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Junto con este tratado de adoctrinamiento, tengo otro de igual calibre que aparte
de coincidir en el origen de la denominació n que los promueve (cosa que me apena
por el profundo respeto y admiració n que siento por los hermanos Bautistas),
también concuerdan en otra cosa: manipular la Historia. Esto me recuerda a los
documentales sobre países de Latinoamérica que suelen pasar en la televisió n de
Españ a, siempre muestran lo peor de estos países: la delincuencia, la ignorancia,
los barrios marginales, la violencia, la pobreza extrema; escasamente muestran lo
mejor, ¿el propó sito? Decirle a los españ oles: “no se quejen, ustedes está n mejor
que el resto del mundo.” Creo que es precisamente este el propó sito de estos
tratados de adoctrinamiento, decirles a algunos bautistas “no se quejen por la falta
de vida y vigor de vuestras congregaciones, ¡mirad! Afuera está lleno de herejía,
¡no se os ocurra salir de estas puertas!”. No es de extrañ ar que uno de estos
panfletos propagandísticos termine con esta auto-exaltació n: “Durante toda esta
época de error y el crecimiento del movimiento pentecostal, ha habido una voz
clara y distinta entre todas las demá s: la voz de los bautistas.”
Honestamente uno se atraganta desde el inicio cuando lee cosas como las que
siguen: “Todo lo que uno podría tildar “pentecostal” en el cristianismo hoy en día
comenzó con una mujer, Agnes Ozman, de Topeka, Kansas (EE.UU.), que habló
incoherentemente en una reunió n el 1 de enero, 1901. Luego, el movimiento se
desencadenó por medio del ministerio de un negro, William Seymour, que empezó
una obra en Azusa Street (la Calle Azusa) en Los Á ngeles después de haber sido
echado de una iglesia bautista… Estas son las raíces de todas las iglesias
pentecostales y carismá ticas que existen en la actualidad: una mujer de Topeka,
Kansas, que habló incoherentemente en 1901, y un predicador negro que fue
echado de una iglesia bautista…” (Gregory Alan Kedrovsky – de su panfleto: Las
raíces corruptas – La historia del movimiento pentecostal)
“una mujer… el ministerio de un negro…” Bueno, creo que el prejuicio está má s que
evidente desde el comienzo. Y sí, es verdad, “las mujeres” y los “negros” tuvieron
un papel importante dentro del Movimiento. Por aquella época las mujeres no
tenían derecho al voto y la segregació n racial era notoria, pero en el Avivamiento
de Azusa donde tomó consistencia el Movimiento Pentecostal “La línea de color
había sido borrada por la Sangre.” (Frank Bartleman – del libro Azusa Street).
Un error que está siendo comú n hoy día, entre las filas evangélicas, es el énfasis
por volver a la Reforma Protestante del S. XVI. ¿Por qué? Pues si el mayor énfasis
de la Reforma fue volver a las Escrituras ¿Por qué no volvemos a ellas
directamente, y de allí vamos subiendo progresivamente? ¿Por qué pretendemos
pasar todo por el filtro de la Reforma? Y es en ese filtro donde muchos se quedan
estancados, pues para llegar a las Escrituras primero tienen que pasar por Lutero,
por Calvino, por Arminio o por el reformador o teó logo de su gusto en un proceso
descendente. ¿El resultado? Que al pasar por tantas lentes la interpretació n queda
desfigurada. ¡Igual que los cató licos! Ellos parten desde el Magisterio vivo de la
Iglesia, pasando por Papas, Obispos, Concilios, Encíclicas, Doctores de la Iglesia… y
cuando llegan a la Escritura la visió n ya está completamente deformada. Observen
lo que enseñ a Roma:
Desearía que nadie me malinterprete en esto que acabo de decir, damos gracias a
Dios por la Reforma Protestante, por los Reformadores y escuelas teoló gicas
posteriores, pero la cosmovisió n no se limita a ese período exclusivamente,
debemos abarcar toda la Historia de la Iglesia, y esto incluye Padres apostó licos, de
la Iglesia posterior, apologistas, etc, sin estancarnos perpetuamente en un solo
periodo. Y haciendo todo esto en un sentido ascendente: debemos mirar a la
Reforma con los ojos de la Escritura, y no a la Escritura con los ojos de la Reforma.
Como se supone que uno está hablando con devotos de la Sola Scriptura, tiene que
hacerles la consabida pregunta: ¿Y dó nde afirma la Escritura que los dones
cesaron?… Bien, si usted nunca fue al circo, esta es su oportunidad para ver a un
hombre haciendo los malabarismos y acrobacias má s estrambó ticas que se pueda
imaginar. ¿La razó n? No existe ni un solo pasaje en las Escrituras que afirme, y ni
siquiera insinú e, que los dones y manifestaciones milagrosas del Espíritu Santo
han cesado. ¡Ni uno solo! ¿Y no se supone que un Solo Scriptura debería poder
afirmar algo solo con la Escritura? Pues como la Biblia no les respalda en su tesis
cesacionista, se sacan de la manga estos argumentos:
¿Se dan cuenta del peligro de poner las raíces en la Reforma y no en la Escritura? El
argumento cesacionista se basa no en lo que dice la Escritura sino en lo que dijo
Lutero: “en la posició n tradicional”. De un triple salto mortal pasan de la Sola
Scriptura a la Sola Tradició n, ¡como los cató licos romanos! El mismo Martín Lutero
está dando aquí su opinió n y no una interpretació n exegética de un versículo, es
suficiente con mirar el versículo citado y la explicació n dada por el Reformador
para comprobar que una cosa no lleva a la conclusió n de la otra. Si las lenguas son
por señ ales a los incrédulos ¿por qué deberían de haber cesado?, ¿es que ya no hay
má s incrédulos en el mundo?, ¿son todos creyentes?.
