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SENTENCIA NÚMERO: 223

En la Ciudad de Córdoba a los dieciséis (16) días del mes de Diciembre del año dos mil
catorce, siendo las nueve (09:00) horas se reunieron en Audiencia Pública los Señores
Vocales de esta Excma. Cámara Quinta de Apelaciones en lo Civil y Comercial, en presencia
de la Secretaria autorizante, a los fines de dictar sentencia en estos autos caratulados:
“FUENTES MONJES, MARGARITA MARIA C/ MUNICIPALIDAD DE CORDOBA
– ORDINARIO - DAÑOS Y PERJ. – OTRAS FORMAS DE RESPONS.
EXTRACONTRACTUAL- Expte. N° 1962492/36”, venidos en apelación del Juzgado de
Primera Instancia y 11° Nominación en lo Civil y Comercial a cargo del Dr. Bruera quien
mediante Sentencia número treinta y uno del veintiséis de febrero de dos mil trece (fs.
174/182), resolvió: “1).- Hacer lugar a la demanda ordinaria de daños y perjuicios incoada
por el actor Sra. Margarita María Fuentes Monjes, en contra de la Municipalidad de la
Ciudad de Córdoba condenando a esta última a abonar en el término de diez días de quedar
firme este resolutorio, a la primera la suma de pesos Siete Mil ($ 7.000,00) e intereses
determinados en el considerando VIII) de este resolutorio.- 2).- Imponer las costas a la
demandada la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba, a cuyo fin se regulan los
honorarios profesiones del Dr. Diego O. B. en la suma de pesos Dos Mil Novecientos
Dieciséis ($ 2.916,00) y los del Dr. Marcelo R. F. en la de pesos Setecientos Ocho ($ 708,00)
con más la suma de pesos Ciento Cuarenta y Nueve ($ 149,00) atento revestir la condición
de responsable inscripto ante la Afip.- 3).- Regular los honorarios profesionales del perito
oficial Dr. Omar Francisco H. en la suma de pesos Dos Mil Ciento Veinticuatro ($
2.124,00) y los del Ing. Sergio José M. en la suma de pesos Setecientos Ocho ($ 708,00), los
que serán a cargo de la demandada perdidosa.-PROTOCOLÍCESE, HÁGASE SABER Y
DÉSE COPIA.- ”.--------------------------------------
Realizado el sorteo de ley, la emisión de los votos resultó de la siguiente manera:
Claudia E. Zalazar, Joaquín F. Ferrer y Rafael Aranda.----------------------------------------
Este Tribunal en presencia de la Actuaria, se planteó las siguientes cuestiones a
resolver: 1°) ¿Procede el recurso de apelación de la demandada Municipalidad de
Córdoba?. - 2°) En su caso, ¿qué pronunciamiento corresponde dictar?.--------------------
LA SEÑORA VOCAL DOCTORA CLAUDIA ZALAZAR A LA PRIMERA
CUESTIÓN PLANTEADA DIJO: I) Contra la sentencia de primera instancia, cuya parte
resolutiva ha sido transcripta precedentemente, la institución demandada interpuso recurso de
apelación, el que concedido, hizo radicar la causa en esta instancia. Cumplimentados los
trámites de ley, firme y consentido el decreto de autos queda la causa en estado de ser
resuelta.-------------------------------------------------------------------------------------------------------
II) La sentencia apelada contiene una relación de causa que satisface las exigencias del
art. 329 del C. de P.C., por lo que a la misma me remito, en homenaje a la brevedad. -----------
El Dr. Marcelo Rodríguez Fraccaro, por el demandado expresa agravios a fs. 198/202.-
Refiere como primer agravio que la resolución afecta los intereses de su parte en cuanto le
endilga responsabilidad en el evento traído a juicio, justificando dicha responsabilidad en el
art. 1113 del C.C. Alega que corresponde analizar si la supuesta conducta que dice haber
omitido su parte encuadra dentro del art. 1074 del C.C.- Señala que el poder de policía que
está en cabeza del estado no puede erigirse en una formula residual a la cual se acuda
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intentando responsabilizarlo por todos los males, desde que de esa manera se caería en el
absurdo de que bajo el argumento del incumplimiento del poder de policía, se terminaría
transformado al Estado en una aseguradora universal. Afirma que es conocido el postulado
según el cual la mera alegación de un incumplimiento genérico del poder de policía por parte
del Estado no resulta suficiente para atribuirle responsabilidad. Señala que ante la ausencia de
un texto especifico en derecho público que contemple lo atinente a la responsabilidad del
Estado por las consecuencias de sus hechos o actos de omisión o abstención, su tratamiento
debe efectuarse recurriendo a la norma del art. 1074 del C.C. Refiere que para que se genere
la obligación de responder resulta necesario que se trate de una obligación (deber concreto) y
no de un deber que opere en dirección genérica o difusa. Agrega que para que el Estado
responda por omisión en su actuar la omisión debe ser antijurídica ya que el Estado lo que se
le exige es ante una situación en la cual está obligado a actuar que no actué. Relata que su
parte, a través de su personal, recorre la ciudad controlando y fiscalizando.-----------------------
Considera que la supuesta conducta que se endilga debe ser encuadrada dentro del art.
