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Resignificación de la homosexualidad marginal y feminización de la escritura en

Tengo miedo torero

Estudiante: Lina Uribe-Henao

La dictadura militar y la homosexualidad fueron los temas recurrentes en la obra artística

del escritor chileno Pedro Lemebel, cuya producción literaria incluye al menos nueve libros de

crónicas y una novela: Tengo miedo torero (2001). Esta última narra la historia de la Loca del

Frente, un homosexual que se enamora de un joven militante de la oposición y termina apoyando

los ideales de la izquierda comunista en el Chile de los años 80. En el presente ensayo se

propone un análisis de este personaje protagónico como un sujeto que transita entre dos

fronteras: la identidad de género reducida al binarismo hombre-mujer y la filiación política

representada por la inclinación derecha-izquierda.

Esta fluctuación constante hace que la novela se pueda comprender como un intento por

deconstruir hegemonías sociales, culturales y políticas, tales como la heterosexualidad, la

supremacía masculina, la dictadura y los gobiernos de extrema derecha. Por último, se pondrá en

consideración si Tengo miedo torero encaja en lo que se ha denominado ‘feminización de la

escritura’, concepto desarrollado por Nelly Richard (1993). Para el análisis sugerido se tendrán

en cuenta los aportes teóricos y críticos de autores como Judith Butler (1990), Berta López

(2011), Wanderlan Da Silva (2012) y José Javier Maristany (2008).

Una loca en las fronteras

La denominación de ‘loca’ puede comprenderse como una subcategoría de la

homosexualidad, distinta a lo que se considera ‘gay’ o ‘travesti’. Una ‘loca’ es un poco de ambos

y, además, su identidad flotante propone un movimiento frecuente entre lo masculino y lo

femenino que se representa con su apariencia física, su lenguaje verbal y sus formas de asumirse
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como sujeto. Para Lemebel, la homosexualidad es una construcción cultural: “Yo trabajo la loca,

fundamentalmente (…). La loca es cómo tú deconstruyes el patrón formal, cultural, sociológico,

antropológico que te han metido. Desde ahí yo me pronuncio, desde ahí yo hablo y desde ahí

postulo la homosexualidad como una subversión” (TVN, 2018).

En Tengo miedo torero es posible identificar a un/una protagonista con estas

características. La Loca del Frente no tiene nombre y siempre se distingue por su apodo. Unos

días le resulta irrelevante salir con barba, mientras otros se asume como mujer vanidosa que usa

sombrero, guantes y gafas con brillos. Una de las escenas que mejor representa la identidad

escindida de la Loca es aquella que narra una requisa en la que el militar ordena que los hombres

se ubiquen en un lado y las mujeres, en otro: “¿Y usted qué espera, no sabe dónde ponerse? Le

gritó el uniformado. Tendría que partirme por la mitad para estar en las dos partes, le contestó

risueña” (Lemebel, 2001, p. 179).

Esta difuminación de los límites del binarismo masculino-femenino propuesta por

Lemebel resulta acorde con los postulados de Butler (1990) sobre el género como una

construcción social: “Lo que se llama identidad de género no es sino un resultado performativo,

que la sanción social y el tabú compelen a dar” (p. 297). En este sentido, los actos renovados y

consolidados en el tiempo son los que hacen que un cuerpo adquiera su género.

Con relación al travesti, Butler asegura que este “puede hacer más que simplemente

expresar la distinción entre sexo y género: desafía, implícitamente al menos, la distinción entre

apariencia y realidad que estructura buena parte del pensamiento común sobre la identidad de

género” (p. 309). La Loca del Frente puede comprenderse como un personaje que reta la

naturalización de la identidad de género a través de su performance constante y, desde esa

frontera, resignifica la homosexualidad.


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El segundo movimiento fronterizo que propone Lemebel en su novela se refiere al

tránsito político que tuvo la protagonista, el cual estuvo motivado por el amor hacia Carlos. Al

comienzo de la narración, la Loca del Frente se presenta como un personaje ajeno a la situación

política de Chile. Incluso, desde su marginalidad y pobreza teje manteles para las señoras

adineradas, esposas de militares del gobierno. Con relación a su consumo cultural, prefiere los

programas de boleros por encima de las noticias. Esta apatía tuvo un cambio cuando conoció a

Carlos, quien le pidió que le guardara unas cajas con libros –armas– en su casa. En repetidas

ocasiones, el relato confirma que la Loca estaba enterada de lo que contenían las cajas:

Me da lo mismo, pero si tú quieres ocultar lo que es, así se ve más llamativo. ¿Entonces

tú sabes de qué se trata?, la interrogó él sujetando el cilindro al pie de la escalera. Mire

lindo, que una se haga la tonta es una cosa, pero por suerte el amor no me tiene

mongólica. (Lemebel, 2001, p. 131)

Esa suerte de empoderamiento político le permitió, incluso, juzgar las posturas de sus

amigas y sentir cierta superioridad. En otro pasaje de la novela se narra una charla con Lupe, una

loca de derecha que defiende el gobierno militar de Pinochet. La reacción de la Loca del Frente

se resume en la siguiente intervención del narrador: “Y por suerte para ella, había llegado Carlos

a su vida mostrándole la realidad cruel que rodeaba a los chilenos” (Lemebel, 2001, p. 125).