En su obsesió n por demostrar algo que no solo no tiene fundamento bíblico, sino
que es anti-bíblico, los cesacionistas manipulan la Historia de la Iglesia como un
ú ltimo recurso desesperado.
Y como si esto no fuese suficiente, ahora proliferan los artículos por facebook, del
tipo: “Yo era pentecostal” o “Por qué ya no soy pentecostal”, donde narran sus
dolorosas experiencias aquellos que han sido librados de tan horrible pasado.
Testimonios que me recuerdan a los que suben los cató licos en sus pá ginas de
apología: “Protestante regresa al catolicismo” Y exhiben al pró digo como un gran
trofeo, sin mencionar, eso sí, que por uno que regresa al catolicismo mil salen de él.
Escribo esta serie de artículos, para demostrar la falacia de los que ahora, “a salvo
en la otra orilla”, nos hacen señ as de que abandonemos nuestro redil y nos unamos
a ellos en esta cruzada anti-pentecostal, que no busca otra cosa que robar frutos
ajenos.
1 Corintios 14:27-29 Si habla alguno en lengua extrañ a, sea esto por dos, o a lo
má s tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y
hable para sí mismo y para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los
demá s juzguen.
Yo les preguntaría, en primer lugar, ¿la Biblia que usaban cuando eran
pentecostales es la misma que la que usan ahora?, y si es la misma ¿por qué no le
hacían caso antes? ¿Es que recién ahora han descubierto estos versículos? Si antes
parloteaban como loros en los cultos, ya sea porque les agradaba exhibir su
“espiritualidad” o por imitació n (porque los demá s también lo hacían), era
suficiente con dejar de hacerlo una vez que se comprende lo que la Biblia ordena.
Pablo dice que “callen en la congregació n” no que “huyan de la congregació n”
El apó stol no solo manda que el que hable en lenguas calle en la congregació n (si
no hay quien interprete) sino que también manda:
1 Corintios 14:13 Por lo cual, el que habla en lengua extrañ a, pida en oració n
poder interpretarla.
Yo les pregunto a ellos ¿han orado sinceramente a Dios pidiendo poder interpretar
las lenguas que hablaban? ¿Han hecho el intento siquiera?
¿Por qué ahora, que segú n ellos comprenden mejor las Escrituras, prohíben hablar
en lenguas? Una cosa es decir: no hablamos en lenguas si no hay intérprete, y otra
es prohibirla totalmente. ¿Se dan cuenta como se han tornado anti-bíblicos
prohibiendo lo que la Biblia expresamente manda no prohibir? Claro, no son tan
ingenuos, tienen la respuesta escondida en la manga, ellos afirman que “no es que
prohibamos hablar en lenguas, solo que eso era para el tiempo de los apó stoles,
ahora ya no está n operativas” ¿Sí?, y les pregunto ¿en base a qué texto de las
Escrituras sacan tremendo disparate?
Si uno les pregunta ¿crees que este mandato era para el tiempo de los apó stoles
solamente, o sigue vigente? Responderá n inmediatamente: “¡No, no era solo para la
época de los apó stoles, está vigente!”. Bien, entonces en qué regla de interpretació n
bíblica se basan para afirmar que, lo que dice en solo cinco versículos má s abajo, ha
pasado a ser por arte de magia ¡solo para la época de los apó stoles! O todo el texto
dejó de estar vigente o todo continú a siéndolo, no una parte sí y la otra no.
“Al parecer, la idea de que estas cosas eran solo para el período neo-testamentario
y no tienen nada que ver con nosotros hoy, es en realidad culpable del error
conocido como “alta crítica”. Este error se sienta en juicio sobre las Escrituras y
dice: “Desde luego, claro, aquello fue algo transitorio y no se aplica a nosotros”. Tú
decides lo que es aceptable y lo que no lo es: seleccionas a tu gusto. Este argumento
hace exactamente lo mismo.” (Martin Lloyd-Jones – Gozo Inefable – Cap. IX)
Hermanos, detrá s de toda esta aparente preocupació n por “el orden y el decoro”,
se esconde una nefasta doctrina sin sustento bíblico ninguno: el cesacionismo. La
perversa doctrina que enseñ a que los dones del Espíritu eran solo para la época de
los apó stoles.
“Por espacio de una generació n, ciertos maestros evangélicos nos han dicho que
los dones del Espíritu cesaron con la muerte de los apó stoles o al ser completado el
Nuevo Testamento. Esto, por supuesto, es una doctrina que carece totalmente de
respaldo bíblico. Sus defensores deben aceptar plenamente la responsabilidad de
estar manipulando la palabra de Dios.” (A. W. Tozer – La Vida má s Profunda – Cap.
3)
Como pueden ver, hermanos, he usado a dos grandes hombres de la Iglesia que
nunca pertenecieron al Movimiento Pentecostal, uno calvinista, el otro arminiano;
los dos combatieron las mentiras del movimiento cesacionista. No te dejes engañ ar
por la retó rica hueca de los que, sin sustento bíblico ni histó rico, pretenden
arrastrarte a su redil para engrosar sus moribundas congregaciones.
Santiago 1:27 La religió n pura y sin má cula delante de Dios el Padre es esta: Visitar
a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo.