Está en la página 1de 8

Por que seguimos siendo pentecostales

“Desde su nacimiento el movimiento Pentecostal de la “lluvia tardía” ha sido


caracterizado por la herejía doctrinal, la exageració n, y el engañ o. Comprendo que
esas son duras palabras, pero la documentació n es irrefutable. Esto es a causa de
que los milagros mesiá nicos y apostó licos de la primer centuria simplemente no
está n siendo concretados por los Cristianos hoy. Aquellos que pretenden que los
signos apostó licos Pentecostales han sido restaurados son forzados a recibir como
señ ales apostó licas a fenó menos ocultistas e hipnó ticos tales como el matar del
Espíritu y la embriaguez del Espíritu y la adivinació n (que ellos frecuentemente
llaman “palabra de conocimiento”), o son forzados a exagerar y prefabricar las
pretendidas señ ales.” (Way of Life Literature’s Fundamental Baptist)

Este es el pró logo de uno de los tratados de adoctrinamiento de Way of Life


Literature’s Fundamental Baptist. Y digo de adoctrinamiento pues la intenció n de
este tipo de literatura no es la de motivar al estudio imparcial, sino la de imponer
un pensamiento ú nico con cará cter de infalibilidad, al mejor estilo cató lico
romano: “no piense, no razone, no discuta, acepte solamente lo que el Magisterio
de la Iglesia ha determinado como regla de fe y de conducta”.

Personalmente no creo que el Movimiento Pentecostal necesite defensa alguna, su


crecimiento vigoroso, su celo evangelístico y misionero, su amor puesto por obra,
sus innumerables má rtires; superan cualquier barrera u obstá culo, interno o
externo, a pesar de ser uno de los movimientos evangélicos má s perseguidos y
despreciados por los auto-proclamados “defensores de la sana doctrina” y por las
autoridades seculares.

Junto con este tratado de adoctrinamiento, tengo otro de igual calibre que aparte
de coincidir en el origen de la denominació n que los promueve (cosa que me apena
por el profundo respeto y admiració n que siento por los hermanos Bautistas),
también concuerdan en otra cosa: manipular la Historia. Esto me recuerda a los
documentales sobre países de Latinoamérica que suelen pasar en la televisió n de
Españ a, siempre muestran lo peor de estos países: la delincuencia, la ignorancia,
los barrios marginales, la violencia, la pobreza extrema; escasamente muestran lo
mejor, ¿el propó sito? Decirle a los españ oles: “no se quejen, ustedes está n mejor
que el resto del mundo.” Creo que es precisamente este el propó sito de estos
tratados de adoctrinamiento, decirles a algunos bautistas “no se quejen por la falta
de vida y vigor de vuestras congregaciones, ¡mirad! Afuera está lleno de herejía,
¡no se os ocurra salir de estas puertas!”. No es de extrañ ar que uno de estos
panfletos propagandísticos termine con esta auto-exaltació n: “Durante toda esta
época de error y el crecimiento del movimiento pentecostal, ha habido una voz
clara y distinta entre todas las demá s: la voz de los bautistas.”

Honestamente uno se atraganta desde el inicio cuando lee cosas como las que
siguen: “Todo lo que uno podría tildar “pentecostal” en el cristianismo hoy en día
comenzó con una mujer, Agnes Ozman, de Topeka, Kansas (EE.UU.), que habló
incoherentemente en una reunió n el 1 de enero, 1901. Luego, el movimiento se
desencadenó por medio del ministerio de un negro, William Seymour, que empezó
una obra en Azusa Street (la Calle Azusa) en Los Á ngeles después de haber sido
echado de una iglesia bautista… Estas son las raíces de todas las iglesias
pentecostales y carismá ticas que existen en la actualidad: una mujer de Topeka,
Kansas, que habló incoherentemente en 1901, y un predicador negro que fue
echado de una iglesia bautista…” (Gregory Alan Kedrovsky – de su panfleto: Las
raíces corruptas – La historia del movimiento pentecostal)

“una mujer… el ministerio de un negro…” Bueno, creo que el prejuicio está má s que
evidente desde el comienzo. Y sí, es verdad, “las mujeres” y los “negros” tuvieron
un papel importante dentro del Movimiento. Por aquella época las mujeres no
tenían derecho al voto y la segregació n racial era notoria, pero en el Avivamiento
de Azusa donde tomó consistencia el Movimiento Pentecostal “La línea de color
había sido borrada por la Sangre.” (Frank Bartleman – del libro Azusa Street).

Una de las acusaciones má s comunes contra el Movimiento Pentecostal es que “no


tiene raíces histó ricas”. En su panfleto titulado: Las raíces corruptas – la historia
del movimiento pentecostal – Gregory Alan Kedrovsky asegura que:

“El movimiento pentecostal no tiene raíces histó ricas. El movimiento pentecostal


no existía antes de 1901 d.C.”

Un error que está siendo comú n hoy día, entre las filas evangélicas, es el énfasis
por volver a la Reforma Protestante del S. XVI. ¿Por qué? Pues si el mayor énfasis
de la Reforma fue volver a las Escrituras ¿Por qué no volvemos a ellas
directamente, y de allí vamos subiendo progresivamente? ¿Por qué pretendemos
pasar todo por el filtro de la Reforma? Y es en ese filtro donde muchos se quedan
estancados, pues para llegar a las Escrituras primero tienen que pasar por Lutero,
por Calvino, por Arminio o por el reformador o teó logo de su gusto en un proceso
descendente. ¿El resultado? Que al pasar por tantas lentes la interpretació n queda
desfigurada. ¡Igual que los cató licos! Ellos parten desde el Magisterio vivo de la
Iglesia, pasando por Papas, Obispos, Concilios, Encíclicas, Doctores de la Iglesia… y
cuando llegan a la Escritura la visió n ya está completamente deformada. Observen
lo que enseñ a Roma:

“La interpretació n auténtica del depó sito de la fe corresponde só lo al Magisterio


vivo de la Iglesia, es decir, al Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, y a los obispos
en comunió n con él.” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Cató lica)

Algunos protestantes se jactan diciendo: “¡nosotros somos Sola Scriptura!…


nosotros tenemos la interpretació n auténtica.” Pero una vez que comienzas a
hablar con ellos te salen con “El Sínodo de…” “Los Cá nones de…”, “Las Instituciones
de…”, “La Confesion de Fe de…”, … No, no, no… ¡tú lo que eres, es un Museo de la
Reforma!, nada má s. Al final termina siendo cierto aquello de “Unos veneran a un
Papa vivo en Roma, y otros veneran a un Papa muerto en Suiza” (o en Alemania, o
en Escocia. o en Holanda…)
Algunos protestantes se jactan diciendo: “¡nosotros somos Sola Scriptura!…
nosotros tenemos la interpretació n auténtica.” Pero una vez que comienzas a
hablar con ellos te salen con “El Sínodo de…” “Los Cá nones de…”, “Las Instituciones
de…”, “La Confesion de Fe de…”, … No, no, no… ¡tú lo que eres, es un Museo de la
Reforma!, nada má s. Al final termina siendo cierto aquello de “Unos veneran a un
Papa vivo en Roma, y otros veneran a un Papa muerto en Suiza” (o en Alemania, o
en Escocia. o en Holanda…)

Que una Denominació n Evangélica tenga sus raíces en la Reforma Protestante no


garantiza absolutamente nada. ¿Había alguien má s orgulloso de su linaje que los
judíos? Le respondieron (a Jesú s): Linaje de Abraham somos. [Juan 8:33] Sin
embargo un poco má s adelante el Señ or les responde “Vosotros sois de vuestro
padre el diablo” [Juan 8:44]. ¿Y qué exhortació n les hizo el Señ or a esos mismos
judíos? Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas
hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! [Juan 5:39
NVI]

En La Reforma Protestante no se halla la vida eterna, ella nos dio testimonio


diciéndonos ¡Volved a las Escrituras! El solo hecho de estudiar y conocer las
Escrituras tampoco nos garantizan la Vida, ellas dan testimonio de Cristo
diciéndonos ¡Volved a Cristo! Porque él es la Verdad, el Camino y la Vida. Todas las
demá s cosas son señ ales que nos indican hacia donde debemos ir, pero quedarnos
abrazados a una señ al, besá ndola y venerá ndola no significa nada má s que
estancarnos en nuestro caminar celestial.

Desearía que nadie me malinterprete en esto que acabo de decir, damos gracias a
Dios por la Reforma Protestante, por los Reformadores y escuelas teoló gicas
posteriores, pero la cosmovisió n no se limita a ese período exclusivamente,
debemos abarcar toda la Historia de la Iglesia, y esto incluye Padres apostó licos, de
la Iglesia posterior, apologistas, etc, sin estancarnos perpetuamente en un solo
periodo. Y haciendo todo esto en un sentido ascendente: debemos mirar a la
Reforma con los ojos de la Escritura, y no a la Escritura con los ojos de la Reforma.

Si no se comienza por comprender esto, llegamos a conclusiones equivocadas: el


pentecostalismo no es, ni debería ser, una denominació n sino un Movimiento de
avivamiento. Conozco metodistas-pentecostales, bautistas-pentecostales,
reformados-pentecostales, etc. Entre los reformados pentecostales destaca la gran
Alianza de Iglesias Cristianas Nueva Vida en Brasil, lideradas por un pastor lleno de
sabiduría y piedad llamado Walter McAlister.

¿Qué es un Avivamiento? Dejemos que el gran Martyn Lloyd-Jones nos lo responda:

“Se reconoce generalmente que la mejor forma de definir un avivamiento es como


una vuelta de la Iglesia al libro de Hechos, una especie de repetició n de
Pentecostés, el Espíritu derramá ndose nuevamente sobre la Iglesia. Esto,
naturalmente, es una porció n de doctrina imprescindible y esencial.”
El Movimiento Pentecostal no debe preocuparse por tener o no raíces en la
Reforma del S. XVI, porque no es allí donde debemos volver, sino a la escritura, a
los escritos de los Apostoles, a la Iglesia del libro de los Hechos.
Es evidente que los hermanos que escribieron estos panfletos anti-pentecostales se
jactan de seguir uno de los baluartes de la Reforma Protestante: el de la Sola
Scriptura. Sin embargo usan sin pudor este argumento:

“Hasta 1901 y Agnes Ozman no había nada en la historia de la Iglesia que se


parecía al movimiento pentecostal actual. Má s bien, el parecer tradicional hasta
1830 era lo que se llama “la teoría de cesació n”. Segú n esta enseñ anza las cinco
señ ales de Apó stol que Cristo entregó a los 11 en Marcos 16.17-18 cesaron
después de la época de los Apó stoles. O sea, empezando con la primera generació n
de creyentes después de los Apó stoles de Cristo (los 12 y Pablo), cesaron las
señ ales de Apó stol y también la revelació n directa (porque con los escritos de los
Apó stoles, Dios cerró el canon de la Escritura; Apocalipsis 22.18-19).” (Las raíces
corruptas – la historia del movimiento pentecostal, de Gregory Alan Kedrovsky)

Como se supone que uno está hablando con devotos de la Sola Scriptura, tiene que
hacerles la consabida pregunta: ¿Y dó nde afirma la Escritura que los dones
cesaron?… Bien, si usted nunca fue al circo, esta es su oportunidad para ver a un
hombre haciendo los malabarismos y acrobacias má s estrambó ticas que se pueda
imaginar. ¿La razó n? No existe ni un solo pasaje en las Escrituras que afirme, y ni
siquiera insinú e, que los dones y manifestaciones milagrosas del Espíritu Santo
han cesado. ¡Ni uno solo! ¿Y no se supone que un Solo Scriptura debería poder
afirmar algo solo con la Escritura? Pues como la Biblia no les respalda en su tesis
cesacionista, se sacan de la manga estos argumentos:

“En los tiempos de la Reforma, la “teoría de cesació n” seguía siendo la posició n


tradicional. Martín Lutero dijo: “Pablo testifica… 1 Corintios 14.22: ‘las lenguas son
por señ al, no a los creyentes, sino a los incrédulos’. Pero después, cuando la Iglesia
ya se confirmó por estas señ ales, no fue necesario que esta manifestació n visible
del Espíritu Santo continuara.” (Las raíces corruptas – la historia del movimiento
pentecostal, de Gregory Alan Kedrovsky)

¿Se dan cuenta del peligro de poner las raíces en la Reforma y no en la Escritura? El
argumento cesacionista se basa no en lo que dice la Escritura sino en lo que dijo
Lutero: “en la posició n tradicional”. De un triple salto mortal pasan de la Sola
Scriptura a la Sola Tradició n, ¡como los cató licos romanos! El mismo Martín Lutero
está dando aquí su opinió n y no una interpretació n exegética de un versículo, es
suficiente con mirar el versículo citado y la explicació n dada por el Reformador
para comprobar que una cosa no lleva a la conclusió n de la otra. Si las lenguas son
por señ ales a los incrédulos ¿por qué deberían de haber cesado?, ¿es que ya no hay
má s incrédulos en el mundo?, ¿son todos creyentes?.