Con relación a los correlatos históricos, Da Silva (2012) asegura que Tengo miedo torero

es una reflexión melancólica sobre un año que pudo haber cambiado la historia de Chile y agrega

que la Loca del Frente se hace cómplice de la guerrilla por el deseo erótico que le despierta

Carlos. Esto hace que su lugar de enunciación sea flotante, producto de una conciencia

ambivalente.
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(…) es por ese camino que la Loca del Frente sale, asimismo, del armario político que

oscurecía su conciencia histórica. A partir de ello, el personaje deja de ser una simple

“loca” para convertirse en la “Loca del Frente”, referencia directa, en la novela, al grupo

guerrillero chileno de la época llamado Frente Patriótico Manuel Rodríguez, de oposición

a Pinochet. (p. 194)

Es preciso ahora introducir la discusión sobre si se le podría aplicar a esta obra el

concepto de ‘feminización de la escritura’. La propuesta de Richard (1993) consiste en

sobrepasar las barreras que supone un término como ‘escritura femenina’ y llegar a lo que ella

considera una herramienta de transgresión.

Más que de una escritura femenina, convendría entonces hablar –cualquiera sea el género

sexual del sujeto biográfico que firma el texto- de una feminización de la escritura:

feminización que se produce cada vez que una poética o que una erótica del signo

rebalsan el marco de retención / contención de la significación masculina con sus

excedentes rebeldes (cuerpo, libido, goce, heterogeneidad, multiplicidad, etc.) para

desregular la tesis del discurso mayoritario. (pp. 132)

La autora añade que la denominación de ‘lo femenino’ se extiende a todo aquello que

busca producir una modificación en el “tramado monolítico del quehacer literario” actuando

desde los bordes, las minorías o la marginalidad. La novela de Lemebel cumple con dichas

características en tanto se trata de una producción desde el margen, cuyo objetivo es subvertir la

hegemonía representada en el poder heterosexual, masculino, militar y de derecha. La obra del

autor chileno guarda relación con su postura de sujeto homosexual y militante de izquierda,

aspectos a los que se debe que toda su producción escrita y artística esté atravesada por estos dos

temas. Sobre esto último resulta importante rescatar una cita de López (2011):
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(…) en el proyecto escritural de Lemebel se unen la denuncia de la marginalidad social

de “la loca” con la protesta política, que es eco de la preocupación manifestada por los

movimientos de liberación gay, en el sentido de unir disidencias, márgenes y

desigualdades. (p. 82)

Notas finales

La fluctuación constante entre la masculinidad y la feminidad que representa la Loca del

Frente es una herramienta de subversión de la superioridad masculina-heterosexual a través de la

cual se les abre espacio a nuevas identidades en la literatura latinoamericana. Lemebel hace uso

de personajes y situaciones que están en los bordes, en la maginalidad, y que se convierten en un

medio para cuestionar las hegemonías en tanto construcciones culturales que se suelen asumir

desde una falsa naturalidad.

En conclusión, Tengo miedo torero propone una resignificación de la homosexualidad y

vehicula una crítica a la dictadura de Pinochet en Chile, la cual se presenta como un poder

inestable bajo cuyas irracionalidades se cometen grandes atropellos. Dicho de otro modo, la

novela pone en duda cualquier identidad aparentemente fija y sugiere una fluctuación, un

movimiento en la frontera equivalente al que hace el/la protagonista para demostrar que nada es

lo suficientemente cierto para tomarlo como verdad irrefutable. Sobre Tengo miedo torero,

Maristany (2008) afirma lo siguiente:

Lemebel replantea los discursos de la identidad, en sus diferentes versiones, ya sea la

nación, los grupos militantes de izquierda, la democracia, el activismo gay. Se apropia de

cada uno de ellos y saca a la luz el lado oculto, la lógica de la exclusión y la violencia que

hay en todos, cuando se los atraviesa con la subjetividad periférica del marica-mapuche-

pobre. (p. 23)


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Es justamente la difuminación de los límites el recurso que permite retratar las

transformaciones de los personajes. En el caso de la Loca del Frente, el conocimiento que

adquiere de Carlos le invita a desarrollar una conciencia política que tiene repercusiones en otros

aspectos de su vida: deja de ponerse al servicio de las señoras de la alta sociedad y es capaz de

enfrentar a los militares que quieren ultrajarla. Para Lemebel, como él mismo lo dijo,‘la loca’ es

un pronunciamiento que subvierte el patrón formal, cultural, sociológico y antropológico.

Referencias bibliográficas

Butler, J. (1990). Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología

y teoría feminista [Archivo PDF]. https://bit.ly/375fQSl

Da Silva, W. (2012). Fronteras del deseo: Melodrama y crítica social en Tengo miedo torero, de

Pedro Lemebel [Archivo PDF]. https://bit.ly/3cvgCJp

Lemebel, P. (2001). Tengo miedo torero. Grupo Editorial Planeta.

López, B. (2011). La construcción de “la loca” en dos novelas chilenas: El lugar sin límites de

José Donoso y Tengo miedo torero de Pedro Lemebel [Archivo PDF].

https://bit.ly/303u8kF

Maristany, J. J. (2008). ¿Una teoría queer latinoamericana?: Postestructuralismo y políticas de

la identidad en Lemebel [Archivo PDF]. https://bit.ly/2MA9LUi

TVN. (21 de octubre de 2018). Pedro Lemebel, el artista de los bordes | Réquiem de Chile -

T2E4 | Buenos días a todos [Video]. YouTube. https://bit.ly/3cDBP3S

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