1074 del C.C. y no como incorrectamente y sin fundamento lo hace el a quo en el 1113 del
C.C. Señala que ello es así desde que su parte tiene un deber genérico de control el cual se
transforma en cierto una vez que se materializa el reclamo o bien cuando efectivamente se
conoce la necesidad de reparar una calle o senda peatonal.- Argumenta que la diligencia de su
parte se pone de manifiesto cuando ha creado hace más de diez años una oficina que se llama
Atención al vecino, en donde se pueden dejar todos los reclamos atinentes a las circunstancias
que ocurren en la ciudad. Señala que si se hiciera un reclamo y en un tiempo prudencial no
fuera solucionado, recién ahí incurre en responsabilidad por omisión. Arguye que no ha
existido omisión de su parte porque no se puede omitir una conducta cuando no hay deber de
llevarla a cabo. Refiere que es agraviante a los intereses de su parte que se le endilgue
antijuricidad en la conducta desplegada por su parte, cuando no existió omisión.-----------------
Considera que es parcial la apreciación del inferior que solo se atiene a lo que la actora
expuso en su libelo sin valorar si la misma se conducía de manera diligente, endilgando sin
más el peso de la responsabilidad a su parte. Insiste en que fue parcial el a quo al no haberse
detenido a valorar las mínimas condiciones de seguridad que debe tener todo transeúnte al
movilizarse en la vía publica, cosa que en el caso no solo no se ha valorado sino que ha sido
descartada.---------------------------------------------------------------------------------------------------
Aduce que su parte no ha causado perjuicio alguno a la actora y que no existe una
obligación legal, ni mucho menos genérica de hacer cumplir la materia tratada en autos.
Reitera que la omisión es cierta cuando existe una disposición de la ley que la obliga a realizar
esa conducta.------------------------------------------------------------------------------------------------
Como segundo agravio critica que se haya condenado al pago de daño moral, lo que
considera que carece de fundamentación lógica, a la vez que cuestiona lo abultado del monto
consignado. Alega que el daño moral que dice haber padecido no se ha demostrado y mucho
menos ha sido traslucido en un análisis lógico por el a quo. Sintetiza que no se ha justificado
convenientemente la ocurrencia del rubro, deviniendo en improcedente su consentimiento.----
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Como tercer agravio cuestiona la imposición de costas, siendo que el sentenciante
condenó a su parte a un monto distinto al peticionado en concepto de daño moral y pese a ello
le impusieron las costas en un cien por ciento. Explica que la actora reclamó como daño
moral la suma de veinte mil pesos pero como no acreditó dicha suma se lo condenó a siete
mil. Postula que si objetivamente se analiza quien ha sido vencedor en el presente litigio surge
palmariamente que el accionante ha sido perdidoso en casi un setenta por ciento. Refiere que
el criterio esbozado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación es seguir un criterio
matemático de la cuestión, pese a lo cual se condenó a su parte a pagar el 100% de las costas.
Arguye que ni cuantitativamente ni cualitativamente la demanda ha prosperado como dice el
sentenciante, por lo cual todo el fallo peca de contradictorio.- Esgrime que el a quo ha
desvirtuado con su decisorio todo el análisis previo que hiciera en el fallo, ya que de acuerdo
a la demanda promovida y al monto por el cual ha prosperado, rechaza la demanda en casi un
setenta por ciento. Señala que el a quo no puede corregir las falencias de la demanda, ya que
si en la misma se incurrió en plus petición o en carencia probatoria, es el actor quien deberá
acarrear con las costas de su rechazo parcial en la misma proporción.------------------------------
Formula reserva del caso federal.-------------------------------------------------------------------------
II) Ingresando al análisis de los agravios expuestos en el recurso de apelación planteado,
advertimos que le asiste razón parcialmente a la parte recurrente. Doy razones.-----------------
El primero de los agravios desarrollado se centra en cuestionar la atribución de
responsabilidad a la Municipalidad demandada por el accidente que sufrió la actora al
tropezar con una vereda rota.- Critica primeramente la apelante que se imponga
responsabilidad a su parte en los términos del art. 1113 del C.C. y no en el 1074 del mismo
cuerpo legal.-------------------------------------------------------------------------------------------------
Cabe traer a colación que el último de los dispositivos mencionados expresamente señala que
“Toda persona que por cualquier omisión hubiese ocasionado un perjuicio a otro será
responsable solamente cuando una disposición de la ley le impusiere la obligación de
cumplir el hecho omitido”. Es menester señalar que a partir de este dispositivo, parte de la
doctrina siguiendo un criterio estricto, considera que solo habría responsabilidad por omisión
cuando la ley o el contrato expresamente imponen al agente el deber de actuar de una
determinada manera o de cumplir el hecho omitido. Sin embargo, “la doctrina dominante en
nuestro país tiende, en la actualidad a interpretar el art. 1074 del C.C. con mayor
flexibilidad, rechazando interpretaciones tan rígidas como la antes analizada, que pierden de
vista que lo prohibido por la ley `no es solo lo explícitamente reprobado por ella, sino
también lo inequívocamente descalificado o desautorizado por el derecho […] Nosotros
entendemos que si bien nuestro Código se enroló dentro de la tesis restrictiva, la reforma
introducida al art. 1071 del Código Civil por la ley 17.711 mitiga en gran medida ese rigor.