En su obsesió n por demostrar algo que no solo no tiene fundamento bíblico, sino
que es anti-bíblico, los cesacionistas manipulan la Historia de la Iglesia como un
ú ltimo recurso desesperado.
Y como si esto no fuese suficiente, ahora proliferan los artículos por facebook, del
tipo: “Yo era pentecostal” o “Por qué ya no soy pentecostal”, donde narran sus
dolorosas experiencias aquellos que han sido librados de tan horrible pasado.
Testimonios que me recuerdan a los que suben los cató licos en sus pá ginas de
apología: “Protestante regresa al catolicismo” Y exhiben al pró digo como un gran
trofeo, sin mencionar, eso sí, que por uno que regresa al catolicismo mil salen de él.

Escribo esta serie de artículos, para demostrar la falacia de los que ahora, “a salvo
en la otra orilla”, nos hacen señ as de que abandonemos nuestro redil y nos unamos
a ellos en esta cruzada anti-pentecostal, que no busca otra cosa que robar frutos
ajenos.

Llevo má s de 30 añ os en la iglesia pentecostal, lo suficiente para conocerla y


amarla con sus defectos y virtudes. Desde esta pá gina he atacado continuamente
los excesos del neo-pentecostalismo y del pentecostalismo clá sico, pero desde
dentro. Si la Escritura dice que el poder del Espiritu Santo opera en el creyente y
reparte los dones segú n su misericordia, quien soy yo para desmentir i contradecir
esta rotunda verdad

Empezaré aclarando algo muy importante, no estoy en contra de quienes han


abrazado un punto de vista doctrinal distinto, hay, gracias a Dios, una innumerable
y creciente cantidad de pentecostales calvinistas o reformados; maravillosos
hermanos llenos de la vida del Espíritu que está n llevando avivamiento a sus
congregaciones, y trabajando con el mismo celo evangelístico de siempre; no se
avergü enzan de seguir llamá ndose pentecostales, o continuistas, o carismá ticos o
renovados. No es para ellos estos artículos.

La primera falacia, como no podía ser de otra manera, es contra el hablar en


lenguas. Afirman que salieron del pentecostalismo porque ellos mismos
“balbuceaban palabras en el culto sin haber quienes las interprete, y la Biblia dice
que si no hay interpretació n se debe callar en el culto”. Bien, la Biblia afirma lo
siguiente

1 Corintios 14:27-29 Si habla alguno en lengua extrañ a, sea esto por dos, o a lo
má s tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y
hable para sí mismo y para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los
demá s juzguen.

Yo les preguntaría, en primer lugar, ¿la Biblia que usaban cuando eran
pentecostales es la misma que la que usan ahora?, y si es la misma ¿por qué no le
hacían caso antes? ¿Es que recién ahora han descubierto estos versículos? Si antes
parloteaban como loros en los cultos, ya sea porque les agradaba exhibir su
“espiritualidad” o por imitació n (porque los demá s también lo hacían), era
suficiente con dejar de hacerlo una vez que se comprende lo que la Biblia ordena.
Pablo dice que “callen en la congregació n” no que “huyan de la congregació n”

El apó stol no solo manda que el que hable en lenguas calle en la congregació n (si
no hay quien interprete) sino que también manda:
1 Corintios 14:13 Por lo cual, el que habla en lengua extrañ a, pida en oració n
poder interpretarla.

Yo les pregunto a ellos ¿han orado sinceramente a Dios pidiendo poder interpretar
las lenguas que hablaban? ¿Han hecho el intento siquiera?

Pero seamos honestos, el problema de esta teologia no es que ahora se ha vuelto


má s bíblica, o má s decente y ordenada; sino que se han tornado má s incrédula y
menos bíblicos que cuando eran pentecostales. Vean, sino. ¿Qué otra cosa manda el
apó stol acerca de las lenguas?

1 Corintios 14:39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidá is el hablar


lenguas

¿Por qué ahora, que segú n ellos comprenden mejor las Escrituras, prohíben hablar
en lenguas? Una cosa es decir: no hablamos en lenguas si no hay intérprete, y otra
es prohibirla totalmente. ¿Se dan cuenta como se han tornado anti-bíblicos
prohibiendo lo que la Biblia expresamente manda no prohibir? Claro, no son tan
ingenuos, tienen la respuesta escondida en la manga, ellos afirman que “no es que
prohibamos hablar en lenguas, solo que eso era para el tiempo de los apó stoles,
ahora ya no está n operativas” ¿Sí?, y les pregunto ¿en base a qué texto de las
Escrituras sacan tremendo disparate?

Observen có mo manipulan las Escrituras. Unos versículos má s arriba del que


leímos, dice lo siguiente:

1Corintios 14:34 vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es


permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.

Si uno les pregunta ¿crees que este mandato era para el tiempo de los apó stoles
solamente, o sigue vigente? Responderá n inmediatamente: “¡No, no era solo para la
época de los apó stoles, está vigente!”. Bien, entonces en qué regla de interpretació n
bíblica se basan para afirmar que, lo que dice en solo cinco versículos má s abajo, ha
pasado a ser por arte de magia ¡solo para la época de los apó stoles! O todo el texto
dejó de estar vigente o todo continú a siéndolo, no una parte sí y la otra no.

“Al parecer, la idea de que estas cosas eran solo para el período neo-testamentario
y no tienen nada que ver con nosotros hoy, es en realidad culpable del error
conocido como “alta crítica”. Este error se sienta en juicio sobre las Escrituras y
dice: “Desde luego, claro, aquello fue algo transitorio y no se aplica a nosotros”. Tú
decides lo que es aceptable y lo que no lo es: seleccionas a tu gusto. Este argumento
hace exactamente lo mismo.” (Martin Lloyd-Jones – Gozo Inefable – Cap. IX)

1ª Corintios 14:37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os


escribo son mandamientos del Señ or. Mas el que ignora, ignore. Así que,
hermanos, procurad profetizar, y no impidá is el hablar lenguas; pero há gase todo
decentemente y con orden.
¿Desde cuá ndo el Señ or da mandamientos con fecha de caducidad? El texto
apostó lico ordena expresamente el “no impidá is el hablar en lenguas”. Si alguien
afirma que el hablar en lenguas era solo para la época de los apó stoles miente y
contradice al apó stol. Y no solo contradice el mandato bíblico sino que tuerce la
Escritura a su antojo, teniendo arbitrariamente por vá lido el mandato a las
mujeres, y como invá lido el mandato de las lenguas, cuando ambos está n presentes
en la misma carta, y en el mismo contexto inmediato.

Si alguien dice que lo que ahora se hace al hablar en lenguas (glosolalia) no es de


Dios sino del diablo, miente. Y no solo que miente, sino que desobedece a la
Escritura, porque por medio del miedo, manipula a sus seguidores para que
rechacen este don. Es decir prohíben, no directamente sino indirectamente,
haciéndoles creer a las personas que, si hoy hablan en lenguas no es de Dios sino
del diablo. “No te prohíbo que hables en lenguas, pero si hablas, eso no es de Dios”.
Ni el diablo mismo se atrevería a manipular tanto las Escrituras, como ellos. Por
cierto, si ellos hablaban en lenguas cuando eran pentecostales, y el hablar en
lenguas, segú n ellos, es cosa de demonios, ¿quién les echó fuera los demonios que
los poseían, si en la iglesia donde está n ahora tampoco creen en echar fuera
demonios?

Hermanos, detrá s de toda esta aparente preocupació n por “el orden y el decoro”,
se esconde una nefasta doctrina sin sustento bíblico ninguno: el cesacionismo. La
perversa doctrina que enseñ a que los dones del Espíritu eran solo para la época de
los apó stoles.

