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del escritor chileno Pedro Lemebel, cuya producción literaria incluye al menos nueve libros de
crónicas y una novela: Tengo miedo torero (2001). Esta última narra la historia de la Loca del
los ideales de la izquierda comunista en el Chile de los años 80. En el presente ensayo se
propone un análisis de este personaje protagónico como un sujeto que transita entre dos
Esta fluctuación constante hace que la novela se pueda comprender como un intento por
supremacía masculina, la dictadura y los gobiernos de extrema derecha. Por último, se pondrá en
escritura’, concepto desarrollado por Nelly Richard (1993). Para el análisis sugerido se tendrán
en cuenta los aportes teóricos y críticos de autores como Judith Butler (1990), Berta López
homosexualidad, distinta a lo que se considera ‘gay’ o ‘travesti’. Una ‘loca’ es un poco de ambos
femenino que se representa con su apariencia física, su lenguaje verbal y sus formas de asumirse
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como sujeto. Para Lemebel, la homosexualidad es una construcción cultural: “Yo trabajo la loca,
antropológico que te han metido. Desde ahí yo me pronuncio, desde ahí yo hablo y desde ahí
características. La Loca del Frente no tiene nombre y siempre se distingue por su apodo. Unos
días le resulta irrelevante salir con barba, mientras otros se asume como mujer vanidosa que usa
sombrero, guantes y gafas con brillos. Una de las escenas que mejor representa la identidad
escindida de la Loca es aquella que narra una requisa en la que el militar ordena que los hombres
se ubiquen en un lado y las mujeres, en otro: “¿Y usted qué espera, no sabe dónde ponerse? Le
gritó el uniformado. Tendría que partirme por la mitad para estar en las dos partes, le contestó
Lemebel resulta acorde con los postulados de Butler (1990) sobre el género como una
construcción social: “Lo que se llama identidad de género no es sino un resultado performativo,
que la sanción social y el tabú compelen a dar” (p. 297). En este sentido, los actos renovados y
consolidados en el tiempo son los que hacen que un cuerpo adquiera su género.
Con relación al travesti, Butler asegura que este “puede hacer más que simplemente
expresar la distinción entre sexo y género: desafía, implícitamente al menos, la distinción entre
apariencia y realidad que estructura buena parte del pensamiento común sobre la identidad de
género” (p. 309). La Loca del Frente puede comprenderse como un personaje que reta la
tránsito político que tuvo la protagonista, el cual estuvo motivado por el amor hacia Carlos. Al
comienzo de la narración, la Loca del Frente se presenta como un personaje ajeno a la situación
política de Chile. Incluso, desde su marginalidad y pobreza teje manteles para las señoras
adineradas, esposas de militares del gobierno. Con relación a su consumo cultural, prefiere los
programas de boleros por encima de las noticias. Esta apatía tuvo un cambio cuando conoció a
Carlos, quien le pidió que le guardara unas cajas con libros –armas– en su casa. En repetidas
ocasiones, el relato confirma que la Loca estaba enterada de lo que contenían las cajas:
Me da lo mismo, pero si tú quieres ocultar lo que es, así se ve más llamativo. ¿Entonces
lindo, que una se haga la tonta es una cosa, pero por suerte el amor no me tiene
Esa suerte de empoderamiento político le permitió, incluso, juzgar las posturas de sus
amigas y sentir cierta superioridad. En otro pasaje de la novela se narra una charla con Lupe, una
loca de derecha que defiende el gobierno militar de Pinochet. La reacción de la Loca del Frente
se resume en la siguiente intervención del narrador: “Y por suerte para ella, había llegado Carlos
a su vida mostrándole la realidad cruel que rodeaba a los chilenos” (Lemebel, 2001, p. 125).
Con relación a los correlatos históricos, Da Silva (2012) asegura que Tengo miedo torero
es una reflexión melancólica sobre un año que pudo haber cambiado la historia de Chile y agrega
que la Loca del Frente se hace cómplice de la guerrilla por el deseo erótico que le despierta
Carlos. Esto hace que su lugar de enunciación sea flotante, producto de una conciencia
ambivalente.
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(…) es por ese camino que la Loca del Frente sale, asimismo, del armario político que
oscurecía su conciencia histórica. A partir de ello, el personaje deja de ser una simple
“loca” para convertirse en la “Loca del Frente”, referencia directa, en la novela, al grupo
sobrepasar las barreras que supone un término como ‘escritura femenina’ y llegar a lo que ella
Más que de una escritura femenina, convendría entonces hablar –cualquiera sea el género
sexual del sujeto biográfico que firma el texto- de una feminización de la escritura:
feminización que se produce cada vez que una poética o que una erótica del signo
La autora añade que la denominación de ‘lo femenino’ se extiende a todo aquello que
busca producir una modificación en el “tramado monolítico del quehacer literario” actuando
desde los bordes, las minorías o la marginalidad. La novela de Lemebel cumple con dichas
características en tanto se trata de una producción desde el margen, cuyo objetivo es subvertir la
autor chileno guarda relación con su postura de sujeto homosexual y militante de izquierda,
aspectos a los que se debe que toda su producción escrita y artística esté atravesada por estos dos
temas. Sobre esto último resulta importante rescatar una cita de López (2011):
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de “la loca” con la protesta política, que es eco de la preocupación manifestada por los
Notas finales
cual se les abre espacio a nuevas identidades en la literatura latinoamericana. Lemebel hace uso
medio para cuestionar las hegemonías en tanto construcciones culturales que se suelen asumir
vehicula una crítica a la dictadura de Pinochet en Chile, la cual se presenta como un poder
inestable bajo cuyas irracionalidades se cometen grandes atropellos. Dicho de otro modo, la
novela pone en duda cualquier identidad aparentemente fija y sugiere una fluctuación, un
movimiento en la frontera equivalente al que hace el/la protagonista para demostrar que nada es
lo suficientemente cierto para tomarlo como verdad irrefutable. Sobre Tengo miedo torero,
cada uno de ellos y saca a la luz el lado oculto, la lógica de la exclusión y la violencia que
hay en todos, cuando se los atraviesa con la subjetividad periférica del marica-mapuche-
adquiere de Carlos le invita a desarrollar una conciencia política que tiene repercusiones en otros
aspectos de su vida: deja de ponerse al servicio de las señoras de la alta sociedad y es capaz de
enfrentar a los militares que quieren ultrajarla. Para Lemebel, como él mismo lo dijo,‘la loca’ es
Referencias bibliográficas
Butler, J. (1990). Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología
Da Silva, W. (2012). Fronteras del deseo: Melodrama y crítica social en Tengo miedo torero, de
López, B. (2011). La construcción de “la loca” en dos novelas chilenas: El lugar sin límites de
https://bit.ly/303u8kF
TVN. (21 de octubre de 2018). Pedro Lemebel, el artista de los bordes | Réquiem de Chile -