Toda persona tiene derecho de actuar o de quedar inactiva (abstenerse), pero ese derecho no
es absoluto y requiere un ejercicio funcional, dentro de los límites que imponen la buena fe,
la moral y las buenas costumbres. Quien transgrede tal limite, obra antijurídicamente y
puede ver comprometida su responsabilidad.- Por cierto que la ilicitud del art. 1074 no
requiere para su configuración de una determinación formalmente tipificada por la ley,
pudiendo abarcar también aquellas que dimanan por implicancia, luego de un juicio de
mérito del ordenamiento jurídico integralmente valorado, lo cual supone ponderar no solo
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las normas legales, sino también las costumbres y principios…” (Resaltado agregado, cfr.
Pizarro, Ramón Daniel; Responsabilidad del Estado y el funcionario público, Tomo 1, Edit.
Astrea, pág 397).--------------------------------------------------------------------------------------------
En este mismo lineamiento, a los fines de determinar cuando existe responsabilidad por
omisión del Estado corresponde señalar que la tesis restrictiva –cuya aplicación pretende el
apelante- que consideraba que había responsabilidad solo cuando una norma jurídica de
manera expresa le imponía deber de actuar en sentido positivo ha sido superada. Así se ha
señalado, que siguiendo el criterio interpretativo anteriormente expuesto que del art. 1074 del
C.C. “…entendemos que, para que se configure la responsabilidad del Estado por omisión,
no es indispensable que haya una obligación o deber formalmente impuesto por la ley
(expresión que debe ser entendida en sentido amplio) siendo suficiente con que se den los
requisitos lúcidamente expuestos por Kememajer de Carlucci en el fallo “Torres c/ Provincia
de Mendoza”. A) Existencia de un interés normativamente relevante sea en relación
cualitativa o cuantitativa. B) Necesidad material en actuar para tutelar el interés. C)
Proporción entre el sacrificio que comporta el actuar y la utilidad que se consigne en el
accionar. A ello cabe agregar el presupuesto básico de que la actividad omitido sea de
competencia del órgano estatal al cual ella se le atribuye. …” (cfr. Pizarro, pág. 406). Ha
señalado el Tribunal mendocino en el precedente mencionado (SC Mendoza, Sala I, fallo del
04/04/1989, publicado en LL 1989-C512) que “… la clave para determinar la procedencia de
la responsabilidad estatal por acto omisivo se encuentra en la configuración o no de una
omisión antijurídica. Esta última se da cuando es razonable esperar que el Estado actué en
determinado sentido, en el marco de su competencia, para evitar los daños en la persona o en
los bienes de los particulares y requiere que el Estado o sus entidades incumplan una
obligación legal expresa o implícita…”. De esta manera no sería necesario, como señala el
apelante una norma expresa de derecho público que prescriba de manera específica lo atinente
a la responsabilidad del Estado por las consecuencias de sus hechos o actos de omisión o
abstención.---------------------------------------------------------------------------------------------------
En este contexto, no resulta atendible el argumento expuesto por el apelante de que para que
surja responsabilidad de su parte era necesaria una denuncia y/o reclamo ante la Oficina de
Atención Ciudadana y el transcurso de un tiempo prudencial sin que el problema haya sido
resuelto.------------------------------------------------------------------------------------------------------
En un repaso de la jurisprudencia existente en materia de mantenimiento de veredas y la
responsabilidad del Estado por los daños sufridos como consecuencia de su rotura o deficiente
mantenimiento, se advierte un general consenso en atribuir responsabilidad al Estado por
tales deficiencias; aun ante la inexistencia de un reclamo puntual como el que parece exigir la
apelante.------------------------------------------------------------------------------------------------------
La propia Corte Suprema de Justicia, en relación a un desagüe pluvial, ha señalado que “…
la comuna, en su carácter de propietaria de las calles destinadas al uso del público (arts.
2339, 2340, inc. 7° y 2341 del Código Civil), tenía la obligación de asegurar que éstas
tuvieran un mínimo y razonable estado de conservación (conf. art. 2°, incs. g) y l) de la ley
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19.987) … Que ello es así pues el ejercicio del poder de policía imponía a la comuna el deber
de actuar directamente o de ejercer su autoridad para que el dueño o guardián de la tapa de
desagüe pluvial -en el caso la empresa Obras Sanitarias de la Nación- adoptara las medidas
de seguridad apropiadas para evitar que la deficiente instalación o conservación de la cosa
se transformara en fuente de daños a terceros, máxime si se advierte que el uso y goce de los
bienes del dominio público por los particulares importa la correlativa obligación de la
autoridad respectiva de colocarlos en condiciones de ser utilizados sin riesgos (confr. causa
P.73.XXIII. "Pose, José Daniel c/ Chubut, Provincia del y otra s/ daños y perjuicios" del 1 de
diciembre de 1992)” (cfr. CSJN “Olmedo, Ricardo Luis c/ Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires”, 28/07/1994, Fallos 317:832). En sentido similar, pero en relación a las
veredas se ha señalado que aun cuando se hayan puesto a cargo de los frentistas ciertas
obligaciones, la comuna es propietaria de las aceras y guarda para sí el ejercicio del poder de
policía que le impone el deber de asegurar que las veredas tengan una mínima y razonable
conformación, para evitar que la deficientemente conservación de la cosa se transforme en
fuente de daños para terceros (cf. C.N.Civ., sala F, L. 255.557, del 30/4/01; sala A, "Vizio c.
MCBA", del 17/6/04).-------------------------------------------------------------------------------------
En el ámbito local, la Cámara Sexta de Apelaciones en lo Civil y Comercial, señaló que “…
cuando el daño sea causado por una cosa viciosa o riesgosa, como una vereda en mal estado,
el fundamento de la atribución de la responsabilidad indemnizatoria halla su base en el deber
de responder del Municipio, por endilgársele la existencia de una conducta antijurídica, que
se identifica con la omisión de tomar las medidas de seguridad y recaudos necesarios a los
fines de garantizar a todo ciudadano el tránsito por la vía pública, ya sea en calles o aceras,
de manera segura.- La Municipalidad de Córdoba responde en aquellos casos en los que por
la omisión de cumplimentar aquellos actos destinados a la adopción medidas de seguridad,
poniéndose de relieve un inadecuado ejercicio del poder de policía, se causa un daño. Dicha
obligación conlleva la obligación de controlar el buen estado de conservación de las calles y
veredas por las que circulan los ciudadanos, como también, la toma de las medidas de
seguridad necesarias a los fines de evitar posibles siniestros. La omisión consiste en no
reparar un vicio en la calle y/o vereda que puede considerarse cosa riesgosa, y siempre que
se haya determinado como causante del daño…” (cfr. Sentencia 90 del 25/07/2007, en autos
“HUESPE, EDUARDO ANTONIO Y OTRO C/ ROMERO, HECTOR RICARDO Y OTRO
– ORDINARIO – DAÑOS Y PERJ. – ACCIDENTES DE TRANSITO – RECURSO DE
APELACION – EXPTE. N° 532955/36”). La Cámara de Octava Nominación de Córdoba,
por su parte, en una causa en la cual se atribuyó corresponsabilidad a la Municipalidad por
una rampa para discapacitados mal construida, ha señalado “La clave para determinar la falta
de servicio y, consecuentemente, a procedencia de la responsabilidad estatal por un acto
omisivo se encuentra en la configuración o no de una omisión antijurídica. Esta última se
perfila sólo cuando sea razonable esperar que el Estado actúe en determinado sentido para
evitar los daños en la persona o en los bienes de los particulares. La configuración de dicha
omisión antijurídica, requiere que el Estado o sus entidades incumplan una obligación legal
expresa o implícita (art. 1074, C. Civ.), tal como son las vinculadas con el ejercicio de la
policía administrativa, incumplimiento que pueda hallarse impuesto también por otras fuentes
jurígenas –v gr., la costumbre y los principios generales del Derecho. …” (cfr. Sentencia del
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20/07/2010 en autos NADAYA, ANA CLAUDIA C/ MUNICIPALIDAD DE CORDOBA-
ORDINARIO-DAÑOS Y PERJUICIOS-ACCIDENTES DE TRANSITO-RECURSO DE
APELACIÓN-519332/36).--------------------------------------------------------------------------------
En el caso de las veredas, las mismas están bajo el poder de policía municipal. Es sabido
que "las calles, plazas, caminos, puentes y cualquier otra obra pública construida para
utilidad o comodidad común" (art. 2340, inc. 7º, del Cód. Civil), en tanto revisten medios de
vialidad urbana, se encuentran afectados al uso público y forman parte del dominio público
municipal. Como consecuencia de ello, cualquier accidente que ocurra en las calles o aceras,
si encuentra como factor determinante el riesgo o vicio que ellas contengan, necesariamente
generará la responsabilidad civil de la Comuna, en tanto a ésta le corresponde su guarda
jurídica.-------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Municipalidad de Córdoba ha delegado por medio de la Ordenanza 8116, que es
acompañada como documental a fs. 127, la responsabilidad de la construcción y conservación
de las veredas a los frentistas. En el artículo 1 de la mencionada Ordenanza se ha establecido
que “Todo propietario, poseedor o tenedor de un predio, baldío o edificado, con frente a la
vía pública o pasillos comunes está obligado a construir o conservar en su frente el
cerramiento sino hubiere fachada y la vereda de acuerdo a la reglamentación que en
consecuencia se dicte. Además está obligado a mantener la higiene de los mismos en las
condiciones previstas en la presente Ordenanza…”; a lo que se agrega que en el artículo 10
se establece “En todos los casos y tiempos, la vereda deberá mantenerse en perfectas
condiciones de transitabilidad, libre de malezas y obstrucciones. Si estuviera deteriorada, se
hará exigible su inmediata reparación…”. No obstante, el Estado local, regulador de las
veredas, guarda para sí el ejercicio del poder de policía que le impone el deber de asegurar
que tengan una mínima y razonable conformación y mantenimiento a los fines de evitar que
su deficiente conservación se transforme en fuente de daños para terceros. En consonancia
con lo expuesto, es que se ha resuelto que la responsabilidad que pueda atribuirse al frentista
no releva la correspondiente al municipio (Cámara Civil, Sala II, "Gass, Susana T. c. GCBA
s/ daños y perjuicios", del 8/10/2009; Sala I, "Suárez, Mónica A. c. GCBA s/ daños y
perjuicios", del 14/11/2008; entre muchos otros).------------------------------------------------------
En base a lo desarrollado precedentemente, se advierte que si bien el poder de policía que está
en cabeza del Estado no puede erigirse en una fórmula residual a la cual se acuda intentando
responsabilizarlo por todos los males, en el caso de daños causados por rotura de vereda sí es
posible atribuirle responsabilidad al Municipio por los que fueran originado en su defectuosa
construcción o mantenimiento. Ello porque la propia Ordenanza acompañada, si bien pone en
cabeza del frentista la ejecución y conservación de la vereda reglamentaria, establece en el
artículo 3 in fine “En caso de no ejecutarse los trabajos correspondientes dentro del plazo
fijado, éstos se llevaran a cabo por la Municipalidad y a costas del propietario, sin perjuicio
de las penalidades correspondientes…”. A ello cabe agregar que en la reglamentación de la
mencionada Ordenanza en el título relativo a “Deterioro de la vereda” luego de señalarse que
debe entenderse por “deteriorada”, en el artículo 14 se establece “en operativos masivos que
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ejecute la Municipalidad, será aplicable como solado de las veredas, el concreto asfáltico en
lugar del hormigón pobre…”.-----------------------------------------------------------------------------
De esta manera si bien la obligación de conservar y mantener la vereda es puesta en cabeza
del frentista, conserva la Municipalidad el dominio sobre las mismas y el poder de policía
para ejecutar, en caso de inoperancia del particular, las obras necesarias para asegurar el
estado de correcta ejecución y conservación de las mismas.- De esta manera, la
responsabilidad por los daños que su mal mantenimiento pudiera ocasionar corresponde sea
atribuida no solo por su carácter de titular de las mismas en función del 1113 del C.C.; sino
también por el propio art. 1074 CC citado, desde que la Municipalidad ha incurrido en
omisión de su obligación de controlar que las veredas se encuentren en correcto estado de
conservación.------------------------------------------------------------------------------------------------
Cabe señalar que la innecesariedad de la denuncia o reclamo para que surja la obligación
especifica generadora de responsabilidad de la Municipalidad, se ve reforzada por el hecho
concreto de que el lugar donde se encontraba el desperfecto que motivó el accidente de autos,
se ubica en pleno centro de la ciudad, en una esquina sumamente concurrida, en donde
habitualmente existe personal de tránsito dependiente del Ente Municipal, de modo que no es
factible para la Comuna alegar el desconocimiento de la existencia en el lugar de veredas
rotas o en mal estado de conservación. En efecto; quizás otra contemplación podría hacerse si
la vereda en mal estado está ubicada en un barrio alejado del centro, pero estando en una de
las arterias más transitadas de la ciudad, no existe justificación que pueda entender que la
Municipalidad “razonablemente” no conoció o no pudo conocer el problema, de manera tal
que fuera necesario una denuncia para la toma de conocimiento del mismo.-----------------------
En este contexto, no se advierte razón o motivo alguno para excluir la responsabilidad de la
Comuna por el accidente que padeció la actora en autos.---------------------------------------------
Sin perjuicio de ello, considero oportuno traer a colación otros aspectos que pueden
razonablemente dar lugar a reflexión. El apelante invoca que es parcial la apreciación del
inferior que solo se atiene a lo que la actora expuso en su libelo, sin valorar si la misma se
conducía de manera diligente. Insiste en que fue parcial el a quo al no haberse detenido a
valorar las mínimas condiciones de seguridad que debe tener todo transeúnte al movilizarse
en la vía pública, cosa que en el caso no solo no se ha valorado sino que ha sido descartada.---
Asiste razón en este punto a la apelante. En efecto, de la vista de la fotografías obrantes a fs.