“Permíteme darte simplemente un ejemplo de lo que quiero decir. Hace poco he


leído un artículo acerca de este tema que demuestra có mo hombres con un
determinado prejuicio o inclinació n está n tan controlados por el mismo que leen
en la Escritura cosas que no se encuentran en ella, y hacen así sus propias
deducciones erró neas. Permíteme que cite parte de ese artículo: “San Pablo apenas
menciona ese don [el autor está hablando acerca de las “lenguas” en particular],
excepto para tratar de regular el comportamiento de aquellos que lo poseen y
frenar el mal uso del mismo”. Luego prosigue: “Sin duda fue esto lo que le llevó a
relegar dicho don al ú ltimo lugar de la lista de los jarismata y a instar a sus lectores
a intentar ponerlo en perspectiva”. Hasta ahí todo bien; pero luego añ ade: “Para él
se trataba de algo má s bien permisible que deseable”. ¡Má s permisible que
deseable! Pero el Apó stol mismo dice, con bastante claridad, en 1 Corintios 14:
“Quisiera que todos hablaseis en lenguas” (v. 5). ¡Eso no es meramente permisible,
sino má s bien deseable! Y luego prosigue: “¿Tiene alguna importancia el hecho de
que la iglesia en Corinto, que al parecer era el ú nico lugar en que esa prá ctica
prevalecía…?”. ¿Lo ves? Como no se menciona ese don en relació n con las otras
iglesias el autor supone que no se daba en ellas. Ahora bien, eso no es otra cosa que
un argumento basado en el silencio, una deducció n. Pero continuemos: “¿Tiene
alguna importancia el hecho de que la iglesia en Corinto, que al parecer era el ú nico
lugar en que esa prá ctica prevalecía, fuera moral y espiritualmente la menos
madura de las comunidades cristianas primitivas?”. No hay evidencia alguna para
decir esto: no sabemos si la iglesia en Corinto era “la menos madura”. De hecho,
existen buenas razones para pensar que tanto la iglesia en Tesaló nica como en
Galacia eran igualmente inmaduras. Todo esto no es má s que mera conjetura:
supone leer en las Escrituras lo que no está escrito para corroborar tu prejuicio
particular… Yo creo que la respuesta se encuentra en las Escrituras mismas, y que
si te basas en lo que ellas dicen descubrirá s que no tienes derecho a hacer
afirmaciones como esas. “Quisiera que todos hablaseis en lenguas”, expresa el
Apó stol; ¡no se trata, pues, de algo solamente permisible, sino deseable! Y luego
añ ade: “No impidá is el hablar lenguas” (v. 39). Sugiero, por tanto, que cuando
Pablo dice: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas má s que todos vosotros”, no
solo está reivindicando que sabe má s del asunto que ellos sino que reclama algo de
naturaleza experimental y que él experimenta. De modo que debernos tener
cuidado de no intentar eludir estas cosas o deshacernos de ellas con meras
suposiciones.” (Martin Lloyd-Jones – Gozo Inefable – Cap. IX)

Que hable ahora el Dr. A. W. Tozer

“Por espacio de una generació n, ciertos maestros evangélicos nos han dicho que
los dones del Espíritu cesaron con la muerte de los apó stoles o al ser completado el
Nuevo Testamento. Esto, por supuesto, es una doctrina que carece totalmente de
respaldo bíblico. Sus defensores deben aceptar plenamente la responsabilidad de
estar manipulando la palabra de Dios.” (A. W. Tozer – La Vida má s Profunda – Cap.
3)

Como pueden ver, hermanos, he usado a dos grandes hombres de la Iglesia que
nunca pertenecieron al Movimiento Pentecostal, uno calvinista, el otro arminiano;
los dos combatieron las mentiras del movimiento cesacionista. No te dejes engañ ar
por la retó rica hueca de los que, sin sustento bíblico ni histó rico, pretenden
arrastrarte a su redil para engrosar sus moribundas congregaciones.

Mantente fiel en el lugar que Dios te puso, el pentecostalismo es un movimiento


con mucha vida, y en donde abunda la vida es normal que surgan abusos, entonces,
si ves abusos corrígelos, primeramente con tu ejemplo y luego con mansedumbre,
dulzura y amor, pero no huyas cobardemente. Recuerda que la pureza del
Evangelio o la sana doctrina no se demuestra haciendo conferencias, o “cazando
herejes” por Internet, sino que

Santiago 1:27 La religió n pura y sin má cula delante de Dios el Padre es esta: Visitar
a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo.

También podría gustarte