL", esri- I

junto con el estampido, el soplo a Iapar con la m"EA; p";-i; t.iiint. réóigan iia.dÁ,i á. lot
creació n. Los J estudios, por el rejuvenecimiento de la univer-
Ito?4!!!_pasó, €o con_sec*u_encia, n
a ser un librggglro-g!; lomo tos Ñ".rg¿Iio t, l, sidad, vieja otra vez y caduca hoy día, por las
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;*,;;óil; tioria controversias de principios y de aspiraciones de
deslumbradora como si su figura hubiese sido que habían sido sucesivamenre adalides EI Si-

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