10/11, reconocidas por el testigo a fs. 110, se advierte que el desnivel en la vereda que motivo
la caída de la actora estaba situado en la esquina junto al nombre de la calle, casi en el borde
de la acera y que no era de proporciones menores. Estas circunstancias me llevan a considerar
que existió en cierta medida una proporción de responsabilidad de la propia víctima en lo
ocurrido.- En primer lugar porque el faltante de baldosas que la accionante denuncia en su
demanda era de importancia y estaba ubicado en el borde de la acera. A ello cabe agregar que
no aparece como el lugar indicado para estar detenida la accionante; y siendo que el desnivel
se hallaba próximo a la finalización de la vereda que la separa de la calle, era exigible en la
transeúnte una mayor precaución que si se hubiera tratado de un pozo existente a la mitad de
la cuadra.-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Es por ello, que coincido con el apelante que debe efectuarse una valoración de la diligencia
de la actora en su desplazamiento, lo cual me conduce, no a otorgarle una responsabilidad
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absoluta en el accidente, pero si una contribución a que el mismo se produjera, que debe ser
ponderada en un 20% en grado de concausalidad con la responsabilidad de la demandada por
el deficiente estado de la vereda.-------------------------------------------------------------------------
Por todo lo desarrollado, corresponde acoger parcialmente el primero de los agravios
desarrollados y, si bien se confirma la responsabilidad de la Municipalidad demandada en el
hecho dañoso, puntualizar que existió corresponsabilidad de la víctima en el acaecimiento del
evento, de modo tal que debe asignarse responsabilidad a la actora en un 20% y a la
Municipalidad demandada en el 80% restante.---------------------------------------------------------
III.- En cuanto al segundo agravio el mismo versa sobre el daño moral, criticándose no solo
que se haya condenado a su pago, sin haber existido prueba del mismo; sino también por lo
abultado de su monto.--------------------------------------------------------------------------------------
Este Tribunal con anterioridad ha señalado que el daño moral puede ser conceptualizado
como la “modificación disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de su capacidad de
entender, querer o sentir, consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que habrá
de traducirse en un modo de estar diferente de aquel al que se hallaba antes del hecho, como
consecuencia de éste y anímicamente perjudicial” (PIZARRO, R., "Daño Moral. Prevención /
Reparación / Punición", Ed. Hammurabi, Bs. As., 1996, pág. 47).- En otras palabras, hay daño
moral cuando se producen consecuencias perjudiciales derivadas de la lesión a un interés
legítimamente protegido" (Sandoval Luque, Esteban, "Principales aspectos del daño moral en
el incumplimiento contractual", nota en L.L. Cba. III, pág. 397).-----------------------------------
En cuanto a la falta de acreditación de su existencia, cabe señalar que en algunas
circunstancias es factible derivarlo de las propias circunstancias de los hechos que se dan
como fundamento del mismo. En el caso de autos, la actora padeció como consecuencia del
accidente una fractura maléolo peroneo (fs. 82vta/83) que le trajo aparejada una incapacidad
definitiva y permanente del siete por ciento, de acuerdo a las conclusiones del perito médico
interviniente en la causa. A ello se suma que de acuerdo a los dichos de la testigo Maria
Aguilo Pons (fs. 104) como consecuencia de la lesión la actora sufrió mucho dolor, que estaba
muy deprimida.----------------------------------------------------------------------------------------------
Recordemos que no es necesario para la procedencia de este rubro que la persona haya
derivado en un estado depresivo, sino que basta que el accionar contrario a derecho le haya
ocasionado un malestar espiritual, que no habría sufrido si tales actos no se hubieran llevado a
cabo.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Por tal motivo, entiendo que razonablemente puede considerarse que la accionante como
consecuencia del accidente en la vía pública que sufrió, que le trajo aparejada una fractura,
con secuelas incapacitantes, haya padecido un menoscabo espiritual, que deba ser
indemnizado.-------------------------------------------------------------------------------------------------
Sin embargo, aun cuando comparto la procedencia del rubro reclamado, disiento con el juez
de primera instancia en relación a la cuantificación que al mismo se le asigna.- Es sabido que
la cuantificación del daño moral es una de las tareas más difíciles que le ocupa al juez.- A los
fines de la determinación de la indemnización interviene el "libre arbitrio". Esta Excma.
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Cámara, con anterior integración, señaló con anterioridad que "....este acto creador del juez,
se ofrece dentro de un marco más o menos amplio, según que la previsión del caso ofrezca
clara solución o no de las normas a aplicar, pero por amplio y extenso que resulte en
definitiva su arbitrio, no por ello ha de ser producto del capricho, ni expresión de voluntad
omnímoda suya, manifiestamente arbitraria -de hecho podría serlo, es el riesgo de lo humano
patente en el orden de todas las ciencias-, sino que ha de atenerse a la realidad,
objetivamente, según una crítica reflexión, cuya eficacia ha de resultar necesariamente de su
concordancia con las valoraciones vigentes, según la convicción de la comunidad. En este
orden de ideas, está demás destacar la jerarquía de la ciencia jurídica, como garantía de
objetividad en el pensamiento del juez, toda vez que en ella ha de encontrar el juez, en el
ejercicio de su arbitrio, el auxilio necesario para fundar su decisión en derecho".- Luego se
"....admite el arbitrio judicial como un dato; pero al mismo lo circunscribe a lo que realmente
es, puesto que por extenso que resulta su ejercicio, no excede la función judicial y operar
dentro de los límites señalados a ésta en el ordenamiento jurídico; vale decir, su constante
integración en la labor inexcusable de adecuación de las normas generales, a través de las
circunstancias, y por sus elementos jurídicos relevantes, del caso mediante la norma
individual, que es la sentencia en el orden judicial" (Ernesto Eduardo Borga, "Arbitrio
Judicial", en Enciclopedia Jurídica Omeba, T. I, p.758). ----------------------------------------------
En esta tarea de fijar el monto del daño moral, debemos tener presente que resulta imposible
mensurar el dolor en cada caso particular, pues se trata de algo subjetivo y variable de una
persona a otra.- Por eso, la solución que se adopte en cada supuesto dependerá de las
circunstancias del caso y quedará librada a la apreciación judicial.- Y si bien es cierto que
dejar librado al mero arbitrio judicial la determinación del monto del daño moral dificulta a
las partes el contralor del modo y de los elementos tenidos en cuenta para arribar al mismo;
también lo es que en esta materia resulta difícil establecer parámetros que puedan ser
razonablemente admitidos por los tribunales que satisfagan todas las preocupaciones ( autos
"RÍOS DANIEL VÍCTOR C/ DÍAZ WALTER Y OTRO – ORDINARIO DAÑOS Y
PERJUICIOS ACCIDENTES DE TRANSITO EXPTE. 592308/36”, 140 del 25/08/2006).----
En el particular caso de autos, cabe señalar que aun cuando como consecuencia del siniestro
haya padecido una fractura con secuela incapacitante, la magnitud de esa secuela (7%) si bien
me permiten inducir la existencia de un padecimiento moral, no me permite concluir que el
mismo sea de importancia, más allá de las molestias y padecimientos propios del tiempo de
curación y las limitaciones posteriores, las que en atención al porcentaje de incapacidad
indicado no pueden presumirse como gravosas. Cabe señalar que más allá de una testigo que
refiere que la accionante padecía de dolor y depresión, no se han producido en autos otras
pruebas (pericias psicológicas u otras testimoniales) que me permitan conocer acabadamente
el alcance del padecimiento moral que sufrió la accionante.------------------------------------------
Todo ello me lleva a la convicción de que el daño moral debe ser reducido a la suma de Pesos
cinco mil.----------------------------------------------------------------------------------------------------
IV. Finalmente, en relación al tercer agravio, que cuestiona la imposición de costas,
corresponde señalar que la demanda ha sido acogida parcialmente y el único rubro que se
demandó ha sido admitido, aunque por una suma menor a la demandada. Teniendo presente
que la suma originalmente pretendida lo fue prudencialmente en atención que se especificó
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“y/o lo que en más o menos resulte de la prueba a rendirse…”, considero que la modificación
en la imposición de costas debe hacerse no por esta diferencia entre lo pretendido y lo
acordado, sino principalmente por la concausalidad expuesta al resolverse el primero de los
agravios planteados. En este contexto, y como consecuencia directa de lo allí establecido, es
que considero que las costas deben imponerse a la demandada en un 80 por ciento y a la
actora en el veinte por ciento restante.-------------------------------------------------------------------
V.- En cuanto a las costas por la actuación en segunda instancia, atento la existencia de
vencimientos recíprocos, las mismas deben ser impuestas a la parte actora en un sesenta por
ciento y a la demandada apelante en el cuarenta por ciento restantes, a cuyo fin corresponde
regular los honorarios del Dr. Marcelo Rodríguez Fraccaro en el cuarenta por ciento (art. 40
de la ley 9459) del término medio de la escala del art. 36 de ley 9459 y los del Dr. Diego
Bobatto en el treinta por ciento del mismo punto y escala.--------------------------------------------
Por lo expuesto a la primera cuestión voto parcialmente por la afirmativa.----------------
EL SEÑOR VOCAL JOAQUIN F. FERRER A LA PRIMERA CUESTION
PLANTEADA DIJO: Que adhiere en un todo al voto emitido por la Señora Vocal Claudia E.
