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UNIDAD
EL JUEGO
EN LOS PROGRAMAS
DE INTEGRACIÓN SOCIAL
Metodología
del Juego
DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN,
FORMACIÓN PROFESIONAL E
INNOVACIÓN EDUCATIVA
MINISTERIO
DE EDUCACIÓN,
CENTRO PARA LA INNOVACIÓN
CULTURA Y DEPORTE Y DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN
A DISTANCIA
Coordinación:
Mariano Jiménez Sacristán
Autor:
María López Matallana
Revisión:
María Dolores Requena Balmaseda
Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General de Información y Publicaciones
N.I.P.O.: 176-00-109-7
I.S.B.N.: 84-369-3389-3
Depósito Legal: S. 1.225-2000
OBJETIVOS ....................................................... 5
EL JUEGO EN LOS
PROGRAMAS 1. JUEGO, INTEGRACIÓN SOCIAL,
SOCIALIZACIÓN Y NIÑOS EN SITUACIÓN
DE INTEGRACIÓN DE RIESGO ....................................................... 7
1.1. El juego como medio de socialización ........ 7
SOCIAL 1.2. Socialización e integración social ................ 8
1.3. Niños en situación de riesgo social ............. 10
1.4. Programas de integración social para
infancia y familia ........................................ 11
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El juego
tiene
cualidades socioafectivas
como
Facilitar
– La constitución del apego
– La elaboración de situaciones
conflictivas
– Los aprendizajes
Programas de
integración social
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Introducción
Introducción En otros casos, se tratará de atender a
la familia en su conjunto, porque se dan
circunstancias que permiten prever ries-
En las Unidades anteriores has podido gos de tipo social para los niños. Para
estudiar el significado del juego infantil y atender estos casos, diferentes institu-
su importancia para el desarrollo senso- ciones generalmente dependientes de
motor, cognitivo, afectivo y social. los servicios sociales, han desarrollado
programas dirigidos a toda la familia inclu-
Completando los contenidos anteriores, yendo servicios específicos para la infan-
en esta Unidad vamos a resaltar las cua- cia, a menudo basados en el juego. Se
lidades socializadoras del juego, así como trata principalmente de ludotecas y
la forma en que un educador puede utili- talleres de juego.
zar los recursos del juego para favorecer
el desarrollo emocional y social del niño,
tanto en situaciones normalizadas, como
en aquellos casos que requieren una
intervención compensatoria a situaciones
carenciales de los niños.
Objetivos
Objetivos
Las particulares circunstancias por las Al finalizar el estudio de la unidad
que atraviesan algunos niños y sus fami- serás capaz de:
lias llegan a producir bloqueos o retra-
sos en el desarrollo afectivo y social, Conocer las diferentes razones por
que pueden ser prevenidas y tratadas a las que existen programas de inte-
través de una metodología lúdica. gración social en torno al juego en
la sociedad actual.
Éste es el caso, por ejemplo, de los
niños que, por diversas circunstancias, Reconocer la importancia del juego
deben ser separados de sus padres u infantil como instrumento favorece-
otras personas de referencia familiar, dor del desarrollo emocional y social
debiendo ser atendidos por educadores del niño.
en centros tutelados o Residencias
Infantiles. En este tipo de institución, el Conocer el papel del juego en los
juego va a cumplir una doble función de programas de integración social diri-
gran importancia: como medio de cono- gidos a la infancia.
cimiento de la situación emocional por
Ser capaz de elegir y adecuar los pro-
la que atraviesa el niño, y como medio
yectos de intervención lúdica más
para ayudarle a superar los momentos
adecuados a diferentes situaciones
críticos.
de necesidad socioafectiva.
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Finalmente, también se están desarro- manifestaciones culturales de estas
llando en la actualidad programas cuyo minorías. Se trata de programas de edu-
objetivo es la integración social de mino- cación intercultural en los que la inter-
rías étnicas, o la sensibilización de la vención con los niños se basa en el
sociedad a través del conocimiento de juego y los juguetes.
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El juego en los programas de integración social UNIDAD 7
La primera cuestión que se nos plantea en esta Unidad es por qué el juego cons-
tituye un buen recurso y una metodología adecuada para la integración social. En
segundo término, conviene definir a qué llamamos integración social y qué senti-
do tiene este término en relación con los niños menores de seis años. Final-
mente, trataremos en qué consisten los programas de integración social para
niños menores de seis años, sus funciones y objetivos.
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UNIDAD 7 El juego en los programas de integración social
Hay todo un vocabulario tan amplio como impreciso para definir a este grupo de
niños, así se habla de fracasados escolares, inadaptados sociales, gamberros,
marginados o automarginados, antisociales, asociales, predelincuentes juveniles
e incluso de verdaderos delincuentes juveniles, etc.
Son niños, adolescentes o jóvenes, que de una forma u otra, casi siempre en
contra de su voluntad, viven una profunda problemática social, por lo que se debe
decir que se encuentran en verdadero riesgo social.
Los niños que se encuentran en esta situación proceden de las familias llamadas
carenciales, entre las que podrían citarse las siguientes:
– Familias desestructuradas o en grave situación de deterioro, a causa de:
malos tratos físicos y/o psíquicos, abandono, alcoholismo, enfermedad cróni-
ca de los padres.
– Familias que se encuentran incapacitadas temporalmente para atender a los
niños.
A estas causas de riesgo pueden añadirse otras de origen personal, entre las
que cabría destacar:
– Niños que por diversas circunstancias tienen dificultades en su proceso de
socialización.
– Niños con carencias afectivas, con carencia de figuras adultas de referencia
estable y faltos de recursos consigo mismos o con el entorno que se manifies-
tan en múltiples comportamientos: intolerancia a la frustración, necesidad de
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En este apartado, abordamos los aspectos más relevantes del desarrollo afectivo
y social del niño en relación con el juego, fundamentando así algunas pautas de
intervención que los educadores pueden poner en práctica en diferentes progra-
mas o situaciones de integración social, atendiendo principalmente a los casos
específicos que se les presentan.
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Por tanto, existen dos premisas necesarias para la integración social de cual-
quier niño pequeño: haber establecido relaciones de apego positivas con sus
adultos de referencia y contar con la guía y el acompañamiento de éstos en
su proceso de iniciación al mundo social.
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El juego en los programas de integración social UNIDAD 7
afectiva y social infantil. El niño, cuyos primeros afectos están centrados en las
figuras paternas –a las que admira y de las que depende–, se hace progresiva-
mente más autónomo respecto del adulto, pudiendo relacionarse con el grupo de
iguales. Siempre, eso sí, de la mano del adulto que refuerza los primeros intentos
de autonomía (le alienta a gatear y andar, a comer solo, a manipular los juguetes,
a proponer juegos...), demuestra satisfacción cuando juegan juntos, y, por tanto,
le ayuda a crearse una buena imagen de sí mismo, una autoestima positiva. El
juego entonces, alentado y compartido por el adulto, es rico en contenido, imagi-
nativo, basado en estructuras cada vez más complejas y, sobre todo, alegre.
Por tanto, para que el niño pueda jugar, ha de sentirse seguro afectivamente.
También cuando los adultos de referencia son educadores tendrá que haber esta-
blecido una relación de apego con ellos antes de sentirse seguro para jugar.
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Podemos reconocer esta función en aquellos juegos simbólicos que son repeti-
dos una y otra vez por el niño sin variar apenas su estructura y contenido, con
una gran carga de subjetivismo.
Un ejemplo de elaboración de una situación cotidiana no comprendida es el
de la niña que da de comer a su muñeca con enfado, «metiéndole» la cucha-
ra a la fuerza; posiblemente su madre y/o su educadora nunca le hayan dado
de comer así, sin embargo, el acto de «dar de comer» es un acto de poder (te
obligo a comer), cargado de amor (esta comidita tan rica que te ha hecho
mamá), en el que se refleja la ansiedad de la figura materna por el buen cre-
cimiento/desarrollo de su niña y, a menudo, cierta desesperación cuando no
se come lo suficiente. ¿Cómo comprender una situación tan confusa (amor-
ansiedad-poder-desesperación) que se repite tantas veces al día? Sólo es
posible jugándola repetidamente, hasta que la elaboración de la vivencia per-
mite representarla de forma más parecida a la realidad: dar de comer es una
acción más en la secuencia del juego.
Si observas este juego de mamás en una escuela infantil, podrás comprobar cómo
los niños y niñas añaden cada vez más acciones a la secuencia, dando a cada
nueva incorporación una carga de subjetivismo importante, elaborando así la nueva
situación: dormir al bebé, vestirle, llevarle de paseo, trabajar, ver la televisión...
Comprender a una mamá en toda su pluridimensionalidad (me quiere, me regaña,
me besa, me obliga, juega conmigo, no me hace caso, cocina, plancha, trabaja
fuera, quiere a otras personas, cuida de mi hermano, conduce, compra...), no es
nada fácil para el niño pequeño. El juego simbólico le permite, así, ir comprendien-
do paulatinamente esta realidad esencialmente afectiva (es mi mamá), pero tam-
bién social (comprendiéndola, aprendo a hacer lo que ella hace).
Otro ejemplo, esta vez de una situación extraordinaria, es el caso de una niña
de 2 años y medio, que en su segundo año de escuela, al incorporarse al aula
descubre un montón de niños nuevos que no dejan de llorar. Contenta en un
principio de reencontrarse con educadoras y amigos, a los pocos días comien-
za a mostrar rechazo a quedarse en clase e inicia un juego repetitivo con sus
padres que, básicamente, consiste en poner un muñeco boca abajo en el
suelo y decir «mamá, «ta t’iste» (mamá, el osito está triste). La primera reac-
ción del adulto es negar la realidad: «que no, mira, está alegre»... ¿Acaso un
adulto sensible puede aceptar que una niña tan pequeña perciba la tristeza?
Sin embargo, a esta niña le preocupa esa realidad que ve y no comprende (¡la
tristeza!, qué concepto tan difícil para alguien que sólo tiene 2 años), e insis-
te en el juego que, posteriormente, realizará con su propio cuerpo, tirándose al
suelo y repitiendo la frase. Durante tres meses se repite la situación para la que
los adultos van dando diversas respuestas:
Lo primero es identificar la causa de la tristeza (el llanto): no está su mamá, le
duele la tripa, se ha caído, le han quitado un juguete...
Lo segundo es encontrar un remedio para la tristeza: jugamos con él hasta
que llegue su mamá, le damos un masaje o una medicina, le ponemos una tiri-
ta, buscamos su juguete...
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– Buscar nuevos materiales favorecedores del tipo de juego que cada niño
desarrolle en un momento dado.
– Adaptar día a día sus propuestas e intervenciones.
– Proponer nuevas experiencias cotidianas a los niños, que enriquezcan sus juegos.
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– Los niños desde que comienzan a andar y hasta, aproximadamente, los 2 años,
deberán contar con un espacio amplio, donde poder deambular o correr y módu-
los sobre los que trepar o saltar. Es interesante que tengan también un espejo,
cestos con juguetes clasificados sobre alfombrillas (construcciones, cacharritos,
muñecos, etc.) y una zona de descanso algo apartada (colchoneta, almohado-
nes, una manta y peluches).
– Los niños de 2 a 6 años, además de lo mencionado en el margen de edad
anterior, deberían disponer de un espacio amplio para el juego simbólico con
una mesa camilla y sillas de su tamaño, cunitas, cocina, una camita con jugue-
tes de médico y un baúl de disfraces.
– Los juguetes deberán seleccionarse en cada caso según su edad, para lo cual
te remito a la Unidad Didáctica sobre juguetes y objetos para jugar.
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Los talleres de juego son actividades de carácter lúdico que pueden comple-
mentar la oferta de ocio y tiempo libre de una institución o programa dirigido a
niños y adolescentes. Con diversas posibilidades de programación, consisten
básicamente en el desarrollo de juegos grupales y actividades pre-deportivas
adecuados a la edad de los participantes, a través de los cuales se trabajan
aspectos como participación, confianza, consenso, cooperación, tolerancia, etc.
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Esta razón, como el hecho de que jugando se hacen amigos (la socialización con
los iguales se inicia en situaciones de juego), propician el hecho de que muchos
programas de integración social, cuyos destinatarios son personas –adultos y
niños– de distintas culturas, utilicen el juego y los juguetes como un instrumento
de acercamiento, conocimiento mutuo y desarrollo de la tolerancia.
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Prueba de
Autoevaluación
1 ¿Por qué decimos que en el juego simbólico se elaboran situaciones emo-
cionales conflictivas para el niño?
2 Imagina que durante una sesión de juego libre en una ludoteca de servicios
sociales, dos niños tienen un conflicto por un juguete. Indica cómo les
enseñarías las estrategias necesarias para solucionar por sí mismos los
conflictos.
3 ¿Por qué es interesante que cuando en un grupo hay niños cuya lengua
materna es diferente a la del educador, éste consiga una cinta grabada con
canciones, juegos o retahílas en dicha lengua?
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