Zalazar.-------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL SEÑOR VOCAL RAFAEL ARANDA A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA
DIJO: Que adhiere en un todo al voto emitido por la Señora Vocal Claudia E. Zalazar.---------
LA SEÑORA VOCAL DOCTORA CLAUDIA ZALAZAR A LA SEGUNDA
CUESTIÓN PLANTEADA DIJO: 1) Acoger parcialmente al recurso de apelación
deducido por la demandada Municipalidad de Córdoba en contra de la Sentencia número 31
del veintiséis de febrero de dos mil trece (fs. 174/182) y, en consecuencia, establecer que la
responsabilidad en el accidente corresponde en un ochenta por ciento a la demandada y en un
veinte por ciento a la actora. 2) Modificar el monto fijado en concepto de daño moral, el que
quedará fijado en la suma de Pesos cinco mil. 3 ) Imponer las costas de primera instancia en
un ochenta por ciento a la demandada y en un veinte por ciento a la actora, debiendo proceder
a efectuarse nuevas regulaciones de honorarios. 4) Imponer las costas de segunda instancia a
la parte actora en un sesenta por ciento y a la demandada apelante en el cuarenta por ciento
restantes, a cuyo fin corresponde regular los honorarios del Dr. Marcelo Rodríguez Fraccaro
en el cuarenta por ciento (art. 40 de la ley 9459) del término medio de la escala del art. 36 de
ley 9459 y los del Dr. Diego Bobatto en el treinta por ciento del mismo punto y escala.---------
EL SEÑOR VOCAL JOAQUIN F. FERRER A LA SEGUNDA CUESTION
PLANTEADA DIJO: Que adhiere en un todo al voto emitido por la Señora Vocal Claudia E.
Zalazar.-------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL SEÑOR VOCAL RAFAEL ARANDA A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA
DIJO: Que adhiere en un todo al voto emitido por la Señora Vocal Claudia E. Zalazar.---------
Por el resultado de la votación precedente.--------------------------------------------------------------
SE RESUELVE: 1) Acoger parcialmente al recurso de apelación deducido por la
demandada Municipalidad de Córdoba en contra de la Sentencia número 31 del
veintiséis de febrero de dos mil trece (fs. 174/182) y, en consecuencia, establecer que la
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responsabilidad en el accidente corresponde en un ochenta por ciento a la demandada y
en un veinte por ciento a la actora.- 2) Modificar el monto fijado en concepto de daño
moral, el que quedará fijado en la suma de Pesos cinco mil.- 3 ) Imponer las costas de
primera instancia en un ochenta por ciento a la demandada y en un veinte por ciento a
la actora, debiendo proceder a efectuarse nuevas regulaciones de honorarios. 4)
Imponer las costas de segunda instancia a la parte actora en un sesenta por ciento y a
la demandada apelante en el cuarenta por ciento restantes, a cuyo fin corresponde
regular los honorarios del Dr. Marcelo Rodríguez Fraccaro en el cuarenta por ciento
(art. 40 de la ley 9459) del término medio de la escala del art. 36 de ley 9459 y los del Dr.
Diego Bobatto en el treinta por ciento del mismo punto y escala.- Protocolícese, hágase
saber y bajen.-

CLAUDIA E. ZALAZAR JOAQUIN F. FERRER


VOCAL VOCAL

RAFAEL ARANDA
VOCAL

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